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1015 Sistemas morales

l\arcelona 1971: cf una crítica de E. Kamenka, problema de la hominización, Cristiandad, Ma-


Marxism and Ethics, New Studies in Ethics, drid 1973.-Siewerth G., L'uomo e il suo carpo,
Londres 1969.-(2 1) Cf B. Hilring, Socíologia Roma 1959.-Valeriani A., ll nostro carpo
dl'lla famiglia, Roma 1 964': todo el libro es come comunicazione. Linee fondamentali per
un esfuerzo constructivo de estudio de la una pedagogia del corpo umano, Brescia
interdependencia de la familia, de la vida 1964.- o 3) Sexualidad y matrimonio: cuadro
conyugal, de la ética sexual. por una parte, histórico: Broudéhoux J. P .. Mariage et famille
y. por otra, del contexto en que se desarrolla chez Clément d' Alexandrie (Théologie histori-
la forma concreta. Estamos lejos de afirmar que 2), París 1970.-Charbonneau P. E.,
que la vida sexual no es más que una superes- Morale coniugale nel XX secolo, Asís 1972.-Id,
! ructura refleja de la base económica. pero Amor y libertad. Ensayo de moral conyugal,
debemos estudiar el fenómeno social más com- Herder, Barcelona 1970.-Ladomérszky N.,
plejo, si bien con un sentido de continuidad.- Saint Augustin: Docteur du mariage chrétien.
(") Cf, por ejemplo, B. Schüller.-(") Cf B. Étude dogmatique sur les biens du mariage,
Schlegelberger, Rapporti sessualí prima e fuori Roma 1942.-Lindner D., Der Usus matrimonii,
,Jcl matrimonio, Roma 19 7 4 2 ; B. Hü.ring, Rap- Munich 1929.-Preisker H., Christentum und
11ortisessualí prematrimoniali e morale, Fran- Ehe in der ersten drei ]ahrhunderten, Berlín
Cüvilla a. M. 1973'.--("J Cf B. Hiiring, The 1927.-Salvoni F., Sesso e amare nella Bibbia,
Ir1separability oj the Unitive and Procreative Génova 1970.-Schahl C., La doctrine des
Functions in the Marital Act, en Contraception, fins du mariage dans la théologie schalastique
Authority and Dissent, Nueva York 1969, (Études de Science Religieuse 6), París 1948.-
176-192.-(") Este aspecto ha sido también Stockle B., Die Lehre von der erbsündlichen
subrayado en la bellísima carta pastoral de Konkupiszenz in ihrer Bedeutung für das chris-
los obispos alemanes sobre los problemas de tliche Leibethos, Ettal 19 54.- o 4) Sexualidad
la sexualidad humana (Zu Frager1 der mench- y matrimonia: intentos de síntesis.; Aubert
lwhen Geschlechtlichtkeit, mayo de 1973).- J. M., Sexualité, amor et mariage (Doctrine
(1") Cf H. Kleber, De parvitate materiae in pour le peuple de Dieu 7), París 1970.-
w•xto, Ein Betrag zur Geschichte der Moral- Auer A.-Teichtweier G.-Strüyling H. y B.,
theologie, Regensburg 1971; B. Hiiring, Il I,'uomo e la sua sessualitd, Brescia 1968.-
fl<'Ccato ín un' epoca de secolarizzazione, Bari Celap, Sexualidad y moral cristiana, Herder.
1974 2 • Barcelona 1972.-Grimm R., Liebe und Sexua-
litii.t. Versuch einer theologíschen Ethik, Tu-
binga 1969.-Hiiring B., El Matrimonio al
BIBL.: o 1) Visión del hombre en la Biblia: rojo vivo, Paulinas, Zalla (Vizcaya) 1970.-ld,
Bauer K. A., Leiblichkeit: das Ende aller Werke Sociologia della famiglia, Roma 1964'.-Id,
( ;ottes. Die Bedeutung der Leiblichkeit des La crisis de la <<Humanaevitae», Paulinas, Ma-
Menschen bei Paulus, Gütersloh 1971.-Küm- drid 1970.-JeanniCre A., Antropologia sessuale,
mel W. G., Das Bild des Menschen im NT Turín 1969.-0raison M.. Vie chrétienne et
(Abhandlungen zur Theologie des Alten- und problemes de la sexualité, París 1952.-Rahner
Neuen Testamentes, 13), Zurich 1948.-Lys K.-lláring H., Reflexio11es en torno a la
\}., La chair dans I'Ancien Testament. (1Basar» <iHumanae vitae)), Paulinas, Madrid 1968.-
(Encyclopedie Universitaire), París 196 7.- Rouille D., Catholicisme et sexualité, París 1953.
Mehl-KOhnlein H., L'homme selon J'apotre Paul, Stratling B.. Sexualidad: Etica y educación,
Neuchiítel-París 1951.-Robinson J. A. T., El Herder, Barcelona l 9 7 3. - Valsecchi A., Nuevos
!'Uerpo: estudio de teología paulina, Ariel, Bar- caminos de la ética sexual, Sígueme, Salamanca
,·clona 1968.-Sand A., Der Begriff «Fleisch» 1974.-Van der Poel C., God's lave in humain
111 der paulinischen Hauptbriefen (Biblische Un- language. A study of the meaning of Marriage
lcrsuchungen, 2), Regensburg 1967.-Spicq and Conjuga/ Responsability, Pittsburgo 1970.-
C., Deu i l'home segons el Nou Testament, Weber L. M., Matrimonio, sessualitd, verginitd,
J'.<licions62, Barcelona 19 70.-Tresmontant C., Brescia 1 96 8.
1-:ssaisur la pensée hebrai'que, (Lectio divina 12),
París 19 53. o 2) Visión del hombre, intentos
de síntesis: Coreth E., Was ist der Mensch?
Urundzüge einer philosophischen Antropalogie, SISTEMAS
tnnsbruck- Viena- Munich 197 3. - Dau bercies
P.. La condition charnelle. Recherches positives MORALES
¡iour la théologie d'une réalíté terrestre, Tournai
1959.-Plick M.-Alszeghy Z., Antropo/ogia teo- Los manuales de teología moral deno-
lúgica. Sígueme. Salamanca 1970. -ld., El minan sistemas morales a las doctrinas
J,ombre en la teología, Paulinas, Madrid 1971.- morales de varias escuelas teológicas
Karpp H., Probleme altchristlicher Anthropologie,
Cütersloh 1950.-Metz J., Caro cardo salutis, sobre la formación del juicio de con-
Zum christlichen Verstii.ndnis des Leibes, en ciencia, cuando quien debe o quiere
«Hochland», 55 (1962-63), 97-107.-Molt- actuar se encuentra frente a leyes que
mann J., El hombre. Antropología cristiana en aparecen objetivamente inciertas. En
los conflictos del presente, Sígueme, Salamanca este caso, «in dubio juris», ¡el juicio de
1973.-Mouroux J., Sentido cristiano del hom- conciencia debe acomodarse a la ley
J,re, Stvdivm, Madrid 1972.-Poucel V., Gegen incierta, es decir, se puede asumir
die Widersacher des Leibes, Friburgo 1955.-
Hahner K.-Goerres A., Der Leib und das Heil como norma en una situación, un
(l'robleme der praktischen Theologie 4), Ma- juicio de valor libremente autodetermi-
~uncia 1967.-Rahner K.-Overhage P., El nado, siempre dentro de los limites de
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la honestidad? (véanse las voces Con- tuación [ética de]). Esto no es justo.
ciencia e Historia [de la teología moral]). pues, no obstante, y a pesar de los
componentes culturales, el hombre es
l. LA LEYrNCIERTA.-Yasobre este siempre sustancialmente hijo de la
punto clave los moralistas del 600- naturaleza; por tanto valores-normas
700, fundadores de los sistemas morales, más o menos universales los habrá
disienten. según las diversas escuelas. siempre. Pero es preciso reconocer
Es admitido por todos que la certeza que la flexibilidad, la simple proba-
en materia moral no puede ser una bilidad, que ya era tanta en el me-
certeza de tipo demostrativo, v. gr. dioevo, crece para nosotros fuerte-
como la de las matemáticas: difiere de mente, no sólo en extensión. sino
ella por naturaleza y por grados. El también en intensidad, en cuanto que
ingeniero, al construir una casa, admite la incertidumbre se pone como duda
con absoluta certeza que dos y dos son verdadera. No ha de admirarnos esto,
cuatro. La conciencia se puede encon- porque una de las características de
trar. en situación, frente a estas leyes: los sistemas morales probabilistas es
todo acto moral debe tener la tensión precisamente ésta: considerar como
escatológica del Resucitado; todo ma- propio y verdadero estado de duda,
trimonio es indisoluble; no se puede todo estado en el que el agente se
uno apropiar las cosas de otro... El halla entre dos opiniones probables
primer principio tiene una certeza ab- opuestas, aunque la diferencia en los
soluta, aunque no sea certeza matemá- grados de probabilidad sea notable.
tica; el segundo puede no verificarse
por ejemplo en un matrimonio entre 2. DELAINCERTIDUMBRE DELANORMA
dos no cristianos, uno de los cuales EN LA CIENCIAA LA CERTEZA PRÁCTICA
se convierte al catolicismo; el tercer DELACONCIENCIA. PRINCIPIOS REFLEJOS.-
principio es todavía más flexible. Pero Es precisamente en este salto cuali-
cuanto más se particularizan las leyes tativo de la ciencia a la conciencia,
o principios universales. más se des- de la verdad moral teóricamente prác-
ciende de la certeza a la probabilidad. tica a la verdad moral prácticamente-
La casuística, que, por vía de inducción, práctica donde tienen lugar los diversos
particulariza los principios o leyes sistemas morales. San Alfonso hace no-
universales en reglas particulares, por tar: «en lo que atañe al acto concreto
medio de casos típicos presenta estas (operatio), hay que distinguir siempre
reglas casi siempre en estado de «opi- dos verdades: la verdad especulativa de
niones» más o menos probables. Las la cosa (verdad objetiva); y la verdad
tres últimas cuestiones de la teología práctica (prácticamente práctica) por
moral de santo Tomás (2-2ae, 187- la que la acción es honesta». (cf Disser-
189) son ya teología moral casuista tatio scholastico-moralís pro usu moderato
sobre el estado de religión: en 24 opinionis probabílis in concursu proba-
artículos formula muchas reglas ca- bilioris, 1755). Suponiendo que una
suistas, bastante flexibles. En el medio- ley o norma casuistica objetiva tenga
evo el estado religioso presentaba pro- razones para imponerse a nuestra
blemas actuales, y santo Tomás afronta conciencia y tenga razones contrarias
su estudio casuístico; a partir del que dejen al sujeto la autodetermina-
1400 la vida de la laicos evoluciona ción de conciencia, los moralistas afir-
de mil maneras y surge una casuística man que se puede salir de este estado
nueva y crece la flexibilidad de las de incertidumbre objetivo-subjetiva (du-
reglas. Se podrá tener una certeza da especulativa) y llegar a la certeza
relativa, «certitudo probabilis» (2-2ae, subjetiva práctico-práctica, en virtud
70,2). de principios que son «extrínsecos» a la
Hoy, en la era atómico-tecnológica, verdad objetiva de la ley. Estos prin-
la situación no es creada por la natu- cipios se denominan «reflejos» para
raleza, sino por la cultura política distinguirlos de los principios «directos»,
impulsada por las leyes del desarrollo de que emanan de las razones objetivas
la realidad ambiental, social, en la que del acto, examinado en un orden cien-
el hombre es más objeto que sujeto. tífico. Por tanto, cuando la no evidencia
En esta evolución de la realidad la de las razones directas determina un
tipificación de las situaciones en casos estado de incertidumbre, la conciencia
modelos resulta difícil: de aquí que supera ese estado en virtud de los
haya nacido la ética de situación que principios reflejos y emite un juicio
rechaza toda norma apriorística. (Cf Si- de valor sobre el propio acto, en situa-
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ción, que no excluye en modo ab- la existencia de una ley para estar
soluto todo error práctico-práctico. De obligados al cumplimiento de la misma.
hecho nadie podría obrar sin estar Se puede seguir la libre autodetermi-
seguro de la honestidad de su acción nación sólo cuando se está absoluta-
concreta. mente seguros de que tal ley no existe:
Los sistemas morales tienen por «tutior vel certa».
objeto la proposición de los princi- b) Puesto que tal rigorismo fue con-
pios reflejos. Difieren entre sí por el denado por Alejandro VIII (proposición
concepto de duda, de probabilidad y rechazada: non licet sequi opinionem
por los principios reflejos que proponen, vel ínter probabiles probabilissimam:
pero difieren sobre todo por los presu- Denz 2 303 ), algunos teólogos pro-
puestos metafísicos y antropológicos que pusieron el tuciorismo mitigado. Este
están en la base de sus proposiciones. sistema retrocede un poco del tuciorismo
Hasta ahora, en los diccionarios teoló- absoluto y se queda en el límite marcado
gicos, los diversos sistemas se ilustraban por la proposición condenada y lo
con voces separadas; pero ahora, puesto propone como único límite posible
que se piensa que han sido ya superados para la licitud en el seguimiento de la
con proposiciones sintéticas, habla- libre autodeterminación. Es decir, la
remos aquí de ellos en forma sintética. conciencia debería conformarse siempre
Esta superación no es una minusvalo- con la opinión probable que propone
ración; bajo otras formas los sistemas la ley, a menos que ésta sea contestada
todavía están presentes, en la doctrina por una opinión probabilísima en favor
y en la vida moral, como se deducirá de de la libertad: «tutior vel probabilissima».
cuanto digamos. Estudios monográ- e) El probabiliorismo defiende que no
ficos sobre el tema serán siempre de es necesaria una opinión probabilísima
gran utilidad, más aún, necesarios, favorable a la libre autodeterminación,
para darse cuenta de la historia de la para poder rechazar la opinión opuesta
doctrina moral y de las actuales dis- que está en favor de la ley: basta una
cusiones. opinión más probable, «probabilior», que
la opuesta gue_ está en favor de la
3. DESCRIPCIÓN DE LOSSISTEMAS MO- ley; «tutior ve! probabilior». V. Pa-
RALES. -La gama de los sistemas morales tuzzi, adversario de san Alfonso y dis-
va desde el rigorismo absoluto al cípulo de D. Concina, exigía que tal
laxismo más audaz. Se pueden enu- «probabilíoridad» fuese tan fuerte que
merar hasta siete sistemas morales: redujese la probabilidad opuesta de la
tuciorismo absoluto; tuciorismo mi- ley a una simple probabilidad lógica.
tigado, probabiliorismo, compensacio- d) El compensacionismo. sistema de
nismo, equiprobabilismo, probabilismo compensación, propuesto por Potton
y laxismo. en el siglo pasado, reafirma como
Los cuatro primeros sistemas tienen límite de licitud para la libre autodeter-
como principio fundamental: «en la minación la probabilíoridad; pero ad-
duda se ha de tomar la parte más segu- mite también la validez de la opinión
ra». Por parte más segura se entiende simplemente probable, siempre que exis-
aquí la opinión que propone la ley ta una razón que excuse y compense
o norma objetiva. Se supone que la eventual transgresión de la ley que
cuando se está en duda sobre si una parece más probable.
ley obliga o no, se actúa seguramente En oposición a este grupo de siste-
observando la ley como si fuera cierta. mas que defienden el orden objetivo
San Alfonso no acepta este concepto expresado en leyes, se sitúan los otros
de seguridad moral, como si ésta con- tres sistemas. Estos ponen en primer
sistiera en no exponerse al peligro plano la instancia de la subjetividad,
de la violación material de la eventual que se expresa en la libertad de deter-
ley. El enseña que la verdadera seguridad minar el juicio de conciencia en la
consiste en estar seguros de hacer una elección a realizar «aquí y ahora». El
elección moral concreta, con la que principio general es el siguiente: se
no se ·cometa un pecado formal. y puede seguir la opinión «benigna», a
tal seguridad se obtiene asumiendo menos que la ley se presente con tales
como norma en tal situación la opinión razones que eludan la probabilidad.
que se opone a la ley dudosa (Theologia Con la expresión «opinión benigna» se
mora/is, 1.1, tr.1, n.82). indicaba en 1600-1700 la opinión
a) El tuciorismo absoluto afirma que favorable a la libre autodeterminación.
basta una mínima probabilidad sobre Los tres sistemas sensibles a la ins-
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tanda de la subjetiVidad difieren no Resulta claro que no es necesaria la


poco en su doctrina sobre la dialéctica confrontación de las probabilidades
de las opuestas probabilidades. opuestas: éstas permanecen cada una
a) El laxismo es la antítesis del por sí misma; de este modo la mayor
tuciorismo absoluto. Afirma que la probabilidad de una opinión no elimina
ley, para obligar, debe ser tan cierta la probabilidad de la opinión opuesta,
que haga improbable o poco probable aunque ésta sea menos probable. De aquí
la opinión «benigna», de modo que la proposición de Bartolomé de Medina
«se actuaría prudentemente siguiendo en 15 77, que fue el primero en dar la
una probabilidad ya intrínseca o ex- fórmula clásica del probabilismo: «Si
trínseca, incluso tenue (quantumvis est opinio probabilis, licitum est eam
tenui), siempre que no se salga de los sequi, licet opossita probabilior sit»
límites de la probabilidad». Esta propo- (In I-II, XIX, 6, Venetiis,l 590,l 79a).
sición que expresa la doctrina del Medina podía contestar eficaz y opor-
laxismo, fue condenada por Inocencia tunamente con el probabilismo al ob-
XI (Denz 2103). jetivismo tuciorista; pero su principio
b) El probabilismo admite que, para podía también abrir la puerta al subje-
obrar honestamente, es preciso obrar tivismo laxista, dada la concepción
s~gún prudencia; pero enseña que se juridicista de la probabilidad. Este juri-
actúa prudentemente cuando el juicio dicismo aparece en la desarticulación
de conciencia está apoyado en una no sólo de la opinión del sujeto, sino
razón que sea verdaderamente pro- también de la misma virtud de la pru-
bable, aunque sea menos probable que dencia e incluso del mismo acto moral
la opinión que expresa la instancia de del sujeto. El acto moral se convierte
la ley, que consiguientemente aparece en «objeto» disputado por la ley obje-
como «más probable». «Qui probabiliter tiva y por la libertad del sujeto. Esta
agit, prudenter agít»: es el principio del es la «causa» que la conciencia debe
sistema. Pero el alcance de este prin- resolver, asistida por la prudencia
cipio depende del sentido que se da al jurídica: ¿quién posee la capacidad de
término «probabiliter». Indica una opi- hacer o qué se debe hacer «aquí y
nión sostenida por razones probables; ahora» ...? ¿Es la libertad o es la ley
pero opinión y razón son consideradas quien expresa el orden objetivo? Y
como proposiciones de verdad, que puesto que tanto el nominalismo como
se tienen, por ejemplo, en matemáticas: el esencialismo, nunque por razones
se prescinde totalmente del sujeto. La opuestas, consideran la ley como la
opinión no es un estado subjetivo de expresión privilegiada, adecuada y di-
quien tiene que deliberar; es el estado de ríamos que única de la voluntad de
una proposición de verdad no evidente, Dios, incluso en situación, la pregunta
como se la puede encontrar en los se hace frecuentemente en estos tér-
manuales de casuística; sería una pro- minos; ¿quién posee el acto en situa-
posición prudencial, válida como mé- ción, el hombre con la libertad o Dios
todo. Pero el probabilismo, como con- con la ley? Como si Dios y la libertad
secuencia de su principio clave, auto- estuviesen en concurrencia y oposición.
riza a tomar como norma de elección La solución se ofrece en el principio de
incluso una opinión que no convenza la posesión: «melior est conditio possi-
al sujeto. Aún más, aunque éste se dentis». Es decir, quien está en posesión
incline a creer lo contrario, puede del acto no puede ser privado de él,
tomar esta opinión como norma de su a no ser que la parte contraria presente
obrar, porque tiene «su» probabilidad. razones bastante convincentes en su
Y quien obra apoyado en una proba- propio favor. Para los probabilioristas,
bilidad, obra prudentemente: «qui pro- de corte esencialista, Dios posee el acto
babi!iter agit, prudenter agit». Como juntamente con el orden objetivo cósmi-
puede verse, la prudencia no es aquí co. Para los probabilistas el acto es
una virtud viva de la persona; virtud poseído por el hombre, puesto que
que regida por la sabiduría se ponga toda ley, incluso la natural, es limi-
como «recta ratio» en la situación y tación positiva impuesta por la volun-
haga síntesis de objetividad y subje- tad, también de Dios, a la libertad
tividad. Aquí la prudencia se convierte del hombre.
en simple calculadora, máquina jurí- Otra corriente de probabilistas, ca-
dica, de las diversas probabilidades; pitaneados por F. Suárez, toma este
o mejor aún, de las diversas opiniones principio-base: la ley dudosa no obliga.
probables, existentes en sí mismas. Mientras hay una opinión sólidamente
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probable en favor de la libertad, la ?i H1 probabiliorismo en su forma


ley es dudosa, aunque tenga a su mas aguda, por ejemplo en Concina,
favor una opinión más probable. identifica la gloria de Dios con la
e) Una corriente del probabilismo objetiva ejecución del orden de la
es el equiprobabilismo. Este asume el realidad creada; orden expresado a lo
principio del poseedor para afirmar sumo en leyes inscritas en la esencia de
que, cuando se está en estado de duda los hombres y de las cosas. No existe
por la presencia de dos opiniones pro- diferencia entre violación material y
bables opuestas, prevalece la ley si violación formal de la ley: tal distin-
ésta era cierta y se duda de que haya ción puede hacerse sólo en cuanto a la
cesado, y prevalece la libertad cuando imputabilidad moral de la violación,
se duda de que la ley exista. El equipro- pero desde el punto de vista de la ofensa
babilismo toma el principio de que hecha a Dios tal distinción no vale.
la ley dudosa no obliga, para afirmar Toda violación de una ley perturba y
que tal duda cesa solamente cuando deforma la acción de Dios en el mundo.
la ley tiene en su favor una opinión «In dubiis pars tutior est sequenda». Y
más probable que la opuesta en favor los probabilioristas del s. XVIII decían que
de la libertad. así como no nos exponemos al peligro
Este equiprobabilismo con tres hipó- de matar a un hombre si hay una posibili-
tesis fue formulado hacia el 18 70 por dad de que sea un hombre y no una
algunos redentoristas y aceptado in- liebre quien se esconde tras unas
cluso por algunos tomistas. La formu- matas, de igual modo no se puede uno
lación del sistema derivó de la discusión exponer al peligro de violar una ley, si
con el teólogo Antonio Ballerini, quien existe una probabilidad de que tal
atribuía a san Alfonso el probabilismo ley exista. Esta identificación de ofensa
simple, que en realidad san Alfonso a la ley y ofensa a Dios tal como era
había modificado. Puesto que él había concebida en los siglos XVII-XVIII, debería
establecido hacia el 1760 su «sistema», iluminarnos sobre el grave problema
que defendía la licitud de la «opinión del pecado filosófico y el pecado teoló-
igualmente probable» en favor de la gico. que tantas dificultades presenta
libertad, de aquí qU:e el probabilismo incluso en el plano práctico. Este
en tres principios sea considerado como rigorista objetivismo religioso, bajo el
la doctrina completa de san Alfonso. influjo histórico del jansenismo, tiende
La reflexión del desarrollo de toda esta a hacer de Dios un guardián o policía
doctrina creo que revela, bajo formas riguroso del mundo. El acto humano
y argumentos «sistemáticos», la pre- está principalmente en función de este
sencia de una inspiración prudencial- orden cósmico, y será normal cuando
personalista, que da una valoración esté en conformidad con las leyes de
bien distinta a la doctrina alfonsiana las cosas. No hay que extrañarse si Go-
sobre la conciencia moral. Lo vamos net y Billuart, abandonando la doctrina
a ver en seguida. de santo Tomás, consideran el fin
de quien actúa como una mera circuns-
4. ÜBJETIVISMO Y SUBJETIVISMO. -To- tancia, aun en La sede de la conciencia,
dos los sistemas válidos se pueden en relacion al acto que recibe su espe-
reducir a dos: probabiliorismo y pro- cificación moral del objeto extrasubje-
babilismo. No podemos pensar que tivo. Precisamente por esta concepción
los teólogos hayan disputado durante objetivista Concina y Patuzzí en el 600
cuatro siglos por un más o menos de decían que si uno adora una hostia
probabilidad; tras la frágil diferencia que se cree consagrada, pero que no
gramau,.:al de un adjetivo («probabilis», lo es y nadie lo sabe, tal acto es obje-
«probabilior») hay una diferencia pro- tivamente idolátrico, imprudente y no
funda de concepción teológica y antro- merecedor de premio alguno de parte
pológica de la vida moral. Junto al de Dios. Y Concina añade expresamente
perenne dinamismo vital de objetividad que si no se admite esto se cae irremi-
y subjetividad, que constituyen una sín- siblemente en el probabilismo (D. Con-
tesis perfecta en el personalismo, existe cina, Ad theologíam christíanam dogma-
d encuentro siempre negativo de objeti- tico-moralem apparatus II, 1.2, diss.l,
vismo y subjetivismo. Incluso la doctrina c.l,n.53, Romae 1751, 52). Lo mismo
sobre las relaciones entre Dios y el dicen de quien honra como padre a
hombre se resiente del peso de estas quien no lo es, de quien da limosna a
discusiones, que impiden incluso la justa un pobre que no lo es en realidad; es
visión personalista de Dios. decir, no cuenta el sujeto actuante, sino
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los actos especificados y valorados mo- La prudencia, esa virtud clave en la


ralmente por el objeto-efecto. vida moral, es reducida por los proba-
Todo esto puede admirarnos, pero bilioristas a una pura lógica silogística,
el objetivismo que considera el acto práctico-práctica: ella ha de singula-
humano como una función de la rizar los principios y leyes universales,
realidad extrasubjetiva, lleva necesaria- de modo que no se equivoque con una
mente a estas afirmaciones. El hombre conclusión que nos lleve a adorar
se convierte en un simple productor una hostia no consagrada o a dar
de actos humanos, que el orden obje- limosna a un falso pobre. Algunos
tivo moraliza más o menos «ex opere tomistas recientes se separan de la con-
operato cosmico». cepción de la prudencia según Concina
b) El probabilismo reacciona contra y los probabilioristas natos, y ponen
este objetivismo y libera al acto de la como juicio último del obrar «aquí y
objetivización casuística, pero se para ahora» un juicio de prudencia perso-
a mitad de camino: no llega a perso- nalista y que se puede disociar del
nificar el acto; lo considera como un juicio de conciencia. Este no sería el
valor en sí, en cuanto que en él se juicio último práctico-práctico, incluso
ejercita la libertad, se realiza el bienes- cuando se actúa virtuosamente. La
tar del hombre sobre la tierra y con el verdad del juicio de conciencia sería
acto, como mérito, se adquiere la siempre la sola verdad de la ciencia
felicidad eterna. La relación con Dios objetiva de las leyes, y no importa
es relación de individuo a individuo; que la prudencia proponga «aquí y
Dios autor de la ley, objeto de específi- ahora» otra verdad distinta. Es difícil
cos actos de culto y virtudes teologales; constatar este doble juicio en el interior
donador de premio y castigo a buenos de la deliberación de un hombre vir-
o malos respectivamente. Todo acto tuoso. Y no nos parece verdadero que
es bueno si es honesto; y será honesto santo Tomás proponga tal distinción
todo acto libre no prohibido por la ley, la entre juicio de conciencia perfecto y
cual es una limitación positiva de la juicio de prudencia. En el fondo el
libertad, y que en consecuencia ha de sistema «compensacionista» propone es-
interpretarse «stricte». Esta concepción ta duplicidad de juicio.
positiva de toda ley y el individualismo De la prudencia según los probabi-
incluido en la relación del hombre con listas hemos hablado ya: no es otra
Dios, puede hacer degenerar el valor cosa que «prudence en papier», en
de la subjetividad personalista hacia expresión acertada de A. Gardeil (cf
un mero subjetivismo con el consi- «Angelicum», 18 [1941J, 334). No se
guiente laxismo. Los probabilistas me- puede decir que la casuística proba-
jores han evitado tal degeneración, bilista ayude a la prudencia, como
pero otros han caído en ella, y el lo hace en cambio la de san Alfonso;
sistema en cuanto tal no garanti- en virtud del sistema no es la prudencia
za contra el peligro de esta posible caída. del sujeto quien reexamina la proba-
bilidad de las opiniones dadas en casuís-
5. PRUDENCIA Y CONCIENCIA.-La ver- tica, sino que es la probabilidad de las
dad moral de la conciencia, según opiniones extrasubjetivas, que es ya
estos dos sistemas de signo tan opuesto, de suyo prudencia, con una cierta
es la misma verdad establecida en amplitud de elección: «qui probabiliter
la sede de la ciencia, pero singularizada. agit prudenter agit». Por tanto, basta
Los probabilioristas, a causa de su apoyarse en una opinión que tenga su
esencialismo, se limitan a dar los probabilidad para obrar prudentemente;
principios y leyes universales. Los pro- no importa si el estado de la persona
babilistas, con la casuística, intentan exige otra norma que quizás objeti-
singularizar en sus manuales y grandes vamente es menos probable, pero que
tratados los principios universales. La subjetivamente sería más saludable con
conciencia, según los probabilioristas, su rigor y con su benignidad según
no deberá hacer otra cosa que singula- los casos.
rizar los principios y leyes universales,
por medio del silogismo; en cambio, 6. LA POSICIÓN DE SANALFONSO.-La
según los probabilistas, la conciencia doctrina prudencial de san Alfonso pre-
debera ejecutar la singularidad dada tende superar los dos sistemas antagó-
en la casuística, sirviéndose de las nicos, no con un tercer sistema que
reglas de los sistemas establecidos en mida los grados de probabilidad, sino
la teología moral general. con una concreción de la vida moral,
1021 Sistemas morales

y consiguientemente del juicio de con- aplicadas al hombre concreto podrían


ciencia y de prudencia, que supere ser bastante improbables. Es necesario
el subjetivismo con la subjetividad y el tener presentes las exigencias de la
objetivismo con la objetividad: la sín- gracia, que para S. Alfonso es la gracia
tesis de subjetividad y objétividad en de Cristo, ni rígida ni laxa; y es necesario
la vida moral se logra con la afir- también tener presentes las posibilidades
mación de la personalidad. Para ob- concretas de la persona. Y también aquí
tener esto san Alfonso meditó amplia- el criterio ha de ser realista: sin rigor ni
mente sobre el probabiliorismo y, des- laxismo que extingan la tensión de la
pués de haberlo experimentado al vivo persona animada por la unión con
en la praxis pastoral, lo abandonó Cristo. Para el probabilismo éste es un
porque el acto moral no se puede programa ascético, que no pertenece
endurecer en el objeto-efecto. Experi- a los sistemas morales, al menos a los
mentó también ampliamente el proba- sistemas morales probabilistas: así dice
bilismo y vio también sus límites: Vermeersch (DAFC, 4, 3h0-361). La
podía caer fácilmente en el individua- reacción germánica a principios del si-
lismo y en una especie de existencia- glo XIX contra la casuístic11 y la actual
lismo «ante litteram»: todo acto terúa reacción han sido motivadas precisa-
valor en sí, caracterizado por la libertad mente por la ausencia de espiritualidad
total o limitada por la ley. Para evitar en los sistemas morales probabilistas.
esta vuelta al vacío del acto moral él lo La espiritualidad de los sislemas tucio-
personificó. Consiguientemente perso- ristas suponía un Dios que no es el
nificó la conciencia y la prudencia. Dios de Jesucristo.
Ambas son funciones de la persona, que La exigencia de la vida d,· gracia, que
se expresa en sus actos y con ellos se constituye la persona mornl en Cristo,
profundiza a sí misma más en su valor aparece con más evidenci11 en la doc-
constitutivo. El valor que constituye la trina de san Alfonso ace, rn del acto
persona es la tensión creatural, sobrena- moral en la sede de la concie111'ia.Determi-
tural. hacia Dios: la vida de gracia y de nada la probabilidad de (lis opiniones
caridad. El objeti vismo ponía la gloria en la sede de la ciencia, cu1111dose llega
de Dios en el orden objetivo-cósmico; a la deliberación práctica en silu ación, es
san Alfonso la pone en la misma persona decisiva la valoración de 111prudencia
que vive en gracia de Dios, no ofendién- cristiana. Esta asume dos principios de
dole (casuística de con versión del peca- valoración: por una parlt• 1'1principio
do), creciendo en el amor de Dios por de flexibilidad, según el cu11l todas las
medio de la unión con Cristo (casuística normas objetivas deben 1wr reconsi-
de la perfección) y mediante una vida deradas en lo que se refir1,. a su pro-
de oración. En esta· visión global de la babilidad, con posibilidad ,i., inversión
persona, que es moral en cuanto que en sus grados; por otra purlt· rl principio
surge decididamente de l;i opción fun- de personalidad cristiana, que propor-
damental, se puede juzg;ir y deter- ciona, como criterio de ,,,.¡ 11 eventual
minar la verdad de los diversos actos inversión, la exigencia co11<-retade la
en situación. La conciencia en situa- persona para que pueda vivir y crecer
ción es conciencia ontológico-personal- en gracia, en las circunaltmcias exis-
moral en acto existencial. Todo lo que tenciales en las que se halla. Y así
es contrario a esta conciencia de «fe» sucede que una opinión 111úsprobable
,·s pecado. y más «segura» en teoni1. puede ser
Con esta visión personalista, san Al- menos probable y prov,•rhosa en la
fonso expone la doctrina del acto moral práctica. De aquí que san 1\lfonso fuera
en la sede de la ciencia y en la sede severo en materia de ocasi1111es próximas
de la conciencia. En la sede de la ciencia, de pecado formal, y poi otra parte
determina la verdad de las normas fuera indulgente respecto II las ocasiones
casuísticas dejándose guiar por la «pru- de solo pecado material ( '/'heologiamo-
dencialidad», que es una especie de ra/is, l. l n.8 3 ).
rrudencia por analogía. La norma En esta concepción perN1malista, que
casuística ha de ser tal, según él, ciertamente puede ser y ha de ser
que pueda ser asumida por la pru- desarrollada, el «sistemu moral» de
dencia. no automáticamente, sino con san Alfonso tiene todavía una función
llcxibilidad. Normas absolutas cons- que cumplir. Este sistemu, en el fondo,
1midas sobre lo abstracto podían ser consiste en afirmar qm· la ley, para
también probabilísimas según la lógica obligar, debe ser promulgada de tal
11plicación al hombre en absoluto; pero modo que determine unu convicción
Situación (ética de) 1022

de que tal ley existe. Si no se tiene tal Leclercq G., La conscience du chrétien. Essai de
promulgación. la ley es dudosa y con- théologie mora/e, París 194 7. o Para el proba-
siguientemente no obliga. Pero. en bíliorismo y compensacionismo: Hering H. M..
Qu.omodosolvendi su.ntcasus?, en «Angelicum»
virtud del principio de personalidad, la 18 (1941), 311-335.-Janssens M. E.. Notes
promulgación debe hacerse a la con- sur la consciencedouteuse, en «Revue Néoscho-
ciencia de cada uno; no basta la lastique de Philosophie», 22 (1920), 28 7-309;
«inscripción de la naturaleza» en la 23 (1921). 267-289 y 363-377.-Lottin O.,
esencia. En esta doctrina se resume Le tutiorisme du XIII siecle, en «RTAM», 5
sustancialmente todo el sistema de san (1933), 292-301.-Peinador A .• De judicio
conscientiae rectae, Madrid 1941. □ Para el
Alfonso. Esto sirve sólo para decidir equiprobabilismo: N. N., Vindiciae alphonsianae,
la cuestión preliminar: ¿la conciencia París 1874.-Beaudoin R., Tractatus de con-
ha de conformarse a una ley o más scientia, París 1922.-Caigny J. de. Apologetica
bien puede autodeterminarsel Esta cues- de aequiprobabilismo alphonsiano, París 1894.
tión resulta preliminar en uno u □ Para el probabilismo: Deman T., Probabilisme,
otro sentido, y se hace así operante el en DTC, 13, 417-619. Articulo largo y eru-
dito, es un buen instrumento de trabajo, pero
principio de personalidad, según el hay que verlo con espíritu crítíco, porque la
cual tanto el obrar según la ley como historia biene enfocada según la tendencia del
el obrar según la autodeterminación autor, claramente antiprobabilista. -Richard T.,
han de estar animados por el dinamismo Le probabilís'!7-emoral et Ja philosophie, París
de la gracia-caridad, que no es otra 1922.-Id .. Etudes de théologie mora/e, París
cosa que la vida de Cristo en nosotros. 1937.-Rodrigo L., De historicis exordiis et vi-
cibus probabilismi moralis relectio, en <(Miscell.
Esta vida se concreta en nosotros, y Cornil!.» (1953), 53-120.-Rousselot P., Quaes-
tiene su «teología moral» en el Evan- tiones de conscientia, Lovaina ] 9 3 7. -Ter Haar
gelio y en todo el orden normativo que F.. De systemate morali antiquorum probabilista-
emana del mismo. Objetividad y sub- rum, Paderborn 1894. □ Sobre la doctrina de
jetividad se funden en la persona de san Alfonso: Capone D., Dissertazioni e Note di
S. Alfonso su/la probabilitá e la coscienza dal 17 48
Cristo. al 1763, en «St. Mor.», 1 (1963), 265-343:
En la renovación actual de la teolo- ...dal 1764-1769. en «St. Mor.». 2 (1964),
gía moral. se tiende quizás a considerar 89-1 5': ...da/ 1769 al 1777. en «St. Mor.», 3
los «sistemas morales» como expresión (1965). 82-149.-Delerue F.. Le systéme moral
de falsos problemas morales. De cuanto de St. Alphonse de Liguori, Saint-Etienne 1929.-
llevamos dicho se deduce que la forma Gaudé L.. De morali systemate S. Alphonsi M.
de Ligorio historico-theologica dissertatio, Roma
de los mismos ha de ser superada, 1894.-Mondino S., Studio storico-critico sul
pero los problemas que los moralis- sistema morale di S. Alfonso M. de Liguori, Mon-
tas consideraban entonces eran pro- za 1911.
blemas que surgían de las dos concep-
ciones que ya hemos subrayado: sub-
jetivismo y objetivismo, que son la SITUACION
desviación y radicalización de dos
valores que animan la vida moral: (ética de)
objetividad y subjetividad. Estos pro-
blemas, estas concepciones, estos valo- Como ha sucedido con frecuencia en
res están muy marcados en las discu- la historia de la teología, a la etiqueta
siones actuales e incluso en las manifes- «ética de situación» se Je puede asignar
taciones de vida individuales y colectivas. un contenido suficientemente preciso
Es la historia misma que nosotros sólo si partimos de algunos documentos
vivimos: incluso los «sistemas morales» pontificios condenatorios; será mucho
pueden darnos mucha luz, para refle- más difícil definir conceptualmente la ex-
xionar y lograr la solución justa, la presión o delimitar el movimiento teoló-
solución personalista. gico que históricamente le corresponde
como base. La condenación pontificia
D. Capone parece que ha de ser referida más a ten-
dencias latentes. sólo ocasionalmente
BIBL.:o Para los sistemas en general: D611in- expresadas, del pensamiento teológico de
ger 1.-Reusch Fr. H., Geschichte der Moral- los años 50, que a obras y autores con-
streitígkeiten in der rOmíschkatholischenKirche cretos 1 • Por lo menos en el campo cató-
seit dem sechzehntenJahrhundert, l, Nórdlingen lico las reflexiones más interesantes so-
1889, 2-476.-Fuchs J., Theologia mora/is ge- bre el tema de la «situación», como ele-
neralis, Roma 1960.-Furger Fr.. Gewissen und
Klugheit in der katholischen Moraltheologie der mento integrante de la norma moral. se
letzten Jahrzehnte, Estocarda 1965.-Labour- produjeron sólo después que Pío XII
dette M. M., Morales de la conscience et vertu interviniera y casi provocadas por su
de prudence, en «RT», 50 (1950), 209-227.- intervención: tales rellexiones fueron sin

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