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Consideraciones previas
Para comenzar debemos tener en claro que el desarrollo de propuestas formativas a distancia mediadas por
la tecnología requiere de tiempo y, sobre todo, del conocimiento de las características que le son propias a
esta modalidad. Teniendo en cuenta el contexto actual que estamos atravesando y las acciones que le son
requeridas a las y los docentes de nuestro país, pensando en la trayectoria escolar de los/as estudiantes de
todos los Niveles y Modalidades, desde el Centro de Formación en Administración Pública (CFAP)
queremos acercar este documento que contiene pautas básicas para la implementación de la modalidad a
distancia, y algunas recomendaciones que surgen de nuestra propia experiencia docente en el dictado de
cursos virtuales.
No intentaremos desarrollar contenidos sino, simplemente, colaborar para facilitar la elaboración de
estrategias didácticas que faciliten la continuidad pedagógica tanto a docentes como a alumnos y alumnas.
Al comenzar a trabajar en cualquier proyecto de aprendizaje en línea observamos algunas preocupaciones
que suelen repetirse como: la falta de recursos por parte de las instituciones en las que trabajan y en sus
casas, la desigualdad de acceso a internet en grupo, la falta de dominio de recursos tecnológicos, la ventaja
en cuanto a los conocimientos tecnológicos que posee el alumnado con respecto a las y los propios
docentes, y la administración de los tiempos de trabajo en línea con respecto a los presenciales.
Ante estas preocupaciones, y sin perder de vista la urgencia y la falta de tiempo para dominar herramientas
específicas con experticia, será nuestro objetivo trabajar sobre las fortalezas adquiridas previamente durante
la experiencia en las aulas presenciales, y adaptarlas a los nuevos entornos que las tecnologías ponen a
nuestra disposición.
Este documento propone conocer los principales aspectos de esta modalidad y el uso de los recursos
disponibles en la web con el fin de conocer las herramientas utilizadas, para obtener su máximo potencial.
Pero, sobre todo, sin olvidar que más allá de su fácil acceso, siempre debemos analizarlas en función del
objetivo pedagógico que haya justificado su inclusión. Debemos ser críticos, cuestionar el uso de las
tecnologías y su implementación pedagógica, es decir, hacer un uso consciente de los recursos que hoy se
nos presentan como oportunidades para continuar nuestra tarea docente.
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Su tarea, en cuanto a objetivos, es la misma que en lo presencial, sigue siendo facilitador de procesos, sigue
siendo un referente, pero la forma de desempeñar sus funciones, necesariamente tiene que variar, así como
varía si trabaja en un grupo de niños/as, adolescentes, jóvenes o adultos en los diferentes Niveles y
Modalidades.
Teniendo en cuenta las particularidades de la modalidad, veremos un repaso de las principales funciones
docentes, las cuales podemos agrupar en tres grandes grupos:
Funciones pedagógicas
Orienta el trabajo de alumnas y alumnos, apoyando su propio proceso de autoaprendizaje. El rol docente
como facilitador/a del aprendizaje se verá reflejado en las nuevas estrategias que deberá implementar para
transmitir la información y los contenidos. Resulta oportuno señalar la necesidad de incluir en la presentación
de cada tema, los objetivos que se pretenden alcanzar, y qué y cómo se evaluarán para que la producción
de los/as estudiantes se oriente hacia un fin o propósito claro, para mediar la incertidumbre que genera no
poder visualizar el objetivo de esos aprendizajes.
Podemos citar algunas de las funciones referidas al seguimiento y atención de situaciones de aprendizaje:
● Resolver dudas: establecer una vía de comunicación que permita el intercambio ante eventuales
inconvenientes es indispensable. Se recomienda que las respuestas no superen un plazo de 24 horas
como máximo. El planteo de dudas, en la mayoría de los casos, significa un alto en el desempeño
de las y los alumnos que muchas veces termina afectando la continuidad del aprendizaje, e incluso,
determinando la deserción.
● Mostrar diversas metodologías de estudio: brindar pautas o guías que faciliten el
desenvolvimiento dentro del entorno virtual o desde sus casas: elaborar guías de clase para la
introducción de los temas, cronogramas y plazos de las tareas, sugerencias o pautas de trabajo,
entre otras.
● Regular secuencias y ritmos: los tiempos en esta modalidad son muy importantes. La libertad para
administrarlos requiere de mucha responsabilidad y organización por parte de quien aprende. Desde
la planificación docente, también resulta un factor determinante, ya que al contrario de la clase
presencial, no todos accederán a la información en el mismo momento ni responderán a las
consignas con los mismos tiempos. Se debe tener siempre presente que los tiempos en la educación
a distancia no son iguales a los de las clases presenciales.
● Planificar didácticamente en función al grupo: observar la diversidad en cuanto a las habilidades
tecnológicas y posibilidades de acceso al momento de seleccionar recursos. En caso de innovar, se
deberá contemplar el tiempo de aprendizaje del recurso seleccionado, y la elaboración de tutoriales
de apoyo para priorizar el cumplimiento de los objetivos pedagógicos y el tiempo pautado para cada
actividad.
● Hacer devoluciones y orientar sobre las actividades. El aprendizaje en línea supone un trabajo
extra que se suma a otras actividades académicas y personales de alumnos y alumnas. Por ello,
resulta muy importante la asistencia en cuanto a forma de realización de las actividades y, sobre
todo, la valoración de las mismas mediante devoluciones que reflejen una lectura individual de cada
trabajo.
● Proponer debates para un verdadero intercambio entre los estudiantes. Motivar el intercambio
de saberes y la participación en los espacios de debate como los foros, si los hubiera, ya que, en el
aprendizaje en línea, éste será lo más similar al trabajo áulico presencial y promoverá el aprendizaje
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colaborativo con consignas que conlleven la tarea de leer al otro, y en clave con los materiales
propuestos para trabajar.
● Realizar la síntesis de los debates y cerrar los temas. Es importante que el/la docente realice el
cierre de cada tema o unidad pedagógica de acuerdo a la planificación inicial, para que las/los
alumnos fijen los objetivos propuestos, y continúen el recorrido de aprendizaje de manera coherente
y ordenada.
● Elaborar los informes de evaluación y seguimiento de cada curso. De la misma forma que ocurre
en una actividad presencial, resulta indispensable evaluar las estrategias implementadas y la
pertinencia de los recursos que se hayan incorporado. De este análisis surgirán observaciones y/o
correcciones que sumarán a futuras elecciones.
En el contexto particular que nos atraviesa, el aislamiento social y el temor a la enfermedad generan
estados de stress y ansiedad que afectan a la totalidad de la familia. Para lograr el éxito de la continuidad
pedagógica deberán reforzarse las funciones orientadoras y motivadoras antes descritas, valorando el
esfuerzo y el apoyo de los familiares a cargo que, sin poseer las estrategias didácticas necesarias,
acompañarán este trayecto de aprendizaje a distancia, y sobre todo para orientar a aquellos menores que,
en muchos casos, no cuenten con supervisión alguna.
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Entre las funciones de gestión podemos encontrar las siguientes:
● Mantener un contacto coordinado entre docentes y alumnos/as.
● Llevar adelante el trabajo de seguimiento en referencia al cumplimiento de etapas, registros, y
demás cuestiones administrativas de apoyo.
● Detectar de forma rápida y eficaz situaciones y dificultades evitando que las mismas se
sostengan en el tiempo porque podrían provocar deserción o abandono.
En este marco, surgen una serie de herramientas para el trabajo colaborativo en red que consideramos
pertinente trabajar en este contexto, ya que les acercarán diferentes recursos que pueden ayudarles a
gestionar y administrar la información que necesiten para trabajar en el aula, tanto presencial como virtual.
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Internet pone a disposición del usuario un amplio universo de fuentes digitales de libre acceso que facilitan
y promueven la gestión de la información y el conocimiento. Si bien los mismos requerirán una exploración
y detalle de cada uno de ellos que hoy nos excede, no queremos dejar de mencionarlos debido al gran
potencial que encierran y lo que pudieran significar para quienes hacen de Internet una de sus fuentes
habituales de trabajo o aprendizaje.
Cuando planificamos seleccionamos, permanentemente, aquellos recursos que nos parecen más
convenientes, y muchos de ellos tal vez no fueron pensados con propósitos educativos, por ejemplo,
comentar una película con el objetivo de debatir sobre un tema trabajado en clase. Esto nos lleva a
reflexionar sobre la inclusión de los recursos y su propia naturaleza.
Encontramos entonces, una concepción restringida de los mismos, que circunscribe los materiales o
recursos educativos a aquellos pensados con un fin exclusivamente pedagógico. Esta clasificación
excluye de la definición de materiales curriculares a un conjunto de artefactos, medios y materiales de
importante valor para el proceso educativo. De acuerdo con esta postura, la televisión, los CD-ROM, Internet,
la radio, el software informático, una cámara digital son tecnologías de la información y/o medios de
comunicación que no se producen con finalidades precisamente pedagógicas.
La concepción amplia respecto de los materiales educativos, lleva a incluir en la categoría de recursos
educativos a todos aquellos recursos que los y las docentes incorporan en sus propuestas de enseñanza,
hayan sido pensados originalmente o no con fines pedagógicos.
Si nos detenemos puntualmente en los recursos que nos provee Internet, estamos frente a una situación
similar a la expresada anteriormente. Existen muchos recursos digitales que no fueron pensados desde su
concepción original con un fin didáctico pero que sin embargo, muchas veces los incluimos en propuestas
de enseñanza con intenciones educativas. Por ejemplo, un software de aplicación como la planilla de cálculo
no puede decirse que fue creado con un fin pedagógico, pero en el marco de una clase de Matemática o en
la construcción de estadísticas para asignaturas de las ciencias sociales, es posible pensarlo desde esta
perspectiva.
Lo importante de esta clasificación es que serán los y las docentes quienes resignifiquen los
propósitos con los cuales estos recursos fueron creados para darles un significado pedagógico en
el marco de una propuesta de enseñanza.
Ahora, veremos otra forma de clasificar estos recursos de acuerdo a sus potencialidades:
Recursos para crear y producir - Herramientas de producción (procesador de textos, planillas de cálculo, graficadores)
- Programas “vacíos” (programas de diseño gráfico, programas de creación de páginas
web, plataformas tecnológicas)
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Recursos para desarrollar - Simulaciones.
habilidades y estrategias - Juegos de computadoras
- Videojuegos
GROS SALVAT, BEGOÑA (2000), El ordenador invisible, Gedisa, Barcelona. Cap. III y VIII
La principal finalidad de estos recursos es transmitir un determinado conocimiento para apoyar, por ejemplo,
el desarrollo de contenidos de una disciplina. Por ejemplo: los tutoriales o los programas educativos de
distintas disciplinas (que entran en la categoría de software educativo) y los programas de práctica y
ejercitación.
Se incluye en este rubro toda aplicación que permita acceder a bases documentales y de información,
incluyendo bases de datos, programas multimediales (como enciclopedias) o la misma utilización de Internet
como fuente de búsqueda y acceso a la información.
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Recursos para crear y producir
Las herramientas de producción son programas que se utilizan como apoyo. Por ejemplo, los
procesadores de texto, planillas de cálculo o los graficadores. En éstos, el contenido depende del usuario,
no del programa en sí mismo. Google Drive y, Think Free, son dos herramientas disponibles para el trabajo
online (ofrecen procesador de textos, planilla de cálculo y editor de diapositivas).
Los programas “vacíos” son programas que proporcionan herramientas para la creación. Por ejemplo, los
programas de diseño gráfico, los de creación de páginas web o programas y plataformas tecnológicas para
el diseño y montaje de propuestas de educación a distancia.
Dentro de esta categoría se ubican, por un lado, recursos usualmente desarrollados con alguna intención
educativa como las simulaciones, y otros con sólo una finalidad lúdica como los juegos de computadora
(aunque los expertos advierten que al jugar videojuegos también se ejercitan habilidades).
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En el CFAP aprendemos continuamente de quienes transitan nuestra Institución, por eso compartimos
algunos recursos que recomendamos explorar, sugeridos por quienes recorrieron nuestras aulas durante el
último año:
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Ya finalizando este pequeño aporte, no queremos dejar de mencionar el tema “Propiedad intelectual y
derechos de autor”, el cual consideramos de gran importancia al momento de generar contenidos
didácticos, sobre todo, cuando se recurre a Internet como fuente de información o recursos.
El uso de Internet se ha vuelto tan familiar y accesible que pocas veces nos detenemos a pensar de qué
manera nos apropiamos del conocimiento allí disponible o cómo acceder a la información respetando los
derechos tanto de sus creadores como de los usuarios que posteriormente harán diversos usos de la misma.
Para entrar en el tema compartimos este breve video: Derechos de autor en Internet
En una economía global en la que un alto componente del valor agregado está dado por la tecnología y el
conocimiento, el carácter de bien público propio de la información se vuelve evidentemente problemático. El
producir información requiere, con frecuencia, significativas inversiones tanto económicas como
intelectuales. Paradójicamente, con las nuevas tecnologías reproducir esa información resulta fácil y barato,
como bien lo muestra la amplia reproducción ilegal de software, videos o libros.
Encontramos entonces que el tema central de debate sobre Derechos de Autor e Internet, radica en la
relación entre la propiedad intelectual en general y la búsqueda del balance entre exclusión y difusión.
Reconocemos la importancia de que los autores y productores de obras deban tener derecho a que se
reconozca su esfuerzo creativo y su inversión económica, pero también remarcamos la necesidad de que la
producción de conocimiento tenga el rol social que le es propio por su naturaleza de expresión cultural.
No intentamos establecer una postura determinada al respecto, sino que buscamos aportar información para
que cada uno, desde su individualidad y sus prácticas habituales en el uso de Internet, pueda pensar y
elaborar sus propias opiniones al respecto.
Para seguir sumando al tema, dejamos el siguiente enlace a la entrevista realizada en el Programa
"Científicos Industria Argentina (en debate)" por el Dr. Adrián Paenza, sobre Regulación en Internet.
Cada vez más se incorpora a la tarea docente gran parte de los recursos que el mundo de Internet pone a
disposición. Creados con fines pedagógicos o no, son sumados a nuestras prácticas y a las de las y los
alumnos cuando se les solicita que accedan a páginas, videos, imágenes o audios, sin detenernos en tener
en cuenta qué tipo de licencias o permisos tienen los materiales que circulan en la Web.
Muchas veces se utiliza información o recursos sin preguntarnos si tenemos autorización para trabajarlos o
bajo qué condiciones podemos hacerlo. Del mismo modo, tampoco indicamos qué tipo de permisos
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queremos establecer para que otras personas utilicen o no —y de qué manera— el material que nosotros
mismo elaboramos y compartimos digitalmente.
Cuando se trata de material en soporte papel, como por ejemplo los libros de texto, sabemos que en su
enorme mayoría tienen un «Copyright ©» que indica que «Todos los derechos (están) reservados», dan a
conocer quién es el titular de esos derechos y todas las prohibiciones que giran en torno al uso del material:
está «prohibida su reproducción total o parcial», el fotocopiado y la reproducción por cualquier otro medio
técnico. Por ello, no debemos olvidar que sucede lo mismo con el material digital que circula en Internet.
Al igual que los contenidos en soporte papel, es necesario conocer qué tipo de licencia tienen para saber
qué se puede hacer con ellos y si es necesario pedir autorizaciones. Si perdemos esto de vista, nos
exponemos a que los autores originales o los propietarios de los derechos de las obras pueden reclamarnos
que estamos violando sus derechos de propiedad intelectual. Resulta importante adjuntar en nuestras
producciones la bibliografía correspondiente, o bien las obras que intervienen en nuestra producción. No
obstante, en el artículo 10 de la Ley 11.723 de Propiedad Intelectual se afirma que:
“Cualquiera puede publicar con fines didácticos o científicos, comentarios, críticas o notas referentes a las
obras intelectuales, incluyendo hasta mil palabras de obras literarias o científicas u ocho compases en las
musicales y en todos los casos sólo las partes del texto indispensables a ese efecto. Quedan comprendidas en
esta disposición las obras docentes, de enseñanza, colecciones, antologías y otras semejantes. Cuando las
inclusiones de obras ajenas sean la parte principal de la nueva obra, podrán los tribunales fijar equitativamente
en juicio sumario la cantidad proporcional que les corresponde a los titulares de los derechos de las obras
incluidas”.
No debemos olvidar que es nuestra responsabilidad como docentes, formar a las y los alumnos en estas
simples pautas:
● Citar todos aquellos elementos añadidos que se incorporen en las producciones propias: textos de
otros autores, sitios web consultados, palabras textuales y demás.
● Revisar si las obras o materiales consultados requieren el permiso al autor o autores para la
correcta utilización de los mismos. Numerosas editoriales te orientan y ayudan a obtener permiso
suyo o de los autores para reutilizar correctamente información ya publicada, sean textos, gráficos,
tablas, imágenes... O recurrir a los datos de contacto de los autores del trabajo que has usado.
● Tener en cuenta que, al igual que ocurre en los libros, los derechos de autor también están
protegidos en las páginas web, imágenes, audios y videos, entre otros.
● Buscar la forma de referencia. Actualmente, la mayoría de las producciones que se encuentran en
Internet, sobre todo los libros o materiales de lectura, ofrecen la forma en que se los debe citar. Otra
forma rápida de hacerlo, es buscar el material en Google Académico (si la obra aparece) y elegir la
opción “Citar” que aparece debajo del link consultado.
● Producir obras de forma legal y segura simplemente consultando sitios sobre licencias como:
Creative Commons Argentina o Creative Commons Org
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A modo de cierre…
El contenido desarrollado en este documento fue elaborado en términos generales y cada uno de sus puntos
deberá trabajarse de manera más amplia en un futuro, a fin de conocer realmente sus implicancias. De todas
formas, consideramos que, en la coyuntura del contexto actual, servirán de guía útil para quienes por primera
vez se enfrentan al desafío de la educación a distancia.
El dominio de uno (o varios) recursos tecnológicos por parte del o la docente no garantiza el éxito del
proyecto educativo en esta modalidad, si no va acompañado de una correcta utilización de factores como
los que hemos mencionado en este documento. El manejo de los tiempos a distancia, la elaboración de
guías y tutoriales, por ejemplo, son determinantes para que nuestras alumnas y alumnos se sientan
apoyados en la tarea de autogestión de su propio conocimiento. Y, sobre todo, recuerden que la
comunicación es la base de cualquier aprendizaje. El lenguaje ameno y el diálogo constante en cada
propuesta enviada serán, en medio de esta realidad, el mayor desafío para mantener el vínculo pedagógico
más allá de la distancia física que hoy nos separa.
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