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Después de acabarse la Homilía, a la señal del sacerdote, las que

van a ser recibidas Hijas de María se levantan y se aproximan al


presbiterio con orden, modestia y recogimiento, y se ponen de
rodillas.
El sacerdote les hace las siguientes preguntas, a las que
responden ellas con voz clara.

Interrogatorio
Sacerdote: Hijas mías, ¿que motivo os conduce al pie
de este altar?
Res. Padre, el deseo de ser hijas de María Inmaculada.
S. ¿prometéis cumplir todas las obligaciones que
impone este hermoso título?

R. Sí, Padre, con la gracia de Dios y la protección de


la augusta Virgen María, prometemos ser fieles
durante toda la vida.
S. ¿prometéis trabajar eficazmente para adquirir las
virtudes que deben brillar en las Hijas de María
Inmaculada, la pureza, humildad, obediencia, y
caridad?
R. Si Padre; nos esforzaremos en practicar estas
virtudes, a imitación de nuestra Santísima e
Inmaculada Madre.
S. Hijas mías, teniendo en cuenta vuestros ardientes
deseos y las buenas disposiciones que manifestáis, os
recibo con gusto a ser Hijas de María y para dar a
vuestras promesas un carácter más sagrado y solemne
consagraos, sin demora, a María Inmaculada en
presencia de vuestra comunidad.
Acto de consagracion
Las que van a ser Hijas de María pronuncian pausadamente
con voz clara, el siguiente.
¡oh María, sin pecado concebida! Nosotras, N.. N...
queriendo ponernos hoy bajo vuestra especial
protección, os escogemos por Patrona, Abogada,
Maestra y Madre; ante vos formamos la firme
resolución de trabajar con todas nuestra fuerzas en
procurar vuestra gloria y propagar vuestro culto.
En adelante queremos hacer profesión solemne de
perteneceros sin reserva, siguiendo las gloriosas huellas
marcadas por vos, e imitando las virtudes de que tan
hermosos ejemplos disteis, en especial vuestra pureza
angélica, humildad profunda, obediencia perfecta y
caridad incomparable, os lo prometemos al pie de este
altar, tomando por testigos a todos los habitantes de la
corte Celestial. Concédenos, ¡oh tierna Madre! La
gracia de practicarlas fielmente durante nuestra vida, a
fin de merecer la dicha incomparable de ser hijas
vuestras por toda la eternidad. Amen

Bendición de las insignias


El sacerdote empieza bendiciendo las Medallas
V. Nuestro Auxilio está en el nombre del señor.
R. Que ha hecho el cielo y la tierra.
V. Señor, escucha mi oración
R. Y mi clamor lleguen hasta ti.
ORACION
Oh Dios que habéis escogido desde la eternidad, la
bienaventurada siempre Virgen María, destinándola
para ser la Madre de vuestro Hijo único, preservándola
de toda mancha, dignaos bendecir + y santificar +
estas medallas a fin de que vuestras siervas las lleven
con un religioso respeto, como prenda de su piadoso y
filial respeto hacia su Madre. Haced, Señor, que su
imagen bendita aumente en ellas la devoción a la
Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María y
sean siempre favorecidas de su poderosa intercesión
cerca de vos. Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amen

Imposición de insignias
El sacerdote antes de imponérselas le dice:
Recibe, Hija mía, esta medalla, signo exterior de tu
consagración a esta tierna Madre, al llevarla no olvidéis
que debes mostrarte digna Hija suya por la inocencia y
santidad de tu conducta.
Se les impone la medalla…
¡Dios y Señor mío!, creo firmemente que estáis
aquí presente; os adoro y amo sobre todas las
cosas. Gracias os doy por los beneficios de
creación, redención, conservación, recepción de
los Santos Sacramentos, por las gracias
especiales de este día, y singularmente, por
haberme dado una Madre tan buena y cariñosa
como la Santísima Virgen. Amén.

2º Petición de luz.
Dadme ahora luz para conocer las faltas de este
día y gracia para detestarlas de todo corazón.
Ayudadme, Virgen María, a conocer bien las in-
gratitudes e infidelidades que hoy he cometido.

3º Examen.
Por los puntos que se ponen a continuación,

4º Dolor.
¡Señor!, perdón. Me pesan de veras
estos pecados o faltas, no sólo por el Cielo y por
los grados de gloria que he perdido ni por el
infierno o purgatorio y demás castigos que con
ellas he merecido, sino sobre todo, por lo bueno
que Vos sois, por lo mucho que me amáis y por
lo mucho que os quiero yo amar, y además, por
lo que habrán disgustado a mi querida Madre
Inmaculada.
5º Propósito.
Por eso, ¡Dios mío!, propongo’ no volverlas a
cometer nunca jamás. Dadme, Señor, vuestra
gracia y Vos, Madre mía, vuestra ayuda y
bendición para que mañana me porte mejor y
consiga disminuir mis faltas. Amén. (Ave María.)

Examen mariano
1º Al despertar, ¿ha sido mi primer
pensamiento para María?

2º ¿Me he levantado con prontitud para


obsequiar a la Santísima Virgen?

3º ¿He oído la Misa y he comulgado en unión de


María?
4º En mis ocupaciones, ¿cuántas veces he
pensado cómo las haría María para imitarla?

5º ¿He negado muchas veces mi propia


voluntad y mi amor propio para dar un gusto a
María?

6º ¿Me he atrevido a negar alguna cosa a mi


Madre aunque me costara mucho?
7º ¿He hecho hoy con fervor alguna penitencia
o mortificación para obsequiar a la Santísima
Virgen?

8º ¿He renovado la presencia de Dios y de la


Virgen?

9º ¿He hecho la visita diaria al Santísimo


Sacramento y a María Inmaculada?

10º ¿He rezado devotamente el Santo Rosario?

11º ¿Hice con fervor la meditación en compañía


de la Santísima Virgen?

12º ¿He hecho bien la lectura espiritual


dedicándosela antes a la Virgen?

13º ¿He llevado con exactitud el examen


particular?

14º ¿He sido fiel a mi distribución pensando que


así agradaba a mi Madre?

15º ¿Me he ejercitado en la obediencia ciega a


mis superiores y en especial a mi confesor,
oyendo su voz como si fuera la de la Virgen?
16º ¿He hecho hoy algo por adelantar en la vida
mariana y vivir mejor la santa esclavitud?

17º ¿Me he acordado de las almas de los infieles


y he hecho algo por ellos pensando que también
son hijos dé la Virgen?

18º ¿Cómo he cumplido hoy los propósitos de


los santos ejercicios?

19º ¿He cumplido bien con las obligaciones de


mi estado a imitación de la Santísima Virgen?

20º ¿He faltado en pensamientos, palabras u


obras a la virtud de la pureza tan querida de mi
Madre?

21º ¿Mis conversaciones han sido modestas y


caritativas como eran las de la Virgen?
EXAM
EN
GENER
AL DE
LA
HIJA
DE
MARÍA
ENERO
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MARZO
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ABRIL
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MAYO
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4. ORACIÓN A JESUCRISTO
 
Gracias, Señor Jesucristo, por haberme concedido la gracia de consagrarme a María. Ella será mi
socorro, que levantándome de  mi propia miseria, me introducirá más y más profundamente en tu
amistad. Ay, Señor, débil como soy, sin Ella ya hubiera naufragado en mis pecados. ¡Sí, María me
hace falta ante ti y en todas partes! Con Ella, en cambio me libraré del pecado y de sus
consecuencias y podré acercarme a ti, dialogar contigo y agradarte en todo; aceptar radicalmente tu
Evangelio, salvarme e irradiar tu amor y salvación a mis hermanos.
¡Cómo quisiera, oh Jesús, publicar ante todas las criaturas tu gran misericordia a favor mío! Y hacer
que todo el mundo conozca, que a no ser por María, hace tiempo estaría yo condenado ¡y
agradecerte dignamente este favor!¡María está conmigo! ¡Qué tesoro tan precioso! ¡Qué alegría tan
inmensa! Pero Señor, amor con amor se paga: qué ingratitud la mía si no me consagrara a Ella
totalmente. Salvador mío amadísimo: antes morir que vivir sin Ella mil y mil veces como, Juan ante la
Cruz (Jn 19, 27) he aceptado a María como tu don más precioso, y ¡cuántas veces me he
consagrado a Ella, aunque todavía con tanta imperfección! Por ello quiero ahora, con la madurez y
disponibilidad que esperas de mí, consagrarme a Ella nuevamente. Arranca de mi ser cuanto no
pertenezca a tan augusta Reina: pues, si no es digno de Ella, tampoco es digno de ti.
 
5. AL ESPÍRITU SANTO
 
Oh Espíritu Santo, ayúdame a cumplir mi compromiso, concédeme todas las gracias; planta y cultiva
en mí el árbol de la vida verdadera que es la amabilísima María para que crezca y dé flores y frutos
abundantes. Oh Espíritu Santo, concédeme amar y venerar a María tu esposa fidelísima, apoyarme
en su amparo maternal y recurrir a Ella confiadamente en toda circunstancia. Forma con Ella en mí a
Jesucristo hasta la plena madurez espiritual (cf. Ef. 4,13). Amén.
 
6.  A  MARÍA
 
¡Oh María, Hija predilecta del Padre, Madre admirable del Hijo, Esposa fidelísima del Espíritu Santo!
 Tú eres mi Madre espiritual, mi admirable maestra y soberana, mi gozo, mi corona, mi corazón y mi
alma.Tu eres toda mía por bondad del Señor y yo te pertenezco por justicia. Más, aún no soy tuyo
cuanto debo: por ello, hoy me consagro a ti en disponibilidad plena y eterna, comprometiéndome a
arrancar de mí cuanto desagrade a mi Dios y a plantar, levantar y producir todo lo que tú quieras.
Que la luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu, que tu humildad profunda sustituya a mi orgullo,
que tu contemplación contenga a mi alocada fantasía, que tu visión no interrumpida de Dios llene
con su presencia mi memoria, que el fuego de tu ardiente caridad incendie la tibieza y frialdad de mi
pecho, que mis pecados cedan el paso a tus virtudes y el fulgor de tu gracia me acompañe al
encuentro con Dios. Madre mía amadísima, alcánzame la gracia de no tener más espíritu que el tuyo
para conocer a Jesús y su Evangelio; más alma que la tuya para alabar y glorificar al Señor; más
corazón que el tuyo para amar a Dios como tú lo amas.
 No te pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni consuelos aún espirituales.
 
Para ti, el ver claro sin tinieblas ni dudas; para ti, el saborear el gozo pleno; para ti, el triunfar junto a
tu Hijo; para ti, el dominar cielos y tierra y humillar los poderes del maligno; para ti, el difundir como
tú quieras los dones del Altísimo. Esta es tu mejor parte, que no te será nunca arrebatada y me llena
de gozo el corazón. Para mí solamente gozarme en tu alegría, seguirte en tu camino, creer confiado
solamente en Dios, sufrir con alegría cerca a Cristo, morir al egoísmo cada día, colaborar contigo
para salvar al mundo. Te pido solamente poder decir tres veces Amén, en todos los momentos de mi
vida:
Amén a cuanto hiciste en este mundo, Amén a cuanto hoy haces en el cielo, Amén a cuanto ahora
haces en mi alma, para que en ella Cristo sea glorificado en plenitud, en el tiempo y en la eternidad.
 

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