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CARTA DE BANGKOK PARA LA PROMOCIÓN DE LA SALUD EN UN MUNDO GLOBALIZADO1

INTRODUCCIÓN
Alcance: en la Carta de Bangkok se establecen las medidas, los compromisos y las promesas
necesarias para abordar los factores determinantes de la salud en un mundo globalizado mediante la
promoción de la salud.
Propósito: la Carta de Bangkok afirma que las políticas y alianzas destinadas a empoderar a las
comunidades y mejorar la igualdad en materia de salud deben ocupar un lugar central en el desarrollo
mundial y nacional. La Carta de Bangkok complementa, basándose en ellos, los valores, principios y
estrategias de acción para el fomento de la salud, establecidos en la Carta de Ottawa para el fomento
de la salud, así como las recomendaciones de las sucesivas conferencias mundiales sobre promoción
de la salud que han sido ratificadas por los Estados Miembros en la Asamblea Mundial de la Salud.
Destinatarios: la Carta de Bangkok se dirige a las personas, los grupos y las organizaciones cuya
intervención es crucial para el logro de la salud, en particular: gobiernos y políticos a todos los niveles,
la sociedad civil, el sector privado, las organizaciones internacionales, y la comunidad de salud pública.
Promoción de la salud: las Naciones Unidas reconocen que el disfrute del mayor grado posible de
salud es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, sin discriminación alguna. La
promoción de la salud se basa en ese derecho humano fundamental y refleja un concepto positivo e
incluyente de la salud como factor determinante de la calidad de vida, que abarca el bienestar mental y
espiritual.
La promoción de la salud consiste en capacitar a la gente para ejercer un mayor control sobre los
determinantes de su salud y mejorar así ésta. Es una función central de la salud pública, que coadyuva
a los esfuerzos invertidos para afrontar las enfermedades transmisibles, las no transmisibles y otras
amenazas para la salud.

CÓMO ABORDAR LOS FACTORES DETERMINANTES DE LA SALUD. UN CONTEXTO EN


TRANSFORMACIÓN.
Entre los factores que tienen hoy una influencia crítica en la salud cabe citar: las desigualdades
crecientes en los países y entre ellos, las nuevas formas de consumo y comunicación, las medidas de
comercialización, los cambios ambientales mundiales, y la urbanización.
Nuevos desafíos: otros factores que influyen en la salud son los cambios sociales, económicos y
demográficos, rápidos y con frecuencia adversos, que afectan a las condiciones laborales, los entornos
de aprendizaje, las estructuras familiares, y la cultura y la urdimbre social de las comunidades. Mujeres
y hombres se ven afectados de distinta forma, y se han agravado la vulnerabilidad de los niños y la
exclusión de las personas marginadas, los discapacitados y los pueblos indígenas.
Nuevas oportunidades: la globalización brinda nuevas oportunidades de colaboración para mejorar la
salud y disminuir los riesgos transnacionales que la amenazan. Estas oportunidades comprenden: los
avances de las tecnologías de la información y las comunicaciones, y los mejores mecanismos
disponibles para la orientación mundial y el intercambio de experiencias.
Coherencia política: para hacer frente a los desafíos de la globalización, hay que garantizar la
coherencia de las políticas adoptadas en todos los niveles gubernamentales, todos los organismos de
las Naciones Unidas, y otras organizaciones, incluido el sector privado. Esa coherencia fortalecerá el
cumplimiento, la transparencia y el rendimiento de cuentas respecto de los acuerdos y tratados
internacionales que afectan a la salud.
Progresos realizados: pese a los progresos logrados en lo relativo a situar la salud en el centro del
desarrollo, por ejemplo mediante los Objetivos de Desarrollo del Milenio, queda aún mucho por hacer.
La participación activa de la sociedad civil es crucial en este proceso.

ESTRATEGIAS DE PROMOCIÓN DE LA SALUD EN UN MUNDO GLOBALIZADO.


Intervenciones eficaces: para avanzar hacia un mundo más sano se requieren medidas políticas
enérgicas, una amplia participación y actividades permanentes de promoción. La promoción de la salud
tiene a su alcance un espectro ya arraigado de estrategias de probada eficacia que deben aprovecharse
al máximo.

1
Hacia la Promoción de la Salud, Volumen 11, Enero - Diciembre 2006, págs. 133 - 142
1
Medidas requeridas: para seguir avanzando en la aplicación de esas estrategias, todos los sectores y
ámbitos deben actuar para: abogar por la salud sobre
la base de los derechos humanos y la solidaridad, invertir en políticas, medidas e infraestructura
sostenibles para abordar los factores determinantes de la salud, real capacidad para el desarrollo de
políticas, el liderazgo, las prácticas de promoción de la salud, la transferencia de conocimientos y la
investigación, y la alfabetización sanitaria, establecer normas reguladoras y leyes que garanticen un alto
grado de protección frente a posibles daños y la igualdad de oportunidades para la salud y el bienestar
de todas las personas, asociarse y establecer alianzas con organizaciones públicas, privadas, no
gubernamentales e internacionales y con la sociedad civil para impulsar medidas sostenibles.

COMPROMISOS A FAVOR DE LA SALUD PARA TODOS


Fundamento: el sector de la salud está llamado a desempeñar una función clave de liderazgo en el
desarrollo de políticas y alianzas de promoción de la salud. Si se desea avanzar en el control de los
factores determinantes de la salud, es indispensable un enfoque normativo integrado por parte del
Gobierno y las organizaciones internacionales, así como el compromiso de trabajar con la sociedad civil
y el sector privado en todos los ámbitos.
Compromisos clave: los cuatro compromisos clave son lograr que la promoción de la salud sea:
1. Un componente primordial de la agenda de desarrollo mundial.
Se precisan acuerdos intergubernamentales sólidos que favorezcan la salud y la seguridad sanitaria
colectiva. Los organismos gubernamentales e internacionales deben intervenir para cerrar la brecha de
salud entre ricos y pobres. Se requieren mecanismos eficaces de gobernanza mundial en materia de
salud para hacer frente a los efectos nocivos de: el comercio, los productos, los servicios, y las
estrategias de comercialización.
La promoción de la salud debe convertirse en un aspecto esencial de las políticas nacionales y
exteriores y de las relaciones internacionales, incluso en situaciones de guerra o conflictos. Ello exige
medidas para promover el diálogo y la cooperación entre las naciones, la sociedad civil y el sector
privado, y estas iniciativas pueden tomar como ejemplo tratados ya existentes, como el Convenio Marco
para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud.
2. Una responsabilidad esencial de todo el Gobierno.
Los gobiernos, a todos los niveles, deben afrontar de forma apremiante los problemas de salud y las
desigualdades, pues la salud determina en buena medida el desarrollo social, económico y político. Los
gobiernos locales, regionales y nacionales deben conceder prioridad a las inversiones en salud, dentro y
fuera del sector sanitario, y ofrecer financiación sostenible para la promoción de la salud.
Para garantizar lo anterior, todos los niveles de la administración deben exponer de forma explícita las
repercusiones sanitarias de las políticas y las leyes, empleando para ello instrumentos como la
evaluación del impacto sanitario centrada en la equidad.
3. Un objetivo fundamental de las comunidades y la sociedad civil.
Las comunidades y la sociedad civil son con frecuencia las que lideran la puesta en marcha, el diseño y
el desarrollo de las actividades de promoción de la salud. Por ello, necesitan tener los derechos,
recursos y oportunidades que les permitirán ampliar y sostener sus contribuciones. El apoyo a la
creación de capacidad es particularmente importante en las comunidades menos desarrolladas.
Las comunidades bien organizadas y empoderadas determinan muy eficazmente su nivel de salud, y
pueden pedir a los gobiernos y al sector privado que rindan cuentas sobre las repercusiones sanitarias
de sus políticas y prácticas. La sociedad civil necesita ejercer su poder en el mercado dando preferencia
a los productos, servicios y acciones de las empresas que mejor demuestren su responsabilidad social.
Los proyectos de base comunitaria, los grupos de la sociedad civil y las organizaciones de mujeres han
demostrado su eficacia en el terreno de la promoción de la salud, y brindan ejemplos de prácticas a
seguir. Las asociaciones de profesionales de la salud también tienen aportaciones que realizar.
4. Lograr que la promoción de la salud sea un requisito de las buenas prácticas empresariales.
El sector empresarial tiene un impacto directo en la salud de las personas y en los factores que la
determinan, debido a su influencia en: la situación local, la cultura nacional, el ambiente, y la distribución
de la riqueza.
El sector privado, al igual que otros empleadores y el sector no estructurado, tiene la responsabilidad de
velar por la salud y la seguridad en el lugar de trabajo, así como de promocionar la salud y el bienestar
de sus empleados, sus familias y sus comunidades.
El sector privado puede contribuir también a reducir los efectos de más alcance en la salud mundial,
como son los asociados a los cambios ambientales planetarios, cumpliendo las normas y acuerdos
locales, nacionales e internacionales que fomentan y protegen la salud. Las prácticas comerciales éticas
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y responsables y el comercio justo son ejemplos del tipo de prácticas comerciales que deberían apoyar
los consumidores y la sociedad civil, así como los gobiernos mediante incentivos y normas reguladoras.

UNA PROMESA MUNDIAL PARA LOGRARLO


Un esfuerzo colectivo en pro de la salud: para cumplir estos compromisos hay que aplicar mejor las
estrategias de reconocida eficacia, y usar nuevos puntos de acceso y respuestas innovadoras.
Las asociaciones, alianzas, redes y mecanismos de colaboración brindan fórmulas interesantes y
gratificantes para conseguir reunir a personas y organizaciones en torno a objetivos comunes y
acciones conjuntas que mejoren la salud de las poblaciones.
Cada sector –intergubernamental, gubernamental, sociedad civil y privado– tiene sus propias funciones
y responsabilidades.
Cerrar la brecha de ejecución: desde la adopción de la Carta de Ottawa se han suscrito muchas
resoluciones a nivel nacional y mundial en apoyo de la promoción de la salud, pero a esas resoluciones
no siempre han seguido las medidas correspondientes. Los participantes en esta Conferencia de
Bangkok hacen un llamamiento enérgico a los Estados Miembros de la Organización Mundial de la
Salud para que cierren esta brecha de ejecución pasando a desarrollar políticas y alianzas para la acción.
Llamamiento a la acción: los participantes en la Conferencia solicitan a la Organización Mundial de la
Salud y a sus Estados Miembros que, en colaboración con otros, destinen recursos a la promoción de la
salud, inicien planes de acción y vigilen sus resultados mediante indicadores y metas apropiados, y que
informen con regularidad sobre los progresos realizados. Se pide a las organizaciones de las Naciones
Unidas que estudien los beneficios que reportaría el desarrollo de un Tratado Mundial en pro de la Salud.
Alianza mundial: esta Carta de Bangkok insta a todas las partes interesadas a unirse en una alianza
mundial de promoción de la salud, que impulse compromisos y medidas a nivel mundial y local.
Compromiso de mejorar la salud: nosotros, los participantes en la Sexta Conferencia Internacional
sobre Promoción de la Salud, celebrada en Bangkok, Tailandia, prometemos impulsar estos
compromisos y medidas para mejorar la salud.
11 de agosto de 2005.

Nota: Esta Carta recoge las opiniones de un grupo internacional de expertos, participantes en la Sexta
Conferencia Internacional sobre Promoción de la Salud, celebrada en agosto de 2005 en Bangkok,
Tailandia, y no representa necesariamente las decisiones o la política de la Organización Mundial de la
Salud.

COMENTARIOS CARTA BANGKOK

Adoptada la nueva Carta de Bangkok para la promoción de la salud, a fin de afrontar los rápidos
cambios de la salud mundial.
Termina la 6ª Conferencia Mundial de Promoción de la Salud, Tailandia, 7-11 de agosto.

11 DE AGOSTO DE 2005 –GINEBRA–. Los participantes en la 6ª Conferencia Mundial de Promoción


de la Salud, copatrocinada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Salud
Pública de Tailandia, han adoptado hoy la nueva Carta de Bangkok para la Promoción de la Salud. En
ella se establecen los principales retos, medidas y compromisos necesarios para abordar los
determinantes de la salud en un mundo globalizado involucrando a numerosos agentes e interesados
directos que son fundamentales para alcanzar la salud para todos.
La Carta destaca las transformaciones de la salud mundial y los problemas que hay que superar para
alcanzar sus objetivos, entre ellos la creciente carga doble de enfermedades transmisibles y crónicas,
en particular las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares, el cáncer y la diabetes. Es necesario
además abordar y controlar los efectos que tiene la globalización en la salud, como consecuencia del
aumento de las desigualdades, la rápida urbanización y el deterioro del medio.
La Carta de Bangkok brinda una nueva orientación para la promoción de la salud preconizando políticas
coherentes, inversiones y alianzas entre los gobiernos, las organizaciones internacionales, la sociedad
civil y el sector privado a fin de asumir cuatro compromisos fundamentales; a saber: que la promoción
de la salud constituya una pieza clave de la agenda de desarrollo mundial, que sea una responsabilidad
básica de todos los gobiernos, que forme parte de las buenas prácticas institucionales, y que sea un
foco de iniciativas de la comunidad y de la sociedad civil.
“La Carta de Bangkok para la Promoción de la Salud será el fruto de la intervención de numerosas
organizaciones, redes, grupos e individuos en muchos países. Instará a todos los interesados directos a
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que colaboren en una alianza mundial para cumplir sus compromisos y aplicar sus estrategias”, dijo el
del Dr. LEE Jong-wook, Director General de la Organización Mundial de la Salud, en su discurso de
apertura de la conferencia. “Las medidas que tomen a raíz de esta Carta pueden mejorar radicalmente
las perspectivas para la salud en comunidades y países de todo el mundo”.
La Carta ha sido elaborada mediante un proceso de consultas abierto entre participantes de una gran
variedad de grupos y organizaciones de todo el mundo. Las conversaciones han llegado a su término
esta semana en la conferencia, que ha contado con 700 participantes de más de un centenar de países,
entre ellos eminentes expertos en promoción de la salud, altos funcionarios de los gobiernos,
organizaciones no gubernamentales, especialistas en salud y representantes del sector privado.
En la Carta de Ottawa de 1986 se establecían los principios básicos de la promoción de la salud, que
aspiran a identificar las causas últimas, o determinantes, de la salud y a influir positivamente en ellos.
Se trata de factores sociales y económicos que determinan el estado de salud, como los ingresos, la
educación, la profesión, las condiciones de trabajo o el estado mental, factores todos ellos que influyen
a su vez en factores de riesgo como son el hábito de fumar, el consumo de alcohol, una dieta poco sana
y la inactividad física.
Mediante la promoción de la salud se pretende capacitar a la gente para que tenga un mayor control
sobre su salud y sus determinantes, para lo cual se fomentan sus aptitudes personales, se aprovecha la
acción de la comunidad y se potencian las políticas públicas idóneas, los servicios de salud y los
entornos favorables. La promoción de la salud orienta hoy día políticas sanitarias mundiales, nacionales
y comunitarias, contribuyendo así a reducir los riesgos para la salud. El Convenio Marco de la OMS
para el Control del Tabaco y La Estrategia Mundial OMS sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y
Salud son sólo dos ejemplos de ello.
No obstante, sigue habiendo grandes inequidades a nivel mundial, sobre todo en el mundo en
desarrollo. En su intervención en la Conferencia de Bangkok, el Profesor Sir Michael Marmot,
Presidente de la Comisión de la OMS sobre Determinantes Sociales de la Salud, se refirió a un motivo
de grave preocupación: “No es inevitable que, en lo que respecta a la esperanza de vida, haya unas
diferencias de 48 años entre los países y de 20 ó más años dentro de los países. Crece sin cesar el
número de investigaciones que detectan factores sociales en el origen de gran parte de esas
desigualdades en salud”. El reto de la Carta de Bangkok ha sido determinar la mejor manera de
responder a los muchos cambios y tendencias mundiales que están afectando críticamente a la salud y
el bienestar, así como las posibles opciones para desarrollar estrategias de promoción de la salud que
aborden esas desigualdades y afronten de forma más pertinente las exigencias del nuevo milenio.
En la conferencia se han examinado también muchas otras cuestiones relacionadas con esos desafíos.
Los debates han abarcado desde los convenios comerciales y la salud pública hasta la regulación de los
productos nocivos para la salud, y desde las experiencias de grupos marginados en el terreno de la
salud hasta el papel de las fundaciones del sector privado. La conferencia ha demostrado ser un valioso
foro para difundir resultados y lecciones sobre la eficacia de las medidas de promoción de la salud y
sobre la manera de adaptarlas a fin de encarar mejor las actuales desigualdades.
El copatrocinador de la conferencia, el Ministerio de Salud Pública de Tailandia, ha demostrado su firme
compromiso en la promoción de la salud acogiendo el “Día de Tailandia”, en el que se explicaron en
mayor detalle sus muchos programas y proyectos. El país ha lanzado este año una campaña titulada
“Tailandia sana”, con un enfoque centrado en el principio de “crear” en lugar de “reparar” la salud. En su
intervención en la ceremonia de apertura de la conferencia, el Primer Ministro de Tailandia, el Dr.
Thaksin Shinawatra, señaló que “está claro que la buena salud es un componente clave del progreso.
Las sociedades donde las personas gozan de salud pueden confiar en progresar en muchos aspectos.
Crear salud se ha convertido por tanto en una prioridad de las agendas de salud nacionales y
mundiales”.

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