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LA IGLESIA COMO UNA MADRE AMOROSA, CUIDA A LOS NIÑOS

Presbítero ANTONIO DEVIA MENDEZ


Vicario Judicial
Presidente del Tribunal Eclesiástico

““Ay de aquel que escandalice: Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar” (Lucas 17.1ss)

En los últimos años, la humanidad ha tomado muy en serio, el proyecto humanístico de cuidar a
los niños de diversos males entre ellos el del abuso sexual. La Iglesia, experta en humanidad,
consciente de la necesidad de santificar al pueblo, ha asumido una posición bastante radical en la
defensa de la niñez.

Sin duda, es vergonzoso que, en el abuso sexual de menores, también han caído algunos ministros
que, llevados bien sea por sus incapacidades psíquicas, o por su vida libertina y pecaminosa, han
dañado la vida de personas, afeando la cara de la Iglesia, y, enterrando con ello la fecundidad de
su ministerio. Sin bien es cierto, son muy pocos, el ruido es grande, porque de un ministro de Dios
se espera un ángel protector de los niños y no un depredador. Ello, ha llevado a la Iglesia a tomar
medidas radicales de cero tolerancia con los victimarios, reformando sus normas canónicas
referente a la materia procesal y punitiva, haciendo campañas de protección a las víctimas, y
apostándole a un cambio de mentalidad incluyendo por su puesto una reparación integral.

Independientemente de quién sea el abusador, el abuso sexual es un delito que requiere


correctivos más efectivos que los conocidos hasta hoy y sobre todo medidas de carácter
preventivo. Se necesitan no solamente leyes duras, sino que además se genere una cultura basada
en el respeto a la persona humana, valorando al ser humano sin ninguna clase de
discriminaciones. Todos los estamentos de la sociedad deben aportar para salvar a los niños de
perder la oportunidad de ser felices, de tener infancia, de gozar de inocencia, y sobre todo la
posibilidad de llegar a ser un adulto sano.

La Iglesia por su parte tiene un compromiso muy serio con la protección de los niños, niñas y
adolescentes. A nivel universal, cuenta con el Código de Derecho Canónico, Motu Proprio
«Sacramentorum sanctitatis tutela» promulgado por S.S Benedicto XVI, la carta “Como una madre
Amorosa” de S.S. Francisco, las indicaciones de los Papas y de los diferentes dicasterios de Curia
Romana, para proteger a los menores y castigar a los abusadores. Por su parte las conferencias
Episcopales han normativizado al igual que las Diócesis, para garantizar que los menores sean
protegidos y si algún clérigo u otro ministro es abusador sea castigado con justa pena tanto en lo
eclesiástico como en su responsabilidad penal y civil.

Recordemos que el papa Francisco, el 21 de septiembre 2017 en el Palacio Apostólico del Vaticano
en una audiencia a los miembros de la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores,
aseguró que, no firmará jamás una petición de gracia para un sacerdote que abuse de un menor.
Dijo el Santo Padre “Permítanme decir con toda claridad que el abuso sexual es un pecado
horrible, completamente opuesto y en contradicción con lo que Cristo y la Iglesia nos enseñan”. El
Santo Padre, lo considera una alta forma de “traición” a la misión. Además, afirmó el Santo Padre,
“Reitero hoy una vez más que la Iglesia, en todos los niveles, responderá con la aplicación de las
más firmes medidas a todos aquellos que han traicionado su llamado y han abusado de los hijos de
Dios”. Las leyes son para todos.
Recientemente, el papa Francisco endurece las leyes para proteger los menores, reitera que la
prescripción de estos delitos es de 20 años, quedando a salvo la facultad de levantar la
prescripción, impone sanciones a quienes omitan o retrasen una denuncia y crea un servicio de
acompañamiento para las víctimas.

Con la publicación del 9 de mayo de 2019, y que entra en vigencia el 1 de junio de 2019, busca la
Iglesia ser modelo en el afrontamiento ante conductas delictivas que dañen a los niños y jóvenes
por parte de sacerdotes y servidores de la Iglesia. El nuevo ‘motu proprio’ del sumo pontífice ‘Vos
estis lux mundi’ (Ustedes son la luz del mundo) obliga a los sacerdotes, religiosos y monjas a
denunciar a sus superiores todos los episodios de abusos de los que tengan conocimiento y
simultáneamente obliga al episcopado colombiano y a todos los episcopados del mundo a tener
abierta, en un plazo no mayor a un año, una oficina especial dedicada a recibir y tramitar todas las
denuncias contra religiosos acusados de delitos sexuales y a brindar apoyo a sus víctimas.

La Iglesia, ofrecerá, "atención pastoral adecuada a las víctimas y sus familias, apoyo espiritual,
médico, psicológico y legal adecuado y el derecho a un juicio justo e imparcial". Además, "la
persona condenada por abusar de un menor o una persona vulnerable será removida de su
cargo", pero se le garantizará una rehabilitación psicológica y espiritual, para que sin seguir
ejerciendo el ministerio en la Iglesia, pueda aspirar a una vida de santidad. Mientras que se hará
todo lo posible para "rehabilitar la buena fama de quien ha sido acusado injustamente".

La Diócesis del Espinal por su parte, mediante decreto 077 del 14 de diciembre de 2013, adoptó
medidas sobre la protección promulgando el MANUAL DE CONDUCTA PARA LA PROTECCION DE
LOS MENORES: NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES. Todo servidor de la Iglesia en cualquiera de sus
dependencias de la jurisdicción eclesiástica debe conocerlo y asumirlo, es así que, en cada
parroquia se les debe hacer firmar acta de conocimiento y responsabilidad individual a todos los
agentes de Pastoral, empleados y servidores. El compromiso es aplicar la normatividad canónica,
colaborar con las autoridades estatales en caso de una queja verosímil, apoyar a la víctima y ante
todo capacitar a todo el personal de la Iglesia para que cuiden de su buena conducta y denuncien
ante cualquier eventualidad.

Estaremos como Diócesis atentos a implementar medidas que hagan cercana y posible la voluntad
del Papa FRANCISCO para proteger los menores. A corto plazo se organizará la oficina de
protección de menores y de atención a las víctimas de los abusos sexuales. Nuestro compromiso
es radical, “de cero tolerancia”. Para ello, es oportuno que, en caso de conocer situaciones
delictivas, se presente la denuncia, en la curia diocesana ante el Obispo diocesano o ante quien el
delegue, basta preguntar en las oficinas de la curia diocesana y se le indicará qué hacer. Es bueno,
denunciar si se tiene certeza o al menos duda probable de la ocurrencia de los hechos, tanto por la
vía canónica como por la vía civil. En Colombia quien tenga conocimiento de hechos delictivos
contra los menores está en la obligación de denunciar ante las autoridades.

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