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Universidad de Playa Ancha de Ciencias de la Educación

Campus San Felipe

Historia Universal Antigua II


Limes 9-10/1997-1998
Centro de Estudios Clásicos
Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación

Lineamientos para el estudio de la historia de Roma


Alejandro Bancalari
Universidad del Biobío
Universidad de Concepción

Resumen

El artículo presenta una visión personal de la historia


romana a partir de cinco lineamientos o claves centrales,
cuyo propósito es comprender esta historia de 1.300 años en
un sentido globalizador y formativo para la civilización
cristiana-occidental. Las directrices en cuestión son: la
evolución de Roma hasta convertirse en un imperio mundial;
la periodización tradicional; la nueva “storia di Roma”
Einaudi; el imperialismo y romanización; y el legado y
vigencia de la historia romana.

Abstrac

This paper presents a personal view of Roman history base


don five central guidelines. Its aim is to understand this
period of 1.300 years with a globalizing and formative sense
for Western Christian civilization. These leading ideas are:
Rome´s evolution until it became a world empire;
traditional historical period división; the new “Storia di
Roma”, Einaudi; imperialism and romanization: the legacy
and present value of Roman history.
Nos proponemos reflexionar sobre la historia de Roma , para lo cual presentaremos algunas
1

propuestas de estudio, constantes, directrices y procesos determinantes, los que, separados, pueden
desarrollarse y ampliarse cabalmente en sus distintas dimensiones. Es una propuesta introductoria y
metodológica para reestudiar la historia romana. La hemos agrupado en cinco grandes lineamientos
o claves centrales.

I
Proyección de la historia romana:
De la ciudad al imperio

El proceso histórico de Roma debemos conocerlo y, sobre todo, explicarlo y analizarlo desde ua
perspectiva de una historia holística para comprender cómo una comunidad de pastores y labriegos
se transformó y evolucionó hasta convertirse en un imperio mundial.

La ciudad que nace a mediados del siglo VIII a. de C. a través del proceso de sinecismo (de la
dispersión a la agrupación), presenta un componente étnico y urbanístico –esencialmente- latino y
etrusco. Roma, ciudad doble y mixta que surge orgullosa a orillas del Tíber, comienza a percatarse,
-tal vez inconscientemente- de la misión ecuménica y unificadora que le corresponderá más tarde.
En la evolución de la ciudad-estado romana, el foedus cassianum del 494 a. de C. será el punto de
despegue de la urbe que establece acuerdos con sus vecinos latinos y que consolida su posición
dominante en la zona del Lacio. A partir de una especie de “maratón histórica”, Roma comienza -
paulatinamente- a anexar a otras ciudades vecinas, conformándose en un verdadero ente
hegemónico en el Lacio, a través de la fórmula “imperialismo del miedo”, es decir, si Roma no
lanza la ofensiva, será ella atacada.

A partir de este momento la urbe va desarrollando una progresiva mecánica de conquista de los
distintos pueblos de la Italia central. Los hérnicos, ecuos, volscos y Veyes uno a uno van cayendo
rendidos bajo la égida de Roma. Varía así en potencia, derrotando más adelante a galos, etruscos,
samnitas y griegos. La península itálica desde el Arno al estrecho de Messina está en poder de
Roma. De una potencia regional en el siglo V a. de C. se transforma en el 272 a. de C. en una
potencia nacional. El primer paso de la conquista y organización del territorio peninsular estaba
realizado. Roma brillaba y resplandecía ante los ojos de sus futuros enemigos.

La evolución lineal de la ciudad de las siete colinas (por la liga del septimontium de donde surgió
Roma) para convertirse finalmente en un imperio, tendrá su “verdadero accionar” en el marco de
las tres guerras contra la potencia de origen fenicia, Cartago (264-146 a. de C.). Roma inauguró su
etapa imperial al vencer a los cartagineses y anexar, por primera vez, una porción del territorio
fuera de Italia, como Sicilia, Cerdeña y Córcega – las llamadas provincias- . Posteriormente a las
guerras púnicas, Roma victoriosa, se convierte en una “potencia imbatible”. Uno a uno los

1
El presente trabajo está inserto dentro del proyecto FONDECYT N° 1980093, titulado El Edicto de Caracalla como
reflejo del avanzado proceso de romanización: Problemática y nueva interpretación.
Estas aproximaciones -en honor y homenaje al distinguido maestro don Héctor Herrera Cajas- tienen como propósito
central valorar una vez más la trascendencia histórica de la civilización romana. Por tratarse de reflexiones personales de
orden general, solamente señalaremos en las notas al pie de página, algunos de los estudios bibliográficos más
significativos y fuentes centrales de la problemática.
territorios que circundan el Mediterráneo se articulan bajo su dominio. África, Hispania, Grecia,
Asia menor, Galia, Egipto y otros, además de las conquistas llevadas a cabo por Octavio Augusto
de las provincias renanas y danubianas, hacen de Roma un imperio mundial, pues el mundo y el
centro de gravedad de aquella época se circunscribía –para los mismos romanos- al Mediterráneo: el
mare nostrum.

Virgilio, el poeta de las hazañas de Augusto, advirtió y profetizó en sus versos de la Eneida, la
misión universal del mundo romano: imperium sine fine, sin límite de espacio e infinito;
destacando, asimismo, la vocación imperial del gobierno romano: tu regere imperio populus,
romane memento2.

Roma estaba consciente de su dominio y poder civilizador en el Mediterráneo y se daba cuenta de


que esta influencia merecía ser comprendida en nombre del mundo: imperium orbis terrarum,
hecho trascendental para la historia del occidente. Es aquí donde surge con real magnitud la
empresa establecida por el emperador Augusto, ya que ésta presenta una doble dimensión. Por una
parte, el régimen imperial es un conjunto completamente espacial por la conquista del mundo
conocido (europa, África, Asia), por otra, es una renovación en el plano temporal, un orden distinto,
una especie de refundación con un nuevo Rómulo que crea en estado eterno 3. Por ello Plinio, el
viejo, con cincuenta años de diferencia de la empresa de Augusto, se inspiró en la obra del monarca
y expresó que “el imperio provee riquezas a Roma y a Italia y es un imperio elegido por los dioses
para unificar a los pueblos dispersos y difundir la legua latina y que, en fin, otorga humanidad y es
la patria común de todas las gentes del mundo entero”4. En suma, en el año 14 d. de C., -fecha de
la muerte del primer emperador romano Octavio Augusto- la ciudad ha conquistado y organizado
un imperio estructurando más o menos el 80% de todo el territorio imperial de lo que llegó a ser en
su máxima extensión geográfica. El resto lo agrega preferentemente el último emperador
conquistador e imperialista, Trajano (98-117 d .de C.), quien anexa las nuevas provincias de
Armenia, Siria, Mesopotamia, además de Arabia y Dacia. El imperio territorialmente ya no crecerá
más. Adriano –sucesor de Trajano- desea mantener la posición rectora que Roma había alcanzado;
abandona, sin embargo, las recientes provincias orientales incorporadas y se preocupa
prioritariamente de defender y reordenar los limes del imperio; los años del gobierno de Adriano
(117 al 138) son recordados por las fuentes y la historiografía como el período de mayor esplendor,
auge y bienestar de toda la fase imperial.

El ecúmene de aquella época se convierte en romano; prácticamente toda Europa, el oeste de Asia y
el norte de África conforman el orbis romanus. Entonces, es un imperio fundado y estructurado
sobre la base de los tres continentes habitados de acuerdo con el prisma del “ser romano”; vale la
pena, luego, vivir en el interior del imperio. La ciudad de Roma desde el 264 a. de C. hasta el 117 d.
de C. configuró su imperio mundial. Lo creó, lo hizo suyo y ahora debe –utilizando el genio
práctico- “mantenerlo” y no con el uso del poder de la espada, sino, más bien, por un proceso de
aculturación desarrollada entre provinciales y romanos. Sin duda que una de las lecciones
perdurables de la historia romana fue su esfuerzo por preservar un imperio edificado por ellos. La

2
Virgilio, Eneida, I, 278 y VI, 847-853. Esta idea, también, es representada en VELEYO PATERCULO, II, 103 quien
resalta la esperanza en la perpetua seguridad y en la eternidad del imperio romano.
3
Nicolet, C.; Il modelo dell’Impero, en “Storia di Roma”. 4. Caratteri e Morfologie, Einaudi, Torino 1989, pp459-486,
esp. P.463.
4
Plinio el viejo, H,N, 3, 39 y 17,3. Por su parte, Apiano, H. R., I, 8 expresa “que ningún imperio hasta el presente ha
llegado a un grado tal de grandeza y duración”, destacando, los civilizadores
construcción debe ser sólida y cimentada por criterios absolutos de una ciudad que se corona en un
espacio imperial.

De la urbe al orbe, la historia de Roma fue la progresión perfecta, regular, mecanizada y lineal de
una conversión gradual de una comunidad primitiva a un imperio mundial y civilizado.

II
Periodización tradicional

La historia romana suele dividirse en tres etapas tradicionales: la monarquía o reyecía, que oscila
desde la fundación de Roma 753 a. de C. hasta la expulsión de los etruscos y su rey Tarquino el
soberbio en el año 510 a. de C. Corresponde a la Roma arcaica, al mundo germinal y privado5. De
ahí surge la república, período intermedio y vital en el desarrollo y la expansión de la ciudad, que
cubre casi cinco siglos, desde el mencionado 510 hasta el 27 a. de C., posterior a que Octavio
termine con las guerras civiles y el senado le otorgue el título de Augustus. Finaliza con ello el
sistema de la res publica y se constituye oficialmente la última etapa: el imperio. En esta fase
aparece la figura del princeps imperator coincidiendo con el nacimiento de Jesucristo. Es, también,
un período largo donde Roma y el imperio llegan a su momento de apogeo y bienestar hacia
mediados del siglo II d. de C., hasta sucumbir con la destitución del último emperador romano del
Occidente, Rómulo Augústulo, en el 476 d, de C. Roma y el imperio, finalmente, en este período
convergen a la religión cristiana después de un largo recorrido por cerca de cuatro siglos. La Roma
clásica se convierte en eterna y cristiana.

Al presentar tal división, el criterio utilizado por los historiadores es, naturalmente, el político-
institucional, correspondiente a la evolución y a las tres formas gubernativas que enmarcaron el
proceso histórico de Roma.

Ahora bien, Roma a través de su desarrollo político fue una cultura y una civilización de la cual
conocemos su ciclo completo mejor que ninguna otra, es decir, su nacimiento, desarrollo, apogeo y,
finalmente, su decadencia.

En consecuencia, haciendo un esfuerzo teórico, podríamos perfectamente hacer coincidir o


aplicarlos períodos de la historia romana, con la concepción cíclica y naturalista de la historia y de
las culturas que presenta el insigne Oswald Spengler6, quien concibe a las culturas como
organismos vivos que presentan un curso y ciclo vital desde el origen al fenecer de la cultura. De
ahí que el esquema modélico espengleriano, si lo aplicamos a la historia de Roma (o cualquier otra
gran sociedad de la que conozcamos el ciclo total) resulta y constituye un ciclo completo y casi
perfecto. El nacimiento corresponde a la monarquía; el desarrollo, al republicano y comienzos del
imperial; el apogeo, al siglo II d. de C. , para llegar a la decadencia en la fase terminal del imperio

5
HERRERA H. Res privata-Res publica-Imperium, en “Revista Semanas de Estudios Romanos”, I, (1976) pp.128-136
destaca que la actual erudición de los estudios sobre Roma ha puesto gran énfasis en el conocimiento de este mundo
arcaico, porque pareciera que allí están contenidas en germen muchas de las instituciones que posteriormente aparecerán
durante el período de la república”. En forma más amplia, el profesor Herrera expone en el artículo los tres conceptos
claves de Res privata-Res publica e Imperium, que significa recorrer toda la historia de Roma .
6
SPENGLER, O, La decadencia de Occidente. Bosquejo de una morfología de la historia universal, Espasa Calpe,
Madrid, 1966, 2 vols.
en el siglo V d. de C. Después de todo, la idea cíclica estuvo presente en la propia Roma y formó
parte de su cultura. Spengler no nos presenta la novedad. Roma ya había reflexionado sobre la
ciclicidad y había interpretado, en parte, su historia en torno a ese concepto.

De la historiografía romana además de Polibio, Tito Livio y Séneca, quien mejor nos presenta la
concepción cíclica de la historia fue Lucio Anneo Floro en su Epítome. Éste periodiza
orgánicamente la historia de Roma en cuatro edades7. A) La primera: Infantia, desde Rómulo hasta
la tiranía de Tarquino el Soberbio, equivale a la monarquía, constituyendo el crecimiento orgánico
del pueblo romano. Resalta las virtudes primitivas y en ella Roma se va destacando entre los
pueblos del Lacio. B) Adolescentia: corresponde a los tiempos heroicos, victoriosos y virtuosos de
la temprana república, cuando Roma se proyecta y conquista la península itálica. C) La tercera
etapa está representada por la Iuventas Imperii, homólogo de la Robusta Maturitas que equivale a
la transición de la república media y tardía al imperio. Floro distingue, en esta fase dos subperíodos
(áureo y férreo): el primero, en una centuria de éxitos militares (proceso del expansionismo y el
imperialismo: 246-146 a.de C.) que se sintetiza en la conquista del mundo, y el segundo, tiempo de
las guerras civiles que degenera el espíritu de la sociedad republicana. D) Finalmente, la Senectus,
constituye la cuarta edad, una época sombría de anquilosamiento, desde Nerón a Domiciano; sin
embargo, con Trajano y Adriano, observa Floro un renacimiento general que le corresponde vivirlo.

La genial periodización de Floro satisface con matices diversos la división tradicional de la historia
romana y, al mismo tiempo, sirvió como uno de los modelos de inspiración y arquetipo a la
concepción histórica de Spengler. Si aceptamos esta ley determinista de que todas las culturas
surgen, se desarrollan y mueren, Roma fue, sin duda, el mejor ejemplo.

Por su parte, el gran Arnold Toynbee en una de sus amplias reflexiones de cómo la historia
grecorromana ilumina a la historia universal señaló: “para los historiadores que se dedican a la
historia en general, el estudio de la historia romana tiene una gran ventaja. Conocemos toda la
trama, mientras que tratándose de nuestra historia, es decir, la historia de nuestra civilización
cristiana-occidental, nos encontramos en medio del argumento ignorando las peripecias del capítulo
siguiente”8.

III
Nueva configuración y estructuración: La “Storia di Roma”, Einaudi

7
Una buena relación de la concepción de Floro con la historia romana el ALBA, V.; La concepción historiográfica de
Lucio Anneo Floro, Benzal, Madrid 1953, esp. Pp. 29-37; quien resalta que “otra cosa es la validez o la exactitud del
sistema. Podrá o no ser objetivamente comparable la existencia de Roma a la vida de un organismo humano. Lo
interesante es que la periodización orgánica por edades fundada por Floro permitió esa intelección de cada etapa por
relación al conjunto, una ordenación excelente de los hechos y una concepción dinámica de la historia de Roma”.
Además, cfr. BESSONE, L., Floro un retore storico e poeta, ANRW, II, 34, I (1993), pp. 90-117.
8
TOYNBEE A. El mundo y el Occidente, Aguilar, Madrid, 1958, pp. 89-101.
Superada o paralela a la división tradicional de la historia romana surge una nueva presentación –a
cargo de Arnaldo Momigliano y Aldo Schiavone9 – más orgánica y temática sobre la historia del
mundo romano. Editada la “Storia di Roma”10 por la Editorial Einaudi de Turín a partir de fines de
la década de los ochenta, cuenta con una vasta colaboración de historiadores no sólo italianos sino
también americanos, alemanes, franceses e ingleses. Los argumentos11 tratados –que insistimos-
corresponden o equivalen grosso modo a la periodización tradicional, son:

a) Roma en Italia: se estudia la Italia prerromana y cómo se produce la penetración de Roma


en el contexto del Lacio, de la Italia central y de la península. Son interesantes las
relaciones de la urbe con las comunidades latinas, etruscas y los griegos del sur.

b) El imperio Mediterráneo: se analiza la naturaleza de una ciudad intrínsecamente bélica,


dominadora de la península, que se lanza en una hegemonía y conquista del mediterráneo.
Así, en un lapso de tres siglos, Roma asume la responsabilidad y el derecho de un dominio.
Estudia de qué manera la media y tardía república, el patriciado, la nobilitas y el populus,
además de las transformaciones sociales y políticas, fueron capaces de consolidar un
imperio ecuménico y establecer una política basada en un princeps. Como manifiesta
acertada y categóricamente Nicolet, “la república generó el imperio”12. Sin embargo, el
logro mayor de la historia romana fue su capacidad de “mantenimiento” del imperio.

c) La Antigüedad tardía: se exploran los últimos decenios del siglo II d. de C. hasta fines del
siglo V. En este período se acentúan diferencias entre las diversas regiones del imperio; se
produce el proceso de disolución del imperio y de crisis, hay una fractura o continuidad,
una metamorfosis radical y transformaciones.

Se le otorga importancia a la multiplicidad de estructuras y de ambientes urbanos y rurales


que nacen de contextos y de fondos en las vicisitudes de la tardía antigüedad. Se resalta a la
vez, el recorrido del cristianismo.

d) Caracteres y Morfologías: Se analizan los caracteres de larga duración en el entero arco


temporal de la historia de Roma. Aquellos aspectos que determinan –en última instancia- la
identidad y la fisonomía de la historia romana.

Aquellas estructuras escondidas, encubiertas, como por ejemplo la ciudad, la villa, la alimentación,
la medicina e higiene, la familia y educación, las fiestas y diversiones, entre otros. Estudia las

9
Una óptima presentación de la obra es la realizada por SHIAVONE, A. La Storia di Roma, en “Storia di Roma”.1 Roma
in Italia, Einaudi, Torino 1988, pp XXI-XXXIII.
10
A patir de 1983, Arnaldo Momigliano junto a otros prestigiosos historiadores italianos concretaron una nueva
monumental Storia di Roma. Obra esencial en estos momentos y que constituye una original estructuración orgánica y una
nueva postura de la historia romana. La idea fue gestada por la casa editorial Einaudi y con gran generosidad aceptó
Momigliano participar en la dirección de la obra en compañía de Schiavone. Lamentablemente, Momigliano no alcanzó a
observar el resultado final de la nieva Storia di Roma, ya que falleció en plena organización y dirección de ésta, el 1 de
septiembre de 1987. Cfr. BANCALARI, A. Aspectos de la figura y de la historiografía de Arnaldo Momigliano (1907-
1987), en “Revista Tiempo y Espacio”, V (1995) pp33-46.
11
La obra completa consta de siete volúmenes distribuidos en cuatro partes: La primera titulada Roma in Italia; la
segunda, L’imperio Mediterraneo, dividido en La republica imperiale, e I principí e il mondo. La tercera parte, llamada
L’età tardoantica. subdividida a su vez en dos: Crisi e trasformazioni, e I luoghi e la cultura. Finalmente, la cuarta:
Caratteri e morfologie.
12
Nicolet, C. Modelo impero, en “Storia” 4,. (cit), p. 459.
formas y aspectos políticos, sociales, económicos, materiales y culturales con regularidad y
perseverancia al estilo de la concepción y del tiempo de Braudel de la longue durèe13 donde se ha
determinado la identidad milenaria y mundial de Roma, otorgándole a ésta una comunidad y
fisonomía.

La nueva Storia di Roma es, sin duda, una gran realidad que nos hace repensar el mundo romano en
otras dimensiones. Es una síntesis orgánica, completa y coherente. Es profunda y sus unidades
temáticas (salvo algunas excepciones) están prolijamente tratadas. No es la mera historia de Roma
descriptiva y narrativa de las etapas y de la evolución de la ciudad; es mucho más amplia y mejor
estructuradas introduciéndonos en el orbis romanus en un sentido holístico y totalizador. Es un
nuevo avance y logro –tal vez por algunos años algo definitivos- para el estudio y comprensión de
la historia romana en vísperas del inicio del tercer milenio. No obstante, el análisis de esta historia
seguiría cultivándose entre los intelectuales, pues recordemos que cada generación escribe o es
capaz al menos de escribir su propia historia, sin desconocer los esfuerzos anteriores.

IV
Imperialismo y Romanización:
Procesos constantes y totalizadores de la historia romana

Sin lugar a duda que las dos fuerzas dinámicas y recurrentes de la civilización romana las
constituyen el dualismo imperialismo-romanización, dos procesos que se apoyan y se fundamentan
simultáneamente.

El historiador griego Polibio -principal fuente para el expansionismo- explica en su Historia que el
argumento a tratar “es el único hecho y un único espectáculo, es decir, cómo, cuándo y por qué
todas las partes conocidas del mundo conocido han caído bajo la dominación romana”. Y agrega,
además, “que el tiempo abarcado son cincuenta y tres años, período que comprende acciones tan
numerosas y de tanta envergadura que, en un lapso igual de tiempo, no se ha dado jamás en épocas
anteriores”14. Las palabras de Polibio nos presentan un testimonio directo de la fuerza y acción de
Roma por anexar y ocupar otros territorios; proceso que no tiene precedentes en periodos anteriores.
Roma va conformando un imperio universal.

La constitución del imperio romano se fue configurando a través de un complejo y largo proceso de
triunfales conquistas militares15. El norteamericano William Harris, uno de los grandes estudiosos
actuales del expansionismo e imperialismo romano, es categórico al explicar que Roma fue una
potencia eminentemente militar y de una regularidad bélica impresionante16. Ahora bien, lo

13
BRAUDEL, F. La longue durèe, en “Annales E.S.C.”, 3 (1958) pp. 725-753, ID, La historia y las ciencias sociales,
Alianza, Madrid 1968, pp. 60-106.
14
POLBIO, III, 4,10.
15
Como bien sostiene NICOLET, C., Roma y la conquista del mundo mediterráneo, 264-27 a. de J. C. 2. La génesis de
un imperio, Labor, Barcelona 1984, esp. Pp741-775; ID, Modelo impero, en “Storia” 4 (cit), pp. 459-486
16
HARRIS,W., Guerra e imperialismo en la Roma republicana: 327-70 a.C. , Siglo XXI, Madrid 1989. Se
pregunta el autor, cuál fue el comportamiento romano hacia la guerra y la conquista, es decir, qué motivos
tuvieron éstos al producir una expansión imperial, utilizando para ello a su instrumento básico: la guerra. Cita
a Polibio que nos expresa: “Ningún hombre cuerdo hace la guerra a sus vecinos sólo por derrotar a su
perdurable es que Roma no se limitó solamente a esta fase de conquista, sino que, inconsciente y
después conscientemente, fue desarrollando mecanismos adecuados para incorporar y mantener a
los naturales de las regiones conquistadas en la cultura y en el mundo de los romanos.

El fenómeno de la romanización o de la acumulatio de los provinciales a Roma, debemos


concebirlo como el proceso gradual que irradia y amplía los modos de vida romanos y la recepción
e integración de éstos por parte de los naturales de un territorio.

Como todo proceso histórico, la romanización está en constante revisión y discusión historiográfica,
concibiéndosela como un complejo proceso de interacción que se verificó a largo plazo y estuvo
dotado de múltiples manifestaciones17.

El objetivo principal de la romanización consiste en la difusión de la civilización romana a los


pueblos sometidos y pacificados que están en un estado de carente de desarrollo y cultura. Surge
entonces la dicotomía y noción de civilización versus barbarie, donde el beneficio de la pax
romana y el orden habían asegurado a gran parte del ecúmene del mundo antiguo. De esta forma, el
dominio romano aparece como legítimo y se colocan en evidencia los efectos considerados
positivos sobre la vida moral y material de las poblaciones sometidas18. De ahí que la romanización
como portadora de la civilización, lleva consigo la idea de un progreso material por parte de los
indígenas y sus ciudades y de la libertad en el sentido de que Roma asume y se convence de su

oponente, lo mismo que ningún hombre cuerdo se hace a la mar simplemente por alcanzar la otra orilla, ni
aprende una técnica sólo por el placer de conocer. Todos los actos se emprenden con el consiguiente placer,
bien o beneficio”. Según Harris los auténticos propósitos de los romanos hacia la expansión imperial no están
presentes en la obra polibiana. ¿Qué condujo, entonces, a Roma a este imperialismo desenfrenado? Para el
historiador norteamericano la explicación está dada en la mentalidad de la sociedad romana y en sus
conglomerados sociales divididos en dos grupos: A) Sector aristocrático: quienes determinaron y condujeron
la política exterior romana. Combatir para ellos significaba la gloria, el valor, la virtus y la laus; el
reconocimiento, la fama y la alta estima de sus conciudadanos. B) Ciudadanos medios: la guerra era una
óptima alternativa para un ascenso social con la esperanza, asimismo, de obtener bienes y botines. En síntesis,
para todos los componentes de la sociedad romana, la actividad bélica era ventajosa; y a eso hay que agregarle
los beneficios económicos, la mano de obra esclava productiva y los nuevos territorios. El ethos romano fue
esencialmente guerrero y tuvo una regularidad y una mentalidad imperialista muy racional, ofensiva y
concreta.
17
HOPKINS, K., La romanización, cambio y resistencia, en “La romanización en occidente”, BLAZQUEZ,
J.M., y ALVAR,J. , (Eds.), Actas, Madrid 1996, pp. 15-43, esp. pp. 19-20 destaca que “los romanos y los
pueblos sometidos, dotados cada uno de una cultura propia, negociaron de forma consciente o inconsciente la
creación de una nueva configuración cultural, que no se derivaba tan solo de la tradición romana ni se
adecuaba a una sola provincia. La élite de los conquistadores se había fusionado con las élites de los
conquistados. En los siglos III y IV d.C.., pocos emperadores eran de procedencia itálica. Resulta indudable
que, en todos los niveles sociales, el concepto de los que significaba ser romano experimentó una profunda
transformación, aún más radical a raíz de la concesión de ciudadanía que, en el 212 d.C., se hizo extensiva a
casi todos los habitantes del imperio. Desde el punto de vista político y cultural, la romanidad sufrió un
cambio, al pasar de la república a la monarquía absoluta, del latín ciceroniano al latín de Tertuliano o Amiano
Marcelino. Los tres ingredientes de esa combinación que denominamos Romanización –la romanidad
(romanitas), el ámbito provincial y la Romanización, en sentido estricto- se vieron sometidos a una
transformación incesante.
18
DESIDERI, P.; La romanizzazione dell´impero, en “Storia di Roma”, 2. L´impero mediterraneo. II. I principi e il
mondo, Eunaudi, Torino 1991, pp. 577-626, esp. Pp 580-586.Para el problema de la dicotomía romano-bárbaro, véase
CRACCO RUGGINI, L., Los romanos fuera de su “universo”: aventuras geográficas y del espíritu, en “Búsqueda,
aventura y descubrimiento”. Iter, Centro de Estudios Clásicos, Univ. Metropolitana de Cs. De la Educación. (1996), pp.
85-103.
papel histórico de integrar a todos los pueblos en su cultura, que en momento aparece como única
y superior. Era la concepción de mundo que tenían, entre otros, Estrabón, César, Plinio el Viejo y
Tácito.

Muy clarificador es el párrafo que nos transmite Tácito a favor de la romanización y de la


propagación de la civilización romana como hechos relevantes y muy positivos de lo que sucedería
en caso de una imprevista desaparición del imperio19.

Así, la urbanización, la concesión de la civitas generalizada y la integración, son algunos de los


elementos atribuidos a la instauración legítima y positiva del dominio y de la misión universal de
Roma. Motivos que configuran en última instancia el mito de una Roma aeterna20.

Concebimos a la romanización como un fenómeno largo y activo que se va estructurando y


logrando en tres etapas21. La primera que representa el inicio del proceso a través de la conquista
militar de los territorios. La segunda que corresponde en sentido estricto a la romanización efectiva
y gradual, o sea a la integración y asimilación de las provincias a Roma por medio de los diversos
agentes o factores romanizadores. La tercera y última etapa se circunscribe a la materialización
concreta de la romanización y a la civilización, es decir, a la expansión de la cultura, modos y
costumbres romanas por el orbe.

V
Legado y vigencia de los estudios de historia romana.

La historia de Roma y de su imperio – en su conjunto- cristalizó las más larga continuidad


política, histórica y cultural que el mundo occidental haya jamás experimentado. Fueron trece
siglos, cerca de mil trecientos años de una historia conocida, revisada y por sobre todo, con una
impronta profunda en la sociedad cristiana occidental. Razón tenía Adam Ferguson cuando
expresaba “conocer la historia de Roma significa conocer la historia del mundo”22.

19
TACITO, Hist., IV, 72, nos informa del curso emotivo pronunciado por Cerial (70 d. de C.) en la ciudad de
Tréveris, frente a los soldados y a los lugareños (galos), acerca del valor y de la importancia del pueblo
romano; si repentinamente desapareciera “porque después de echados los romanos (no lo permitan los
dioses), ¿habría otra cosa entre todas las acciones de guerra y más guerra? Ochocientos y más años ha ido
en aumento esta inmensa máquina del pueblo romano sólo con su fortuna y disciplina, y no hay que pensar
que puede dar en tierra sino con la destrucción y ruina total de los que presumieren derribarla. Mas en
cualquier caso seréis vosotros los que corréis mayor peligro, poseyendo como poseéis oro y riquezas,
principales causas y ocasiones de las guerras. Amad pues, y reverenciad la paz y a la ciudad de Roma; a
quien con igual autoridad poseemos los vencidos y vencedores. Sírvaos de nobilísimo ejemplo la experiencia
que entrambas fortunas, y muévaos a no querer antes la desobediencia con la ruina, que la obediencia con la
seguridad”.
20
Un texto central es PACHOUD, F.; Roma Aeterna. Études sur le patriotisme romain dans l´occident latin a l´époque
des grandes invasions, Rome 1967.
21
Para una mayor profundización, cft, Bancalari, A.;El proceso de romanización en occidente ;factores y consideraciones
teóricas., en “ Revista Atenea”,477, 1º semestre 1998,pp.63-86.
22
En la época de la ilustración, la historia romana era estudiada y concebida como modelo y arquetipo a seguir, De ahí
que la célebre frase de Adam Ferguson en su Historia de la Republica Romana confirme la visión ejemplificadora de
Roma hacia el mundo. Citado en CANTARELLA.E; El peso de la Roma en la cultura europea, Akal, Madrid 1996,
esp.p.11
No obstante, lo realmente significativo radica, desde nuestra óptica, en ser capaz de seleccionar los
tópicos claves y el por qué del gran legado romano. Es que Roma fue una civilización que controló
a sus anchas el oikúmene del momento y fue lo suficientemente inteligente al acepta, recibir y
asimilar los aportes culturales de los pueblos sometidos por el dominio romano. Grecia, los estados
helenísticos y el mundo judeo-cristiano aportaron elementos de índole política, filosófica, histórica,
literaria, religiosa, científica y de la vida cotidiana, cuestiones centrales para el devenir y progreso
de Roma Su valor, innovación , durabilidad y peso en hacer la simbiosis y síntesis, fundieron todos
los aportes de los territorios sometidos a una sola unidad, en una sola comunitas Roma sintetizó en
su civilización todos o casi todos los logros culturales del mundo antiguo. De modo similar, y sin
embargo con matices diversos, Remi Brague resalta que la noción de Europa es eminentemente
romana y toma como modelo a la romanidad23.
En la introducción del clásico libro “El legado de Roma”, Lord Oxford y Asquith nos señala: “la
impresión que me ha dejado la lectura de los documentos y penetrantes estudios que componen este
libro puede resumirse así: lo mismo en literatura que en arte, filosofía y religión, Roma constituye el
puente a través del cual han pasado a la Edad Media y, desde aquí, al mundo moderno, la parte
mejor del pensamiento y los mejores modelos de la antigüedad. Su genio no fue creador, sino
asimilador; su función no fue la de iniciar, sino la de adaptar; y de modo frecuente, al adaptar,
transforma”24.
Reflexionar sobre el legado significa necesariamente priorizar y seleccionar aquellos aspectos
permanentes y constituyentes en el mundo actual. Un aspecto que nos llama la atención lo
encontramos en la conformación y en el mantenimiento de Roma como un imperio mundial. El que
Roma mantuviera sus conquistas y sus territorios con una forma de gobierno republicano e imperial
por más de siete siglos y les otorga paulatinamente la civitas romana a sus súbditos es un hecho
sobresaliente e inédito .Desde Augusto pasando por Adriano, Antonino Pío y los emperadores de la
dinastía de los Severos hasta Caracalla, Roma utilizo la práctica política de otorgar la ciudadanía e
igualdad jurídica como cives romanos a los miembros del imperio; de súbditos se transformaron en
ciudadanos iguales. Esta expresión y sentido de igualdad, homogenización y participación llega a su
momento culminante con la dictación de la Constitutio Antoniniana de Civitate de Caracalla en el
212 d. de C., concediéndoles la civitas romana a todos los miembros del mundo romano -
excluyendo a los dediticii- .Roma y su imperio se constituyen en una unidad política y jurídica con
cerca de 60 millones de romanos. Estamos frente al orbis romanus25 25 que en esencia, en una
communitas de cives donde el imperio está totalmente romanizado. La afirmación de Modestino en
el siglo III d. de C. “Roma communis patria est”26, debemos concebirla en esta clave integradora y
civilizadora.

23
BRAGUE, R; Europa, la vida romana, Gredos, Madrid 1995.esp.p. 23, sostiene como tesis, en forma categórica, que
“Europa no es solo griega ni sólo hebraica, ni siquiera greco-hebraica. Es también decididamente romana “Atenas y
Jerusalén”, ciertamente: pero también Roma. No quiero acentuar con esto, una vez más, la trivial evidencia de la
presencia, al lado de otras fuentes de nuestra cultura , de una influencia romana. No intento sugerir tampoco que el
elemento romano constituya la síntesis de los otros dos. Pretendo más radicalmente, que nosotros no somos ni podemos
ser “griegos” y “judíos” más que porque primero somos “romanos”
24
OXFORS y ASQUITH, L., en El legado de Roma, dirig. Bailey, C., Pegaso, Madrid 1956 esp.p.2.
25
MAIER, F. Las transformaciones del mundo mediterráneo: siglo III-VII. Siglo XXI, México 1989, esp. pp. 18-19,
resalta que a principios del siglo III “El orbis romanus era para sus habitantes el orbis terrarum, el mundo de la cultura
por antonomasia, que abarcaba amplias fronteras .Su verdadero centro era el mar Mediterráneo, ofreciendo gran seguridad
a la navegación”.
26
MODESTINO, Dig., 50,1, 33. Roma había generado y logrado su más excelsa obra benefactora , unificadora
civilizadora e inédita
El otorgamiento gradual de la ciudadanía romana a los pueblos de todo el orbe –incluso esclavos-
hizo que Roma estructurara, sistemáticamente, un imperio universal, en cierta medida, “liberal”27.
Es justamente le proceso de romanización (ya presentado en estas consideraciones) el logro más
fecundo en un sentido global del legado romano. Así, las ciudades, las obras públicas
monumentales, los circos, las termas, los acueductos, las vías y muchas otras evidencias testimonian
de manera concreta y perenne, la ampliación y divulgación del espíritu de romanidad y otorgan
una prueba tangible de la difusión de modelos constructivos y la existencia de una amplia
homogenización. En suma se testimonia la unidad cultural del orbis romanus. Tertuliano
exclamaba: “el mundo se hace cada vez más civilizado y rico; por todas partes hay carreteras; por
todas partes, comercio”28.
Roma, en gran medida, creó la idea de Europa29 y fue la primera civilización que unificó el
continente a través de un gobierno centralizado, una economía global y una cultura común, fruto de
un dinámico proceso de romanización30.
Por otro lado, la ciencia jurídica y la lengua latina constituyen uno de los aportes más significativos
de Roma a Occidente .El derecho romano vinculado con un profundo sentido del arte de la retórica-
oratoria, con el tiempo se convierte en derecho europeo, como antecedente del derecho civil
moderno. La lex romana se constituye en el patrón, la norma y la ley de toda Europa con la
excepción de Gran Bretaña. El latín fue el principal vehículo en la transmisión y propagación de las
costumbre romanas, difundiendo el pensamiento , el alma y el espíritu de la Roma imperial; de
donde surgen las lenguas modernas como el italiano, castellano, francés portugués, rumano y sardo.
No olvidemos el vigor del latín, como lengua oficial de la Iglesia católica y, también, en calidad de
lengua medular en las disciplinas científicas hasta la modernidad.
En el aspecto educativo, uno de los variados logros dentro de la inagotable herencia del imperio
romano fue la adquisición de una sólida base de cultura jurídica que permite acceder después de los
estudios superiores a la administración del Estado. Y la actitud contemporánea del método de

27
JENKYNS, R,(ed.) El legado de Roma. Una nueva valoración, Crítica, Barcelona 1995, esp. p. 16 nos señala “la
combinación de autocracia, derecho y la ida de una ciudadanía universal iba a influir profundamente en la experiencia
europea .El sentimiento que mucho después de la caída del imperio occidental ,conservaba Europa de que cierto sentido
Occidente compartía la ciudadanía de una cultura común , se debía seguramente a algo más que su herencia de la
literatura y la lengua latinas; derivaba en parte de la naturaleza del propio imperio romano. Puede ser que los efectos
subterráneos de este legado fueran más significativos de lo que parece, pero estas manifestaciones externas son ya
bastantes notables”
28
TERTULIANO, De anima, 30.
29
Así lo visualiza BRAGUE .R .Europa, p. 18 quien nos dice de esta noción:” En cuanto a Europa en sentido estricto hay
únicamente un rasgo que quizás sólo ella posee y solo ella reivindica, y que es, en todo caso, el que nadie le discute. Es la
romanidad. O, más precisamente, la latinidad. La “romanidad” ha sido reivindicada por Bizancio como continuación del
Imperio romano de Oriente y “segunda Roma”, y luego por Moscú, que aspirará también al título de “tercera Roma”. Lo
ha sido incluso por el Imperio otomano, al reivindicar el sultán de Estambul, con el título de “sultán de Roma”, la sucesión
de los emperadores vencidos de Constantinopla. Pero la latinidad nadie la ha pretendido más que Europa”.
30
Nadie podría dudar del valor y toda nuestra deuda con Roma, tanto material como espiritual. Y es precisamente la
difusión de la civilización romana - en toda su magnitud- en el orbis terrarun el aspecto más sobresaliente del proceso
de romanización. Para este tema cfr. HOMO,L., La civilización romaine ,Paris 1930 ;AA. VV., La missione dell` Impero
di Roma nella Storia della Civiviltà, en “Atti del V Congreso Nazionale di Studi Romani”, Roma 1938;HIGHET,G., La
tradición clásica. Influencia griegas y romanas en la literatura occidental, F.C.E., México- Buenos Aires 1954,2 vols. ;
BAILEY,C. (dirig.), El legado de Roma (cit.); COENELL,T. y MATTHEUS, J., Roma, legado de un Imperio, Folio,
Barcelona, 1989. Últimamente tres obras claves son: BRAGUE,R., Europa (cit.); CANTARELLA , E., Peso Roma (cit.) ;
JENKYNS, R. (ed.), Legado de Roma (cit.), que estudia la influencia de la civilización romana a lo largo de los siglos
para explicar el carácter de la herencia romana y el modo en que pasó a la posterioridad.
enseñanza romano de introducir autores prácticamente de la misma época en las escuelas. Mención
distintiva la constituyen los collegia iuvenum31, asociaciones juveniles aristocráticas que tuvieron
una educación integral, liberal y práctica con el objetivo de preparar a futuros administradores y
altas autoridades del mundo romano. De esta educación holística se persigue, finalmente, que con el
exemplum surja la fórmula romana del vir bonus equivalente a optimus civis, uno de los elementos
caracterizantes del ethos romano.
Las obras públicas y de ingeniería diseminadas por todo el orbe romano: vías, puentes, acueductos,
circos, anfiteatros, arcos, columnas y monumentos de todas especies, evidencian la labor
constructiva de Roma. Un buen ejemplo es la invención del opus caementum (argamasa)
equivalente a nuestro hormigón32. En fin, la religión y la filosofía, las ciencias y la medicina, la
administración y el comercio, el arte y la agricultura y la idea y supervivencia de la familia
patriarcal y nuclear son otras pruebas del fenómeno irradiador y creador del genio práctico romano.

El Renacimiento marcó un obvio y profundo interés por el estudio y comprensión de la Roma


clásica. Surgieron coleccionistas de objetos de todo tipo: antiquitates que reflejaron esa cultura. Sin
embargo, va a ser en el siglo XVII cuando se produce el grand tour para visitar la ciudad e
imbuirse en sus edificios en ruinas, monumentos y vestigios. Son muy comprensibles las palabras
de Goethe que “sólo en Roma se puede estudiar a Roma”33. Era la ciudad que estaba de moda,
inspiradora de la elite europea; digna de conocerse y empaparse de su historia y espíritu.
Roma, asimismo, ha servido como modelo y fuente de inspiración para diversos movimientos
políticos y libertarlos. La retórica de la revolución francesa está repleta de cultura romana, y las
artes de la misma época llegan hasta el mimetismo simiesco de la arquitectura y el mobiliario
romanos34. La virtud cívica de un Bruto, el patriotismo de un Régulo, las reformas igualitarias de
los hermanos Gracos, la historia de Tito Livio y las obras de Plutarco se constituyeron en fuentes
inagotables de exemplo, de modelos insuperables y nobles de acciones heroicas. Roma, en suma,
“se convertirá en la imagen de la libertad”35. Se percibe todo un culto a la antigüedad; ”el mundo
está vacío desde los romanos –había afirmado Saint Just en su requisitoria contra Danton-, pero su

31
Las instituciones juveniles (collegia iuvemum) fueron ampliamente difundidas por Augusto con el propósito de ir
generando una elite dirigente para las ciudades imperiales. Para conseguir tal objetivo desarrollaron un tipo de programa y
actividades que hemos denominado curriculum iuvemum, integrado prioritariamente por tres concepciones curriculares
vigentes en la actualidad, acercándose a un curriculum centrado en la persona, de experiencias y de materias .De esta
forma, el prestigio de los iuvenes se debía a su asociación, con el proceso de la educación concebida ampliamente como
un todo que abarcaba tanto el entrenamiento físico como el espiritual. al igual que él mental. Los fines se obtenían
mediante la ampliación de un sistema educativo teórico y, por sobre todo, práctico, colocando particular énfasis en la
formación de la conciencia ciudadana, en la destreza física-militar, en el establecimiento de un sistema rígido de valores y
principios, con el objetivo preciso de tender en los iuvenes un interés creciente por la patria. Así, veremos están
instituciones como instrumentos de civilización y como medios de romanización y verdaderas auxiliares de la formación
educativa de los jóvenes. Para un análisis más exhaustivo cft. BANCALARI, A., El mundo cultural romano: una nueva
interpretación educativa de los collegia iuvenum (siglo I-III d. de C.) en “Semanas de Estudio Romano” VII-VIII (1996),
pp. 197-217.
32
GIOVANNI, G., Ingeniería y construcción, en “El legado de Roma”, dirig. BAILEY, C., (cit.), pp. 609-671 donde se
destaca la labor constructiva de la civilización romana.
33
Citado por PURCELLl, N., La ciudad de Roma, en JENKYNS, R. (ed,) Legado de Roma (cit.),pp. 374-401
Recordaremos la famosa cita –atribuida erróneamente a Beda el venerable- que perpetuaba la inmortalidad de los
monumentos romanos” , mientras el Coliseo permanezca en pie, Roma seguirá existiendo, cuando el Coliseo caiga , Roma
caerá también , cuando Roma caiga , caerá el mundo”.
34
BRAGUE, R., Europa, pp. 24-25; JENKYNS, R., (ed.) Legado Roma (cit.) p 28.
35
CANTARELLA, E., Peso Roma, p. 13. Una síntesis excelente y de profundización en HARTOG, F., II confronto con
gli antichi, en “ I Greci ,Storia, Cultura, Arte,Societá. I. Noi e i Greci”, Einaudi, Torino 1996 pp. 3-37.
recuerdo todavía lo lleva y profetiza la libertad”36. Las etapas gubernativas post revolución
francesa: Consulado e Imperio son nombres a imagen de la Roma clásica. El modelo político del
“cesarismo” es otro elemento proyectado por Roma, así como el período del neoclasicismo a su vez,
que retrotrae los elementos artísticos y arquitectónicos de la cultura grecolatina.
Las ideologías del siglo XX no pudieron sustraerse de la magia y del atractivo de esa gran historia.
El fascismo italiano emprendió la exaltación de la romanidad e incentivó el estudio de la historia de
la arqueología romana. El propio Mussolini en su obsesión por reeditar las glorias de Roma
pronunciaba conferencias de historia de Roma y daba el ejemplo participando de las excavaciones
arqueológicas37. En 1937 celebró el bimilenio del nacimiento del emperador Augusto, restaurando
para ello el Ara pacis. Creó, además, la muestra y exposición. Augustea de la romanidad, la
manifestación más espectacular de Italia y Europa y con un gran despliegue propagandístico38. Ese
mismo año inicia la construcción del barrio EUR (exposición Universal de Roma) al sur de la
ciudad. De esta forma, la Italia fascista se impregnó de cultura romana. En menor medida y más
toscamente intento imitar al nazismo, propugnando el desarrollo de una educación clásica, centrada
en la historia de Roma (como la “mejor de las guías”), lamentándose de la actual por ser demasiado
científica y materialista39.
El legado, tal vez, más sorprendente de Roma fue su capacidad organizativa y administrativa para
poder dominar y mantener extensos territorios bajo un solo poder central. En suma, Roma tuvo y
llevó a la práctica una administración perfecta que configuró un mundo unificado y cimentó los
principios políticos, jurídicos y culturales de Europa. No olvidemos, asimismo, que si bien el
cristianismo surgió en una de las provincias más periféricas e inhóspitas del imperio, su filosofía de
vida, de tolerancia, de respeto por el prójimo, sus ideas de hermandad, caridad y toda la carga
valórica subyacente, con el tiempo y de manera paulatina, también se incorpora a la forma del “ ser
romano”. La religión cristiana se insertó definitivamente al mundo romano en el siglo IV d. de C.40.
El imperio, finalmente, generó una Iglesia Católica, es decir, universal y romana.
Finalmente, el Occidente actual es heredero de Roma, entre otras, de la semana de siete días, del
calendario Juliano (con la incorporación de Julio y Agosto), del elemento socializador y renovador
de los baños y termas, del concepto e idea de república e imperio, del título pontifex maximus que
asumieron los Papas, de la importancia de las vías y de los correos y, en fin, del sentido de la virtus,

36
Citado en CANFORA,L., Ideologías de los estudios clásicos, Akal, Madrid 1991, pp.17-23
37
La obsesión mussolineana de hacer presente y viva la antigua Roma, ciertamente, va acompañada de una fuerte
propaganda y nacionalismo. Sus conocimientos de historia y sus proyectos, sobre todo, de excavaciones arqueológicas,
causaron más destrozos que aciertos. Un buen ejemplo lo constituye la via dei fori imperiali que dividió los diversos
fosos desde la plaza Venecia hasta el arco de Constantino, impidiendo las excavaciones futuras. Actualmente, éste es un
problema debatido por la arqueología clásica y no nos sorprendería encontrarnos, en un breve tiempo más, con la
mencionada vía cerrada al tránsito y convertida en una gran zona arqueológica para su recuperación y estudio definitivo.
38
MOATTI, C., Roma Antica. Tra mito e scoperta, Electa/Gallimard,Trieste 1992,pp. 128-143.
39
Para profundizar el problema de fascismo y nazismo con la cultura clásica cfr, CANFORA, L., Ideologia, pp. 71-93 y
119-140. Sin duda los romanos no habrían aprobado la especificidad y los matices que caracterizaran a estos proyectos
ideológicos, derivados de sus propios pensamientos y percepciones de la sociedad.
40
HERRERA CAJAS, H. y otros; la caída del imperio romano de Occidente, en “XV centenario de la caída del imperio
romano de Occidente” , Cruz del Sur, Univ. Católica de Valparaíso 1976, pp. 27-35, señala que “la Roma imperial ha
cedido su lugar a la Roma pontificial porque la providencia quiso que, antes de caer, ya fuese cristiana y heredada de su
misión universal, en una dimensión mucho más trascendente que la que podía pensar aun el romano más imbuido de su
tradición imperial. Pertenecer al imperio -cuando tenía fronteras- era estar dentro de él; al no tenerlas, desde entonces,
es estar con él”.
de la findes, del respeto por la tradición: mores, del honos y del patriotismo. Son los exempli gratia
y sus múltiples manifestaciones que hicieron de la romana la civilización modélica y paradigmática
del Occidente cristiano.

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