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Para clasificar una roca, es muy importante conocer su mineralogía; ya que en base a ella,
podremos obtener en porcentajes la cantidad de cada mineral formador de roca. Dichos minerales
son: olivino, piroxenos, anfíbolas, biotita, muscovita, feldespatos y cuarzo; los cuales se ordenan
en una serie en función de su temperatura de cristalización y de su composición química. Ésta es la
Serie de Bowen.
Existen algunos minerales que se forman a mayor temperatura del magma y que presentan una
composición ultramáfica y máficas o básicas, es decir rica en calcio y magnesio; mientras que otros
cristalizan en etapas mucho más tardías, cuando el magma está frío y las composiciones de él son
más félsicas, es decir ricas en sílice, potasio y aluminio.
Las rocas ígneas tienen equivalencias en composición para rocas volcánicas y plutónicas; es decir,
una roca puede ser volcánica y otra plutónica, pero tener la misma composición mineralógica, por
lo cual serán equivalentes químicamente, pero su origen diferente.
Dichas rocas se clasifican a través del Diagrama de Streckeisen, el cual relaciona los tres minerales
principales: cuarzo, feldespatos potásicos y plagioclasas.
Para utilizar tanto éste diagrama como los siguientes, es necesario saber lo siguiente:
- Cada vértice del triángulo corresponde al 100% del mineral que ahí aparece, por ende, la
cara opuesta representa el 0% de dicho mineral.
- Se considera una línea paralela a la cara opuesta, la que se mueve hacia el vértice del
mineral que se está observando hasta llegar al porcentaje observado en la roca, donde se
traza la línea paralela a la cara opuesta.
- Se realiza el ejercicio anterior para los tres componentes, y donde se intercepten los tres,
es el punto de composición de la roca y por ende, se tiene su nombre.
En cuanto a las rocas sedimentarias, su clasificación puede basarse en distintos criterios, dentro de
los cuales consideraremos 2: textura o granulometría (tamaño del grano) y composición química
(porcentaje de feldespatos, cuarzo y líticos: fragmentos de rocas).
Los dos tipos de rocas anteriores, e incluso otras rocas metamórficas, pueden dar lugar al tercer
tipo, producto de metamorfismo. Metamorfismo es el proceso que deforma rocas a causa de altas
presiones y/o temperaturas y se puede clasificar en tres: metamorfismo regional, de contacto y
dinámico.
El metamorfismo dinámico por su parte, es aquel que se produce en zonas de falla debido a las
altas presiones localizadas debido al roce o fricción que se produce entre bloques de roca.
Los minerales presentan diferentes estados de estabilidad en función a las condiciones imperantes
en el momento de su formación. En otras palabras, cuando un mineral se forma, es estable en ese
ambiente donde se formó, con una temperatura, presión, y composición determinados. Por ello,
cuando dichas condiciones cambian, un mineral puede desestabilizarse, y mezclarse con otras
moléculas y compuestos, dando paso a nuevos minerales denominados minerales de alteración.
Otro factor que puede formar los minerales de alteración es la presencia de compuestos a los
cuales no había sido sometido el mineral original, por ejemplo: oxígeno y agua. Ambos son los
principales desestabilizadores químicos que originan un proceso de alteración (oxidación
lateritas, bauxitas, gossan y caolín).
La alteración hidrotermal es un proceso que afecta a cualquier tipo de rocas debido a la acción de
fluidos que aportan calor a la roca original e iones en disolución que entran en contacto con la
roca, formando nuevos minerales. Sin embargo, es importante recalcar que existen minerales más
susceptibles a ser alterados o a sufrir una alteración más pervasiva que otros, lo cual se debe a su
temperatura y condición de cristalización. De esta manera, aquellos minerales máficos (formados
bajo condiciones más altas de temperatura) serán más susceptibles a alterarse, mientras que
aquellos más félsicos (formados a menor temperatura) pondrán resistencia a la alteración.
Estas alteraciones pueden dar lugar tanto a minerales denominados “ganga” (minerales sin
importancia económica) como a minerales de “mena”, con importancia económica.