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Hace días escribí sobre có mo la pandemia de coronavirus es un megá fono de Dios para llamarnos al
arrepentimiento y acercarnos a É l. Nos recuerda cuá n pequeñ os y pecadores somos; cuá nto
necesitamos que Dios tenga misericordia de nosotros. Ahora quiero ir má s allá en esta línea de
pensamiento: una de las formas en que la pandemia actú a como este megá fono es exponiendo ídolos
en nuestras vidas que tal vez no reconocíamos como tales.
Es posible no tener imá genes o figuras de vírgenes y santos en nuestras casas y aun así tener ídolos en
nuestros corazones (Ez. 14:3). Segú n la Biblia, la idolatría es tratar algo bueno en sí mismo como si
fuese lo má s valioso y necesario para vivir. Es despreciar a Dios buscando saciar la sed de nuestro
corazó n aparte de É l (Jer. 2:11-13). Y nada aparte de É l puede redimirnos, dar propó sito a nuestras
vidas, y satisfacer nuestros corazones.
Estos son algunos ídolos que la pandemia puede estar exponiendo en nuestras vidas:
El ídolo de la productividad
Muchas personas aman terminar de cumplir con una lista de tareas o una agenda, esto las hace sentir
completas y ú tiles. Las distintas apps que existen para asistirnos en la buena meta de ser productivos
usan disparos de dopamina para recompensarnos cuando completamos tareas y eso nos gusta. Google
Calendar nos ayuda a llevar rutinas y ser organizados.
Y sin notarlo, a menudo permitimos que nuestra identidad y alegría dependa de las cosas que logramos
durante el día y no de lo que Jesú s logró con su muerte y resurrecció n. Nuestra esperanza está en
nuestras obras, así pretendemos justificar nuestras vidas ante Dios y sentirnos mejor con nosotros
mismos. Entonces llega una pandemia para cambiar nuestros planes y nos enseñ a que no solo de
productividad vivirá el hombre.
El ídolo de la salud
Muchos de nosotros invertimos dinero en las mejores dietas a nuestro alcance y buscamos ser las
personas má s higiénicas que podamos. Hacemos ejercicios para sentirnos fuertes y con una mejor
calidad de vida.
Al igual que la productividad, esto no es malo en sí mismo. Pero no importa cuá nto procuremos el
bienestar de nuestros cuerpos, algunas cosas como la muerte y enfermedad son inevitables para
nosotros.
Personas que por añ os vivieron cuidando su salud ahora está n muertas o enfermas por un virus contra
el que no existe vacuna. Esto nos recuerda que, sin importar cuá nto cuidemos nuestros cuerpos en este
mundo, solo somos polvo y como la hierba pasajera (Sal. 10314-16). Somos má s frá giles de lo que
creemos y esto debe movernos a buscar al Señ or (Sal. 90).
Las redes sociales quieren nuestros corazones, que publiquemos nuestras vidas en ellas y nos
comparemos constantemente con los demá s, pero la crisis actual nos recuerda que hay cosas má s
importantes que tener una selfie en un lugar asombroso, compartir los lugares que visitamos, o
tener miles de likes. Y justo ahora podemos sentir mucha insatisfacció n y frustració n por estar en
cuarentena, ¿no es cierto?
Una vida atractiva no es una vacuna contra ninguna enfermedad o crisis, ni la clave para vivir con un
verdadero gozo y significado. La ironía del evangelio, en cambio, revela que la clave para
tenerlo todo es tener a Aquel que tomó el camino menos atractivo de la historia y nos llama a vivir para
É l (Mr. 8:31-37).
Reflexión final
Algunas de estas cosas pueden ser difíciles de leer. También fue difícil escribirlas. La exposició n de
nuestros ídolos no nos brinda una satisfacció n, ni alivio. Revela nuestra estupidez al confiar en cosas
que en realidad no pueden salvarnos de una vida miserable. Pero si Dios está sacando a la luz ídolos
que no queríamos admitir en nuestras vidas, no es para que nos quedemos abatidos o para que seamos
avergonzados. Es para que escuchemos mejor su llamado: “El que beba del agua que yo le daré, no
tendrá sed jamá s, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota
para vida eterna” (Jn. 4:13).