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Para apoyar la eutanasia es necesario realizar un análisis profundo y reflexivo al respecto, sin
dejarse influir por las concepciones morales y religiosas que cada uno de nosotros posee, lo cual es
sin duda difícil, pero consideramos que al existir un derecho a la vida y todo cuanto ello implica, la
morir dignamente y esto se traduce en la eutanasia positiva, que es una salida válida para un
enfermo terminal que ya no desea sufrir más, es una decisión íntima y personal, que sólo
corresponde tomar a la persona en cuestión. La vida es el valor esencial y debe ser protegida por
el Estado con todos los medios posibles, pero no podemos dejar de lado la parte humana del tema
y ser honestos al señalar que la muerte debe ser lo menos traumática y dolorosa posible y esta
alternativa
Ofrece la eutanasia, la cual dista de ser un crimen, sus motivos son de misericordia tanto para el
que sufre como para aquellos que lo rodean. Además, al prolongar artificialmente la existencia de
una persona, a cualquier costo: ¿Estamos hablando realmente de vida o sólo de una existencia
biológica? No debemos olvidar, como antes señalábamos los motivos humanitarios frente al
1- Libertad personal
Se trata del principal argumento a favor de la legalización de la eutanasia. Toda persona, siendo
consciente y libre de tomar la decisión, debe tener el derecho a elegir cuándo quiere morir. El
problema se presenta cuando, por circunstancias médicas, no puede acabar con su propia vida.
Por eso en muchos países existe el llamado testamento vital, en el que se detalla las preferencias
de la persona firmante con relación a qué actuaciones quiere que se tomen en caso de
enfermedad grave.
Relacionado con lo anterior, todos los seres humanos tienen el derecho de elegir qué tipo de
tratamientos médicos quieren recibir en caso de necesitarlo, y no entrar en lo que se llama
“encarnizamiento terapéutico”. Esto no es más que el empeño de mantener con vida al paciente
usando los medios que el médico desee.
Frente a este encarnizamiento, se reclama la posibilidad de dejar claro que no se desea, por
ejemplo, ser resucitado en caso de muerte cardíaca.
Aunque la vida se considere un derecho, los partidarios de la eutanasia consideran que no debe
ser una obligación, especialmente en ciertos casos. Existen numerosas enfermedades que hacen
que la persona viva en condiciones que se pueden considerar indignas. Puede ser por el dolor que
padece, por el deterioro físico o por la falta de autonomía.