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Colección Herramientas
Colección dirigida por J. L. Rodríguez García
I.S.B.N.: 978—84
Depósito Legal: Z—3
Impreso en España
De la vanguardia
al cyborg
Colección Herramientas
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De la vanguardia
al cyborg
Aproximaciones al
paradigma posmoderno
Colección Herramientas
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A mi padre
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Índice
1. Transiciones paradigmáticas
1.1. En los límites del pensar moderno ... 17
1.2. La crisis del paradigma
científico clásico ... 28
1.3.La nueva estética de las vanguardias ... 39
2. Ontologías posmodernas
2.1. La cuestión de la diferencia ... 59
2.2. A propósito de la realidad ... 83
4. Políticas posmodernas
4.1.Foucault en el horizonte ... 211
4.2. El viaje a ninguna parte:
un liberalismo sedicente ... 214
4.3.Para un discurso antagonista ... 239
5. La gran mutación
... 291
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1. Transiciones
paradigmáticas
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Mallarmé, S. Poemas Hiperión, Madrid, 2003. Sobre el ateísmo
de Mallarmé, resulta interesante un texto mágnifico de J.P.Sartre
Mallarmé. La lucidez y su cara de sombra Arena Libros, Madrid, 2008.
Mi “Introducción” a dicho texto también abunda en la cuestión.
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Marx, K. “Crítica de la filosofía del derecho de Hegel” en OME 5
Crítica, Barcelona, 1978, p. 210.
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Berman, M. Aventuras marxistas Siglo XXI, Madrid, 2002.
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5
Marx, K-Engels. F. La ideología alemana Grijalbo, Barcelona,
1974.
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Marx, K. “Tesis sobre Feuerbach” en Muñoz, J. Marx Península,
Barcelona, 1988, p. 432.
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7
Sartre, J.P. Flaubert. L´idiot de la famille Gallimard, Paris, 1988.
8
Nietzsche, F. Fragmentos póstumos. Lenguaje y conocimiento,
Tecnos, Madrid, 2006, p. 60
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Barcelona, 1988.
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Deleuze, G.-Parnet, C. Diálogos Pre-textos, Valencia, 1980.
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Greene, B. El universo elegante Crítica, Barcelona, 2006
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Prigogine, I. Op. cit. pp. 17-18.
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XIII, XIV.
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Madrid, 2000.
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Groys, B. Obra de arte total Stalin Pre-textos, Valencia, 2008, p. 47.
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Malévich citado en Subiráts La linterna mágica Siruela, Madrid,
1997, p. 67.
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Citado en Groys, B. Op. cit. p. 57.
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Baal-Teshuva, J. Chagall Taschen, Köln, 2008, p. 79.
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35
Ibidem, p. 317.
36
Groys, B. Loc. cit p. 60.
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Yo, basurero
Y aguador,
Por la revolución,
Movilizado y dirigido
Fui al frente
Del jardín aristócrata
De la poesía39
Yo despliego en formación
El ejército de mis páginas
Y paso revista
A las tropas de mis versos.
Las letras se cuadran con firmeza
Duras como el plomo
Preparadas para la muerte
Y preparadas también para la gloria.
Los poemas inmóviles,
Cuando por la boca del cañon
Fijado el objetivo
Se disparan los títulos.
Mi arma
Preferida
Certera
Como un dardo,
La caballería de las agudezas
Alza las rimas afiladas de las lanzas.
Y todos
Mis ejércitos armados hasta los dientes
Con veinte años de victorias,
39
Ibidem p. 80
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Hasta
La última hoja,
Yo
Te los entrego
Proletariado del planeta40.
40
Ibidem pp. 84-85
41
Ibídem p. 59
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42
Citado en Baal-Teshuva, J. Op. cit. p. 84.
43
“Tesis del Sector del Arte del Comisariado Popular para la Ense-
ñanza y del Comité Central de la Federación Pan-rusa de Sindicatos
de Artistas sobre las bases de la política en el Sector del arte” (1921),
recogido en VVAA, Escritos de arte de vanguardia, 1900-1945,
Istmo, Madrid, 1999, pág. 316.
44
Groys, B. Loc. cit. pp. 100-102.
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Las críticas recibidas por su obra teatral El baño, especialmente
desde la VAPP (Asociación de Escritores Proletarios), llevaron a
Maiakovskii a colgar una nota de respuesta en la que decía: “No es
posible limpiar en un solo baño a todo el montón de burócratas. No
hay ni bañeras ni jabón suficiente”. Citado en Maiakovskii, V.
Cómo hacer versos Mono azul, Sevilla, 2009, pp. 15-16.
46
Shostakovich, D. Pis´ma Sollertinskomu (Cartas a Sollertinskii)
Kompozitor, San Petersburgo, 2006, p. 131.
47
Resulta sugerente la tesis de Groys de que el Realismo socialista
supone una prologación de los objetivos de la vanguardia, pero no
la compartimos.
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Zarlino, G. Istituzione harmoniche Venecia, 1558, libro I, cap.
XII.
49
Stravinsky, I. Poetíca musical Taurus, Madrid, 1987, p. 32.
50
Es la correcta traducción, no La consagración de la primavera
51
Citado en Ross, A. El ruido eterno Seix Barral, Barcelona, 2009,
p. 104.
52
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52
Citado en Schorske, C.E. Viena, Fin-de-siècle Gustavo Gili, Bar-
celona, 1981, p. 356.
53
Citado en Ross, A. Ibidem p. 83.
54
Vid. Fubini, E. Estética de la música Antonio Machado Libros,
Madrid, 2004, pp. 148-149.
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Ibídem p. 138.
63
Meyer, K. Shostakovich Alianza música, Madrid, 1997, pp. 113-
115.
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2. Ontologías
posmodernas
La pregunta por la realidad se impone en las sociedades
contemporáneas. Las turbulencias del devenir, la visibi-
lización de nuevas culturas, internas y externas a nuestras
sociedades, la virtualización mediática de lo real, exigen
un replanteamiento de nuestras teorías de la realidad. La
necesidad de un reajuste ontológico se hace presente en
el discurso contemporáneo. Desde Heidegger hasta Slo-
terdijk, la reflexión ontológica preside el debate filosófico
contemporáneo. No en vano, como recuerda Negri, “la
ontología es un campo de batalla, un terreno en el cual
cada uno deja sus muertos”64. En las siguientes líneas,
nos interesa subrayar dos cuestiones ontológicas que en-
tendemos centrales en la reflexión posmoderna: la cuestión
de la diferencia y la mediatización ontológica.
2.1.1.Introducción
De uno u otro modo, con una mayor o menor inten-
sidad, de manera abierta o tácita, la cuestión de la dife-
rencia atraviesa la filosofía del siglo XX. Desde Identidad
y diferencia de Heidegger (1957) hasta La diferencia (Le
Différend) de Lyotard (1983), pasando por La escritura
y la diferencia de Derrida (1967), Diferencia y repetición
64
Negri, A. Job: la fuerza del esclavo Paidos, Barcelona, 2003, p.
174. En algún caso, como el de Derrida, el contacto con culturas
otras procede de su propio nacimiento e infancia en la colonia, en
este caso Argelia.
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Sloterdijk, P. El desprecio de las masas Pre-textos, Valencia,
2002, p. 98
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Vattimo, G. “Posmodernidad, ¿una sociedad transparente?”, en
Vattimo, G. y otros En torno a la Posmodernidad Anthropos, Bar-
celona, 1994, p. 9.
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Vattimo, G. “Post-modernidad, tecnología, ontología” en Jarauta,
F. (ed.) Otra mirada sobre la época Murcia, 1994, p. 81.
68
Finkelkraut, A.-Sloterdijk, P. Les battements du monde Pauvert,
Paris, 2003, p. 70
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Quizá donde menos suceda esto sea en la propia filosofía alemana,
donde, con la excepción de Heidegger y recientemente Sloterdijk
la figura de Nieztsche aparece como figura maldita. La utilización
de su obra por el nazismo no se halla, probablemente, lejana de esta
cuestión. Sobre todo si tenemos en cuenta la sintonía que con el
nacionalsocialismo manifestó uno de sus pocos exégetas, Martin
Heidegger. Cabe recordar que en el debate entre Habermas y Slo-
terdijk, este último, atento lector y reivindicador de Nietzsche, fue
acusado también, de manera sorprendente, de cercanía a los plan-
teamientos nazis. No parece que la criminalización de Nietzsche y
de quienes de él se sirven sea una vía filosófica adecuada. Otro es
el camino emprendido en Francia o Italia, donde Nietzsche es uti-
lizado para la construcción de un discurso crítico radical.
73
Bergson, H. La pensé et le mouvent Presses Universitaires de
France, Paris, 1998, p. 102.
74
Vid. Al respecto Bergson, H. Durée et simultanéité Presses Uni-
versitaires de France, Paris, 1968.
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2.1.2.Aventuras de la diferencia
La diferencia se impone como dato en las sociedades
contemporáneas y lo que filosóficamente, en la tradición
metafísica dominante, no había sido sino un concepto sub-
75
Vattimo, G. Etica de la interpretación Paidos, Barcelona, 1991,
pp. 10-11.
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Borges, J.L. “Pierre Menard, autor del Quijote” en Obras com-
pletas II , Círculo de Lectores, Barcelona, 1992, p. 34.
80
Ibidem p. 39. Sobre esta cuestión, es interesante el libro de Ba-
yard Et si les oeuvres changeaient d´auteur? Minuit, Paris, 2010,
que se abre, significativamente, con una cita de Borges.
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81
Borges, J.L.-Bioy Casares, A. “Homenaje a César Paladión” en
Borges, J.L. Obras completas en colaboración Emecé, Barcelona,
1997, pp. 304-305
82
Ibidem p. 305.
83
Borges, J.L. “Pierre Menard”, p. 38.
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Lo recuerda Maurizio Ferraris “Notas sobre desconstrucción y
método” en Anthropos 93, Barcelona, 1989, p. 38
88
Sobre la red conceptual deleuziana, vid. Aragüés, J.M. Deleuze
Ediciones del Orto, Madrid, 1998, pp. 30-48.
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Vid. Onfray, M. Contrahistoria de la filosofía I-IV Anagrama, Bar-
celona.
95
Deleuze, G. Diferencia y repetición pp. 70-71.
96
Hardt, M. Deleuze. Un aprendizaje filosóficos Paidós, Barcelona,
2004, p. 41.
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99
Ibidem p. 10.
100
Lyotard, J.K. Moralidades posmodernas Tecnos, Madrid, 1998,
p. 91
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103
Deleuze, G. Diferencia y repetición p. 202.
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2000, p. 28.
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105
Pardo, J.L. La banalidad Anagrama, Barcelona, 1989, p. 29.
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Echeverría, J. Los señores del aire: telépolis y el Tercer Entorno
Destino, Barcelona, 2004, p. 14.
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Balandier, G. El poder en escenas Paidós, Barcelona, 1994, p.
152.
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Virilio, P. El cibermundo p. 60.
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Virilio, P. Un paisaje de acontecimientos p. 127.
115
Citado en Virilio, P. La inercia polar p. 95.
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Sartre, J.P. Verdad y existencia Paidós, Barcelona, 1996, p. 53.
119
Bourdieu, P. Sur la télévision Liber, Paris, 1996, p. 20.
120
Borges, J.L. Obras completas en colaboración Barcelona, Emecé,
1997, pp. 360-362.
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121
Balandier, G. El poder en escenas p. 161.
122
Ibidem pp. 159-163.
123
Resulta significativo que en el lenguaje de la economía ya haya
adquirido carta de naturaleza el concepto de «producto» para refe-
rirse a intangibles, a operaciones económicas tras las que no se halla
un objeto material.
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Badalona, 1991.
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Baudrillard, J. El intercambio imposible Cátedra, Madrid, 2000,
p. 44.
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3. Para una
deconstrucción de la
antropología humanista
3.1. Introducción
Como hemos mencionado más arriba, en su contro-
vertido texto Normas para el parque humano, el pensa-
dor alemán Peter Sloterdijk establece una asimilación
entre lo que denomina sociedades epistolares, aquéllas
en las que la cultura se asienta sobre la expresión escrita
y la escritura, y el humanismo. Sobre esa base, Sloterdijk
teoriza el fin de la sociedad humanista como consecuen-
cia del desarrollo de la sociedad mediática y coloca el fin
del humanismo en 1945.
Sin embargo, la inmediata posguerra es testigo, en
Francia, de una ingente proliferación de discursos que se
autocalifican de humanistas. Desde todo el espectro ide-
ológico, desde comunistas a gaullistas, pasando por quie-
nes, el caso de Sartre y el entorno de la revista Les Temps
Modernes, pretende construir una tercera vía frente a
ambas cosmovisiones antagónicas, se redactan textos en
los que la palabra humanismo ocupa un lugar destacado.
Sin duda, el más destacado de ellos es el que procede de
la conferencia pronunciada por Sartre en 1945 y que se
publicó en 1946 bajo el título El existencialismo es un hu-
manismo. Michel Tournier rememora esa velada en su
obra El viento paráclito: “El 28 de octubre de 1945 Sartre
nos convocó. Nos precipitamos a su llamada (...) El men-
saje de Sartre se podía encerrar en cuatro palabras: el exis-
tencialismo es un humanismo. Y nos contó una historia de
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Tournier, M. El viento paráclito Alfaguara, Madrid, 1994, p. 160.
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Ibidem p. 36-36
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137
Sartre, J.P. El ser y la nada Alianza, Madrid, 1984, p. 511.
138
Ibidem p. 510.
139
Ibidem p. 465.
140
Ibidem p. 512.
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Sobre los Cahiers pour une morale, y en general sobre los pós-
tumos sartrianos, vid.: Aragüés, J.M. Sartre en la encrucijada. Los
escritos póstumos de los años 40 Biblioteca Nueva, Madrid, 2004,
y El viaje del Argos. Derivas en los escritos póstumos de J.P.Sartre
Mira, Zaragoza, 1995.
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155
Sartre, J.P. Cahiers pour une morale Gallimard, Paris, 1983, p.
182.
156
Ibidem p. 182
157
Ibidem p. 182.
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Cruz, M. La filosofía contemporánea Taurus, Madrid, 2002.
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Grondin, J. Introducción a Gadamer Herder, 2003, p. 24.
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Gadamer H-G. Verdad y método I p. 371.
175
Ibidem p. 372.
176
Ibidem p. 360.
124
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125
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126
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1984, p. 45.
127
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180
Ibidem p. 40.
181
Korsch, K. Marxismo y filosofía Ariel, Barcelona, 1978, p. 36.
128
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234.
129
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130
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183
Sobre la polémica Sartre-Lukács, vid. Aragüés, J.M. “Sartre y
Lukács en el umbral de la guerra fría”, en Aragüés, J.M.(coordina-
dor) Presencia de Lukács Mira, Zaragoza, 1995, pp. 9-26.
184
Lukács, G. “Prólogo de 1967” en Historia y consciencia de clase
I, p. 15.
131
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132
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187
Sartre, J.P. “Matérialisme et révolution” en Situations politiques
Gallimard, Paris, 1990, p. 83.
188
Lukács, G. Existentialisme ou marxisme? Nagel, Paris, 1961, p.
16.
189
Lukács, G. Marx, ontología del ser social p. 87.
133
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190
Ibidem pp. 146-147.
134
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135
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199
Sartre, J.P. Flaubert. L´idiot de la famille I Gallimard, Paris,
1988, p. 53.
200
Ibidem p. 180.
201
Sartre, J.P. Critique I p. 57
138
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3.2.3.3.Psicoanálisis y marxismo
A lo largo del siglo XX, son muy numerosos los inten-
tos de producir una aproximación entre psicoanálisis y
marxismo. Acabamos de realizar una breve referencia al
modo en que Sartre aborda la cuestión, pero es Herbert
Marcuse quien se convertirá en la figura más representa-
tiva de esta fusión de archivos.
Con todo, el mérito inicial de una tal postura corres-
ponde a Wilhelm Reich, quien en el período de entregue-
rras va a desarrollar una potente actividad teórica y
práctica en el campo del psicoanálisis y el marxismo. Te-
órica con la publicación de obras como La función del or-
gasmo (1927), Materialismo dialéctico y psicoanálisis
(1929), La lucha sexual de los jóvenes (1932) o Psicología
de masas del fascismo (1933), y práctica con, además de
su adhesión al Partido Comunista en 1927, la fundación
en 1928 de la Sozialistische Gesellschaft für Sexualbera-
tung und Sexualforschung (Sociedad Socialista para la
202
Ibidem p.57.
139
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140
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204
Marcuse, H. La agresividad en la sociedad industrial avanzada
Alianza, Madrid, 1984, p. 46.
205
Robinson, P. La izquierda freudiana Granica, Barcelona, 1977,
p. 150.
141
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142
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207
Marcuse, H. Eros y civilización Ariel, Barcelona, 1984, p. 135.
208
Marcuse, H. Psicoanálisis y política Península, Barcelona, 1963,
pp. 44-45.
209
Robinson, P. Loc. cit. p. 168.
143
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210
Marcuse, H. Psicoanálisis y política p. 47.
144
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218
Citado en Benítez, tesis, p. 387
219
Deleuze, G. “¿En qué se reconoce el estructuralismo? En Châ-
telet, F. Historia de la Filosofía IV (El siglo XX) Espasa-Calpe, Ma-
drid, 1983.
150
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220
Rubel, M. Stalin Ediciones Folio, Barcelona, 2004, pp. 134-151
152
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224
Althusser, L. La revolución teórica de Marx Siglo XXI, Madrid,
1973, p. 184.
225
Althusser , L “La querelle…” p. 457
226
Ibidem p. 461
227
Ibidem p. 486.
154
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231
Ibidem p. 459
232
Althusser, L. La revolución teórica de Marx. Vid nota p. 190
156
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233
Ibidem p. 190
234
Vid. Benítez, P. La formación de un francotirador solitario. Lec-
turas filosóficas de L. Althusser (1945-1965) Prensas Universitarias
de Zaragoza, Zaragoza, 2007.
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ninguna duda, a los muchoa autores a los que Althusser prestó aten-
ción en su obra, desde Helvetius a Marx, pasando por Hegel, Lenin,
Feuerbach, Lacan y tantos otros.
240
Ibidem p. 55.
241
Negri, T. , en Althusser, L. Ibidem p. 32.
242
Ibidem p. 32.
243
Althusser, L. La revolución teórica de Marx p. 190.
161
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247
Ibidem p. 313.
248
Morey, M. Lectura de Foucault Taurus, Madrid, 1986.
249
Foucault, M. La arqueología del saber Siglo XXI, Madrid, 1990,
p. 26.
164
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253
Ibidem p. 333.
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254
Ibidem p. 333.
168
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256
Ibidem p. 364
170
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257
Ibidem pp. 366-367.
258
Ibidem p. 365.
171
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172
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260
Foucault, M. Tecnologías del yo Paidos, Barcelona, 1990, pp.
68-73.
173
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174
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263
Larrauri, M. Anarqueología. Teoría de la verdad en M. Foucault
Episteme, Valencia, 1999, pp. 107-122.
264
Rodríguez García, J.L. Crítica de la razón posmoderna Biblioteca
Nueva-PUZ, Madrid- Zaragoza, 2006, p. 213.
175
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272
Deleuze, G., Guattari, F. Mil mesetas Pre-textos, Valencia, 1988,
p. 9.
273
Ibidem p. 9.
274
Deleuze, G. Pourparlers Minuit, Paris, 1990, p. 15.
180
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275
Sobre estas insuficiencias, vid. Aragüés, J.M. “Problemas deleu-
zianos de la subjetividad” en Aragués, J.M. (coordinador) Gilles De-
leuze, un pensamiento nómada Mira, Zaragoza, 1997, pp. 9-22.
276
Alami, A. “Deleuze et Avicenne”, Chimères 31, 1997, p. 73.
277
Schérer, R. Régards sur Deleuze Kimé, Paris, 1998, p. 122.
181
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278
Deleuze, G. L´île déserte Minuit, Paris, 2002, p. 105.
279
Ibidem p. 171.
280
Hume, D. Tratado de la naturaleza humana I Orbis, Barcelona,
1984, pp. 400-401.
182
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283
Deleuze, G. Diferencia y repetición p. 205.
284
Ibidem p. 34.
184
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285
Delueze, G-Parnet, C. Diálogos Pre-textos, Valencia, 1980, p.
146.
185
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286
Ibidem p. 148.
186
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3.3.2.3.Máquinas deseantes
El discurso deleuziano sobre la subjetividad se ci-
mienta en una dura crítica del psicoanálisis freudiano. No
cabe duda que el psicoanálisis supuso una revolución te-
órica, en la medida en que abordó de manera abierta el
tema de la sexualidad y el deseo. Por otro lado, su teori-
zación en torno al inconsciente supuso una novedad dis-
cursiva de primer orden. Ahora bien, no es preciso
profundizar en exceso en la teoría freudiana para consta-
tar que el abordaje de estas temáticas se realiza desde una
perspectiva normalizadora que convierte al psicoanálisis
en un discurso encrático, por decirlo a la manera de Bar-
thes, es decir, un discurso de poder, normalizador de la
subjetividad. De ahí que su pretensión sea domesticar el
deseo y reprimir el inconsciente, pues “wo Es war, muss
Ich werden”, “donde había ello, debe haber yo”. Deleuze
lo subraya en sus “Cuatro proposiciones sobre el psico-
análisis”: “De hecho, el psicoanálisis habla mucho del in-
consciente; pero de una cierta manera, siempre para
reducirlo, destruirlo, conjurarlo. El inconsciente es con-
cebido como una contra—conciencia, un negativo, una
parasitación de la conciencia. Es el enemigo”289.
Una de las críticas más potentes que Deleuze y Guat-
tari dirigen al psicoanálisis es la que hace referencia a su
concepción del deseo. El freudismo se afilia a una tradi-
ción, de origen platónico, en la que el deseo es entendido
como carencia. El sujeto desea aquello de lo que carece,
como los andróginos platónicos desean aquella mitad de
la que les ha privado, como castigo, Zeus290. El deseo es
289
Deleuze, G. Deux régimes de fous Minuit, Paris, 2003, p. 72.
290
Platón Banquete Planeta, Barcelona, 1995
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3.3.2.4.¿Deleuze en el cine?
Sin haberlo deseado... me ha salido una película de-
leuziana. La interrogación que da título a este capítulo
tiene un carácter retórico, pues me caben pocas dudas.,
aunque no posea la certeza, de que el director de la pelí-
cula Atrapado en el tiempo, protagonizada por Bill Mu-
rray y Andie MacDowell, sobre una historia de Danny
Rubin, Harold Ramis, no tenía intención de utilizar su
película para ejemplificar una parte de la teoría deleu-
ziana: Y sin embargo... Sin embargo, esta película es un
buen instrumento para adentrarse en algunas cuestiones
centrales que aborda la filosofía de Gilles Deleuze.
¿Deleuze en una película con Bill Murray? Adivino
las caras de pasmo e incredulidad. Ya digo que no creo
que sea un propósito consciente, si bien es cierto que no
es la única referencia a la cultura francesa de la película
(el personaje que representa Andie Mac Dowell se espe-
cializó en poesía francesa del XIX). En cualquier caso,
292
Ibidem p. 306.
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293
Citado en Duque, F. En torno al humanismo. Heidegger, Gada-
mer, Sloterdijk Tecnos, Madrid, 2002, p. 155.
294
Aguilar, T. Ontología cyborg Gedisa, Barcelona, 2008, pp. 58-
59.
295
Aragüés, J.M. Líneas de fuga. Filosofía contra la sociedad idiota
Fundación de Investigaciones Marxistas, Madrid, 2002.
201
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296
Baudrillard, J. El otro por sí mismo Anagrama, Barcelona, 1988,
p. 13.
297
Haraway, D. Ciencia, cyborgs y mujeres Cátedra, Madrid, 1995,
p. 254.
202
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299
Virilio, P. Un paisaje de acontecimientos Paidós, Barcelona, 1997,
p. 127.
204
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4. Políticas
posmodernas
4.1.Foucault en el horizonte
El transcurrir del siglo XX nos ha obligado a mirar la
política de un nuevo modo. El siglo se abre a la política
con un gesto en el que todavía se hallan inscritas las trazas
de la Modernidad, la toma del Palacio de Invierno por los
bolcheviques. Durante dos siglos, los que van de la Re-
volución Gloriosa de 1688 hasta la barricadas de 1848, la
burguesía había puesto su empeño en desalojar a la no-
bleza de sus nichos de poder para poder proceder a su
ocupación. Imbuido de esa inercia histórica, el proleta-
riado entenderá también el acceso al poder como el des-
alojo y ocupación de sus clásicas geografías. Y se apresura
a imitar esos gestos, que, a lo largo del siglo XX, espe-
cialmente en su primera mitad, se van extendiendo por el
planeta. Pero esos gestos herederos de la Modernidad se
nos antojan, a comienzos del siglo XXI, extemporáneos.
Las barricadas que erizaron París en 1968 y los cascotes
que alfombraron Berlín en 1989 son síntomas de una
nueva política; las primeras porque se buscó el poder bajo
los adoquines, no tras los muros de palacios de gobierno,
y quienes «desconstruyeron» las calles lo hicieron enar-
bolando nuevas banderas; los segundos porque metafo-
rizan el fin de una ficción, a ambos lados del muro.
La burguesía del siglo XIX, gestora de un capitalismo
de producción y, en el mejor de los casos, de democracias
censitarias, puede servirse todavía de estrategias clásicas
en el manejo de la política. No es mucha la distancia que
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303
Sousa Santos, B. Crítica de la razón indolente Desclée de Brou-
wer, Bilbao, 2003, pp. 300-302.
304
Foucault, M. “Las mallas del poder” en Estética, ética y herme-
néutica Paidós, Barcelona, 1999, p. 236.
305
Ibidem p. 236.
211
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306
Rawls, J. El liberalismo político Crítica, Barcelona, 2004, pp.
168-169.
213
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308
Rawls, J. Ibidem p. 176. Dada la proclividad a la terminología con
ecos de actualidad política en Rorty y Rawls, quizá convenga recor-
dar el nombre de la operación norteamericana en Afganistán, liber-
tad duradera.
215
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309
Mouffe, Ch. La paradoja democratica Gedisa, Barcelona, 2003,
p. 43
216
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310
Negri, T-Hardt, M. El trabajo de Dionisos Akal, Madrid, 2003,
p. 37.
311
Wolff, J. Filosofía política. Una introducción Ariel, Barcelona,
2001.
217
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312
Negri, T. multitudes.samizdat.net/article.php3?id_article=772
p. 14.
313
Dussel, E. Etica de la liberación Trotta, Madrid, 1998, p. 174.
314
Ibidem pp. 175-176.
218
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1996, p. 15.
219
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316
Vid. Vegas González, S. Rorty Ediciones del Orto, Madrid, 1998,
p. 56.
220
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317
Rorty, R. Objetividad… p. 51.
221
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318
Ibidem p. 269. Entre las que, por su posición geográfica en ese
Atlántico Norte, deberemos contar sin duda con el Reino de Ma-
rruecos, Colombia, Haití o Burkina Faso. Italia, evidentemente, se
queda fuera. Se siente.
319
Ibidem pp. 255-256.
222
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223
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café sin cafeína, nata sin grasa, cerveza sin alcohol (…) o
la redefinición contemporánea de la política como el arte
de la administración llevada a cabo por expertos en tanto
política sin política, hasta llegar al multiculturalismo liberal
y tolerante como una experiencia del Otro desprovisto de
su Otredad”322. Y si no se despojara de ella, ahí está el psi-
quiátrico para contenerle. Como argumenta Negri, hemos
pasado del consenso por superposición rawlsiano al con-
senso por exclusión, de manera que “la tolerancia liberal
posmoderna no se basa realmente en la inclusión, sino en
la exclusión de la diferencias sociales”323. El discurso de
Rawls, en su ingenuidad, parece no ser consciente de los a
priori que articulan su propuesta de justicia. Sin embargo,
la explicitación de los mismos por parte de Rorty, los valo-
res del capitalismo liberal, produce la exclusión del dis-
curso de todos aquellos que no comparten unas
condiciones materiales, una posición ideológica o unas co-
ordenadas de discurso. La dimensión represiva de la pro-
puesta no puede ser obviada: “Rorty afirma que el Estado
descartará o rechazará los elementos de diferencia y con-
flicto, pero cuando situamos la operación de descarte o re-
chazo en el terreno real del poder, ésta sólo puede
concebirse como despliegue preventivo de la fuerza o, para
ser más precisos, como amenaza de utilización de la fuerza
extrema en última instancia. La concepción rawlsiana de
la elusión y la entrañable despreocupación de Rorty cobran
su sesgo excluyente brutal una vez que las consideramos
desde el punto de vista de las prácticas políticas”324.
322
Žižek, S. Arriesgar lo imposible Trotta, Madrid, 2006, p. 101
323
Negri, T.-Hardt, M. El trabajo de Dionisos Akal, Madrid, 2003, p.
53.
324
Ibidem p. 56.
224
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Oñate, T. “Lyotard: la escritura de la disensión” en Revista de
Occidente nº 73, junio 1987, p. 113.
329
Vattimo, G. “Post-modernidad, tecnología, ontología” en Ja-
rauta, F. (ed) Otra mirada sobre la época Murcia, 1994, p. 81.
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330
Vid al respecto Sánchez Madrid, N. “El deber de juzgar” [lûo
tar] en Navarro Cordón, J.M. Perspectivas del pensamiento contem-
poráneo Síntesis, Madrid, 2004, pp. 270, 282.
331
Vattimo, G. Más allá del sujeto Paidós, Barcelona, 1992, p. 98.
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333
Ibidem pp. 28-29.
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334
Lyotard, J.F. La diferencia pp. 205-206.
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335
Lyotard, J.K. L enthousiasme Galilée, Paris, 1986, p. 33.
336
Lyotard, J.F. Pérégrinations Galilée, Paris, 1990, p. 26.
337
Lyotard, J.F. La condición posmoderna p. 118.
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bién lo que le hace más frágil: que acepta en él, sin cese, el
riesgo del abismo, del «diferendo», de la guerra civil del
lenguaje consigo mismo…El dispositivo deliberativo está
ligado al reconocimiento de que el centro está vacío. En
general al pueblo (y a los políticos) no les gusta esto: la ne-
cesidad de seguridad se opone a la idea de que el centro
está vacío… La Idea de un centro es justa, a condición de
que esté vacío, estatutariamente. Y que haya reglas para ac-
ceder a él y hablar, que sean reglas muy duras; que no se
pueda decir cualquier cosa…en el vacío del centro tiene
lugar el vacío del encadenamiento, como acontecimiento.
Y este vacío es terrorífico. Pero también, por su localiza-
ción en el centro,, puede ser afrontado. De todas maneras,
tendrá que ser”338. No podemos ver en este planteamiento,
como apunta Iñaki Urdanibia, “aires libertarios destaca-
bles”339, sino, más bien la nueva explicitación del aire libe-
ral que recorre los últimos textos de Lyotard340. Es más,
esa referencia republicana como «seres razonables prácti-
cos», además de sorprendente en la lógica del diferendo —
¿quién establece la razonabilidad del discurso, qué género
supremo se encarga de ello?—, acerca nítidamente a Lyo-
tard a las posiciones de Rawls, lo que cierra el círculo de
los discursos posmodernos de orientación liberal.
338
“La défection des grands récits: entretien avec J.F. Lyotard”, en
Intervention nº 7, 1983, pp. 56-58.
339
Urdanibia, I. Derivas con J.F. Lyotard Tesis doctoral, Madrid,
UAM, 1993, p. 233.
340
Lyotard, J.F. Moralidades posmodernas Tecnos, Madrid, 1998,
p. 95.
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342
Ibáñez, J. Más allá de la sociología Siglo XXI, Madrid, 1986, p.
58.
343
Lyotard, J.F. ¿Por qué filosofar? Paidós, Barcelona, p. 160.
344
Negri, T. Fábricas del sujeto. Ontología de la subversión Akal,
Madrid, 2006.
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345
Negri, A.-Hardt, M. Multitud Debate, Barcelona, 2004, p. 141.
346
Ibáñez, J. A contracorriente pp. 372-373.
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347
Ibidem p. 181.
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Castilla del Pino, C. Temas Península, Barcelona, 1989.
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La comunicación censitaria
Venimos defendiendo a lo largo del texto el carácter
determinante de la comunicación en la sociedad posmo-
derna. Ello no quiere decir, evitemos malentendidos, que
en estas páginas se desdeñe el papel de otras instancias,
en especial la económica-estructural, en la articulación de
las sociedades contemporáneas y en la producción de es-
trategias de dominación. Que la sujección económica, en
la sociedad del trabajo precario y basura, desempeña un
papel básico es un dato que, lejos de obviar, nos interesa
subrayar especialmente. Lo que ocurre es que este texto
pretende centrarse en otras dinámicas de dominación que
consideramos específicas de nuestra sociedad y en las que
se produce el fenómeno, desde nuestra perspectiva, más
preocupante para una política alternativa, o simplemente
democrática: la desactivación de la capacidad crítica de la
subjetividades, la extinción de todo afuera, en suma la sub-
sunción real del trabajo en el capital.
Esa subsunción real, que hace que el sujeto no se sienta
antagonista del sistema, es efecto de dos procesos: del au-
mento, en los países del norte, del nivel de vida, generán-
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Así lo subraya P. Bourdieu: “Pienso en efecto que la televisión, a
través de los diferentes mecanismos que me esfuerzo por describir
de manera rápida (…) hace correr un peligro muy grande a las dife-
rentes esferas de la producción cultural, arte, literatura, ciencia, filo-
sofía, derecho: creo que, contrariamente a lo que piensan y dicen, sin
duda con toda la buena fe, los periodistas más conscientes de sus res-
ponsabilidades, hace correr un peligro no menos grande a la vida po-
lítica y a la democracia”. Sur la télévision Liber, París, 1996, p.5.
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Camps, V. Paradojas del individualismo Crítica. Barcelona,
1993, p. 133.
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La ficción democrática
La sociedad mediática es la sociedad de la ficción, del
simulacro. Parques temáticos que simulan otras culturas,
programas que fingen realidad, informativos que produ-
cen acontecimientos, productos que “saben a” pero no
son, que presentan una vida que no existe, aparatos que
simulan sensaciones... La democracia no podía quedar
ajena a esa dinámica de virtualización. Parlamentos que
simulan decidir, ciudadanos a los que se les hace creer
que deciden. El “homo democraticus” está convencido
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Spinoza, B. Tratado político Alianza, Madrid, 1986.
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359
Sousa Santos, B. “Por uma…” citado en El milenio huérfano p. 66.
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Sousa Santos, B. Sociología jurídica crítica Trotta/Ilsa, Madrid,
2009, p. 518.
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Mondero, J.C. “Presentación”, en Sousa Santos, B. El milenio
huérfano p. 25.
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362
Santos, B. Sociología… p. 518.
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363
Ibídem p.569.
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Dussel, E. Loc. cit. p. 82
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Ibidem pp. 65-66.
369
Ibidem p. 44. Desde una perspectiva ética, Dussel ha desarro-
llado en profundidad la cuestión en su Etica de la liberación en la
edad de la globalización y de la exclusión Trotta, Madrid, 1998.
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2009, p. 513.
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Ibidem p. 516.
372
Ibidem pp. 569-570.
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Negri, A. Fin de siglo Paidos, Barcelona, 1992, p. 42.
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Ibidem p. 23.
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381
Ibáñez, J. El regreso del sujeto p. 142.
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¡Qué decir de esas facultades de ciencias jurídicas, o de ciencias
de la educación, o esos textos sobre la ciencia filosófica!
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Sousa Santos, B. Crítica de la razón indolente p. 57.
389
Sousa ibídem p. 62
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390
Sousa El mienio huérfano p. 170.
391
Sousa Crítica de la razón indolente p. 89
392
Jonas H, Poder o impotencia de la subjetividad Paidós, Barce-
lona, 2005.
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5. La gran mutación
Las sociedades contemporáneas están siendo prota-
gonistas de un proceso de mutación de grandes propor-
ciones que parece profundizarse con el correr de los
años. No cabe ninguna duda de que, especialmente desde
el punto de vista tecnológico, nuestro entorno vive una
transformación sin parangón en la historia de la humani-
dad. Y dado el protagonismo que la tecnología ha adqui-
rido en las sociedades actuales, ello implica efectos en
todos los órdenes de la vida social.
Esas mutaciones en el orden de lo social se plasman
en el orden del discurso. Esa es la cuestión que hemos
pretendido desentrañar en las páginas que anteceden.
Nuestra tesis es que los cambios en el discurso no se pro-
ducen de manera espontánea, sino que vienen alentados
por el suelo social en el que se implantan. Ni el discurso
goza de autonomía frente a lo real, pues, como establece
Deleuze, todo pensar es, en cierto modo, un pensar for-
zado, ni los discursos, las disciplinas, los saberes, son
compartimentos estanco, incomunicados, ajenos, los
unos a los otros. Más bien entendemos que el magma pa-
radigmático en el que se cuecen los discursos les confiere
rasgos comunes de identidad. La ciencia, la estética, la
filosofía de un momento histórico comparten rasgos epo-
cales reconocibles.
Desde esa perspectiva es desde la que hemos pretendido
subrayar las mutaciones que se han producido en diversos
ámbitos del discurso filosófico. Es un hecho que, de
Nietzsche en adelante, se viene consolidando un discurso
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Bibliografía
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Se acabó de imprimir
este libro
en marzo de 2012.
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