68
LAS HERRAMIENTAS DEL APRENDIZ:
MAZO Y CINCEL
La Francmasonería es una
institución universal, sujeta
a reglas y métodos tradicio-
nales que permiten calificarla
como una escuela filosófica
y moral, que aspira a formar
un grupo de hombres idealis-
tas, que aprendiendo la doc-
trina masónica en la paz de
sus Templos, puedan salir al
mundo profano correctamen-
te orientados para actuar en
las instituciones a que
pertenecen, teniendo en vista
los ideales de la Orden.
Como toda escuela, tiene
un plan de trabajo. Sus es-
tudios son progresivos. Sus
métodos de enseñanza siguen
una pauta precisa que los lle-
va de lo más sencillo a lo
más complejo.
Como una escuela sujeta a
normas pedagógicas, la
Francmasonería empieza en
el Primer Grado por prepa-
rar el terreno espiritual de
los individuos que ha ini-
ciado.
Esta preparación comienza
en el momento mismo de la
Iniciación, cuya ceremonia,
en cada una de sus partes,
trata de inculcar enseñanzas
que tienden a liberar al
profano de los elementos que
pudieran constituir un obs-
táculo para estudios superio-
res.
La interpretación filosófi-
ca de las pruebas a que es
sometido el neófito, son una
demostración de este interés
de la Francmasonería por
grabar indeleblemente en la
conciencia del profano, que
debe despojarse de los pre-
juicios, egoísmo y fanatismo,
si aspira realmente a adqui-
rir la calidad de Masón.
Obtenida esta pureza ele-
mental, despojado el nuevo
hermano del bagaje super-
fluo que constituían sus con-
ceptos profanos sobre mu-
chas vanidades e ideas pre-
concebidas que su inteligen-
cia había aceptado sin mayor
análisis, trata la Francmaso-
nería de formar en este ele-
REVISTA MASÓNICA DE CHILElalp
mento nuevo, puro e ideal,
un edificio intelectual y mo-
ral.
Esta purificación simbólica
que pretende hacer la Orden
en su ceremonia de Inicia-
ción, indudablemente que no
es posible que sea realizada
durante el breve lapso que
dura el desarrollo del Ritual.
El cambio que debe operar-
se en el Iniciado es tan gran-
de y trascendental, que es
imposible concebir siquiera
que ante el conjuro de las
palabras del Venerable Maes-
tro pueda modificarse subs-
tancialmente una personali-
dad. Los viajes simbólicos, el
nacimiento a una nueva vi-
da, que representa la Inicia-
ción, es sólo una etapa en
este camino de purificación.
Para una mejor compren-
sión, la Masonería imparte
su enseñanza del Primer Gra-
do con una alegoría muy su-
gestiva y fácilmente com-
prensible.
Sabemos que la palabra
masón significa albañil, y
que la Institución pretende,
hablando siempre en lengua-
je simbólico, construir un
Templo destinado al cultivo
de la verdad.
Con esta finalidad y con
estos obreros, desarrolla la
Masonería una interesante
obra, en la cual éstos son los
personajes principales, prota-
gonistas y realizadores de los
trabajos; conjunta y simbó-
licamente es la materia pri-
ma que elaboran. Dicho en
otros términos, el Aprendiz
es albañil, es piedra bruta
que necesita ser pulida, y
Mazo y Cincel, herramientas
de trabajo con las que debe
pulir el material destinado a
la construcción.
En su primera interpreta-
ción simbólica de lo que re-
presenta el Aprendiz, en su
carácter de obreros, nos quie-
re enseñar la Orden que de-
bemos desarrollar un traba-
jo, un esfuerzo. Trabajo que
debe ser personal e indivi-
dual. No podemos pretender
llegar a desbastar nuestra
piedra bruta si no nos esfor-
zamos con toda voluntad en
este trabajo. Sólo el esfuer-
zo personal, el cultivo de
nuestras facultades, el inte-
rés que pongamos por dejar
atrás el lastre de nuestras
malas cualidades, nos permi-
tirá preparar el terreno en
el que la Francmasonería
pretende sembrar sus ense-
ñanzas.
La segunda interpretación
simbólica que representa al
Aprendiz como una piedra
tosca e informe que debe ser
pulida, es una imagen pre-
cisa y clara de lo que la Ma-
sonería ve en un individuó
que está impregnado todavía
de los conceptos profanos. En
la construcción de su edifi-
cio al Templo inmaterial de
la Verdad, necesita la Orden
un conjunto die piedras cú-
bicas perfectas con que cons-
truir los muros. Estas pie-
dras cúbicas están formadas
por cada uno de los elemen-
tos humanos, que son los
hermanos. Es así, entonces,
que las piedras imperfectas,
con asperezas en sus caras
o con ángulos inadecuados,
no pueden formar parte del
edificio.
Según nuestro Catecismo,
las herramientas simbólicas
del Aprendiz son el Mazo y
el Cincel. Cada una de estas
herramientas tiene una in-
terpretación, que correspon-
de a las cualidades que de-
bemos poner en práctica si
queremos obtener el perfec-
cionamiento de nuestra per-
sonalidad.
El Mazo representa la fuer-
za o voluntad con que debe-
mos acometer cualquiera em-
presa. Esta fuerza no puede
ser incontrolada, sino que ca-
nalizada en un sentido útil
si no queremos destruir la
piedra que pretendemos pu-
lir.
El Cincel, herramienta de
corte, simboliza el criterio y
REVISTA MASÓNICA DE CHILE lalp

69

la prudencia. El temple de su Redoblemos nuestros es- unión hace la fuerza, para

filo es símbolo del temple
moral, de la perfección y del
progreso.
Del simbolismo de estas dos
herramientas primordiales
del trabajo del Aprendiz, se
desprende que la Orden es-
pera dé cada uno de nos-
otros una acción efectiva para
que los ideales que sustenta
sean, en un futuro no muy
lejano, una clara realidad
que ilumine al mundo y lle-
ve a la conciencia de cada
uno en particular y de todos
en general, el convencimien-
to que es necesario proceder
siempre de acuerdo con los
principios de la ética, como
el mejor aporte al bienestar
colectivo.
fuerzos e impongámonos la
obligación íntima de traba-
jar, teniendo como única di-
visa la realización de los pre-
ceptos y postulados que die-
ron vida a esta Augusta Ins-
titución, y que, a través de
los años, han servido para
hacerla más grande, más
fuerte y más inamovible en
medio de la evolución del
pensamiento humano.
Es necesario predicar con
el ejemplo dentro del mundo
profano, para hacer realidad
estos principios, y es preci-
so, también, mantener sóli-
damente unida la simbólica
cadena masónica y encami-
nar todos nuestros pasos al
más fiel cumplimiento del
precepto que establece que la
que jamás se tronche esa co-
munión de espíritus, que ha-
ce grandes, dignas y respeta-
bles a las instituciones que
la sustentan.
Trabajemos, queridos her-
manos, hagamos fervoroso
uso de las herramientas de
nuestro grado, Mazo y Cin-
cel, para que los apetitos
mezquinos, las envidias y to-
do ese cúmulo de bajas pa-
siones que destrozan lo be-
llo que puede tener la vida,
ni siquiera lleguen a los mu-
ros inconmovibles de nues-
tros Templos, lugar sagrado
para nosotros, donde simbó-
licamente rendimos culto al
G A D U
J. P. Y.— Resp. Log. N.o 75.

CASTIGO Y PREMIO

La filosofía Oculta enseña que no hay más infierno que el de la Ma-

teria, el de reencarnar una y otra vez, y vivir sujetos a las miserias de
la carne. Enseñan también que no hay más pecado que la ignorancia, por -
que cuando se tiene conocimiento y aprende el hombre a obrar consciente -
mente, deja de cometer errores, llamados pecados por la Teología Romana.
El premio es relativo, y diríamos que se le otorga al hombre en varias
formas:
Es un cielo relativo el nacer en circunstancias favorables, en el seno
de una familia distinguida y culta, con los medios económicos suficientes
para hacer el bien y desarrollar las obras caritativas y humanitarias que
se deseen, y, ante todo, en un medio independiente, donde el EGO encar -
nante pueda conocer los grandes y sublimes conocimientos, pueda seguir
sus estudios, y de esta manera sublimarse y avanzar mucho en su encar -
nación.
Además, entre cada muerte y el siguiente nacimiento según enseñan
los sublimes Maestros de la Sabiduría, después que el EGO ha pasado por
un período purgatorial que puede ser de pocos años o de varios siglos, en-
tra en estados denominados por ellos Segundo y Tercer Cielo, donde se
vive un estado semiconsciente de paz y reposo en preparación para una
nueva venida al mundo terrenal.
El verdadero cielo, sin embargo, es el NIRVANA, así llamado por los
indúes, cuando, perfeccionados todos sus vehículos, el EGO, graduado ya
en su Escuela de la Vida y triunfante en su larga peregrinación. cesa en
sus encarnaciones y gana el Nirvana o Cielo.
R. C. Legna