Sei sulla pagina 1di 4

Los desafíos de la agricultura campesina, familiar y comunitaria en el

contexto de impulso al modelo agroindustrial

La agricultura campesina y familiar es un sistema de producción que hace parte

de las formas de vida y cotidianidad de las familias y comunidades campesinas,

indígenas y raizales en las zonas rurales del país; y su papel en la consecución de la

soberanía alimentaria es indudable, no solo en Colombia sino en América Latina y el

Caribe, como afirma en cifras la FAO:

“En América Latina y el Caribe, la agricultura familiar totaliza cerca de 17

millones de unidades productivas, que agrupan a una población de 60 millones de

personas. Así mismo, contiene cerca del 81 % de las explotaciones y ocupa entre el 20

% y 65 % de la superficie agropecuaria, generando entre el 30 % y el 67 % del total de

la producción alimentaria y entre el 57 % y el 77 % del empleo. (Ministerio de

Agricultura y Desarrollo Rural, 2017)”.

Según el Departamento Nacional de Planeación –DNP- en su diagnóstico de la

pobreza rural, en Colombia la población rural considerada pobre se encuentra en un

44.1 %, siendo los agricultores campesinos medianos y pequeños los más afectados

(2015, pág. 4). Es por esto que la agricultura familiar ha venido tomando relevancia

entre actores del gobierno, la academia y las organizaciones sociales del sector rural

principalmente, en busca de soluciones a esta problemática. El Plan Nacional de


Desarrollo 2014 – 2018 “Todos por un nuevo país – paz, equidad educación” establece

medidas para impulsar la agricultura familiar por medio de un plan nacional para el

fomento y protección de la agricultura familiar con el que se pretende apoyar

proyectos integrales de producción, transformación y comercialización agropecuaria,

incentivar y apoyar la producción sostenible y facilitar el acceso a bienes y servicios

del Estado.

En razón de esto, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural – MADR -

emitió en el 2014 la resolución 267 a través de la cual se crea el programa de

Agricultura familiar, con el propósito de afianzar a la población rural en sus territorios;

no obstante su implementación contó con dificultades y limitaciones que llevaron a la

creación de la mesa técnica de agricultura familiar y economía campesina, la cual duro

suspendida hasta finales del pasado año 2016. La Mesa está conformada por el MADR

y la red nacional de agricultura familiar[1] y es dinamizada por la FAO Colombia;

cuenta con la participación de organizaciones del Gobierno Nacional, la sociedad civil,

la academia, y cooperación internacional, entre otros. El propósito de la Mesa es

generar una serie de lineamientos generales de política pública que permita avanzar en

el reconocimiento e impulso de la agricultura familiar.

Para entender la agricultura familiar es de vital importancia trabajar en un

concepto que tenga en cuenta la diferencia entre campesinado y pequeño productor de

agricultura familiar. Según Schneider, de la Universidad Federal de Río Grande del

Sur en Brasil (2017), el campesino vive de lo que produce; como categoría histórica y

social, actualmente se encuentra en un proceso de transición que viene desde las

sociedades primitivas hacia el ser agricultor y aunque mantiene frágiles vínculos con el
mercado y la sociedad, estos no determinan las formas en las que organiza su vida. Por

su parte el pequeño productor se caracteriza por ser un agricultor familiar con la

herencia del campesinado, es una unidad social que trabaja y produce en régimen de la

economía familiar que no está aislada del conjunto de la sociedad; además, la

producción que realiza tiene como propósito la reproducción familiar y la inserción al

mercado. En ese sentido las políticas públicas, la economía, la dinámica social y los

cambios culturales afectan más directamente la manera de funcionar de los

agricultores familiares; en tanto las comunidades campesinas mantienen todavía una

autonomía relativa en relación a la economía y al conjunto de la sociedad, mientras los

agricultores familiares sí son influenciados por estas dinámicas más generales

(Schneider, 2017).

Aunque elementos del campesinado siguen vivos en el agricultor familiar o

pequeño productor (Schneider, 2017), al integrarse económica y socialmente a una

población históricamente excluida como la campesina, no se puede negar que dicho

proceso incide en la transformación del campesinado hacia la posibilidad de una

progresiva desaparición como categoría y sujeto histórico social. El cambio no es solo

conceptual, se trata de cambios sociales y económicos promovidos desde la política

pública, por los cuales pasarían los campesinos a convertirse finalmente en

agricultores familiares o pequeños productores.

El documento borrador para los lineamientos de la política pública para la agricultura

familiar campesina y comunitaria de Colombia proponen dos conceptos de agricultura

familiar: el primero es economía campesina, familiar y comunitaria, el cual busca fungir

como un marco de referencia para las discusiones, resaltando la multidimensionalidad y


multisectorialidad que se presenta como necesaria desde lo planteado en el punto uno

(1) de reforma rural integral de los acuerdos de La Habana, en ese sentido se define

como:

“La economía campesina, familiar y comunitaria abarca una diversidad de estrategias

productivas incluidas la agricultura, la pesca, la acuicultura, la silvicultura, el

aprovechamiento de los bienes y servicios de la biodiversidad, el turismo rural, las

artesanías, la minería artesanal, y otras actividades de comercio y servicios no

vinculadas con la actividad agropecuaria. En ese sistema predominan las relaciones de

reciprocidad, cooperación y solidaridad, y el desarrollo de sus actividades se fundamenta

en el trabajo y mano de obra de tipo familiar y comunitario.” (Borrador de lineamientos

de política pública para la agricultura campesina, familiar y comunitaria en Colombia,

2017).

Potrebbero piacerti anche