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(Aparecen seis niños en la plataforma en su pecho llevan letras que conforman la palabra
madre. Se paran de espaldas al público y luego se van virando según les toque hablar).
Gladis: Una noche, hace muchos años, la iglesia Episcopal de GRaffon, Virginia, Estados
Unidos, precisamente en el segundo domingo de mayo de 1907 una joven huérfana llamada
Anna M. Jarvis en una reunión privada celebrada en su residencia en Filadelfia, ella y sus
amigas exteriorizaron el deseo de promover un homenaje en memoria de su madre, la
primera celebración, como ya dijimos, se celebró en su casa el segundo domingo de mayo
de 1907. De aquí que el segundo domingo de mayo de 1908 se comenzó un homenaje
público y colectivo en honor al amor materno. En nuestro país, no fue hasta mayo de 1913
que el Senado de la Cámara aprobó el segundo domingo de mayo como día festivo
nacional. Mañana domingo el mundo celebrará este día en conmemoración al amor más
grande y más sublime que existe después del de Dios, el amor de madre, y nuestra Escuela
Sabática en esta mañana pretende homenajear a todas las madres presentes y también a las
ausentes.
Gladis: La Escuela Sabática en esta mañana quiere hacer llegar a todas las madres en este
su día un efusivo mensaje de amor y cariño y profundo respeto porque son dignas en todo
esto y más. Sea nuestra saludo para el resto de la congregación presente.
Oración: Nuestro compasivo redentor observa con amor a nuestras madres, y está dispuesto
a escuchar y contestar sus oraciones. El conoce las cargas del corazón de cada madre, y ha
prometido ser su mejor amigo en caso de emergencia. En esta mañana deseo invitar a mi
madre para orar juntos, y al entregarle esta delicada flor, deseo mostrarle mi
agradecimiento por sus desvelos, por su cariño, por el amor que siempre me ha profesado
(le entrega la flor y ora para que el Señor nos ayude a ser siempre hijos que honremos a
nuestras madres, y la madre ora pidiendo la dirección divina para educar y encaminar a sus
hijos).
Secretaria: Todos los días deben ser “Dïas de las Madres”, pero esta es una buena ocasión
para expresar el cariño que sentimos hacia alguien a quien amamos y mostrarle nuestro
agradecimiento. En esta mañana quisiera mostrar mi agradecimiento a la Escuela Sabática,
como madre espiritual me acogió a mi familia y a mí desde el momento en que nacimos
espiritualmente, y siempre nos ha apoyado. Nos han protegido espiritualmente, y nos han
mostrado su cariño. En esta mañana con sumo placer como secretaria de ese gran cuerpo
que es la Escuela Sabática deseo informarles de la situación actual (informe de la Escuela
Sabática).
Promoción:
Adolescente:
Junta el infinito amor de Dios
el valor de todos los tiempos
la fuerza de todos los colosos
el sacrificio de todos los mártires
la constancia de todos los maestros
el esmero de todos los jardineros
el desinterés de todos los niños
el cuidado de todos los ángeles
el afán de todas las abejas
la canción de todas las aves
la caricia de todas las brisas
el desvelo de todas las estrellas
la firmeza de todas las rocas
la delicadeza de todas las flores
todo puesto por Dios en una mujer:
LA MADRE.
Parte Especial: Los sacrificios que tiene que enfrentar una madre para educar bien a sus
hijos son grandes, pero recuerden, padres, aunque no vean el resultado positivo de nuestro
esfuerzo de inmediato, no desmayes, Dios ha prometido:
“Tu pleito yo lo pleitaré y yo salvaré a tus hijos. Ora, confía en el Señor, el coronará tus
esfuerzos guiándolos hacia la Patria Celestial. En esta mañana quiero hablarles de mi
experiencia (Cuando niño
Misionero: De los setenta y nueve monarcas que sucedieron al trono de Francia, solo tres
demostraron que amaban sinceramente al pueblo, y cosa notable, los tres habían sido
educados por sus madres. La esfera de la madre, puede ser humilde, pero su influencia
perdura por la eternidad. Quisiera entregar esta mañana a mi madre esta hermosa flor y
agradecerle por la influencia que ella ejerció sobre mí para que en esta mañana yo estuviera
en este lugar compartiendo con ella. (La llama al frente, le entrega la flor, y junto a ella
dice el misionero).
Una bella mañana de domingo, un grupo de jóvenes que asistían a la facultad de derecho,
salió en dirección a una gruta que no distaba mucho de la ciudad. Llevaban naipes y
botellas de licor, y pretendían pasar el día allí escondidos y bebiendo. Iban riendo y
conversando libremente, esperando pasar un día muy agradable, a pesar de que varios de
ellos pertenecían a hogares cristianos. Cuando llegaron a la gruta escucharon el alegre
sonido de una campana lejana que invitaba a los fieles a ir a la iglesia para adorar al Señor.
Jorge, uno de los jóvenes, se detuvo pensativo a escuchar aquel sonido. De repente dijo:
“Vuelvo a la ciudad y voy a la iglesia”. Los amigos procuraron disuadirlo, mas no lo
consiguieron. Hicieron entonces un círculo alrededor de él, prometiendo arrojarlo a un río
que pasaba por allí si no cambiaba de idea. Jorge, tirando al suelo la botella y las cartas que
tenía en la mano, enderezó los hombros y les contó su historia. Pertenecía a una familia
muy pobre y era el hijo más joven. Sus padres deseaban darle una educación superior, pero
no tenían recursos porque la madre yacía en el lecho, inválida desde hacía varios años. El
profesor de Jorge , que lo estimaba mucho, se comprometió a pagar todos sus estudios. Y
así, con gran dificultad, consiguieron disponer las cosas para que él asistiera a aquella
institución universitaria. Cuando todo estaba listo para el viaje, su madre lo llamó y le dijo:
“Hijo mío, siento mi corazón quebrantado por tu partida, porque estoy segura que nunca
más te veré. Te dejo ir porque deseo que puedas vencer en la vida y que seas un buen
hombre, culto y de valor. Tu padre no puede pagar tus viajes de ida y vuelta, así que solo
podrás volver después de terminar el curso. Estoy segura de que no viviré hasta entonces.
En tierra extraña encontrarás dificultades, ten cuidado, busca siempre la orientación de lo
alto. Todos los domingos de mañana estaré orando por ti. Donde quiera que estés, cuando
escuches la señal de la iglesia invitando a los fieles al culto matutino, vuelve tu
pensamiento a este cuarto, donde tu madre moribunda está allí orando por ti. Adiós”.
Cuando Jorge terminó la historia, los demás compañeros tenían sus ojos llenos de lágrimas.
Recordaban también sus hogares. Rompieron entonces el círculo y arrojaron los naipes y
las botellas al río, diciendo: “Nosotros también regresaremos contigo e iremos a la iglesia”.
Y nunca más aquellos jóvenes se dejaron arrastrar por las tentaciones del vicio. Se
recordaban de sus hogares, de las enseñanzas que sus madres habían tratado de inculcarle.
Comenzaron a frecuentar la iglesia y andar en comunión con Dios. Nunca se exaltarán
suficientemente el amor y la dedicación maternal. Jamás el perdón, a que tantas veces
damos motivo, no es prodigado por alguien, tan espontáneamente y exuberantemente, como
el de nuestras madres. No olvidemos a nuestras queridas madres y sus sabios consejos.
Gladis:
Decir madre, me facina,
es tan grande su valor,
que nunca podrá un pintor
pintar una obra tan fina,
es una luz que ilumina
al médico y al poeta,
al escritor y al atleta,
al pobre y al de fortuna,
y el niño que está en la cuna
da gloria a su obra maestra.
Lección:
Odemys: La labor de madre es una obra que demanda un trabajo paciente y un esfuerzo
diligente que dure toda la vida. Al descuidar este propósito demostramos ser mayordomos
desleales.
Poema
Oración.