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O: LA EXPANSIÓN
DEL DERECHO PENAL '
Aspectos de la Politica criminal
en las sociedades postindustriales
R e i m p r e s i ó n d e la s e g u n d a edición,
a m p l i a d a con las recensiones de:
ÁNGEL J . SANZ MORAN
ALEX VAN W E E Z E L DE LA C R U Z
PATRICIA LAURENZO COPELLO
•Sí^r-ssoí^ GONTHER J A K O B S
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Montevideo - Buenos/Aires
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2006
Julio César Faira - Editor
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ABREVIATURAS
V ^] Avl
ADPCP Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales '
I.S.B.N.: 9 9 7 4 - 5 7 8 - 6 3 - 9 J:EÜ AFD Anuario de Filosofía del Derecho
APC Archives de Politique Criminelle
Colección: Estudios y debates en Derecho penal, N° 1 ARSP Archiv für Rechts- und Sozialphilosophie
Dirigida por J e s ú s Maria Silva Sánchez, catedrático DS Déviance et Société
de Derecho penal de la Universidad Pompeu Fabra. GA Goltdammer's Archiv für Strafrecht
JD Jueces para la Democracia
JZ Juristenzeitung
KrimJ 1 -3 Kriminologisches Journal '*
En Buenos Aires, República Argentina: KríU Kritische Justiz -¡
© Euros Editores S.R.L. KritV
Av. Congreso 4744 (C1431AAP) - Tel./Fax: (54-11) 4522-1483 Kritische Vierteljahresschrift füt^9^!^setzgebung~.
e-mail: euroseditores@fibertel.com.ar und Rechtswissenschaft j
www.euroseditores.com r MLR The Modern Law Review ie '«.jietoi
NJW Neue Juristische Wochenschrift . • -'
En Montevideo, República Oriental del Uruguay:
PJ Poder Judicial (Revista) •^' ' *•
© B de F Ltda. -: í\
Buenos Aires 671 (CP 11000) - Tel./Fax: 916-5238 RAP Revista de Administración Pública
e-mail: bdef@netgate.com.uy RCSP Revista Catalana de Seguretat Pública ... ,< ,
www. editorialbdef. com RDM Revista de Derecho Mercantil
RIDPP Rivista Italiana di Diritto e Procedura Pénale
Hecho el depósito que establece la ley. Derechos reservados. RTDPE Rivista Trimestrale di Diritto Pénale dell'Economia
StV Strafverteidiger
ZRP Zeitschrift für Rechtspolitik
Impreso en la Argentina, en el mes de marzo de 2006 por:
St Gráfico - San Antonio 834 - Tel./fax: 4302-7414 ZStW ' . Zeitschrift für die gesamte Strafrécbtiswissenschaft
(1276) República Argentina
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Prólogo a la reimpresión de 2006 XI
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Nota previa a la segunda edición Xlll
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1' •¿Ci Nota previa a la primera edición XV
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JL V-V^ 1. Introducción 1
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2. Sobre algunas c a u s a s de la expansión del Derecho
H XJV.TVA penal 11
H \..\TA-\ 2.1. Los "nuevos intereses" 11
S . MvVA 2.2. La efectiva aparición de nuevos riesgos 13
2.3. La institucionalización de la inseguridad 15
;T S\.i\K
2.4. La sensación social de inseguridad 20
• I
2.5. La configuración de u n a sociedad de "sujetos
•»tvv^.
pasivos" 33
;! •vi 2.6. La identificación de la mayoría social con la
irf "fa víctima del delito 46
I. MÍO •.->, í É l ó i u s H 'V.:,'y^ 2.7. El descrédito de otras instancias de protección .. 58
2.8. Los gestores "atípleos" de la moral (atypische
j ^ > ; '.' >>i . \k'.\V.
Moralunternehmer) 64
' í- !. • .0^4 :-< f-J.wiO i b ' ? ; -íH ^ ^ •,'.•"<
2.9. La actitud de la izquierda política; la política
iñ;.-i:"-i . ?".'':\v-A criminal socialdemócrata en Europa 69
í^,niy - • , . _ •
4. La política criminal y la teoría del Derecho penal ALEX VAN WEEZEL DE LA CRUZ 197
ante los aspectos socio-culturales y políticos de la
globalización 111 PATRICIA LAURENZO COPELLO 207
4 . 1 . Planteamiento 111 GONTHER JAKOBS 229
' 4.2. Globalización y cambios en la estructura
social 112 VlNCENZO MlLITELLO 233
4.3. La globalización política y cultural y el Derecho
penal 119
Bibliografía 253
5. Excurso: sobre la limitada influencia en este punto
de ciertas construcciones teóricas 121
'\X'^--\-.'?•>;• . .-• •:!<- >;.. •.•• • ;.: • • ^ í ' y - i v - . - . . > \ i - :•.
6. Cambios de perspectiva: la "administrativización"
del Derecho penal 131 '••••• ••• y - } . • . " ' ^ ; • • ; < • • . ' ,• . .,(. . -•. - - H . " . • • ; : • ^ •: ' / « ^
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que, h a s t a ahora, no h a n tenido la oportunidad de iñr, ')d .nit nf? ,Y --•br:)i.fb-injni o ^p•. ¡Í?
leerlo. Julio Faira, que ya reeditó mi libro El delito de
omisión. Concepto y sistema^, se ofreció a reimprimir
la segunda edición de La expansión. A la vez, me brin- ')UÍ
daba la posibilidad de que con ella se iniciara u n a •:bt>
colección (Estudios y debates de Derecho penal) dirigi-
da por mí, y que pretende aglutinar los m á s actuales NOTA PREVIA A LA SEGUNDA EDICIÓN
análisis individuales y colectivos sobre dogmática del
Derecho penal y Política criminal.
Acepté y, para enriquecer este volumen, pensé en La primera edición de esta obra apareció hacia fe-
agregar al texto de la segunda edición algunas de las brero de 1999, sin que yo tuviera entonces la vocación
recensiones que se h a n publicado sobre las distintas de proseguir la investigación de las cuestiones que en
ediciones de la obra. Creo que ello puede constituir u n ella se trataban. Sin embargo, la amable acogida que
interesante punto intermedio a la espera de que, en la desde el primer momento tuvo el libro* me animó a
tercera edición, pueda contestar a las observaciones seguir reflexionando sobre algunos de los temas estu-
que en ellas se me hacen y, m á s allá de ello, poner el diados, a introducir otros nuevos relacionados con
texto al día en cuanto a los temas estudiados, la biblio- aquéllos y, en fin, a ofrecer ahora, al cabo de dos años,
grafía y la propia evolución de los acontecimientos. No u n texto sustancialmente m á s amplio, en lugar de u n a
deseo concluir sin agradecer a la Editorial BdeF la mera reedición, obligada al haberse agotado el libro y
oportunidad de que La expansión..., llegue al m á s s u s reimpresiones de urgencia.
amplio círculo de lectores posible en la comunidad En este sentido, he procedido, por u n lado, a in-
iberoamericana de naciones, a la que me honro en cluir nuevas referencias bibliográficas que provisional-
pertenecer. mente confirman, según creo, algunas de las hipótesis
s i Si fundamentales contenidas en el libro. Por otro lado, he
•Y intentado desarrollar algunas páginas que inicialmente
JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ resultaban demasiado concisas, con el fin de evitar
12 de febrero de 2006 malentendidos y también de matizar ideas que había
que modificar parcialmente en función de los estudios
^•S-'-í ' . V . realizados con posterioridad. En tercer lugar, he con-
tinuado brevemente el análisis de algunos de los pro-
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1. INTRODUCCIÓN
lo acontecido con la famosa -y deformada- frase de sobre las clases subalternas. A partir de ello, h a pre-
Radbruch relativa a la sustitución del Derecho penal tendido desarrollar u n a teoría de la "minimización" de
por algo mejor c\ue éste. En efecto, poco parece impor- la intervención penal a partir de los derechos h u m a n o s
tar, a este respecto, que no se tenga muy claro dónde y, según creo, desde u n a visión conflictiva de nuestro
se hallan los limites de tal Derecho penal mínimo^, que, modelo social^. El contenido que Baratta atribuye a la
en puridad, según algunas interpretaciones del mismo, propuesta, sin embargo, no parece coincidir exactamen-
conceptualmente tampoco se halla muy lejos de las te con la visión que del "Derecho penal mínimo" tiene el
propuestas que, entre otros, realizara Beccaria hace máximo difusor de esta expresión (Luigi Ferrajoli), quien
dos siglos'*. también lo denomina garantista, cognitivo o de estricta
legalidad^. Además, es preciso subrayar que este últi-
2. Ciertamente, en principio, no parece sino que la mo autor estima que se trata "de u n modelo limite,
expresión "Derecho penal mínimo" engloba propuestas sólo tendencial y n u n c a perfectamente satisfactible"^.
diversas cuyo denominador común es u n a vocación El término "Derecho penal mínimo" y su contrapuesto
restrictiva del Derecho penal, pero sin que exista u n a (Derecho penal máximo^) se configuran en Ferrajoli
coincidencia total en cuanto al alcance exacto de las por referencia "bien a los mayores o menores vínculos
mismas ^. En el caso de Baratta, el punto de partida de garantistas estructuralmente internos al sistema, bien
la orientación minimizadora h a venido siendo la esti- a la cantidad y calidad de las prohibiciones y las penas
mación de la radical injusticia e inutilidad de la pena, en él establecidas" i° .
cuya función sería la reproducción de las relaciones de
dominio preexistentes, recayendo fundamentalmente ^ Cfr. BARATTA, en Kriminologische Forschung..., cit., pp. 518 y
ss., integrando en dicha teoría la privatización y la politización de
los conflictos, así como la no utilización de los conceptos de crimi-
3 FERRAJOLI, "El Derecho penal mínimo", en Poder y Control, O, nalidad y p e n a . Cfr. a s i m i s m o BARATTA, en Kriminologische
1986, pp. 3 5 y ss.; también, BARATTA, "Prinzipien des minimalen Forschung..., cit., pp. 534 y ss., 536 y ss.
Strafrechts. Eine Theorie der Menschenrechte ais Schutzobjekte ^ Lo vuelve a poner de relieve BARATTA, "La Política crimínale
u n d Grenze des Strafrechts", en KAISER/KURY/ALBRECHT (Hrsg.), e il Diritto pénale della Costituzione. 'Nuove ríflessioni sul modello
Kriminologische Forschung in den 80er Jahren. Projektberichte aus integrato delle scienze penali'", CANESTRARI (ed.), // Diritto pénale
der Bundesrepublik Deutschland, 2. Halbband, Freiburg, 1988, pp. alia svolta di fine milenio, Torino, 1998, pp. 24 y ss., pp. 44-45 y
513 y ss. nota 5 1 .
"* En el momento de redactarse la primera edición de esta obra ^ FERRAJOLI, Derecho y razón. Teoría delgarantismopenal (tr&á.
se difundió la noticia de que u n grupo de colegas italianos, entre Andrés Ibáñez, Ruiz Miguel, Bayón Mohíno, Terradillos Basoco y
ellos los profesores BARATTA, FERRAJOLI y MOCCIA, habia asumido el Cantarero Bandrés), Madrid, 1995, p. 9 3 .
reto de redactar el Código Penal cuya instauración propugnarían ^ FERRAJOLI, Derecho y razón..., cit., p. 105: "el modelo de de-
los defensores del Derecho penal mínimo. Ello resultaba especial- recho penal máximo, es decir, incondicionado e ilimitado, es el que
mente interesante, por cuanto esta linea de pensamiento ha ado- se caracteriza, además de por su excesiva severidad, por la incer-
lecido hasta el momento de u n a falta de concreción de s u s pro- tidumbre y la imprevisibilidad de las condenas y de las penas; y
puestas. Sin embargo, no parece que la referida iniciativa haya (¡ue, consiguientemente, se configura como un sistema de poder no
seguido adelante. controlable racionalmente por ausencia de parámetros ciertos y ra-
5 Cfr. la descripción y critica de las diversas propuestas en cionales de convalidación y de anulación".
MARINUCCI/DOLCINI, "Diritto pénale 'mínimo' e nuove forme di ^'^ FERRAJOLI, Derecho y razón..., cit., p . 104; pero entre los
criminalitá", RIDPP, 1999, pp. 802 y ss., 808 y ss. dos extremos "existen muy diversos sistemas intermedios, hasta el
4 .' JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 5
3. En los últimos años, la defensa del "minimalismo" cabe enclavar en el marco general de la restricción, o
se ha asociado, sobre todo, a las posturas defendidas la "reinterpretación" de las garantías clásicas del Dere-
por algunos de los más significativos autores de la cho penal sustantivo y del Derecho procesal penal.
denominada "escuela de Frankfurt". Éstos, orientados Creación de nuevos "bienes jurídico-penales", amplia-
a la defensa de u n modelo ultraliberal del Derecho ción de los espacios de riesgos jurídico-penalmente
penal, h a n venido proponiendo su restricción a u n relevantes, flexibilización de las reglas de imputación y
"Derecho penal básico" que tuviera por objeto las con- relativización de los principios político-criminales de
ductas atentatorias contra la vida, la salud, la libertad garantía no serian sino aspectos de esta tendencia
y la propiedad, a la vez que abogando por el manteni- general, a la que cabe referirse con el término "expan-
miento de las máximas garantías en la ley, la imputa- sión" ^3. Tal "expansión" es, por cierto, u n a caracterís-
ción de responsabilidad y el proceso. En este sentido, tica innegable del Código Penal español de 1995 y la
h a n caracterizado la evolución del Derecho penal ofi- valoración positiva que importantes sectores doctrinales
cial como u n a "cruzada contra el mal", desprovista de h a n realizado del mismo pone de relieve cómo la tópica
la más minima fundamentación racional' ^. "huida (selectiva) al Derecho penal" no es sólo cuestión
de legisladores superficiales y frivolos, sino que empie-
4. Pues bien, frente a tales posturas doctrinales en za a tener u n a cobertura ideológica de la que h a s t a
efecto no es nada difícil constatar la existencia de u n a hace poco carecía. En todo caso, el legislador de 1995,
tendencia claramente dominante en la legislación de todos en efecto, no pudo sustraerse ni siquiera a u n recono-
los países hacia la introducción de nuevos tipos penales cimiento expreso - a u n q u e a m e d i a s - de este fenóme-
así como a u n a agravación de los ya existentes '2, que no, al aludir en la Exposición de Motivos del cuerpo
legal a la existencia de u n a "antinomia entre el prin-
punto de que deberá hablarse más propiamente, a propósito de las
cipio de intervención minima y las crecientes necesida-
instituciones y ordenamientos concretos, de tendencia al derecho des de tutela en u n a sociedad cada vez más compleja",
penal mínimo o de tendencia al derecho penal máximo'. antinomia que se resolvería en el texto, según el propio
11 Cfr. las más relevantes manifestaciones de esta postura en legislador, "dando prudente acogida a nuevas formas
Instituto de Ciencias Criminales de Frankfurt (ed.) (Área de Derecho de delincuencia, pero eliminando, a la vez, figuras
penal de la Universidad Pompeu Fabra -ed. esp.-), La insostenible
situación del Derecho penal, Granada, 2000, u n a obra que consti-
tuye la versión española de la publicada en Alemania en 1995;
asimismo, en los diversos tomos de LODERSSEN (Hrsg.), Aufgeklárte
Kriminalpolitik oder Kampf gegen das Bóse?, Bd. 1, Legitimationen, der Gegenwart. Versuch einer kritischen Bestandsaufnahme,
Baden-Baden, 1998; Bd. 11 Neue Phánomene der Gewalt, Baden- Heidelberg, 1997, passim.
Baden, 1998; 111, Makrodelinquenz, Baden-Baden, 1998; Bd. IV ^3 Cfr., por ejemplo, KINDHAUSER, " S i c h e r h e i t s s t r a f r e c h t .
Legalbewáhrung u n d Ich-Struktur, Baden-Baden, 1998; Bd. V Gefahren des Strafrechts in der Risikogesellschaft", Universitas,
Lernprozesse im Vergleich der Kulturen, Baden-Baden, 1998; o, 1992-3, p. 227: "El Derecho penal se expande sin freno"; SEELMANN,
también, en Instituí für Kriminalwissenschaften und Rechtsphiloso- "Risikostrafrecht", A>7'íK4/1992, pp. 452 y ss.; PALAZZO, "La política
phie Frankfurt a.M. (Hrsg.), Irrwege der Strafgesetzgebung, Frankfurt crimínale nellltalía repubblícana", en VIOLANTE (ed.), Storia d'Italia,
a.M., 1999. Annali 12, La Criminalitá, Torino, 1997, pp. 851 y ss., 868. Es clave
el estudio de MOCCIA, La perenne emergenza. Tendenze autoritarie
^2 Podría indicarse que éste es el leit-motiu del texto de
HETTINGER, Entwicklungen im Strafrecht und Strafverfahrensrecht nel sistema pénale, 1* ed., Napolí, 1995; 2» ed., Napoh, 1997, con
un profundo análisis de la situación italiana.
6 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 7
delictivas que han perdido su razón de ser". En reali- de principios, que tranquiliza a la opinión pública) lo
dad, sin embargo, lo evidente era la acogida de "nue- que debería resolverse en el nivel de lo instrumental
vas formas de delicuencia" y la agravación general de (de la protección efectiva). Sin negar que a tal explica-
las penas imponibles a delitos ya existentes (sobre todo, ción pueda asistirle parte de razón, creo que sería
socio-económicos); en cambio, la trascendencia de la ingenuo ubicar las c a u s a s del fenómeno de modo ex-
eliminación de ciertas figuras delictivas resulta prácti- clusivo en la superestructura jurídico-política, en la
camente insignificante. instancia "estatal" '"*. Por contra, es mi opinión que, en
b u e n a medida, nos hallamos aquí ante c a u s a s algo
5. En efecto, lo que resulta verdaderamente signi- más profundas, que h u n d e n s u s raíces en el modelo
ficativo son los fenómenos que el legislador a p u n t a social que se h a ido configurando durante, al menos,
como expresivos de lo u n o y de lo otro: "En el primer los dos últimos decenios y en el consiguiente cambio
sentido, merece destacarse la introducción de los de- de papel del Derecho penal en la representación que
litos contra el orden socioeconómico o la nueva re- del mismo tienen amplias capas sociales.
gulación de los delitos relativos a la ordenación del
territorio y de los recursos naturales; en el segundo, 7. Subrayar esto último me parece esencial. En
la desaparición de las figuras complejas de robo con efecto, difícilmente podrá interpretarse la situación de
violencia e intimidación en las personas que, surgidas modo correcto y, con ello, sentar las bases de la mejor
en el marco de la lucha contra el bandolerismo, deben solución posible a los problemas que suscita, si se
desaparecer dejando paso a la aplicación de las reglas desconoce la existencia en nuestro ámbito cultural de
generales". La vinculación de lo primero con las n u e - u n a verdadera d e m a n d a social de m.ás protección. A
vas "necesidades" de tutela (¿penal?) de u n a sociedad partir de ahí, cuestión distinta es que desde la socie-
compleja resulta b a s t a n t e clara, según el discurso dad se canalice tal pretensión en términos más o menos
doctrinal e ideológico que se está consagrando como irracionales como d e m a n d a de punición. En este punto,
dominante. En cambio, u n o s u c u m b e a la tentación probablemente no esté de más aludir a la posible res-
de preguntarse qué tiene que ver u n a reforma técnica ponsabilidad que los creadores de opinión pueden te-
de los delitos clásicamente denominados complejos ner en tal canalización, dado su papel de mediadores.
para someterlos a las reglas generales del concurso Como asimismo conviene cuestionar que desde las
de delitos con el principio de intervención minima (¡!). instituciones del Estado no sólo se acojan acríticamente
La primacía de los elementos de expansión se hace
así evidente.
^•^ BECKETT, Making Crime Pay. Law and Order in Contemporary
American Politics, New York/Oxford, 1997, pp. 62 y ss., 108, se
6. No es infrecuente que la expansión del Derecho aproxima -en mi opinión- a esta interpretación, cuando establece
penal se presente como producto de u n a especie de que el apoyo popular a las "cruzadas" gubernamentales contra el
perversidad del aparato estatal, que buscaría en el delito no es debido sino a la difusión de la ideología del gobierno
permanente recurso a la legislación penal u n a (apa- a través de los medios de comunicación. De no ser asi, a su enten-
rente) solución fácil a los problemas sociales, despla- der, las concepciones que parten de la existencia de c a u s a s socia-
les del delito y apoyan programas de rehabilitación tendrían el
zando al plano simbólico (esto es, al de la declaración líiayor apoyo del público.
8 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 9
ciertas realidades que siempre estuvieron ahí, sin que utilización de pequeñas (o medianas) cantidades de
se reparara en las mismas; por ejemplo, el patrimonio dinero negro en la adquisición de bienes o la retribu-
histórico-artístico. Entre otros factores. ción de servicios. La tipificación del delito de blanqueo
de capitales es, en fin, u n a manifestación de expansión
2. La doctrina se ha ocupado con detalle de estos razonable del Derecho penal (en su núcleo, de muy
fenómenos -bienes colectivos ^^, intereses difusos- que limitado alcance) y de expansión irrazonable del mismo
ponen de relieve la creciente dependencia del ser hu- (en el resto de conductas, de las que no puede afirmar-
mano de realidades externas al mismo, como es el caso se en absoluto que, u n a por u n a , lesionen el orden
de la normal actividad de determinados terceros. Aun- económico de modo penalmente relevante).
que también es cierto que en absoluto puede hablarse,
de momento, de la existencia de u n consenso total 2.2. La efectiva aparición de nuevos riesgos
sobre cuáles deben ser protegidos penalmente y en qué
medida. En cualquier caso, sería ocioso dedicar aquí 1. Desde la enorme difusión de la obra de Ulrich
más espacio a esta discusión. Lo que interesa poner de Beck^'*, es u n lugar común caracterizar el modelo so-
relieve en este momento es tan sólo que seguramente cial postindustrial en que vivimos como "sociedad del
existe u n espacio de expansión razonable del Derecho riesgo" o "sociedad de riesgos" (Risikogesellschaft)'^'^.
penal. Aunque con la misma convicción próxima a la En efecto, la sociedad actual aparece caracterizada,
seguridad deba afirmarse que también se dan impor- básicamente, por u n marco económico rápidamente
tantes manifestaciones de la expansión irrazonable. A cambiante y por la aparición de avances tecnológicos
título p u r a m e n t e orientativo: la entrada masiva de sin parangón en toda la historia de la humanidad. El
capitales procedentes de actividades delictivas (singu- extraordinario desarrollo de la técnica h a tenido y si-
larmente, del narcotráfico) en u n determinado sector gue teniendo, obviamente, repercusiones directas en
de la economía provoca u n a profunda desestabiliza- u n incremento del bienestar individual ^^. Como tam-
ción del mismo con importantes repercusiones lesivas.
Es, pues, probablemente razonable que el o los res- 2^* Cuyos libros emblemáticos son textos de cabecera de la
ponsables de u n a inyección masiva de dinero negro en moderna teoría social: Risikogesellschaft. Aufdem Weg in eine andere
u n determinado sector de la economía sean sanciona- Moderne, F r a n k f u r t , 1 9 8 6 ; Gegengifte. Die organisierte
Unverantwortlichkeit, Frankfurt, 1 9 8 8 ; Politik in der
dos penalmente por la comisión de u n delito contra el Risikogesellschaft, Frankfurt, 1991; Die Erfindung des Politischen.
orden económico. Ahora bien, ello no hace, sin más, Zu einer Theorie reflexiver Modernisierung, Frankfurt, 1993.
razonable la sanción penal de cualquier conducta de •2^ Esto es, u n a sociedad en la que los riesgos se refieren a
daños no delimitables, globales y, con frecuencia, irreparables; que
afectan a todos los ciudadanos, y que surgen de decisiones h u m a -
•^3 Cfr. ALEXY, "Derechos individuales y bienes colectivos", en nas. Una descripción resumida en BECK, "De la sociedad industrial
su obra El concepto y la validez del Derecho (trad. J. M. Seña), a la sociedad del riesgo" (trad. Del Río Herrmann), en Revista de
Barcelona, 1994, pp. 179 y ss., 186-187: "Un bien es u n bien Occidente, n° 150, noviembre 1993, pp. 19 y ss.
colectivo de u n a clase de individuos cuando conceptualmente, fáctica ^^ De entrada, como se reconoce de modo prácticamente u n á -
o jurídicamente, es imposible dividirlo en partes y otorgárselas a nime, dicho progreso h a aumentado de modo relevante la seguri-
los individuos. Cuando tal es el caso, el bien tiene u n carácter no dad de los hombres frente a los riesgos de procedencia natural: cfr.
distributivo. Los bienes colectivos son bienes no-distributivos". KuHLEN, "Zum Strafrecht der Risikogesellschaft", GA, 1994, pp. 347
14 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 15
bien las tiene la dinamicidad de los fenómenos econó- nalidad asociada a los medios informáticos y a internet
micos. Sin embargo, conviene no ignorar s u s conse- (la llamada ciberdelincuencid) es, seguramente, el me-
cuencias negativas. De entre ellas, la que aqui interesa jor ejemplo de tal evolución. En esta medida, es inne-
resaltar es la configuración del riesgo de procedencia gable por lo demás la vinculación del progreso técnico
humana como fenómeno social estructural'^^. Ello, por y el desarrollo de las formas de criminalidad organiza-
el hecho de que buena parte de las amenazas a que los da, que operan a nivel internacional, y constituyen
ciudadanos estamos expuestos provienen precisamen- claramente u n o de los nuevos riesgos para los indivi-
te de decisiones que otros conciudadanos adoptan en duos (y los Estados). Pero es, asimismo, fundamental
el manejo de los avances técnicos: riesgos m á s o me- -según cómo se mire, m á s todavía que en el ámbito de
nos directos para los ciudadanos (como consumidores, las formas intencionales de delincuencia- la incidencia
usuarios, beneficiarios de prestaciones públicas, etc.) de estas nuevas técnicas en la configuración del ámbi-
que derivan de las aplicaciones técnicas de los desa- to de la delincuencia no intencional (en lo q u e , de
rrollos en la industria, la biología, la genética, la ener- entrada, es secundaria s u calificación como doloso-
gía nuclear, la informática, las comunicaciones, etc. eventual o imprudente). En efecto, las consecuencias
Pero también, porque la sociedad tecnológica, creciente- lesivas del "fallo técnico" aparecen como u n problema
mente competitiva, desplaza a la marginalidad a no central en este modelo, en el que se parte de que u n
pocos individuos, que inmediatamente son percibidos cierto porcentaje de accidentes graves resulta inevita-
por los demás como fuente de riesgos personales y ble ^s, a la vista de la complejidad de los diseños téc-
patrimoniales. nicos. Así, se trata de decidir, entre otras cosas, la
cuestión crucial de los criterios de la ubicación de los
2. El progreso técnico da lugar, en el ámbito de la "fallos técnicos", bien en el ámbito del riesgo penalmente
delincuencia dolosa tradicional (la cometida con dolo relevante o bien en el propio del riesgo permitido.
directo de primer grado), a la adopción de nuevas téc-
nicas como instrumento que le permite producir resulta-
dos especialmente lesivos; asimismo, surgen modalida- 2.3. La institucionalización de la inseguridad
des delictivas dolosas de nuevo cuño que se proyectan 1. La sociedad postindustrial es, además de la "so-
sobre los espacios abiertos por la tecnología. La crimi- ciedad del riesgo" tecnológico, u n a sociedad con otros
caracteres individualizadores, que convergen en s u ca-
racterización como u n a sociedad de "objetiva" insegu-
y ss., 360; SCHONEMANN, "Kritische Anmerkungen zur geistigen Si- ridad. De entrada, debe significarse que el empleo de
tuation dar deutschen Strafrechtswissenschaft", GA, 1995, pp. 201
y ss., 2 1 1 . medios técnicos, la comercialización de productos o la
27 cfr. al respecto las consideraciones generales de LÓPEZ utilización de sustancias cuyos posibles efectos nocí-
CEREZO/LUJÁN LÓPEZ, Ciencia y política del riesgo, Madrid, 2000,
passim, pp. 24-25. En relación con el Derecho penal en particular,
PÉREZ DEL VALLE, "Sociedad de riesgos y Derecho penal", PJ, 1996, as Cfr. la referencia de LÓPEZ CEREZO/LUJAN LÓPEZ, Ciencia y
n° 43-44, pp. 61 y ss.; LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, "El moderno
política..., cit., pp. 28 y ss., a la tesis de las "catástrofes normales"
Derecho penal para u n a sociedad de riesgos", PJ, 1997, n° 48,
(de PERROW, Charles, Normal Accidents: Living with High-Risk
pp. 289 y ss.
T^echnologies, New York, 1984).
16 JESÜS-MARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 17
VOS no se conocen de modo seguro y, en todo caso, se esos contactos sociales redunden en la producción de
manifestarán años después de la realización de la con- consecuencias lesivas ^2. Dado que, por lo demás, di-
ducta, introducen u n importante factor de incertidum- chos resultados se producen en muchos casos a largo
bre en la vida social •^^. El ciudadano anónimo se dice: plazo y, de todos modos, en u n contexto general de
"nos están 'matando', pero no acabamos de saber a incertidumbre sobre la relación causa-efecto ^^^ los
ciencia cierta ni quién ni cómo ni a qué ritmo". En delitos de resultado de lesión se m u e s t r a n creciente-
realidad, hace tiempo que los especialistas h a n descar- mente insatisfactorios como técnica de abordaje del
tado la, por lo demás remota, posibilidad de neutrali- problema. De ahí el recurso cada vez m á s asentado a
zar los nuevos riesgos, incidiéndose m á s bien en que los tipos de peligro, así como a s u configuración cada
debe profundizarse en los criterios de distribución efi- vez m á s abstracta o formalista (en términos de peligro
ciente y j u s t a de los mismos -existentes y en principio presunto) ^4.
no neutralizables--'^. El problema, por tanto, no radica
ya sólo en las decisiones h u m a n a s que generan los
riesgos, sino también en las decisiones h u m a n a s que 3. La creciente interdependencia de los individuos
los distribuyen. Y si bien es cierto que son muchos los en la vida social da lugar, por otro lado, a que, cada
que propugnan la máxima participación pública en las vez en mayor medida, la indemnidad de los bienes
correspondientes tomas de decisión, no lo es menos jurídicos de u n sujeto dependa de la realización de
que, de momento, las mismas tienen lugar en u n con- conductas positivas (de control de riesgos) por parte de
texto de casi total opacidad. terceros 35. Expresado de otro modo, las esferas indivi-
duales de organización ya no son autónomas, sino que
se producen de modo continuado fenómenos -recípro-
2. Todo ello pone de relieve que, en efecto, nos h a cos- de transferencia y asunción de funciones de ase-
tocado vivir en u n a sociedad de enorme complejidad^"^
en la que la interacción individual -por las necesidades
de cooperación y de división funcional- h a alcanzado 32 Cfr., por ejemplo, GONTHER, K., "Kampf gegen das Bose?
Zehn Thesen wider die ethische Aufrüstung der Kriminalpolitik",
niveles h a s t a ahora desconocidos. Sin embargo, la KritJ\99'^-2, pp. 135 y ss., 151: "El modelo liberal de u n a sociedad
profunda interrelación de las esferas de organización de individuos tenia que aparecer, desde la perspectiva de u n a so-
individual incrementsi la posibilidad de que algunos de ciedad que se integraba en lo esencial sobre diferencias de status
y obligaciones de reciprocidad, como u n a 'sociedad del riesgo"'.
33 Cfr. LÓPEZ CEREZÓ/LUJÁN LÓPEZ, Ciencia y política..., cit., pp.
138, 170, etcétera.
29 El problema de las denominadas "vacas locas", que se halla 3"^ Constituyendo ello la traducción juridico-penal del deno-
en pleno apogeo cuando escribo estas líneas, es u n ejemplo más de minado "principio de precaución", seguido en la gestión política
esta situación. de riesgos: cfr. LÓPEZ CEREZÓ/LUJÁN LÓPEZ, Ciencia y política...,
30 Cfr. LÓPEZ CEREZO/LUJÁN LÓPEZ, Ciencia y política..., cit., pp.
cit., pp. 139 y s s . Sobre otras razones del recurso a tipos de
173 y ss. peligro, cfr. infra.
31 La relación entre la creciente complejidad social y el incre- 3^ Lo s e ñ a l a m u y bien SCHLOCHTER, Grenzen strafbarer
mento de disposiciones penales que, a su juicio, proseguirá en ^ahrlássigkeit, Thüngersheim-Nürnberg, 1996, p . 3 , cuando pone
el futuro, la establece RoxiN, "El desarrollo del Derecho penal en el de relieve la diferencia entre los riesgos vinculados a la impruden-
siguiente siglo", en Dogmática penal y política criminal (írsíá. Abanto cia de u n cochero del siglo XIX y a la de u n piloto de avión en la
Vásquez), Lima, 1998, pp. 435 y ss., 448-449. actualidad.
18 JESÜS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 19
guramiento de esferas ajenas 2^. En Derecho penal, ello cierto que todos estos elementos generan episodios
implica la tendencia hacia u n a exasperación de los frecuentes de violencia (en su acepción más ordinaria
delitos de comisión por omisión que incide directamen- de criminalidad callejera individual y en otras manifes-
te en su reconstrucción técnico-jurídica ^7. taciones ^^j más o menos explícita. En este modelo, en
efecto, la propia convivencia aparece como u n a fuente
4. Además, la sociedad postindustrial europea es de conflictos interindividuales. El fenómeno de la "cri-
u n a sociedad que expresa la crisis del modelo del Esta- minalidad de masas" determina que el otro se muestre
do del bienestar, u n a sociedad competitiva con bolsas muchas veces precisamente, ante todo, como u n ries-
de desempleo o marginalidad -especialmente juvenil- go^^, lo que constituye la otra dimensión (no tecnoló-
irreductibles, de migraciones voluntarias o forzosas, de gica) de nuestra "sociedad del riesgo".
choque de culturas. Una sociedad, en suma, con im-
portantes problemas de vertebración interna-'^. Entre 5. Este último aspecto -el de la criminalidad calle-
otros efectos, que ahora podemos dejar de lado, es lo jera o de m a s a s (seguridad c i u d a d a n a en sentido es-
tricto)- entronca con las preocupaciones clásicas de
movimientos como el de "ley y orden". En este senti-
36 Desde el punto de vista filosófico, CRUZ, Hacerse cargo. do, el fenómeno no es nuevo. Lo nuevo es que las
Sobre responsabilidad e identidad personal, Barcelona, 1999, pp.
52-53, señala que las omisiones "se han convertido en la figura que sociedades postindustriales europeas experimenten
mejor permite visualizar el tipo de relación que mantienen los problemas de vertebración h a s t a hace poco descono-
hombres de hoy con su propio obrar", lo que califica de "inquietan- cidos en ellas (por la inmigración, la multiculturalidad
te hipótesis". En ellas - a ñ a d e (p. 55)- "el antiguo actor pierde su y las nuevas bolsas de marginalidad). Y lo nuevo es
condición de territorio privilegiado en el que transcurría lo más también que, a raíz de todo ello, la ideología de ley y
importante de la acción, para pasar a asumir u n a condición s u b -
alterna, subsidiaria respecto al nuevo espacio en el que las cosas orden haya calado en sectores sociales m u c h o m á s
ocurren. Ahora es él quien debe encontrar su inserción o acomodo
en u n a realidad que en lo ñandamental le viene dada, esto es, ya
cargada de significado (y no significativizada por él). 35 Muy significativamente, debe aludirse en este ámbito a
3'^ Hasta el punto de que algún autor manifiesta que la co- la "otra" criminalidad organizada que surge con fijerza en las
misión por omisión imprudente es el nuevo paradigma del con- grandes ciudades. Concretamente, la que se manifiesta en la exis-
cepto de delito: cfr. GONTHER, K., "De la vulneración de u n derecho tencia de bandas -básicamente, de sujetos extracomunitarios, even-
a la infracción de u n deber ¿Un 'cambio de paradigma' en el tualmente incluso m e n o r e s - dedicadas a la delincuencia de apo-
Derecho penal?" (trad. Silva), en Instituto de Ciencias Criminales deramiento (hurtos y robos con fuerza) en vehículos, en viviendas
de Frankfurt (ed.), La situación insostenible, pp. 489 y ss., en y en industrias.
especial pp. 502 y ss. "^^ KlNDHAusER, "Sicherheitsstrafrecht...", cit., p. 229: "primárer
38 A u n a pluralistische Risikogesellschaft (sociedad de ries- Risikofaktor ist der Mensch selbst". Cfr. también HITZLER/GOSCHL,
gos p l u r a l i s t a ) a l u d e ARTH. KAUFMANN, Grundprobleme der "Reflexive Reaktíonen. Zur Bewáltigung allgemeiner Verunsicherung",
Rechtsphilosophie. Bine Einführung in das rechtsphilosophische en FREHSEE/LOSCHPER/SMAUS (Hrsg.), Konstruktion der Wirklichkeit
Denken, München, 1994, pp. 232-233. Una de las características durch Kriminalitát und Strafe, Baden-Baden, 1997, pp. 134 y ss.,
de este modelo social seria que el hombre debe comportarse arries- 139: "...cada vez más personas parten de que pueden confiar cada
gadamente ("er m u 6 sich riskant verhalten") también en u n sen- Vez en menos gente y en circunstancias cada vez más excepciona-
tido moral, esto es, sin poder cerciorarse a partir de n o r m a s les y de que harán bien en desconfiar profilácticamente cada vez en
a s e n t a d a s de si su conducta es correcta o no. niás ocasiones y de más gente".
L
20 I JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ 1
r LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 21
amplios que los que la respaldaban en los años se- es innegable que la población experimenta u n a cre-
senta y posteriores. ciente dificultad de adaptación a sociedades en conti-
n u a aceleración'^^. Así, tras la revolución de los t r a n s -
2.4. La sensación social de inseguridad portes, la actual revolución de las comunicaciones d a
lugar a u n vértigo derivado de la falta -sentida y pro-
1. De cualquier manera, m á s importante que tales bablemente asimismo real- de dominio del curso de los
aspectos objetivos es seguramente la dimensión subje- acontecimientos, que no puede sino traducirse en tér-
tiva de dicho modelo de configuración social. Desde minos de inseguridad. Por otro lado, las personas se
e s t a ú l t i m a perspectiva, n u e s t r a sociedad p u e d e hallan ante la dificultad de obtener u n a auténtica in-
definirse todavía mejor como la sociedad de la "insegu- formación fidedigna en u n a sociedad - l a de la econo-
ridad sentida" (o como la sociedad del miedo). En efec- mía del conocimiento- caracterizada por el alud de
to, u n o de los rasgos m á s significativos de las socieda- informaciones '^'^. Éstas, que de modo no infrecuente se
des de la era postindustrial es la sensación general de muestran contradictorias, hacen en todo caso extre-
inseguridad •*^ esto es, la aparición de u n a forma es-
pecialmente aguda de vivir el riesgo. Es cierto, desde
luego, que los "nuevos riesgos" -tecnológicos y no tec- '^-^ El tema de la aceleración del ritmo de vida por la revolución
nológicos- existen "^2 pero asimismo lo es que la propia de las comunicaciones se está convirtiendo en u n importante
objeto de estudio de las ciencias sociales. Son muy significativos,
diversidad y complejidad social, con su enorme plura- al respecto, los trabajos del pensador francés ViRiuo, Paul, L'Art
lidad de opciones, con la existencia de u n a sobreinfor- du motear, Paris, 1993; La Vitesse de libération, Paris, 1995;
mación a la que se s u m a la falta de criterios para la Cybermonde, la politique du pire, Paris, 1996. Asimismo, KAUFMANN,
decisión sobre lo que es bueno o malo, sobre en qué F. X., "Normen u n d Institutionen ais Mittel zur Bewáltigung von
se puede confiar y en qué no, constituye u n germen de Unsicherheit: Die Sicht der Soziologie", en AA.W., Gesellschaft und
Unsicherheit, München, 1987, pp. 37 y ss., 39. En la literatura
dudas, incertidumbres, ansiedad e inseguridad. juridico-penal debe confrontarse ScHULTZ, "De la aceleración de las
condiciones de la vida. Reflexiones sobre la reacción adecuada del
2. Tres aspectos concretos, a título p u r a m e n t e Derecho penal" (trad. Ragúes), en INSTITUTO DE CIENCIAS CRIMINALES
ejemplificativo, podrían ilustrar esta idea. Por u n lado. DE FRANKFURT (ed.). La situación insostenible, cit., pp. 447 y ss., con
numerosas referencias. Por lo demás, TOFFLER, A. y H., "Crisis de
la democracia de masas en EE.UU.", en diario El Mundo, 12-XII-
"^^ Aunque el fenómeno psicológico social de la sensación de 2000, pp. 10-11, señalan que "es precisamente la combinación de
inseguridad tenga precedentes: asi ARZT, Der Ruf..., cit., pp. 13 y u n a creciente complejidad y de unos menores plazos para tomar
ss., 3 3 , describiéndolo como "multiplicación emocional del riesgo decisiones con la reflexión debida lo que pone en peligro las estruc-
existente". turas políticas actualmente vigentes". A lo que cabria añadir que
^2 Y, por tanto, como se señalaba más arriba, el miedo puede también las estructuras sociales.
tener u n a base, en principio, real. Lo ha advertido JUAN PABLO II, '^'^ LLEDÓ REAL, "La inseguretat com a c a u s a del racisme i la
en su encíclica Pides et Ratio, 1998, capitulo IV, n° marg. 47: "El xenofobia", RCSP, n° 2, abril 1998, pp. 19 y s s . , 22: "Potser mai
hombre, por tanto, vive cada vez más en el miedo. Teme que s u s com ara en aquesta societat l'ésser huma ha estat mes informal i
productos, naturalmente no todos y no la mayor parte, sino algu- ol mateix temps mes sol Alié ais altres, i sobretot alié a si mateix,
nos y precisamente los que contienen u n a parte especial de su perplex davant del món i perplex davant de si mateix, no compren
genialidad y de su iniciativa, puedan ser dirigidos de manera radi- que la informado sense teoría es un obstacle per al pensament,
cal contra él mismo". tant com mancar d'informado".
22 J/ JESÜS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
Vivimos en u n a sociedad en la q u e se c o n s t a t a la
ausencia de referencias de auctoritas o de principios
23
lugar, debe señalarse que la aceleración no es sólo u n a generalizables"*^, mientras prevalece el pragmatismo
cuestión de la técnica, sino precisamente también de del caso o la b ú s q u e d a de la solución c o n s e n s u a d a ,
la vida. La lógica del mercado reclama individuos so- sin premisas materiales a partir de las q u e b u s c a r el
los, móviles, pues éstos se e n c u e n t r a n en mejores consenso. Ahora bien, como se h a dicho, si todo es
condiciones para la competencia mercantil o laboral. igualmente verdadero, entonces acaba imponiéndose
De modo que, en esta línea, las nuevas realidades la fuerza como el argumento m á s poderoso ^°. Y, ante
económicas, a las que se h a n unido importantes cam- ' tal constatación, h a b r á q u e convenir que resulta difi-
bios ético-sociales, h a n ido dando lugar a u n a inesta- cil no sentir inseguridad.
bilidad emocional-familiar que produce u n vértigo adi-
cional en el ámbito de las relaciones humanas''^. Pues 4. En otro orden de cosas, tampoco cabe negar que
bien, en este contexto de aceleración e incertidumbre, la relación de interdependencia entre esferas de orga-
de oscuridad y confusión"*^, se produce u n a creciente nización y la necesaria transferencia a terceros de fun-
desorientación personal (Orientierungsverlust) que se ciones de aseguramiento de la propia esfera jurídica,
manifiesta en lo que se h a denominado el vértigo de la con el correlato de pérdida de dominio real, constituye
relatividad '^^. u n a base efectiva de la sensación de inseguridad ^^
Sobre todo, cuando dicha interdependencia tiene lugar
3. En realidad, sin embargo, seria probablemente en u n contexto fuertemente atomizado, es decir, anó-
m á s expresivo hablar del vértigo del relativismo. En nimo, tras la desaparición o, en todo caso, el impor-
efecto, el vértigo de la relatividad tiene también -y tante retroceso de las estructuras orgánicas de solida-
quizá sobre todo- u n a dimensión filosófica y ética, ridad m á s tradicionales ^2. En efecto, no deja de ser
por la pérdida de referencias valorativas objetivas.
"^^ Lo señala JUAN PABLO II, Fides et Ratio, Capítulo VII, n°
marg. 9 1 , donde, al aludir a lo posmoderno y s u s corrientes de
""^ Cfr., de modo general, BELL, El advenimiento de la sociedad pensamiento, señala criticamente que "...según algunas de ellas, el
postindustrial, Madrid, 1 9 9 1 , s o b r e la t r a n s f o r m a c i ó n del tiempo de las certezas h a pasado irremediablemente; el hombre
industralismo, dando lugar al advenimiento de la sociedad de la debería ya aprender a vivir en u n a perspectiva de carencia total de
información. La caracterización de n u e s t r a sociedad como "socie- sentido, caracterizada por lo provisional y lo fugaz".
dad de la información" (Informationsgesellschaft) puede verse tam- ^° MARINA, Crónicas..., cit., p. 4 8 ; o también p. 2 2 2 : "Si no hay
bién en LuHMANN, Die Gesellschaft der Gesellschaft, II, Frankfurt, valores, la libertad del dictador es t a n válida como la del ciudada-
1997, pp. 1088 y s s . , con múltiples referencias. En el plantea- no, pero m á s fuerte".
miento de LuHMANN, la sociedad de la información aparece, j u n t o ^ También LOBBE, H . , "Moralismus oder fingierte Handlungs-
a la sociedad del riesgo, como fórmula de expresión de la autocom- subjektivitát in komplexen historischen Prozessen", en LOBBE, W .
prensión y autodescripción de n u e s t r a sociedad. (Hrsg.), Kausalitát und Zurechnung, pp. 289 y s s . , 2 9 3 , donde se
4^ Cfr. MARINA, Crónicas de la ultramodernidad, Barcelona, 2000, señala que la tendencia a la expansión de la imputación se vincula
pp. 100, 108. a pérdidas de autarquía y, por tanto, a la dependencia y afectabilidad
'^^ Al que se alude con el afortunado título de la obra de por acciones de terceros socialmente alejados.
HABERMAS, Die neue Unübersichtlichkeit, 1" ed., Frankfurt, 1985. ^2 Cfr. LLEDÓ REAL, "La inseguretat...", cit., p. 2 1 : "¿<3 complexitat
"•^ SMART, Postmodernity, London/New York, 1993, p. 111. de l'estructura social actual potencia l'aíllament de les persones i les
LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 25
24 JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ
intranquilizadora la manifiesta paradoja de que el in- punto razonable que la sensación de soledad (insegu-
cremento de la interdependencia social tenga lugar en ridad) tienda a hacerse m á s intensa.
el contexto de u n a sociedad de m a s a s en la que se
experimenta u n a "desolidarización" estructural con el 5. Ernesto Sábato (en Hombres y Engranajes, 1959)
patente retorno a lo privado según criterios de interés lo expresa de este modo: "El capitafismo moderno y la
individual ^^. Y ciertamente ése es el modelo social hoy ciencia positiva son las dos caras de u n a misma rea-
dominante del "individualismo de masas", en el que "la lidad desposeída de atributos concretos, de u n a abs-
sociedad ya no es u n a comunidad, sino u n agregado tracta fantasmagoría de la que también forma parte el
de individuos atomizados y narcisísticamente orienta- hombre, pero no ya el hombre concreto e individual,
dos hacia u n a intima gratificación de los propios de- sino el hombre-masa, ese extraño ser con aspecto to-
seos e intereses" ^'^. Ahora bien, en dicho modelo, en davía h u m a n o , con ojos y llanto, voz y emociones, pero
el que la vida social se reduce a forma jurídica, de modo en verdad engranaje de u n a gigantesca maquinaria
que las acciones sólo se explican en términos de satis- anónima. Éste es el destino contradictorio de aquel
facción de pretensiones jurídicas ^^, es h a s t a cierto semidiós renacentista que reivindicó su individuafidad,
que orguUosamente se levantó contra Dios, proclaman-
do su voluntad de dominio y transformación de las
famílies. Les relacions de grup son superficials i poc freqüents, ja cosas. Ignoraba que también él llegaría a transformar- '
que no es planifica res a ¡'habitat per afavorir-les. Es van perdent se en cosa".
valora tan importants com el de la solidaritat i la comunicado
interpersonal; s'están deshumanitzant els costuras, mentre que la
tecnología enuaeix la nostra vida".
6. En última instancia, la inseguridad y la angustia
En tal sentido, se ha señalado, a mi juicio con razón, que las podrían guardar también relación con la intensa expe-
sociedades modernas son "sociedades del seguro", porque éste vie- riencia del mal como elemento de n u e s t r a existencia
ne a satisfacer u n importante aspecto de la demanda de seguridad que, de modo significativo, ha sido posible experimen-
que tienen las personas en el contexto del anonimato y la atomi- tar a lo largo del sinfin de guerras y destrucción carac-
zación. El seguro generaría, así, u n concepto moderno de "solida-
ridad". Cfr. EWALD, "Die Versicherungs-Gesellschaft", KritJ 1989, terísticas del siglo XX que acaba de concluir. Aún no
pp. 385 y ss., p. 387. se h a n apagado los ecos de las dos guerras mundiales
^•^ Produciéndose u n a monetarización de cualquier relación, y de la sucesión ininterrumpida de conflictos locales
que, en lugar de relaciones de reconocimiento reciproco, genera propiciados por la guerra fría y el proceso de descolo-
relaciones de "indiferencia" recíproca. Cfr. BARCELLONA, Postmoder-
nidad y comunidad. El retorno de la vinculación soa'a/(trad. Silveira/
nización. Pero la barbarie de las guerras nacionalistas
Estévez/Capella), Madrid, 1992, pp. 112, 121, 123, etcétera. de Oriente Medio y de los balcanes, así como del terro-
5"* Cfr. SOUZA, "La individualidad postmoderna", AFD, 1999, rismo, muy singularmente en el caso español, consti-
pp. 321 y ss., 327, 322. tuye u n a renovada vivencia del mal que atemoriza y
5^ SouzA, "La individualidad...", cit., p. 324, y nota 2 (citando angustiare.
a P. BARCELLONA): "La única forma de mediación entre el individuo
y la sociedad es el derecho: esto significa que u n sujeto puede
56 Como indica JUAN PABLO 11, Pides et Patio, Capítulo Vil,
exigir alguna cosa frente a otro no sobre la base de razones mo-
n° marg. 9 1 , "Ante esta experiencia dramática, el optimismo racio-
rales, afectivas, etc., sino solamente si u n a norma legal justifica su
nalista que veía en la historia el avance victorioso de la razón,
pretensión. En otros términos, las relaciones (sociales e) individua-
fuente de felicidad y de libertad, no ha podido mantenerse en pie.
les son mediadas por las normas".
26 JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 27
7. Lo anterior permite intuir que resulta más que riesgos es claramente superior a la propia existencia
dudoso que la medida de la inseguridad sentida por objetiva de los mismos^^. Expresado de otro modo, existe
los ciudadanos se corresponda de modo exacto con el una elevadísima "sensibilidad al riesgo" ^^
grado de existencia objetiva de riesgos difícilmente
controlables o, sencillamente, incontrolables (los pro- 8. En todo caso, a la vista de lo acontecido en los
pios de la Risikogesellschaft) que les afecten personal- últimos años, resulta ineludible la puesta en relación
mente y de modo inmediato 5''. Además, como se seña- de la sensación social de inseguridad frente al delito
laba más arriba, resulta innegable que la aparición
de los nuevos riesgos se ve, en cierto modo, compen-
sada por la radical reducción de los peligros proceden- mentalización" de nuestra sociedad. Cfr. ANDERSON/MOLLER (eds.),
tes de fuentes naturales (así, las consecuencias lesivas Faking it The Sentimentalisation ofModern Society, London, 1998.
de enfermedades o catástrofes^^). Por ello, más bien Como señala CONTRERAS, ACEPRENSA 1 2 6 / 9 8 , 23-IX-1998: los ries-
gos de la sociedad sentimentalizada, en su recensión de esta obra,
puede sostenerse de modo plausible que, por m u c h a s "ninguna sociedad tiene menos razones que la nuestra para estar
y muy diversas c a u s a s ^^, la vivencia subjetiva de los obsesionada por la enfermedad: vivimos más y mejor que nadie h a
vivido antes, y sin embargo estamos en a s c u a s ante cualquier tri-
vialidad que pueda afectar a n u e s t r a salud".
h a s t a el punto de que u n a de las mayores amenazas en este fin de ^° Cfr. HERZOG, Gesellschaftliche Unsicherheit und strafrechtliche
siglo es la tentación de la desesperación". Aunque, curiosamente, Daseinsvorsorge. Studien zur Vorverlegung des Strafrechtsschutzes
como el propio Pontífice constata, junto a ello persiste cierto positi- in den Gefáhrdungsbereich, Heidelberg, 1990, p. 50, aludiendo a
vismo que todavía cree que el hombre, con s u s conquistas cientí- que el Derecho penal, contemplado antropológicamente, "corres-
ficas y técnicas, va a conseguir el pleno dominio de su destino. ponde a la necesidad de seguridad que se siente". Cfr. también
5^ Por lo que hace a hechos violentos, es muy significativo que KuNZ, "Die innere Sicherheit: Schlússeldimension einer n e u e n
las estadísticas delictivas se malinterpreten o sufran manipulacio- Kriminalpolitilí", en Schweizerische Arbeitsgruppe für Kriminologie
nes. En la sociedad alemana, uno de los temas objeto de mayor (Hrsg.), Innere Sicherheit-Innere Unsicherheit? Kriminologische
discusión fue siempre el de la criminalidad de los jóvenes hijos de Aspekte, Chur/Zürich, 1995, pp. 327 y ss.
inmigrantes: cfr. por ejemplo MANSEL, "Gefahr oder Bedrohung? Die ^' Como, por cierto, también sucede frente al dolor, el sufri-
Quantitát des kriminellen Verhaltens der Gastarbeiternachkommen", miento físico o moral, etc. MARINA, Crónicas..., cit., p. 147, lo ad-
KrimJ, 1985, pp. 169 y ss. Cfr. también BASTERIÍA, "Fremdenhafi ais vierte: "Estamos educando a nuestros jóvenes con u n bajo nivel de
Ursache von Gewalt? Staatliche (Des-)Information náhrt Feindbilder", tolerancia a la frustración. Todos nos convertimos con facilidad en
en P. A. ALBRECHT/BACKES (Hrsg.), Verdeckte Gewalt. Pládoyers für propagandistas de la recompensa inmediata". Pero la cuestión es si
eine "Innere Abrüstung", Frankfurt, 1990, pp. 100 y ss. se trata sólo de nuestros jóvenes y no también de nosotros mismos.
^^ Esto es cierto, a pesar de que las estructuras socio-económi- A propósito de la discusión sobre el suicidio, lo explica muy con-
cas (por ejemplo, la concentración de población en ciudades, incluso vincentemente TERMES, R . , "De la disponibilidad de la vida", en
eventualmente en suburbios con viviendas inseguras) determinen diario El País, del 6-IV-1998: "El desarrollo de la técnica h a indu-
que los fenómenos naturales -así los terremotos o los h u r a c a n e s - cido u n a mentalidad según la cual el hombre puede dominar todas
afecten de modo concentrado a grupos humanos numerosos. las cosas del mundo h u m a n o . Pero el hombre de hoy está poco
^^ Una causa adicional podría ser nuestra pretensión, antes preparado para 'sufrir'; cualquier dolor es interpretado como u n
aludida, de controlarlo todo, de controlar incluso el futuro, segu- estimulo para poner los remedios adecuados con el fin de evitarlo
ramente heredada del positivismo y que muestra u n contraste o quitarlo. Cuando ese dolor es inevitable, el hombre se siente
especialmente intenso con la realidad social actual. Y también otro desconcertado. Por esto se puede decir que en este tiempo, en
factor -de muy diversa naturaleza, pero que probablemente no sea nuestro mundo superdesarrollado, el hombre tiene muchos menos
el último en importancia- es lo que h a dado en llamarse la "senti- dolores que hace años, pero tiene mucho m á s sufrimiento".
L
28 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 29
con el modo de proceder de los medios de comunica- determinadas noticias a c t ú a a modo de multiplicador
ción^^. Éstos, por u n lado, desde la posición privilegia- de los ilícitos y las catástrofes ^6, generando u n a inse-
da que ostentan en el seno de la "sociedad de la infor- guridad subjetiva que no se corresponde con el nivel
mación" y en el marco de u n a concepción del m u n d o de riesgo objetivo6^. Así, h a podido afirmarse con ra-
como aldea global, transmiten u n a imagen de la rea- zón que "los medios, que son el instrumento de la
lidad^-' en la que lo lejano y lo cercano tienen u n a indignación y de la cólera públicas, pueden acelerar la
presencia casi idéntica en la representación del recep- invasión de la democracia por la emoción, propagar
tor del mensaje. Ello da lugar, en u n a s ocasiones, di- u n a sensación de miedo y de victimización e introducir
rectamente a percepciones inexactas^'*; y en otras, en de nuevo en el corazón del individualismo moderno el
todo caso, a u n a sensación de impotencia ^5. A mayor mecanismo del chivo expiatorio que se creía reservado
abundamiento, por otro lado, la reiteración y la propia para tiempos revueltos" 6^.
actitud (dramatización, morbo) con la que se examinan Además, j u n t o a los medios de comunicación, no
cabe negar que, en ocasiones, también las propias
instituciones públicas de represión de la criminalidad
^2 Muy gráfico, BARATA, Francesc, "Las nuevas fábricas del transmiten imágenes sesgadas de la realidad que con-
miedo. Los mass media y la inseguridad ciudadana", en MUÑAGORRI tribuyen a la difusión de la sensación de inseguridad 6^.
LAGUÍA (ed.). La protección de la seguridad ciudadana, Oñati
Proceedings 18, Oñate, 1995, pp. 83 y ss., con amplias referencias;
asimismo, RODRIGO ALSINA, M . , "El conocimiento del sistema penal: 66 LuHMANN, Die Gesellschaft.., cit., 11, p. 1099, poniendo de
alarma social y medios de comunicación", en LARRAURI PIJOAN (dir.), relieve cómo se privilegian los datos cuantitativos, sin que se pueda
Política criminal, CGPJ, Madrid, 1999, pp. 73 y ss. reflexionar sobre el modo de contabilizarlos.
63 Cfr. LUHMANN, Die Gesellschaft.., cit., II, pp. 1096 y ss. 6^ En el momento de escribir la primera edición de este libro
6^* Cfr. REINER, "Media made criminality: the representation of nos hallábamos ante u n episodio más de esta influencia, al plan-
crime in the mass media", en MAGUIRE/MORGAN/REINER (ed.), The tearse la cuestión de la excarcelación por licénciamiento definitivo
OxfordHandbook of Criminology, 2" ed., Oxford, 1997, pp. 189 y ss., del denominado "violador del e n s a n c h e " de Barcelona, quien
donde pone de relieve cómo la imagen del delito que transmiten los había cumplido s u condena de conformidad con la legislación
medios se aleja de la realidad; se transmite u n a desproporción de vigente, tal como la h a interpretado reiteradamente el Tribunal
delitos violentos, autores de status elevado, u n a imagen demasiado Supremo, pero sin "dar m u e s t r a s de arrepentimiento" ni "haberse
positiva de la policía y la justicia criminal, u n a prevalencia de mo- sometido a tratamiento".
delos de elección racional frente al papel del entorno, etc. De modo 6^ GARAPON, Juez y democracia, Barcelona, 1997, p. 94, quien
general, los diversos trabajos contenidos en el volumen Mitjans de añade: "Los asesinatos de niños se convierten en acontecimientos
comunicado i seguretatpública, en RCSP, n° 4, junio de 1999, con nacionales para u n a opinión pública fascinada por la muerte y la
referencias reiteradas al proceso de "construcción de la noticia". transgresión. Su exasperación por los medios acabará por hacer
6^ Cfr. GARCÍA AÑOVEROS, "Desorden mundial", en el diario El creer al ciudadano no avisado que este tipo de crímenes es fre-
País, 12-XI-1998, p. 20: "La técnica actual va haciendo a los hom- cuente, lo que no es el caso" (p. 99).
bres más próximos; no parece, por ahora, que más semejantes, 6^ Lo señalan BAER/CHAMBLISS, "Generating fear: The politics of
pero si más próximos. A la vez, persisten los esquemas de organi- crime reporting", en Crime, Law ¿k Social Change, 1 9 9 7 / 2 7 , pp. 87
zación política en compartimentos estancos, aunque cada vez menos. y ss. Asimismo, FREHSEE, "Fehlfunktionen des Strafrechts u n d der
El desajuste entre ambas realidades produce sensación de desor- Verfall rechsstaatlichen Freiheitsschutzes", en FREHSEE/LOSCHPER/
den, u n cierto desaliento ante la ausencia de medios, instituciones, SMAUS (Hrsg.), Konstruktion der Wirklichkeit durch Kriminalitát und
procedimientos, para hacer frente a los problemas que la proximi- Strafe, Baden-Baden, 1997, p. 29: "La política criminal oficial se
dad generada por la técnica plantea". remite gustosamente al hecho de que la población no sólo acepta
30 JESÜS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 31
Un ejemplo suficientemente comentado y criticado -ya 10. Sea como fuere, el caso es que, en medida cre-
aludido en estas páginas- es el relativo a la forma en ciente, la seguridad se convierte en u n a pretensión
que se presentan las estadisticas de delitos cometidos social a la que se supone que el Estado y, en particu-
por jóvenes inmigrantes (o, mejor, hijos de inmigrantes) lar, el Derecho penal deben dar respuesta ^2. Al afirmar
en la República Federal de Alemania. Pero el fenómeno esto, no se ignora que la referencia a la seguridad se
es general ^°. contiene ya n a d a menos que en el art. 2° de la Decla-
ración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de
9. Con todo, lo anterior no debería conducir a la 1789'^-'. Simplemente se trata de poner de relieve, como
ingenuidad de pensar que el miedo a la criminalidad lo
crean los medios de comunicación o las instituciones la persona en n u e s t r a s sociedades es difuso, es u n miedo ante lo
públicas. Es, por contra, la hipótesis más razonable la imprevisible; KUBE, "Verbrechensfurcht - ein vernachlássigtes krimi-
de que éstos, en todo caso, refuerzan o estabilizan nalpolitisches Problem", en Festschriftfür Koichi Miyazawa, Baden-
miedos ya existentes. Como lo es, también, la idea de Baden, 1995, pp. 199 y ss. 201. Este autor, siguiendo a KIERKEGAARD,
distingue el alcance de los términos Angst, como expresión del
que el miedo a la criminalidad constituye, fundamen- miedo a algo indeterminado, y Furcht, como miedo vinculado a u n
talmente, la concreción de u n conjunto de miedos di- objeto concreto; de modo que la Kriminalitátsfurcht concretaría
fusos difícilmente aprehensibles, que, como se apunta- Ángste m á s difusos.
ba páginas atrás, de algún modo son consustanciales Más específicamente, KUNZ, "Innere Sicherheit u n d Krimi-
a la posición de las p e r s o n a s en las sociedades nalitátsvorsorge im liberalen Rechtsstaat", en KUNZ/MOSER (Hrsg.),
Innere Sicherheit und Lebensángste, B e r n / S t u t t g a r t / W i e n , 1997,
contemporáneas. Expresado de otro modo, el miedo al pp. 13 y ss., 18-19, 2 1 , señala que tanto la criminalidad como el
delito aparece como u n a metáfora de la inseguridad miedo a ésta son objetivizaciones de otros riesgos del sistema,
vital generalizada ^1. éstos menos aprehensibles; asimismo, WALTER, M . , "Kriminalpolitik
im Zeichen der Verbrechensfurcht: von der Spezial- über die
General- zur "Ubiquitáts"právention?", en Festschrift für H. J. Hirsch
zum 70. Geburtstag, Berlin/New York, 1999, pp. 897 y ss., 9 0 2 .
esta tendencia, sino que incluso la propugna. Ésta es ciertamente ^2 Muy revelador es el titulo y el contenido del trabajo de la
u n a argumentación pérfida, pues la disposición de la población a ex ministra federal alemana de Justicia, Sabine Leutheusser-
u n a restricción de la libertad en favor de la seguridad germina Schnarrenberger, Innere Sicherheit. Herausforderungen an den
precisamente sobre el terreno de u n pánico por la seguridad Rechtsstaat, Heidelberg, 1993, passim. Pero el tema de la innere
(Sicherheitspanik) creado por tal politica criminal oficial, preferen- Sicherheit (seguridad interior o, mejor, seguridad ciudadana) se
temente en torno a la criminalidad organizada". Las declaraciones está convirtiendo en u n a cuestión recurrente en los últimos años
a los medios de comunicación efectuadas desde la Fiscalia con de la discusión politico-criminal: cfr. la aportación critica de KNIESEL,
ocasión del caso, supra mencionado, del "violador del ensanche" "'Innere Sicherheit' und Grundgesetz", ZRP, 1996, pp. 482 y ss.;
fueron claramente en esta linea. véase asimismo SCHNEIDER, H . J . , Kriminalpolitik an der Schwelle
''^ Cfr. HOUGH/ROBERTS, "Sentencing Trends in Britain. Public zum 21. Jahrhundert. Bine vergleichende Analyse zur inneren
Knowledge and Public Opinión", en Punishment & Society, 1999, Sicherheit, Berlin, 1998.
n° 1, pp. 11 y ss., poniendo de relieve h a s t a qué punto la difusión ^•^ "El objeto de toda sociedad política es la conservación de
de noticias sesgadas provoca la impresión de que las sentencias los derechos naturales e imprescriptibles del hombre. Estos dere-
judiciales son demasiado suaves, con la consiguiente desconfianza chos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a
hacia los jueces y tribunales. 'a opresión". Como, por lo demás, señala KINDHÁUSER, "Sicherheits-
^' En este sentido, IMBERT, LOS escenarios de la violencia, strafrecht...", cit., pp. 229, 2 3 3 , "la aspiración de seguridad por
Barcelona, 1992, p. 4 3 , ya a p u n t a b a que el miedo que experimenta Supuesto no es ilegitima"; lo cuestionable es que se convierta en la
32 JESÜS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 33
señala Prittwitz, siguiendo al sociólogo Franz Xaver el Derecho penal ocupa u n lugar significativo- se con-
Kaufmann^'*, que, si bien es cierto que los hombres vierta casi en obsesiva. En efecto, en u n a sociedad en
nunca habían vivido tan bien y tan seguros como ahora, la que se carece de consenso sobre valores positivos,
lo cierto es que "Angst und Unsicherheit (sind) zum parece que al Derecho penal le corresponde malgré lui
Thema des 20. Jahrhunderts geworden"'^^. la misión fundamental de generar consenso y reforzar
a la comunidad ^^.
11. La solución a la inseguridad, además, no se busca
en su, por así decirlo, clásico "lugar natural" -el Dere- 2.5. La configuración de una sociedad
cho de policía-, sino en el Derecho penal. Así, puede de "sujetos pasivos"
advertirse que, frente a los movimientos sociales clási-
cos de restricción del Derecho penal, aparecen cada 1. La sociedad del Estado del bienestar se configura
vez con mayor claridad d e m a n d a s de u n a ampliación cada vez más como u n a sociedad de clases pasivas, en
de la protección penal que ponga fin, al menos nomi- el sentido amplio del término. Pensionistas, desemplea-
nalmente, a la angustia derivada de la inseguridad. Al dos, destinatarios de prestaciones públicas educativas,
plantearse esta demanda, ni siquiera importa que sea sanitarias, etc., personas o entidades subvencionadas
preciso modificar las garantías clásicas del Estado de (beneficiarios, en definitiva, de la transferencia de ri-
Derecho: al contrario, éstas se ven a veces denostadas queza, más que creadores de los excedentes objeto de
como demasiado "rígidas" y se abona su "flexibilización". transferencia) se convierten en los ciudadanos, los elec-
A modo de mero ejemplo, valga aludir a la demanda de tores por excelencia. Incluso respecto al ciudadano
criminalización en materia medio-ambiental, económi- abstracto se subraya s u dimensión "pasiva" de consu-
ca, de corrupción política, en el ámbito sexual (así, el midor, o de sujeto paciente de los efectos nocivos del
supuesto del acoso sexual o la pornografía infantil), desarrollo (sobre el medio ambiente, por ejemplo). Frente
el de la violencia familiar, etcétera. a ello, y seguramente, al menos en parte, por el fenó-
meno de la concentración del capital, las clases acti-
12. Y es que, en efecto, en u n m u n d o en el que las vas, dinámicas, emprendedoras, son cada vez menos
dificultades de orientación cognitiva son cada vez numerosas. Y, en todo caso, su relevancia e, incluso,
mayores, parece incluso razonable que la búsqueda de su prestigio en el concierto social son inferiores; desde
elementos de orientación normativa -y dentro de éstos, luego, muy inferiores a lo que habían sido hace cien o
cincuenta años.
absoluto ajenos a esta circunstancia los modernos que inevitablemente conduce a u n a ampliación del De-
desarrollos jurisprudenciales (y doctrinales, en algún recho penar^°.
caso) que tienden a u n a concepción muy ampliatoria
de la figura de la injerencia como fundamento de la 6. El tema es lo suficientemente importante como
imputación de responsabilidad a título de comisión para que efectuemos u n breve excurso sobre el mismo.
por omisión. Como se h a dicho, el núcleo del problema radica en
que, u n a vez producido el resultado lesivo, tendemos
5. Ahora bien, lo anterior no es todo. En la sociedad a rechazar que éste puede no tener su origen en u n
de sujetos pasivos existe también u n a resistencia psico- comportamiento descuidado de alguien ^^ Ahora inte-
lógica frente a la aceptación del caso fortuito, frente a la resa observar cómo esto supone u n curioso cierre del
admisión de la posibilidad de producción de daños por círculo abierto por el Derecho penal moderno. En efec-
azar. Seguramente, ello tampoco es casual y se relaciona to, en el Derecho penal primitivo y todavía hoy en
de modo directo con la autocomprensión de u n a socie- ciertas sociedades, las catástrofes, la muerte, una en-
dad en la que la mayor parte de los peligros, como he- fermedad o una disminución fisica o psíquica se solían
mos indicado, ya no se puede concebir sin algún tipo de contemplar como expresión de delitos de alguien. Por
intermediación de decisiones h u m a n a s , de naturaleza u n lado, de u n animal o cosa, lo que corresponde a la
activa u omisiva ^^. Pero, sea como fuere, el efecto es u n a visión animista del mundo^2. Pero, por otro, también
creciente tendencia hacia la transformación del Unglück de u n a tercera persona (una cualquiera o, en particu-
(accidente fortuito, desgracia) en Unrecht (injusto) ^^, lo lar, los padres o familiares) o incluso de la propia
persona afectada. En este último caso, en el que las
consecuencias del azar se le imputan a la persona que
las sufre, éstas eran entendidas como u n castigo de
^8 Este dato es esencial en la delimitación que BECK realiza de
los conceptos de riesgo y de peligro. Cfr. asimismo ESTEVE PARDO,
Técnica, riesgo y Derecho, Barcelona, 1999, p. 4 3 . ^'^ La frase relativa a la transformación del Unglück en Unrecht
^^ Es interesante la apreciación de PRITTWITZ, Strafrecht und se halla en varios autores: cfr., por ejemplo, PRITTWITZ, Strafrecht
Risiko..., cit., p. 108, relativa a que los acontecimientos negativos und Risiko..., cit., pp. 107 y ss., 113, 378 y ss.; también en
son más fáciles de asumir si es posible atribuir responsabilidad por SEELMANN, "Societat de risc i dret", en luris. Quaderns de Política
ellos a u n tercero. De ahi que (p. 379) se tienda a buscar u n autor Jurídica, 1994, 1, pp. 271 y ss.
-y de modo en absoluto inútil- incluso en los casos clásicos de ^^ Ello, al igual que -viceversa- la no producción del daño
desgracias provenientes de la naturaleza. Aludiendo a este fenóme- suele comportar u n a tendencia a la negación de la existencia
no de imputation déplacée en las culturas primitivas, DUCLOS, "Quand
de imprudencia alguna o, en general, a la infravaloración del
la tribu...", cit., p. 349. Frente a esto, sostiene FABRICIUS que en el
Derecho penal tradicionalmente ha ocurrido lo contrario: dada la fe riesgo.
en el progreso y en el crecimiento propia de los juristas, se ha ^2 Cfr. sobre esto de modo general las interesantes observacio-
pretendido explicar el "injusto" como "desgracia", olvidando el nes de FAUCONNET, "Warum es die Institution "Verantwortlichkeit'
mandato de no sacrificar vidas h u m a n a s y de no justificar tal gibt", en LODERSSEN/SACK (Hrsg.), Seminar: Abweichendes Verhaltcn
proceder en ningún caso; así ha tenido lugar el sacrificio masivo de II. Die gesellschaftliche Reaktion auf Kriminalitát. Bd. 1 Strafgesetz-
vidas con el asentimiento de los penalistas ("Rechtsdogmatische...", gebung und Strafrechtsdogmatik, Frankfurt, 1975, pp. 293 y ss.,
cit., p. 138). pp. 301 y ss., aludiendo a sociedades en las que la muerte n u n c a
se considera "natural".
1
40 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 41
Dios por algún ilícito cometido ^•^. El Derecho penal que ha sufrido sea debido a una "culpa suya" o que,
moderno, partiendo del racionalismo individualista y simplemente, responda al azar. Se parte del axioma de
de la consiguiente imputación de culpabilidad, separa que siempre ha de haber u n tercero responsable, al
radicalmente las nociones de enfermedad e ilícito, de que imputar el hecho y s u s consecuencias, patrimo-
catástrofe y delito. Sin embargo, en el siglo XIX, y niales y / o penales^^. A ello se h a aludido con el gráfico
desde luego en todo el siglo XX, h a n proliferado las término de Zurechnungsexpansion, esto es, la expan-
doctrinas proclives a contemplar todo delito como u n a sión de la imputación de responsabilidad como carac-
catástrofe (social), de la que nadie sería individualmen- terística cultural de la sociedad contemporánea^^. La
te responsable (a lo que contribuyeron tesis determi- víctima siempre se pregunta por u n responsable^^,
nistas de diverso jaez, asi como el marxismo) ^'*. Pues a u n q u e lo cierto es que a veces la respuesta correcta
bien, el circulo se cierra en los últimos años, en que es que "nadie es responsable". En efecto, de entrada,
parece darse u n a tendencia irrefrenable a contemplar
la catástrofe como delito e imputarla, como sea, a u n
responsable: en este caso ya a u n a persona y no a u n a
fuerza de la naturaleza ^^. ^^ Ello constituye u n fenómeno general. Asi, ante cualquier
accidente, puede apreciarse cómo las propias empresas promueven
la tesis del "fallo humano", frente a la más intranquilizadora ver-
7. A la sensación de inseguridad se suma, pues, en sión de que científica o técnicamente resultan desconocidos los
nuestro modelo social, la existencia de u n prototipo de procesos desencadenados que h a n determinado su producción. Cfr.
sobre esto ESTEVE PARDO, Técnica, riesgo y Derecho..., cit., p. 35. La
víctima que no asume la posibilidad de que el hecho discusión sobre a quién debía imputársele el accidente de u n avión
de la compañía aérea Egypt-Air, fabricado por la empresa estado-
unidense Boeing, que tuvo lugar en octubre de 1999 en la costa
^•^ Cfr., por ejemplo, el tenor de la pregunta que s u s discípulos norteamericana, lo puso de relieve de modo especialmente gráfico.
formulan a Jesucristo, y que se narra en el Evangelio según San La relación de este fenómeno con la constatable mayor capacidad
J u a n ; "Al pasar, J e s ú s se encontró con u n ciego de nacimiento. de influencia del ser h u m a n o sobre el medio la pone de relieve
Sus discípulos le preguntaron: 'Maestro ¿quién tiene la culpa de ScHULZ, "Strukturen von Verantwortung in Recht u n d Moral," en
que esté ciego, él o s u s padres? J e s ú s les respondió: 'Esta cosa no ScHUUZ (Hrsg.), Verantwortung zwischen materialer und prozeduraler
es por haber pecado él o s u s padres...'" (Jn. 9, 1-3). Zurechnung, ARSP-Beiheft 75, 2000, pp. 175 y ss., 183.
^^ Cfr., sobre esto, CRUZ, Hacerse cargo..., cit., pp. 33 y ss. ^^ LüBBE, W., "Handeln und Verursachen: Grenzen der Zurech-
^^ Tal imputación, que pretende hacerse recaer sobre u n a o nungsexpansion", en LOBBE, W. (Hrsg.), Kausalitát und Zurechnung,
varias personas concretas, no tiene nada que ver con las tesis pp. 223 y ss., 223. También LOBBE, H . , "Moralismus oder fingierte
modernas que ponen en cuestión la idea de que las catástrofes que Handlungssubjektivitát in komplexen historischen Prozessen",
modernamente están asolando determinadas zonas del planeta sean, Kausalitát..., cit., pp. 289 y ss.
exactamente, catástrofes naturales. Cfr. WALKER, R , "NO hay catás-
'^^ La tendencia hacia u n a hipertrofia de la responsabilidad
trofes 'naturales'", en diario Clarín, Buenos Aires, 17-X-2000, p.
25. La idea central de este trabajo es que a la actividad permanen- de los terceros coincide con la propensión a excluir o, en todo
te de los fenómenos naturales se le añade en nuestros días el caso, a t e n u a r la responsabilidad por los propios actos. Ello, de
factor del subdesarroUo, con el correspondiente hacinamiento de todos modos, responde a la lógica de la diferencia entre los juicios
personas, que determina que los daños sean muy superiores ahora del actor y observador (cuánto m á s si éste es la victima). Mientras
que antes. Por otra parte, sobre la imputación de las h a m b r u n a s que el observador tiende a imputar responsabilidad al actor, éste
a la política de las grandes multinacionales, cfr. BARCELLONA, tiende a descargar su responsabilidad en las circunstancias (lo
Postmodernidad..., cit., p. 54. que constituye u n a de las posibles "técnicas de neutralización"
del reproche).
f
no cabe hablar de responsabilidad sin capacidad de recíprocamente. Esto quiere decir que la imputación,
acción ni conocimiento. Pero tampoco la mera concu- la búsqueda y la atribución de sentido sólo tienen lugar
rrencia de capacidad de acción y conocimiento puede respecto de aquellos fenómenos para los cuales no se
fundamentar la responsabilidad, que es u n a cuestión ha alcanzado u n a explicación empírica completa '°2. En
moral y, por ello, de deber^^. De ahí que la "expansión efecto, si algo no se puede explicar (atribuírselo a la
de la imputación" acabe dando lugar a procesos de n a t u r a l e z a ) de modo pleno, e n t o n c e s es preciso
despersonalización y, sobre todo, de a-moralización (esto imputárselo a alguien, ya sea a la sociedad en su con-
es, de pérdida de contenido moral) en la imputación ^°°. j u n t o , ya a algún agente individual concreto. Pues, ya
Expresando la tendencia caracterizada, se h a di- que no puede ser explicado empíricamente por com-
cho: "...hacen falta no sólo responsables sino también pleto, el hecho h a b r á de ser insertado en u n contexto
culpables. Hay que encontrar u n responsable en todo, hermenéutico (y éste lo proporciona la imputación i°-^).
empezando por lo más absurdo, la muerte (...). Como La historia de la h u m a n i d a d es, entonces, en cierta
si la evolución de la sociedad democrática le hiciese miedida, la historia del intento de reducción de los
recuperar la idea de que ninguna muerte es natural y espacios de imputación en favor de explicaciones
que, si no se le puede atribuir a u n a voluntad positiva,
siempre se puede imputar a u n a negligencia"'°'.
1*^2 LQ que quiere decir tanto como "aceptada por la sociedad
como tal". Creo que no es sustancial la diferencia existente entre
8. En mi opinión, la imputación (normativa) y la este planteamiento y el de GONTHER, K., "Die Zuschreibung strafrech-
explicación (empírica) definen espacios que se excluyen tlicher Verantwortlichkeit auf der Grundlage des Verstehens", en
LODERSSEN (Hrsg.), Aufgeklarte Kriminaípolitik..., cit.. I, pp. 319 y ss.
GONTHER, en efecto, entiende que la "explicación" de las consecuen-
99 LOBBE, W., "Handeln...", cit., pp. 227 y ss., 230-231. cias de u n comportamiento (por enfermedad, trastorno, coacción,
10° LOBBE, H., "Moralismus oder...", cit., pp. 293 y 294. educación, etc.) no excluye de por si automáticamente la "imputa-
101 GARAPON, Juez y democracia..., cit., p. 104, a lo que se ción" individual de responsabilidad. A su juicio, para que la impu-
añade: "Mientras la ideología ha dado durante mucho tiempo carta tación se excluya es necesario que exista y se formule u n a "regla
de naturaleza a los fenómenos históricos, hoy se mueve a la inver- de exculpación" según la cual aquello determina esto (pp. 325-326,
sa: dar u n a explicación h u m a n a a todas las catástrofes naturales. 340). Una regla que varia históricamente y cuyo contenido depen-
Todos los sufrimientos se remiten a algunos responsables que derá de los conceptos de persona que se manejen (pp. 328 y ss.).
soportan todo su peso: ¿no estamos con eso en presencia de u n Por mi parte, admito perfectamente este planteamiento pues el
mecanismo sacrificial?" (p. 107). Sobre la búsqueda a posteriori mismo, en realidad, trata del manejo exculpatorio de explicaciones
-y a toda costa- de u n a imprudencia en los casos en que se ha empíricas "incompletas", esto es, en las que no se h a conseguido
producido u n resultado lesivo, son las más reveladoras las pala- marginar por completo al agente como tal (así sucede en múltiples
bras de LUHMANN, Soziologie des Risikos, Berlin, 1991: "Según que enfermedades mentales: cfr. las referencias de GONTHER, pp. 340 y
se haya producido u n daño o las cosas hayan salido bien, el riesgo 341). Lo que no obsta a que la explicación empírica completa (de
se valorará a posteriori de modo diverso. A posteriori ya no se la que el agente haya sido distanciado plenamente como tal) deba
entiende cómo es que en u n presente ya pasado se hubo tomado determinar per seXs^ innecesariedad y, en definitiva, la improceden-
u n a decisión tan cuidadosa o tan arriesgada". En concreto para el cia de la imputación de responsabilidad, para situar el fenómeno
Derecho penal, KUHLEN, "Zur Problematik der nachtráglichen ex en cuestión en el ámbito de lo puramente cognitívo.
ante-Beurteilung im Strafrecht u n d in der Moral," en JUNG/MOLLER- 1*^-^ La imputación, en efecto, permite introducir en u n con-
DIETZ/NEUMANN (Hrsg.), Recht und Moral. Beitráge zu einer texto significativo ("entender") lo que no se h a podido explicar de
Standoribestimmung, Baden-Baden, 1991, pp. 341 y ss. modo pleno.
44 JESÜS-MARiA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 45
baste, para comprobarlo, apreciar cómo las víctimas favorecido por la coyuntura, analizada en el apartado
potenciales de estas conductas recurren, u n a y otra anterior, de la configuración de u n a sociedad mayorita-
vez, hasta donde pueden, a medios de aseguramiento riamente de clases pasivas: pensionistas, parados,
cognitivo (autoprotección fáctíca). Lo que ocurre es que, consumidores, perceptores de prestaciones. Se trata,
en u n a sociedad de contactos anónimos, los medios de como se ha señalado con expresión - a mi juicio- afor-
aseguramiento cognitivo de las víctimas potenciales son, tunada, de los sujetos del bienestar^ ^'^. Pues bien, la
sencillamente, impracticables. Todo lo cual, sin duda, actitud de estos sujetos frente al Derecho penal resulta
explica -entre otros factores, ya antes mencionados ^ ° ' - perfectamente coherente en el marco del modelo social
la irrefrenable tendencia hacia la tipificación de delitos de la crisis del Estado-providencia'^^ En efecto, en
de peligro. Ahora bien, la imposibilidad jurídico-penal o este marco se está produciendo u n cambio progresivo
procesal de traducir, en muchas ocasiones, tal percep- en la concepción del Derecho penal subjetivo fius
ción de inseguridad o de ausencia de azar sentida por puniendi): de advertirse en él ante todo "la espada del
el sujeto pasivo en u n criterio efectivo de hiperrespon- Estado contra el desvalido delincuente" se pasa a u n a
sabilización del sujeto activo, puede propiciar todavía interpretación del mismo como "la espada de la socie-
más la conformación de u n a legislación simbólica. dad contra la delincuencia de los poderosos"^'-. Ello
provoca la consiguiente transformación también en el
ámbito del Derecho penal objetivo flus poenalej: en
2.6. La identificación de la mayoría social
con la víctima del delito^^^
1. La expansión del sistema del Derecho penal, por la víctima del delito y la protección de s u s derechos, tanto en
asentada en los aspectos ya comentados, responde el ámbito del Derecho sustantivo como en el del Derecho procesal.
asimismo a u n fenómeno general de identificación so- 11° GONZÁLEZ SEARA, "LOS sujetos del bienestar", en diario ABC,
29-XII-I997, p. 25; en términos materialmente equivalentes alude
cial con la víctima (sujeto pasivo) del delito antes que SARTORI, La democracia después del comunismo, Madrid, 1993, pp.
con el autor (sujeto activo) ^°^. Dicho fenómeno viene 118 y ss. a la "sociedad de las expectativas", donde éstas tienen
por objeto sobre todo "derechos" materiales.
i'^^ Cfr. supra. Por lo demás, obviamente, no todos los tipos de m La inseguridad se relacionaría, en efecto, con la pérdida
peligro de nuevo cuño pueden reinterpretarse en clave de impru- del dominio, de u n a orientación clara y el incremento de la depen-
dencias "clásicas", de las que se habría eliminado el requisito de dencia. Resulta atractivo el modo en que lo expresa FORSTHOFF
punibilidad de la producción del resultado. La tipificación de deli- (citado por HERZOG, GescUschafdiche Unsicherheit..., cit., p. 59): "De
tos de "peligro" contra bienes supraindividuales de carácter socio- este modo el hombre moderno no sólo vive en el Estado sino tam-
económico, respondiendo al mismo paradigma general de la lucha bién del Estado. La pérdida del espacio vital dominado y de las
contra la inseguridad, tiene otros condicionantes concretos. reservas existenciales que vienen dadas con él le exponen al Esta-
^08 "La opinión pública se inclina hoy a identificarse más con do. Se sabe dependiente del Estado y le traslada a éste la necesi-
la víctima que con el arbitro, con el gobernado más que con el dad de seguridad y garantía de su existencia, que ya no encuentra
gobernante, con el contrapoder más que con el poder, con el j u s - satisfechas en su lábil esfera individual".
ticiero más que con el legislador" (GARAPON, Juez y democracia..., '12 Es decir, que se empieza a advertir la operatividad del
cit., pp. 96, 98). Derecho penal contra los powerful, y no sólo contra los powerless.
^'^^ Cfr. sobre los posibles modelos de identificación de la co- A la vez que los representantes de los powerless van alcanzando
munidad PALIERO, RIDPP, 1992, pp. 873 y ss. Dicho fenómeno tiene crecientes parcelas de influencia política o al menos social (movi-
i
repercusiones claras, como el crecimiento exponencial del interés miento asociativo, mass media, etc.).
48 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 49
concreto, se tiende a perder la visión de éste como ins- bien, desde u n a perspectiva que entienda que la ley
trumento de defensa de los ciudadanos frente a la in- penal es también la Magna Charta de la víctima"^,
tervención coactiva del Estado. Y, así, la concepción de algo que parece estar en clara consonancia con la
la ley penal como Magna Charta de la víctima aparece autocomprensión de la sociedad de la inseguridad"^,
junto a la clásica de la Magna Charta del delincuente; resulta claro que ni la reducción teleológica de los ti-
ello, si es que ésta no cede la prioridad a aquélla. pos ni la aplicación analógica de las eximentes, en
particular de las c a u s a s de justificación, se manifesta-
2. Una concepción de la ley penal como Magna rían como procedimientos incontestados. En cambio,
Charta no sólo del delincuente -según la caracteriza- se plantearía como cuestión a considerar la relativa a
ción de von Liszt-, sino también -e incluso especial- la interpretación restrictiva de las eximentes (o de cier-
m e n t e - de la víctima, de entrada no puede dejar de
tener consecuencias en el modo de concebir el princi-
pio de legalidad. En efecto, partiendo del concepto clá- ser -como la analogía en favor del autor- incuestionable. Por mi
sico, se ha señalado que los tipos penales son suscep- parte, querría ponerlo en cuestión. Ciertamente nos hemos acos-
tibles de u n a interpretación restrictiva (normalmente, tumbrado a contemplar con Franz voN LlszT el Código Penal sólo
de base teleológica) e incluso de u n a propia "reducción como la Magna Charta del delincuente, que protege a los ciudada-
teleológica" ^^•'. Del mismo modo, se h a admitido por nos que se alzan contra el Ordenamiento jurídico frente a la om-
nipotencia estatal. El Estado sólo puede castigar allí donde previa-
muchos -como correlato natural de lo anterior-, a u n - mente ha conminado de modo expreso y preciso. El enunciado de
que no sin discusión, especialmente en España, el que las soluciones que favorecen al autor son incuestionables puede
recurso a la analogía en el ámbito de las eximentes y conciliarse sin más con ello".
atenuantes (en particular, en las c a u s a s de justifica- 115 Como HILLENKAMP, DerEinflufi..., cit., p. 13: "Sin embargo,
ción). El fundamento de dicha forma de obrar es, na- se olvida con ello que el Código Penal es también u n a Magna
Charta de la victima".
turalmente, la apreciación de que la ley penal consti- 11^ Cfr. la línea argumental de HILLENKAMP, Der EinfluJS..., cit.,
tuye u n a garantía para el delincuente, de modo tal que pp. 13-14: "Todo el mundo puede extraer del Código Penal contra
n a d a obsta a la reducción interpretativa del ámbito de qué abusos le protege el Estado con los medios del Derecho penal.
lo punible ni a la analogía in bonam partem^^'^. Pues Esta función del Derecho penal no debería ser infravalorada. Con-
tribuye de modo esencial a u n sentimiento de seguridad vital y a
u n a renuncia del ciudadano a autodefenderse y a armarse en todas
direcciones (Rundumbeiuaffnung). Garantiza u n espacio de paz
'^3 Críticamente, HILLENKAMP, Vorsatztat und Opferuerhalten, mínima, que queda libre de la atmósfera de homo homini lupus.
Góttingen, 1981, pp. 134-135, advirtiendo que la consideración de Este efecto del Derecho penal estatal no debería ser minusvalorado
ciertos comportamientos de la víctima para limitar la imputación en su significado de psicología social. Con él no se concilla el
de hechos típicos al autor incurriría en este, a su juicio, inacepta- enunciado -tranquilizador desde la perspectiva del Estado de De-
ble proceder; HILLENKAMP, Der EinfluJS des Opferverhaltens auf die recho- del mero favorecimiento del autor. Quien propaga solucio-
dogmadsche Beurteüung der Tat, Bielefeld, 1983, p. 13. nes favorecedoras del autor, propaga en el mismo instante soluciones
^^•^ HILLENKAMP, Der Einflufi..., cit., p. 13: "Ciertamente en el que lastran a la victima. Con ello, provoca fricciones en u n a estruc-
Derecho penal alemán se parte del carácter permitido sin proble- t u r a que sólo se aprehende de modo suficiente con el doble sentido
mas de la llamada reducción teleológica, porque sólo favorece al de la imagen de Magna Charta. Esto o no se ve o se silencia, pero
autor. Sucede sólo que no se castiga lo que en si -esto es, según no debería pasar desapercibido en u n a época que ha asumido
el tenor literal- seguiría siendo punible. Se supone que esto ha de como tarea el descubrimiento de la víctima".
50 JESÚS-MARIA SILVA SÁNCHEZ
Me parece que esta idea, que, por otro lado, resulta perfectamente
^'^ Seguramente, lo mismo sucede con el contenido de las compartible, si expresa u n a tendencia de la doctrina a no ver las
reglas de imputación típica. Cfr., por citar sólo un ejemplo, GONTHER, reglas de imputación como p u r a s "reglas de garantía del autor",
H. L., "Das viktimodogmatische Prinzip a u s anderer Perspektive: sino también como "reglas de protección de la víctima".
Opferschutz statt Entkriminalisierung", en Festschrift für T. Lenckner 1'8 JEROUSCHECK, "Straftat u n d Traumatisierung. Überlegungen
zum 70. Geburtstag, München, 1998, pp. 69 y ss. Este autor, par- zu Unrecht, Schuld u n d Rehabilítierung der Strafe a u s viktimolo-
tiendo de la constatación victimológica de que hay casos en los que gischer Perspektive", JZ. 2000, pp. 185 y ss., 193 y ss.
tanto el autor como la victima contribuyen al hecho, discrepa de
"5 JEROUSCHECK, "Straftat...", cit., p. 193.
que haya de conducir sólo a la atenuación o exclusión de pena
120 Excluyéndose, salvo en ámbitos de aplicación muy subsi-
para el autor (linea seguida por la mayoría de los autores que se
diarios, "infantilizaciones" de la pena como el arresto domiciliario
habían ocupado de la llamada "victimodogmática"). Asi, propone
o la prohibición de ver la televisión, carentes de toda fuerza sim-
que el "principio victimodogmático" se utilice como vía de incre-
bólica: JEROUSCHECK, "Straftat...", cit.
mentar las penas en los casos en que el autor se aprovecha de u n a
'21 REEMTSMA, J . Ph., citado por JEROUSCHECK, "Straftat...", cit.,
determinada relación para obtener la colaboración de la víctima.
p. 194.
é.
52 JA JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
denominado "tirano doméstico" y el acoso sexual, apa- cial no halla contrapartida aceptable en la calificación
recen en primer plano de la discusión social sobre lo de ciertos riesgos como "riesgos permitidos". Y ello se
delictivo. Y la nueva política criminal intervencionista manifiesta de modo claro en u n a definición social-
y expansiva recibe la bienvenida de muchos sectores discursiva tendencialmente expansiva del ámbito de
sociales antes reticentes al Derecho penal, que ahora las conductas criminales.
la acogen en tanto que reacción contra la criminalidad
de los poderosos ^22 Pues bien, en u n momento cultu- 6. En el momento actual, en s u m a , el tema en el
ral en el que la referida criminalidad de los poderosos debate social no es la criminalidad de los desposeídos,
preside la discusión doctrinal, pero también la activi- leit-motiv de la doctrina penal durante todo el siglo XIX
dad de los Tribunales que trasciende a través de los y b u e n a parte del siglo XX, sino, sobre todo, la crimi-
mass media y, por tanto, la representación social del nalidad de los poderosos y de las empresas (crimes of
delito, es seguramente comprensible que la mayoría the poiverful -corporate and business crim.e-J. Ahora
tienda a contemiplarse a sí misma más como víctima bien, ello supone introducir u n importante error de
perspectiva sobre el que conviene alertar. En efecto,
aquí y ahora, sigue siendo posible afirmar que el 80%
122 En mi opinión, la evolución social está refutando radical- de la criminalidad (al menos, de la definida como tal y
mente la opinión de algunos autores que hablan caracterizado la perseguida) continúa manifestándose como criminali-
progresiva cristalización del Estado democrático de Derecho (frente dad de los marginados (lower class crim.e) ^'^'^, de modo
al Estado liberal o el Estado social) como u n marco de "májcimas que se corre el riesgo de tomar la parte (menor, pero
prestaciones, máxima participación y máiximas garantías" (es decir,
Estado del bienestar con Derecho penal mínimo). Más bien se pone muy difundida por los medios de comunicación) por el
de manifiesto que la pretensión de armonizar u n Estado máximo y todo. Así, la apuesta, que parece decidida, por u n a
u n Derecho penal mínimo constituye u n a contradictio in terminis. expansión del Derecho penal, que conlleve la relativiza-
Aunque sólo fuera por u n motivo: la inseguridad en cuanto a la ción de los principios de garantía y reglas de impu-
percepción de las prestaciones (en sentido amplio: comprensivas de tación en el ámbito de la criminalidad de los podero-
la ordenación del territorio, medio ambiente, consumo, orden eco-
nómico; y no sólo relativas a la cuestión de las prestaciones socia-
les -educación, sanidad, desempleo, pensiones-) provenientes di-
recta o indirectamente del Estado conduce a que se promueva la 123 PRITTWITZ, Strafrecht und Risiko..., cit., p. 318: asi, no es
instrumentalización del Derecho penal para (pretendidamente) ga- sólo que en la sociedad del riesgo se incrementen los riesgos, sino
rantizarlas. El antipático Estado-Policía se convierte en el simpá- que lo que varia sobre todo es el conocimiento y la "percepción" de
tico Estado-Providencia y la protección radical de los intereses de dichos riesgos.
las Administraciones Públicas se explica no en clave de autoritaris- ^2^ Aunque debe añadirse aquí u n importante matiz. A saber,
mo -como se hacia respecto a los códigos penales de origen el crecimiento exponencial de la criminalidad organizada que se
decimonónico- sino en clave de democracia e igualdad. Por ello, en proyecta en hechos de pequeña o mediana gravedad y cuyos inte-
realidad, parece razonable pensar que u n Derecho penal mínimo grantes son reclutados entre los "marginados" (extracomunitarios,
sólo pueda generarse en el marco de u n Estado mínimo... básicamente).
54 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ 1 LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 55
SOS ^25^ siendo criticable en si misma, puede incurrir los indicios, no va a producirse. Por el contrario, los
además en el error adicional de repercutir sobre la fenómenos referidos parecen conducir -como a n t e s
criminalidad en general, incluida la de los powerless, a p u n t á b a m o s - a u n cambio global en la representa-
en los que no parece pensarse en primera instancia a ción de la criminalidad de signo inequívocamente
la hora de proponer las reformas antigarantistas '^c. defensista. Las tesis de la corresponsabilidad social en
el delito (muy características de los años sesenta e
7. Ciertamente, no parece que vayamos a asistir a incluso setenta'27)^ que habían alcanzado ciertamente
la configuración de u n a representación social escindida excesos reprobables, en la medida en que excluían prác-
del Derecho penal, que distinguiera entre poderosos y ticamente el elemento de responsabilidad personal '^s^
marginados y mantuviera u n doble baremo. Indepen- parecen ceder el paso a otras centradas exclusivamen-
dientemente de lo rechazable de tal concepción del te en la responsabilidad personal (que se van asentan-
Derecho penal, lo cierto es que la misma, según todos do en los años ochenta y noventa) '^9. Seguramente,
ello responde a u n cambio de mentalidad que trascien-
de el ámbito de lo delictivo: en concreto, al ascenso
'25 cfr. incluso NAUCKE, Die strafjuristische Privilegierung
staatsverstárkter Kriminalitát, Frankfurt, 1996, passim, quien lo
propone a partir del Derecho natural o bien de propiciar u n a in-
terpretación "conforme a los derechos h u m a n o s " del ordenamiento '27 Cfr., por ejemplo, LODERVSSEN, "Kollektive Zurechnung -
positivo. Lo que le conduce a relativizar principios como los de individualisierende Haftung", en LODERSSEN/SACK (Hrsg.), Vom Nutzen
irretroactividad o prohibición de analogía en este ámbito. De igual und Nachteil der sozialuiissenschaften für das Strafrecht, 2,
modo, del mismo autor, "Normales Strafrecht u n d die Bestrafung Frankfurt, 1980, pp. 737 y ss., 740: "La criminalidad es u n pro-
staatsverstárkter Kriminalitát", en Festschrift für Günter Bemman, ducto social (...) y a ello no se adecúa el que para la lucha contra
Baden-Baden, 1997, pp. 75 y ss., 84-85. esta criminalidad se utilice como instrumento la responsabilidad
'26 Esto pone de relieve la "perversidad" -sit venia verbo- de individualizadora". Esta idea se halló siempre en la base de las
las tesis antigarantistas, por muy "sectorial" que sea su origen. reflexiones del círculo de los denominados "profesores alternati-
En efecto, éstas, a u n q u e se construyan pensando sólo en la cri- vos": cfr. la referencia critica de DAHRENDORF, Ley y orden (trad. L.
minalidad organizada o en la criminalidad de empresa, sobre la M. Diez-Picazo), Madrid, 1994, p. 9 1 .
base de la idea - e n si criticable- de que "los poderosos no preci- '28 En realidad, la idea viene de muy a t r á s y entronca con la
san garantías", o de que "las garantías se conformaron pensando concepción sociológica del delito y las expresiones relativas a
en un delincuente débil frente a u n Estado fuerte y no viceversa", la Kollektivschuld der Gesellschaft (Tout le monde est coupable
acaban incidiendo sobre todo el Derecho penal. Lo advierte KuNZ, excepté le criminel): ya crítico con r e s p e c t o a ello MEZGER,
Kriminologie, Bern/Stuttgart/Wien, 1994, p. 302, n° marg. 7: "In- Kriminalpolitik und ihre kriminologische Grundlagen, 3 " ed.,
crementos claros de la eficiencia en el control sólo se pueden Stuttgart, 1944, p. 2 4 8 .
alcanzar mediante un enérgico Derecho penal especial de la pues- '29 GARAPON, Juez y democracia..., cit., p . 105; HESS, "Die
ta en peligro, que corre el riesgo de desbordarse por los ámbitos Zukunft des Verbrechens", KntJ, 1998, pp. 145 y ss., 156. La
de la criminalidad tradicional y generar u n cambio esencial de llamada tercera vía parece pretender eludir ambos riesgos. Como
modelo, desde el Derecho penal del ciudadano al Derecho penal declara gráficamente el titular del Home Office y:ir\Xá.rúcQi, el laboris-
del enemigo". ta STRAW, "...el mensaje dual sobre el crimen es el núcleo que nos
Las soluciones frente a eventuales desigualdades en el trato lleva a la Tercera Vía: la derecha era d u r a con el crimen pero se
con la criminalidad no pasan, pues, por la eliminación de las ga- olvidaba de las causas, y la vieja izquiera lo era con las causas
rantías en la represión de la delincuencia de los poderosos, sino, pero no con el crimen. Nosotros combatimos el crimen pero tam-
por el contrario, por lograr que los marginados disfruten realmente bién lo que lo provoca" (en diario El Mundo, 26-IX-1999, p. 7).
-y no sólo teóricamente- de las mismas garantías que aquéllos. Cuestión distinta es que tal virtuoso punto medio se consiga.
LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 57
56 JESÜS-MARIA SILVA SÁNCHEZ
8. Probablemente, u n indicio de todo esto - a u n q u e
progresivo de u n a ética de la responsabilidad indivi-
no más que u n indicio- pueda advertirse en el cambio
dual, que habría de prevalecer sobre visiones más "co-
de perspectiva con el que parece empezar a abordarse la
lectivas" y, consiguientemente, paternalistas en lo que
hace a la relación entre los ciudadanos y el Estado criminalidad infantil y juvenil en los diversos países'^2.
(sanidad, educación, pensiones) '•^°. Pero ciertamente En efecto, a mi entender, el fundamento último de la
hay que alertar sobre el peligro de que también en esta existencia de u n a legislación penal de menores más suave
línea se incurra en excesos, olvidándose que, j u n t o al que la común se halla en la idea de que la responsabi-
elemento central de la responsabilidad individual del lidad individual por el delito cometido por el joven se ve
agente, debe considerarse también el contexto social matizada por u n a cierta corresponsabilidad social'^s.
del delito'31 _ Pues bien, la eliminación de este aspecto, o al menos su
significativa puesta en cuestión, podrían conducir a u n
replanteamiento (probablemente indeseable) del trata-
12° Esta mentalidad es, seguramente, la que de algún modo se miento más benigno de los jóvenes delincuentes. Así, las
corresponde con los segmentos sociales que se hallaban tras la propuestas de imposición de sanciones más graves a los
candidatura de Bush a la presidencia de los Estados Unidos. Cfr. jóvenes autores de hechos violentos, y en concreto de
TRUJILLO, M . , "¿El fin de la Creat SocietyT, ABC, 7-X1-2000, p. 34. rebaja de la frontera de la "mayoría de edad penal", que
'31 Por eso creo que tiene razón KLESCZEWSKI, "Auswirkungen
von U m b r u c h u n d Krise einer Bürger-Gesellschaft auf d a s permitiría imponer a tales jóvenes las sanciones del
Strafrecht -cine Hegelianische Perspektive", en ARSP Beiheft 71 Derecho penal común, se hallan cada vez más difundi-
(Rechtsphilosophie und Rechtsdogmatik in Zeiten des Umbruchs), das y encuentran acogida en todos los foros '^4.
1997, pp. 140 y ss., 152, a propósito de delitos que responden a
u n a situación de injusticia social contradictoria con los propios
principios de la sociedad en la que se produce: "Los delitos que, pasando por la atenuación de la responsabilidad en otros, h a s t a la
a u n q u e tomándose la justicia por su mano, reclaman la participa-
plena sanción en los restantes (más graves), si bien siempre acom-
ción en el bienestar general, ejecutan algo a lo que la generalidad
pañada de u n a oferta de terapia social.
constituida está obligada según s u s propios principios. Desde este
punto de vista, el hecho aparece precisamente como u n a actuación 132 QSx., por ejemplo, el informe de PIPPER, "The Crime and
de la voluntad general, para resolver esta contradicción consigo Disorder Act 1998: Child and Community 'Safety'", MLR 62, 1999,
misma. De ello resulta que la criminalidad ya no es aqui sólo u n a pp. 397 y ss.
obra con la que haya de pechar la voluntad especial del agente, '33 g u realidad, por tanto, la exención de toda responsabilidad
sino que se convierte, desde esta vertiente, en u n fenómeno que penal que el Derecho español vigente prevé para los casos de de-
genera responsabilidad social. A la vista de ello, debe relativizarse litos cometidos por menores de catorce años tiene su fundamento
el principio retributivo de modo que la atribución de u n a única en que el hecho en cuestión se le imputa totalmente a la sociedad;
culpabilidad se supere en u n a corresponsabilidad del conjunto de por eso, el mecanismo previsto para tales casos es el mismo que
la sociedad. Esto implica u n a cierta contención de la potestad el que se establece para los menores desprotegidos. Y el Derecho
sancionadora, que por u n lado se corresponde con un deber de penal de jóvenes encuentra u n importante fundamento de su exis-
tolerancia de la generalidad en cuanto a los riesgos de la reinserción tencia en la idea de u n a imputación parcial a la sociedad. Aunque
de los penados y, por otro lado, con u n deber general de ayuda, de ello, naturalmente, no implica que no se tengan en cuenta otros
apoyarlos en su resocialización. La contención de la potestad san- factores, como la mayor impulsividad del joven, su mayor labilidad
cionadora se manifiesta permanentemente en la renuncia a la dis- o, en fin, las mayores posibilidades de reinserción a través de
minución del honor que se vincula con la caracterización del con- tratamientos educativos.
denado como único culpable". En ftinción del delito que se cometa, '34 En España nos hallamos todavía en el proceso de signo
esta consideración conduciría desde la impunidad en unos casos. inverso marcado por la promulgación de la Ley de responsabilidad
58 JESÜS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 59
2. 7. El descrédito de otras instancias de protección duce, obviamente, la angustia'-'^ que corresponde al
1. Lo anterior, con todo, todavía no explicaría de esfuerzo permanente de aseguramiento fáctico de las
modo necesario la demanda de punición y la consi- propias expectativas o a la constante redefinición de
guiente expansión precisamente del Derecho penal. En las mismas. Pues bien, las sociedades modernas, en
efecto, tales datos podrían conducir ciertamente a u n a las que durante décadas se fueron demoliendo los cri-
expansión de los mecanismos de protección no jurídi- terios tradicionales de evaluación de lo bueno y lo malo,
cos, o incluso de los jurídicos, pero no necesariamente no parecen funcionar como instancias autónomas de
de los jurídico-penales. Ocurre, sin embargo, que tales moralización, de creación de u n a ética social que redun-
opciones o son inexistentes, o parecen insuficientes, o de en la protección de los bienes jurídicos ^'^''. Ello
se hallan desprestigiadas. Nos referimos a la ética social, expresa u n a situación próxima a la anomia que teori-
al Derecho civil y al Derecho administrativo. zara Durkheim.
3. La cuesHón no es tan nueva como podría pare-
2. Resulta innegable que, dejando otras considera- cer. Ya en 1930, Ortega y Gasset concluía: "Europa se
ciones al margen, las normas de la moral social -como ha quedado sin moral (...). Si dejamos a u n lado -como
normas que s o n - desempeñan u n a función de orienta- se h a hecho en este ensayo- todos los grupos que
ción, al permitir predecir en cierta medida la conducta significan supervivencias del pasado -los cristianos, los
de los demás, de modo que quepa renunciar así al
'idealistas', los viejos liberales, etc.- no se hallará entre
p e i m a n e n t e proceso de aseguramiento cognitivo'•^^.
todos los que representan la época actual u n o solo
Pero, entonces, la ausencia de u n a ética social mínima
cuya actitud ante la vida no se reduzca a creer que
hace, en efecto, imprevisible la conducta ajena y pro-
tiene todos los derechos y ninguna obligación. Es in-
diferente que se enmascare de reaccionario o de revo-
penal del menor. Pero ello no impide advertir con claridad que en lucionario: por activa o por pasiva, al cabo de u n a s u
muchos países de nuestro entorno ha comenzado precisamente la otras vueltas, su estado de ánimo consistirá, decisiva-
fase de reflujo. Probablemente no es casual en este sentido que u n mente, en ignorar toda obligación y sentirse, sin que él
conocido diario barcelonés titulara la aprobación, en su día, del mismo sospeche por qué, sujeto de ilimitados dere-
proyecto de ley penal juvenil por el Consejo de Ministros, indican-
do, con grandes caracteres: "El Gobierno rebaja la mayoría de edad chos" ^^^. Añadiendo, de modo interesante en el contex-
penal a los trece años". Por lo demás, la singularización - q u e ahora
empieza a debatirse- de los hechos de terrorismo cometidos por
menores del ámbito de la legislación penal de jóvenes pone de '36 Cfr MARINA, Crónicas..., cit., p. 106.
relieve cómo, al menos para ciertos delitos, no se está dispuesto a '37 Qfr. por ejemplo DIEZ RIPOLLÉS, "Exigencias sociales y po-
admitir la tesis de la corresponsabilidad social. En términos críti- lítica criminal," en Claves de Razón Práctica, 85, septiembre 1998,
cos frente al replanteamiento del statu quo en materia de respon- pp. 48 y ss., 48-49: "El fracaso en la consolidación de u n a moral
sabilidad penal juvenil, con importantes argumentos, HEFENDEHL, social civil y autónoma ha conducido a que las opiniones sociales,
"Táter u n d Opfer bei kindlicher Gewaltkriminalitát", JZ, 2000, pp. de modo muy extendido, equiparen los contenidos del Derecho
600 y ss. penal con los de esa moral social poco definida, y que en conse-
cuencia exijan a la política criminal que se pronuncie sobre aspec-
'35 Esto es, a la continua redefinición de las propias expecta- tos confiictivos éticos que no son propiamente de su competencia".
tivas ante cada nuevo contacto social, o tras la defraudación de 138 ORTEGA Y GASSET, "La rebelión de las masas (1930)", en
tales expectativas en el anterior contacto. Obras completas (ed. P. Garagorri), Madrid, 1988, pp. 198-199.
^
fracturas que lo desnaturalicen por completo'^^ Pues nea de pensamiento en que los sujetos pertenecientes
se d a n fenómenos (los llamados "macroproblemas": a los niveles inferiores de la sociedad también son, por
g r a n d e s c u e s t i o n e s socio-políticas) cuyo c a r á c t e r encima de otras consideraciones, titulares "reales" de
macroscópico ^^^, estructural o sistémico determina que, bienes jurídicos (individuales'55 o "difusos"); en que
a u n cuando pudiera predicarse de ellos u n a naturale- también éstos empiezan a verse a sí mismios m á s como
za globalmente "criminal", el Derecho penal no consti- víctimas potenciales que como autores potenciales. Con
tuya -ya conceptualmente- el mecanismo adecuado para ello, la alianza en su día pretendida por u n cierto miar-
u n a gestión razonable de los mismos ^^^. El debate xismo entre delincuencia y proletariado se manifiesta
acerca de la Zukunftssicherung, esto es, de la atribu- a b s u r d a ' 5 ^ . Por el contrario, desde perspectivas de
ción al Derecho penal de la responsabilidad de prote- izquierda se insiste en la necesidad de no olvidar las
ger los intereses fundamentales de las generaciones d e m a n d a s de mayor protección (y, en todo caso, de no
futuras sobre la tierra, es u n ejemplo suficientemente deslegitimación de la protección existente) que surgen
ilustrativo al respecto '^•*. Pero pueden mencionarse desde estos sectores.
otros que ponen de relieve cómo, en general, se trata
de desviar al Derecho penal las grandes cuestiones del
funcionamiento de la comunidad como tal, cuestiones
que hoy por hoy ni las instituciones políticas ni los '55 Resulta muy significativa la famosa frase del criminólogo
g m p o s sociales son capaces de resolver. británico YOUNG: "GO and tell a worker robbed of his weeks wages
or a raped woman that crime does not existí". Sobre ello. SILVA
SÁNCHEZ, Aproximación al Derecho penal contemporáneo, Barcelona,
1992, pp. 23 y ss.
2.8. Los gestores "atípicos" de la moral (atypische '56 Se habia llegado a señalar que "la lucha de clases entre los
Moralunternehmer) que poseen y controlan los medios de producción y distribución y
los que carecen de ellos (es) la fuente de todo delito en las socie-
1. Además de los factores anteriores, no puede per- dades capitalistas". Cfr. la, por lo demás, muy instructiva descrip-
derse de vista tampoco el giro de, al menos, b u e n a ción histórica del significado de la criminología radical y de los
parte de la criminología de izquierda. En efecto, a partir Critical Legal Studies &r\ CARDARELLI/HICKS, "Radicalism in Law and
de u n determinado momento se repara desde esta lí- Criminology: a retrospective View of Critical Legal Studies and
Radical Criminology", en The Journal of Criminal Law & Criminology,
84, 1993, N° 3, pp. 502 y ss., 519. Muy expresiva de la crisis de
la denominada "criminología critica" desde finales de los años ochen-
'51 Cfr. DAHRENDORF, Ley y orden, pp. 95 y ss., 104: "Una ta, es la relación de VAN SWAANINGEN/TAYLOR, "Rethinking critical
sociedad sin ligaduras es u n a sociedad que se enfrenta a la alter- criminology. A panel discussion", en Crime, Law & Social Change
nativa entre Anomia o el poder frío. Y, por supuesto, ésta no es u n a 21 (1994), pp. 183 y ss. En especial, resulta significativa la mani-
alternativa, pues ambas se alimentan reciprocamente". festación que recogen de J o h n Lea: "What is left for the Left is to
152 PALIERO, "L'autunno...", p. 1238. take rights seriously. This also implies, according to Lea, taking
'53 Esta cuestión constituye el leit-motiv de la Abschiedsuor- crime seriously. especially if crime is to be defined as the violation
lesung de Detleu Kraufi, Gift im Strafrecht, en la Humboldt-Universitát of human rights" [p. 185). La extracción de nuevas consecuencias
de Berlin, 1999. de la concepción del delito como "violación de derechos h u m a n o s "
'54 Cfr. el trabajo que, bajo este título, publicara STRATENWERTH, (por lo demás ya presente en estas corrientes: CARDARELLI/HICKS.
"Zukunftssicherung durch Strafrecht?", ZStW, 105 (1993), pp. 679 "Radicalism...", cít.. p. 513) me parece u n cambio radical de esta
y ss. linea de pensamiento. .^.j
66 .'''^JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 67
2. Sin embargo, las cosas no se h a n detenido en to, no parece prestarse demasiada atención al hecho de
este punto, sino que h a n ido m á s allá. Es en este que tales demandas de criminalización, por cierto en
contexto en el que ha adquirido todo su sentido la buena medida atendidas, resulten inadecuadas, vulnera-
referencia a la existencia de atypische Moralunternehmer, toñas de principios generales del Derecho penal (así, las
expresión con la que se designa a algunos nuevos que se refieren a la criminalización de la p u r a expresión
gestores de la moral colectiva (y del recurso al Derecho de ideas) o incluso contraproducentes '^^. Es significati-
penal, en lo que aquí especialmente interesa). Si tales vo que se s u b r a y e incluso la contribución que la
"gestores" habían venido siendo tradicionalmente de- criminología crítica -antes abanderada del abolicionismo-
terminados estamentos burgueses-conservadores, hoy ha prestado a los nuevos procesos de criminalización '^°.
adquieren tanta o m á s relevancia en tal papel las aso-
ciaciones ecologistas, feministas '•''^, de consumidores, 3. El giro h a sido tal que quienes en su día repu-
de vecinos (contra los pequeños traficantes de drogas),' diaban el Derecho penal como brazo armado de las
pacifistas (contra la propagación de ideologías violen- clases poderosas contra las "subalternas" ahora recla-
tas), antidiscriminatorias (contra ideologías racistas o man precisamente más Derecho penal contra las clases
sexistas, por ejemplo), o, en general, las organizaciones poderosas. Se produce, según se h a dicho, u n fenóme-
no gubernamentales que protestan contra la vulnera- no de fascinación de diversas organizaciones sociales
ción de derechos humanos en otras partes del mundo. por el Derecho penal, fascinación de la que carecen
Todas ellas encabezan la tendencia hacia u n a progresi- todos s u s equivalentes funcionales'^^ Así, "ya no está
va ampliación del Derecho penal en orden a la creciente
protección de s u s respectivos intereses '^^. En este p u n -
cit., pp. 170 y ss., aludiendo a la aparición de an increased belief
in penalty, pp. 238-239: "a common orientation towards social
157 cfr., sin embargo, LARRAURI, en LARRAURI/VARONA, Violencia defence, an alleged 'need' to correct the misguided phUanthropy of
doméstica y legitima defensa, Barcelona, 1995, pp. 11-12, 145 y preceding decades, an authoritatian populism about law and order
ss., 175, planteando la compatibilidad de abolicionismo y feminis- in the mass media and in politics..."; asimismo, PALIERO, RIDPP,
mo, así como criticando las tesis de SCHEERER. 1992, pp. 875-876, 880, 882 y ss.
'58 Es imprescindible citar aquí los trabajos de SCHEERER, "Neue '59 Cfr. DíEZ RiPOLLÉs, "Exigencias sociales...", cit., p. 5 1 : "asi
soziale Bewegungen und Strafrecht", KritJ, 1985, pp. 245 y ss.; del ocurre con el nuevo delito de acoso sexual, banderín de enganche
mismo autor, "Atypische Moralunternehmer, Kritische Kriminologie de los partidos políticos para el feminismo y que ha logrado que
heute," KrimJl, Beiheft, 1986, pp. 133 y ss; también GONTHER, K., actualmente las amenazas condicionadas a la realización de u n
"Natürlich sind wir für die Abschaffung des Strafrechts ISind wir es comportamiento sexual reciban u n tratamiento privilegiado frente
wírklich?", en GAMM/KIMMERLE (Hrsg.), Vorschrift und Autonomie. a las restantes...".
Zur Zivilísationsgeschichte der Moral Tübingen, 1989, pp. 41 y ss., 160 VAN SWAANINGEN, Critical Criminology..., cit., p . 2 4 1 :
42, 46-47; LODERSSEN, Die Krise des óffentlichen Strafanspruchs, "...critical criminologists sensitised new criminological themes: from
Frankfurt, 1989, p. 2 1 , sobre la idea de cómo los nuevos movi- sexual and family violence, corporate and environmental crime, to
mientos sociales pretenden servirse del Derecho penal como medio violations of human rights and other crimes of the state".
p a r a la c o n s e c u c i ó n de s u s fines; H E S S , "Kriminologen ais ' ^ ' GONTHER, K . , en Vorschrift und Autonomie, p. 48. La SAP
Moralunternehmer", en BOLUNGER/LAUTMANN (Hrsg.), Vom Guten, das Sevilla (secc. 4") de 12 de julio de 1993, ponente De Paúl Velasco,
noch stets das Bóse schafft, Kriminalwissenschaftliche Essays zu a propósito de su resolución absolutoria en el procedimiento por
Ehren von Herbert Jáger, Frankfurt, 1993, pp. 329 y ss. Cfr., por lo delito ecológico conocido como "caso Doñana", lo expresaba en
demás, la descripción de VAN SWAANINGEN, Critical Criminology..., estos términos: "La emergencia de nuevos bienes jurídicos de titu-
68 JESÜS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 69
en primer plano la negativa a las estructuras de poder, 2.9. La actitud de la izquierda política: la política
sino la intervención en ellas. El rechazo de los medios criminal socialdemócrata en Europa
de poder cede ante la voluntad de servirse de ellos en
el propio interés" ^^^. 1. La tendencia a la que se acaba de hacer referen-
O, como de modo más preciso señala Lüderssen, cia tiene manifestaciones directas en la política coti-
"aproximadamente los mismos grupos políticos por u n diana. En efecto, lo propio del modelo preexistente (esto
lado -directamente o remitiéndose a la correspondien- es, del debate en torno a la ideología de ley y orden)
te tradición- no se c a n s a n de afirmar la inutilidad y era que los partidos y grupos vulgarmente calificados
dañosidad de la coacción estatal a través de la p e n a como "de derechas" asumieran la tesis del incremento
(o del Derecho penal), pero, por otro lado, pretenden de la seguridad a través de u n a mayor presión puni-
utilizar el Derecho penal para el logro de s u s fines tiva, mientras que los partidos y organizaciones "de
emancipatorios" '^•^. Sobre este extremo, muy importaji- izquierdas" defendían aparentemente la postura con-
te, será preciso efectuar alguna consideración en las traria: la de la disminución de la presión punitiva. Así,
próximas páginas. el cambio fundamental se produce cuando la socialde-
mocracia europea p a s a a asumir, en su totalidad, el
discurso de la seguridad. Uno de los eslóganes más
laridad colectiva, la aparición de medios de ataque distintos a los populares en el congreso del Labour Party británico de
tradicionales, e incluso la deseable fuerza adquirida por determina- septiembre de 1997 fue precisamente éste: Tough on
dos movimientos sociales emancipatorios, provocan u n a especie de crime, tough on the causes of crime^^'^. La idea rectora
entusiasmo punitivo en importantes sectores de la opinión pública, de la p r o p u e s t a resulta b a s t a n t e coherente con lo
y aun en conspicuos operadores jurídicos, que parecen propugnar,
en vez del benemérito principio de intervención minima, otro de anterior: debe hacerse hincapié en la seguridad a tra-
intervención máximcf. La bastardilla es mía. vés del Derecho penal, pues ésta favorece ante todo a
^^2 SCHEERER, "Atypische...", cit., pp. 139, 144. los más débiles; ciertamente -se manifiesta-, mientras
^^^ LÜDERSSEN, "Neuere Tendenzen der deutschen Kriminal- los ricos habitan en barrios tranquilos con seguridad
politik", en ESER/CORNILS (Hrsg.), Neuere Tendenzen der Krimi- privada, la delincuencia callejera amenaza sobre todo
nalpolitik, Freiburg, 1987, pp. 161 y ss., 165. Cfr., en el mismo
sentido, SÁEZ VALCÁRCEL, "El nuevo código: maximalismo penal", JD
a la gente modesta que vive en los barrios más peligro-
26, julio 1996, pp. 3 y ss., 5: "Esa paradoja política, movimientos sos. Esa idea de seguridad (lo que podríamos denomi-
alternativos que vinieron a confiar en el sistema penal y a propiciar ^
su expansión, fue posible entre nosotros por el nuevo escenario
que creó el ascenso de los partidos socialistas al poder en los esta lucha contra las instituciones, que sin embargo h a cambiado
países de la Europa del sur, y la apuesta por afirmar o imponer en que esos militantes asociativos utilizan ahora la institución
esos valores éticos desde arriba (...)"; "(...) quienes antes luchaban • judicial para lograr s u s fines. Esta inversión de los lugares es
por la restricción del sistema ahora promueven la criminalización \ particularmente perturbadora, al compartir los militantes de la
de nuevas conductas, alejándose de programas más respetuosos izquierda tradicional, espontáneamente, estas c a u s a s sin compren-
con los derechos humanos, como los que propugnaban la interven- der que justifican u n incremento de la represión".
ción minima"; GARAPON, Juez y democracia.... cit., p. 97; "Por u n a 16^ Expresando asi los dos aspectos de la cuestión (el delito en
curiosa inversión, estos nuevos acusadores han salido a menudo sí como acto de libertad; y las causas sociales del delito) que pre-
de medios de la extrema izquierda, es decir de aquellos que a u n tende abordar la propuesta de la llamada "tercera vía". Cfr. su base
ayer iban a derribo contra toda forma de censura burguesa. Se en el texto Safer communities, safer Britain, Labour's propasáis for
comprende con facilidad que la extrema izquierda se encuentre en tough action on crime, Labour Party, London, 1995.
70 JESÜS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 71
nar "ideología de la ley y el orden en versión de iz- ante la imposibilidad de identificar u n discurso que
quierda") fue asumida en su día expresamente ante permita calificarse, al menos, como liberal. La nota
los medios de comunicación tanto por el entonces que distinguía las opciones en liza, no era que u n a s
ministro del interior del gobierno socialista francés, defendieran la intervención punitiva y otras se mostra-
Chevénement, como por el ministro de interior y j u s - ran m á s propicias a su restricción, sino la diversa
ticia británico, el laborista Straw "^s, quien, denuncian- naturaleza de los comportamientos que pretendían
do el "relativismo moral" y la "cultura de la indulgen- castigar.
cia", se declaraba, por ejemplo, partidario de la "tole- Aquellos incidieron en los valores tradicionales, ya
rancia cero" frente a la delincuencia juvenil '^^. En representados con exceso en el Código Penal, mientras
realidad, en el ámbito del Derecho penal de Inglaterra que las izquierdas intentaron criminalizar ofensas a
y Gales, la tendencia es m u y claramente perceptible y los valores colectivos que estuvieron en ascenso du-
no precisamente reciente. El lector escéptieo puede rante la década de los ochenta: los derechos de los
acudir a comparar el tenor de la Criminal Justice Act trabajadores y de las mujeres, la protección del medio
de 1991, con la Crim.inal Justice and Public Order ambiente, los intereses de las minorías, la discrimina-
Act de 1994 '^^. Lo llamativo es que el partido laborista ción, el racismo y los delitos de cuello blanco. Pero, su
prosiguiera la línea que habían establecido previamen- espacio de debate es el mismo. Ninguna de esas opcio-
te los conservadores.
nes puso en cuestión la prisión ni la inflación del
derecho penal" ^'^^.
2. Para el caso español, y ciñéndonos al Código
Penal de 1995, son reveladoras las palabras de Sáez 3. No es fácil aventurar explicaciones profundas
Valcárcel; sobre la evolución de la izquierda parlamentaria en
"(...) cuando u n o se enfrenta al código penal desde materia de política criminal. Con todo, y dejando al
la perspectiva de los m.ateriales legislativos previos, el margen argumentos populistas de puro carácter elec-
proyecto del Gobierno, las enmiendas elaboradas por toralista '^^, sí podría aludirse a u n a cierta esquizofrenia
los grupos parlamentarios y las intervenciones de s u s (o, m á s suavemente, ambivalencia) en su relación con
portavoces en la Comisión de Justicia, se sorprende el Derecho penal, que probablemente procede de antes
del movimiento del uso alternativo delDerecho^'"^, pero
que se teoriza en el marco de éste. En efecto, en dicha todos los puntos de vista la intervención -lo m á s a m -
corriente de política jurídica, que tuvo su momento plia posible- del Derecho penal'^^
culminante en los primeros años setenta, se sostenían
simultáneamente dos discursos que, regidos segura- 4. Pues bien, llegados aqui, es posible retomar el
mente por u n leit-motiv de estricta "lucha de clases", discurso desarrollado m á s arriba sobre la criminalidad
revelaban u n doble baremo a la hora de valorar la de los poderosos para constatar cómo la introducción
intervención del Derecho penal. Por u n lado, se negaba en este punto de reformas contrarias a las garantías
legitimidad tout court al Derecho penal, partiendo de la tradicionales del Derecho penal r e d u n d a en s u propia
corresponsabilidad social en la génesis del delito y de extensión a todo el conjunto del ordenamiento p u -
la radical inutilidad del mismo para obtener s u s s u - nitivo. Sólo u n a firme persistencia en la necesidad de
p u e s t a s finalidades en u n a sociedad escindida. Sin mantener escrupulosamente las garantías político-cri-
embargo, por otro lado, y simultáneamente, se propug- minales del Estado de Derecho '^-^ y las reglas clásicas
n a b a el recurso al Derecho penal como mecanismo de de imputación también en la lucha contra la "antipá-
transformación de la sociedad y de intervención contra tica" o incluso "odiosa" macrocriminalidad podría evi-
quienes obstaculizaban el progreso de la misma hacia tar u n o de los elementos determinantes en mayor
formas m á s avanzadas e igualitarias de convivencia medida de la "expansión" del Derecho penal. Pero no
democrática''^^ Este modelo abonaba u n a utilización parece que la tendencia apunte en tal sentido. Y pro-
selectiva -y, además, antigarantista- de los instruinen- bablemente no sea ocioso expresar aquí que las divi-
tos punitivos en términos opuestos a los seguidos por siones que, en este punto, se registran en el seno de
el Derecho penal convencional. Si a este último se le la propia doctrina jurídico-penal resultan sorprendente-
imputaba el incidir únicamente sobre los powerless y mente profundas. Pues ya proliferan las voces de quie-
dejar de lado a los poderosos, se trataba entonces de nes admiten la necesidad de modificar, al menos en
modificar su orientación de modo que no incidiera sobre ciertos casos, las "reglas del juego". En ello influye, sin
los marginados (para los que lo procedente sería el duda, la constatación de la limitada capacidad del
recurso a la política social) y si en cambio sobre los Derecho penal clásico de base liberal (con s u s princi-
powerful. En este último ámbito se justificaría desde pios de taxatividad, imputación individual, presunción
como mecanismo de gestión eficiente de determinados otras perspectivas ^^°. Se critica el Derecho penal pú-
problemas, sin conexión alguna con valores. blico y su aplicación procesal-jurisdiccional al modo
clásico como excesivamente suave o, aquí, excesiva-
3. Seguramente no está de más mencionar, en este mente severo: en todo caso, ineficiente. Obsérvese
punto, el desarrollo de ciertas modalidades de sobre- cómo, en fin, lo que se pretende es eludir los estre-
seimiento condicionado. Así, por ejemplo, las que die- chos corsés de los principios de igualdad y generali-
ron lugar en s u día al archivo del procedimiento zación p a r a implantar u n a justicia del cadí, que dé a
Contergan en Alemania, después de que la empresa cada s u p u e s t o la solución que "sea precisa", sin vin-
se mostrara dispuesta a crear u n a fundación para los culaciones e x t e r n a s ' ^ ' .
niños afectados por la talidomida. En el marco del Consideraciones de ineficiencia son también las que
§ 153 a StPO se h a archivado también el procedimien- conducen a algunos a propugnar prisiones privadas y
to del producto protector de la madera (Hol^schutzmittel), a. policías privadas^^'^. Las divergencias ideológicas de
después de que la empresa se mostrara dispuesta, en quienes realizan u n a s y otras propuestas desformali-
favor de s u s empleados imputados, a constituir u n a
zadoras o privatizadoras no obstan a que todas ellas
cátedra de química medioambiental en la Universidad
tengan u n a raíz común: la desconfianza frente a lo
de Giefien. Obsérvese cómo en estos casos la negocia-
ción con la empresa sustituye a la cuestión de la cons- público y lo formalizado y la consiguiente deslegiti-
tatación y compensación de la culpabilidad de los mación de ello.
empleados '^s.
'^0 Cfr. NAUCKE, "Schwerpunktverlagerungen im Strafrecht",
KrítV, 1993-2, pp. 135 y ss., 139 y ss. Ciertas referencias en VAN
4. Paradójicamente, este elemento de desprecio por SWAANINGEN, Critical Criminology..., cit., pp. 239, 250-251.
la forma y por el fondo, que se manifiesta de modo ^®^ Sin embargo, sólo el proceso formal puede asemejarse -por
muy remotamente que s e a - a u n a comunidad ideal de diálogo, en
significativo en la demanda de instrumentos expeditivos la que las partes se esfuercen por la b ú s q u e d a de la validez me-
para la lucha contra la criminalidad de los poderosos, diante la exposición racional de argumentos. Las soluciones infor-
a p a r e c e i g u a l m e n t e en el seno de c o n c e p c i o n e s males se presentan a si mismas como expresión de u n a "justicia
pretendidamente conducentes a la erradicación o al negociada". Pero, como manifiesta MARINA, Crónicas..., cit., pp. 167-
168, "La negociación es u n a variedad del trato. En ella nadie quiere
menos a la limitación de los efectos nocivos del Derecho encontrar la validez ni la justificación racional, sino el triunfo.
y el proceso penal. Me refiero, entre otros fenómenos Cualquiera que haya estudiado las técnicas de la negociación sabe
análogos, a las propuestas de privatización de los "con- que la primera regla es: 'Procura tener u n a posición fuerte cuando
flictos que llamamos delitos" a través de la mediación, empiezas a negociar"'.
como manifestación de u n a justicia dulce^^'^. En este '^2 Cfr. en España, con amplias referencias bibliográficas, sobre
todo al ámbito anglosajón, SANZ DELGADO, Las prisiones privadas:
punto se halla u n sorprendente enlace entre u n a s y La pariicipación privada en la ejecución penitenciaria, Madrid, 2000.
Ya antes, las referencias de DEL ROSAL BLASCO, "Las prisiones pri-
vadas: u n nuevo modelo en u n a nueva concepción sobre la ejecu-
1^^ Cfr. la referencia al problema de KRAUSS, Gift im Strafrecht, ción penal", ADPCP, 1990, pp. 557 y ss.; LARRAURI PUOAN, "Intro-
Berlin, 1999, pp. 8 y ss., 10. ducción al debate de la privatización del sistema penal: la policía
'^9 Muy significativo, BoNAFÉ-ScHMirr, La médiation: unejustice privada", en Estudios penales y criminológicos XIV, Santiago de
douce, Paris, 1992, passim.
Compostela, 1991, pp. 177 y ss.
JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 79
78
5. La privatización y la desformalización son, por lo to preventivo de la ignorancia), según la t a n t a s veces
demás, u n a consecuencia seguramente ineludible de la citada obra de Popitz '*^'^, es u n a convicción bastante
expansión. En efecto, si el sistema del Derecho penal general la de que b u e n a parte de la eficacia preventiva
(en concreto, el sistema penitenciario, pero también del Derecho penal se asienta en el desconocimiento por
otros aspectos de aquél) crece, y el sector público - q u e parte de la sociedad de los concretos mecanismos a
adicionalmente se halla en retroceso- no alcanza para través de los cuales el Estado reacciona contra el de-
afrontar s u gestión, entonces parece ineludible el re- lito. Si, por el contrario, se conociera al detalle el modo
curso a instancias privadas '^^ EHQ ge halla sin d u d a selectivo en que en definitiva se persigue el delito, las
en la misma línea que el recurso cada vez m á s fre- limitaciones del enjuiciamiento, o el modo de ejecución
cuente a criterios informales o, al menos, de opor- de las sanciones, las cosas podrían ser muy diferentes.
tunidad para tratar de hacer frente al colapso de los Puede, pues, afirmarse que el modelo público de Dere-
tribunales penales '^'^ en sociedades como las n u e s - cho penal se encuentra probablemente - y además, debe
tras, de-moralizadas al tiempo que "judicializadas". estarlo siempre para conseguir aproximarse al ideal de
Sólo q u e todo ello conduce a u n vaciamiento del reducción máxima de la violencia social global- en el
Derecho del contenido q u e le es propio (de s u preten- límite de s u eficacia preventivo-integradora'^'^. Pues
sión de validez), reduciéndolo a u n a p u r a facticidad bien, mi opinión es que logrará mantener tal eficacia
administrativa-ejecutiva. precisamente en tanto en cuanto se mantenga público,
formalizado, en la medida en que el poder judicial
mantenga u n a distancia respecto a las tensiones so-
6. Los fenómenos de desformalización y privatización ciales, en tanto se respete u n conjunto de principios
se h a n criticado clásicamente desde la perspectiva de generales que lo alejen de u n a aplicación arbitraria. De
la disminución de garantías tjue pueden conllevar. Así, lo contrario, el mantenimiento de la misma -como es
se alude a los déficits de legalidad o de imparcialidad sabido, modesta, relativa, pero innegable- capacidad
que generan, para oponerse a quienes los defienden preventiva del sistema exigirá reacciones fácticamente
desde perspectivas de eficiencia en la gestión de los mucho m á s severas. Probablemente es ocioso a p u n t a r
problemas. Suscribiendo plenamente esta línea'^^, de- que la evolución de los acontecimientos nos está con-
searía aludir de modo adicional a la cuestión desde la duciendo de modo decidido a esto segundo.
perspectiva de la propia capacidad preventiva del sis-
tema. A partir de la aceptación de la existencia de u n a
práventive Wirkung des Nichtwissens (esto es, del efec- 7. Suscribo la tesis que sostiene que b u e n a parte
de la dimensión preventiva del Derecho penal radica
1^3 cfr. SANZ DELGADO, "Las prisiones privadas...", cit., pp. 147
y ss.
186 POPITZ, Über die Práuentivwirkung des Nichtwissens.
IS"* Cfr. LUDWIG-MAYERHOFER, Das Strafrecht im Zeitalter seiner
Dunkelziffer, Norm und Strafe, Tübingen, 1968, passim.
administrativen Rationalisierung. Kritik der informalen Justiz,
Frankfurt/New York, 1998. 1^'^ El reto del Derecho penal es, precisamente, situarse en el
límite de coacción-estatal-formal mínimamente necesario para con-
• ^^5 A la que habría que añadir la pérdida, ya aludida, de la
tener razonablemente la violencia social informal (expresada en
fundamental vinculación del Derecho penal con consideraciones de
verdad y de justicia. delitos y en reacciones informales a los mismos).
80 JESÜS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL
81
en su significado comunicativo ^^*. Pues bien, en con-
textos en los que la certeza y la propia severidad del del Otro, de la democracia por u n a parte y por otra del
castigo pueden hallarse en tela de juicio, la dimensión marco para el debate.
pública del Derecho penal, la sacralidad que se le aso- Este espacio vacío de la sala de audiencias mani-
cia, la distancia que generan las formas rígidas (lengua- fiesta la distancia fundadora tanto del sujeto como de
je, vestuario, escenario) con respecto a la cotidianeidad la comunidad política. La función política del espacio
constituyen u n importante factor de prevención. En judicial es instaurar u n a distancia entre dentro y fue-
concreto, u n factor que permite el mantenimiento de ra, entre lo privado y lo público, entre el sujeto de
los niveles tanto de prevención disuasoria, como de carne y hueso y el sujeto de derecho" '^°.
contención de reacciones informales como, en fin, de Ello es, a mi entender, desde luego positivo. Su
prevención de integración, sin necesidad de auraientar rechazo, por contra, u n elemento potenciador de la
el sufrimiento efectivo de los sujetos afectados por la expansión de las reacciones punitivas. En efecto, en
intervención del Derecho penal i^^. tanto en cuanto se reaccione contra el delito de modo
impecablemente formal, será posible ir reduciendo pro-
gresivamente el contenido de la reacción en sí; ello,
8. Se h a afirmado que: "El m u n d o judicial es u n h a s t a el día, en u n futuro lejano, en que la p u r a
m u n d o frío, solemne y apartado de la vida cotidiana. forma, la mera declaración simbólica de la comisión
La comunicación en él es la contraria de la de los de u n hecho delictivo, s u r t a el efecto preventivo per-
medios. Las partes están lejos del juez y h a n de hablar seguido 15'.
en público en u n lugar impresionante. La comunica-
cióri del proceso es frustrante: todo en él es formal y Porque, como se h a dicho, "antes incluso de su
por tanto artificial. Parece estar en las antípodas de la función de autorizar la violencia legítima, la justicia es
actual ideología de u n a comunicación directa, instau- u n a palabra, y el juicio es u n decir público (...) el
radora de u n a especie de comunión efusiva. La artifi- momento del juicio se basta a sí mismo para vincular
cialidad de la audiencia es, sin embargo, condición de y permitir que la vida continúe. Cuanto más de cerca
la verdad convencional de la democracia. Las formas afecta el crimen al orden simbólico, más esencial será
del proceso parecen insuperables, como escenografía ese decir" '^^
3.J. Introducción
1. Los aspectos comentados h a s t a aquí sufren u n
espectacular impulso debido a dos fenómenos que se
m u e s t r a n como típicos de las sociedades postindus-
triales: la globalización económica y la integración
supranacional. En efecto, las peculiares exigencias de
la reacción jurídico-penal a la delincuencia propia de
u n o y otro m a r c o p a r e c e n c a p a c e s de a c e n t u a r
sustancialmente las tendencias, que, comio se dijo, se
hallan patentes en los ordenamientos jurídicos nacio-
^^•^ Cfr., para el caso de la privatización de las prisiones, SANZ nales, hacia u n a demolición del edificio conceptual de
DELGADO, "Las prisiones privadas...", cit., p. 285. la teoría del delito, así como del constituido por las
1^'* De ahi que deba contemplarse, de nuevo -y por otro garantías formales y materiales del Derecho penal -y
motivo- como muy negativa la profunda injerencia de los medios
de comunicación en las cuestiones de aplicación de la justicia. del Derecho procesal penal- '^^
"Los medios-escribe GARAPON, Juez y democracia..., cit., p. 8 1 - ,
descalifican las mediaciones ihstitucionales de dos maneras en 2. Mi pronóstico es, en efecto, que el Derecho penal
apariencia opuestas: con una desconfianza sistemática o, por el
contrario, manteniendo con ellas una peligrosa proximidad. Estos
de la globalización económica y de la integración
dos mecanismos proceden en realidad de una misma disfunción. supranacional será u n Derecho desde luego crecien-
Se trate de la sospecha o de la fusión, lo que se plantea en cada temente unificado '^^, pero también menos garantista,
caso es una perturbación de la distancia" (XSL cursiva es mia). Asi,
la televisión provoca que "todo queda desacralizado menos ella, que
se presenta, por el contrario, como el nuevo demiurgo" (p. 91).
Ello supone, por lo demás, u n a errónea concepción de la de- ^^^ Cfr. DANNECKER, "Strafrecht in der Europáischen Gemein-
mocracia: pues en la democracia la transparencia no es de los schaft", JZ, 1996, pp. 869 y ss., 8 7 1 , 8 7 3 .
hombres, sino de los procedimientos (p. 83). 1^^ En este sentido, RoxiN, en Dogmática penal..., cit., p. 446.
JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 85
84
en el que se flexibilizarán las reglas de imputación '^'^ Derecho, impotentes en la lucha de los ordenamientos
y en el que se relativizarán las garantías político-crimi- nacionales contra la criminalidad transnacional. Por
nales, sustantivas y procesales. En este punto, por ello, no se trata aquí en primera instancia de discutir
tanto, el Derecho penal de la globalización no hará más las condiciones de posibilidad de u n a ciencia supra-
que acentuar la tendencia que ya se percibe en las nacional del Derecho penal, cuanto de construir con-
legislaciones nacionales, de modo especial en las últi- cretas respuestas jurídico-penales supranacionales. A
mas leyes en materia de lucha contra la criminalidad la ciencia se le pide simplemente disponer las bases de
económica, la criminalidad organizada y la corrupción ^^^. tales respuestas. Pues bien, esta situación es esencial-
mente incompatible con la preocupación sistemática y,
3. Esta hipótesis se b a s a en algunas constataciones en particular, con el manejo de u n sistema -como el de
básicas. Por u n lado, la globalización dirige al Derecho la teoría del delito- al que la vocación distintiva y
penal d e m a n d a s fundamentalmente prácticas, en el garantista ha hecho significativamente complejo 2°'.
sentido de u n abordaje más eficaz de la criminalidad '^^.
Expresado de otro modo, en este punto la reflexión 4. En segundo lugar, la delincuencia de la globaliza-
científica no surge como producto de u n a aspiración ción es económica, en sentido amplio (o, en todo caso,
intelectual de unidad o de perfección teórica 2°°. Más lucrativa, a u n q u e se pongan en peligro otros bienes
bien, se trata de responder a exigencias del poder jurídicos) 202 Ello significa que la reflexión jurídico-penal
político o de las instancias de aplicación judicial del tiene, por primera vez, como objeto esencial de estudio
delitos claramente diversos del paradigma clásico (el
homicidio o la delincuencia patrimonial tradicional). Se
'^^ En contra, TIEDEMANN, "Der Allgemeine Teil des Strafrechts trata de delitos calificados criminológicamente como
im Lichte der europáischen Rechtsvergleichung", en Festschrift für
T. Lenckner zum 70. Geburt:stag, München, 1998, pp. 411 y ss.,
433-434, quien sostiene que la integración ha de conducir a la
limitación de la punibilidad que se deriva de las construcciones de 20^ Aludiendo, por ejemplo, a la construcción alemana de las
la Parte General de raigambre alemana. categorías del injusto y de la culpabilidad, PERRON, "Hat die
'^^ De acuerdo con esta valoración, ARZT, "Wissenschaftsbedarf deutsche...", cit., p. 235, a u n q u e insistiendo en la necesidad de
nach dem 6", StrRG, ZStW \\\ (1999), pp. 758 y ss., 766 y ss. esta diferenciación en el plano supranacional, dada la importancia
'^^ Asi, expresamente, para la política criminal de la Unión del manejo del concepto del hecho antijurídico no culpable (pp.
Europea, VOGEL, "Wege zu europáisch-einheitlichen Regelungen im 241, 242), frente a lo que ocurre, por ejemplo, en Inglaterra. En
Allgemeinen Teil des Strafrechts", JZ, 1995, pp. 331 y ss., 336; cambio, TIEDEMANN, "Der Allgemeine...", cit., pp. 423-424, señala
también, DANNECKER, "Strafrecht...", cit., p. 8 7 3 . que la distinción entre antijuricidad y culpabilidad es innecesaria
'^^'^ A propósito del Derecho penal de la integración europea, para la formulación de reglas y, para la simplificación del Derecho
lo señala con claridad PE^RON, "Hat die deutsche Straftatsystematik desde perspectivas procésales-prácticas (teniendo en cuenta, ade-
eine europáische Zukunft?", en Festschrift für T. Lenckner zum 70. más, el sistema de jurado), perfectamente prescindible.
Geburtstag, München, 1998, pp. 227 y ss., 246: "Motor der 2'32 £f[ ggfg sentido, para el Derecho penal de la unificación
europáischen Rechtseinheit ist nicht die romantische Rückbesinnung europea, PALIERO, "Grunderfordernisse des Allgemeinen Teils für
auf das gemeinsame Kulturgut, sondern die Einsicht in die ein europáisches Sanktionenrecht. Landesbericht Italien", ZStWWO
Notuiendigkeiten der Globalisierung der Wirtschaft"; "Die (1998), pp. 417 y ss., 420. Sobre otros aspectos de la globalización
Anforderungen an das europáische Strafrecht sind daher eminent y la delincuencia, en particular los flujos migratorios, HESS, "Die
praktischer Natur". Zukunft des Verbrechens", KritJ 1998, pp. 145 y ss.
86 JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ /.( LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 87
cñmes of the powerful; de delitos que tienen u n a regu- el inevitable carácter selectivo de la represión) se vea
lación legal insuficientemente asentada; y de delitos cuya compensada con u n a mayor seuerity de la misma (esto
dogmática se halla parcialmente pendiente de elabora- es, con u n reforzamiento de los aspectos simbólicos
ción. Todo lo cual ha de redundar en u n a configuración de la sanción).
de los mismos sobre bases significativamente diversas
de las del Derecho penal clásico (de la delincuencia 6. Por fin, en cuarto lugar, en la respuesta a la
pasional o de los crimes of the powerless). delincuencia transnacional no parece posible que el
Derecho penal de la globalización prescinda de la tra-
5. En tercer lugar, la exigencia de dar r e s p u e s t a a dición juridico-penal anglosajona (del common lau)^,
la globalización y su delincuencia se concibe, en ge- significativamente distinta de la continental europea ^o^.
neral, en términos punitivistas, esto es, de evitación En efecto, en el Derecho penal de la integración euro-
de hipotéticas lagunas, así como de rearme jurídico- pea parece impensable u n a imposición lineal de la tra-
penal frente a modelos de delincuencia que crean u n a dición jurídica alemana que nos resulta más próxima,
fuerte sensación de inseguridad no sólo a los indivi- ignorando las perspectivas británicas (y también las
duos 2°-', sino también -y de modo muy especial- a los francesas) 2°^. En u n a respuesta global a la delincuen-
propios Estados. Si a esto se a ñ a d e el evidente déficit cia mundial, parece asimismo imposible prescindir de
de ejecución (Vollzugsdefizit) de la normativa penal en los países anglófonos y, por tanto, de su Derecho ^°^.
estos ámbitos, d a d a la magnitud de la tarea a s u m i d a ,
parece razonable pensar en que la menor certainty de 7. Si este elemento se superpone a los anteriores,
la consecuencia jurídico-penal (o, en otras p a l a b r a s . parece razonable partir de la idea de que en cada u n a
de las materias debatidas en orden a su configuración
"global" tienda a imponerse la solución más sencilla 2°^
203 gj^ realidad, es discutible que la macrocriminalidad orga-
nizada (paradigmáticamente, el gran narcotráfico, el blanqueo de
capitales, el tráfico de armas, etc.) sea, per se, fiaente de insegu- 204 Para quienes siguen pensando que las divergencias no son
ridad para el ciudadano individual e incluso objeto de la preocu- t a n t a s es aconsejable la lectura de la clarificadora descripción de
pación del mismo. Éste, en general, carece de perspectiva sobre la AsHWORTH, "Grunderfordernisse des Allgemeinen Teils für ein
macrocriminalidad, la cual sólo le alcanza de modo muy indirecto europáisches Sanktionenrecht. Landesbericht England", ZStlV \\0
como sujeto pasivo. Sin duda, le preocupa más -generándole ma- (1998), pp. 461 y ss., 472.
yor inseguridad- la criminalidad callejera masificada (más o menos 205 ^ á s orientada al Derecho procesal la anglosajona; m á s
violenta), entre la que se cuenta desde luego la criminalidad patri- caracterizada por el legalismo la francesa. Arribas, menos preocu-
monial organizada de pequeña y mediana gravedad. Aunque tam- padas por los aspectos sistemáticos de las reglas de imputación.
bién es cierto que recibe, a través de los medios de comunicación, 206 Lo advierte con razón PERRON, "Hat die deutsche...", cit., p .
los mensajes relativos a la criminalidad organizada y, asimismo, 228; asimismo ARZT, "Wissenschaftsbedarf...", cit., pp. 768-770,
experimenta directamente las consecuencias marginales de dicha identificando internacionalización con "americanización" y ésta, con
macrocriminalidad (el pequeño narcotráfico y la violencia asociada u n empeoramiento desde perspectivas de Estado de Derecho.
al consumo de drogas, los ajustes de cuentas entre bandas, entre 207 PERRON, "Hat die deutsche...", cit., p. 239: "...der ohnehin
otros muchos). Sea como fuere, la superposición del interés indi- unvermeidliche KompromiJS fkónnte) auch zugunsten einer noch
vidual en combatir la criminalidad callejera masificada unido al einfacheren, wesentlich pragmatischeren Anordnung der
interés estatal en combatir la criminalidad organizada establecen el Strafbarkeitsvoraussetzungen getroffen werden (...), wie sie
perfecto caldo de cultivo de la expansión. beispielsweise in Frankreich oder England úblich ist".
LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 89
88 JESUS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
modelos sociales postindustriales. En esa medida, se
y, con ello, probablemente también m á s laxa. En tal trata, obviamente, de u n fenómeno, en principio, econó-
extremo, no parece que haya de influir sólo la menta- mico, que se define por la eliminación de restricciones
lidad punitivista o defensista con la que se plantea la a las transacciones y la ampliación de los mercados.
globalización del Derecho penal. También debe contar- Cuestión distinta es que, a partir de esta considera-
se con las resistencias psicológicas de cada cultura (o ción, pueda tenerse en cuenta, j u n t o a la globalización
variante cultural) jurídico-penal a renunciar a instru- de la economía, otro importante fenómeno, cual es el
mentos represivos asentados en la misma ^o». El riesgo de la globalización de las comunicaciones, como con-
que con todo ello se a s u m e es evidente: descontextua- secuencia de las innovaciones técnicas. Pero, en últi-
lizada u n a determinada solución de Derecho sustanti- ma instancia, la globalización de las comunicaciones
vo de su marco procesal e institucional, es muy posible no es sino u n correlato de la globalización de la eco-
que el Derecho penal global resulte en conjunto m á s nomía, que hace preciso abaratar los costes de tran-
represivo que cualquiera de los sistemas que hayan sacción (y requiere, por tanto, esa mayor rapidez de
contribuido a su génesis 2°^. comunicaciones). Por su parte, también la integración
es básicamente u n a noción económica. La integración
3.2. Globalización económica, integración aparece inicialmente guiada por la idea de conseguir
supranacional y delincuencia u n mercado común de varios países, con libre tráfico
de personas, capitales, servicios y mercancías y la
1. La globalización económica -como salto cualita- consiguiente eliminación de las barreras arancelarias
tivo de la Ínter nacionalización- es, como antes se indi- internas y otros obstáculos al libre cambio. La integra-
caba, u n a de las características definitorias de los ción regional no es, pues, sino u n aspecto de la general
globalización, que da cuenta de u n a especial intensi-
dad de las relacióneselo.
208 Como señala ARZT, "Wissenschaftsbedarf...", cit., p. 769:
" Strafbarkeitsausdehnung ist der Weg des geringsten Widerstandá".
209 De nuevo aquí he de d i s c r e p a r de TIEDEMANN, "Der 2. Los fenómenos de la globalización económica y
Allegemeine...", cit., p. 4 3 3 . Este autor advierte la ausencia de la integración supranacional tienen u n doble efecto
construcciones y finuras sistemáticas en Francia e Inglaterra, si
bien a p u n t a que en la primera ello se suple con u n a orientación a sobre la delincuencia. Por u n lado - a u n q u e esto inte-
la vez práctica y legalista-positivista, mientras que en la segunda resa aquí en menor m e d i d a - d a n lugar a que deter-
el mecanismo de compensación es la unidad del pensamiento sus- m i n a d a s c o n d u c t a s tradicionalmente c o n t e m p l a d a s
tantivo y procesal. Pero, a u n q u e tales compensaciones fueran su- como delictivas, deban dejar de serlo, p u e s lo contra-
ficientes -lo que debe valorarse-, lo cierto es que parece difícil que
se consiga, en u n Derecho penal de la integración, respetar la
rio se convertiría en u n obstáculo a las propias fina-
unidad orgánica que u n a determinada institución tiene en su país lidades perseguidas con la globalización y la integra-
de origen, de modo que lo esperable es que las transacciones y ción supranacional. En efecto, conductas vulneratorias
compromisos redunden en la asunción de aspectos parciales que de barreras y controles estatales a la libre circulación
podrían tener el efecto que se a p u n t a en el texto. Como apunta, por p a s a n de ser punibles a no serlo. Un ejemplo reciente
lo demás, PIETH, "Internationale Harmonisierung von Strafrecht ais
Antwort auf trausnationale Kriminalitát", ZStW\Q9 (1997), pp. 756
y ss., 758, armonización del Derecho penal significa con frecuencia 210 PIETH, "Internationale...', cit., p . 756.
expansión del Derecho penal.
90 JESÜS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 91
es el de la normativa penal española en materia de de u n a criminalidad, en sentido amplio, organizada.
transacciones económicas con el exterior, que el Tri- Es decir, que en ella intervienen colectivos de perso-
bunal de Justicia de las Comunidades Europeas de- n a s e s t r u c t u r a d o s jerárquicamente, ya sea en las em-
claró inaplicable en el año 1995 ^n. presas, ya incluso en la forma estricta de la organi-
zación criminal. La disociación que ello produce entre
3. Pero, por otro lado, los fenómenos económicos de ejecución material directa y responsabilidad determi-
la globalización y de la integración económica dan lu- na, asimismo, que el resultado lesivo p u e d a aparecer
gar a la conformación de modalidades nuevas de deli- significativamente separado, tanto en el espacio como
tos clásicos, asi como a la aparición de nuevas formas en el tiempo, de la acción de los sujetos m á s relevan-
delictivas. Así, la integración genera u n a delincuencia tes en el plan delictivo. Desde el punto de vista ma-
contra los intereses financieros de la comunidad pro- terial, la criminalidad de la globalización es crimi-
ducto de la integración (fraude al presupuesto -crimina- nalidad de sujetos poderosos, caracterizada por la
lidad arancelaria-, fraude de subvenciones), al mismo magnitud de s u s efectos, normalmente económicos,
tiempo que contempla la corrupción de funcionarios de pero también políticos y sociales. Su capacidad de
las instituciones de la integración. Por lo demás, gene- desestabilización general de los mercados así como de
ran la aparición de u n a nueva concepción de lo delictivo, corrupción de funcionarios y gobernantes son rasgos
centrada en elementos tradicionalmente ajenos a la asimismo notables ^'4
idea de delincuencia como fenómeno marginal; en p a r -
ticular, los elementos de organización, transnacionali-
dad y poder económico^'2. Criminalidad organizada, 3.3. La política criminal frente a la delincuencia
criminalidad internacional y criminalidad de los pode- de la globalización
rosos son, probablemente, las expresiones que mejor Frente a la naturaleza económica de los fenómenos
definen los rasgos generales de la delincuencia de la de la globalización y la integración, el Derecho penal
globalización 213
es, obviamente, u n producto político y, en particular,
u n producto de los Estados nacionales del siglo XIX,
4. En efecto, desde el p u n t o de vista estructural, que adquiere su plasmación última en las codificacio-
las características más significativas de la criminali- nes respectivas 215. y^sí las cosas, asistimos a la carac-
dad de la globalización son dos. Por u n lado, se t r a t a terización del modo en que desde u n Derecho nacional,
que aparece como el último bastión de la soberanía
21' En sentencias del 23-11-1995 (asunto "Bordessa") y del 14-
XII-1995 (asunto "Sanz de Lera"). 214 Sobre la importancia de la corrupción internacional de
2'2 Cfr. la alusión a u n a IVeltrísikogesellschaft (socieá&á mun- funcionarios públicos y los esfuerzos por combatirla, cfr. la deta-
dial del riesgo) en BECK, Was ist Clobalisierung?, 3" ed., Frankfurt, llada exposición de PIETH, "Internationale...", cit., pp. 758 y ss.
1997, pp. 73 y ss., 168 y ss. 215 Sobre el debilitamiento del Estado frente a la delincuencia
213 Cfr. PEARCE/WOODINIS (eds.). Global Críme Connectíons. de la globalización, HESS, "Die Zukunft...", cit., p. 153; pero al
Dynamics and Control, Houndmills, etc., 1993; RYAN/RUSH (eds.), mismo tiempo, sobre el endurecimiento general de la política cri-
Understandíng Organized Crime in Global Perspectiue. A Reader, minal en términos de hacer frente a la inseguridad y mostrar efec-
Thousand Oaks/London/New Delhi, 1997. tos simbólicos (pp. 155-156).
92 JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 93
nacional 216, se afronta u n problema transnacional. A
la obtención de tal respuesta tendencialmente unifor-
mayor abundamiento, los derechos nacionales sólo en
me no es fácil. De entrada, podría pensarse en u n a
ocasiones m u e s t r a n similitudes, de modo que en mu-
suficiencia de los procesos de armonización de legisla-
chos casos expresan m á s bien importantes divergen-
ciones en los preceptos correspondientes 220 |de JQS que
cias culturales o de tradiciones jurídicas. Ello sitúa
la integración europea ofrece ya algunos ejemplos) 221.
cualquier abordaje conjunto del problema de la crimi-
Sin embargo, ello, con ser necesario e importante, no
nalidad de la globalización ante importantes dificulta-
resulta suficiente 222 Es preciso, además, homogenei-
des adicionales 2^^.
zar las reglas legales de la Parte General que determi-
n a n esencialmente la aplicación que haya de darse a
3 . 3 . 1 . Las vías de configuración de u n Derecho tales preceptos específicos 223 g s m á s , seguramente lo
penal de la globalización ^is anterior también resulta insuficiente si no se trabaja
1. El objetivo fundamental del Derecho penal de la de modo simultáneo en u n a construcción supranacional
globalización es, como se h a indicado al principio, relativamente homogénea del sistema del Derecho pe-
eminentemente práctico. Se trata de proporcionar u n a nal, de los conceptos y categorías de la teoría jurídica
respuesta uniforme o, al menos, armónica a la delin- del delito, así como de los principios y garantías polí-
cuencia transnacional, que evite la conformación de tico-criminales fundamentales 224.
paraísos jurídico-penales. La existencia de tales paraí-
sos resulta especialmente disfuncional cuando se tra- 220 EJI donde desempeñan u n importante papel los fenómenos
ta de combatir u n a modalidad de delincuencia, en la de " e x p o r t a c i ó n " e " i m p o r t a c i ó n " j u r í d i c a : cfr. VON MONCH,
que el lugar y el momento de la intervención de los "Rechtsexport u n d Rechtsimport", NJW, 1994, pp. 3 1 4 5 y ss.
principales responsables de las organizaciones pue- 221 Cfr. KOHL, "Europáisierung der Strafrechtswissenschaft",
ZStW 109 (1997), pp. 777 y ss., 784, aludiendo a los conocidos
den resultar perfectamente disponibles ^i^. Ahora bien, ejemplos del blanqueo de capitales, la sanción del insider trading,
la protección de los intereses financieros de la Unión Europea y, en
fin, la asimilación del tratamiento de la corrupción de funcionarios
216 Precisamente en esta cuestión es donde comúnmente se comunitarios al de la propia de los funcionarios nacionales.
sitúa el mayor obstáculo a la unificación. Cfr., por ejemplo, PAGLIARO,
222 Se trataría con ello de superar, o al menos complementar,
"Limiti air unificazione del Diritto pénale europeo", RTDPE 6, 1993,
el método comparatista con el de u n discurso con pretensiones
pp. 199 y ss,, 2 0 3 .
u n i t a r i a s . Cfr. las observaciones de COURAKIS, " S t r u k t u r - u n d
21'7 NELKEN, "The Postmodern Frontiers of Law: Regionalism, Auslegungsaspekte des angelsáchsischen Strafrechts", GA, 1981,
Globalisation and Crime", en Rechtstheorie, Beiheft 19 (Consequences pp. 533 y ss., 5 3 3 . Sobre el origen del método del "Derecho com-
of Modernity in Contemporary Legal TheoryJ, 1998, pp. 123 y ss., parado" en el fenómeno codificador que pone fin al predominio del
126 y ss. ius commune, PERRON, "Sind die nationalen Grenzen des Strafrechts
218 Cfr., para el caso europeo, DELMAS-MARTY, "Vers u n Droit übenvindbar?", en ZStIV 109 (1997), pp. 281 y ss., 284-285.
penal européen commun?", en APC 19, 1997, pp. 9 y ss., 12 y ss.;
223 Véase el importante esfuerzo constructivo de TIEDEMANN,
PAGLIARO, "Limiti...", cit., pp. 204 y ss.
"Der Allgemeine Teil des europáischen supranationalen Strafrechts",
219 Cfr., por ejemplo, FOFFANI, "I reati societari nel nuovo códice
en FS für Jescheck, II, Berlín, 1988, pp. 1411 y ss.; así como de
pénale spagnolo del 1995", RTDPE, 1999, pp. 65 y ss., 86, donde
s u s discípulos VOGEL, "Wege zu...", cit., pp. 331 y ss.; y DANNECKER,
sostiene la europeización del Derecho penal económico con el fin de
"Strafrecht...", cit., pp. 869 y ss.
evitar que la desigual distribución del "riesgo penal" constituya u n
224 y^ estos dos aspectos aluden KOHL, "Europársierung...",
factor perturbador de la competencia.
cit., p . 784; PERRON, "Hat die deutsche...", p p . 227-228. Por s u -
94 JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ « 1 LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 95
2. Aquí surgen dificultades muy relevantes. Por u n 3. Por tanto, parece que lo más probable será la
lado, ni la asimilación, ni la armonización legislativas adopción de tratados de uniformización, también en
garantizan en ningún caso la homogeneidad de las temas de Parte General227^ acompañados de esfuerzos
r e s p u e s t a s , aparte de plantear dificultades de índole por garantizar defacto u n a aplicación lo más homogé-
constitucional 225 Ello ni siquiera se garantiza con la nea posible de los mismos.
adopción de tratados de unificación sectorial del De-
recho penal, que no p u e d e n abordar su aplicación 3.3.2. La d o g m á t i c a frente a la d e l i n c u e n c i a
uniforme por parte de los órganos jurisdiccionales na- de la globalización
cionales. En fin, la atribución del ius puniendi, t a n t o
en su dimensión legislativa como jurisdiccional 226^ a 1. El Derecho penal de la globalización no es, sin
instancias s u p r a n a c i o n a l e s tropieza, al menos por embargo, todo el Derecho penal. Como se indicó al
el momento, con los déficits democráticos de las ins- inicio, se concentra en la delincuencia económica u
tituciones surgidas de los procesos de integración, organizada y en modalidades delictivas conexas con
cuanto m á s si se t r a t a de otro tipo de instancias éstas. De ahí que se produzca u n cambio significativo
supranacionales. En la medida en que las p e n a s que en cuanto al modelo de delito que sirve de referencia
se impongan sean privativas de libertad (no tanto si a la construcción dogmática: en lugar del homicidio del
se trata de penas pecuniarias o de p e n a s privativas autor individual, se trata, por ejemplo, de abordar actos
de derechos) no parece posible hoy por hoy atribuir de corrupción realizados por u n a empresa que, a su
a órganos de instituciones supranacionales el ejerci- vez, comete delitos económicos. A partir de tal consta-
cio del ius puniendi c o n t r a la delincuencia de la tación, se produce u n a importante disyuntiva: o bien
globalización. se acomete u n a sectorialización de las reglas de la Parte
General del Derecho penal22»^ Q bien se a s u m e que,
debido a la poderosa fuerza atractiva de la nueva cri-
minalidad, también las modalidades clásicas de delin-
puesto, ello no quiere decir que la configuración de u n modelo cuencia vean modificadas las reglas por las que se h a n
dogmático unitario sea suficiente (critico, PERRON, "Sind die...", venido rigiendo. Lo primero, que vendría a configurar
cit., p. 300), p u e s los aspectos prácticos y de funcionamiento del lo que de modo gráfico puede expresarse como Derecho
sistema penal en su conjunto desempeñan u n papel esencial si de penal de dos velocidades (véase infra), significa en rea-
lo que se trata es de obtener u n a justicia penal supranacional.
Pero desde luego, el modelo dogmático constituye u n aspecto fun- lidad la renuncia a la teoría del delito como teoría
damental. general y uniforme del ilícito penal (y, en esa medida,
225 PQJ- ejemplo, en relación con los mandatos de crimina- aparentemente u n retroceso histórico); pero lo segun-
lización, discutidos ya desde hace tiempo en el marco de la Unión do, por su parte, supone la desactivación del sistema
Europea. general de reglas configurado, con u n a más que obvia
226 Ésta es la línea del llamado Corpus luris (DELMAS MARTY,
dir.), Paris, 1997, germen de u n Código Penal modelo para la Unión
Europea. Cfr. el documentado comentario de CHOCLÁN MONTALVO,
"Hacia la unificación del Derecho penal comunitario. El Corpus 227 Asi también VOGEL, "Wege zu...", cit., p. 334.
luris europeo" (1 y II), en La Ley, revista jurídica española, nros. 228 En favor de la sectorialización, TIEDEMANN, "Der Allegemeine...",
4475 y 4476, 9/10-11-1998. cit., p. 419.
JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 97
96
vocación garantista, a partir de la constatación de la pleto el sistema dogmático del Derecho penal sobre la
gravedad de las consecuencias jurídico-penales, en única base de las verdades - s u p u e s t a m e n t e perma-
particular por referencia al homicidio. Planteada así la nentes e inmutables- inherentes a las estructuras ló-
disyuntiva, debe a mi juicio optarse matizadamente gico-objetivas. De este modo, sin negar la importante
por lo primero, como trataré de exponer al final de este función de límite que tiene la realidad del ser 232 _en
texto. particular el concepto de persona y los derechos que le
son inalienables-, a la que obviamente no puede opo-
nerse la construcción dogmática, se tiende de modo
2. En todo caso, la homogeneización de las reglas
creciente a construir el sistema, en el seno de u n marco
legales de la Parte General y de los propios criterios
ontológico que se estima bastante amplio 233^ sobre la
dogmáticos de imputación en u n plano global podría,
base de conceptos normativos. Éstos adquirirían su
por lo demás, pugnar en teoría con la naturaleza cul-
contenido concreto desde perspectivas teleológicas,
tural á.& la dogmática. En efecto, por mi parte, compar-
conformadas a partir de las finalidades político-crimi-
to la convicción, profundamente arraigada entre los
nales del Derecho penal. Unas finalidades político-cri-
penalistas 229^ del carácter supranacional de la ciencia
minales que no se reducen a meras consideraciones
del Derecho penal. Ocurre, sin embargo, que, como es
utilitaristas-sociales de eficiencia empírica sino que
sabido, dicha convicción se había asentado d u r a n t e
comprenden de modo esencial consideraciones valo-
largo tiempo en la creencia acerca de que el Derecho
rativas específicas que se tratan de derivar de u n prin-
penal se hace supranacional por su vinculación con
cipio de respeto a la dignidad h u m a n a y a las garan-
determinadas estructuras lógico-objetivas (así, las de
tías fundamentales del individuo (en definitiva, son
la accción, de la culpabilidad o de la autoría ^30) ¿e las
culturales]'^^'^.
que se derivaría el conjunto del sistema dogmático de
modo deductivo-axiomático23i. Ello determinaría que
nuestra ciencia fuera no sólo transnacional, sino, m á s 232 De nuevo sobre ello, KOHL, "Europáisierung...", cit., p. 787.
a ú n , global, universal, desvinculada de referencias 233 Sobre la reducción del Derecho natural a u n a serie de
espacio-temporales, independiente de culturas y siste- principios generales, PERRON, "Sind die...", cit., p . 2 8 3 .
234 Cfr. cómo se observa que es éste el punto de vista desde
mas de valores. Modernamente, en cambio, se rechaza el que se trata de construir u n a aproximación común a los proble-
por muchos la posibilidad de construir de modo com- mas en FLETCHER, "Criminal Theory a s an International Discipline",
en ESER/FLETCHER (Hrsg.), Rechtfertigung und Entschuldigung.
Rechtsvergleichende Perspektiven, II, Freiburg, 1988, pp. 1595 y
ss., 1621: "The most significant consequence of the conference laas
229 Al "sueño" de VON LISZT con u n a ciencia penal universal the recognition that we share a common discipline. Both Germán
alude PERRON, "Sind die...", cit., p. 282, nota 6. El tema de la and American thinkers, it turns out, are committed to systemadc as
Strafrechdehrertagung (jornadas anuales de penalistas de lengua well as to pragmatic analysis. It may be that many Americans are
alemana) de 1997 fue, asimismo, el de la Internaüonalisierung des
discovering the virtues of systematic thought as many Germán
Strafrechts.
scholars are finding new insights in pragmatic, case analysis. The
230 Finalidad, poder actuar de otro modo, dominio final del Cermans may be importing Bentham, and we, Kant and Hegel. If
hecho, respectivamente. we sense that we are becoming one intellectual community, we can
231 Asi en ARMIN KAUFMANN, "Das Übernationale u n d Überpositive only be confident that the discussions of the future will be even
in der Strafrechtswissenschaft", en Gedáchtnisschrift für Zong Uk deeper and more searching".
Tjong, Tokio, 1985, pp. 100 y ss.
98 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
de surgir, sin duda, enunciados valorativos concretos, cia penal de rasgos teleológico-valorativos, si bien pue-
cuya aptitud para dotar de contenido a las categorías de ser supranacional, independiente de los ordena-
sistemáticas debe quedar fuera de duda^^s. En efecto, mientos jurídicos nacionales, no puede independizarse
la adopción de esta perspectiva puede permitir dotar al de las culturas, de los sistemas de representaciones
sistema del Derecho penal de u n innegable carácter valorativas: tiene, por tanto, obvios condicionantes
supranacional, si se toma como punto central de refe- espacio-temporales 238. Por poner u n ejemplo evidente,
rencia la comunidad cultural y de valores que subyace difícilmente se llegará a u n acuerdo valorativo comple-
a las constituciones occidentales actuales ^^^. Mas ello to, en cuanto a la atribución de finalidades político-
implica u n factor de relatiuización. Una ciencia del criminales al Derecho penal, y por tanto tampoco en
Derecho penal b a s a d a exclusivamente en las estructu- cuanto a la concreta atribución de contenido a las
ras lógico-objetivas, o que se limite a construir el sis- categorías y conceptos del sistema dogmático, entre el
tema de problemas o de estructuras de imputación ^37 ^ mundo occidental, el m u n d o islámico y el del extremo
oriente 239 En efecto, la relación entre razonamiento de
235 cfr. al respecto SILVA SÁNCHEZ, Aproximación al Derecho principios y razonamiento utilitarista, asi como la ar-
penal contemporáneo, Barcelona, 1992, pp. 103-178. ticulación de la relación individuo-sociedad, entre otras
236 RoxiN, Strafrecht AT, 1, 3" ed., München, 1997, § 7 V, cuestiones, tienen lugar en u n o s y otros ámbitos cul-
n° marg. 84, nota 76: "Desde luego, la vigencia general de las pers- turales de modo sustancialmente distinto 2''°. De ahí
pectivas de la dogmática penal, más allá de las fronteras de los
estados nacionales, se asienta menos en datos ónticos o lógico-obje-
tivos que en el consenso obtenido en el intercambio internacional de
opiniones acerca de las finalidades rectoras de la Política criminal, asi 238 En contra, a u n q u e obviamente partiendo de u n a concep-
como en la discusión común de las diversas posibilidades de solución ción según la cual la teoría del delito no es u n producto teleoló-
de los problemas. Que distintos ordenamientos jurídicos adopten, gico-valorativo, sino p u r a m e n t e ontológico, HIRSCH, "Gibt es eine
llegado el caso, decisiones valorativas divergentes, no impide la critica national u n a b h á n g i g e Strafrechtswissenschaft?", en FS für G.
de estas soluciones a partir del estado del conocimiento alcanzado en Spendel, Berlín, 1992, pp. 43 y ss., 50-51, 53: "...las diferencias
el plano internacional sobre la dogmática jurídica penal". culturales no tienen influencia alguna en el ámbito en el que se
237 i\¡Q puede ignorarse, en efecto, que existe otra vía metodológica trata de la elaboración científica de las doctrinas generales del
distinta de la de las estructuras lógico-objetivas desde la cual la delito".
ciencia del Derecho penal se hace auténticamente universal. Se 239 La importancia de la diversidad de las representaciones
trata de la propuesta de HRUSCHKA de centrarse en la conformación valorativas, con concreta referencia al extremo oriente, la subraya
del sistema de casos problemáticos y de estructuras de imputa- CoURAKis, GA, 1981, pp. 534-535.
ción, dejando para u n nivel secundario, y de discutible estatuto 2'*'^ Por eso es discutible que se pueda afirmar, en términos
científico, el tema de las respuestas a los problemas, esto es, en categóricos, como ahora algunos hacen, que el m u n d o se h a
suma, el tratamiento valorativo de las estructuras de imputación. globalizado no sólo en la economía, el comercio o las comunica-
Cfr. HRUSCHKA, "Das Strafrecht neu durchdenken lüberlegungen ciones, sino también en consideraciones humanitarias básicas. En
aus Anlafi des Buches von George P. Fletcher, Rethinking Criminal su polémico y trascendente trabajo "The Clash of Civilizations",
Law", GA, 1981, pp. 237 y ss.; del mismo autor, "Kann und sollte publicado en la revista Foreign Affairs, 1993, pp. 22 y ss., 2 5 ,
díe Strafrechtswissenschaft systematisch sein?", JZ, 1985, pp. 1 y señala el profesor Samuel P. HUNTINGTON que "las personas de
ss. También, del mismo autor, la "Vorbemerkung" de las dos edi- diferentes civilizaciones tienen puntos de vista diversos sobre las
ciones de su Strafrecht nach logisch-analytischer Methode, Berlín, relaciones entre Dios y el hombre, el individuo y el grupo, el
1983 (1") y 1988 (2"). ciudadano y el Estado, padres e hijos, marido y mujer, así como
100 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 101
que, desde este punto de vista, la labor de la ciencia
prendidos 242 Ello, con las obligadas matizaciones de que,
penal no sólo discurrirá en el marco generado por las
en primer lugar, lo occidental no es u n a referencia es-
estructuras ontológicas y en el que establece, en virtud
tática, sino dinámica, en la medida en que su significa-
del principio de legalidad, el respectivo Derecho positivo
nacional "^"^^, sino que se vería evidentemente limitada do varía con el tiempo ^''^ y su extensión espacial tam-
por los condicionantes que establece u n determinado bién puede ser variable. Y, en segundo lugar, que el
horizonte valoratiuo común. Así las cosas, el penalista establecimiento de u n marco valorativo común no impli-
podrá dedicarse, sin marco alguno que le constriña, a ca la pretensión de u n a construcción definitiva (cerrada)
elaborar de modo universal las estructuras lógico-ob- del sistema, sino que, por el contrario, debe aceptarse de
jetivas que pueden condicionar - a mi juicio, de modo antemano la existencia presente y futura en el seno
no determinante hasta el mínimo detalle- la ulterior de dicho marco de discrepancias culturales relativas'^^'^,
construcción doctrinal. De la misma manera, y en idén-
ticos términos, a elaborar los sistemas de problemas y 242 Dicho término, ciertamente, es susceptible, a mi juicio, de
comprender no sólo el occidente europeo sino también los países
las estructuras formales de imputación. Cuando pre- eslavos del Este de Europa, asi como los países americanos (del
tenda, sin embargo, construir el concreto sistema de norte, centro y sur de América). Ello supone adoptar u n a postura
proposiciones (de soluciones a los problemas) en el que distinta a la de HUNTINGTON, para quien la civilización occidental se
se expresan los contenidos últimos de la dogmática como contrapone no sólo a las orientales (confuciana, japonesa, hindú),
la islámica y la africana, sino también a la eslavo-ortodoxa y a la
disciplina práctica, h a de moverse en u n contexto "latino-americana". La razón de acoger este punto de vista es la
valorativo determinado (además de los obvios marcos, existencia de innegables vínculos en los valores sobre los que se
antes indicados, del plano ontológico y del Derecho asientan las estruturas estatales vigentes -o las que se aspiran a
positivo). A partir de ahí, la cuestión radica en deter- construir-, asi como la evidente base cristiana de las culturas de
minar quiénes pueden llegar a compartir u n "contexto todos estos pueblos. De todos modos ello no conlleva olvidar la
existencia de posibles divergencias relativas en el seno de "lo occi-
valorativo" de configuración dada. A reserva de estu- dental" por razón de peculiaridades culturales. Pero son divergen-
dios más concretos al respecto, me inclino por recurrir cias en el seno de u n sistema cuyos trazos generales se comparten.
al término ambiguo de "lo occidental" para designar a Lo mismo sucede con las diferencias ideológicas, que obviamente
la comunidad de sujetos en la que nos hallamos com- también incidirán en aspectos concretos de la configuración de las
categorías dogmáticas, contra lo que pretende HIRSCH, Spendel-FS,
p. 5 3 , para quien se trata de "la búsqueda de soluciones material-
mente correctas de modo general, sin que las valoraciones ideoló-
gicas desempeñaran papel alguno en ello".
perspectivas distintas sobre la importancia relativa de derechos y
responsabilidades, libertad y autoridad, igualdad y jerarquía". Cfr., 243 Para expresarlo podemos acudir a la interesante noción de
de modo extenso, HUNTINGTON, El choque de civilizaciones y la Zeitgeist. Sobre el influjo de tal "espíritu del tiempo" en la concien-
reconfiguración del orden mundial, Barcelona, 1997. En este p u n - cia jurídica y social así como en el sentimiento jurídico, con u n a
to, y en relación con el Derecho penal, no es irrelevante que interesante exposición esquemática sobre los cambios producidos
varios paises, como la India o China, planteen "excepciones cul- (en el ámbito occidental) en los últimos años, cfr. WORTENBERGER,
turales" a la instauración, por ejemplo, de regulaciones interna- Zeitgeist und Recht, 2" ed., Tübingen, 1991, pp. 105 y ss.
cionales básicas en materia de Derechos h u m a n o s o, en concreto, 244 Un ejemplo sencillo, que cita WORTENBERGER, Zeitgeist...,
de u n Tribunal Penal Internacional. cit., pp. 108 y ss., es el de la distinta actitud de los ciudadanos
2"*^ Un marco, éste, que en la construcción conceptual de la alemanes y norteamericanos en torno a la noción de Estado social,
teoría del delito resulta especialmente amplio y flexible. a pesar de que, como él constata, se advierten aproximaciones
relativas en los últimos años.
102 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 103
d e c o n f i g u r a c i ó n técnica y práctica del s i s t e m a del D e - gico tiene u n carácter nacional (por su vinculación a
r e c h o p e n a l ^'^s^ ^gj c o m o , o b v i a m e n t e , ideológicas y cien- u n d e t e r m i n a d o ordenamiento constitucional) que se
tíficas. M á s b i e n s e t r a t a d e e s t a b l e c e r u n a r e f e r e n c i a opone frontalmente a las pretensiones t r a n s n a c i o n a l e s
n e g a t i v a s e g ú n la c u a l n o p o d r í a n p a r t i c i p a r e n l a t r a - de la dogmática249. Creo, precisamente, que es virtud de
bajosa construcción de e s a ciencia c o m ú n quienes no las o b r a s de la dogmática de signo normativista la
p a r t i c i p a r a n del m i s m o h o r i z o n t e v a l o r a t i v o a s i m i s m o de poner de relieve cómo ese carácter t r a n s n a c i o n a l , y
c o m ú n 246 sin embargo valorativo, es posible en los países que
pertenecen a u n mismo ámbito de c u l t u r a : la occiden-
4. E s e v i d e n t e , d e s d e l u e g o , q u e e s t e m o d e l o c o n s - tal, en n u e s t r o caso25o
t r u c t i v o p l a n t e a n o p o c o s o b s t á c u l o s d e r i v a d o s d e la
dificultad t a n t o d e l a d e t e r m i n a c i ó n d e los p r e s u p u e s - 5. En lo que aquí interesa, sin embargo, y teniendo
t o s v a l o r a t i v o s d e r e f e r e n c i a ^^^^ c o m o d e l a s c o n d i c i o - en c u e n t a el señalado carácter sectorial (básicamente
n e s d e s u p u e s t a e n c o m ú n p a r a los d i v e r s o s p a í s e s . económico-empresarial) de la delincuencia propia de la
Así s e e x p l i c a q u e l a s p r i m e r a s c r í t i c a s a t a l m o d o d e globalización, conviene poner de relieve que las dife-
p r o c e d e r s e h a y a n c e n t r a d o e n la i n s e g u r i d a d d e u n rencias culturales son s e g u r a m e n t e m u y inferiores a lo
sistema centrado en consideraciones valorativas de este que se suscitaría en relación con situaciones en las que
g é n e r o , e i n c l u s o e n s u m e n o r cientificidad (¡!). S i n los conceptos de p e r s o n a y sociedad se vieran m á s
e m b a r g o , ello e s p e r f e c t a m e n t e r e b a t i b l e . C o m o c l a r a -
m e n t e lo e s la a f i r m a c i ó n 248 ¿ e q u e el s i s t e m a teleoló-
el s u p u e s t a m e n t e asentado en realidades ontológicas, KOPPER,
Cremen der normativierenden Strafrechtsdogmatik, Berlín, 1990,
pp. 34 y s s . , 44 y ss.; de nuevo HlRSCH, Spendel-FS, p p . 44, 49.
245 Es muy revelador el estudio relatado por PERRON, "Sind
249 cfr. el intento de BALDÓ LAVILLA, Estado de necesidad y
die...", cit., pp. 291 y ss. sobre el diverso modo de resolver técnica-
legitima defensa, Barcelona, 1994, pp. 4 3 y s s . , de construir la
mente u n caso típico de homicidio bajo el battered woman syndrome
resolución de los conflictos de intereses que plantean las situacio-
(síndrome de la mujer apaleada) en ocho países de la Europa occi-
nes de necesidad mediante principios operativos de segundo nivel,
dental y en Estados Unidos. Si bien existia u n a coincidencia en el
derivados de las ideas rectoras de libertad y solidaridad, subrayan-
sentido de imponer u n a pena de gravedad intermedia.
do el carácter transnacional de tal ordenación (p. 44, nota 32).
246 De la necesidad, con todo, de establecer u n o s mínimos
250 cfj. también en este sentido SCHONEMANN, "La Política Cri-
comunes a todas las culturas me he ocupado con algún detalle
minal y el Sistema del Derecho penal" (trad. Martínez Escamilla),
más en mi ponencia SILVA SÁNCHEZ, "Retos científicos y retos polí-
ADPCP, 1991, pp, 693 y ss., pp. 1\1-1\^: "...ha de constatarse
ticos de la ciencia del Derecho penal", en el seminario internacio-
actualmente, por lo menos en las sociedades occidentales, u n a
nal Crítica y justificación del Derecho penal en el cambio de siglo. El
nivelación rasante de las decisiones fundamentales y convicciones
análisis crítico de la escuela de Francfort, Universidad de Castilla-
básicas político-criminales (...) A causa de esta comunidad en las
La Mancha, Toledo, 13-15 de abril de 2000.
convicciones básicas político-criminales incluso hoy me parecen
247 A partir de declaraciones muy genéricas o de modelos más favorables que antaño las perspectivas de nivelación de los
culturales relativamente difusos. ordenamientos jurídicos nacionales así como de los sistemas jurí-
248 La que encontramos en HIRSCH, "Die Entwicklung der dico-penales". Lo que incluiría a i o s países anglosajones, en los que
Strafrechtsdogmatik nach Welzel", en Festschrift der Rechtswis- SCHONEMANN detecta tanto u n a aproximación a modelos sistemáti-
senschaftlichen Fakultát zur 600-Jahr-Feier der Universitát zu Kóln, cos como la creciente acogida de criterios político-criminales carac-
Kóln, 1988, pp. 399 y ss., 416; proponiendo también como única terísticos de la prevención de integración.
posibilidad de modelo transnacional del sistema del Derecho penal
104 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 105
implicados. Así las cosas, el problema no se deriva vocación de aplicación restrictiva (sobre la base de la
tanto de la contraposición de modelos culturales, en- idea de la identidad estructural en el plano normativo
tendidos como "conjunto de representaciones valorativas con la comisión activa), se está transformando al apli-
sobre la persona y la sociedad", cuanto de la diversi- carse al ámbito de los delitos de empresa o de estruc-
dad de tradiciones jurídicas ^^i. Éstas, en la materia t u r a s organizadas (como infracción del deber de vigi-
que aquí interesa, se manifiestan en la contraposición lancia). Existe la posibilidad cierta de que - e n el marco
de u n a tradición jurídica continental de importante de u n Derecho penal global- se acabe asimilando a las
influencia alemana (países de lengua alemana, Europa figuras, mucho más laxas, de la vicarious liability anglo-
de Este, Italia, España, Portugal, Iberoamérica, etc.), la sajona o la résponsabilité du fait d'autrui írancesa.^^^.
tradición francesa y la tradición del common law 2^2 Algo parecido puede suceder en la imputación subjeti-
va, donde la trabajosa distinción entre dolo eventual y
6. Sin ánimo de exhaustividad alguna, p u e d e n culpa consciente puede difuminarse en la amplia figu-
mencionarse las siguientes cuestiones como caracte- ra de la recklessness"^^"^.
rísticas de la dogmática de la globalización, en la que
las cuestiones probatorias adquieren por otro lado u n a 8. En el ámbito de las formas de intervención en el
trascendencia excepcional. La imputación objetiva tien- delito, tienden a imponerse fórmulas de no distinción
de a perder -ya en los Derechos nacionales- s u vincu- entre autoría y participación; algo que ya se advierte en
lación con relaciones de necesidad con arreglo a leyes el plano de la p u r a tipificación si se examinan los tipos
físico-naturales. En su lugar, se plantea la suficiencia de delito en materia de tráfico de estupefacientes o de
de relaciones de probabilidad o, incluso, directamente
blanqueo de capitales ^^5.
de p u r a s relaciones (normativas) de sentido. Esta ten-
dencia, q u e en sí es probablemente correcta, puede
adquirir sin embargo u n importante sesgo antigarantista 253 Entendiendo, sin embargo, que estas figuras, anglosajona
en la medida en q u e se asiente la propuesta de algu- y francesa, respectivamente, constituyen la correspondencia de la
autoría en comisión por omisión, TIEDEMANN, "Der AUegemeine...",
nos autores de proceder a u n a inversión de la carga de
la prueba en este punto (por ejemplo, entre otras, en cit., p. 4 3 1 .
254 En efecto, conviene no ignorar la existencia de u n a distin-
materia de medio ambiente). ción entre subjective recklessness y objective recklessness. Mien-
tras que la primera se halla en el límite de la diferenciación entre
7. La responsabilidad en comisión por omisión, so- dolo eventual y culpa consciente, la segunda se sitúa en el contexto
metida en nuestro ámbito a precisas exigencias con de la culpa inconsciente (como forma cualificada de la misma). De
modo que su adopción configura la discusión sobre la imputación
subjetiva en términos radicalmente distintos. Cfr. la descripción
251 Cfr. asimismo GRASSO, "Les perspectives de formation d'un en PERRON, "Vorüberlegungen zu einer r e c h t s v e r g l e i c h e n d e n
Droit penal de I'Union Europeenne", APC, 18, 1996, pp. 7 y s s . , Untersuchung der Abgrenzung von Vorsatz u n d Fahrlássigkeit", en
31 y s s . Festschrift Für Hamo Nishihara zum 70. Geburtstag, Baden-Baden,
•^52 Sobre las características de la divergencia entre la tradi- 1998, p p . 145 y ss., 151-152.
ción jurídica continental y la del common law, cfr. la ponencia 255 Cfr. HASSEMER/MUÑOZ CONDE, La responsabilidad por el
citada supra, SILVA SÁNCHEZ, "Retos científicos y retos políticos..." producto en Derecho penal. Valencia, 1995, p. 3 5 . Otros temas,
(en prensa). incluyendo mención a los sistemas sancionatorios, en PAGUARO,
"Limiti...", cit., pp. 202-203.
106 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 107
9. Por otro lado, la tendencia a examinar las exi- similar a lo reflejado sumariamente en cuanto a las
mentes en términos procesales como defences (al modo reglas dogmáticas de imputación.
anglosajón) conduce a que las c a u s a s de justificación
y de exculpación se conciban como elementos que no 2. A titulo, de nuevo, p u r a m e n t e ejemplificativo,
sólo deben ser razonablemente alegados, sino incluso aludiremos a algunos aspectos de los principios de
probados por el imputado ^5^. Ello, a partir de la idea legalidad, culpabilidad y proporcionalidad. En cuanto
de que la acusación sólo debe probar la tipicidad, y no al primero, no me detendré en si puede estimarse que
la antijuricidad ni la culpabilidad, pues las eximentes el mismo - e n s u concepción continental- tiene u n
(causas de justificación o de exclusión de la culpabili- equivalente funcional en la regla stare decisis (o de
dad) deben ser probadas por quien las alega en s u vinculación por el precedente) del ámbito anglosajón;
defensa. a u n q u e sí manifestaré q u e ello no es t a n evidente
como algunos afirman 2^^. Más relevante es, a mi jui-
cio, el manifiesto abandono del mandato de determi-
3.3.3. Los principios político-criminales •-,
nación en los tipos que, con toda probabilidad, p a s a -
en el Derecho penal de la globalización r á n a configurar el Derecho penal de la criminalidad
1. Como hemos indicado, el paradigma del Derecho transnacional 258
penal clásico es el homicidio de u n autor individual.
No resulta aventurado sostener que la mayor parte de 3. En el plano procesal, la configuración del Dere-
las garantías clásicas del Derecho penal adquiere su cho penal de la globalización como u n i n s t r u m e n t o
fundamento en esta constatación. El paradigma del represivo que d a r e s p u e s t a a exigencias de la política
Derecho penal de la globalización es el delito econó- determina que el conflicto entre los sistemas orienta-
mico organizado tanto en su modalidad empresarial dos al principio de legalidad procesal y a la b ú s q u e d a
convencional, como en las modalidades de la llamada (tendencial) de la verdad material y aquellos en los
macrocriminalídad: terrorismo, narcotráfico o crimina- que rigen de modo general el principio de oportuni-
lidad organizada (tráfico de armas, mujeres o niños). dad, la posibilidad de acuerdos y, en fin, criterios
La delincuencia de la globalización es delincuencia dispositivos, presumiblemente acabe inclinándose del
económica, a la que se tiende a asignar menos garan- lado de estos últimos 2^^.
tías por la menor gravedad de las sanciones, o es cri-
minalidad perteneciente al ámbito de la clásicamente
257 Quizá, p. ej., PAGLIARO, "Limiti...", cit., pp. 200-201. Cfr., en
denominada legislación "excepcional", a la que se tien- el sentido del texto, la descripción de ASHWORTH, "Grunderfordernisse...",
de a asignar menos garantías por el enorme potencial cit., p p . 464-465.
peligroso que contiene. Sucede, aquí, por tanto, algo 258 Sobre el hecho de que u n a concepción demasiado estricta
del mandato de determinación puede oponerse a las exigencias de
efectividad y practicabilidad del Derecho de la integración (por ejem-
256 Asi ocurre en Francia, Inglaterra, e incluso en España y en plo, en la materia de los actos realizados en fraude de ley), VOGEL,
la jurisprudencia tradicional italiana. Ello le lleva a TIEDEMANN, "Wege zu...", cit., p. 338.
"Der Allegemeine...", cit., p. 433, aparentemente, a partir de la
259 HASSEMER/MUÑOZ CONDE, La responsabilidad..., cit., p. 3 6 .
afirmación de lo excepcional de la solución alemana contraria, a
proponer su abandono (¡!). Plantea la cuestión, a u n q u e sin efectuar pronósticos, PERRON, "Sind
die...", cit., p. 245.
JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 109
108
4. LA P O L Í T I C A CRIMINAL
Y LA TEORÍA DEL DERECHO PENAL
ANTE LOS ASPECTOS SOCIO-CULTURALES
Y POLÍTICOS DE LA GLOBALIZACIÓN
4.J. Planteamiento
En lo anterior se h a tratado de examinar la inciden-
cia de la globalización económica sobre el Derecho penal,
teniendo en cuenta ante todo la macrocriminalidad o
criminalidad organizada. Ahora bien, la globalización,
como se h a indicado, no se reduce a su influencia
sobre la proliferación de formas de criminalidad orga-
VI nizada. En este sentido, conviene no olvidar otros a s -
pectos de gran trascendencia que también se deben a
los procesos de concentración e integración propios de
la globalización 2^-'. Así, por ejemplo, el incremento de
bolsas de marginalidad en las sociedades occidentales,
los movimientos migratorios y la conformación de aqué-
llas como sociedades crecientemente multiculturales;
la globalización de las comunicaciones y, con ello, en
amplia medida también de la cultura; y la propia del campesinado inmigrado provocó la pérdida, por parte
globalización de la política; entre otros ^^'t. de éste, de b u e n a parte de los elementos de integra-
ción e inhibición de conductas delictivas (socialización,
identificación con el medio, religión) que poseía en su
4.2. Globalización y cambios en la estructura social lugar de procedencia. Por otro lado, las vicisitudes
1. La globalización como fenómeno económico no se laborales contribuyeron a que m u c h o s inmigrantes
limita, efectivamente, a producir o facilitar la actua- quedaran en la marginalidad y se dedicaran a la delin-
ción de la macrocriminalidad. También incide sobre la cuencia de modo reiterado. De modo concreto, a la
microcriminalidad, en tanto que criminalidad de ma- delincuencia patrimonial.
g^g265 ^gj^ iQg movimientos de capital y de mano de
obra que se derivan de la globalización de la economía 3. En este contexto, la concepción clásica de la
determinan la aparición en occidente de capas de pena, desvinculada de "fines" y orientada tan sólo a la
subproletariado, de las que puede proceder u n incre- retribución de la culpabilidad por el hecho, se reveló
mento de la delincuencia patrimonial de pequeña y insuficiente. Se hacía precisa u n a construcción de la
mediana entidad. Para u n a miás precisa caracteriza- sanción penal que afrontara el cumplimiento de fines
ción de este fenómeno procede, probablemente, efec- empíricos con respecto al sujeto que había delinquido.
tuar u n breve excurso histórico. Así, se desarrolló la concepción de la "pena funcional"
en términos preventivo-especiales (Zweckstrafe). Ésta,
2. Como es sabido, en el último tercio del siglo XIX por su parte, tenía tres manifestaciones: como medio
tuvo lugar en Europa u n fenómeno que había de mo- de intimidación individual se dirigía al delincuente
dificar sustancialmente el concepto hasta entonces vi- ocasional; como instrumento de resocialización, al de-
gente del Derecho penal. Como consecuencia de la lincuente reiterado corregible; y, en fin, como mecanis-
industrialización, se produjo u n movimiento masivo de mo de inocuización, al delincuente de estado incorre-
emigración del campo hacia las ciudades. Sin embar- gible. Con ello se sentaban las bases para las medidas
go, ni las estructuras u r b a n a s ni las propias indus- de seguridad que, en realidad, tenían la vocación de
trias estaban preparadas para el alud h u m a n o que se sustituir las penas tomando como punto de referencia
volcó sobre ellas. Así, por u n lado, la proletarización no la culpabilidad sino la peligrosidad del delincuente.
i
114 JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 115
cias h a n propiciado que en los últimos años tenga 6. Como resulta evidente, esta criminalidad no se
lugar u n replanteamiento de la cuestión. En efecto, diferencia sustancialmente de la criminalidad tradi-
en Europa se vuelve a asistir a u n fenómeno migra- cional. Pero s u intensidad y s u extensión se ven incre-
torio tan importante como el de finales del siglo XIX m e n t a d a s por la marginalidad que se genera en quie-
o incluso m á s trascendente. Más trascendente porque nes, dentro de las sociedades postindustriales, viven
no se trata de u n movimiento interno a los Estados al margen de relaciones laborales estables ^^f". Y, asi-
nacionales, sino que procede de paises extranjeros, mismo, por los choques sociales y culturales que la
en concreto de países no miembros de la Unión Eu- inmigración produce entre las capas inferiores de la
ropea (extracomunitarios), siendo así que, a d e m á s , sociedad receptora y los grupos inmigrantes 2^^. No
muchos de los emigrantes carecen de permiso de re- parece haber lugar a d u d a s acerca de que esto - p r o -
sidencia en el país correspondiente. Por otro lado, yectado sobre las consideraciones generales efectua-
porque se trata de personas pertenecientes a otras das al inicio acerca de la autocomprensión del ciuda-
culturas distintas de la occidental, lo que genera u n dano de las sociedades c o n t e m p o r á n e a s - r e d u n d a en
factor de conflicto adicional. d e m a n d a s de u n a m á s intensa intervención del Dere-
cho penal y abona el punitivismo como forma especi-
5. En el momento actual, cabe afirmar que, en mayor fica de expansión.
o menor medida según los países, el fenómeno de la
criminalidad (en general, patrimonial) de sujetos 7. Por lo demás, la inmigración de personas proce-
extracomunitarios, que operan de modo más o menos dentes de países pertenecientes a otros ámbitos socio-
estructurado, pero en general en grupos o b a n d a s , culturales que acceden a la Europa del bienestar en
empieza a ser común a las diversas naciones europeas. b u s c a de u n a mejora de s u s condiciones vitales genera
Se trata, por tanto, de u n a criminalidad que raramente entre nosotros sociedades pluriétnicas y multicultura-
es ocasional, manifestándose más bien en términos les. En ellas se manifiesta, seguramente, de modo muy
que oscilan entre la "habitualidad" y la "profesionalidad". claro la tensión entre integración y atomización, entre
Constituye, en definitiva, ya en este momento, u n pro-
blema estructural de las diversas sociedades de la Unión
Europea. No debe olvidarse, por lo demás, que esta 266 El desempleo estructural y el fenómeno de la creciente
situación coincide en el tiempo con la aparición de marginalización de grupos sociales se vincula por muchos a la
globalización: cfr. SILVA FRANCO, "Um prognóstico ousado. As pers-
dudas en los ciudadanos europeos acerca de la super- pectivas do Direito penal por volta do anno 2010", en MESSUTTI
vivencia del modelo de "Estado de prestaciones" o "Es- (dir.), Perspectivas criminológicas en el umbral del tercer milenio,
tado del bienestar". Que surge en años en los que, Montevideo, 1998, pp. 13 y ss., 17, citando a ZAFFARONI.
además, como se h a indicado, se aprecia u n a elevadi- ^S*" HESS, "Die Zukunft...", cit., p. 154: la energía de la frustra-
sima sensibilidad al riesgo y u n a obsesión por la segu- ción (de los receptores) se canaliza en u n punitivismo agresivo, que
"sich allerdings auch noch aus anderen Quellen speist: aus eigener
ridad en n u e s t r a s sociedades. Asi como, en fin, que Opfererfahrung, aus sekundárer Information über die tatsáchlich
también concurre con u n creciente desencanto, funda- ansteigende Kriminalitát, aus der dramatischen Art und Weise, wie
do o no, en torno a las posibilidades de u n a interven- diese Informationen in den Medien dargeboten wird, und schliesslich
ción resocializadora del Estado sobre el delincuente. vor allem auch aus dem Árger über den wachsenden Aufwand, der
zum Schutz gegen Kriminalitát geboten scheint oder ist".
116 JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 117
homogeneización y diversificación. Las sociedades términos del acuerdo social que es característica de las
postindustriales, en efecto, tienden a la integración su- sociedades multiculturales 272 Sea como fuere, la polí-
pranacional, pero se atomizan en su interior; sufren tica criminal oficial de los diversos Estados parece
u n proceso creciente de desvertebración. Por otro lado, tender, a marchas forzadas, a aplicar también aquí el
las formas de vida son cada vez más homogéneas 2^^; criterio de "tolerancia cero". Así, por ejemplo, es segu-
pero existen serios indicios de que, en tensión con lo ramente u n a manifestación de tal tolerancia cero la
anterior, los grupos h u m a n o s tienden a asirse a ciertos posibilidad de acordar la expulsión -como forma de
elementos culturales tradicionales 2^^. La tensión entre "inocuización" más b a r a t a - tan pronto como el extran-
integración y atomización, homogeneización y diversi- jero adquiera la condición de imputado en u n procedi-
dad o multiculturalidad, es desde luego criminógena: miento penal.
produce violencia.
9. En este estado de cosas, la cuestión es si el
8. Dicha violencia no es, ciertamente, unilateral. En Derecho penal puede proceder, al tratar los delitos en
realidad, como ya se indicó al comienzo de estas pagi- que se expresa la criminalidad de los inmigrantes, con
nas, es discutible que pueda afirmarse de modo gene- la sutileza que es propia de la teoría de las normas y
ral y en t é r m i n o s empíricos que los "extranjeros del delito 273 gj tema se suscita en particular cuando
(extracomunitarios)" delinquen en proporción superior se trata de ilícitos (coacciones, lesiones, etc.) vincula-
a aquella en que lo hacen los nacionales de los países dos con el contexto cultural del país de origen o, ex-
europeos 2™. Ahora bien, seguramente sí debe admitir- presado de otro modo, con la ley, la costumbre o la
se que los delitos cometidos por inmigrantes se ven convicción social o religiosa que obligan personalmente
más 2'^'; lo que también determina que los medios de al sujeto y le enfrentan a la norma de vigencia territo-
comunicación les dediquen más atención y, por lo rial &rv Europa 274 Qg entrada, podría pensarse que el
mismo, les den más difusión. Pero, sentado esto, tam- inmigrante, en tanto que extranjero sin derecho a voto,
bién será difícil negar entonces que tales delitos pue- que por ello mismo no ha podido contribuir a la géne-
den despertar u n a mayor necesidad social de estabili- sis de la norma jurídico-penal (ni de ninguna otra si-
zación de la norma que vulneran. Y el incremento de milar en su país de origen), no puede ser sujeto a la
penas que de ello puede resultar hallará apoyo, asi- vigencia de u n a norma que le es ajena como persona
mismo, en la constatación de u n a disminución de los
272 En efecto, la pena es, según entiendo, u n sustitutivo fun-
268 Irónicamente, no pocos sociólogos aluden al fenómeno con cional del asentimiento o acuerdo social en cuanto a la norma. Asi,
la expresión macdonaldización. cuando disminuye el grado de acuerdo o asentimiento social, la
269 Así, a u n a "religión sociológica", por ejemplo. Lo cual po- tendencia será al incremento de penas, a fin de aislar la infracción
dría interpretarse en el sentido de búsqueda de la seguridad que (el disentimiento) y evitar que éste se generalice a ú n más.
la aceleración de las formas de vida pone en peligro. 273 HOFFE, Gibt es ein..., cit., pp. 11, 13, 42, plantea concre-
270 Aludiendo al efecto criminógeno de la desintegración cul- tamente la cuestión de si se puede castigar a un inmigrante por la
tural inherente a la emigración, HOFFE, Gibt es ein..., cit., p. 16. realización de u n hecho que en su país de origen no es delito.
271 Asi, KERSTEN, "Gibt es ein interkulturelles Strafrecht? 274 cfr. de modo general HASSEMER, "Interkulturelles Strafrecht",
Kulturwissenschaftliche u n d kriminalsoziologische Anmerkungen", en Festschrift für E.A. Wolff zum 70. Geburtstag, Berlin, 1998, pp.
en HOFFE, Gibt es ein..., cit., p. 141. 101 y ss., 104 y ss.
LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 119
118 JESÚS-MARIA SILVA SÁNCHEZ
en Derecho. Es decir, que en tales casos se produciría vias en este tipo de juicios- que el Derecho penal de las
u n a suerte de excepción personal al principio de terri- sociedades multiculturales no sólo tenderá a ser m á s
torialidad. Sin embargo, parece claro que en u n a socie- represivo para suplir los déficits de asentimiento social,
dad con importante presencia de inmigración, la crisis sino que, probablemente, se mostrará reacio a excluir la
de la vigencia de la norma que ello implicaría no sería concurrencia de los presupuestos de la imputación de
fácil de asumir. De modo que, por razones funciona- la culpabilidad por razones culturalistas.
les ^^^, de entrada se toma como sujeto del Derecho
penal -destinatario de la n o r m a - a quien no es sujeto 4.3. La globalización política y cultural
del derecho de sufragio. y el Derecho penal
1. La globalización política y cultural provoca, como
10. Ahora bien, incluso admitido esto último, lo cier- ya se h a indicado miás arriba, u n a tendencia hacia la
to es que la teoría del delito dispondría de soluciones universalización del Derecho, también del Derecho pe-
para, sin comprometer de modo irreparable la vigencia nal. La tendencia hacia la universalización es, sin
territorial de la norma estatal, atender al conflicto en embargo, en principio neutra. Quiere indicarse con ello
que se h a producido la actuación del sujeto (básicamen- que podría tener como efecto la progresiva desapari-
te, la exculpación y el error de prohibición) 2^^. Pero, por ción de ciertos tipos o sanciones penales existentes en
los mismos motivos antes reseñados, es discutible que u n o s países; o bien, la eliminación de las barreras de
el recurso explícito y general a tales expedientes en los punición existentes en otros. Es decir: la tendencia
casos en que el delito viene respaldado por u n a cultura hacia la universalización y a la mayor homogeneización
divergente no provocara quiebras insostenibles de la cultural podría tener expresión en u n a mayor restric-
confianza general en el sistema2^''. De ahí que, de nue- ción o en u n a mayor expansión del Derecho penal.
vo, pueda llegar a pronosticarse -con las reservas ob-
2. Sin embargo, la globalización política se está
manifestando, de momento, sólo en intentos de proce-
275 Y seguramente también por estimar que el contenido de la
norma en cuestión goza de u n a legitimación material propia que
der a u n a aplicación extraterritorial de leyes estatales,
justifica su imposición al extranjero procedente de u n a cultura en con el fin de estimar irrelevantes las disposiciones de
la que -indebidamente, según se entiende- no se la reconoce. exención o extinción de responsabilidad penal dictadas
276 Cfr. HASSEMER, en HOFFE, Cibt es ein..., cit., pp. 162 y ss.; por los Estados en cuyo territorio se cometió el delito.
del mismo autor, FSf. Wolff, pp. 108 y ss., distinguiendo entre la Ciertamente, al igual que con la criminalidad organiza-
exclusión de la antijuricidad y de la culpabilidad. De modo con- da, se trata aquí de la pretensión de que la vocación
creto sobre el error de prohibición, cfr. LAUBENTHAL/BAIER, "Durch
die A u s l á n d e r e i g e n s c h a f t b e d i n g t e V e r b o t s i r r t ü m e r u n d die protectora de derechos fundamentales del Derecho penal
Perspektiven europáischer Rechtsvereinheitlichung", GA, 2000, pp. frente a los crímenes de los poderosos no tenga barre-
205 y ss., 216, 218-219, pronosticando u n a mayor incidencia de ras infranqueables en la idea de soberanía estatal. Pero
casos de error de prohibición culturalmente condicionado y sos- debe subrayarse que este principio sólo se lleva a la
teniendo la tesis de que éstos se apreciaran, si bien como vencibles práctica cuando se trata de castigar lo que el Estado
(p. 220).
277 Para el caso de u n a aplicación masiva del error de prohi-
en cuyo territorio se cometieron los hechos h a decidido
bición lo advierte HASSEMER, FS f. Wolff, p. 109.
120 JESUS-MARIA SILVA SÁNCHKZ llí-^'Z-.
ción de las normas contenidas en el ordenamiento jurídi- 6. Desde la perspectiva del delito como lesión de la
co-penal positivo que no respondan, ya por defecto, ya vigencia de la norma, la b ú s q u e d a de los criterios
por exceso, a las necesidades que surgen de la autocom- nucleares de identidad de la sociedad que se plasma-
prensión social 2^2^ sino, más aún, a la discusión acerca rían en las expectativas normativas esenciales, así
de la mayor o menor legitimación de u n a s opciones nor- como de los criterios de su tangibilidad mediante
mativas frente a otras, todas ellas incluidas en el marco conductas concretas, acaba proyectándose sobre la
de lo "no disfuncional". Un extremo éste sobre el que, Constitución política del sistema social de que se tra-
según entiendo, sí es cierto que desde el funcionalismo te 2^-^. Ello es materialmente satisfactorio y, a d e m á s ,
no se ha profundizado todo lo que sería preciso. concuerda con el dato formal-práctico de que, en los
sistemas del constitucionalismo moderno, sólo pue-
5. Sentado todo lo anterior, debe añadirse que, a mi den impugnarse preceptos penales c u a n d o resultan
entender, la adopción de la teoría que cifra en la pro- inconstitucionales por defecto o por exceso ^^'*. Si no
tección de la vigencia de las normas la función del se da ni lo u n o ni lo otro, nos hallamos en el marco
Derecho penal no dispensa del esfuerzo en pro de u n a de la política criminal defendible, m á s o menos plau-
legitimación material de la protección, asociada a con- sible, pero en todo caso no radicalmente impugnable.
secuencias jurídico-penales, de dichas normas. Pero, Que esto no sea demasiado preciso o que no ofrezca
en este punto, los problemas que afectan a la propues- argumentos concretos sobre cuáles son las expectati-
ta de J a k o b s lo hacen en medida no muy distinta a vas normativas que deben ser a s e g u r a d a s recurriendo
aquella en que inciden sobre la teoría dominante acer- a la p e n a y no mediante otros medios ^^s, no es, en
ca del bien jurídico como objeto de protección del
Derecho penal. Tales problemas son, en primer lugar,
293 MOssiG, Schutz abstrakter.., cit., p. 167: "La cuestión acer-
la indefinición del criterio en virtud del cual se deter- ca de la legitimación de determinadas normas juridico-penales se
mina que ciertas normas pertenecen al núcleo de la refiere a los principios constitucionales como criterios normativos
identidad normativa de la sociedad (esto es, en la otra juridificables de la identidad de u n a concreta sociedad, sean éstos
terminología, la indefinición acerca de cuáles sean los principios simplemente postulados o ya institucionalizados". Con-
bienes ^x&c\s,2Lraewt& jurídico-penales). En segundo lu- viene indicar que esto no significa la adopción de la teoría del
"anclaje constitucional de los bienes jurídicos" (Bricola), que ya h a
gar, la indeterminación de los elementos que h a n de sido superada por su propia vaguedad o incapacidad explicativa;
concurrir en u n a conducta dada para desestabilizar en efecto, junto al catálogo de derechos fundamentales, serian
tales normas (esto es, la inconcreción de la teoría de la determinantes en este punto los criterios organizativos esenciales.
^protección fragmentaria). Y, en tercer lugar, la ausen- 294 Por eso no estoy de acuerdo con la conclusión de MOssiG,
cia de u n criterio claro acerca de por qué hay que Schutz abstrakter.., cit., p. 205, de que la función del bien jurídico
responder frente a tal desestabilización (lesión) preci- en la concepción expresada es exclusivamente dogmática y no crí-
tica, político-criminal. Es cierto que MOssio parece utilizar el tér-
samente con u n a pena concreta (que, asimismo, afecta mino dogmática en el sentido de interna al sistema jurídico y, por
por igual a a m b a s propuestas). tanto, ello valdría para u n a teoría constitucional. Pero tal termino-
logía no concuerda con la comprensión usual de la cuestión entre
292 MOSSIG, Schutz abstrakter..., cit., p. 167: "Die materielle nosotros. No en vano, u n a de las más relevantes teorías criticas del
Legitimation von Straftatbestánden bedeutet eine Aktualisierung der bien jurídico h a sido la de orientación constitucionalista.
Identitátskriterien der konkreten Geseílschaft". 295 Y por qué.
128 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 129
realidad, u n déficit específico de esta propuesta, sino evidente que u n a conducta d a d a desestabilice la nor-
que, de nuevo, podría atribuirse a todas las teorías de ma en cuestión, haciéndose acreedora de u n a pena:
la incriminación distintas de u n a radicalmente perso- aquí la discusión habría de abarcar, por ejemplo, casos
nalista del bien jurídico, que sólo permitiera la protec- como los de tentativa inidónea (en s u s diversas varian-
ción penal (al menos con penas privativas de libertad) tes), las infracciones de muy escasa entidad (así, los
de los bienes personales esenciales, y de u n a concep- casos de bagatela en los delitos patrimoniales) o los
ción de la ofensividad estrechamente ligada al harm ilícitos de acumulación o repetición2^^. En fin, resulta
principie. asimismo cuestionable que sólo u n a concreta opción
punitiva -la precisamente elegida por el legislador-
7. Así las cosas, parece que la objeción fundamen- cumpla la función de esa estabilización pretendida; si
tal que cabría dirigir a J a k o b s se centra en que, ante la identidad normativa es dinámica, plural y enfrenta-
u n a determinada norma cuya vigencia se protege en da, se plantearán inmediatamente opciones alternati-
u n a ley penal, su propuesta dispensa del esfuerzo de vas de tipificación y sanción penal. Con lo anterior
búsqueda de u n bien (realidad valorada positivamente) quiere decirse, por tanto, que la discusión político-
jurídico-penal que la respalde; o que su modelo facilita criminal sobre lo que pertenece al núcleo de la identi-
la afirmación de que u n a determinada conducta ha dad normativa de u n a determinada sociedad (en cambio
puesto en cuestión la norma, frente a lo que sería permanente), la discusión acerca de los presupuestos
necesario constatar para afirmar la lesión o puesta en de la desestabilización de dicho núcleo, así como sobre
peligro relevante del correspondiente bien. Pero ni lo lo necesario para la estabilización de las normas que
uno ni lo otro parece suficiente para u n a atribución de lo integran, se halla absolutamente abierta. Quizá se
corresponsabilidad en la expansión del Derecho penal. halle entonces en el "debe" de J a k o b s el rechazo de
Es cierto que la determinación de lo que pertenece al cualquier criterio complementario del de la "funciona-
núcleo de la identidad normativa de u n a determinada lidad" (y que sería operativo en el marco de lo "no
sociedad no es evidente sin más 296; aquí cabe, pues, disfuncional") como rector del debate sobre la legitima-
incluso en el marco de perspectivas funcionalistas, u n ción de las normas y de las reacciones a su desesta-
bilización. Pero esto tiene u n a entidad relativamente
debate jurídico-político, no en último lugar porque la
identidad normativa de u n a sociedad ni es estática ni
pacífica ni única, sino dinámica, enfrentada y plural. 297 En relación con este punto, podría parecer que, dada u n a
De modo que surgirá siempre el debate acerca de si determinada conducta, resulta más fácil sostener que la misma
la respuesta elegida por el legislador -la del Derecho pone en cuestión la vigencia de la norma (que afecta la confianza
de la población en la misma como criterio de orientación vinculante),
penal- como medio de estabilización de u n a determi- que afirmar que la misma lesiona o pone en peligro u n bien jurí-
nada norma es correcta o no. Por otro lado, tampoco es dico. En otras palabras, podría pensarse que, si la referencia es la
vigencia de la norma, hechos con menos consistencia objetiva o
2^6 Por cierto que la falta de u n estudio profundo sobre los menor entidad cuantitativa pueden estimarse desestabilizadores
elementos de la identidad normativa de la sociedad y, en concreto, cuando, desde la perspectiva del bien jurídico, cabría negar su
de lo que es nuclear en la misma y lo que no lo es, me parece un "ofensividad" (lesividad o peligrosidad). Sin embargo, la realidad es
importante déficit que, h a s t a la fecha, sigue lastrando la teoría del que la teoría de la protección fragmentaria de bienes jurídicos no
Derecho penal de JAKOBS. h a sido, en este punto, tampoco especialmente "critica".
130 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
2. Como es sabido, sin embargo, la modificación de to, probablemente pocos niegan que la salvaguarda del
la propia estructura y del contenido material de los medio ambiente debe constituir uno de los principios
tipos penales es la primera expresión de ello. Así, la organizativos fundamentales de n u e s t r a civilización, si
combinación de la introducción de nuevos objetos de no el básico'^°'^. Ciertamente, el medio ambiente cons-
protección con la anticipación de las fronteras de la tituye el "contexto" por antonomasia de bienes perso-
protección penal ha propiciado u n a transición rápida nales del máximo valor. Por tanto, el ordenamiento
del modelo "delito de lesión de bienes individuales" al jurídico en su conjunto tiene ante sí u n reto esencial,
modelo "delito de peligro (presunto) para bienes supra- en la línea de garantizar lo que algunos caracterizan
individuales", pasando por todas las modalidades in- como "desarrollo sostenible". Sin embargo, resulta te-
termedias •^°2. Los legisladores, por razones como las merario situar el Derecho penal en la vanguardia de la
expuestas, h a n promulgado y promulgan numerosas "gestión" del problema ecológico en su globalidad^°^.
nuevas leyes penales y las respectivas rationes legis, Ello, a u n q u e se reitere, por algunos, la necesaria
que obviamente no dejan de guardar relación -al me- contextualización del medio ambiente, esto es, la idea
nos indirecta- con el contexto o con las condiciones de que el medio ambiente no se puede proteger penal-
previas del disfrute de los bienes jurídicos individuales mente por si mismo, sino sólo en tanto que condición
más clásicos, son ascendidas de modo inmediato a la necesaria para el desarrollo de la vida h u m a n a •'°^. Pues
condición de bienes penalmente protegibles (dado que al final h a devenido mayoritaria la tesis de que en éste,
están protegidos). Así, j u n t o a los delitos clásicos, como otros bienes supraindividuales, la referencia a
aparecen otros muchos, en el ámbito socio-económico
de modo singular, que en poco recuerdan a aquéllos.
En este punto, la doctrina tradicional del bien jurídico 30^ Según la frase de Al Gore, citado por ULRICH BECK, Die
pone de relieve -según se señalaba más arriba- cómo, Erfindung des Politischen, Frankfurt, 1993, pp. 144-145:
a diferencia de lo sucedido en los procesos de des- "Menschheitsprojekt der Rettung der Umwelt".
3*^^ Como pone de relieve SEELMANN, Rechtsphilosophie,
penalización de los años sesenta y setenta, su capaci- München, 1994, pp. 200 y ss., es discutible que u n a ética y u n
dad crítica en el marco de procesos de criminalización Derecho orientados a la idea de libertad y autonomía sean capaces
como los que caracterizan el presente -y seguramente de garantizar los intereses ecológicos de las generaciones presentes
el futuro- resulta sumamente débil-'°^. y futuras. Y sin embargo, no puede por menos de reconocer que en
el caso del Derecho penal la fundamentación en la responsabilidad
individual es inevitable.
3. La protección penal del medio ambiente es u n o 30^ El bien jurídico medio ambiente se entiende, así, como el
de los ejemplos más claros de esta tendencia. En efec- conjunto de fundamentos naturales elementales de la vida del
hombre: STEINDORF, en JESCHECK/RUSS/WILLMS (Hrsg.), Leipziger
Kommentar zum StGB, t. 7°, 10" ed., Berlin/New York, 1988,
•^°2 Sobre la evolución, con un juicio positivo, SCHONEMANN, Con- n° marg. 9 previo al parágrafo 324. Como sostiene Arth. KAUFMANN,
sideraciones críticas sobre la situación espiritual de la ciencia jurídico- "Gibt es Rechte der Natur?", en Festschrift für G. Spendel zum 70.
penal alemana (trad. Cancio Meliá), Bogotá, 1996, pp. 28 y ss. Geburtstag, Berlin/New York, 1992, pp. 59 y ss., 72-73, el tema no
^'^^ Es muy clara la caracterización de MOCCIA, "De la tutela de es de derechos de la naturaleza, sino de deberes de los hombres
bienes a la tutela de funciones: entre ilusiones postmodernas y frente a ella, "^um Sorge des Menschen um die Natur, das heiJSt die
reflujos iliberales" (trad. Ragúes), en SILVA SÁNCHEZ (ed.). Política Sorge um sich selbst, die Sorge um die Menschen, die nach uns
criminal y nueuo Derecho penal, Barcelona, 1997, pp. 113 y ss. kommen werden...".
134 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 135
los intereses individuales que se ven contextualizados 5. Como es sabido, las tesis clásicas (o del aliud)
por aquéllos; es mera ratio legis no sujeta a comproba- distinguían entre ilícito penal e ilícito administrativo,
ción en el caso concreto al aplicar el tipo. En otras atribuyendo al primero el carácter de lesión éticamente
palabras, lo protegido es sencillamente el contexto•^°^, reprochable de u n bien jurídico, mientras que el se-
con lo que se asienta progresivamente la tendencia a gundo seria u n acto de desobediencia ético-valorati-
provocar la intervención del Derecho penal tan pronto vamente neutro-'°^. Posteriormente, sin embargo, fue
como se afecta u n cierto ecosistema en términos que consolidándose como doctrina ampliamente dominante
superan los standards administrativos establecidos. la tesis de la diferenciación meramente cuantitativa
entre ilícito penal e ilícito administrativo, según la cual
4. En efecto, esta orientación a la protección de lo característico de este último es u n menor contenido
contextos cada vez más genéricos (en el espacio y en el de injusto.
tiempo) del disfrute de los bienes jurídicos clásicos,
Como resumen de este punto de vista puede citarse
lleva al Derecho penal a entrar en relación con fenóme-
a WelzeP'°, cuando señala:
nos de dimensiones estructurales, globales o sistémicas,
en los que las aportaciones individuales, autónomamen-
te contempladas, son, por el contrario, de "intensidad Granada, Homenaje al Prof. Sáinz Cantero, 12, 1987, t. I, pp. 243
baja". Con ello, se ha producido seguramente la culmi- y ss., 248-249, reivindicando u n a diferencia cualitativa para la
nación del proceso: el Derecho penal, que reaccionaba regulación penal que la distancie del intervencionismo estatal que
se expresa en la legislación administrativa. Ambos trabajos se
a posteríori contra u n hecho lesivo individualmente contienen en MiR PUIG, El Derecho penal en el Estado social y de-
delimitado (en cuanto al sujeto activo y al pasivo), se mocrático de Derecho, Barcelona, 1994, pp. 151 y ss., 159 y ss.
ha convertido en u n Derecho de gestión (punitiva) de 309 Asi, GOLDSCHMIDT, Das Verwaltungsstrafrecht, Berlín, 1902,
riesgos generales y, en esa medida, se h a "administra- pp. 539 y ss., 548, 576, para quien al Derecho penal le compete
tivizado"308 Veamos qué se quiere indicar con tal ex- la protección de bienes individuales, mientras que a la Administra-
presión. ción le corresponde asegurar bienes colectivos, el bienestar colec-
tivo; WoLF, Erik, "Die S t e l l u n g der V e r w a l t u n g s d e l i k t e im
Strafrechtssystem", Festschrift für R. v. Frank zum 70. Geburtstag,
t. II, Tübingen, 1930, pp. 516 y ss., 525, 565; también EBERHARD
ScHMiDT, Das neue westdeutsche Wirischaftsstrafrecht, Tübingen
3'^^ La tendencia a "establecer ámbitos de protección que se 1950, pp. 20 y ss. Actualmente, por ejemplo, KINDHAUSER, "Acerca
configuran como entornos del que originariamente justifica la regu- de la legitimidad de los delitos de peligro abstracto en el ámbito del
lación jurídica de que se trata" en la legislación administrativa Derecho penal económico", en Hacia un Derecho penal económico
sectorial la subraya ESTEVE PARDO, Técnica, Riesgo y Derecho, p. 78 europeo. J o r n a d a s en honor del Prof. Klaus Tiedemann, Madrid,
(la cursiva es mia). 1995, pp. 441 y ss., 442, donde alude a la idea de reproche, asi
•'O^ Alude criticamente a la "administrativización" del Derecho como a la pena, en tanto que expresión de u n fracaso personal,
penal MiR PUIG, "Bien jurídico y bien juridico-penal como limites como criterios de diferenciación.
del tus puniendi ", en Estudios penales y criminológicos XIV, San- 310 WELZEL, "Der Verbotsirrtum im Nebenstrafrecht", JZ, 1956,
tiago de Compostela, 1991, pp. 203 y ss., 213, como expresión de pp. 238 y ss., 240. Cfr. en nuestra jurisprudencia reciente la STS
u n a primacía excesiva de las perspectivas de orden colectivo por 3'', secc. 5", 9 de abril de 1996 {La Ley 6926): "La teoría general
encima de la grave afectación individual. Ya en MlR PuiG, "Sobre el del ilícito, como supraconcepto comprensivo tanto del penal como
principio de intervención mínima del Derecho penal en la Reforma del administrativo, establece que la potestad sancionadora de la
penal", en Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad de Administración ha de ejercitarse ajustándose a los principios esen-
JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 137
136
"A partir del ámbito nuclear de lo criminal discurre nador. El primero persigue proteger bienes concretos
u n a línea continua de injusto material que ciertamente en casos concretos y sigue criterios de lesividad o
va disminuyendo, pero que n u n c a llega a desaparecer peligrosidad concreta y de imputación individual de u n
por completo, y que alcanza hasta los más lejanos ilícitos injusto propio. El segundo persigue ordenar, de modo
de bagatela, e incluso las infracciones administrativas general, sectores de actividad (reforzar, mediante san-
(Ordnungswidrigkeiten) &^X.éca (...) vinculadas con ella". ciones, u n determinado modelo de gestión sectorial).
Por eso no tiene por qué seguir criterios de lesividad o
6. La perspectiva que se centra sólo en el injusto y peligrosidad concreta, sino que debe, más bien, aten-
su conformación para distinguir el ámbito de lo penal der a consideraciones de afectación general, estadísti-
y lo administrativo es, a mi juicio, errónea. Por eso era ca; asimismo, no tiene por qué ser tan estricto en la
errónea la teoría clásica de base ética. Pero también imputación, ni siquiera en la persecución (regida por
resulta incompleta la moderna teoría de la diferenciación criterios de oportunidad y no de legalidad).
(meramente) cuantitativa. En efecto, lo decisivo de la 8. Por este motivo, quizá proceda, en suma, intro-
referida diferenciación no es (sólo) la configuración del ducir algún género de diferenciación cualitativa entre
injusto, sino los criterios desde los que se contempla, Derecho penal y Derecho administrativo sancionador-^^^
los criterios de imputación de ese injusto y las garan- Como se h a indicado, el Derecho administrativo san-
tías de diverso signo (formales y materiales) que rodean cionador es el refuerzo de la ordinaria gestión de la
la imposición de sanciones al mismo. A este respecto, Administración. Así, cabría afirmar que es el Derecho
es evidente que el sometimiento a u n juez es u n a dife- sancionador de conductas perturbadoras de modelos
rencia cualitativa, como lo es la imposibilidad de que la sectoriales de gestión. Su interés reside en la globalidad
Administración imponga sanciones privativas de liber- del modelo, en el sector en su integridad, y por eso
tad. Tales garantías especiales, que rodean lo penal y tipifica infracciones y sanciona desde perspectivas ge-
que tienen que ver con la repercusión comunicativo- nerales. No se trata aquí del riesgo concreto como ries-
simbólica de la afirmación de que concurre u n a "infrac- go en sí mismo relevante e imputable personalmente a
ción penal", más bien abonan la idea de que procede u n sujeto determinado, sino que lo determinante es la
introducir u n a perspectiva de diferenciación cualitativa visión macroeconómica o macrosocial (las "grandes
que ha de tener reflejo, ante todo, en la forma de en- cifras"; el "problema estructural" o "sistémico")-^^^
tender la lesividad de u n a y otra clase de infracciones
y en los criterios utilizados para su imputación.
•'ll En u n a línea próxima se ha manifestado ToRio LÓPEZ, "In-
justo penal e injusto administrativo (presupuestos para la reforma
7. Como se verá, lo decisivo aquí vuelve a ser el del sistema de sanciones)", en Estudios sobre la Constitución Espa-
criterio teleológico: la finalidad que persiguen, respec- ñola. Homenaje al Prof. Eduardo García de Bnterría, t. III, Madrid,
tivamente, el Derecho penal y el administrativo sancio- 1991, pp. 2529 y ss., 2536: las diferencias entre injusto penal y
administrativo no son ónticas, ni tampoco meramente cuantitati-
vas: son histórico-culturales, esto es, valorativas.
ciales inspiradores del orden penal, ya que dicha potestad tiene 312 Seguramente, se mueve en u n a línea próxima la construc-
como soporte teórico la negación de cualquier diferencia ontológíca ción de WoLFF, E. A., "Die Abgrenzung von Kriminalunrecht zu anderen
entre sanción administrativa y pena". Unrechtsformen", en HASSEMER (Hrsg.), Strafrechtspolitil, Frankfurt,
JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 139
138
9. Precisamente por ser ésta su perspectiva propia, del tráfico rodado, el de la posesión de a r m a s de fue-
el Derecho administrativo sancionador no precisa, para go o el de la evacuación de los residuos. Pero es in-
sancionar, que la conducta específica, en sí misma admisible como criterio para la imputación penal de
concebida, sea relevantemente perturbadora de u n bien responsabilidad a u n determinado sujeto por el con-
jurídico, y por ello tampoco es necesario un análisis de creto significado de la conducta aislada que h a reali-
lesividaden el caso concreto. Del mismo modo, tampo- zado; p u e s u n a sanción así f u n d a m e n t a d a no deja de
co parece haber reparos para aceptar que el Derecho ser, desde la perspectiva del Derecho penal, u n a san-
administrativo sancionador no se rija por criterios de ción ex iniuria tertiL No hay en ella n i n g u n a posibili-
legalidad en la persecución de los ilícitos, sino por dad de introducir elementos de lesividad concreta: ni
puros criterios de oportunidad. Lo que es necesario, lesión, ni peligro concreto, ni peligro abstracto enten-
más bien, es que el género de conductas represente, dido como peligro realmente existente, constatable en
en términos estadísticos, u n peligro para el modelo la conducta en virtud de u n juicio ex ante^^^. Simple-
sectorial de gestión o, si se quiere, en términos menos mente, peligro p r e s u n t o , peligro estadístico o -todavía
tecnocráticos, para el buen orden del sector de activi- mejor- peligro global-'i'*.
dad determinado.
11. Esta diferencia es sustancial y explica, en pri-
10. En esta medida, el Derecho administrativo san- mer lugar, que la tipificación de infracciones adminis-
cionador es esencialmente el Derecho del daño cumu- trativas, a u n q u e pretenda ciertamente cumplir funcio-
latiuo o, también, del daño derivado de la repetición, nes de protección social -y de hecho las cumpla desde
que exime de u n a valoración del hecho específico, re- esa perspectiva global, macroeconómica o macrosocial-
quiriendo sólo u n a valoración acerca de cuál sería la m u c h a s veces sólo adquiera dicho tono material si las
trascendencia global de u n género de conductas, si es infracciones se contemplan en conjunto. En cambio,
que éste se estimara lícito. En otras palabras, la pre- contempladas u n a a u n a resultan, ciertamente, forma-
gunta clave es: "¿qué pasaría si todos los intervinientes les, esto es, m u c h a s veces ni siquiera de peligro abs-
en este sector de actividad realizaran la conducta X tracto, sino de mero peligro global, estadístico, presun-
cuando existe, además, u n a seria probabilidad de que to, etcétera.
muchos de ellos lo hagan, de ser estimada lícita?".
Naturalmente, tal pregunta (puramente genérica,
estadística) adquiere todo su sentido desde perspecti- •^^^ Por eso, TORIO LÓPEZ, "Injusto penaL..", cit., p. 2539, con-
sidera que es necesario proceder a u n a valoración sobre el mereci-
vas de gestión de u n determinado sector, sea éste el miento de pena o sólo de sanción administrativa de u n determina-
do hecho. Para ello (p. 2541) propone recurrir al criterio (dinámico
e histórico-cultural) del significado del bien jurídico, asi como -lo
que estimo mucho más discutible- al de la significación ético-
1987, pp. 137 y ss., 157, 218: "bei den Ordnungswidrigkeiten geht social de la infracción.
es nicht mehr um das Verháltnis des Einen zum Anderen in ihren 31'^ De ahi que tenga razón TORío LÓPEZ, "Injusto penal...", cit.,
Beziehungen zur bürgerlichen Gesellschaft, sondern es geht um p. 2542, cuando propone la descriminalización de los delitos de
das Verháltnis zur staatlich verbundenen Cemeinschaft". Cfr. asi- peligro abstracto, en los que se hace abstracción del peligro, siendo
mismo KOHLER, Strafrecht AT, Berlin, 1997, pp. 30 y ss. éste u n dato meramente estadístico.
140 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 141
12. Lo anterior puede ilustrarse con múltiples ejem- u n a defraudación de poca entidad, que, multiplicada
plos: por el número de los contribuyentes, podría ya empe-
a) El límite de la infracción administrativa en ma- zar a tener u n enorme significado: así, u n fraude por
teria de tráfico rodado es de 0,5 mg de alcohol por litro contribuyente de diez mil pesetas, multiplicado por unos
de sangre, según la normativa española. Obviamente, 25 millones de contribuyentes, daría la enorme cifra
dicho límite, o incluso u n o inferior, pueden tener todo global de 250.000 millones de pesetas. Lo que implica
su sentido desde perspectivas globales de ordenación que, obviamente, el fraude de sólo 10.000 pesetas deba
del sector, desde perspectivas estadísticas. Desde lue- ser estimado ilícito administrativo y sancionado)-5^^.
go, u n a mayoría de personas representa u n peligro c) Un tercer ejemplo se puede advertir en el terre-
para la circulación si su sangre muestra dicho conte- no medio-ambiental. Los vertidos de u n a empresa -de
nido de alcohol. Más a ú n , en términos de gestión ad- u n a sola- por m u c h o que s u p e r e n ampliamente los
ministrativa del riesgo de la circulación -reducción de grados de concentración de metales pesados estable-
las enormes cifras anuales de muertes en carretera- cidos en la normativa administrativa, no tienen por
puede tener incluso sentido el límite absoluto de O mg
qué poner en peligro -por ellos solos- el equilibrio de
de alcohol por litro de sangre, cuya superación condu-
los sistemas n a t u r a l e s . Si sólo se t r a t a r a de los ver-
ciría a la infracción administrativa. Ahora bien, tal
tidos de u n a empresa, no existiría problema medio-
criterio por sí solo no es operativo en el ámbito jurídi-
ambiental. El problema se deriva de la generalización
co-penal. Pues ahí no interesa el aspecto estadístico,
sino si la persona cuya conducta estamos enjuiciando de vertidos con ciertos grados de concentración de
puso realmente en peligro bienes jurídicos o no. Y aquí metales. En esa medida, es lógico que desde la pers-
la apreciación estadística puede sólo constituir u n a pectiva global del Derecho administrativo sancionador
presunción contra reo, en la que, en principio, no se da se estime pertinente la intervención y la sanción. Pues
base suficiente para la imputación. la sumación de vertidos tendría - t i e n e - u n inadmisi-
ble efecto lesivo. Pero, de nuevo, no resulta justificada
b) Un segundo ejemplo lo podemos hallar en el la sanción penal de la conducta aislada que, por sí
ámbito tributario. Una sola defraudación tributaria, sola, no pone realmente en peligro el bien jurídico que
a u n q u e sea de más de 15 millones de pesetas (caso se afirma proteger.
español) -que es lo que se juzga en el ámbito penal- no d) Un cuarto ejemplo, en materia de estupefacientes,
pone realmente en peligro relevante el bien jurídico, ya podría venir dado por los casos en que la cantidad con
se entienda éste en el sentido del patrimonio de la la que se trafica no tiene, por sí misma, entidad para
hacienda pública, ya en el de las funciones de los tri- poner en peligro la salud pública (¡por eso tiene senti-
butos. Lo peligroso sería aquí el efecto sumativo. En- do distinguir entre el pequeño traficante y el gran Xxa.-
tonces, no es la conducta individual la lesiva, sino su
acumulación y globalización. Desde perspectivas de
lesividad concreta, no hay base para la intervención 315 O b v i a m e n t e , r e s u l t a ocioso indicar q u e en m a t e r i a
penal, a u n q u e el significado global, sectorial del "géne- tributaria, el hecho de que u n a lesividad relevante se derive sólo
ro" de conductas puede justificar claramente la inter- de la acumulación de acciones individuales no h a sido obstáculo
vención del Derecho administrativo (y eso, a partir de para la incriminación de las defraudaciones de m á s de 15 millo-
nes de pesetas.
142 JESÜS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 143
ficante!). Aquí también lo decisivo para la sanción sería propio del Derecho administrativo sancionador, sino que
la protección de u n determinado modelo de gestión de incluso, a partir de ahí, se convierte en u n Derecho de
la salud pública y no el desvalor de la acción aislada- gestión ordinaria de grandes problemas sociales.
mente considerada.
e) En fín, cabria aludir, como quinto ejemplo, al 14. La progresiva t r a n s f o r m a c i ó n del Derecho
del blanqueo de capitales como delito contra el orden penal, en las m o d e r n a s sociedades de comportamien-
económico. Pues u n hecho de blanqueo que ponga, por tos masivos, en u n elemento m á s del Derecho de
si solo, en peligro el orden económico h a de referirse a gestión es, a partir de lo anterior, bastante clara. Parece
enormes cantidades de dinero; y ese hecho sólo lo claro que, también p a r a el Derecho penal, lo decisivo
pueden cometer los jefes de las bandas de delincuen- emipieza a ser el problema de las grandes cifras y
cia organizada. Ahora bien, los actos de blanqueo de no la dimensión de lesividad del c o m p o r t a m i e n t o
menor entidad, que aisladamente no ponen en peligro individuadla.
el orden económico, contemplados en su conjunto sí
constituyen u n a importante perturbación del sistema 6.2. Más que una anécdota: el paradigma de los
económico. Y es esto lo que justificaría quizá su san- Kumulationsdelikte (o delitos de acumulación)
ción administrativa; pero no su sanción penal.
Los ejemplos, como p u e d e advertirse, p o d r í a n 1. El paradigma de lo anterior es la difusión de la
menudear. tesis que entiende que es posible sancionar penalmente
u n a conducta individual a u n cuando ésta no sea por
13. Pues bien, puede afirmarse que es u n a caracte- sí misma lesiva del bien jurídico (ni lo ponga por sí
rística del Derecho penal de las sociedades postindus- misma en peligro relevante), si se cuenta con la posi-
triales el asumir, en amplia medida, tal forma de razo- bilidad cierta de que dicha conducta -per se no lesiva-
nar, la de la lesividad global derivada de acumulaciones se realice también por otros sujetos y el conjunto de
o repeticiones, tradicionalmente propia de lo administrati- comportamientos si vaya a acabar lesionando el co-
vo-^^^. Es esto lo que se quiere indicar cuando se alude rrespondiente bien jurídico-^1^. Son éstos los llamados
al proceso de "administrativización" en que, a nuestro
juicio, se halla inmerso el Derecho penal. Ello podría
•^'^ Muy interesantes en este sentido son las apreciaciones
llevarse incluso más lejos: así, no sólo en cuanto a de NAUCKE, "Konturen eines nach-práventiven Strafrecht", KritV
afirmar que el Derecho penal asume el modo de razonar 1999-3, pp. 336 y ss., 346, sobre el delito de fuga tras u n acciden-
te de circulación (§ 142 StGB) como contribución a la mejora de la
3^^ Cfr. SEELMANN, "Verántwortungszuweisung, Gefahrensteuerung posición juridico-civil del lesionado y, con ello, a la minoración de
und Verteilungsgerechtigkeit. Zielkonflikte bei der Akzessorietát des las consecuencias lesivas del tráfico viario peligroso que, por lo
Strafrechts gegenüber anderen Rechtsgebieten", en ORSI/SEELMANN/ demás, se desea mantener; o del hurto en grandes almacenes,
SCHMID/STEINWORTH (Hrsg.), Gerechtigkeit, Frankfurt, 1993, pp. 109 como medio de contribuir al mantenimiento del modelo de compra
y ss., 120, quien, refiriéndose a la praxis de los delitos contra en autoservicio.
el medio ambiente en Alemania, señala que "también para los •^'^ KuHLEN, "Umweltstrafrecht -auf der Suche nach einer neuen
tribunales parece estar claro que aquí se trata m á s de u n a direc- Dogmatik", ZStW, 105 (1993), pp. 697 y ss., 716: por ello es preciso
ción estatal de la economia que de u n a atribución individual de considerar la contaminación de aguas como Kumulationstatbestand,
culpabilidad". "...der auch für sich genommen ungefahrliche Einzelhandlungen
JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 145
144
"delitos cumulativos (o acumulativos)" (Kumulations- concretos, a u n q u e éstos, contemplados en sí mismos,
delikte, accumulatiue harms), cuya relevancia penal se no pongan en peligro ni siquiera abstracto el bien j u -
pretende asentar en la adopción de u n a perspectiva rídico protegido 321. En la medida en que la acumula-
aparentemente ajena al modo de pensar del penalista: ción de tales actos concretos sí tiene capacidad de
What if everybody did itl'^^'^. ¿Qué ocurriría si todos producir consecuencias lesivas, entiende que debe sos-
hicieran lo mismo? Pues se trata de casos en que la tenerse no sólo s u tipicidad formal, sino la propia
conducta individualmente considerada no muestra u n tipicidad material. En cualquier caso, es importante,
riesgo relevante (es harmless], mientras que, por otro para la exacta comprensión de su punto de vista, po-
lado, se admite que general performance would be ner de relieve que, en la concepción de Kuhlen -tal
harmful -^^^ y que dicha realización por u n a pluralidad como manifiesta en su réplica a las críticas dirigidas a
de personas no constituye simplemente u n a hipótesis, su opinión- la acumulación no aparece como u n ele-
sino que es u n a realidad actual o inminente. mento hipotético de los Kumulationsdelikte, sino que
es u n elemento real (esto es, se cuenta de antemano
2. Esta concepción, relativamente conocida en las con la realización actual o inminente de hechos simi-
diversas culturas jurídicas, h a sido desarrollada últi- lares por u n a múltiple pluralidad de sujetos) ^22
mamente por Lothar Kuhlen, cuya fundamentación, más
allá del concreto tipo penal del Código alemán sobre el 3. Las objeciones fundamentales dirigidas contra el
que se proyecta, merece consideración. En efecto, este planteamiento son seguramente conocidas: por u n lado,
autor parte, en su análisis del § 324 StGB (delito de que se vulnera el principio de culpabilidad, al funda-
contaminación de aguas, Gewásserverunreinigun^, de mentarse la sanción ex iniuria tertii; por otro lado, que
que hay que subsumir en el tipo determinados actos se trata en estos casos de "grandes riesgos", los cuales
no pueden contemplarse como problemas de u n actuar
individual, sino sólo como problemas sistémicos, que
deshalb erfafit, weil ohne ein sanktionsbewehrtes Verbot derartiger
Handlungen damit zu rechnen wáre, daJS sie in grojier Zahl
vorgenommen würden und dann eine Stórung geschützter 321 KUHLEN, "Umweltstrafrecht...", cit., p. 715: "Dafi etwa die
Gewásserfunktionen zur Folge hátten". Es preciso distinguir los Einleitung von Haushaltabwássern in einen Flufi dessen Funktion
delitos de a c u m u l a c i ó n (Kumulationsdelikte) de los c a s o s de ais Lebensgrundlage fúr Menschen, Tiere oder Pflanzen
"causalidad cumulativa": en efecto, en los primeros no se requiere beeintráchtigen kónnte, istpraktisch ausgeschlossen; die Handlung
la constatación de la efectiva acumulación de cursos causales ist also nicht einmal generell oder abstrakt geeignet, eine Stórung
como contribuciones al mismo daño concreto, sino que se trata de von Gewásserfunktionen herbeizuführen".
u n a contemplación -como se h a subrayado a n t e s - absolutamente 322 KUHLEN, "Umweltstrafrecht...", cit., p. 716, nota 9 1 . Cfr.
"global". ya KUHLEN, "Der Handlungserfolg der strafbaren Gewásserverunrei-
319 FEINBERG, The Moral Limits of the Criminal Law. Volume nigung" (§ 324 StGB), GA, 1986, p p . 389 y s s . , 3 9 9 : 'Ein
One. Harm to Others, Oxford, 1984, pp. 225 y ss. Kumulationstatbestand fordert nicht, dafi eine einzelne Handlung
320 Favorable a la prohibición FEINBERG, The Moral.., cit., p. zu einer Verletzung oder Gefáhrdung fúhri, sondern nur, daJS die
226, siempre que se constate empíricamente la disposición de u n a Einzelhandlung zu einer Art von Handlungen gehórt, die, wenn sie
mayoría de personas a realizar tal conducta, o incluso a u n q u e in grojier Zahl vorgenommen würden, eine Verletzung oder
muchos se retraigan de realizarla, a pesar de tener interés en ella, Gefáhrdung herbeiführen würden"; "Erst wenn derartige
por escrúpulo moral o espíritu cívico. También lo acepta en prin- Einzelhandlungen in groJSer Zahl vorgenommen werden, entsteht
cipio ASHWORTH, Principies, 2" ed., p. 53. eine ókologische Gefáhrdung".
146 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 147
no cabe reconducir equitativamente a acciones de per- trarán en el futuro precisamente ante todo como pro-
sonas. En definitiva, que no hay u n a lesión (o peligro) blemas de grandes cifras, derivados de la industrializa-
para el bien jurídico atribuible personalmente a la con- ción y el crecimiento de la población. De ahí que esti-
ducta del sujeto concreto, con lo que la sanción penal me que el Derecho penal, introduciendo costes que
vulneraria el principio de proporcionalidad 3^-^. En fin, superen los beneficios de la acción individual, puede
que de nuevo parece advertirse u n a fijación del- Dere- ser u n instrumento adecuado y necesario^^^. En cuan-
cho penal con los ilícitos de menor entidad, mientras to a la proporcionalidad del recurso a tal mecanismo,
que los ilícitos concretos de naturaleza auténticamente el problema no le merece especial discusión, a la vista
criminal por su mayor entidad escapan a su acción. de la trascendencia extraordinaria que le corresponde
al mantenimiento de n u e s t r a s condiciones naturales
4. La réplica de Kuhlen a tales objeciones es evasi- de vida 326 gjj-^ embargo - d e nuevo- ésa no es la cues-
va, a u n q u e contundente: se trata de "realizar u n a con- tión: los términos de comparación en el juicio de pro-
tribución a la solución de grandes problemas mediante porcionalidad son la pena que se impone y el conteni-
la prohibición bajo amenaza de sanción de acciones, do de riesgo propio de la conducta (obvio es decirlo:
que m á s bien prestan pequeñas contribuciones a la aisladamente considerada) de quien recibe esa pena.
constitución de estos problemas" ^^4 Como p u e d e Pues la pena no se "distribuye" entre el conjunto de
advertirse, la frase resulta ciertamente afortunada. Sólo aportaciones individuales, sino que se asigna precisa-
que de ella en absoluto puede desprenderse que la mente a cada sujeto por separado •'2^.
contribución le deba corresponder como regla al Dere-
cho penal, salvo en aquellos casos en que la conducta 325 KUHLEN, "Der Handlungserfolg...", cít., pp. 402-403.
aisladamente contemplada constituya ya, de por si, u n 326 KUHLEN, "Der Handlungserfolg...", cít., p. 4 0 4 , nota 7 1 :
riesgo jurídicamente relevante para el bien jurídico de sentada la necesidad y la adecuación, "das dritte Element des
que se trate. Expresado de otro modo, los problemas VerháltnismájSigkeitsgrundsatzes, die Proportionalitát oder
Verháltnismássigkeit im engeren Sinn, wirft angesichts der
de las grandes cifras raramente pueden ser estimados überragenden Bedeutung, die man dem Schutz unserer natürlichen
problemas para los que la protección penal sea ade- Lebensgrundlagen zusprechen muS (•••) keine Schwierigkeiten auf".
cuada. Este extremo es visto de otro modo por Kuhlen, Cfr. también BOTTKE, "Sobre la legitimidad del Derecho penal eco-
para quien los problemas medio-ambientales se mos- nómico en sentido estricto y de s u s descripciones típicas especí-
ficas," en LH-Tiedemann, pp. 637 y ss., 6 4 1 , 645-646, indicando
que es cierto que u n a estafa de crédito o de inversión aislada no
lesiona ni pone en peligro el sistema crediticio, pero que "el hecho
323 Critico, desde la perspectiva del concepto personal de bien de que u n único comportamiento (...) no paralice todavía las
jurídico, HASSEMER, en NEUMANN/SCHILD (Gesamtred.), Nomos condiciones de funcionamiento o el subsistema de la economía de
Kommentar zum StGB, Baden-Baden, 1995, n° marg. 280 previo al mercado" no se opone a la críminalízación del mismo. A su juicio,
§ 1. Detalladamente, HERZOG, Gesellschaftliche Unsicherheit, pp. 141 también aquí - e n el ámbito de la economía financiera- bastaría
y ss.; PRITTWITZ, Strafrecht..., cít., pp. 249, 366, 3 7 1 ; también con el argumento de la generalidad o de la masificación.
KlNDHAusER, LH-Tiedemann, p. 446, indicando que vulnera el prin- 327 Lo anterior no pretende afirmar que la acumulación carez-
cipio de culpabilidad fundar la lesividad de u n hecho partiendo de ca de sentido alguno para el Derecho penal. Es cierto que en estos
que u n a masiva realización del mismo impediría el funcionamiento casos cabe tener en cuenta el hecho de que las aportaciones, irre-
del sistema (se sirve del ejemplo de la estafa de crédito). levantes por separado, pueden ser en su conjunto relevantemente
324 KUHLEN, "Umweltstrafrecht...", cít., p. 720. lesivas. Pero en ningún caso puede eludirse aquí la confrontación
148 JESÚS-MARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 149
5. Por todo ello, ninguna de las manifestaciones yectan varias aportaciones, sino de u n a pluralidad de
efectuadas desvirtúa, a mi entender, las objeciones que hechos que constituyen u n fenómeno global. La dis-
a tal planteamiento (que, por lo demás, tiene u n a clara persión en el espacio y en el tiempo de las conductas
vocación de generalización a todos los sectores del nuevo integradas en la relación de acumulación impide ha-
Derecho penal) se le h a n dirigido -al menos a la vista blar razonablemente de u n único hecho y de u n único
del modelo clásico de imputación jurídico-penal-. Como riesgo al que se habría contribuido. Así, en los casos
tampoco las puede desvirtuar u n a pretendida equipa- de acumulación nos hallamos ante u n a especie de
ración de los delitos de acumulación con la estructura autoría accesoria universal de u n hecho global y per-
dogmática de la autoría accesoria. En efecto, según esta manente... imposible de abarcar como tal en los limites
perspectiva, el que realiza u n a conducta a sabiendas de u n proceso penal. Lo decisivo en ellos es el fenóme-
de que ésta, acumulada a otras, resulta peligrosa, res- no del comportamiento masivo, que no tiene que ver
pondería del mismo modo en que lo hace u n autor con la autoría accesoria.
accesorio. Sin embargo, dejando aparte el hecho de que
la estructura de la autoría accesoria no está en abso- 6. En este orden de cosas, no resulta irrelevante
luto exenta de dificultades dogmáticas ^28^ creo posible que u n o de los principales difusores en los últimos
sostener que existen diferencias sustanciales entre u n a tiempos de la categoría de los Kumulationsdelikte aca-
y otra. Por mencionar sólo u n a , en los casos de autoría be reconociendo significativamente que de lege ferenda
accesoria estamos ante u n único hecho, que se proyec- sería conveniente que determinadas modalidades de
ta sobre u n determinado objeto de la acción. En los contaminación de aguas del § 324 StGB -el tipo fun-
casos de delitos de acumulación, en cambio, no se damentalmente estudiado por él como manifestación
puede hablar de u n único hecho sobre el que se pro- del principio acumulativo- se contemplaran como in-
fracciones a d m i n i s t r a t i v a s (así, la Einleitung der
Haushaltabwásser)^'^'^. Pero debe subrayarse que, en
con el principio de proporcionalidad. Así, la magnitud del problema el momento actual, los códigos y leyes penales de to-
global no puede n u n c a justificar la imposición de u n a pena grave dos los países están plagados de delitos regidos por la
a sujetos individuales, cuando las aportaciones de éstos son, por lógica de la acumulación 33°. Ahora bien, ésta, que
separado, nimias. El sector del ordenamiento que, por s u s carac-
terísticas, mejor se adapta a casos de esta configuración, es el
Derecho administrativo. Si se pretende que el Derecho penal man- 329 KUHLEN, "Der Handlungserfolg...", cit., p. 4 0 8 : "Die de lege
tenga, por razones comunicativas, esa función que ya h a asumido ferenda praktisch vordringlichste Frage lautet, ob es nicht dem
y que en puridad no le corresponde, debe tenerse claro que no cabe Unrechtsgehalt bloJSer Kumulationsbeitráge zur Ge más se rué r-
integrarla en el Derecho penal nuclear de la pena privativa de schmutzung angemessener wáre, derartige Beitráge zu Ordnungs-
libertad, sino, en todo caso, en u n Derecho penal de frontera, que Lüidrigkeiten herabzustufen ".
al admitir hechos de esas características se mostraría como am- 330 Consideraciones similares habría que efectuar a propósito
pliamente flexibilizado, y que no podría imponer penas de prisión. de la lógica de la repetición o la reiteración, o la generalización,
Sobre esto véase infra. que preside b u e n a parte de los "delitos de tenencia". De nuevo
328 En concreto, resulta cuestionable la calificación de la autoría aquí el argumento es que, si bien es cierto que la conducta aislada
accesoria como autoría del hecho, pese a que, al no darse los no es relevantemente peligrosa, resulta que las grandes cifras po-
presupuestos de la imputación reciproca propia de la coautoria, es nen de relieve que la reiteración o generalización de la misma se
imposible atribuir a u n autor accesorio la conducta de otro. halla en relación con la producción de resultados lesivos.
LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 151
150 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
constituye seguramente u n desarrollo coherente del modelo de Estado, y en determinados sectores espe-
proceso expansivo del Derecho penal, desde luego no cialmente propensos a la génesis de riesgos importan-
puede admitirse si de lo que se trata es de imponer tes para bienes personales o patrimoniales, la preven-
penas privativas de libertad •^•". ción comunicativa o contrafáctica (conminación con
sanciones penales o administrativas p a r a quien cree el
riesgo) no parece suficiente, si no se ve complementa-
6.3. La protección penal del "Estado da con algún refuerzo cognitivo •^•^^, es decir, si no se
de la prevención procura el control permanente de las actividades líci-
tas pero peligrosas 3-^'* (en tanto espacios que se defi-
1. La mentalidad "administrativizada" del Derecho
nen como de "libertad condicionada").
penal de nuevo cuño se manifiesta también en otros
ámbitos. Muy singularmente, en la inclusión entre s u s
objetos de protección de la actividad administrativa en 2. Dicho refuerzo cognitivo está constituido por las
si misma considerada. En efecto, en el ámbito de los diversas vías de control administrativo preventivo (por
procesos económicos de la globalización, la privatización ejemplo, los procedimientos de autorización o licencia),
y la desregulación, el Estado, cuya presencia directa entre las que desempeña u n papel esencial la actua-
en la economía como sujeto productor de bienes o ción preventivo-policial, de vigilancia o inspección. Los
servicios (sector público) se h a reducido considerable- aparatos estatales aparecen, así, conformando en bue-
mente, al igual que asimismo se va reduciendo su n a medida lo que se conoce ya como u n Estado "de la
dimensión prestacional, ha recuperado la idea decimo- prevención", u n Estado "vigilante" ^35 • u n Estado que
nónica de "policía", cuyo objeto, además, se ve consi-
derablemente ampliado. Es el modelo de Estado que
algunos denominan regulatory State, y que aparecería 333 La necesidad de que las reacciones contrafácticas del
como sucesor del Estado policial liberal y del Estado Estado vayan a c o m p a ñ a d a s de refuerzos cognitivos para ser ver-
intervencionista keynesiano. Dejando aparte otras ca-
racterísticas que aquí no interesan, el caso es, en este
i
152 JESUS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 153
a s u m e nuevas funciones de inspección y vigilancia ^36 tización y de liberalización de la economía, en los que
que hace permanentemente acopio de información que nos hallamos inmersos, acentúan esta tendencia 341.
pueda resultar relevante ^37 En este contexto policial-preventivo, la barrera de in-
tervención del Estado en las esferas jurídicas de los
3. En este marco, sin embargo, resulta que el me- ciudadanos se adelanta de modo sustancial. En efecto,
canismo cognitivo de protección p a s a a ser protegido las intervenciones de inspección (supervisoras, de con-
de las posibles interferencias mediante otro mecanis- trol) pueden ser puramente "rutinarias": en realidad,
mo comunicativo/contrafáctico-'38 ^gj^ jg^ actuación sin para iniciar u n a inspección no tiene por qué justificar-
licencia o la obstaculización de los procedimientos de se la existencia de indicios concretos de peligro para el
inspección se definen como infracciones, a cuya comi- orden administrativo-policial. El procedimiento de ins-
sión se asocian sanciones penales o administrativas; pección -intensificando todavía más el principio rector
de este modo, el eje del sistema vuelve a ser la preven- que se expresa en el procedimiento sancionador de
ción comunicativa, eso si, sustancialmente más aleja- infracciones administrativas formales- aparece enton-
da del momento de lesión-^3^. ces claramente presidido por u n criterio "gerencial" en
relación con los riesgos (Risikomanagement).
4. La "sociedad del riesgo" o "de la inseguridad"
conduce, pues, inexorablemente al "Estado vigilante" o 5. La distancia existente entre ese procedimiento de
"Estado de la prevención" 3'*°. Y los procesos de priva- inspección, que puede incoarse de modo perfectamente
rutinario, siguiendo criterios aleatorios u otros (actua-
336 Aunque a su vez estas funciones se deleguen en no pocas riales) sobre la gestión de los riesgos, y los bienes
ocasiones en empresas privadas. Cfr. ESTEVE PARDO, Técnica..., cit., jurídicos en última instancia merecedores de protec-
passim, en especial pp. 77 y ss. ción es enorme. Así, al menos pueden determinarse
337 Sobre la idea de la "sociedad de la vigilancia", que hace
hincapié, más bien, en la restricción de derechos derivada del acopio
de datos relativos a la esfera personal y del control permanente que
entidades públicas y privadas ejercen sobre los individuos, cfr. Denninger). II faut souligner que l'Etat de prévention et de sécurité
LYON, El ojo electrónico. El auge de la sociedad de la vigilancia (trad. est caractérisé par la tendance a la production normative et par des
Albores), Madrid, 1993, passim. mécanismes décisionnels qui se réorganisent sans cesse comme
338 Obsérvese el caso de la actuación clandestina en el tipo réaction á une situation d'état d'urgence structurel Le danger qui en
cualificado del delito contra el medio ambiente (art. 326), pero resulte, savoir la mise en place de limitations inacceptables des
también en el tipo básico del delito urbanístico (art. 319) o en el libertes civiles par un pouvoir incontrólé, par des agences étatiques
tráfico con productos peligrosos (art. 359). de controle, est aussi un aspect central de la civilisation du risque".
339 Asi sucede con las infracciones por actuación sin autori- 341 RIVERO ORTEGA, El Estado vigilante..., cit., p. 28: "...la in-
zación, que, o se interpretan como actuaciones sin disponer de los tensidad de la función inspectora está en función del reparto de
presupuestos materiales de la autorización, o se convierten en ilícitos responsabilidades entre el poder público y los sujetos privados: si
formales, a los que resulta injustificado asociar u n a sanción penal el poder público a s u m e la prestación directa de numerosos servi-
de privación de libertad. cios a los ciudadanos, es él mismo el responsable de su correcta
3'*0 Cfr. el trabajo pionero de DENNINGER, "Der Práventionsstaat", ejecución, mientras que sí es la sociedad, o la economía privada,
KritJ, 1988, pp. 1 y ss. Asimismo, BARATTA/WAGNER, "Risque, sécurité la encargada de la realización de los servicios básicos para la co-
et démocratie", DS, 1994, vol. 18, n° 3, pp. 331 y ss., 332: "La munidad, la necesidad de servicios administrativos de inspección
société du risque entraine avec elle lEtat de prévention (Erhard es mayor".
154 JESÚS-MARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 155
cuatro fases en el alejamiento progresivo con respecto situación de peligro formal o presunto podemos deno-
a los objetos de protección. minarla también vulneración del "orden de policía" y a
En la primera, la pretensión de evitación de la le- ella se conectan los procedimientos administrativos
sión de u n interés personal o patrimonial da lugar a la sancionadores de infracciones formales. La apreciación
descripción de conductas lesivas, concretamente peli- de indicios de que concurran algunos de tales indicado-
grosas o incluso abstractamente peligrosas para los res permitiría a la Administración iniciar u n procedi-
mismos. Éste ha venido siendo el ámbito de la progre- miento sancionador.
siva extensión del Derecho penal. Por fin, en la cuarta fase, a u n q u e no exista sospe-
En la segunda, se caracteriza el entorno típico de cha concreta alguna sobre la concurrencia de los refe-
tales conductas peligrosas mediante la descripción de ridos indicadores, se puede iniciar el procedimiento
contextos en los que, genéricamente, se podrían pro- administrativo de inspección.
ducir los referidos comportamientos; a estos contextos
se puede reconducir b u e n a parte de los denominados 6. La cuestión es si la perturbación del correcto
bienes colectivos. La lesión o puesta en peligro concre- funcionamiento de la supervisión o inspección estatal
to e incluso abstracto de estos contextos típicos es, en constituye, en sí misma, lesión o p u e s t a en peligro
ocasiones, objeto de protección administrativa y, de relevante de u n bien jurídico-penal, o, en otros térmi-
modo crecientemente importante, también de protec- nos, si constituye la desautorización de u n a norma
ción penal. que pertenece al núcleo de la identidad normativa de
En la tercera fase, se t r a t a de establecer u n o s la sociedad actual^"*-'. Pues bien, prácticamente todo el
indicadores (indicios) de los que cabría derivar hipoté-
ticamente la posible concurrencia de riesgos para u n o
de esos contextos típicos, ya por u n a acción aislada ya, mulación de conductas procedentes de sujetos diversos. De modo
que lo lesionado es sólo el bien "representante", pero no puede
en todo caso, por la acumulación de las conductas de dejar de suscitarse la pregunta acerca de qué bien es éste (que no
quienes operan en u n determinado sector de actividad. es ni individual ni colectivo). Cfr. sobre todo MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ,
Dichos indicadores son los que suele establecer la Los delitos contra la Hacienda pública y la Seguridad Social, Ma-
normativa administrativa como p r e s u p u e s t o s de la drid, 1995, p. 25; del mismo autor, "El bien jurídico protegido en
el delito de defraudación tributaria", en Estudios penales y
aplicación de aquellas de sus sanciones que no se hallan criminológicos XVIII, Santiago de Compostela, 1995, pp. 123 y ss.,
vinculadas a peligros reales (ni abstractos ni concre- 169 y ss.; del mismo autor, Derecho penal económico. Parte Gene-
tos), sino a peligros presuntos o formales ^'^2. A esta ral, Valencia, 1998, pp. 98 y ss. Cfr. ya a n t e s la exposición gene-
ral de RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, Delitos de peligro, dolo e imprudencia,
Madrid, 1994, pp. 300 y ss. Por tanto, la cuestión de la legitimi-
342 fi^ nii entender, es en este punto en el que se sitúa toda la dad de la protección de los bienes con función representativa no
tendencia del Derecho penal a tipificar las afectaciones de los lla- es otra que la de la legitimación de la represión de conductas que
mados "bienes con función representativa". Debe subrayarse que la ni lesionan ni ponen en peligro por sí solas bienes jurídicos indi-
doctrina que trata de fundamentar la legitimidad de sancionar viduales ni colectivos.
penalmente tales ilícitos admite explícitamente que en estos su- ^'^s Cfr. JAKOBS, "Criminalización en el estadio previo a la le-
puestos no es posible exigir la presencia en todo caso de u n a lesión sión de u n bien jurídico", en s u s Estudios de Derecho penal (trad.
ni de u n peligro para el bien colectivo (bien representado), sino que Peñaranda/Suárez/Canelo), Madrid, 1997, pp. 293 y ss., p. 310.
tales lesiones y peligros sólo resultarían de u n a repetición o acu- JAKOBS sitúa estos casos en lo que denomina hipótesis de respon-
JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 157
156
m u n d o admite, de modo expreso o implícito, que en n a la realización del tipo delictivo son, pese a todo,
estos casos el peligro abstracto para u n bien jurídico- privativas de libertad.
penal de los llamados colectivos sólo resultaría, de nuevo,
de la acumulación (reiteración y generalización de con- 6.4. La gestión de los riesgos de origen personal
ductas) 2'*'*. Así que, consecuentemente, h a b r í a que y la inocuización en el Derecho penal actual ^'^^
concluir que cada perturbación aislada de la actuación
inspectora constituye u n ilícito de desobediencia que 1. Si el delito se contempla como u n riesgo social,
no debería dar lugar a penas privativas de libertad •^'^s es razonable que, al afrontarlo, se tengan en cuenta
Pero es u n hecho que los diferentes ordenamientos criterios seguidos p a r a la gestión de otros riesgos. En
jurídicos van incorporando tipos que responden a esta particular, resulta coherente con tal representación
estructura; y que las sanciones con las que se conmi- recurrir a criterios de prevención cognitiva. Sin embar-
go, el Derecho penal, en la medida en que incorpora
mecanismos de aseguramiento cognitivo, encaminados
sabilidad por el peligro de u n comportamiento futuro. En ellos, se a neutralizar fácticamente (y no comunicativamente) el
exige al sujeto renunciar a u n fragmento de su privacidad y per- fenómieno delictivo, se "administrativiza". Ésta es, pues,
mitir la comprobación pública del mismo. El ejemplo que pone es u n a tercera dimensión 347 ¿g j ^ administrativización del
muy expresivo: "quien elabora productos alimenticios p a r a el pú- Derecho penal: el redescubrimiento de la inocuización.
blico comercio tiene que permitir que se controle si ello acaece con
materiales aptos para el tráfico y en condiciones higiénicas".
2'*'* Cfr., sin embargo, DOLCINI, "Principi costituzionali e Diritto 2. La vinculación de la idea de inocuización con el
pénale alie soglie del nuovo millenio", RIDPP, 1999, pp. 10 y ss., positivismo criminológico 348 h a b í a d e t e r m i n a d o s u
18. Este autor, en efecto, constata, como ya se h a señalado aqui,
que " la presenza nell'ordinamento di attivitá giuridicamente regálate,
che rappresentano l'esercizio delle funzioni di enti o organipubblici, 345 Cfr. sobre esto, con más detalle, SILVA SÁNCHEZ, "El retorno
é cresciuta negli ultimi decenni, e verosimilmente é destinata a de la inocuización", en Libro-Homenaje alProf. Barbero Santos, 2 0 0 1 ,
crescere ulteriormente in futuro: il gouerno di processi economici pp. 683 y ss.
sempre piü complessi ha compórtate la creazione di nuovi enti e 347 Una cuarta dimensión, en la que aqui no nos detendremos,
l'attribuzione di nuovi compiti di contrallo a enti preesistenti, con viene dada por la proliferación de soluciones de autorregulación,
frequente ricorso a la sanzione pénale per reprimere comportamenti que se presentan como alternativa eficiente a la estricta legalidad
che impediscano o ostacolino l'esercizio di quelle funzionC. Pero, a y a la jurisdiccionalidad (mediación, negociación). Éstas, que con-
continuación, sentencia que aqui "^di null'altro si tratta che della figuran u n a "administración" de "justicia" penal sin Derecho penal,
tutela di nuovi beni, strutturalmente idéntica a beni classici, contra constituyen, como se señalara m á s arriba, u n a muy clara manifes-
comportamenti dannosi o pericolosf. Añadiendo que la gente per tación de u n Derecho de gestión de problemas. Probablemente, el
bene (gente bien) no puede encontrar en la idea del delito como tema de la cada vez más amplia remisión de las n o r m a s jurídicas
lesión de u n bien jurídico u n a cobertura de s u s pretensiones de a reglas técnicas e m a n a d a s de los propios sectores socio-económi-
librarse del impacto del Derecho penal. cos afectados por u n determinado problema deba inscribirse en u n
•^45 Cfr. KlNDHAUSER, LH-Tiedemann, p. 452, donde señala que marco próximo.
la protección de las reglamentaciones que configuran el orden de 348 Como es sabido, en VON LISZT constituía u n o de los tres
la economía, cuando no tiene lugar ninguna intromisión en esferas fines de la "pena funcional" en términos preventivo-especiales
de libertad garantizadas, puede acometerse perfectamente con san- (Zweckstrafe): la intimidación individual se dirigía al delincuente
ciones severas de multa o de inhabilitación, pero sin la reprobación ocasional; la resocialización, al delincuente reiterado corregible; y
ético-jurídica que expresa u n "fracaso personal" (pena criminal). la inocuización, al delincuente de estado incorregible. Cfr., por ejem-
158 JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 159
prácti co abandono en la teoría de los fines del Derecho 3. La premisa mayor de la teoría de la inocuización
penal del último medio siglo. Frente a ello, como es selectiva es que resulta posible individualizar a u n
sabido, la inocuización (incapacitation) n u n c a estuvo número relativamente pequeño de delincuentes (high
fuera de la discusión norteamericana en relación con risk offenders), respecto de los cuales cabe determinar
los fines de la pena. Muy al contrario, al tratarse allí que h a n sido responsables de la mayor parte de he-
de u n debate en el que la ponderación de costes y chos delictivos, y predecir, sobre la base de criterios
beneficios económicos h a desempeñado siempre u n estadísticos, que lo seguirán siendo. De este modo, se
papel relevante, también h a subsistido la disposición entiende que la inocuización de los mismos -esto es,
a considerar argumentos que justificaran la utilidad su retención en prisión el máximo tiempo posible-
de la inocuización de determinados grupos de delin- conseguiría u n a radical reducción del número de he-
cuentes. En las últimas décadas, esta tendencia h a chos delictivos y, con ello, importantes beneficios al
experimentado u n auge considerable, a partir de dos menor coste. Expresado en términos contables: recluir
fenómenos: u n o , legislativo, la proliferación de las le- 2 años a 5 delincuentes cuya tasa predecible de delin-
yes three strikes^'^'^; el otro, doctrinal, la difusión cuencia es de 4 delitos por año, "ahorra" a la sociedad
de las teorías de la inocuización selectiva (selectiue 40 delitos y le c u e s t a 10 a ñ o s de prisión. E n cambio,
incapacitation)^^'^. Pues bien, ésta es, como los fenó- si ese mismo coste de 10 años de prisión se emplea
menos comentados en páginas anteriores, la manifes- en recluir 5 años a 2 delincuentes cuya tasa predecible
tación de u n a visión "administrativizada" de la inter- de delincuencia es de 20 delitos por a ñ o , el "ahorro"
vención del Derecho penal. social es de 200 delitos, y así sucesivamente. De
admitir la corrección del anterior modus operandi,
la selectiue incapacitation mostraría significativas ven-
tajas económicas frente a la indiscriminada, o ciega,
pío, VON LiszT, "Der Zweckgedanke im Strafrecht" (1882), en general incapacitation^^^.
Strafrechtliche Vortráge undAufsátze, I, Berlín, 1905, pp. 126 y ss.,
164 y ss., 166 y ss., con palabras durísimas: "Wie ein krankes
Glied den ganzen Organismus vergiftet, so frisst der Krebsschaden
des rapid zunehmenden Geivohnheitsverbrechertums sich immer tiefer 351 Evidentemente, la teoría de la inocuización selectiva plan-
in unser soziales Leben". Por tanto; "Gegen die unverbesserlichen tea -como, en general, las tesis i n o c u í z a d o r a s - problemas de
muss die Gesellschaft sich schützen; und da u/ir kópfen und hángen fundamentación empírica, por u n lado, y de legitimación axiológica
nicht wollen und departieren nicht kónnen, so bleibt nur die (proporcionalidad), por el otro. Sobre el debate al respecto, cfr.
Einsperrung auf Lebenszeit (bezw. auf unbestimmte Zeit)". BLACKMORE/WELSH, "Selective Incapacitacion: Sentencing According
-'^^ Sobre las leyes three strikes en Estados Unidos, que in- to Risk", en Crime & Delinquency, octubre 1983, pp. 504 y ss.;
corporan el conocido principio "three strikes and you're ouf, cfr., t a m b i é n , los trabajos de WILSON, VON HIRSCH y TONRY, en VON
de modo general, ROTMAN, "El concepto de prevención del delito", HIRSCH/ASHWORTH (eds.), Principled Sentencing..., cit., pp. 148 y
^ P 1 9 9 8 / 4 3 , pp. 839 y s s . , 854 y ss.; GRASBERGER, "Three Strikes ss., 158 y s s . , 165 y s s . En lengua castellana, es excelente el
a n d You Are Out", Zu neuen Strafzumessungsansátzen bei análisis de OTTAVIANO, '"Selectiue Incapacitation. El retorno de la
Wiederholungstátern, ZStW, 110 (1998), pp. 796 y ss. inocuización al pensamiento penal norteamericano contemporáneo",
•^^° Cfr. GREENWOOD/ABRAHAMSE, Selectiue Incapacitation, San- Prudentia luris (Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias
ta Ménica, 1982; u n resumen de los criterios de Greenwood puede Políticas de la Pontificia Universidad Católica Argentina "Santa
hallarse en VON HIRSCH/ASHWORTH (eds.), Principled Sentencing, María de los Buenos Aires"), mayo 1999, n° 49, pp. 137 y s s . ,
Boston, 1992, p. 163, nota 5. especialmente 150 y s s . , 154-155.
JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL
160 161
4. De este modo, la inocuización del delincuente, co y pronóstico clínico). Esta ideología "gerencial" es,
si es que alguna vez a b a n d o n ó la discusión norteame- seguramente, la característica más llamativa de la New
ricana, lo que -como se h a indicado- es m á s que Penology n o r t e a m e r i c a n a •'^^^ t a m b i é n d e n o m i n a d a
dudoso, h a vuelto a situarse en el centro de la discu- -gráTicamente- m.anagerial or administratiue criminology,
sión político-criminal de aquella c u l t u r a jurídica. A que lenta pero inexorablemente se va difundiendo por
los fines aquí pretendidos, no es necesario profundi- el continente europeo •'S'*.
zar en los aspectos que distinguen la orientación
contemporánea a la inocuización de la que tuvo lugar 6. Sea como fuere, mi opinión es que el fenómeno
en los Estados Unidos a principios de siglo. Debe no es casual. Por el contrario, el "retorno" de la inocui-
bastar, por contra, con s u b r a y a r que el método de la zación se halla en perfecta sintonía con la evolución
predicción de peligrosidad para determinar los suje- ideológica general de la política criminal, y no sólo de
tos que, precisamente, deben ser inocuizados h a cam- la política criminal norteamericana. En dicha evolu-
biado radicalmente •'52
5. Esta cuestión, ciertamente, h a de ser objeto de ^'^^ Sobre esta noción existe ya u n a muy extensa bibliografía.
Cfr., por ejemplo, REICHMAN, "Managing Crime Risks: Toward an
u n comentario detallado, pues en ella se manifiesta Insurance Based Model of Social Control", en Research in Law,
con claridad la medida de la administrativización del Deviance and Social Control, 8, 1986, pp. 151 y ss.; FEELEY/SIMON,
Derecho penal en este ámbito. En efecto, a la hora de The New Penology: Notes on the Emerging Strategy of Corrections
adoptar consecuencias jurídicas inocuizadoras, los andIts Implications, Criminology, vol. 30, n° 4, 1992, pp. 449 y ss.;
FEELEY/SIMON, "Actuarial Justice: The Emerging New Criminal Law",
métodos predictivos basados en el análisis psicológico en NELKEN (ed.), The Futures of Criminology, London, 1994, pp. 173
individual de responsabilidad o peligrosidad h a n sido y ss.; OTTAVIANO, "Selective Incapacitation...", cit., pp. 146-147.
sustituidos por otros de naturaleza actuaría (aduanal La visión crítica de esta corriente subraya que la misma no
justice), de modo que el delito p a s a a ser abordado con muestra interés por las c a u s a s (individuales o sociales) del delito
las mismas técnicas probabilísticas y cuantitativas que, y si únicamente por su control al menor coste posible. Asi, se
indica (BECKETT, Making Crime Pay. Laiu and Order in Contemporary
en el ámbito de los seguros, por ejemplo, se utilizan American Politics, New York/Oxford, 1997, p. 103): "This approach
para la gestión de ríesgos. Ello supone recurrir al método has been called 'managerial' or 'administratiue' criminology, the
estadístico, tomando como base determinados indicado- 'check'em out' approach, and, most simply, the 'new penology'.
res, cuya cuantificación es el punto de partida p a r a Advócales of the new penology profess no ideological affdiation, but
see themselves as planners and system engineers seeking to
emitir pronósticos de peligrosidad sobre grupos o cla- implement crime control politics aimed at the efficient management
ses de sujetos (low risk offenders, médium risk offenders, (rather than elimination or reduction) of criminal behavior".
high risk offenders), sin necesidad de entrar en estu- 354 El diario El Mundo, ll-XlI-2000, en su edición de Catalu-
dios de la psicología del individuo concreto (diagnósti- ña, contiene u n a s declaraciones del íilcalde socialista de Barcelo-
na, J o a n Clos, en las que éste insiste en que los pequeños delitos
que provocan alarma social en la ciudad "los cometen u n grupo de
•^52 Cfr. PRATT, "Dangerousness, Risk and Technologies of Power", u n a s 400 personas, 100 de las cuales son menores, que tras ser
en Australian and New Zealand Journal of Criminology, 28, 1995, detenidos son puestos en libertad". A ello añade que se trata de
pp. 3 y ss.; del mismo autor, "Governing the Dangerous: an Histórica! "delincuentes habituales que se dedican a este modo de vida" y que
Overview of Dangerous Offender Legislation", en Social & Legal la legislación española "no da u n a respuesta adecuada a este tipo
Studies 5 (1996), pp. 21 y ss. de delincuencia".
JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 163
162
ción cabe advertir varios elementos determinantes. Así, ción norteamericana sobre las consecuencias jurídicas
a mero título de ejemplo, por u n lado, el creciente aplicables a los delincuentes sexuales violentos y pe-
desencanto, fundado o no, en torno a las posibilidades ligrosos es u n buen ejemplo de esta tendencia; pero
de u n a intervención resocializadora del Estado sobre el también el Derecho alemán contiene, desde 1998, u n a
delincuente 355 Y por otro lado, la elevadísima sensibi- b u e n a expresión de este tipo de consecuencias jurídi-
lidad al riesgo y la obsesión por la seguridad que cas p a r a delincuentes sexuales violentos ^57 Con todo,
m u e s t r a n amplios grupos sociales 3^^. De este modo, j u n t o a ésta, van apareciendo otras m u c h a s institucio-
parece estar sentada la base ideológica de los plantea- nes. De entre ellas, u n a de las más llamativas es la
mientos inocuizadores. publicación de listas de ex delincuentes, regulada
en Estados Unidos p a r a el caso de los delincuentes
7. El retorno de la inocuización se está manifestan- sexuales y cuya introducción, incluso en términos
do en instituciones m u y diversas. La m á s notable es, mucho m á s generales, empieza a proponerse por no
seguramente, la adopción de medidas de seguridad pocos en Europa^ss.
(privativas de libertad o consistentes en u n a libertad
vigilada), que se imponen u n a vez cumplida la p e n a 8. El verano y el otoño del año 2000 fueron espe-
ajustada a la culpabilidad del sujeto y que pueden cialmente prolijos en acontecimientos marcados por esta
llegar a d u r a r toda la vida del condenado. La regula- idea. Así, en Gran Bretaña, si bien el gobierno rechazó
promover la llamada Sarah's Law, que permitiría el
•555 Un desencanto que es ideológico, pero no sólo ideológico. conocimiento público de las listas de pederastas que
Quiere indicarse con ello que también es posible que influya la posee la policía, el periódico News of the World proce-
voluntad de reducir las inversiones en tratamientos de resocialización dió a publicar tal relación. Y algunas policías locales
(lo que explica, por ejemplo, el que n u n c a llegaran a implantarse
en Alemania los establecimientos de terapia social previstos en la
reforma penal de aquel pais de los años sesenta y setenta). Tal 357 cfr., de modo detallado. SILVA SÁNCHEZ, "El retorno...", cit.,
reducción de inversión en el ámbito penitenciario es coherente con pp. 683 y ss. En España el debate sobre esta cuestión se h a
la reducción del gasto público propia de la crisis de los Estados del empezado a plantear más bien en el ámbito de los delincuentes
bienestar. Claro es que se pensará que la inversión en resocialización terroristas. Así, el presidente del Consejo General del Poder J u d i -
es eficiente, en el sentido de que, al menos a medio plazo, reduce cial se m o s t r a b a partidario de la imposición de medidas de segu-
los costes sociales derivados de la comisión de delitos. Pero los ridad posteriores al cumplimiento de la pena p a r a los terroristas
análisis a medio plazo no siempre son propios de la política de que se acredite que no están reinsertados [ElMundo, 15-XI-2000).
gestión de la crisis, a la que asistimos. 358 cfj- el informe del Home Office británico, "Managing
356 En la fijación de la fi-ontera de los riesgos asumibles por dangerous people with severe personality disorder. Proposals for
el individuo y la sociedad, el principio de inocuización se manifies- Policy Development", www.homeoffice.gov.uk, citado a p u d ÍÍAGUÉS I
ta como el contrapunto del principio de resocialización. Este último VALLES, Proyecto docente, Barcelona, 2000, inédito. Como señala
supone u n increraento del riesgo socialmente asumido m á s allá de ALBRECHT, P . A., "Die Determinan ten der Sexualstrafrechtsreform",
lo prescrito por el principio de culpabilidad. No es expresión de u n ZStW, 111 (1999), pp. 863 y s s . , 865, "la legislación penal sexual
Derecho penal neutro, sino de u n Derecho penal de prestaciones, podría, así, ser expresión también de u n a reordenación de los in-
del bienestar. En cambio, el principio de inocuización sigue el cri- tereses de la colectividad, el a u t o r y la victima o, con otras pala-
terio opuesto: la frontera se fija de modo que supone u n incremen- bras, ni m á s ni menos que la expresión de u n a reordenación de la
to del riesgo asumido por el individuo penado m á s allá de lo pres- sintonía entre intereses por la seguridad e intereses por la libertad,
crito por el principio de culpabilidad. en la que la seguridad se convierte claramente en dominante".
JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
164
h a n seguido iniciativas parecidas. Por s u parte, el se-
manario luxemburgués L'Investigateur, en s u edición
de mediados de agosto de 2000, también procedió a
publicar u n a lista de pederastas belgas. En España, el
debate m á s reciente giraba en torno a la pretensión de
la Asociación de Defensa del Paciente de publicar en
internet las listas con los nombres de los médicos
condenados por negligencia; y, sobre todo, en torno a 7. LA IMPOSIBILIDAD DE "VOLVER"
la pretensión del presidente de la Comunidad Autóno- AL VIEJO Y BUEN DERECHO PENAL LIBERAL
ma de Castilla-La Mancha de hacer otro tanto con los (GUTES, ALTES LIBERALES STRAFRECHT)
nombres de los sujetos condenados por haber realiza-
do actos de violencia doméstica 3^^.
395 g n realidad, las medidas de seguridad p a r a delincuentes 397 Cfr. el análisis crítico de FERRAJOLI, Derecho y razón, cit.,
imputables peligrosos (en concreto, p a r a los habituales) surgen pp. 820 y ss., 828 y s s .
p a r a hacer frente, en la terminología de VON LiszT, a los "enemigos 398 A este respecto, n o deja de ser gráfico que algún a u t o r
fundamentales del orden social". El Derecho penal del enemigo no haya puesto de manifiesto que la criminalidad organizada h a pa-
es, por tanto, algo nuevo, sino, por el contrario, ya muy patente en sado a desempeñar en n u e s t r a s sociedades occidentales el papel
el primer tercio del siglo XX. Cfr. la clara exposición de MUÑOZ que d u r a n t e las décadas de la llamada "guerra fría" representó el
CONDE, "Política criminal y dogmática jurídico-penal en la Repúbli- Pacto de Varsovia. Cfr. HANSEN, "Eine Wiederkehr des 'LeviathanV
ca de Weimar", Doxa 15-16 (1994), pp. 1025 y ss., 1031 y ss. Starker Staat u n d n e u e Sicherheitsgesellschaft", KritJ, 1 9 9 9 ,
396 NAUCKE, Normales Strafrecht und die Bestrafung pp. 231 y ss., 239.
staatsverstárkter Kriminalitát, Festschrift für G. Bemmann, Baden- 399 Cfr. DENCKER, "Gefáhrlichkeitsvermutung...", cit., p . 2 6 6 .
Baden, 1997, pp. 74 y ss., 81 y ss., defiende la existencia de u n 400 SCHÜLER-SPRINGORUM, Kriminalpoütik für Menschen,
Derecho penal de enemigos para la criminalidad de Estado o de Frankfurt, 1991, p . 240: "Wie in aller Welt ist zu gewáhrleisten, daS
G o b i e r n o , en el q u e no rijan los p r i n c i p i o s de legalidad o der Einsatz der scharfen Methoden auch wirklich nur den bósen
irretroactividad. 'Feind' trifft?".
188 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
u n Derecho penal "de dos velocidades", en el que siga lismo dominante. Tampoco coincidimos con Silva -ya
siendo necesario aferrarse al modelo clásico de garantías hemos hecho referencia a ello- en la compatibilidad, por
sólo cuando la consecuencia jurídica establecida por la él afirmada, entre funcionalización y autorrestricción del
ley consista en u n a privación de libertad. A partir, por Derecho penal. Y en cuanto a la propuesta central que
tanto, de la índole de las consecuencias conminadas se nos ofrece Silva, abogando por u n Derecho penal de dos
determinará el mayor o menor rigor garantista del mo- velocidades, cabe decir que, tratándose -como él mismo
delo. En palabras de Silva, "el problema no es tanto la reconoce- de u n planteamiento próximo al apuntado por
expansión del Derecho penal en general, sino específica- Hassemer -si bien este último lo realiza precisamente
mente la expansión del Derecho penal de la pena priva- desde la crítica al funcionalismo-, se ve aquejado de la
tiva de libertad" (p. 117). Según esto, "la disminución misma falta de precisión que Silva (p. 120) atribuye al
de garantías y de 'rigor' dogmático podrían explicarse autor alemán, pues salvo la genérica referencia a la ob-
(e incluso legitimarse) en el Derecho penal contemporáneo servancia de las garantías tradicionales sólo en relación
si ello fuera el correlato de la generalización de sancio- al Derecho penal de la pena privativa de libertad -por
nes pecuniarias o privativas de derechos, o - m á s a ú n - cierto, ¿se consideraría como tal la pena de arresto de fin
de la 'reparación penal' (en los casos en que ésta pudie- de semana?; o ¿qué sucede con aquellos delitos centrales
ra acogerse) en lugar de las penas privativas de libertad" en cualquier sistema penal, como la prevaricación, en los
(pp. 117-118). Y añade más adelante: "...probablemente que la sanción ordinaria es u n a pena privativa de dere-
no tiene sentido mantener la teoría del delito con idén- chos?-, apenas encontramos respuesta a cuáles serían
ticas exigencias dogmáticas (reflejo a su vez de la corres- los principios informadores de ese otro Derecho penal
pondiente vocación político criminal de garantía) para el que no reacciona con aquella clase de pena.
Derecho penal nuclear de la pena privativa de libertad y En cualquier caso, el problema tratado en la obra que
para un Derecho penal moderno con vocación intervencio- comentamos -la imparable expansión del Derecho penal
nista y 'reglamentadora' basado, por ejemplo, en las penas en el modelo social vigente- afecta directamente los pilares
pecuniarias y privativas de derechos, así como para u n básicos sobre los que se asienta nuestra disciplina. De ahí
eventual Derecho penal de la reparación" (p. 121). la necesidad de que la reflexión científica se dirija especial-
mente a estas cuestiones de carácter fundamental, en lugar
3. Nos encontramos ante u n a obra de muy sugeren- de plegarse acríticamente a las decisiones del legislador.
te lectura, escrita además con notable claridad y acom- Aportaciones como las del profesor Silva Sánchez contri-
pañada de u n completo y riguroso aparato bibliográfico. buyen en muy alta medida a orientar esta ineludible tarea
Aunque sean éstas características recurrentes en la ante la que se enfrenta hoy la doctrina penal.
amplia aportación científica del profesor Silva, no está
de más insistir en ello. Naturalmente, no todo lo afirma-
do en el texto nos convence por igual. Nuestra posición,
por ejemplo, se encontraría, en este debate, mucho más
próxima a los planteamientos del grupo de Frankfurt,
que en absoluto consideramos "ucrónicos"; antes bien,
significan u n revulsivo imprescindible frente al funciona-
RECENSIÓN (*)
ALEX VAN W E E Z E L D E LA C R U Z
Profesor de Derecho penal
de la Univeridad de los Andes,
Santiago de Chile.
Investigador en la Universidad de Bonn
(o clases pasivas) explica también una identificación de la modelo de seguros, y a la burocratización y corrupción
mayoría social con las victimas de la delincuencia: cada de las instancias administrativas.
persona se considera a sí misma como u n a víctima po- Un capítulo aparte merece el efecto multiplicador de
tencial más que como u n delincuente en potencia. Por la globalización e integración supranacional sobre el fe-
esta razón, el Derecho penal ya no es simplemente u n a nómeno expansivo. El pronóstico del autor es claro en el
Magna Charta del delincuente, sino también, y quizá sentido de que el Derecho penal de la globalización no
sobre todo, u n a Magna Charta de la víctima frente a la hará más que acentuar la tendencia que ya se aprecia en
delincuencia de los poderosos. Tal cambio de perspecti- las legislaciones nacionales. Una vez m.ás, este pronóstico
va no deja de tener consecuencias respecto del principio se fundamenta en u n a serie de constataciones que resul-
de legalidad, en términos de difuminar los límites entre ta muy difícil rebatir. Las demandas de la globalización
la interpretación extensiva y la prohibida analogía in son eminentemente prácticas, pues en general se trata de
malam partem. evitar hipotéticas lagunas -o "paraísos jurídico-penales"-
c) Una combinación de dos factores constituye el en la lucha contra la delincuencia transnacional (crimi-
tercer grupo de causas de la expansión: la proliferación nalidad organizada, criminalidad internacional, criminali-
de demandas de protección jurídica provenientes de nue- dad de los poderosos). A este hecho se suman la imposi-
vos y atípleos "gestores de la moralidad colectiva" (grupos bilidad de prescindir por completo de la tradición anglo-
feministas, ecologistas, pacifistas, etc.) que son acogidas sajona -cuya concepción de las garantías tradicionales
por la izquierda política europea, y el descrédito en que difiere significativamente de la nuestra- y la natural re-
h a n caído las instancias tradicionales de protección sistencia psicológica de los países para prescindir de sus
extrapenal. Con respecto al primero, el estudio pone de propios instrumentos de represión en aras de u n a nor-
relieve cómo quienes antes concebían el sistema penal mativa global, lo que sin duda (como, por lo demás, ya ha
comio estructura de dominación de los poderosos, hoy en venido ocurriendo en la Unión Europea) dará lugar a u n a
día lo perciben como u n instrumento funcional a la pro- "suma" de conminaciones penales.
tección de sus intereses. Este hecho no deja de recordar No pasa por alto el autor que la delincuencia de la
la antigua doctrina política del "uso alternativo del De- globalización es fundamentalmente u n a delincuencia eco-
recho". Silva Sánchez advierte, sin embargo, que sería nóm^ica. Esto hace que la ciencia penal asista a u n cam-
muy difícil que u n a relajación de las garantías político- bio importante en cuanto al modelo de delito que sirve de
criminales del Estado de Derecho y de las reglas de referencia a las elaboraciones de la dogmática. Tal situa-
imputación en perjuicio de los powerful río redunde tam- ción debiera llevar -según Silva Sánchez- a u n a sectoria-
bién en las mismas consecuencias para los powerless, lización de las reglas de la Parte General del Derecho
cuya delincuencia sigue siendo, por otra parte, mayori- penal, más que a u n a adaptación de las formas clásicas
taria. Por lo que se refiere al descrédito de las instancias al nuevo modelo. Sin embargo, y en buena medida como
extrapenales de protección -lo que justifica la apelación consecuencia de la contraposición de tres tradiciones
a reacciones estrictamente penales-, el autor alude a la jurídicas (alemana, francesa y del common law), en el
constatación de que la sociedad no funciona como ins- proceso de conformación de este nuevo Derecho penal ya
tancia autónoma de moralización, a la evolución del es posible advertir consecuencias dogmáticas de irapor-
Derecho civil desde un modelo de responsabilidad a un tancia: u n a tendencia a la inversión de la carga de la
202 JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 203
prueba en materia de imputación objetiva (sobre todo en "delito de peligro de bienes supraindividuales". Esta con-
temas medioambientales), lo que se une a su creciente (y cepción defensista se manifiesta especialmente en la pro-
acertada) apreciación en términos de probabilidades; la tección penal del medio ambiente. En este ámbito -así
comisión por omisión se amplía al ámbito de los delitos como también en el tráfico rodado, en el tráfico de estu-
de empresa o de estructuras organizadas (corao infrac- pefacientes, en el de los ilícitos tributarios- se ha conver-
ción del "deber de vigilancia"); la completa distinción a tido al Derecho penal en u n Derecho de gestión punitiva
nivel de imputación subjetiva entre dolo eventual y culpa de riesgos generales. Por esta razón no sólo se han
consciente puede diluirse en la figura anglosajona de la flexibilizado las categorías tradicionales de la dogmática y
recklessness; las fórmulas de no-distinción entre autoría las garantías político-criminales, sino que se ha adoptado
y participación (especialmente en materias de tráfico de u n a forma de razonar propia del Derecho administrativo
estupefacientes o blanqueo de capitales); u n a tendencia a sancionador: se comienzan a castigar penalmente ilícitos
considerar las eximentes al modo anglosajón, es decir, que en sí mismos tienen baja intensidad, pero cuya mul-
como defences, lo que llevaría a estimar que deben ser no tiplicación -desde u n a perspectiva sistémica- resultaría
sólo alegadas sino también probadas por el imputado. perturbadora para el éxito de determinados modelos sec-
Algo similar ocurre en relación con las garantías político- toriales de gestión. Desde el prisma del daño cumulativo
criminales. El principio de legalidad %& ve afectado por un -propio del Derecho administrativo sancionador- adquie-
abandono del mandato de determinación de los tipos y, ren sentido los llamados "delitos de acumulación"
en materia procesal, por la aparición de criterios disposi- (Kumulationsdelikte), que sólo se explican en función de
tivos. El principio de culpabilidad, por nuevas formas de la respuesta a la siguiente cuestión: "es verdad que cada
comprender el error y apreciar su evitabilidad, por u n a conducta por sí misma es incapaz de dañar los bienes
clara acogida de la responsabilidad penal de las personas jurídicos protegidos, pero ¿qué ocurriría si todos hicieran
jurídicas (no obstante que sigue presentando muchos lo mismo?". En aras de este argumento, evidentemente
aspectos no resueltos en su aplicación), y por la dificul- ajeno a la racionalidad penal, se justifica la tipificación
tad de rechazar del todo figuras que suponen u n a pre- formal y material de u n a serie de ilícitos, en algunos
sunción de culpabilidad (como la strict liability o las casos completamente nuevos (v.gr., en el delito de conta-
infractions matérielles, del derecho anglosajón y francés, minación de aguas) y en otros, nuevos sólo para el Dere-
respectivamente). Finalmente, el principio de proporciona cho penal (como ocurre con ciertas defraudaciones
lidad se verá amagado por la proliferación de delitos de tributarias y con algunas conductas imprudentes en el
peligro y la sanción penal de conductas imprudentes en tráfico rodado o en los procesos productivos).
relación con bienes jurídicos colectivos (como el blanqueo En este sentido. Silva Sánchez llama también acertada-
de capitales). mente la atención acerca de que la lógica de la acumula-
Precisamiente en relación con el principio de propor- ción no sólo se plantea respecto de los nuevos riesgos, sino
cionalidad, surge el problema de la llamada "administra- también en ciertos delitos tradicionales. Lo que ocurre es
tivización" del Derecho penal, que Silva Sánchez aborda que normalmente se oculta, como en algunos delitos fis-
en el quinto capitulo de la obra. Una vertiente importante cales, bajo el formalismo de determinadas "infracciones
de la expansión se traduce en un cambio del modelo de deberes". No es dificil señalar cuáles son las objecio-
"delito de lesión de bienes individuales" por el modelo nes fundamentales a los delitos de acumulación. Aparte
I
204 JESÚS-MARIA SILVA SÁNCHEZ
LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 205
de que implican utilizar el Derecho penal respecto de
ilícitos de menor entidad y que vulneran el principio de y los que no lo son. No existen razones suficientes -sino
proporcionalidad, el mismo Derecho penal de culpabili- al contrario- para que la pena privativa de libertad sea
dad se ve seriamente lesionado pues, en definitiva, el despojada del aparato garantístico liberal. Sin embargo,
fundamento de la sanción en estos casos sólo puede la demianda social de protección muy posiblemente no
hallarse ex iniuria tertii. será resuelta con u n Derecho penal reducido a sus ilícitos
Es así como Silva Sánchez, sobre la base de que en tradicionales, por lo que se producirá u n a expansión hacia
todo sistema sancionatorio no tienen por qué existir las la protección de intereses nuevos. Finalmente, lo más
mismas garantías -pues incluso dentro del propio siste- probable es que tal expansión traiga consigo u n a
ma penal las consecuencias jurídicas son sustancialmente flexibilización de las reglas de imputación y los principios
diversas-, sostiene que "el problema no es tanto en la de garantía. Nada de esto es cuestionado por el autor,
expansión del Derecho penal, sino específicamente la ex- siempre que se mantenga dentro de límites razonables.
pansión del Derecho penal de la pena privativa de liber- Lo que sí refuerza con insistencia es que "esta ampliación
tad. Es esta última la que debe realraente ser contenida". del Derecho penal no podrá basar su requerida fuerza
Por lo tanto, en su pensamiento es posible admitir cierta comunicativa en la imposición de penas privativas de li-
graduación en la vigencia de las reglas de imputación y bertad". Por lo tanto, Silva Sánchez acepta el advenimien-
las garantías tradicionales, siempre que el modelo sancio- to de u n Derecho penal "de dos velocidades", lo que im-
natorio -el tipo y la entidad de las sanciones que es posible plica abordar una sectorialización tanto de las reglas de
imponer- resulte acorde con tales "modernizaciones". Pero la Parte General como, consecuentemente, de la teoría
el autor va incluso más allá: sobre la base de lo anterior, de la reacción penal.
no ve impedimentos para que la sanción de buena parte El excurso de la obra está dedicado a la concepción
de los nuevos ilícitos de la expansión se realice dentro del funcional-normativa sobre la misión del Derecho penal
propio Derecho penal y no, por ejemiplo, en u n Derecho -defendida especialmente por Günther J a k o b s - y su re-
de la intervención -entre el Derecho penal nuclear y el lación con el problema de la expansión. La razón por la
Derecho de las infracciones de orden-, como postulan que Silva Sánchez introduce este capítulo en su obra es
Hassemer y otros autores. La opción política por el Dere- muy clara: una de las críticas que ha hecho la doctrina
cho penal tiene, según Silva Sánchez, ventajas no nece- española al planteamiento de Jakobs -fundamentalmente
sariamente ligadas a la dureza de las sanciones: la fuerza a partir de la publicación en español de la critica de
del mecanismo público de persecución y la dimensión Alessandro Baratta, en 1984- consiste en afirmar que
sancionatoria (frente al Derecho civil), u n a mayor neutra- responde a u n a concepción maximalista del Derecho pe-
lidad política (frente al Derecho administrativo) y la im- nal. Esta argumentación ha sido ya suficientemente reba-
parcialidad propia de lo jurisdiccional. Todo esto contri- tida por Suárez, Peñaranda y Cancio en su introducción
buye a dotar a la sanción penal, aun sin ser privativa de a la edición española de los Estudios de Derecho penal de
libertad, de u n a fuerza comunicativa y preventiva mucho Jakobs, pero Silva Sánchez se hace cargo u n a vez más
mayor. El hilo de su argumentación es, entonces, muy del asunto para señalar el defecto esencial de la crítica:
claro. En el Derecho penal coexisten dos bloques de ilícitos, la propuesta de Jakobs, que asigna al Derecho penal la
los que son conminados con penas privativas de libertad función de estabilizar la vigencia de las normas esencia-
les, no determina tanto los alcances del Derecho penal
206 JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ
protección de bienes jurídicos sea inútil o ineficaz para prensión del sentido del bien jurídico presupone la adap-
contribuir a la contención del Derecho penal. Lo que tación del Derecho penal a cada situación histórica, pues
demuestra es que su función crítica se ha visto totalmen- en definitiva no se trata sino de localizar situaciones o
te desvirtuada por la mala compresión -quizás, interesa- estados de cosas que precisamente por su "funcionalidad"
d a - de su sentido y alcance. A mi modo de ver, al menos a u n determinado sistema social -geográfica y temporal-
dos razones podrían explicar este fenómeno. Por u n a parte, mente delimitado- adquieren u n a especial entidad y de-
es frecuente asistir a una cierta confusión metodológica ben ser conservadas.
cuando se trata de tomar decisiones sobre el bien jurídico Podría postularse, pues, que el actual estado de debi-
protegido por u n a figura delictiva. En muchas ocasiones lidad de la teoría del bien jurídico responde en realidad a
se aborda este asunto como si se tratara de la obligada razones coyunturales ajenas al concepto mismo y, por ello,
identificación de u n elemento más del delito, no muy susceptibles de ser superadas. La posibilidad de retomar la
distinto del objeto material o de otros elementos típicos, misión critica del concepto de bien jurídico depende, hasta
lo que conduce a ese esfuerzo enconado por encontrar a donde alcanzo a ver, de la búsqueda de criteríos renovados
cualquier precio algún objeto de tutela, aun a costa -como -pero claros y precisos- para decidir, conforme a las valo-
bien denuncia Silva- de elevar a la categoría de bien raciones sociales de nuestros días, qué características han
jurídico cualquier objeto difuso carente de todo valor de reunir los objetos de tutela penal. Desde luego no se
limitador de la intervención punitiva e inútil desde el trata de una tarea fácil, sobre todo teniendo en cuenta la
punto de vista de la interpretación teleológica. A esta necesidad de superar el obsoleto anclaje puramente indivi-
confusión de naturaleza metodológica -que lleva a consi- dualista de este concepto, pero mientras no exista un cri-
derar u n fracaso científico la imposibilidad de detectar un terío alternativo de eficacia semejante (al menos potencial)
bien jurídico en la base de u n a prohibición penal- se -y Silva reconoce que el modelo funcionalista no puede
añade, por otra parte, la preocupación política por no ofrecerlo (p. 115)- su desprecio podría favorecer aún más
alimentar el divorcio entre el discurso minimalista propio el irrefrenable fenómeno expansivo.
de la Ciencia del Derecho penal y las demandas sociales La posibilidad de conceder ese papel de contención del
de mayor seguridad, una preocupación que en los hechos Derecho penal en exclusiva al príncipio de proporcionali-
conduce a flexibilizar los criterios definidores del bien dad me parece poco viable por la naturaleza básicamente
jurídico hasta hacerlos compatibles con ciertas figuras dependiente de este príncipio, es decir, porque se trata de
delictivas que, pese a su contenido difuso, son recibidas u n criterio rector que sólo funciona sobre la base de
con entusiasmo por una amplia mayoría social. parámetros valorativos previos e independientes de él con
Con todo, no me parece justo vincular este momento los que necesaríamente se ha de contar. En otros términos,
de debilidad de la teoría del bien jurídico, como sugiere la eficacia del príncipio de proporcionalidad depende siem-
Silva (p. 122), con el amplio proceso criminalizador de los pre de la presencia de criteríos válidos y claros a partir de
años ochenta asociado a la captación de nuevos ámbitos los cuales pueda realizarse una ponderación aceptable. Asi,
de delincuencia -en particular la socio-económica- por- en el contexto de la legitimación del Derecho penal, la validez
que en ninguna parte está dicho que esta teoría pretenda del principio de proporcionalidad dependerá en todo caso
LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 221
JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
220
"viejo y buen Derecho penal liberal" -el clásico sistema de
de la existencia de criterios objetivables capaces de medir imputación de resultados concretos a acciones individua-
de algún modo la gravedad del hecho que se pretende poner les en el contexto de u n rígido aparato garantístico-, la
bajo pena, pues sólo de esta manera es posible formular el tarea que hoy tiene por delante la Política criminal con-
juicio comparativo en el que consiste este principio, es siste en buscar criterios de racionalidad que permitan
decir, sólo contando con esas bases valorativas previas es acomodar el Derecho penal a la nueva misión que hoy le
posible decidir si la pena constituye o no u n a respuesta asigna la sociedad, esto es, a su nuevo papel de gestor de
adecuada a la entidad del perjuicio ocasionado por la con- los grandes problemas sociales.
ducta. Y en este punto no parece que los criterios genéricos El eje central de su propuesta gira en torno al prin-
de funcionalidad sean suficientes. Más bien da la impre- cipio de proporcionalidad y se concreta en la idea de que,
sión de que hasta ahora nadie ha ofrecido u n baremo más a mayor gravedad de la sanción penal, más estricto ha de
adecuado -con todas las sombras que se quiera- que el de ser el sistema de imputación y su correspondiente apara-
la entidad y relevancia del bien juridico afectado por la to garantístico, de donde se sigue, a su vez, la posibilidad
conducta. De hecho, el propio Silva admite esta conclusión de admitir u n a cierta flexibilización de las exigencias
cuando reconoce que "los términos de la comparación en el garantísticas y dogmáticas cuando se atempera la severi-
juicio de proporcionalidad son la pena que se impone y el dad de la respuesta punitiva. A partir de aquí, propone
contenido de riesgo propio de la conducta" (p. 134), riesgo Silva un Derecho penal de (al menos) dos velocidades:
que -añado yo- sólo puede medirse con relación a "algo", una constituida por u n "núcleo duro de delitos" amena-
en concreto, al bien jurídico tutelado por la norma cuya zados con pena de prisión, dentro del cual debería man-
vigencia se pretende garantizar. tenerse el más estricto sistema de imputación individual
Por todo lo dicho y sin desmerecer en absoluto el valor y el máximo rigor garantístico; y u n ámbito más alejado
del modelo funcional para explicar el modo en que opera de ese "núcleo de lo criminal" —relacionado sobre todo con
el Derecho penal y para decidir, consecuentemente, las la delincuencia socioeconómica-, que permitiría aceptar
características básicas del sistema de imputación, creo u n a cierta flexibilización del rigor del sistema a cambio
que la idea de considerar prescindible el concepto de bien de la renuncia expresa y general a la pena privativa de
jurídico puede desembocar en u n a peligrosa sustitución libertad y su sustitución por sanciones penales menos
de los límites materiales del Derecho penal -siquiera sean severas, tales como las penas privativas de derechos, las
orientativos- por otros de naturaleza puramente formal pecuniarias o la reparación.
que si bien no generan por sí mismos el fenómeno expan- En mi opinión, uno de los aspectos más discutibles de
sivo, sin duda lo facilitan al eliminar toda clase de barre- esta propuesta reside en admitir como punto de partida
ras axiológicas. de validez general la idea de que la delincuencia socio-
económica y, en general, toda la "nueva delincuencia" se
4. Con u n aire algo pesimista y resignado, como él encuentran alejadas del núcleo duro de la criminalidad o,
mismo reconoce, Silva destina las últimas páginas de su lo que es igual, son, por definición, menos graves que la
libro a elaborar u n a propuesta "posibilista" destinada a criminalidad clásica. Esta idea se apoya, a su vez, en u n
introducir algo de racionalidad en el imparable proceso segundo presupuesto igualmente dudoso, consistente en
expansivo del Derecho penal (pp. 149-162). Su punto de aceptar que las conductas más graves en términos de
partida es muy claro: dada la imposibilidad de regresar al
222 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 223
d a ñ o social s o n las q u e tienen u n claro c o m p o n e n t e de bienes colectivos a los contextos genéricos dentro de los
"lesividad individual" (p. 161), es decir, si e n t i e n d o bien, cuales se p r o d u c e n , con u n grado de probabilidad estadís-
las q u e afectan de forma directa a bienes j u r í d i c o s indi- ticamente elevado, c o m p o r t a m i e n t o s peligrosos p a r a bie-
viduales c l a r a m e n t e reconocibles. n e s individuales (p. 139). Muy distintas p u e d e n aparecer
Ese juicio general de m e n o r gravedad de los efectos de las c o s a s , sin embargo, si se le d a u n a o p o r t u n i d a d a la
la n u e v a delincuencia en comparación con los de la crimi- teoría de los bienes jurídicos colectivos y, en lugar de
nalidad clásica parece difícil de aceptar a la vista del enor- descartarlos de a n t e m a n o con el a r g u m e n t o de la e s c a s a
m e potencial destructivo y desestabilizador de la e s t r u c t u - precisión h a s t a a h o r a a l c a n z a d a p a r a definirlos ^, se opta
r a social vinculado a m u c h a s de las c o n d u c t a s c a p t a d a s por a h o n d a r en s u s n o t a s distintivas, c e n t r a n d o la aten-
por la llamada criminalidad de los poderosos, como bien lo ción, en particular, en las características q u e deberían
d e m u e s t r a n las reiteradas catástrofes ecológicas, los incal- reunir p a r a hacer identificable no sólo s u p u e s t a en peli-
culables riesgos de u n a ingeniería genética incontrolada o
gro sino t a m b i é n s u efectiva lesión i°. Un esfuerzo de e s t a
los previsibles y graves perjuicios p a r a la t r a n s p a r e n c i a del
naturaleza, a mi modo de ver posible si se s u p e r a n los
m e r c a d o de valores q u e p u e d e n derivarse de u n a opera-
Griteríos p u r a m e n t e naturalísticos de épocas p a s a d a s , per-
ción importante de a b u s o de información privilegiada en la
mitiría f u n d a m e n t a r d e s d e u n p u n t o de vista científico
bolsa, por citar sólo algunos casos. P a r a decirlo con u n
u n a idea c a d a vez m á s arraigada - y no sin r a z ó n - en la
feliz ejemplo de Stratenwerth, b a s t a c o m p a r a r el alcance
percepción social general, esto es, q u e la delincuencia de
siempre limitado del d a ñ o social producido por u n a lesión
los poderosos, a u n lejana de la p e r t u r b a c i ó n de intereses
corporal individual con los devastadores efectos q u e podría
i n d i v i d u a l e s , c o n t i e n e u n alto p o t e n c i a l d e s t r u c t i v o y
t e n e r u n a alteración descontrolada del p r o g r a m a genético
del ser h u m a n o p a r a comprender la falacia de aquella desestabilizador del s i s t e m a social e n s u conjunto.
apreciación ^. Cierto es que, en términos generales, este U n a vez p u e s t o en d u d a el principal p o s t u l a d o valo-
tipo de comportamientos no se t r a d u c e en la p e r t u r b a c i ó n rativo sobre el q u e se a s i e n t a la p r o p u e s t a de las dos
- n i siquiera a veces en la p u e s t a en peligro concreto o velocidades - l a s u p u e s t a m e n o r gravedad de la n u e v a
incluso a b s t r a c t o - de bienes jurídicos individuales. Pero d e l i n c u e n c i a - no r e s u l t a difícil d e s c u b r i r u n sesgo, si se
deducir de ahí s u m e n o r gravedad implica d e s c a r t a r de quiere, algo i n t e r e s a d o e n la forma de seleccionar los
a n t e m a n o la posible a u t o n o m í a de los bienes jurídicos
colectivos o, dicho al revés, aceptar s u n e c e s a r i a depen- ^ Crítica desde luego aceptable a la vista de las vagas genera-
dencia respecto de los bienes individuales. Sólo así se lidades con las que no pocas veces se conforman los autores al
explica que la perturbación de aquéllos se considere siem- identificar el objeto de tutela en muchas de las figuras delictivas de
pre m e n o s grave q u e la de éstos, en t a n t o s u desvalor se la nueva delincuencia.
infiere en exclusiva del peligro que r e p r e s e n t a n p a r a los 10 Lesión que, sin embargo, no tiene por qué consistir en una
perturbación apreciable desde el punto de vista estrictamente
ú n i c o s bienes a los q u e se les reconoce u n valor intrínseco, naturalístico. Como ya tuve oportunidad de expresar hace varios
es decir, a los bienes individuales. No otra cosa expresa años en mi libro El resultado en Derecho penal -Tirant lo Blanch,
Silva c u a n d o remite el contenido de la mayoría de los Valencia, 1992, en especial, pp. 148 y ss.-, la efectiva aceptación
de estos nuevos objetos de tutela requiere la superación de una
concepción puramente naturalística de los conceptos de lesión y de
S Cfr. STRATENWERTH, "Zukunftssicherung mit der Mitteln des peligro y su sustitución por consideraciones basadas en el nivel de
Strafrechts?", en 2StW 105, 1993, p. 688. sentido en el que se mueve el Derecho penal.
JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
224 LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL
225
extremos que sirven de base al juicio de proporcionali-
dad. Pues al fijar los términos de la comparación se atiende tamente inevitable- de las garantías y del sistema de
exclusivamente a la severidad de la respuesta penal ante imputación. Lo que sí parece fuera de duda es que los
el hecho ilícito, por u n a parte, y a las características más criterios de imputación y el aparato garantístico que hoy
o menos rígidas del sistema de imputación, por otra, sin tenemos son insuficientes para captar muchas de las
dejar lugar alguno para la consideración del desvalor nuevas formas de delincuencia, pero tratándose de meros
intrínseco del hecho mismo. Esta falta de u n referente instrumentos destinados a asegurar u n a aplicación im-
valorativo sobre la gravedad de los hechos implicados, unida parcial, proporcionada y, en la medida de lo posible, j u s t a
a la flexibilización del aparato garantístico y del sistema de del Derecho penal, nada obsta para que se proceda a u n
imputación, permite presentar esta incursión del Derecho ajuste de esos instrumentos que permita adecuarlos a las
penal en la actividad de los poderosos como u n a concesión nuevas realidades. Por eso, si algo resulta discutible es el
"soportable" - u n sacrificio, en suma- destinada a satisfa- esfuerzo vano por aferrarse a un sistema de imputación
cer la irrefrenable demanda de seguridad que obsesiona a y a u n aparato garantístico concebido para la tutela de
la sociedad de nuestros días. Muy distintas podrían verse bienes jurídicos individuales susceptibles de lesión por
las cosas, sin embargo, si se incorporase la gravedad del acciones también individuales. Ciertamente ese sistema
hecho como una variable más destinada a medir la pro- puede resultar inadecuado para enfrentarse a una nueva
porcionalidad de la respuesta punitiva. Y ello porque el clase de hechos disfuncionales de naturaleza diversa, pero
alto poder desestabilizador y el intenso potencial de daño antes de abandonar la partida y resignarse a una segre-
social vinculado a muchas de las conductas captadas por gación del Derecho penal que siempre acaba siendo discri-
la nueva criminalidad, seguramente harian aparecer las minatoria, quizás sea el momento de buscar criterios
penas pecuniarias o las privativas de derechos como res- alternativos y paralelos que cumplan en el campo de la
puestas desproporcionadamente leves en relación con su nueva delincuencia u n a función análoga a la que desem-
alto contenido de lesividad social (dando por sentado, claro peñan los criterios clásicos respecto de los delitos "tradi-
está, que esa lesividad puede medirse no sólo con relación cionales". Por citar sólo u n ejemplo, parecen tener razón
a bienes individuales sino también a los correspondientes, quienes alegan que u n a persecución adecuada de la delin-
y bien definidos, bienes colectivos). Así las cosas, el dis- cuencia en el ámbito socioeconómico -y en otros campos
curso de las dos velocidades podría contemplarse como cercanos e igualmente asociados a la nueva criminalidad,
u n a sagaz coartada para satisfacer las exigencias sociales como es el caso del medio ambiente- requiere extender la
de criminalización de los poderosos - u n proceso que pare- responsabilidad penal también a las personas juridicas. A
ce no tener vuelta atrás, como reconoce Silva- al coste nadie escapa, sin embargo, que esta propuesta choca con
más bajo posible, esto es, con la seguridad de eludir, en un obstáculo de difícil solución en el contexto del sistema
todo caso, la sanción más severa del Derecho penal: la tradicional: la evidente imposibilidad de aplicar aquí u n
penal privativa de libertad. principio garantístico tan arraigado al ser humano como
Por otra parte, tampoco me parece indiscutible el es el principio de culpabilidad ^ ^. Pero prescindir de ese
encadenamiento algo fatalista que establece Silva entre el
crecimiento del Derecho penal hacia nuevos ámbitos de 11 Sobre esta polémica, véase BACIGALUPO, S., La responsabili-
criminalidad y el debilitamiento generalizado -y supues- dad penal de las personas jurídicas, Bosch, Barcelona, 1998, pp.
130 y ss.
JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 227
226
criterio no significa necesariamente debilitar las garan- atribuida en primera línea a Jakobs, de abrir u n a espe-
tías para las personas jurídicas ni condenarla-S a u n a cie de tercera vía dentro del Derecho penal (la tercera
responsabilidad penal meramente objetiva. En su lugar velocidad) destinada a atacar con la mayor severidad
pueden desarrollarse otros criterios garantísticos y de punitiva pero, al mismo tiempo, con u n alto grado de
imputación adecuados a la naturaleza de estas institu- flexibilización de las garantías, u n grupo de conductas
ciones que cumplan u n papel semejante al que desem- particularmente graves realizadas por quienes h a n aban-
peña el principio de culpabilidad respecto de las perso- donado de forma definitiva el orden de valores sobre el
nas físicas, como de hecho sucede ya con el principio de que se asienta el modelo de convivencia social. Es lo que
responsabilidad por defecto de organización que en bue- se ha dado en llamar el "Derecho penal del enemigo".
na medida responde a criterios paralelos a los de la Tiene razón Silva cuando diagnostica que esta terce-
imprudencia. ra velocidad ya se encuentra, de hecho, entre nosotros,
El desarrollo de ese sistema paralelo -y no menos reflejada en u n a legislación claramente defensiva que no
garantístico- de imputación permitiría mantener u n a res- duda en debilitar los criterios de imputación y el aparato
puesta unificada para todo el campo de comportamien- garantístico, al tiempo que eleva de modo drástico las
tos penalmente relevantes, asegurando así que la con- penas de prisión, cuando le resulta necesario para su-
creta incriminación se decida en función de la gravedad perar las dificultades de persecución y prueba que en-
del hecho y no en atención a los sectores sociales alcan- cierran muchos de los hechos captados por esta crimi-
zados por la prohibición. El carácter discriminatorio que nalidad profesional altamente organizada (terrorismo,
encierra la propuesta de las dos velocidades -y más aún grandes organizaciones de tráfico de drogas, etc.). Qui-
la cercana teoría del Derecho sancionador de la escuela zás influido por esta realidad ciertamente de difícil vuel-
de Frankfurt- difícilmente puede ser negado con el ar- ta atrás y a u n con mucha precaución y el mismo aire
gumento de que "no se trata de distinguir... según suje- resignado de páginas anteriores, nuestro autor se de-
tos, sino según hechos", como sostiene Silva (p. 158), canta por conceder legitimidad a estos avances represi-
porque a poco que se observen las características de esa vos siempre que se mantengan en el plano de la estricta
nueva delincuencia en la que se excluiría la pena priva- excepcionalidad legislativa y que resulten inevitables en
tiva de libertad -delitos socioeconómicos, grandes catás- atención a la gravedad de las conductas abarcadas, u n a
trofes medioambientales, adulteración de alimentos a gran gravedad que reconoce en aquellos casos en los que no
escala, manipulaciones genéticas...-, resulta evidente sólo se pone en entredicho u n a norma penal concreta
que no cualquiera puede cometer tales hechos, sino sino la estabilidad del sistema de convivencia en su
sólo quienes ostentan el poder económico y ocupan po- conjunto.
siciones elevadas en la estructura social, es decir, "los Como bien se ha señalado en la doctrina, uno de los
poderosos". grandes defectos de estas concesiones al derecho penal
del enemigo reside en poner en evidencia el fracaso del
5. La magnífica obra que comentamos se cierra con propio sistema a partir del cual se pretende atacar a los
otra inquietante discusión político-criminal que viene a "enemigos", porque reconocer la existencia de personas
completar el panorama expansivo del Derecho penal de autoexcluidas del modelo comunitario supone tanto como
nuestros días (pp. 163-167). Me refiero a la propuesta. aceptar que los ciudadanos pueden optar entre estar
228 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
VlNCENZO MlLITELLO
Catedrático de Derecho penal
en la Universidad de Palermo (Italia)
presiones más interesantes, también para el observador español de los textos correspondientes, empresas cuyos
extranjero. En medio de experiencias no sólo académicas costes en términos de tiempo y energías nunca son ade-
-dirigió de 1993 a 1995 el Instituto de Estudios Jurídicos cuadamente valorados; y otro tanto h a hecho asimismo
de Cataluña, que tiene competencias de formación y ac- con u n estimulante volumen de contribuciones de la es-
tualización de magistrados, fiscales y abogados- es en la cuela penalista de Frankfurt ^ Por otra parte, sin embar-
actualidad catedrático de derecho penal de la Universidad go. Silva Sánchez h a combatido el reproche de "borrache-
Pompeu Fabra de Barcelona. Cabe que tenga interés en ra alemana", frecuentemente dirigido al conjunto de la
nuestro ámbito señalar que se trata de u n a universidad más reciente doctrina española (por otro lado, no sólo
en la que se ha respondido a la renovación de los estu- penalista), demostrando dominar críticamente las remesas
dios universitarios -iniciada en España incluso antes que de estímulos procedentes del debate alemán y proyectar
en Italia entre dificultades e incertidumbres no rnenores soluciones innovadoras, a la vez que capaces de interesar
que las experimentadas también entre nosotros- apos- en u n contexto de referencia m á s amplio.
tando por conjugar la ampliación de la oferta didáctica Es éste u n enfoque que ya cabe hallar en aportaciones
con la atención a u n a elevada calidad de la investigación. previas del mismo autor ^ y que se advierte de modo claro
En particular en el sector de los estudios jurídicos se en este que ahora se presenta al lector italiano. Ya en lo
hallan cimas de excelencia, más allá del área penalista, que hace al tipo de discurso desarrollado, la obra participa
por ejemplo también en el sector de la filosofía del dere- de u n debate común en el plano internacional: las corrien-
cho, con el profesor José Moreso. tes teóricas consideradas, el arsenal conceptual utilizado y
En cuanto al recorrido científico personal, Silva Sánchez, las propuestas político-criminales formuladas aparecen
al igual que no pocos penalistas de lengua española, h a compartidas, o al menos comprensibles, en u n contexto no
madurado u n a larga familiaridad con la doctrina de len- limitado al suyo original. Se aprecia así el status particular
gua alemana, gracias a varias estancias de estudio en del Derecho penal: si éste, en lo que hace a su génesis
Friburgo, Munich y Bonn. Pero en el marco de tal relación, normativa, se halla tradicionalmente dominado por el
ha sabido alcanzar u n lugar singular en el conjunto del monopolio estatal y la idea conexa de la soberanía nacio-
panorama español, que conoce otros protagonistas de los nal, no es así ciertamente en lo relativo a los instrumentos
intercambios con la cultura penalista alemana (baste alu- conceptuales empleados en el propio análisis de los diver-
dir, a mero título de ejemplo, a Gimbernat Ordeig, Cerezo
Mir, Bacigalupo, Mir Puig o Muñoz Conde). 1 SILVA SÁNCHEZ (ed. esp.), Fundamentos de un sistema europeo
Por u n a parte, Silva Sánchez h a contribuido de modo del derecho penal, Barcelona, 1 9 9 5 (trad. de Bausteine eines
europáischen Strafrechtssystems - Coimbra Symposium für Claus
no secundario a la difusión de la ciencia penal alemana, Roxin, Hrsg. Schünemann/Figueiredo Días, Koln, etc., 1995); ROXIN/
también gracias a la amplitud de la platea penalista de JAKOBS/SCHÜNEMANN/FRISCH/KOHLER, Sobre el estado de la teoría del
lengua española en el panorama mundial. En particular, delito (Seminario en la Universitat Pompeu Fabra), ed. a cargo de
no sólo ha participado en los más importantes encuen- SILVA SÁNCHEZ, Madrid, 2000; La insostenible situación del derecho
tros internacionales de estudio de los últimos años, en penal, ed. a cargo de SILVA SÁNCHEZ, Granada, 2000 (trad. de Vom
unmóglichen Zustand des Strafrechts, Hrsg. Albrecht u.a., Frankfurt
los que los estudiosos alemanes han desempeñado u n a.M., 1995).
papel primordial, sino que también h a sido organizador 2 Por ejemplo, en s u anterior volumen Aproximación al Derecho
de ellos o al menos se h a ocupado de la traducción al penal contemporáneo, Barcelona, 1992.
236 JESUS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 237
sos desarrollos normativos nacionales. El recurso a lectu-
ras cruzadas, en cuanto al origen, así como en lo relativo postura no se ha visto siquiera arañada por las críticas
al contexto de referencia, forma parte de la mejor tradición en términos de "provincianismo consciente" de la doctri-
científica en las materias penales, en la que es de notar la na alemana o de su "plena autarquía" y "clausura nacio-
atención prestada a la reflexión teórica alemana y, en la nalista", respectivamente formuladas por observadores
bibliografía en lengua española, también a la italiana. La como George Fletcher o Massimo Donini, probablemente
obra de Silva Sánchez no sólo confirma tal atención sino adelantados en el enfrentamiento con las teorías de ori-
que la desarrolla a u n nivel ulterior, ya sea por la capaci- gen alemán o contrarios a u n estatuto internacional de la
dad analítica en el examen comparado, ya por extender la ciencia penal ^.
atención a aportaciones de matriz anglosajona, incluso de El verdadero factor de crisis de aquel constructo teó-
corte criminológico. rico consolidado se debe más bien a la irrupción de la
Para confirmar el alcance internacional del discurso dimensión supranacional en la esfera del derecho penal:
desarrollado en el trabajo que aquí se presenta en su edición hace tiempo que las grandes tendencias de la política
italiana, baste apuntar su casi contemporánea aparición criminal ya no están limitadas por las fronteras nacio-
en la correspondiente traducción alemana 3. Destino cier- nales y, al menos desde la última veintena del siglo
tamente raro en el campo penalista y que sobre todo con- pasado, se h a n manifestado exigencias y principios de
tribuye a apreciar el riesgo de autorreferencialidad de la carácter transnacional, frecuentemente de modo parale-
propia ciencia alemana, más atenta en su conjunto a la
difusión internacional de sus propios asuntos dogmáticos ROXIN, "Die Strafrechtswissenschaft vor den Aufgaben der Zukunft",
que sensible a utilizar el método comparado para verificar en EsER u . a . (Hrsg.), Die deutsche Strafrechtswissenschaft vor der
críticamente su adecuación y eficacia. Se entrecruzan así Jahrtausendwende, München, 2 0 0 0 , p. 370.
temas de interés privilegiado para la colección abierta con ^ Cfr. por u n lado, FLETCHER, "Die deutsche Strafrechtswissenschaft
im Spiegel der Rechtsvergleichung", en ESER u . a . (Hrsg.), Die
el presente trabajo y, por ello, es preciso detenerse sobre deutsche..., cit., pp. 239 y ss.; y, por otro, el mismo, "Criminal
el particular, siquiera sea brevemente. Theory as a n International Discipline", en ESER/FLETCHER (Hrsg.),
La referida postura alemana se ha manifestado noto- Rechtfertigung und Entschuldigung - Justification and Excuse.
riamente en el terreno tradicional y siempre neurálgico de Rechtsvergleichende Perspektiven - Comparative Perspectives, vol. I,
Freiburg, 1987, pp. 1597. En cuanto a las tomas de posición de
la dogmática, pero ha acabado gradualmente por abarcar DONINI al respecto, cfr. por ej. Teoría del reato, voz del Digesto Disc.
también la más reciente perspectiva que abre a las con- Pen., Torino, 1999, p. 18, nota 7 8 , 20, nota 83 (de la separata).
sideraciones de la política criminal la propia configura- Para afectar al incisivo veredicto de FLETCHER no basta ciertamen-
ción de los elementos del defito y de la pena^. Dicha te la sola réplica de SCHONEMANN, "Die deutsche Strafrechtswissenschaft
nach der Jahrtausendwende", GA 2 0 0 1 , toda ella absorbida por el
ansia de reafirmar la superioridad del método dogmático frente al
3 SILVA SÁNCHEZ, Die Expansión des Strafrechts. Kriminalpolitik casuístico reclamado por FLETCHER en su intervención, o la eti-
in post-industriellen Gesellschaften, Klostermann, Frankfurt a.M., queta de "trotamundos" con la que lo ha despachado PRITTWITZ,
2003. "Nachgeholte Prolegomena zu einem Corpus luris Criminales für
^ Ejemplar, entre t a n t a s de s u s tomas de posición inspira- Europa", ZStW2QQ\, p. 777. Al contrario, reacciones así de limi-
das por el orden de ideas abordado en el texto, SCHONEMANN, tadas frente a la denuncia de u n a actitud cultural compleja refle-
"Strafrechtsdogmatik ais Wissenschaft", en Festschrift für Claus j a n la e s c a s a importancia a s i g n a d a al problema en el seno del
Roxin, Berlín, 2 0 0 1 , pp. 1 y ss.; pero véase también al propio debate alemán, lo que atestigua lo plenamente fundado de aquella
denuncia.
LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 239
238 JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ
11 Por ello es más que una paradoja la expresión "perenne 12 Con respecto a Francia, por ejemplo, GARAPON/SALAS, La
emergencia" con la que MocciA ha esculpido el estado de nuestro République penalisée, París, 1996 (trad. italiana, La Repubblica
sistema penal (Napoli, 1996, 2" ed., 1998), no en vano citado por pénale, Macerata, 1996). Es de señalar que SILVA SÁNCHEZ cita re-
SILVA SÁNCHEZ para confirmar el carácter internacional del fenó- petidamente a Garapon, aunque en relación con una obra algo
meno considerado. > . posterior (GARAPON, Juez y democracia, Barcelona, 1977).
242 JESÚS-MARIA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 243
diversos desarrollos, pero en la que ciertamente el dato cente a este reparto diverso de la carga penal no es, en
de la formalización normativa no ha mantenido siempre su linealidad, poco seductor: si el valor de garantía de las
u n a adecuada consideración frente a las otras posibles categorías dogmáticas puestas a prueba en la larga evo-
aproximaciones a la "cuestión criminal", del mismo modo lución de la teoría del delito está, de algún modo, vincu-
que las tensiones ideales sobre cuestiones de fondo h a n lado al carácter profundamente personal de los bienes
tomado ventaja a veces sobre las propuestas de debate afectados por el recurso estatal al arma punitiva, enton-
con fenómenos reales. La obra de Silva Sánchez mantie- ces no se advierte la obligación de extender tal complejo
ne, por el contrario, u n equilibrio entre los diversos espí- edificio conceptual en todos los casos en que u n a exigen-
ritus que la atraviesan, demostrando así concretamente cia de protección es satisfecha mediante tipologías de
cómo la ciencia penal integral no está condenada a ser sanción que no intervienen restringiendo bienes prima-
u n híbrido teórico, sino que puede a3mdarse de las diver- rios, como la libertad personal, sino sólo secundarios o
sas aportaciones disciplinarias que contribuyen a soste- instrumentales.
nerla, consiguiendo obtener u n incremento cognoscitivo Así pues, el Derecho penal seguirá siendo el encarga-
complejo y sobre todo forinular propuestas serias para do de combatir los nuevos fenómenos criminales, aunque
racionalizar la respuesta de los sistemas penales ^^. ya no con su zócalo duro, reservado a los ilícitos tradicio-
A partir del reconocimiento, ya señalado, de que el nales y todavía remitido a la pena privativa de libertad,
proceso expansivo del Derecho penal no puede fácilmente sino mediante el recurso a u n a intervención ulterior, que
ser considerado como transitorio ni despachado como sanciona de u n modo distinto las lesiones de nuevo cuño
basado únicamente en razones ideológicas ^^^ la obra con- y las nuevas modalidades de lesión de los bienes tradicio-
tiene esencialmente u n a fuerte llamada a combatir los nales. Si se quisiera reducir a fórmulas sabidas el pen-
efectos distorsionadores que produce la expansión del samiento desarrollado en la obra, se podría decir que,
Derecho penal en el cuadro teórico tradicional, de im- para hacer frente a la expansión del Derecho penal. Silva
pronta liberal y con pretensiones de garantía. A tal efecto, Sánchez, más que a p u n t a r al recurso en alza a la
la propuesta es desviar a sanciones ciertamente penales, despenalización -aunque ésta se considere en la fórmula
pero no privativas de libertad, la reacción a las nuevas renovada, si bien no del todo precisa, del "derecho penal
formas de criminalidad, que ha dado lugar a cambios mínimo"-, da un voto de confianza a u n fuerte empuje de
profundos en el conjunto del semblante de muchos sis- la ya, desde hace tiempo, conocida descarcelación del
temas penales contemporáneos. El razonamiento subya- sistema penal.
Más allá de la mayor o menor novedad de las etique-
1-^ Se confirma así que la perspectiva integrada de las cuestio- tas, los contenidos, si bien alcanzan u n a propuesta ori-
nes normativas y las empíricas conduce a resultados particular-
mente fructíferos cuando se desarrolla por los autores con mayor ginal y digna de a t e n t a consideración, recuperan y
sensibilidad para la comparación: u n ejemplo m á s en PERRON, "Sind reelaboran motivos ya presentes en el debate penal. En-
die nationalen Grenzen des Strafrechts überwindbar?", ZStlV 1997, tre los que más resaltan, la idea de la intervención penal
p. 3 0 1 . como extrema ratio, pero también la función limitadora de
^"^ Es de particular interés el excurso que dedica SILVA SÁNCHEZ
la dogmática como barrera contra abusos conectados a
a desvirtuar ciertas observaciones radicales en relación con la
concepción funcionalista del Derecho penal, expresada del modo exigencias político-criminales. En cuanto a los desarro-
m á s claro en GONTHER JAKOBS. llos más próximos, el propio Silva Sánchez pone de relie-
JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 245
244
consecuencias que Bricola derivaba de su doctrina en el consideraciones que siguen se limitarán esencialmente
plano de la despenalización y el propio Silva Sánchez a algunas acotaciones críticas, surgidas de la lectura de
retoma en el texto la acepción débil, que ha acabado por la obra. Obviamente, la selección de los centros de inte-
imponerse en las relaciones entre Constitución y ámbito rés es personal y, por tanto, quien quisiera evitar eno-
de lo penalmente relevante ^^. Pero tal debilidad en la josas precoraprensiones del texto no tiene más que sal-
delimitación externa del sistema penal no desvirtúa el tar a su inicio y enfrentarse directamente con el pensa-
convencimiento de Silva Sánchez de que la naturaleza de miento del autor.
la sanción -y más precisamente la cualidad estrictamente Una primera reserva se refiere a la univocidad de la
personal o no de los bienes sobre los que recae- puede tendencia expansiva del Derecho penal, que representa el
guiar u n a racionalización de u n sistema penal moderno, leit motiu de la obra, y a las consecuencias que se extraen
capaz de hacerse cargo de las nuevas exigencias de pro- de ello en cuanto a las actitudes a adoptar. Sostener que
tección sin prescindir de la propia tradición de garantía las tendencias expansivas se caracterizan politicamente
cristalizada en la dogmática clásica del delito. en u n sentido unívoco (negativo) y las reduccionistas en
Como es sabido, u n prólogo tiene precisos límites el sentido opuesto (positivo) simplifica en exceso u n pa-
estructurales que sólo pueden ser desbordados a riesgo norama más complejo: en Europa, las políticas contra la
de modificar el género de la contribución que se efectúa: inmigración y contra la crírainalidad violenta son comu-
u n a argumentada toma de posición crítica es mejor re- nes a sistemas gobernados por formaciones de orienta-
servarla a u n a recensión o a u n artículo de réplica. Con ción política diversa, mientras que las tendencias reduc-
todo, manteniéndose en el surco de tal "convención lite- toras del Derecho penal se refieren a la llamada crimina-
raria", no es del todo inconveniente unir a la presenta- lidad de los poderosos. En Italia, en particular, hemos
ción de los méritos del autor y de la obra algunas consi- asistido en los últimos años, si no a u n a auténtica inver-
deraciones orientadas a estimular u n a reflexión ulterior sión de tendencia, al menos a la concurrencia de ínter-
sobre puntos tratados más adelante. El texto de Silva venciones normativas de signo opuesto. La reforma de los
Sánchez puede seguirse de tal modo en la concatenación delitos societarios, bajo el paraguas de u n a recuperación
argumentativa que no requiere especiales explicaciones de la lesividad de los delitos, h a redimensionado intensa-
introductorias a los puntos tratados, con la consecuencia mente los espacios de relevancia penal respecto a com-
necesaria -y, por tanto, al menos excusable- de que las portamientos que pueden afectar a vastas colectividades
de sujetos. No se trata, pues, de medidas de despenaliza-
ción de ilícitos menores o de infracciones formales, que
1^ Pero se trata de conclusiones difundidas. Cfr. entre noso- ciertamente se han dado; sino sobre todo de u n a restric-
tros, por ejemplo, DONINI, "Ragioni e limiti della fondazione del
Diritto p é n a l e s u l l a C a r t a C o s t i t u z i o n a l e . L ' i n s e g n a m e n t o
ción general de los espacios de intervención jurídíco-
deH'esperienza italiana", Foro it. 2 0 0 1 , V, c. 29 y ss.; FIANDACA/DI penal en relación con sectores de actividad, como los
CHIARA, Una introduzione al sistema pénale. Per una lectura societarios, de importancia central en la vida económica.
costituzionalmente orientata, Napoli, 2003, pp. 120 y ss.; y tam- Y tendencias análogas se h a n advertido en relación con
bién, si se quiere, MILITELLO, "Dogmática pénale e politica criminale las propuestas formalizadas en el Parlamento o por el
in prospectiva europea", RTDPP 2001, pp. 420 y ss. En Alemania,
ú n i c a m e n t e a título de ejemplo, LAGODNY, Strafrecht vor den Gobierno referidas a los delitos concúrsales o a los ilícitos
Schranken der Grundrechte, Tübingen, 1996, pp. 271 y ss., 274. ambientales, quizá también con pleno desprecio de las
LA EXPANSIÓN DEL DERECHO PENAL 249
248 JESUS-MARIA SILVA SÁNCHEZ
bienes colectivos, resulta difícil afirmar que para éstos instructiva al respecto: las poderosas fuerzas de retorno
deba ser excluida la pena de prisión, reservada sólo para a objetivos más tradicionales del sistema penal han
las lesiones de los bienes individuales tradicionales. En conducido a redimensionar de modo radical los casos en
suraa, si se quiere, es verosímil que u n recurso más amplio los que se ha perseguido penalmente a sujetos social-
a penas privativas de derechos pueda incidir en u n am- mente no marginados.
plio espectro de actividad de la criminalidad de empresa; En segundo lugar. Silva Sánchez, para remachar la
pero eso no quita que la eficacia de la pena de prisión idea de mantener u n a división rígida entre las dos áreas
respecto a determinadas formas de manifestación de la penales sin contaminaciones recíprocas, pone en guardia
criminalidad organizada, como por ejemplo las que se contra el riesgo de que la flexibilización de las reglas y
hallan más vinculadas a la violencia y la intimidación, garantías del Derecho penal para combatir la criminali-
permanezca difícilmente sustituible por sanciones alter- dad de los poderosos revierta sobre la propia criminalidad
nativas ad hoc. Con respecto a éstas, la mutación del de los indigentes. Este argumento, que podría denomi-
ámbito penal propuesta por Silva Sánchez, en la que la narse del "caballo de Troya", ha sido referido con frecuen-
represión de las nuevas formas de criminalidad legitima cia a las transformaciones vinculadas a la represión de la
el recurso a formas de imputación más flexibles que las c r i m i n a l i d a d o r g a n i z a d a en los s i s t e m a s p e n a l e s
tradicionales a cambio de sanciones distintas de la pri- contemporáneos, pero se verifica racionalmente: en la
sión, acaba por equivaler a un retraimiento de la capaci- medida en que las nuevas formas de criminalidad traen
dad de orientación de las conductas humanas confiada al consigo exigencias de individualizar nuevos criterios de
conjunto del sistema penal. imputación y nuevas tipologías sancionatorias, las res-
Este extremo resulta ciertamente crucial para cual- puestas al respecto deben valer para todos los casos que
quier teoría orientada a contener la intervención penal presentan las mismas características estructurales y/o
en u n modelo tradicional, clásico, mínimo: al respecto, funcionales.
la posición de Silva Sánchez ofrece elementos para dos Esto significa que si formas de criminalidad tradicio-
consideraciones ulteriores. La primera se refiere a su nales (esto es, "de los indigentes") se manifestaran hoy en
denuncia de u n error metodológico en el abandono del términos análogos a los que han sido llevados a la aten-
discurso social sobre el tema de la criminalidad de los ción pública por la "criminalidad de los poderosos", no se
desfavorecidos a favor de u n a atención privilegiada a la advierte por qué las nuevas respuestas no habrían de
criminalidad de los poderosos. Al respecto, debe subra- valer también para el tronco tradicional de la "criminali-
yarse que es cierto que la realidad judicial tiene por dad de los indigentes". El ejemplo más claro puede ser el
objeto (quizá más que en el ochenta por ciento indicado de las exigencias vinculadas al tránsito de la responsabi-
por Silva Sánchez) sobre todo a los primeros, pero puede lidad modelada sobre el autor único a la responsabilidad
excluirse la posibilidad de que ello sea el fruto parcial de colectiva: surgida en relación con la responsabilidad pe-
u n proceso de mutación del funcionamiento tradicional nal de las sociedades, ésta halla puntos de contacto con
-sólo unidimensional- del sistema penal, en favor de la criminalidad organizada, que -al menos en algunos de
u n a progresiva consideración de la pluralidad de tipos sus aspectos esenciales a la fuerza de la organización- es
sociales que pueden ser autores de delitos. Una vez más, también "criminalidad de los desfavorecidos". Así, para
la observación de la situación italiana más reciente es oponer u n a imagen a las argumentaciones de Silva
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