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LECTURA BREVE

Rm 10, 8b-10

"Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón", es decir, el mensaje de la fe que


nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y crees en tu
corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón creemos
para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la
salvación.

Reflexión:

1. Queridos hermanos en Cristo, en esta breve lectura el apóstol San Pablo nos recuerda
en primera instancia de una “palabra” (aquella que es el mensaje de la fe que nosotros
predicamos, por excelencia nuestro Señor Jesucristo). También nos habla de la
cercanía de esta palabra, que evidentemente para que exista, uno tiene que aceptarla
y así, esta palabra permanecerá en nuestra boca y en nuestro corazón (es decir,
reinará en nuestro ser).
Entonces tendríamos que preguntarnos: ¿Acepto de verdad a Jesús? Es una pregunta
que podemos responder con facilidad en una conversación, pero a solas con “él que
nos ama”, mueve completamente nuestra existencia. Aceptarlo, ya es el punto de
partida para que la gracia de Dios vaya transformando mi vida. Requiere de humildad y
abandono de uno mismo.

2. Ahora pues, el apóstol nos dirá cómo alcanzar la salvación (ser santos), mencionando
nuevamente dos elementos importantes que son: La boca y el corazón. De los labios
se proclama a Jesús como Señor y con el corazón (la sede no sólo de los sentimientos y
afectos, de los sueños y proyectos, sino también de las grandes decisiones morales)
uno toma la decisión de seguir al Señor, él que resucitó de entre los muertos.
Para concluir quisiera citar a Daniel Mueggenborg (obispo auxiliar de la Arquidiócesis
de Seattle), que dice lo siguiente: “Aceptar y responder a una nueva vida en Cristo
Resucitado tiene implicaciones morales al ser llamados a vivir como hijos de Dios.
Aceptar y responder al Señorío de Jesús significa que buscamos y seguimos la guía de
Dios en cada decisión que tomamos. Vivir en la comunión del Espíritu Santo como
cuerpo de Cristo significa que somos miembros activos de la Iglesia que celebra a
nuestro Señor de palabra y en los sacramentos y se convierte en su presencia en el
mundo como discípulos misioneros.”

Aceptemos esta nueva vida que Cristo nos da, la cual implica una decisión que puede cambiar
el resto de tu vida. "Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón".

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