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Carl Jung
A medida que caminamos por este viaje que es la vida, pasamos por cambios
fundamentales. Algunas personas usan términos como «crisis del cuarto de
vida» o «mediana edad» para definir dónde creemos que estamos en nuestras
vidas a lo largo del camino. Para mí, no hay destinos en la vida. Aunque estoy
seguro de que si hay hitos.
El atleta
El atleta es la fase de nuestras vidas en la que estamos más ensimismados.
Hay personas en nuestras vidas que nunca han salido de esta fase, o a menudo
vuelven a ella. De las 4 etapas, tiende a ser la menos madura. Se caracteriza
por estar obsesionado con nuestros cuerpos físicos y nuestra apariencia. Para
un ejemplo de la fase de atleta, observe cuando los adolescentes pasan por
delante de un espejo. La fase del atleta puede ser narcisista, crítica o incluso
ambas.
El guerrero
Avanzando en nuestras vidas, alcanzamos la fase del guerrero. Aquí es donde
empezamos a asumir responsabilidades y a tener el deseo de conquistar el
mundo. Bueno, quizás no sea el mundo para algunos de nosotros, pero es
cuando nos volvemos más orientados a las metas. De repente podemos ver los
objetivos que queremos alcanzar y la vanidad de la fase atleta comienza a
desvanecerse. La fase guerrera se caracteriza realmente por las luchas en
nuestras vidas que la edad adulta puede lanzarnos. La fase guerrera es también
la fase más común de las fases a la que las personas vuelven a lo largo de sus
vidas a medida que se «reinventan» a sí mismas.
La declaración
El espíritu
La etapa final de la vida es la etapa espiritual. En esta etapa, nos damos cuenta
de que somos más de lo que hemos acumulado – ya sea dinero, amigos,
posesiones, buenas acciones o hitos en la vida. Somos seres espirituales. Nos
damos cuenta de que somos seres divinos en un viaje de vida que no tiene un
verdadero principio ni un fin. La fase espiritual se caracteriza por un sentido
de «salir de tu propia mente» y enfocarse en lo que nos espera más allá de
nuestros seres físicos.
El filósofo Lao Tzu propuso hace más de 2500 años una pregunta que describe
perfectamente la fase del espíritu: «¿Puedes apartarte de tu propia mente y
así entender todas las cosas? Dar a luz y alimentar, tener sin poseer, actuar
sin expectativas, guiar sin tratar de controlar: esta es la virtud suprema«.