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UNIVERSIDAD FRANCISCO GAVIDIA

Estudio y Análisis del Consumidor

Tema: “Teorías de la Evolución del Ciclo de Vida del Producto”

CATEDRÁTICO: Lic. Wilber Evenor Gómez

ALUMNO: Ordóñez Medrano, Kevin Edgardo

CARNÉ: OM100916

01 de junio de 2020
Introducción

La Teoría del Ciclo de Vida del Producto busca plasmar los distintos elementos que se ven
involucrados en la misma, partiendo como base que la concepción de ciclo de vida del
producto funge un papel importante para la toma de decisiones dentro de una organización,
considerando el análisis de las fases por las que pasa el producto y el impacto que tiene en el
mercado.
Los inicios del análisis del ciclo de vida dan origen en Europa y Norteamérica, donde
específicamente en Estados Unidos tuvo su auge representativo por ciertas compañías
gigantes. Más tarde, durante la década de 1970 se presentó una crisis energética que orillo a
realizar investigaciones acerca del consumo de energía que se llevaba en la parte de
producción para así poder tomar medidas para su disminución. Sin embargo, los estudios que
se realizaban durante esta época se enfocaban sólo a la producción total y no al producto en
específico hasta los años ochenta, donde incrementó la aplicación del análisis del ciclo de
vida.
Para el autor Arbós, 2012, “el ciclo de vida es el periodo de tiempo de presencia de un
producto en el mercado, desde que se lanza hasta que se ve superado por otros más nuevos o
deja de interesar o estar de moda y desaparece”.
Al igual, se destaca la Metodología de Fases la cual consiste en: Fase 1: Definición de
objetivos y alcance, Fase 2: Análisis del Inventario del Ciclo de Vida, Fase 3: Evaluación de
impactos, y Fase 4: Interpretación de resultados. Asimismo, es de suma importancia recordar
las etapas del ciclo de vida del producto que son introducción, crecimiento, madurez y
declive.
Teorías de la Evolución del Ciclo de Vida del Producto

Teoría Apreciativa, Nelson y Winter


En ella la intención original de Nelson y Winter era combatir los excesos formales de la teoría
económica ortodoxa, que por lo demás se habían revelado incapaces de explicar fenómenos
tan llamativos como la contribución del cambio tecnológico al crecimiento económico, la
competencia no basada en el precio o el cambio estructural de las variables productivas.
Según ellos las “teorías apreciativas” buscan incorporar, empleando las fuentes cuantitativas
y cualitativas que sean necesarias, el mayor número posible de hechos estilizados a un marco
lógico previo a la formalización. La teoría apreciativa sobre todo debe servir para edificar
una estructura conceptual completa, que abarque la mayor parte posible de la evidencia
empírica disponible, para así servir de andamiaje teórico fiable tanto a nuevos estudios
empíricos como a futuras formalizaciones.

Según Oliver Williamson, (1975)


Sostiene que en la evolución de una industria comúnmente se reconocen tres fases: una
exploratoria, una intermedia de desarrollo y una de maduración.
La primera de estas fases implica la oferta de un nuevo producto de diseño relativamente
primitivo, fabricado con maquinaria no especializada, y distribuido comercialmente
mediante una variedad de técnicas de marketing exploratorias. El volumen de ventas es
típicamente bajo. Las expectativas y experiencias empresariales están caracterizadas por un
alto grado de incertidumbre.
La segunda fase es la de desarrollo intermedio: las técnicas de fabricación son más avanzadas
y la definición del mercado se ha afinado: el volumen de ventas crece rápidamente en
respuesta a nuevas aplicaciones y demandas no satisfechas. El grado de incertidumbre
todavía es alto, pero menor que en la fase exploratoria. La tercera fase es la de maduración
de la industria. La fabricación, la gestión y el marketing han conseguido un grado de
refinamiento avanzado.
Los mercados siguen creciendo, pero de manera más predecible. Las conexiones establecidas
entre los clientes y los suministradores incluidos los del capital, tienden a amortiguar los
cambios en general y las oscilaciones bruscas en las cuotas de mercado en particular. Las
innovaciones significativas tienden a ser menores y muchas son simplemente mejoras.
En su lugar, Vernon Smith, explica los patrones de comercio entre países con altos y bajos
salarios mediante el desarrollo de la tecnología a lo largo del tiempo. Cuando un producto
está en sus fases más tempranas de desarrollo, es necesario mano de obra intensiva en
conocimiento para mejorarlo hasta convertirlo en un estándar. A medida que este proceso
avanza, el grado de conocimiento tecnológico necesario para producir el bien disminuye,
facilitando que la producción se traslade a los países que disponen mano de obra barata. De
este modo, es posible que un país con altos salarios exporte productos intensivos en trabajo
y no en capital, como predice el precio relativo de los factores de producción en estos países;
cuando estos productos se encuentran en una fase temprana de su desarrollo tecnológico, y
por tanto necesitan de la aplicación intensiva de mano de obra altamente cualificada. En este
modelo de Vernon Smith ya aparece por tanto la relación entre innovación de producto y de
proceso a lo largo del tiempo como el fenómeno central del ciclo de vida.

Otro aspecto fundamental de la teoría del ciclo de vida del producto es el del ritmo de entrada
y salida de las empresas a lo largo del ciclo, fue por medio de Mueller y Tilton (1969) quienes
primero relacionaron este problema con el de la evolución temporal de la tecnología. En las
fases tempranas del desarrollo tecnológico, la incertidumbre a propósito del desempeño de
la tecnología es tan alta que el avance se produce mediante procesos de ensayo y error no
sistemáticos. La organización y división racional del trabajo de I+D no es posible debido a
que no se conoce la estructura interna de la tecnología. Por lo tanto, las empresas grandes no
poseen ventajas de economías de escala de I+D, y aparecen numerosas nuevas empresas en
la nueva industria. Cuando se conoce mejor la estructura interna de la tecnología, las
empresas grandes pueden aprovechar las economías de escala resultantes de la
especialización de la I+D, que levantan barreras de entrada para las nuevas empresas, por lo
que el ritmo de entrada en la industria disminuye.
En definitiva, eMueller y Tilton señalan por primera vez el diferente ritmo de entrada en la
industria a lo largo del ciclo de vida de la tecnología. Pero, aunque enfatiza de manera
acertada la importancia de la incertidumbre no distingue entre innovación de producto y
proceso, ni propone una periodización clara.

En cambio, el modelo de Abernathy y Utterback fue concebido originalmente para estudiar


las implicaciones estratégicas de los distintos modos de cambio tecnológico a lo largo del
ciclo de vida. La discusión estratégica original se centraba en el tipo de innovación (de
producto o de proceso) que con más probabilidad tendría éxito y el locus u origen de la
innovación (el usuario, la empresa intensiva en I+D o los proveedores). La propuesta de
Abernathy y Utterback consistía en relacionar las fases que atravesaba la innovación de
producto y de proceso en la historia industrial de un producto concreto. En nuestra narración
de esta historia, que ha sido contada ya infinidad de veces, destacaremos el producto sobre
el proceso y la importancia de la incertidumbre, puesto que estos dos aspectos serán centrales
posteriormente en nuestro análisis.
Además, se adopta una metodología para las fases del Ciclo de Vida del Producto: Fluida, de
Transición y Específica.
La primera fase es la Fase Fluida: la innovación debe buscar sobre todo adaptarse a los
requerimientos funcionales de la demanda. Existe un alto grado de incertidumbre acerca del
potencial de mercado, por lo que el origen de la innovación es el individuo o la organización
que estén íntimamente familiarizados con las necesidades del mercado. En cualquier caso, la
incertidumbre es tan alta que la oferta explora múltiples soluciones tecnológicas muy
distintas entre sí, puesto que no existe información confiable respecto a las prestaciones de
las distintas soluciones. Los procesos son orgánicos o, dicho de otro modo, escasamente
automatizados, y no se invierte en mejorar la productividad.
La segunda Fase es de Transición: la innovación de producto es maximizadora de ventas. Se
reduce la incertidumbre sobre la dimensión del mercado, y las empresas pretenden apropiarse
de una mayor cuota de mercado diferenciándose del resto mediante innovaciones en el
producto, aunque la aplicación principal del producto ya ha sido definido; aumentan las
innovaciones de proceso, empezando a automatizarse parte de las actividades de producción.
En un trabajo posterior al original de 1975, Abernathy y Utterback añadieron en esta fase un
fenómeno extremadamente relevante: la emergencia de un diseño dominante. Este diseño
dominante añade a la aplicación principal del producto ya definido en fases anteriores una
serie de servicios complementarios que introducen las empresas para atraer a un número
mayor de usuarios, y así alcanzar la cuota de mercado crítica por encima de la cual el diseño
dominante establece barreras de entrada (como la reducción de precios mediante economías
de escala) insalvables para el resto de diseños.
La tercera fase es la fase específica: la variedad tecnológica del producto se reduce
drásticamente debido a la hegemonía del diseño dominante. El diseño dominante ofrece las
ventajas de la producción estandarizada; la innovación se concentra en las tecnologías de
proceso reductoras de costes y maximizadoras de beneficios, que requieren grandes
inversiones en bienes en capital, creando así economías de escala y barreras de entrada cuasi-
oligopolísticas: en esta fase, se produce una reducción del número de empresas, que en las
fases anteriores ha sido siempre creciente . La innovación del producto se limita a pequeñas
mejoras incrementales del diseño dominante. La incertidumbre es tan baja que incluso las
cuotas de mercado de cada empresa son casi constantes.

Sin embargo, Windrum afirma en 2003, que son necesarios modelos más “amigables con la
historia” ó history-friendly, capaces tanto de concebir distintos momentos de origen para las
distintas soluciones tecnológicas, como de calibrar las consecuencias que estas diferencias
temporales pueden tener en los posteriores procesos de selección. Windrum identifica tan
sólo dos trabajos en esta tradición del Teoría del Ciclo de Vida del Producto en los que esa
historicidad de la aparición de las tecnologías es incluida en las consideraciones teóricas, el
estudio de Foray y Grubler sobre la industria de fundición férrea en Alemania y Francia y el
trabajo de Islas sobre las turbinas de vapor. En ambos casos, el tempo de aparición específico
de las tecnologías es atribuido al desarrollo previo de estas tecnologías en “nichos” que
consisten en otras aplicaciones auxiliares, específicas y de muy pequeño tamaño de mercado,
que protegen y aíslan a las tecnologías de los procesos de selección normales. Así, Islas
afirma que la aparición de la turbina de vapor en la aviación militar en la Segunda Guerra
Mundial fue debida a su utilización desde la década de 1910 en una aplicación concreta, la
de la supercarga de los grandes motores de combustión de uso militar. Del mismo modo,
Grubler y Foray proponen que la aparición en 1970 de los procesos de gasificación en la
fundición fue consecuencia de su empleo desde 1958 en el subsector de la fundición de bajos
lotes. Estos nichos actúan como laboratorios “cuasi in vitro” de “incubación” que influyen
decisivamente en el momento de aparición de la tecnología en el mercado objeto del estudio.
En la Fase de Transición se produce la convergencia desde estas dos tecnologías de producto
a un único diseño dominante, que es mejorado en la Fase Específica. Queda por dilucidar si
el diferente ritmo de aparición de las tecnologías tendrá alguna influencia en las siguientes
fases, especialmente en lo que se refiere al aumento de servicios complementario que da lugar
al diseño dominante.
Conclusiones

Como se ha podido observar, las teorías de la evolución del producto han sido de suma
importancia a lo largo de la historia en este aspecto del marketing, hasta llegar así a las
distintas variables que rigen en la actualidad el cómo los productos se desenvuelven en el
mercado. Toda empresa busca maximizar sus utilidades, y dado que, el producto es de lo que
depende esencialmente para ello, es de alta relevancia el saber mantenerlo en el mejor estado
del ciclo y sea un ganar-ganar entre cliente y empresa.
Los distintos planteamientos y herramientas que se propone en los diversos modelos, pueden
ser de utilidad para tener claro la influencia de estos trabajos para una evolución adecuada de
los productos siempre enfocándonos en la importancia que tendrá para el consumidor. Al
igual, es importante conocer y saber gestionar la etapa en la que se encuentra el producto, ya
que las decisiones a tomar en cada una, varían y son diferentes. Por tanto, es vital llevar a
cabo acciones adecuadas a cada circunstancia, para lograr superar los desafíos que se
plantean en cada etapa del ciclo.
Las estrategias de marketing de una empresa deben adaptarse a las fluctuaciones que sufren
los productos en el tiempo, para poder optimizar de la mejor manera posible la toma de
decisiones. Identificar en qué etapa se encuentra el producto, consecuentemente ayudará a
definir la estrategia y a potenciar los esfuerzos de marketing. Como se ha logrado notar, a lo
largo de la historia es importante estudiar y trabajar el ciclo de vida de un producto, ya que
puede incidir directamente en la supervivencia de una compañía.

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