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FEMINISTAS
Quinta edición: Bogotá, Colombia, Noviembre de 2016
© Amy Ritterbusch, Ana Viñas,Astrid Ulloa, Camilo Barbosa Gamboa, Catalina Quiroga Manrique,
Cynthia Carofilis, Dianne Rocheleau, Eloisa Berman Arévalo, Fallon Hernández Palacio, Fernando
Ramírez Arcos,Gabriela Merlinsk, Isadora Lins Franca, Karem Pérez Ascencio, Kiran Asher, Kristina
Lyons,Libertad Chávez-Rodríguez, María Medina-Vicent, Marta Cabrera, Natalia Barragán, Paula Soto,
Priscila Cuéllar, Sofia Zaragocin, Valerin Saurith López.
*Los artículos publicados en el presente texto son responsabilidad de cada una (o) de las autoras (es).
*Imágenes empleadas con fines netamente académicos e ilustrativos
todos los derechos pertenecen a sus autores.
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Espacialidades feministas: Cómo nos formamos como mujeres caminantes en Mujeres Emberá Chamí más allá de la ablación genital femenina:
nuestras geografías y calendarios inscritos con relaciones desiguales de género cuerpos creativos, resistentes y resilientes
[ Dianne Rocheleau ] [ Fallon Hernández Palacio ]
28 Cuerpo y espacio
[ Fernando Ramírez Arcos ] 108 Paracos en el hogar. Foto-ensayo
[ Eloisa Berman Arévalo ]
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Espacios de género: La etnografía y el trabajo con comunidades mineras
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campesinas en el nordeste de Antioquia. Apuntes metodológicos Las mujeres lideresas en la constitución de la Zona de Reserva Campesina de la localidad
[ Catalina Quiroga Manrique ] de Sumapaz: Construcción del territorio (cuerpo-tierra) y violencia de género
[ Camilo Barbosa Gamboa ]
56 Mimetismo tercermundista
[ Priscila Cuéllar ] 130 Experiencia y conocimiento de las Madres de Soacha. Su poder reflexivo
[ Karem Pérez Ascencio ]
141 Cartografías de espacialidades feministas
167 Habitar, seguir las relaciones y enredarse
[ Kristina Lyons ]
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MAMU –mapa de coletivos de mulheres The Connections between Worlds, Logics, Non-humans and Their Human Kin
[ Kiran Asher ]
146 “HarassMap”, Egipto
152 Museo Q: Lo que se ve no se pregunta 179 Las mujeres y la justicia ambiental. Ecologías del cuerpo y políticas de conocimiento
[ Gabriela Merlinsky ]
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Aspectos espaciales de gestión de riesgos de desastres con pers-
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pectiva de género e interseccionalidad
Pensando con otras voces las espacialidades feministas [ Libertad Chávez-Rodríguez ]
PRESENTACIÓN
años subsiguientes, las temáticas al respecto se han de violencia. Más aún, recientemente hemos asistido
ampliado, mientras que en Colombia es cada vez ma- a constantes intervenciones en la esfera pública que
yor el interés por incorporar estos análisis espaciales critican una supuesta “ideología de género” que aten-
en la academia. taría contra la unidad familiar y la sexualidad de los
infantes. Dadas las múltiples dimensiones de género
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al estudiante Sergio Urrego. Investigaciones feminis- gación, tales como seguridad, producción del miedo y
PRESENTACIÓN
tas espaciales plantean que el hogar y la escuela son, militarización de la ciudad; mercado y consumo “LGB-
precisamente, lugares privilegiados para el cambio de TI”; despojo, reclamación y redistribución de tierras en
posturas discriminatorias arraigadas que, aún hoy en el actual clima de (re)negociación de la paz; violencia,
el país, buscan mantener incólumes posiciones de pri- desplazamientos y conflicto armado; voces y reclamos
vilegio de los hombres y de subordinación y de objeto del activismo y de los movimientos sociales en el es-
de violencia de sujetos feminizados, tanto en lo rural pacio público; expresiones artísticas y cuerpos “fuera
como en las ciudades capitales. de lugar”, y fortalecimiento de narrativas y memoria
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
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ANA MARÍA VIÑAS
NO TAN PEQUEÑAS LIBERTADES
Ana María Viñas1
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CONTRIBUCIONES
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
Los artículos incluidos en esta edición de la Boletina muestran distintos aspectos
de la construcción mutua de espacios y sujetos, y cómo este proceso constante
está profundamente atravesado por el género y la sexualidad. En su diversidad, los
textos reflexionan sobre cómo se viven y se entienden estos ejes de diferenciación
en tanto realidades socioespaciales. En su conjunto, los artículos dan cuenta de
cómo la ciudad, la comunidad, el territorio, el cuerpo y la genitalidad, entre otros
espacios, constituyen geografías en permanente disputa. Al hacerlo, dan impor-
tantes elementos para el análisis crítico de estas geografías, así como pistas para
la construcción de formas de habitar el mundo menos violentas y menos desigua-
les, es decir, de espacialidades feministas.
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DIANNE
ROCHELEAU
Professor of Geography, Graduate School of Geography,
Clark University, drocheleau@clarku.edu
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DIANNE ROCHELEAU
DIANNE ROCHELEAU
interpretar, sola o en conjunto con violín y acordeón. Mientras tanto, la casa se volvió un espacio de conflic- crear espacios seguros, creativos y alegres en condiciones En el día ella mandaba en cuanto a comida y economía del
Además, su papel de pianista le daba una buena excu- to e inseguridad por el alcoholismo de Eugenio y los limitadas. Después, en las siguientes generaciones se em- hogar, pero de noche no podía controlar la relación entre
sa de protegerse de los hombres ebrios en las fiestas abusos que le infligía. Después de un tiempo largo ella pezó a hablar más abiertamente de resolver la violencia mi abuelo y el trago, ni la relación entre esto y una violen-
de música y baile campesino que su padre convocaba llegó a ser la única mujer de toda la familia extendida doméstica con la ayuda de la ley, de los familiares o me- cia episódica. La furia le surgía de las tantas indignidades
con frecuencia, en parte para buscarle pareja. Ella se de su generación en terminar su matrimonio, y fue ex- diante el divorcio. Muchas de nosotras fuimos inspiradas de los mineros en el pueblo, de su discapacidad como
casó tarde para una mujer campesina de ese entonces, pulsada de la iglesia Católica, con 13 hijos, de 2 a 20 por su valor frente a la discriminación sexista, étnica y minero por sus heridas en una explosión y un colapso en
pero terminó por acceder a la presión familiar y se casó años. Ella me contó una vez que “ni siquiera las vacas clasista en la familia, la iglesia, el trabajo y la sociedad. la mina, y por la memoria amarga de un casamiento for-
con mi abuelo Eugenio. Se fueron a vivir a Massachu- se llevaban al embarazo con tanta frecuencia…”, es de- Pero ella insistió en recordarnos las fuertes injusticias e zado a punta de escopeta. Ella sufrió la misma indignidad
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DIANNE ROCHELEAU
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mi abuelo ella encontró en la viudez otro espacio de Y no puedo dejar de mencionar el mundo de la escuela informada por una teoría de género feroz llamada pa- agarrando mi brazo; acepté la moneda para que me
paz y poder. La visitaban amigas y amigos de la iglesia católica canadiense-francesa de Santa Ana en Hart- triarcado? soltara, y lo hizo. Después mi mamá encontró la mone-
y del club de jardineras, y algunos hijos y nietos, pero ford, donde durante ocho años yo pasaba ocho horas da y me preguntó; llamaron a la policía yo conté la
cuando se quedaba sola en la sala la acompañaban no al día en las aulas, en el convento anexo (para practicar De la ciudad y espacios públicos también aprendí algo, historia. Era un hombre ya conocido, que frecuenta-
las voces de la radio, sino los evangelistas patriarcales en el piano), en la cafetería y en el campo recreativo. El por los viajes diarios de la casa a la escuela, y el re- ba esta zona en busca de niños y niñas fuera de sus
de la tele. A ella le traían la paz de Dios, pero para mí convento era un espacio exclusivo, de autoridad, priv- greso, en autobús público. Esto me llevaba a las calles geografías y calendarios conocidos.
su sala se volvió un espacio de asalto verbal patriarcal. ilegio, refugio y santuario, para mí, y me imagino que del centro de la ciudad a los 6 años, entre hombres y
Así que la mudanza le facilitaba espacios más amplios también para las monjas. En todos los demás espacios mujeres, niños pequeños y muy grandes, banqueros, Otro día hubo una tempestad de nieve, oscureció tem-
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DIANNE ROCHELEAU
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da de los desconocidos alrededor. También me di cuen- salió en las noticias que la señora había sido violada “privados” y “públicos”, día y noche. Y si no podemos entró un señor con una muñeca de plástico, hablán-
ta que el mundo experimentaba cambios dramáticos y estrangulada con sus propias medias de nailon. Iba cambiar los espacios, cambiamos nuestras condiciones dole como si fuera su hija. Me recordó a aquel hombre
en la noche. camino a su casa a las 10 y pico de la noche, desde su para andar juntos, o quedarnos en lugares hostigados, que trató de llevarme de la parada tantos años atrás,
trabajo como aseadora en un edificio comercial. “Era o viajar por caminos peligrosos, o huir juntos de situa- pero solo sentí compasión por él, que le hablaba a la
En un momento clave, cuando se reunieron las madre, esposa y trabajadora, una señora humilde y ciones no viables en busca de refugio, o volver juntos figura plástica, lejos de sus geografías y calendarios
geografías de la calle, de la Escuela Santa Ana y los honesta”, dijo mi mamá. No sé con certidumbre, pero a lugares donde tenemos raíces, memorias y visiones propios. Ya se quedaron enredadas tantas geografías
calendarios de día y noche, cambió mi sentido de segu- creo que nunca se encontró al responsable del asesin- de futuros posibles. y calendarios.
ridad, paz y confianza para toda la vida. Un día como ato. Me quedé entre las ruinas de un mundo antes di-
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FERNANDO
RAMIREZ
Doctorando en antropología social, Universidade
Estadual de Campinas (Brasil), saqqlas@gmail.com
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FERNANDO RAMÍREZ
FERNANDO RAMÍREZ
Cuerpo como espacio cionar a él con ciertas expectativas de género, edad, Cuerpos en el espacio como ha ocurrido con las mujeres, recluidas otrora en
sexualidad, nacionalidad, raza y clase, entre otros. No- lo privado. El hogar como espacio por excelencia de la
Invito a pensar en el espacio no como aquello donde tamos que sus proporciones cambian, que crecemos Al tiempo que somos espacio estamos en el espacio. familia permite establecer los entramados de poder a
solo ocurren situaciones, sino como un actor impor- en altura como aumentamos de peso, y que cada una A partir de ahí actuamos de forma diferencial, nos los cuales nos sometemos desde la infancia, ya que
tante en situaciones sociales, como agente de cambio de esas modificaciones tiene significados diferentes. comportamos según la ocasión y las personas con las mientras estamos bajo la protección familiar debemos
al tiempo que producto de ese cambio. El espacio tiene Podemos involucrarnos en accidentes o caer en en- que interactuamos, nos movilizamos o evitamos ha- obedecer y seguir lineamientos estipulados por quien
historia, está construido culturalmente, está sometido fermedad, lo cual podría modificar nuestra aparien- cerlo, adoptamos ciertas posturas, reaccionamos ante lleva nuestra tutoría. Ahí se nos designa un lugar, una
a prácticas que lo intervienen como interviene en las cia y así tener que admitir nuestra vulnerabilidad o estímulos, abrimos nuestros sentidos para hacer del cama, un espacio interpersonal donde colocar nues-
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
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FERNANDO RAMÍREZ
FERNANDO RAMÍREZ
otras tantas subjetividades y emociones, son formas Desde la experiencia de sentir que no se pertenece, Políticas corporales y espaciales la desigualdad. Así pues, pensar en serio en el espacio
de coacción para designar quién y cómo debe habi- que hay obstáculos para su habitabilidad plena del desde nuestros cuerpos es un ejercicio siempre pendiente
tarse el espacio. Esto provoca un modo de estar en espacio, cuerpos en enfermedad, con capacidades in- Una política corporal que tenga en cuenta el espacio para cuestionar, para proponer, para imaginarse otros
el mundo, como ocurre con la ciudad y la designación telectuales, emocionales y físicas diversas, infantiles o debe seguir a Doreen Massey (2005), quien reflexiona mundos posibles.
y estrategias que crean las mujeres para enfrentar lo en edades de envejecimiento, tienen mayores limita- sobre las mutuas dependencias entre las personas y
que catalogan como inseguridad y amenaza en lo ur- ciones espaciales que aquellos juveniles y en funciona- sus entornos. En mi opinión, eso significa atender a
bano (Soto, 2013). miento pleno de su materialidad. Pamela Moss e Isabel las conexiones que realizamos con otras personas en
diferentes escalas, tanto en el entorno más inmediato Bibliografía
Dyck (2003) muestran cómo mujeres diagnosticadas
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SOFIA
ZARAGOCIN
Professor of Geography, Graduate School of Geography,
Clark University, drocheleau@clarku.edu
Este artículo parte desde los enfoques teóricos de la La geografía feminista se ha ocupado de entender la
geografía feminista para analizar la relación entre cu- relación entre divisiones espaciales y divisiones de
erpo y espacio. Específicamente, responde a la inqui- género, y a la vez cuestionar su supuesta naturaleza y
etud sobre cómo el espacio puede ampliar las miradas legitimidad. Desde los setenta, la geografía feminista
feministas sobre la interseccionalidad, tema priorizado se desarrolla con base en la segunda ola del movimien-
por los feminismos contemporáneos para ir más allá de to feminista de los sesenta y el reto de las geografías
los análisis de género y tomar en cuenta otros ejes de radicales para examinar y transformar las divisiones
diferencia, como etnia, clase y edad, entre otras vari- espaciales de la sociedad. La geografía feminista tiene
ables. En este escrito se muestra la relación que existe su propia geografía y emergió en Norteamérica e In-
entre las nociones de espacio relacional, caracterizada glaterra como parte de las geografías radicales que
como fluida y no-estática, con las nociones de género fundamentalmente cuestionaron la geografía positiv-
no-esencializadas y plurales. El artículo termina con la ista definida por la supuesta neutralidad política, la
sugerencia de que para la teoría feminista decolonial dualidad sujeto-objeto y la objetividad técnica. En un
latinoamericana, en particular, existe la necesidad de primer momento las geografías feministas señalaron
tomar en cuenta el espacio para la formación de subje- la exclusión de mujeres geógrafas y estudios sobre
tividades enlazadas. la mujer (luego género) en los estudios de geografía
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SOFIA ZARAGOCIN
SOFIA ZARAGOCIN
(Monk & Hanson, 1982). Hoy, el campo de la geografía to de cuerpos en la cotidianidad (Nightingale, 2011). dades indefinidas (Sharp, 2009). Así como la noción de son co-implicadas y co-constituidas (Valentine, 2007).
feminista es bastante variado. Al igual que el feminis- Doreen Massey en su libro For Space (Massey, 2005) la chicana Gloria Anzaldua sobre frontera (borderland), La geografía feminista ha apostado por el énfasis en la
mo, la geografía feminista ha evolucionado en el ti- nos propone que el espacio es un producto de las rela- donde para ella surge el mestizaje en el lugar donde experiencia vivida y el análisis multiescalar y su relación
empo y ahora consiste en una gran variedad de pos- ciones sociales que incluye la agencia de la naturaleza, “sangra” el primer mundo con el tercer mundo al ref- con las discusiones de la interseccionalidad, y ha mani-
turas teóricas. Las interrelaciones entre patriarcado, manifestado en vínculos de poder y recalcando que el erenciar la frontera entre México y Estados Unidos festado que el poder opera mediante espacios particu-
identidad, corporalidad y subjetividades espaciales espacio es implícitamente político. En segundo lugar, (1987). Estas discusiones se basan en la afirmación de lares para sistemáticamente (re)-producir inequidades
caracterizan la geografía feminista, compuesta a la que el espacio es la dimensión de la multiplicidad, es que hay lugares indeterminados, donde otras relaciones (Valentine, 2007). En otras palabras, la heterogenei-
vez por estudios de geografía de la sexualidad (énfasis decir que, para Massey, sin el espacio como dimen- humanas son posibles, ya que cuestionan la estrecha dad social se coproduce mediante la espacialidad het-
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SOFIA ZARAGOCIN
SOFIA ZARAGOCIN
circunstancias, el sentir una cierta identidad sobre otra El espacio en la interseccionalidad para el imperialismo y el nacionalismo (Lugones, 2008). Espe- Bibliografía
depende del espacio donde se encuentra, ya que uno feminismo decolonial latinoamericano cíficamente, la poscolonialidad interseccional, según
se puede sentir distinto en diferentes lugares. Según Radcliffe (2015), teoriza las jerarquías interseccionales Agnew, J. (2011). Space and Place, en J. Agnew y D.
Los enfoques desde las geografías feministas han Livingstone (Eds). The Sage Handbook of Geography,
la teoría del espacio de Massey (2005), el poder opera en relación con las dinámicas de poder asociadas con
tenido un limitado alcance sobre los feminismos del London: Sage.
mediante el espacio para sistemáticamente producir el colonialismo y el Estado y el desarrollo poscolonial.
sur. Quisiera enfatizar aquí la importancia de este
ciertas inequidades. La identidad de espacios particu- Según esta geógrafa, reconocer la interseccionalidad
conjunto de posturas teóricas para extender incipien- Anzaldua, G. (1987) Borderlands/La Frontera: The New
lares son producidos mediante la repetición de las iden- poscolonial enfatiza que las dinámicas son relaciona-
tes teorizaciones sobre el lugar y el espacio mencio- Mestiza. San Francisco: Aunt Lute Books.
tidades interseccionales de los grupos dominantes que les y multiescalares que trabajan activamente para
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CATALINA
QUIROGA
Antropóloga, Universidad Nacional de Colombia. Magíster en
Geografía, Universidad de los Andes. Grupo de investigación
Cultura y Ambiente, Universidad Nacional de Colombia.
catalina.qm@gmail.com
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CATALINA QUIROGA
CATALINA QUIROGA
Pertenecí al equipo técnico de una organización cam- mados al margen de la ley. Cada uno de estos actores nordeste de Antioquia. Estos otros espacios estaban en voces de líderes y en reuniones políticas.
pesina que hace presencia en la región del nordeste posee una legitimidad particular, de la cual hace uso en habitados por mujeres, niñxs y jóvenes que se abrían
antioqueño. Mi trabajo se basó en la colaboración y términos prácticos materializando su idea de territorio, campo desde la experiencia de su cotidianidad y des- Las chatarreras, como se les llama a estas mujeres del
la coinvestigación relacionadas con el debate sobre la según su grado de poder y de incidencia política. Así, de apuestas artísticas, asociadas a bailes regionales, borde de la mina, son madres cabezas de familia que
defensa de la tierra y el territorio y el impulso de las el nordeste de Antioquia pasa de ser un “territorio de murales y ferias de productos locales, que enriquecían combinan el cuidado de sus hijos y la casa, con la re-
Zonas de Reserva Campesina como escenarios de lu- resistencia” para los minerxs campesinxs, a una “Zona y construían otros lenguajes para hablar del territo- colección de los residuos producidos por la minería de
cha. Esto significó para mí un cierto privilegio de acce- de Reserva Campesina del Valle del Río Cimitarra” rio. Estas iniciativas surgen del ejercicio local de estas veta. Estas mujeres, que actúan en asocio con otras
so a los espacios tanto públicos como privados de la para los movimientos sociales, “un pueblo de tradición personas por integrar sus preocupaciones a las activi- vecinas en iguales condiciones, trabajan a contrajor-
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CATALINA QUIROGA
polvo que a simple vista serían inservibles; sin embar- cotidianidad, las charlas y la mirada de las mujeres que
go, al llevarlos a un entable, esta tierra genera ganan- se autoidentifican como mineras campesinas, y que a
cias extras para el sostenimiento de la casa. pesar de no trabajar dentro de la mina producen gran
parte de la ganancia que es utilizada directamente en
Finalmente, los comités artísticos forman parte del tra- el hogar.
bajo voluntario y organizativo que realizan las mujeres
trabajadoras del oro y del campo. Después de las lar- Ser mujer y realizar trabajo de campo no es sencillo.
gas jornadas como chatarreras o del trabajo esporádico Este proceso me enseñó que los análisis desde la com-
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
como barrenderas, ellas se reúnen. Planean, ensayan plejidad de lo cotidiano permiten reconocer espacios
bailes, coordinan el apoyo en las cocinas comunitarias que antes no eran visibilizados de forma suficiente y
y discuten sobre sus vidas y los proyectos políticos que aportan a la lectura integral de un fenómeno tan
de los cuales forman parte. Estos espacios eran mis complejo como el extractivismo. Estos escenarios ex-
preferidos para hablar sobre el oro, el extractivismo y tractivos, comúnmente plagados de desigualdades en
las alternativas locales en defensa del territorio minero el acceso y relación con la naturaleza, son escenarios
campesino que planteaban mediante el impulso de la perfectos para reconocer desde la cotidianidad de las
Zona de Reserva Campesina. mujeres los efectos concretos del modelo extractivo;
ser mujer me permitió entrar a estos espacios y com-
La posibilidad de entrar a tales espacios me permitió partir con ellas sus propuestas de futuro. Esta experi-
reconocer las relaciones entre estos límites elaborados encia en campo me ha llevado a pensar que analizar
por las mujeres en relación con los centros de produc- los espacios de género es una responsabilidad dentro
ción de oro, manejados y habitados por hombres. Es- de la investigación, y que ignorar estos espacios es dejar
tos espacios, además, profundamente ligados con los por fuera una información relevante que puede comple-
hogares, eran la extensión de la cotidianidad de los jizar los análisis y las propuestas desde la academia. Los
niñxs en la región. No era raro ver a los pequeños ju- espacios construidos por las mujeres son una opción
gando alrededor de los baldes de las chatarreras o ha- metodológica para que el trabajo de campo y la in-
ciendo sus tareas. Mientras la mina como tal se percibía vestigación en ciencias sociales mire con otros lentes
como un lugar de ruido y peligro, el espacio de las cha- la construcción, la prevalencia y la resistencia a las
tarreras y barrenderas era también un espacio de juego, desigualdades.
de repartición de comida y de charlas entre vecinas y
amigas. Ser mujer me ubicó en este espacio de forma
especial, y este espacio me permitió reconocer que un
contexto de extractivismo minero se reconoce desde la
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priscila
cuellar
Psicóloga, Universidad Centroamericana José Simeón
Cañas, El Salvador. Candidata a maestría en Estudios de
Género, Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá,
pvcuellarf@unal.edu.co
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PRISCILA CUÉLLAR
PRISCILA CUÉLLAR
Volvamos a Colombia, perdón, a Bogotá. ¿Qué sucede? Después de vivir infancia, adolescencia y adultez tem- la delincuencia es color de hormiga brava. Aun así he ces que tomó la violencia no han sido nada graciosos.
¿Por qué se diferencian tanto por regiones? ¿Por qué prana en una sociedad machista, uno viene preveni- visto cantidades de mujeres a pie y en bus a las 10 y 11 No me jacto, lo que sí considero útil es reflejar como
la provincia o el pueblo versus la gran metrópoli, la do y desprevenido en varios tópicos. ¡Un momento! de la noche, vestidas como se les antoje. Me pareció observadora situada, actitudes que pueden mejorar,
ciudad cosmopolita? Y ese celo loco de “mi ciudad”, Colombia también es un país machista, con regiones curioso y me liberó en parte. Siendo Colombia un país incluyéndome, incluyéndonos.
los unos contra los otros, cada ciudad tiene bandera machistas. Sin embargo, me topé con una imagen de con el culto al cuerpo hermoso bien marcado, al inicio
e himnos propios. Después de preguntarte tu nombre mujer algo distinta. Acá el tema de la belleza femenina me pareció como un autoatentado de acoso; pero ver- Seguí pensando que quizá esta Bogotá que veo es el
viene: “¿En qué barrio vives? ¿De dónde eres?”. Tam- y todo lo que implica (culto al cuerpo, gimnasios, die- las relajadas al respecto y contestarles sin miedo a los segundo mundo y que, en todo caso, yo paso des-
poco falta el capitalino que dice: “En Navidad o en va- tas, ropa, batidos, tallas, fajas, sex shops, cremas para hombres acosadores siguió dándome alivio: “Atrevido”, apercibida, no soy la extranjera caucásica que habla
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MARTA CABRERA
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
Corpografías Marta Cabrera
Pontificia Universidad Javeriana, martiriocabrera@yahoo.com
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La enfermedad produjo toda una geografía corporal
que me atraviesa. Trazó mapas, rutas, enclaves y
nuevos lugares sensibles (Diario, 2015).
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Me ha hecho sensible a la forma como se entrecruzan
círculos humanos que ofrecen apoyo o algún tipo de
comprensión (Diario, 2015).
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Aquí soy solo cuerpo, soy funciones, cifras y fluidos.
En realidad, nada más (Diario, 2015).
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Espalda, brazos, cara, piernas, estómago se convirtieron en los
territorios donde la enfermedad (y los intentos por controlarla)
se manifiestan, disputan y me dejan marcas a veces indelebles,
a veces temporales, de su presencia (Diario, 2015).
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CYNTHIA
CAROFILIS
Docente de la Universidad Politécnica Salesiana, Quito,
Ecuador. Estudiante del doctorado en Ciencias Sociales,
UPB, Medellín, Colombia. cynthia.sororidad@gmail.com
De nacimiento canadiense, a partir de que un policía contra de las regulaciones genéricas: la falda corta, el
“aconsejara” a las estudiantes de Derecho a no vestirse escote, el no callarse, el salir sin la compañía de un
como putas para evitar ser violentadas en 2011, el hombre, el manifestarse como sujeto de deseo sexu-
movimiento “Slutwalk” (Marcha de las Putas), liderado al, el abortar, el ejercer trabajo sexual, pero también
por jóvenes universitarias a través de una página de aquellas vivencias que no encuentran lugar dentro de
Facebook, tardó unos pocos meses en hacerse global. las clasificaciones binarias: los afeminados, las mari-
Hoy existen marchas en ciudades como Singapur, Nue- machas, los andróginos, los que transitan el género. El
va Delhi (donde cambió de nombre a Marcha del Orgul- cuerpo, en estas reivindicaciones, se potencia como el
lo para las Mujeres), Washington, Filadelfia, Bogotá, lugar desde el cual se tiene la legitimidad para mani-
Río de Janeiro, Tijuana, Lima, Puerto Rico, La Paz, Bue- festarse, cuerpo que por estas conductas ha sido vio-
nos Aires, Sevilla, Madrid, por mencionar unas cuan- lentado en un disciplinamiento que pretende acallarlo.
tas. Estas iniciativas denuncian la violencia simbólica
que culpabiliza a las mujeres cuando son agredidas, En Quito, la Marcha de las Putas lleva ya cinco años
utilizando la palabra puta como una categoría políti- consecutivos denunciando la violencia y se ha converti-
ca que agrupa algunas de las experiencias que van en do en un espacio de incidencia política en el cual se en-
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CYNTHIA CAROFILIS
CYNTHIA CAROFILIS
cuentran colectivos feministas, de trabajadoras sexuales, solo una construcción sociocultural donde se sedimen- Esta performatividad del discurso necesita de la per- no es una marcha exclusiva en favor del trabajo sexu-
de la diversidad y disidencia sexual, así como autoridades tan los discursos y prácticas de género, es a la vez formance para tener lugar (Gregson & Rose, 2000)and al. Hay un colectivo de mujeres trans que baila música
municipales y gente de a pie, que se siente llamada a par- el lugar desde el cual, a través de la performatividad, their very different critical effects. We then argue that, folclórica y hay carteles en kichwa que dicen “Llucsi
ticipar. El origen de la marcha, en Ecuador, se da gracias el género que se instaura se puede subvertir (Butler, although the geographical literature is apparently de mi útero” (Fuera de mi útero), pero no es una man-
a la agrupación de algunos colectivos feministas que tra- 1999, 2008). Esta performatividad en la reiteración characterised by two contrasting discussions of perfor- ifestación por las identidades étnicas. Hay algunos
bajan por la despenalización del aborto y por los derechos de un citación (puta) produce aquello que nombra, y mance (those of Goffman and of Butler. De esta mane- torsos y cuerpos desnudos, hay batucadas y bailes.
sexuales y reproductivos, que deciden en 2012 generar a través de la repetición, abre la posibilidad de deses- ra, la marcha se convierte en algo vivo que se toma Hay extranjeros y extranjeras, hay niños y niñas, per-
una plataforma convocante que articule, visibilice y de- tabilizar su significado (Butler, 1999), mostrando la las calles y, como tal, a veces resulta impredecible. A ros y... perras. Los cuerpos como estandartes (aunque
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CYNTHIA CAROFILIS
CYNTHIA CAROFILIS
El espacio que se toma la marcha a través de estas (Gregson & Rose, 2000)and their very different critical A pesar de esto, el potencial político de la palabra puta
performances cada año pertenece a la zona llamada effects. We then argue that, although the geographi- radica en lograr hacer lo que las luchas feministas han
la Mariscal, creada en 1922 con el nombre de Ciu- cal literature is apparently characterised by two con- hecho desde su aparición: desestabilizar la división entre
dadela Mariscal Sucre, en el contexto de celebración trasting discussions of performance (those of Goffman lo público y lo privado. En el caso de la Marcha de las Pu-
del centenario de la batalla del Pichincha (por eso los and of Butler. Si bien esta apropiación cuestiona dis- tas, redefinir la violencia relacionándola con la sexualidad,
nombres de las calles: Mariscal Foch, avenida Patria), cursos como el de seguridad ciudadana que victimi- lo corporal, lo estético, significados que han sido silencia-
inicialmente pensado para la aristocracia quiteña con za a las mujeres o la construcción de corporalidades dos en los abordajes de la violencia de género en los últi-
chalets estilo ciudad jardín, que a partir de los sesenta hegemónicas que normalmente lo habitan, el adjetivo mos años (Guarderas, 2016). Estas luchas, por lo tanto, no
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
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CYNTHIA CAROFILIS
CYNTHIA CAROFILIS
diría yo) de los detalles del ambiente que los masculi- precariedad que las hace más vulnerables, se convierten la noción de autonomía del sujeto liberal, que se re- Bibliografía
nos (Kirby, 1996). en demandas por el acceso al espacio, como la propues- stringe a la elección personal, a la voluntad y al con-
ta de las asociaciones del centro histórico que también trol sobre sí mismo (Sabsay, 2011), y en lugar de ello Andrade, R. V. (2013). La producción de corporali-
¿Cuestiona, una iniciativa como esta, los dualismos sobre participaron en la marcha (#LaCalleEnDisputa). dades en la plaza Foch: separación social. Flac-
asumimos que nuestros cuerpos se construyen en
los cuales está construido el espacio? Aquí algunos ejem- so Ecuador.
relación con otros (Butler, 2010).
plos tomados de la Marcha de Quito: Estas acciones suponen poner el cuerpo como espa-
cio de contestación, un cuerpo que no está natural- Butler, J. (1999). El género en disputa: el feminismo
La palabra puta es transgresora en la medida en que se mente vinculado a la naturaleza ni a una identidad y la subversión de la identidad. Barcelona-Bue-
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Políticas de la alimentación infantil en Co-
84
VALERIN
SAURITH
Nutricionista dietista (Universidad Nacional de Colombia),
Magíster en Estudios Culturales (Pontificia Universidad Javeriana).
valerinsaurith@gmail.com
En Colombia, a partir de la década de 1940, cuando vuelve a ser un imperativo de salud pública. Durante-
Nestlé instala plantas de producción en el territorio na- cuarenta años, diversos discursos y prácticas del de-
cional y se materializan ciertas políticas agrícolas de- sarrollo lograron proyectar un conjunto de biopolíticas
sarrollistas, producto de la intervención estadounidense en las que la leche materna fue desplazada por leches
de posguerra, emerge un nuevo entendimiento de la modernas: Leches de Fórmulas Industrializadas (LFI) y
alimentación infantil. La medicalización de la lactancia Mezclas Vegetales (MV).
materna que venía dándose desde finales del siglo XIX
Los programas de alimentación infantil de
sale de la escena nacional y solo en 1980
nuestro país se mostraron como un dispositivo capaz
de modificar la imagen corporal y la experiencia de sí.
8 En este corto texto expongo algunas reflexiones elaboradas a
Las prácticas hospitalarias y las campañas promoto-
partir de una investigación más amplia que terminé hace un año so- ras de alimentos infantiles en ese entonces fomen-
bre genealogías de la lactancia materna en Colombia durante el siglo taron una arquitectura inédita del cuerpo de la mujer.
XX. Para ampliar, ver: Saurith, Valerin (2015). Entre tetas y tetes, Con el afianzamiento de la modernidad, el Estado y
políticas de la lactancia en Colombia.
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VALERIN SAURITH
VALERIN SAURITH
sus expertos (médicos, nutricionistas, economistas, para enseñar la importancia del consumo de LFI, pues Los mensajes sobre las bondades de las LFI, Con el transcurso de las décadas ingresaron al
agrónomos, etc.) pensaron a la “mujer” como un ente esa información no iba a quedar “solo en la mente de además de ser patrocinadas por el gremio médico en sus país más multinacionales productoras de LFI (Wyeth,
monolítico, obviando las profundas diferencias que de- la madre sino en todos en su casa, en las niñas que revistas especializadas10 también llegaban a la población Mead Johnson, Abbott). Estas leches eran costosas y
finen a estos cuerpos y los diversos espacios que ellas ven preparar correctamente el tetero a su misma madre a través de la radio y de periódicos de alcance nacional. difíciles de adquirir para una familia obrera, por lo cual
habitan; un ente imaginado de acuerdo con los valores y en las amistades en las cuales se difunden común- Así, las mujeres, independientemente de si sabían leer o el gremio médico realizó varios esfuerzos para solicitar
requeridos por los nuevos mecanismos de producción mente los conocimientos de la alimentación infantil” no, eran invitadas a utilizar estas leches modernas. al Estado que mejorara su acceso y disponibilidad.
capitalistas (por ejemplo, lógicas particulares de hábi- (Camacho, 1944: 116). Calixto Torres Umaña, unos de
tat, movilidad, trabajo y alimentación). los pediatras representativos de la época, sostenía que
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
Por ejemplo, en 1950, los asistentes a las pri- diendo las necesidades de la alimentación infantil”
meras jornadas pediátricas realizadas en Barranquilla (Osorio, 1950: 246).
pidieron a los ministerios de Higiene y de Hacienda “la
importación oficial, libre de arancel aduanero, de leches Considerando las limitaciones de producción
Imagen 1. A la izquierda, publicidad de leche
condensadas o en polvo, en cantidades suficientes para de alimentos, la falta de ingesta de proteínas y la baja
S-26 de Abbott Nutrition (RCPP, 1970 [Mes 12]). A
la derecha, publicidad de leche NAN de Nestlé
el consumo nacional y su expendio a precio de costo en capacidad adquisitiva de la población más necesitada,
(RCPP, 1970 [Mes 2]).
nuestros expertos desarrollistas promovieron la pro-
ciudades, pueblos y corregimientos, especialmente aten-
ducción a bajo costo de alimentos en polvo a base de
proteínas vegetales. El primero de estos productos
9 Las Gotas de Leche eran centros de beneficencia, educación e
investigación creados en 1919 por la Sociedad de Pediatría de Bo- 10 Por ejemplo, la Revista Colombiana de Pediatría y Puericultura llevaba por nombre Incaparina, desarrollada en con-
gotá. Para 1933 existían unas 30 Gotas de Leche y salas cuna en 17 (RCPP), creada en 1940 por la Asociación Colombiana de Pediatría. junto con el Instituto de Nutrición de Centro América
ciudades de Colombia, en las cuales se preparaba un promedio de Desde 1942, en esta revista empiezan a aparecer las primeras publi- y Panamá (Incap). En 1964 nuestro país fue el primero
150.000 teteros al mes (Pohl-Valero, 2014:17). cidades de las LFI Nestlé.
90 91
VALERIN SAURITH
VALERIN SAURITH
de Latinoamérica en sembrar comercialmente el maíz (El Campesino, 17 de mayo de 1970). El Instituto Na-
de gene opaco, variedad de maíz mejorada, utilizada cional de Nutrición (INN) fue un elemento clave en el
para la producción de varias mezclas vegetales (Fajar- éxito de la introducción de MV en los hogares. Este
do, 2000:147,148). instituto coordinaba las acciones de los programas de
Imagen 4. La imagen de la izquierda apareció el 15
alimentación del país, a través de los cuales se entre- de junio de 1969 y la de la derecha el 7 de febrero
Las MV eran vistas como “alimentos de alto val-
gaban insumos e información sobre las leyes modernas de 1971, ambas en el periódico El Campesino. En la
or nutritivo que podían ser usadas como cualquier hari- izquierda se observa una lata de leche en polvo
de la buena nutrición. En escuelas, comedores comu- (junto a los alimentos lácteos). En la imagen de la
na común, con las ventajas de que su precio es módico derecha se observa una bolsa de Incaparina (junto
nitarios urbanos y rurales, y a través de las visitadoras
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
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VALERIN SAURITH
VALERIN SAURITH
La Encuesta Nacional de la Situación Nutricional salud busca que las mujeres lacten y trabajen a la vez? Una retórica vigente usada para persuadir a las ejercicio de pensarnos nuevos territorios, nuevos mun-
en Colombia (Ensin, 2010) refiere que las mujeres de las ¿Cuáles son esas mujeres que han dejado de amamantar madres hacia la escogencia del seno y el rechazo del dos. Los análisis en torno al amamantamiento que se
zonas rurales amamantan más tiempo que las de las zo- en aras de cumplir con una labor remunerada por fuera biberón es el discurso del “amor maternal”, propues- hacen desde diversas áreas del conocimiento deben
nas urbanas. En la actualidad, para el Estado es urgente del hogar? ¿Es la lactancia materna un trabajo? to por el gremio médico antes de que aparecieran las cuestionar la configuración moderna de las ciudades,
que las madres de las grandes ciudades contribuyan a leches modernas en nuestro país con el objeto de fra- del tiempo, del trabajo, de la economía, de la materni-
disminuir los niveles de morbimortalidad infantil, lactan- Las ideologías que contraponen la familia (o guar la imagen de mujer/madre, figura del orden social dad, de la hipersexualización de nuestros senos, etc.
do a sus hijos desde la primera hora de vida hasta los la comunidad) a la fábrica, lo personal a lo social, lo imaginado por ellos (Pedraza, [1996] 2011:200). Estas Creo que este puede ser un camino para ir situando
dos años como mínimo; eso sí, sin dejar de “trabajar”, privado a lo público, el trabajo productivo al improduc- representaciones de maternidad reaparecieron luego la lactancia en el cruce de múltiples formas de comp-
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
Para poder amamantar a nuestros hijos e hi- Federici, Silvia (2011). “Sobre el trabajo afectivo” en
jas por fuera de los términos impuestos por la medi- Revolución en punto cero. Trabajo doméstico, repro-
calización y los discursos desarrollistas, podemos em- ducción y luchas feministas. Traficante de sueños
(2013).
pezar por cuestionarnos el espacio en donde vivimos
y cómo han sido construidas nuestras subjetividades Ministerio de la Protección Social (2010). Encuesta
―de maneras instrumentalizadas― en pro de habitarlo. Nacional de la Situación Nutricional en Colombia,
Recobrar el “valor social” de la lactancia pasa por el Ensin. P. 12. Disponible en: http://www.icbf.gov.co/
portal/page/portal /Descargas1/Resumenfi.pdf
12 Para ampliar esta discusión acerca de las formas en que están
pensadas las políticas de lactancia materna en Colombia luego de Pedraza, Zandra ([1996]2011). En cuerpo y alma. Visiones
1980, ver: Saurith, Valerin (2015), “Flujos de leche materna y de ca- del progreso y de la felicidad. Educación, cuerpo y orden
Imagen 5. “Amamantar y trabajar, logremos que sea posible”. Estación de
Transmilenio Av. Jiménez, Bogotá, D.C. Esta foto la tomé el 5 de agosto de 2015 pital”, en Entre tetas y tetes, políticas de la lactancia en Colombia, social en Colombia (1830-1990). Bogotá: Uniandes.
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FALLON
HERNandez
Investigadora de la Escuela Intercultural de Diplomacia Indígena,
Centro de Conflictos y Paz, y Centro de Políticos e Internacionales
(CEPI) de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la Universi-
dad del Rosario. Correo: fallonhernandez.palacio@gmail.com
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FALLON HERNÁNDEZ
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vulva/vagina, ya que en ella se encuentra el clítoris, de cuerpo, pintura corporal y masajes. Por medio de Uno de los objetivos del presente escrito es brindar- promiscuas o infieles, además de que el clítoris no ha
aquel “botón” que es cortado por medio de un pro- las pedagogías nombradas, en un espacio de diálogo les el protagonismo a las mujeres Chamí. Entonces, es sido considerado algo estéticamente agradable para
cedimiento quirúrgico, denominado Ablación Genital de saberes, se iniciaron reflexiones y alianzas entre las posible decir que dichas mujeres son actoras super- los hombres. En estas creencias se observa el miedo
Femenina (AGF). mujeres Chamí y las mujeres de la EIDI, con el objetivo vivientes de violencias que atraviesan su condición de de las mujeres de ser abandonadas por sus esposos,
de contribuir al empoderamiento y fortalecimiento de género y etnia; dentro de estas violencias se encuentra pues varios relatos indicaban que si tenían el clítoris
Ahora bien, cuando se habla de dicha solidaridad es los liderazgos de las mujeres indígenas a través de sus la práctica de la AGF. Aunque es una práctica doloro- grande, ellos las podían abandonar. También desde la
posible empezar a hablar sororidad, donde ya no solo sentires, historias, experiencias, identidades y desde sa, se reconoce que tiene gran importancia la no revic- cosmogonía indígena se planteó la creencia de que si
encontramos esas interconexiones sino que empeza- el autorreconocimiento de sus cuerpos. timización, además de ser un tema que ya abordé con la mujer se movía durante el acto sexual, podía destru-
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Ahora bien, la idea es ir más allá de la práctica y dar primer seminario las mujeres se hicieron en parejas que se pintan en sus rostros con tinta de kipara,20 para
cuenta de todas las demás reflexiones, resistcias,18 y se dibujaron a través de los mapas de cuerpo. Allí verse bellas y representar su cultura. Así pues, cuando
creaciones y capacidades de resiliencia,19 que las identificaron sus cuerpos por medio de sus vestidos, se abordó el tema de Derechos Sexuales y Reproducti-
Chamí han experimentado desde sus cuerpos. En el collares en chaquiras y su pelo largo y negro, plasman- vos,21 en este caso el derecho a la integridad personal,
do así su identidad cultural. Dibujaron el bienestar como física, psíquica y social, se habló del derecho a disfru-
18 Cuando me refiero a las resistencias de las mujeres Chamí quiero
indicar cómo dichas mujeres han resistido desde sus cuerpos frente destellos de luz que salían de sus cuerpos; la alegría en los tar de una vida en plenitud, libre de todo tipo de vio-
a las diversas violencias que las atraviesan. Dentro de estas violen- senos, representando lo femenino cuando amamantan a lencias, torturas y tratos crueles, por lo cual invité a
cias puedo mencionar violencias sexuales y domésticas, y la AGF,
sus hijos y cuando les brindan cariño a sus esposos; la las mujeres a que pintaran esa parte del cuerpo donde
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
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pintó la oreja para señalar la importancia de escuchar como la vulva/vagina, también ha sido un lugar tabú. del goce al compartir y por la autoconexión que se Chamí han representado diversas resistencias que
bien, y la octava se pintó debajo de un ojo y en la nariz, Asimismo, identificaron partes relacionadas con el manifiesta cuando disfrutamos de la danza, la música, han tomado forma a través del arte y la creatividad.
pues con los ojos puede ver por dónde camina y con la placer, como las uñas al rascarse, las manos al acari- el sol, o cuando simplemente tenemos presente nuestra
nariz puede oler lo que cocina. ciar, la boca al comer y besar, la nariz al oler la comida, capacidad de sentir. Evidentemente, al final del ejerci-
lo cual me permite remitirme al erotismo como forma cio las mujeres estaban sonrientes, y repetían: “Me Bibliografía
Así pues, es posible observar que existen diversas par- subjetiva de placer, ya que es posible erotizarse “des- sentí muy bien”, “me sentí feliz, muy alegre”, “con
tes del cuerpo con las cuales las Chamí se reivindican de el placer que sentimos al observar, oler, escuchar, ganas de trabajar” (Diario de campo, 2015). Libros
desde sus cotidianidades, en las cuales han identifi- degustar, acariciar (…) al disfrutar lo que hacemos,
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
106 107
FALLON HERNÁNDEZ
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sario.
108
ELOISA BERMAN
PARACOS EN EL HOGAR
Eloisa Berman Arévalo
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MARIA
MEDINA
Becaria Predoctoral FPI-UJI, Departament de Filosofia i Sociologia,
Universitat Jaume I (Castelló de la Plana, España), medinam@uji.es
Cada vez más mujeres ocupan cargos de responsabilidad Para empezar, partimos de la obra de Teresa De Lau-
en las empresas, lo cual las sitúa en un prisma de visibi- retis, quien aborda una cuestión que puede resultar
lidad social que tradicionalmente les ha sido negado. Si vital en la reflexión que aquí pretendemos realizar.
tenemos en cuenta que dichos cargos suelen encontrarse Nos referimos al concepto de “tecnologías del género”
altamente masculinizados, resultará sencillo comprender (1987), que la autora acuña a partir de la noción de
por qué nos preguntamos acerca de cómo la estructura “tecnología del poder” de Michel Foucault en su obra
empresarial y su cultura definen la identidad de las muje- Historia de la sexualidad (2012a). A través de esta ca-
res. Por tanto, vamos a reflexionar en torno a la articula- tegoría, De Lauretis señala los componentes que in-
ción de los discursos empresariales sobre la presencia de tervienen en la conformación de los géneros: “Podría-
la mujer en cargos de dirección, con el objeto de determi- mos llamar la tecnología del género, a las técnicas y
nar el sexismo subyacente a las prescripciones sobre el estrategias discursivas por las cuales es construido el
comportamiento que debe tener dicho grupo en el desa- género” (De Lauretis, 1994: 18). Dicha autora amplía la
rrollo de cargos de dirección. noción acuñada por Foucault para centrarse en los me-
canismos de poder que contribuyen a la conformación
de las identidades de género. A partir de esta idea va-
mos a referirnos al espacio de la empresa y a la litera-
22 Este estudio se inscribe en el Proyecto de Investigación Científica
tura del management como dos mecanismos de poder
y Desarrollo Tecnológico “Ética de la democracia: crisis de la política y
nuevas formas de participación de la sociedad civil” (P1.1B2013-24), que definen la posición de la mujer en la empresa, así
financiado por el Plan de Promoción de la Investigación de la como su manera de ser y estar en la misma.
Universitat Jaume I.
115
En las organizaciones empresariales podemos encon- si el diseño arquitectónico se encarga de crear códi- establecido en el año 1960, que no tiene en cuenta A partir de estas reflexiones entrevemos el potencial
MARÍA MEDINA
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trar diferentes tecnologías del género, en muchas oca- gos y espacios que configuran la subjetividad humana, a las mujeres. Es decir, normalmente, el estándar de del espacio de la empresa como un lugar en el que se
siones la misma cultura corporativa lo es, y su mate- bajo una ilusión de neutralidad se está perpetuando un temperatura de la climatización de los edificios está configuran normativamente las identidades de género.
rialización en el día a día laboral influye en la identidad discurso patriarcal. construido con base en la temperatura corporal de los En especial, resulta interesante considerar la influencia
de mujeres y hombres en el seno de lo productivo. Si- hombres, y esto, teniendo en cuenta que para ellos la de la empresa a la hora de configurar la identidad de
guiendo con el trabajo de Foucault, entendemos que la Así, existe todo un entramado de tecnologías que op- temperatura ideal es de 22 grados, mientras que para las mujeres líderes. En esta línea, además de los espa-
arquitectura ―también la de las organizaciones empre- eran para construir sexo y género de forma natural, las mujeres es de 25, implica que las necesidades de cios físicos, cuando nos referimos al ámbito de la em-
sariales― refleja de algún modo la autoridad y el orden, entre las que también se encuentra la arquitectura. En estas últimas se pasan por alto y quedan subordinadas presa y la configuración de las identidades de género
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
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Dentro de las tecnologías que se ponen en funciona- 2009). Sin embargo, más allá de la vía argumentati- manuales y guías para que las mujeres “aprendan Bibliografía
MARÍA MEDINA
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miento para señalar los límites corporales de las mu- va sobre la que se erijan dichos consejos, la cuestión a comportarse” para encajar en la empresa, se de-
jeres en espacios tradicionalmente masculinos como la vital es que ninguno fomenta un espacio empresarial bería fomentar una gestión empresarial ética (García- Alonso, Luis Enrique y Rodríguez Fernández, Carlos
empresa, este tipo de obras actúan como herramien- verdaderamente igualitario, ya que carecen de toda Marzá, 2004) desde la perspectiva de género (Kahale, Jesús (2013). “Los discursos del management:
tas disciplinarias del género. Y es que, tras un lengua- perspectiva de género en el desarrollo de la práctica 2013). En términos de espacialidades feministas, esto una perspectiva crítica”. Lan Harremanak, Vol.
je que puede parecer inofensivo, se esconde todo un profesional. implicaría tener en cuenta las experiencias, intereses 28 Nº. 1, pp. 42-69.
entramado ideológico que les dice a las mujeres profe- y necesidades de las mujeres a la hora de definir la
sionales cómo comportarse. Lo más importante es que Debido a que los cargos de dirección empresarial se gestión de las organizaciones, así como de diseñar Balbo, Laura (1994). “La doble presencia”, en Bor-
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CAMILO
BARBOSA
Trabajador social, Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca.
barbosacamilo21@gmail.com
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CAMILO BARBOSA
CAMILO BARBOSA
y experimentan las formas de explotación, dominación, Las diferentes violencias a las que han resistido las sobre los cuerpos, pues estos recibirían contaminantes fuentes de violencia hacia las mujeres,8 principalmente
subordinación y exclusión construidas. Por ello, el cuer- mujeres en Sumapaz subyacen en múltiples determi- producto de esta intervención (principalmente a través porque el control militar sobre la tierra, para su com-
po, además de sus procesos biológicos y psicológicos, naciones: dominio de clase, división sexual del trabajo, del consumo de agua). Para las mujeres, en el curso del pleta soberanía, implica el control de quienes lo habi-
son territorios “en que se expresan confrontaciones mistificación cultural de los roles, estigmatización de agua se entiende no solo el tiempo de siembra, riego tan, y porque este tipo de ejercicio violento ―dentro de
entre conjuntos de relaciones sociales. En este sentido, sus comunidades en el marco de la guerra, etc. y cosecha, sino también la necesidad de la convivencia la división sexual de la violencia―, ha sido dado como
el cuerpo se constituye en el territorio de las luchas so- en armonía con el ecosistema; si no es así, esta mues- labor a los varones, lo cual es campo de apertura para
ciales, las cuales suponen (…) la presencia del malestar Por una parte, las violencias de clase en Sumapaz se tra el daño mismo en el ciclo de vida: “Las mujeres, que se estigmaticen los cuerpos, sean vigilados, con-
y la disconformidad social” (Forte & Pérez, 2010, p. 3). han desarrollado en dos formas principales: primero, el junto con la organización de los hombres, hemos em- trolados, castigados y se violenten física, psicológica y
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
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CAMILO BARBOSA
CAMILO BARBOSA
siendo víctimas de ese control territorial por parte del (Entrevista N°. 4, 8 de febrero de 2016). La división diferentes escenarios: doméstico, familiar, etc., como rantía si no se tienen en cuenta las dinámicas de
Estado (Entrevista N°. 3, 19 de enero de 2016). entre mundo productivo (lo que genera salario) e im- en sus diversas formas, desde un golpe hasta el femi- división sexual del trabajo para el desarrollo pro-
productivo, o más especialmente la reproducción so- nicidio: “El tema, por ejemplo, de los feminicidios y de ductivo.
Llegaron muchos soldados. Yo estaba sola. Casi siem- cial de la vida (el mantenimiento del hogar, el cuida- la violencia contra la mujer persiste” (Entrevista N°. 1,
pre nosotras nos quedamos en casa cuando nuestros do y desarrollo social de los hijos, etc.,) principalmente 12 de enero de 2016). Es necesario agregar que “mu- Comenzar a equiparar las cosas, las cargas de trabajo,
esposos salen a trabajar. Usted sí que se parece a una ejercido por las mujeres (Federici, 2010), genera: uno, la chas cosas y muchos hechos han sido a puertas cerra- porque nada me gano yo como mujer campesina que
guerrillera. Lástima que no traje un álbum para com- dependencia de ellas de terceros, y dos, que el trabajo das” (Entrevista N°.2, 15 de enero de 2016). a mí me den una parcela en el territorio de Sumapaz,
parar, me dijo un militar. Luego vi cuando se metió de las mujeres, al ser tratado como propio y naturaliza- que sea propietaria, si la carga laboral de mí hogar
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
128 129
CAMILO BARBOSA
CAMILO BARBOSA
trevista N°. 2, 15 de enero de 2016). Para ello es Conclusiones Bibliografía Fernández, M. (15 de enero de 2016 ). Sumapaz: úl-
imperativo no entregar cuerpos a la guerra: “Hemos timas noticias de una vieja guerra. Obtenido de Re-
dicho: ¡no parimos hijos para la guerra, no al Servi- Las lideresas enuncian que las mujeres en Sumapaz vi- Alcaldía Local de Sumapaz (2012). Plan de Desarrollo vista Ecaminos: http://revista.ecaminos.org/article/
cio Militar!” (Entrevista N°. 2, 15 de enero de 2016). ven todas las violencias: la económico-social, la física, Económico, Social, Ambiental y de Obras Públicas de sumapaz-ultimas-noticias-de-una-vieja-guerra/
la sexual y la psicológica. Por ello reivindican, por me- la Localidad Veinte de Sumapaz, D.C., 2013-2016. Bo-
• Valorar los trabajos “improductivos”. El recono- dio de la politización de las relaciones hegemónicas que gotá: Alcaldía Mayor de Bogotá. Forte, G., & Pérez, V. (2010). Cuerpo, territorio del
cimiento del valor del trabajo de las mujeres en la cruzan el cuerpo y la tierra, una construcción del terri- poder. Buenos Aires: Colectivo Ediciones-Ediciones
reproducción social para sus vidas y de sus familias. torio que se refleja, principalmente, en: a) el acceso a la Cabnal, L. (2010). Acercamiento a la construcción de P.I.Ca.So, Colección Avances N° 1.
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
130 131
KAREN
pEREZ
Licenciada en Ciencias Sociales, Universidad Distrital Francisco José de
Caldas. Estudiante de la maestría en Historia y Memoria, Universidad
Nacional de la Plata, Argentina. karempereza@gmail.com
135
por lo que el derecho a una vivienda propia es esquivo sionalmente e infieles. ras en que se encuentran y operan las formas de domi- olvidar. Es curioso cómo las zonas de segregación solo
KAREM PÉREZ
KAREM PÉREZ
para estas familias, que duran la vida entera pagando nación (Cumes, 2012:11). tienen peso político por intermedio del dolor, aparecen
arriendo. Esta realidad segregadora constituye el tras- Así las cosas, el asesinato de sus hijos a manos de las en el mapa cognitivo nacional cuando la sangre deja
fondo de las ejecuciones extrajudiciales; los jóvenes Fuerzas Militares es una, quizás la más cruenta, de las Aunque Cumes se refiere a mujeres indígenas, pensa- ver las huellas del terror. Y en ese terror las madres han
asesinados fueron seleccionados por habitar las zonas múltiples formas de opresión a las que se ven someti- mos que esta idea puede trasladarse al quehacer de las actuado, pero no desmarcándose del espacio de mar-
de pobreza y marginalidad, todo para generar resulta- das las vidas de estas mujeres, que experimentan con madres de Soacha, quienes en su calidad de subordi- ginalidad, es ahí donde han construido su trinchera,
dos aparentes de la política de Uribe Vélez. En últimas, mayor intensidad la intersección de los sistemas de nación histórica y cruzadas por una experiencia dolorosa, sus hogares han devenido en espacios políticos de en-
marginalidad y lucha contra la guerrilla, un entronque opresión de clase y género, es decir, como mujeres empo- han elaborado con agudeza propuestas para entender, cuentro y reflexión. En la periferia de la ciudad capital,
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
136 137
tan la precariedad de sus condiciones económicas, en el presente, la experiencia violenta se ha modifica- De manera simultánea a la reinterpretación de la apatía, resistencia y resignificación” (2015: 293).
KAREM PÉREZ
KAREM PÉREZ
tales como el desempleo o subempleo, la falta de vivi- do gracias a otras experiencias, “superponiéndose e memoria hegemónica, estas mujeres han tenido que
enda y la falta de oportunidades para el resto de sus impregnándose unas de otras” (Koselleck, citado por cuestionar sus propias identidades desde su ser mu- En términos concretos, se trata de las luchas cotidianas
hijos, que las constriñe a imaginar la indemnización Jelin 1993:341). Por ello les es posible emitir signifi- jer empobrecida (perspectiva interseccional, género y frente a jerarquías de género y clase, que sin ser frontales,
como una posible salida a sus deudas (entre ellas, las caciones y resignificaciones de lo sucedido; una de clase), con la afirmación “yo admiraba a las Fuerzas visibles o contundentes, involucran negociaciones perma-
adquiridas por el asesinato de sus hijos o inhumación), las madres, con tristeza y algo de rabia, recuerda que Militares” fuimos testigos de un desplazamiento políti- nentes en relaciones con la estructura de dominación y la
a pesar del dolor que esto implica. También consideran admiraba a las Fuerzas Militares, al punto de usar en co y ético, participamos de la interpretación que ha exclusión que reproducen las memorias generizadas. Las
la reparación como un factor excluyente, ya que solo a una ocasión el uniforme militar de su hijo, que presta- hecho del pasado, pero también de su construcción resistencias cotidianas que frente a una estructura de
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
138 139
la construcción de las memorias selectivas en las que Bibliografía
KAREM PÉREZ
140
CARTOGRAFÍAS
CARTOGRAFíAS DE
ESPACIALIDADES FEMINISTAS
143
CARTOGRAFÍAS
CARTOGRAFÍAS
MAMU - mapa de coletivos de mulheres
“MAMU, el mapa de coletivos de mulheres” se enfoca lupe, que describe su vida y sus aspiraciones en la zona
en la visibilización de las mujeres y los grupos, orga- fronteriza entre Guatemala y México. Finalmente, el
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
Vínculo: http://www.mamu.net.br/
http://feminismo.org.br/movimentos/
144 145
CARTOGRAFÍAS
CARTOGRAFÍAS
Entre ellas, la iniciativa de Spark, “Women on the incluyan detalles diferentes que enriquecen las historias Y finalmente, queremos compartir la cartografía como el acoso sexual “en un nivel espacial y comunitario”, para
Map” (Mujeres en el mapa), http://www.sparksummit. contadas desde otras fuentes o perspectivas más hege- herramienta hacia la construcción de futuros diferentes identificar “dónde están ubicados los espacios de violencia
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
146 147
CARTOGRAFÍAS
CARTOGRAFÍAS
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
Vínculo: http://harassmap.org/en/what-we-do/the-map/
148 149
CARTOGRAFÍAS
CARTOGRAFÍAS
Mujeres, ¿y al Valle cómo lo hacemos?:
dibujando al río
En un taller de mapeo con mujeres del corregimiento bordes del río con el lápiz, otras tomaban el color azul
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
Autora:
Lida Sepúlveda López, docente investigadora,
Instituto de Estudios Regionales, Universidad de Antioquia.
150 151
CARTOGRAFÍAS
CARTOGRAFÍAS
Tácticas y vulnerabilidades de la mujer
migrante. La frontera habita desde la
perspectiva de género
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
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CARTOGRAFÍAS
CARTOGRAFÍAS
Museo Q: Lo que se ve no se pregunta
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
Museo Q
Correo: museoq@gmail.com
Facebook: https://www.facebook.com/MuseoQ/
Twitter: @museoq
Instagram: @museoq
154 155
NATALIA BARRAGÁN
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
ESPIRAL DE TEJIDO
Natalia Barragán
Cuatro mujeres confluimos en Ciudad de México en el año de 2014 y nos dispusimos a sembrar
un espiral de tejido, en el cual aprendimos lo que significa tejer la mochila pensamiento, un
regalo de las hermanas de la Sierra Nevada. Aprendimos que se empieza por un ombligo de
nueve nudos, donde se inicia el viaje de la medicina de la araña. La metáfora del tejido nos
enseña que además de hacer nudos que avanzan en espiral formando un cuenco de lana,
tejemos recuerdos, memorias y vínculos, tejemos un espacio de sororidad.
Espiral de Tejido
156 157
¿Por qué y cómo considerar una
perspectiva feminista en el estudio del espacio?
PENSANDO
Esta sección está dedicada a la inclusión de reflexiones cortas de académicas de
diversos países en torno a su relación personal y profesional con el tema central de
la Boletina. Para construirla le pedimos a cada una responder de forma breve a una
CON OTRAS pregunta en particular: ¿Por qué y cómo considerar una perspectiva feminista en el
estudio del espacio? Como resultado de esta invitación, ocho geógrafas, antropólo-
VOCES LAS
gas y sociólogas feministas de distintos rincones de Brasil, Estados Unidos, Argen-
tina, México y Colombia nos compartieron sus sentires y pensares, sus proyectos,
sus experiencias. En sus respuestas reflexionaron sobre su propio trabajo y vincu-
ESPACIALIDADES laron narrativas de muchos tipos. Con ello, esta sección da cuenta de la riqueza que
habita el mundo académico en esta articulación entre espacialidad y feminismo.
FEMINISTAS Algunas de nuestras invitadas (Lins Franca, Ritterbusch y Lyons) llaman la aten-
ción sobre cómo las perspectivas feministas en torno al espacio y en su diversi-
dad, convocan a análisis relacionales sobre la comprensión de las desigualdades
ISADORA LINZ FRANCA y el poder. Esto es, aproximaciones que atraviesan no solo nuestras herramientas
AMY RITTERBUSCH conceptuales, sino también nuestras formas de escritura y de estar con las y los
KRISTINA LYONS otros. Algunas (Asher, Ulloa y Merlinsky) nos invitan a considerar que estos enfo-
KIRAN ASHER ques subrayan las interdependencias humanas y no humanas de lo que somos,
ASTRID ULLOA interdependencias políticas, prácticas, epistemológicas. Unas más (Soto y Chá-
GABRIELA MERLINSKY vez-Rodríguez) se preguntan por la importancia de trascender los binarismos en
PAULA SOTO la comprensión del espacio y abrazar las intersecciones, aquellas que configuran
LIBERTAD CHAVEZ0RODRÍGUEZ tanto nuestra vulnerabilidad como nuestra acción política.
158 159
ISADORA LINZ FRANCA
Espaço, sexualidade e poder:
uma perspectiva feminista
Isadora Linz Franca, Universidade Estadual de Campinas, Brasil,
isa.linsf@gmail.com
161
ISADORA LINZ FRANCA
como gênero se entrelaça a raça, a classe social, a sexu- transexuais contavam com poucos espaços de lazer e so-
alidade, a nacionalidade, a idade, entre outras. Trata-se ciabilidade, enfrentando toda sorte de discriminação e de
de categorias poderosas de classificação e organização violência quando procuravam os lugares de encontro vol-
da vida social, que dificilmente podem ser compreendi- tados para gays e lésbicas. A pesquisa mostrava que, em-
das isoladamente. bora São Paulo procurasse se afirmar como dona de um
mercado animado voltado para gays e lésbicas, prova de
Nas pesquisas que tenho realizado, particularmente, sua vocação para a diversidade, no plano mais concreto
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
o impacto da perspectiva feminista se revela antes de de como os espaços se construíam e eram vividos pelas
tudo na compreensão de que o espaço não é uma su- pessoas se recolocavam segregações e hierarquias que
perfície lisa, mas estriada por relações de poder. Ainda, produziam uma cidade muito mais hostil – e ao mesmo
de que quando falamos em espaço estamos falando de tempo ainda plena de potencialidades.
um feixe de relações, aberto a transformações, atuali-
zando-se a cada momento nas práticas das pessoas e
nos significados que elas lhes atribuem.
Bibliografía
Na minha experiência de pesquisa, isso se revela na pro-
dução da cidade: ao realizar pesquisas em meio aos lu- Massey, Doreen. Pelo espaço: uma nova política da espa-
gares de encontro de pessoas que se classificavam am- cialidade. Rio de Janeiro: Bertrand Brasil, 2008.
plamente a partir do termo LGBT na cidade de São Paulo,
No livro, a autora realiza uma reflexão sofisticada e imag-
compreendi como os espaços de encontro atuavam na
inativa a respeito do modo como compreendemos o es-
produção de diferenças e hierarquias sociais. Embora
paço. Alternando entre vários registros, das discussões
não as criassem, certamente eram capazes de reforça-las
mais conceituais aos recursos da memória afetiva, Do-
ou não. Na pesquisa em que realizei, São Paulo mostra-
reen Massey coloca em questão visões mais fixas e
va-se uma cidade de imensa diversidade, mas de es-
menos críticas do espaço, propondo um argumento que
paços ocupados diferencialmente: os homens tidos como
espacializa as relações de poder e, inversamente, ressalta
“femininos” e as mulheres tidas como “masculinas” e as
as relações de poder que compõem o espaço. O resultado
pessoas mais velhas, mais gordas e mais escuras eram
traz um sutil equilíbrio que alia um horizonte político sem-
empurradas para lugares de encontro menos valorizados
pre presente a um refinado debate conceitual.
ou cuidados pelo poder público. As travestis e mulheres
162
AMY RITTERBUSCH
Un análisis socioespacial
de la mirada violenta
hacia los habitantes de calle
165
AMY RITTERBUSCH
AMY RITTERBUSCH
Necesitamos intervenir, vivir y analizar el espacio pú- violento y humillante hacia los seres humanos que se Bibliografía
blico con una visión crítica que contempla las espa- encuentran abajo. Esta ubicación, altamente visible y
cialidades y relaciones de poder que generan múltiples controlable, es precisamente lo que buscaba la fuerza Massey, Doreen. 1994. Space, Place and Gender. Min-
marginalizaciones, exclusiones, silencios y desigual- pública para poder controlar y contener a los cuerpos neapolis: University of MinnesotaPress.
dades en la ciudad. La incorporación de diferentes no deseados en un lugar… en un lugar sucio, oscuro,
aportes de los diferentes feminismos nos ofrecen invivible, lleno de agua contaminada… El único lugar Wright, M. (2004). From protests to politics: Sex
work, women’s worth, and Ciudad Juárez
lentes analíticos afinados para entender y contextu- que puede abrir la ciudad para estas personas. La ubi-
modernity. Annals of the Association of American
alizar el poder, la desigualdad y la injusticia. Como se cación socio-espacial dentro del caño del Transmilenio
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
166 167
AMY RITTERBUSCH
Habitar, seguir las
relaciones y enredarse
Kristina Lyons, Estudios Feministas, Antropología,
y Centro de Investigación sobre Ciencia y Justicia (SJRC)
Para mí, una perspectiva feminista en el estudio del y los conocimientos campesinos en el Putumayo. La
espacio busca habitar los intersticios en términos intención no era buscar una simetría analítica que co-
analíticos, metodológicos y ético-políticos, es decir, lapsara las diferencias entre las prácticas científicas y
habitar, literalmente, los espacios entre las disciplinas, otras prácticas, sino mantener la tensión entre ellas
diversas prácticas y formas de escribir. Para habitar un para visibilizar las relaciones de poder, los posibles
espacio trandisciplinario e interseccional, es necesario momentos de convergencia y las limitaciones y poten-
seguir las relaciones, esto es, enredarse para abordar cialidades de diferentes formas de relacionarse con lo
la investigación, el diálogo, la conceptualización y la que algunos llaman el suelo y otros no, porque para
escritura. Por ejemplo, en los intersticios entre la an- estos últimos el suelo como objeto de estudio o enti-
tropología y los estudios feministas de la ciencia donde dad no existe o no es tan relevante. Hacer un estudio
me ubico como investigadora, la experiencia etnográ- horizontal en el ámbito de los estudios sociales de la
fica me impulsó de no solo realizar investigación en ciencia reconoce que las prácticas no científicas ―lo que
los laboratorios y las instituciones del Estado con los el pensamiento moderno ha denominado “creencias”,
técnicos y científicos, sino también de adelantar tra- “supersticiones”, “mística” y “religión”― son el afuera
bajo de campo en las huertas, las fincas, los bosques constitutivo de lo que conocemos como ciencia. Mu-
y la selva con los campesinos y los movimientos socia- chas veces estas prácticas han sido marginalizadas y
les en el suroccidente del país. En vez de solo “Study consumidas por la misma ciencia para que las ciencias
Up” de manera vertical a las prácticas y la producción modernas puedan saber lo que dicen saber. Otro ám-
de conocimiento científico del suelo, por ejemplo, bito donde las perspectivas feministas son claves para
era igualmente importante aprender de las prácticas mí, es en la práctica de la escritura etnográfica. Fui
169
AMY RITTERBUSCH
Bibliografía sugerida
170
PRESENTACIÓN
The Connections between Worlds,
Logics, Non-humans and Their Human Kin
Kiran Asher, PhD
Feminist perspectives are as diverse as the world. But Ma: Because we could not understand nature
across their differences they highlight connections, re-
minding us that we emerge in relation to others. These Me: So who made nature?
relations shape histories and geographies. Many fem-
Ma: Gods
inisms, though not always properly named as such,
have shaped my work as a biologist and social scientist Me: if gods made Nature and humans made gods, did
in Asia and Latin America. Here I share two moments humans make nature too?
that foreground such connections. The first is a con-
versation with my mother circa mid-1970s, which went Ma: No, nature made humans
like this:
Such complex and non-causal logics were at the heart
Me: Do you believe in god? of the relations among divine and mortal characters in
the folk tales and epic stories I heard as child in Bom-
Ma: Yes bay, India. These characters were shape shifting and
the boundaries between human and non-human worlds
Me: Why?
was fluid and dynamic. Such fluidity also underlay the
Ma: because we (humans) made gods spirited debates about the relations between nature
and culture, science and superstition, modernity and
Me: Really? Why? tradition, colonialism and nationalism, philosophy and
173
religion, power and politics, spirituality and material- Bibliography
KYRAN ASHER
that day. Discounting differences in my attire and terword are an accessible introduction to her complex
childless status, I could well have been her double. She ideas. In the former, Spivak remarks on the distinction
looked at me curiously and asked me what river I was between subalterns and organic intellectuals, and the
from, and who I was visiting in the village. I replied ethical challenges of an engagement between them. The
that I was from a large city along an ocean on the other Afterword offers critical insights on “fourth world political
side of the world. Indeed, Christopher Columbus had ecology,” critiques of capitalism and the World Bank, and
been looking for my people and our lands. But he got of “multicultural” approaches including those mobilized
lost. On reaching the Americas he called the people by diasporic scholars in the West. They are still relevant
he met “Indians.” Despite the distance then, she and today.
I were related: perhaps not by blood, but by colonial
misadventures and misrecognition of difference.
174
ASTRID ULLOA
ACCIONES Y RESPUESTAS FRENTE
A LOS EXTRACTIVISMOS: FEMINISMOS TERRITORIALES
Astrid Ulloa
Profesora Titular
“[La] defensa del territorio-tierra para que esté libre de minería está muy gen-
eralizada pero dentro de este viven los cuerpos de mujeres que están vivi-
endo opresiones y violencias. De ahí nace el planteamiento de recuperación
y defensa del primer territorio que es el territorio-cuerpo” (Lorena Cabnal,
2013. https://www.diagonalperiodico.net/global/defender-territorio-la-miner-
ia-sin-defender-cuerpos-mujeres-la-violencia-sexual-es).
Para abordar estos interrogantes tengo que partir de los monocultivos, o la explotación de hidrocarburos, y
mi interés por la relación entre género y extractivis- por las demandas de estas mujeres sobre una visión
mos, en particular la minería, que surgió como un eje territorial que se centra en la vida.
de investigación respondiendo a preguntas sobre el
aumento de la violencia hacia las mujeres y los cuer- Estos procesos políticos, tanto de hombres como de
pos feminizados, y la destrucción del territorio y los mujeres, que se han generalizado en América Latina
medios de vida de diversos pueblos indígenas, afrode- se pueden entender desde una perspectiva feminista
scendientes y campesinos en América Latina debido a del espacio, la cual posiciona tanto otras geopolíticas,
la extracción minera. Paralelamente, me pregunté por unas alter-geopolíticas, como visiones territoriales al-
las implicaciones del aumento de protestas y acciones ternativas y procesos de cuidado en diversas escalas,
de mujeres indígenas, afrodescendientes y campesinas empezando por el cuerpo-territorio. Esta perspectiva
en contra de la minería, que son extensibles a otros también permite comprender el aumento de diversas
extractivismos, como los asociados al control del agua, formas de violencia hacia las mujeres en contextos ex-
177
tractivos, y la emergencia de redes de mujeres indí- Bibliografía
ASTRID ULLOA
de mujeres sobre un control local de los procesos ex- cas desde propuestas que responden a otras ontologías
tractivos y por ende del subsuelo, es decir, una política y, por consiguiente, a espacialidades alternativas.
vertical del territorio. De la misma forma, de sus de-
mandas por otras relaciones de género entre hombres
y mujeres en procesos de defensa del territorio, traba-
jo, movilizaciones, luchas y resistencias.
178
GABRIELA MERLINSKY
Las mujeres y la justicia ambiental.
Ecologías del cuerpo y políticas de conocimiento
Gabriela Merlinsky
Desde hace algunos años trabajo con diferentes orga- forman en reclamos que exigen diferentes formas de
nizaciones territoriales para reunir evidencias sobre la reparación a los cuerpos afectados.
construcción de demandas ambientales en diferentes
lugares de Argentina. Mis trabajos de campo se han Es importante señalar que la mayoría de estos movi-
concentrado en seguir los pasos de diferentes experi- mientos están integrados por mujeres. En Buenos Ai-
encias de “epidemiología popular”, es decir, formas de res, el grupo de las “Madres de las Torres” se orga-
producción de conocimiento en las que los pobladores nizó para impedir el ingreso de camiones a una planta
y grupos afectados por diversos peligros ambientales de tratamiento de residuos, hasta lograr el cierre de
desarrollan diferentes investigaciones para establecer la planta. En la provincia de Córdoba, las “Madres del
los orígenes de los problemas de salud que los aque- barrio Ituzaingó” protagonizaron diferentes protestas
jan. A diferencia de la epidemiología tradicional (real- y acciones judiciales en contra de las empresas que fu-
izada por científicos), la epidemiología popular busca migaron con glifosato sus lugares de residencia.
incorporar en el análisis eslabones causales de may-
or alcance, lo que incluye tomar en consideración los La noción de los “intereses prácticos de género” ex-
intereses empresarios, las decisiones gubernamental- plica por qué las mujeres actúan colectivamente en
es y las regulaciones. Se trata de investigaciones que respuesta a diversas amenazas dirigidas a sus famil-
buscan establecer cuáles son los actores responsables ias o comunidades y asumen la autoridad para hablar
y, por eso mismo, sus principales resultados se trans- en representación colectiva. Estas mujeres piensan
181
GABRIELA MERLINSKY
La maternidad como eje de identificación, no solo re- Mies, María y Shiva, Vandana (1997). Ecofeminismo.
mite a lo estrictamente “doméstico”, sino también a Teoría crítica y perspectivas, Barcelona, Icaria.
aquello que proporciona un sustrato vital para el ac-
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
182
PAULA SOTO
Miradas feministas al espacio urbano
Tal como lo he planteado en diferentes espacios1 las ciudades. En segundo lugar, el concepto de géne-
(Soto, 2009; Soto, 2011; Soto, 2014), la incorporación ro permite visibilizar las relaciones de poder que se
de la categoría de género marca una especificidad en articulan al espacio, de manera que el poder cruza
el estudio de los espacios urbanos. En primer lugar, se distintas escalas espaciales: el cuerpo, los lugares de
pone en el centro el cuestionamiento al uso extendi- trabajo, los espacios domésticos, sitios para espar-
do de las clásicas dicotomías geográficas tales como cimiento, los centros comerciales, las plazas, el barrio,
público-privado, abierto-cerrado, centro-periferia, pro- la comunidad, en todos es posible ver las diferencia-
ducción-reproducción, móvil-inmóvil, asociadas a las ciones geográficas de la masculinidad, la feminidad y
nociones de masculinidad y feminidad, que han sido sus significados. En tercer lugar, adoptar el enfoque
fundamentales tanto para pensar como para diseñar de género contribuye a desnaturalizar las identidades
1 . Soto, Paula (2009). “Lo público y lo privado en la ciudad”, como esencia femenina o masculina; en efecto, des-
Revista Casa abierta al tiempo. Vol. II, 4ª época N° 17, correspon- de una perspectiva geográfica se ha enfatizado en que
diente al mes de marzo. las identidades de género solo son comprensibles en el
Soto, Paula (2011). “La ciudad pensada, la ciudad vivida, la ciudad
imaginada. Reflexiones teóricas y empíricas. Revista La Ventana. cruce etnia, edad, nacionalidad, clase, etc., cuyas mar-
Centro de Estudios de Género de la Universidad de Guadalajara. cas son siempre espaciales.
Núm. 34, Diciembre 2011, pp. 7-38.
Soto, Paula (2014). “Patriarcado y orden urbano. Nuevas y viejas for-
mas de dominación de género en la ciudad”. Revista Venezolana de Un caso que he analizado (Soto, 2014) en este último
Estudios de la Mujer, Enero-junio 2014, Vol. 19, Núm. 42, pp. 199-214. tiempo es la movilidad y los donde encontramos que la
185
planificación de los transportes ha ignorado las necesi- Bibliografía
dades de las mujeres en su diseño. Así, la evidencia
PAULA SOTO
empírica indica que hay patrones de desplazamiento McDowell, Linda (2000). Género, identidad y lugar, un
diferenciales: las mujeres se desplazan más a pie y en estudio de las geografías feministas. Madrid: Cátedra.
transporte público; proporcionalmente, tienen menos
Es una referencia indispensable para acercarse a las
permisos y licencias de conducir y conducen menos;
preguntas sobre cómo las relaciones de género son in-
viajan en coche como pasajeras con mayor frecuencia;
fluenciadas por el espacio y al mismo tiempo el espacio
se desplazan menos por trabajo y más por compras y
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
186
Libertad Chávez-Rodríguez
Aspectos espaciales de
gestión de riesgos de desastres con
perspectiva de género e interseccionalidad
El quinto reporte del Panel Intergubernamental so- cas de los individuos, se denomina interseccionalidad.
bre Cambio Climático reconoce el incremento de
la inequidad de género como consecuencia de los A su vez, tales vulnerabilidades ante eventos climáticos
eventos climáticos y desastres relacionados con el y desastres guardan estrecha relación con la segregación
cambio climático en interrelación con mecanismos socioespacial, puesto que personas y grupos sociales, ya
socio-económicos e institucionales que perpetúan de por si vulnerables ―en razón de las diferenciaciones e in-
vulnerabilidades diferenciadas. Mencionar vulnerabil- equidades mencionadas― se vuelven aún más vulnerables
idades diferenciadas es reconocer que las mujeres o cuando están geográficamente segregados y expuestos
los hombres, en su conjunto, no constituyen grupos a amenazas naturales recurrentes, por ejemplo, inunda-
homogéneos, sino que presentan grandes diferencias ciones, deslaves y derrumbes por lluvias torrenciales y
en razón de diferenciaciones e inequidades, no solo huracanes.
con base en el género sino también en la raza/etnia, la
En términos de género y espacio, ejemplos de aspec-
clase social y otras variables como edad y dis/capaci-
tos importantes para la gestión de riesgos de desas-
dades físicas. En el campo de los estudios de género,
tres son:
las interrelaciones del género con otros mecanismos
de exclusión, discriminación u opresión, basados en • Las capacidades de movilidad física de las perso-
desigualdades sociales y de poder relativos a cuestio- nas ante emergencias (saber conducir medios de
nes raciales/de etnicidad, de clase y otras característi- transporte, saber nadar, etc.).
189
Libertad Chávez-Rodríguez
• Uso y permanencia diferenciada en espacios públi- raza/etnia y clase, las cuales tienen un papel fundamen-
cos y privados en razón de actividades mayoritaria- tal en la determinación de la vulnerabilidad social ante
mente asignadas con base en el género a hombres desastres.
(trabajo remunerado fuera del hogar) y mujeres
(labores domésticas, crianza y cuidado de niños,
enfermos y adultos mayores), respectivamente, lo
Bibliografía
que implica:
Boletina No. 5 Espacialidades Feministas
190