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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Universidad Bicentenario de Aragua
San Cristóbal - Edo. Táchira
Criminalística
F. MSc. Abog. Orlando G. Gonzales B.

Criminalística, sus objetivos y evolución histórica

- Ensayo -

Aunque es un hecho que hoy en día, toda investigación criminal


engloba un sin número de métodos, procedimientos y estándares de calidad
científica en el ejercicio de su práctica, e incluso con los juicios
preconcebidos sobre los “saberes populares” sobre el crimen, su
investigación, y la resolución de los casos (muchos derivados de la ficción, la
cultura popular y los medios de comunicación y entretenimiento), esto no ha
sido una condicionante en gran parte de la historia humana, de hecho, la
investigación criminal es relativamente “joven” bajo los conceptos hoy en día
empleados, basados en teorías, hechos y pruebas científicas.
Y es que si nos remontamos a los inicios de la aplicación de la ley, e
incluso adentrándonos hasta los inicios de la era industrial (siglo XVIII y siglo
XIX) gran parte de las “pruebas” en la resolución de un crimen correspondían
a juicios de valor, opiniones y prejuicios (sociales, raciales, religiosos y
culturales), en casi un enfrentamiento “El dice, el otro dice”, o el abordaje no
estandarizado, de unos pocos instruidos empiristas (a partir de la
experiencia), e incluso la aplicación del “fuego contra el fuego” con el uso de
criminales para la resolución de crímenes.
Los inicios propiamente dichos de la criminalística no serian sino hasta
finales del siglo XIX (1892), un empirista que al compendiar sus experiencias
y aprendizajes, tras 20 años, resultaría ser el padre de la criminalística y
acuñaría el término. Notables fueron también otros empiristas que
sucesivamente aportaron las semillas de lo que hoy en día conocemos como
criminalística (Boucher- balística, Bridces - dactiloscopia, Pirnkerton -
fotografía, Bertillón - retrato, Orfila - toxcologia, y Vucetich - la unificación de
los métodos empíricos y científicos).
Pero, ¿Qué es la criminalística? Y ¿Qué relación tiene con la
criminología? Muchos tenderían a confundir ambos términos, e igualarlos, lo
cierto es que, aunque comparten raíces etimológicas y ámbitos de
investigación afines, la criminología se centra en el “estudio del crimen, el
criminal y su origen”, mientras que la criminalística tiene por objetivo la
“recolección de pruebas de un crimen y existe en atención a derecho penal”,
es decir, la criminología no necesita al derecho penal, aunque puede
ayudarle; y la criminalística si necesita al derecho penal.
Por otro lado, la mayor diferencia entre ambas radica en el objeto de
estudio propio de cada ciencia, la criminología procura entender el crimen y
al criminal (el qué, por qué y para qué); por otro lado, la criminalística estudia
las pruebas físicas, para comprobar si un crimen fue o no realizado y de qué
modo, a fin de ayudar al derecho penal, individualizando al autor, la víctima y
el lugar, a fin de evitar cualquier duda sobre el acto criminal (el quién, cómo y
dónde). De esta manera, a criminalística sigue los principios del uso,
producción, intercambio, correspondencia de características, reconstrucción
de hechos y certeza para comprobar, como ya se dijera, a través de pruebas
físicas el quién, cómo y dónde de los hechos, individualizando precisamente
estos tres factores: el quién, cómo y dónde.
En la misma línea de ideas anterior, cabe mencionar, la criminalística
debe hacer uso desde las ciencias puras (física, química, biología,
matemática, botánica, etc.) hasta disciplinas propias de la ciencia forense
(balística forense, fotografía forense, medicina forense, genética forense,
toxicología forense, etc.) y ciencias/disciplinas sociales forenses
(antropología forense, psicología forense, psiquiatría forense, sociología
forense, etc.) y de esta manera, aportar al ministerio público, encargado de la
investigación penal (En el caso de Venezuela) pruebas confiables para
esclarecer los hechos.
A su vez, dichas pruebas confiables pueden venir desde el lugar de
los hechos (sitio primario o secundario del crimen), la persona u objeto
victimizado (corpus criminis), el instrumento del crimen (corpus
instrumentorum), del presunto autor de los hechos, o de indicios dejados por
el actuar del crimen (corpus probatorium) para conformar el cuerpo del delito
(elementos que comprueben la culpa física o probatoriamente). No es inusual
además, que en caso de un hecho delictivo (en especial si es violento), la
víctima y su victimario, además del lugar de los hechos, intercambien
material físico (químico, biológico, mineral, etc.) que luego puede ser
rastreado hasta el o los perpetradores e identificarlos y culparlos.
Ha de mencionarse con ferviente fuerza e intensión, que todas las
pruebas ya mencionadas deben someterse a las debidas precauciones de
control y protección, la cadena de custodia no solo radica en saber donde,
cuando y con quien están las pruebas en cada momento hasta el registro,
análisis y posterior almacenamiento de las mismas, sino al debido
tratamiento de las mismas para evitar contaminación y alteración de las
evidencias, es decir, su preservación, e allí la razón de ser de los
procedimientos estipulados y previstos por la ley y la formación de todo
agente que deba o pueda interactuar con las evidencias, en resguardo de su
confiabilidad y utilidad en la investigación criminal.
Y es precisamente esta, la investigación criminal, a la que se subyuga
el actuar de la criminalística, como parte importante pero no única, Para el
entendimiento de un fenómeno delictivo. De esta manera, la investigación
criminal empleara estrategia y técnicas científicas en aras de seguir un
método que de cómo resultado el dominio y entendimiento del hecho
delictivo a fin de servir a la aplicación jurídica en la reconstrucción de los
hechos y sucesos del crimen modo y lugar). El método se convierte por tanto
en un elemento indispensable para la ejecución de la investigación criminal,
que no solo se centra en los hechos, sino que busca la causa, del quien,
como, cuando y porque de los hechos, bajo la tutela legal de un funcionario
del Estado, y con un objetivo principal, discernir la verdad.
Para ello, la observación, descripción y explicación de los hechos son
las tres etapas de la investigación, que orientadas al ámbito criminal,
engloban: La protección del sitio del suceso, evitando toda alteración posible
a este que contamine y/o perjudique el posterior análisis de las pruebas
recolectadas mediante su aislamiento y la creación de un perímetro seguro;
después de esto se daría lugar la observación, fijación y recolección de
evidencias (minuciosamente llevada a cabo) en el sitio del suceso, con el
objetivo de evitar la pérdida de cualquier posible indicio que pueda esclarecer
el delito y toda incógnita que le rodee. El suministro de la evidencia física al
laboratorio para su análisis pertinente, implicaría el penúltimo escalafón de
esta secuencia de pasos, si vinculamos la generación de los informes finales
de criminalística para el uso de los mismos en los tribunales pertinentes,
como el último paso de la investigación criminal.
Finalmente se debe hablar sobre el papel del criminalista y el
investigador criminal en la investigación criminal. El primero de estos, el
criminalista, por supuesto ejerce su labor a la búsqueda de evidencias en el
sitio del hecho, y su posterior análisis en los diferentes laboratorios
pertinentes, funge como asesor de los cuestionarios a enviar por parte de la
autoridad judicial a los peritos oportunos (a quienes también asesora),
supervisa a los peritos, y conoce a plenitud. Mientras que el segundo,
utilizando los mecanismos judiciales a su disposición, debe emplear
evidencias, hipótesis, probabilidades, posibles causas, entrevistas y un sin
número de medios y herramientas verificables e interdisciplinarias,
empleando métodos experimentales (reconstrucciones del lugar y
circunstancias) y no experimentales (charlas, entrevistas, observación
directa, estadísticas, otros) para obtener las conclusiones de la investigación.

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