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LA NAVIDAD DE GABRIEL

Por Marco Antonio Hernández.

Cierto día el ángel Gabriel reacomodaba una vez más su oficina;


su trabajo realmente le complacía, “El mensajero principal entre Dios y
los hombres”; pero en los últimos tiempos estaba muy pasivo, por
curiosidad se puso a hacer cuentas, ¡quedo sorprendido! Hacía ya
trescientos años que Dios no nombraba un profeta en su pueblo
escogido Israel, aunque quizá eso de los profetas no había funcionado,
nadie les hacía caso; pero en fin “Inescrutables son los caminos del
Señor”, “solo Él se entiende”.

De repente fue interrumpido de sus meditaciones por un llamado,


“preséntate en la sala del Trono”, rápidamente se alistó y salió; en el
camino experimentaba gran emoción y curiosidad, ¿que haría Dios
ahora?, ¿nombraría un patriarca mas importante que Moisés?, ¿un sumo
sacerdote mayor que Aarón?, ¿un juez mas fuerte que Sansón?, ¿un
guerrero mas poderoso que Gedeón?, o incluso más poderoso que el
ángel Miguel, ¿un rey mas glorioso que David?, ¿un profeta mayor que
Elías?, o bien ¿por que no? ¡todo esto combinado en un solo hombre!,
sería portentoso sin duda, pero... ¡imposible encontrarlo!.

Al llegar a la sala del trono se abrieron las puertas de la gloria,


pudo observar a los ángeles adoradores y a los querubines celebrando a
Dios con gran gozo, al fondo, en el trono, Dios Padre, Hijo y Espíritu
Santo, desbordaban tal júbilo que se contagió de inmediato, al grado
que corrió hasta llegar a los pies de trono y preguntó ¿cuál es la misión
que debo cumplir?; de repente cayó en la cuenta que ¡no había hecho la
reverencia que religiosamente hacía cada que se presentaba ante el
trono!, y tuvo gran temor, pero Dios que conoce todos los corazones,
simplemente se rió.

Luego dijo el Padre “he decidido salvar al mundo”, Gabriel


preguntó: ¿de qué?, de sus malos caminos, de su propia maldad, y del
castigo eterno al que están condenados, contestó el Padre, ¿pero ni
patriarcas, jueces, reyes ni profetas han podido convencerlos? ¿quien
podrá lograrlo? preguntó de nuevo; la respuesta de Dios lo sorprendió:
precisamente el personaje en el que venías pensando en el camino, la
combinación de las más altas virtudes, el Mesías prometido.

Gabriel cada vez más sorprendido exclamo ¿y quien es este rey de


gloria?, ¡YO SOY! Contestó Dios Hijo.
La respuesta resonó como un trueno en su mente, la revelación lo
dejó pasmado, “Dios hijo era el Mesías prometido”, quien pudo
imaginarlo, la idea simplemente no cabía en su cabeza.

Al mediodía nos reuniremos en la sala de táctica (fue sacado de su


aturdimiento por la voz de Dios) para que todos conozcan el plan
general y detallar su misión a cada quien.

Señor, con tu permiso me retiro para prepararme, dijo Gabriel,


Dios le sonrió, y asintiendo lo miró tiernamente; su aturdimiento se
convirtió en ensueño, una sola de esas miradas podría sostenerlo por
miles de años, realmente el amor de Dios es incomprensible, pero
suficiente para sostener a cualquiera y darle la vida más plena que
alguien pudiera imaginar.

En el delirio de esa mirada partió hacia su oficina. Al llegar


simplemente se sentó y continuó paladeando aquel instante. Después de
un buen rato, uno de sus asistentes lo hizo volver en si, Gabriel ¿tienes
ya instrucciones ? ¿qué debemos preparar?. Aún no lo se, contestó, pero
sin duda nada volverá a ser igual.

El mismo había llevado muchos mensajes a los hombres acerca


del Mesías, desde Adán, Moisés, David, los profetas... Muchas profecías
empezaron a tener significado en su mente, Emmanuel “Dios con
Nosotros” no significaba solamente “Dios nos apoya” sino “Dios viviendo
en medio de nosotros”.

Sin duda esta era la misión más importante desde la creación; la


historia de la humanidad esta sembrada de fracasos: la expulsión del
paraíso, el arca de Noé, la torre de Babel, el éxodo de 40 años en el
desierto, la cautividad de 70 años en Babilonia, guerras, asesinatos,
traiciones, en fin, la naturaleza de los hombres es malvada. Tal como se
le había revelado a David en aquel salmo: todos se desviaron, a una se
corrompieron, no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
Algunos son abiertamente malvados, otros dicen ser buenos, y no
necesitar de Dios, definen como bueno lo que hacen sin importarles lo
que Dios diga; otros los peores, solo son religiosos costumbristas, todo
lo hacen para que otros los vean y los alaben, condenan en público lo
que hacen privado. Le parecía imposible a Gabriel cambiar a los
hombres, pero sin duda por eso el mismo Dios Hijo tomaría esta misión,
el es Todo Poderoso.

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Todos llegaron antes de tiempo, estaban ansiosos, Dios llegó
puntual, Padre, Hijo y Espíritu Santo, para otras misiones la presencia
de uno solo de ellos había sido suficiente.

El Padre tomó la palabra, los antecedentes, dijo, son los


siguientes: los hombres se volvieron malvados y eso los condena al
castigo eterno, por si mismos no pueden salvarse, a cada uno de ellos lo
amo entrañablemente, cada que pecan, se dañan sin advertirlo, lo que
me resulta muy doloroso.

El objetivo, continuó, es que todo hombre pueda salvarse del


castigo, y su naturaleza regrese al diseño original, seres que amen.

En ese momento Gabriel fue asaltado por una duda, exclamó


¡Pero...!, todos lo miraron con expresión de reprobación, excepto Dios
quien amablemente le cedió la palabra, Señor, Satanás posee una acta
de decreto firmada por Adán, que le da poder y autoridad sobre los
seres humanos, todos los pecados de los seres humanos deben ser
pagados y de acuerdo a la ley “La paga del pecado es muerte”. Desde
luego que se cumplirá la ley, contestó Dios, luego tocaremos ese punto.

A continuación veremos el plan operativo. Tomó la palabra Dios


Hijo, me despojaré de mi naturaleza divina, y tomaré forma de hombre,
toda la sala se conmocionó, ¡El Dios omnipotente y eterno se humillaría
convirtiéndose en un simple mortal!, ¡será muy vulnerable!, ¿cómo
podrá vencer así?, ¿no sería mejor conquistar a los hombres?, ¿o
empezar de nuevo?, ¿por qué algo tan drástico?.

Continuemos dijo Dios Hijo calmando la turbulencia, el Espíritu


Santo me depositará en el vientre de una joven llamada María, quien
está comprometida con José, hombre que ama a Dios, descendiente de
David, y trabaja como carpintero en Nazareth de Galilea.

En ese momento fue Rafael quien pidió la palabra; mi Señor dijo,


los acusaran de inmoralidad por concebir antes de la boda, o bien si
José no reconoce al hijo, a ella la apedrearán hasta morir, me ofrezco
para acompañarlos y protegerlos todo el tiempo y...

Ahora fue Miguel quien interrumpió, yo puedo disponer en todo


momento de treinta y seis mil ángeles guerreros, doce legiones estarán
en alerta, listas a entrar en acción, al solo mando de tu voz Señor en un
instante cruzarán la frontera hacia el mundo físico.

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Todas nuestras fuerzas estarán en acción, dijo el Espíritu Santo,
desde el nacimiento, Satanás tratará de matar al niño, debe quedar muy
claro que nuestra guerra no es contra la humanidad, sino contra las
huestes de maldad, muchas veces usarán a los hombres y se
esconderán detrás del ellos, aun cuando tenemos superioridad numérica
debemos protegerlos, por eso Yo mismo dirigiré la guerra, que de hecho
durará hasta el fin de los tiempos.

Dios Hijo tomó la palabra de nuevo, cuando alcance la edad para


predicar, empezaré mi labor entre los hombres, durante tres años les
enseñaré los principios para vivir en amor, justicia y paz. Entonces seré
entregado a los hombres para ser crucificado...

¡Es inaceptable!, ¡no es justo!, ¡ellos son los pecadores y por tanto
los que merecen morir!, ¡no han hecho nada para merecerlo!, ¡Dios no
debe ser avergonzado así!, ¡es la muerte que dan solo a los peores
delincuentes!, La conmoción fue máxima y general, todos se
enardecieron ante la posibilidad de que su Señor fuera de tal manera
humillado.

¡Tranquilícense! Exclamo Dios Hijo, todos los pecados de los


hombres deben pagarse para que ellos tengan vida eterna y vengan a
vivirla aquí con nosotros, mi amor por cada uno de ellos es suficiente
para tomar esta decisión, es más doloroso para mi ver como se dañan
con el pecado, en la cruz pagaré cada pecado de cada ser humano
desde el pecado original, hasta el último antes del fin del mundo. Una
vez muerto descenderé hasta el mismo infierno, Satanás luchará, pero
recuperaré el acta que condena a los hombres, rescataré a todos los que
murieron con la esperanza de mi salvación y los enviare aquí, entonces
el Espíritu Santo me resucitará para comunicar a los hombres la certeza
de su resurrección al final de los tiempos, y la salvación que espera a
aquellos que teniendo fe en mi, acepten mi sacrificio, y me inviten a
vivir en su corazón.

Algunos lloraban, los demás atónitos, no atinaban a decir palabra,


Gabriel no acababa de comprender; Señor, preguntó ¿cómo te pagarán
ellos por sus pecados?, no tendrán que pagar nada, contestó Dios, en
eso consiste precisamente la gracia, un regalo que yo les hago, solo
pondrán su fe. De cualquier modo su deuda es tan grande, que aún el
que menos debe, no le alcanzarían diez vidas para pagar. Y el resultado
sería el mismo, todos se perderían y mi sacrificio sería en vano.

Señor, dijo Gabriel, tu amor y tu gracia para los hombres no


tienen medida y nos resultan incomprensibles, siémbralos en nuestros

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corazones y danos paz, para poder servirte en esta misión; El Padre
asintió y el Espíritu Santo, en forma de fuego descendió sobre cada uno
de ellos, llevándolos a un éxtasis indescriptible, en el que conocieron la
plenitud del amor de Dios.

Después de un tiempo, Dios los volvió en si diciéndoles: vamos a


revisar la misión particular de cada quien; les voy a mostrar algunas
imágenes de la tierra.

En la calle David, frente al mercado Gireh, en esta casa vive


María, vean como su madre la prepara para el matrimonio; Gabriel, esta
noche, cuando María se retire a orar, antes de dormir, la visitarás y le
explicarás, como el Espíritu Santo descenderá sobre ella, para que
conciba al hijo de Dios.

Dentro de tres meses, cuando la preñez sea notoria, visitarás a


José, aquí lo vemos, esta es su carpintería en la esquina de Betel y
Débora a dos cuadras de la sinagoga, le mostrarás que el niño es
engendrado del Espíritu Santo y que deberá llamarlo Jesús.

Estos magos están en Babilonia, tu los visitarás, ellos deberán


creer que las estrellas les hablan, pero tu les revelarás que el Rey de los
Judíos, siendo Dios único, Rey del Universo y hombre, nacerá, y una
estrella que moverá Rafael los guiará hasta Él para que lo adoren,
pasando primero por Jerusalén, y luego a Belén donde nacerá.

El día del alumbramiento, buscará Gabriel a los pastores de los


alrededores y les dará la buena noticia, luego todo el coro de los ángeles
celebrará con ellos el gran suceso.

De repente Dios guardó silencio, todos se extrañaron, solo


observaba a un grupo de niños pastores, que jugaban en el campo,
Gabriel se preguntó, que les veía, sus ropas eran pobres, estaban sucios
y desaliñados, no eran bonitos, solo había una manera de saberlo,
mirando a Dios a los ojos, solo que el resultado de esto era sentir lo que
Dios sentía, algunas veces lo había hecho, pero si veía algo
desagradable , triste, o que le molestaba el sentimiento tardaba
demasiado que quitársele; por más que veía a los niños, no encontraba
que les veía Dios, y cada ves mas intrigado, se decidió y miro al interior
de los ojos divinos, de pronto se llenó de tal sentimiento de ternura, que
nunca se lo pudo quitar.

FIN

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