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Primera tetrarquía
Segunda tetrarquía
Comienza así un período de 20 años de conflicto que culminará con la asunción del poder absoluto por
Constantino el Grande. De este primer grupo de contendientes el primero en caer fue Severo traicionado por
sus tropas; mientras que por su parte Constantino y Maximiano concertaban una alianza. Al final del año
307 había 4 augustos: Constantino, Majencio, Maximiano y Galerio y un solo césar, Maximino Daya.
A pesar de la mediación de Diocleciano, al final del año 310 la situación era aún más confusa con siete
augustos: Constantino, Majencio, Maximiano, Galerio, Maximino, Licinio —al que había introducido en la
pugna Diocleciano— y Domicio Alejandro, vicario de África y autoproclamado augusto.
En este entorno convulso comenzaron a desaparecer candidatos: Domicio Alejandro fue asesinado por orden
de Majencio; Maximiano se suicidó asediado por Constantino y Galerio falleció por causas naturales.
Triarquía (312-313)
Finalmente, Majencio fue relegado por los tres augustos restantes y finalmente vencido por Constantino en
la batalla del Puente Milvio, en las afueras de Roma, el 28 de octubre de 312. Una nueva alianza entre
Constantino y Licinio selló el destino de Maximino, quien se suicidó tras ser vencido por Licinio la batalla
de Tzirallum, en el año 313.
Diarquía (314-326)
A partir de este punto, el imperio quedaba dividido entre Licinio en oriente, y Constantino en occidente.
Tras los enfrentamientos iniciales, ambos firmaron la paz en Serdica en 317. Durante este período ambos
nombraron césares según su conveniencia, entre los miembros de su familia y círculo de confianza. En el
año 324, después de sitiar Bizancio y vencer a la armada de Licinio en la batalla del Helesponto,
Constantino logró derrotar definitivamente a las fuerzas licinianas en Crisópolis.
Constantino y el cristianismo
Seguramente, Constantino sea más conocido por ser el
primer emperador romano que autorizó el culto San Constantino
cristiano. Los historiadores cristianos desde Lactancio
se decantan por un Constantino que adopta el
cristianismo como sustituto del paganismo oficial
romano. El historiador y filósofo Voltaire, no obstante,
aseguró que «Constantino no era cristiano» y «no sabía
qué partido tomar ni a quién perseguir».9
En febrero del año 313, y probablemente aconsejado por el obispo de Córdoba Osio, Constantino se reunió
con Licinio en Milán, donde promulgaron el Edicto de Milán, declarando que se permitiese a los cristianos
seguir la fe de su elección.17 Con ello, se retiraron las sanciones por profesar el cristianismo, bajo las cuales
muchos cristianos habían sido martirizados, y se devolvieron las propiedades confiscadas a la Iglesia. El
edicto no sólo protegió de la persecución religiosa a los cristianos, sino que sirvió también para las demás
religiones, permitiendo que cualquier persona pudiese adorar a la divinidad que eligiese. Un edicto similar
ya se había emitido en el año 311 por Galerio, entonces emperador, primero entre sus iguales, de la
tetrarquía. El edicto de Galerio concedía a los cristianos el derecho a practicar su religión, pero no a
recuperar los bienes confiscados.18 El Edicto de Milán incluía varias cláusulas que establecían que todas las
iglesias confiscadas durante la persecución de Diocleciano serían devueltas, así como otras disposiciones
sobre los anteriormente perseguidos cristianos. Sin embargo, lo cierto es que, a partir de ese momento, el
cristianismo pasa a adquirir el estatus de religión privilegiada y se inician las persecuciones a las demás
religiones.19
Tras el edicto se abrieron nuevas vías de expansión para los cristianos, incluyendo el derecho a competir con
los paganos en el tradicional cursus honorum para las altas magistraturas del gobierno, otorgándose
privilegios al clero así como la exención de ciertos impuestos; también ganaron una mayor aceptación
dentro de la sociedad civil en general. Se permitió la construcción de nuevas iglesias y los dirigentes
cristianos alcanzaron una mayor importancia. Como muestra de ello, los obispos cristianos adoptaron unas
posturas agresivas en temas públicos que nunca antes se habían visto en otras religiones.
Por otra parte, Constantino posiblemente conservó el título de pontifex maximus hasta su muerte, un título
que los emperadores romanos ostentaban desde Augusto como jefes de la antigua religión romana hasta que
Graciano el Joven (375–383) renunció al título.20 21 Según los escritores cristianos, Constantino finalmente
se declararía a sí mismo cristiano cuando tenía más de cuarenta años, escribiendo a los cristianos para
dejarles claro que creía que debía su éxito a la protección del Dios cristiano.22
Constantino tampoco patrocinaría únicamente al cristianismo. Después de obtener la victoria en la batalla
del Puente Milvio (312), mandó erigir un arco triunfal, el Arco de Constantino, construido en el 315 para
celebrarlo. El arco, que está decorado con imágenes de la Victoria con trofeos y sacrificios a dioses como
Apolo, Diana y Hércules, no contiene ningún simbolismo cristiano.
Aunque el cristianismo no se convertiría en religión oficial del Imperio hasta el final de aquel siglo (un paso
que daría Teodosio en el 380 con el Edicto de Tesalónica), Constantino dio un gran poder a los cristianos,
una buena posición social y económica a su organización, concedió privilegios e hizo importantes
donaciones a la Iglesia, apoyando la construcción de templos y dando preferencia a los cristianos como
colaboradores personales.
Como resultado de todo esto, las controversias de la Iglesia, que habían existido entre los cristianos desde
mediados del siglo II, eran ahora aventadas en público, y frecuentemente de una forma violenta. Constantino
consideraba que era su deber como emperador, designado por Dios para ello, calmar los desórdenes
religiosos, y por ello convocó el Primer Concilio de Nicea (20 de mayo al 25 de julio de 325) para terminar
con algunos de los problemas doctrinales que infectaban la Iglesia de los primeros siglos, especialmente el
arrianismo.
Durante las discusiones de carácter teológico en el consejo de Nicea, por el análisis de las cartas escritas por
Constantino, se evidencia una gran carencia de formación teológica, y los estudiosos descartan la posibilidad
de que él pudiese haber influido en la doctrina de la Iglesia debido justamente a este desconocimiento en
teología. Muchos se preguntan por qué el papa Silvestre I no asistió a dicho concilio, siendo el más indicado
para presidirlo, motivos poderosos debieron ser los que le sujetasen en Roma porque lo que sí sabemos es
que, aparte de Osio de Córdoba, el papa envió en su representación a dos delegados papales: Vito y
Vicencio, que actuaron en su nombre. El papa no solo asumió como suyo todo lo salido del concilio sino que
se convirtió en uno de sus principales valedores.25 A pesar de ello algunos críticos creen que Constantino
establecía una nueva religión, transfiriendo a ésta ornamentos paganos que les eran propios a los gentiles,
adoptados y santificados por la Iglesia, que no afectaban ni alteraban la esencia doctrinal y enseñanzas
cristianas de la Iglesia.26 De todos modos, él inauguró el concilio vestido imponentemente, dio un discurso
inicial ataviado con telas y accesorios de oro, para demostrar justamente el poderío del Imperio por un lado,
y el apoyo e interés al concilio desde el estado, por el otro. El estado proveyó de comida y alojamiento, e
incluso de transporte, a los obispos que convergieron a Nicea para el concilio. Por otro lado, si bien habían
existido concilios antes que el de Nicea, éste fue el primer concilio ecuménico (universal), con la
participación de alrededor de 300 obispos, la mayoría de habla griega, lo cual representó una minoría ya que
en todo el territorio del Imperio había cerca de 1000 obispos.27 La importancia del mismo reside en la
formulación del Credo Niceno, redactado en griego, no en latín,
que esencialmente permanece inalterado en su mensaje 1700
años después, y en establecer la idea de la relación estado-
iglesia que permitiría la expansión del cristianismo con una
vitalidad inédita.
La Iglesia ortodoxa venera a Constantino I como santo y le dio el título de Equiapóstolico (ισαπόστολος
Κωνσταντίνος, isapóstolos Konstantínos, "igual a los apóstoles") por sus servicios a la iglesia.29 Su fiesta es
el 21 de mayo. Las Iglesias católicas orientales también lo consideran un santo, pero no la Iglesia latina. En
cambio, su nombre figura en el Calendario de Santos Luterano.
En el año 314, inmediatamente después de su plena legalización, la Iglesia cristiana ataca a los paganos: en
el Concilio de Ancyra, se denuncia el culto a la diosa Artemisa. En 326 Constantino ordenó la destrucción
de todas las imágenes de los dioses y la confiscación de los bienes de los templos. Ya en 319 había
prohibido la construcción de nuevas estatuas de los dioses y que se rindiera culto a las existentes. Muchos
templos paganos fueron destruidos por las hordas cristianas y sus sacerdotes fueron asesinados. Entre el año
315 y el siglo VI miles de creyentes paganos fueron asesinados.30 Entre 316 y 326 se proclaman una serie
de disposiciones que favorecen al cristianismo frente a la religión tradicional (prohibición de las haruspicia,
la magia y los sacrificios privados, exención fiscal a los clérigos cristianos, se otorga jurisdicción a los
obispos...), aunque el cristianismo no se convierte en la religión oficial del Imperio romano hasta el Edicto
de Tesalónica de 380.31 En Dydima, Asia Menor, es saqueado el oráculo del dios Apolo y torturados hasta
la muerte sus sacerdotes. También son desahuciados todos los paganos del monte Athos y destruidos todos
los templos paganos de ese lugar. Mediante un edicto ordenó, además, la destrucción de la obra Adversus
Christianos, escrita por el filósofo Porfirio.28
En el año 326, el emperador Constantino, siguiendo las instrucciones de su madre Helena, destruye el
templo del dios Asclepio en Aigeai de Cilicia y otros muchos templos más de la diosa Afrodita...: en
Jerusalén, en Afka en el Líbano, en Mambre, Fenicia, Baalbek, etc.
En el año 330 el emperador Constantino roba todos los tesoros y las estatuas de los templos paganos de
Grecia, para llevárselos y decorar su Nova Roma (Constantinopla), la nueva capital del Imperio romano.
La reacción sasánida
Más allá de los límites del Imperio, al este del Éufrates, los gobernantes sasánidas del Imperio persa habían
sido por regla general tolerantes con sus cristianos. Pero ahora los cristianos de Persia podían ser
identificados como aliados del antiguo enemigo y fueron por ello perseguidos. En una carta atribuida a
Constantino para Sapor II que se supone escrita en 324, se urgía a Sapor a proteger a los cristianos de su
reino, tras lo que Sapor II escribió a sus generales:
Arrestaréis a Simón, jefe de los cristianos. Le detendréis hasta que firme este documento y
consienta en recaudar para nosotros un impuesto doble y un doble tributo de los cristianos.
Nosotros debemos llevar por los dioses el peso de la guerra mientras ellos únicamente se dedican
al descanso y el placer. Habitan nuestro territorio y son amigos del César, nuestro enemigo.
Cita de Roma en el Éufrates, Freya Stark 1967, p. 375
Cortesanos y funcionarios
Constantino respetaba la cultura y el cristianismo, y su corte estuvo compuesta por viejos, respetados y
honorables hombres. A aquellas familias romanas que rehusaban el cristianismo se les denegaban las
posiciones de poder, si bien dos tercios de los altos cargos del gobierno siguieron siendo no cristianos
[cita requerida].
Constantino retiró su estatua de los templos paganos. La reparación de estos templos fue prohibida, y los
fondos fueron desviados en favor del clero cristiano. Se suprimieron las formas ofensivas de adoración,
fueran cristianas o paganas [cita requerida].
El reinado de Constantino
Filicidio
Constantino fue también conocido por su falta de piedad para con sus parientes consanguíneos y afines,
como por ejemplo la ejecución de su cuñado el Emperador romano de Oriente Licinio en 325, a pesar de que
había prometido públicamente no ejecutarle antes de su rendición el año anterior. En 326, Constantino
ejecutó también a su hijo mayor, Crispo y unos meses después a su segunda esposa Fausta (Crispo era el
único hijo que tuvo con su primera esposa Minervina). Corrieron rumores sobre una presunta relación entre
hijastro y madrastra que supuestamente podría haber sido la causa de la ira de Constantino,32 sin embargo,
estos rumores sólo se encuentran documentados por los historiadores Zósimo (siglo V) y Juan Zonaras
(siglo XII) y sus fuentes no han sido establecidas.33 Otra de las teorías sobre la muerte de Crispo fue que
Fausta estaba envidiosa ya que el hijo de Constantino no era hijo de ella y era un gran comandante militar y
probable sucesor al trono, acusándolo falsamente ante el Emperador de anti-cristiano. Luego Constantino se
arrepintió y vivió atormentado por la muerte de Crispo hasta que fue bautizado, ya que le prometieron que
esta ceremonia lavaría sus pecados.
Leyes de Constantino
Las leyes de Constantino mejoraron en muchas facetas las de sus predecesores, aunque también son un
reflejo de una época más violenta. Algunos ejemplos de estas leyes son:
Reforma militar
Véase también: Ejército romano tardío
Constantino continuó la reforma introducida por Diocleciano que separaba el poder civil y militar (Ferrill
1986). Como resultado, generales y gobernadores poseían menos poder que durante la anarquía militar.
Criterios tanto económicos como de seguridad llevaron a la modificación de la Gran Estrategia del Imperio
romano durante la primera época del siglo IV. Constantino convirtió el viejo sistema de frontera fortificada
en un sistema de defensa elástica en profundidad con la formación de una gran reserva central (Comitatenses
Palatini) en detrimento de las tropas de frontera (limitanei o ripenses) y el fortalecimiento de la caballería.
El mando del nuevo ejército móvil era compartido por dos mariscales de campo.
Constantino disolvió la guardia pretoriana y en su lugar estableció las Scholae Palatinae; cuerpos de
caballería de élite, principalmente de origen germánico. Por otra parte, el tamaño de la legión se redujo a
1.000 soldados.
Este cambio en la estrategia, criticada por historiadores como Zósimo y Edward Gibbon y defendida por
otros como Mommsen, no varió hasta la caída del Imperio en Occidente y hasta las reformas del emperador
Mauricio en Oriente.
Acciones militares
Su victoria en 312 sobre Majencio en la batalla del Puente Milvio le convirtió en gobernante de todo el
Imperio romano de Occidente. Gradualmente fue consolidando su superioridad militar sobre sus rivales de
la ya desmenuzada tetrarquía. Ya ocupada Roma celebró un triunfo por sus victorias contra los germanos del
Danubio (296) y Rin (305-306), persas en Siria (297-299) y pictos (306). Su éxito más importante en esas
campañas fue sometimiento de Chroco, rey de los alamanes (306).
En 320, Licinio, emperador de la parte oriental del Imperio, renegó de la libertad de culto promulgada en el
Edicto de Milán en 313 e inició una nueva persecución de los cristianos. Esto suponía una clara
contradicción, ya que su esposa Constancia, hermanastra de Constantino, era una influyente cristiana. Esto
derivó en una disputa con Constantino en el oeste, que tuvo su clímax en la gran guerra civil de 324. Los
ejércitos implicados fueron tan grandes que no se tiene constancia en Europa de una movilización similar al
menos hasta el siglo XIV. Licinio, ayudado por mercenarios godos, representaba el pasado y la antigua fe
del paganismo. Constantino y sus francos marcharon bajo el estandarte cristiano del lábaro, y ambos bandos
concibieron el enfrentamiento como una lucha entre religiones. Supuestamente rebasados en número,
aunque enaltecidos por su celo religioso, el ejército de Constantino resultó finalmente victorioso, primero en
la batalla de Adrianópolis en 324 y más tarde su hijo Crispo dio el golpe de gracia a Licinio en la batalla
naval de Crisópolis. Ahora era el único emperador de un Imperio romano reunificado (MacMullen 1969).
Constantinopla
Los emperadores retrataron al Sol Invictus en su moneda oficial, con una amplia gama de leyendas, solo
algunas de las cuales incorporaron el epíteto invictus, como la leyenda SOLI INVICTO COMITI,
reclamando al Sol no conquistado como un compañero del Emperador, utilizado con particular frecuencia
por Constantino. La descripción representa a Apolo con un halo solar al modo del dios griego Helios y con
el mundo en sus manos. En 320, el mismo Constantino aparece con un halo. También existen monedas
mostrando a Apolo conduciendo el carro del sol sobre un escudo que Constantino sostiene y en otras de 312
se muestra el símbolo cristiano del crismón sobre la armadura de Constantino. La moneda oficial de
Constantino continúa llevando imágenes del sol hasta el año 325/6.38
Los grandes ojos abiertos y fijos son una constante en la iconografía de Constantino, aunque no era un
símbolo específicamente cristiano. Esta iconografía muestra cómo las imágenes oficiales cambiaban desde
las convenciones imperiales de los retratos realistas hacia representaciones más esquemáticas: el emperador
como emperador, no simplemente como Constantino, con su amplia y característica barbilla. Esos grandes
ojos abiertos y fijos se harían aún más grandes a medida que progresara el siglo IV.
El legado de Constantino
Además de haber sido llamado honoríficamente «El Grande» por los
historiadores cristianos tras su muerte, Constantino podía presumir de dicho
título por sus éxitos militares. Además de reunificar el imperio bajo un solo
emperador, también consiguió importantes victorias sobre los francos y los
alamanes (306-308), de nuevo sobre los francos (313-314), los visigodos en
332 y sobre los sármatas en 334. De hecho, hacia 336, Constantino había
recuperado la mayor parte de la provincia de Dacia, perdida durante largo
tiempo y que Aureliano se había visto forzado a abandonar en 271. Por ello,
Constantino tomó el título de Dacicus maximus en 336.39
En los últimos años de su vida, Constantino planeaba una gran expedición para
poner fin a la rapiña de las provincias del este por parte del Imperio sasánida,40
pero la campaña fue anulada cuando Constantino enfermó en la primavera de Cabeza de bronce de
337, muriendo poco después.41 Constantino I (Museos
Capitolinos).
Fue sucedido en el Imperio por los tres hijos de su matrimonio con Fausta:
Constantino II, Constante y Constancio II, quienes se aseguraron su posición
mediante el asesinato de cierto número de partidarios de Constantino. También nombró césares a sus
sobrinos Dalmacio y Anibaliano. El proyecto de Constantino de reparto del Imperio era exclusivamente
administrativo. El mayor de sus hijos, Constantino II, sería el destinado a mantener a los otros tres
supeditados a su voluntad. El último miembro de la dinastía fue su yerno Juliano, quien trató de restaurar el
paganismo.
Referencias
1. La fecha de nacimiento varía pero la mayor parte de los historiadores modernos usan circa
272. Lenski, «Reign of Constantine» (CC), 59.
2. Nacido Caius Flavius Valerius Constantinus, desde el 25 de julio de 306 Flavius Valerius
Constantinus Caesar Herculius, a partir de 307 Imperator Constantinus Augustus y, a su
muerte, Divus Constantinus Augustus. En latín, el título imperial oficial de Constantino era
IMPERATOR CAESAR FLAVIVS CONSTANTINVS PIVS FELIX INVICTVS AVGVSTVS, Imperator Caesar
Flavius Constantine Augustus, el pío, el afortunado, el invicto. Después de 312 añadió
MAXIMVS ('el más grande'), y después de 325 reemplazó INVICTVS por VICTOR, debido a que
invictus recordaba al dios Sol Invictus.
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7. Barnes, Constantine and Eusebius, 27–28; Jones, 59; Lenski, "Reign of Constantine" (CC),
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8. Jones, 59.
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Princeton University Press. ISBN 978-0-691-02749-4. «Rather than cause the triumph of
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14. de Cesárea, Eusebio. Vida de Constantino. Libro I, capítulo 29 (http://www.newadvent.org/fath
ers/25021.htm). Consultado el 29 de septiembre de 2019.
15. de Cesárea, Eusebio. Vida de Constantino. Libro I, capítulo 31 (http://www.newadvent.org/fath
ers/25021.htm). Consultado el 29 de septiembre de 2019.
16. Sobre la muerte de los perseguidores Capítulo 44 (http://www.newadvent.org/fathers/0705.ht
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18. Lactancio, De Mortibus Persecutorum 34–35.
19. Bergallo, Sergio La Desaparición De Los Dioses p. 466.
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22. Peter Brown, The Rise of Christendom 2nd edition (Oxford, Blackwell Publishing, 2003) p. 60.
23. Código de Justiniano 3.12.2
24. Cf. Paul Veyne, Quand notre monde est devenu chrétien, 163.
25. The American Encyclopaedia, tomo 8, página 85.
26. Essay on the Development of Christian Doctrine de John Henry Newman.
27. Véase The Oxford Dictionary of Popes (Diccionario Oxford de los Papas).
28. Escribano Pano, María Victoria (2007). «La quema de libros heréticos en el Codex
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75A/25985). Ilu. Revista de Ciencias de las Religiones (XIX): 175-200. ISBN 978-84-669-3050-5.
29. «Arquidiócesis Ortodoxa Griega de Buenos Aires y Sudamérica: Santos Emperadores
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30. Bergallo, Sergio. La desaparición de los dioses, pag. 461 y ss.
31. Gibbon, Edward. Decadencia y caída del Imperio romano.
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35. Bible Readings for the Home - Sabbath Legislation (http://projectrestore.com/library/biblereadin
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36. "Constantinople" in The Oxford Dictionary of Byzantium, Oxford University Press, Oxford,
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37. MacMullen, Constantine.
38. Una discusión exhaustiva de todas las monedas de sol y leyendas de sol por emperador
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40. Pohlsander, Emperor Constantine, 72.
41. Barnes, Constantine and Eusebius, 258–59. Véase: Fowden, "Last Days", 146–48, and
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45. Inferno 19.115; Paradisio 20.55; cf. De Monarchia 3.10.
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Universitat Barcelona. ISBN 9788447542475.
Véanse también
Portal:Iglesia católica. Contenido relacionado con Iglesia católica.
Imperio romano de Oriente
Arquitectura paleocristiana
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Constantino I el Grande.
Cristianismo-primitivo.org (https://web.archive.org/web/20060101085414/http://www.cristianis
mo-primitivo.org/siglo_IV/constantino.htm) - El Emperador Constantino, el Edicto de Milán o la
tolerancia del cristianismo.
Cristianismo-primitivo.org (https://web.archive.org/web/20060101090538/http://www.cristianis
mo-primitivo.org/siglo_IV/Nicea.htm) - El Concilio de Nicea.
Nicéforo Grégoras: Historia del emperador Constantino, de Heraclio y de los sucesores de
uno y de otro.
Texto bilingüe (http://remacle.org/bloodwolf/historiens/nicephore/constantin.htm) (en griego
y francés) en el sitio (http://remacle.org/) de Philippe Remacle (1944-2011); trad. de Louis
Cousin (1627-1707): ed. de 1685, en París, Francia.
Predecesor:
Constancio I (Britania, Galia y Emperador romano
Sucesor:
Viennensis) 306 - 337
Constantino II, Constante y
Severo II (Hispania) con Galerio (305-311), Majencio (306-312),
Constancio II
Majencio (Italia y África) Maximino Daya (307-313) y Licinio (307-324)
Licinio (Oriente)
César romano Sucesor:
Predecesor:
306 - 307 Crispo y Constantino II
Severo II
con Maximino Daya (305-307) (en 317)
Cónsul del Imperio romano
Predecesor: Sucesor:
junto con Maximiano Augusto, Severo Augusto y
Constancio I Diocleciano Augusto, Galerio
Maximino Augusto
Galerio Majencio y Valerio Rómulo
307
Sucesor:
Predecesor: Cónsul del Imperio romano
Tacio Andrónico , Pompeyo
Diocleciano Augusto, Galerio junto con Majencio, Valerio Rómulo y Licinio
Probo
Majencio y Valerio Rómulo 309
Majencio
Cónsul del Imperio romano
Predecesor: Sucesor:
junto con Majencio (312), Licinio (312-313) y
Galerio Gayo Ceyonio Rufio Volusiano
Maximino Augusto (313)
Maximino Augusto Petronio Anniano
312-313
Predecesor: Cónsul del Imperio romano Sucesor:
Gayo Ceyonio Rufio Volusiano junto con Licinio Antonio Cecinio Sabino
Petronio Anniano 315 Vetio Rufino
Sucesor:
Cónsul del Imperio romano Crispo César y Flavio Claudio
Predecesor:
junto con Licinio el Joven (319) y Flavio Claudio Constantino César en
Licinio
Constantino César (320) Occidente
Crispo César
319-320 Licinio y Licinio el Joven en
Oriente
Predecesor: Cónsul del Imperio romano Sucesor:
Sexto Anicio Fausto Paulino junto con Flavio Julio Constancio César Flavio Constancio
Valerio Próculo 326 Lucio Valerio Máximo Basilio
Predecesor: Cónsul del Imperio romano Sucesor:
Flavio Januarino junto con Flavio Julio Constancio César Flavio Galicano
Vettio Justo 329 Aurelio Valerio Tuliano Símaco
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