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EN LA ERA DIGITAL
“Aprender a aprender is the rare academic book that has something for everyone: for
classroom teachers, graduate students of applied linguistics, and those just wanting
to understand at a deeper level the present and future of language teaching and
learning in the digital age.”
Judith E. Liskin-Gasparro, University of Iowa, USA
The Routledge Advances in Spanish Language Teaching series provides a showcase for
the latest research on the teaching and learning of Spanish. It publishes high-quality
authored books, research monographs and edited volumes on innovative methods
and theories.
The series takes a multiple-perspective approach, with titles focusing on core
topics in the areas of applied linguistics, Spanish language and grammar, second lan-
guage skills, sociolinguistic and cultural aspects of language acquisition and Spanish
for academic purposes. Through a discussion of problems, issues and possible solu-
tions, books in the series combine theoretical and practical aspects, which readers
can apply in the teaching of the language.
L2 Spanish Pragmatics
From Research to Practice
Edited by Domnita Dumitrescu and Patricia Lorena Andueza
Esperanza Román-Mendoza
First published 2018
by Routledge
2 Park Square, Milton Park, Abingdon, Oxon OX14 4RN
and by Routledge
711 Third Avenue, New York, NY 10017
Routledge is an imprint of the Taylor & Francis Group, an informa business
2018 Esperanza Román-Mendoza
The right of Esperanza Román-Mendoza to be identified as author of this
work has been asserted by her in accordance with sections 77 and 78 of
the Copyright, Designs and Patents Act 1988.
All rights reserved. No part of this book may be reprinted or reproduced or
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British Library Cataloguing-in-Publication Data
A catalogue record for this book is available from the British Library
Library of Congress Cataloging-in-Publication Data
Román-Mendoza, Esperanza, author.
Aprender a aprender en la era digital : Tecnopedagogía crítica para la
enseñanza del español LE/L2 / Esperanza Román-Mendoza.
New York : Routledge, 2018. | Series: Routledge advances in Spanish
language teaching | Includes bibliographical references
and index.
LCCN 2017055878| ISBN 9781138954625 (hardback :
alk. paper) | ISBN 9781138954632 (pbk. : alk. paper) |
ISBN 9781315666822 (ebook)
LCSH: Spanish language—Study and teaching—Foreign speakers. | Spanish
language—Computer-assisted instruction for foreign speakers.
LCC PC4128 .R66 2018 | DDC 468.0071—dc23
LC record available at https://lccn.loc.gov/2017055878
Typeset in Bembo
by Swales & Willis Ltd, Exeter, Devon, UK
Visit the eResources: www.routledge.com/9781138954632
A Mani
ÍNDICE
Introducción 1
I.1 Aprender a aprender. . . y a desaprender 1
I.2 ¿Por qué una tecnopedagogía crítica? 3
I.3 Estructura del libro 4
I.4 Recursos adicionales 6
I.5 Tablas y figuras 7
I.6 Agradecimientos 7
1 Las tecnologías del aprendizaje y el conocimiento 10
1.1 Definiciones y taxonomías: TIC, TAC y TEP 11
1.2 Las TAC y la autonomía del aprendizaje de L2 15
1.3 La promesa de las pedagogías emergentes 27
1.4 Hacia una nueva autonomía del aprendizaje con las TAC 32
1.5 A modo de síntesis 33
2 Aprender a aprender de forma autónoma 34
2.1 Los orígenes del aprendizaje autónomo 35
2.2 La pedagogía crítica y la dimensión social del aprendizaje 37
2.3 El aprendizaje autónomo de L2 desde una perspectiva
no individualista 41
2.4 Tecnopedagogía crítica y aprendizaje autónomo de L2 47
2.5 A modo de síntesis 48
x Índice
Tablas
1.1 De CALL a TAC/TEP en L2. Adaptado de
Walker y White (2013) 14
3.1 Áreas de competencia según el Marco Común Europeo
de Competencia Digital para Ciudadanos (DIGCOMP 2.0) 55
3.2 Clasificación de las EA según Oxford (1990). Adaptado
de Marins de Andrade (2010) 63
4.1 Descriptores y subcategorías del aprendizaje autónomo
según el Portfolio Europeo para futuros profesores de idiomas 80
4.2 Fases de desarrollo de la competencia digital en el
profesorado según la parrilla European Profiling Grid
de la Comisión Europea (2013) 82
6.1 Rúbrica para valorar el contexto tecnológico en
cuanto a competencias digitales e infraestructura.
Basado en Román-Mendoza (en prensa) 116
6.2 Selección de TAC susceptibles de ser integradas en un
PLE docente organizadas por responsabilidades docentes.
Basado en Román-Mendoza (en prensa) 120
6.3 Selección de TAC con sus características 126
7.1 Establecimiento de la relación de confianza profesor-alumno
en la enseñanza presencial y en la enseñanza online 135
7.2 Funciones o acciones con fines didácticos en EL2 según
su ejecutor principal 140
7.3 Formulario para planificar y analizar actividades
de discusión online 142
Índice de tablas y figuras xiii
Figuras
2.1 Características principales de las corrientes pedagógicas
críticas más representativas 38
3.1 Modelos prácticos para el desarrollo de estrategias
de aprendizaje en L2 60
4.1 Competencias centrales y generales del profesorado
de lenguas segundas y extranjeras según el Instituto
Cervantes (2012) 70
4.2 La ciudadanía digital como objetivo del PLE. Traducido
de Area Moreira y Sanabria (2014) 83
4.3 Tareas del profesor de L2 y cualidades personales
susceptibles de ser representadas en un PLE docente 86
4.4 El ciclo de las actitudes docentes y uso de las TAC 88
6.1 Fuentes digitales para encontrar recursos para la
enseñanza-aprendizaje 123
6.2 Las características de las TAC 125
7.1 Índice de contenidos del programa de un curso online
de escritura de español en el nivel intermedio-avanzado 130
7.2 Instrucciones y recomendaciones para aprendientes online 132
7.3 Establecimiento de la confianza y el respeto por correo
electrónico. Adaptado de Carrasco y Johnson (2015) 136
7.4 Respuesta a una duda en un foro abierto a toda la clase 136
8.1 Las TAC y las técnicas de evaluación tradicionales 155
8.2 Las TAC y las técnicas de evaluación alternativas 156
8.3 Cuestionario de autoevaluación para el profesor
Adaptado de Beetham y Sharpe (2007) 158
8.4 Ejemplo de reflexión del aprendiente sobre sus retos en
el aprendizaje de EL2 160
8.5 Matriz para la gestión de grupos de trabajo. Adaptado de
Neidorf (2006) 162
INTRODUCCIÓN
vertiginosidad con la que estas aparecen, desaparecen o mutan, impide que una
buena parte de los profesores consiga integrarlas de una forma fluida en su práctica
docente. También se debe recordar que esta disciplina adolece de la presión de las
ideologías, en este caso tecnológicas, que repercuten, por ejemplo, en el papel que
adopta el profesorado en cuanto a las TAC o en las creencias generalizadas sobre
la competencia digital de los más jóvenes.
del español como segunda lengua. Como se ha mencionado, este trabajo parte de
un espíritu crítico, que no negativo, nacido de la constatación de que la sociedad del
siglo XXI depende de la tecnología, la cual determina cada vez más nuestra forma de
comunicarnos y entender lo que pasa a nuestro alrededor. Al igual que ocurre en la
enseñanza en general, el campo del español L2 se está adaptando de forma desigual
a los requisitos de esta sociedad de la información y la comunicación, por lo que es
importante que el profesorado, verdadero motor de los avances en pedagogía, cuente
con los conocimientos que le permitan confiar en su capacidad para convertirse en un
agente de cambio social a través de su uso crítico de la tecnología para, en este caso,
promover la autonomía del aprendizaje de sus alumnos.
o analice con cuidado los beneficios y las desventajas que puede conllevar la imple-
mentación de sistemas de analítica del aprendizaje.
Con el sexto capítulo se inicia la parte práctica de este libro. En él se describe
el proceso de análisis de necesidades del desarrollo de intervenciones pedagógicas
en las que se quiere implementar las TAC. Durante este proceso se enfatiza la
importancia de utilizar las redes sociales no solo para localizar los recursos didácti-
cos digitales más apropiados, sino también para contactar con sus autores y con sus
usuarios. El capítulo contiene una rúbrica para determinar las condiciones relativas
a la competencia digital de profesores y alumnos, y la infraestructura tecnológica.
Asimismo, incluye una guía para localizar y organizar las diferentes TAC disponi-
bles en la actualidad y determinar su idoneidad para los objetivos que se hayan
establecido durante el análisis de necesidades.
El capítulo séptimo se enfoca en la implementación de las TAC para facilitar el
aprendizaje. A tal efecto, se describe la repercusión de la introducción de las TAC
en varios aspectos clave de la práctica educativa: la elaboración del programa de
curso, la creación de un ambiente apropiado en la clase y la gestión de su dinámica,
y la preparación y realización de tareas y proyectos. También se propone una clasi-
ficación de las acciones que realizan profesores y alumnos durante el proceso de
aprendizaje, y que se utiliza en el Catálogo de TAC y buenas prácticas para describir
los posibles usos didácticos de las herramientas incluidas.
El papel de las TAC en la evaluación de la enseñanza-aprendizaje es el tema
del capítulo octavo, en el que se propone abandonar el énfasis en la calificación
numérica e introducir un sistema de feedback, apoyado en las TAC, que indique
con claridad por qué se hacen las tareas, los resultados del aprendizaje y qué pasos
dar a continuación. Las TAC colaborativas se perfilan como una herramienta apro-
piada para facilitar sistemas de evaluación transparentes y participativos mediante
los cuales el alumno aprende a autoevaluarse y a incorporar el feedback que recibe
de sus compañeros y otras fuentes.
Aunque cada capítulo termina con una síntesis, el libro incluye un capítulo final
en el que se reflexiona sobre las principales aportaciones de este volumen y se indi-
can una serie de tendencias para el futuro.
Para terminar, resulta apropiado repetir, parafraseándolas, las palabras del epígrafe
de Freire que encabezaban esta introducción: siempre queda algo por aprender,
y esto se puede aprender de los demás. Es de esperar que la actitud abierta, la
curiosidad, el espíritu colaborativo y la necesidad de una profunda reflexión sobre
la docencia que se fomentan a lo largo de este libro se conviertan en los motores de
cambio que necesita el campo de las TAC para promover una mayor autonomía
tanto en el alumnado como en el profesorado de español L2.
I.6 Agradecimientos
Me gustaría agradecer aquí a todas las personas e instituciones que han hecho posi-
ble la realización de este trabajo a través de su constante apoyo y sus valiosísimas
8 Introducción
Kary Cerda, Carmen Dono, Laura Farias, Elisa Fenoy, Encarna Gallardo, Rosi
García, Gema Gil, Loli Gómez-Morán, Chus González, Carmina Gregori, Susana
Gutiérrez, Cristina Hernández, Maite Lamas, Paqui Lillo, María Montero, Pilar
Munday, Marcela Pante, Concha Peláez, Araceli Pérez, Serena Pirovano, Lourdes
Rodríguez, Nadia Rodríguez, Clara Ruipérez, Anastasia Samaras, Bea Sevilla,
Ellen Serafini, Margarita Sierra, Christine Stoody, Lucilla Trapazzo, Antonia
Valverde, Margarita Villarreal y todas mis compañeras de juegos, estudios, aven-
turas y trabajo. Asimismo, quiero agradecer aquí por su apoyo incondicional a
mi hermano Miguel y sobrinos Héctor y Mario, al Colectivo 2015, en particular
a Sergi Martin, Ludy Grandas y Lisa Breglia, a Xabier Urquijo, a mis caseros sal-
mantinos, a los profesores del EABE y a todos los miembros de mi red personal
de aprendizaje en Twitter y Facebook. Y a mi padre, que estaría orgulloso de
leer estas páginas.
Dejo para el final lo más importante: esta obra no habría podido gestarse sin
las aportaciones, comentarios, trabajos, sudores y sonrisas de todos los alumnos
que, a lo largo de más de veinticinco años, han pasado por las clases de español
L2 y de tecnología educativa que he impartido en instituciones de tanto prestigio
como la Universidad Nacional de Educación a Distancia, la Universidad Pontificia
Comillas, George Mason University, Middlebury College y la Universidad de
Salamanca. Gracias a ellos, aprendí a aprender y me embarqué en la todavía más
difícil tarea de aprender a desaprender.
Universidad de Salamanca. Mayo de 2017
1
LAS TECNOLOGÍAS DEL
APRENDIZAJE Y EL CONOCIMIENTO
•• los recorridos puramente históricos (como Ahmad et al. 1985; Levy 1997);
•• los histórico-críticos (como Warschauer y Healey 1998);
•• los que tienen en cuenta su relación con la investigación en adquisición de len-
guas, y su eficacia y viabilidad (Levy y Hubbard 2005; Thorne y Payne 2005;
Bush 2008; Chinnery 2008; Clifford y Granoien 2008);
•• los que atienden a la metodología de la enseñanza de L2 imperante en cada
época —como la división en CALL conductista, comunicativo e integrativo,
propuesta por Warschauer y Healey (1998) y Kern y Warschauer (2000), y
criticada por Bax (2003a), quien prefiere la separación entre CALL restrin-
gido, abierto e integrado— o la más reciente de Davies, Otto y Rüschoff
(2013), quienes interpretan la historia de CALL a través de una descripción
del desarrollo de la disciplina por décadas.
Dado el constante cambio al que los avances tecnológicos someten a las TAC,
no se puede esperar que ninguna tipología sea definitiva, pero es importante
conocer los diferentes intentos que se han realizado para clasificar los tipos de TAC
porque permiten hacerse una idea de la complejidad del campo y, sobre todo, ser
conscientes del hecho de que, aunque los programas y apps puedan ir apareciendo y
desapareciendo con mayor o menor celeridad, todavía siguen existiendo muchas de
las prácticas que se popularizaron a través del uso de herramientas que ya no existen
o metodologías que imperaban cuando dichas herramientas aparecieron en escena
Las tecnologías del aprendizaje y el conocimiento 15
(Cuban 2001; Adell Segura y Castañeda Quintero 2012). En realidad, hoy en día
conviven las tecnologías de última generación con otras menos modernas, y peda-
gogías emergentes con otras de corte más tradicional. El fenómeno es similar al que
se observa con los libros de texto y otros materiales didácticos, los cuales no siempre
están alineados con las últimas corrientes en adquisición de segundas lenguas o en
metodología de la enseñanza de L2 (Cubillos 2014). En el caso de las TAC, esta
situación de desequilibrio entre teoría y práctica todavía es más patente, ya que el uso
de TAC acordes con las corrientes pedagógicas y lingüísticas actuales no solo depende
de que las herramientas existan, sino también de que estén disponibles en el centro de
trabajo o sean asequibles para sus usuarios. Aunque se puede ser optimista en cuanto al
potencial de las TAC e Internet para el aprendizaje de L2, como anticipaban Arrarte
y Sánchez de Villapadierna ya en 2001, este optimismo no debe ser motivo para
dejar de lado las limitaciones que se ponen de manifiesto cuando se intenta utilizar las
TAC para promover una auténtica autonomía en el aprendizaje. El siguiente apartado
ahonda en las potencialidades que cada una de las etapas del desarrollo de la tecnología
educativa ha supuesto para la autonomía en el aprendizaje de L2.
1.2.6 La gamificación
La incorporación de planteamientos, procedimientos y dinámicas propios del juego
en el aprendizaje de L2 no es un fenómeno surgido a raíz de la introducción de las
TAC en el aula. Los más de doscientos juegos recogidos en el clásico manual de
Wright, Betteridge y Buckby (1979) así lo ratifican. Pero, gracias a la tecnología,
se multiplican las posibilidades de gamificar, o ludificar, la enseñanza. Como se ha
señalado, muchos de los primeros ejercicios creados para los ordenadores personales
en los años setenta y ochenta seguían la estructura de un juego. La introducción
de recompensas en forma de puntos o mensajes de ánimo se correspondía con las
teorías conductistas imperantes en la época. Con el paso del tiempo, los juegos
disponibles para aprender L2 empiezan a ser más sofisticados e interactivos, y en los
años noventa es raro el CD-ROM de materiales complementarios para un libro de
texto que no contenga juegos o incluso simples simulaciones. La proliferación de
los videojuegos y las herramientas de autor de bajo coste y, sobre todo, la irrupción
de la web permiten que el aspecto lúdico comience a incorporarse al aprendizaje no
solo en el aula, sino más allá de ella. Aunque en el apartado siguiente se explica con
más detalle el papel en el aprendizaje de los juegos más sofisticados, como los de
multijugador masivo online y los juegos situados, se deben señalar aquí algunas de
las muchas ventajas que la introducción de juegos, planteada de forma cooperativa
y con un objetivo de aprendizaje adecuado, tiene para el desarrollo de la autonomía
del estudiante. En primer lugar, a través del juego se pueden crear escenarios reales
en los que el aprendiente no se sienta intimidado y pueda ejercer el control de su
propio “destino”. Además, requieren la interacción, la implicación del estudiante
y el uso de la L2 para conseguir una meta o realizar una tarea, cuya consecución se
Las tecnologías del aprendizaje y el conocimiento 25
puede reconocer mediante una insignia o badge. Por último, las actividades lúdicas
abren un espacio para la autorreflexión y aumentan la autoconfianza de sus
participantes (Vaquero Ibarra y Suárez López 2015). El Catálogo de TAC y buenas
prácticas incluye numerosas herramientas para la ludificación del aprendizaje.
A pesar de las ventajas que estos espacios ofrecen para el desarrollo de destrezas
sociopragmáticas y pragmalingüísticas en el alumnado de L2, y el fortalecimiento
de su identidad lingüística en la L2, los prejuicios de los docentes hacia los video-
juegos, sobre todo los que se juegan de forma masiva y online, y que perciben como
machistas y violentos, todavía son un gran obstáculo para que se implementen a
gran escala en la L2. Se puede encontrar más información sobre estos entornos en
Gee 2007; Sykes, Oskoz y Thorne 2008; Holden y Sykes 2011; Woolson 2012;
González-Lloret 2016, Godwin-Jones 2017b y Vosburg 2017.
Reticencias similares despierta la realidad aumentada (RA), es decir, la tec-
nología que permite observar la realidad a través de un dispositivo digital móvil
que añade capas de información, como gráficos, vídeos o textos, a lo que aparece
en la pantalla. La RA se diferencia de la realidad virtual porque no sustituye com-
pletamente a la realidad tangible, sino que la “aumenta” a través de la interacción
del usuario. Las primeras aplicaciones de la RA se realizaron para fines militares y
datan de finales de los años noventa (Salmon y Nyhan 2013). Desde entonces, esta
tecnología se ha utilizado con diversos fines en L2 (Godwin-Jones 2016). A modo
de ejemplo se pueden citar:
Las tecnologías del aprendizaje y el conocimiento 27
Las pedagogías emergentes hay que entenderlas siempre con relatividad en cuanto
al tiempo y al espacio, dado que son reacciones a cambios que se producen en la
sociedad y que afectan a la educación, según explican Adell Segura y Castañeda
Quintero (2012). Se trata de pedagogías que, por definición, promueven
el aprendizaje activo, autónomo y en colaboración, y en la actualidad tienen
una relación muy estrecha con lo que se denomina “aprendizaje ubicuo”, ya
que muchas de estos enfoques metodológicos se basan en que, debido a la
omnipresencia de la tecnología, el aprendizaje ha dejado de estar limitado a las
aulas y a los entornos educativos tradicionales.
Otro aspecto importante de las pedagogías emergentes es que no tienen por qué
ser nuevas. Además, se encuentran continuamente en estado beta y, como ya se
mencionó en cuanto a las tecnologías educativas en general, las pedagogías emer-
gentes también atraviesan ciclos de sobreexpectación, es decir, suelen ser recibidas
y aplaudidas con unas expectativas desmedidas sobre su capacidad para cambiar
los procesos de aprendizaje o incluso el sistema educativo. Con el tiempo, las
pedagogías emergentes van mostrando su potencial real para la disrupción de la
educación que, por lo general, suele ser menor que el esperado. Como ejemplos
de las pedagogías emergentes de los últimos cinco años se suelen citar los MOOC
(por las siglas en inglés de Massive Open Online Courses), los NOOC (Nano Open
Online Courses), los SPOOC (Self-Paced Open Online Courses), la clase invertida o
al revés (flipped classroom) y los Entornos Personales de Aprendizaje (PLE, por las
siglas en inglés de Personal Learning Environments). Estos tres enfoques permiten que
el alumno adquiera mayor independencia en el proceso de aprendizaje puesto que
le proporcionan cierto control sobre la organización del tiempo de estudio y, en el
caso de los PLE, la presentación y organización del proceso que ha recorrido para
adquirir ciertos conocimientos.
1.4 Hacia una nueva autonomía del aprendizaje con las TAC
En los apartados anteriores se ha presentado una breve panorámica del desarrollo
histórico de las TAC y sus contribuciones a la autonomía del aprendizaje, incluidas
las aportadas por las pedagogías emergentes que comienzan a desarrollarse a partir
del advenimiento de la web 2.0 o web social, y la concienciación por parte de pro-
fesores y alumnos de que otras maneras de aprender y enseñar son posibles. Como
ha quedado claro en dicho repaso, durante todas las fases de la historia de las TAC
ha habido un deseo más o menos explícito de promover la autonomía del apren-
diente. Algunas tecnologías solo se utilizaron para dotar al alumnado de práctica
complementaria para alcanzar un objetivo de aprendizaje común. En otros casos,
las TAC permitieron trazar itinerarios didácticos alternativos. Y en los últimos
años, incluso ha habido intentos de promover el autoaprendizaje desde perspec-
tivas colaborativas a través de las llamadas pedagogías emergentes. Como afirman
Reinders y White (2016), las TAC y la autonomía del aprendizaje son dos disci-
plinas que tienen muchos puntos en común, aunque no siempre se haya sabido
compatibilizar los objetivos de una con los de la otra.
Pero ¿a qué se debe que todavía no se hayan podido aunar de forma eficaz estas
dos disciplinas? Los motivos son variados y tienen relación tanto con el compli-
cado entramado tecnológico característico de nuestra época como con la ausencia
de planteamientos metodológicos claros sobre cómo crear condiciones efectivas
para el empoderamiento de un alumnado y profesorado más autónomo. Según
Reinders y Hubbard (2013), las características propias de las TAC del siglo XXI
son al mismo tiempo la base de sus grandes posibilidades y sus grandes limitaciones
para el aprendizaje autónomo. En la actualidad, las TAC nos permiten organizar el
proceso de aprendizaje de lenguas de una manera diferente, proporcionando acceso
a la formación a personas que nunca hubieran podido llegar a tenerlo, reduciendo
los costes, almacenando y analizando los resultados del aprendizaje, y compartiendo
y reciclando materiales y recursos. Sin embargo, el hecho de que haya muchos
materiales disponibles no quiere decir que todo lo que se pueda encontrar en la
web sea susceptible de ser utilizado para aprender una lengua. Incluso los materiales
desarrollados para el aprendizaje autónomo de lenguas no siempre proporcionan las
instrucciones necesarias para que los aprendientes puedan sacar total provecho de
ellos. Asimismo, la multiplicidad de plataformas y entornos tecnológicos complica
en exceso el uso de determinados materiales, que, pongamos por caso, pueden
funcionar perfectamente en una página web, pero ser desastrosos para tabletas o
teléfonos móviles.
No obstante, a la hora de explicar por qué el alumno de L2 todavía no emplea
las TAC para aprender a aprender, la ausencia de planteamientos claros sobre cómo
fomentar la autonomía del aprendizaje es un factor todavía más determinante.
En consecuencia, resulta necesario definir y aplicar un marco teórico que per-
mita rentabilizar todas las potencialidades de las TAC actuales para conseguir una
autonomía real tanto del aprendiente como del docente. Ese es el objetivo de los
siguientes capítulos de este libro. En el primero de ellos, se realiza un recorrido
Las tecnologías del aprendizaje y el conocimiento 33
es más apropiado para que los aprendientes de español L2 puedan usar las
TAC para ser independientes y autónomos, y para que el profesor y el resto
de actores del proceso educativo sean capaces de promover esta autonomía
entre sus alumnos.
por Knowles (1975, 1980 y 1984, entre otras de sus obras), nos permite acer-
carnos a las características particulares del aprendizaje de adultos (Sánchez
Domenech 2015). Andragogía es un término controvertido (acuñado a partir
del griego άνήρ, hombre, y άγωγή, guía) y contrapuesto al término pedagogía
(del griego παĩς, παιδός, niño y άγωγή, guía), del que pretende diferenciarse
dejando a este último relegado exclusivamente al aprendizaje de los niños.
El hecho de que el elemento andro- se refiera exclusivamente a los varones
también ha provocado cierto rechazo de este término. Pero las críticas no
se limitan al término en sí: algunos detractores de Knowles aducen que la
andragogía no es en realidad una teoría del aprendizaje de adultos, sino que
simplemente describe cómo debería ser el aprendizaje de estos (Hartree 1984,
citado en Merriam 2011). Por último, Knowles también fue cuestionado
por los pedagogos críticos, puesto que no veían en él un interés en desarrollar
adultos capaces de cuestionar y cambiar el sistema social existente. Sin
embargo, los defensores de las teorías de Knowles afirman que “humanismo
y formación vocacional no tienen por qué ser incompatibles, como tam-
poco tienen por qué serlo la formación basada en competencias y el fomento
del pensamiento crítico” (Sánchez Domenech 2015, 21). No obstante, por
mucho que argumenten sus seguidores, lo cierto es que Knowles se apartó
del contexto y misión sociales del aprendizaje que algunos precursores de la
andragogía, como Lindeman, habían señalado como fundamentales ya en 1926
(Schapiro 2003).
A pesar de todas estas críticas, hay que reconocer el valor de las aportaciones
de Knowles a la educación de adultos, puesto que formula una serie de rasgos
distintivos que, como veremos en el siguiente apartado, otros teóricos más compro-
metidos con la dimensión social del aprendizaje fueron ampliando posteriormente
gracias a las contribuciones de otras disciplinas, como la sociología, la psicología o
la antropología. Así formula Knowles (1980) estos principios:
•• la pedagogía crítica;
•• el aprendizaje transformativo y emancipador;
•• la pedagogía feminista;
•• la educación multicultural;
•• la teoría de las inteligencias múltiples;
•• el aprendizaje colaborativo;
•• las nuevas reformulaciones de las teorías andragógicas.
Pedagogía crítica. Representada por Paulo Freire, quien situó al oprimido en el
centro de interés de su discurso en contra de los privilegiados y el neoliberalismo.
En su filosofía de la educación, el acto de aprender precede siempre al de enseñar, y
es obligación de los educadores proporcionar a los aprendientes un espacio seguro
y abierto a su curiosidad, en el que todos, incluido el educador, aprendan siempre.
Se propone un modelo de currículum interdisciplinar en el que se integre no solo
el conocimiento académico, sino, sobre todo, el saber cotidiano del grupo al que
pertenece el aprendiente. Su pedagogía, calificada también como “progresista”,
“radical” o incluso “revolucionaria”, se opone a la pedagogía dogmática o
domesticadora, y promueve como valores fundamentales la esperanza, la alegría
y la idea de que es posible cambiar el mundo y terminar con la injusticia social
(Gadotti 2002).
Aprendizaje transformativo y emancipador. Representada por Mezirow.
Intenta cambiar las concepciones y marco de referencia que el individuo ha ido
adquiriendo de forma no crítica a lo largo de su formación. La experiencia del
aprendiente, la reflexión crítica y el discurso racional son las tres bases para el
cambio de modelos de pensamiento. La experiencia individual se construye siempre
dentro de un entorno social.
Pedagogía feminista. Parte de las propuestas progresistas freirianas haciendo
hincapié en la necesidad de que la mujer esté mejor representada en los fundamentos
del conocimiento, en los métodos para crearlo y en las formas empleadas para
difundirlo (Briskin y Coulter 1992). De intencionalidad política, uno de sus mayores
objetivos es transformar las relaciones dominantes de poder en la escuela que a lo largo
de la historia han relegado a la mujer (y a otros grupos no privilegiados) a un plano
secundario. Otros principios son “el privilegio de la voz, el respeto por la diversidad
de la experiencia personal, la reformulación de la relación docente-estudiante, la
construcción de comunidad, el cuestionamiento de concepciones tradicionales de la
pedagogía y el empoderamiento” [traducción propia] (Webb, Allen y Walker 2002,
citado en Kral y Preciado 2011, 82).
Educación multicultural. Engloba diferentes visiones comprometidas con el
cambio social y pedagógico necesario para un completo empoderamiento de las
minorías y grupos marginalizados. Sus corrientes se pueden agrupar bajo el enfoque
del reconstruccionismo social y el enfoque en casos individuales. No todas las ramas
de la pedagogía multicultural se centran en promover la lucha social y la agencia
colectiva de los grupos marginalizados. Así, el llamado enfoque en las relaciones
humanas limita sus métodos al desarrollo de actitudes y sentimientos positivos hacia
“el otro” (Ali y Ancis 2005).
Teoría de las inteligencias múltiples. Desarrollada por Howard Gardner,
defiende que existen más de ocho tipos de inteligencias, presentes en cada
individuo en mayor o menor medida. Cada persona es única, y el sistema educativo
debería proporcionar más oportunidades para el desarrollo y la evaluación de
aquellos tipos de inteligencia que, tradicionalmente, han estado menos presentes
en la formación del individuo. Recientemente, Gardner ha explorado la importancia
del contexto sociocultural en el que crece y se desarrolla el joven para su teoría de
las inteligencias múltiples. Aunque Gardner ha recibido numerosas críticas debido
a su uso del concepto “inteligencia” y su metodología (Schaler 2006), sus teorías
han tenido un gran impacto en aquellos que las han puesto en práctica en el aula
(Gardner 1983, 2006).
Aprendizaje colaborativo. Concepto general que describe y estudia el aprendizaje
que tiene lugar cuando dos o más personas trabajan para conseguir una misma meta.
Para algunos, aprendizaje colaborativo es sinónimo de aprendizaje cooperativo,
aunque otros consideran que este último es mucho más organizado que el primero.
Aprender a aprender de forma autónoma 39
Tampoco hay que confundirlo con el trabajo en grupo o en parejas. Tiene una estrecha
relación con la teoría sociocultural del aprendizaje de Vygotsky.
Revisiones de la andragogía posteriores a Knowles. Proponen un cambio en
el enfoque de los estudios sobre el autoaprendizaje, afirmando que gran parte de
la investigación realizada hasta la fecha se había concentrado en las dimensiones
individuales del aprendizaje pasando por alto las sociopolíticas, incluido su potencial
para cuestionar y modificar el statu quo (Brookfield 1984).
resulta fácil determinar la naturaleza exacta de la relación que existe entre ambas.
Investigadores como Huang y Benson (2013), cuyos propuestos teóricos veremos
con más detalle bajo el epígrafe siguiente, parecen inclinarse a definir agencia como
una serie de actos independientes no aislados del contexto social, como proponen
Lantolf y Thorne (2006), que nos permiten desarrollar la autonomía. En otras
palabras, la agencia es una condición para que exista la autonomía en el aprendizaje,
pero no un sinónimo de esta.
En cualquier caso, todas las pedagogías críticas defienden el papel activo del
aprendiente (y del profesorado) no solo en la gestión de su aprendizaje, sino en el
cambio que debe ocurrir en el sistema educativo. Empoderar, es decir, dotar de
poder y capacidad, a todos los actores del proceso de aprendizaje y enseñanza para
que ejerzan esa agencia y alcancen esa autonomía es uno de los principales objetivos
de todas las corrientes pedagógicas no tradicionales citadas más arriba. Para una
bibliografía detallada sobre cada una de ellas se remite a Schapiro (2003).
Dada la importancia que conceden las corrientes pedagógicas críticas a los fac-
tores sociales que influyen en la educación, no resulta extraño que muchos de sus
defensores no hayan pasado por alto el estudio del papel que desempeña la tec-
nología educativa en los contextos académicos y en la sociedad en general. Como
señalan Nichols y Allen-Brown (2001, 12), dentro de las posturas más críticas, se
encuentran aquellos que opinan que la introducción de la tecnología obedece a
propósitos comerciales y deja a profesores y alumnos a expensas de las decisiones
que otros toman por ellos. También critican que la introducción de ordenadores en
el mundo escolar ha agudizado las desigualdades académicas y sociales, además de
promover el positivismo y la centralización del conocimiento. Esta forma de con-
siderar la tecnología como un elemento opresor de la diversidad y la reflexión no
es compartida por todos los teóricos críticos, especialmente a fecha de hoy, cuando
los sistemas en red y las comunidades de aprendizaje se perfilan como un espacio en
el que es posible difundir nuevas ideas e interactuar con otras culturas, aunque sin
olvidar nunca que también pueden ser un medio para la manipulación, la opresión
y la explotación (Chun, Kern y Smith 2016). Dentro de esta línea, resultan de espe-
cial interés los estudios realizados sobre la construcción de la identidad en entornos
digitales, como los descritos en Thorne, Sauro y Smith (2015). Estos autores
enfatizan el enorme potencial que Internet supone hoy en día para la creación de
espacios de contacto entre lenguas y comunicación multimodal, y por lo tanto,
como espacios de aprendizaje de L2 y de estudio de la lengua en su contexto social.
Atrás deben quedar las prácticas de implementación de una determinada tecnología
con el único objetivo de mejorar los resultados académicos. Como se verá en los
próximos capítulos, nos encontramos ante lo que Colpaert (2013, 275) describe
como un cambio de paradigma ecológico de la enseñanza-aprendizaje en el que
ninguna tecnología es responsable por sí misma del aprendizaje de lenguas, sino
que este emerge de la interacción entre varios componentes que existen al unísono.
En Estados Unidos, ACTFL (2011, 16) incluye los aspectos característicos del
aprendiente autónomo de L2 bajo una de las llamadas competencias del siglo XXI
(21st Century Skills): la destreza “iniciativa y autodirección”, la cual describe de esta
forma [traducción propia]:
universales, sino una serie de “hipótesis de trabajo” (Airasian y Walsh, 1997, 445,
citado en Little 2007, 18). Rüschoff y Wolff (1999, 3, traducido en Lázaro Torres
2009, 47–48) describen así algunos de los aspectos más relevantes de la teoría
constructivista):
Por este motivo, es necesario proponer nuevas formas de incorporar las TAC
que verdaderamente tengan en cuenta las aportaciones del campo del aprendizaje
autónomo. Como se explica en las páginas siguientes, no se trata de una tarea fácil
debido a que existen una serie de factores relativos a los actores del proceso de
enseñanza-aprendizaje de L2 que dificultan la implementación de las TAC más allá
de su dimensión meramente instrumental. Sin embargo, si se desea empoderar a
profesorado y alumnado para que las tecnologías del aprendizaje y el conocimiento
se conviertan realmente en tecnologías para el aprendizaje autónomo y el conocimiento
participativo y social, es necesario afrontar dicho reto. Los próximos capítulos de este
volumen se dedican a aplicar las enseñanzas de la pedagogía crítica al campo de las
TAC o, como se la ha denominado aquí, de la tecnopedagogía crítica.
todo, a las consecuencias que esta tuvo sobre las expectativas que los profesores
tenían de sus alumnos en cuanto a sus competencias tecnológicas no se dejaron
esperar, como en Bennett, Maton y Kervin (2008): haber nacido en una época
determinada no garantiza ni el acceso a la tecnología propia de esa época ni que se
sepa o quiera emplearla de forma adecuada, mucho menos para la educación. El
mismo Prensky revisó y reformuló su metáfora en publicaciones posteriores sus-
tituyendo la primigenia dicotomía entre “nativo” e “inmigrante” con el concepto
más continuo de “sabiduría digital” (Prensky 2012).
En la actualidad, la postura más generalizada consiste en aceptar que la imple-
mentación de la tecnología nunca es homogénea en un momento dado de la
historia, ni siquiera entre miembros de un mismo grupo social o generacional,
debido en gran medida a las limitaciones socioeconómicas y otras circunstancias
personales que perpetúan la existencia de diferentes brechas digitales (Warschauer
2003; Román-Mendoza 2014; OCDE 2015). Como afirma Roca (2017, s. p.):
“los nativos digitales no existen. Los que sí existen son los nacidos en pleno cambio
hacia una sociedad digital. Es decir, no se trata de una generación especialmente
dotada de ciertos conocimientos, habilidades o virtudes, sino de una o varias
generaciones que deberán lidiar con un conjunto de cambios estructurales en el
modelo social que rige las relaciones entre humanos, y que por tanto afectará no
solo la economía, la cultura o la política, sino que también modificará la manera en
cómo se repartirá la riqueza o el trabajo, así como los principios morales que nos
ordenan”. Estas generaciones están desarrollando diferentes formas para enfrentarse
a los cambios estructurales que se están produciendo en nuestra sociedad digital.
En el ámbito educativo, que es el que nos ocupa aquí, siguen siendo, sin
embargo, frecuentes las referencias al mito del nativo digital y la consiguiente
sobrevaloración de la competencia tecnológica del alumnado por parte del pro-
fesorado. Posiblemente, un buen porcentaje del alumnado, sobre todo en países
desarrollados, dispone de las destrezas para manejar la tecnología para comunicarse
con sus pares y para el ocio, pero por ahora no parece que haya sido capaz o que
tenga interés por transferir esas destrezas a su aprendizaje. En estos casos, los pro-
fesores no se dan cuenta de que deberían dedicar tiempo en clase a fomentar las
destrezas digitales que sus alumnos necesitan para realizar una tarea o avanzar en
el estudio de la L2. Sin estas técnicas y destrezas, los alumnos se sienten perdidos,
llevan a cabo las tareas de forma deficiente o muestran poco interés por explorar
nuevas formulaciones metodológicas, como los cursos híbridos o la enseñanza
completamente online (Jenson 2004; Winke y Goertler 2008).
Otro aspecto relacionado con el mito del nativo digital y la ubicuidad de la
tecnología consiste en la creencia de que la simple presencia de dispositivos digi-
tales en el aula o en los bolsillos de los alumnos va a plasmarse en un uso adecuado
de estos por parte de alumnos y profesores. El informe de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE 2015, 4) citado más arriba es
bastante pesimista al respecto: “el impacto de la tecnología en la formación sigue
siendo insuficiente porque sobrevaloramos las destrezas digitales de profesores y
alumnos, por un diseño naíf de políticas educativas y estrategias de implementación,
Los aprendientes de L2 ante las TAC 53
Según este marco de referencia, “la competencia digital entraña el uso seguro
y crítico de las tecnologías de la sociedad de la información (TSI) para el trabajo,
el ocio y la comunicación. Se sustenta en las competencias básicas en materia
de TIC: el uso de ordenadores para obtener, evaluar, almacenar, producir,
presentar e intercambiar información, y comunicarse y participar en redes de
colaboración a través de Internet” (Parlamento Europeo y Consejo de la Unión
Europea 2006).
Los cambios ocurridos desde 2006 en el mundo de los dispositivos TIC y la
explosión de los datos almacenados en la nube han ocasionado que la anterior
definición se haya tenido que adaptar en la actualidad para abarcar no solo el uso
de ordenadores, sino el de cualquier otro dispositivo y tecnología digital con el que
accedemos a Internet, como tabletas, dispositivos “vestibles” o teléfonos móviles
inteligentes. De hecho, la última versión disponible del Marco Común Europeo de
Competencia Digital para Ciudadanos, DIGCOMP 2.0, publicada en 2016, ya habla
de entornos digitales y de alfabetización informacional, en un intento de reflejar la
realidad de las TIC actuales. En la tabla 3.1 se recogen las cinco áreas de competencia
identificadas por dicho informe y los descriptores relativos a cada una de ellas
(Vuorikari et al. 2016). Según este modelo, la competencia digital significa mucho más
que la mera manipulación de ciertos dispositivos electrónicos para la comunicación
Los aprendientes de L2 ante las TAC 55
TABLA 3.1 Áreas de competencia según el Marco Común Europeo de Competencia Digital
para Ciudadanos (DIGCOMP 2.0)
o para el ocio. De ahí que no resulte difícil entender que solo algo más de la mitad
de la población europea entre 16 y 74 años esté capacitada, digitalmente hablando,
para tomar las riendas de todos los aspectos de su ciudadanía (Vuorikari et al. 2016).
Ya no se trata de saber codificar y decodificar la información que recibimos a través
de nuestros dispositivos digitales. Además de esos conocimientos y habilidades son
necesarias una serie de actitudes, como se afirma en el Marco Común de Competencia
Digital Docente publicado por el INTEF (2017a, 8–9): “la adquisición de la com-
petencia en la era digital requiere una actitud que permite al usuario adaptarse a las
nuevas necesidades establecidas por las tecnologías, pero también su apropiación y
adaptación a los propios fines e interaccionar socialmente en torno a ellas. La
apropiación implica una manera específica de actuar e interactuar con las tecnologías,
entenderlas y ser capaz de utilizarlas para una mejor práctica profesional”.
Las áreas de la competencia digital, también llamada literacidad digital/electrónica
o alfabetización digital, entre muchos otros términos, como los recogidos en Murray
(2005) y en Torres Ríos (2015), son susceptibles de agruparse en cinco dimen-
siones diferentes (Area Moreira 2010; Area Moreira y Pessoa 2012; Hernández
Morales et al. 2016):
56 Los aprendientes de L2 ante las TAC
No cabe duda de que las TAC actuales permiten poner en práctica y desarrollar
estas estrategias.
La elaboración de listas de técnicas o comportamientos identificables en los bue-
nos aprendientes de L2 sigue siendo una práctica común en los años posteriores,
como la propuesta en Rubin y Thompson (1982) en la que se dan ejemplos más
concretos sobre los comportamientos de estos estudiantes, como el uso de reglas
mnemotécnicas, la explotación del contexto y de los errores, además de volver a
resaltar su creatividad y su capacidad de adaptación y organización. Por su parte,
la clasificación propuesta por Brown, en su conocido manual Principios de la ense-
ñanza y el aprendizaje de lengua (2007, 144–145), organiza las características de los
GLL bajo diez descriptores generales relacionados con las cualidades personales del
aprendiente, como la baja inhibición, la capacidad de correr riesgos o su confianza
en sí mismo.
Asimismo, existen propuestas relativas a las características de los GLL autónomos,
como Oxford (2015), quien plantea su estudio desde las perspectivas psicológica y
sociocultural, poniendo de relieve la importancia de los aspectos emocionales de
los aprendientes y la relevancia de las relaciones sociales para garantizar el éxito del
aprendizaje autónomo.
Junto a trabajos como los anteriores, cuya meta consiste en establecer qué caracte-
rísticas poseen los aprendientes eficaces de L2, existe otra aproximación al estudio de
las EA orientada a la enseñanza y práctica de dichas estrategias en clase. Es lo que se
conoce como la enseñanza basada en estrategias, descrita en detalle en Chamot (2005).
Los aprendientes de L2 ante las TAC 59
Las anteriores actividades permiten que los alumnos tomen conciencia de las
estrategias que ya usan de forma automática y que, a través de los modelos que les
proporcionen sus profesores o los materiales con los que trabajen, al mismo tiempo
se percaten de sus propios procesos de aprendizaje. Para llegar a esto es necesaria
mucha práctica, primero guiada y después de forma autónoma. Solo así los apren-
dientes serán capaces de aplicar un abanico mayor de estrategias a una cantidad de
actividades y tareas de aprendizaje cada vez más amplias. Las actividades y recursos
de evaluación incluidos en los tres últimos capítulos serán de gran ayuda para
alcanzar este objetivo.
TABLA 3.2 Clasificación de las EA según Oxford (1990). Adaptado de Marins de Andrade
(2010)
Estrategias de aprendizaje
Directas Indirectas
•• Se podría pensar que en pleno siglo XXI los alumnos disponen ya de una
competencia digital plena que les permita utilizar las TAC para desarrollar
una mayor autonomía en su aprendizaje. Pero todavía no es así. Aunque
parte de los aprendientes cuentan con un cierto grado de competencia
digital, sobre todo en sus dimensiones instrumental y socio-comunicativa,
por lo general todavía son incapaces de transferir esas competencias al
aprendizaje.
•• La gran difusión del mito de la existencia del nativo digital ha impedido
que el profesorado pueda estimar con objetividad la competencia digital
de sus alumnos. También ha causado que estos últimos sobrevaloren su
capacidad para trabajar con las TAC. Para corregir esta situación es nec-
esario determinar la competencia digital real del aprendiente en todas sus
dimensiones mediante los recursos indicados en este capítulo e imple-
mentando otros tipos de recogida de datos, como la observación en clase
o las entrevistas con los alumnos acerca de su competencia digital, que
permitan ponderar el grado de competencia digital en sus dimensiones
más deficitarias, como la axiológica, la emocional y la cognitiva.
•• La implementación de un buen andamiaje didáctico también permite que
los alumnos puedan ir desarrollando sus competencias a su ritmo.
•• Las TAC pueden ayudar a que los alumnos apliquen diversas EA en su
aprendizaje autónomo. La reflexión en grupo o de forma individual sobre
las EA, las ideologías lingüísticas y otros factores sociales que puedan estar
influyendo en la identidad o identidades que adoptan los aprendientes es
fundamental para garantizar el aprendizaje.
•• No existe una forma estática, rígida y única de ser un buen aprendiente
de lenguas. El alumnado utiliza sus EA de diferentes maneras incluso ante
un mismo reto de aprendizaje y siempre influido por el contexto social en
el que está teniendo lugar este.
•• De la misma forma que no se “enseñan” las EA, sino que se modelan y
desarrollan mediante actividades que fomenten su uso, la competencia
digital también ha de ir interiorizándose a través de la práctica guiada,
preferiblemente por un profesor que cuente con alto grado de competen-
cia digital en todas sus dimensiones o tenga la voluntad de desarrollarla
junto a sus alumnos.
4
DESAFÍOS PARA EL PROFESORADO
EN LA ERA DIGITAL
Como se ha indicado en las páginas anteriores, para que exista una verdadera
autonomización del aprendizaje a través de las TAC en contextos educativos
presenciales o en línea, tanto formales como no formales, el profesor ha de desempeñar
un papel activo, incluso ser él quien inicie el proceso para que el alumno sea
quien tome las decisiones en cuanto a los contenidos, la gestión y la evaluación
de su aprendizaje. Sin embargo, según se ha explicado en el capítulo anterior para
el caso de los estudiantes, los docentes también se enfrentan a diversos tipos de
limitaciones, no solo debidas a las circunstancias relativas a la falta de preparación
y disposición tecnopedagógica de su alumnado, sino también a las que son conse-
cuencia de sus propias actitudes hacia el cambio tecnológico, sus creencias sobre la
autonomía del aprendizaje, las características de su formación como docentes y el
contexto laboral en el que desempeñan el ejercicio de su profesión (Pajares 1992;
Woods 1996; Richards y Lockhart 1998; Hativa, Barak y Simhi 2001; Cummings
2008; Sancho Gil 2009; Borg y Al-Busaidi 2012).
El profesorado de L2, como cualquier otro tipo de colectivo profesional, no es
homogéneo. En el caso concreto de los profesores de español L2, las diferencias
que se observan en aspectos tales como el tipo de formación que han recibido, las
expectativas profesionales y didácticas, y los entornos de trabajo son todavía más
llamativas debido a que no existe una vía única o formación homogeneizada y
homologada ni a nivel estatal ni a nivel supranacional para llegar a convertirse en
profesor de español L2 (véase la encuesta realizada por Muñoz-Basols, Rodríguez
Lifante y Cruz Moya, 2017). Esta situación se manifiesta en la enorme variedad que
existe entre los planes curriculares de los programas de formación del profesorado
de español L2, como sucede en España. También se hace patente en la multiplicidad
de propuestas y experiencias presentadas en congresos, encuentros y publica-
ciones que las asociaciones profesionales como la Asociación para la Enseñanza del
Español como Lengua Extranjera (ASELE) o la American Association of Teachers
68 Desafíos para el profesorado en la era digital
of Spanish and Portuguese (AATSP) dedican con regularidad al papel del profesor
de español L2 (como las recogidas en Barrientos Clavero et al. 2009). Por último,
otra prueba de esta heterogeneidad se halla en las diferentes cualificaciones que se
exigen para poder optar a un puesto de trabajo de profesor de español L2.
Por todos estos motivos, el análisis y las recomendaciones que se hacen en
este capítulo tienen que ser obligatoriamente de carácter general y susceptibles
de ser aplicadas a muchas situaciones diferentes. El profesor ha de ser en último
término quien, tras la observación y la práctica reflexiva sobre su ejercicio docente
y el de otros profesores, y la consideración de sus circunstancias laborales, vaya
incorporando cada vez más aquellas técnicas y actitudes que le permitan utilizar
la tecnología para promover la autonomía del aprendizaje. Como indica Little
(2007), no se puede desarrollar la autonomía en el alumnado sin que el profesor
haya experimentado por sí mismo qué significa ser un aprendiente autónomo.
También debe tener la capacidad de ejercer esa autonomía no solo en su desarrollo
profesional, sino también en su actividad docente, es decir, tiene que ser capaz de
identificar y, si es necesario, apartarse de las constricciones curriculares o sistémi-
cas que vayan en contra de la puesta en práctica de una pedagogía crítica y más
empoderadora. Por último, dado que el modelo de autonomía propuesto por Little
implica el uso de la L2 en todos los niveles, el profesorado también tiene que estar
preparado para manejar y organizar todo tipo de discurso en la L2.
Para conseguir estas metas, este capítulo presenta primero una panorámica de las
competencias del profesorado de L2, sobre todo las tecnológicas, haciendo especial
énfasis en la importancia de cultivar una identidad digital profesional y mantener un
entorno personal de aprendizaje (PLE), para cuyo correcto desarrollo se proporcionan
diferentes sugerencias. Después, se repasa el estado actual de la cuestión sobre las
actitudes del profesorado ante la tecnología y las limitaciones a las que se enfrenta a
la hora de implementarla en clase o usarla para su formación. El capítulo incorpora
algunas recomendaciones para que los docentes puedan tomar las riendas de su
propio aprendizaje tecnológico y sean capaces de apartarse de la influencia de los
discursos más mercantilistas y, a veces, simplistas sobre la tecnología educativa,
como las generalizaciones sobre la capacidad digital de los alumnos del siglo XXI
o de superar el pánico hacia las nuevas metodologías basadas en un papel menos
central del profesor. Aunque el desarrollo de la autonomía del aprendizaje en el aula
de español L2 entendida como elemento democratizador y empoderador todavía no
ha producido muchas publicaciones académicas, el capítulo incluye una selección
de aquellas que hacen referencia a estrategias e instrumentos que permiten al
profesorado configurar y monitorizar mejor su papel como facilitador de la
autonomía del aprendizaje de L2 en el aula y fuera de ella.
¿Qué aspectos específicos comprende cada una de las tres anteriores dimen-
siones? ¿Hay subcompetencias más importantes que otras? ¿Son todas susceptibles
de ser enseñadas o modeladas? La dificultad para responder estas y otras muchas
otras cuestiones similares se refleja, sin ir más lejos, en las diferencias que existen
entre los programas de máster de formación del profesorado de español L2.
Por lo general, todos ellos ofrecen una serie de asignaturas teóricas obligatorias
sobre lingüística aplicada a la enseñanza de L2, que incluyen cursos de fonética y
fonología, gramática, pragmática o sociolingüística, entre otros, y la pedagógica,
es decir, sobre metodología en la enseñanza y aprendizaje de L2, según indica
Gutiérrez Araus (2009). Sin embargo, la relevancia del “saber hacer” o del “saber
ser” no queda tan bien reflejada en el currículum de estos programas de formación.
Para el Instituto Cervantes, “las competencias no son los recursos en sí mismos,
sino la capacidad del docente para seleccionar, combinar y movilizar los recursos
70 Desafíos para el profesorado en la era digital
Desarrollarse
profesionalmente Organizar situaciones
como profesor de de aprendizaje
la institución
Gestionar sentimientos
Evaluar el aprendizaje
y emociones en el
y la actuación del
desempeño de su
alumno
trabajo
afirman Oleson y Hora (2014, 29), “las identidades profesionales de los profesores
se ven influidas por muchos factores, como su conocimiento de la materia, el
contexto sociopolítico, las influencias familiares y, especialmente, el conocimiento
que van desarrollando con el tiempo sobre cómo enseñar determinados temas (es
decir, el conocimiento pedagógico)” [traducción propia]. Hativa, Barak y Simhi
(2001) mencionan que los profesores piensan que aprenden a ser mejores profesores
sobre todo a través de la práctica y el error en el aula, la autorreflexión y el
feedback que reciben de los alumnos. De hecho, muchos educadores afirman que
una deficiente formación inicial se puede ir compensando con cursos de formación
continua y con la práctica. Según Pajares (1992), el profesorado suele estar dispuesto
a revisar su práctica docente sobre todo cuando percibe que esta no es todo lo
eficaz que debiera. Sin embargo, este mismo autor reconoce que, con los años de
práctica, muchos profesores son más reacios al cambio, puesto que han conseguido
desarrollar una metodología que ellos consideran satisfactoria, por lo cual no ven la
necesidad de modificarla.
(2008) y, en los Estados Unidos, los desarrollados por la International Society for
Technology in Education (ISTE 2008). En Europa hay que mencionar el Marco
Común de Competencia Digital Docente (INTEF 2017a), inspirado en el informe
sobre competencia digital ciudadana ya mencionado en este libro (Vuorikari et al.
2016). En el campo de las L2, el interés por la competencia digital del profesorado
se plasma no solo en la cantidad de libros sobre formación tecnológica del profe-
sorado, como los dedicados a L2 de Hubbard y Levy (2006) y Kassen et al. (2007).
También las organizaciones e instituciones dedicadas a la enseñanza de la L2, como
TESOL (2011) o el Instituto Cervantes (2012), han trabajado en el desarrollo de
estándares docentes y tecnológicos. El modelo de competencias del profesorado de
lenguas segundas y extranjeras del Instituto Cervantes (2012, 11) mencionado más
arriba describe así las competencias específicas para la competencia clave “servirse
de las TIC para el desempeño de su trabajo”:
encuestas de uso de las TIC realizadas en 2006 y 2013: “no existe relación entre
los altos niveles de provisión TIC y la confianza, uso y actitudes del profesorado
y alumnado hacia ellas. Curiosamente, de la encuesta se desprende que no hay
relación entre el número de ordenadores de sobremesa en los centros escolares
y la frecuencia de su uso por parte del alumnado, ni a nivel europeo ni a nivel
nacional” (European Commission 2013, 102, citado por Area Moreira, Hernández
Rivero y Sosa Alonso 2016, 80).
Estos resultados, aunque poco alentadores, son fácilmente explicables. La
integración de la competencia digital en la enseñanza se materializa normalmente
a través de la implementación concreta de una o más TAC para la realización
de determinadas actividades o tareas, las cuales ya se venían realizando con otras
herramientas o apoyos antes de la llegada de las TAC. Por este motivo, la uti-
lización de nuevos instrumentos dependerá en gran medida de la capacidad y
voluntad que tengan los profesores, los centros y los programas educativos para
ir complementando al principio y después sustituyendo las antiguas “formas de
hacer” con las “nuevas”. Si no es así, la situación seguirá siendo igual a la ya
descrita por Cuban (2001), con libros electrónicos que no son más que una ver-
sión en pdf del libro impreso y con profesores que usan las TAC para replicar los
patrones pedagógicos existentes, y no para crear situaciones de aprendizaje más
dinámicas y reales, como la realización de proyectos centrados en la autonomía
del alumno.
El estudio de Area Moreira, Hernández Rivero y Sosa Alonso (2016, 84) sobre la
utilización de las TAC entre más de 5 000 profesores españoles en los niveles de pri-
maria y secundaria, participantes en su mayoría en el Programa Escuela 2.0 en 2011,
es muy revelador en este sentido: “en los contextos de aula donde existe abundante
tecnología el profesorado tiende a emplearla en su práctica —con distintos grados y
variantes— aunque conviviendo con los medios didácticos tradicionales, como son
libros de texto o pizarras”. El diferente grado de utilización depende, según los datos
de este estudio, de la experiencia del profesor, del nivel de enseñanza —las TAC se
usan más en primaria que en secundaria— y, sorprendentemente para los defensores
del mito del nativo digital, de su edad, siendo los más innovadores los profesores de
mediana edad (en concreto, aquellos entre 45 y 55 años).
Las conclusiones del estudio de Area Moreira, Hernández Rivero y Sosa Alonso
(2016) corroboran la realidad observable en los entornos de enseñanza de lenguas
segundas y extranjeras, así como las conclusiones de varios estudios realizados en
el ámbito de la Unión Europea sobre el uso de las TAC por parte de docentes
y alumnos (Stevens 2009; ICT Cluster 2010; Antoniadou et al. 2011; Germain-
Rutherford y Ernest 2015). De especial interés son los resultados de las encuestas
DOTS (Developing Online Teaching Skills) realizadas en 2008, 2011 y 2013 por
el European Centre for Modern Languages (ECML a partir de ahora), las cuales
identifican diversos motivos para usar las tecnologías, como aumentar la moti-
vación del alumnado, proporcionar acceso a materiales auténticos, promover la
colaboración, adaptarse a las necesidades de los alumnos y fomentar la autonomía
Desafíos para el profesorado en la era digital 75
•• Perfil 1: Le gustan los ordenadores, pero solo para uso privado. (3%)
•• Perfil 2: Le encanta dar clase, pero no tiene la confianza necesaria para usar
ordenadores en clase. (15%)
•• Perfil 3: Es escéptico sobre el uso de las TAC en la enseñanza de lenguas.
(5%)
•• Perfil 4: Experto en todo (TAC, enseñanza de lenguas, etc.). (19%)
•• Perfil 5: Se limita a las reglas y a lo que dice el programa de estudios, hace lo
que le dicen que tiene que hacer. (2%)
•• Perfil 6: Tiene la impresión de que no tiene tiempo suficiente, pero le gustaría
probar las TAC. (42%)
•• Perfil 7: Está haciendo mucho, pero le gustaría hacer más si tuviera una
panorámica más clara. (14%)
Implica aprovechar las ocasiones que el profesor tiene en su trabajo para usar
las TIC y servirse de procedimientos de introspección, análisis, reflexión e
interpretación para desarrollar su competencia digital y mejorar su quehacer
cotidiano. El profesor reflexiona sobre el grado de desarrollo de su competencia
digital. Está abierto al cambio, observa cómo otros colegas se sirven de las
TIC en el desempeño de su trabajo y trata de experimentar con nuevos
76 Desafíos para el profesorado en la era digital
La identidad digital docente se construye paso a paso como reflejo de las deci-
siones que, de forma autónoma pero dentro de un contexto social, va tomando
el profesor en cuanto a su interacción con la sociedad digital a través de las TAC.
Evidentemente, a una mayor competencia digital del profesor corresponde una
presencia más marcada en el mundo online y, por lo tanto, una identidad digital más
multifacética. En el siguiente apartado se muestra cómo el proceso de ir reflejando
la competencia digital docente en un PLE es una de las formas más indicadas para
apoderarse de la propia identidad digital.
Desafíos para el profesorado en la era digital 77
Liston (1996, 1), “un docente que nunca se cuestiona las metas y valores que guían
su trabajo ni el contexto en el que da clase ni examina sus asunciones, no está lle-
vando a cabo una enseñanza reflexiva” [traducción propia]. Por desgracia, no toda
reflexión sobre el ejercicio docente se realiza desde una perspectiva lo suficiente-
mente crítica.
La introspección es un componente fundamental en diversos métodos para
la investigación en pedagogía, como la acción-investigación o el autoestudio
de la práctica docente. La acción-investigación se centra en la resolución de un
reto concreto de enseñanza mediante un proceso cíclico compuesto por diversas
fases: la observación del problema, la introducción de acciones para resolverlo, la
reflexión sobre el impacto de estas acciones y el planteamiento de nuevos retos
surgidos de las acciones propuestas (véase Stringer 2007 para una descripción
detallada de esta metodología de investigación). Por su parte, el autoestudio de
la práctica docente se basa en la autorreflexión sobre la propia docencia con la
ayuda de uno o más “amigos críticos”, es decir, otros profesores o investigadores
que comparten sus experiencias y que, mediante la crítica constructiva, se ayudan
a reflexionar de forma crítica sobre sus experiencias docentes (véase Samaras
2011 para una descripción detallada de esta metodología de investigación). Los
dos métodos se han utilizado con éxito en la formación del profesorado de L2
combinándolos con diferentes tipos de TAC, como los blogs colaborativos en el
autoestudio sobre mentoría reversible de Hernández Gil de Lamadrid y Román-
Mendoza (2015) o la selección de experiencias e iniciativas de la sección Action
Research publicada por la prestigiosa revista Language Learning & Technology entre
2012 y 2016.
Para documentar las experiencias de autorreflexión se han empleado tradi-
cionalmente diferentes instrumentos, como los diarios docentes o los portafolios.
Con la llegada de la tecnología digital, se van incorporando nuevas técnicas, como
la autobservación a partir de vídeos de las clases, las páginas web personales, los
portafolios electrónicos o los PLE. Su utilización en la fase de formación no está
exenta de problemas, dado que en muchos casos se usan para evaluar al futuro
profesor, lo que conlleva que la reflexión de este no llegue a ser todo lo honesta y
crítica que debiera. Por ello, es importante que el docente, tanto en su periodo de
formación como a lo largo de su carrera profesional, se apropie de la herramienta
y sus contenidos, y deje de considerarla como un recurso que solo sirve para que
lo evalúen o para obtener ciertas credenciales. Entre las herramientas digitales que
se han mencionado merecen especial atención los portafolios electrónicos y el PLE
para los docentes.
•• Puedo evaluar y seleccionar una variedad de actividades que ayuden a los alumnos a
reflexionar sobre sus competencias y conocimientos previos.
•• Puedo evaluar y seleccionar una variedad de actividades que ayuden a los alumnos
a reconocer y reflexionar sobre los procesos del aprendizaje individual y sobre los
diferentes estilos de aprendizaje.
•• Sé guiar y ayudar a los alumnos para que establezcan sus propios objetivos y
planifiquen su propio aprendizaje.
•• Soy capaz de evaluar y seleccionar tareas que ayuden a los alumnos a reflexionar y a
desarrollar estrategias específicas de aprendizaje y técnicas de estudio.
•• Soy capaz de ayudar a los alumnos a que elijan tareas y actividades de aprendizaje de
acuerdo con sus necesidades e intereses individuales.
•• Sé ayudar a los alumnos para que evalúen y reflexionen sobre su propio proceso de
aprendizaje y los resultados conseguidos.
•• Sé evaluar y seleccionar qué tareas son las más apropiadas para que el alumno las
realice en casa.
•• Sé negociar y acordar con los alumnos las tareas que han de hacer.
•• Sé dar el apoyo necesario a los alumnos para que puedan hacer esas tareas de forma
autónoma y ayudarles para que sepan organizarse el tiempo.
•• Sé evaluar las tareas para casa de los alumnos de acuerdo con criterios válidos y
transparentes.
C. Proyectos
D. Portfolios
•• Soy capaz de utilizar diferentes recursos TIC (correo electrónico, sitios web,
programas informáticos, etc.).
•• Sé aconsejar a los alumnos sobre cómo encontrar y evaluar materiales TIC (sitios
web, buscadores de Internet, programas informáticos, etc.).
•• Soy capaz de iniciar, promover y facilitar diversos entornos de aprendizaje
(plataformas de aprendizaje, foros de discusión, páginas web, etc.).
F. Actividades extracurriculares
La parrilla en sí, que se rellena online seleccionando una de las seis fases de
desarrollo que se incluyen para cada una de las anteriores subcategorías, no dispone
de un espacio en el que el profesor pueda reflexionar, pero el documento que
se recibe una vez que se ha terminado de cumplimentar la parrilla puede servir
como guía para la autorreflexión o el diálogo con otros profesores. En esta
herramienta no se encuentra una categoría específica para el aprendizaje autónomo
ni para la competencia docente definida al principio de este capítulo como “saber
ser”. Sin embargo, sí que hay una sección dedicada a la competencia digital, cuyas
seis fases de desarrollo reproducimos en la tabla 4.2 para mostrar hasta qué punto
sigue imperando la dimensión instrumental de la competencia digital, incluso en
instituciones que en otros proyectos y documentación oficial sí que han sabido
apartarse de esta perspectiva (como en el informe sobre Competencia Digital
Ciudadana 2.0 de Vuorikari et al. 2016).
Como se puede apreciar, los portafolios y parrillas suelen tener una estructura
homogénea para hacer más fácil su uso, su actualización y la comparación de
resultados entre sus usuarios, algo que, por otra parte, también puede llevar a
82 Desafíos para el profesorado en la era digital
CÓDIGOS DE ACCESO Y
RECONOCIMIENTO
DIGITAL
Qué me identifica en Internet?
?
OBJETOS DIGITALES QUE SERVICIOS Y ESPACIOS
COMPARTO WEB UTILIZADOS
? Dónde los creo y comparto?
?Dónde aprendo?
CIUDADANÍA DIGITAL
EI PLE como objetivo
educativo
Dimensión Dimensión
INSTRUMENTAL AXIOLÓGICA
COMPETENCIA DIGITAL
? Cómo usa la ?Cuáles son mis
tecnología? valores en Internet?
Dimensión Dimensión
SOCIOCOMUNICATIVA EMOCIONAL
?Qué expreso y communico ?Qué siento y qué emociones
Dimensión
con la tecnología? creo en Internet?
COGNITIVA INTELECTUAL
? Qué hago con la información?
FIGURA 4.2 a ciudadanía digital como objetivo del PLE. Traducido de Area Moreira
L
y Sanabria (2014)
Dentro de cada una de estas tres esferas, cuyas herramientas no son exclusivas, el
creador del PLE elige la configuración más apropiada, que se va adaptando a medida
que evoluciona su competencia digital y se amplía su PLN. Por esto, el PLE es un
planteamiento tecnopedagógico fundamental en el contexto de este libro, pues puede
englobar en teoría cualquier TAC que sirva para el aprendizaje y la colaboración.
En cuanto a la organización y representación en el ciberespacio de los PLE, sus
autores suelen decantarse por uno de los siguientes tres patrones, según señalan
Area Moreira y Sanabria (2014, 809):
•• un entorno web en el que se recogen los sitios web y herramientas con los
que trabaja el docente (usando agregadores u organizadores digitales como
Symbaloo o Genial.ly);
•• una representación gráfica de su presencia social en la web (utilizando mapas
conceptuales u otros organizadores gráficos, como MindMeister);
•• una compilación similar a un portafolio electrónico en el que se recoge sus
huellas digitales entendidas como contenido digital e interacciones en la red
(mediante el uso de blogs o wikis, entre otras TAC).
No deja de formarse
Actualiza conocimientos
Aprende de sus compañeros
Actúa con principios
Se prepara y colabora
Interés y empatía Compromiso
Trabaja con otros compañeros
Atención Dedicación
Comparte materiales e ideas
Honestidad Colegialidad Actúa de mentor
Se adapta
A su alumnado
A su entorno docente
A sus propias aptitudes y
Iimitaciones
una presencia online activa supone una serie de riesgos, como los relacionados con
el robo de identidad, el ciberacoso, el plagio, los malentendidos o la diseminación
de citas sacadas de contexto. De ahí que muchos profesores prefieran no exponerse
a sí mismos ni a sus alumnos a esas situaciones, renunciando en muchos casos casi
por completo a las ventajas que las TAC brindan en la actualidad.
Por otra parte, las limitaciones en el área de creación de contenidos online no
solo tienen como consecuencia que muchos profesores no participen activamente
en la web social a través de la puesta en común de materiales e ideas. También es
frecuente que otros profesores, los innovadores que en un principio contribuyeron
de forma altruista con todo tipo de materiales, decidan dejar de ponerlos a dis-
posición de los usuarios de la red por problemas derivados de la falta de respeto a
sus derechos de autor o a las condiciones de las licencias Creative Commons bajo
las que se han publicado (véase el capítulo 5 para más detalle sobre estas licen-
cias). Aunque el altruismo en la web social no ha desaparecido, se aprecia cierta
desilusión ante la falta de impacto de las iniciativas más pequeñas, que quedan
eclipsadas por la mayor visibilidad que obtienen los grandes medios.
Las TAC de principios del siglo XXI, al igual que sus predecesoras del siglo
XX, siguen caracterizándose por su volatilidad, pero la celeridad con la que las
herramientas y apps evolucionan, desaparecen o se transforman en servicios de
pago es mucho mayor que nunca. Por este motivo, resulta muy difícil que un
profesorado cargado de trabajo y responsabilidades pueda estar al día de todo lo
que se está haciendo en el campo de la tecnología educativa o que contribuya
con sus aportaciones al avance de la tecnopedagogía. Los cursillos de formación
se siguen percibiendo como el mejor método para mantenerse al tanto de todos
estos cambios. Pero los cursos no suelen abarcar todas las áreas y dimensiones de
la competencia digital docente. Al contrario, se suelen centrar en una herramienta
o servicios online en lugar de fomentar el desarrollo de subcompetencias
digitales que permitan a profesores y alumnos transferir sus destrezas en el manejo
de una determinada TAC a las nuevas que vayan apareciendo. A pesar de la gran
demanda de este tipo de formación —evidente, entre muchos otros estudios, en los
realizados por el ECML (Germain-Rutherford y Ernest 2015)— y las iniciativas
que se han llevado a cabo para responder, como el programa europeo DOTS, siguen
faltando formadores que puedan transmitir esta nueva manera de entender las TAC.
En consecuencia, como afirma Hubbard (2008), el desconocimiento y la inercia
siguen imperando en el aula y en las iniciativas de formación del profesorado.
A pesar de todo, el docente debe seguir intentando integrar las TAC en su
quehacer didáctico y profesional debido a una serie de motivos muy categóricos.
En primer lugar, se tienen que aducir criterios de tipo mercantilista, aun siendo
conscientes de las consecuencias negativas de esta visión señaladas en el capítulo
anterior, ya que no se puede negar que un ciudadano competente en el uso de las
TAC está mejor preparado para la sociedad digital del siglo XXI y su competi-
tivo mercado laboral, ya se trate del profesor en sí o de sus alumnos. En segundo
lugar, la integración de una TAC concreta conduce con el tiempo a la imple-
mentación de otras: no hace falta introducir en las labores de enseñanza todos
88 Desafíos para el profesorado en la era digital
implican
ACTITUDES DOCENTES
Descubrimiento
Curiosidad Multimodalidad
Adaptabilidad Distribución
Creatividad Cooperación
Difusión del Comunicación
conocimiento
Colaboración
Espíritu de superación
Flexibilidad USO DE LAS TAC
fomentan
década antes que Wiley, Richard Stallman ya había iniciado el movimiento del
software libre y creado la Free Software Foundation, pero es en 2002 cuando el
Open Society Institute utiliza por primera vez el término “acceso abierto” (open
access) para referirse a la disponibilidad para utilizar los contenidos de Internet sin
ningún tipo de restricciones legales, financieras o tecnológicas, siempre que se
realice para fines no fraudulentos (Cobo 2013). El concepto “recursos educativos
abiertos” se populariza a partir de esa misma fecha. Su definición más aceptada
es la propuesta por la OCDE en 2007: “materiales digitalizados ofrecidos libre y
abiertamente para profesores, alumnos y autodidactas a fin de que sean usados y
reutilizados para enseñar, mientras se aprende y se investiga” (OCDE 2007, 12). En
la actualidad, el concepto “acceso abierto” se utiliza preferentemente para referirse
a publicaciones científicas, datos y otros tipos de producción científica que se pone
a disposición del público, bien a través de los sistemas de autoarchivo, como los
repositorios institucionales, bien mediante revistas.
Los REA incluyen no solo cursos completos y materiales para las clases, sino
también exámenes, software, vídeos y cualquier tipo de técnica o recurso que se
pueda emplear en la enseñanza. En la actualidad, gran parte de estos recursos tienen
alguna relación con la tecnología, bien porque han sido creados con ayuda de
alguna TAC, bien porque se distribuyen y comparten a través de redes digitales.
Su popularidad en el mundo educativo se basa en lo que Lumen Learning (http://
lumenlearning.com/about-oer/) ha denominado las cinco “erres”, por las iniciales
de las acciones que permiten al usuario:
métodos de enseñanza de L2. Así, Bax (2003b) afirma que el método comunica-
tivo está muerto y Littlewood (2014) analiza las condiciones que han provocado
que el que fuera en su momento el método por excelencia, el método comu-
nicativo, haya sido puesto en tela de juicio y que axiomas como la prohibición
de utilizar la L1 en todas las fases tradicionales de la secuenciación didáctica
(presentación, práctica y producción) ya no se consideren fundamentales para
garantizar el éxito en el aprendizaje de una L2. En la misma línea se sitúa Block
(2002) que acuña el término “pedagogías de la McComunicación” para referirse
a los métodos de enseñanza que perpetúan visiones globalizantes de la lengua y
no dejan espacio a las peculiaridades del contexto local. Otra provocadora pro-
puesta es el método Dogme de Thornbury (2013), que aboga por utilizar pocos
materiales didácticos implementando un programa de curso (syllabus) negociado
y organizado en torno a conversaciones con los alumnos.
Los anteriores críticos defienden una nueva forma más abierta y menos deter-
minista de entender la metodología de la enseñanza de L2. Para englobar estas
tendencias “poscomunicativas”, Littlewood (2014) acuña un nuevo término,
Communication-Oriented Language Teaching (COLT), consciente de que muchos
profesores y teóricos siguen necesitando poder referirse a un concepto concreto
cuando describen el método que emplean. Pero se trata de un término general,
que no prescribe una solución definitiva y completa, sino que abre las puertas a
que el docente determine qué estrategias van a funcionar mejor en su contexto
concreto de trabajo y, sobre todo, para responder a las necesidades de los alumnos.
Esta visión crítica de los métodos no implica su desaparición, sino comprender
qué limitaciones presentan, con objeto de intentar solventarlas (Bell 2003; Baralo
y Estaire 2010). De esta forma, quedan atrás los métodos formulados desde las
“metrópolis” en las que lo global no dejaba ningún espacio a la idiosincrasia local
(Kumaravadivelu 2006a, 2006b; García Santa-Cecilia 2009).
Esta necesidad de adaptar el método al contexto lingüístico, social, cultural y
político concreto de enseñanza-aprendizaje —lo que Kumaravadivelu (2006a)
denomina el principio de particularidad (particularity) — es una de las principales
características que comparten los críticos de la utilización de un método concreto
como solución indisputable a todos los retos de la enseñanza de lenguas. En el caso
concreto de la pedagogía posmétodo, Kumaravadivelu (2004, párr. 10) la carac-
teriza a través de diez macroestrategias, de tipo operativo y nunca prescriptivo, que,
a su vez, el docente puede adaptar a su entorno concreto a través de sus propias
microestrategias. Estas diez macroestrategias son:
aprendizaje autónomo con ayuda de las TAC. Sin embargo, las condiciones labo-
rales y, en concreto, la visión sobre el uso de la tecnología educativa promovida
institucionalmente, no siempre contribuyen al empoderamiento de profesores y
alumnos para alcanzar dichos objetivos.
Por lo general, cuando se analiza el éxito o el fracaso de la implementación de
las TAC en la enseñanza de L2 se presta especial atención a dos aspectos concre-
tos: los problemas que presentan en sí las TAC y los retos a los que se enfrenta
el profesorado, como se vio en los capítulos 1 y 4 de este libro, respectivamente.
Sin embargo, también es importante tener en cuenta las políticas y medidas
institucionales que de una manera u otra pueden impedir o favorecer una mayor
autonomía y agencia entre profesores y alumnos. Así, en el caso concreto de las
instituciones de educación superior, se lleva adoptando desde hace algunos años,
impulsado en cierto modo por el fenómeno MOOC de la segunda mitad de la
primera década del siglo XXI, un discurso que apoya el uso de las TAC, sobre
todo para el desarrollo de cursos online e híbridos. Así lo confirman el incremento
en la adquisición de licencias institucionales de plataformas de gestión del aprendi-
zaje, como Blackboard y Moodle, la apuesta por alguna de las modalidades de
cursos abiertos masivos o la implementación de sistemas de analítica del aprendi-
zaje. Los motivos subyacentes a estas inversiones en tecnología educativa y de
gestión académica pueden ser muy diferentes, e incluso contrarios, a los propósi-
tos de la educación que el profesorado concibe como fundamentales. La visión
institucional normalmente tiene más relación con aspectos derivados de la globali-
zación y la mercantilización de la enseñanza, los cuales obligan a los responsables
institucionales a desarrollar una visión estratégica en la que las TAC contribuyan
a situar a su institución en los primeros puestos de los ránquines académicos a
nivel nacional e internacional, y a atraer y retener el mayor número de estudiantes
posible (Hannon y Bretag 2010). De hecho, particularmente en el mundo anglosajón,
el modelo de organización universitaria cada vez se asemeja más al de una compañía
comercial en el que mecanismos típicamente empresariales, como la financiación
basada en la obtención de resultados y la rendición de cuentas, han pasado a formar
parte del discurso cotidiano de los responsables universitarios (Lewis, Marginson
y Snyder 2005). Dentro de este contexto, la implementación de la tecnología se
orienta tanto a facilitar las gestiones de tipo burocrático y el desempeño profesional
del profesorado como a mejorar el rendimiento académico de los alumnos.
El empleo de la tecnología para fines administrativos o profesionales, como
gestionar notas, registrar la asistencia a clases, preparar presentaciones y otros mate-
riales para clase o comunicarse con los estudiantes es una realidad incuestionable
en todos los entornos educativos y niveles de enseñanza. Las investigaciones reali-
zadas hasta la fecha en este sentido así lo confirman, como el estudio de Cummings
(2008) con profesores de español L2. A pesar de todo, resulta muy difícil medir la
eficacia de la implementación de la tecnología educativa como instrumento para la
mejora del aprendizaje, sobre todo desde una perspectiva del retorno de la inver-
sión, puesto que los costes no solo incluyen la adquisición de licencias, programas
Autonomía y tecnología 103
Son decisiones con las que se siente cómodo porque las ha visto integradas en el sis-
tema académico desde los primeros años de su propia escolarización. El objetivo de
este libro es que el profesor confíe también en su capacidad para tomar decisiones en
cuanto a las TAC y las utilice más allá de su dimensión instrumental.
Es aquí donde hay que recordar que este trabajo parte de una concepción crítica
de la enseñanza-aprendizaje, es decir, de la importancia de la educación dentro de
la sociedad y de la dimensión social, política y cultural de la lengua. Como afirma
Del Valle (2014), incluso en los primeros niveles de la enseñanza de L2 se deben
introducir elementos que ayuden al alumnado a desarrollar esa competencia crítica,
aunque para ello haya que romper con muchos dogmas que se han aceptado en L2
en los últimos treinta años, como la no utilización de la L1 en clase. La relevancia
de estos aspectos es todavía mayor en los niveles universitarios y en la formación
del profesorado, donde no se pueden pasar por alto los retos intelectuales de una
sociedad cada vez más globalizada y mercantilizada. Por ello, las propuestas de las
próximas páginas se plantean desde una perspectiva crítica, social y colaborativa.
Se trata, por lo tanto, realmente de un desafío. Los libros de texto, a los que
la mayoría de los profesores recurren para organizar su docencia, aunque sim-
plemente sea como armazón de sus clases de español L2, todavía no reflejan los
cambios que se están produciendo en SLA, como los ya comentados del Douglas
Fir Group (2016), ni las tendencias poscomunicativas explicadas en el capítulo 5.
Este capítulo y los dos siguientes intentan remediar estas carencias proporcionando
algunas sugerencias prácticas para la preparación, facilitación y evaluación de la
enseñanza-aprendizaje de español L2 con las TAC.
Por su parte, los cursos o enfoques metodológicos para los que la oferta de
libros de texto es muy limitada o inexistente ofrecen un mayor potencial para que
el profesorado tenga que desempeñar un papel más activo a la hora de establecer
los objetivos del curso, crear o seleccionar los materiales, y fijar los métodos de
evaluación. Es el caso del enfoque por tareas asistido por ordenador formulado por
González-Lloret (2016), en el que se propone un ejemplo de análisis de necesidades
que tiene en consideración las tareas, las TAC y las competencias digitales que el
alumnado necesita para llevarlas a cabo.
En el contexto de este libro, a la hora de analizar las necesidades se debe prestar
especial atención a por qué y cómo se van a integrar las TAC para desarrollar una
mayor autonomía en el aprendizaje y una conciencia crítica sobre lo que constituye
saber y aprender una lengua. El proceso variará según se trate del desarrollo de un
programa completo, la creación de un curso totalmente nuevo o la introducción
de cambios dentro de un curso existente. Por este motivo, tanto el esquema que
se presenta a continuación, inspirado en González-Lloret (2016, 79) y apoyado en
McCawley (2009), como las líneas directrices y ejemplos recogidos bajo los
siguientes epígrafes se plantean de forma muy abierta, de modo que puedan ser de
ayuda para cualquier profesor que desee ser más autónomo y promover al mismo
tiempo esa autonomía entre su alumnado. También es importante recalcar que, como
defensor del espíritu colaborativo necesario para el avance de la disciplina, el enfoque
que se propone contempla una fase final para difundir las técnicas y materiales,
además de la cooperación con otros profesionales a través de comunidades de
práctica y entornos personales de aprendizaje. Esta difusión del conocimiento facilita
Manos a la obra 111
la recogida de feedback sobre el curso y sus planteamientos, con lo cual el profesor que
lo ha creado obtiene más datos, que podrá tener en cuenta cuando vuelva a diseñar o
impartir el curso. El esquema propuesto consta, por tanto, de cinco cuestiones básicas:
empleo de las TAC. Así, no solo se demuestra que las TAC tienen su espacio
en todas las fases de planificación de la enseñanza-aprendizaje. También se
promueve una implementación activa mediante la cual el profesorado con-
solida su competencia digital en todas sus dimensiones.
a. Observaciones. Una de las técnicas utilizadas con mayor frecuencia
para recoger datos sobre una determinada intervención pedagógica es la
observación de dicha práctica. Las TAC pueden facilitar, por un lado, la
recogida de datos de las observaciones y su puesta en común a través de diarios
electrónicos, documentos de Google, bases de datos, grabaciones digitales
o cualquier otro tipo de herramienta para la edición, almacenamiento
y recuperación de la información recogida en el Catálogo de TAC y buenas
prácticas al final de este libro. Por otro lado, en el caso de clases online y comuni-
cación mediada por ordenador, el observador puede estar presente en las
interacciones que se producen entre alumno-profesor, alumno-alumno o
alumno-materiales, por citar algunas. Asimismo, como muchas de estas
interacciones quedan grabadas o almacenadas en forma de “datos del
aprendizaje”, el observador puede utilizarlas para valorar el éxito o fracaso
de una determinada innovación utilizando las ya mencionadas técnicas y
herramientas de analítica del aprendizaje.
b. Entrevistas (estructuradas, semiestructuradas, no estructuradas,
informales). Utilizar las TAC para realizar entrevistas con los participantes
en una clase o experiencia educativa que se quiere replicar o evaluar pre-
senta ciertas ventajas ya que permite que entrevistado y entrevistador no
tengan por qué encontrarse en un mismo espacio físico si se usan
herramientas como Skype, Google Hangouts o NewRow, entre muchas
otras. Sin embargo, no hay que olvidar que algunas personas pueden
sentirse cohibidas o distraídas ante la presencia de una webcam. Para las
entrevistas presenciales, por su parte, existen numerosas apps que facilitan
la grabación y anotación de toda o parte de la entrevista, como Cogi, Rev
Voice Recorder o AudioNote, y su posproducción.
c. Cuestionarios. Los cuestionarios son muy prácticos porque facilitan la
recogida de datos de muchos informantes a la vez, sobre todo si se usan ser-
vicios electrónicos como SurveyMonkey, SurveyGizmo o GoogleForms.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta las limitaciones de esta técnica,
como la mala interpretación de las preguntas (en el caso de los informantes)
o de las respuestas (en el caso de los investigadores), y el sesgo existente a la
hora de seleccionar y formular las preguntas que van a formar parte de un
cuestionario, por citar algunas.
d. Introspección. Mediante la reflexión crítica y su posterior análisis, los
profesores pueden determinar qué aspectos de sus clases anteriores pueden
ser útiles a la hora de desarrollar un nuevo curso. Las TAC, como los blogs,
wikis, diarios electrónicos o portafolios digitales, sirven para documentar,
organizar y recuperar los resultados de cualquier proceso de introspección.
Además de las herramientas de tipo general, como Blogger, WordPress,
114 Manos a la obra
1 5
Apoyo institucional
Recursos ¿Cuáles y cómo son los recursos humanos Mínimos Abundantes
económicos y económicos de los que se dispone? ¿Para
disponibles/ qué se pueden usar dichos recursos y por Rígidos Flexibles
Apoyo técnico y cuánto tiempo van a estar disponibles? ¿Se
pedagógico prevén acciones de apoyo a la evaluación Específicos Diversos
de resultados o simplemente durante las
fases de diseño e implementación? Iniciativas Con continuidad
sin seguimiento
Incentivos para el ¿Se premia la innovación Se valora Muy valorada
profesorado tecnopedagógica? ¿Existen incentivos poco
diferentes a los económicos?
Incentivos escasos y poco Variedad y abundancia de
diversos incentivos
Actitud hacia el ¿Qué consecuencias tiene el fracaso en El fracaso se penaliza El fracaso se acepta como
riesgo la integración de las TAC? ¿Qué riesgos forma de avanzar hacia
profesionales pueden correr el docente el éxito
y los alumnos si el proyecto TAC no
prospera como se espera?
Manos a la obra 119
•• Construir un buen andamiaje didáctico que permita que los alumnos pro-
gresen paulatinamente desde el mero uso instrumental de las TAC hasta el
desarrollo de una conciencia más crítica sobre ellas.
•• Organizar tareas colaborativas que requieran que los alumnos más conscientes
del impacto de las TAC ayuden a sus compañeros a desarrollar un espíritu
crítico.
•• Emplear nuevas formas de evaluación del progreso de los alumnos que se
enfoquen en la experiencia de aprendizaje y no tanto en sus resultados.
•• Reservar tiempo en el programa de clase para dialogar sobre las creencias
relativas al aprendizaje de la lengua y el uso de las TAC. El contenido de estos
coloquios puede proceder de los resultados de las encuestas o referirse a un
documento concreto (texto, vídeo, audio, etc.) o un estudio de caso.
•• Trabajar con los servicios de apoyo técnico de la institución para que
contribuyan con los recursos necesarios.
•• Recomendar tutoriales y minicursillos, tanto los ofrecidos por el propio centro
académico como por otras instituciones.
•• Animar a los alumnos para que aprendan por sí mismos a través de la explo-
ración de las TAC y de sus usos didácticos. Para ello es fundamental que el
docente se convierta en modelo de autoaprendizaje para sus alumnos.
•• Asistir a. . .
•• Consultar. . .
•• Organizar, clasificar, curar, recuperar y compartir. . .
•• Elaborar y presentar. . .
•• Seguir formándose en. . .
•• Participar en. . .
•• Estar informado sobre. . .
TABLA 6.2 Selección de TAC susceptibles de ser integradas en un PLE docente organizadas
por responsabilidades docentes. Basado en Román-Mendoza (en prensa)
Asistir a
Congresos Asociaciones e instituciones ASELE, Cervantes, CALICO
L2 y TAC
Cursos y talleres Webinars Organizados por editoriales,
asociaciones y organismos oficiales
Cursos online tradicionales Coursera, MiriadaX, edX,
Udacity, Udemy
MOOC
Consultar
Repositorios
Comunidades de
Revistas EL2
práctica
Foros de
Fuentes
Editoriales
educadores
Redes sociales
Buscadores
genéricas y
genéricos
profesionales
o buenas prácticas), las comunidades de práctica, las editoriales de español L2, los
buscadores genéricos, las redes sociales genéricas y las profesionales, los foros de
educadores y las revistas especializadas en español L2.
No hay duda de que el modelo de la figura 6.2 se puede emplear para clasificar y
organizar los recursos que se encuentran en Internet. Prueba de ellos es la descrip-
ción que se presenta en la tabla 6.3, en la que, a modo de ilustración, se ha aplicado
la guía anterior a cuatro herramientas concretas.
No obstante, el principal objetivo de la anterior guía no es el taxonómico, ya
que su finalidad consiste en proporcionar al profesorado unas pautas empoderado-
ras para que, al aplicar estos criterios a las TAC que desee implementar, desarrolle
todas las dimensiones de su competencia digital. En concreto, si al considerar el uso
de una TAC atiende a los parámetros de precio, autoría y propiedad intelectual,
estará prestando atención a los aspectos legales y se familiarizará con las múltiples
opciones de compartir recursos en Internet. También tomará conciencia de las
diferencias que existen entre las versiones gratuitas y las de pago de un mismo
- Organizativa
- Informativa
- Creativa
- Fijo
- Comunicativa
- Editable por el profesor
- Colaborativa
- Texto - Editable por el alumno
- Lúdica - De uso genérico
- Audio - Editable por otros
- Evaluativa - No específico para la materia
- Video
- Específico para la materia
- Realidad aumentada
- Mundo virtual
Customización
- Multimodal Funcionalidad - Captura de pantalla
(diseño/contenido)
- Cortar y pegar
- Guardable
- Exportable en otro formato
Modalidad Didacticidad
- Reprogramable
- Incrustable (iFrame, widget)
- Individual - Enlazable (link)
- Crowd-sourced - TAC “shell”
- Centro académico Autoría Incorporabilidad
- Start-up (menos de 3/5 años)
- Empresa consolidada Qué buscar
- Sin interactividad
- Usuario-recurso
- Instalación en dispositivo
Portabilidad Interactividad - Profesor-alumno
- Disponible solo con conexión a Internet
- Alumno-alumno
- Alumno-mundo real
- iOs
- Android Compatibilidad
- Windows
Privacidad
- macOS
- Linux Propiedad intelectual
Precio Facilidad de uso
- Cualquiera (web)
- Gratuito
- Gratuito educación - Con copyright - Intuitivo - Uso privado
- Gratuito funcionalidad limitada - Licencias CC - Con tutorial - Uso público
- Donación voluntario - Copyleft - Entrenamiento específico - Uso público y privado
- Por suscripción periódica - Dominio público
- De pago único
Además, los aprendientes se ven más inclinados a tomar las riendas de su propio
aprendizaje si pueden observar cómo su profesor es capaz de aprender a su lado.
De ahí que en las páginas siguientes se resalte el papel del profesor como guía,
facilitador o acompañante durante el aprendizaje. En este sentido, se defiende la
utilización de las TAC para crear un entorno de aprendizaje flexible, transparente
y respetuoso, e implementar una dinámica pedagógica que permita el desarrollo
de todo el abanico de estrategias de aprendizaje descritas en el capítulo 3 (Oxford
1990). A tal efecto, se reitera la importancia de la identidad digital del docente y de
las normas que rigen la comunicación online.
Asimismo, se proponen una serie de actividades facilitadas por las TAC en las
que el alumnado ha de desempeñar nuevos papeles, como el de mentor o el de
supervisor, y realizar tareas o “funciones didácticas” que impliquen mucho más que
la mera presentación de sus conocimientos para su evaluación por parte del docente.
Afortunadamente, la tecnología actual es mucho más que un simple instrumento
para realizar tareas de forma más rápida. Las TAC que se incluyen en las páginas
siguientes exigen que tanto profesores como alumnos desarrollen su competencia
digital en sus otras cuatro dimensiones —cognitiva, socio-comunicativa, axiológica
y emocional. En consecuencia, las actividades, tareas y proyectos que se pueden
crear con ellas, como los incluidos al final de este capítulo, son mucho más ricos
y, lo que es más importante, permiten preparar al alumnado para que aprenda a
aprender de forma autónoma y sienta empoderado para participar como miembro
de pleno derecho en la comunidad de hablantes de español.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Descripción
Objetivos
Lecturas y servicios online obligatorios
Otros recursos útiles
En Twitter
Hardware
Software y servicios online
Sistema de evaluación
Instrucciones generales para las tareas
Comunidad de aprendizaje online
En Blackboard
En Twitter
En Skype
En otras plataformas (participación voluntaria)
Proyectos
Diario de clase
Actividades semanales online
Portfolio en el wiki
Qué se espera de los alumnos
Integridad académica
Código de honor
Masonlive/email (GMU email)
Patriot pass
Reglas universitarias
Uso responsable de la tecnología
Calendario universitario
Estudiantes con necesidades especiales
Servicios estudiantiles
Bibliotecas universitarias
Centro universitario de escritura
Servicios de asesoría y apoyo psicológico
Family Educational Rights and Privacy Act (FERPA)
Fechas importantes
Spanish 370- Primavera 2016 – horario
•• Instrucciones sobre cómo usar las TAC. Pueden ser tutoriales hechos por el
profesor, por otros alumnos, por la empresa que distribuye o comercializa la
herramienta o servicio utilizado, o por otros usuarios.
•• Indicaciones sobre la relevancia del uso de las TAC para alcanzar los objetivos
del curso. A través de estas, el alumnado aprende a concebir las TAC como un
elemento integrado en su aprendizaje.
•• Recomendaciones sobre hábitos de estudio, actitudes y estrategias para apren-
der a aprender usando las TAC del curso. Estas son esenciales en los cursos
impartidos completamente online, en los que algunos alumnos se matriculan sin
darse cuenta de la cantidad de horas de trabajo que suponen.
para las dudas obliga a los alumnos a afianzar las estrategias de búsqueda y per-
mite establecer una base sólida para la creación de una comunidad de práctica
entre los alumnos.
•• Ofrecer la posibilidad de realizar consultas a través de redes abiertas, como
Twitter, sobre todo en los cursos impartidos por docentes con presencia activa
en estas. En estos casos, se recomienda usar una etiqueta (hashtag) concreta para
el curso y agregar los tuits que la contienen mediante un widget o cualquier
otro recurso similar, para que los alumnos puedan revisar el historial de pre-
guntas y respuestas.
•• Hacer y compartir con la clase un resumen de las dudas y retos de la semana.
El profesor puede realizar este sumario durante las primeras semanas y luego
encomendar esta responsabilidad a los alumnos quienes, por parejas o de forma
individual, irán relevándose en la realización de esta tarea.
Al ser un curso a distancia, SPAN 101 requiere que los alumnos estudien y practiquen
la lengua por sí mismos siguiendo las instrucciones del profesor. Se espera que los
alumnos se familiaricen por su cuenta con la gramática y el vocabulario a través
de los tutoriales online del libro de texto, disponibles en la plataforma, antes de
completar los ejercicios de vocabulario, gramática y cultura que cuentan para la
nota. La plataforma online del libro de texto está integrada en Blackboard y ofrece
un espacio único donde los alumnos podrán recibir y practicar la lengua de forma
individualizada. La plataforma también incluye evaluaciones formativas y sumativas
dentro de un plan de trabajo guiado en cada lección. Este plan comienza con una
presentación interactiva, continúa con varios tutoriales detallados y culmina con
una serie de actividades de aplicación que proporcionan al estudiante múltiples
oportunidades para practicar y dominar los conceptos con la ayuda de explicaciones
individualizadas y contextualizadas.
Todas las preguntas sobre cualquier aspecto de este curso se discutirán de forma
individual a medida que vayan surgiendo. Por eso se recomienda a los alumnos que
no duden en contactar con su profesor para cualquier duda que tengan. Aprender
una lengua en un espacio online requiere tanto tiempo como hacerlo en una clase
presencial (¡o más!), y mucha disciplina. Los alumnos tendrán que trabajar en este
curso durante 2–3 horas al día, incluidos los fines de semana.
fines específicos descrito en Navarro Coy (2010), en el que solo se les propor-
ciona a los alumnos una unidad introductoria y el resto del curso lo tienen
que construir ellos mismos de forma colaborativa a través de presentaciones.
En dicho estudio se demuestra que los alumnos aprecian que se les den opor-
tunidades para tomar las riendas de su propio aprendizaje, aunque les resulte
laborioso hacerlo.
Personalidad
Humor Comentarios en clase + Necesidad de prestar
Flexibilidad Feedback mayor cuidado
Buena voluntad Organización y selección de + Identidad digital
tareas
Cada espacio de comunicación online, como las redes sociales, los blogs o los
servicios de microblogging, cuenta con sus propias normas de lecto-escritura cuya
descripción sobrepasaría los límites de este capítulo, por lo que remitimos a Cassany
Facilitar el aprendizaje con las TAC 137
(2011) y Tascón (2012) para un estudio más detallado de sus características. Pero
independientemente del sistema empleado para la comunicación online dentro o
fuera del curso, hay que tener siempre presente la gran influencia que ejercen
en la forma en la que profesores y alumnos se perciben mutuamente. Por eso, es
muy importante que el profesor utilice un estilo apropiado y practique la misma
netiqueta, o código de comportamiento online, que quiere que sus alumnos
desarrollen. De nuevo el profesor, mediante su forma de usar las TAC para, en este
caso, crear un clima apropiado para la clase, no solo está facilitando el aprendizaje
de sus alumnos, sino que les está proporcionando la oportunidad de afianzar su
competencia digital.
nuevas) y las acciones propuestas en la tabla 7.2, es decir, para cada categoría
instrumental se proporcionan las funciones pedagógicas que se pueden realizar
sin forzar demasiado la herramienta. Creemos que no es necesario incluir una
categorización por destrezas, ya que la mayor parte de las herramientas de nues-
tro Catálogo de TAC y buenas prácticas se pueden utilizar como apoyo para el
desarrollo de más de una destreza lingüística. Además, por lo general, el
desarrollo de una determinada destreza o competencia lingüística no se realiza de
forma aislada de las demás y siempre implica una secuenciación determinada por
el profesor (como la clásica presentación-práctica-producción) o por el alumno,
en la que tienen cabida TAC de todo tipo.
Curso
de EL2. Aquí nos vamos a enfocar en dos aspectos que suelen resultar
problemáticos o de difícil realización en muchos entornos y niveles de la enseñanza
de ELE y que se pueden beneficiar de un enfoque más innovador. Primero, se
explica cómo planificar y gestionar una actividad de discusión y colaboración
online. Segundo, se incluyen una serie de ideas para tareas de curso auténticas
en las que el alumnado tiene que utilizar las TAC como herramienta de
colaboración o de reflexión.
Las discusiones online son un componente fundamental de los cursos online
e híbridos, sobre todo en los cursos de español avanzado y de contenido.
También algunas clases invertidas recurren a esta actividad para promover
el diálogo entre los alumnos antes de la clase. Pero no siempre resulta sen-
cillo que los aprendientes participen de forma activa y satisfactoria para todos.
Muchos foros de discusión consisten en una pregunta a la que los aprendientes
deben responder. La interacción entre pares solo se produce si esta forma
parte de la actividad y va a ser recompensada con una calificación. Cualquier
semejanza con la realidad de un foro de una red social o un periódico es prác-
ticamente inexistente.
La tabla 7.3 incluye una guía que, como el resto de modelos proporcionados a
lo largo de este libro, pretende servir de ayuda para que el profesor planifique por
sí mismo su estrategia de introducción de las TAC en su práctica docente. En ella
se introduce una serie de elementos, como el apartado de las metas de discusión o
el estilo de la contribución o post, para demostrar que las discusiones online pueden
ser mucho más que un conjunto de respuestas a una pregunta de reflexión crítica
que plantea el profesor a los alumnos. Se recomienda compartir esta guía con los
alumnos e incluso adaptarla con ellos para que también les sirva de rúbrica de
autoevaluación.
En cuanto a los proyectos de curso de colaboración y reflexión, hay que repe-
tir que en este libro se propone la utilización de las TAC no solo como apoyo
para realizar una actividad de manera digital, sino también como fin en sí mismo,
pues, hoy en día, una gran parte de las interacciones con otros individuos, el
acceso a la información y el entretenimiento se realizan a través del medio digital.
Gracias a esta ubicuidad de la tecnología digital, no resulta difícil crear tareas que,
permitan al aprendiente interactuar con el mundo real de forma crítico-reflexiva
a través de las TAC. Este tipo de intercambios son los que le van a empoderar
para tomar las riendas de su aprendizaje durante el curso y una vez que se acabe
este, puesto que su utilidad no está limitada a la clase de español L2 o a la obten-
ción de una nota o certificación académica. A modo de ilustración, se citan a
continuación una serie de proyectos de clase con ejemplos del producto final que
entregarían los alumnos y algunas de las muchas TAC que se podrían utilizar para
realizarlos, indicadas entre paréntesis. Para identificar las TAC se ha aplicado la
clasificación propuesta en el Catálogo de TAC y buenas prácticas localizado al final
de este libro, en el que también se pueden encontrar ejemplos de cada una de las
categorías de TAC propuestas.
Facilitar el aprendizaje con las TAC 145
La introducción de las TAC señaladas para cada proyecto, a las que se pod-
rían añadir otras como los LMS con funcionalidad colaborativa, posibilitan que
la actividad esté abierta a todos los miembros de la clase —o incluso a partici-
pantes externos a ella— durante todo el curso. De esta forma, se alcanza un triple
objetivo. Primero, los alumnos pueden consultar el trabajo de sus compañeros y
aprender nuevos contenidos y estrategias de estudio. Segundo, toda la comunidad
de aprendizaje puede colaborar con sus comentarios, lo que contribuye a romper
la creencia de que el profesor es la única persona cualificada para dar feedback.
Tercero, el proceso de evaluación se puede centrar en la experiencia completa
de aprendizaje y no solo en el resultado, algo que se verá con más detalle en el
siguiente capítulo.
La fase de evaluación puede ser una de las más difíciles y controvertidas del proceso
de enseñanza-aprendizaje en cualquier tipo de entorno formativo. Esto se debe,
sobre todo, a la variedad de pruebas de evaluación que se pueden aplicar en
español L2, a las diferencias que existen entre las destrezas y competencias que
se deben evaluar, y a los objetivos para los que se utilizan los resultados de la
evaluación. Dado que abarcar todos estos aspectos sobrepasaría los límites de este
capítulo, las siguientes páginas se enfocan en aquellos que pueden ayudar a
plantearse la evaluación del aprendizaje dentro del contexto de este libro, es decir,
el desarrollo del aprendizaje autónomo a través de las TAC desde una perspectiva
crítica y social. Pero antes hay que mencionar unas cuestiones de tipo general
relacionadas con dicha perspectiva.
La primera dificultad que se debe señalar es la diversidad de significados que
puede tener la palabra “evaluación” dentro del contexto educativo. Para muchos
sigue siendo sinónimo de examinar. Para los alumnos significa, por lo general, la
obtención de una calificación dentro de una escala numérica cuyo valor les indica
hasta qué punto conocen la materia sobre la cual han sido examinados. Para el
profesor supone normalmente un proceso de cálculo y apreciación cuyo resul-
tado no suele interpretar como una valoración de su propio éxito como docente,
sino como una señal de lo que han trabajado o estudiado sus alumnos (Hattie y
Timperley 2007).
Por su parte, los investigadores sobre evaluación en L2 no se ponen de acuerdo
ni en la definición del término ni en cuál es la manera más apropiada de llevarla
a cabo. Todos coinciden en que los tests de múltiple elección, o de otros tipos
de ítems de respuesta cerrada, no son capaces de medir todos los aspectos de la
competencia lingüística. Pero los sistemas de evaluación alternativos, como los
portafolios o la culminación de una tarea auténtica, son objeto de crítica porque
normalmente no suelen someterse a un proceso de validación tan riguroso como los
150 Las TAC y la evaluación del aprendizaje
parte de los procesos de evaluación sigue siendo este tipo de exámenes, de ahí que
muchos consideren erróneamente como sinónimas las acciones de “evaluar” y
“examinar” (Bordón Martínez 2004).
Cierto es que los tests o exámenes desempeñan un papel muy importante en
el campo de la enseñanza de lenguas. Por citar algunos ejemplos, los tests de nivel
ayudan a determinar el curso en el que debe matricularse un aprendiente —como
las pruebas de Languages for All de la University of Birmingham. Los de diag-
nóstico determinan los puntos fuertes y débiles del alumno —como DIALANG.
También existen las pruebas para determinar la competencia lingüística, como el
DELE, el SIELE, los exámenes online de Avant y todos los exámenes de pro-
greso, aprovechamiento y rendimiento, que realizan los profesores en sus aulas.
Independientemente del tipo de examen que sea, todos deben ser diseñados
teniendo en cuenta los criterios de validez, fiabilidad, transparencia y viabilidad
(Alderson, Clapham y Wall 1995; Bordón Martínez 2004; Coleman y Klapper
2005). Para su creación, cada vez es más frecuente que se utilicen las TAC, como
veremos a lo largo de este capítulo. La tecnología también desempeña un papel
cada vez más relevante en el proceso de corrección de los exámenes, sobre todo en
el caso de pruebas con preguntas de respuesta cerrada, como las de múltiple elec-
ción o los ejercicios de rellenar huecos, de identificar, de ordenar y de relacionar.
También es posible utilizar las TAC para la corrección automática de dictados. Por
último, sin la tecnología, las pruebas adaptativas serían prácticamente inviables.
Sin embargo, la utilización de las TAC para la evaluación dentro del enfoque
propuesto en este libro va mucho más allá de su implementación en la generación
de exámenes fácilmente calificables. Es más, de alguna manera, se debe insistir aquí
en la necesidad de incorporar nuevas formas de evaluación que hagan reflexionar al
alumnado y al profesorado sobre la experiencia del aprendizaje, y que permitan al
alumnado abandonar la idea de que aprender con éxito una L2 consiste en la obten-
ción de una calificación numérica otorgada por el profesor. De hecho, algunos
estudios demuestran que las prácticas de autoevaluación y el feedback desvinculado
de una nota numérica son mucho más eficaces para estimular el aprendizaje que
las calificaciones (Hattie y Timperley 2007; Hattie 2008; Bower 2013; Chiaravalli
2017). Incluso se constata que la utilización de notas numéricas neutraliza el efecto
positivo de los comentarios o feedback que reciben los aprendientes. Por ello, cada
vez son más las voces que abogan por una enseñanza sin calificaciones, como los
miembros del grupo de Facebook Teachers Going Gradeless TG 2.
Desde estas páginas no se pretende obligar a que el profesorado que use las TAC
destierre por completo las calificaciones. Lo que se intenta fomentar es una con-
ciencia más crítica hacia todo el proceso de evaluación, algo que todavía resulta más
necesario en un enfoque en el que se desea empoderar al alumno para que ejerza el
control de su aprendizaje. A tal efecto, se propone la introducción de técnicas que
permitan describir, recoger, almacenar, puntuar e interpretar mejor toda la infor-
mación que se genera durante el proceso de aprendizaje y no solamente los datos
de los exámenes. Asimismo, resulta esencial apartarse de la idea de que el feedback
152 Las TAC y la evaluación del aprendizaje
Preguntas descriptivas
1. ¿Con qué estrategias y contenidos iban a trabajar los alumnos?
¿Hicieron lo que esperaba?
¿Les ayudaron las actividades a alcanzar los objetivos del aprendizaje?
¿Había distintas alternativas para alcanzar un objetivo concreto? ¿Notó alguna
preferencia por alguna de estas alternativas?
2. ¿Cómo interactuaron los alumnos?
¿Qué tipo de diálogo se estableció entre los alumnos, entre usted y los
alumnos, y con otras personas de apoyo o invitados al curso?
3. ¿Qué TAC se usaron en la actividad?
¿Fueron relevantes y útiles para los alumnos? ¿Sabían usarlas desde el
principio?
¿Fueron accesibles y estuvieron disponibles para todos los alumnos?
¿Percibió algún patrón de uso/no uso?
¿Fueron adecuados el equipamiento y el apoyo técnico?
4. ¿Qué ventaja supuso implementar esas TAC?
¿Qué ventajas se observaron? Por ejemplo: Inclusión, accesibilidad,
participación, personalización.
¿Qué retos pudo superar gracias a la integración de la tecnología?
5. ¿Qué tipo de feedback recibieron los alumnos sobre su participación en esta
actividad?
¿El feedback vino de usted, de los compañeros, del mismo alumno, de
participantes externos o estaba implícito en la actividad?
¿Formaba parte el feedback de la evaluación formal?
Las TAC y la evaluación del aprendizaje 159
6. (Optativo) ¿Hasta qué punto esta actividad está en sintonía con sus puntos de
vista?
¿En qué medida se manifestó en la actividad su enfoque preferido de
enseñanza/aprendizaje (ideales, valores, creencias)?
Preguntas de reflexión
1. ¿Cómo fue la experiencia para los estudiantes?
¿Obtuvieron los resultados de aprendizaje esperados?
¿Disfrutaron de la actividad?
¿Estuvieron motivados y participaron en la actividad?
¿Hubo algún beneficio inesperado?
Para contestar estas preguntas puede usar cualquier tipo de feedback formal o
informal (encuestas, conversaciones, observaciones, etc.).
2. ¿Cómo fue la experiencia para usted?
¿Incurrió en algún coste económico? ¿De otro tipo?
¿Hubo algún beneficio? ¿Lo pasó bien?
¿Trabajó con otras personas? En caso afirmativo, ¿qué le pareció la experiencia?
Para contestar estas preguntas use sus propias reflexiones y los datos que haya
recogido.
3. En su opinión, ¿qué salió bien?
4. ¿Qué habría hecho de otra manera?
5. ¿En qué medida su forma de enfocar los problemas contribuyó a superar los retos
existentes?
6. ¿Qué consejos le daría a otro profesor que estuviera trabajando en un contexto
similar al suyo?
8.3.1 Autoevaluación
Los estudios sobre las prácticas de evaluación mencionados al principio de este
capítulo constatan que el aprendizaje es más efectivo cuando se implica al alumno
en la evaluación de su aprendizaje (Hattie 2008; Bower 2013; Chiaravalli 2017).
Pero para que el alumno pueda participar adecuadamente en esta fase del pro-
ceso de aprendizaje necesita aprender a hacerlo. Para ello, es fundamental que el
profesor le sirva como modelo, utilizando estrategias de evaluación transparentes
y transferibles, como se indicó en el subapartado anterior. También es necesario
que le proporcione oportunidades en las que pueda desarrollar de forma gradual la
capacidad para autoevaluarse.
Una de estas oportunidades consiste en la implementación de técnicas alterna-
tivas para proporcionar feedback, como la ya mencionada DIRT o la denominada
WWW-EBI (What Went Well-Even Better If – Qué fue bien-Mucho mejor si). Esta
última consiste en que el profesor señale los puntos positivos de la aportación del
estudiante e incluya aquellos en los que pueda mejorar. El aprendiente debe añadir
un comentario explicando qué necesita hacer para poder seguir los consejos de su
profesor. Este sistema se puede integrar dentro de proyectos de curso, como los
FIGURA 8.4 Ejemplo de reflexión del aprendiente sobre sus retos en el aprendizaje de EL2
Las TAC y la evaluación del aprendizaje 161
blogs de aprendizaje o los diarios de reflexión, en los que el aprendiente explora sus
retos con la L2 y sus técnicas de estudio. La figura 8.4 recoge, adaptado, un ejemplo
de la fase final de este tipo de autoevaluación de un curso online de español para
principiantes de George Mason University.
Curso:
Miembros del grupo:
Nombre:
Comunicación y mensajería telefónica:
Correo electrónico:
Redes sociales:
Hora preferida de contacto y localización:
Datos sobre el proyecto:
Nombre del proyecto:
Fecha de entrega:
Otras fechas importantes:
Requisitos para el proyecto en grupo. Hagan una lista de las destrezas que se
necesitan, la coordinación de tareas, los plazos de entrega (internos) de cada una de
las partes del proyecto, etc.
Competencias de los miembros del grupo. Identifiquen las fortalezas y debilidades
de cada uno de los miembros del grupo. Expliquen cómo se van a ayudar para
beneficiarse de los puntos fuertes y contrarrestar los débiles.
TAC. Hagan una lista de herramientas colaborativas (para la comunicación y puesta
en común del trabajo) y cualquier otra TAC que les vaya a servir para cumplir los
objetivos del trabajo.
Proceso de trabajo. Describan sus planes sobre cuántas reuniones van a tener, cómo
se va a dividir el trabajo, quién va a actuar de coordinador, etc.
Gestión y resolución de conflictos. ¿Qué tipo de conflictos pueden surgir durante la
elaboración de este proyecto? ¿Cómo va a identificar y tratar el grupo los conflictos?
Resultados esperados. ¿Qué se espera obtener de este proyecto en grupo? Eviten
mencionar las calificaciones aquí.
Todos los miembros de grupo hemos revisado los contenidos de estos estatutos del
grupo. Nuestra firma significa que aceptamos los términos de este documento.
FIGURA 8.5 Matriz para la gestión de grupos de trabajo. Adaptado de Neidorf (2006)
Asimismo, cada vez es más frecuente que los alumnos compartan sus opiniones
a través de sitios web públicos, como RateMyProfessors en Estados Unidos o
Patatabrava en España. En muchas ocasiones, estos sitios no oficiales tienen más
repercusión en las decisiones que toman los alumnos en cuanto a qué clases cursar o
qué profesor elegir que los sistemas estándar de valoración de la actividad docente.
Por todo ello, se recomienda utilizar fórmulas alternativas de evaluación global,
como la creación de un formulario propio o la realización de entrevistas personales
con los alumnos. En estos cuestionarios se recomienda incluir preguntas tanto
sobre el grado general de satisfacción con el curso como sobre aspectos específicos
relativos al contenido y las técnicas de evaluación, la participación del profesor y el
aprovechamiento de las TAC. Si al principio de curso se llevó a cabo una encuesta
para determinar las necesidades y expectativas de los alumnos, el cuestionario final
debe incluir preguntas relacionadas con las incluidas en la encuesta preliminar, de
modo que el profesor pueda obtener más datos sobre la experiencia de aprendizaje
de los alumnos.
Es importante que el alumno sea consciente de la importancia de su feedback para
mejorar futuras versiones del curso. Para ello, se sugiere implicar al alumno en la
creación de vídeos o documentos testimoniales en los que expliquen a futuros alum-
nos qué pueden esperar del curso y qué estrategias les recomiendan emplear para
aprovechar las oportunidades de aprendizaje que este les ofrece. También es necesario
que el resultado de estas evaluaciones globales se comparta con los alumnos.
Llegamos al final de este breve pero intenso recorrido a través de las múltiples vías
por las que la autonomía del aprendizaje del español L2 puede discurrir guiada de la
mano de las TAC. Nos pusimos en camino convencidos de que la estrecha relación
entre la tecnología y el aprendizaje autónomo es indiscutible pero conscientes de
que sus objetivos, por lo general, nunca han ido en la misma dirección. ¿Cómo
conseguir que ambas disciplinas se dirijan por fin hacia un mismo fin?
La respuesta se encuentra en lo que aquí se ha denominado tecnopedagogía
crítica, esto es, la aplicación de las aportaciones de la pedagogía crítica al uso de
la tecnología en el proceso de enseñanza-aprendizaje de L2. Este enfoque implica
reconsiderar una serie de creencias relativas al uso de la tecnología educativa, al
significado del aprendizaje autónomo y al papel de todos los actores del proceso de
enseñanza-aprendizaje del español L2. En este libro, la tecnopedagogía crítica ha
servido como hilo conductor tanto de los capítulos teóricos como de los prácticos,
y guía ahora estas consideraciones finales.
Ninguna tecnología es neutra. Su introducción en nuestras vidas, incluido el
ámbito académico, es consecuencia de factores sociales, políticos, económicos
y culturales que determinan, por ejemplo, quién accede a ellas y cómo percibi-
mos su utilidad. A su vez, las TAC ejercen una extraordinaria influencia en la
forma en la que sus usuarios entendemos la sociedad y nos integramos en ella.
A pesar de ello, en la mayoría de los entornos académicos, las TAC se siguen
empleando como instrumento para alcanzar una meta didáctica, sin prestar
demasiada atención a las circunstancias que las rodean. Pero ha llegado la hora
de erradicar dichas prácticas. El grado de sofisticación y penetración de las tec-
nologías actuales implica que su implementación en la enseñanza-aprendizaje
solo puede tener éxito si sus usuarios disponen de una competencia digital no
solamente instrumental, sino que también abarque sus dimensiones cognitiva,
socio-comunicativa, axiológica y emocional.
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Erlbaum.
CATÁLOGO DE TAC Y BUENAS
PRÁCTICAS
Acortar URL
Agregador de noticias y favoritos [ver también Narrativas digitales, roboperiodismo y tablón virtual]
Feedly feedly.com Presentar, ilustrar, Román-Mendoza
Flipboard flipboard.com buscar, almacenar, (2009) bit.ly/2A8DdIQ
Pearltrees www.pearltrees.com organizar, difundir, (ES)
Pocket getpocket.com compartir.
Netvibes www.netvibes.com
Reddit www.reddit.com
Symbaloo www.symbaloo.com
Agregador, creador o editor de podcast [ver también Grabar, editar y compartir audio]
Reaper www.reaper.fm Ilustrar, buscar, Rosell-Aguilar (2007)
LibSyn www.libsyn.com difundir, compartir, bit.ly/2h9wAPx (TO)
Sound Cloud on.soundcloud.com crear, producir, editar.
Blogging
Blogger www.blogger.com Presentar, ilustrar, Torres Ríos (2006).
Medium medium.com comunicarse, colaborar, bit.ly/2xJ6FZ9 (ES)
Tumblr www.tumblr.com difundir, compartir,
Wordpress wordpress.com crear, producir, editar.
Compartir fotografías
Flickr www.flickr.com Presentar, ilustrar, Martín Bosque y
Imgur imgur.com buscar, almacenar, Munday (2014) bit.
Instagram www.instagram.com organizar, difundir, ly/2yr0JkQ (ES)
Photobucket photobucket.com compartir, distender.
Corpus y colocaciones
Crear tests
Google Forms www.google.com/forms Dar feedback, evaluar. Bajo Pérez et al. (2017)
LearnClick www.learnclick.com bit.ly/2xU89Lz (ES)
EasyTestMaker www.learnclick.com
TestMaker www.helpteaching.com/
create.htm
Diccionarios y tesauros
Editores de texto
Encuestas
Grabar, editar y compartir audio [ver también Agregador, creador o editor de podcast]
Juegos educativos
LMS
Marcadores sociales
Microblogging
Narrativas digitales y cómics [ver también Crear líneas del tiempo, Crear revistas y periódicos
online, Editor de textos]
Presentar diapositivas
Roboperiodismo
Tablón virtual
Tomar notas/apuntes
Tutores y pen-pals
Videoconferencia
Wiki
emoji (emoji) Término japonés que se refiere a las imágenes que se usan en
mensajería instantánea para reflejar un estado de ánimo o expresar un mensaje
de manera gráfica.
emoticono (emoticon) Término formado a partir de emotion e icon. Los emoti
conos intentan reflejar nuestro estado de ánimo a través de un icono compuesto
por letras o caracteres especiales. Fuente: Tascón (2012).
empoderamiento, empoderar (empowerment, to empower) Medidas
encaminadas a aumentar el grado de autonomía y autodeterminación en un
grupo o segmento de la población con objeto de que, a través de su propia
actuación, pueda mejorar por sí mismo las condiciones desfavorables que lo
rodean. En este libro se aplica sobre todo a las condiciones que impiden una
implementación más crítica de las TAC en los procesos de autonomización
del aprendizaje de L2.
enseñanza de lenguas orientada a la comunicación (Communication-
Oriented Language Teaching, COLT) Etiqueta genérica acuñada por
Littlewood (2014) para referirse a los métodos de enseñanza poscomunicativos
de L2.
entorno personal de aprendizaje (EPA) (Personal Learning Environment,
PLE) Conjunto de fuentes, mecanismos y actitudes que cada persona usa para
aprender que engloba la red personal de aprendizaje. Fuente: Castañeda
Quintero y Adell Segura (2013).
entornos sintéticos inmersivos (synthetic immersive environments,
SIEs) Entornos virtuales abiertos y sociales en los que los jugadores deben
realizar alguna tarea de aprendizaje mediante el juego o la simulación,
como Croquelandia, Quest 2030 de TeCoLa o Middleverse de Español en
SecondLife.
ESL (English as a Second Language) Disciplina que estudia la enseñanza-
aprendizaje del inglés como segunda lengua.
espacios de realidad virtual social (social virtual reality) Entornos de reali
dad virtual en los que es posible interactuar con otros usuarios, como SecondLife,
There, ActiveWorlds o TeCoLa Virtual World.
español L2/EL2 (Spanish as a Second Language) Término utilizado en este
libro para hacer referencia a la enseñanza del español como lengua extranjera (as
a Foreign Language) o como segunda lengua sin implicar ninguna postura política
ni ideológica, aunque el término podría ser objeto de debate.
estrategias de aprendizaje (EA) (learning strategies) Constructo que abarca
las técnicas o procesos que utiliza el aprendiente de L2 durante el proceso de
aprendizaje. También se llaman estrategias del aprendiente de lenguas.
etiqueta (hashtag) Palabra, serie de palabras concatenadas o caracteres alfa
numéricos precedidos por el signo almohadilla (#) que se usan en servicios
como Twitter, Facebook, Instagram, Pinterest y otras redes sociales para per
mitir la identificación de un mensaje.
EUROCALL (European Association for Computer Assisted Language Learning)
www.eurocall-languages.org.
Glosario bilingüe de términos, siglas y acrónimos 205
web social/web 2.0 (social web, web 2.0) Término acuñado en 2003 para
diferenciar la web colaborativa, que había empezado a gestarse unos años antes,
de la “primera” web o web 1.0, en la que la elaboración y la puesta en común
de contenidos estaban limitadas a la creación de páginas o sitios web.
widget (widget) Aplicación o componente de una interfaz que permite al usua
rio realizar una función o acceder a un servicio externo.
wiki (wiki) Tecnología que permite crear una página web susceptible de ser
editada por varios usuarios a través de un navegador. Todo cambio queda regis
trado y es susceptible de ser revertido a su forma original. Al sitio web creado de
esta forma se le denomina también wiki y a sus páginas, páginas wiki.
WWW-EBI/Qué fue bien-Mucho mejor si (What Went Well-Even Better If,
WWW-EBI) Sistema para proporcionar feedback consistente en que el docente
señale los puntos positivos de la aportación del estudiante e incluya aquellos en
los que pueda mejorar. El aprendiente debe añadir un comentario explicando
qué necesita hacer para poder seguir los consejos de su profesor.
Zona de desarrollo próximo (ZDP) (Zone of Proximal Development,
ZPD) Término acuñado por Vygotsky para referirse a la situación en el
proceso de aprendizaje en la que el aprendiz todavía no es capaz de funcionar
independientemente, pero puede conseguir el resultado deseado si se le da
ayuda de forma escalonada. Adaptado de Murphy (2008).
ÍNDICE TEMÁTICO
DOTS (Developing Online Teaching Skills) tecnología educativa 15; libros de texto
74, 87, 114 91, 93; portafolio 79
Douglas Fir Group (DFG) 51, 57, 60, Estaire, S. 100
71–2, 90, 109, 167 estándares tecnológicos 72–3
Dunkel, P. 17 Esteve, O. 65
Duolingo 25, 99, 164 estrategias de aprendizaje (EA) (learning
strategies) 51, 57–60, 61–5, 101, 131
ECML (European Centre for Modern estrategías docentes 68–71, 100
Languages of the Council of Europe) ética afectivo-emocional 69, 72
7, 74, 87, 114, 139 etiqueta (hashtag) 132
editoriales 20–1, 91–2, 93, 95, Europa: estándares tecnológicos 73; historia
122, 123 de la tecnología educativa 15; libros
educación individualista 42 de texto 93–4 véase también Comisión
educación multicultural 38 Europea; Unión Europea
educación primaria 74 European Profiling Grid 79, 82
Educalab 30 evaluación 149–65; autoevaluación 77,
Educaplay 155 131, 151, 159, 160–3; y la autonomía
elaboración participativa 133 véase también del aprendizaje 63; fuera del aula 163–4;
cocreación global (del curso) 162–3; matrices
ELAO (Enseñanza de Lenguas Asistida de evaluación 153, 156, 161, 162; y
por Ordenador) 12 véase también ALAO MOOC 85; por pares 161–2; por parte
(aprendizaje de lenguas asistido por del aprendiente 160–3; por parte del
ordenador) (Computer-Assisted Language profesor 154–9; y los portafolios 79;
Learning, CALL) selección de recursos 119
e-learning 19–21 evaluación formativa (formative
emocional, dimensión 56, 59, 69, 73, 83, evaluation) 150
85, 106, 119, 129, 161, 166 evaluación sumativa (summative evaluation)
empleabilidad 34, 43 150, 153
empoderamiento 40, 68, 69, 70, 88, 106, exámenes 150, 151, 163
111, 127, 167, 168 expectativas del profesorado 64
enseñanza basada en estrategias 58–9 experiencia del aprendiente 38
enseñanza de lenguas orientada a la Ezeiza Ramos, J. 93
comunicación (Communication-Oriented
Language Teaching, COLT) 100 Facebook 92, 114, 131 véase también redes
enseñanza sin calificaciones 151 sociales
entorno personal de aprendizaje (EPA) facilitación del aprendizaje con las TAC
(Personal Learning Environment, PLE) 28, 128–48
31, 68, 82–6, 119–21, 134, 157–8 fandom 25
entornos de aprendizaje integrados 19 fanfiction/fanfic/fic 147
entornos sintéticos inmersivos (synthetic Farrington, C. A. 106
immersive environments, SIEs) 26 feedback/retroalimentación: autoevaluación
entornos virtuales 26 77, 131, 151, 159, 160–1; y evaluación
entrevistas 113, 146, 163 (por lo general) 150, 151–2, 153,
Erdocia, I. 22, 43 154, 157, 163–4; evaluación de
Ernest, P. 74, 75, 87 los compañeros 161–2; evaluación
Esch, E. 43–4 global del curso 163; facilitación del
esencialismo 94 aprendizaje con las TAC 133, 134, 147;
ESL (English as a Second Language) 10, 62 profesores 71; selección de recursos
espacios de realidad virtual social (social 111, 115
virtual reality) 26 feed forward 152
espacios online 92 feminismo 38
Estados Unidos: aprendizaje de lenguas Fenner, A-B. 64, 94
extranjeras 10; autonomía del Ferguson, R. 106
aprendizaje (learning autonomy) 44; Fernández López, S. 60, 63, 64, 65
estándares tecnológicos 73; historia de la Fischer, B. 12, 17
218 Índice temático