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“Año de la Universalización de la

Salud”

Tema

El Inculpado

Curso : Codigo procesal penal


Docente : Yrina Marié Ramos Peña
Seccion : Sexta seccion
Alumno :alo 2 año PNP Peña Tueros
Joe Fabrizzio
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DEDICATORIA:

Agradezco a Dios por haberme guiado , y

dedico este trabajo a mis padres, mis

compañeros y a nuestro docente por

darnos las pautas necesarias y por sus

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sabias cátedras que nos brinda.

INDICE
DEDICATORIA ………………………………............................2

INTRODUCCION ……………………………………………… 4

EN EL AMBITO PENAL ………………………………………. 5

EN EL REGIMEN DISCIPLINARIO ……………………… …..7

II COBEERTURA LEGAL ………………………………….….8

III CONSECUENCIAS DE LA CONDICIÓN DE

INCULPADO …………………………………………………..9

IV CUANDO SE ADQUIERE LA CONDICION DEL

INCULPADO ………………………………………………... .10

V EXTINCION DE LA CONDICION DEL INCULPADO…. 11

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EL INCULPADO

I. INTRODUCCION

Es un término jurídico utilizable exclusivamente en materia sancionadora, bien sea, por

la jurisdicción penal o por la administración disciplinaria. No obstante, el legislador, a

través de la reforma operada por la LO 13/2015, de 5 de octubre, ha efectuado una

revisión de los términos usados para identificar a los sujetos pasivos del proceso penal

sustituyéndolos por la denominación de “investigado” o “encausado”. Entiende el

legislador que términos como “imputado”, “procesado” o “inculpado” contienen

connotación peyorativa que socialmente tiende a considerar que quien forma parte del

proceso como imputado o inculpado posee un cierto grado de culpabilidad que, con el

cambio de denominación, debería eliminarse. Sin perjuicio de ello, lo cierto es que

la Lecrim. todavía contiene referencias a los términos que a continuación van a ser

objeto de examen.

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EN EL ÁMBITO PENAL

No tiene una significación específica,


porque es la denominación que
genéricamente se ha venido aplicando a
todo el que está implicado en un proceso
penal como posible culpable.

Su carácter genérico le otorga una


significación de amplio espectro que
comprende al presunto culpable de un
delito en cualquier fase del proceso
penal.

No obstante, en el Juicio por delitos


leves -anterior juicio de Faltas- no suele
emplearse esa denominación por su
propia simplicidad procedimental, que
no precisa de una previa atribución formal de culpabilidad concentrando en el acto del
juicio oral toda la actividad acusatoria. Por ello suele llamarse "denunciado" al sujeto
pasivo del hecho, que no contiene una connotación culpabilística, al proceder esa
denominación de un acto pre-procesal, como es la presentación de la denuncia.

No se le puede asimilar a ninguna otra de las varias denominaciones que se emplean


para designar a los que se encuentran incursos en el proceso, al no ser equiparable a
ellas, porque estas tienen un significado más preciso y designan al aparente culpable en
cada una de las fases en que se divide el proceso penal, en función del grado de
imputación que corresponda a cada una de ellas.

No existe completa sinonimia entre la expresión "inculpado" y las restantes que se


aplican a los que tienen procesos en curso con la justicia penal.

Los otros vocablos que designan a esa misma persona en el proceso penal tienen un
significado más preciso y lo identifican con una concreta posición en cada uno de los
períodos en que va discurriendo el procedimiento. La utilización de cada uno suele
coincidir temporalmente con el transcurso de la fase del proceso a que se asigna.

Así, "denunciado" que deriva de haberse presentado una denuncia contra una persona,


sin que suponga, por sí sola, indicación de participación en el hecho, o, "querellado"
que tiene el mismo significado, pero que procede de haberse formalizado la denuncia en
forma de querella. Son expresiones carentes de significado inculpatorio, porque derivan
de los actos que dan inicio al proceso, lo que no impide que se siga utilizando durante la
fase de instrucción.

"Investigado o encausado" hace referencia a la situación de aquel a quien se atribuye la


comisión de un delito en los inicios del proceso penal, en el que los indicios de

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participación en el hecho aparentemente delictivo apuntan hacia su persona, le atribuyen
su comisión indiciariamente, de manera que las autoridades encargadas de investigarlo,
ya sean policiales o judiciales, son quienes se lo atribuyen. Esa denominación, junta a la
de “encausado”, se mantiene indistintamente durante toda la sustanciación del proceso,
al menos, hasta que se abre el juicio oral y pasa a ser "acusado", por haberse formulado
escrito de acusación contra él.

"Procesado", otra de las designaciones que se aplica al implicado en el juicio penal tiene
un sentido más preciso, pues se aplica a aquel contra el que se dirige formalmente el
proceso al haberse confirmado los indicios racionales de criminalidad que determinan
que se haya dictado auto de procesamiento. Precisamente desde que se dicta ese auto se
adquiere la condición de "procesado". Esa denominación se diferencia de la anterior en
que no designa al implicado indefinido en el proceso, sino que designa al que ha
adquirido un carácter especial que le otorga su naturaleza de "procesado". Otra
diferencia característica de esta denominación es que remite hacia un procedimiento
penal determinado, el ordinario, y a la fase de instrucción del mismo, el sumario, pues
únicamente en esta clase y fase del procedimiento se puede dictar el auto de
procesamiento y adquirir el imputado la condición de procesado. En este procedimiento
de sumario ordinario, el "investigado" se convierte en "procesado" desde que se dicta el
auto de procesamiento, adquiriendo un status de mayor garantismo de sus derechos.

Por último, el "acusado", otra de las denominaciones que se emplean para designar al
presunto culpable en el curso del procedimiento, también tiene un significado
específico, pues remite hacia la fase final del proceso, la preparatoria y de celebración
del juicio oral, cuando las partes acusadoras han formulado sus escritos provisionales de
acusación y han dirigido la acción penal contra una persona determinada, que, desde ese
momento, pasa a ser "acusado". Hasta el momento en que se formula acusación, no se le
llama con tal nombre.

No debe omitirse la referencia al "condenado" o "penado", que, como su propio nombre


indica, se aplica a aquel que ha sido declarado culpable del delito en la sentencia y se le
ha impuesto la condena correspondiente, adquiriendo la condición
de "condenado" o "penado".

También se usan otras expresiones para designar al presunto autor del hecho punible,
como es la de "reo", que aunque tiene un significado más generalizador que las
anteriores, suele aplicarse a la situación del sujeto a que se refiere en la fase del juicio
oral o de ejecución de sentencia, teniendo una mayor similitud
con "acusado" o "penado", que con las restantes que se han mencionado anteriormente.

De todo este recorrido terminológico, se alcanza la conclusión de que el término


analizado, "inculpado", tiene un sentido más generalizador que cualquiera de los otros y
su significado abarca todas las fases del proceso y todas las situaciones en que puede
encontrarse el implicado en el mismo, como posible autor del hecho delictivo, a lo largo
de todo su transcurso.

Ese significado tan genérico puede haber influido en que haya caído en cierto desuso,
siendo cada vez menos utilizado en el lenguaje jurídico del proceso penal, donde se
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sustituye por los demás términos que ofrecen un significado más concreto a cada fase y
posición del implicado en el curso del proceso.

  EN EL RÉGIMEN DISCIPLINARIO

Al contrario de lo que ocurre en el derecho penal, el sentido abierto del


vocablo "inculpado" ha generalizado su uso en materia gubernativa, siendo el que
usualmente se utiliza para designar al funcionario que está sometido a una investigación
o expediente disciplinario. Es comprensible esa generalización, porque el implicado en
el asunto como presunto responsable de la infracción administrativa no adquiere un
status determinado, según el avance de la tramitación del expedientado, no contando la
normativa administrativa con ningún término específico que designe a aquel de quien se
predica su responsabilidad. Podría decirse que el vocablo "inculpado" encuentra
similitud o igualdad con el de "expedientado", si bien este último que tiene el mismo
significado, no es el que suele aplicarse.

Hay una diferencia sustancial entre ambas esferas, pues mientras en la administrativa o
disciplinaria predomina el término genérico, en la penal, prevalecen las denominaciones
específicas en detrimento de aquella denominación generalizadora y menos
comprensiva de las condiciones específicas en que se encuentra el "inculpado" en las
distintas fases o períodos del proceso.

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II.  COBERTURA LEGAL
La propia imprecisión del término se aprecia en el empleo del mismo por nuestras leyes penales,
que lo aplican sin orden, ni concierto, en sustitución de cualquiera de los otros más concretos,
como si se tratara de una denominación genérica semejante a cualquiera de ellos.

Y debido a esa ambigüedad técnica, las diferentes reformas de nuestras leyes procesales tienden
a prescindir de su uso, utilizando en su lugar las expresiones más apropiadas para designar a
aquel contra quien se dirige el proceso en cada uno de sus períodos, máxime cuando en la
última reforma se tiende a dar una nueva nomenclatura a los
términos “investigado” y “encausado”. Esta es la tendencia que se desprende claramente de las
últimas reformas de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, en cuyos artículos 503 y 504 LECrim,
se prescinde de llamar "inculpado" al destinatario de la medida, sustituyendo esa denominación
en los nuevos textos por otra más actualizada.

No obstante, son varios los preceptos legales que siguen hablando del "inculpado", aunque
muestran la confusión entre los vocablos se manifiesta en diversos preceptos de la legislación.

En el artículo 218 LOPJ alude a "procesado o inculpado", equiparándolos como expresiones


idénticas. En la misma confusión terminológica incurre el artículo 303 LOPJ.

Se ha eliminado la referencia que todavía se podía observar en el artículo 118


LEcrim. No obstante, parece existir una asimilación entre los
vocablos "investigado" e "inculpado" que contiene el artículo 309 bis de la misma Ley.
Sin embargo, el artículo 368 solo menciona al inculpado cuando trata de la
identificación del delincuente. Vuelve a utilizar exclusivamente el
vocablo "inculpado" para designar al sujeto pasivo del proceso, cuando establece las
circunstancias precisas para acordar medidas cautelares de protección de la víctima de
delitos de violencia doméstica o de género, en el artículo 544 bis. Y ese mismo sistema
de univocidad generalizadora del término lo sigue en los artículos 707 y 789, incluidos
en las normas que regulan el Procedimiento Abreviado; así como en el artículo 309 bis
de la Ley Orgánica 5/1995, de 22 de mayo, del Tribunal del Jurado, en que no se
produce la confrontación o identificación con los restantes términos similares de que se
hace mención.

La misma tónica generalizadora que provoca el empleo de la expresión "inculpado" para


designar de manera uniforme y casi exclusiva al sometido a un expediente disciplinario, se
aprecia en la legislación gubernativa. La Ley Orgánica 4/87, 15 de julio de Competencia y
Organización de la jurisdicción militar, usa dicha denominación habitualmente. Ese mismo
criterio se mantiene en la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo
Común de las Administraciones Públicas y el Reglamento de Régimen disciplinario de
funcionarios de la Administración del Estado, aprobado por Real decreto 33/1986, de 10 de
enero.

La misma terminología utilizan las disposiciones disciplinarias de ámbito autonómico y


municipal, así como la generalidad de las normativas reguladoras de las actividades
profesionales asociativas (Colegios profesionales, Asociaciones de diverso fin...)

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La utilidad que comporta el uso del término por su carácter omnicomprensivo, que abarca todo
el espectro terminológico de denominaciones del presunto responsable de un hecho delictivo, ha
dado lugar a que se emplee, casi con exclusividad, en la normativa reguladora del proceso en la
gran mayoría de los países de habla hispana de Suramérica.

III.  CONSECUENCIAS DE LA CONDICIÓN DE


INCULPADO

Al tratarse de una denominación genérica, que comprende todos los vocablos que designan a
aquel contra se dirige el proceso penal, todas las medidas y derechos que garantizan su posición
en el procedimiento y su derecho de defensa le resultan aplicables. El efecto esencial de su
nueva situación es la de estar amparado por el conjunto derechos y garantías que enumera
el artículo 24 de la Constitución Española.

La primera consecuencia que produce en su persona es la obligación de quedar sometido a la


disposición del Tribunal, el cual tiene la potestad de decidir sobre su situación personal,
decretando su prisión provisional, siempre que concurran los requisitos legales para acordarla y
medie petición de parte legítima, las acusadoras, o de dejarle en libertad, pudiendo imponerle
restricciones o limitaciones de movimiento y desplazamiento para tenerlo controlado.
Cualquiera que sea la situación en que quede, siempre deberá estar a disposición del
procedimiento, con objeto de garantizar su presencia en el juicio.

En relación con su status personal de sometido a un proceso penal destaca el deber de los
organismos públicos de garantizar el ejercicio de sus derechos, que se traduce en que se le dé
conocimiento de los hechos que se le atribuyen y de las circunstancias personales y objetivas
concurrentes en los mismos.

Corolario de este, que se le garantice su derecho fundamental de defensa, permitiéndole


proveerse de Abogado de su elección, o, en su defecto, que se le nombre de oficio, para que le
asista en todas las actuaciones que precisen su presencia personal y ostente su defensa a lo largo
del procedimiento y se le permita la proposición de las diligencias exculpatorias que considere
conveniente.

Y llegado el punto culminante del proceso, el juicio oral, que su celebración se acomode a los
principios rectores del mismo, con exquisito respeto de la publicidad, contradicción,
inmediación y oralidad, sin detrimento u obstaculización del derecho de defensa.

De orden secundario, que se le comuniquen todas las incidencias y transformaciones que


ocurran en el procedimiento y, especialmente, que la tramitación de la causa respete las normas
procesales y le permita intervenir en aquellas diligencias que sea procedente, a fin de evitar
causarle indefensión por postergación de sus derechos. El respeto a su derecho de defensa es
fundamental para que pueda plantear su inocencia con los medios probatorios que considere
oportunos, pues si viera vulnerado ese derecho fundamental podría instar la declaración de
nulidad de las actuaciones por haberle causado indefensión.

Los derechos que le concede la ley por su condición de inculpado merecen todo el respeto de los
operadores jurídicos, porque en tanto ostente esa condición, está amparado por el principio
constitucional de presunción de inocencia

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IV. CUÁNDO SE ADQUIERE LA CONDICIÓN DE
INCULPADO
Desde el momento en que se dirige el procedimiento contra alguien determinado, se convierte
en inculpado.

La apertura de las actuaciones, sean de naturaleza penal o de índole administrativo, en todo


caso, de carácter sancionador, determina que la persona que figura en ellas como posible o
aparente responsable de la infracción, que se va ver sometida a la investigación correspondiente
sobre la existencia del hecho punible y su participación en el mismo, adquiere una condición
especial como sujeto pasivo de las diligencias que recibe la denominación genérica
de "inculpado".

Desde que la Ley Orgánica 5/2010 ha adicionado un específico régimen de responsabilidad


penal directa de las personas jurídicas es posible que éstas participen de la condición de
inculpado en el proceso penal, no obstante lo cual la Ley 37/2011, de 10 de octubre, ha
modificado la Ley de Enjuiciamiento Criminal para adicionar un específico régimen en virtud
del cual se disciplina la intervención de la persona jurídica en el proceso por medio de sus
representantes.

"Cuando se haya procedido a la imputación de una persona jurídica, se tomará declaración al


representante especialmente designado por ella, asistido de su Abogado. La declaración irá
dirigida a la averiguación de los hechos y a la participación en ellos de la entidad imputada y de
las demás personas que hubieran también podido intervenir en su realización. A dicha
declaración le será de aplicación lo dispuesto en los preceptos del presente Capítulo en lo que
no sea incompatible con su especial naturaleza, incluidos los derechos a guardar silencio, a no
declarar contra sí misma y a no confesarse culpable.

No obstante, la incomparecencia de la persona especialmente designada por la persona jurídica


para su representación determinará que se tenga por celebrado este acto, entendiéndose que se
acoge a su derecho a no declarar".

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V.  EXTINCIÓN DE LA CONDICIÓN DE INCULPADO
Esa condición derivada de su sometimiento al proceso sancionador puede cesar por dos

circunstancias diferenciadas:

 a) Porque se termine el procedimiento sin encontrar responsabilidad en la conducta del

inculpado y se decrete su sobreseimiento, supuesto en que desaparece definitivamente

la designación de inculpado.

 b) Si se dicta resolución condenatoria se produce una extinción terminológica de esa

denominación, pero no de su sometimiento y dependencia del proceso, porque adquiere

la condición de "penado", "condenado", "expedientado" o "sancionado", que, si bien

expresan la especial consecuencia del resultado contrario del procedimiento, no

excluyen el mantenimiento de aquella designación de "inculpado", más genérica y

comprensiva que estas otras, que tienen un sentido más particularista, aunque no sea

frecuente denominar de ese modo al que ya ha sido encontrado culpable de la

infracción.

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