Sei sulla pagina 1di 2

“Caminemos junto a María por una Familia Unida”

Buenos Aires, 8 de junio de 2020

T R I E N I O 2019-2022

CIRCULAR Nº 9
Ref.: CELEBRANDO EL ANIVERSARIO
DE NUESTRA QUERIDA LIGA DE
MADRES.

Sra. Presidenta de la
Com. Arq./Diocesana de la
Liga de Madres de Familia

Queridas hermanas:
Seguimos viviendo el tiempo de pandemia, tiempos difíciles,
tiempos de cuidados y de oración. Esa oración que nos puede sacar del temor, para ser
una influencia sanadora y tranquilizadora. Ese diálogo, esa comunicación del alma con
Dios. No solo es la palabra pronunciada, sino que es el corazón y la mente que se eleva
hacia Él.
Unámonos como Liga de Madres en oración, en esa adhesión llena
de amor y meditemos con Monseñor Manuel Moledo, que nos dice:

“En la oración se establece la verdadera relación con Dios. La actividad fundamental del
hombre es la oración.
No hablo de la oración como palabra o de la oración como meditación. No tenemos que
detenernos en ella. Sería detenerse demasiado pronto en el camino de la oración. La
verdadera oración es la contemplativa, en la que el hombre se abandona totalmente en
las manos de Dios. He aquí el auténtico concepto de la pobreza. La beatitud de la pobreza
no consiste en tener o no tener dinero, es llegar a la conciencia de no ser nada ante Dios.
La contemplación exige que nos vaciemos totalmente.
Somos lo que es nuestra oración. El grado de nuestra fe es el grado de nuestra oración; la
fuerza de nuestra esperanza es la fuerza de nuestra oración; el calor de nuestra caridad
es el calor de nuestra oración. Ni más ni menos. Nuestra oración tuvo un principio,
porque nosotros tuvimos un principio; pero no tendrá fin, porque nos acompañará en la
eternidad, y será el canto de nuestra eterna felicidad, cuando nos saciarán las delicias de
Dios.
La historia de nuestra vida terreno-celeste será la historia de nuestra oración. Por esto es
una historia personal. Así como no existe una estrella igual a otra estrella, así no existe un
hombre igual a otro hombre. Por ello no hay una oración igual a otra oración, aunque las
palabras sean las mismas. Lo que varía es el Espíritu del Señor que la anima; y esto no se
repite jamás. Santa Bernardita Soubirous, que no sabía decir nada más que ‘’Ave María’’,
poseía la oración más variada que imaginarse pueda, porque bajo el velo de esas
palabras pasaba todo el Espíritu de Jesús, que es el Espíritu del Padre.
La grandeza de la oración consiste en que sea Dios el que ha querido hablar conmigo. Si
Dios hubiera permanecido en el silencio, yo no hubiera podido romper el mío.

La oración no viene de la tierra, sino del cielo. El grito que me llena el pecho y que me
hace exclamar: ‘’Dios mío, te amo’’; lo que hace exclamar a Faraggi, el musulmán ciego;
‘’qué grande es Dios’’; el llanto de David: ‘’miserere’’; la exaltación de María: ‘’Magnificat’’;
la lágrima que apunta en los ojos del que dice: ‘’Jesús, perdóname’’; el detenerse del
artista ante la belleza y del hombre de ciencia ante las maravillas del universo, son obras
del Espíritu Santo. Es el Espíritu del Señor que llena el mundo y que nos hace clamar
‘’Padre’’.
Para ser precisos, debemos añadir que existe también una oración que podemos llamar
nuestra, nacida en la tierra, en el corazón del hombre. Pero esta plegaria no es gran cosa:
con frecuencia hay un poco de pequeñez espiritual, un pedir cosas que nada tienen que
ver con nuestro verdadero bien; un llenarse la boca de palabras por miedo a la soledad o
al dolor.
La verdadera oración supone un conocimiento de Dios, cálido, personal, apasionado,
aunque oscuro y encerrada en las nieblas de la fe.
La plegaria que no baja del cielo queda en la tierra. Crea en nosotros ambigüedades
farisáicas, nos llena el corazón de egoísmo y la mente de bellas ideas para reformar la
Iglesia. Esto es velar el poder refulgente del Evangelio con la cortina de humo de una
religiosidad que no busca ni cumple la voluntad de Dios.
La verdadera oración se da cuando se busca la voluntad de Dios. La inspiración divina se
posa sobre los hombres de buena voluntad.
Y la buena voluntad se prueba con hechos. Un hecho fue el del hijo pródigo. Levantarse y
volver al Padre fue un hecho”.

Las saludamos en Jesús María y José.

Lidia Biagioni de Nogueras Nora Nani de Szyszkowsky Juiz


……Vicepresidenta 1° Presidenta

Mónica Lidia Shelfthout de Irustia


Prosecretaria

Potrebbero piacerti anche