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Función y papel del terapeuta En el psicoanálisis clásico, los analistas suelen

adoptar una postura anónima, que a veces se denomina enfoque de "pantalla en

blanco". Se involucran muy poco en la autodivulgación y mantienen un sentido de

neutralidad para fomentar una relación de transferencia, en la que sus clientes

harán proyecciones sobre ellos. Esta relación de transferencia, que es una piedra

angular del psicoanálisis, "se refiere a la transferencia de los sentimientos

experimentados originalmente en una relación temprana a otras personas

importantes en el entorno actual de una persona" (Luborsky, O'Reilly-Landry, &

Arlow, 2008, págs. 17-18). Si los terapeutas dicen poco sobre sí mismos y rara vez

comparten sus reacciones personales, la suposición es que lo que el cliente siente

hacia ellos será en gran medida el producto de sentimientos asociados con otros

signifi cant fi guros del pasado. Estas proyecciones, que tienen su origen en unfi

situaciones anidadas y reprimidas, se consideran "grist for the mill", y su análisis

es la esencia misma del trabajo terapéutico. Una de las funciones centrales del

análisis es ayudar a los clientes a adquirir la libertad de amar, trabajar y jugar.

Otras funciones incluyen ayudar a los clientes a lograr la conciencia de sí mismos,

la honestidad y unas relaciones personales más efectivas; a tratar la ansiedad de

forma realista y a ganar control sobre el comportamiento impulsivo e irracional. El

analista debe fi rimero establecer una relación de trabajo con el cliente y luego

hacer mucho de escuchar e interpretar. Se presta especial atención a las

resistencias del cliente. El analista escucha, aprende y decide cuándo.


La función y el papel del terapeuta Los consejeros adlerianos se dan cuenta

de que los clientes pueden desanimarse y funcionar de manera ineficaz debido a

creencias equivocadas, valores defectuosos y objetivos que nunca se logran.

Operan bajo el supuesto de que los clientes se sentirán y se comportarán mejor si

descubren y corrigen sus errores básicos. Los terapeutas tienden a buscar errores

importantes en el pensamiento y la valoración, como la desconfianza, la santidad

de selfi, las ambiciones poco realistas y la falta de confi dencia. Los adlerianos

asumen una perspectiva no patológica y por lo tanto no etiquetan a los clientes por

sus diagnósticos. Una forma de ver el papel de los terapeutas adlerianos es que

ayudan a los clientes a comprender mejor, desafiar y cambiar la historia de su

vida. "Cuando los individuos desarrollan una historia de vida que fi limitan y

saturan de problemas, el objetivo es liberarlos de esa historia en favor de una

historia alternativa preferida e igualmente viable" (Disque & Bitter, 1998, p. 434).

Una de las principales funciones del terapeuta es hacer una evaluación completa

del funcionamiento del cliente. Los terapeutas a menudo reúnen información sobre

el estilo de vida del individuo por medio de un cuestionario sobre la constelación

familiar del cliente, que incluye a los padres, hermanos y otras personas que viven

en el hogar, las tareas de la vida y los primeros recuerdos. Cuando se resume e

interpreta, este cuestionario da una imagen del mundo social temprano del

individuo. A partir de esta información sobre la constelación familiar, el terapeuta

puede obtener una perspectiva de las principales áreas de éxito y fracaso del

cliente, y de las claves críticas infl que han influido en el papel que el cliente ha

asumido en el mundo. El consejero también utiliza los recuerdos tempranos como

un procedimiento de evaluación. Los recuerdos tempranos (ER) son defi ned como
"historias de eventos que una persona dice que ocurrieron [una vez] antes de que

tuviera 10 años de edad" (Mosak & Di Pietro, 2006, p. 1). Las ER son specifi c

incidentes que los clientes recuerdan, junto con los sentimientos y pensamientos

que acompañaron a estos incidentes de la infancia. Estos recuerdos

Función y papel del terapeuta Los terapeutas existenciales se preocupan

principalmente por comprender el mundo subjetivo de los clientes para ayudarles a

llegar a nuevos entendimientos y opciones. Los terapeutas existenciales se

preocupan especialmente por que los clientes eviten la responsabilidad; invitan a

los clientes a aceptar la responsabilidad personal. Cuando los clientes se quejan

de los apuros en que se encuentran y culpan a otros, es probable que el terapeuta

les pregunte cómo contribuyeron a su situación. Los terapeutas con orientación

existencial suelen tratar con personas que tienen lo que podría llamarse una

existencia restringida. Estos clientes tienen una conciencia limitada de sí mismos y

a menudo son vagos acerca de la naturaleza de su

Función y papel del terapeuta El papel de los terapeutas centrados en la

persona está enraizado en sus formas de ser y actitudes, no en las técnicas

diseñadas para conseguir que el cliente "haga algo". Las investigaciones sobre la

terapia centrada en la persona parecen indicar que la actitud de los terapeutas,

más que sus conocimientos, teorías o técnicas, facilitan el cambio de personalidad

en
el cliente (Rogers, 1961). Básicamente, los terapeutas se usan a sí mismos como

un instrumento de cambio. Cuando se encuentran con el cliente a nivel de persona

a persona, su "papel" es estar sin papeles. No se pierden en un rol profesional. Es

la actitud del terapeuta y la creencia en los recursos internos del cliente lo que

crea el clima terapéutico para el crecimiento (Bozarth et al., 2002). Thorne (2002a)

reforzó la importancia de que los terapeutas se encuentren con los clientes de

forma personal, en lugar de depender excesivamente de un contrato profesional.

Advirtió sobre la posibilidad de retroceder a una postura de pseudoprofesionalismo

caracterizada por la presentación de un contrato detallado a los clientes, la

observación rígida de los límites y el compromiso con métodos empíricamente

validados. Sugirió que este énfasis excesivo en el profesionalismo tiene como

objetivo proteger a los terapeutas de una participación excesiva con los clientes,

que a menudo resulta en una participación insuficiente con ellos. Thorne afirma:

"Ninguna cantidad de contratación puede compensar la falta de recursos

personales del terapeuta y ninguna cantidad de fi na vez que se habla de métodos

y objetivos puede ocultar la incapacidad del terapeuta para conocer al cliente de

persona a persona" (pág. 22). La teoría centrada en la persona sostiene que la

función del terapeuta es estar presente y accesible a los clientes y centrarse en su

experiencia inmediata. Ante todo, el terapeuta debe estar dispuesto a ser real en

la relación con los clientes. Siendo congruente, aceptando y empático, el terapeuta

es un catalizador para el cambio. En lugar de ver a los clientes en categorías de

diagnóstico preconcebidas, el terapeuta se reúne con ellos en una base de

experiencia momento a momento y entra en su mundo. A través de la actitud del

terapeuta de cuidado genuino, respeto, aceptación, apoyo y comprensión, los


clientes son capaces de aflojar sus defensas y percepciones rígidas y pasar a un

nivel más alto de funcionamiento personal. Cuando estas actitudes del terapeuta

están presentes, los clientes tienen entonces la libertad necesaria para explorar

áreas de su vida que fueron negadas a la conciencia o distorsionadas. Broadley

(1997) afirma que los terapeutas no tienen como objetivo manejar, conducir,

regular o controlar al cliente: "En más términos specifi c el terapeuta centrado en el

cliente no tiene la intención de diagnosticar, crear planes de tratamiento, elaborar

estrategias, emplear técnicas de tratamiento, ni asumir responsabilidad alguna por

el cliente" (pág. 25). Los terapeutas centrados en la persona también evitan estas

funciones: Por lo general, no hacen un historial, evitan hacer preguntas de guía e

indagación, no hacen interpretaciones del comportamiento del cliente, no evalúan

las ideas o planes del cliente, y no deciden por el cliente sobre la frecuencia o la

duración de la empresa terapéutica (Broadley, 1997).

La función y el papel del terapeuta Perls, Hefferline y Goodman (1951)

afirmaron que el trabajo del terapeuta es invitar a los clientes a una

asociación activa donde puedan aprender sobre sí mismos adoptando una

actitud experimental hacia la vida en la que prueben nuevos comportamientos y

noten lo que sucede. Yontef y Jacobs (2008) indican que los terapeutas Gestalt

utilizan métodos activos y el compromiso personal con los clientes para aumentar

su conciencia, libertad y auto-dirección en lugar de dirigirlos hacia objetivos

preestablecidos. Los terapeutas Gestalt animan a los clientes a atender su

conciencia sensorial en el momento presente. Según Yontef (1993), aunque el

terapeuta funciona como guía y catalizador, presenta experimentos y comparte


observaciones, el trabajo básico de la terapia lo realiza el cliente. Yontef sostiene

que la tarea del terapeuta es crear un clima en el que los clientes puedan probar

nuevas formas de ser y comportarse. Los terapeutas Gestalt no fuerzan el cambio

en los clientes a través de la confrontación. En su lugar, trabajan en un contexto

de diálogo Yo/Tú en un marco de aquí y ahora. Una función importante de los

terapeutas Gestalticos es prestar atención al lenguaje corporal de los clientes.

Estas señales no verbales proporcionan una rica información ya que a menudo

representan sentimientos de los que el cliente no es consciente. El terapeuta

necesita estar alerta a los vacíos de atención y conciencia y a las incongruencias

entre las verbalizaciones y lo que los clientes están haciendo con sus cuerpos. Los

terapeutas pueden dirigir a los clientes para que hablen y se conviertan en sus

gestos o partes del cuerpo preguntando, "¿Qué dicen tus ojos?" "Si tus manos

pudieran hablar en este momento, ¿qué dirían?" "¿Puedes mantener una

conversación entre tus manos derecha e izquierda?" Los clientes pueden expresar

verbalmente su ira y al mismo tiempo sonreír. O pueden decir que están sufriendo

y al mismo tiempo reírse. Los terapeutas pueden pedir a los clientes que se den

cuenta de cómo están usando su risa para enmascarar sentimientos de ira o dolor.

Además de llamar la atención sobre el lenguaje no verbal de los clientes, el

consejero Gestaltico pone énfasis en la relación entre los patrones de lenguaje y la

personalidad. Los patrones de lenguaje de los clientes son a menudo una

expresión de sus sentimientos, pensamientos y actitudes. El enfoque de la Gestalt

se centra en los hábitos de habla abierta como una forma de aumentar la

conciencia de los clientes sobre sí mismos, especialmente preguntándoles.


Función y papel del terapeuta Los terapeutas de conducta realizan una

evaluación funcional completa (o análisis de conducta) para identificar las

condiciones de mantenimiento mediante la recopilación sistemática de información

sobre los antecedentes de la situación, las dimensiones del problema de conducta

y las consecuencias del problema. Esto se conoce como el modelo ABC, que

aborda los antecedentes, las conductas y las consecuencias. Este modelo de

comportamiento sugiere que el comportamiento (B) es infl uencionado por algunos

eventos particulares que lo preceden, llamados antecedentes (A), y por ciertos

eventos que lo siguen llamados consecuencias (C). Los eventos precedentes son

aquellos que indican o provocan un cierto comportamiento. Por ejemplo, en el

caso de un cliente que tiene problemas para dormir, escuchar una cinta de

relajación puede servir como señal para inducir el sueño. Apagar las luces y quitar

la televisión de la habitación también puede provocar conductas de sueño. Las

consecuencias son eventos que mantienen un comportamiento de alguna manera,

ya sea aumentando o disminuyéndolo. Por ejemplo, es más probable que un

cliente regrese a la terapia después de que el consejero le ofrezca un elogio verbal

o aliento por haber llegado o haber completado alguna tarea. Un cliente puede

tener menos probabilidades de volver después de que el consejero llegue

consistentemente tarde a las sesiones. Al hacer una entrevista de evaluación, la

tarea del terapeuta es identificar los antecedentes particulares y los eventos

consecuentes que infl uencia o están funcionalmente relacionados con el


comportamiento de un individuo (Cormier, Nurius, & Osborn, 2009). Los

profesionales orientados a la conducta tienden a ser activos y directivos y a

funcionar como consultores y solucionadores de problemas. Prestan mucha

atención a las pistas dadas por los clientes, y están dispuestos a seguir sus

corazonadas clínicas. Los profesionales del comportamiento deben poseer

habilidades, sensibilidad y perspicacia clínica (Wilson, 2008). Utilizan algunas

técnicas comunes a otros enfoques, como el resumen, refl ección, clarifi cación, y

el interrogatorio abierto. Sin embargo, los clínicos del comportamiento también

realizan otras funciones (Miltenberger, 2008; Spiegler & Guevremont, 2003):

Función y papel del terapeuta El terapeuta tiene tareas en specifi c, y el

primer paso en es mostrar a los clientes cómo han incorporado muchos

"deberes" y "debidas" irracionales. El terapeuta disputa las creencias

irracionales de los clientes y los alienta a participar en actividades que

contrarresten sus creencias autodestructivas y a reemplazar sus rígidos "deberes"

por preferencias. Un segundo paso en el proceso terapéutico es demostrar cómo

los clientes mantienen activas sus perturbaciones emocionales al seguir pensando

de forma ilógica y poco realista. En otras palabras, como los clientes siguen

reindoctrinándose a sí mismos, son en gran medida responsables de sus propios

problemas de personalidad. Para ir más allá del mero reconocimiento de los

pensamientos irracionales, el terapeuta da un tercer paso: ayudar a los clientes a

modificar su pensamiento y minimizar sus ideas irracionales. Aunque es poco

probable que podamos eliminar por completo la tendencia a pensar


irracionalmente, podemos reducir la frecuencia. El terapeuta confronta a los

clientes con las creencias que originalmente aceptaron sin cuestionar y demuestra

cómo continúan adoctrinándose con suposiciones no examinadas. El cuarto paso

del proceso terapéutico es desafiar a los clientes a desarrollar una filosofía de vida

racional para que en el futuro puedan evitar ser víctimas de otras creencias

irracionales. Abordar sólo specifi c problemas o síntomas no puede dar ninguna

seguridad de que no surjan nuevos miedos ilógicos. Es deseable, entonces, que el

terapeuta discuta el núcleo del pensamiento irracional y enseñe a los clientes

cómo sustituir las creencias y comportamientos racionales por otros irracionales.

El terapeuta saca el misterio del proceso terapéutico, enseñando a los clientes

sobre la hipótesis cognitiva de la perturbación y mostrando cómo las creencias

defectuosas llevan a consecuencias negativas. El entendimiento por sí solo no

suele conducir a un cambio de personalidad, pero ayuda a los clientes a ver cómo

siguen saboteándose a sí mismos y qué pueden hacer para cambiar.

La función y el papel del terapeuta pueden considerarse como un proceso de

tutoría en el que el terapeuta es el profesor y el cliente es el estudiante. Los

terapeutas de la realidad enseñan a los clientes cómo participar en la auto-

evaluación, lo cual se hace planteando la pregunta, "¿Sus comportamientos le

están dando lo que quiere y necesita?" El papel del terapeuta de la realidad no es

hacer la evaluación para los clientes, sino desafiar a los clientes a examinar y

evaluar su propio comportamiento, y luego hacer planes para el cambio. El


resultado es mejores relaciones, mayor felicidad y una sensación de control

interno de sus vidas (Wubbolding, 2007b).

El trabajo de los terapeutas es transmitir la idea de que no importa lo mal que

estén las cosas, hay esperanza. Si los terapeutas son capaces de inculcar este

sentido de esperanza, los clientes sienten que ya no están solos y que el cambio

es posible. El terapeuta funciona como un defensor, o alguien que está del lado

del cliente. Juntos pueden abordar creativamente una serie de preocupaciones.

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