Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
1
Página 2
Staff
Moderadora
Agus901
Traducción
Agus901 Carosole Crys
Nikki26 Pachi15 Mari18
Abby Galines Magdys83 Boom
Axcia bluedelacour Meme pistols
Kyda JesMN Malu_12
Valen Drtner Mona
Nelshia Valalele
Corrección
PepitaCPollo
Belén DM
Malu_12
mayelie
Mimi90
marta_rg24
Francatemartu
3
Página
Sinopsis Capítulo 23
Capítulo 1 Capítulo 24
Capítulo 2 Capítulo 25
Capítulo 3 Capítulo 26
Capítulo 4 Capítulo 27
Capítulo 5 Capítulo 28
Capítulo 6 Capítulo 29
Capítulo 7 Capítulo 30
Capítulo 8 Capítulo 31
Capítulo 9 Capítulo 32
Capítulo 10 Capítulo 33
Capítulo 11 Capítulo 34
Capítulo 12 Capítulo 35
Capítulo 13 Capítulo 36
Capítulo 14 Capítulo 37
Capítulo 15 Capítulo 38
Capítulo 16 Capítulo 39
Capítulo 17 Capítulo 40
Capítulo 18 Capítulo 41
Capítulo 19 Capítulo 42
Capítulo 20 Capítulo 43
Capítulo 21 Capítulo 44
4
Página
Capítulo 22 Epílogo
Biógrafa del autor
Sinopsis
Zack Martin
El día que conocí a Emily Bennett mi mundo entero cambió. Claro,
éramos solo niños, pero tenía la edad suficiente para saber que mi vida nunca
sería la misma. Ella era mi mejor amiga. Mi destino. Mi suerte. No estaba
equivocado... yo solo no sabía cuán retorcido el destino podría ser.
Nikki Fallon
Después de la muerte de mi madre, mudándome de mi oscuro y sombrío
tráiler a la soleada California, estaba concentrada en una cosa, buscar a una
hermana que solo hace poco me he enterado que existía. Enamorarme de él
no era parte del plan. Pero lleno un vacío que nunca pensé era posible de
llenar. Él tenía que ser mi suerte. Mi destino. Hasta el día que finalmente me
di cuenta quién era mi hermana... y de cuán retorcido el destino podría ser
5
Página
Uno
Nikki
padres de Emily, una pareja muy agradable, pero quienes parecían mucho
más viejos y no tan felices como mi papá y mamá.
Creo que me enamoré de Emily antes de entender que significaba
enamorarse. Cuando tenía diez y mi equipo perdió el pee wee super bowl,
Emily estaba allí en su traje de animadora, diciéndome una y otra vez como
casi gané el juego para todo el equipo. Y el año siguiente, cuando mi equipo
ganó, Emily gritó y animo más fuerte que nadie. ¿Cómo podía un chico no
amar eso?
Pero en los últimos años mucho había cambiado. Emily ha cambiado. A
veces, no reconozco a la Emily de la Schwinn amarilla. Mientras miro a la
misma niña, ahora crecida, pasearse hacia nuestra mesa y busco en sus ojos
un signo de la Emily que solía ser. Estoy triste cuando no puedo encontrarla.
Sin embargo, ella sigue siendo tan hermosa como siempre. Sacude su
cabello. Largo, rubio, y liso en la parte de arriba, con rulos comenzando a
mitad de camino por su espalda, parece que pasó horas preparándose solo
para venir a la escuela. Conociendo a Emily, probablemente lo hizo.
—¿Listo para irte, Batman? —regresa a nuestra mesa del almuerzo
después de hacer sus rondas sociales diarias.
Ocho años después y aún sigue torturándome por ese día. Sólo, que en
estos días, sabe en realidad que ropa interior tengo puesta, bóxer Calvin Klein
gris oscuros. Del mismo tipo en el que le gusta frotarse medio desnuda, unas
cuantas veces a la semana, pero no deja que me los quite.
—Ve sin mí. Voy a hablar con Allison Parker. Es mi compañera para
nuestro proyecto de inglés. —Sé que mi respuesta no le sentó bien a Emily,
pero estoy casi en el punto en el que ya no doy una mierda.
—¿Enserio Zack? ¿Otra vez? Si no lo supiera mejor, empezaría a pensar
que tú y la pequeña chica nerd tienen algo. —Ella sabe que Allison y yo somos
solo amigos, en realidad, no está enojada por eso. Todos sus amigos creídos
se encuentran en el campo todos los días después que terminan de comer, y
Dios perdone que no me tenga para enseñarme. La mayoría de los días ni
siquiera me habla, pero se cuelga de mí como si estuviéramos malditamente
conectados por la cadera.
—Ni siquiera notaras que no estoy allí. —Me puse de pie y tomé mis
libros de la mesa, terminando silenciosamente la conversación. Para mí, de
todos modos.
—Por supuesto que lo haré, y también lo harán los demás —gime,
cogiendo mi mano.
9
Página
Y ahí está la verdadera razón de que esté siendo regañado por querer
trabajar en mi proyecto de inglés. La capitana del equipo de animadoras debe
ser vista con el capitán del equipo de futbol. La tierra podría salirse de su eje
si no es la imagen perfecta en el mundo de Emily. Pero soy un maestro
arreglando mis errores con Emily Bennett, así que golpeo ruidosamente mis
libros sobre la mesa, asegurándome que todos los ojos estén en nosotros.
Luego envuelvo mis brazos alrededor de su pequeña cintura y la empujo más
cerca, haciendo eso para que tenga que inclinar su linda pequeña cabeza para
mirarme. Sellando mi boca sobre ella, la beso largo y duro.
Pretende estar enojada con mi pequeña muestra de afecto público, pero
no lo estará. Ama cada maldito minuto de atención. Y cuantas más chicas
suspiren, mientras ella se pasea, mejor será el tratamiento que reciba cuando
la vea de nuevo después de la escuela.
10
Página
Tres
Nikki
Evans me dio la noticia esta mañana. Un hogar de acogida. Otra vez. La mamá
de Ashley acordó mantenerme temporalmente, pero su remolque tiene menos
espacio que el mío.
Mis frecuentes períodos en hogares de crianza cuando mamá fue
hospitalizada fueron generalmente de corta duración. Sabía que eran sólo
temporales. Pero aún tengo casi un año hasta que cumpla dieciocho y no
quiero ni pensar en vivir con desconocidos todo ese tiempo. No me puedo
imaginar sobrevivir sin mamá y Ashley.
Ashley Mason ha sido mi mejor amiga desde hace cuatro años. Es el
tiempo más largo que he tenido un mejor amigo.
En realidad, es el tiempo más largo que he tenido algún amigo. Nos
conocimos en la clase de inglés del Sr. Carson. Acabábamos de empezar Matar
al Ruiseñor cuando me trasladé a Brookside. Soy la friki que lee dos libros a
la semana y tiene cada tarea de inglés hecha antes de tiempo. Ashley es del
otro tipo de chica. El tipo que lee Spark Notes y desprecia cualquier libro que
no tenga imágenes. Algunas personas simplemente odian leer, y Ashley es su
reina. No podía creer que ya hubiera leído Matar al Ruiseñor porque quería.
Nuestras obvias diferencias son lo que nos atrajo la una a la otra. Ashley
necesitaba ayuda y yo la ayudé. Es lo que soy. Supongo que todos esos años
de cuidar a mamá crearon una segunda naturaleza para mí.
Lanzo mi teléfono en la cama y tomo una respiración profunda mirando
a mi alrededor. ¿De quién voy a cuidar ahora?
Simplemente era más fácil no llevar a nadie a casa. Excepto a Ashley. Ella lo
Página
. ¿Te reto hasta la casa del viejo hombre Wilkins? El perdedor compra comida.
—Corre antes de que incluso pueda responder.
La casa de Wilkins está a dos cuadras, pero son cuadras largas. Le he
dejado ir por una cuadra y media. Entonces corro más allá de ella, justo
cuando empieza a oler la victoria a corta distancia. A ninguno de los le gusta
perder nada, es una de las pocas cosas que tenemos en común. Pero también
una de las cosas que se interpone en nuestro camino.
—Me engañaste. —Su cara sonrojada, inclinada con ambas manos sobre
sus rodillas mientras trata de recobrar el aliento, frunce el ceño.
—¿Cómo puedo hacer trampa? Es una carrera y te fuiste antes que yo.
No es como si me subí a un auto y conduje hasta aquí cuando no estabas
mirando.
—Me hiciste pensar que iba a ganar.
—¿Entonces?
—Entonces, eso es trampa.
—Eso no es engañar, eso es jugar contigo.
—¿Jugar conmigo? —Está parada, con las manos en las caderas.
—Sí. —Me inclino hacia abajo y la beso castamente. Está todavía sin
aliento, pero veo que intenta no demostrarlo. No estoy sin aliento en absoluto.
—Bueno, vamos a ver si podrás jugar conmigo esta noche, entonces.
—Eso suena como un desafío. —Dando un paso en su espacio personal,
miro hacia abajo, intentando lo mejor para intimidarla. Pero sólo la hace
molestarse.
—Tal vez si me dejas ganar de vez en cuando, te dejaría ganar.
***
Tal vez estaba dejando que mi frustración se acumule con Emily en los
últimos meses y ello estaba afectando nuestra relación. Porque todo parece
haber estado más ligero, más despreocupado. Juntos nos sentimos más como
el viejo Zack y Em que existimos hace años.
Cierro la puerta de Emily y camino a mi lado del auto. Se coloca cerca de
mí, descansando su mano en mi regazo cariñosamente.
—Muy pronto estaré llevando tu culo al cine.
Muevo la llave en el encendido y el motor restaurado del sesenta y ocho
de mi padre vuelve a la vida. Todavía no puedo creer que me deje llevar esta
cosa.
—El conductor paga la película, ya sabes —me burlo.
—No sabía que había reglas.
—Síp. Muchas. Consigues una lista mecanografiada por correo con tu
licencia. Tú sabes, asumiendo que pases tu prueba de conducción.
—¿Crees que no soy un buena conductora? —Su mano vuela hacia su
pecho en una pose fingida, dramática.
—Los hombres son mejores pilotos. —Me encojo de hombros.
Ella se ríe.
—¿De qué estás hablando?
—Es un hecho conocido.
—¿Por quienes?
17
—Todo el mundo.
Página
sacar nada. En cambio, me obliga a hacer contacto visual si quiero saber por
lo que está aquí para ofrecer. Espero, sosteniendo su mirada.
―Tu madre me dio algo hace unas semanas. Me pidió que te lo diese
después de que se hubiese ido. Quería darte unos días para hacer el duelo,
antes de traértelo.
La Sra. Evans abre su abultado maletín, desliza un sobre y lo sostiene. La
letra de mamá está en el exterior. Hay un dolor en mi pecho, lucho contra el
impulso de alcanzarlo y agarrarlo.
―¿Lo ha leído?
―No, no lo hice. ―Su voz monótona a juego con su traje gris monótono.
―Démelo. ―Saco mi mano, mis ojos nunca dejan los de ella. No
retrocederé ante esta horrible mujer. No puede llevarme lejos de mi mamá, ya
que ella ya se ha ido. Me quedo mirando su rostro inexpresivo, no dejándola
ver la emoción oculta tras una máscara. Finalmente, ella me lo entrega.
―Voy a estar de vuelta mañana. ¿A eso del mediodía?
―Lo que sea. ―Le doy la espalda y entro en la habitación del fondo,
cerrando la puerta detrás de mí. Espero hasta que escucho su auto marcharse
antes de rasgar el sobre.
Ver la letra de mamá trae lágrimas incluso antes de empezar a leer sus
palabras.
Querida Nikki,
Sé que probablemente estarás enojada porque me haya ido. Pero estar
enojada es bueno a veces. Te hace mantener la guardia alta. El mundo está
lleno de gente en la que no se puede confiar. Ellos se encubren a sí mismos en
el bien, pero sólo enmascaran el mal debajo. Es necesario prestar atención,
averiguar quién está realmente escondido debajo.
Solo necesito las primeras frases de la carta para saber que lo escribió
durante uno de sus períodos de oscuridad. Los días que se negaba a tomar su
medicina. A veces, los efectos secundarios de todas sus diferentes píldoras
eran peor que su propia condición. La dejaban exhausta, incapaz de
levantarse de la cama por días, a veces incluso semanas. Eventualmente,
dejaba de tomar los medicamentos. El periodo de oscuridad que seguía
normalmente duraba unas pocas semanas. Al principio, no estaba mal. Pero
con cada día que pasaba sin su medicación, se convertía en más y más
paranoica. Cuando era más joven, pensaba que era cierto, que la gente
realmente iba por nosotras. Constantemente miraba por encima de mi
hombro, como mamá hacía.
21
Página
―¿Lista, Nikki? ―Hacemos contacto con los ojos, pero rápidamente miro
lejos, estabilizándome con una respiración profunda.
―Sra. Evans, necesito su ayuda. ―Envuelvo mis manos alrededor de mi
estómago, las palabras causando dolor físico cuando las digo.
Es la primera vez que la he visto sin palabras.
―Se trata de la carta de mi madre. ―Mis ojos se llenan de lágrimas—.
Tengo una tía ―dejo escapar—. Su nombre es Claire Nichols. Tengo que
encontrarla. Realmente tengo que encontrarla. ¿Me ayuda, por favor?
―Estuve la mitad de la noche buscando en internet, hay más de cuatro mil
personas con el nombre de mi tía. La Sra. Evans podría buscar en los
registros... tal vez incluso contratar a un investigador.
Escucha mi explicación de lo que quiero que haga.
―Nikki…
―Por favor, Sra. Evans, por favor. No me lleve a ninguna parte todavía.
Simplemente trate de encontrarla primero. Por Favor. Ella es mi única familia.
Tengo la sensación de que mentalmente está buscando a través de su
número de casos, decidiendo si soy digna.
―Puede que no sea tan fácil de encontrar como tú piensas. ―Suspira y
mira hacia el techo. Eventualmente, acepta a regañadientes—. No puedes
quedarte aquí. Voy a tener que hablar con la madre de Ashley sobre cuidarte
unos días más. Si ella no puede ―la advertencia en su voz es clara―, tendrás
que ir a la familia de acogida esta noche.
No le digo a la señora Evans acerca de mi hermana. Mi hermana.
Después de que Evans se va, digo las palabras en voz alta para ver cómo
suena.
―Mi hermana.
Después de diecisiete años, ¿cómo puede alguien tener una hermana?
―Madre del año dijo que tienes una semana. Generosa, ¿eh? ―dice
Página
Emily bufa, pero pisoteo a través del piso. Dios prohíba que sea atrapada
Página
en el patio sola.
Me siento en la clase de inglés mirando fijamente al Sr. Hartley, pero no
escucho ni una palabra de lo que dice. Mi cabeza está tan revuelta,
preguntándose dónde Emily y yo viramos fuera de curso para terminar en
lugares tan diferentes. Por los últimos ocho años, siempre hemos sido Zack y
Em. Creo que en realidad nunca pensé en salir con nadie más, todo el mundo
solo asumía siempre que Emily y yo terminaríamos juntos, incluyéndome.
Pero no estoy seguro de que pueda hacerlo ya. Algunos días, apenas
reconozco quien es ella; ha cambiado tanto.
Solía pensar que su actitud era parte de su inseguridad, poner a las otras
personas por debajo de ella la hacía sentir mejor acerca de sí misma. Por
fuera, todo el mundo ve una chica hermosa, llena de seguridad, sin miedo.
Solo yo sé la verdad. Ella fue criticada por años.
Cuando éramos más jóvenes, Emily odiaba la fijación de su mamá con
los estatus sociales. Recuerdo una vez, cuando teníamos diez u once,
condujimos nuestras bicicletas al parque el día después de una tormenta
pesada. La arena bajo los columpios se habían convertido en espeso, blando
barro. Pasamos horas persiguiéndonos el uno al otro, arrojando puñados de
lodo hasta que lo único blanco visible era el que estaba en nuestros ojos.
Tuvimos el mejor de los días; ninguno de nosotros podía parar de sonreír.
Hasta que la Sra. Bennet nos vio. Ella enloqueció, preocupada de lo que la
gente podría pensar si ellos vieran a su hija cubierta de tierra.
Por años Emily se quejó de la obsesión de su madre sobre cómo las cosas
se veían. Como ella se veía. Pero luego, un poco cada vez, empezó a convertirse
en lo que despreciaba. La criticada se volvió la que critica. Sé que no es
realmente su culpa. Así que por un largo tiempo, soporté a Emily
inferiorizando a las personas, con nadie siendo jamás lo suficientemente
bueno, porque eso es todo lo que ella había conocido. Pero estoy cansado de
hacer excusas para la gente acerca de quien se ha convertido… inventando
excusas para mí mismo.
―¿Estás bien? ―Allie Parker me saca de mis pensamientos profundos.
Miro alrededor, encontrando la clase medio vacía. Supongo que no escuché la
campana sonar.
―Uh… sí. Solo estoy cansado hoy. El entrenador nos tiene haciendo
26
menos eso es lo que yo siento, a pesar de que no estoy seguro de que Allie
Página
adultos piensan que podría caerme si me dicen algo que no quiero escuchar.
Página
Algo irracional dentro de mí me dice que si me quedo de pie, ella no será capaz
de darme malas noticias.
—Preferiría estar de pie ―digo, haciendo mi mejor intento para no
parecer complicada. No estoy de humor para perder tiempo debatiendo los
beneficios de sentarme en contra de quedarme de pie.
La Sra. Evans toma una respiración profunda y me mira por un minuto
antes de asentir y sentarse ella. Saca un archivador de cuero de gran tamaño,
con la cremallera abultada para contener todas las diferentes carpetas de
manila metidas dentro. Yendo a través de al menos una docena de carpetas
deterioradas con notas garabateadas por todos lados en su parte externa, se
detiene en una y la saca del montón. Es más gorda que todas las demás.
—Encontré a tu tía, Nikki.
Emocionada. Asustada. Nerviosa. Ansiosa. Decido sentarme después de
todo.
―Quiere conocerte.
―¿En serio? ―Mi corazón se acelera con emoción―. ¿Dónde está?
―Aquí, en Texas.
―¿Vive en Texas? ―Mis esperanzas aumentan, no hay forma de
esconder cómo me siento. La Sra. Evans lee mi rostro y veo que su expresión
decae.
―No. Me temo que vive en California.
―¿Así que por qué está en Texas? ¿Vino a verme?
―Vino para el funeral de tu mamá.
Mis ojos se amplían. He visto a mi tía y ni siquiera lo sé.
―¿En serio?
―Sí. Cree que te vio en el estacionamiento cuando entró. Pero lucías
molesta y no quiso empeorarlo acercándose a ti.
―Pero… pero el funeral de mamá fue hace una semana. ¿Por qué sigue
aquí?
―Ha estado tratando de decidir qué hacer. No estaba segura si debería
aproximarse a ti.
―¿Y ahora quiere conocerme? ¿Por qué?
―¿A qué te refieres con por qué? Pensé que estarías emocionada con las
noticias.
Estoy feliz. Al menos creo que lo estoy… pero algo me hace sentir aún más
inquieta que antes de que la Sra. Evans entrara para decirme mi destino.
―Quiere verme para decidir si quiere llevarme, ¿cierto?
—No es así, Nikki.
—¿Ha aceptado llevarme? ―pregunté intencionadamente.
31
―¿Cómo murió su esposo? ―No tengo ni idea de por qué hago esa
Página
verdad habría querido que yo estuviera con ella. Mi suposición es que esa es
Página
en realidad la cosa más lejana de la verdad, desde que mamá no me dijo que
tenía una hermana hasta después de que muriera.
—Estoy sorprendida ―dice Claire, y puedo ver el impacto en su rostro.
No está mintiendo.
―Mi madre dijo que sentía el haber dejado de hablarte hace mucho
tiempo, lo lamentaba, tía Claire. ―Forcé el tía, esperando que pudiera ayudar.
Mierda, se ve escéptica.
―¿Lo hizo? Quiero decir, sin faltarle el respeto a tu mamá. Era mi
hermana, después de todo, pero en todos los años que pasé con ella, nunca la
vi demostrar ningún arrepentimiento. Pensé que era algo que ella… ―Se
detiene abruptamente, viéndose como si hubiera dicho algo malo. Si está
asustada de mencionar la enfermedad de mamá, ¿o piensa que no sé que mi
mamá estaba mentalmente enferma? Viví con ella por diecisiete años. ¿Cómo
podía pensar que no lo sabía?
―Sé todo acerca de la enfermedad de mi mamá. Necesitaba que lo
supiera para que pudiera ayudarla. Además, no era una cosa exactamente
fácil de esconder, si sabes lo que quiero decir.
Una combinación de alivio y pavor pasó a través de su lindo y pálido
rostro. Es algo a lo cual estoy acostumbrada. Nadie quiere hablarle a una niña
al respecto de una enfermedad mental. La gente se sentiría más cómoda
diciéndole a un niño que su madre tiene cáncer que decirle que tiene una
dolencia psiquiátrica. La enfermedad mental es un tabú en la sociedad. No lo
entiendo. Nunca lo he entendido. Pero he aprendido a lidiar con ello. Todo el
mundo estaba tan cómodo hablando de la diabetes de mamá, una condición
con la cual nació y una por la que necesitó tomar insulina en toda su vida.
Pero cuando la conversación cambiaba a la enfermedad mental en la cabeza
de mamá, todo el mundo se aterrorizaba.
―Es un tema difícil de hablar, ¿cierto? ―Los pensamientos de Claire
parecían estar muy lejos―. Era mi hermana y aún se me hace difícil. Presumo
que es porque, cuando éramos niñas, nuestra mamá nunca habló de ello. Todo
el enfoque estaba en la diabetes de tu mamá y sus medicinas para eso. Todo
lo demás fue tratado como un secreto hasta que éramos adolescentes. Y para
entonces, las cosas de las que mis padres no hablaban, las cosas que no
entendía, habían abierto una verdadera brecha entre tu mamá y yo.
Conversaciones íntimas como esta con un extraño me ponían nerviosa.
Traté de esconderlo, pero Claire ve directo a través de ello.
—No necesitamos hablar de esto ahora. Es demasiado pronto. Lo siento.
Siempre me daba una sensación helada en mi cuerpo cuando sentía
como si alguien supiera lo que estaba pensando. Froto mis manos juntas para
34
Después del almuerzo, tía Claire habla con la Sra. Evans. Ellas deciden
que lo mejor sería tratar de arreglar que yo me quedara por unos pocos meses
con la familia de Ashley para poder terminar la escuela aquí. Ya es marzo y
la tía Claire no me puede inscribir en una escuela en California hasta que un
juez le conceda la custodia temporal, lo cual podría llevar un tiempo.
Más tarde, la mamá de Ashley está de acuerdo con dejarme vivir con
ellos mientras que la tía Claire vuelve a California para trabajar. Por supuesto,
el Estado de Texas pagándole dinero a la mamá de Ashley para mantenerme
en realidad tiene más que ver con su decisión que mi bienestar.
Estoy sorprendida cuando la tía Claire dice que va a ir y venir cada diez
días para pasar tiempo conmigo hasta que la audiencia sea programada. Solo
sigo esperando que no sea una prueba continua que con el tiempo podría
suspender.
36
Página
Ocho
Zack
—¡Por supuesto que quiero ir! Todos esperan que estemos allí —
Página
acercándose tanto que puedo sentir su aliento en mi cuello, Emily dijo en una
voz baja y sexy—. ¿Te gusta mi vestido? Lo compré solo para ti.
Para después de la fogata. ¿Aún quieres que esta noche sea nuestra primera
vez, no?
—No puedo esperar, Em —digo, esperando sonar más emocionado de lo
que estoy.
—Cuidado con mi vestido. Quieres que lo use más tarde y luzca perfecto.
¿Verdad?
¿Quiero que use ese vestido? ¿Es una pregunta engañosa? Voy con la
respuesta correcta, en lugar de lo que quiero decir.
—Sí, por supuesto, Em. Serás la chica más hermosa en la fogata. Pero
luces bien en cualquier cosa. ¿Entonces porque no te cambias y lavas el auto
conmigo?
Hace un par de años, Emily hubiera subido las escaleras corriendo y
cambiado sus ropas. Pero han cambiado tantas cosas. Emily ha cambiado. Yo
he cambiado.
—Estate listo para las seis —grita, ignorando mi oferta—. Esta será la
mejor noche de nuestras vidas, Zach. Lo prometo.
hirviendo.
—Estaba distraído. Tuviste suerte en esa —mofo mientras Allie sirve su
siguiente disparo. La bola viaja de ida y vuelta unas pocas veces y luego me
apresuro hacia la red y la golpeo hacia abajo del otro lado. Dylan y yo
chocamos las manos y es mi turno de servir—. Esta es solo para ti, Allie. —
arrojo la bola arriba en el aire y la golpeo a través de la red tan fuerte como
puedo, aun sonriendo. Ellos fallan. Allie me saca la lengua —y ahí es cuando
finalmente veo a Emily en los banquillos.
Ella deja que la ira queme en su mirada justo lo suficiente para atrapar
la atención de todo el mundo, luego se voltea y sale corriendo, su multitud de
secuaces siguiéndola.
—Solo déjala que se calme. Lo superará —dice Dylan, encogiendo sus
hombros y negando con su cabeza. Sintiéndome como que no he hecho nada
malo, ni siquiera estoy seguro de si me importa si él tiene razón. La dejo ir.
importa.
Página
oírme.
Página
un accidente, hijo.
Las náuseas me abruman, mi cabeza da vueltas, pero me obligo a salir
de la cama.
—¿Dónde está? —Me estoy poniendo ropa mientras hablo.
—En el Hospital de la Universidad de Long Beach.
Frenético, busco mis llaves en mi escritorio y luego bajo corriendo por
las escaleras. Mi padre me grita que espere, pero estoy en la puerta antes de
que logre alcanzarme. Él abre la puerta del pasajero de un tirón justo cuando
estoy retrocediendo y salta dentro.
Paseándome por el área de espera de la sala de emergencias como un
león enjaulado, espero y espero por lo que parece una eternidad. Mi madre
llega llevando mis zapatos. Bajando la vista, estoy sorprendido de encontrar
que no tengo ninguno puesto.
—¿Has oído algo? —le susurra a mi padre.
Sacude la cabeza y envuelve su brazo alrededor de su hombro,
atrayéndola hacia él con fuerza.
Finalmente, después de lo que parecen días, los padres de Emily emergen
de las puertas dobles, bloqueándola para mí. Me apresuro hacia ellos. El Sr.
Bennett me mira y menea la cabeza. ¿No? ¿Qué quiere decir con no?
Mi padre viene a pararse a mi lado. La Sra. Bennett finalmente levanta la
mirada y, al verme, se rompe por completo. Sollozando, cae al suelo.
Mi respiración se vuelve más rápida y más corta. Me siento mareado. Mis
pensamientos giran tan rápido que no puedo ver. Sólo se detienen cuando
todo mi mundo se oscurece.
45
Página
Diez
Zack
una vez más. Por lo menos, voy a dejar Brookside con estilo.
Mientras empaco lo último de mis cosas en el remolque de Ashley,
empiezo a preguntarme si he tomado la decisión correcta. La forma en que la
tía Claire miró a Donna y el oscuro y estrecho remolque, hace que me
pregunte si me está mirando de la misma manera ahora. Cada vez que ha
venido de visita, la Sra. Evans siempre me ha llevado a un restaurante o a su
hotel. La tía Claire viene de un mundo donde no existen los parques de
caravanas. No sé si ese es el mundo para mí. Esta es la única vida que he
conocido.
Escondo mis pensamientos, recordándome a mí misma que la búsqueda
de mi hermana es más importante que mi sensación de cierta incomodidad.
No tengo la intención de vivir con la tía Claire para siempre, o incluso
quedarme en California. Sólo tengo que encontrar a mi hermana y averiguar
qué hacer a partir de ahí.
—¿Casi lista, Nikki? —pregunta tía Claire al regresar de dejar una de las
últimas cajas del remolque en el auto que nos está esperando—. Tenemos que
llevar las cajas a un almacén de entrega. Sabes que se tiene que pagar sólo
para tomar una bolsa en el avión en estos días. Por lo tanto, enviaremos por
correspondencia todo lo que podamos.
La verdad es que no lo sabía. Nunca he estado en un avión antes. Pero
concuerdo, fingiendo que lo que dice tiene sentido.
Recogiendo la caja que a propósito he dejado para el final, pregunto:
—¿Puedo llevar esta pequeña en el avión conmigo? ¿Contará como una
bolsa?
La tía Claire se queda mirando a la pequeña caja de cartón apretada en
mis manos.
—Por supuesto, puedes llevar cualquier cosa que es importante para ti.
—Su voz suave cuando pregunta—: ¿Es esa caja importante? Podemos
conseguir una nueva caja. Esa se ve casi lista para desmoronarse, creo. Las
venden en la tienda de paquetes de UPS a la que vamos.
—Sólo algunas de las cosas de mi mamá y un par de fotos. Cosas que he
trasladado en la misma caja cada vez que nos mudábamos. —Mi propia voz
cae, haciéndose inestable, cuando respondo. No es fácil partir. Mamá y yo no
vivimos aquí tantos años, pero esta es la primera vez que me he mudado sin
50
ella.
Página
ninguna voz.
Página
segundo grado hayan sido capaces de leer sobre unas prostitutas usando la
letra “A” en sus pechos. ―El sarcasmo se siente bien. Normal.
Ella se ríe.
—Señor Hartley salvó nuestra historia de lectura a la última clase. Creo
que él estaba asustado, Zack. ―Su risa es contagiosa. No tengo que pensar en
ello, surge naturalmente. Pero luego me doy cuenta. No merezco a reír. No es
justo para Emily. Cierro la ventana de felicidad que ella había abierto.
—Escucha, Allie... gracias por venir. Fue muy amable, pero estoy muy
cansado y necesito descansar. —De pie, sin dejar espacio para la
interpretación de que es hora de que se vaya.
La sonrisa de Allie vacila. Se levanta.
—No voy a dejar que te alejes tan fácil, Zack. Regresaré para leer nuestra
historia muy pronto. —Ella intenta parecer entusiasmada.
Ella guarda cuidadosamente la silla debajo de mi escritorio, luego se
vuelve hacia mí, con una sonrisa nerviosa. Poniéndose de puntillas, me besa
inocentemente en la mejilla.
—Si hay algo que pueda hacer, me gustaría estar aquí para ti, Zack.
Emily no merece el poco respeto que le mostramos.
—Ella murió porque estaba celosa de mí por estar contigo esa noche,
Allie. Por favor vete.
Como un cobarde, fijo mis ojos en el piso para así no tener que ver su
rostro, no levanto la mirada hasta que escucho cerrarse la puerta.
mangas, y auriculares rojos en mis orejas, estoy de pie fuera y estiro mis
Página
—Voy a estar bien en cualquier otro equipo, Sr. Davis. He leído todos los
Página
otros libros de John Green, así que imagino que otro grupo estaría feliz de
tenerme. —Definitivamente no quiero ser parte de un equipo donde no me
quieren sin siquiera haber empezado.
Tanto el Sr. David como Allison me miran perplejos.
—¿Has leído todos los otro libros de John Green? —El Sr. Davis pregunta
con el ceño fruncido
—¿Cree que las personas no leen en Texas? —insultada, respondo con
indignación.
Una sonrisa aparece en el rostro de Allison mientras siento el mío arder
con vergüenza.
—Lo siento, Nikki. No se trata de ti, o de Texas, o incluso del proyecto.
Puedes estar en nuestro equipo. Celebro la oportunidad de trabajar con
alguien que ha leído todas las novelas de John Green. Es sólo que Za… —Se
detiene a la mitad de la palabra, sacude su cabeza como forzando a mantener
sus pensamientos lejos—. Debes estar en nuestro equipo, Nikki. Bienvenida.
El Sr. Davis, satisfecho, nos dice que corramos a comer antes de que se
termine el receso.
Después de que salimos del aula, Allison dice:
—Siéntate en mi mesa para almorzar, así podemos hablar sobre el
proyecto. Soy Allison Parker, por cierto.
que era una Taylor-clon. Pero dando un vistazo más de cerca, puedo ver que
Página
está muy lejos de ser un clon. Su dulce sonrisa se sitúa en su rostro libre de
maquillaje. Sí, es cierto que ella tiene ese impecable bronceado de California
y gran piel, pero es naturalmente bella, no perfecta y pulida como las otras
chicas que vi esta mañana. Su ropa también es distinta de la de los clones.
Usa unos leggings grises y una larga, blanca camisa suelta, se distingue sin
la ropa que se aferra a cada centímetro de su cuerpo.
Allie saca una bolsa de papel con un sándwich de mantequilla de maní
y mermelada, y me da un poco de alivio. La tía Claire me empaco el almuerzo
también. Tenía la duda de si iba a ser la única.
Almorzamos con rapidez, Allie charlando sobre el proyecto y cómo el Sr.
Davis dirige su clase. El período realmente vuela mientras hablamos. Hay un
flujo fácil en nuestra conversación y tengo que recordarme a mí misma que
no estoy aquí para involucrarme con nada ni con nadie. Tengo que
mantenerme centrada en mi objetivo. Estoy aquí para encontrar a mi
hermana.
Suena la campana, lo que indica que es hora de ir a otra habitación de
clones. Allie pide mi número de celular para que me pueda mandar un texto
sobre la reunión en la biblioteca esta noche para elegir un tema para nuestro
proyecto en círculo de literatura. Me da vergüenza decirle que yo no sé mi
propio número de teléfono. Yo nunca he usado un iPhone hasta esta semana,
no estoy segura de que pueda saber la manera de agregar un contacto
rápidamente. Pensando rápido, le entrego mi nuevo teléfono y le digo:
—Mira, llámate desde mi teléfono, es más rápido. —Ella lo hace y me deja
con una sonrisa, y deseándome suerte para el resto de mis clases.
mujer mirándome fijamente. Ella está de pie allí. Sola. Mirando fijamente.
Nuestros ojos se entrelazan por un momento. Ella se ve fuera de lugar. Su
elegante traje color crema y un par de tacones altos de dos tonos simplemente
no encajan. Los profesores visten bien me enteré de eso hoy. Pero esto no está
bien. No se da la vuelta a pesar de que he capturado su mirada fija.
Extrañamente, aunque me está mirando, todavía no me ve.
Un claxon llama mi atención, rompiendo el arrastre que siento hacia la
mujer.
—¿Conoces a esa mujer? —pregunto mientras me deslizo en el auto de
la tía Claire.
—¿Qué mujer?
Miro hacia atrás a donde ella estaba de pie, pero ya no está. No hay
rastro de ella en ningún lugar. Es difícil imaginar que pudiera desaparecer
tan rápidamente en esos tacones.
—Estaba de pie allí hace un minuto. —Señalo hacia el árbol donde la
mujer estaba.
—Sólo veo un grupo de estudiantes. ¿Cómo era?
—No lo sé. Supongo que era uno de los padres. Tal vez pensó que me
conocía o algo. —Me encojo de hombros, sintiéndose tonta por siquiera
haberlo mencionado. A veces pienso que tal vez heredé la paranoia de mamá.
Tía Claire me inunda con preguntas acerca de mi día. ¿He hecho amigos?
¿Me gustan mis clases? ¿Me parecía que el trabajo era del nivel adecuado?
¿Cómo fueron los maestros? ¿Comí el almuerzo que había empacado?
Supongo que ella finalmente descubre mi malestar.
—Lo siento, Nikki. Tengo que recordarme que eres una estudiante de
secundaria y no una niña de diez años. Espero que no sonara como si
estuviera tratando demasiado ser una madre…
Me contengo antes de decirle que mamá no era “madre” en la forma en
que pensaba, me decido a alimentar a su inquisición en lugar de ir por el
camino serio.
—No te preocupes por eso. —Sonrío a medias—. Creo que hice una nueva
amiga hoy. Su nombre es Allie y vamos a estar en el mismo equipo para un
proyecto de inglés. De hecho, ella me pidió que nos reunamos con el grupo en
la biblioteca West Long Beach esta noche. ¿Sabes dónde está? ¿Puedo ir?
Tía Claire no puede contener su entusiasmo.
—Por supuesto que puedes ir. Estoy tan feliz que hayas hecho una amiga.
Estaba preocupada. Este es un gran cambio para ti.
—Lo sé. Y gracias. —No va a ser difícil recordar complacer a la tía Claire
para que me pueda quedar. Ella hace que sea algo natural.
63
Página
los chicos.
Página
—Oye —digo, mi voz dirigida a nadie en particular. Allie se gira. Sus ojos
están como platos, pero intenta lucir casual.
—Hola. ¿Estás aquí? —Sonríe tímidamente.
—En realidad, estaba corriendo y vi sus autos estacionados fuera. Como
que estoy demasiado sudoroso para sentarme y unirme, pero pensé en
saludarlos. Bastante seguro que iré a la escuela mañana. —No por elección,
pero dejo esa parte fuera.
—Lamento llegar tarde —dice la voz de una chica desconocida detrás de
mí. Se acerca a la mesa a toda prisa, lanzando su bolso sobre ella y sacando
una silla. Nunca levanta la mirada, buscando algo en su mochila. Distraída,
no nota que estoy aquí, pero infiernos, yo sí la noto a ella.
Tan pronto como veo su cara, sé quién es... la chica de la pista. Tengo
ganas de que levante la vista para poder conseguir un mejor vistazo de ella,
pero también estoy contento de tener un minuto para mirarla sin ser notado.
Ella es hermosa, aunque no en el sentido de chica típica de California. Piel
clara, nariz fina y recta, labios rosados y llenos, y pelo rubio oscuro que hace
que su piel sin curtir destaque en contraste con la de las chicas bronceadas
de California.
Sintiendo mi mirada fija, levanta la suya, nuestros ojos encontrándose
inmediatamente. Le toma menos de dos latidos del corazón reconocerme. Su
baca se abre e inhala agudamente. Es curioso que haya evitado el contacto
visual durante meses pero estoy pegado a ella, incapaz de apartar mi mirada.
Al igual que en nuestro primer encuentro, ninguno de los dos dice una
palabra. Sólo que esta vez, ella lo convierte en un reto. Arquea una ceja, un
pequeño tic en la comisura de su boca diciéndome que se divierte con
nuestros intercambios silenciosos.
—¿Zack? —dice Allie, la confusión evidente en su voz. Escucho sus
palabras, pero el hecho de que esté diciendo mi nombre, tratando de llamar
mi atención, en realidad no funciona conmigo—. Zack —llama por segunda
vez, la confusión en su voz cambiando a preocupación. Salgo de mi niebla y
me doy la vuelta, rompiendo a regañadientes nuestra mirada.
—Así que, ¿crees que podrás venir? —Allie me ojea de arriba a abajo
como si quisiera asegurarse de que estoy bien.
Frunzo el ceño. Ella es completamente inconsciente de que no he
escuchado una palabra de lo que dijo en los últimos minutos.
—The Grind. Mañana por la noche —repite—. La biblioteca cierra
temprano y vamos a trabajar en el proyecto.
67
arriba de nuevo.
Página
—Zack.
Página
No respondo.
—Cariño. —Su tono es suave, pensativo. Me siento mal por hacerla andar
con pies de plomo, pero no sé cómo ser como era antes. No estoy seguro si
puedo. Demasiado ha cambiado. Yo he cambiado.
Se sienta a mi lado en la cama. Arrugo los pequeños pedazos amarillos
de la nota en mi mano. Mamá cubre mi mano con la de ella, la que tiene la
nota de Emily.
—Pensé que ibas a trabajar en tu proyecto de inglés esta noche.
—Cambié de opinión —digo secamente. Realmente no me siento con
ganas de debatir mi vida social, o la falta de ella.
—¿Por qué? —¿Por qué cree? No respondo, no porque no tenga nada que
decir, sino porque no le va a gustar lo que escuche.
—¿Zack? —Su voz se eleva a ese tono maternal. El que es más una
advertencia que una pregunta. Me quedo mirándola, pero no retrocede.
—Ve. Tienes que salir. Tienes que estar alrededor de algunos amigos.
Trabaja en tu proyecto. Siempre te sientes bien alrededor de Keller. Ve.
Molesto por su insistencia, me levanto. Hago un bollo con la nota en mi
mano y lo tiro en el cesto de la esquina de mi habitación. Fallo, pero no me
molesto en recoger los pequeños pedazos amarillos dispersos en el suelo en
mi camino. Cierro la puerta detrás de mí.
Sin destino en mente, conduzco sin rumbo por más de una hora. Son casi
las nueve cuando llego a The Grind, el bar en el que se suponía que tenía que
reunirme con el grupo. El Volkswagen rojo de Allie está estacionado justo
enfrente, con el capó abierto mientras que ella y Keller miran el motor. Me
detengo porque, a pesar de que elijo revolcarme en mi propia autocompasión,
no soy tan idiota como para pasar de un amigo que parece que podría
necesitar una mano.
—Zack —dice Allie cuando me ve acercarme—. Llegas tres horas tarde. —
A diferencia de casi todos los demás, ella me enfrenta en vez de ser delicada
como si yo fuera frágil y me pudiera romper.
Sonrío y niego.
75
¿Qué sucede?
—No arranca.
—¿Qué pasa cuando giras la llave?
—No mucho, hace clic-clic. —Keller se encoge de hombros.
—Hazlo, déjame oír. —Allie va hacia el lado del conductor, entra y trata
de encenderlo.
—Es el arranque. —Años trabajando con mi padre en autos viejos, hacen
que haya aprendido algunas cosas.
—Eso es lo que mi papá dijo.
Asiento.
—¿Te va a venir a buscar?
—Sí. Pero va a venir directamente del trabajo y tiene un auto de
divorciado de dos asientos, así que no puedo llevar a Nikki y Keller a casa.
—¿Nikki? —Miro alrededor.
—Acaba de ir al baño. Aquí viene —señala Allie cuando Nikki sale por la
puerta principal, y nuestros ojos se encuentran.
—Los puedo llevar.
—Eso sería genial.
El padre de Allie se detiene en su Porche de dos asientos mientras Nikki
hace su camino hacia nosotros. Me sonríe y le sonrío.
—¿Ya llamaste a tu tía? —pregunta Keller.
Niega.
—Bien. Zack nos va a llevar.
76
Página
Dieciocho
Nikki
puerta.
Página
trajes de pasarela.
Página
Entrar a la escuela no se hace más fácil con cada día que pasa. Papá dijo
que lo haría y lo mismo lo hizo el líder del grupo de apoyo al que mamá y
papá me hicieron ir cada semana durante todo el verano. Pero están
equivocados. Todos están equivocados.
Sucede de nuevo cuando entro a la clase del Sr. Davis. Me doy cuenta que
la caminata entre el patio y la clase se pierde. Pero cuando entro a inglés,
freno en seco por la visión de Nikki. La única mesa libre en la habitación está
justo detrás de ella. Mira hacia abajo a su cuaderno, no pareciendo nada
afectada por todo el mundo a su alrededor... chicos fanfarroneando, chicas
conversando sobre sus zapatos ridículamente caros.
Tomo una profunda respiración y camino hasta el escritorio. Casi paso
más allá de ella cuando mira hacia arriba y me ve. Reconozco la expresión de
su rostro. No sabe cómo reaccionar ante mi presencia. Es una expresión con
la que estoy demasiado familiarizado en los últimos meses.
Allie o bien no se da cuenta o no tiene en cuenta mi incomodidad.
—Hey Zack. Gracias por llevar a Keller y Nikki a casa anoche. Mi auto
está fuera de servicio por ahora.
—No hay problema —murmuro mientras tomo el asiento detrás de Nikki
y al lado de Allie.
Keller desploma su cuerpo en el asiento en el otro lado de mí.
—El entrenador dijo que mejor aparezcas en la práctica de fútbol hoy si
quieres jugar al partido de apertura. —Intenta sonar como que acaba de
entregar un mensaje, pero también es su propia curiosidad querer saber si me
voy a volver al equipo.
—Sólo he faltado menos de un par de días —le digo de regreso.
Pocos días y todo el verano —me recuerda rápidamente—. Si hubiera
sido cualquier otra persona ni siquiera les hubiese permitido jugar. Pero creo
que está hablando en serio. Será mejor que vengas a practicar hoy.
Nikki levanta la vista de sus notas con un interés en sus ojos para prestar
atención. Nuestros ojos se encuentran y aparta la mirada rápidamente. No
hay ninguna sonrisa en su rostro. Tengo que verla, ser quien la ponga allí.
Intentando no darle importancia y aliviar la tensión en el aire, le
respondo a Keller pero miro Nikki:
—Entonces tengo que volver al equipo. Pobre Nikki, no debería tener que
verte tratar de jugar como mariscal de campo en la apertura. No sería justo
para nuestra nueva compañera de clase.
Nikki se vuelve hacia mí, una sonrisa iluminando su rostro. Y ahí está
otra vez, esa sensación de estar vivo.
Los siguientes cuarenta minutos de inglés vuelan mientras examino a
82
Nikki por atrás. No el tipo de atrás que la mayoría de los chicos quieren
Página
—Está bien, pero voy a ordenar lo más caro en el menú. —Nikki empieza
a correr rápido. La chica corre como el viento, está a una media docena de
pasos por delante de mí, incluso antes de darme cuenta de que hemos
empezado.
Fuerzo una pierna delante de la otra, trato mi mayor esfuerzo para
alcanzarla, pero simplemente no lo tengo después de siete vueltas largas. A
mitad de camino, pienso... ¿por qué incluso estoy tratando? Pierdo y le compro
la cena. Corro la última mitad de la pista, disfrutando la vista de atrás.
Jadeando por correr, Nikki se inclina, con las manos en las caderas.
—¿Ni siquiera trataste de ganar?
—No —respondo sin disculparme y me inclino por mi botella de agua.
Tiro medio en mi boca y el resto encima de mi cabeza sudorosa. El relleno y
el uniforme, mezclados con la inusualmente alta temperatura, me hace sentir
como si acabara de correr dos kilómetros con calefacción.
—Gané la apuesta, incluso si decidiste no tratar de ganar.
—No soy deudor. La cena va por mí.
La tía de Nikki está esperándola al otro lado del estacionamiento, así que
nos despedimos y me dirijo a los vestuarios. La mayor parte del equipo se ha
ido cuando voy a la ducha, excepto Keller, quien me esperó sabiendo que lo
voy a llevar a su casa.
—¿Tú y Nikki? —pregunta mientras me seco.
Sé lo que está preguntando pero hago que lo diga todos modos.
—Yo y Nikki, ¿qué?
—¿Están juntos?
—No. —Mi respuesta es cortante.
—Ella es jodidamente sexy. ¿Has visto su trasero en esos pequeños
pantalones de correr apretados? —pregunta Keller con una sonrisa sucia. Una
que tengo el impulso de golpear inmediatamente.
—Eres un idiota. ¿Lo sabes?
—Sí, y tú también lo sabes. Qué gran cosa. —Se encoge de hombros, ni
con el más mínimo signo de rechazo por ser llamado idiota. De hecho, creo
que lleva el título como una insignia de honor—. Entonces, ¿no importa si le
pregunto para ir al baile?
Mi sangre hierve al instante. Una posesividad que no tengo derecho me
surge.
—Lo que sea. —Golpeo la puerta de mi casillero.
—Genial. —Keller se aleja silbando, disfrutando de que ha conseguido
meterse bajo mi piel.
No digo más de dos palabras en el camino a casa. Me odio por desear ser
86
yo pedirle ir al baile.
Página
Veintiuno
Nikki
profundo, haciéndola parecer como una fantasía. Casi como si fuera una parte
Página
del pantano de Luisiana en lugar del sistema forestal nacional de Texas. Ash
y yo solíamos pasar horas allí nadando en una zona aislada. Egoístamente,
me da tristeza que ella está allí con otra persona, en lugar de conmigo.
Ella se da cuenta de mi sentir, a pesar de que estamos separadas por dos
estados y solo he dicho media docena de palabras. Me hace extrañarla aún
más.
—No te estás perdiendo de mucho. Sean Drexler acaba de destrozar
nuestro lugar favorito para sentarse con su bicicleta sucia. Nuestro pequeño
parche de césped verde bajo el árbol grande es ahora un parche de lodo.
—¿Sean Drexler? ¿El hermano mayor de Nick? ¿Estás abajo en el lago
con Sean?
—No te preocupes, mamá gallina… hay un montón de nosotros, no solo
nosotros dos.
Suspiro.
—Siento como que me estás engañando al ir a nuestro lugar con otras
personas.
—Ummm… hola. Tuve que bajar con seis personas para reemplazar a una
de ti, y todavía no es tan divertido.
Estoy segura de que está mintiendo. Sean y Nick están locos. Sería casi
imposible no tener un buen momento saliendo con ellos. Pero me hace sentir
mejor, sin embargo.
—Entonces, ¿Alguna pista sobre tu hermana? —pregunta Ashley,
convirtiendo nuestra ligera conversación en seria, su voz se sumerge con el
estado de ánimo.
—No —digo desinflada—. He buscado en casi toda la casa. Cada vez que
se va la tía Claire, husmeo más, pero no he encontrado nada, de verdad.
Aunque, encontré un poco acerca de la ley en California en el internet. Ya que
nacimos en California, la adopción fue más probable que se haya hecho aquí.
Y en California, una persona puede encontrar los datos de identificación sobre
sus hermanos biológicos a los dieciocho años.
—¡Eso es genial! No falta mucho entonces.
—Sí, pero ¿Y si ella es, ya sabes… como mi madre?
—¿Loca?
—¡No loca! ¡Bipolar! —reprendo a Ashley por perder la terminología, a
pesar de que sé que ella no quiere hacer daño.
—Lo que sea. Si ella es una cabra loca, entonces tú vas a empacar tus
cosas, regresar a Texas y vivir conmigo.
—Sabes que tu mamá no sería capaz de acogerme de forma permanente.
—¿Quién ha dicho algo de mamá? Vamos a cumplir dieciocho en unas
pocas semanas. Podemos ir a la Isla del Padre, conseguir un lugar barato para
88
vivir y ser camareras o algo así —dice Ashley como que no es la gran cosa.
Página
—Te ves muy bonita. —Bajo las escaleras unos minutos antes de que
Zack deba recogerme. La tía Claire me divisa desde la cocina mientras limpia
los mostradores.
—Gracias.
—¿El chico lindo en tu proyecto de grupo? —Ella sonríe, pescando la
razón de por qué me he arreglado el cabello y maquillado un poco más de lo
usual. Espero que no sea muy obvio para Zack de que puse más esfuerzo esta
noche.
—Algo así —respondo tímidamente. Los chicos ni siquiera eran algo que
mamá y yo hablamos. Entre su enfermedad y su paranoia general sobre las
intenciones de las personas, nunca quise agregar nada a su preocupación.
Parece raro hablar con un adulto sobre chicos.
—Mmm… ¿En cierta forma lindo? No suena tan emocionante. Ahora, un
estridente sí a lindo, yo estaría interesada.
Su sarcasmo rompe la incomodidad que siento discutiendo de chicos con
ella. Menos que un poco. Ella parece tan sincera. Me siento en uno de los
taburetes, al otro lado del mostrador que separa la cocina de la sala de estar.
—Él es lindo. Quiero decir que era una forma de por qué me tomé un poco
de tiempo para vestirme. ¿Es tan obvio? ¿Me excedí? —Mirando hacia abajo,
examino mi vestuario por centésima vez. Me muerdo el labio pensativamente.
—Realmente no importa si lo es, su mandíbula estará colgando abierta
90
Zack está a punto de alcanzar el sendero del jardín cuando abro la puerta
principal. Levanta la vista y veo a sus ojos contemplarme. Lentamente.
Rastrillan sobre mí, cayendo de mis ojos a mis labios brillantes hasta los
hombros expuestos. Tomándose su tiempo, sigue la línea del cuello de mi
vestido veraniego simple y del contorno del cuerpo, prolongándose al llegar a
mis pechos. Estoy suficientemente cubierta, pero estaría mintiendo si dijera
que no era consciente de que el vestido mostraba mis activos también.
Apretado alrededor de mi pecho, reuniéndose cómodamente en la cintura, con
una escasa cantidad de escote. Lo suficiente cubierto para todavía dejar algo
para su imaginación. Y veo su rostro cambiar, como que su imaginación sale
corriendo.
91
Página
Veintidós
Zack
vestido veraniego y expone sus muslos. Su pequeña mano lo atrapa antes que
Página
Duda antes de responder. En su rostro, veo una mirada que conozco muy
Página
bien. Tristeza. Desolación. Lo que sea que haya dicho para ponerla allí,
desearía como el infierno poder retirarlo.
—Mi… familia no se mudó. Me mudé con mi tía Claire, que vive en Long
Beach. Mi mamá murió el invierno pasado y no tengo a nadie más.
Estoy sin palabras con esta chica, esta vez por una razón diferente.
¿Perdió a su madre el invierno pasado cuando perdí a Emily? ¿Es por eso que
parece tan diferente de los demás? ¿Entiende el silencio?
Intento recuperar mi voz, aclaro mi garganta mientras me estiro sobre
la mesa y tomo su mano.
—Lo siento, Nikki. Lo siento tanto, yo…
Quizás incómoda con la crudeza del momento, me sonríe tímidamente,
su voz quebrándose.
—Gracias. No hablo mucho de ello. Aún es difícil. —Se encoge de
hombros, en un intento de aligerarlo, pero no me engaña.
Comienzo a decir que entiendo. Cuanto entiendo lo que ha tenido que
pasar… lo que probablemente está sintiendo. La pérdida que compartimos
puede ser incluso el lazo que nos una. Antes de poder pronunciar una palabra,
el aire entre nosotros se llena con olor a cebolla mientras la mesera baja
nuestras fajitas de carne. Instantáneamente, vuelvo a la realidad, mi cerebro
se hace cargo de mi corazón.
No le digo que entiendo. No le cuento de mi perdida. Sobre Emily. No le
digo que sé cómo se siente que tu vida sea desgarrada. En su lugar, decido
hacerla sentir feliz. Incluso si sólo dura por esta noche.
El resto de nuestra cena es exactamente eso, agradable. Es alegre y llena
de facilidad, juguetona. Es lo que Nikki necesita. Quizás una parte de mí
también lo necesita, porque no me he sentido tan cómodo con otra persona
en un largo tiempo. Me pregunto si alguna vez me sentiré tan cómodo con
otra persona.
Normalmente, estaría incomodo en un restaurante más tiempo del que
toma consumir mi comida, pero nos quedamos dos horas hablando. Le cuento
sobre todas las cosas de la escuela secundaria Long Beach… la pista, futbol,
maestros, clases. Nos reímos y compartimos historias infames sobre Keller, y
Nikki me cuenta sobre su mejor amiga en Texas. Por algún tiempo, somos sólo
dos adolescentes pasando un buen rato, en vez de estar luchando con
nuestros demonios personales.
Mientras dejamos el restaurante y nos dirigimos al auto, egoístamente,
me aseguro que camine delante de mí.
94
Página
Veintitrés
Nikki
de ello, así que sólo pretenden que no ocurrió. Allie trató de hablarme una vez,
Página
pero la dejé fuera y supo que era mejor no intentar nuevamente. No quiero
alejarte a ti. Siento como que tú me entiendes. Me sentí de esa forma aún antes
de que me dijeras acerca de tu mamá.
Recuesto mi cabeza contra su hombro. Unos pocos minutos pasan y el
destello de la luz guía se apaga en la distancia atrapando mi atención otra
vez.
―Siempre he estado atraída por las imágenes de faros ―digo―. Nunca
entendí por qué. ―Como si fuera una señal, destella de nuevo, revelándose a
sí mismo por unos pocos segundos antes de desvanecerse de vuelta dentro de
la oscuridad―. Sólo hay algo solitario con respecto a ellos, pero a la misma
vez atraen a la gente… la guían… quizás hasta salvan a algunos, solo por darles
luz en la oscuridad. ―Zack exhala audiblemente y reposa su cabeza contra la
mía.
Nos quedamos de esa forma, en la oscuridad, en silencio, el único sonido
son las olas chocando contra la orilla debajo de nosotros. Sólo treinta minutos
pasan antes que nos subamos de vuelta al auto, pero se siente como treinta
días. Estamos lo suficientemente cerca ahora, aún en el auto, para que
nuestros cuerpos se toquen, pero esta vez no es energía sexual. Es diferente.
Aceptación y comprensión. Alrededor de Zack, me siento… en casa. Como que
pertenezco. Algo que nunca pensé que sentiría otra vez.
98
Página
Veinticuatro
Zack
mirada salta entre Nikki y yo―. Salvado por la campana, Zack. ¿Entendiste?,
¿entendiste, Zack? ―Keller se tambalea por su propia risa desesperada
mientras abre la puerta para Cory, el último miembro de nuestro grupo.
No estoy seguro si ella lo estaba haciendo a propósito, pero Nikki me
mantuvo distraído la mayoría de la noche. Sentada a mi lado en el sofá
mientras discutíamos acerca de que incluir en nuestro proyecto, su rodilla
desnuda se rozaba contra la mía más de una vez. Cada vez que miraba arriba
hacia ella, sonreía inocentemente.
Son después de las once cuando finalmente terminamos.
―¿Puedes darme un aventón, Zack? ―pregunta Allie, dudando
ligeramente―. Mi auto aún está en el taller.
―Seguro. ¿Cory?
―Estoy bien. Tomé el vehículo de mi hermano. Esperemos que no se haya
despertado. ―Cory sonríe.
Nos despedimos y Keller nos lleva a la puerta.
Abro la puerta del frente al Charger1 cuando Allie y Nikki se miran la una
a la otra. La primera parece tomar una decisión, dándome la silenciosa
bendición.
―Adelante, yo me bajo primero de todas formas ―le dice a Nikki y me
guiña un ojo, ambos sabiendo que no tiene idea que dejar primero a Allie está
en realidad completamente fuera del camino.
―¿No entiendo?
1
Charger: el Dodge Charger es un automóvil estadounidense producido por la división Dodge
de Chrysler.
―Keller iba a pedirte que fueras al baile con él esta noche.
―¿Él iba a hacerlo?
―Sí… ¿no te diste cuenta? Tenía puesta una franela sin manchas y no
olía demasiado mal ―digo.
Ella se ríe. Luego caemos en un silencio incómodo. Me volteo, halando mi
rodilla hacia arriba en el asiento para enfrentarla. Hay justo la suficiente luz
de luna para ver su rostro.
―Escucha. No quería que Keller te pidiera ir al baile, porque quería ser
yo el que fuera contigo.
―Está bien… ―Se desvanece, esperando que yo explique.
―Pero no quiero ir al baile.
―¿Pero no quieres que vaya con Keller tampoco?
―No, definitivamente no quiero que vayas con nadie más. ―Paso los
dedos por mi cabello, ciertamente estoy siendo torpe con esto. Entonces un
pensamiento pasa por mí. Pero tiene más sentido en mi cabeza que cuando lo
digo en voz alta―. Nikki, ¿no irías al baile conmigo?
Se ríe.
―¿Y qué conlleva exactamente el no ir al baile?
―No lo sé. Iremos a algún lado. Solo no al baile.
Se ríe y niega con su cabeza.
―Seguro. Me encantaría no ir al baile contigo, Zack.
―Perfecto. ―Por la esquina de mi ojo, atrapo persianas moviéndose en
la ventana del frente de la casa. Nikki se voltea, siguiendo mi línea de vista.
Las persianas se mueven nuevamente―. Creo que estamos siendo observados.
―Asiento hacia la casa.
Niki suspira.
―Oh por Dios, lo somos totalmente. No puedo creer que mi tía Claire sea
una fisgona.
Sonrío.
―Ella probablemente solo está preocupada por ti.
―Supongo.
―Pero se comporta completamente como la tía bloqueadora del beso en
el cual he estado pensando por horas.
Nikki se da vuelta hacia mí.
―¿Has estado pensado por horas en besarme?
Mierda. No era mi intención delatar tanto.
―Desde que intencionalmente rozaste tu pierna contra la mía ―digo.
102
sentimiento fuese mutuo. Ashley cree que estoy sobre analizándola, que la tía
Página
Claire está sólo preocupada porque salga con cualquier chico. Después de
todo, esto también es nuevo para ella. Es sólo que parecía emocionada cuando
le dije que alguien me invitó a salir, pero se desinfló tan rápido cuando
mencioné que era Zack. Al principio, pensé que tal vez lo conocía, que sabía lo
que había pasado, pero cuando le pregunté, me dijo que nunca lo había
conocido antes. Sin embargo, he tenido la extraña sensación que su
preocupación es más acerca de quién es mi cita, en lugar de sobre mí teniendo
una cita en absoluto.
—¿Qué van a hacer ustedes dos acerca de su cita no-en-el-baile? —tía
Claire pregunta, dejando a un lado mis cajas para sentarse en el borde de mi
cama. No se ha preguntado por qué no he desempacado todavía, me pregunto
si ella lo entiende.
—No sé. —Me encojo de hombros—. Realmente no hemos hablado de ello.
Ir a comer algo, supongo. Tal vez ir a la playa.
La boca de la tía Claire se abre, luego se cierra. Entonces se abre.
—Oh —es todo lo que dice. Aunque estoy segura de que quiere agregar
algo.
—¿Está todo bien? —pregunto.
Fuerza una sonrisa
—Estoy nerviosa de que vayas a una cita.
—Tengo casi dieciocho años.
—Lo sé, lo sé. No es que no crea que seas lo suficientemente mayor. Es
sólo que... —su voz se apaga y hace una pausa por un momento—. No estoy
segura de qué consejo darte.
—No te preocupes, Ash ya me dio un consejo —le tomo el pelo, tratando
de hacerla sentir mejor.
—¿Quiero saber qué consejo te dio? —La tía Claire ha conocido a Ashley
y sabe que está un poco en el lado loco.
—Me dijo que no entre en un auto con alguien que bebe, y que ordene la
cosa más cara en el menú. —Y siempre usar un condón, pero dejo esa parte
fuera.
Ella sonríe, y esta vez es genuina.
—Eso es realmente un buen consejo.
—Ash no me aconsejaría mal —le digo en broma, chocando hombros con
ella.
—Estoy haciendo doble turno en el hospital, así que no estaré en casa
hasta mañana por la mañana. Pero eso no cambia el toque de queda.
—Lo sé.
—Está bien. —Se pone de pie—. Diviértete. —Camina hacia la puerta y
mira hacia atrás antes de salir—. Pero no demasiada diversión.
105
Página
Me doy cuenta de que puedo haberme preparado un poco demasiado
pronto. Casi una hora completa antes de que Zack se supone que me recoja y
mis nervios ya están recibiendo lo mejor de mí. La fábrica de hielo en el
congelador hace un ruido metálico en voz alta, ya que las gotas recién echan
hielo en el cubo, y me asusta demasiado. En realidad salto por el sonido, a
pesar de que lo he escuchado decenas de veces desde que estoy aquí.
Con demasiado tiempo en mis manos, repienso mi atuendo. Pasé a través
de una docena de trajes, todo, desde pantalones cortos y una camiseta sin
mangas a un bonito, aunque un poco demasiado elegante, vestido de verano.
Finalmente me decido por una sencilla falda negra que es corta, pero no
demasiado corta, y tiene un agradable y coqueto vuelo. Lo combino con una
camiseta rosa pálido lisa con unas femeninas mangas casquillo y sandalias...
parte de la fiesta de compras Americana a la que la tía Claire y yo fuimos en
cuanto me mudé. Revisando mi reflejo en el espejo, me encuentro con una
chica de California mirando hacia mí, en lugar de una tejana.
Aunque tenía tiempo que perder, estoy apenas terminado de cepillarme
los dientes cuando el auto de Zack se detiene al frente. El estruendo de su
Charger clásico lleva inmediatamente a revolotear las mariposas que se
habían asentado en la última hora. Mi corazón tartamudea a un millón de
kilómetros por minuto al alcanzar el pomo de la puerta, tanto es así que tengo
que forzar una profunda respiración para detener el hecho de que quiero
desmayarme. Recordando como mamá siempre se calmaba cuando estaba
nerviosa o en pánico, cierro los ojos y cuento en silencio. Diez, nueve, ocho,
siete, seis..., en el uno finalmente abro la puerta.
Al minuto en que mis ojos se posan sobre él, las mariposas suaves en mi
estómago se convierten en un enjambre de abejas violentas. Por un segundo,
realmente creo que podría vomitar. Zack mira de reojo.
—Oye. ¿Estás bien? —Da un paso hacia mí, con el rostro lleno de
preocupación. La proximidad sólo hace que mi pánico momentáneo sea peor.
Asiento.
—¿Segura? Te ves algo pálida. —La esquina de su boca gira—. Incluso
para ti.
—Sí —suelto en mi aturdimiento—. Creo que el calor recién me alcanzó
hoy —miento.
Zack sonríe, una sonrisa segura y arrogante.
—Me lo dicen mucho. El ambiente se vuelve más cálido cuando entro.
Pongo los ojos.
106
La media hora en auto a donde sea que vamos sólo podría ser lo más
divertido que he hecho desde que Ashley y yo estuvimos en el lago la última
vez. No es de extrañar, Zack puede llevar el ritmo; su canto es muy, muy bueno,
especialmente comparado con el mío. Seguimos en la carretera y conduce
unas pocas cuadras, ralentizando a medida que entramos en un camino a un
parque.
—¿Vamos al parque?
—Algo así.
Algunos minutos más de conducción en un parque muy arbolado,
108
en un charco.
»Todo en lo que puedo pensar es en tus labios. La forma en que se
mueven, la forma en que cada sílaba toma una forma diferente y, a veces veo
un indicio de tu lengua y me vuelve loco. Quiero sentir tus labios contra los
míos tanto que duele.
Cerrando la distancia entre nosotros, Zack utiliza su cuerpo para guiar
al mío contra el auto. Siento cada parte de su cuerpo duro presionado
firmemente al mío. Cada parte. Su mano en mi mejilla cae a mi cuello y su
pulgar roza mi clavícula. Mi piel se desata en piel de gallina cuando su
apacible asimiento aprieta más. Una sonrisa diabólica se burla en sus labios;
le gusta la reacción de su toque en mí. Su fuerte mano se envuelve alrededor
de mi cuello y aprieta suavemente, forzando mi cabeza hacia arriba para
encontrarme con su mirada.
Del mismo modo que su cabeza comienza a caer hacia abajo, sus labios
separándose para encontrarse con los míos, un auto se detiene junto a
nosotros. Justo al lado de nosotros, en un estacionamiento lleno de espacios
vacíos. Una voz de hombre me golpea de nuevo a la realidad.
—El parque cierra al caer la noche —el guardabosques dice
enfáticamente.
Zack gime antes de que dé un paso atrás y se da la vuelta, dando al oficial
su atención.
—Sí, señor. Yo sólo iba a enseñarle a mi novia el faro. Es de Texas y nunca
ha visto uno de cerca.
El guardabosque ve entre mí y Zack, mirándonos con desconfianza,
luego asiente.
—Bueno. Ustedes dos tengan una buena noche entonces. Sólo importa el
tiempo de cierre, hijo.
Zack asiente y el guardabosque se aleja. Todo el cambio es de menos de
un minuto, pero mata efectivamente el momento. Su expresión era una mezcla
entre desinflado y divertido, Zack gruñe y toma mi mano.
—Guardabosque corta rollos —murmura mientras me conduce hacia el
faro. Para los próximos minutos, divaga sobre la historia del faro y algo sobre
los buques que utilizan para atracar en la zona, pero mi cerebro todavía está
atascado en dos simples palabras que él dijo. Mi novia.
océano. Con sólo el profundo mar azul brillante como telón de fondo, mientras
Página
el sol se pone, parece como si el fin del Pacífico está tragando el orbe brillante.
Miramos en silencio, ya que desaparece ante nuestros ojos. Las olas
rompiendo el embarcadero de la roca debajo de nosotros deja una niebla de
agua salada en el aire.
—Creo que mejor nos vamos. El guardabosques probablemente va a
volver para comprobarnos y es casi de noche —le digo, odiando incluso sacar
el tema cuando nos sentamos en la terraza exterior en la parte superior del
faro. Nuestros hombros presionados uno contra el otro mientras vemos la
puesta de sol me mantiene caliente, a pesar de que el aire se ha enfriado con
la desaparición del sol.
Sin decir una palabra, Zack se levanta, ofreciéndome su mano. Mi
espalda contra la pared del faro, coloca una mano en cada lado de mi cabeza,
me enjaula. Sus ojos brillaban en lo poco que queda de la luz del día, sonríe
ampliamente mientras sacude la cabeza lentamente.
—¿No? —le susurro, su cercanía nublando mi cerebro y haciendo que
me olvide de lo que estoy incluso respondiendo.
Sacude la cabeza de nuevo. Inclinándose lentamente, me susurra al oído:
—De ninguna manera me voy a ninguna parte hasta que te bese. Y aquí
arriba, estoy pensando que hay mucho menos posibilidades de ser
interrumpidos de nuevo. —Dios, el sonido de su voz ronca, su cálido aliento en
mi piel sensible, y el pensamiento de sus labios finalmente tocando los míos;
es casi demasiado.
Aparta su cabeza, sus ojos encontrándose con los míos, y me encuentro
con la necesidad que siento por todo mi cuerpo reflejado de nuevo en mí. Mi
respiración se vuelve superficial y más junta, y los músculos de los muslos se
tensan cuando veo sus ojos caen a mis labios y luego levanto para
encontrarse con mi mirada de nuevo. Y luego muy lentamente, se inclina y
me besa. Al principio es suave, casi vacilante. Pero eso no dura mucho. Me
inclino hacia él, mis pezones se empujan hacia arriba contra su duro pecho y
un sonido que sólo se puede describir como un gruñido viene de muy dentro
de él.
Nuestro beso se profundiza, convirtiéndose en más hambriento, más
contundente. Envuelve su mano alrededor de mi cuello, guiando mi cabeza a
la posición que quiere. Me aferro a él, mis manos agarrando su camisa, con
ganas de más, necesitándolo más que queriéndolo. Parece que tenemos un
ritmo juntos, nuestras lenguas bailando con familiaridad a pesar de que
recién se conocen.
El anochecer ha caído en el momento en que ambos nos separamos, sin
aliento. Tomo una respiración profunda, tratando de recuperar mi ingenio,
111
pero no sirve de nada. Los ojos de Zack arden mientras corre sus nudillos a lo
Página
retira. Me lo pasé muy bien esta noche está garabateado en el pedazo de papel.
La sonrisa está todavía en mi cara cuando me duermo una hora más tarde.
Me despierto cuando la tía Claire golpea suavemente mi puerta. Cuando
no contesto, abre la puerta ligeramente para comprobar si estoy dentro.
Mientras escucho la puerta abierta noto la nota de Zack mitad en mi
almohada y mitad pegada a mi mejilla con baba del sueño. Qué atractivo.
Rápidamente doblo la nota y la pongo bajo mi almohada mientras veo
cómo los ojos de la tía Claire se asoman por la puerta.
—Quería ver cómo estás. Acabo de llegar a casa.
Obviamente está preocupada sobre lo lejos que llegó mi cita anoche.
—¿Cómo estuvo tu cita con Zack? —pregunta mientras desliza la cabeza
un poco más lejos. Me siento mal al hacerle rogar por información, así que me
siento y le doy la bienvenida a mi espacio. Realmente ha sido genial dándome
privacidad y un hermoso dormitorio. Ni siquiera se ha quejado de mis cajas.
Nunca he tenido nada tan especial y privado en mi vida y me preocupa que
no lo haya agradecido lo suficiente.
—Entra. No tienes que esperar en el pasillo —le digo con una sonrisa.
Aún en su bata blanca de hospital, la tía Claire se sienta en mi cama.
Nunca tuvo hijos propios y todavía está tratando de averiguar su papel en
nuestra nueva relación.
—Entonces, ¿tuviste una cita agradable de-no-ir-al-baile?
Sé que estoy radiante, el rubor de mis mejillas diciendo más que mis
palabras.
—Fue realmente genial. —Me detengo sin decir nada más, recordando de
pronto estar sentada en el regazo de Zack en su Charger más allá de la
medianoche. Ella es una tía muy genial, pero no estoy muy segura de que eso
sería genial para ella.
—¿Genial? Bueno, eso es genial, supongo.
Tengo la sensación de la decepción que mi respuesta limitada evoca,
pero también creo que veo una cierta preocupación en su voz. Quiero
asegurarle que todo está bien. Más que bien de hecho.
—Fue una gran cita, tía Claire —le digo cómo Zack me sorprendió
llevándome a un faro porque yo había mencionado que nunca había visto
uno de cerca antes. Suena bastante inofensivo, ¿verdad? Gracias a Dios que
no sabe que, hace unos minutos, estaba soñando con la sensación del cuerpo
113
faro.
Sintiendo que le debería dar un poco más, pero aún no lista para revelar
el cambio en mi relación con Zack, le conté mi idea.
—Zack corre también —le digo—. Es realmente muy rápido. Estaba
pensando en correr por su casa para recogerlo para correr esta mañana. —
No le dije que era en realidad la idea de Ash durante nuestra llamada
telefónica de la 1 a.m. donde pidió detales sobre cuán lejos fui con Zack en el
Charger.
La preocupación arruga su cara. ¿Acaso piensa que es una mala idea?
¿Está preocupada de que me estoy moviendo demasiado rápido?
—Es un día caluroso, Nikki. No estoy segura de que una carrera en este
tipo de calor sea seguro.
—¡El calor aquí es mucho más soportable que en Texas! —Estoy fuera de
la cama y tomando shorts limpios de una de mis cajas—. No puedes imaginar
la diferencia. He corrido millas en clima más caliente que este. Mi cuerpo está
acostumbrado a ello.
Hago una pausa, y luego añado:
—Creo que la enfermería te mantiene en un estado de preocupación
perpetua, tía Claire. Supongo que es un riesgo del trabajo —sonrío tratando
de aligerar el ambiente repentinamente serio.
La Tía Claire, todavía sostiene una mirada de miedo y preocupación, sólo
dice:
—Ve despacio, Nikki.
114
Página
Veintiséis
Zack
mí―. ¿Dormiste bien anoche? ―Nikki arquea una ceja e intenta ocultar su
Página
sonrisa―. ¿Estás seguro que estás bien para una venganza? No quiero que
tengas ninguna excusa cuando te supere nuevamente.
Después de las horas en el auto anoche, ella sabe que no dormí bien. Miro
para ver si mamá ha notado su coqueteo. Es un lado de Nikki del cual solo he
dado un vistazo antes, pero me gusta. Mucho. Me hace algo cuando es
atrevida, empujando a través de sus límites a pesar de que la asusta.
Mamá no atrapa el significado de nuestros intercambios ya que ella no
sabe de nuestra cita anoche. Estoy segura de que asumió que estuve afuera
con Keller —él es la única persona con la cual he salido a algún lugar desde
Emily. Pero mamá está obviamente complacida con la manera de corazón
ligero y felicidad porque ella sonríe de oreja a oreja.
―¿Una revancha? ¿Estás segura de que saber lo que estas pidiendo? —
Atrapo su ojo y sus mejillas inmediatamente se tornan un rosado brillante.
Amo que pueda hacerle eso a ella con solo contacto visual y algunas palabras
con significado oculto.
―Estoy segura. ¿A menos que estés asustado de ir en mi contra otra vez?
―Me cambiaré a ropas para correr ―digo. Subo las escaleras de dos en
dos para cambiarme a unos pantalones cortos y zapatos de correr.
La sonrisa de Nikki flota hacia arriba por las escaleras mientras me
cambio. Mamá la sigue. Demonios, es un buen sonido.
Cuando regreso abajo mamá está tarareando una canción de Billy Joel
suavemente tocando en la radio satelital de la cocina y ella está haciendo
puré unos vegetales en su exprimidor.
―Ella está estirándose en el porche delantero. Me gusta, Zack. ―El rostro
de mamá está lleno de esperanza.
―A mí también, mamá. A mí también.
Una lágrima llena el ojo de mamá.
―Aw, no mamá… solo no lo hagas. Los chicos no hacen la cosa de
lágrimas de felicidad. Por favor.
Ella asiente y me despide con una risa.
―Eres imposible. Ve a correr. Diviértete. Mereces divertirte. De verdad lo
mereces, cariño.
―Espero que no te hayas desgarrado nada estirándote. ―Con los
audífonos puestos, Nikki no me oye salir. Esta sorprendida por mi apariencia,
sus pensamientos obviamente lejos en otro lugar. Espero que este atascada
en el mismo lugar que yo lo he estado por las ultimas nueves horas.
―¿Zack, quién es ese hombre? ―Ella está contemplando al otro lado de
116
Dudo.
―Es el Sr. Bennett… el padre de Emily. Él pasa mucho tiempo haciendo
jardinería desde que Emily…
La mano de Nikki se extiende para tocar mi brazo.
―Lo siento. No sabía. No quise hacerte sentir incómodo. Él solo se ve tan
familiar para mí.
Miro en dirección al Sr. Bennett, donde los ojos de Nikki están fijados.
Una voz masculina llama desde la casa.
―Papá, teléfono para ti. Es el hospital. Creo que necesitas tomarla. ―El
Sr. Bennett coloca abajo su pala y se quita los guantes de las manos antes de
dirigirse de vuelta a la casa.
Nikki se voltea hacia mí.
―¿Está alguien en el hospital?
―No. El Sr. Bennett trabaja en el hospital Long Beach University. Es un
psiquiatra.
―¿En serio? Allí es donde trabaja tía Claire. Me pregunto si se conocen
el uno al otro. ¿Es un lugar grande?
―El más grande en Long Beach. ―Me encojo de hombros.
―El chico llamándolo papá… ¿Emily tiene un hermano? ¿Él va a nuestra
escuela?
Aclaro mi garganta para aliviar el nudo que está atrapado allí. Supongo
que es normal que Nikki sea curiosa, pero la conversación me pone incomodo
no obstante.
―Sí, Brent. Él viene a casa a visitar cada pocas semanas ahora. Nunca
hacia eso antes. Es mayor que nosotros —creo que él ya tenía quince o
dieciséis cuando Emily nació. Los Bennettsya estaban en sus cuarentas
cuando Emily vino. No lo conozco muy bien. Vive en Nueva York. Un escritor,
creo.
Antes de que ella pueda hacer otra pregunta, empiezo a bajar por la
entrada.
―Te daré una ventaja. Vamos.
―¿Una ventaja? ―dice ella, insultada por la noción―. No necesito una
ventaja. Soy más rápida de lo que crees, Zack. No me subestimes. ―Pasa
disparada a mi lado, corriendo por la calle.
―Nunca te subestimaría, Nikki ―grito a medida que la paso como brisa
a su lado con una sonrisa.
Cerca de dos millas después, con Nikki no muy lejos detrás de mí, dirijo
117
nuestra corrida hacia el parque Dover. Mamá solía llevarme por caminatas
Página
largas en mi cochecito aquí. Aún me hace sentir como un niño, correr a través
de los senderos.
Cuando llegamos al centro del camino, ralentizo y me dirijo al área de
los bancos junto a los jardines de flores. Hay una fuente de agua entre los
bancos y Nikki me alcanza justo cuando estoy salpicando agua en mi rostro.
―Solo te detuviste porque sabias que iba a pasarte. Admítelo ―Nikki se
burla, sin aliento por nuestra pequeña carrera.
―Estas respirando un poco pesadamente. Eso siempre pasa cuando las
mujeres corren detrás de mí ―bromeo.
Ella termina su bebida de la fuente y se voltea hacia mí con una ceja
levantada.
―Me parece recordar que eres tú al que le gusta la vista cuando estoy al
frente.
Bueno, ella no está equivocada en eso. La vista es malditamente
espectacular. ¿Por qué no me retrasé y la dejé pasarme? Mi competitividad
me acaba de costar diez minutos de vista al cielo.
―Tía Claire me pidió ir a un desayuno tardío con algunas amigas suyas
de la universidad. ―Nikki mira alrededor mientras nos sentamos en un banco
bajo un roble largo, con sombra de soporte―. Se preocupa de que no pase
suficiente tiempo conmigo por sus largas horas en el hospital.
―Es lindo que se preocupe tanto. No puedo imaginar lo duro que es
perder a una madre, pero al menos tenías una tía con la cual eras cercana y
no estabas sola.
Nikki mira a lo lejos en la distancia.
―Para ser honesta, ni siquiera sabía que tenía una tía hasta que mamá
murió. Ellas no se hablaban. Mi mamá… tenía buena intención, pero ella
guardaba muchos secretos. Siempre pensó que estaba protegiéndome. Estaba
muy enferma. ―Sombras del pasado nublan su cara.
Pero hoy solo quiero luz del sol.
―No cualquiera se recuperaría tan rápido. Eres fuerte ―digo,
ligeramente chocando su hombro con el mío y resistiendo la urgencia de
agregar mis propias confesiones. Salto a mis pies―. Pero no eres lo
suficientemente fuerte para ganarme. El primero en estar de vuelta a mi casa
tiene que hacerle un batido de frutas al perdedor.
Paso corriendo disparado ante Nikki, pero empujo mi competitividad a
un lado después de un minuto a favor de la excelente vista durante todo el
camino a casa.
118
Página
Nikki se ríe.
Página
2
Abercrombie es una compañía de moda estadounidense muy reconocida a nivel mundial.
Cinco minutos después encuentro a Nikki en mi alcoba con esa camiseta
vieja mía puesta. Es tan ajustada como esperaba, una medida perfecta para
mi gusto.
—Tomé prestado tu cepillo también. Trate de hacer algo con mi desastre
de cabello. ―Ella pasa sus dedos por su ahora suelto y brillante cabello.
―Es hermoso ―digo mientras alcanzo su espacio y rápidamente lo
invado.
Ella esta recostada contra la silla de mi escritorio y a solo pies de mi
cama. La alama de problemas está sonando a todo volumen en mi cabeza.
Pero la necesidad de tocarla otra vez, sentir su cuerpo contra el mío como
estaba anoche, supera a mi preocupación acerca de a dónde podría guiar las
cosas. Mi pulgar roza sus labios abiertos y mi cuerpo responde
instantáneamente cuando ella deja salir un suspiro bajo con una aguda
inhalación de aliento. Que se joda —la preocupación acerca de adónde
podrían ir las cosas rápidamente se vuelve en esperanza de que lo hagan.
Justo cuando me inclino cerca, Nikki evade mi beso y se vuelve al escritorio.
Nerviosamente, apuntando a aligerar el momento, ella levanta algo,
colgándolo de su dedo con una sonrisa descarada.
―¿No estamos un poco mayores para una máscara de Batman, Zack?
Sus manos están en la máscara que Emily me dio en mi cumpleaños
número doce, nuestra pequeña broma privada. La vida se drena de mi cuerpo
mientras la arranco de sus manos.
Doy dos pasos hacia atrás. Dos pasos lejos de ella físicamente, pero
millas de distancia se extienden entre nosotros repentinamente.
―Probablemente deberías irte ―digo, caminando a la puerta de mi
alcoba. La mirada en el rostro de Nikki me causa dolor físico. Está confundida.
Herida. Probablemente hasta un poco avergonzada. Egoístamente, me
revuelvo en la sensación de mi propio dolor a medida que pasa sobre mí,
ignorando la tristeza grabada en su cara mientras la escolto a la puerta del
frente.
121
Página
Veintisiete
Nikki
alrededor.
Página
perdí un mensaje de texto. No hay nada de Zack. Allie quiere ir a ver una
película. Ella se ha convertido en una buena amiga, pero no estoy de humor.
Le envío un mensaje de texto diciéndole que no me siento bien. Pero todo lo
que realmente quiero es hablar con Ashley.
Marco el número de Ashley, rezando en silencio por que su madre haya
pagado la factura. Ella responde al segundo repique y ruedo sobre mi lado
para ponerme en posición fetal, dispuesta a derramar hasta mis entrañas.
—Oye —le digo—. ¿Estás ocupada?
—En lo absoluto. Se supone que esté cuidando a los cuatro engendros de
mi madre, pero están dando una repetición de Jackass, por lo que el televisor
está de niñera.
—¿Incluso para el niño de seis años?
—Es Jackass, todas las edades lo aman.
Me río.
—No estaba preocupada porque no le encantara. Sólo me preguntaba si
un niño de seis años debería estar viéndolo.
—Les habría leído —dice a la defensiva—. Pero no tengo ningún libro
ahora que te has ido. —Escucho el chirrido de la puerta principal con bisagras
oxidadas abrirse y luego cerrarse de golpe. Ha salido afuera a hablar.
—¿Cómo estás?
—He estado mejor. —Suspiro, rodando sobre mi espalda.
—¿Qué pasó? ¿El culo de quién tengo que patear?
Me siento patética, triste y muy confundida.
—No sé. —Una lágrima rueda lentamente por mi cara—. No tengo ni
idea.
—Comienza desde el principio —dice Ashley. Y lo hago. Le hablo del faro,
el beso y lo genial que fue. Lo atento que Zack parecía y todo el tiempo que
pasamos llenando de vapor las ventanillas del auto. Aún mientras lo digo, el
día entero no tiene sentido. Supongo que pensé que hablar de las últimas
semanas en voz alta traería algo de entendimiento. Donde todo haría clic
finalmente y tendría sentido. Pero sólo me confundo más.
—Entonces, básicamente se inclinó para besarte y luego te echó.
—Básicamente. —Suena ridículo decirlo, pero en verdad fue como vi
suceder las cosas.
—Quizás está loco como tu mamá.
—Bipolar —corrijo por millonésima vez.
—Lo que sea. Suena como si lo estuviera. Quizás eres portadora y se lo
pasaste cuando lo besaste. —Está bromeando, intentado hacerme sentir
124
mejor.
—Oh, y no te dije la parte más rara —digo.
Página
—¿Quieres decir que hay una parte más rara que él manoseándote y
luego mostrándote la puerta?
—La parte rara no es sobre Zack. Es sobre la mujer.
—¿Qué mujer?
—La que estaba mirándome el primer día de escuela. ¿Recuerdas? Te
conté sobre ella. Como que me asustó por un minuto. Pero luego sólo
desapareció.
—Está bien.
—Me agarró cuando estaba dejando la casa de Zack y comenzó a
interrogarme.
—¿Interrogarte sobre qué?
—Por qué estaba en la casa de Zack, supongo.
—¿Qué dijo?
—Me preguntó mi nombre y qué estaba haciendo allí. —Imagino el rostro
de la mujer mientras hablo. Ella estaba enojada.
—¿Quién es?
—No tengo idea. Pero ella y Zack definitivamente no me querían ahí.
—Desearía estar aquí contigo. Patearía el trasero de Zack por ti.
—¿Solo el trasero de Zack? ¿Qué hay del de la mujer?
—Patearía su trasero usando el cuerpo sin vida de Zack como ariete.
Sonrío, porque ella en verdad lo haría.
Hablamos un poco más y me siento un poco mejor cuando cuelgo. Al
menos comienzo a sentir que no fue algo que hice.
3
Solitario: es un juego de naipes o cartas, muy popular en todo el mundo. Precisamente, el
nombre se refiere al hecho de que sólo hay un jugador en competencia.
“Ropa de Invierno talla 6”. En la esquina detrás de un montón de otras cajas
encuentro una con la etiqueta, “Fotos de la infancia y papales”.
A diferencia de las otras cajas, esta no está cerrada. Luce como si la tía
Claire hubiera estado revisando esta caja recientemente. Quizás cuando se
enteró de que mamá murió, vino y miró los viejos recuerdos. Incluso aunque
me siento cada vez más culpable por violar la confianza de la tía Claire con
cada sesión de espionaje, decido mirar dentro. Nunca puso ninguna
restricción sobre dónde iba en la casa o lo que tocaba. Nunca dijo que no podía
mirar algo. Sigo intentado convencerme de que no estoy haciendo algo malo,
pero lo sé mejor.
La caja está llena de papeles sueltos y fotos. No está limpia y organizada
como el resto de la vida de la tía Claire. Hay docenas de fotografías escolares
de ella. Mamá y ella se parecían mucho cuando eran jóvenes.
Encuentro pilas de viejos informes, un montón de As, asistencia perfecta
y brillantes elogios de los profesores. Me pregunto qué dirían de mamá. No
puedo imaginar que tuvieran los mismos comentarios. Mamá era
definitivamente más rebelde que tía Claire, eso es algo que sé.
Al final de la caja encuentro un gran sobre marrón con la etiqueta
“Registros de Hospital”. Quizás es sobre el esposo de tía Claire. No habla
mucho de él, pero me dijo que tenía cáncer y estaba muy enfermo. Sé que
estuvo en el hospital mucho tiempo antes de morir.
Abro el sobre, encontrando páginas amarillas. El esposo de tía Claire
murió hace cinco años. Mientras ojeo los papeles, se forma un nudo en mi
estómago al encontrar un juego de huellas dactilares de bebé. Del tipo que los
hospitales les dan a las madres cuando nacen sus bebes. Está etiquetado como
“Bebé A”.
No sé si las huellas son mías o de mi hermana. Trazo el contorno de los
piecitos con mi dedo. Los pies son los de una muñeca, no parecen lo
suficientemente grandes como para pertenecer a un bebé de verdad. No había
pensado en si nacimos a término o no. Las huellas en miniatura me hacen
pensar que debimos haber nacido prematuras.
Detrás de las huellas hay un documento titulado “Nota de alta”. Lo leo
lentamente, aprendiendo más de lo que creí que cualquier caja revelaría.
La Bebé A estaba muy enferma. Estuvo dos meses en el hospital antes
que se le permitiera ir a casa. La nota habla sobre crujías, procedimientos y
cosas que en verdad no entiendo. Considero pedirle a Allie que le pregunte a
su padre sobre los procedimientos, ya que él es obstetra. Pero no le he dicho
126
nada a Allie sobre mi familia y no estoy segura de querer dejar que alguien
Página
Son las seis de la tarde del sábado y me estoy alistando para ir a una
fiesta a la que de verdad no quiero ir. Además del hecho de que estoy de un
humor, que la tía Claire apoda como melancólico, hay una buena oportunidad
de que Zack esté ya que Keller es uno de sus mejores amigos.
Ignoro el timbre cuando suena, porque es demasiado temprano para que
sea Allie. Pero unos minutos después tía Claire toca en la puerta y deja entrar
a Allie en mi habitación.
―Oye. Lo siento, pensé que vendrías a las siete.
―Sí, pero pensé en venir temprano. ―Se desploma en mi cama y mira
alrededor del lugar. Sus cejas se fruncen a todas mis cajas empacadas,
limpiamente organizadas, sin embargo no hace ninguna pregunta.
―Bueno, puedo estar lista rápido. No me tomo tanto tiempo.
―Sin apuros. Pensé que quizás querrías hablar.
La miré inquisitivamente y levanta sus cejas en respuesta. Ambas
sabemos de lo que está hablando. Ha sido el elefante de diez toneladas en la
habitación por las últimas dos semanas. Allie es una chica inteligente.
Observadora. Sin duda me vio contemplar la espalda de Zack durante la clase
de inglés, lágrimas amenazando mis ojos casi diariamente.
―¿Es así de obvio? ―suspiro, sintiéndome aliviada de hablar al respecto
con alguien más que Ashley. No me malinterpretes, Ash es genial, pero ella no
conoce a Zack, así que en realidad no puedo obtener su perspectiva en la
cosas. Aparte de querer golpear a Zack por escuchar solo un lado de la
129
historia.
Página
―¿Qué ustedes dos son miserables? Sí, eso es bastante obvio. ―Sonríe.
―Creo que estas confundiendo indiferencia con miseria por parte de
Zack.
―Nop, estoy bastante segura de que es miserable.
―¿Por qué sería miserable? Él fue quien dejó de hablarme.
―No lo sé, Nikki. Pero veo la manera en la que te mira. Está loco por ti.
―Bueno, tiene una forma cómica de demostrarlo.
―Lo sé, desearía saber que está pasando por esa cabeza suya. Pero sé
que se preocupa por ti. Creo que solo está luchando para aceptar la muerte de
Emily.
―Mi mamá también murió alrededor del tiempo que lo hizo Emily. Yo
también lucho. Algunos días son mejores que otros. Pero no me la desquito
con las personas que me importan.
―Mi papá es obstetra en el hospital donde trabaja el papá de Emily. Le
pregunté cómo estaba el papá de ella después del accidente y dijo que no
hablaba al respecto en lo absoluto. Las personas manejan las cosas de
diferentes maneras.
―Supongo. ―Terminé de trenzar mi cabello a un lado y colocarme un
poco de rímel.
―Vayamos a divertirnos ―dice Allie―. Olvídate de Zack. Me gusta... de
verdad. Pero es su pérdida.
una mesa en el porche discutiendo acerca de un juego con vasos y una pelota.
Página
4
Quarterback: Jugador de ataque en el fútbol americano.
Un chico se levanta y extiende una gran pecera en nuestra dirección
llena con llaves. Allie niega.
―¿Estás dentro? ―me pregunta.
―Oh, no estoy conduciendo ―digo, asumiendo que está recolectando las
llaves de los conductores para custodiar que no beban y después conduzcan
peligrosamente.
El recolector de las llaves me sonríe. Es lindo, en una forma como un oso
inmenso. Se inclina hacia abajo, una sonrisa irónica en su rostro, y susurra
en mi oreja:
—En una fiesta de llaves. Pones tu llave dentro para decidir con quién te
engancharás más tarde.
¡OH!
―No gracias. ―Siento el rubor extenderse por mis mejillas.
―Qué mal. Me encantaría sacar tu llave. ―Me guiña y se aleja.
―Vamos ―Allie grita sobre la música y agarra mi mano, guiándome
lejos. Miro hacia atrás y encuentro al chico de las llaves observándome y
sonriendo.
Adentro, la música es aún más alta. Siento el bajo golpeando en el hueco
de mi pecho y mi corazón se acelera para latir con el ritmo. Hay muchas
personas por todos lados, algunas que reconozco, otras se ven un par de años
mayor. Personas se mecen con la música, unas pocas parejas ya están
esparcidas alrededor del lugar en esquinas besándose y tocándose.
Hay un juego de cartas en la cocina y pienso que tal vez podría ser strip
poker5 ya que dos chicos están sin camisa y una chica está viéndose
preocupada y quitándose sus medias.
―¿Qué quieres beber? ―Allie grita sobre la música mientras pasamos a
través de la multitud hacia un bar improvisado en la mesa del comedor.
Sonrío cuando veo la botella verde que me recuerda a una de las pocas veces
en las que me embriagué en Texas con Ashley.
―Nada para mí. Gracias.
―¿Estás segura? ―Sabía que Allie planeaba beber, ya habíamos
hablado de volver a casa caminando. Es una linda noche y me gusta caminar
de todas formas.
―Sí, estoy bien.
Una hora en la fiesta y al fin empiezo a relajarme cuando no hay señales
de Zack. Los ebrios pueden ser bastante entretenidos para charlar cuando
estás sobrio. Nos quedamos en una mesa en el patio donde Keller nos
131
mantiene, diciendo broma tras bromas. A veces arruina la frase clave, pero
Página
5
Strip poker: juego de poker en el cual el perdedor debe ir despojándose de una de sus
prendas.
esas veces es aún más gracioso. Uno de los chicos del equipo de fútbol entrega
un nuevo vaso lleno y Keller bebe la cosa entera en un trago ridículamente
grande.
―Es hora de nadar ―dice con una sonrisa traviesa en su rostro que me
pone nerviosa―. ¿Qué piensas, Nikki, quieres darte un chapuzón? ―Me
levanta de la silla en sus brazos, completamente ignorando mis protestas.
―Oh por dios, Keller. ¡No! ―grito a medida que hace su camino al costado
de la piscina rectangular grande.
Me mece de ida y vuelta como si fuera a arrojarme dentro.
―¡Uno, dos… tres! ―A la cuenta de tres me mece más alto pero no me
suelta en realidad. Mi corazón golpea fuertemente en mi pecho.
―Por favor, Keller, ¡No sé nadar! ―miento, chillando mis palabras.
―Eso está bien. Te tengo. ―Sonríe y hace su camino alrededor hacia el
trampolín de la parte baja. De pie en el borde, salta arriba y abajo conmigo
aun en sus brazos. Después del segundo salto, se tambalea en el aterrizaje.
―¡Keller, por favor! Te caerás adentro. ―Me sostengo de su cuello. Con
cada salto pierde su agarre en mí un poco más.
Otro salto, seguido por un aterrizaje apenas salvado, y escucho su voz.
―Bájala, Keller ―Zack ordena, su tono cortante. Estiro mi cuello detrás
del amplio contorno de Keller para verlo de pie en el borde de la piscina.
Keller se voltea, mirando a Zack y después a mí. Delibera sus opciones,
entonces balbucea unas pocas palabras antes de llevarme de vuelta al patio.
Me coloca abajo al lado de Zack y se aleja con un saludo.
Zack me ve por un largo momento.
―¿Estás bien?
Asiento.
Asiente de vuelta, luego se aleja sin mirar hacia atrás.
Así que tal vez la solución a la incomodidad que siento sabiendo que
Zack está alrededor no es la más inteligente. De mala gana, tomo el trago que
me ofrecen y lo bebo. Quema mientras baja y el efecto es inmediato. A pesar
de que el efecto instantáneo tenga más que ver con las cinco cervezas que he
bebido en la hora previa, los tragos empezaron a volar.
El chico apuesto con la linda sonrisa que estaba recolectando las llaves
132
ojos al olor jabonoso que me hace relajarme. Ni siquiera abro mis ojos para
ver al recolector de llaves aun sosteniendo su nariz sangrienta cuando lo
pasamos sentado en el porche del frente.
―¿A qué hora regresa tu tía en la mañana? ―Zack pregunta mientras
me mete en mi cama. Debo haber dormido todo el tiempo desde que dejamos
la sala de estar de Keller.
―Ocho ―balbuceo.
Se desliza en la cama a mi lado y me jala cerca de él, envolviendo sus
brazos alrededor de mi cintura apretadamente.
―Te extrañé ―susurra mientras entierra su cabeza en mi cuello.
―Estoy enojada contigo ―susurro de vuelta.
―Lo sé ―responde.
―Pero también te extrañé ―admito, mi voz desvaneciéndose a medida
que caigo dormida más en paz de lo que lo he hecho en dos semanas.
icen que hay cinco etapas del duelo. Ni siquiera recuerdo cuáles
son algunas de ellas, pero se sentía como si estuviese atrapado
en la ira y la depresión un largo tiempo. Las personas trataron
de explicármelo, ayudarme a través del proceso, pero no tomaría ninguna de
las manos que me ofrecieron. La culpa y la vergüenza me recluían por un lado,
me hacían sentir desconectado del resto del mundo por el otro.
Tenía miedo de despertar un día y no pensar en Emily. Culpé a Nikki por
consumir mis pensamientos... por ocupar espacio que pensé que debía
pertenecer a Emily. Pero tal vez hay espacio para ambas.
Es la primera vez que he venido a visitar a Emily sin estar enojado. No
he venido a despedirme o decirle que he seguido adelante... porque estoy
bastante seguro de que nunca voy a estar totalmente recuperado. Pero en
lugar de eso estoy aquí para decirle que por fin encontré un lugar para ella.
Uno que atesoraré siempre y conservaré voluntariamente en vez de luchar
contra ese lugar donde siempre ha pertenecido.
Colocando el ramo de lilas que traje a su tumba, me tomo unos minutos
para recordar todos los buenos momentos que compartimos. Los buenos
recuerdos, no los malos.
cuánto dolor había en sus ojos cuando me vio, sabía que tenía que arreglar lo
que había roto. Había tomado la opción de apartarme de alguien que me
Página
que te veo sonreír, sabiendo que lo causé, me hace feliz. Me haces feliz. No
quiero pelear más.
Las comisuras de su boca se elevan, quiere aceptar lo que le estoy
diciendo, pero todavía se ve en conflicto.
―Tu cabeza está diciéndote que eches mi culo por la puerta, pero tu
corazón está diciéndote algo diferente, ¿no?
Una verdadera sonrisa ilumina su rostro.
―Síp. ―Es contagiosa, mi propia sonrisa aparece por primera vez en
semanas.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura y la acerco.
―¿Cuál es más alto?
Ella frunce el ceño.
―Tu cabeza o tu corazón. ¿Cuál está gritándote más alto?
Baja la mirada, luego la levanta de regreso, nuestros ojos se reúnen.
―Mi corazón.
―Sigue tu corazón. Déjame demostrar a tu cabeza que tu corazón tomó
la decisión correcta.
Muerde su labio.
―¿Hablarás conmigo cuando estés angustiado? ¿No me dejarás fuera?
―Lo haré ―digo sin vacilación.
―¿Nunca me dejarás fuera sin explicación de nuevo?
―No lo haré.
Sus ojos inspeccionan los míos una última vez.
―Bien ―dice con una exhalación.
―¿Me darás otra oportunidad? ―pregunto, lleno de esperanza.
―Sí. Pero estás en periodo de prueba.
―Lo tengo. Periodo de prueba. ―Aprieto mi agarre alrededor de su
cintura, jalándola directamente contra mí.
―Te apoyaré como pueda, pero necesitas trabajar en ti mismo.
―Lo haré.
―Mejorarás. —Me fulmina con la mirada y me advierte
―Pero... ¿puedo empezar a trabajar en mí mañana?
Sus ojos se entrecierran y sus cejas se arquean.
―Esta noche prefiero trabajar en ti. ―Beso sus labios―. Quiero
mostrarte cuánto lo siento.
138
las cosas sin ir más lejos. Pero esta noche es sobre avanzar. Juntos.
Lentamente. Así que me obligo a recuperar el control cada vez que empiezo a
descuidarme. No es fácil.
Horas más tarde, el estómago de Nikki gruñe mientras descansamos
lado a lado en el sofá, sus labios hinchados por nuestros besos.
―¿Hambrienta? ―Me río entre dientes.
Sonríe.
―Un poco.
―¿Qué comiste hoy?
―El Tylenol que dejaste.
Echo mi cabeza hacia atrás ver su cara por completo.
―¿No comiste nada en absoluto?
Sacude su cabeza.
―Estaba demasiado mareada.
Me deslizo del lado de Nikki y me levanto del sofá.
―Bueno, vamos a arreglar eso. ¿Qué es lo que tía Claire tiene en la
nevera? ―Me dirijo a la cocina.
―En su mayoría cosas saludables ―dice sin mucho entusiasmo.
―¿Estás segura que Allie y tu tía Claire no están relacionadas? ―grito
con la cabeza metida en el refrigerador―. Tienes los mismos alimentos
artificiales que ella come.
―La tía Claire ni siquiera bebe leche de verdad. De almendras o soja.
―Nikki se acerca por detrás y arruga su nariz.
―¿Qué hora es?
Comprueba su celular en el mostrador.
―Once treinta. ―Algo en su teléfono captura su atención.
―¿Todo bien? ―pregunto.
―Sí. Sólo unas pocas docenas de textos de Ashley y algunas llamadas
perdidas.
―¿Algo pasó?
―No lo creo. ―Se desplaza a través de sus mensajes―. Le dije que venias
y sólo quiere comprobarme.
Frunzo el ceño pensando en la conversación que ambas deben haber
tenido sobre mi comportamiento de las últimas semanas.
―Lo siento. Debe estar preocupada por ti. Llámala. Better Burger está
abierto hasta medianoche. Nos conseguiré unas hamburguesas y te daré un
tiempo para hablar con ella. ―Beso su frente antes de agarrar mis llaves.
―¿Seguro?
―Positivo. ¿Qué deseas?
―Lo que sea. Soy fácil de satisfacer.
139
Nikki,
Haces que mi corazón palpite con emoción.
Que se estremezca por cada toque tuyo.
Mi mente ansíe cada palabra tuya.
Estoy loco por ti.
Por favor, perdóname.
Zack.
Me pellizco porque estoy segura que no puede ser real. Él no puede ser
real. Vine a Long Beach para encontrar una hermana que nunca supe que
existía y conocí al chico por el que estoy loca. No es perfecto. Demonios, yo
tampoco lo soy. Ambos tenemos un montón de equipaje emocional. Pero
siento el vínculo con él en el fondo de mi alma. El destino quiso unirnos.
Forzándome de mi niebla inducida por Zack, cojo el teléfono para llamar
a Ashley. Suena mientras mi dedo se cierne sobre el teclado. Ashley. ¿Quién
más podría ser?
—Elegiste el momento oportuno, Ash —digo mientras me obligo a
retroceder de mi país de los sueños.
—Lo había escuchado antes. Es solo uno de las pocas cosas asombrosas
140
lo seamos. Si decidimos que estamos listos, hará que sea mucho más especial.
—Casi me derretía.
No es sólo nuestra plática sobre el sexo y enrollarnos lo que me mantiene
despierta, sin embargo. Aunque hicimos lo suficiente para mantener la mente
ocupada durante todo el día. Algo más grande sucedió entre nosotros anoche.
Más que una disculpa y una aceptación, dimos un gran paso hacia adelante.
Acordando en ser abiertos y honestos, sin esconder las cosas que nos hacen
ser quienes somos. Nos conectamos en una forma que nunca he sentido con
nadie.
Es por eso que me siento culpable. No le dije sobre mi hermana. Quería
hacerlo. En verdad quería. Pero la elección del momento oportuno nunca
parecía ser la correcta. Le hice prometer ser abierto y honesto conmigo de
ahora en adelante, sin embargo, todavía estoy escondiendo mis propios
secretos.
143
Página
Treinta y uno
Nikki
—Dímelo a mí. Ahora voy a estar sentado en clase de inglés con una
Página
erección. —Me sonrojo, pero amo totalmente lo que puede hacerle nuestro
beso.
—Gracias por acompañarnos hoy día, Sr. Martin, Srta. Fallon —dice el Sr.
Davis cuando entramos a clase cinco minutos tarde, mis labios aún hinchados
de nuestro beso—. Su retraso acaba de ofrecer a uno de ustedes para ser el
primero en compartir su tarea de poesía con la clase. ¿Quién de ustedes será?
Zack me mira; sus ojos se abren desmesuradamente por un segundo,
mira hacia abajo y después hacia mí. Sigo hacia donde sus ojos me llevan en
silencio y encuentran una notable hinchazón en sus pantalones. Mis ojos se
amplían. Zack parece divertido cuando atrapa a mi mirada otra vez.
—Yo lo haré, señor Davis. —Seré voluntaria. Zack sonríe y se sienta
rápidamente.
Camino a mi escritorio, saco la asignación de poesía que estaba prevista
para hoy y rápidamente la vuelvo a leer. La escribí hace una semana. Mierda.
No hay manera que quiera leerle esto a la clase. No con Zack en el aula de
todos modos. Cuando la escribí estaba dolida y triste y parece que fue hace
una eternidad. Nunca pensé que alguien excepto el Sr. Davis lo leería. Mis
pensamientos son demasiado personales para compartirlos.
—Sr. Davis. Parece que no tengo la tarea conmigo —miento.
El Sr. Davis me mira y camina hacia mí. Coge el papel de mis manos que
febrilmente estoy tratando de meter en la parte trasera de mi carpeta y lo
mira.
—Aquí está —señala al frente del aula—. Adelante. O siéntese y se lleva
un cero y el Sr. Martin puede leer el suyo hoy.
El corto camino hacia el frente del aula se siente más como estar
caminando sobre tiburones. Respiro profundamente y miro a Zack. Me está
mirando atentamente con una mirada confusa sobre su rostro. No levanto la
mirada mientras leo las palabras de mi página.
con nuestras espaldas contra la pared, los pies colgando sobre el borde. El
Página
sonido de las olas rompiendo contra la costa me calma… o tal vez es el chico
sentado junto a mí.
Cuando se vuelve para enfrentarme, la expresión de su rostro es tan
seria, tan intensa, me asusta por un minuto.
Cepilla un mechón de cabello, que se escapó de mi trenza, detrás de mí
oreja.
—Siento tanto que te hiciera sentir de esa manera.
Hay dolor y tristeza en su rostro.
—No es culpa tuya.
—Sí. Lo es. —Su voz crece más fuerte, insistente.
—Estabas luchando. Lo entiendo. Perdiste a alguien que amabas. Sé que
dijiste que te sentías culpable por ser feliz, pero estoy segura de que era más
que eso. Probablemente te sentiste desleal por estar conmigo. No es lo mismo,
pero a veces me siento así con la tía Claire. Nos vamos a divertir sólo sentadas
hablando o yendo de compras o algo y entonces me pondré triste después
porque siento que estoy deshonrando a mi madre. Como dejando que alguien
tome su lugar. —Me detuve—. Escribí ese poema hace casi dos semanas.
Mucho ha cambiado desde entonces. Hemos cambiado. No mires hacia atrás
nunca más, sigamos adelante.
Sacude su cabeza y sonríe.
—¿Cómo conseguí ser tan afortunado de encontrarte? No encuentro las
palabras para decirte lo que tengo que decir, pero aquí estás, sabiendo
exactamente lo que estaba sintiendo. —Está en silencio por un largo momento
antes de que levante la vista—. Sólo voy a decirlo una vez más, porque lo
necesito. Lo siento por lastimarte.
Sonrío.
—Acepto tus disculpas.
—De ahora en adelante, te lo prometo —dice Zack y parece como si un
poco del peso que ha estado llevando alrededor puede haber sido aligerado.
Hay un momento agradable en nuestra conversación y me doy cuenta
que ambos necesitamos movernos adelante sin la carga para que esto
funcione.
—Um... Zack. Tengo que decirte algo —digo con aprehensión.
Sus ojos saltan a los míos rápidamente, su rostro se vuelve ansioso.
—Eso no suena bien.
Contemplo cómo decirle, sin revelar cuán retorcida es mi vida, pero
cuando miro a sus ojos, me dan la fuerza que necesito. Me dice que sea lo que
sea, va a estar bien con él, no me juzgará; sin ni siquiera decir una palabra.
147
cumpliré dieciocho.
—¿Día de San Valentín, eh? Mucha gente diría Navidad o Acción de
Gracias, creo.
Me encojo de hombros.
—Yo no. Cuál es el tuyo.
—El día de San Valentín.
Sonrío.
—¿Sólo inventaste eso?
—Tal vez. —Puedo escuchar la sonrisa en su voz, aunque no lo veo—. En
cierto modo también me gusta mucho Acción de Gracias.
—¿Por qué es eso?
—Todo el día fútbol, las mujeres cocinando y sin ir de compras de regalos
—dice como si fuera la única respuesta obvia.
—Entonces estás dando todo eso y haciendo el día de San Valentín tu
nuevo día festivo favorito. ¿Así sin más?
—Sí.
—Y ¿por qué hiciste eso?
Él toma mi barbilla en su mano y gira a mi cabeza, plantando un beso
suave en mis labios.
—Porque es tu favorito.
—Sí. Pero piensa en todas esas tradiciones de Acción de Gracias a las que
estarás renunciando en favor de San Valentín.
Zack frota su nariz contra la mía, y luego besa todo alrededor de mis
labios.
—Haremos nuevas tradiciones. Tradiciones del día de San Valentín solo
para ti y para mí. —Me besa en la boca un par de veces, luego pasa su lengua
a lo largo de mi labio inferior. Siento la sensación en otros lugares que no son
mi boca.
—Nuevas tradiciones —le susurro.
Zack asiente, un brillo en sus ojos me dice que los dos estamos pensando
lo mismo aunque ninguno de los dos lo dice.
—Nuevas tradiciones. —Sonríe y me besa castamente en los labios. Solo
espero que podamos resistir durante siete semanas más y hacer nuestro
primer día de San Valentín juntos especial para ambos.
149
Página
Treinta y dos
Nikki
ansiedad.
Zack abre la puerta, sosteniéndola para que entre primero. Las bisagras
oxidadas producen un chillido, captando la atención de la mujer de pelo gris
sentada en uno de los escritorios. Todos los demás en la enorme sala nos
ignoran.
—¿Puedo ayudarles? —Su voz es más amable de lo que esperaba.
Dudo y Zack entra.
—Sí, gracias. Nos gustaría conseguir algunos registros médicos.
—Claro. —Se acerca a la mesa de formularios junto a nosotros—. Rellena
este formulario azul. También necesitaré hacer una fotocopia de tu tarjeta de
identidad.
Con la mano temblorosa, completo la solicitud de documentos médicos,
busco en mi bolsillo mi identificación escolar y se la entregó a la mujer. Ella
sonríe y lo examina.
—Naciste en 1996.
—Sí —respondo.
—Eso te hace menor de edad aún, ¿verdad?
—Sí, diecisiete. Cumpliré dieciocho pronto.
—Lo siento. No podemos liberar tus registros médicos a menos que
tengas dieciocho años. Tus padres pueden autorizar la liberación de los
registros, si quieres pueden venir ellos.
Zack habla en mi nombre.
—Los padres de Nikki fallecieron. Esperábamos encontrar alguna
información en el archivo sobre su hermana, quien fue adoptada.
La mujer me mira con tristeza.
—Lo siento. ¿Un tutor tal vez?
—¿Tía Claire? —Zack se gira hacia mí y susurra dudosamente.
Vuelvo mi atención a la mujer.
—No tengo a nadie que pueda firmar. —La tía Claire tiene registros de
mi nacimiento. Obviamente sabe que tengo una hermana, pero no ha dicho
nada. Cuanto más tiempo pasa, la advertencia de mamá en su carta parece
real. Realmente esperaba que la advertencia fuera una parte de su paranoia;
tía Claire resultó ser todo lo contrario.
—¿Has intentado ir a Servicios Sociales en el Ayuntamiento en Long
Beach? Podrían ser capaces de ayudarte.
La mujer está tratando de ser amable. Fuerzo una sonrisa, pero fallo
miserablemente.
—No he tenido la mejor experiencia con los servicios sociales. Volveré
cuando tenga dieciocho.
152
La mujer asiente.
—Gracias por su tiempo —digo.
Página
gemido escapa de sus labios y el sonido me vuelve loco. Mis besos se vuelven
más demandantes, más duros, más rápidos, más consumidores. La beso en
todos lados excepto en el lugar que hemos establecido fuera de los límites por
ahora, tomándome mi tiempo mientras voy desde los dedos de sus pies hasta
su cuello.
Gime cuando me cierno sobre ella, las partes necesitadas de nuestros
cuerpos perfectamente alineadas. Envolviendo sus piernas a mi alrededor, me
empuja incluso más cerca. La sensación es increíble. Mi dureza empuja
profundamente contra ella. Siento el latido de nuestros cuerpos incluso a
través de dos capas de ropa interior.
—Dime otra vez por qué esperamos —gimo, mientras hundo mi lengua
en su boca. Mis dedos se presionan en sus caderas y nos giro para que ella
esté arriba. Hay algo tan malditamente sexy en observarla tomar el control. Y
lo hace. Me besa y luego va hacia mi cuello, mordiendo al final de cada beso.
Eso me vuelve malditamente loco. Entonces se mueve hacia abajo.
Devolviéndome la adoración que acabo de darle a todo su cuerpo, baja su
boca a mi pecho, besando mis músculos pectorales.
Pero la posición es más de lo que puedo tolerar. Sus tetas desnudas son
empujadas contra mi dureza y mi cuerpo comienza a mecerse en ella antes
de poder detenerme.
—Nikki —respiro. Me mira, sus ojos caídos y seductores, y sé que no
puedo durar así. Sorprendiéndola, la coloco otra vez sobre su espalda y la beso
castamente en los labios antes de saltar fuera de la cama.
—Zack —jadea, luciendo tan abatida como me siento.
—Me tengo que ir. ―Busco frenéticamente mis pantalones de chándal.
―Ugghhh... ―Ella gime y tira de la sábana sobre su cabeza.
Me pongo mis sudaderas, halo mi camiseta sobre mi cabeza y la beso a
través de la sábana.
―Te llamaré más tarde. Vístete antes de que tu tía venga a casa.
Ella lanza una almohada hacia mi espalda mientras agarro mis zapatos
y prácticamente salgo corriendo por la puerta.
de no escuchar.
Página
fuera de la tienda y me consigue unos minutos para mirar las cosas sin ser
Página
esto bueno para la diabetes de mamá, pero siempre fue cabezona. Incluso
cuando comencé a trabajar en un supermercado en los meses antes de su
muerte y traía a casa fruta fresca u hortalizas, mamá me decía que no tenía
hambre.
Tía Claire me debió observar dejándome llevar a un triste lugar
pensando en mamá porque salta de la silla como un perrito al localizar un
hueso, exclamando:
—¡Casi se me olvidan tus regalos! ¡Permanece allí! —Y desaparece en su
habitación en un frenesí.
Me golpea una punzada de culpabilidad cuando corre de vuelta con un
montón de hermosos regalos, más de lo que jamás he recibido alguna vez. Se
apresura a cocinar para mí y darme regalos antes de la escuela y estoy
ocultándole un gran secreto. Hoy siento más culpa de lo que he tenido en los
últimos meses. Quizá es porque me pregunto si alguien hizo para mi hermana
un desayuno especial por su cumpleaños. Una hermana de la que pretendo
no saber nada hacía mi tía. Cada día mi deshonestidad se hace más difícil y
más difícil.
Tía Claire amontona las cajas a mis pies. Tienen colgando cintas rizadas,
lazos y envueltos en papel rojo brillante cubierto de corazones rosa para
celebrar mi cumpleaños y San Valentín.
—¡Ábrelos! —insiste mientras estoy mirando las hermosas cajas. Coloca
la primera de las grandes cajas en mi regazo. De alguna manera siempre
parece saber cuándo estoy abrumada por emociones que me incomodan,
llevándome de vuelta a una conversación y alejándome de los incómodos
espacios mentales en los que estoy atascada.
Hay tres cajas del mismo tamaño y a continuación, una pequeña caja
que me pone más curiosa.
Quiero correr a la pequeña, pero en su lugar las abro como me las
entrego. Evidentemente, está haciendo drama.
Dentro de la caja número uno, encuentro un bonito vestido verde
turquesa que me había parado a observar en un maniquí en Bloomingdales
cuando tía Claire y yo fuimos al centro comercial la semana pasada. El color
captó mi atención a la primera. La sombra de verde azulado parecía como el
agua en una fotografía de playa caribeña. Después del color me he
enamorado de la fila de blancas perlas brillantes delineado el cuello redondo
del vestido. No soy particularmente la chica feminista pero este vestido era
impresionante y no pude pensar en lo que Zack puede pensar si me ve en él.
—Tía, yo ni sabía que me habías visto mirando este vestido. —Estoy sin
161
palabras. Nunca había tenido un vestido tan caro antes—. No debiste haberlo
Página
preguntas —admito sin pensar, mi propia lágrima cayendo para que coincida
Página
con la suya.
—No debes tener miedo de hacer preguntas. Lo único que me preocupa
es abrumarte con demasiada información. Tenemos un montón de tiempo
para aprender acerca de la familia que no conociste. No hay necesidad de
apresurarse.
Por un momento me olvidé de la caja del anillo todavía sentado
cautelosamente en la palma de mi mano y me preocupé que la tía Claire se
enterara de alguna manera de mis planes para encontrar a mi hermana. Sus
palabras parecen ser una súplica para que no empuje en obtener información
demasiado rápido. O tal vez es sólo mi propia culpa.
—Lo siento, Nikki. No tenemos que ser tan serias en tu cumpleaños. Es
un día feliz. ¡Tienes dieciocho, es día de San Valentín, tienes un nuevo vestido
bonito y una excelente cita! —Gira el estado de ánimo de la sombra a la luz,
de una de sus mejores pseudo capacidades paternales.
Toma la caja y quita el impresionante anillo. Lo coloca a mi dedo anular
derecho deslizándolo rápidamente, tan rápido que ni siquiera pude oponerme.
Sostiene mi mano y dice:
—Perfecto. Sabía que te estaría.
Sorprendentemente, se acomoda como si fuera hecho para mí. Pienso
sobre como mamá debe haberse sentido como niña pequeña, corriendo
alrededor fingiendo ser una princesa. Realmente es un momento de tristeza y
alegría. Nunca seré capaz de comprender cómo estas emociones pueden
correr en paralelo dentro de un corazón.
—No tienes que llevarlo a la escuela si estás preocupada por perderlo.
Guárdalo y llévalo a tu gran cita esta noche. En realidad, mejor nos damos
prisa ahora o llegaras tarde a la escuela —dice, corriendo a lavar los platos
del desayuno, mientras doblo el papel rojo brillante del embalaje y lo pongo
en las cajas en las para guardar.
—¿Tía Claire? —Ella gira.
—¿Sí?
—Gracias. Gracias por todo —digo y le doy un abrazo.
164
Página
Treinta y cinco
Zack
dieciocho años. Unos pocos floreros de flores plásticas son la única decoración
para calentar el insípido ambiente industrial.
Parece una eternidad desde la última vez que me senté en las gastadas
sillas verdes dentro de las oficinas de gobierno de Texas esperando horas para
que mamá fuera llamada para solicitar nuevos vales de alimentos o recibos
de viviendas. Mamá siempre recibió asistencia pública para ayudar a criarme
por su débil salud, tanto mental como física. La vida era dura. Entiendo más
eso ahora que cuando lo viví. Pero supongo que ese siempre es el caso, es más
fácil mirar hacia atrás que ver lo que está frente a tus ojos.
Voy hacia el escritorio de recepción, pensando en cuánto ha cambiado
mi vida en los últimos nueve meses. Me siento culpable dándome cuenta que
mi vida ha cambiado para mejor. Si solo hubiera tenido una oportunidad así
cuando mamá aún estaba aquí.
La recepcionista está ocupada hablando por teléfono y nada interesada
en levantar la vista para mirarme cuando llego al escritorio. Sabe que estoy
aquí. Vi sus ojos subir lo suficiente como para verme e ignorarme igual de
rápido. Continúa su llamada telefónica por varios minutos, dejándome allí
contemplando dar la vuela e irme.
Los nervios me mantienen pegada en el lugar, soy incapaz de dar la
vuelta e irme, aun así estoy tan aterrorizada de quedarme. Finalmente, la
malhumorada recepcionista cuelga y mueve sus ojos hacia mí.
—¿Puedo ayudarte? —pregunta en tono que me dice que no ama el
trabajo exactamente.
—Tengo una cita —respondo con una voz que es apenas audible. El
miedo llegó.
—Tú y todos los demás, cariño. Mira alrededor. No eres la única. ¿En qué
departamento?
—Trabajo Social. Estoy aquí para mirar algunos registros —explico,
como si ella estuviera escuchando.
No lo está.
—Trabajo Social. Firma el libro y siéntate en el lugar con las sillas
naranjas. —Señala la esquina más alejada del atrio.
Volviéndome para seguir su dedo, encuentro que, mientras que hay
docenas de personas sentadas en las sillas verdes, las sillas naranjas están
vacías. Suerte, supongo. Voy hacia las pútridas sillas y me siento. Al menos
me siento en un color nuevo estos días.
Mirando alrededor de la habitación, las sillas verdes están mayormente
llenas de mujeres con niños pequeños. Los niños aburridos cuelgan de sus
madres o ruedan por el piso sobre sus lados. Debe ser el área para esperar
asistencia pública, un área que conozco muy bien. Mi corazón duele por lo
niños sentados allí, sus madres probablemente lo tienen difícil. De pronto, me
169
Antes que mi mente pueda volver a épocas más tristes, una mujer dice:
—Nicole. Nicole Fallon. —Casi me pierdo mi nombre porque nadie me
llama Nicole. Ni siquiera firmo como Nicole.
Mis piernas están débiles con miedo cuando me pongo de pie para
acercarme a la joven mujer diciendo mi nombre. Levanto mi mano para
indicar que estoy aquí, porque en este momento las palabras me fallan. Me
encuentra en el pasillo.
—Hola Nicole. Soy Valeria Hawkins. Hablamos por teléfono esta
mañana. —Miro la carpeta en su mano titulada Nicole Fallon. Mi corazón se
acelera, preguntándome si esa carpeta contiene el nombre de mi hermana.
—Sí, lo recuerdo. Gracias por verme señora Hawkins. Estoy algo nerviosa
—confío. Algo que estoy segura nota sin decírselo.
—Entiendo. Las personas normalmente lo están. Es normal. Vayamos a
mi oficina. —La señora Hawkins guía el camino por un estrecho pasillo. Las
paredes no son del frio color estéril del atrio sino de un feo y depresivo azul
de hospital. Ninguna foto decora la pared, las cuales están manchadas y
astilladas por tanta gente que se ha apoyado en ellas. La decoración coincide
con el humor de los ocupantes… tanto de los visitantes como de los empleados.
La señora Hawkins abre una puerta al final de pasillo con una placa
dorada que dice, Departamento de Trabajo Social Long Beach. La oficina está
repleta de cubículos llenos de trabajadores. Espero que ella tenga alguna
oficina privada en alguna parte, pero rápidamente descubro lo contrario
cuando me mete en un cubículo, no muy lejos de la puerta de entrada.
—Toma asiento Nicole. —Saca una silla, sosteniendo una pila de papeles
y mira alrededor por un lugar donde ponerlas, pero todas las superficies están
repletas de archivos. Colocando la pila en el suelo, se ubica en la silla vacía
junto al escritorio, así puedo sentarme enfrentándola.
—Es Nikki. Nunca nadie me ha llamado Nicole. A mi madre le gustaba
más Nikki. —Meto mis manos bajo mis muslos temblando. Mi cabeza está
ligera, la habitación gira un poco y es completamente posible que pudiera
estar enferma. Hago lo mejor para tranquilizarme cuando la señora Hawkins
abre el cajón de su escritorio y saca una segunda carpeta, la cual abre.
—Sólo necesito ver tu identificación, Nikki. —Levanta la mirada y sonríe
para asegurarse que la escuche decir Nikki, en lugar de Nicole. Es ya más
atenta que la Sra. Evans.
Inspecciona mi identificación, sonríe y levanta la mirada hacia mí
amigablemente.
—Feliz Cumpleaños. Dieciocho años es algo grande. Difícil imaginar que
fue hace diez años para mí. Disfrútalo. El tiempo pasa rápido. —Hojea el
archivo y luego dobla las manos en la parte superior—. Entonces, ¿qué tipo
170
directamente.
—Realmente no sé nada sobre mi infancia en California. Crecí en Texas.
Sólo he regresado a California desde que mi madre murió. Vine a vivir con mi
tía que ni siquiera había sabido que existía antes de eso. —He dicho casi la
historia de mi vida entera a un extraño en cinco segundos.
—De acuerdo, bien tu archivo tiene tu registro de nacimiento del hospital.
Y también tiene algunos registros de las audiencias de la Corte sobre visitas
—explica la señora Hawkins.
¿Visitas? ¿Visitas con quién?
—No estoy segura de entender.
—Vamos a empezar con tu registro de nacimiento. ¿Estaría eso bien? —
pregunta ella, tratando de tomar las cosas más lento.
—Sí, creo que eso estaría bien. Gracias.
Desliza la más gruesa de las dos carpetas hacia mí en el escritorio.
—¿Quieres que lo revise contigo o preferirías tener unos minutos a solas
para revisarlo? —Estoy agradecida por la elección y le digo que me gustaría
tener unos minutos a solas.
—Voy a estar justo al otro lado de la habitación usando otro teléfono
para poner al corriente algunos mensajes. Déjame saber si me necesitas —
dice mientras se aleja, dejándome todavía sentada en mi manos.
Alcanzo la carpeta, mi inestable mano temblando. Mi nivel de ansiedad
aumenta cuando la abro. La página sujeta a la parte interior izquierda es una
forma de admisión hospitalaria. Bebé Niña B.
Paso lentamente a través de mi registro de nacimiento, descubriendo que
Bebé Niña B, yo, era una bebé sana. Tres días en el hospital y dan de alta a la
“Madre”.
Los registros son escasos. No estoy segura lo que esperaba, pero de
alguna manera pensé que descubriría más.
Recuerdo a la señora Hawkins diciendo que había también registros de
órdenes de la Corte. Deslizo la segunda carpeta a través del escritorio
esperando que algo sobre Bebé Niña A sea encontrado. La gran pila de papeles
está asegurada con una goma elástica. La primera página es una descolorida
de diecisiete años Orden judicial fechada tres días después de mi primer
cumpleaños. Un informe aparece debajo de la fecha:
Así sentenciado:
17 de febrero 1997
Roselawn Memorial. Allie me había dicho una vez que Zack se había
Página
Cinco minutos más tarde, estoy de pie ante una fila de lápidas con una
marca “J”. Paso la J-1 y miro la larga fila dándome cuenta de que estoy sólo
treinta metros de distancia de la respuesta. Pequeñas gotas de lluvia
comienza a caer mientras tomo el primer paso en la fila J.
Las gotas se incrementan tanto en tamaño como en número mientras
hago mi camino pasando la J-51, 52... La lluvia lava las lágrimas que han
estado corriendo por mi cara desde que vi la primera lápida. Emily no puede
haber nacido en el Día de San Valentín. Por favor, Dios, que su cumpleaños
sea cualquier otro día.
En la distancia veo una figura colocando flores en una tumba mientras
la lluvia azota su silueta. De repente me detengo. Long Beach High Football
173
sabe quién eres? Te está usando. Extraña a mi hija. Lo veo corriendo contigo,
Página
justo como solía hacerlo con mi hija. Estaba tan enamorado de ella, tan
desesperado por mantenerla con él que terminó con una copia barata. Tú no
le importas.
—Yo…
—Deberías regresar a tu parque de caravanas. Aquí no hay nada para ti.
La miro; no parpadea. Mis ropas están llenas de barro y gotean. Aun así,
esta mujer, de pie sosteniendo su paraguas, no tiene un cabello fuera de lugar
o una gota de agua sobre ella. Luzco como la basura que cree que soy.
—¡Vete! —Me sobresalto cuando grita. Su rostro en blanco y perfecto se
tuerce en desprecio—. ¡Vete! —Me arroja un gran ramo de lirios atado con una
cinta blanca. Me golpean en la cara y caen, dispersándose por toda la tumba
de Emily.
Me giro, dando una última mirada hacia la lápida de mi hermana, luego
corro, nunca mirando atrás.
Toco el timbre por tercera vez, pero nadie contesta. El auto de Zack no
está aquí. La cochera está vacía. Me siento enferma. Confundida. Enfadada.
Asustada. Perdida. Necesito escuchar a Zack decirme que ella estaba
mintiendo. No podía haber sabido que Emily era mi hermana.
Golpeo la puerta. Tal vez el timbre no está funcionando. Pero nadie
contesta. Me giro, deteniéndome ante la vista de la casa de Emily. La casa de
mi hermana.
Entonces de repente estoy tocando el timbre de la casa Bennett, aunque
ni siquiera recuerdo cruzar la calle.
Espero, pero nadie contesta.
Lo intento con el pomo de la puerta. Está cerrada.
Necesito entrar, aunque no estoy segura de por qué.
Lo intento con la puerta lateral, pero también está cerrada.
Sigo caminando; la puerta hacia el jardín trasero está abierta.
La puerta de atrás está cerrada, así que me muevo hacia la puerta
corrediza del patio hecha de vidrio.
Se abre.
Sólo doy un paso hacia dentro por la puerta. Ni siquiera estoy segura de
por qué estoy aquí.
La casa está tranquila. Doy unos cuantos pasos. Las fotos sobre la repisa
de la chimenea llaman mi atención. Hay una de una chica en traje de
animadora, sus piernas en un amplio split en el aire. Pelo rubio largo, grueso
y ondulado, piel perfectamente bronceada. Emily. Mi hermana. No nos
176
6
Laugh Out Loud: Acrónimo de risa, equivalente a: jajaja.
7
Pretty Little Liars: Serie de EU para adolescentes.
Enamorados.
Las palabras de la mujer aparecen en mis oídos.
—Estaba tan enamorado de ella, tan desesperado por mantenerla con él
que terminó con una copia barata. Tú no le importas.
Destruyo la imagen en pedazos.
No es suficiente.
Busco alrededor por algo más. Lo que sea. Agarro un zapato y lo lanzo
hacia el espejo, pero no se rompe. Así que encuentro algo más, una botella de
perfume. Y esta vez tomo impulso antes de lanzarla con mi mano temblorosa.
El fuerte sonido al romperse suena a través de la tranquila habitación. Cientos
de pequeñas piezas de vidrio caen al suelo. Me giro, con el agua todavía
goteando por todas partes de mi cuerpo, y lentamente salgo de la casa.
178
Página
Treinta y ocho
Nikki
tiempo?
Página
Una hora más tarde, mi mente aún está corriendo. No estoy seguro de
las emociones que siento. Estoy… entumecido; en estado de shock, sin lugar a
dudas.
—¿Por qué no se lo dijo usted misma?
—No lo sé. Me he estado haciendo la misma pregunta una y otra vez
durante las últimas veinticuatro horas. ¿Por qué se lo permití a una mujer que
ella no conoce en una fría oficina gubernamental? —Ella entierra el rostro en
sus manos—. Cuando ella se mudó, pensé que estaba frágil, no estaba segura
de que pudiera manejar algo más. Estaba tan cerca de su madre, que no
quería echarle a perder los recuerdos que estaba tratando de recordar en su
corazón con secretos.
—Nikki no es frágil —le dije con un tono defensivo.
—Ahora lo sé. Una vez que llegué a conocerla… realmente a conocerla…
me di cuenta de eso. Ella es la persona más fuerte que he conocido.
—¿Y por qué no se lo dijo entonces?
—Porque para ese entonces ella había encontrado un poco de felicidad
—hace una pausa—. Ella te encontró, Zack. Y tenía miedo de lo que esto le
haría a los dos si se lo hubiera dicho. Ustedes dos han atravesado tantas cosas.
—¿El Dr. Bennett sabe que Nikki estaba viviendo aquí? —Tantas
preguntas aleatorias giran en mi mente en este momento. No estoy seguro de
qué preguntar, pero de repente me acuerdo de la reacción de Nikki al verlo
por primera vez en mi patio. Ella lo reconoció, pero no estaba segura de quién
era él.
—Lo sabe ahora. Fui a hablar con él ayer por la noche cuando Nikki no
185
de Nikki y ella era muy joven. Pero él la amaba. Él quería estar con ella y sus
niñas. Pero la enfermedad de mi hermana la volvió irracional. Ella ni siquiera
lo dejaba ayudar. Cuando dejó de tomarse sus medicamentos, realmente creía
que él iba a robarse a Nikki. Él hizo lo mejor que pudo con Nikki. Eso era todo
lo que ella le permitía hacer.
—¿Él estaba casado con la Sra. Bennett cuando él y la madre de Nikki
estaban juntos?
—Sí.
—¿La Sra. Bennett sabe que Emily tiene una hermana?
—Lo sabe. Ella odiaba a mi hermana. Me alegro de que nunca llegara a
conocer a Nikki, le habría llenado la cabeza con cosas viles acerca de mi
hermana —dice con remordimiento.
Son demasiadas cosas para digerir a la vez. Necesito despejar mi cabeza,
entender todo esto. Me levanto para irme.
—¿Está segura de que ella está a salvo en Texas?
Asiente.
—Su amiga Ashley prometió que ella se mantendría en contacto. No me
dijo mucho, sólo que está molesta. Pero al menos sé que está a salvo.
—¿Va a llamar a la policía?
—No hay mucho que ellos puedan hacer. Nikki ya tiene dieciocho años.
—¿Cuándo cumplió…? —recuerdo que no necesito preguntar cuando fue
su cumpleaños. Ya lo sé. Es el mismo que el de Emily.
Camino hacia la puerta y me giro con una última pregunta, incluso
sabiendo que ella no tiene la respuesta.
—¿Por qué ella no me busco?
—Está bien, Jane. Zack está molesto y él tiene todo el derecho a estarlo.
Página
Mamá mira entre el Dr. Bennett y yo. Ninguno de los dos ofrece nada
más. Ella entiende la indirecta.
—Los voy a dejar a solas para que puedan hablar. —Se gira hacia mí—
Voy a estar arriba por si necesitas algo. —Asiento.
—Has hablado con Claire, por lo que veo.
—No debería haber tenido que hacerlo.
—Es complicado, Zack.
—¿Por qué los adultos piensan que todo es tan complicado? Te
aprovechaste de la madre de Nikki y mantuviste en la oscuridad a Nikki
acerca de tener una hermana. Una hermana gemela.
—No estoy orgulloso de lo que hice. Pero ame a la mamá de Nikki.
—¿Emily lo sabía?
—No.
—¿Por qué no se los dijo?
—Es compli… —el Dr. Bennett piensa mejor su respuesta cuando ve mi
cara―. No sólo debía pensar en las niñas, Zack. También tenía que considerar
a la Sra. Bennett y a la mamá de Nikki.
—¿Así que lo mantuvo en secreto por su esposa? Estoy seguro de que la
Sra. Bennett estaba muy preocupada por lo que pensarían las otras personas
—dije con desdén. No sólo por las acciones del Dr. Bennett, sino también por
las de la Sra. Bennett. Nunca me preocupe mucho por ella. Todas las
inseguridades y materialismo que pesaban sobre Emily fueron inculcados por
su madre.
El Dr. Bennett suspira. Él es inteligente. Sabe que no hay una respuesta
que me satisfaga.
—¿A que ha venido? —pregunto con impaciencia.
—¿Tengo que preguntarte si estuviste hoy en la habitación de Emily?
—¿Qué? No. —Hago una pausa—. No he estado en la habitación de Emily
desde que ella…
—Alguien estuvo en su habitación.
—¿De qué está hablando?
—Llegué a casa y encontré su espejo roto.
—Es posible que simplemente se haya caído. Esa cosa ni siquiera estaba
fija a la pared.
—La puerta del patio estaba abierta y una foto fue arrancada de los
fragmentos de vidrio.
—¿Cuál foto?
—Una tuya y de Emily. La que ella mantenía en su espejo.
187
—No.
—¿Por qué no?
—¿Por qué lo haría? Solo para escucharlo decir que nunca le importe…
que solo estaba usándome para remplazarla.
—Tu tía Claire parece pensar que él en verdad se preocupa por ti. Ha
estado en su casa una docena de veces intentando conseguir mi dirección.
—¿Por qué debería confiar en algo que diga la tía Claire? Ella lo sabía
todo. ¿Puedes, por favor, dejar de contestar el teléfono cuando llame?
—Bien —resopla.
—Además, la tía Claire no sabe la mitad de las cosas que Zack dijo. Si lo
hiciera, no creería que él sea tan genuino.
—¿Qué no sabe?
—La madre de Emily me dijo que él sabía. Ella no anduvo por las ramas.
Me dijo de lleno que él estaba usándome para remplazar a su hija. Lo conoce
desde pequeño. Nosotros solíamos correr juntos. El corría todo el tiempo con
Emily. Era su cosa. Él la llevó a los faros.
—Supongo. Pero ustedes eran gemelas, Nikki. ¿Es tan raro que a ambas
les guste correr e ir a los faros? —Ashley se encoge de hombros.
—Me mintió en la cara. Me dijo que solía pasar los faros todo el tiempo y
nunca siquiera los notó, hasta que me conoció. Había una foto de Emily y Zack
de pie frente a un faro en la habitación de Emily. Y cuando conocimos al Dr.
Bennett en el hospital, mintió otra vez. Me dijo que el doctor Bennett era un
amigo de la familia. ¿Por qué más mentiría?
—No lo sé. Pero algo parece extraño.
—¿Del lado de quién estas? Ni siquiera creí que Zack te gustara.
—Siempre estoy de tu lado. Me preocupaba que fuera a lastimarte.
—Luce como que tenías una buena razón para preocuparte.
Suspira.
—Está bien. No voy a ganar esta discusión. Así que voy a hacer lo que
me pediste. No tienes que decirlo dos veces. Es tan fácil ser la que está de
acuerdo con nuestra historia —sonríe.
—Gracias. Eso me hace sentir mejor —fuerzo una sonrisa—. ¿Sabes qué
más esta jodido?
—¿Hay más? —se burla.
—Mucho más hermana, y todavía estoy de duelo por Zack.
—En realidad, nunca tuviste a una hermana para perder.
—Nunca tuve a Zack para perderlo tampoco.
190
Página
8
GED: Desarrollo Educativo General.
pagué los pasajes de autobús, y aún me queda algo de dinero, pero
definitivamente no es suficiente para mudarme.
Creo que nunca superaré la culpa de vender el anillo que fue una vez de
mi abuela. Tengo algunos recuerdos de mamá sonriendo. El anillo me ha dado
visiones de mamá y la tía Claire jóvenes, riendo juntas mientras juegan a
vestirse, pretendiendo ser princesas.
Necesito aclarar mi cabeza.
—Voy a correr. ¿Quieres venir?
—¿Correr? —Me mira como si estuviera loca—. Si tuviera elección, ni
siquiera caminaría.
—Gracias, pero puedo manejarlo. Iré en la mañana —le dije a Ashley, sin
pensar en ello y sin esperar. Ya había terminado de seguir los estúpidos
consejos de todos los demás.
—Le dije que iríamos a esa deprimente torre de agua que le gusta tanto
mañana. Ella piensa que la sanará o alguna mierda estúpida como esa —dijo
Ashley bruscamente y entendí por qué a Nikki le gustaba tanto; directa. Sin
mucho filtro.
—¿Dónde está esa deprimente torre de agua? Iré allí directamente —le
dije, sin darle otra opción.
—Está en Brookside.
—Dame la dirección.
Todavía estoy sorprendido de que ella lo hiciera. Mis padres no estaban
exactamente felices de que me estuviera saltando la escuela y condujera un
cuarto de camino a través del país, pero en realidad no se opusieron
demasiado fuertemente. Mi conjetura es que sabían que iría sin importar con
qué amenazaran.
Llegamos justo a tiempo a la torre de agua, donde Ashley nos dijo que
las encontráramos.
Keller se baja del auto conmigo.
—Tú te quedas aquí —le digo—. Espera un poco para ver si su amiga
Ashley está con ella, la enviaré abajo contigo si lo está. De otro modo, coge el
auto y ve a encontrarnos un hotel para esta noche.
—¿Puedo conducir el Cargador? —Los ojos de Keller se iluminan como
un niño en la mañana de Navidad.
—Ten cuidado con ella. —Le lanzo las llaves.
—Lo tendré. —Él sonríe ampliamente. No hay manera de que no vaya a
acelerar a fondo en el minuto en que salga de la zona de estacionamiento,
pero me importa un bledo. Hay sólo una cosa en mi mente y eso es llegar a
Nikki.
ack no estaba listo para dar la vuelta y conducir las veinte horas
de regreso a California y necesitábamos un poco de tiempo a solas.
Así que decidimos quedarnos en Texas unas noches más. Al final,
hablé con la tía Claire y decidí regresar a California para vivir con ella. Texas
ya no era mi casa, no importaba lo mucho que quisiera que lo fuera antes de
que Zack apareciera.
Así que mañana nos vamos. Curiosamente, Keller y Ash han congeniado
muy bien. Nunca hubiera imaginado que ellos dos se gustarían el uno al otro.
Pero hay algo más que amistad gestándose entre ellos. Ya estamos pensando
que ella vendrá a California este verano.
Eso nos lleva a esta noche. Zack alquila habitaciones para Ashley y Keller
para que podamos estar solos finalmente.
Estoy más preparada para estar con él de lo que nunca estuve y mi
corazón se llena de una embriagadora combinación de amor y lujuria
mientras camina hacia la cama desde el cuarto de baño. Está usando
calzoncillos boxer gris adheridos como una piel y puedo decir que está muy
listo.
—Me gustas en mi camiseta —dice con una sonrisa maliciosa, tratando
de alcanzar mi medallón. Se ha convertido en su nuevo juguete; parece que
tiene que tocarlo varias veces al día. Él ni siquiera finge que tenga algo que
ver con la joyería. Pasa sus nudillos arriba y abajo por mis pechos, el colgante
de medallón en la palma de su mano—. Pero me gustas aún más sin mi
camiseta. —Alcanza el borde de su camiseta y la levanta hacia arriba y sobre
mi cabeza.
La habitación está en silencio y puedo oír su aliento acelerarse cuando
me ve en mi sujetador de encaje rosa y bragas. Hemos llegado a esto antes.
Mucho. Incluso nos hemos visto el uno al otro completamente desnudos. Pero
esta noche es diferente y ambos lo sabemos. Todo está a punto de cambiar.
201
pasar sus ojos arriba y abajo por mi cuerpo. El deseo que veo pone la piel de
mi cuerpo en gallina.
—Última oportunidad para cambiar de opinión —dice, buscando mis
ojos. Quiere estar seguro de que estoy lista. Amo eso de él. Siempre
anteponiendo mis necesidades.
Niego con la cabeza y me arrastro a él en el borde de la cama. Él me
desviste minuciosamente lento.
Estoy nerviosa, pero sé que le gusta cuando tomo la delantera a veces,
así que lo empujo hacia mí, cubriendo su boca con la mía, y ambos nos
perdemos en un beso que me hace feliz de no estar de pie. Deslizo hacia abajo
su ropa interior y gime cuando mi mano roza su dureza.
Se ubica a sí mismo por encima de mí, nuestras bocas entrelazadas en
un beso que se siente como si de terminar nos fuera a dañar físicamente. Él
se acerca a la mesita de luz y agarra el condón, apartándose brevemente para
ponérselo. Instintivamente, envuelvo mis piernas alrededor de él y tira la
cabeza hacia atrás. Está perfectamente posicionado sobre mí pero se queda
quieto.
Entrelaza nuestros dedos y levanta las manos por encima de mi cabeza.
—Sé que se sentirá increíble estar dentro de ti, pero eso es sólo un
agregado. Necesito estar dentro de ti así podremos estar aún más conectados.
—Quiero eso también —respondo en un susurro. Él me besa suavemente
mientras empuja hacia mí lentamente. Una explosión de dolor me hace
jadear, pero el dolor disminuye casi tan rápido como lo noto. Nuestras bocas
encuentran un ritmo que se sincroniza con el de la roca en sus caderas
mientras empuja suavemente dentro y fuera. Él va lento, avanzando un poco
cada vez hasta que está completamente dentro. Instalándose, me da tiempo
para adaptarme a la sensación de llenado, pero es increíblemente maravilloso
tenerlo dentro de mí.
Rompiendo nuestro intenso beso, retira su cabeza para ver cómo estoy
antes de seguir.
—¿Estás bien? —susurra.
Asiento.
—¿Segura?
—Lo estaré si empiezas a moverte un poco. —Sus cejas se arquean con
sorpresa y deja escapar una risa ronca. Pero la risa es rápidamente
reemplazada por algo más siniestro. Él entierra su cabeza en mi cuello y
pellizca y besa su camino de mi clavícula a mi oído. Su ritmo aumenta a
medida que los besos suaves se transforman en lamidas y sus líneas de
202