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La Humildad
OBJETIVOS:
El orgullo es un problema que debe ser atacado desde la raíz, pues es uno de los obstáculos
más grande que impide que Dios traiga un avivamiento a la iglesia. Esta generación esta
llamada a alcanzar la condición de humildad. Muchas personas incluso caen en pecado y no
se vuelven a levantar por causa del orgullo que guardan en su corazón.
En esta clase conoceremos que es el orgullo y cuáles son sus características, para que lo
saquemos totalmente de nuestras vidas. Aprenderemos como vivir en humildad para que
Satanás no tenga autoridad sobre nosotros, y así Dios pueda establecer Su voluntad en
nuestras vidas y traer avivamiento a nuestra iglesia.
¿Qué es el orgullo?
Ser orgulloso es vivir para uno mismo, creyéndose mejor que los demás, es tener exceso de
estima propia. El orgullo también se describe como arrogancia y soberbia. Una persona que
camina en orgullo, puede caer en cualquier pecado. El orgullo fue el pecado que llevo a
Satanás a rebelarse contra Dios.
Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios. Allí estuviste, y en
medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día
en que fuiste creado hasta que se halló en ti maldad. A causa de tu intenso trato comercial,
te llenaste de iniquidad y pecaste, por lo cual yo te eché del monte de Dios y te arrojé de
entre las piedras del fuego, querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu
hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra, y
delante de los reyes te pondré por espectáculo. Ezequiel 28:14-17
El único remedio contra el orgullo es la humildad. No podemos pedirle a Dios que nos haga
humildes. Dios busca que nosotros mismos nos humillemos.
La Escritura dice también que el orgullo viene antes de la destrucción, por lo tanto, el único
remedio es humillarse. Si usted tolera el orgullo en su vida y no lidia con él, éste lo
arrastrará a la destrucción y la de su familia. Dios nos dará la gracia, nos enviará Su
Espíritu Santo para tocarnos y asistirnos. Sin embargo nosotros tenemos la decisión final.
Ser humilde no tiene nada que ver con las emociones. La humildad es una decisión tomada
por voluntad propia, y expresada o manifestada por medio de una acción.
Uno de los grandes ministerios del Espíritu Santo, nuestro Consolador, es traernos
convicción de pecado (Juan 16:7-8). Una vez que tenemos esa convicción podemos
confesar.
Dios nos pone cara a cara con asuntos personales y del ministerio que le son desagradables,
aunque nos esté bendiciendo aun por Su misericordia. El hecho que Dios nos bendiga, no
significa que apruebe todo lo que hacemos. Sólo hay un remedio para lidiar con el pecado
de orgullo: confesarlo. Dios será fiel, nos perdonará y nos limpiará.
Ilustración: En la mayoría de los matrimonios, a los hombres se les hace difícil pedirle
perdón a sus esposas. En esos casos, el esposo puede comenzar diciéndole a su esposa algo
así: "Amor, lamento mucho haber sido rudo contigo. Perdóname porque te falté el respeto y
fui insensible. Perdóname por no ponerte atención cuando me hablas...".
Si la esposa fue ofensiva, ella puede empezar diciendo algo similar a su esposo. Lo mismo
aplica entre familiares, amigos, hermanos de la iglesia, etc. Dios nos llama a vivir en paz el
uno con el otro. Si tomamos la decisión de hacer esto, Dios traerá restauración a nuestro
matrimonio y nuestras relaciones.
Y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros.
1 Tesalonicenses 5:13
Es bíblico confesar nuestros pecados los unos a los otros cuando nos ofendemos o herimos,
pero no debemos hacerlo como un ritual sino de corazón. Ésa es la clave, pues el pecado no
confesado es un obstáculo para recibir sanidad. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y
orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
Santiago 5:16
Sólo hay Uno que conoce todo lo que está guardado en nuestros corazones, y no es ningún
ser humano sino el Señor. Si le pedimos que nos haga saber lo que hay en nuestro corazón,
Él lo hará. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis
pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.
Salmos 139:23-24
ACTIVACIÓN:
1- El maestro guiará a los alumnos a renunciar al orgullo y la soberbia, y a tomar la decisión de
humillarse delante de Dios.
2- Luego, le pedirán al Espíritu Santo que les muestre las personas que han ofendido, y que les
ponga el deseo de arrancar el pecado de sus vidas.
3- Finalmente, confesarán sus faltas los unos a los otros, y le pedirán perdón a Dios.