Cada iglesia local se encuentra en un estado o en una condición de misión.
Dicho de otro modo, y la iglesia en misión es la iglesia local… La Iglesia
universal halla su verdadera existencia en las iglesias locales… La Iglesia de Cristo es realmente una familia de iglesias locales en la cual cada una debe estar abierta a responder a las necesidades de las otras y a compartir sus bienes materiales y espirituales con ellas. Por medio del mutuo ministerio las Iglesias locales se realizan en comunión». Las iglesias en todas partes se necesitan las unas a las otras. La iglesia local debe ser considerada como el agente de la misión ya sea en su propio campo como en otras latitudes. La misión de Dios invita a participar a las Iglesias locales en los pueblos de todas partes. En lo que se refiere a la iglesia de Antioquia, aquí mencionada en el texto, se hallaba ubicada en la ciudad de Antioquía de Siria, la tercera ciudad más importante en el imperio romano, solo después de Roma y Alejandría. Estaba a unos 500 kilómetros de Jerusalén, fue la ciudad de refugio para la iglesia primitiva - Antioquía de Siria. Esta gran ciudad griega, que tenía una población de medio millón de habitantes, era conocida como "la Reina del Oriente" y "Antioquía la Hermosa". Inicialmente fue la guarida de la carnalidad comercializada. Antioquía era grande, rica y cosmopolita. Pero pronto se convirtió en la segunda metrópolis para el cristianismo. Es de las primeras iglesias entre los gentiles en el primer siglo. Nicolás, uno de los siete diáconos en Jerusalén, era de Antioquía (Hch. 6,5). La semilla de la enseñanza de Cristo fue llevada a Antioquía por algunos discípulos de Chipre y de Cirene, que huyeron de Jerusalén durante la persecución que siguió al martirio de San Esteban (Hch. 11,19- 20). El mismo Pedro vino a Antioquía ( Gál. 2,11), probablemente hacia el año 44, y vivió allí durante algún tiempo, lo mismo se dice de Teófilo, que estuvo viviendo aquí. Mártires aquí fueron Ignacio de Antioquía, testigo extraordinario de la fe cristiana, así como Asclepíades y Babilas, muertos por dar fe y testimonio de la Palabra. Hay que decir también que desde Antioquía de Siria la fe se expandió también por escrito, Teófilo desde aquí escribió una elaborada defensa y explicación de la religión cristiana. Flaviano mostró los errores que estaban afectando la fe, Juan Crisóstomo y Teodoreto hicieron igual. Aquí surgieron herejías como la de Pedro de Samosata que fue obispo aquí, enseñó que El Padre, Hijo y Espíritu Santo son una sola persona (prosopon). El Hijo no fue hombre sino que es la sabiduría y ciencia de Dios, antes de la creación nació como Hijo (Logos prophorikos) sin una virgen; no tenía una forma y no podía hacerse visible al hombre. El arrianismo surgió aquí y también el nestorianismo, que enseñaba que Cristo fue dos cosas, hombre solo y Dios solo. Fue una de las pocas iglesias originales que conservó completa la lista de sus obispos, el primero de los cuales, Evodio, se remonta a la era apostólica. En una fecha muy temprana la comunidad cristiana de Antioquía se convirtió en el punto central de todos los intereses cristianos en Oriente. Después de la caída de Jerusalén (70 d.C.) fue la verdadera metrópolis del cristianismo en esos países. En el siglo IV se consideró una ciudad netamente cristiana. Fue en esta ciudad donde se utilizó por primera vez el nombre “cristiano” para los creyentes (“… y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquia” (Hechos 11:26). Esto indica la calidad del testimonio y la identidad de esta iglesia, porque ser cristiano implica ser como Cristo y que la iglesia sea llamada así debió ser por su fuerza en el testimonio y en el cumplimiento de la obra de Cristo. La gente podía ver en ellos la imagen de aquel a quien ellos predicaban. La iglesia es misionera por que se identifica con el primer misionero, Jesús, quien dejo su reino y se hizo uno como nosotros para traernos un mensaje de esperanza. Además, es también la iglesia donde se definieron los viajes misioneros del apóstol Pablo. A pesar de ser una iglesia joven, fue fiel, se mantuvo firme en la palabra en medio de la persecución, “…Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran numero se convirtió al Señor. Llego la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuera hasta Antioquia. Éste, cuando llego, y vio la gracia de Dios, se regocijo, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor” (Hechos 11:21-23). Porque fue una iglesia que enseñó primero a judíos y luego a griegos y la gente se convirtió. Y luego después llegó pablo y la iglesia siguió en lo mismo Las diversas asambleas de creyentes siguieron en contacto unas con otras. Después de Bernabé, hubo otros que llegaron desde Jerusalén para animar a los creyentes de Antioquía. De hecho, cuando estaba terminando el primer año de Saulo en Antioquía, llegaron varios profetas de Jerusalén. Estos eran hombres usados de forma constante en el ministerio del don de profecía para edificación (para construir espiritualmente y confirmar en la fe), exhortación (para despertar, dar valor y alentar a cada creyente a ir más allá en su fidelidad y su amor), y consolación (para alegrar, reavivar y alentar la esperanza y la expectación). Por tanto, su ministerio tenía que ver con las necesidades de los creyentes a los que ministraban. Algunas veces, reforzaban sus exhortaciones con una predicción sobre el futuro. Esto era más la excepción que la regla, no obstante. La profecía en la Biblia siempre en primer lugar "habla en nombre de Dios" (habla lo que él quiere, sea cual sea su mensaje), más que predecir el futuro. Pero en esta ocasión, Agabo, uno de aquellos profetas, se puso de pie e indicó por una palabra procedente del Espíritu (una manifestación del don de profecía dado directamente por el Espíritu en su propio idioma) que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada. Para ellos, esto equivalía al Imperio Romano. Aquella hambre sucedió en tiempos de Claudio César (41-54 d.C.). Los hermanos de Antioquía eran hermanos gentiles que habían recibido una bendición espiritual de sus hermanos judíos, pues estos les habían enseñado el evangelio. Después, Pablo dijo acerca de otra ofrenda, "Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén. Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos ministrarles de los materiales" (Rom. 15:25-27). Probablemente los hermanos de Antioquía tuvieron esta actitud para con los hermanos necesitados de Judea. Como los discípulos de Antioquía sentían gratitud por las bendiciones y la enseñanza que les habían llegado de Judea, decidieron que cada uno de ellos contribuiría de acuerdo con su capacidad (según era prosperado), y enviaron su socorro. Esto lo hicieron, enviándolo no a los apóstoles, sino a los ancianos de Jerusalén, por medio de Bernabé y Saulo. Probablemente fuera alrededor del año 46 d.C., cuando la Judea era azotada de forma especialmente dura por el hambre. La iglesia de Antioquía jugó un papel importantísimo en la vida de la iglesia universal. Fue una iglesia que traspasó barreras sociales (Hechos 11:19-20, judíos y griegos fueron su objetivo), salvaban vidas condenadas (Hechos 11:21-24 narra como hubo conversos por su predicación), buscó la participación de otros como Pablo (Hechos 11:25-26), cubría necesidades físicas y espirituales (Hechos 11:27-30 ayudaba a necesitados), tenía un liderazgo compartido formando un equipo pastoral (Hechos 13:1 1Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo), estuvieron dispuestos a extender los límites del reino de Dios hasta lo último de la tierra. De aquí parte el primer equipo misionero para evangelizar el mundo romano (Hechos 13:2-3 Pablo y Bernabé siguen la tarea en el mundo). Antioquía tenía que ver con ser una puerta abierta para la evangelización del mundo. Nosotros somos desafiados a seguir este modelo. La iglesia que vive en misión es una iglesia que se reconoce como enviada al mundo. Es una iglesia que busca el propósito de Dios, participando activamente en el culto al Señor, llamados a vivir una fe trinitaria, una fe relacional; una vida de relación con Dios y con nuestro prójimo; una relación de comunión unos con otros donde se da prioridad al ser antes que al hacer. Como siervos, entendemos que cuando nos involucramos en la misión, estamos compartiendo la misión del Dios misionero y no estamos trabajando en ningún proyecto personal. Estamos al servicio de la Missio Dei (Misión de Dios). Y nuestra misión es compartir la suya. Escuchamos, descubrimos y obedecemos la voz del Señor enviando a sus siervos al trabajo al que los ha llamado. Es el modelo a seguir (Hechos 13.1-3).