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Práctica Docente

La práctica docente es una praxis (proceso por el cual una teoría pasa a formar parte de la

experiencia vivida), social que enfrenta situaciones, eventos y personas, donde intervienen

sentidos y significados, producto de las relaciones que en ella se dan. En el hacer diario de la

práctica docente los maestros enfrentan retos, uno de ellos en la actualidad son las exigencias

que desde las políticas educativas han asignado a los maestros “cambiar sus propias prácticas

docentes”, por ser una necesidad consecuencia de la modernidad del siglo XXI.

En el caso de México, asumiendo la responsabilidad que dicta ésta modernidad, plantea

una reforma educativa en la que deposita al maestro la responsabilidad de transformar e

innovar la educación, asumiendo que la reforma educativa planteada funcione al margen de

las propias debilidades formativas, al parecer ajenas a los requerimientos que la actualidad

exige posean los docentes. Como consecuencia conceptualizar el término de “práctica

docente” no es sencillo, ya que en ella se encuentran contradicciones porque se mueve entre

la política educativa y el hacer de los docentes en el vivir diario cara a cara con la docencia;

de compartir con los alumnos situaciones académicas, pero también familiares, económicas,

políticas y sociales.

Los docentes, en su práctica como un ejercicio cotidiano, dan cuenta día a día de los éxitos

y desventuras que tienen al ejercerla y también la posibilidad para mostrar sus capacidades de

reflexionar su hacer. La práctica docente implica un sinfín de relaciones; la primera de ellas,

fundamental para ejercerla, es la del maestro con sus alumnos y, con ello, el desprendimiento

hacia otras relaciones como lo son las de sus padres, amigos, otros compañeros maestros,

directivos grupos gremiales y comunidad.

Todas esas relaciones conforman y forman al docente en el tiempo y el espacio; la tarea

que la sociedad y las políticas educativas han dado a los docentes hacen que continuamente

éstos tengan que modificar su práctica, a veces el cambio es natural, pero otras el cambio
somete al docente en conflicto cognitivo y emocional fracturando su proceso intencional de

formación al no encontrar claridad y explicación ante las nuevas formas que se dice deben ser

las prácticas de los docentes: incertidumbre al pensar que sus habilidades, capacidades y,

muy de moda, hoy sus competencias no le permitan formar al tipo de hombre que requiere la

modernidad, el mundo globalizado y la actual sociedad del conocimiento del siglo XXI.

El trabajo del maestro se fundamenta principalmente en las relaciones que el mismo tiene

que ir forjando, éste se moviliza por la gestión compleja que se da en la vida cotidiana de

todos y cada una de las personas que se relacionan en el espacio escolar y donde la práctica

educativa cobra sentido y significado. “ La profesión docente es una función compleja, de

clara significación social cuyo sentido y significado no está claramente definido en tanto hay

tantos conceptos relativos en ella como concepciones acerca de la educación podamos

encontrar” (Suñer, pág. 128).

No todo es verlo de color de rosas, un factor importante en las formas de ver y entender la

práctica docente va de la mano con la realidad de una institución educativa. Va depender de

la percepción que haga cada uno de los involucrados en ella, de los saberes e intereses que les

trastoque y la participación que tengan, buena o mala, dependerá del lugar y situación que

viva en ella., la realidad para algunos será perversa, mientras que para otros será considerada

justa.

En ocasiones esas diferencias entre grupos generan en las instituciones conflictos que

provocan crisis y con ello perturbación, inestabilidad, conmoción, dejando al descubierto

situaciones producto a veces de luchas desleales que sin duda y de cualquier forma obligan a

hacerse cambios. La crisis que se vive es una condición para el cambio. Cambiar desde esta

mirada pareciera ser un evento natural y obligado cuando las relaciones se dan entre los

sujetos, sin embargo, considero de mi parte que es necesario repensar el hacer de la práctica

docente, donde el cambio es una condición necesaria y obligada para transformarnos, no sólo
por los eventos comunes que surgen en las relaciones de la vida cotidiana, sino porque

existen propósitos claros hacia un bien común, propiciando intervenciones e ideas nuevas

para que nuestro actuar sea innovador a favor del bien de una sociedad renovada, ya que,

como bien expresa Heidegger en las huellas de Nietzsche, “lo mismo no es igual”.

Para finalizar, quiero concluir que la práctica docente está inmersa en un continuo cambio

por el entramado de situaciones de la vida cotidiana que se presentan por medio de las

relaciones y donde el diálogo es una posibilidad para enfrentar las crisis. Ya que para lograr

que los formadores de docentes quieran y generen cambios verdaderos, es conveniente que

sean reconocidos valorando sus saberes docentes y evitando ser blanco para los medios de

comunicación que se encargan de satanizar la labor.

Ser docente vigente reta o provoca desafiar la propia formación, porque para ello se

requiere voluntad, actitud, decisión y esfuerzo para movilizarnos, comprometernos y cambiar

mejorando la práctica docente. La historia de la educación en México con sus políticas

educativas, ha legitimado y desprestigiado la práctica de los docentes cuando así ha

convenido a sus intereses.

Fabio Emmanuel Mendoza Jiménez 1ro A ENUFI.

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