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Las dos torres

Artículo principal: Las dos torres


Es el segundo de los tres volúmenes. En un principio, Tolkien lo tituló El Anillo en
la Sombra,22 aunque, poco después, lo cambió por La Sombra se alarga.Diez días después
de este cambio, Tolkien escribió a su editor, Rayner Unwin, y le propuso el título Las dos
torres, que finalmente sería el escogido.24 Con respecto a qué dos torres se refiere en este
título, Tolkien no lo dejó claro. En esa misma carta, el autor le decía a Unwin que la
identidad de las torres queda en la ambigüedad, pues podría referirse a Orthanc y Barad-dûr
(las dos torres relacionadas con el enemigo), a Minas Tirith y Barad-dûr (las dos torres más
poderosas de cada bando), o a Orthanc y Cirith Ungol (las dos torres que aparecen en los
últimos momentos de la trama de cada libro).24 En una carta posterior, Tolkien asegura que
se tratan de Orthanc y Cirith Ungol, pero debido a la importancia dada a la oposición entre
Barad-dûr y Minas Tirith, la identidad quedaba equívoca.25

El libro está subdividido a su vez en dos partes, los libros III y IV, que durante el
tiempo que Tolkien decidió que los seis libros llevaran nombre, estos dos fueron bautizados
como La traición de Isengard y El Anillo va al Este, respectivamente.22 Sin embargo, en el
manuscrito conservado en la Universidad Marquette, los títulos que aparecen son: La
traición de Isengard y El viaje de los portadores del Anillo.22

Libro III
Tras la huida de Frodo y Sam en Parth Galen, Boromir muere a manos de los Uruk-
hai mientras protegía a Merry y Pippin, los cuales son apresados por los sirvientes de
Saruman. Aragorn, Legolas y Gimli deciden entonces perseguirles con el fin de rescatar a
los dos hobbits.

A partir de ese momento, la narración se divide en varias partes: por un lado, la


persecución de los tres cazadores y por otro, las peripecias de Merry y Pippin en manos de
los Orcos. En la primera, los tres cazadores se encuentran con el Éored Rohirrim de Éomer,
Mariscal del Reino de Rohan, quien les informa sobre la Batalla en los Lindes de Fangorn
en donde, aparentemente, habrían perecido los dos Hobbits. Esta parte culmina cuando
Aragorn descubre huellas, en el campo de batalla, que los llevan a internarse en el Bosque
de Fangorn y a reencontrarse con Gandalf, ahora convertido en el Mago Blanco.

Representación de Bárbol con los hobbits Merry y Pippin.


En la otra, Merry y Pippin van dejando señales para que los cazadores los rescaten,
pensando en ardides para escapar, sufriendo la tortura y el cansancio. Al final, los Hobbits
consiguen escaparse en medio de la batalla y refugiarse en el bosque de Fangorn, donde se
encuentran con Bárbol, un Ent. Este los lleva al interior del bosque a su casa (una vez que
descubre que no se trata de Orcos), ayudándolos a reponerse de las fatigas y enterándose de
las noticias del mundo exterior. Al otro día, el Ent convoca a una asamblea de sus
congéneres para definir lo que harán ante el peligro que representa Saruman para Rohan y
por ende a Gondor y al Oeste.

Luego del reencuentro con Gandalf, los tres cazadores más el mago se dirigen a
Edoras, en donde liberan a Théoden de la influencia maligna que ejercía el Mago de
Isengard a través de su sirviente Gríma. Frente a la inminencia del ataque de Saruman,
Gandalf aconseja al Rey de Rohan replegarse al Abismo de Helm para defender mejor el
territorio, cosa que así hacen. Mientras preparan el repliegue, el mago se va de Meduseld
con la intención de seguir una estrategia prefijada para derrotar a su oponente. En esta
parte, se produce la Batalla del Abismo de Helm en donde las fuerzas combinadas de
Rohirrim y Ucornos, tras la oportuna llegada de Gandalf con Rohirrim del Folde Oeste,
derrotan por completo al ejército de la Mano Blanca.

Estas historias confluyen en los últimos cuatro capítulos, del libro III: tras la batalla,
una comitiva integrada por Théoden, Gandalf, Aragorn, Légolas, Gimli, Éomer y una
treintena de caballeros, parten hacia Isengard. Al llegar son recibidos, para sorpresa de
todos (menos de Gandalf) por Merry y Pippin, que están sentados en los escombros de las
Puertas de Isengard. Los hobbits disfrutan de un segundo desayuno mientras cuentan a sus
amigos todas las experiencias vividas desde su separación, y relatan como los Ents
derrotaron a Saruman y destruyeron Isengard.
Más tarde, se dirigen a Orthanc para mantener un diálogo con el Mago Blanco, que
quedó atrapado dentro de la torre. La intención de Gandalf era darle otra oportunidad a
Saruman para que se retractara de sus actos y los ayudara a vencer a Sauron. Pero él se
niega y entonces deciden dejarle en custodia de Bárbol y encerrado en Orthanc. Previo a
ello, Gríma arroja un objeto que Gandalf se apresura a guardar entre sus ropas, quitándoselo
a Pippin.

Pippin, intrigado y curioso con el objeto que Gandalf guardaba celosamente, y


aprovechando que todos dormían en el campamento de Dol Baran, toma el objeto y sin
saber que se trataba de la Palantir de Orthanc, lo mira quedando atrapado por la mirada de
Sauron, puesto que este estaba comunicado con Barad-dûr. Tras tener horribles visiones,
involuntariamente el hobbit revela a Sauron la estrategia de Gandalf. Esta desafortunada
acción obliga al mago a llevar a Pippin a Minas Tirith, capital del Reino de Gondor, para
ponerlo a salvo del «Señor oscuro» y para preparar la defensa de la ciudad ante la
precipitación de los acontecimientos.

Libro IV
Tras su separación del resto de la Compañía, Frodo y Sam emprenden el camino
hacia Mordor por las Emyn Muil. Tras varios días vagando en busca de caminos que les
permitieran descender hacia el este, se encuentran con Gollum, que había estado
siguiéndolos desde Moria. Frodo acaba consiguiendo, primero bajo amenazas y luego con
argumentos convincentes, que la criatura les guíe hacia Mordor.

Tras salir de Emyn Muil y atravesar la Ciénaga de los Muertos, llegan hasta la
Puerta Negra. Sin embargo, la enorme cantidad de enemigos custodiándola les imposibilita
entrar en Mordor por ella y, por consejo de Gollum, los viajeros deciden tomar camino
hacia el paso de Cirith Ungol, que se suponía menos vigilado por Sauron.

Dibujo de Ithilien, por Matěj Čadil.


En Ithilien, y debido a un descuido de Sam, que no había apagado el fuego usado
para hacer la comida, Faramir y un grupo de montaraces los atrapan y ponen bajo custodia,
mientras libraban una escaramuza con las tropas del Harad. Gollum, que había escapado
cuando Frodo y Sam son descubiertos por los montaraces, acaba siendo capturado también
ante los ojos de Frodo, hecho que hace que la criatura se sienta defraudada y traicionada
por su "amo", desatando así, que vuelva a aparecer su personalidad obsesionada con el
Anillo. Al descubrir Faramir la existencia del objeto, y por lo tanto, el motivo del viaje,
comienza a debatirse en contradicciones sobre qué hacer con él, aunque finalmente y contra
las leyes de su reino, el capitán deja libre a los hobbits para que continúen su marcha.

En el valle del Morgul, Gollum desaparece varias veces, planeando su traición y


yendo a hurtadillas a preparar el terreno. Tras llegar al desfiladero de Cirith Ungol y ver la
salida de las tropas del Rey Brujo, que marchaban hacia Minas Tirith, los viajeros parten
por la «escalera recta» hacia Mordor. Tras ascender, entran en Torech Ungol, donde
Gollum vuelve a desaparecer para alertar a Ella-Laraña, una araña gigante, sobre la
presencia de los hobbits. Estos son atacados justo cuando descubren una salida; Frodo es
picado por la araña y entra en un estado de inconsciencia que se asemeja a la muerte, que
no llega a ocurrir gracias a la intervención de Sam, que lucha contra la araña y la obliga a
huir, malherida.

Sam, al ver a su amo aparentemente muerto, decide continuar con la misión él solo
y tras tomar el Anillo Único, emprende el camino hacia el Morgai; pero solo había
recorrido unos metros cuando ve que el cuerpo inerte de Frodo es llevado por unos Orcos.
Afortunadamente, Sam les oye comentar entre sí que Frodo no está muerto, sino solo
inmovilizado por el veneno de la araña. Oculto por el Anillo, el hobbit marcha hacia la
Torre de Cirith Ungol para rescatar a su amo.

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