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OBLIGACIONES DE DAR - ART.

1132
El acreedor de bien cierto no puede ser obligado a recibir otro, aunque éste sea de mayor valor.
CONCORDANCIAS:

C.P.C. arts. 694 incs. 1), 2), 704

LEY 26636 arts. 73 incs. 1),2),74

LEY 26887 arts. 22, 23, 25, 26, 108

Comentario
Luciano Barchi Velaochaga
1. Las obligaciones: introducción
a) La importancia del intercambio de bienes y servicios en la sociedad moderna
Vivimos en un mundo donde los recursos son escasos y las necesidades del hombre son
ilimitadas. La escasez puede ser definida como "la insuficiencia de los bienes y/o servicios
disponibles para satisfacer todos los deseos y necesidades de los seres humanos"(1).
El hombre primitivo era autosuficiente y autárquico, debía producir por sí mismo lo suficiente
para su propio consumo, como señala De Trazegnies: "dentro de sociedades más simples y
primitivas, muchas de las necesidades pueden ser satisfechas a través de una economía de
autoconsumo y, en ese caso, el hombre es bastante autárquico, es relativamente independiente
de los demás hombres"(2).
El hombre moderno se concentra en la producción de un solo bien o quizá de unos cuantos
bienes. El hecho de concentrarse en la producción de un solo bien o de unos cuantos bienes se
denomina especialización.
Cada persona tiene diferentes habilidades. Lo que una persona realiza fácilmente, a otra le
parece difícil, de acuerdo con Parkin, se dice que: "una persona tiene ventaja comparativa en la
producción de un bien en particular si esa persona puede producir el bien a un costo de
oportunidad menor que cualquier otra"(3).
Al especializarse en la producción de aquellos bienes y servicios en los que se tienen ventajas
comparativas, se hace indispensable el intercambio de bienes y servicios entre las personas. Si
Primus tiene ventaja comparativa en la producción de maíz, dedicará todo su tiempo al cultivo
del maíz. Si Secundus tiene ventaja comparativa en la producción de tela, dedicará su tiempo a
la producción de tela. Obviamente, Primus y Secundus producirán más maíz y tela que si cada
uno se preocupara de sus propias necesidades (produciendo cada uno algo de maíz y algo de
tela). Primus y Secundus deberán intercambiar sus bienes para poder satisfacer sus mutuas
necesidades respecto de los bienes que no producen.
Para la sociedad moderna el intercambio es fundamental. Como apunta De Trazegnies: "en la
sociedad moderna las necesidades individuales se satisfacen a través del mercado y el mercado
es inconcebible sin referencia al conjunto, sin referencia a la sociedad toda, porque no consiste
en otra cosa que en un intercambio generalizado de bienes y servicios"(4). En otras palabras, en
la sociedad moderna, cada individuo no produce directamente lo que consume sino que produce
un bien o servicio que otros necesitan, para intercambiarlo por lo que él necesita.
En la sociedad moderna se establece una estructura basada en relaciones de intercambio, a
través de las cuales se busca la satisfacción de las necesidades mediante la cooperación ajena.
Esta operación económica, conocida inicialmente como trueque (5), supone el intercambio de
una cosa por otra (el "do ut des" de los romanos), de cosas por servicios ("do ut facias”) e,
incluso, el intercambio de servicios ("facio ut facias"y "facio ut des'? Así, en nuestro ejemplo
inicial, Primus coopera con Secundus proporcionándole maíz y, a su vez, Secundus coopera con
Primus proporcionándole tela.
Una parte importante de la satisfacción de necesidades se efectúa mediante el mecanismo del
mercado. En el mercado de bienes de consumo tiene lugar el cambio de mercancías, la
prestación de servicios, etc. Debemos aclarar que mercado no solo es el conjunto de relaciones
de intercambio, sino que también sirve para designar al bien o al servicio que se intercambia;
así, se habla de mercado automotor, mercado de alimentos, etc.
De acuerdo con Pejovich: "una persona realiza un intercambio porque espera que los beneficios
derivados de la adquisición de un bien superen al costo en términos de otras cosas que deben
sacrificarse"(6). El beneficio derivado del intercambio es el aumento de la satisfacción que
proporciona el derecho de usar el bien adquirido. El costo del intercambio es la satisfacción a la
que debe renunciar la persona cuando adquiere un bien (costo de oportunidad). Así, por
ejemplo, cuando alguien compra 2 kg. de arroz a un precio de S/. 2.00, renuncia a la satisfacción
de otros bienes que podría comprar con esa misma cantidad de dinero. El intercambio supone
una elección entre usos alternativos.
El intercambio, como aclara Pejovich, "no se deriva de la existencia de una excedente que
alguna persona quiere eliminar, sino del hecho de que diversas personas piensan diferente
acerca de bienes distintos"(7), diferentes personas valorizan los bienes de modo distinto y el
intercambio traslada los bienes de usos menos apreciados a los más apreciados. Esto significa
que, en virtud de la maximización de la extensión del intercambio, la transferencia sólo se
justifica si el bien es adquirido por quien más lo valoriza; es decir, por quien esté dispuesto a
sacrificar más en términos de otros bienes. Cuando ello ocurre, cuando se asigna un bien a quien
ofrece más los economistas dicen que tal bien se está utilizando eficientemente.
Debemos tener presente que cada una de las personas tiene una escala de preferencias.
Continuamente las personas optan entre diversas actividades sobre la base de un orden de
prioridades. Como señala Cachanosky: "las escalas de preferencias tienen las siguientes
características:
1. difieren en cada individuo;
2. el orden de prioridades de cada persona varía con el paso del tiempo y el cambio de
circunstancias; y
3. las necesidades que las componen son infinitas: el hombre siempre tendrá necesidades que
satisfacer. A medida que satisface las que considera prioritarias pasa a atender las que considera
menos urgentes. Cuando los ingresos reales aumentan empezamos a comprar bienes que
continúan en orden de importancia dentro de la escala de preferencias"(8}. De tal manera que
cuando un individuo transfiere un bien a cambio de otro, significa que el bien que recibe ocupa
un lugar prioritario con relación al bien que entrega, con lo cual ambas partes mejoran su
posición, alcanzando ambas el bienestar máximo, lo que quiere decir que ambos satisfacen sus
necesidades asignando los bienes de manera eficiente.
Como se ha podido establecer en los párrafos anteriores, la necesidad es el presupuesto del
intercambio; en otras palabras, los agentes económicos intercambian bienes y servicios porque
tienen necesidades que deben ser satisfechas, por tanto, el intercambio es el vehículo para la
satisfacción de las necesidades del individuo(9).
Dado que el intercambio es un método para la movilización de los recursos de usos menos
apreciados a los más preciados, es imperativo proveer incentivos para la realización de
intercambios.
b) Los riesgos del intercambio de bienes y servicios: el riesgo del incumplimiento. La
"juridización" de las operaciones económicas
El intercambio puede ser simultáneo o realizarse a lo largo de un periodo de tiempo. Cuando no
se realiza de manera simultánea, los agentes económicos "cooperan" en momentos diferentes;
así, Primus tiene que entregar hoy 10 kg. de maíz, de su producción y esperar que Secundus le
entregue 5 mts. de tela de su producción dentro de quince días. Este hecho, genera
incertidumbre para quien debe cumplir en primer lugar, en la medida que existe el riesgo que el
otro agente no cumpla con su parte después.
Como señalan Cooter y Ulen: "el paso del tiempo entre el intercambio de promesas y su
cumplimiento crea incertidumbres y riesgos. Las incertidumbres y los riesgos crean obstáculos
para el intercambio y la cooperación"(10).
Si aceptamos que las relaciones de intercambio permiten la satisfacción de necesidades a través
de la cooperación ajena, "estaríamos permitiendo que un recurso escaso (capacidad reproductora
individual) sea transferida vía el mercado a personas que carecen de ella o que, teniéndola la
pueden ejercer a muy alto costo" (BULLARD GONZÁLEZ, Alfredo. "Advertencia: el presente
artículo puede herir su sensibilidad jurídica. El alquiler de vientre, las madres sustitutas y el
Derecho Contractual". En: lus et Veritas. Año V. N° 10, p. 57).
La no simultaneidad concede a una de las partes una ''ventaja estratégica. Al respecto Posner
expone el siguiente ejemplo: "A desea vender su vaca. Hay dos postores, B y C. La vaca vale $
50 para B y $ 100 para C (y sólo $ 30 para A), de modo que la eficiencia requiere que la vaca
sea vendida a C y no a B. Pero B tiene $ 50 a la mano, mientras que C no puede obtener
efectivo durante una semana. C promete pagar $ 75 al cabo de una semana, y supongamos que
este premio de $ 25 compensaría plenamente a A por los costos, en caso de incumplimiento, de
entablar un juicio por daños o de hacer que se le devuelva la vaca, descontados por el riesgo del
incumplimiento (si la ley hace ejecutoria la promesa que C ha hecho a A). Sin embargo, si la ley
no hace cumplir tales promesas, A podría decidir que, puesto que C podría no obtener el dinero
y como B perdería su interés por la transacción, estará mejor vendiendo ahora la vaca a B. Si lo
hace, la incapacidad de la ley para proveer un remedio si C no cumple su promesa habrá
inducido a una mala asignación de recursos, desalentando un intercambio en el que se difiere el
desempeño de una de las partes. (B podría revender la vaca a C más tarde, pero esto conllevaría
un costo de transacción adicional)"( 11).
De acuerdo con el ejemplo citado la inexistencia de mecanismos que permitan reducir el riesgo
del incumplimiento implícito en una operación económica, llevaría a la frustración del
intercambio o, en todo caso, el intercambio se llevará a cabo pero produciendo una asignación
subóptima de recursos.
Como señala Santos Pastor: "la función primordial del Derecho de Contratos consiste, pues, en
proporcionar un conjunto de reglas -y de mecanismos que garanticen el cumplimiento de esas
reglas- que aseguren que los individuos realizan sus deseos en lo concerniente a un contrato,
garantizando el cumplimiento de lo acordado, permitiendo de esta manera que el tráfico de
bienes y servicios (de derechos) tenga lugar y que éstos fluyan de las manos de quienes menos
los valoren a quienes los valoren más, que no son otros que quienes estén dispuestos a pagar
más por ellos"(12).
En tal sentido, el Estado, a través del Derecho Patrimonial, no hace sino reconocer la
importancia del intercambio de bienes y servicios en la sociedad, proporcionando un conjunto
de reglas que permitan que éste se realice asignando de manera óptima los recursos. Así, Díez-
Picazo considera al Derecho Patrimonial: "como aquella parte del Derecho Civil, que
comprende las normas y las instituciones a través de las cuales se realizan y ordenan las
actividades económicas del hombre"(13). El Derecho de Contratos, dentro del cual ubicamos las
normas del Libro de Obligaciones, se refiere, específicamente, a las operaciones que las
personas realizan con los bienes económicos.
Para que una relación de intercambio se encuentre bajo el ámbito del Derecho la relación de
intercambio debe cumplir una serie de requisitos impuestos por el Estado. En otras palabras, al
Estado no le interesa proteger todas las relaciones de intercambio, sino sólo aquellas que reúnen
los requisitos establecidos.
En virtud del contrato(14) se constituyen relaciones de intercambio o también llamadas
relaciones de cooperación; en virtud de aquéllos agentes económicos se comprometen a
cooperar entre sí proporcionando los recursos para la mutua satisfacción de sus necesidades.
Así, Díez-Picazo define la relación obligatoria como: "la relación jurídica establecida entre dos
o más personas dirigida a que una de ellas obtenga determinados bienes y servicios mediante la
cooperación de otra o bien de intercambio recíproco de bienes y servicios mediante una
recíproca cooperación"(15). Betti, por su lado, señala: "... en la relación de obligación el interés
del titular del derecho está destinado a realizarse, por medio de un intermediario, a través de un
comportamiento ajeno, de una actividad de cooperación"(16).
Entendemos la relación jurídica como toda relación de vida establecida entre dos o más
personas (relación intersubjetiva) como vehículo para realizar determinados fines que son
dignos de tutela por el ordenamiento jurídico. En este caso la relación jurídica está dirigida a
permitir el intercambio de bienes y servicios; es decir, tiene una finalidad económica. A esta
relación se le conoce como relación obligatoria.
Cuando una relación de intercambio o de cooperación adquiere "juridicidad" significa que los
agentes podrán "exigirse" mutuamente el cumplimiento de lo prometido. Como señala Lázaro
Carreter explicando el verbo "exigir": "... sólo puede exigir quien posee alguna fuerza para
alcanzar su demanda"(17). Esa fuerza supone la posibilidad de los agentes no sólo de
pretenderse mutuamente el cumplimiento de lo debido (pretensión material), sino de recurrir a
la tutela jurisdiccional (acción) para pretender el cumplimiento de lo debido (pretensión
procesal). En otras palabras, el agente económico cuenta con la posibilidad de recurrir al
sistema judicial para conseguir lo prometido.
Cuando el Estado hace cumplir las relaciones obligatorias genera incentivos para la cooperación
eficiente, puesto que hace creíble un compromiso de cooperación; es decir, da credibilidad a un
contrato.
Lo dicho significa que existen relaciones de intercambio que se producen en el subsistema
económico pero no ingresan al subsistema jurídico, por cuanto al Estado no le interesa
protegerlas.
Estas relaciones de intercambio "no juridizadas" no gozan de los remedios frente al
incumplimiento establecidos por el Derecho, pero esto no significa que el intercambio de bienes
y servicios no pueda realizarse en el "mundo fáctico".
En efecto, las relaciones de intercambio "no juridizadas" se contraen y se ejecutan en el "mundo
fáctico" en base a otras reglas o códigos de conducta. Esto explica, por ejemplo, el por qué si
bien es ilegal la comercialización de droga y por tanto las partes no pueden valerse de los
remedios frente al incumplimiento, tales operaciones económicas se llevan a cabo en el "mundo
fáctico".
Ello significa que el intercambio es posible sin Derecho de Contratos, dentro del cual ubicamos
el Libro de las Obligaciones, pero su número e importancia se reduce a aquellas operaciones
económicas en las que exista confianza mutua entre los agentes económicos; es decir, "contrato
con él porque lo conozco y como lo conozco confío en él"(18). Obviamente, sería ideal que los
intercambios se basaran en reglas de comportamiento o códigos de conducta que hagan que la
gente cumpla con la palabra empeñada, los costos de transacción se reducirían
considerablemente, como nos dice Douglass North: "en la medida en que tengamos altos
estándares éticos y normas de comportamiento adecuadas, la mayoría de los contratos
requerirán solamente un apretón de manos o un asentimiento con la cabeza"(19).
La decisión respecto de qué relaciones de intercambio gozan de los remedios frente al
incumplimiento y cuáles no, es una decisión exclusiva del Estado. No obstante, el Estado,
normalmente no toma en cuenta los efectos que genera su decisión de no "juridizar"
determinadas relaciones de intercambio. El Estado olvida que si bien la prohibición impide el
"ingreso" de la relación de intercambio al "mundo jurídico", el intercambio se lleva a cabo en el
"mundo fáctico con determinadas consecuencias"(20).
2. La relación obligatoria y la función del Derecho de Obligaciones
La relación obligatoria es una relación jurídica intersubjetiva de contenido patrimonial. La
relación obligatoria constituye un cauce para que las personas puedan realizar entre ellas
actividades de cooperación social. Más concretamente se trata de aquella colaboración o
cooperación social que se lleva a cabo mediante el intercambio de bienes y servicios de
naturaleza económica.
El intercambio es importante desde el punto de vista económico, puesto que permite que los
bienes y servicios fluyan de las manos de quienes menos los valoren a quienes los valoren más.
En tal sentido el Derecho, a través del Derecho de Obligaciones (y de manera más amplia el
Derecho de Contratos), tiene como función asegurar que estos intercambios se realicen.
La función primordial del Derecho de Obligaciones consiste en proporcionar un conjunto de
reglas y de mecanismos que garanticen el cumplimiento de esas reglas que aseguren el
intercambio.
Esta función se realiza por medio de dos tareas: a) reduciendo los costos de transacción; y b)
asegurando el cumplimiento.
a) Reducción de los costos de transacción.-
Esta función se realiza de diversas maneras:
- Reduciendo las complicaciones y complejidades innecesarias, que no serían sino costes
adicionales que dificultan el intercambio.
- Suministrando reglas de aplicación para el caso de contingencias no previstas por las partes
(normas supletorias).

b) Asegurar el cumplimiento.-
El Derecho de Obligaciones tiene como objeto el cumplimiento de las relaciones obligatorias,
puesto que de lo contrario se estaría disuadiendo el intercambio. Se asegura el cumplimiento
proporcionando remedios para el caso de lesiones al crédito.
3. Comentario al artículo 1132 del Código Civil
El despliegue de la plena eficacia solutoria y satisfactiva del acto de pago exige la concurrencia
de una serie de requisitos que se refieren a los sujetos, al objeto y a las circunstancias de tiempo
y lugar. Desde el punto de vista del objeto, son requisitos del pago: 1) la identidad; 2) la
indivisibilidad y 3) la integridad.
Si bien el artículo 1132 está dentro de las relaciones obligatorias con prestación de dar, debe
tenerse en cuenta que el principio de identidad comprende cualquier tipo de prestación.
La prestación es el programa material o jurídico que el deudor debe realizar y a lo cual el
acreedor tiene derecho. La prestación consiste, según el contenido que ella asuma, en:
1.- El desarrollo de una actividad (comportamientos); o,
2.- La obtención de resultados, que no son necesariamente el producto de su comportamiento.
Tradicionalmente se ha adoptado una clasificación tripartita de la prestación, clasificación que
es adoptada por el Código Civil peruano, en tal sentido, la prestación puede ser de dar, hacer o
no hacer. Actualmente, sin embargo, esta clasificación es discutida en la doctrina, pues la
prestación entendida como obtención de un resultado no encuadra dentro de este esquema.
Las relaciones obligatorias con prestación de dar son aquellas que tienen como finalidad la
transferencia de la titularidad de una situación jurídica o la entrega de un bien.
La prestación de dar comprende el bien previsto por las partes: el bien debido. La relación
obligatoria con prestación de dar se ejecuta mediante la adquisición de la posición (y además
puede implicar la transferencia de la titularidad). En tal sentido la posesión se adquiere mediante
la tradición conforme se establece en el artículo 901 del Código Civil. Así, la relación
obligatoria se entiende cumplida mediante la entrega del bien debido.
La relación obligatoria con prestación de dar se clasifica de la siguiente manera:
1.- De dar bien cierto (prestaciones de dar específicas).
2.- De dar bien incierto (prestaciones de dar genéricas).
3.- De dar dinero (obligaciones pecuniarias).
Las relaciones obligatorias con prestación de dar bien cierto son aquellas en las cuales el bien
debido ha sido especificado en su identidad (ejemplo: Primus se obliga frente a Secundus a
entregar el automóvil Toyota Yaris, con placa Nº AB-1359).
Cada bien tiene una identidad propia, es decir una propia realidad individual que lo distingue de
los otros bienes.
La identificación es el acto de verificación de la identidad del bien, ella procede en base a varios
criterios, referidos a señas materiales o jurídicas (nombres, límites, etc.).
El principal elemento de identificación de los inmuebles son los límites. Cuando se trata de una
unidad inmobiliaria resultante de la división de un inmueble más amplio, es necesario hacer
referencia a las medidas, a representaciones gráficas, a confines naturales. También puede ser
usado el nombre, por ejemplo en las concesiones mineras.
Las relaciones obligatorias con prestación de dar bien incierto son aquellas en que el bien
debido ha sido designado según la pertenencia a un género, es decir a una categoría de bienes
(ejemplo, Primus se obliga frente a Secundus a entregar un automóvil Toyota Yaris).
El Código Civil regula las relaciones obligatorias con prestación de dar bien cierto en los
artículos 1132, 1133, 1134, 1135, 1136, 1137, 1138, 1139 Y 1140. Las relaciones obligatorias
con prestación de dar bien incierto están reguladas entre los artículos 1142 al 1147.
El bien debido es el bien que el deudor debe entregar al acreedor en propiedad o en goce. El
principio de identidad comprende:
1.- El deudor de obligaciones genéricas (bienes inciertos no fungibles) debe entregar los bienes
teniendo en cuenta la calidad (artículo 1143).
2.- La integridad material o ausencia de vicios. El vicio es una imperfección material que incide
en el valor o en la utilidad del bien.
3.- El bien debe tener las cualidades esenciales para el uso al cual está destinado. Cualidades
esenciales de los bienes son los atributos de materia, estructura y medida que hacen a los bienes
normalmente adecuados a su función; aliado de las cualidades de los bienes que resultan
debidos en base al título negocial.
4.- Integridad jurídica, es decir, los bienes deben ser jurídicamente íntegros, vale decir, libres de
otros derechos que limiten la titularidad o la disponibilidad.
DOCTRINA

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sensibilidad jurídica. El alquiler de vientre, las madres sustitutas y el Derecho Contractual. En lus et Veritas, Año V, NI! 10;
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sentido: MUNDELL, Robert. "El hombre y la economía". Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1972, p. 19.

(3) PARKIN, Michael. "Microeconomía". Addison-Wesley Iberoamericana S.A. Wilmington, 1995, p. 64.

(4) DE TRAZEGNIES GRANDA, Fernando. Ob. cit., p. 346.

(5) El trueque es un intercambio extremadamente complejo que supone costos de transacción altos. Ver al respecto BARCHI
VELAOCHAGA, Luciano. "Reflexiones en torno a la determinación del precio en el contrato de compraventa". En: Contratos
Mercantiles. Revista Peruana de Derecho de la Empresa. Serie Derecho. Lima, 1995, p. 51 Y siguientes.

(6) PEJOVICH, Svetozar. "Fundamentos de Economía. Un enfoque basado en los derechos de propiedad". Fondo de Cultura
Económica. México, 1985, p. 38.

(7) PEJOVICH, Svetozar. Ob. cit., p. 39.


(8) CACHANOSKY, Juan. "Eficiencia económica y sistemas jurídicos". En: Revista de la Facultad de Derecho. Universidad
Francisco Marroquín. Año IV. N° 8. Segunda época, p. 23.

(9) Comúnmente se piensa que las relaciones de intercambio sólo están destinadas a satisfacer las necesidades materiales del
hombre; es decir, las relaciones de intercambio sólo se limitarían a solucionar el problema de la escasez material. Sin embargo, ello
significa adoptar una visión muy limitada de la escasez, pues, los hombres no sólo tienen necesidades materiales. Pensemos, por
ejemplo, en el deseo de ser padre o madre y en los problemas de infertilidad. Obviamente, algunas personas no pueden tener hijos,
ni siquiera con la ayuda de la tecnología actual.

(10) COOTER, Robert y ULEN, Thomas. "Derecho y Economía". Fondo de Cultura Económica. México, 1998, p.238.

(11) POSNER, Richard. "El Análisis Económico del Derecho". Fondo de Cultura Económica. México, 1998, p. 91.

(12) PASTOR, Santos. "Sistema Jurídico y Economía". Editorial Tecnos, Madrid, 1989, pp. 148-149.

(13) DiEZ-PICAZO, Luis. "Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial", volumen 1, p. 41.

(14) Diez-Picazo distingue las fuentes de las relaciones obligatorias de la siguiente manera: 1) la autonomía privada o poder del
individuo de constituir sus propias relaciones jurídicas (aquí encontramos al contrato). y 2) el poder heterónomo. la soberanía del
Estado creando relaciones jurídicas entre particulares. El Libro de Obligaciones se aplica a toda relación obligatoria
independientemente de su fuente.

(15) DiEZ-PICAZO. Luis. Ob. cit.. volumen l. p. 391.

(16) BETTI. Emilio. "Teoría General de las Obligaciones". Tomo 1. Editorial Revista de Derecho Privado. Madrid, 1969. p. 10.

(17) LAZARO CARRETER, Fernando. "Recepcionar, aperturar un detrimento". En: El Dominical. Diario El Comercio. Lima, 8 de
setiembre de 1996. p. 14.

(18) Ver al respecto BULLARD GONZÁLEZ, Alfredo. "La creación de una cultura de mercado en el Perú". En: Importancia de las
instituciones en el desarrollo de una economía de mercado. Apoyo. Lima, 1996, p. 31 Y siguientes.

(19) NORTH, Douglass. "Douglass C. North: respuesta a Alberto Bustamante Belaunde". En: "Instituciones, cambio institucional y
desempeño económico", editado por el Fondo de Cultura Económica. Preparado para la visita del profesor Douglass North al Perú,
junio 1995, p. 75.

(20) Ver al respecto SALAZAR BUSTAMANTE, Federico. "Breve propuesta para descriminalizar el proxenetismo". En: lus el
Verilas, Nº 4; NORTH, Douglass y LEROY MILLER, Roger. "El análisis económico de la usura, el crimen, la pobreza, etcétera".
Fondo de Cultura Económica. México, 1971.

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