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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación


U.E Colegio Nuestra Señora de la Consolación

Investigación
Termorregulación en seres vivos

Estudiante: Gabriel Fuentes


Curso: 5to “A”
Área: Biología
Introducción
Para que los organismos lleven a cabo sus funciones vitales es necesario que mantengan
su medio interno dentro de unos intervalos óptimos de temperatura, ya que fuera de éstos,
las reacciones metabólicas se desequilibran y la actividad enzimática se altera o destruye.
Para evitar esto, los seres vivos han desarrollado distintos mecanismos de
termorregulación. Dependiendo de la variación de la temperatura interna con la ambiental
pueden ser calificarlos en Homeotermos o Poiquilotermos, los Homeotermos son
organismos que mantienen su temperatura interna constante, independientemente de la
del medio mientras que, los Poiquilotermos son aquellos organismos cuya temperatura
corporal varía en relación con la ambiental.
Dependiendo de los mecanismos para la obtención de calor se dividen en Endotermos,
Ectotermos y Heterotermos, los Endotermos mantienen su temperatura corporal
generando calor del metabolismo. Toleran poco las variaciones de temperatura: son
estenotérmicos. Consiguen una temperatura más o menos constante. Los Ectotermos son
organismos que mantienen su temperatura corporal a través de fuentes externas, por lo
que suele variar con la ambiental: son termoconformistas, y toleran bien las variaciones
de temperatura: son euritermos. Los Heterotermos alternan periodos de endotermia con
periodos de ectotermia, dependiendo de las situaciones ambientales y necesidades
metabólicas.
Termorregulación en el ser humano
El ser humano es un organismo homeotermo y endotermo, lo cual implica que, a pesar de
grandes variaciones en la temperatura ambiental, la producción de calor interna equilibra
la pérdida de calor dando como resultado una temperatura corporal estable. Este equilibrio
se conoce como balance calórico o flujo calórico. Su control es efectuado eficazmente a
través de la modulación del comportamiento (como, por ejemplo, cambio de ropa) y de
mecanismos fisiológicos (como, por ejemplo, sudoración, tiritación).
La temperatura considerada regular de organismo humano varía dependiendo de su sexo,
su actividad reciente, el consumo de alimentos y líquidos, la hora del día y, en las mujeres,
de la fase del ciclo menstrual en la que se encuentren. Tradicionalmente la Medicina
considera que la temperatura corporal normal (tomada oralmente) oscila entre 36,5 y 37,5
°C en el adulto saludable; el valor promedio viene a ser 37 °C.
Tres estudios diferentes recientes sugieren que la temperatura promedio en adultos
saludables es de 36,7 °C.
El modelo termorregulador humano más simple divide al cuerpo en dos compartimentos:
la zona central o núcleo que produce calor y la zona superficial o periférica que regula la
pérdida de calor. En condiciones de reposo, la producción de calor depende especialmente
de la actividad metabólica de los órganos internos como el cerebro y los órganos de las
cavidades abdominal y torácica como, por ejemplo, el hígado, los intestinos, el riñón y el
corazón. La sangre, impulsada y distribuida por el sistema cardiovascular, es el principal
medio que transporta el calor (por convección) del núcleo a la región cutánea. La
temperatura del núcleo, especialmente la del cerebro, está regulada.
El cuerpo humano tiene una temperatura interna de 37 ºC, mientras que la temperatura
cutánea es de 33,5 ºC. El calor ganado y perdido por el cuerpo depende de múltiples
factores. La temperatura con que la sangre llega al hipotálamo será el principal
determinante de la respuesta corporal a los cambios climáticos. Ya que el hipotálamo es
el centro integrador que funciona como termostato y mantiene el equilibrio entre la
producción y la pérdida de calor. Si la temperatura disminuye, aumenta la termogénesis
y los mecanismos conservadores del calor: El mantenimiento de la temperatura corporal,
además depende del calor producido por la actividad metabólica y el perdido por los
mecanismos corporales, así como de las condiciones ambientales.

La termogénesis, o generación de la temperatura se realiza por dos vías:


1. Rápida: termogénesis física, producida en gran parte por el temblor y el descenso
del flujo sanguíneo periférico

2. Lenta: termogénesis química, de origen hormonal y movilización de sustratos


procedentes del metabolismo celular.
Procesos de transferencia de calor
Hay dos mecanismos de intercambio de calor entre el cuerpo de un animal, incluido el
humano, y el ambiente: pérdida evaporativa de calor e intercambio de calor no
evaporativo. El intercambio de calor no evaporativo representa la suma de los flujos de
calor debidos a radiación, convección y conducción. Como el calor fluye a favor del
gradiente de temperatura, el calor del cuerpo se disipa al ambiente siempre que el
ambiente este más frío que el cuerpo.

Evaporación
Para pasar de la fase líquida a la gaseosa del agua es necesaria energía. Cuando eso se
produce en la superficie del cuerpo se pierde energía en forma de calor. La evaporación
se produce por dos mecanismos: por evaporación insensible o perspiración y por
transpiración perceptible o sudoración. En cierta medida, la evaporación insensible se
produce continuamente en las superficies cutánea y respiratoria. La pérdida de calor
respiratoria se produce a través de convección y evaporación. La pérdida de calor
convectiva se origina cuando el aire frío inhalado se calienta a la temperatura corporal en
los pulmones y en el tracto respiratorio superior, y posteriormente es exhalado al
ambiente. El componente evaporativo se origina cuando el aire inhalado, calentado y
saturado con agua, es liberado al ambiente durante la espiración. Por lo tanto, la pérdida
de calor respiratoria depende de las propiedades físicas del aire inspirado (temperatura,
presión de vapor) y de la frecuencia respiratoria del individuo. La evaporación del sudor,
producido por las glándulas sudoríparas, puede ser una contribución importante para la
pérdida de calor. Mediante la evaporación del sudor se pierde el 27% del calor corporal,
debido a que el agua tiene un elevado calor específico, y para evaporarse necesita absorber
calor, y lo toma del cuerpo, el cual se enfría. Una corriente de aire que reemplace el aire
húmedo por el aire seco, aumenta la evaporación.

Conducción
La conducción es la transferencia de calor por contacto con el aire, la ropa, el agua, u
otros objetos (una silla, por ejemplo). Este proceso de transferencia se produce debido a
la interacción entre las moléculas que conforman los cuerpos, así aquellas moléculas que
están a mayor temperatura vibran con mayor rapidez chocando con aquellas menos
energéticas (con temperaturas más bajas) transfiriendo parte de su energía. Si la
temperatura del medio circundante es inferior a la del cuerpo, la transferencia ocurre del
cuerpo al ambiente (pérdida), sino, la transferencia se invierte (ganancia). En este proceso
se pierde el 3% del calor, si el medio circundante es aire a temperatura normal. Si el medio
circundante es agua, la transferencia aumenta considerablemente porque el coeficiente de
transmisión térmica del agua es mayor que el del aire.
Es el flujo de calor por gradiente. El fundamento físico es la transferencia de energía
calorífica entre moléculas.
Descripción general del sistema nervioso
El sistema nervioso es una red compleja de estructuras especializadas (encéfalo, médula
espinal y nervios) que tienen como misión controlar y regular el funcionamiento de los
diversos órganos y sistemas, coordinando su interrelación y la relación del organismo con
el medio externo. El sistema nervioso está organizado para detectar cambios en el medio
interno y externo, evaluar esta información y responder a través de ocasionar cambios en
músculos o glándulas.
El sistema nervioso se divide en dos grandes subsistemas: 1) sistema nervioso central
(SNC) compuesto por el encéfalo y la médula espinal; y 2) sistema nervioso periférico
(SNP), dentro del cual se incluyen todos los tejidos nerviosos situados fuera del sistema
nervioso central El SNC está formado por el encéfalo y la médula espinal. El encéfalo es
la parte del sistema nervioso central contenida en el cráneo y el cuál comprende el
cerebro, el cerebelo y el tronco del encéfalo o encefálico. La médula espinal es la parte
del sistema nervioso central situado en el interior del canal vertebral y se conecta con el
encéfalo a través del agujero occipital del cráneo. El SNC (encéfalo y médula espinal)
recibe, integra y correlaciona distintos tipos de información sensorial. Además, el SNC
es también la fuente de nuestros pensamientos, emociones y recuerdos. Tras integrar la
información, a través de funciones motoras que viajan por nervios del SNP ejecuta una
respuesta adecuada. El sistema nervioso periférico está formado por nervios que conectan
el encéfalo y la médula espinal con otras partes del cuerpo. Los nervios que se originan
en el encéfalo se denominan nervios craneales, y los que se originan en la médula espinal,
nervios raquídeos o espinales. Los ganglios son pequeños acúmulos de tejido nervioso
situados en el SNP, los cuales contienen cuerpos neuronales y están asociados a nervios
craneales o a nervios espinales. Los nervios son haces de fibras nerviosas periféricas que
forman vías de información centrípeta (desde los receptores sensoriales hasta el SNC) y
vías centrífugas (desde el SNC a los órganos efectores).

Hipotálamo
El hipotálamo es una zona del cerebro que representa una parte importante del sistema
nervioso central y es esencial para la vida. Este controla el SNP, el sistema endocrino y
de manera indirecta se encarga de controlar la homeostasis corporal: la capacidad de
mantener una condición interna estable compensando los cambios en su entorno mediante
el intercambio regulado de materia y energía con el exterior.

Anatomía
El hipotálamo humano ocupa un volumen de cuatro centímetros cúbicos, el 0.3 % del
volumen encefálico normal de un adulto, y pesa entre 5 y 8 gramos. Ocupa la porción
más ventral del diencéfalo y forma una parte de las paredes laterales y el piso del tercer
ventrículo. Se localiza en el díencéfalo, por debajo del tálamo y es una parte importante
del sistema límbico. Sus puntos de referencia externos son el quiasma óptico, el tuber
cinereum y los cuerpos mamilares. Está unido a la hipófisis por el tallo hipofisario o
infundíbulo. En la morfogénesis, su suelo forma el infundíbulo, una evaginación
digitiforme y hueca, a partir de la que se desarrollan dos estructuras: la neurohipófisis y
la eminencia media. Esta última es una zona de contacto neurohemático que forma una
interfaz funcional entre el hipotálamo y el lóbulo anterior de la hipófisis. Por otro lado,
el hipotálamo está dividido en una porción con fibras nerviosas ricas en mielina que
incluye a los cuerpos mamilares y otra con «fibras pobres en mielina, ubicada en el área
próxima a la hipófisis, especialmente competente al momento de regular las funciones
vegetativas.

Funciones
El hipotálamo a pesar de su pequeño tamaño realiza numerosas funciones, sintetiza
diferentes hormonas, entre ellas la hormona antidiurética y la oxitócica, también produce
factores hipotalámicos que son hormonas que actúan sobre la hipófisis y estimulan o
inhiben la secreción de las hormonas hipofisarias, actúa por tanto como un centro de
control del sistema endocrino. Interviene en la regulación de la temperatura corporal, en
el control del ritmo circadiano, regula la ingesta de agua a través del centro de la sed e
interviene en el control de la ingesta de alimentos mediante el centro del hambre y la
saciedad. Asociado a otras estructuras del sistema límbico afecta a la conducta emocional,
reacción de miedo, impulso sexual, sensación de placer cólera e ira. Influye también a
través de conexiones con el sistema nervioso autónomo en la frecuencia cardíaca, presión
arterial y contracción de la vejiga urinaria. Muchas de estas funciones se realizan
mediante conexiones nerviosas con otras áreas cerebrales, siendo de gran importancia el
fascículo prosencefálico medial que desciende desde la corteza cerebral atraviesa el
hipotálamo y alcanza el tronco cerebral.
El hipotálamo está conectado con diferentes secciones del sistema nervioso, impulsos
procedentes del nervio olfatorio recibe y parte de las señales dolorosas de todo el cuerpo
procedentes de la médula espinal; está conectado con el sistema límbico por lo que le
influyen los procesos emocionales, tanto los estados depresivos como los relacionados
con ansiedad o angustia. Por otra parte, dispone de sensores que informan sobre la
concentración de agua y electrolitos en la sangre. Debido a estas características y su
conexión con el sistema endocrino a través de la hipófisis, actúa como una pequeña
centralita que captura información y la utiliza para diferentes actividades automáticas,
entre ellas el control de la secreción de numerosas hormonas que actúan en su conjunto
sobre la mayor parte de los tejidos del organismo.

Regulación de la temperatura corporal


El hipotálamo juega un papel muy importante en la regulación de la temperatura de los
organismos vivos. Cuando tiene lugar un aumento excesivo de la temperatura corporal,
un grupo de neuronas situadas en la región anterior del hipotálamo activan mecanismos
que favorecen la disipación del calor, promoviendo la dilatación de los vasos sanguíneos
de la piel y la sudoración. Por otra parte, cuando se produce un descenso de la temperatura
corporal, ciertas neuronas del hipotálamo posterior responden enviando estímulos a otras
regiones del organismo que favorecen la producción de calor, provocando temblores por
contracción de los músculos, disminuyendo el diámetro de los vasos sanguíneos de la piel
para impedir la pérdida de calor e inhibiendo la producción de sudor. Debido a la
existencia de estos mecanismos de control, cuando se producen lesiones que afectan al
funcionamiento del hipotálamo anterior suele producirse una elevación significativa de la
temperatura corporal (hipertermia), sin embargo, las lesiones del hipotálamo posterior
tienden a provocar disminución de la temperatura corporal (hipotermia) cuando la
temperatura ambiental es baja.

Emociones
Junto con el sistema límbico es responsable del control de la expresión fisiológica de la
emoción. Para ejercer este control, regula la actividad del sistema nervioso autónomo a
través de su influencia sobre el tronco del encéfalo. Esta comunicación se realiza
mediante el fascículo prosencefálico medial, que une bidireccionalmente el hipotálamo
con el tronco cerebral, la región septal y zonas de la corteza prefrontal. Se considera que
en el hipotálamo interviene en emociones como rabia, tristeza, sensación amorosa y
satisfacción sexual, entre otras.

Regulación de la ingesta de alimentos


El hipotálamo dispone de varios centros neuronales que regulan tanto la sensación de
hambre como la de saciedad. De esta forma se ha comprobado que cuando se lesiona el
hipotálamo lateral desaparece casi por completo el deseo de alimentarse, lo que conduce
a un estado de desnutrición. Por otra parte, los núcleos ventromediales actúan como centro
de la saciedad, si esta región se estimula eléctricamente de manera experimental se
produce un estado de saciedad completa con rechazo de cualquier alimento, en cambio
cuando estos núcleos ventromediales se destruyen, se produce una alimentación continua
y voraz que provoca obesidad extrema.

Producción de hormonas
El hipotálamo produce diferentes hormonas:
Somatostatina: Es la hormona inhibidora de la secreción de hormona del crecimiento por
la hipófisis. Inhibe también la producción de TSH. En el aparato digestivo disminuye la
producción de gastrina, secretina, insulina y glucagón.
Hormona antidiurética: El hipotálamo produce en el núcleo supraóptico y núcleo
paraventricular la ADH (hormona antidiurética), la cual se acumula en la neurohipófisis,
desde donde es secretada. La vasopresina regula el balance de agua en el cuerpo actuando
sobre los riñones. La disfunción del hipotálamo en la producción de ADH causa diabetes
insípida.
Oxitócica: La oxitócica es producida por el núcleo paraventricular del hipotálamo y
almacenada y liberada por la neurohipófisis. Está relacionada con los patrones sexuales y
con la conducta maternal y paternal. En las mujeres, la oxitócica se libera en grandes
cantidades tras la distensión del cérvix uterino y la vagina durante el parto, así como en
respuesta a la estimulación del pezón por la succión del bebé, facilitando por tanto el parto
y la lactancia. También se piensa que su función está asociada con el orgasmo, tanto en
hombres como en mujeres.

Enfermedades asociadas a la disfunción del hipotálamo


La alteración o deficiencia funcional de hipotálamo puede desencadenar:

Tumores hipofisarios
Los tumores pituitarios son crecimientos anormales que se desarrollan en la glándula
pituitaria. Algunos tumores pituitarios generan demasiadas hormonas que regulan las
funciones importantes del cuerpo. Algunos tumores pituitarios pueden hacer que la
glándula pituitaria produzca niveles más bajos de hormonas.
La mayoría de los tumores pituitarios son crecimientos no cancerosos (benignos), también
llamados adenomas. Estos permanecen en la glándula pituitaria o en los tejidos que la
rodean y no se diseminan a otras partes del cuerpo

Síndrome de secreción inadecuada de ADH (SIADH)


Se define como el conjunto de síntomas causado por el exceso de vasopresina (ADH) en
la sangre en relación a la osmolalidad del plasma, con un volumen normal de sangre
circulante. Causas: lesión cerebral (traumatismos, tumores, cirugías, inflamaciones,
psicosis), enfermedades pulmonares (neumonías, tuberculosis, empiema pleural, asma),
neoplasias (cáncer pulmonar, del sistema digestivo, de próstata, timoma, tumores
carcinoides), insuficiencia cardíaca derecha, fármacos (analgésicos, psicotrópicos,
diuréticos, citostáticos), drogas. La etiopatogenia del SIADH es muy compleja; p. ej. las
neoplasias pueden producir la ADH ectópicamente y hay enfermedades no neoplásicas
(p. ej. pulmonares), donde la hipoxia estimula la secreción de ADH. Un exceso de ADH
condiciona una retención de agua y la eliminación de sodio por la orina, lo que produce
hiponatremia, hipoosmolalidad del plasma e hiperosmolaridad de orina.

Hipopituitarismo
El hipopituitarismo es el cuadro clínico que se produce cuando hay una disminución de
una o más hormonas hipofisarias, lo que provoca una falta de función de la glándula que
estimula la hormona deficitaria. Por lo tanto, los síntomas dependerán de la hormona que
falta, de la intensidad del déficit (puede ser parcial) y de la velocidad en su instauración.
Se denomina panhipopituitarismo a la falta de todas las hormonas producidas en la parte
anterior de la hipófisis: hormona adrenocorticotropa (ACTH), hormona estimulante de la
tiroides (TSH), hormona foliculoestimulante (FSH) y hormona luteinizante (LH),
hormona de creixmeent (GH) y prolactina. En general, para que se produzca un
panhipopituitarismo hay una destrucción superior al 75% de la glándula hipofisaria. El
tratamiento consistirá en sustituir la hormona hipofisaria que falta (en el caso de la GH)
o bien de las hormonas que fabrican las glándulas secundarias bajo el estímulo de la
hipófisis. La prolactina no se sustituye.

Conclusión
El cuerpo humano utiliza mecanismos de termorregulación controlados por el
hipotálamo, el cual regula el aumento o disminución de la temperatura en respuesta a las
necesidades del organismo, con el fin de llegar a un estado de homeostasis y tener un
mecanismo de compensación para cualquier alteración en la temperatura.
El ser humano tiene la capacidad de mantener constante, la temperatura de su medio
interno, con independencia del medio externo, mediante la termorregulación, que es un
complejo sistema constituido por la interrelación de la piel, el sistema nervioso, endocrino
y cardiovascular. En la termorregulación intervienen: vías aferentes, que recogen
información de naturaleza física o química, los centros de integración: hipotálamo,
sistema límbico, sistema reticular en el tronco y los ganglios del sistema nervioso
autónomo y las vías eferentes termo efectoras (mecanismos de termogénesis y de
termólisis).

Bibliografía
Báez, M. (1985). Datos sobre la termorregulación de Gallotia galloti (Sauria, Lacertidae).
Bonner Zoologische Beitrage, 36(3/4), 557-562.

Dávila, A. J. L. (2014). Actualidad en termorregulación. PENSAR EN MOVIMIENTO:


Revista de Ciencias del Ejercicio y la Salud, 12(2), 1-36.

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