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Universidad de Aquino Bolivia

“UDABOL”

Materia : Derecho Penal II

Docente : Carlos Mariaca

Estudiante : Tococari Tacaraya Ada


Fecha : 03/07/2019

Santa Cruz – Bolivia


Ensayo: 'Así nos ven'
Miniserie de cuatro capítulos

Introducción

La serie basada un caso real con bastantes precedentes, desmenuza en cuatro


capítulos, la incongruente e injusta condena de cinco adolescentes
afroamericanos, por la violación de una Trisha Meili (mujer blanca), en el año de
1989.
Esta miniserie producida por Netflix escarba en las deficiencias del turbio sistema
de justicia norteamericano racialmente sesgado, como claro producto de un
legado histórico de segregación, subyugación, esclavización, odio,
marginación, que aún hoy se manifiestan de manera constante en el racista
proceder de los efectivos policiales norteamericanos.
La producción es una crítica abierta, no solo al proceder policiaco sino a la
totalidad del sistema de justicia Norteamericano. La trama desarrollada entorno a
un caso que conmocionó a la opinión pública, siendo conocido popularmente en
aquel entonces como el caso de “Los cinco de Central Park”.
El caso dejó en evidencia la profunda crisis racial-social que llegó a involucrar
escandalosamente incluso Donald Trump, actual presidente de EEUU.
Desarrollo

La miniserie de tan solo cuatro capítulos se ubica temporalmente la noche del 19


de abril de 1989, fecha en la que un grupo de jóvenes, entre 14 y 16 años, se
reúnen en Central Park para divertirse entre bebidas, cigarro, mientras molestan a
algunos de los visitantes del parque. De pronto en una batida policial varios de
ellos son detenidos y en consecuencia acusados de ser sospechosos de la
violación y brutal agresión, ocurrida en el mismo parque, en contra de una mujer
blanca que había salido a correr.

Y no es que existiera evidencia de que ellos estuviesen en el preciso lugar de los


hechos, tampoco que haya existido identificación plena por parte de la víctima,
quien se despertó doce días después del ataque sin memoria de la agresión. Sino
que bastó la sola presencia de los acusados, en un parque cuya superficie ronda
3.41 km², para ser considerados como sospechosos de este crimen.

El objetivo de la fiscalía y sus secuaces policiales queda claro, cerrar el caso


inmediatamente, para conseguir notoriedad mediática y satisfacer la demanda de
una sociedad escandalizada sedienta de “justicia”. La violación de derechos
fundamentales, protocolos y la fabricación de evidencia constituyen los medios
más eficaces para alcanzar su objetivo.

Después de más de 30 horas de violentos interrogatorios, habiendo sido


brutalmente coaccionados y constantemente amenazados por la policía y la fiscal
Linda Fairstein; Kevin Richardson, Antron McCray, Yusef Salaam, Raymond
Santana y Korey Wise, imputados formalmente, terminan firmando la que sería
prácticamente su sentencia, obtenida a través de falsas declaraciones forzadas y
fraguadas por la misma fiscal para posteriormente ser grabadas en videos
individuales donde cada uno de ellos acepta, de manera individual, haber
participado de un delito que ninguno de ellos cometió.
La falta de pruebas, la confesión bajo amenazas y la violación de los derechos
fundamentales de los imputados, nunca representaron mayor obstáculo para una
fiscalía cuyo único objetivo es lograr la captura y sentencia en tiempo record de los
“culpables”, al parecer la presunción de inocencia y el derecho a la defensa no
constituyen garantía constitucional si de afrodescendientes se trata. Como
resultado, los cinco imputados por el caso de Central Park son enjuiciados y
sentenciados bajo procedimientos legales claramente viciados de nulidad plena.

Con la frase “No son testigos. Son sospechosos”, pronunciada por la fiscal Linda
Fairstein, a los quince minutos del primer episodio, “Así nos ven”, retrata la
auténtica pesadilla que vivieron los cinco adolescentes protagonistas. Desde el
crimen hasta la puesta en libertad (2002) de “Los Cinco de Central Park”, cuando
el verdadero autor del crimen reconoció su culpabilidad y dio prueba testimonial,
dando a conocer detalles que evidencian la comisión del delito.

“Así nos ven” pone el ojo de la tormenta la disparidad racial en el sistema de


justicia norteamericano, lo que claramente implica que ante delitos similares, las
personas afrodescendientes o latinos son mayormente proclives a caer a prisión y
recibir sentencias más duras, en comparación a la población “blanca”.

“Así nos ven” evidencia diversos vicios del sistema de justicia norteamericano y
así como la constante violación de derechos, tanto en el procedimiento y como a
lo largo del el proceso en el que se enjuicia y condena a estos cuatro jóvenes
afrodescendientes y un latino, por delitos que no cometieron.

Resulta escalofriante que al iniciar el segundo episodio, podemos ver al


mismísimo Donald Trump actual presidente de EEUU, financiando una campaña
mediática que exigía la pena de muerte para los acusados.

La serie también exhibe la impunidad de los delitos de abuso policial cometidos


durante la etapa de “investigación” del proceso, la coacción, la fabricación de
evidencia, manipulación y el uso de la violencia física en los interrogatorios para la
obtener una declaración forzada: obligando a los arrestados a declarar uno en
contra del otro, acusando falsamente bajo tortura física y psicológica,
sometiéndolos a duros interrogatorios sin presencia de sus padres ni abogado
alguno, siendo que todos son menores de edad. Dejándolos durante dos días sin
comida ni agua, forzando su confesión frente a una cámara de vídeo sin
protección ni asistencia de nadie, violando así sus derechos fundamentales como
seres humanos.

Ante la presión social y la ferviente campaña mediática, las alternativas de la


defensa son escasa, por lo que vislumbraban ingenuamente que resultaría
beneficioso para algunos que el proceso legal contra los jóvenes se dividiera en
dos juicios: uno contra Antron McCray, Yusef Salaam y Raymond Santana; y el
otro contra Kevin Richardson y Korey Wise. Este último fue el único que fue
juzgado como adulto por tener 16 años.

Las acusaciones contra los cinco jóvenes se basaron casi exclusivamente en las
confesiones forzadas, grabadas en video por la policía, ya que el ADN no coincidía
con el hallado en la escena del crimen, ni en la víctima.

Pese a que la víctima del ataque testificó en ambos juicios, asegurando que no
recordaba nada desde el momento en que salió de su casa para trotar hasta que
despertó del coma en el hospital e incluso, ante la declaración de uno de los
expertos que aseguró que el ADN del semen encontrado en el lugar del crimen
correspondía a otra persona, la fiscalía presionó a las defensas para llegar a un
acuerdo, en el que los jóvenes debían reconocer su culpabilidad para
“beneficiarse” con una sentencia menor.

Los cinco menores de edad, decidieron de forma unánime rechazar la propuesta y


los juicios siguieron adelante.

En el primer juicio, Yusef, Antron y Raymond fueron exonerados por tentativa de


homicidio, pero fueron condenados por los delitos de violación, asalto, robo y
disturbios, sentenciados a la pena máxima del tribunal para menores: entre cinco y
diez años en un correccional.
El segundo juicio, Kevin, de 14 años, fue condenado por intento de homicidio,
violación, asalto y robo, y su sentencia fue también de cinco a diez años en un
correccional. Korey por su parte fue exonerado de esos cargos, pero fue
condenado por abuso sexual, agresión y disturbios, y recibió una sentencia de
cinco a 15 años en una prisión para adultos.

Pese a las constantes protestas de la comunidad afrodescendiente, cuestionando


la legalidad de un proceso que llevó a cinco jóvenes a un juicio, siendo que la
evidencia no logró relacionar a ninguno de los jóvenes con el ataque, este es el
tiempo que los cinco adolescentes cumplieron sus penas de prisión juvenil:

 Raymond Santana: 7 años.


 Kevin Richardson: 7 años
 Antron McCray: 7 años.
 Yusef Salaam: 7 años.
 Korey Wise: 13 años.

A partir del tercer episodio la serie sigue a cada uno de los cuatro personajes tras
el cumplimiento de su condena, en el sistema juvenil y la lucha personal de cada
uno de ellos para seguir adelante y llevar una vida lo más normal que fuera
posible. Antron McCray, Kevin Richardson, Yusef Salaam y Raymond Santana
salieron con libertad condicional; no obstante, volver a la vida como exconvicto
seria para nada fácil, pues las personas siempre los señalaban como violadores,
por lo que encontrar empleo era más poco probable.

El cuarto episodio, está dedicado enteramente a la experiencia o más bien


sufrimiento de Korey Wise, quien fue condenado a los 16 años como adulto. Al
igual que a los otros jóvenes, a Korey le ofrecieron una pena menor a cambio de
declararse culpable pero el joven nunca aceptó.

El dolor, del abuso y la violencia sufrida durante trece años por Korey Wise, un
niño de 16 años, en una cárcel para adultos. Los trece años cumplidos de su
condena, apenas retratados en un capítulo de la serie, son difíciles de ver, no se
puede digerir que en el mundo exista tanta injusticia. Incriminado y condenado tan
solo por haber acompañado a su amigo durante la detención, estuvo muchas
veces al borde de la locura. Korey aferrado a su inocencia, aún en los peores
momentos no estaba dispuesto a declararse culpable en ninguna de las
posteriores audiencias para solicitar libertad condicional.

En el año 2002 Matías Reyes, un hombre con largo prontuario por casos de
violación y un asesinato, confesó ser el verdadero autor del crimen detallando a
las autoridades cómo realizó el ataque, aportando detalles que el público no
conocía, e insistió en que actuó solo. Su ADN coincidía en más del 99% con el
hallado sobre el cuerpo de la víctima y en un calcetín encontrado en la escena del
crimen.Esta confesión dio fin al infierno de Korey Wise, el último de los cinco que
quedaba en prisión. Fueron todos liberados de todos los cargos en 2002.

Quedando libres de todo cargo, tres de ellos 2003 Richardson, Santana y McCray
demandaron a la ciudad de Nueva York y llegaron a un acuerdo por más de $40
millones de dólares.

Conclusión

Aunque la historia de “Así nos ven” ocurre en Estados Unidos, la discriminación y


la corrupción en la justicia es algo que ocurre en cualquier parte del mundo, con tal
de aparentar eficiencia y eficacia en la justicia, jueces y fiscales son capaces de
refundir en la cárcel a inocentes por delitos que jamás cometieron, violan sus
derechos fundamentales, fabrican pruebas y obligan a terceros a emitir falsos
testimonios inculpando inocentes, solo para lograr reconocimiento y notoriedad
mediática.

Un claro ejemplo en Bolivia es del caso del doctor Jhery Fernandez quien fue
liberado gracias a un milagro divino podría decirse, y gracias a la ayuda de un
ciudadano consciente que decidió grabar en una noche de copas el testimonio, del
proceder corrupto de una juez, que de la manera más sinvergüenza y a detalle
explicaba cómo aprisionó injustamente al doctor durante cuatro años, a sabiendas
de que las pruebas eran insuficientes, la evidencia no fue correctamente
manipulada y los testigos fueron obligados a testificar por presión de personajes
con alto poder político. Lamentablemente en nuestro país la injusticia no se
indemniza, ni se reparan los daños.

Por otra parte, en la actualidad la violencia policial en contra de la comunidad


afrodescendiente es constante, los casos de arrestos abusivos y homicidios
injustificados presentan tasas diferencialmente abismales en comparación a las
personas blancas. “Así nos ven” deja en evidencia el racismo y la podredumbre del
sistema de justicia en muchos países.

La manipulación y el sensacionalismo mediático, son los generadores de la


paranoia colectiva en una sociedad que alimenta el prejuicio racial, donde por ser
negro o latino es “seguro” que eres culpable.

Una sociedad moderna debería ser incapaz de condenar a nadie en base de unas
acusaciones sin pruebas bien hiladas y armadas para que digan lo que se quiere
escuchar. Pero ahí teníamos a Trump -que por entonces solo era un empresario
inmobiliario en busca de atención-, aprovechando la tormenta para publicar
anuncios en la prensa en favor de la pena de muerte para los acusados.

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