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Título: Una lectura historiográfica e histórica sobre los precios de la carne vacuna en
Buenos Aires colonial.
Introducción
Volver nuestra mirada sobre la problemática de los precios de la carne vacuna para el
consumo en la ciudad de Buenos Aires colonial responde a un intento de organizar y
sistematizar los estudios históricos e historiográficos sobre el tema y reflexionar acerca
de qué modo este alimento, parte de la dieta cotidiana de los habitantes de esta ciudad,
incide en el contexto de la economía colonial que muestra, desde mediados del siglo
XVIII, los signos crecientes de una expansión ganadera sistemática. Expansión que es
producto de la orientación cada vez más fuerte del ámbito rioplatense hacia el comercio
ultramarino.
De esta manera, se confrontará los estudios historiográficos sobre el tema con las
fuentes que muestran, desde diferentes aspectos, la relación del funcionamiento de la
economía rioplatense colonial con el mercado de abasto de carne citadino.
1
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos, 1773-1803.
2
Archivo General de la Nación (AGN), Sala IX, 20-1-3.
Sin embargo, aún hoy, con todos los progresos que se han producido, parafraseando a
Jorge Gelman todavía “En grandes parcelas de la historia económica carecemos de
las series de precios, salarios, producción, comercio interno y externo, población,
familias, monedas, finanzas (…)”4.
Sin duda, para el caso del mercado de carne vacuna a la ciudad de Buenos Aires las
fuentes se muestran bastante áridas como para llegar a elaborar una serie de precios
sistemática que ofrezca una visión más profunda de lo que se ha venido trabajando hasta
el momento. En este sentido, las investigaciones sobre el tema han sido poco profusas
en el marco de la historiografía vernácula.
3
Respecto al tema Jorge Gelman señala que la historia rural rioplatense: “(…) conoció un cambio radical
para el periodo que abarca mediados del siglo XVIII y XIX, tanto por la gran cantidad de evidencia
nueva aportada, como por las interpretaciones innovadoras que han transformado nuestra forma de
pensar esta temática” (Gelman, 2006:16)
4
Gelman, J (compilador) , (2006), La historia económica argentina en la encrucijada. Balances y
perspectivas, Introducción, Prometeo, Bs.As., 2006:13.
5
Ruggiero Romano (1966), Problemas de historiaeconómica latinoamericana, Caracas----- (1983)-,
Precios, historia de los precios y deshonestidad intelectual, en: Allpanchis,nro.22.
6
Ruggiero Romano, (1963), Movimiento de precios y el desarrollo económico. El caso de Sudamérica en
el siglo XVIII, En: Desarrollo Económico, vol.III, Nro.1-2 p. 2
Sitio web: http://www.aahe.fahce.unlp.edu.ar/jornadas-de-historia-economica/xxiv-
jornadas-de-historia-economica Rosario, 1 al 3 de Octubre de 2014 - ISSN 1853-2543
Esto se debe a lo que Ruggiero Romano plantea como una situación de “anemia
económica”, en un ámbito colonial donde subsisten formas mixtas de economía –una
economía monetaria y otra natural- donde la última parecería mostrar, todavía para el
siglo XVIII, una incidencia importante.
7
Ruggiero Romano (1966), Problemas …,ob..cit.
8
En este caso cuando hablamos de precios de mercado nos estamos refiriendo a aquellos que son
producto del libre juego de la oferta y demanda, característico de economía plenamente capitalista.
9
El precio que calcula Juan Carlos Garavaglia para la res viva que entra al matadero entre 1788 y 1792 es
de 8 reales per capita la que aumenta en 1792 a 12,2 reales. En: Garavaglia, J.C (1999) Pastores y
labradores de Buenos Aires. Una historia agraria de la campaña bonaerense 1700-1830., Ed. La Flor,
Bs.As., ps. 224-248
10
Garavaglia, J.C, Pastores y labradores …,ob.cit.
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Tomando otra unidad de análisis, Mario Silveira, llega a conclusiones similares. Su
investigación está sustentada en los restos de la comida proteica en la ciudad de Buenos
Aires durante el amplio periodo que se extiende desde la fundación de Buenos Aires
por Garay en 1580 hasta unos años después de 1810. Su estudio está referido a la carne
vacuna que consumía el poblador de la ciudad de Buenos Aires en forma específica.
Las fuentes a partir de las cuales obtuvo estas conclusiones fueron tanto históricas como
arqueológicas, basadas sobre más de 150.000 restos óseos hallados en excavaciones
realizadas en la ciudad de Buenos Aires. Este autor coincide en afirmar la estabilidad
general de los precios de la carne para consumo que perdura a lo largo del periodo
colonial y hasta la etapa independiente. Fenómeno que era posible porque “ (… ) los
estancieros sólo tenían dos posibilidades comerciales con el vacuno, el cuero y sebo, o
la venta de la carne para el consumo en la ciudad (…)”.11
Este arqueólogo hace un análisis pormenorizado de los siglos XVII, XVIII y XIX sobre
la comercialización y el precio de la carne comparándola con otros alimentos básicos y
proteicos. Confecciona una serie de precios, para todos estos siglos, en función del
costo en reales por kg12. A partir de esta serie, encuentra ya en el siglo XVII precios
“bajos y estables”. Silveira fundamenta, asimismo, una media en el precio de la carne
vacuna de 0,069 reales por kg. vivo para todo el siglo XVII que al confrontarla con el
nivel medio de salarios estaría representando un promedio del 2% del salario diario de
los empleados públicos que menos ganaban como es el de un alguacil, ministro de
Justicia, mesero del Cabildo o un soldado común del Fuerte. De esta manera, la carne
vacuna se presenta como un producto asequible a todos los sectores sociales, incluyendo
a los que recibían los menores salarios.
Para el siglo XVIII, por su parte, también los precios de la carne vacuna para consumo
muestran un bajo costo y una relativa estabilidad, aun cuando y en esto hay una plena
11
Silveira, M (2003), “Historia para arqueólogos. La cadena alimenticia del vacuno: época colonial y
siglo XIX y su relación con el uso del espacio en la ciudad de Buenos Aires”, en: Instituto de Arte
Americano en Investigaciones Estéticas, Nro.134, Argentina.
12
Respecto a la elaboración de su tabla de precios de carne para el consumo Silveira dirá: “(…) Dado que
por lo general la venta se efectuaba por cortes grandes, un cuarto del animal era lo común, hemos
considerado que el peso de un animal gordo de consumo estaría en los 450 kilos, que el rinde de matanza
era del 50 % (el actual es del 57%), con lo que obtenemos 225 kilos “en el gancho”. Considerar en 40
kilos un cuarto, como hemos hecho, es un dato que pudo ajustarse bastante bien a la realidad” (Mario
Silveira, 2003:13)
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coincidencia con el resto de los autores que trabajan el tema, se produce una suba en la
década del 80 para volver a descender en la siguiente (década).
Respecto a la media, en este caso, estaría indicando una suba de 50% respecto al siglo
anterior, puesto que ahora representa 0,112 reales por kg. En relación a la proporción
del costo de la carne vacuna con los salarios en este siglo, Silveira nos habla de un 2% a
un 3% de un empleado de Cabildo, uno de los sectores que menos salario recibía, índice
similar al del siglo anterior. Ysi bien no llega a explicar el motivo de estos cambios en
los costos puesto que su intención fundamental es mostrar, a través del índice de precios
y su comparación con los salarios, el carácter “barato” de la carne para consumo de los
pobladores de Buenos Aires. En este sentido, destaca que ese aumento en los precios no
resulta significativo para los pobladores citadinos de entonces porque se produce
paralelamente a un incremento de salarios.
En este sentido, el autor manifiesta que, en términos generales, los precios de los
productos locales se mantuvieron estables a lo largo del siglo XVIII pero “con una
tendencia al alza durante todo el siglo (…)”14 .En este sentido se diferencia de Romano
o Garavaglia porque no habla de “estancamiento” secular , sino que pone el acento en
esa “tendencia” al incremento de precios como un fenómeno característico del XVIII,
13
Cuesta, Precios, población, impuestos y producción. La economía de Buenos Aires en el siglo XVIII.
Buenos Aires, Temas Grupo Editorial.
14
Cuesta, M (2009), Precios, población …., ob.cit.
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destacando el periodo tardo-colonial, último cuarto del siglo, cuando se le atribuye este
ascenso de precios a un incremento de la demanda provocado por el significativo
aumento de la población , en consonancia con el crecimiento que la economía, que en
términos generales, experimenta a lo largo del siglo XVIII (un 2% anual).
Otro investigador Lyman Johnson en la década de 1990 realiza una historia de precios
y salarios durante el periodo virreinal en la cual presenta series correlacionadas de
ambas variables con el objetivo de tener una visión general de la economía local. Visión
que fue producto de una interesante polémica historiográfica con Ruggiero Romano15.
Lyman Johnson establece, en términos generales, que los salarios y precios de los
productos de consumo básico del poblador de Buenos Aires se incrementan en forma
coyuntural, desde 1776 a 1781 cuando aparece una meseta para crecer nuevamente
entre 1802 a 1807. Fenómeno que no modifica la economía básica, puesto que se da –
como señalamos- en forma conjunta al aumento de salarios. Así también lo manifiesta
Cuesta“(…) no se conoce prácticamente nada acerca del impacto de estos (…) cambios
económicos sobre el nivel de vida de la clase obrera colonial. “16
Cuesta entonces viene a coincidir con Johnson respecto al planteo del crecimiento de
los precios de la carne en el periodo tardo-colonial en disidencia con Ruggiero Romano
al referirse al proceso de largo plazo.
Cabe aclarar, asimismo, que ninguno de los autores mencionados realiza una
discriminación de los cortes. Uno de los motivos, creemos, es porque precisamente la
venta por cortes (tales como aguja, cuarto trasero, pecho, etc.) es un fenómeno que
aparecerá registrado en las fuentes recién a fines del siglo XVIII.
Estabilidad en los precios de la carne vacuna para consumo en Buenos Aires colonial, al
igual que en otras ciudades hispanoamericanas como México o Santiago de Chile,
15
Sobre el tema: Ruggiero Romano - Lyman Johnson, “Notas y Debates. Una Polémica acerca de la
historia de precios en el Buenos Aires virreinal”, Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana
"Dr. Emilio Ravignani", Tercera serie, N* 2, primer semestre de 1990
16
Cuesta, M, Precios, población …, ob.cit.
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aparece en el ámbito historiográfico como un hecho demostrado. Estabilidad que no se
observa, en términos generales en otros bienes de consumo básicos, como el trigo o el
sebo. Cabe preguntarnos entonces, cuales son los principales condicionantes que inciden
en esta característica sustancial.
Para referirnos a los precios de la carne para consumo debe pensarse a un mercado
inserto en el marco de una economía que aún no está reglada por el libre juego de la
oferta y la demanda, sino en un mercado incorporado en una sociedad todavía con
fuertes rasgos del Antiguo Régimen, donde predominan “ (…) modelos que suponen
asignaciones coactivas de factores, monopolios y rentas de asignación omnipresentes,
costos de transporte restrictivos, así como transacciones realizadas en el interior de
tramas de obligación personal, …”17 .
17
Moutoukias,Z, (2001), Peut-on faire l´economie d´ une économie politique?, Annales Histoire, Sciences
Sociales, vol.56, Nro.6.
18
Luján Muñoz, J y Cabezas Carcache,H (1994); Historia de Guatemala, Asociación Amigos del País,
Fundación para la cultura y el desarrollo, Guatemala.
Cabe aclarar asimismo, que los controles no se limitan a la sola provisión de carne, sino
que también se ocupan del estado y cantidad de ganado que puebla la campaña. Para
esto se conforman comisiones a cargo de los Alcaldes de la Hermandad o de las
llamadas en las fuentes “personas prácticas” designadas especialmente con la misión de
elaborar un informe de la situación del ganado en el ámbito rural. Asimismo, el ramo de
abasto abarca otras labores como la limpieza y ordenamiento de mataderos y
carnicerías, el cumplimiento de pesos y medidas.
19
Acuerdos del Extinguido Cabildo, Sección Abastos: 29 /11/1805, p.172-173
En la nueva etapa que aparece en el último cuarto del siglo XVIII se muestra, en el
ámbito económico, el intento de poner en práctica el Mercantilismo Ilustrado para
lograr mejorar la eficiencia económica de las colonias a favor de la metrópoli
contribuyendo, así, a su reactivación. “El imperio de ´precios justos´ era un componente
esencial de la legitimidad social de los cabildos y no por nada uno de los cargos más
prestigios era el de Fiel Ejecutor, es decir aquel que estaba encargado de asegurar y
controlar los precios, los pesos y las medidas”21 .
20
Acuerdos del Extinguido Cabildo, Sección Abastos:1776, p.6
21
Garavaglia, J.C, Pastores …ob.cit
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jornadas-de-historia-economica Rosario, 1 al 3 de Octubre de 2014 - ISSN 1853-2543
importancia en el ámbito de la producción (y obviamente en la comercialización) en las
últimas décadas del siglo XVIII22 y con ello la consecuente expansión ganadera.
Por otro lado, la carne para consumo era un producto abundante y de fácil acceso para
toda la población, otro de los condicionantes que posibilita cierta regularidad en los
costos : “(…) La carne está en tanta abundancia que se lleva a cuartos a carretadas
en la plaza, y si por accidente se resbala, como he visto yo, un cuarto entero, no se baja
el carretero a recogerle, aunque se lo advierte y aunque por casualidad pase un
mendigo, no le lleva a su casa porque no le cueste el trabajo de cargarlo (…)”23
“(…) un animal entero o media res, un costillar o una pierna. Lo que podía comerse se
aprovechaba, si algo sobraba, lo devoraban los animales domésticos o se tiraba a la
calle”25
“(…) muchos pobres se mantienen con los desperdicios de las reses” 26
Debe tenerse en cuenta, asimismo, que estamos –como se señaló- ante un tipo de
economía que todavía se manifiesta como mixta, es decir, una economía donde co-
existen formas monetarias con una economía natural como aparece en ciertas
transacciones o en el pago de salarios rurales, formas de crédito etc. De modo que en un
sistema que no se encuentra plenamente mercantilizado y donde prima la abundancia
22
Sobre el tema: Schmit (1995; 1999; 2003; 2010),… y otros…
23
Concolcorvo, Lazarilllo de ciegos caminantes, Editorial: Emecé- Editores. Fecha de publicación
septiembre 1997.
24
Concolocorvo, Lazarillo…, ob.cit.
25
Azcarete Du Biscay (1867), Relación de los viajes de Monsieur Acaret Du Biscay al Río de la Plata, y
desde aquí hasta el Perú, con observaciones sobre estos países. Trad. Del inglés por Daniel Maxwell. En:
La Revista de Buenos Aires. Tomo XIII. Año V, Nº 49.
26
Acuerdos del Extinguido Cabildo, Sección Abastos: 1771
27
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos, 1/12/ 1730, Libro XXI, ps267,.268 y 298
Así por ejemplo los viajeros, desde su mirada etnocéntrica, dan cuenta de los bajos
costos de la carne. En este sentido, refiriéndose al poblador citadino porteño Biscay de
Azcarate escribe : “Viven muy cómodamente y, a excepción del vino, que es algo caro,
tienen toda clase de vituallas, como ser carne de vaca y ternera, de carnero y venado
… y tan baratas que se puede comprar perdices a un penique la pieza y todo en
proporción.”28 (el subrayado es nuestro).
“La carne era realmente barata respecto a los demás artículos de consumo como a los
sueldos que percibían. Lo único que se equipara en Buenos Aires en bajo costo era el
pescado frito, insumo que era considerado también barato en la época colonial (…) En
suma, la carne vacuna era accesible en todas las mesas por precio y disponibilidad
todo el año (…)”29
Por su parte, Juan Carlos Garavaglia plantea que el abasto de carne a la ciudad posee un
ritmo constante, registrándose en Buenos Aires una cantidad de 25000 reses para abasto
en 1750, mientras que entre 1788 y 1792 la cifra se incrementa a 46052 ante un total
de 32000 habitantes y ya para 1822 se consignan 72935 animales para abasto frente a
un promedio de 68896 personas34.
Martín Cuesta por su parte ratifica la cifra de 25000 reses para el abasto porteño en
1750, afirmando que “ … la exportación de cueros determinaba en gran medida la
matanza de ganado , y con ello la disponibilidad de grasa y carne en el mercado
porteño”35
Testimonio del incremento del consumo aparecen también en las fuentes. Así los
Abastecedores del Corral de Santo Domingo realizan una Petición a los miembros del
Cabildo para que se agranden los corrales “También hacemos presente que los
corrales no tienen la extensión bastante para los ganados que se encierran porque
como estos se incrementan a proporción del consumo, siendo este sin comparación
mayor que el de los años en el que se fundaron y establecieron dichos corrales, no
32
Respecto a la regularidad general, nos estamos refiriendo al largo plazo, puesto que en ciertas
coyunturas se produce alzas puntuales como por ejemplo entre 1770-1790, cuando como se señaló. se
produce una suba en la curva de los precios.
33
Silveira, Historia para arqueólogos …, ob.cit.p.21
34
Garavaglia, Pastores …, ob.cit. p.25
35
Garavaglia, J, Pastores … ,1994,ob.cit. p. 20
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proporcionan estos la capacidad necesaria en las circunstancias presentes; asi para
evitar sus resultas que son de indispensable trascendencia al público, y los perjuicios
que nosotros experimentamos por el demerito de sus carnes a causa de la opresión y
sofocación en que se hallan, especialmente en el verano esperamos igualmente que en
esta parte se tomen en este M.I.C, las provisiones oportunas para su mayor ensanchez y
extensión”36
“En cuanto a la mayor extensión del Corral que solicitan es de necesidad se verifique
por ser muy reducido, no caber todo el ganado que concurre y el que se encierra
padece inmediato y breve detrimento por su estrechez y sofocación cuyo defecto resulta
en perjuicio común de los que representan y del propio”37
Por otro lado, nos encontramos con otro elemento sustancial como son los actores
sociales involucrados en el circuito de producción-comercialización del mercado de
carne local a Buenos Aires. Estos actores sociales, en esta economía de fuertes rasgos de
Antiguo Régimen parecen actuar corporativamente, identificándose con grupos con
cierta identidad estatutaria.
36
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos, 3 de noviembre de 1807 p. 178
37
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos, 3/12/1807, 1779
38
Wasserman, M, El rol social de un contrato económico: prácticas de crédito formal y redes de
relaciones interpersonales en la configuración inicial de Buenos Aires (siglo XVII), Segunda Escuela de
Verano (Hemisferio Sur) de Historia Económica, Programa de Historia Económica y Social (PHES)
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República, Montevideo, República Oriental del
Uruguay, diciembre de 2011
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venden al Fiel Ejecutor (empleado del Cabildo que recibe las reses y las destina para su
matanza) y finalmente los carniceros, que venden las reses faenadas directamente para
el consumo39.
En el siguiente párrafo por ejemplo se muestra las quejas de los abastecedores frente a
quienes “esporádicamente” llegan a los mataderos, sin la sistematicidad que caracteriza
al grupo de reseros que ingresan regularmente reses al corral de Santo Domingo: “Los
Abastecedores de ganado del Partido de Santo Domingo que abajo firmamos, …, nos
presentamos y decimos, que son tantos los perjuicios que de tiempo a esta parte
experimentamos en el Abasto de carne al que estamos comprometidos que ya son
intolerables por mas tiempo … lo representamos a este M.I.C. a fin de que avista de
ellos, se digne tomar la providencias que mejor consulten su remedio, y sean más
39
Sobre el tema: Dupuy, A, (2003), Mercado de abasto de carne en Buenos Aires colonial (siglos XVI-
XVIII), Cambios y continuidades, Editorial Académica Española
40
El promedio mensual de ganado vacuno, per capita, que los productores envían al corral para el abasto
es de 25,3 vacunos, mientras que el de los abastecedores de 19,9. (Dupuy, A: 2012)
41
Los abastecedores o reseros se muestran en las fuentes actuando como gremio (en términos de antiguo
régimen). Viven en barrios en los alrededores de los mataderos en condiciones muy básicas de
subsistencia, formando parte del sector de “pequeños comerciantes”
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análogas al público al que ahora contemplamos, no estar bien servido, y en adelante
deberá estarlo menos, por las consideraciones que se expondrán:
De este modo, como ya se señaló, el Cabildo aparece, en esta etapa ejerciendo todavía
una voluntad paternalista instituida por la corona desde sus inicios, que forma parte de
un repertorio institucional de una cultura jurídica que todavía prevalece, donde pareciera
que las normativas del libre mercado resultan, aún, de difícil imposición. A este hecho
se le suma la existencia de un mercado paralelo que en las fuentes aparece como una
amenaza constante para quienes se dedican “formalmente” a este comercio, con los
costos y limitaciones que implica para la comercialización de carne para consumo.
Las quejas continuas de reseros o abastecedores, por la venta ilegal de carne para el
abasto público son continuas en el ámbito del órgano formal de representación como es
42
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos, 16/19/1807
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el Cabildo: “Igualmente previene a V.S. que se halla impuesto de que varios sujetos se
han dedicado a matar reses en las inmediaciones de esta ciudad, distante de los
corrales, por no pagar derecho alguno y traen la carne a vender al pueblo (…)”43
“ Se hizo presente por los señores Alcaldes, que en atención al desorden que se ha
notado según noticias que se les ha dado en la Matanza de los ganados, así para el
abasto de esta ciudad, como en los extramuros y chacras, en que se incluyen muchas
vacas y terneraje con grave perjuicio del fomento de la especie tan necesario así para
el abasto, como para el fomento, y conservación del Importante ramo de comercio de
cueros;(…) en las campañas no existen ya Ganados grandes, lo que necesita de pronto
remedio para evitar el caso ruinoso de su falta para el preciso abasto de esta capital y
su Jurisdicción (…)”44
“… que ningún estanciero haga matanza de ninguna especie ganadera sin plena
licencia”
“… que toda tropa que no venga con certificado, será considerada robada” 1811
“… son muchas las extorsiones que se experimentan, en la falta de los ganados que
roban y de los muchos que se ejercitan en vender la carne en dicho paraje sin
inspeccionar si es bien o mal habido …”45 .
“Igualmente previene a V.S. que se halla impuesto de que varios sujetos se han
dedicado a matar reses en las inmediaciones de esta ciudad distantes de los corrales,
por no pagar derecho alguno; y traen la carne a vender al pueblo, en este numero están
46
comprendidos los once sujetos de la lista que acompaña aquí firmada …”
Ciertamente son muchas las ordenanzas por parte del Cabildo que intentan contrarrestar
este comercio clandestino. Entre ellas multas o castigos por ventas de ganado sin
marcar. “Previendose en el citado Vando del año 75, paguen los susodichos
Hacendados por cada animal ajeno que vendieren, aunque sean en sus propios terrenos
no sólo el valor de él restituyendo si lo han recibido … Por la segunda dos tantos más y
43
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos, 1802
44
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos, 1792
45
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos,24/04/1790
46
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos, 3/08/1803
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jornadas-de-historia-economica Rosario, 1 al 3 de Octubre de 2014 - ISSN 1853-2543
por la tercera tres tantos más y la pena corporal que la Ley designa contra los
robadores de ganado”. 47
Quejas del Fiel Ejecutor por los abusos que pretenden cometer los abastecedores de
carne
47
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos, 1775
48
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos, 29/11/ 1803.
“… nos sucede muchas veces, que trayendo el ganado a los corrales, no se mata, ni se
consume… y posponiendo el nuestro, pasan a otro que posteriormente llega. Con este
motivo, sufrimos indecibles perjuicios, porque obligados de la necesidad, nos vemos en
la precisión de rogar a los Compradores, (cosa a la verdad increíble) para que por
infimo precio nos reciba las carnes… De aquí resulta que después de un dilatado
tiempo que tenemos el ganado encorralado, y por no tenerlo todo, lo damos por baja
estima, perdiendo de los principales. Resulta también, que como experimentamos
aquellos quebrantos, no encontramos con facilidad quien nos habilite para otros
negocios; y asi el Publico y nuestras desgracias familias padecen y sienten semejantes
males y extorsiones… suplicamos, que habiendo por presentados, se digne
favorecernos, practicando cuanto pedimos en este Memorial; pues sino fuese por
Justicia , al menos sea por equidad, jurando que no procedemos de malicia”51
Finalmente, tampoco los carniceros constituyen un elemento de incidencia respecto a
los precios de los productos de consumo básico local. De hecho, este grupo aparece
como el más débil y desdibujado en las fuentes.
Esta situación permanecerá estable hasta los primeros años de la etapa independiente, en
el ámbito de una economía ya fuertemente mercantilizada, cuando aparezcan otros
factores en juego que incidan sustancialmente en el incremento de los precios, como la
49
Cabe aclarar que estos pequeños y muy pequeños realizan otras actividades, además de la venta de
reses para consumo.
50
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos, 1803
51
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos, 12/12/1979,p.154
Y luego, el aumento que tiene lugar entre 1785 y 1791, que parece ser el resultado
combinado de la gran sequía de 1777, sumado a la disminución de las exportaciones de
cuero y finalmente la peste (el mal de rastrojo) que invade la campaña por esos años52.
“Buenos Ayres y marzo veinte y uno de mil setecientos noventa y un años en Acuerdo
que celebro el muy Ilustre Cabildo y Justicia y Regimiento hoy Día de la fecha se halla
un capítulo del tenor siguiente: … de un Acuerdo resolvieron los Señores que por lo
pronto se les encargue por mucho por los Señores Alcaldes a los dichos
administradores de corrales de esta capital celasen este punto con todo cuidado
haciendo enterrar o quemar las reses que mueran al punto que se verifique por los
malos efectos que se sabe causan este mal a otros animales que los comen y la infección
que tales hábitos podían causar a las gentes previniéndose que si los dueños no lo
hiciesen como son obligados lo ejecuten los Administradores de los Corrales y se
suplique al Exmo. Virrey mande echar bando para que los Hacendados tomen las
precauciones necesarias para que no se propague un mal tan malo, haciendo quemar o
sepultar las reses que de ellos mueran…”53
Así figura en un Bando del Virrey Arredondo en que se dictan las reglas para combatir
la enfermedad del grano en el ganado. “… He llegado a entender que el Ganado
Vacuno padece de algún Tiempo a esta parte el mal conocido con el nombre del grano,
52
Cuesta, M, (2009), Precios, población,...op.cit.
53
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos, 1791.
Sitio web: http://www.aahe.fahce.unlp.edu.ar/jornadas-de-historia-economica/xxiv-
jornadas-de-historia-economica Rosario, 1 al 3 de Octubre de 2014 - ISSN 1853-2543
y que es conveniente evitar que entre las reses del abasto llegue alguna con esta
infección que ha acreditado la experiencia ser sumamente nociva a la salud pública.
Por tanto para ocurrir con las debidas precauciones a atajar semejantes perjuicios
ordeno, y mando que los hacendados de esta Jurisdicción tomen las necesarias para
que no se propague haciendo quemar , ó sepultar las reses que de ello mueran sin que
puedan permitirles sacar parte alguna de carne, Cebo, cuero; y grasas bajo la pena de
cincuenta pesos de multa aplicados por mitad a Cámara de su Majestad y obras
Públicas de la ciudad, y que los que matan reses para el abasto en el caso de encontrar
alguna con dicho grano, si vendieren la carne o usuren con los despojos de la res,
incurran en multa de veinticinco pesos, y en su defecto en seis meses de servicio en las
obras públicas de esta capital…”54
En este sentido Cuesta plantea que entre 1717 y 1718 el precio de la res faenada es de
14 reales, años de sequía. Luego disminuye a 8 reales en 1721 para aumentar
nuevamente en periodos de sequía y consecuente escasea como 1733, 1743, 1756, 1759,
1772, 1777, 1779 y 1781, de los cuales se destaca 1759 por la sequía y la disminución
en la exportación de cueros.
Sin embargo puede plantearse, en términos generales respecto a la carne vacuna para el
consumo, una fuerte estabilidad de precios en el transcurso de la etapa colonial, con
periodos cortos de aumentos que matizarían esta situación .
54
Acuerdos del Extinguido Cabildo, sección: Abastos, 1794
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fundamentales que viene a dar muestras de una incidencia estable y constante de este
mercado en la economía agrícolo-ganadera en su conjunto.
La regularidad que presentan sus precios a lo largo del periodo da muestra –como ya
señaláramos- de los mecanismos institucionales que actúan sobre este mercado, así
como otros factores que lo movilizan. Esto puede observarse en las continuas
ordenanzas en las que se estipulan los precios del ganado, así como aquellas constantes
medidas coactivas respecto al abastecimiento continuo de carne vacuna a la población.
55
AGN, Legajo: Cabildo de Buenos Aires, 1801-1803- (9 de dic. de 1803)
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muestras de signos de cambios y de relaciones de fuerza entre mercado local y mercado
externo, así como la acentuación de formas de comercialización que vayan mostrando la
inclinación a una economía fuertemente mercantilizada que va poco a poco,
imponiéndose .
A modo de conclusión
¿Qué objeto tiene estudiar los precios en un ambiente casi carente de circulación
monetaria, donde los salarios son generalmente nominales, donde en definitiva la
mayoría de la población no compra nada?56
Se debe pensar, entonces, en una economía que todavía se debate entre dos mundos
sociales, el uno declinante, paternalista, reglado por la costumbre, con una lógica de
relaciones sociales jerárquicas, con –todavía- formas de negociación pre-capitalistas y el
otro naciente, fuertemente mercantilizado, con nuevos circuitos que imponen otras
dinámicas de intercambio, monetizado, que intenta imponer nuevas conductas y una
nueva normativa de mercado.
En el contexto de nuestro análisis, el Cabildo ejerce un estricto control sobre los precios
de los productos básicos de subsistencia. Este control es uno de los factores
56
De Ramon,A-Larrain,J,M, (1982), Orígenes de la vida económica chilena, Centro de Estudios
Públicos, Chile; p.102
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fundamentales que impiden movimientos bruscos así como aumentos prolongados de
precios de la carne para consumo. Por su parte, esto es posible debido a la
disponibilidad de ganado vacuno de la campaña hace que aún en periodos de escasez
por diferentes causas como sequías, excesivas lluvias o pestes, no se lleguen a producir
crisis profundas que pudieran disparar los precios en forma intensa.
Aun así, hubo coyunturas puntuales tales como principios o último cuarto del siglo
XVIII en las que puede observarse una suba de precios. Suba que no obstante no llega a
manifestarse como significativa en el marco de una economía en expansión.
Así pues, puede concluirse, en consonancia con la historiografía referida al tema, que
el mercado local de carne vacuna a la ciudad de Buenos Aires colonial ha sido en
términos generales, simple, lineal, con una regularidad que lo define. Un mercado local
que viene a acompañar, en un marco de relativa estabilidad, a los movimientos de una
economía en expansión que va poniendo sus fuerzas en las posibilidades que va
ofreciendo el mercado externo, mercado este último que no sería posible sin una
instancia que lo sustente.
Bibliografía general
Dupuy, A (2013) ,Mercado de abasto de carne en Buenos Aires colonial (siglos XVI-
XVIII), Cambios y continuidades, Editorial Académica Española - ISBN: 978-3-8454-
9417-3.
Garavaglia, J.C (1999) Pastores y labradores de Buenos Aires. Una historia agraria de
la campaña bonaerense 1700-1830., Ed. La Flor, Bs.As.
Fuentes