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tres mujeres salen juntas a cumplir sus diferentes obligaciones
diarias.
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—Son los estándares de Antioquia, profesor. Hacen unos
platos excelentes, seguro le encantarían. Luego para
espolvorear, más de un pellizco y menos de una cucharadita.
Todos en la cocina terminan riendo en silencio, incluyendo
al chef.
Cuando termina la clase y Nazli se encamina a casa, se
encuentra con otro profesor de la escuela con el que conversa.
Este le comenta sobre una posible oferta laboral trabajando
como cocinera. Por la urgencia de pagar el alquiler, ella suplica
para que la recomiende. Lo que el profesor duda un poco, ya
que ella no es famosa por ser puntual o muy organizada,
virtudes que demanda aquel trabajo. Sin embargo, por la
insistencia y un sinfín de promesas, el hombre termina
aceptando y le indica la dirección a donde deberá entrevistarse.
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—Ikbal, págale el día a la cocinera y despídela.
Encuéntrame otra —dice y corta la llamada.
Cuando logra relajarse, después de pensarlo y por tener
hambre, saca las alcachofas del horno y las adereza como dice
en la nota. La sorpresa que recibe su paladar le cambia la
noche.
Al otro día en la oficina y después de que su asistente le
ayuda a deshacerse de otra enamorada que no termina de
entender que solo fue cosa de una noche, este le pide a ella que
no despida a la cocinera, pero que le advierta que no deje notas
y que se limite a hacer únicamente su trabajo.
Revisar informes, planear acuerdos, verificar que los estados
financieros de la empresa sean óptimos y otras actividades
similares son parte de su rígida rutina, la que casi nunca altera.
Al mediodía se encuentra con su amigo y el encargado de
las finanzas, Engin, en un lujoso restaurante para almorzar.
—Esta comida está espectacular —comenta Engin.
Ferit sonríe al recordar la delicia que cenó en la noche y le
cuenta que han sido las mejores alcachofas que ha comido,
dándole un ocho de diez.
—La cocinera se llama Nazmiye. Por la forma en que hizo
los cortes y la atención en el relleno, debe ser una señora
mayor. La juventud no tiene esa paciencia. Pero como es una
persona mayor, tiene sus costumbres y ha hecho cambios en la
cocina a su manera. Puedo aceptar algún cambio hasta cierto
punto, pero es mi casa. Debe respetarlo o se marchara.
—Entonces habrá cambio de personal pronto —comenta
riendo Engin—. Amigo, no te olvides de que vamos a almorzar
con tu madre este domingo. Pregunta todo el tiempo por ti.
Ferit dice que no irá excusándose con el trabajo y se marcha
para terminar la conversación.
Durante años se ha aislado emocionalmente de todos, vive
para trabajar y así siente que le ha ido bien, por lo que no tiene
intenciones de cambiar nada.
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En el mismo evento, Ferit conversa con su cuñado Demir
cuando llega Deniz, gran amigo del primero y hermano del
segundo. Este les cuenta que había estado por Suramérica
tocando su música.
En la misma fiesta y por su lado, Nazli realiza con simpatía
su trabajo de mesera, reparte tragos y bebidas con su habitual
sonrisa. Se impresiona junto a Fatos cuando ven que algunos
invitados arriban a la fiesta en sus inmensos e imponentes
yates.
—¡El barco se llama Hachiko, que bonito! Si tuviera uno,
también lo llamaría así —comenta Nazli.
—¿Qué querrá decir? —le pregunta Fatos.
Deniz en una mesa cercana a donde se encuentran las
meseras conversando, no puede evitar escucharlas y sentir
interés por Nazli. Fatos es solicitada en una mesa, se retira.
Entonces, el joven Deniz no duda en acercarse.
—Sin querer he escuchado la conversación con tu
compañera, ¿me podrías decir el significado de Hachiko?
—Significa ocho en japonés. Pero para mí es especial
porque amo a los animales y ese es el nombre de uno que vivió
en Tokio en los años veinte. Era muy leal a su dueño, un
profesor universitario. Hachiko lo acompañaba todas las
mañanas a tomar el tren y después volvía en la tarde para
esperarlo.
—¿Por qué se hizo famoso?
—Un día Hachiko regresó a la estación del tren a la hora de
siempre para esperar a su dueño, pero este no apareció, había
muerto en la universidad por un ataque al corazón.
—Qué pena —comenta él mientras ella sonríe antes de
pronunciar sus siguientes palabras.
—Hachiko nunca se rindió. Volvió todas las tardes a la
estación para esperar el regreso de su amo, durante diez años,
cuando murió y por fin pudo descansar en paz.
—¡Qué fuerte!
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—No, es increíble cuanto puede devolverte un animal por
un simple gesto hacia ellos. Son mejores que muchas personas.
Al ver el interés de la mesera por los animales, comienza su
ataque por ahí. Le pregunta si trabaja con ellos. Nazli le
responde que no, simplemente ayuda en los refugios como
puede; llevando periódicos, algo de comida o medicinas.
—Hasta ir a jugar con ellos es una ayuda —finaliza.
—Tengo un montón de periódicos en casa y sé hacer otras
cosas. Me gustaría ayudar, ¿vamos juntos a ese refugio?
Para sacudírselo de encima, Nazli le dice que no es
necesario, puesto que hay muchos más refugios que necesitan
ayuda. Sin embargo, su avispada amiga regresa e interviene.
—¿Para qué poner a buscar refugios al ocupado señor? —Le
quita el teléfono a Deniz—. Déjame anotarte el número de
Nazli y así la puedes llamar cuando quieras… ayudar.
Intercambian otras palabras más con Deniz y regresan al
trabajo. No sin que Hazli se queje con su amiga por haberle
dado el número a un completo extraño.
Ferit conversa con importantes socios de negocios cuando
su cocinera —la que aún no conoce— se acerca para servir la
bebida en la mesa. Después de hacerlo intenta retirarse, pero su
pulsera de pedrería barata se queda atrapada en uno de los
botones de Ferit.
Lucha con apuro y esmero para zafarse, pero él no es un
hombre de mucha paciencia si algo le parece una pérdida de
tiempo. Le pide que lo deje ayudarla.
—Yo puedo hacerlo. Solo espere un poco, señor —asegura.
Lo que no sucede. El obstinado Ferit separa su brazo y
rompe la pulsera. Nazli, sorprendida por aquel comportamiento
insensible, entra en cólera. Fatos se acerca para controlarla.
—Tranquila puedo compensarla, señorita.
—Hay pérdidas irreparables, señor. Tenía valor sentimental.
—Era un diseño hecho con piedras preciosas, no existe otra
igual. Vale como unas cien liras —asegura Fatos.
Ferit saca uno de sus billetes de cien y se lo acerca a Nazli.
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—¡No lo quiero!
—Muchas gracias —finaliza Fatos al tomar el billete y
retirarse con su amiga.
—Fatos, ¿pero qué has hecho? ¿El dinero no era el
problema? Esa pulsera me la regalaste en mi cumpleaños y
ese…
—¿Y qué? Te haré hasta tres con todo ese dinero —dice
sonriendo llena de satisfacción.
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Nazli comienza su nueva jornada laboral limpiando la
enorme y preciosa mansión de Ferit. Aburrida, barre la sala
mientras piensa en todo y en nada. Curiosea por todo el lugar
mirando y preguntándose por cualquier cosa. Se detiene en una
colección de viejos discos en los que resalta uno de Elton John.
Lo toma para levantarlo, pero la foto del padre de Ferit y quien
ella cree que es el dueño de la casa, mira en su dirección.
—¿¡Por qué me miras!? ¿¡Estás vigilando tus cosas
valiosas!? —le pregunta al hombre del cuadro—. Mejor no
toco nada…
Necesita motivación y alegría para poder hacer el trabajo o
enloquecerá. Aquellos discos le dieron una idea y no se lo
piensa para colocarse unos auriculares al oído y poner música
en su teléfono. Baila, canta y limpia al ritmo de las canciones
que no la dejan oír algo más.
Recorre la casa de arriba abajo entretanto hace sus deberes.
Va a la cocina, inicia los preparativos de la cena y regresa con
la limpieza. Lo hace con calma y sin apuros, con tanta
tranquilidad que no se da cuenta que las horas pasan volando;
que son casi las cinco de la tarde y que ya no debería estar allí.
Como de costumbre y con su excesiva puntualidad, Ferit
arriba a las cinco a su casa. Maneja sin apuros los últimos
metros en su flamante deportivo para estacionarse en el garaje,
por fin estará en paz y tranquilidad. Viste impecable con su
traje de seda y los lentes de sol lo hacen parecer aun más
atractivo. Se baja del vehículo y camina hacia la entrada
pensando en los resultados de otro fructífero día que tuvo en la
empresa, en los negocios.
En el interior de la casa, Nazli todavía con la música a todo
volumen en sus auriculares, termina de preparar una lasaña
para meterla al horno. No escucha cuando su jefe entra. Ferit
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deja las llaves en el lugar de siempre y sin sospechar que la
cocinera aún está en casa, sube a su habitación para comenzar a
desprenderse de su fina vestimenta y de los accesorios que la
complementan. Está agotado y solo desea descansar.
Se quita la ropa, se mete a la ducha, pero antes de abrirla se
le antoja un poco de agua. Se coloca una bata de baño y baja
hacia la cocina. Nazli hace los últimos retoques de limpieza en
la sala ignorando la situación.
Mientras toma el agua, recibe una llamada de su amigo.
—Engin, ahora no. Acabo de llegar a casa y estoy muy
cansado —dice al contestar y cuelga sin más.
Al mirar hacia la sala, logra ver una silueta moverse entre
todos los adornos que entorpecen su visión hacia allá. Traga
saliva al pensar que se trata de algún ladrón que ha irrumpido
en su casa. Abre una gaveta de la cocina y toma un cuchillo.
Por su lado, Nazli ve una sombra moverse en la cocina. Su
corazón se acelera al máximo imaginándose a un par de
ladronzuelos que podrían hacerle daño. Desesperada intenta
abrir la puerta que da hacia un patio, pero está cerrada. Respira
profundo e intenta encontrar la posición del sujeto. Toma un
pequeño telescopio como arma y se prepara; Ferit busca con
sus ojos alguna señal del intruso mientras camina por la sala.
Ambos se mueven sigilosamente dando vueltas en círculo
sin lograr verse u oírse hasta que, al doblar una esquina se
encuentran de frente. Ferit la pega contra la pared con un brazo
y sube el cuchillo que tiene en la otra mano para atacar. Nazli
se queda paralizada del susto. El primero se calma al ver a la
hermosa y frágil mujer, pero su curiosidad aumenta.
—¿Quién eres? ¿Cómo has entrado? —pregunta él.
—Primero dime tú quién eres. Mira, si te vas ahora no le
diré a nadie que te he visto. Te lo prometo. Si el señor Ferit se
entera que te bañaste, te matará sin dudarlo. Así que…
Cada vez entiende menos la extraña situación y las palabras
de la intrusa. Confundido, le responde.
—El señor Ferit soy yo y esta es mi casa.
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—¿Usted, usted es el señor Ferit?
Ferit se separa para darle espacio y asiente.
—¿Es usted la camarera de la fiesta? ¿Qué hace aquí?
Ella, apenada dice también recordarlo y le explica que es la
cocinera y la encargada de la limpieza. Ferit se queda unos
largos segundos procesando la información, no puede creer que
sea ella quien le deja esos exquisitos platos.
—¿Es usted quien me cocina y quien me deja notas?
—Sí, pero son para informarle cosas.
Nazli se disculpa numerosas veces mientras Ferit la observa
fijamente, intentando decidir qué hacer con aquella
espectacular, pero torpe cocinera que ahora también se encarga
de la limpieza del su hogar. Ferit comienza a caminar hacia las
escaleras para pensar mejor e ignorar las cientos de palabras
que dispara Nazli hasta que escucha.
—Hablaré con la señora Ikbal para que encuentre otra
cocinera…
Se detiene, se gira y la detiene con la mano para poder
responder.
—Si cree que necesita más tiempo, informe a la señora
Ikbal. Así sabré que hay alguien en casa. —Se gira para
continuar subiendo, pero se detiene y se le acerca a Nazli—.
Por cierto, no ponga pasas en mi comida, no me gustan.
Le entrega el cuchillo que aún tenía en la mano y se marcha
a su habitación. Aunque se queda muda, también muy contenta.
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La conocida discoteca Blend Out luce movida, llena de vida
nocturna, abarrotada de hombres adinerados que no buscan
nada serio y de mujeres jóvenes que en su mayoría están allí
intentando cazar la fortuna de alguno de ellos. Es una especie
de negocio en el que casi siempre terminan ganando los
hombres.
Asuman y una amiga comparten una mesa, tragos y sonrisas
con dos sujetos de una edad similar a la de sus padres.
—¡Por fin conozco esta discoteca! —exclama Fatos al entrar
junto a Nazli, quien se queja del corto vestido que su amiga le
eligió para la ocasión.
—¡Si me agacho se me ve todo, Fatos! —reclama Nazli
enfadada. No acostumbra a usar ese tipo de ropa ni a frecuentar
lugares así. Es una mujer de su casa.
—Pues no te agaches y disfrútalo, es de mi colección de
verano —dice ella emocionada de estar en el lugar.
Solo caminan unos pocos metros hasta que Nazli divisa a su
hermana. De inmediato, la furia se apodera de ella al ver a los
sujetos con los que está y entender lo que ocurre. Fatos la toma
por el brazo y la lleva hacia la barra antes de que fuera a hacer
un espectáculo, le pide que se calme.
—¡Esos hombres son ancianos, tienen cien años, Fatos!
Su amiga deja de escucharla al ver a Engin entrar en la
discoteca.
—Es Engin, el hombre que me dio su tarjeta el día del
evento. ¡Está aquí!
—¿Quién? Bueno ve a hablar con él, mujer.
Por poco pierde la cordura mientras le cuenta a Nazli que
esa discoteca sí es de clase, pero también es conocida porque
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van muchas mujeres buscando hombres ricos y si Engin la ve
ahí, se acabaría el “amor” que nació en aquella puerta giratoria.
Entonces, ahora es Nazli quien enloquece al comprender en
qué lugar está, lo que pueden pensar de ella y de su “santa”
hermana.
Sin escuchar las súplicas de Fatos, Nazli sale disparada
hacia la mesa en donde se encuentra Asuman. Sin querer
tropieza a Engin, a este le llama la atención.
—¡Hola, amigas! ¿Por qué no me esperaron? ¿Por qué no
me avisaron para también traer a mi padre? —pregunta Nazli al
sentarse al lado de Asuman. Todos se quedan callados y se
miran entre sí—. No se pongan serios, solo fue un chistecito.
Soy comediante, ¿verdad, Asuman?
—Por favor, no hagas esto, hermana…
—¿Ellos lo saben?, ¿¡que tienes una hermana mayor!?
Viejos ver...
—Para, Nazli, te lo ruego —susurra al oído de su hermana.
Nazli le ordena que se levante para irse o le promete hacer
un espectáculo de otro nivel. Asuman y su amiga lo hacen,
salen de la discoteca adelante de su hermana y Fatos. Fuera,
Asuman se queja y hace pataletas, mas la furia de Nazli las
aplaca. Todas regresan a casa.
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Al salir de la clase va de muy buen humor a su lugar de
trabajo. Comienza reordenando la cocina, pasándole un trapo
para limpiarla mejor. Todo marcha perfecto hasta que
encuentra en la basura un envase con las galletas que había
dejado preparadas el día anterior. Se molesta por sentirlo como
un insulto y se descarga sin dejarse nada adentro.
—No respeta mi trabajo. ¡Con lo que me costó hacerlas!
—Señorita Nazmiye…
—¡Señor Ferit! —responde sorprendida—. ¿Qué está
haciendo en casa?
—Es mi casa…
—Sí… pero yo no sabía que volvería a casa tan pronto.
—No tengo porque avisarle cuando vengo a mi casa.
Nazli asiente con una sonrisa falsa y de inmediato le
reclama por las galletas que el hombre tiró a la basura
desconsideradamente.
—Si no quiere alguna comida, dígamelo y se la daré a los
pájaros en el jardín.
—Puede hacer lo que se le de la gana, pero no en mi jardín.
Después de aquellas palabras se retira, dejando a Nazli con
ganas de asesinarlo.
—¿Por qué algún pájaro vendría a su jardín? Es un témpano
de hielo…
—Y además, me quedaré a trabajar en casa. Saldré por la
noche, cenaré fuera. No necesitaré que cocine hoy.
—Muy bien. Entonces ordenaré…
—No me gusta que haya movimiento en casa mientras
trabajo. Así que déjelo para mañana, tiene el día libre.
La seriedad, la falta de empatía y la forma en que le habla
como si no fuera un ser humano, es casi insoportable para ella.
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Ferit conversa tranquilamente cuando la divisa llegar. Ella
luce hermosa con un vestido azul claro y el cabello recogido
hacia atrás con un cintillo. Es Nazli, pero no luce como
siempre, resplandece. No le quita la mirada de encima hasta
que la de ella lo encuentra a él.
Si bien Nazli se sorprende, no es de manera grata. La
presencia de su jefe no le alegra. Se acercan.
—¿Qué hace usted aquí?
—Lo siento, pero no informo a mis jefes sobres mis
actividades fuera del trabajo —responde de mal humor.
Intercambian unas palabras más en mal tono y cada uno
sigue su camino, Nazli lo detesta.
Ferit vuelve a la mesa junto a su socio Nakatami y su
esposa, quien no sabe nada del idioma turco. Conversan
amenamente hasta que hace entrada Hakan junto a su esposa
Demet; el primero es un ex trabajador de Pusula y la segunda
es hermana de Deniz y Demir. Los recién llegados fundaron
hace algunos años una compañía que rivaliza con la que dirige
Ferit. Hakan odia a todos los trabajadores y accionistas de
Pusula, en especial a su presidente.
Hakan se presenta muy respetuosamente ante el nipón y su
esposa por medio de un traductor. Le habla de su empresa y
que está dispuesto a hacer mejores negocios que los que puede
darle Ferit.
—Termina este desesperado mal intento y déjanos continuar
con nuestra velada, Hakan —pide Engin en tono de burla.
Ferit observa y escucha callado, aquel hombre no le
preocupa en lo más mínimo. Después de escuchar todo lo que
tenía que decir el hombre, Nakatami le responde agradecido
por su interés, mas no le promete dejar su buena sociedad con
Pusula y solo le ofrece que disfrute de la fiesta.
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Deniz recibe en su apartamento la insuperable visita de su
sobrino Bulut junto a su hermano Demir y su cuñada Zeynep.
Mientras Zeynep sirve el café para los adultos, Deniz juega con
Bulut al boxeo y conversa con su hermano.
—Me alegra que hayan venido, los extraño —dice Deniz.
—También te extrañamos. No te pierdas tanto de viaje y
sabes dónde estamos, hermanito —replica Demir.
El pequeño travieso le pide a su tío tocar algunas canciones
y nadie le dice que no a Bulut. Deniz se sienta en el piano,
Demir toma una de las guitarras y el enano la batería.
Comienzan a tocar un poco desafinados, pero con alegría y
mucho amor. “que afortunada soy”, piensa Zeynep al verlos en
acción. No lo duda y se les une cantando.
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que no cometa más imprudencias y le ofrece llevarla con su
chofer. Aunque quisiera irse, Nazli se niega solo para retarlo.
—De acuerdo, pero no beba más, señorita —pide y se va
antes de que ella le diga que no ha tomado una sola copa desde
que llegó a la fiesta.
Nazli se molesta aún más. Deja los zumos y comienza a
tomar copas de vino.
Enging que vio la escena, le pregunta a su amigo quién es la
muchacha. Ferit le dice que es su cocinera y quien limpia su
casa. Engin le cuenta que la vio en la discoteca la noche
anterior, que andaba vestida muy sexy y que reía en una mesa
llena de viejos. Ferit la mira fijamente a lo lejos, confundido e
intentando comprender si es cierto que aquella testaruda de
bonito rostro no es más que una caza fortunas.
Nazli muy apenada, algo ebria con solo una copa y media de
vino en su organismo, se acerca a la mesa de Nakatami y su
esposa. Les pide disculpas en japonés. En su estado y con su
peculiar humor se gana rápidamente la simpatía de ambos,
quienes le piden que los acompañe en la mesa para platicar. Al
ver eso, Ferit se acerca para asegurarse de que su cocinera no
esté cometiendo alguna imprudencia. Conversan entre los
cuatro y la señora de Nakatami los confunde por una pareja,
apenando a Nazli. Para completar el momento, los músicos
tocan una canción suave y la esposa de Nakatami les pide que
bailen.
—No podemos negarnos, si no la señora Nakatami se sentirá
decepcionada —dice Ferit para sorpresa de Nazli.
Bailan con buena sincronía, Ferit mostrándose más
simpático y hasta algo seductor. Nazli no puede evitar notar lo
guapo que se ve con el traje que lleva y lo bien que huele. Por
momentos ambos se roban el show, atrayendo muchas miradas.
Al terminar la canción, por la hora y ya cansados, Nakatami
le pide a Ferit ir a tomar un café a su casa para relajarse, mas
no sin Nazli. Ella, por el alcohol en su sangre acepta y todos
parten después de despedirse.
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En la vivienda de Ferit comparten un poco de sake, brindan,
hablan más y Nazli se roba el espectáculo al conversar en
japonés con la esposa de Nakatami, quien por primera vez
logra entretenerse un poco en Turquía con alguien diferente a
su esposo.
Al pasar una hora la pareja nipona se despide para ir a
descansar y los dejan solos. Nazli ya muy ebria comienza a
hablar y divagar un poco. Se sienta a la orilla de la piscina y
contemplando el mar y las estrellas habla libremente con Ferit,
diciéndole lo que piensa, sobre lo estirado que es él y cuanto se
le ocurre. Ferit se sienta a su lado y la escucha con extraña
atención, sin enojarse o contrariarla demasiado. Por momentos
ella se recuesta de él y cierra los párpados que ahora le pesan
mucho.
Pero cuando Nazli se dispone a marcharse, Ferit suelta lo
que tenía rato tramando.
—Quédate a dormir, no te vayas.
—¿Qué? —pregunta totalmente confundida.
—Quédate esta noche —dice mirándola a los ojos.
Se queda sin palabras, en blanco.
—Nazli, ¿por qué te sorprendes? Llevas intentándolo mucho
tiempo. Por fin lo has conseguido.
—¿Disculpe? —pregunta entendiendo cada vez menos.
Ferit, estando seguro que ella es una caza fortunas, insiste.
—Vamos, no te hagas la tonta. Conseguiste el trabajo de
cocinera. Apareces en todas las fiestas a las que voy y
finalmente vienes a mi casa por la noche. De acuerdo, lo has
conseguido. Vamos adentro —finaliza con una mirada de
sobrado y sonriéndole.
Se queda inmóvil intentando comprender las palabras de
Ferit y la situación. El alcohol la vuelve lenta, pero lo logra.
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Cuando Nazli despierta y abre los ojos, tarda unos segundos
en entender que no está en su cama y que es el cuarto de su
jefe. Para completar sus miedos, al levantar la sábana que la
cubre se haya desnuda. El pánico la domina y solo puede hacer
una cosa, llamar a su amiga Fatos. Al prender su teléfono ve
que tiene más de veinte llamadas de ella. Veloz y
desesperadamente le marca.
—¡Nazli! ¿¡Dónde te has metido!? Me tenías muy
preocupada. Lo último que supe de ti fue por un mensaje que
casi no se entendía. Decías que ibas a tomar café con unos
japoneses en casa de tu jefe. Y yo me pregunté: “¿qué?”, eso
no tenía sentido. Te llamé y llamé…
—¡Fatos! ¡Desperté desnuda en su cama y no recuerdo
nada! ¡Por favor ayúdame!
—¿¡Dónde estás, Nazli!? ¿¡La cama de tu jefe!?
—¡Sí! No bebí demasiado, pero no recuerdo qué pasó. Solo
que iba a preparar un café aquí para unos japoneses. Llegamos,
reíamos y ya. No recuerdo más. ¡Ayúdame!
Fatos le pide que respire y piense con claridad. Nazli camina
en círculos mientras se concentra y le llega un recuerdo más,
cuando Ferit la cargaba en brazos y acostaba en su cama. La
diseñadora se emociona y le pide detalles como si pudiera
recordar algo más.
—¡Fatos! No me vuelvas loca. No recuerdo nada. ¡Dios
sabe qué habremos hecho!
Fatos pone a maquinar su cabeza para sacarla del embrollo.
—Muy bien. ¿Dónde está él?
—No lo sé. Seguro en el trabajo.
Se ponen de acuerdo en que lo mejor es ir ver si sigue en la
casa para confrontarlo, para averiguar qué pasó. Nazli solo
lleva una de las sudaderas de Ferit encima de la ropa interior.
Camina descalza y nerviosa hacia afuera de la habitación
mientras conversa con Fatos. Cuando llega a las escaleras
puede oír a Ferit conversando por teléfono y la piel se le pone
de gallina.
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—Nazli, tienes que hacerlo. Confróntalo, pero actúa normal,
como si recordaras todo y como si te ha gustado lo que pasó.
Actúa sensual y sonríele mucho —dice con picardía.
Baja las escaleras y camina en puntillas hasta recostarse de
un pilar cerca de la cocina, desde donde puede ver y escuchar a
Ferit.
—Anoche estuvo bien, me sorprendió. Me alegró
encontrarme con Nazli, estuvo mejor de lo que esperaba.
después te contaré los detalles —dice Ferit por teléfono antes
de colgar.
—Fatos —susurra—. Está hablando con un amigo sobre lo
de anoche. Le ha dicho que luego le cuenta los detalles.
—Claro amiga, los hombres también se cuentan esas cosas.
Es una buena señal. Ya sabes, compórtate sexy y consigue ese
marido millonario que todas soñamos —finaliza y cuelga antes
de que Nazli le pueda responder.
Nazli toscamente cumple las recomendaciones de su amiga.
Se adentra en la cocina y se recuesta de la pared liberando un
bostezo, como si aún siguiera somnolienta, pero sensualmente
con aquella sudadera que deja ver mucho de sus blancos
muslos. Ferit se queda sorprendido y extrañado.
—Buenos días —dice Nazli intentando una voz seductora.
—Buenos días —responde más confundido—. Nazli…
ummm… supongo que recuerdas lo que sucedió anoche.
Nosotros mientras estábamos allá juntos.
—¡Dios, qué vergüenza! —suelta Nazli.
—No hay nada de qué avergonzarse. No sé cómo o de
dónde aprendiste todo eso, pero tanto conmigo como con el
señor Nakatami.
—¿¡Con el señor Nakatami también!? ¿Cómo, cuándo? —
pregunta dejando notar lo aterrada que está en su rostro.
—¿De qué hablas, Nazli?, no te entiendo. —Tarda unos
segundos en comprender qué es lo que pasa por la cabeza de su
cocinera y se levanta de la silla alarmado—. Nazli, entre
nosotros no pasó nada anoche.
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A ella le cuesta creerlo aún más.
—¿No lo hicimos?, pero me llevaste a la cama…
—Sí, pero dormí en el salón… ¿por qué llevas mi sudadera?
Comienza a recordar de a poco, le llegan imágenes de lo que
sucedió y se lo cuenta mientras el asiente.
—Vomité porque me emborraché, me puse mal porque…
porque discutimos. —Le llega el recuerdo de cuando Ferit le
propuso pasar la noche. Revivir la ofensa despierta su furia—.
¡Eres un mal educado y un inmoral! ¿Quién te crees que eres
para hacerme esa oferta?
—Ferit Azlan —responde con soberbia—. ¿Y tú quién eres,
Nazli? ¿Pensaste que pasaría algo entre nosotros después de lo
que sucedió en el evento? Lo siento si hice algo que mal
interpretaste. No soy el marido rico que buscabas.
Se va de la cocina para dejarla con la palabra en la boca,
mas ella no puede aceptarlo. Lo sigue llena de indignación.
—¿Estoy buscando un marido rico? No busco nada
parecido. ¿Qué significa esto? ¡No estoy entendiendo nada!
Él se voltea y con poca paciencia le responde.
—Puedes seguir trabajando como cocinera. Puedes ir y
venir durante el día, cobrar y ni nos veremos.
La rabia que le provocan las palabras de aquel hombre es
mucha, los ojos se le humedecen.
—Eres… eres… eres un inmoral, un grosero y una mala
persona. Eres un mezquino. No sabes lo que son los
sentimientos humanos —suelta desahogándose.
—Puedes irte —responde sin titubear.
La indiferencia la calla por un segundo. No había conocido
a alguien así.
—Deberías despedirme, pero no hace falta. ¡Me voy yo!
¡No pasaría más de dos segundos aquí!
Nazli se marcha de la casa y Ferit se queda un poco
confundido. “¿Me sobrepasé?”, se pregunta.
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El salón de juntas de Pusula es uno de los lugares donde
Ferit pasa más tiempo después de su casa y oficina privada. Lo
más importante para este hombre de negocios es la empresa y
que todo marche como le gusta, sin cambios.
Su hermana Zeynep y Demir son socios y parte de los
ejecutivos que acompañan a Ferit. Engin y muchas veces la
señora Ikbal están presentes. Después de organizar los
cronogramas de los proyectos de la compañía, terminan otra
junta de accionistas y empleados de confianza.
—¿Alguien ha visto a Deniz? ¿No los ha llamado? —
pregunta Engin.
Se miran entre todos y comentan entre sí la última vez que
vieron al escurridizo músico. Ferit en el evento de la empresa y
Demir cuando lo visitó. Zeynep pide que lo llamen y Ferit le
marca.
Se saludan como los amigos que son y después de
preguntarse mutuamente cómo están, Ferit lo invita a cenar,
pero Deniz no puede porque ya tiene planes.
—He conocido a una chica, voy a salir con ella. Bueno eso
espero, porque ella aún no lo sabe.
—Ah, y ¿quién es? —pregunta para fingir interés.
—Todavía no lo sé, nos acabamos de conocer. Creo que me
voy a enamorar —dice liberando una sonrisa y un suspiro.
Ferit tapa el micrófono del teléfono y se lo cuenta al grupo.
—¿Otra vez? ¿Qué ha sido de Alya? —pregunta Engin.
—Es como la bolsa de Estambul, sube y baja —agrega con
humor Demir para la gracia de todos.
Deniz adivina que se burlan de él, pero no le importa. Le
explica a su amigo que aquella misteriosa mujer es diferente en
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todos los sentidos y que tiene algo muy especial. Quedan para
encontrarse otro día.
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39
Después de haberle respondido el mensaje a su jefe, Nazli
sale al encuentro con Deniz y los animales del refugio. Aunque
no tiene muchos ánimos, va con buena actitud.
Se saludan en el refugio y se visten con bragas. Reciben
palas y escobas por parte de los encargados para iniciar la
actividad. Deniz, un hombre adinerado y no acostumbrado a las
tareas de limpieza, se muestra tosco, pero ver a Nazli feliz y
emocionada jugando con los animales lo motiva a hacer
cualquier labor. Juntos asean un poco el lugar, alimentan a los
perros y les regalan un poco del cariño que tanto necesitan.
Al terminar salen entusiasmados.
—Es como si pudieras hablar con ellos, Nazli. Tienes un
don.
—No tengo nada, Deniz. Solo estoy abierta a comunicarme
con ellos. Te lo cuentan todo cuando los miras a los ojos, son
transparentes —dice alegre.
Nazli le comenta que pensó que saldría corriendo cuando le
dieron la escoba y él sonríe, aceptando que no era algo que
hacía regularmente. Ambos se agradan, son buenas personas
dispuestas a hacer algo por los más necesitados. Deniz
aprovecha para invitarla a ir a conversar a otra parte y así
conocerse un poco más. Se montan en el Mustang 69 del
músico y se van de allí.
Al entrar en su cuarto, Ferit recuerda a Nazli acostada,
inconsciente y vulnerable. Rememora cómo la llevó hasta ahí,
a su propia cama y cómo veló porque pasará bien la noche. Era
algo que no se imaginaba haciendo por nadie, aparte de Bulut.
Se siente extraño, algo no anda bien con sus emociones y eso
lo comienza a perturbar.
Deambula sin ánimos por su enorme pero solitaria casa.
Sabe qué es lo que lo está alterando, mas su orgullo no lo deja
aceptarlo. Llega hasta el jardín. Se sienta en los muebles que
quedaron allí de la noche anterior y no puede hacer otra cosa
que recordarla.
40
***
***
42
Engin insiste al verlo, sabe que algo le pasa. Su amigo no es
así.
—Ferit, somos amigos desde hace mucho. Hasta conoces a
la primera chica que besé. Te conozco muy bien, te pasa algo
con esa Nazli. Algo que te corroe por dentro. Vamos, dímelo.
Con casi nadie más podría hablarlo y quien le pide que se lo
cuente es su buen y leal amigo. Desahogarse también lo
ayudará. Así que le cuenta la historia completa, desde el primer
día que aquella obstinada cocinera le dejó una nota, desde que
empezaría a desordenarle la vida.
—Te han pasado muchas cosas en diez días, ya tienes un
pasado con esa chica.
—Solo era la cocinera, no exageres.
Engin le recapitula diciéndole que pasó una noche con ella y
Bulut, que la defendió y bailó con ella en el evento, que la
acostó en su cama y él durmió en la sala.
—Han pasado muchas cocineras por tu casa, ninguna te ha
gustado y vaya que te encantaban los platos de Nazli.
—No me encantaban, eran buenos.
—Ferit, sé que fui yo quien te metió esa idea en la cabeza,
pero si la chica fuera una caza fortunas, ¿por qué trabajaba?
—No lo sé Engin, tal vez me porté mal con ella; tal vez todo
lo que hacía era un montaje. Realmente no lo sé y es lo que me
perturba. No la entiendo, aunque ella parece transparente.
***
43
Zeynep, en medio de la conversación y antes de pedir la
carta, llama a Ferit para convencerlo de que acuda a la cena y
lo logra poniendo a Bulut al teléfono para que se lo pida.
Pasan unos quince minutos conociéndose. Nazli les cuenta
lo ocurrido en el evento de Nakatami, como le echó su copa
encima a la esposa del empresario. Todos ríen por la ocurrente
forma en que ella les narra lo ocurrido.
—Seguro Ferit quería ahorcarte allí mismo —asegura Demir
entre carcajadas.
—Creo que lo habría intentado si no hubieran tantos testigos
—asegura Nazli sonriendo.
—Nunca he sido propenso a cometer un crimen —dice Ferit
en su defensa al llegar y tomar asiento.
Nazli se incómoda, pero los demás lo reciben con alegría.
Ferit contraataca con una indirecta para Nazli que Zeynep y
Demir captan y se sorprenden; más ella no se queda callada.
—Nunca he hecho ofertas extrañas a personas indefensas en
mi vida, especialmente si están borrachas —suelta Nazli.
Zeynep y Demir explayan los ojos e intentan intermediar
para llevar la cena en paz. Lo que logran a medias, pero es
Bulut quien ameniza todo con sus preguntas y chistes
inocentes.
—¿Por qué ya no trabajas para mi tío, Nazli?
Nazli y Ferit se sueltan miradas poco amigables mientras
cada uno espera que hable el otro. Zeynep y Demir intervienen
con curiosidad, también desean saberlo. Responden al mismo
tiempo.
—La despedí…
—Renuncié.
Todos se miran en silencio hasta que Nazli dice que tenían
diferencias y que el trabajo le quitaría mucho tiempo para sus
estudios. Ferit quería agregar algo, pero Bulut se adelanta. Pide
y casi ruega para que todos vayan a casa de su tío Deniz, quiere
tocar un poco de música. Aunque al principio se niegan, uno a
uno va cediendo ante el adorable niño.
44
***
***
46
Ella pregunta de qué tipo. Él le explica que del tipo que se
controla estrictamente, donde la manipulación no está
permitida; las licitaciones justas.
—Porque cuando ese es el caso, no podemos competir de
manera justa con Ferit. Nacieron en una cuna de oro. A ellos no
les importa pagar un par de millones de dólares más.
Hakan le recuerda que para llegar a la cima en donde cree
estar, le costó mucho. Que no tenía una herencia ni unos padres
respaldándolo. Solo puede competir contra él usando su
intelecto y sus trucos bajo la manga. Demet de alguna manera
lo entiende y solo le pide que no tarde mucho en subir a la
cama.
***
47
que solo se trata del vestido que Nazli llevó para el evento de
Nakatami. Lavado y planchado.
Asuman pide que le cuenten y le resuman brevemente lo
ocurrido aquella extraña noche.
48
Hakan Intenta serenarse. El miedo al fracaso lo mantiene
tenso e irritable. Siente que no se ha hecho suficiente, que la
máxima oferta que tienen preparada para la licitación es muy
poca y que Ferit Aslan se la puede llevar. Algo inconcebible,
no lo piensa permitir.
Les reclama a sus trabajadores y les repite las mismas
preguntas esperando mejores respuestas, pero no las hay
porque los números no mienten. Demet le pide que se calme y
guarde la compostura, pues no es lo que espera de su marido.
Sin más que hacer por el momento, Hakan, su esposa y su
equipo, parten hacia el centro de negocios donde ocurrirá todo.
***
***
***
53
La percepción del tiempo transcurre de maneras muy
diferentes en momentos traumáticos, dolorosos o de mucho
estrés. Aunque no es mucho, Ferit no tiene idea de cuánto
tiempo lleva sentado en la sala de esperas del hospital. Está
perdido en un mar de pensamientos y sentimientos
contradictorios. La lógica no le es de gran ayuda en ese
momento y tampoco deja aflorar los sentimientos más allá de
unos ojos humedecidos.
Hacía muchos años que no se encontraba en una situación
de la que no tuviera el control o la solución. El accidente que
sufrió su familia fue algo que escapó de sus manos y la
sensación de soledad que lo embarga es abrumadora.
Deniz y Engin llegan corriendo a la sala de espera,
desesperados por entender el motivo de ir allí. Buscan a Ferit
hasta que lo encuentran sentado en un banco, inmóvil, callado
y con una cara de dolor que jamás le habían visto. Tragan
saliva y preguntan sin dudar.
—¿Qué ha pasado? —pregunta Deniz ya nervioso.
Ferit y él se miran, pero el primero no dice nada, no puede.
Tarik, es quien tiene la dura tarea de informar lo que nadie
quisiera.
—El accidente sucedió una hora después que salieran de
viaje. La señora Leman está en el quirófano, su estado es
bueno. Bulut está herido, pero no corre peligro.
—¿¡Y!? ¿¡y mi hermano y Zeynep!? —interroga Deniz—.
Habla, dímelo.
Ferit observa desde el mismo lugar con un nudo en la
garganta. Tarik mira hacia los lados mientras toma aire y valor.
Engin escucha nervioso y a la expectativa. Deniz no le quita la
mirada de encima al chofer.
—Lo siento, pero perdimos al señor Demir y a la señora
Zeynep.
Engin cierra los ojos al escucharlo. Deniz no puede asimilar
aquellas palabras, su cerebro lo niega.
—¿¡Qué!? ¿Cómo?
54
—En el momento del accidente perdieron la vida —agrega
Tarik sin casi poder respirar.
Deniz comienza a reir y voltea a ver a Ferit para que le diga
que es un chiste. Aunque aquel rostro con los ojos rojos y una
mirada sin vida no dejan espacio para las bromas, le cuesta
aceptarlo
—No digas tonterías, ayer mismo… —vuelve a mirar a
Ferit, sigue igual, no pestañea, no habla y luce terrible.
Entonces comprende que nadie está jugando y enloquece.
Ataca a Tarik. Ferit tiene que levantarse para ayudar a Engin y
lo logran contener. El médico llega y les avisa que Bulut está
bien, solo necesitará una leve fisioterapia para recuperar sus
piernas lastimadas.
En eso, Deniz vuelve a perder el control por completo. Patea
las papeleras, lanza las sillas y grita de dolor por haber perdido
a su querido hermano Demir. Entre los presentes logran
reducirlo para luego terminar abrazándolo y dejarlo llorar hasta
desahogar algo de su terrible pena.
***
55
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***
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57
Cuando Nazli llega a la sala común de las habitaciones
puede escuchar los gritos de Bulut negándose a tomar la
medicina. El corazón se le arruga y apresura el paso.
—¡Me escaparé de aquí cuando estén dormidos! —vocifera
el pequeño.
—¿A dónde irás, Bulut? —pregunta Ikbal tomándolo por el
hombro con cariño.
El niño suelta manotazos exigiendo que nadie lo toque.
—Calma, Bulut. No tienes que molestarte —pide Ferit
haciéndole cariño.
Bulut mira a Nazli entrando y sus ojos brillan.
—Nazli…
Ferit voltea sorprendido. Nazli saluda al niño con una
sonrisa y la mirada más dulce que tiene.
—He venido a desearte que te mejores.
—¡No quiero, no quiero que venga nadie! ¡No me dejan
salir! ¡Me quiero ir a casa! ¡Me obligan a tomar medicamentos!
—libera el niño con desespero.
—Señorita Nazmiye, es mejor que salga —pide Ferit al
creer entender que ni Nazli podrá con su sobrino.
—¿Qué llevas en la bolsa? —pregunta Bulut bajando la voz.
—Galletas, tus favoritas. Las hice para ti —responde Nazli
mientras se acerca y sienta en la cama. Le abre el envase—.
¿Quieres comerte una?
El niño toma una galleta y Nazli se sienta más cerca para
poder abrazarlo, para darle todo el cariño que necesita y lo besa
en la frente y cabeza. Engin entra a la habitación y ve la
emotiva escena junto a Ferit y la señora Ikbal. Es primera vez
que el niño se deja tratar así por alguien.
—Nazli… ¿Sabes que mi padre y mi madre han muerto? —
pregunta el niño mientras se quiebra y comienza a llorar por
primera vez después del accidente.
58
Nazli conversa con Fatos mientras se prepara para ir a
visitar a Deniz y llevarle unas galletas que le preparó con
intenciones de subirle los ánimos. La entrometida Asuman que
recién llega de clases, le pregunta al verla de salida.
—¿A dónde vas, hermanita?
—Ha hecho galletas para el tío de Bulut, se las va a llevar
—responde Fatos.
—¿Ah sí? Está bien. Yo también voy.
—¿Qué tienes que hacer allí? —cuestiona Nazli
comenzando a perder la paciencia.
—¿Y qué tienes que hacer tú allí? Bueno si tienes algo
privado de que hablar yo me quedo.
Nazli niega que haya algo privado que conversar con Deniz
y aclara que solo quiere llevarle las galletas por pedido de
Bulut. Lo que Asuman aprovecha para terminar de instalarse en
la ida hacia el apartamento del músico.
Al abrir la puerta de su hogar y verla ahí parada con una
preciosa sonrisa, Deniz queda encantado; como todas las veces
que la ve.
—Hola. Te traigo galletas —avisa Nazli—. Se las llevé a
Bulut al hospital, cuando vi que le hacía bien, también quise
traerte un poco a ti.
—Quería decirte que lo siento mucho —dice Asuman.
Deniz agradece y las invita a subir para estar más cómodos.
Él se va a la cocina para preparar rápidamente un poco de café.
Nazli aguarda tranquila sentada en uno de los muebles y regaña
de vez en cuando a Asuman, quien curiosea y toca todo lo que
ve. El anfitrión vuelve con las tazas cargadas del líquido y
reparte.
59
—Yo no soy buena cocinera. Me aburro en la cocina —
confiesa Asuman, mas ninguno comenta algo—. Deniz,
siempre he querido tocar la guitarra. ¿Me enseñas?
—La enseñanza no es lo mío. Sería mejor si vas a clases —
responde sin dudar, para detener lo que intenta hacer.
La muchacha se incomoda por el rechazo, pero Nazli
interviene para no dejar que el ambiente se vuelva pesado. Le
pregunta si de verdad sabe tocar todos los instrumentos que
reposan en aquella sala. Él lo afirma y le muestra su primera
guitarra. Asuman observa en silencio y con algo de envidia
mientras ellos conversan amenamente.
Pasado un buen rato, Nazli avisa que deben irse porque se
hace tarde, ella quiere descansar y su hermana tiene que
estudiar. Deniz le pide que se queden un poco más, pero Nazli
insiste en que volverán otro día.
—No te preocupes, vendremos a menudo —dice Asuman
acercándosele, tomándolo por el rostro y dándole un beso en la
mejilla.
Después de un silencio incómodo, Asuman baja por las
escaleras y Nazli aprovecha para intentar convencer a Deniz de
que la acompañe al alberge de animales y adopte un perro para
que vuelva la vida en ese departamento.
—Si no puedo ser responsable de mi propia vida, otro ser
vivo… —Al notar la mirada de decepción de Nazli, agrega
velozmente—. Pero prometo que lo pensaré.
Cuando ella se da la vuelta para irse, él la toma por la mano,
sorprendiéndola. Le dice que lo hace sentir muy bien y le pide
que vuelva otra vez. Nazli se queda en silencio por un instante.
—Nos vemos —responde y termina de marcharse.
***
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***
***
***
66
—A ver. Vas a la fortaleza del enemigo. Es la hora de la
venganza. Deberías vestir con estilo, estar elegante en todo
momento. ¡Eso que llevas no es suficiente, Nazli!
—Fatos, no seas ridícula. La guerra se acabó. Ahora está
sufriendo mucho. Hay que dejar en paz al pasado.
Terminan de discutir y Fatos le enseña unos mensajes que se
mandó con Engin. En el último, el ejecutivo de Pusula la invita
a almorzar.
Nazli sale del edificio con la intención de dirigirse a la
estación del bus para ir a la casa de Ferit, pero Deniz que está
llegando, la sorprende. Le ofrece ser su transporte y ella no
puede evitarlo. Se van juntos en el Mustang rojo de Deniz.
***
***
67
—Mira quien ha venido —suelta Ferit a Engin cuando entra
en la sala de juntas.
—¡Oh, me alegro de verte aquí! —exclama Engin al
levantarse para saludar a Deniz.
Ferit aprovechó para llevarlo y así poder definir algunos
asuntos legales con respecto a la custodia de Bulut y la
empresa.
—¿Cómo lo llevas? —pregunta Engin al volver a su asiento.
—Todo lo bien que se puede llevar.
—¿Cómo está Bulut? —pregunta otra vez el mismo.
—Ya está al cuidado de Nazli. Nuestras vidas serán más
fáciles ahora.
Todos asienten y Engin comienza a hablar del tema legal de
la custodia del pequeño debido a las acciones de la empresa
que recaen en su nombre.
—Debería ser Ferit —dice Deniz sin necesidad de pensarlo
mucho—. Representará a mi hermano y a Zeynep mejor que
nadie.
Ferit lo mira y asiente agradecido por la confianza. Deniz
continúa.
—También podría ser mi tutor legal. Firmar todo este
papeleo me mata. —Ferit y Engin se ríen al escucharlo.
—Se lo diré al abogado, quizás pueda hacer algo —comenta
Engin.
—Estoy seguro que se puede —asegura Deniz—. Puedo
mudarme al dormitorio de Bulut. Tiene un sofá que se
convierte en cama y puedo dormir allí.
Engin y Ferit se miran mientras se ríen, como tenían tiempo
sin hacerlo, hasta que Deniz continúa hablando.
—Nazli podría cuidarnos a los dos. Hacernos galletas y
pastelitos —dice Deniz.
Ferit deja de reír y Engin voltea a verlo. Sabe muy bien lo
que le está pasando a su amigo con esa chica, aunque ni el
mismo Ferit lo sospecha.
68
En su oficina, Ferit trabaja en su laptop como de costumbre
y sin sobresaltos. Aprieta continuamente una pelota antiestrés
en su mano.
La señora Ikbal entra para comunicarle algo.
—Señor Ferit. El señor Hakan está aquí.
—¿El esposo de Demet? —Ella asiente—. ¿Qué quiere?
Le informa que según, este dice tener algo importante que
decirle y le pregunta qué hacer, si dejarlo pasar o inventarle
una excusa. Ferit opta por la confrontarlo e Ikbal sale a avisar.
—Señor Ferit, no se levante —pide Hakan al entrar
sonriente y se le acerca—. Tengo una noticia importante que
darle y quiero que la oiga de mí. ¿Está preparado?
Ferit lo mira fijamente, guardando silencio. Hakan
continúa.
—Demet y yo vamos a solicitar la custodia de Bulut, ¿qué le
parece? —pregunta con una sonrisa retadora.
Aprieta con todas sus fuerzas la pelota antiestrés para no
hacerlo con el cuello del despreciable sujeto que tiene al frente.
Mantiene la compostura y le cuestiona ese repentino interés.
Alega que ellos nunca habían visto al niño ni mostrado algún
afecto por él.
—Esta es la cuestión. Bulut no debería vivir con un hombre
soltero como usted; necesita una familia que le proporcione
seguridad y el tribunal estará de acuerdo con nosotros.
—El tribunal entenderá que lo hacen por su herencia —dice
Ferit con seriedad y se levanta para tenerlo de frente—. Bulut
acaba de perder a sus padres. No puede arrastrarle a sus sucios
juegos por la herencia y no permitiré que lo haga.
69
—No me mal entienda, Ferit. No vine a pedirle permiso. He
venido a informarle de ello. Lo siento, no le gusta que le
perturben la rutina y lo que voy a hacer se la va a perturbar.
Pero saberlo ahora le evita la conmoción mañana —finaliza y
se marcha de la oficina.
Ferit furioso lanza la pelota contra la puerta y llama a su
asistente para que de inmediato reúna a todos los abogados en
la sala de juntas.
En menos de diez minutos Ferit va a la sala para comenzar a
resolver de inmediato la situación de su querido sobrino.
—Señora Ikbal, ¿ha informado a los abogados?
Ella confirma. Ferit va directo al grano con los abogados y
pregunta si Demet y Hakan pueden solicitar la custodia legal de
Bulut ante un tribunal. El abogado con más experiencia le
responde que sí, que Demet por ser la tía tiene el derecho de
intentarlo.
—¿Puede ganar? —pregunta Ferit algo temeroso.
—La vida pasada de la señora Demet, tantos años sin
comunicarse con Bulut, debilitan su posición. Pero intentarán
demostrar que pueden aportar una vida familiar estable.
Ferit se molesta con tan solo imaginar la posibilidad de que
aquel par puedan hacerle más daño a Bulut, solo para conseguir
meterle mano a su herencia. No lo piensa permitir y se lo hace
entender a sus abogados.
***
70
—Yo también lo detesto. Subes la montaña y la bajas
esquiando, es aburrido.
—Estoy de acuerdo, me gusta más el verano. El sol me pone
contenta.
—Seguro se escapara los fines de semana a tomar algo de
sol y para alejarse de los negocios. ¿A Bodrum quizás?
Podríamos ir juntos alguna vez —sugiere Engin.
Fatos sonríe nerviosamente y le contesta que podrían
hacerlo, pero si su apretada agenda dirigiendo su empresa de
modas se lo permite. Engin disfruta mucho de su compañía y
de aquellas historias que no puede imaginar que sean mentiras.
Conversan alegremente hasta que Engin recibe una llamada de
Ferit, este lo necesita en la empresa.
Se van del restaurante, pero no sin que Engin se ofrezca a
llevar a Fatos al lugar en donde quedan las oficinas de su
supuesta empresa. Por el camino, la rubia no hace otra cosa que
seguir mintiéndole en casi cualquier cosa que le pregunta;
costumbres, hábitos, gustos, trabajo. Tarik que va conduciendo
el vehículo, lo escucha todo muy pendiente porque también se
siente atraído por ella.
***
71
Demet se impresiona al conocer la mentira que habían dicho
al niño sobre ella.
—Sí. Pero la tía Demet ha venido desde lejos para vernos.
El niño se sorprende y recuerda que en aquel lugar hay
muchos canguros. Para la gracia de los presentes,
inocentemente le pregunta a Demet si ha traído uno consigo.
Entretanto la tía y el sobrino conversan para conocerse, Deniz
le hace seña a Nazli para hablar en privado.
Deniz le cuenta resumidamente la historia de Demet y cómo
esta se alejó de la familia cortando todo contacto. Le pide
encarecidamente que no le diga a Ferit sobre que ella fue allí a
ver a Bulut, para evitar que se moleste y no impida el derecho
de Demet a compartir con su sobrino. Aunque un poco
contrariada, acepta la petición.
Mas no pasa un minuto cuando el móvil de Nazli suena.
Atiende algo nerviosa al notar que es su jefe quien la llama.
Ferit le pregunta cómo van las cosas hasta el momento, si
fueron a la fisioterapia y qué hacen ahora. Nazli responde todo
con normalidad hasta que Ferit le pide que le ponga a Bulut al
teléfono después de escucharlo carcajear.
—¡Hola, tío!
—¿De qué te reías tanto, monstrito?
—Por tía Demet que ha vuelto de Australia, ¿sabías?
Deniz y Nazli se miran al entender que podría haber
problemas. A Demet no le importa porque piensa obtener la
custodia del niño, peleará por ello tarde o temprano. Ferit se
pone tenso y se endereza en su asiento antes de preguntar.
—¿Está ahí la tía Demet?
Bulut responde que sí e inmediatamente su tío le pide que le
ponga a Nazli al teléfono. Apenas ella habla, Ferit le ordena
que vuelva con su sobrino a casa en ese momento. Nazli le dice
que lo harán en unos minutos.
—Ni si quiera un minuto. Márchense ahora.
***
72
Ya es de noche en Estambul. Ferit, Nazli y Bulut cenan en el
jardín de la casa. El pequeño habla más de lo que come y los
distrae con trucos de magias e inocentes preguntas. Todo
marcha con tranquilidad, pero aparece algo de tensión cuando
comienza a parlotear sobre Australia y los canguros.
—¿Tu tía Demet te ha contado todo eso?
—Así es. Me mostrará muchas fotos cuando me vuelva a
ver.
Nazli, toma los platos sucios y se retira a la cocina para
evitarse malas miradas de su jefe. Lo que no consigue, pues
Ferit la sigue sigilosamente y la interroga. Le pregunta si sabía
que Demet iría a casa de Deniz. Diciéndole la verdad, logra
calmarlo. Sin embargo, Ferit le ordena que durante unos días
no salga de la casa con Bulut y si este le insiste en salir, lo
podrá hacer cuando él regrese de la empresa en las tardes. Sin
razón para negarse, Nazli acepta.
—Y quiero saber todo lo que hacen, ¿entendido? —finaliza.
“Pero qué asfixiante es”, piensa Nazli mientras asiente.
Horas más tarde, Nazli no logra conciliar el sueño a pesar
de estar algo agotada. No se le da fácil dormir en otra cama que
no sea la suya. El aburrimiento y la sed la hacen levantarse
para ir por un poco de agua en la cocina. Al momento de
servirse el vaso, voltea y ve a Ferit parado detrás de ella. Libera
un fuerte grito.
—No grites, despertarás al niño.
—¡Me has dado un susto de muerte! Esto está a oscuras.
Le pide que beba el agua y luego le pregunta si no puede
dormir. Nazli le explica su problema cuando no duerme en
casa. Antes de terminar la conversación también le comenta
sobre el encuentro de Demet y Bulut, que aquellos dos se
encantaron de conocerse. A Ferit se le pone la mirada oscura
porque conoce los motivos de aquella mujer que ahora intenta
ganarse a su sobrino, a su herencia.
73
Iba a responder algo, pero los llantos de Bulut rompen el
silencio en la inmensa casa y ambos salen disparados para ver
qué sucede con el niño.
Apenas entran Nazli corre y se acuesta a su lado para
envolverlo entre sus brazos. El pequeño llora desconsolado
mientras ella le da todo el amor y cariño que puede.
—Extraño a mi mamá… quiero a mi mamá —logra decir
con dificultad, con las mejillas y sus ojos rojos.
Nazli lo sujeta por el rostro intentando encontrar alguna
palabra que pudiera ayudar a mitigar el dolor de aquella
inocente criatura. Ferit mira desde el umbral de la puerta
sintiéndose inútil, sin tener idea de qué hacer.
—Tío —tartamudea sin parar de llorar y levanta su pequeña
mano para llamarlo hacia él.
Ferit se apresura y se sienta a su lado para abrazarlo. El
serio y orgulloso señor Ferit por primera vez se deja ver ante
Nazli cómo un humano, uno que sufre y siente pavor al mirar a
su único sobrino llorar sin consuelo. Los dos se quedan en esa
pequeña cama junto a Bulut, en ese momento más nada
importa fuera de ese cuarto.
***
***
75
Aunque intenta continuar con la retirada, el hombre la
detiene y le pide que abra la cartera. Pese a que ella se niega
firmemente, no lo puede evitar y es descubierta.
Cuando Nazli va con Bulut en un taxi para escaparse un rato
de la casa de Ferit, recibe la llamada telefónica desde la
estación de policía. Al principio no lo puede creer porque su
pequeña hermana debía estar en otra ciudad en ese momento;
una breve descripción la hace entender que no hay error, es
Asuman.
***
***
***
77
Él termina la conversación quitándose la bata de baño y
zambulléndose en el agua. Situación que Nazli sin querer
aprovecha para echarle un ojo al cuidado cuerpo de su jefe.
Al siguiente día Nazli se despierta por los ruidos de un gato.
Ella se levanta para ir a averiguar y sale al patio, pero por un
descuido la puerta se le cierra. Rodea la casa buscando alguna
manera de entrar hasta que se da cuenta que se ha quedado
afuera.
Vuelve al patio quejándose de su mala suerte y se recuesta
de la puerta. La que pronto se abre y ella se va de espaldas
hacia el piso. Pero los brazos de Ferit la sostienen antes de
caer. Nazli le toma por el cuello. Quedan como dos
enamorados a punto de darse un beso apasionado de película.
Ella en bata y él sin camiseta.
—Buenos días —suelta ella, Ferit asiente—. ¿También has
oído al gato?
—No, no lo he oído —responde sin moverse, sosteniéndola.
—Creí que estabas aquí por eso. Hay un gatito en el jardín,
¿no lo sabías?
—¿De verdad?
—Sí —afirma—. Si no, ¿por qué estás aquí?
Nazli es quien se acomoda, si no seguían en la misma
posición por más tiempo.
—No he oído a ningún gato, pero he escuchado voces en la
puerta.
—Ah, vale. Si ves al gato dale de comer. Ha llorado toda la
noche. Apenas he podido dormir. Puede que luego lo encuentre
—dice rápidamente y se marcha nerviosa.
78
Muy temprano en la mañana, Deniz aprovecha la
inspiración que le ha llegado de golpe y compone música
sentado en el piano. Se siente muy animado, algo poco usual
después del trágico suceso de su hermano Demir.
Su móvil suena. Aunque no pensaba atender cuando ve el
nombre de su hermana en la pantalla, toma la llamada. Primero
se saludan cordialmente y Demet le pide que se encuentren
para pasar el rato.
—Estoy componiendo, hermana. No quiero perder la
inspiración. ¿Por qué no vienes un rato? Tomamos café y
preparo algo para comer.
—Deniz… Lo que quiero es ver a Bulut —confiesa
fingiendo voz de tristeza.
Deniz respira profundo y se levanta de la silla antes de
responder. Conoce a su hermana y debe usar las palabras
adecuadas para evitar una discusión sin sentido.
—Me prometiste que lo tomarías con calma. Lo viste ayer.
—¿Necesitamos el permiso de Ferit para verlo?
Deniz le asegura que hará que lo pueda ver, solo que no ese
día. Demet, metida en el papel de una tía amorosa, acepta
denotando decepción en su voz. “No necesito el permiso de
nadie para ver a mi sobrino”, piensa ella.
Demet cuelga la llamada y se va junto a Hakan, quien está
reunido con los abogados para seguir tramando la mejor
manera de ganar la custodia legal de Bulut. En dicha reunión,
los abogados avisan que llevan el papeleo avanzado y
recomiendan que mientras encuentran algo malo en el pasado
de Ferit que sacar a relucir, deben pasar más tiempo con el niño
79
para que ganen su afecto, porque eso será de peso en el
tribunal.
—Amor. Me iré a ver a Bulut. Debo ganarme su cariño —
avisa Demet levantándose de la mesa. Ella tiene dos objetivos;
obtener la custodia del niño para tener control en Pusula y
porque desea metérsele por los ojos al que fue su primer amor
y exprometido, a Ferit.
***
***
***
81
—¿Va a ser feliz con Hakan? —Ferit se levanta del
escritorio. Se siente frustrado—. Incluso mencionan a mi
madre: no es apropiado que viva con una abuela con problemas
mentales. ¡Esto me vuelve loco!
Enging escucha en silencio, intentando buscar ideas para
ayudar a resolver la situación.
—¿Deniz sabe que su hermana va a los tribunales?
—No, se sentiría dividido entre los dos. Pronto se enterará.
Pensar que su pequeño sobrino después de haber perdido a
sus padres, tenga que ir al tribunal y estar en medio de una
batalla legal, solo por el interés de Hakan y Demet por tener
control en Pusula, lo molesta demasiado. Detesta más que
nunca a ese par de despiadados.
***
***
84
Contra todo pronóstico y aunque nadie lo creería, Ferit
Azlan siguió el juego e imitó a su sobrino. Nazli se asombra
gratamente y una gran sonrisa se le dibuja en el rostro. Bulut
no pierde el tiempo y le pide a ella que haga lo mismo. Lo que
hace. A partir de ese momento continúan comiendo mientras
los tres le dan toques a la mesa con la palma cada vez que se
toman un sorbo. Se divierten y por primera vez comparten la
mesa como si fueran una especie de familia feliz.
Llega la noche en la ciudad.
Los tres comparten en uno de los muebles del jardín. Solo dos
están despiertos y conversan amigablemente. Ferit por
momentos se queda mirando como Nazli acaricia el cabello del
Bulut, quien duerme rendido completamente.
—Ojalá se quedara con esta edad. Cuando crecemos
perdemos la inocencia —comenta Nazli.
—¿Crees de verdad que la gente puede ser inocente? —
pregunta Ferit incrédulo.
—No siempre, solo cuando somos pequeños —dice
sonriendo, pero luego pregunta confundida—. ¿Tú no lo crees?
Ferit se recuesta y suelta un suspiro.
—Creo que la inocencia es uno de esos mitos creados por
los seres humanos. La inocencia pura no existe. Nadie es
inocente. Todos estamos dirigidos por instintos y pasiones. —
Nazli se entristece al escucharlo—. Aquellos a los que creemos
inocentes están esclavizados por sus instintos. Por lo tanto la
inocencia nunca ha existido, para empezar.
—¿Ni siquiera en un niño? —cuestiona al no comprender.
—Tampoco en un niño —dice y mira a Bulut—. No se rinde
hasta que no obtiene lo que quiere, ¿eso es ser inocente?
Al quedarse sin palabras y no querer continuar con la
conversación, le pide a Ferit llevar al niño a la cama.
***
85
En casa de Deniz se lleva a cabo una reunión con Alya y sus
amigos. Fatos y Asuman fueron invitadas y aunque la primera
no quería ir por temor a encontrarse con Engin, ahora se
encuentran tocando el timbre para entrar.
Alya canta en la sala para todos cuando las recién llegadas
suben por las escaleras. Van directamente a saludar a Deniz
para averiguar el paradero de Engin y si asistirá a la reunión,
Fatos no quiere encontrárselo porque no quiere sincerarse
todavía. Al enterarse de que Engin se quedó en casa, se relaja y
junto a Asuman continúan escuchando la preciosa melodía que
Alya entona con pasión.
La cantante despierta admiración en Fatos y en Asuman, la
consideran una especie de celebridad, aunque está muy lejos de
serlo, por el momento. Al terminar la canción Asuman presenta
a la cantante con la diseñadora de modas.
—Felicidades, Alya. Has cantado como nunca —felicita un
conocido de ella.
—Qué vida tan estupenda tienes. Todos le prestan atención
a cualquier cosa que haces —dice Asuman con envidia.
—La realidad es muy distinta. Los cumplidos no sirven para
nada. No puedo grabar un álbum ni cantar en un lugar
importante. Esto es muy duro —cuenta Alya.
—Seguro lo superas, solo son pequeños contratiempos —
anima Asuman.
—¿Quién es tu estilista? —pregunta Fatos después de verla.
Alya las mira a ambas y por poco se ríe.
—Ustedes me toman por una superestrella. ¿Creen que mi
presupuesto me da para tener estilista? Compro lo que me gusta
en las tiendas y listo —dice sonriendo.
Asuman ve la oportunidad y propone que Fatos sea la
diseñadora de Alya. Ambas aceptan animadamente.
***
86
El día siguiente Ferit visita muy temprano a su madre en la
clínica donde le dan la atención especial que él cree que ella
necesita. La pone al día con los eventos de la familia y después
se marcha a la empresa, sin conseguir sacarle una palabra.
En la sala de juntas se reúne con los abogados, Enging y la
señora Ikbal para tratar el asunto de la custodia de Bulut. No
son muy alentadoras las noticias porque los abogados le dan a
entender que existe una posibilidad real de que Demet y Hakan
logren lo que quieren.
Mas juntas, informes, y análisis de proyectos son parte del
día de Ferit hasta que regresa a casa. En esta ocasión sin
sobresaltos, solo están su querido sobrino y Nazli.
Estos juegan armando un rompe cabezas en el jardín,
sonríen y disfrutan juntos.
—Buenas noches, ¿cómo están? —pregunta Ferit alegre de
verlos ahí.
Recibe el saludo de ambos y Nazli se le acerca para
preguntarle si puede irse a casa a recoger sus libros de japonés.
Ferit no se siente convencido de quedarse solo para el día que
les viene encima.
—Es que mañana tenemos que ir a los juzgados. Bulut
también debería ir, sería mejor si pudiéramos ir juntos.
¿Podrías quedarte hasta unos días más que todo se calme?
Puedo enviar a alguien por tus libros.
—Me quedaré. No te preocupes por los libros, después iré
por ellos —dice un poco desilusionada.
Ferit le agradece y enseguida llama a Tarik para que recoja
los libros de Nazli. Este acepta hacer lo pedido.
Llega al edificio donde vive Nazli justo cuando Asuman se
monta en un taxi para ir a verse con Demet y mostrarle las
fotos que tomó del documento que Ferit ocultaba. Va al
apartamento y toca la puerta.
—¿Qué se te olvidó, Asuman? —pregunta Fatos al abrir la
puerta y se queda en shock cuando ve a Tarik allí parado.
87
Él también tarda en reaccionar al no entender por qué la
empresaria de la moda está en el humilde apartamento donde
vive Nazli.
Muy apenada y costándole mucho, le confiesa toda la
verdad, rogándole que no le diga nada a Engin. Lo que no haría
Tarik, a pesar de estar completamente ilusionado con ella, a
quien ahora ve más accesible.
88
Nazli recostada de la puerta de la habitación contempla la
escena.
—Ahora duerme, monstrico —pide Ferit mientras termina
de arroparlo.
—No tengo nada de sueño —replica Bulut sentado en la
cama.
—Los niños crecen más deprisa si duermen mucho…
Bulut se queda callado por unos instantes mientras un
recuerdo con su madre comienza a atacarlo. Aunque quiere
parecer fuerte, el pequeño no puede y rompe en llanto. Ferit se
acerca más a él para poder abrazarlo y le pregunta qué le pasa.
—Mi mamá me decía lo mismo… ¿cuándo van a volver? —
pregunta entre lágrimas.
Nazli siente el dolor de aquel niño como si fuera suyo.
—Calma, Bulut. Si tu madre te viera así se enfadaría
conmigo. Yo también la extraño mucho.
—También extraño a mi papá, a los dos. ¿Tío, no voy a
volver a verlos nunca más?
Ferit respira profundo al no saber qué o cómo decirle algo.
Mira a Nazli, está enmudecida. Bulut continúa.
—¿Si me porto muy bien y soy un niño muy bueno, podré
volver a verlos?
—Ya eres un niño muy bueno. Tus padres están muy
orgullosos de lo valiente que eres.
El niño sigue llorando. Ferit lo abraza y le da todo el afecto
que tiene hasta que se queda dormido.
***
89
Muy temprano en la mañana los más cercanos a la familia
Azlan están en el tribunal junto a Ferit y a Bulut. Del otro lado
de la tribuna Hakan y Demet junto a sus abogados aguardan
con ansias que inicie el litigio, pues tienen una carta bajo la
manga. Cada equipo de abogados y sus representados, repasan
los últimos detalles de la estrategia.
—Nazli. Yo solo quiero vivir con mi tío, solo con él —
suplica Bulut preocupado.
Deniz se siente culpable por haber dejado que su terrible
hermana se acercase al niño. Nazli le toma la mano al niño.
—Tranquilo, tu tío no permitirá que vivas con nadie más…
El abogado de Hakan y Demet se pone de pie para iniciar
con su argumento.
—Su señoría. El demandado alega que la señora Demet no
había visto al padre del niño, su hermano el señor Demir, desde
hace muchos años y que el señor Demir y su familia no tenían
ninguna intención de reconciliarse con ella.
El abogado reparte unas carpetas mientras continúa con su
exposición.
—Pero como se puede comprobar aquí. El señor Demir
quería darle acciones de la empresa a mi cliente un día antes de
fallecer, mas no tuvo el tiempo suficiente para llevar este deseo
a cabo.
Ferit queda aturdido al ver la fotografía del documento que
con tantos celos guardó. Su abogado se pone de pie e
interviene.
—Es la primera vez que vemos estos documentos. Tenemos
serias dudas de que este documento sea real, son unas fotos.
—Tenemos la completa seguridad de que el señor Ferit
Azlan engañó a mi cliente. Ha ocultado estos documentos. Es
obvio que el señor Ferit quiere usar al niño para tener todo el
control de la empresa. Mi cliente y su marido pueden
proporcionarle una familia estable al niño. El señor Ferit vive
solo. No estaría bien que dejara al niño en manos de niñeras —
replica el abogado de Demet.
90
El juez lo piensa por unos segundos y luego manda a todos a
ponerse de pie. Anuncia que ha tomado una decisión. Nazli,
Bulut y Deniz aguardan sentados en silencio, muy nerviosos y
rogando que permitan a Bulut seguir con su tío.
—Es necesario examinar todas las pruebas. Por lo tanto esta
demanda tiene que posponerse. La custodia temporal se le
concede a la señora Demet.
Demet y Hakan sonríen y miran a Ferit burlándose de su
derrota. Ignorando los llantos del pequeño Bulut cuando
comprende que no seguirá quedándose con su querido tío y por
el contrario, ahora vivirá con dos completos extraños.
—¿Tío, ya no puedo quedarme en tu casa? —pregunta entre
lágrimas.
Deniz y Nazli voltean a ver a Ferit esperando que el hombre
exitoso que siempre tenía todo bajo control haga algo para
cambiar la situación, mas entienden que no puede. Nazli toma a
Bulut y junto a Deniz salen de la sala.
Ferit ve con tristeza en los ojos como sacan a su sobrino
llorando, pero su mirada cambia a asesina cuando Hakan y
Demet se acercan a él para regocijarse por su victoria. Les deja
claro que no dejará las cosas así y que recuperará a Bulut.
En uno de los pasillos del tribunal Deniz consuela al
pequeño mientras limpia sus mejillas llenas de lágrimas. Bulut
tiene mucho miedo de ir a vivir con dos desconocidos y de
alejarse de la única familia conocida que le queda.
Nazli triste, conversa con Ferit sobre los siguientes pasos
para el pequeño y le cuestiona sobre la existencia de aquel
documento que provocó un giro en la decisión del juez. Ferit le
comenta que el abogado les informará lo que viene.
—Juro que haré pagar a quien se atrevió a fotografiar ese
documento.
Hakan se aproxima a ellos riendo descaradamente junto a
Demet, quien pide no alargar más el proceso. Ferit los mira con
desprecio, no puede soportar tener a esa clase de personas
cerca del niño y de él.
91
—Demet, cariño. No pierdas tiempo hablando con él. No
vale la pena —dice su esposo.
—Lo único que les importa es el dinero y las acciones de
Pusula, pero no crean que lograrán vencerme.
—Ferit Aslan, Ferit Aslan. Baja un poquito ese tono,
tranquilo —dice Hakan en voz baja y la sube de inmediato al
mismo tiempo que acerca su dedo al pecho de su oponente—.
Entérate que no me das miedo ni significas nada para
nosotros…
Ferit intentando controlarse, observándolo de arriba bajo
mientras este se descarga y hasta que llega Deniz a controlar la
situación.
—¡Menos mal llegas Deniz! ¡Decide de qué lado estás, si de
el lado de tu hermana o si seguirás siendo la marioneta de ese
hombre! —finaliza Hakan señalando con su dedo a Ferit.
—¡Aquí la única marioneta eres tú! No tengo que elegir
entre nadie, lo tengo todo muy claro —responde Deniz.
El pequeño se siente más nervioso al escuchar aquella
discusión llena de insultos y gritos. Nazli no lo duda y lo invita
a salir de allí. Bulut acepta y ella se lo sube en brazos, necesita
sacarlo por su propio bien.
Cuando termina la disputa verbal, Ferit y Deniz no logran
encontrarlos en el pasillo y Nazli tampoco responde las
llamadas. Porque Bulut y ella ya se encuentran llegando al
refugio de animales.
—Nazli, ¿dónde estamos? ¿Qué hacemos aquí? —pregunta
el pequeño curioso.
Nazli le afirma que la pasará muy bien y que le gustará, lo
que es suficiente para que el niño se tranquilice. Enseguida se
sorprende y alegra cuando ve el montón de animales por todo
el lugar ladrando y correteando.
—Quiero que conozcas a mi amiga Zelma —dice Nazli.
Se agacha al lado de una pequeña cachorrita de pelaje
blanco y orejas marrones. Esta menea la cola a toda velocidad
92
y se le nota contenta. Nazli la acaricia por todo el cuerpecito y
le pide a Bulut que también lo intente.
—Encontraron a Zelma en la carretera hace tres meses. Aquí
la cuidan. La operaron hace poco, no había podido verla desde
entonces.
—¿Zelma tuvo un accidente como yo?
—Sí, y pronto tú también te curarás como ella.
Bulut sonríe y le da un par de galletas en forma de huesitos
a Zelma. Junto a Nazli, comparte con la tranquila criatura un
buen rato.
—Zelma es muy traviesa —comenta Bulut.
—¡Como tú verdad! —exclama Deniz al llegar al refugio.
Bulut se contenta al verlo y Nazli se sorprende de que esté
allí, qué los haya encontrado. Deniz le comenta que Ferit y él
estaban algo preocupados.
—Lo siento, puse el móvil en silencio en el juzgado. ¿Cómo
nos has encontrado?
—Sé que te refugias en los animales cuando buscas paz y
aquí estoy.
A Nazli le impresiona y le toca en el corazón esa simple
respuesta; el hombre que tiene al frente no solo la oye, también
la escucha y la comprende como pocas personas.
Por petición de Bulut, Deniz juega un poco con Zelma y
después llama a Ferit para actualizarlo. Al estar tranquilo, Ferit
retoma sus planes y llama a la señora Ikbal para iniciar la tarea
de descubrir quién fotografió el documento.
***
93
Asuman se reclina en su asiento con mirada y sonrisa de
sobrada.
—Lo sabía y por eso saqué esas fotos.
—La señora Demet no podía saber si las fotos estaban
manipuladas o si serían aceptadas en el juicio. No sabíamos si
solo tratabas de sacarnos dinero.
—Da igual. El juez le ha dado el niño a la señora Demet.
Eso demuestra la autenticidad y la importancia de mis fotos.
He cumplido mi palabra, ahora es su turno —sentencia la
traicionera joven.
El hombre la mira, no se considera un buen sujeto, pero sabe
que el tipo de persona que tiene al frente son de las peores,
podría vender hasta a su propia madre. Le entrega un sobre con
unos cuantos miles de liras y emprende la retirada.
—Señor, Bekir. Dígale a la señora Demet que siempre podrá
confiar en mí —afirma Asuman.
Bekir asiente y se va.
Satisfecha y dispuesta a sacarle provecho a su botín,
Asuman llama a una de sus amigas y la invita a que la
acompañe a hacer compras. Durante un par de horas la joven
entra y sale de las tiendas como si fuera una niña rica, gastando
el dinero que ganó con la fotografía de aquel documento.
***
96
—Nazli —dice y ella se detiene—. Gracias, nos has
ayudado mucho a Bulut y a mí.
—Todo se resolverá, adiós —responde y se baja.
Ferit la observa hasta que ella entra al edificio.
***
***
98
Más tarde por la noche, Asuman ya calmada y durmiendo.
Fatos y Nazli se ponen al día.
—¿Qué pasa con tu vida amorosa? —pregunta Nazli
curiosa.
—Hay dos tipos de hombres a los que dejo entrar en mi
vida, unos son ricos, guapos y de ideas afines; y los otros son
ricos, guapos y de ideas no afines.
Nazli se carcajea por la forma en que su amiga le explica
aquellos detalles sin sentido para ella.
—Nazli, he eliminado a los pobres de mi vida amorosa. Ya
tengo suficientes pobres entre amigos y familiares.
—Mira. También tenemos otra opción, ni rico ni pobre;
clase media y de ideas afines —asegura sonriente.
—No, no, no. Esos son los más peligrosos, Nazli. Si les
puede ir mal, les irá mal. Puede estallar una crisis y hundirse
todo y entonces te encontrarás entre los pobres otra vez —
finaliza tocando madera tres veces.
—¡Dios nos libre de los hombres de clase media! —exclama
Nazli en tono de burla.
—He cometido un error. Encontré a un hombre rico, guapo
y de ideas afines, pero como yo iba muy elegante he tenido que
mentirle y para no espantarlo solo puedo mentir más.
Nazli la compadece mientras continúa burlándose hasta que
deciden irse a dormir.
***
***
***
101
—Disfruta tu pequeña victoria, Hakan. Porque te juro que te
haré pagar por esto. Te la haré pasar muy mal por todo lo que
has hecho y todo lo que piensas hacer —dice y se retira.
Nazli es recibida por Demet en el enorme y bien cuidado
patio trasero de su mansión. La anfitriona, como de costumbre
está bien vestida, decorada con joyería costosa y bien
maquillada. Invita a Nazli a tomar asiento.
—¿Te apetece tomar algo?
—No gracias, no hace falta —responde Nazli denotando
impaciencia en su voz.
—De acuerdo. Nazli, te he invitado para hacerte una oferta
de trabajo. Como habrás notado, quiero darle una nueva vida a
Bulut sin que tenga que cortar con su anterior ambiente. Por
eso quiero que vengas a trabajar con nosotros.
—Señora Demet. Ya es demasiado tarde para no cambiarle
el ambiente…
—Sin embargo, todos queremos lo mejor para Bulut, ¿no?
—Eso espero, ¡qué de verdad todos queramos los mejor para
Bulut! —suelta Nazli.
—Claro, por eso quiero que te vengas y vivas aquí. Bulut te
quiere mucho y pasa todo el día hablando de ti.
Nazli asiente varias veces antes de responder.
—Soy cocinera, es lo que estudio. Quiero mucho a Bulut.
Haré todo lo que pueda por él, pero no es un trabajo para mí.
No es mi profesión. Lo siento mucho por él.
Demet le pide que lo piense y le ofrece llevarla para ver al
pequeño, Nazli acepta sin pensarlo, desea saber cómo ha estado
Bulut y si ha logrado adaptarse algo. En ese momento Deniz
también llega al lugar y las saluda a ambas, aunque extrañado
de ver a Nazli allí. Demet lo invita para ir todos juntos a
compartir con Bulut.
El pequeño juega concentrado en su tablet y acostado en la
cama hasta que se da cuenta de la presencia de Nazli. Los ojos
le brillan cada vez que la ve. Se olvida del juego y suelta el
dispositivo.
102
—Nazli, tío, han venido los dos a verme.
Ambos se sientan en la cama cerca de él para mimarlo un
poco. Nazli lo abraza y acaricia. Bulut les cuenta que no le va
tan mal, que hizo que le compraran un televisor inmenso y una
consola para jugar videojuegos cuando quiera.
—También tiene dvds educativos, películas y documentales
apropiados para su edad, pero no los ha visto. Se la pasa el día
jugando —explica la niñera que acomoda el cuarto.
Entonces, Nazli propone leer un poco para que Bulut
aprenda algo nuevo. Entre ella y Deniz enseñan al niño sobre la
naturaleza y los animales. Después juegan por más de una hora
hasta que finalmente Nazli debe marcharse.
—Leerás una parte del cuento todas las noches, ¿de
acuerdo? —pregunta y el niño asiente—. Dame un besote
entonces.
Bulut se queda embelesado mirándola con amor, tanto que
Deniz tiene que soplarlo varias veces para sacarlo de su
burbuja.
—Nos vemos mañana, querido Bulut —promete Deniz.
—En mi casa tengo una lámpara que dibuja estrellas en el
techo, ¿podrían traérmela? —pregunta Bulut.
Demet le pregunta por qué no se lo había mencionado antes,
pues le habría comprado una.
—Porque quiero la mía —aclara y Demet se malhumora
como siempre.
—Yo me encargo de traértela —promete Deniz para la
tranquilidad del niño, quien acepta contento.
Camino hacia el Mustang, Deniz le cuenta a Nazli que
aquella lámpara se la regaló Zeynep a Bulut y que está en la
casa en donde vivían ellos tres. Comentan sobre lo mucho que
debe extrañarla el niño y que nadie podría ocupar aquel vacío.
Antes de abrir la puerta del auto, Deniz se detiene. Nazli puede
notar que algo le sucede.
103
—Desde el accidente no he ido a casa de mi hermano y
Zeynep, no he podido. Ferit se encargó de todo eso. ¿Me
acompañarías?
—Sí, por supuesto.
El color y una sonrisa vuelven al rostro de Deniz. Tener a la
hermosa Nazli de compañía le da la fuerza necesaria para
atreverse a volver a aquel hogar en el que vivió y fue muy feliz
su hermano Demir. Se montan en el auto y salen en dirección a
ese lugar.
Entrar en la casa es un duro golpe emocional para Deniz y
Nazli tiene una sensación extraña, como si todavía los padres
de Bulut vivieran allí. Deniz le explica que la madre de Ferit, la
señora Leman, pidió que no tocaran nada del lugar. Que por
eso la casa luce así; con los últimos documentos que Demir usó
aún en su escritorio, con los cojines algo desacomodados en los
muebles.
Recorren el lugar lentamente, en muchas partes Deniz
cuenta sobre algún recuerdo bonito o curioso. Miran
fotografías. Aunque de momentos a ambos se les humedecen
los ojos, mayormente se debe por la alegría de rememorar.
—Cuando estábamos todos juntos éramos increíblemente
felices, no nos hacía falta nada más. Ahora solo nos quedan
unas fotos…
—No son solo fotos, Deniz. Son recuerdos. Bulut es muy
afortunado por tenerte como tío. Porque te encargarás de
revivirle estos recuerdos y así nunca olvidará a sus padres.
—Muchísimas gracias. Si no me hubieras acompañado, no
habría venido.
—Es importante que estés bien. Todos te necesitan, Bulut
más que nadie.
Terminan de conversar cuando Nazli le avisa que tiene que
irse porque es tarde y se preocuparán en el apartamento
***
104
Fatos, ese día se había encontrado con Tarik en el mismo
restaurante barato de la vez anterior. Conversaron bastante y el
hombre, a pesar de sentir algo por ella, la aconsejó sobre cómo
agradarle aún más al señor Engin.
Ahora, ella se encuentra cenando junto al guapo, millonario
y hombre de ideas afines al que sigue mintiéndole acerca de su
status social.
—Hemos hablado del clima, del mar y hasta de la ensalada,
pero no me has dicho de qué vives.
—Bueno, claro que podemos hablarlo. Yo diseño ropa y las
mujeres del taller las cosen, eso es todo. Es aburrido, por eso
no lo hablo a menudo.
—¿Dónde tienes el taller? ¿Cómo se llama la marca? ¿No
quieres contármelo?
—No es eso. Lo que no quiero es aburrirte.
—Jamás me aburriría de escucharte hablar, Fatos. Y claro
que quiero saber sobre tu trabajo.
Engin insiste y sin saberlo la acorrala. A Fatos no le queda
otra que mentir más. Le dice que es nueva en el sector de la
moda, pero tiene una buena cartera de clientes.
—Solo me hacen falta más mujeres ricas y una que otra
celebridad que luzca mis diseños en las redes sociales. Bueno,
ya veremos.
Y como si el destino se escribiera mientras hablan, Engin
divisa a Alya llegar al restaurante y exclama de emoción por
como la suerte les sonríe.
—Alya se dedica a la música y creo que ambas podrían
trabajar muy bien juntas.
Engin le pega un grito a la cantante para saludarla y que se
acerque a la mesa. Fatos traga saliva al entender que puede ser
descubierta en ese preciso momento. Engin se pone de pie para
presentarlas.
—Alya, la prometedora estrella de la música y el diamante
en bruto del mundo de la moda…
—Fatos —suelta Alya al ver a la rubia.
105
Quien se levanta y la saluda. Engin se extraña al notar que
se conocen y pregunta. Alya responde sin muchos detalles y le
devuelve la pregunta. Fatos respira profundo y se adelanta.
—Me conoce como dueña de una casa de modas que viste a
la alta sociedad.
Alya se queda completamente confundida al oír aquello.
—¿Qué?
—¿Cómo debería conocerte? —cuestiona Engin algo
extrañado por la reacción de la cantante.
Fatos se queda sin habla por los nervios que le suben a la
cabeza. Alya lo nota e intercede para ayudarla.
—Bueno, yo la conozco de lo mismo que tú, Engin. Mi
estilista favorita, Fatos. Me alegro de verte —dice y la abraza
para susurrarle—. No sé qué pasa, pero te seguiré la corriente.
Fatos se alegra y se vuelve a meter en el papel. Inventa y
engaña más al ingenuo Engin con la colaboración de Ayla.
Cuando la cantante se marcha, ellos continúan con su cita.
***
***
***
***
109
Nazli aún molesta, toma su teléfono y llama a Demet. Sin
mediar palabras y sin saludos cordiales, le notifica que no
aceptará el trabajo y le cuelga.
Deniz que acompañaba a Bulut y a Demet en la mesa lo
escucha. Le manda un mensaje a Ferit avisándole.
Ferit sonríe al comprender que Nazli no solo es una
magnífica cocinera, una hermosa mujer y una persona de muy
noble corazón, también es leal.
110
Ikbal se apresura hacia su jefe al verlo caminando por un
pasillo de la empresa.
—Señor Ferit, debe elegir el regalo para el señor Nakatami.
—Ahora no tengo tiempo para ese, ocúpese usted.
La señora Ikbal aumenta su ritmo para poder seguirlo
mientras le insiste que le dedique un momento a la tarea y él
toma la carpeta para ver las opciones.
Nazli llega a Pusula. Tiene la intención de contarle todo a
Ferit sobre la traición de Asuman. Los encuentra rápido.
—Nazli —saluda Ferit y le devuelve la carpeta a la señora
Ikbal, para prestarle toda su atención—. Llegas en el momento
adecuado.
—Hola. He venido a hablarte de algo muy importante —
dice con nervios.
Ferit está apurado porque tiene una reunión y no quiere que
esperen por él. Le pide a Nazli que ayude a la señora Ikbal a
escoger el regalo para Nakatami, como se conocieron bastante
y se llevaron muy bien, podría hacerlo mejor.
—Háganlo en mi despacho. Al salir de la reunión me les
uno.
Se marcha sin decir más. Nazli y la señora Ikbal van a la
oficina de Ferit para ponerse en la labor encomendada.
Sentadas en uno de los lujosos y cómodos muebles del
despacho, pasan un buen rato revisando y tratando de conseguir
el obsequio indicado. Ven muchas posibilidades, pero a Nazli
le parecen mejor las espadas y sables para el empresario nipón.
—De estos tipos de grabados en los mangos, hay copias
hechas a mano. En una de nuestras conversaciones el señor
111
Nakatami mencionó que le gustan mucho las espadas. Creo que
le encantará una espada tradicional.
—Muy bien. Le diré a mis asistentes que investiguen —
responde la señora Ikbal antes de ponerse de pie para salir.
Ferit entra en la oficina, callado y de muy mal humor. Nazli
y la señora Ikbal lo notan, la última le pregunta el motivo.
—Nada… ese es el problema. Los abogados del bufete con
el que trabajamos, aseguran que el documento no lo han podido
filtrar ellos. Le echan la culpa a nuestro departamento jurídico.
—Nuestro departamento jurídico, dicen lo mismo y culpan a
los otros —agrega la señora Ikbal.
Nazli escucha en silencio, con el corazón acelerado, bastante
nerviosa. El tono con el que habla Ferit denota mucha rabia,
una que podría desatar en contra de su hermana y de ella
misma.
—Exacto, se acusan entre ellos para no tomar
responsabilidad. El documento solo estuvo en tres lugares y en
mí casa no pudieron sacarle la fotografía —asegura Ferit.
Al estar completamente seguro que no averiguarán nada
haciendo preguntas, le solicita a la señora Ikbal que trate de
averiguarlo en secreto, utilizando el método que sea necesario.
—Quiero castigar a la persona que lo hizo de la manera más
estricta posible. ¡Quiero que se arrepienta! —suelta Ferit.
Antes de salir de la oficina, la señora Ikbal le pregunta si
quiere ver la elección que Nazli hizo para el regalo de
Nakatami. Él asegura que no hace falta si fue ella quien lo ha
elegido.
Al quedarse solos Ferit le pide disculpas por haberla
mareado con sus problemas, por al notarla algo afectada. Nazli
se pone de pie. Le asegura que no hay problema, que a todos
les afecta la situación del niño.
Ferit se la queda mirando y sonría al recordar.
—Nazli, muchas gracias, por no aceptar la oferta de Demet.
Me lo ha dicho Deniz.
112
Ella se mantiene en silencio. Él ve fijamente ese inocente
rostro y no puede evitar que sus labios vuelvan a curvarse. Se
le acerca y toma su mano. A Nazli se le pone la piel de gallina.
—Puede parecer algo simple. Pero tu apoyo es realmente
importante para mí. Me alegra que Demet no te haya engañado.
Además, Bulut regresará a casa pronto. Juntos recrearemos su
antiguo ambiente. Eres muy buena —dice Ferit sin soltarle y
mirándola fijamente a los ojos.
Nazli tiene sentimientos encontrados al gustarle lo que
escucha y sentirse culpable por saber la verdad del documento,
que fue su propia hermana la responsable de todo el caos. No
aguanta, recupera su mano y se despide para volver a casa.
En el trayecto solo piensa en aquello. Es la primera vez que
atraviesa por una situación semejante, en la que un niño
pequeño está pagando las consecuencias y otros sufren en
silencio, por culpa de su hermana por haber fotografiado ese
documento y por la de ella de no ser capaz de decir la verdad.
Al llegar al apartamento discute con Asuman y habla con
Fatos para intentar descubrir cuál es la mejor solución.
***
***
114
y de aquella última mañana cuando abrió la puerta del patio y
ella cayó en sus brazos.
Después de hallar tranquilidad y paz, el sueño se hace
presente y Ferit finalmente puede acostarse para descansar, el
día que viene estará lleno de retos y debe tener la mente fresca.
***
116
pregunta por los ingredientes mientras comienza a tomar lo que
necesita. Nazli se limita a observar como aquel hombre trabaja.
—¿Qué más necesito? Sal, pimienta negra, jengibre, una
cacerola… —se detiene y la mira—. Por cierto, lo siento. Me
he dejado llevar y he entrado sin más, ¿puedo pasar?
No se esperaba aquello y comienza a reírse sin control. Le
señala en dónde están los ingredientes que faltan y se marcha al
sofá. Aquella última pregunta tonta le devolvió el buen humor.
Tras una hora de preparación, Deniz sirve la gran olla de
sopa en la mesa. A Nazli le huele muy bien y lo felicita. Cada
uno se devora un plato mientras conversan y bromean. La
visita inesperada del cantante terminó alegrándole el día.
Tocan el timbre. Deniz se levanta para abrir la puerta y se
encuentra de frente con Alya y Fatos. La primera se disgusta
por verlo allí y le pone mala cara e interroga, pero sin tener
derecho a reclamarle, termina de pasar.
Todos terminan compartiendo la sopa y el resto de la tarde.
Al sentirse mejor, Nazli se ánima para ir al trabajo.
***
***
120
Es Demet quien la llama. Le informa que está en el hospital
con Bulut, lo llevaron por precaución después de tener una
caída.
***
***
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A media mañana, Fatos lee una revista en la sala y Asuman
conversa por teléfono en el balcón. Nazli sale de su habitación
de mal humor por haberse quedado dormida hasta tarde.
—Buenos días, cariño. Dejamos la mesa servida por si
quieres desayunar.
—No estoy de humor. Mi móvil volvió a morir y la alarma
no me despertó.
Fatos se burla diciéndole que es momento de cambiar ese
pedazo de historia, aunque al mismo tiempo se ofrece a llevarlo
al servicio técnico más tarde. Nazli se rehúsa a deshacerse del
teléfono. Le ruega que aguante un poco más mientras le hace
cariño y le habla para que encienda.
En ese momento, Asuman comienza a subir el tono de voz
en medio de su conversación por el celular. Habla con una
amiga acerca de tomarse las clases de verano con calma y de
no quedarse en casa estudiando cuando otros suben fotos en la
playa en sus redes sociales.
Nazli se molesta por la forma en que aquella muchacha que
tiene cuentas pendientes con todos, se toma las cosas con tanta
tranquilidad. Se levanta, le quita el teléfono a Asuman para
entregárselo a Fatos y le pide que le meta su tarjeta SIM porque
usará ese móvil hasta que el suyo sea reparado. La menor se
queja, mas no puede hacer nada.
***
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127
Asuman discute con la señora de servicio de Demet para que
no se entrometa y la deje ir a la parte trasera de la mansión
porque necesita hablar urgentemente con su jefa. Al continuar
con su avance, se encuentra con que Deniz la mira desde lejos
mientras juega con Bulut.
El músico de inmediato se extraña por la presencia de
aquella muchacha allí y Asuman se queda paralizada por un
instante antes de caminar hacia él pensando en una buena
excusa.
—Hola —saluda Deniz, serio y sin simpatía—. ¿Qué estás
haciendo aquí?
—Querida, Asuman. Buenos días —interviene Demet para
evitar quedar en evidencia por la torpe muchacha.
—Buenos días, señora Demet.
—Seguro has venido a ver al pequeño Bulut —agrega
Demet.
Deniz sigue dudando y Bulut mira a la recién llegada sin
nada de simpatía. Asuman lo afirma e intenta ganarse la
atención del niño, aunque este no se muestra con ningún interés
por ella. No le cae muy bien.
—¿Nazli también va a venir? —pregunta Bulut.
—No, cariño. Pero tu amiga Asuman está aquí.
Bulut la ignora y le pide a su tío que continúen jugando con
unos carritos. Las mujeres aprovechan el momento para
alejarse y hablar en privado. Asuman le advierte que es posible
que Ferit ya esté enterado de todo.
—Si ya lo sabe no hay nada que hacer. Ve a jugar con el
niño cinco minutos y luego vienes hacia a mí con la excusa de
que quieres un refresco. No estropees las cosas más, ¡ve!
Asuman sigue las instrucciones y va con los varones,
quienes no demuestran mucha emoción al dejarla jugar con
ellos.
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Deniz recibe una llamada de Ferit y se aleja para hablar,
ambos quedan en encontrarse para actualizarse con los eventos
que giran en torno a Bulut.
Unos minutos después Asuman dice que irá por refrescos y
aprovecha para hablar con Demet, quien le informa que sus
técnicos borraron toda la información de las imágenes y la
regaña por exponerla de esa manera ante su hermano. Asuman
entiende que se alarmó por nada y pronto se marcha, aunque ya
sembró la semilla de la duda en Deniz.
***
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que ella la encubrió. Llega a la conclusión de que debe
confesar antes de que sepan la verdad por otro lado.
Cuando va a colgar para ir a hacerlo, se encuentra de frente
con Ferit. Le pide que vaya a casa si no se siente bien porque
para él es muy importante su salud. Nazli, terriblemente
asustada, con el pánico marcado en su rostro, intenta cambiar el
tema para decir la verdad. Sin embargo, Engin solicita a Ferit,
el especialista ha atendido la llamada.
—Hablaremos más tarde. Si quieres puedes sentarte con
nosotros para saber quién ha hecho todo esto —le dice Ferit.
Todos se reúnen en la sala y escuchan el informe: con los
términos más sencillos posibles, explica que la información
codificada de las fotos que mostrarían la fecha y el lugar en
dónde fueron tomadas, ha sido borrada cuidadosamente; que
solo hallaron la marca y el modelo del teléfono que las tomó.
El sujeto envía los datos y la señora Ikbal los lee. Nazli
intenta no entrar en shock por los nervios. Se esconde
disimuladamente el teléfono de Asuman debajo de las piernas.
Si alguno de los tres lo nota, será su fin.
—Ese modelo lo tienen miles —suelta Ferit desesperanzado.
—Pero los trabajadores de la empresa están más interesados
en los más nuevos. Si ha habido alguien que tuviera ese móvil
durante el mes pasado, puedo averiguarlo.
—Inténtelo, señora Ikbal —sugiere Engin.
Antes de irse, la diligente asistente les envía la imagen del
modelo del celular a ambos para que le echen un ojo. Nazli por
poco siente que volverá a perder el conocimiento. Sin embargo,
ni Ferit ni Engin recuerdan algo al ver el teléfono.
Nazli se va a la cocina y se bebe un agua con azúcar para
recuperar algo de fuerzas. Ferit y Engin se cambian al jardín.
La inocente cocinera nunca se había encontrado en una
situación similar. No es del tipo de persona que va por la vida
mintiendo para su beneficio o causándoles daño a los demás.
Ahora pasa por un momento realmente difícil, tiene mucho
miedo y un gran deseo de decir la verdad.
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Después de terminar de limpiar la cocina y sus deberes, sale
para despedirse. Intenta confesar, pero no tiene suficiente valor
y se marcha.
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Ferit está en la casa de campo de su madre. Temprano lo
llamaron para avisarle que la señora Leman no sigue
cooperando, volvió a dejar las medicinas y la comida. Se está
echando a morir, a pesar de que le permitieron salir de la
clínica bajo la promesa de que pondría de su parte.
—Me lo prometiste a mí también, que comerías y te
tomarías los medicamentos si salías de la clínica —reclama
Ferit.
Su madre permanece sentada en una silla al lado de la
piscina. Tiene la mirada perdida y los ánimos por el suelo, no
le quedan ganas de continuar viviendo.
—Hoy no tengo apetito.
Intenta no perder la paciencia, se sienta al lado de ella y le
pide que intente esforzarse para que no deba volver a la clínica.
—Echo de menos a Bulut. Quiero verlo —pide Leman.
—Mamá, no me estás escuchando. Tienes que recuperar el
control de ti misma para que puedas ver a Bulut. Debes
esforzarte más.
Voltea hacia él y le cuestiona si es él quien no le da permiso
para ver a su nieto.
—¿Es otra forma de castigarme, hijo? —pregunta.
—No empieces por favor.
Ahora es Leman quien se acomoda en la silla para quedar
frente a él.
—¿Me equivoco?
—Toma las medicinas…
Lanza los frascos de la mesa. Ferit les hace seña a los
empleados para que se queden tranquilos, no pasa nada. Su
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madre le grita con dolor que no quiere hacerlo, que no tiene
motivos para seguir viviendo.
—¿¡Qué me queda!? ¡He perdido a mi hija y ya había
perdido a mi hijo hace muchos años! ¿Crees que no soy
consciente de por qué haces esto? Échame todo el rencor y el
odio que has acumulado estos quince años. ¡Basta ya!
Ferit se levanta enojado, no quería tocar ese tema.
—No te dije ni una palabra, me callé. Me callé mirando a mi
padre a la cara. Me callé mirando a Zeynep a la cara. ¿¡Qué
más quieres de mí!?
Su madre le exige que lo hable, que lo suelte, que grite.
—¡Ojala hubieras hablado entonces! ¡Ojala hubiera pasado
lo que tenía que pasar!
—Es demasiado tarde para esos deseos. Ahora solo
quedamos Bulut, tú y yo.
—¡Ojala se lo hubieras contado todo a tu padre!
—¿Qué podía decirle yo? —pregunta molesto.
—Podías decirle, mi madre te está engañando. Lo he
descubierto por casualidad. Quiero que lo sepas. No quiero
guardar ese secreto ni quiero vivir con esa carga. ¡Ojala me
hubieras castigado entonces!
—Yo era un niño. Ojala se lo hubieras dicho tú, me hubieras
librado de esa carga.
Leman guarda silencio ante la dura verdad de esas palabras
y vuelve a su asiento. Ferit le repite que continúe el tratamiento
y acepte la ayuda. Se marcha.
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—¿¡Qué está haciendo aquí!? ¿¡Y si mi hermana le ha visto
venir!? ¿¡Por qué no ha llamado!? —pregunta Asuman en
forma de reclamo.
Bekir la observa en silencio y con una ceja levantada hasta
que Asuman para con las numerosas e innecesarias preguntas.
—No soy un principiante. No habría venido hasta aquí si no
estuviera seguro que no hay nadie más en la casa. En fin, la
señora Demet le envía esto. —Le entrega una caja—. Es un
móvil nuevo. Dice que necesita que lo tengas y que no dejes
que nadie te lo quite.
Bekie se marcha. Asuman contempla excitada el nuevo y
costoso teléfono celular que le han regalado gracias a sus malas
andanzas.
—¡Dios mío, mira esto! ¡Es uno de los más caros! ¡Otro
golpe de suerte! Le compraré una funda muy bonita —asegura
y lo besa.
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—¿Podemos esperar a que vuelvan el señor Ferit o el señor
Engin? Han salido a almorzar —pregunta intimidado.
—No necesito el permiso del señor Engin. Tengo derecho
de ver cualquier expediente que quiera cuando lo desee —
asegura Demet.
Salvando el momento y con su habitual actitud de
superioridad, Ferit hace acto de presencia en la sala de juntas.
—No, no lo tienes —le dice a Demet y se dirige a su
empleado—. Recoja los expedientes, lléveselos de inmediato y
no vuelva a darle algún expediente de la empresa a nadie sin mi
permiso.
—No les he dado ningún expediente importante.
—Ya me ha oído —dice para que se retire con los
documentos.
—Buenas tardes, señor Ferit. ¿Sabes que puedo ver el
expediente que quiera por decisión del tribunal, no? —pregunta
Hakan.
—Además, según nuestro abogado, si yo como tutora legal
de Bulut, no investigo todo bien, no estaría cumpliendo con
mis deberes de manera adecuada.
Los mira a los ojos a ambos antes de hablar, sin demostrar
otra emoción que autocontrol.
—Tienen una empresa que hace negocios en el mismo
mercado. Sería competencia desleal que con la custodia
temporal pudiesen ver los expedientes de una empresa rival y
ganaremos el recurso de apelación. Hakan, si te gusta nuestra
sala de reuniones, siéntate, pero no metas las narices en mi
empresa. Además, no eres el tutor de Bulut, es Demet. Si haces
algo así otra vez te prohibiré la entrada.
—¿Quién sabe? Quizás llegue el día en que sea yo quien te
prohíba la entrada a esta empresa —suelta Hakan.
Ferit le regala una última mirada de sobrado, le da la espalda
y antes de irse le pide que siga soñando.
Ya estando en su despacho y ya habiendo logrado
concentrarse en asuntos más importantes que la presencia de
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aquellos indeseables, Demet entra por la puerta sin avisar.
seguida por la señora Ikbal.
—Señor Ferit, le pedí que esperara para ver si usted estaba
libre, pero…
—Le he dicho que no soy una extraña.
Ferit le hace una señal a su asistente para que se retire y le
pregunta qué desea a quien ahora toma asiento en uno de los
muebles.
—Nada, solo quería recordar los viejos tiempos.
—No tenemos nada que recordar —corta Ferit.
Pero ella no se detiene e insiste. Trae a la conversación
viejas anécdotas de cuando todos eran jóvenes y estaban
completos. El padre de Ferit era quien se sentaba en aquel
escritorio, Zeynep, Demir, ella y él, se la pasaban juntos mucho
tiempo. Aunque Ferit lo recuerda, lo niega completamente para
no darle largas al asunto.
—Cuando ignoraste a todos y te casaste con Hakan,
dividiste a la familia.
—¿Disculpa? —pregunta Demet y se le aproxima—.
Llegamos a esto porque tú me abandonaste.
—Eras una consentida, egoísta e irresponsable y lo sigues
siendo. No te detuviste ni cuando tu padre tuvo el ataque
cardíaco de pura tristeza.
Hakan abría la puerta para entrar, pero se detiene para espiar
y ver qué ocurre, si aún queda algo entre ellos. Demet se queja
de que intente echarle la culpa por la muerte de su padre.
—Ya márchate. Tengo cosas más importantes que hacer.
Hakan termina de entrar y con cara de pocos amigos le
sugiere a su mujer que es momento de irse.
***
***
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Dejando ver su mirada de decepción y desilusión, Engin se
marcha del lugar. Los preciosos ojos azules de Fatos se
empañan de lágrimas.
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Fatos ayuda a Nazli cortando cebollas en la cocina de Ferit
mientras se desahoga. Está muy triste y llora por lo sucedido
con Engin, por la manera en que fue descubierta, porque siente
que esa historia que todavía no comenzaba, terminó.
—Empezó como un sueño y acabó siendo una pesadilla —
se lamenta la rubia.
—Es como si te hubieran echado mal de ojo. Que mala
suerte, Fatos. Si lo hubieras querido, jamás te lo encontrabas
ahí.
La pobre llora con impotencia. Supone que solo era una
pequeña mentira inofensiva, una que pensaba revelarle pronto,
solo esperaba el momento indicado. Nazli se le acerca para
secarle las lágrimas y al mismo tiempo le suelta todos los
cumplidos que se le ocurren para intentar animarla.
—Cancelaré mi clase de japonés de hoy y cuidaré de ti todo
el día en casa, preciosa. No dejes que esos hermosos ojos
azules lloren más.
Fatos le suplica que no lo haga y le pide disculpas por
haberla meterla en el problema.
—Lo siento mucho, Nazli.
—¿En cuál problema me has metido, Fatos?
—Todos sabrán que somos compañeras de piso. Eres la
amiga de Fatos, ¡la mentirosa! Te culparán por cubrirme.
—Deja que hablen hasta que se cansen. No me importa en lo
más mínimo. ¿Crees que sus ridículos prejuicios son más
valiosos que una de tus lágrimas? Que eso no te quite el sueño.
Nazli le da más palabras de apoyo y la consiente dándole
bocadillos deliciosos que recién había preparado. Se abrazan y
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estando Fatos más calmada, se sientan para buscar una mejor
solución al problema.
La futura diseñadora de modas de alta costura se marcha al
atardecer. Toma un par de buses y después deambula hasta su
casa. Camina sin ánimos, con la cabeza baja y sin levantar la
mirada a menos que sea necesario.
—¡Alya! ¿Qué haces aquí? —pregunta Fatos sorprendida al
verla parada en la esquina de su edificio.
—Me han echado, cancelaron la actuación en el bar.
Fatos le dice que lo siente y Alya le pregunta qué le ocurre a
ella al detallar su terrible apariencia, contraria a la Fatos
normal. Ambas se resumen el pésimo día. Alya entiende que su
amiga tiene el corazón roto y lo menos indicado es que se
quede sola en casa, le insiste y se van a hacer algo en la ciudad
para despejar la mente.
***
143
—Nazli tiene una compañera de piso que encaja. ¿Tiene los
ojos azules?
Engin explaya los ojos y le confirma que es cierto. Busca
apresurado en internet alguna foto. Al encontrarla se la enseña
a su amigo y ambos se quedan impactados. Pensando lo peor
de aquellas mujeres. Si antes tenían dudas de que fueran unas
cazas fortunas, ahora no quedan.
—Es la amiga de Nazli —corrobora Ferit.
Caminan por el jardín en silencio, cada uno sumido en
pensamientos contradictorios a lo que sienten por esas mujeres.
Les cuesta aceptar la realidad que se están haciendo, pero la
lógica masculina no los deja ver más allá. Se sientan en la mesa
y continúan desmarañando la mentira de Fatos.
—Vaya, por eso Fatos nunca estaba cuando iba a casa de
Deniz. ¿Qué clase de gente son? ¿Habrán hecho a Alya
cómplice de sus artimañas?
—Tenías razón en tu primer juicio sobre ellas. Estas chicas
van detrás del dinero. Lo único que quieren es un marido rico
—suelta Ferit con algo de frustración. No quiere, pero siente
que debe pensar así de Nazli.
Engin se vuelve a levantar de la mesa y camina mientras
admite que su Fatos no parecía ser así.
—Es inteligente, divertida, bonita. ¿Sabes?, es la primera
vez que una mujer me ha gustado tanto así —confiesa.
—Menos mal que le has visto la verdadera cara antes de que
fuera tarde y todo esto aplícaselo a Nazli también. No es
posible que no supiera la situación de Fatos. Pero le guardó el
secreto, más bien parece que le ayudó.
—Te fastidié mucho porque no confías en las mujeres y
terminaste teniendo razón.
Ferit se desahoga y desata su rechazo ante lo que él piensa
que es la naturaleza de las mujeres, que son interesadas,
mentirosas y manipuladoras. Alega que hasta el momento no
ha conocido alguna que le demuestre lo contrario. Engin trata
de defenderlas porque a su juicio no todas son iguales y le
144
recuerda todo lo que Nazli ha hecho por Bulut, que tampoco ha
hecho algo que indique que es una caza fortuna. Sin embargo,
Ferit le recalca que ella es amiga de una mentirosa y que su
hermana estuvo presa.
—¿Alguna vez podré confiar en una mujer? —pregunta
Engin con tristeza.
Ferit sonríe con malicia en la mirada, sintiendo desprecio
por la idea, una que murió cuando vio a su madre siéndole
infiel a su adorado padre.
—Más te vale que no, mi amigo. No confíes en ninguna.
***
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Así pasan un buen rato, ella cocinando y él limpiando hasta
que todo está listo y se sirven para comer. Sentados en la mesa
y como ya es habitual, sale el tema de Bulut. En esta ocasión
por algo positivo.
—No quiero excusas. Mañana es el cumpleaños de Bulut y
vamos a ir juntos.
—Después de tanto tiempo, la familia se va a reunir por
primera vez. Yo no quiero molestar —alega Nazli después de
saborear una de sus galletas.
—Tú no molestas. Bulut te quiere mucho y ya eres como de
la familia.
Nazli sonríe por la insistencia de Deniz. Lo que él
aprovecha para intentar hacer más planes con ella. Se sugiere
así mismo como ayudante para limpiar cada vez que haga un
desastre en la cocina.
—Si cocinas algo, necesitas un lavaplatos.
—No monto ningún desastre. Lo he hecho para probarte.
Quería ver si podrías ser un buen sub chef, si tenías potencial.
—¿He pasado la prueba?
—No está mal, pero no pongas esperanzas en hacer una
carrera en esto, tienes pocas.
Se divierten y la pasan bien, aunque uno se siente cada vez
más seguro de que está enamorado y una de que ha ganado un
gran amigo.
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La rubia busca y analiza con su mirada entre los hombres
del sitio para detectar quién es el gerente. Una vez localizado,
se levanta y camina hacia él, Alya la persigue.
—Perdone un momento, ¿es el gerente del lugar? —
pregunta al parársele de frente.
El hombre asiente con simpatía. Fatos le pide que pongan
algo más alegre porque lo que suena la está deprimiendo. Alya
intenta callarla, mas no puede.
—Déjame, Alya. Solo quiero dar mi opinión como cliente.
El hombre se la agradece, pero le advierte que es noche de
karaoke y que casi nunca alguien se ánima a cantar. Asuman
que llegó al local y se acercaba a ellas, lo escucha y de
inmediato sugiere que Alya salga a cantar. Alya Acepta, con la
condición de que ellas le hagan el coro.
Cinco minutos después las tres bellas mujeres le devuelven
la vida al bar con un par de canciones. Fatos y Asuman inician
algo tímidas, pero con el empuje de Alya no pasa mucho antes
de que se dejan llevar. Logrando contagiar tanto al público, que
cuando terminan el gerente se les acerca para felicitarlas.
Asuman ve una oportunidad para Alya e improvisa.
—Soy la manager de Alya. Estamos buscando locales donde
la banda pueda demostrar todo su potencial y llegar al público.
El hombre no lo piensa mucho y le ofrece el trabajo a Alya,
quedando para reunirse al otro día y ultimar detalles.
***
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Sale en su búsqueda y la encuentra en la parte trasera de la
casa. En una especie de pequeño muelle sobre un riachuelo
verdusco que es rodeado por una densa y colorida vegetación.
Se acerca a Nazli con la guardia baja, con intenciones de
remediar su injusto trato. Comienza comentándole que ha
conseguido el lugar ideal para escaparse de la multitud.
—Cuando Zeynep y yo éramos pequeños veníamos aquí
cuando enfadábamos a nuestros padres o queríamos escapar de
los hijos de los invitados.
Nazli también baja la guardia al escucharlo decir algo tan
personal sobre su hermana fallecida.
—Nos peleábamos mucho, pero no podíamos separarnos.
Ferit camina y se recuesta al lado de Nazli, con ganas de
seguir desahogándose. Le cuenta que muchas veces olvida que
Zeynep se ha ido, que cuando está en la empresa puede sentir
que abrirá la puerta en cualquier momento y entrará.
—Siempre espero que llame a horas inapropiadas. Zeynep
no tenía en cuenta la hora. Llamaba muy temprano o a mitad de
la noche si pensaba en algo y yo me enfadaba. Y ahora…
—Te dices, ojala me llamará todos los días.
Al terminar la conversación vuelven al jardín principal. Se
dan cuenta de que Demet y Hakan han aparecido en la fiesta.
Ferit sin pensarlo, intenta correrlos, pero Leman le prohíbe
hacer un espectáculo el día del cumpleaños de Bulut.
Todos acuerdan seguir el día con tranquilidad.
Lo que extrañamente logran. Cantan el cumpleaños para el
niño, este se pone triste y llora al extrañar a sus padres, pero
consiguen contener la situación con mucha paciencia y cariño.
Después abren los regalos; carritos, juguetes, dulces y una
almohada que le dio Nazli, en la que está grabada la foto de la
perrita que Bulut conoció en el refugio.
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Ferit conversa asuntos de la empresa con la señora Ikbal por
teléfono, alejado de la multitud. Demet lo visualiza y al
verificar que Hakan no anda por ahí, va por él. Se detiene a su
lado y sonríe mientras observa el paisaje.
—Este lugar no ha cambiado nada. Que agradable, es
tranquilo.
—Esperamos que le de a mi madre un poco de paz.
—Sí, Leman se ve bastante bien —dice Demet.
Hakan que también conversaba por teléfono, los divisa.
Corta la llamada y se acerca sigilosamente para ver qué se trae
su esposa con Ferit Aslan.
—Mejorará más rápido cuando cuide de Bulut —asegura
Ferit.
Demet cambia el tema y se va por el pasado, recordando que
en esos jardines se colocaron las argollas de compromiso, mas
Ferit niega recordarlo. Ella insiste en no creer que lo haya
olvidado, pero él es más rotundo en su negación y le pide que
se mantenga alejada de él. Hakan escondido muy cerca, ya
puede escuchar la conversación.
—¡Lo he hecho! Me he mantenido lejos de ti. Ni siquiera
me he puesto delante de ti. He hecho todo lo posible por
olvidarte —suelta Demet.
Hakan siente el corazón dolerle al oír como su esposa se le
confiesa amorosamente a su enemigo.
—Si no hubiéramos roto, ahora podríamos ser unos padres
para Bulut.
Ferit respira antes de responder.
—Demet. ¿Qué quieres de mí? ¿Estás aburrida? ¿Buscas
diversión? Te equivocas.
—Supongo que te estás divirtiendo con esa criada tuya,
Nazli. Están día y noche juntos.
—Coge a tu marido y vete. No pongas a prueba mi
paciencia. No te acerques a mí ni a mi familia. Has encontrado
a la persona indicada, Hakan y tú se merecen el uno al otro.
Ferit se va y la deja con la palabra en la boca.
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Hakan con el corazón lleno de odio, saca su teléfono y llama
a Bekir, quien visita el establo de la señora Leman y pasa el
rato con los caballos.
—Bekir. Escucha atentamente.
—Lo escucho, jefe.
—El destino que elegimos para Demir y Zeynep, que Ferit
también lo siga —ordena con frialdad y rabia.
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—Jefe, no lo entiendo —responde Bekir algo confundido
por la repentina decisión de Hakan.
—¡No me hagas enfadar, Bekir! Está claro, el destino de
Demir y Zeynep. ¡Asegúrate de que Ferit siga el mismo
destino! —exclama casi gritando.
Demet lo escucha y se alarma al pensar que la pudo haber
visto con Ferit, apresura hacia él.
Bekir le cuestiona si está completamente seguro.
—¡Haz enseguida lo que te he dicho!
—No se me dan bien los coches, por eso lo pregunto.
Contratamos a alguien para hacerlo la última vez —dice con
total tranquilidad.
—Veamos, no has entendido lo que te he dicho, Bekir.
¡Ferit Aslan no debe abrir los ojos mañana! Fin de la historia.
Cuelga el teléfono e insulta a su empleado en voz alta. Al
girarse para volver a la fiesta, se encuentra con Demet. Ambos
están sorprendidos.
—¿Hakan, qué haces? —pregunta aterrada.
—Nada —responde él, ya tranquilo.
—¿Nada? No mientas. Te he oído, estabas hablando con
Bekir. ¡Le estabas ordenando que mate a Ferit!
—Yo también he oído cosas. La conversación que has
tenido con tu exnovio —dice e intenta alejarse.
Demet lucha por detenerlo mientras le suplica que la
escuche y que no cometa ninguna estupidez. Con mentiras trata
de quitarle importancia a su encuentro con Ferit.
—Sabes que te quiero, amor. Solo quería sondear a Ferit, le
he dicho que ahora él y yo seríamos los padres de Bulut si no
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hubiéramos roto. Pero… eso no es lo que quiero. Solo deseaba
ver cómo reaccionaba.
Hakan no se lo cree ni un poco, mas quiere hacerlo. Le sigue
el juego, le pregunta cómo reaccionó Ferit.
—Ya lo has oído, Hakan.
—Pues sí, a Ferit ni siquiera le importas, no significas nada
para él.
Él trata de alejarse, ella no lo deja y continúa rogándole.
Ahora volviendo a utilizar los recuerdos, cuando se conocieron
y el supuesto amor que nació entre ellos. Tanto insiste que
logra hacerlo recapacitar y que llame al diligente Bekir, quien
ya se encontraba buscando los cables de los frenos que iba a
cortar.
—¿Que pare? Es la decisión correcta —concuerda Bekir.
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Deniz quiere aire fresco para respirar un poco mejor, abre la
ventana del coche aún en movimiento y saca medio cuerpo por
la ventana para tomarlo. Extiende los brazos y suelta gritos.
—¡Tomar aire es bueno! ¡Ven, Nazli! ¡Hay un poco de
viento, pero enseguida te acostumbras!
Ella sale por la ventana de la puerta trasera y lo acompaña
en su locura. Ferit se dedica a simplemente manejar mientras
soporta que los niños se diviertan irresponsablemente.
—¡Ya entiendo porque nunca te estresas! ¡Debería hacer
esto cada vez que hable con Asuman! —exclama Nazli entre
carcajadas de emoción.
Cuando vuelven al interior del auto, Deniz recibe una
llamada de un conocido que le informa que Alya está ebria en
un bar. Cuelga la llamada y les cuenta a Nazli y a Ferit
brevemente.
—Déjame donde sea, tomaré un taxi —pide Deniz a Ferit.
—De ninguna manera, iré contigo. Estoy preocupada —
avisa Nazli.
—Iremos todos juntos —finaliza Ferit.
Sentir ese respaldo por parte de Nazli y Ferit alegra mucho a
Deniz, no lo esperaba.
***
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ciudad. Sabri, el hombre a cargo del lugar y de más de una
docena de hombres, saluda a Hakan.
—Bienvenido, jefe. Adelante —invita Sabri.
—Qué sitio tan curioso. Vaya, vaya. Ahora mismo y gracias
a mí, estás ganando un montón de dinero. No pagas impuestos
y esas cosas. ¡Podrías pintar las paredes! ¿Qué tan difícil es?
Hakan toma asiento en una mesa. Solicita un buen trago,
algo de comer y continúa quejándose del estado del lugar.
Sabri asegura no contar con suficientes fondos para esos
lujos y que apenas ganan lo suficiente para vivir. También le
pide ir al grano, porque le extraña su presencia.
—¿Tienes un pedido para nosotros? No vienes aquí a
menudo. ¿Hay algún problema?
Hakan termina de darle otro mordisco al pan con huevos
revueltos antes de responder.
—Vamos a hacer más envíos. Necesitamos más camiones,
consíguelos.
—De acuerdo, nos encargaremos del transporte. Tengo los
camiones. Podremos contrabandear todo lo que necesite.
Al sentirse complacido por la respuesta, Hakan pide que
saquen algo bueno para beber de alguna de las cientos de cajas
llenas de whisky.
Planean detalladamente los próximos envíos hasta que se
acaba la botella y Hakan se marcha junto a su mano derecha.
Antes de montarse en el auto, Hakan se detiene dudoso.
—Bekir, ¿Sabri será capaz de encargarse de esto?
—Si no es capaz lo castigaremos y encontraremos a otro.
—Lo castigaremos… claro, como castigaste a Demir y a
Zeynep. ¡Cada vez que me acuerdo me hierve la sangre!
—No fue culpa nuestra. Nuestro hombre recibió mal la
información. No sabía que el niño iba en el auto.
—¡Pues debió y si no lo sabía, tendrías que habérselo dicho
tú! Si ese niño llegaba a morir yo perdía la posibilidad de
adueñarme de esa empresa.
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Bekir admite que fue un error, se disculpa y Hakan le
advierte que no hay espacio para otro.
***
159
Al finalizar la difícil conversación, Ferit se marcha a la sala
de juntas para iniciar sus actividades. Se reúne con los
abogados para replantear la estrategia y finalmente ganar la
custodia de Bulut. Llegan al acuerdo de investigar a fondo a
Hakan, descubrir alguna de sus jugadas sucias del pasado o
presente, algo con que desacreditarlo; contratarán a un
investigador privado capaz adentrarse en el mundo oscuro de
aquel hombre.
En la casa de Hakan, se llevan a cabo conversaciones
similares. La primera fue una terrible discusión de este con uno
de sus empleados cuando se enteró de que el auto saboteado en
el que murieron Zeynep y Demir, estaba en la empresa de Ferit.
Ahora, también se plantean cambiar de estrategia. Hakan
enfocará el ataque contra la vida personal de Ferit, su soltería y
la escaza vida nocturna que lleva. Quiere que le tomen fotos, le
graben videos, o lo que sea necesario para que lo pueda
exponer como un playboy incapaz de dar la formación
necesaria que requiere un niño pequeño.
—¿Me he explicado lo suficiente, abogado? —pregunta
Hakan.
—A la perfección. Trabajaremos en ello.
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—Nazli, Asuman, Alya, y hasta Tarik me mintió. Está con
ellas, es el chofer del club de mentirosas.
—De acuerdo, los citaré a todos aquí y así podrás sentarte y
sacar todo lo que tienes en tu interior. Es lo mejor.
—Adelante, cítalos a todos aquí y en lugar de darte dolor de
cabeza, hablaré con ellos. Pero que no venga Fatos, no la
quiero ver ni en pintura
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