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BASES FENOMENOLÓGICAS Y COMPRENSIÓN DEL PARADIGMA

CUALITATIVO
Dr. Mario Ramírez P.
consultormramirez@gmail.com
Dra. Ofelia Medina B.
Ofeliadelvalleo9@gmail.com
Febrero 2019

INTRODUCCIÓN
La producción de nuevos conocimientos en ciencias sociales ha chocado
siempre con el hecho de la complejidad del objeto de estudio de la
investigación en las ciencias sociales, de difícil abstracción dentro de un marco
experimental y que se experimenta en una realidad en movimiento y cambio
permanente. El uso o intervención de metodologías importadas de las ciencias
naturales se encuentran limitados, ante temas que sé presentan dificultades
frente a la aplicación de la experimentación o del muestreo estadístico. Para
comprender objetos de estudio particularmente complejo y difícil de aislar de su
contexto, se han ido desarrollando otras metodologías. Es así que en el curso
de los últimos años hemos asistido a una explosión del interés hacia los
enfoques holístico-inductivos y los métodos cualitativos.
En el curso de las tres últimas décadas, hemos asistido a numerosas querellas
a propósito de la investigación cuantitativa y de la investigación cualitativa y,
sobre la supuesta superioridad de una sobre la otra. Es importante no
minimizar la importancia e influencia de esta diatriba en el desarrollo de la
investigación social, sería reduccionista centrar el debate a la sola selección de
métodos y técnicas de investigación; pues es ampliamente sostenido que tanto
una como la otra puede utilizarse, según sea el enfoque del investigador. Es
necesario, entonces, llevar la reflexión un poco más lejos para presentar con
vigor los diferentes puntos de vista de la investigación social.
En este sentido, partimos de la concepción de paradigma que será, una
concepción general de la realidad que determina cuáles cuestiones se deben
estudiar, cómo tomar contacto con ellas, cómo analizarlas y qué significación
pueden tener las consecuencias de este análisis, en relación al conocimiento
científico y a su aplicación. Esta postura epistémica parte de la noción de que
todos los investigadores se ponen en contacto con el tema de estudio a través
de creencias, de presupuestos implícitos o explícitos referentes a la realidad y
a la manera de estudiarla. Para Kuhn, los paradigmas de la investigación, se
traducen en una influencia directa de estos sobre la elección de las
metodologías de investigación.

EDMUNDO HUSSERL Y LA FENOMENOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO; MAX


WEBER Y LA TEORÍA DE LA COMPRENSIÓN; LA HERMENÉUTICA
Bases fenomenológicas y comprensión del paradigma cualitativo
La Fenomenología es la doctrina filosófica que estudia lo que aparece, es decir,
los fenómenos. Fue iniciada por el filósofo J.H. Lambert (1728-1777), al
investigar sobre el tema de las apariencias. En la modernidad surge en el siglo
XX en Alemania con Husserl. "La fenomenología es el estudio de la ciencia del
fenómeno, puesto que todo aquello que aparece es fenómeno".
La fenomenología es una ciencia de objetos ideales, por tanto a priori y
universal, porque es ciencia de las vivencias. "Es una ciencia esencialmente
nueva, alejada del pensar natural, por lo que tiene de peculiar y por
desarrollarse sólo en nuestros días se llama a sí misma ciencia de fenómenos".
1. Edmund Husserl.
a. Vida. Nació en 1859 en Prossnitz (Moravia), de familia judía. Fue discípulo
de Brentano, estudió matemáticas y filosofía y fue profesor en Gottinga y
Friburgo donde finalmente murió en 1938.
Se dice que "su principal discípulo fue Martin Heidegger, quien lo sucedió en su
cátedra de Friburgo cuando el régimen nazi lo obligó a abandonar la docencia.
Otro discípulo suyo, el Franciscano Belga P. Van Breda, temiendo el
antisemitismo hitleriano, transportó clandestino a Lovaina la biblioteca y los
escritos inéditos de Husserl".
b. Obras. Entre sus principales se resaltan: "Filosofía de la Aritmética",
"Investigaciones Lógicas", "Ideas para una Fenomenología Pura y Filosofía
Fenomenológica", "Lógica Formal y Trascendental", "Filosofía como Ciencia
Rigurosa", "Meditaciones Cartesianas".
La Fenomenología como Método.
Lo mismo que Descartes, Husserl quiere darle a la filosofía un método absoluto
sobre el cual basa su sistema de verdades. Así como Descartes se había
inspirado en la firmeza de las matemáticas para lograr su método, Husserl hace
una distinción en la evidencia que aparece a nuestro espíritu, de la cual dice

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que hay dos clases: Evidencias acertóricas, que se refiere a una verdad pero
no hace imposible que lo contrario sea verdadero, este tipo de evidencias se
encuentran en los hechos que continuamente palpamos. Y evidencias
apodícticas, es superior a la anterior pues no sólo se refiere a algo verdadero
sino a lo necesario, de tal modo que sería absurdo pensar lo contrario como
verdadero; este tipo de evidencias lo encontramos en verdades rigurosas como
las de las matemáticas.
"Husserl piensa que todas la ciencias han procurado basarse en
verdades apodícticas, mientras que la filosofía todavía no lo ha
hecho, pues continúa enunciando proporciones que carecen de
validez universal, o sea, que no son válidas para toda conciencia. En
consecuencia Husserl propone para tal fin un método que él
denomina fenomenológico".

En síntesis esta fenomenología consiste en remontarse por intuición hasta las


esencias que posibilitan las captaciones ordinarias; así por ejemplo, hacer la
fenomenología del amor no consistirá en describir experiencias concretas y
realistas del amor, sino las vivencias necesarias para experimentar el amor
como un valor.
"La fenomenología echa mano de la descripción de lo que aparece,
pero de aquello que surge con evidencia apodíctica. Deja entonces
de lado la explicación de las cosas por los primeros principios y por
las causas, y establece que es la intuición intelectual el
procedimiento propio de la filosofía, pues no se puede aceptar nada
con evidencia apodíctica si no se capta directamente en su
manifestación donde el objeto aparece".

Descripción neutra se refiere a la descripción del objeto presente sin asociarlo


con ideas o creencias corrientes e ingenuas acerca de su existencia real. La
aceptación de esa existencia real es necesaria en la vida cotidiana pero no en
el rigor filosófico, esto no quiere decir que se niegue tal existencia, pero
tampoco que se afirme, simplemente se permanece en una postura neutral.
El Centro de la Fenomenología y su Objeto Principal.
Son las esencias, dejando de lado que es simplemente fáctico o contingente o
singular, interesándose sólo por ese centro o unidad de características que se
entrelazan. Pero estas esencias no son de cualquier tipo sino que son aquellas
que caracterizan las vivencias o sea, a los modos de captar por la conciencia
algún objeto.
La Reducción.

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El término central utilizado por Husserl en su fenomenología es el término
Reducción o Apojé, que en resumen, es la operación mental por la cual se
coloca entre paréntesis o se prescinde o se deja fuera de consideración, algún
dato que ordinariamente se presenta.
El Apojé intenta centrar la atención en un objeto determinado pero dejando de
lado intencionalmente algún dato que generalmente perturbaría la atención y el
rigor deseado. Husserl menciona muchos tipos de Apojé pero los principales
son:
• Apojé Filosófica: Consiste en poner entre paréntesis toda teoría filosófica
y todo presupuesto, con el fin de enfocar la atención únicamente en los objetos.
Husserl considera que no se aprende filosofía estudiando a los filósofos sino
yendo directamente a los objetos; además piensa que es necesario dejar de
lado los principios lógicos, pues de lo contrario tendríamos que caer en largas
discusiones acerca de su validez.
• Apojé Fenomenológica: Consiste en colocar entre paréntesis todo lo
accidental, fáctico y contingente, para enfocar en el objeto solamente lo
esencial, lo necesario, lo a priori.
• Apojé Eidética: Es el que hasta ahora había practicado Husserl para
llegar a una fenomenología pura como intuición de las esencias, constituyendo
las diversas ramas de conocimientos eidéticos. Se reduce al fenómeno a su
estructura esencial, poniendo entre paréntesis todos los elementos individuales
y contingentes, todo lo que no es dado en la pura esencia del fenómeno; muy
similar a la abstracción tradicional.
La Intencionalidad.
Es una propiedad esencial de la conciencia por la cual ésta se tiende hacia un
objeto, gráficamente se podría representar como una flecha tendida hacia el
objeto. La conciencia no debe entenderse entonces como una substancia sino
como una actividad, como un estar lanzado hacia la conciencia, es siempre
conciencia de, y cada tipo de objeto tiene siempre un tipo de intencionalidad.
En este tema Husserl distingue entre Noesis que es el aspecto subjetivo de
acto de conocer, mientras que el Noema es el aspecto objetivo, o sea, lo
captado en el conocer, aunque ambos polos son necesarios en la
fenomenología puesto que ésta consiste en pasar del noema a la noesis

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correspondiente, que en ese momentos e vuelve noema puesto su contenido
es lo que se quiere analizar en ese nuevo acto.

Lógica de la investigación
A partir del trabajo de Husserl y propuesta frente a la investigación del
fenómeno, que solo nos muestra una visión del noúmeno y no su totalidad, se
desarrolla un movimiento que se posiciona frente al positivismo y Si bien la
investigación científica se inscribe en un ciclo que incluye una lógica inductiva y
una lógica deductiva, los positivistas pondrán sobre todo el énfasis en la lógica
deductiva, la que va de lo general a lo particular y que se apoya en hipótesis y
teorías a priori. Los subjetivistas por su parte, pondrán el énfasis en la lógica
inductiva, aquélla que parte de lo particular para llegar a lo general y producir
teorías.
A partir de esos postulados, seis paradigmas de investigación han sido
identificados. Esta clasificación no resuelve el problema y los autores siempre
divergen en varios aspectos sobre el tema. Sin embargo, esta clasificación le
permite a un investigador cuidadoso efectuar una investigación seria que busca
validar y legitimar su trabajo. La explicitación de los presupuestos del
investigador permite controlar su proceso, aumentar la validez del conocimiento
que resulta de ella y le confiere un carácter acumulativo.
Los investigadores que privilegian las metodologías interpretativas critican las
hipótesis de la neutralidad del investigador y de la existencia de un mundo
externo objetivo y dado. Sostienen sobre todo que los «ojos del investigador»
no siempre son completamente neutros y que la realidad no es tampoco
estable (física cuántica, holografía). En consecuencia, el conocimiento del
mundo que arroja la investigación será siempre y hasta un cierto punto, una
representación, «una construcción social».
Para conocerlo, buscaremos entonces cómo un individuo o un grupo crea,
modifica e interpreta el mundo en el cual evoluciona. Se harán esfuerzos
considerables para acercarse al objeto.

Los investigadores interpretativos


«...buscan el sentido de la realidad social en la acción misma donde
ella se produce más allá de las causas y de los efectos observables,
pero sin olvidarlos. Una acción humana no es un fenómeno que
podamos aislar, fijar y encuadrar sin tener en cuenta el sentido que

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lo anima, su dinamismo propiamente humano, la intención incluso
inconsciente de los actores, de la sociedad.» (Gauthier, 1998)

Dentro de este contexto, los investigadores tratarán de centrar el conocimiento


en la comprensión de las categorías y de los procesos a través de los cuales el
«sujeto conocedor » trata de estructurar el mundo en el cual vive. Defenderán
una exploración «del interior» del fenómeno estudiado.
Este enfoque intenta comprender cómo un mundo social se construye en una
realidad que los investigadores interpretativos podrán observar, para ello, es
necesario entrar en el interior mismo de un proceso de construcción social. Así,
elaborando sobre los conceptos y las acciones encontradas en la situación
estudiada, será posible describir y comprender detalladamente cómo los seres
humanos se comprometen en acciones significativas y crean su propio mundo
o un mundo que comparten con otros.
La comprensión de cómo un mundo social se construye en una realidad que
los investigadores interpretativos podrán observar, es necesario entrar en el
interior mismo de un proceso de construcción social. Así, elaborando sobre los
conceptos y las acciones encontradas en la situación estudiada, será posible
describir y comprender detalladamente cómo los seres humanos se
comprometen en acciones significativas y crean su propio mundo o un mundo
que comparten con otros.
Durante mucho tiempo los diferentes paradigmas de investigación en ciencias
sociales han sido confrontados por los científicos de uno y otro enfoque. Esta
relación frente al dominio del positivismo y, la dominación de la metodología
positivista en ciencias sociales en los años 1960 y 1970, trajo consigo e
enfoque fenomenológico y la renovación del interés por las metodologías
interpretativas y constructivistas
Esta visión se sustenta en el hecho de que todo fenómeno social puede tener
diferentes formas de revelarse ante los ojos del investigador, por lo que la
selección del enfoque, influenciada por el problema específico estudiado y por
su contexto, pertenece definitivamente al investigador. Así, el investigador es
quien determina cómo el fenómeno estudiado será revelado y, también, las
consecuencias de los conocimientos sobre el fenómeno social obtenidos.
La hermenéutica, es algo más que una propuesta filosófica Esta alternativa de
investigación cualitativa, aparece como una opción que no se agota

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exclusivamente en su dimensión filosófica sino que trasciende a una propuesta
metodológica en la cual la comprensión de la realidad social se asume bajo la
metáfora de un texto, el cual es susceptible de ser interpretado mediante el
empleo de caminos metodológicos con particularidades muy propias que la
hacen distinta a otras alternativas de investigación.
Wilhelm Dilthey (1833-1911), filósofo, historiador, sociólogo, psicólogo y
estudioso de la hermenéutica -estudio de las interpretaciones y significados de
textos- de origen alemán. Acentuó “la pertinencia del investigador y la realidad
investigada al mismo universo histórico: el mundo cultural e histórico del
hombre”.
Desde su perspectiva, se da una relación sujeto-objeto que permite la
comprensión desde dentro de los fenómenos histórico-sociales-humanos.
Combatió la hegemonía del conocimiento de las ciencias naturales “objetivas”;
luchó por establecer una ciencia “subjetiva” de las humanidades. Según
Dilthey, los estudios humanos subjetivos debían centrarse en una “realidad
histórica-social-humana”. Afirmó que el estudio de las ciencias humanas
supone “la interacción de la experiencia personal, el entendimiento reflexivo de
la experiencia y una expresión del espíritu en los gestos, las palabras y el arte”.
Es necesario destacar, que la óptica hermenéutica, ha construido su vía para la
definición de su objeto así como, desarrollado su propuesta metodológica
hacia, sus dos significados actuales: Como Fenomenología de la existencia y el
entendimiento, que es la tendencia representada por Hans-Georg Gadamer y a
la interpretación de la realidad social entendida como texto susceptible de
múltiples lecturas, que representa el enfoque desarrollado por Paul Ricoeur,
principalmente.
Dentro de la acepción planteada por Gadamer, se acentúa el carácter
lingüístico del entendimiento esto en virtud de que las interpretaciones se
expresan lingüísticamente, pero a la vez, el entendimiento se apoya en las
categorías de pensamiento que el lenguaje ha proporcionado. Este autor,
plantea la posibilidad de una interpretación válida en el contexto de lo que él
denomina “encuentro hermenéutico”.
En la versión de Ricoeur, la hermenéutica se define como “la teoría de las
reglas que gobiernan una exégesis, es decir, una interpretación de un texto
particular o colección de signos susceptible de ser considerada como un texto”.

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En esta perspectiva, uno de los conceptos básicos es el de “círculo
hermenéutico”, que describe el movimiento entre la forma de ser el intérprete y
el ser que es revelado por el texto.

Max Weber: Los tipos ideales


Las obras metodológicas del sociólogo alemán Max Weber (Economía y
sociedad, 1922; Ensayos sobre metodología sociológica, etc.) se inscriben, en
parte, en el contexto de las preocupaciones de Dilthey, Rickert y Windelband,
relativas a establecer las diferencias fundamentales entre las ciencias de la
naturaleza y las ciencias sociales. Con Dilthey, se consideraba que toda
disciplina que se ocupara ya sea de fenómenos psíquicos, sociales o físicos
era ciencia. Weber no creía que la referencia a significaciones y valores, por
parte de las ciencias sociales o culturales, las coloca en una clase diferente de
aquellas ciencias que establecen leyes causales. En oposición a Rickert, no
colocaba a la ciencia natural y a las ciencias sociales, en general, en campos
opuestos en cuanto a la precisión del conocimiento logrado, pues estas últimas
pueden lograr esa condición con el uso de un procedimiento tipológico y, como
lo veremos luego, porque las ciencias sociales pueden lograr un tipo especial
de explicación mediante la construcción y uso de tipos ideales.
Weber caracterizaba a las ciencias sociales o culturales como disciplinas que
analizan fenómenos de la realidad en términos de su significación cultural,
significación que nada tiene que ver con una ley general. La significación deriva
de una orientación valórica del sujeto hacia ciertos eventos que los convierte en
objetos culturales. Esos eventos son los que constituyen el objeto de estudio de
las ciencias sociales y culturales. Por un lado, el investigador de estas ciencias
está interesado en comprender la individualidad de un determinado fenómeno
social (la iglesia, el cristianismo, el protestantismo, la burocracia, etc.). Pero,
también ese investigador debe explicar ese fenómeno, no con el uso de una
ley, como en las ciencias naturales, sino con una explicación que se basa en
una imputación causal, según la terminología de Weber. Tal imputación vincula
efectos con causas mediante el uso de los tipos ideales, en la forma que se
expone a continuación.
¿Qué son para Weber los tipos ideales? Respuesta: son construcciones
intelectuales de un cierto objeto cultural (como los ejemplos dados

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anteriormente) que se forman por la síntesis de muchos sucesos concretos
individuales arreglados de acuerdo con un cierto acentuado punto de vista del
investigador y de acuerdo con la función que van a cumplir. Esa construcción,
demás estaría decirlo, no se encuentra en la realidad, es una construcción
ideal. La definición que da Max Weber es la siguiente:
.Un tipo ideal está formado por la acentuación unidimensional de uno
o más puntos de vista y por la síntesis de una gran cantidad de
fenómenos concretos individuales, difusos, distintos, más o menos
presentes, aunque a veces ausentes, los cuales se colocan según
esos puntos de vista enfatizados de manera unilateral en una
construcción analítica unificada... Dicha construcción mental,
puramente conceptual, no puede encontrarse en ningún lugar de la
realidad... (Weber, M. Ensayos sobre metodología sociológica.
Buenos Aires: Amorrortu, 1973).

Weber sólo buscaba explicitar las reglas de funcionamiento y las condiciones


de validez de un procedimiento que todo investigador, aun el más positivista,
utiliza consciente o inconscientemente, pero que no puede ser dominado más
que si se utiliza con conocimiento de causa. Por oposición a las construcciones
especulativas de la filosofía social, cuyos refinamientos lógicos no tienen otra
finalidad que construir un sistema deductivo bien ordenado y que son
irrefutables por ser indemostrables, el tipo ideal como “guía para la
construcción de hipótesis”, según la expresión de Max Weber, es una ficción
coherente “en la cual la situación o la acción es comparada y medida”, una
construcción concebida para confrontarse con lo real, una construcción próxima
a una distancia tal que permite medir y reducir– y no aproximada. El tipo ideal
permite medir la realidad porque se mide con ella y se determina al determinar
la distancia que lo separa de lo real.
Para una mejor compresión del concepto, hay que tener en cuenta que Max
Weber utiliza el término con cuatro significados o referentes distintos, que dan
otros tantas variedades de tipos ideales. Ellos son:
1. El tipo ideal histórico. Es el tipo que se puede formular en una época
determinada. Por ejemplo, el tipo ideal de libre mercado.
2. El tipo ideal de la sociología general. Es el tipo que se refiere a fenómenos
que se dan a lo largo de todos los períodos históricos y en todas las
sociedades. Por ejemplo, la burocracia.

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3. El tipo ideal de la acción social. Es el tipo de la conducta de un actor
determinado por sus motivaciones. Por ejemplo, la acción afectiva.
4. El tipo ideal estructural. Es la construcción intelectual que se refiere a causas
y consecuencias de la acción social. Por ejemplo, la conducta de dominación.
En síntesis podemos señalar que:

.Weber creía que los sociólogos tenían una ventaja sobre los
científicos naturales: esa ventaja residía en la capacidad de los
sociólogos para comprender fenómenos sociales, mientras el
científico natural no podría lograr una comprensión similar del
comportamiento de un átomo o de un componente químico. La
palabra alemana para comprensión es verstehen. Weber le daba a ese
término un uso especial en sus investigaciones, lo que hacía de él
una de sus más famosas, y sin duda la más controvertida, de sus
aportaciones a la metodología de la sociología contemporánea. La
cuestión clave al interpretar lo que Weber entendía por verstehen es si éste
pensó que era la aplicación más apropiada para los estados subjetivos de los
actores individuales o para los aspectos subjetivos de las unidades de
análisis en gran escala, por ejemplo, la cultura.

LA GLOBALIZACIÓN Y LA POSMODERNIDAD
En la actualidad, la situación social de nuestro planeta está presidida por el
avance de un concepto La Globalización, y en él encontramos dos tendencias
de análisis: la expansión democrática y la cultura e identidad de los diferentes
pueblos, países o comunidades. La globalización puede comprenderse como
una gran contradicción, o como un conjunto de contradicciones de
proporciones globales, contradicciones que responden a una lógica, una lógica
de producción y reproducción social, a la lógica del sistema de producción
capitalista. La globalización como alcance territorial máximo del Capital es
entonces la última contradicción que el sistema capitalista puede sostener.
Después de dos Guerras Mundiales y el descenso del fascismo, la
reconstrucción de Europa, por parte del vencedor , los EEUU, llevando al
capitalino a una etapa nueva de cambios en la búsqueda de un desarrollo
económico que va más allá de la visión mercantilista, y se vincula al continente
europeo, con oriente ( el mercado más grande del mundo). Así como hacia el
Sur del continente americano - corredor de biodiversidad norte-sur y las
reservas más importantes de agua en el mundo. La visión del Capital en esta

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etapa es de expansión a nuevos mercados y nuevas fronteras. En síntesis, una
extensión globalizante.
Este abordaje en contextos económicos, sociales, políticos y culturales, trajo a
la palestra pública la realidad avasallante de la multiplicidad y diversidad de
pueblos, economías, formas de organización, culturas, etc., asistimos a un
proceso de cambio en la civilización occidental que modifica la percepción y la
creencia en una única historia, dirigida hacia un único fin: la búsqueda de la
verdad trascendente.
Ante ello, el problema es que en la actualidad nos enfrentamos al universalismo
abstracto de la modernidad contra el relativismo absoluto de la posmodernidad.
No estamos ya ante la modernidad como proceso de secularización, sino al
contrario, con la posmodernidad como proceso de re-sacralización de las
relaciones sociales. La creencia en una única historia ha sido sustituida por la
perturbadora experiencia de la multiplicación indefinida de los sistemas de
valores. Podemos percibir que se ha roto el consenso, se ha terminado la
vigencia de la sociedad contractual y la crisis de valores ha dado lugar a
múltiples razones y legitimaciones.
Es importante señalar que dentro de la moda filosófica de la posmodernidad
parece indispensable encontrar un argumento deliberado que se imponga ante
el debate nihilista de la modernidad-posmodernidad, ya que el enfrentamiento
entre estas dos posturas ideológicas, deslegitiman el proceso del desarrollo de
la civilización en los últimos 500 años y la arrojan hacia un futuro incierto.
Caracterizamos a la posmodernidad según Picó (1986), en cuatro aspectos:
1. La permanencia irreversible de la crisis de valores.
2. La pluralidad de lenguajes, según los discursos valorativos.
3. La secularización del progreso. Con la pérdida del sentido del destino y
de la finalidad del devenir, el futuro ha muerto.
4. El cambio de las coordenadas espacio-temporales, la reproducción del
presente y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Para afrontar esta crisis de valores, diversos autores han recurrido al
posmodernismo filosófico como un conjunto de conceptos o proposiciones,
actitudes y valores que caracterizan la sensibilidad colectiva en los últimos
años, donde sin embargo existen dos concepciones opuestas: los
posmodernos “conservadores” (que se manifiestan abiertamente contra la

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ilustración) y los “progresistas” y/o “de izquierda” para los que el
posmodernismo sería una “radicalización de la modernidad”.
Asistimos a una nueva sociedad global que impone los estilos de vida
occidentales, con su mentalidad economicista, y los principios de utilidad,
productividad y cálculo, reflejo del comportamiento del homo economicus de
Weber (1993), como advertencia del peligro de regresión de la vida colectiva, al
surgir el bienestar económico y la burocracia. Lo que hoy llamamos
globalización y mundialización es una visión unilateral de la vida —ideológica,
por tanto—, manifestación de un modelo rígido limitado al orden económico o
político del presente, cuyo instrumento predilecto es la exclusión del bienestar,
de las gratificaciones, de la identidad social y de la visibilidad.
En esta sociedad, el sujeto moderno cede el vínculo primario con el otro, al
cálculo económico y a su comportamiento determinado por el exterior, carente
de sentido. Al mismo tiempo, el sujeto se recupera a sí mismo, como individuo
primitivo, trasgresor y que cuestiona la Fe y el poder mágico, que vive en el
presente la efervescencia de una sociabilidad que rechaza toda norma.
Aparecen dos expresiones enfrentadas de la personalidad individual; estamos
ante dos sociedades contrapuestas que hablan diferentes lenguajes: el de la
globalización y el del localismo.
La globalización y la posmodernidad se conjugan para dar cabida a una nueva
visión de mudo. Por una parte, la globalización se presenta como la conexión
de la totalidad del planeta funcionando este como una gran máquina, con
engranajes que permiten funcionar en diferentes espacios. La posmodernidad
como proceso ideológico que requiere de una sociedad específica que se
subordine sin oponer resistencia a la re-composición del capital trasnacional,
donde se concibe un Estado supranacional, que lo dirija. Este ambiente trae
consigo el debilitamiento del Estado Nacional, la sociedad se encuentra
viviendo ante un choque de las civilizaciones donde solo tiene razón de vivir
(para producir y consumir) la sociedad eminentemente occidentalizada, mejor
dicho americanizada.
Ante esto, la posmodernidad trabaja fragmentando los espacios, los
movimientos sociales, particularizando los problemas colectivos,
descontextualizando los hechos, estudiando lo particular, al individuo, des

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temporalizando al espacio, fomentando la diferencia y a nivel cotidiano: Ser
aquí y ahora.
La globalización y la posmodernidad como procesos contemporáneos son
quizá la mayor contradicción ideológica actual trabajando por un mismo
objetivo: la globalización integrando a la humanidad por medio de la división
internacional del trabajo y la posmodernidad desintegrando a la sociedad en
células fácilmente controlables, para subordinar la fuerza productiva al capital.
Ambos procesos prometen libertad, una libertad sin duda limitada por lo que
puede ceder la re-organización social. Por un lado, la globalización nos da la
libertad simbolizada por ejemplo en el internet: tenemos acceso (los que lo
tenemos) a conocer cualquier lugar del mundo, a su información, tenemos la
libertad de eliminar el espacio mediante el tiempo. Todo esto, irónicamente,
frente a una pantalla. Mientras, la posmodernidad sugiere la libertad del ser, del
ser único, eliminando con ello la colectividad.

En conclusión
Luego de revisar la posmodernidad y su pensamiento crítico frente a la
modernidad, ya sea por desilusión frente a su no aplicabilidad en la realidad
cambiante y caótica en que el mundo se encuentra inmerso, y su galopante
transitar hacia la individualidad, la búsqueda individual del bienestar, de la
gratificación, que nos ha dejado absorber por la globalización de las
Tecnologías de comunicación – Mediática, que da la ilusión de una integración
Virtual, más que Real. Requerimos en este punto, construir una visión del
futuro, que busque diseñar una estrategia de integración e innovación entre las
viejas creencias y prácticas con el desarrollo tecnológico. Este objetivo sólo lo
puede lograr el individuo, buscándose a sí mismo, recuperando el carisma, la
personalización, entre otras actividades. Hace falta una nueva cultura de la
libertad y de la emancipación, es necesaria la recuperación del sujeto como
proyecto social, para garantizar la supervivencia del hombre libre.

REFERENCIAS:

Bunge, M. (1975). La ciencia, su método y su filosofía. Buenos. Aires: Eds.


Siglo Veinte.

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Guba, E. G. (1990). The paradigm dialogue. Newbury Park, CA: Sage
Publications

Husserl, E. (1986). Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía


fenomenológica. México: Fondo de Cultura Económica.

Martínez, M. (2004). La Investigación Cualitativa Etnográfica en Educación.


Manual Teórico-Práctico. (5ª reimpresión). México: Trillas.
Picó, J.R. (1986). Modernidad y posmodernidad, Madrid, Alianza
Weber, M. (1958). Ensayos sobre metodología sociológica. Buenos Aires:
Amorrortu Editores.

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