Sei sulla pagina 1di 6

“EL AMOR BÍBLICO EN EL MATRIMONIO”

INTRODUCCIÓN
Nos encontramos en una sociedad que se caracteriza por la poca profundidad. Tenemos de
todo, desde una sopa instantánea hasta los sermones instantáneos. Está superficialidad tiene
un gran impacto en nuestras iglesias y en nuestras casas. Hemos pasado de una moda
superficial a una relación superficial.
Hoy en día, la mayoría de las relaciones humanas son poco profundas y pasajeras. Nuestros
matrimonios no son la excepción.
Existe una gran brecha entre la visión bíblica del matrimonio y la visión humana. Nuestra
cultura posee actitudes desatinadas hacia el matrimonio que hacen que la visión bíblica
parezca ridícula para la mayoría de las personas. Es por esta razón que compartimos el
siguiente tema.

El texto de estudio lo encontramos en: (Efesios 5:25-27)


“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo
por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin
de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa
semejante, sino que fuese santa y sin mancha”
El apóstol Pablo usó la palabra ágape, para definir el amor abnegado. Este tipo de amor
siempre busca el bien supremo en la otra persona. ¿Dónde se aprende ese tipo de amor? En
el amor de Dios.
Desafortunadamente, hoy en día se tiene un concepto distorsionado del amor, de hecho,
diariamente somos bombardeados con esta idea deformada a través de los medios de
comunicación como la televisión, radio, películas, redes sociales e incluso en las iglesias
ocurriendo muchas veces sin que nos percatemos. Este fenómeno es una de las principales
razones por el cual muchos matrimonios se están rompiendo ya que hemos fundado el amor
que hay en nuestras relaciones en un amor equivocado. Sin embargo, la palabra nos enseña
que el amor es totalmente diferente a lo que nos han enseñado. No es un producto del
hombre natural, sino que es el fruto del Espíritu Santo. Siempre tiene que venir de la
presencia permanente del Señor.
Noten la primera parte del texto de estudio: “Maridos, amad a vuestras mujeres” en esta
porción de la palabra notamos una oración en modo imperativo, es decir, se nos esta dando
una orden. Entonces, la biblia nos está enseñando que el amor es algo que parte de la
voluntad, es decir, es una decisión. Por lo tanto, somos nosotros mismos quienes decidimos
amar o no amar.
Ahora bien, ¿cómo debería manifestarse o expresarse este amor bíblico? El apóstol Pablo
nos da la respuesta en el texto de estudio. Pero, antes de estudiar que dice la palabra sobre lo
que es el amor, primero nos enfocaremos a lo que no es el amor.

1
DESARROLLO
LO QUE NO ES AMOR
Como sociedad, tenemos un concepto equivocado de lo que es el amor, esto es por un error
de la cultura el cual hemos adoptado. Hemos permitido que el mundo nos exprese qué es el
amor, un mundo que no conoce el amor prefecto de Dios en lugar de adquirir lo que nos dice
la biblia.
Para el mundo el amor está ligado únicamente con los sentimientos y emociones. Si partimos
de esta idea, entonces obtendremos dos aseveraciones incorrectas en cuanto a lo que es el
amor.

1. El amor se basa en tener “sentimientos fuertes y bonitos”.


Nos han enseñado que cuando una persona ama siente mariposas en el estómago, la
persona es invadida por una especie de energía incontrolable que ocasiona el
desarrollo de un conjunto de sensaciones agradables hacia la persona amada. Sin
embargo la palabra nos dice “Amen a sus enemigos” (Lc 6:27, 35). La biblia de ninguna
manera nos manda a tener sentimientos bonitos hacia nuestros enemigos. Pensamos
que ni siquiera nos caen bien nuestros enemigos, ¿cómo será posible sentir amor hacia
ellos? Esto es poco probable. No podemos cambiar nuestros sentimientos por simple
fuerza de voluntad.
Ejemplo: Imaginemos a Cristo cuando estaba colgado en la cruz, mirando a sus
asesinos. Dudo que en ese momento, sintiera complacencia (gozo, satisfacción,
felicidad) hacia ellos. Ya que en ese momento lo hicieron atravesar por un proceso de
sufrimiento y dolor. No obstante, la palabra nos dice que los amó, porque murió
inclusive por cualquiera de ellos a causa de sus pecados.
Si confináramos el amor exclusivamente con el afecto, de ninguna manera Cristo
hubiese muerto por aquellas personas.

2. El amor dependerá de las cualidades del amado.

Dado que por naturaleza somos egoístas, no estamos muy dispuestos a amar, a
menos que recibamos algo a cambio. De hecho, constantemente el mundo trata de
vendernos la idea que debemos tratar a las personas como las personas nos tratan a
nosotros. De manera que, amamos a personas que son amables o que nos hacen
sentir bien. En palabras simples, amamos a quienes nos aman y no amamos a quienes
no nos aman.
Ejemplo: en alguna ocasión le preguntaron a un varón ¿Qué pasaría si se muriera tu
esposa? Y él respondió; “me muero también”. Enseguida le preguntaron el porqué de
su respuesta y el respondió lo siguiente: “porque mi esposa es mi mundo, es mi todo,
no podría sobrevivir sin ella, hay muchas cosas por la cual dependo de ella y si algún
día me hace falta me muero también”.

2
De primera instancia podemos afirmar que la respuesta de aquel varón es algo muy
romántico, pero si analizamos de manera profunda, podemos notar que este tipo de
amor es un amor parasitario, ya que su amor estaba corrompido, pues se basaba
únicamente en lo que su esposa le podía ofrecer y al pensar en que algún día le hiciera
falta, lo perturbaba ya que se privaría de todo esto.

Es verdad que el amor se expresa en sentimientos bonitos cuando amamos a personas


que son amables o que nos aman también, sin embargo, nuestro amor es contaminado
por nuestro deseo de sentirnos bien por medio de esta persona. La queremos por cómo
nos hace sentir, es decir, por lo que recibimos de él.

Cristo nos dejó muy claro que esto no es el amor que él nos pide tener hacia nuestro prójimo.
Vemos lo siguiente en: (Lc 6:32, 35). “¿Qué mérito tienen ustedes al amar a quienes los
aman? Aun los pecadores lo hacen así…Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos…”
Por lo tanto nos equivocamos al reducir el amor a sólo sentimientos emocionales, ya que lo
sentimental es un aspecto secundario del amor, no es su esencia.
Así que, cuando Dios nos manda amar a otros ¿Qué quiere decir amar? ¿Cómo debe
manifestarse este amor?

LO QUE ES AMOR
En la Palabra la definición más concisa del amor se da en: Dios es amor (1Jn 4:8 y 16).
Entonces, en un sentido, debido a que toda la Biblia nos revela el carácter de Dios, toda la
Biblia expone qué es el amor. Cualquier concepto del amor que parta o se forme sin tomar a
Dios en cuenta, será incorrecto. Sólo aprendemos qué es el amor a través de aprender quién
es Dios.
Veamos algunos ejemplos más específicos en la biblia de lo que es el amor:
“Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por
una persona buena. Pero Dios muestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía
éramos pecadores [es decir, enemigos de Dios], Cristo murió por nosotros” (Ro 5:7-8).
1Jn 3:16, “En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por
nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.”
El amor de Cristo se nos presenta como el modelo perfecto del amor. El amor sacrificial.
Cuando pensamos en el sacrificio de Cristo por la iglesia, es inevitable pensar acerca de la
cruz. El murió por nosotros. Ahora bien, dudo que alguno de nosotros sea llamado literalmente
a morir por nuestras parejas. Entonces ¿Cómo podemos expresar ese amor sacrificial?
El amor se puede ver en otros hechos también, aquellos que demuestran el mismo espíritu
sacrificial. El amar sacrificialmente en el contexto del matrimonio significa que debemos amar
a nuestra pareja al punto de sacrificarnos por él o por ella. Esto quiere decir que debemos
morir a nuestros propios intereses para dar paso a los intereses de nuestro cónyuge. El
matrimonio no es acerca de lo que se pueda conseguir. Más bien, es todo acerca de lo que
estoy dispuesto a ofrecer.

3
Dice la palabra en primera de corintios: 4  El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene
envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5  no hace nada indebido, no busca lo
suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6  no se goza de la injusticia, más se goza de la
verdad.7  Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8  El amor nunca deja de
ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará (1 corintios
13:4-8).

El cómo amar sacrificialmente puede expresarse es diversas acciones. Lo importante es la


motivación por el que hacemos las cosas.
La pregunta que deberíamos hacernos es la siguiente: ¿la motivación es manipulación o
ministerio?
Si es manipulación, entonces el esposo lo está haciendo por que espera que su esposa sea
más feliz y lo trate mejor. La mayoría de la gente tiene la idea que el matrimonio es una
relación 50/50. Ejemplos; ayudar en la casa o con los niños porque sabes que al final del día
se transmitirá un partido de futbol que no puedes perderte, así que “ayudas” para que al final
nadie te moleste luego, tratar bien a tu pareja y hacer cosas que generalmente no haces con
el objetivo de tener relaciones sexuales, etcétera. Eso es manipulación.
Si lo hacemos con la idea de ministrar a nuestras parejas, entonces lo estamos haciendo por
su propio beneficio. Sin embargo, este punto se explica más adelante.

Continuando con el texto de estudio podemos notar cual es el propósito de ese amor
sacrificial, “purificarla y presentarla santa y sin mancha”.

Santificar significa apartar, cuando nos casamos, apartamos a alguien del mundo. Somos
apartados para protección especial, cuidado especial, atención especial, un propósito
especial; ¿Cuál es el propósito especial? parecernos cada vez más a cristo.
En la relación que existe entre Cristo y la iglesia, él obviamente está buscando la
transformación de su esposa en algo moral y espiritualmente hermoso. Y lo está buscando al
precio de su vida. Pensemos por un momento en las implicaciones que este pasaje tiene
sobre los pensamientos y actitudes de un esposo a fin de hacer que su esposa cambie.
Cuando una persona ama a alguien, la pureza de la persona amada es su interés supremo.
Nadie ama y desea corromper a quien ama. Cristo nos amó al punto de morir por nosotros y
su sacrificio nos limpió de nuestro pecado. El matrimonio también implica purificación. Si una
persona de verdad ama a su cónyuge, hará todo lo que esté a su alcance para mantener a su
esposa en santidad, en virtud y en pureza.

¿Cómo purificarla?
El mismo texto nos da la respuesta: “habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la
palabra”, es decir, con la palabra de Dios. Es la palabra de Dios lo que nos mantiene puros.

4
¿Por qué requerimos ser purificados?

Dios ya nos ha dado su Palabra como nuestra guía. Ya ha enviado a su Hijo a vivir, morir y
resucitar por nuestra salvación. Ya nos ha dado su Espíritu para que viva en nosotros. Pero el
mundo aún no ha sido restaurado. El pecado no ha sido aun completamente erradicado.
Nosotros no hemos sido aún conformados a la imagen perfecta de Jesús. El sufrimiento, la
tristeza y la muerte aún no han dejado de existir. Nuestros matrimonios no escaparán de este
mundo caído. Vivimos con gente con defectos. Nuestros matrimonios no estarán protegidos
de esos defectos.
El matrimonio está formado por dos seres imperfectos. Ambos traen algo a su matrimonio que
es destructivo para lo que el matrimonio necesita y tiene que ser. Ese algo se llama pecado.
En algún momento dado alguno será egoísta. Habrá momentos de celos, amargura y
conflicto. No podremos evitarlo porque somos pecadores casados con alguien pecador.

Es en estas circunstancias cuando debemos actuar hacia el corazón de nuestra pareja, donde
por medio de la palabra y el espíritu santo debemos llevar a cabo el “purificar y santificar” a
nuestra pareja. Estos son los momentos de ministerio.

¿De qué manera hacerlo?


Enseñándoles con el ejemplo como se debería actuar de una manera bíblica ante los
conflictos, empezando por hacer un autoanálisis y reconocer cuando tengamos una actitud o
comportamiento erróneo, pedir perdón ante nuestras faltas cuando sea necesario, advirtiendo,
amonestando y exhortando cuando sea necesario, todo con el propósito de buscar un
crecimiento y desarrollo para parecernos más a Jesucristo.
Dios ama a tu cónyuge y Él está comprometido a transformarlo por su gracia y te ha escogido
para que seas uno de sus instrumentos regulares de transformación. Así que, Él te hará ver,
oír y experimentar la necesidad de cambio de tu cónyuge para que puedas ser un agente de
su rescate.

CONCLUSIÓN
El mundo no puede conocer lo que es el matrimonio sin aprenderlo de Dios. El hombre natural
no tiene las capacidades de ver, recibir o sentir la maravilla de lo que Dios ha diseñado para el
matrimonio ya que nuestro pecado, egoísmo y ceguera cultural lo imposibilitan. Es a través de
la obra reveladora e iluminadora del Espíritu Santo por el cual podemos percibir, pensar y
sentir la grandeza y gloria del matrimonio.

La acción de Cristo por su Iglesia tiene que constituir la base del amor en el matrimonio. Cristo
se ha entregado por su Iglesia en amor y el matrimonio debe ser la reproducción de la relación
de Cristo con su Iglesia. Para amar de esta manera es necesario que el amor de Dios se haya
manifestado en los esposos. Esto se logra cuando los esposos reciben a Cristo como su

5
Salvador personal. Solo así los esposos están en posibilidad de demostrar un amor sacrificial
y santificador hacia sus esposas.
BIBLIOGRAFIA
Natalie Carley. Amor según la Biblia. Reforma Siglo 21, Boletín de la Confraternidad
Latinoamericana de Iglesias Reformadas (CLIR), Vo. 6, No. 1, Octubre, 2004, pp. 148-152
Paul David Tripp. ¿Qué estabas esperando? Publicaciones Faro de Gracia. 2013
https://www.desiringgod.org/messages/marriage-pursuing-conformity-to-christ-in-the-
covenant?lang=es
Reina Valera, 1960. Sociedades Bíblicas en América Latina, renovada 1988, Sociedades
Bíblicas Unidas.

Potrebbero piacerti anche