Sei sulla pagina 1di 1

Origen del Idealismo

El representante más destacado del idealismo griego antiguo fue Platón, quien declaró que el
mundo verdadero es el suprasensorial, de las ideas, y el mundo de las cosas reales es el de
las sombras, el mundo de los pálidos reflejos de las ideas. En la sociedad feudal predominaba
la escolástica idealista que convirtió la filosofía en sirviente de la teología. Durante el período
de la desintegración del feudalismo y el desarrollo de las relaciones burguesas, de la
burguesía revolucionaria de los países avanzados (Inglaterra, Holanda) surgen muchos
filósofos materialistas (Bacon, Spinoza, &c.), frente a los cuales, durante la época del
afianzamiento de las relaciones capitalistas en Inglaterra, reaccionan el idealismo subjetivo de
Berkeley y el agnosticismo de Hume. La burguesía alemana del siglo XVII y de principios del
XVIII, interesada en desarrollar las relaciones burguesas, pero al mismo tiempo vinculada
muy estrechamente al feudalismo, con el cual establecía un compromiso, inspira al filosofo
idealista Leibnitz.
En el siglo XVIII y en la primera mitad del XIX aparece en Alemania la filosofía idealista
clásica (Kant, Fichte, Schelling, Hegel) que refleja el carácter de compromiso de la burguesía
alemana de esa época: por un lado, sus sueños revolucionarios y, por el otro, su impotencia
para realizar la revolución burguesa a causa del exiguo desarrollo de las relaciones
económicas y la dispersión política de Alemania. Los representantes del idealismo clásico
alemán no sólo absorbieron en su filosofía mucho de lo más valioso que había en el
desarrollo de la ciencia, sino que, en forma idealista, emitieron toda una serie de
pensamientos geniales que presagiaban los descubrimientos de las ciencias naturales del
siglo XIX (la filosofía de la naturaleza de Kant y de Schelling). La culminación del idealismo
filosófico alemán fue la filosofía de Hegel, que, sobre la base del idealismo objetivo, por vez
primera, vio el mundo como un proceso, es decir, en movimiento, mutación y desarrollo
continuos e intentaba indagar la conexión mutua interna de este movimiento y desarrollo. “La
mistificación que ha padecido la dialéctica en manos de Hegel, no ha impedido, ni mucho
menos, que fuera precisamente Hegel el primero que diera un cuadro cabal y consciente de
sus formas generales del movimiento” (Marx). Hegel fue el último representante de una
filosofía idealista en la que, a pesar del idealismo, hay momentos valiosos, progresistas.
Después de Marx y Engels –creadores del materialismo dialéctico, la concepción filosófica del
mundo y el método filosófico del proletariado revolucionario–, la filosofía burguesa degenera,
copiando de los sistemas idealistas del pasado las ideas más reaccionarias, anticientíficas y
místicas. Un carácter particularmente reaccionario adopta la filosofía burguesa durante la
época del imperialismo. La filosofía idealista reaccionaria burguesa llega a convertirse en
bandera del revisionismo y del oportunismo. Defendiendo la idea de la colaboración de
clases, luchando contra la idea de la revolución proletaria, el revisionismo arroja del marxismo
la dialéctica materialista, tratando de conciliar eclécticamente la doctrina de Marx con
cualquier filosofía idealista. Sólo en la URSS, donde el único sistema imperante es el de la
economía socialista, donde fue suprimida la explotación del hombre por el hombre, donde son
superados los contrastes entre el trabajo intelectual y el manual, es posible un incontenible
progreso del desarrollo de la producción y de la ciencia, creándose las condiciones y
premisas para la extinción definitiva de la concepción idealista del mundo. En la interpretación
de los fenómenos sociales, todos los filósofos anteriores a Marx y Engels tomaban como
punto de partida el idealismo, la afirmación de que la historia se reduce al progreso de las
ideas y que el motor fundamental de la historia son los hombres ilustrados, los “héroes”, que
crean la historia sin el pueblo.
Fuente: Diccionario filosófico marxis

Potrebbero piacerti anche