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La alarma resuena por quinta vez en la humilde habitación


de una vivienda en Estambul.
—¿Cuántas veces pospondré la alarma? —se pregunta la
hermosa Nazli mientras lucha con las ganas de continuar en la
cama.
Al vencer la flojera se viste rápidamente y se dirige a la
cocina para iniciar otro día haciendo lo que más le gusta,
cocinar. Toma un par de huevos de la nevera y con unas pocas
especias que pica cuidadosamente comienza a preparar una
deliciosa tortilla que aromatiza el pequeño departamento.
—¡Nazli! Otra vez has hecho magia, ¿qué es? —pregunta su
amiga y compañera de piso, Fatos.
Es una alta y preciosa rubia de ojos azules que atraen la
atención de quien la mira.
—Una tortilla con especias, Fatos.
—¡Hasta una tortilla logras que sea increíble!
En ese momento y también atraída por el olor, aparece la
hermana menor de Nazli, Asuman. Fatos continua hablando
mientras mira fijamente a la recién llegada.
—Son las ventajas de vivir con una estudiante de cocina.
—Ojala pudiera decir que hay ventajas de vivir con una
diseñadora de modas —replica Asuman haciendo referencia a
la profesión de Fatos—, vestimos prendas de lo más común.
Ambas miran de mala manera a la joven e imprudente
Asuman y esta se calla. Después Nazli les pide que preparen la
mesa para ir a desayunar.
Al sentarse y mientras comen, conversan con preocupación
sobre los dos meses de renta que deben, cotorrean y luego las

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tres mujeres salen juntas a cumplir sus diferentes obligaciones
diarias.

***

Nazli llega corriendo a toda prisa al edificio donde toma


clases de cocina para cumplir su sueño de convertirse en una
chef profesional y trabajar en los mejores restaurantes del
mundo.
Su paciente profesor no se extraña al ver que otra vez vuelve
a presentarse tarde, por lo que no se molesta en regañarla y
acepta la tonta mentira de que al bus en que iba se le pincho
una rueda.
Nazli apresura a su puesto y conversa con su compañero
para ponerse al tanto de lo que preparan mientras ya los demás
comienzan a hacer una mezcla de hojaldre para elaborar un
pastel de fresas.
—Las medidas son la clave para el éxito de cualquier plato
que piensen preparar. Pesen bien cada ingrediente, no se
distraigan —indica el profesor.
Todos escuchan con atención y meticulosamente hacen lo
pedido, excepto Nazli, quien calcula a ojo cuánto echar de los
ingredientes. El hombre a cargo la observa confundido.
— Nazli, ¿me podrías explicar qué estás haciendo?
—Pastel de fresa, creo —dice lo último casi susurrando.
—¿Ya has pesado los ingredientes?
—Los peso a ojo, profesor —responde dudosa.
Los demás estudiantes se miran entre sí intercambiando
sonrisas y murmurando por la irreverencia de la muchacha.
—¿A qué estándares pertenece esa unidad de medida? —
pregunta con sarcasmo y tomándoselo con humor.
Duda qué decir, pero como usualmente hace, algo se inventa
aunque casi nunca resulta convincente.

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—Son los estándares de Antioquia, profesor. Hacen unos
platos excelentes, seguro le encantarían. Luego para
espolvorear, más de un pellizco y menos de una cucharadita.
Todos en la cocina terminan riendo en silencio, incluyendo
al chef.
Cuando termina la clase y Nazli se encamina a casa, se
encuentra con otro profesor de la escuela con el que conversa.
Este le comenta sobre una posible oferta laboral trabajando
como cocinera. Por la urgencia de pagar el alquiler, ella suplica
para que la recomiende. Lo que el profesor duda un poco, ya
que ella no es famosa por ser puntual o muy organizada,
virtudes que demanda aquel trabajo. Sin embargo, por la
insistencia y un sinfín de promesas, el hombre termina
aceptando y le indica la dirección a donde deberá entrevistarse.

***

Apenas Nazli llega a una impresionante mansión ubicada en


una de las mejores zonas de la ciudad y con una asombrosa
vista de esta, es guiada por un hombre de seguridad hasta el
jardín en donde la espera la señora Ikbal.
Como acostumbra, la joven saluda con alegría y cortesía,
pero es rápidamente cortada por la seriedad de la bien vestida
mujer, quien sin perder el tiempo le comienza a explicar de qué
se trata el trabajo. Al contrario de lo que Nazli pensó, no
trabajará en una cocina con compañeros; su trabajo consistirá
en ser la cocinera privada del dueño de aquella casa, de un
millonario de exquisitos gustos. Aunque en un principio se
queja, sin dudarlo termina aceptando la oferta cuando le
ofrecen quinientas liras semanales.
Entran a la casa para conocer la cocina entretanto la mujer le
continúa explicando.
—El trabajo consiste en cocinarle a mi jefe, el señor Ferit.
Debe llegar después del mediodía y marcharse antes de las
cinco de la tarde. Bajo ningún concepto puede estar aquí
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pasada esa hora, él no debe verla o considérese despedida. No
puede desordenar nada, todo debe quedar justo donde está, no
altere el ambiente del señor Ferit, no lo tolera. No puede comer
nada del refrigerador ni cocinar algo que no esté en la lista que
diariamente se le dará. Muchos son despedidos el primer día
porque no saben seguir las reglas, ¿me entiende?
Nazli queda perpleja por la sarta de peticiones, pero acepta.
Se siente capaz de cumplir el trabajo de medio turno que le
asegura el dinero para el alquiler y para los estudios de
Asuman.
Al quedar sola, la futura chef comienza a trabajar
preparando las alcachofas que el tal Ferit solicitó para su cena.
Lo hace con entusiasmo, aplicando cortes cuidadosos y las
rellena con carne al estilo Andaluz. Cuando termina y a pesar
que le prohibieron hacerlo, se adentra en la casa a explorarla.

***

El señor Ferit no tiene nada de señor, ni por edad ni por


estado civil. Es un joven soltero muy guapo, de cabello
perfectamente peinado y barba cuidadosamente afeitada, es
alto, fornido. Viste con clase y es considerado uno de los
solteros más codiciados de la ciudad. Dirige y es accionista de
la empresa familiar, Pusula. Aunque de corta edad, es un
hombre de personalidad rígida y obstinada, de rutinas y manías
que no altera sin razón de peso.
Cuando llega a su casa después de otra exitosa reunión de
negocios a la que tuvo que asistir en helicóptero para que su
reputación de hombre puntual siguiera intachable, todo parece
mantenerse en perfecto equilibrio en su hogar hasta que,
encuentra una nota en la cocina en la que su nueva chef le
indica dónde está su comida y cómo debe aderezarla. Mira
fijamente el papel y molesto por semejante atrevimiento, saca
su móvil para llamar a su asistente.

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—Ikbal, págale el día a la cocinera y despídela.
Encuéntrame otra —dice y corta la llamada.
Cuando logra relajarse, después de pensarlo y por tener
hambre, saca las alcachofas del horno y las adereza como dice
en la nota. La sorpresa que recibe su paladar le cambia la
noche.
Al otro día en la oficina y después de que su asistente le
ayuda a deshacerse de otra enamorada que no termina de
entender que solo fue cosa de una noche, este le pide a ella que
no despida a la cocinera, pero que le advierta que no deje notas
y que se limite a hacer únicamente su trabajo.
Revisar informes, planear acuerdos, verificar que los estados
financieros de la empresa sean óptimos y otras actividades
similares son parte de su rígida rutina, la que casi nunca altera.
Al mediodía se encuentra con su amigo y el encargado de
las finanzas, Engin, en un lujoso restaurante para almorzar.
—Esta comida está espectacular —comenta Engin.
Ferit sonríe al recordar la delicia que cenó en la noche y le
cuenta que han sido las mejores alcachofas que ha comido,
dándole un ocho de diez.
—La cocinera se llama Nazmiye. Por la forma en que hizo
los cortes y la atención en el relleno, debe ser una señora
mayor. La juventud no tiene esa paciencia. Pero como es una
persona mayor, tiene sus costumbres y ha hecho cambios en la
cocina a su manera. Puedo aceptar algún cambio hasta cierto
punto, pero es mi casa. Debe respetarlo o se marchara.
—Entonces habrá cambio de personal pronto —comenta
riendo Engin—. Amigo, no te olvides de que vamos a almorzar
con tu madre este domingo. Pregunta todo el tiempo por ti.
Ferit dice que no irá excusándose con el trabajo y se marcha
para terminar la conversación.
Durante años se ha aislado emocionalmente de todos, vive
para trabajar y así siente que le ha ido bien, por lo que no tiene
intenciones de cambiar nada.

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***

Al día siguiente, Nazli vuelve al trabajo. Se encuentra a


Ikbal con la nueva señora que trabajará en la limpieza del
hogar, la otra fue despedida. Ikbal las presenta y se marcha,
mas no sin antes recalcarle a la cocinera que no deje notas.
—¡Pero cuantas reglas en esta casa! ¿Te acostumbraste? Has
de llevar mucho tiempo aquí —comenta la nueva a Nazli.
—Eh… sí, mucho tiempo —responde.
Pasado un rato y mientras prepara la comida, es sorprendida.
—¡Bu! —suelta Bulut, el travieso y consentido sobrino de
Ferit, quien es acompañado por el chofer de la familia.
—¿¡Quiénes son y cómo pasaron!? —cuestiona Nazli.
Ambos se presentan. Tarik, el chofer, es un hombre
trabajador y humilde. Le cuenta que Bulut se quedará la tarde
ahí y se disculpa por el comportamiento del niño. Quien se
muestra muy mimado y malcriado con sus exigencias hacia
ella, pero Nazli lo controla y se deshace de él por un rato.
El pequeño Bulut es un niño de piel blanca, de cabello
castaño claro, largo y ondulado, de mejillas rosadas y ojos
saltones de un color marrón claro. Aunque al principio se
mostró demandante, Nazli supo manejarlo y entre ambos nació
una curiosa amistad fomentada en la complicidad; el pequeño
estaba ahí sin el permiso de sus padres y ella había entrado en
la sala, territorio prohibido para los cocineros, ninguno diría
nada al respecto.
Cuando el niño se marcha, ella termina de preparar la
comida, pero no se retira sin dejar otra nota sobre el exquisito
plato y sin reorganizar algunas cosas de la cocina y la nevera.

***

Después de una larga jornada en la empresa, Ferit llega a


casa esperando encontrar el orden y la tranquilidad a la que
está acostumbrado, sin embargo, halla otra nota y su cocina
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alterada. Perdiendo la paciencia, lee la nota y la desecha. Esta
vez no se precipita a la idea de despedir a la cocinera, primero
quiere probar la comida y cuando lo hace, olvida lo demás.
Al siguiente día Nazli se encuentra con la cocina ordenada
de la misma forma que la primera vez que estuvo allí. “Si
trabajo aquí, es mi cocina y yo soy quien la ordena”, piensa
furiosa.
Hace la comida, acomoda a su gusto y deja otra nota.
Ferit llega y vuelve a ver aquello, pero ya casi no le molesta
porque está más concentrado en el plato que lo espera en el
horno, el que no lo decepciona.
Cuando Nazli regresa al trabajo es sorprendida, ahora es
Ferit quien le colocó una nota. “¿Qué es esto?”, dejó escrito al
no reconocer el sabor de una salsa que Nazli le preparó.
Así comienza una batalla de notas y cambios en la cocina
que se extiende por días. Ella le deja alimentos que se
conservan mejor a temperatura ambiente, él los devuelve al
refrigerador; ella le deja plantas para que las entierre en el
jardín, él las desecha; él se molesta porque no para, pero ella lo
sorprende con mermeladas exquisitas; ella le deja arroz en el
salero para absorber la humedad, él lo saca y le deja una nota
diciendo que su casa no sufre de eso; él le pide que no deje más
notas pegadas porque manchan, ella llena globos con helio y le
coloca las notas; él encuentra los globos y se resigna.

***

Cuando Nazli entra en la casa de Ferit para cumplir sus


labores, se encuentra con que la mujer que había empezado
hacía poco a trabajar en la limpieza, acaba de ser despedida.
Conversa con Ikbal y esta le pregunta si no conoce una
persona capaz de hacer el trabajo y de seguir las reglas.
—Sí, la conozco —afirma con una idea en mente.
—¿Quién es? ¿Es de confianza?
—Pues claro, soy yo —dice sonriente.
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Ante la mirada de confusión de la mujer, Nazli le dice que
puede llegar más temprano, hacer la limpieza, cocinar y
marcharse a tiempo a cambio de un aumento en el sueldo. Ikbal
lo encuentra razonable y acepta, únicamente le recalca que no
haga cosas ridículas como dejar notas.
Desde ese momento, la joven aspirante a chef profesional
toma el control de la casa de Ferit y puede entrar a cualquier
parte del lugar. Situación que aprovecha para curiosear la
inmensa vivienda. Cuando se dirige a la cocina para iniciar
labores, encuentra una nota de Ferit que le avisa que no comerá
en casa y que puede marcharse. “Hubiese llamado y me
ahorraba el viaje”, piensa.
De vuelta a su apartamento, Fatos le pide que la acompañe a
trabajar como mesera un par de horas en una fiesta de la alta
sociedad que no tiene suficiente personal disponible. Aunque
no muy convencida, acepta. Ambas se arreglan y salen a
ganarse ese dinero extra. Llegan al lugar un poco tarde.
Fatos, tan vanidosa como siempre, se queda mirándose en el
espejo de la ventana de un coche y retocándose más del tiempo
que su amiga puede soportar y se queda sola. En ese momento
pasa cerca Tarik, quien no puede obviar su increíble belleza y
no pierde el tiempo en intentar sacarle conversación, lo que
logra, pero sin generar interés en ella.
Fatos continúa su camino hacia el edificio donde se hará el
evento. Pasando por las puertas giratorias, estas se trancan y
ella se golpea la nariz. Al mismo tiempo, el guapo y galante
Engin salía por la otra, ambos se quedan encerrados. Ella lo
culpa, él le explica que ni siquiera tocó la puerta y rápidamente
activa su modo conquistador al notar la belleza de Fatos. Alaga
sus preciosos ojos y sus carnosos labios. Fatos cambia su
actitud y comienzan a coquetear, justo al frente de Tarik, quien
solicita ayuda para que puedan salir y no permitir que el
tiburón logre capturar a su presa. Sin parar el flirteo, Engin le
da su tarjeta a Fatos y esta promete llamarlo.

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En el mismo evento, Ferit conversa con su cuñado Demir
cuando llega Deniz, gran amigo del primero y hermano del
segundo. Este les cuenta que había estado por Suramérica
tocando su música.
En la misma fiesta y por su lado, Nazli realiza con simpatía
su trabajo de mesera, reparte tragos y bebidas con su habitual
sonrisa. Se impresiona junto a Fatos cuando ven que algunos
invitados arriban a la fiesta en sus inmensos e imponentes
yates.
—¡El barco se llama Hachiko, que bonito! Si tuviera uno,
también lo llamaría así —comenta Nazli.
—¿Qué querrá decir? —le pregunta Fatos.
Deniz en una mesa cercana a donde se encuentran las
meseras conversando, no puede evitar escucharlas y sentir
interés por Nazli. Fatos es solicitada en una mesa, se retira.
Entonces, el joven Deniz no duda en acercarse.
—Sin querer he escuchado la conversación con tu
compañera, ¿me podrías decir el significado de Hachiko?
—Significa ocho en japonés. Pero para mí es especial
porque amo a los animales y ese es el nombre de uno que vivió
en Tokio en los años veinte. Era muy leal a su dueño, un
profesor universitario. Hachiko lo acompañaba todas las
mañanas a tomar el tren y después volvía en la tarde para
esperarlo.
—¿Por qué se hizo famoso?
—Un día Hachiko regresó a la estación del tren a la hora de
siempre para esperar a su dueño, pero este no apareció, había
muerto en la universidad por un ataque al corazón.
—Qué pena —comenta él mientras ella sonríe antes de
pronunciar sus siguientes palabras.
—Hachiko nunca se rindió. Volvió todas las tardes a la
estación para esperar el regreso de su amo, durante diez años,
cuando murió y por fin pudo descansar en paz.
—¡Qué fuerte!

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—No, es increíble cuanto puede devolverte un animal por
un simple gesto hacia ellos. Son mejores que muchas personas.
Al ver el interés de la mesera por los animales, comienza su
ataque por ahí. Le pregunta si trabaja con ellos. Nazli le
responde que no, simplemente ayuda en los refugios como
puede; llevando periódicos, algo de comida o medicinas.
—Hasta ir a jugar con ellos es una ayuda —finaliza.
—Tengo un montón de periódicos en casa y sé hacer otras
cosas. Me gustaría ayudar, ¿vamos juntos a ese refugio?
Para sacudírselo de encima, Nazli le dice que no es
necesario, puesto que hay muchos más refugios que necesitan
ayuda. Sin embargo, su avispada amiga regresa e interviene.
—¿Para qué poner a buscar refugios al ocupado señor? —Le
quita el teléfono a Deniz—. Déjame anotarte el número de
Nazli y así la puedes llamar cuando quieras… ayudar.
Intercambian otras palabras más con Deniz y regresan al
trabajo. No sin que Hazli se queje con su amiga por haberle
dado el número a un completo extraño.
Ferit conversa con importantes socios de negocios cuando
su cocinera —la que aún no conoce— se acerca para servir la
bebida en la mesa. Después de hacerlo intenta retirarse, pero su
pulsera de pedrería barata se queda atrapada en uno de los
botones de Ferit.
Lucha con apuro y esmero para zafarse, pero él no es un
hombre de mucha paciencia si algo le parece una pérdida de
tiempo. Le pide que lo deje ayudarla.
—Yo puedo hacerlo. Solo espere un poco, señor —asegura.
Lo que no sucede. El obstinado Ferit separa su brazo y
rompe la pulsera. Nazli, sorprendida por aquel comportamiento
insensible, entra en cólera. Fatos se acerca para controlarla.
—Tranquila puedo compensarla, señorita.
—Hay pérdidas irreparables, señor. Tenía valor sentimental.
—Era un diseño hecho con piedras preciosas, no existe otra
igual. Vale como unas cien liras —asegura Fatos.
Ferit saca uno de sus billetes de cien y se lo acerca a Nazli.
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—¡No lo quiero!
—Muchas gracias —finaliza Fatos al tomar el billete y
retirarse con su amiga.
—Fatos, ¿pero qué has hecho? ¿El dinero no era el
problema? Esa pulsera me la regalaste en mi cumpleaños y
ese…
—¿Y qué? Te haré hasta tres con todo ese dinero —dice
sonriendo llena de satisfacción.

***

Ya en casa, después de haber sacado las cuentas por pagar,


las deudas que Asuman le suma a su tarjeta de crédito, el
alquiler que lleva atrasado un mes y el curso de japonés al que
asiste; y de volver a soñar con el restaurante que quisiera abrir,
la hermosa Nazli se acuesta a dormir. Mucho está por venir.

***

El domingo siguiente y aunque casi obligado, Ferit va al


almuerzo en casa de su madre. Es una preciosa finca llena de
caballos y con una enorme casa principal llena de lujos y
adornos exóticos.
Todos se sientan en una mesa ubicada en los preciosos
espacios del jardín trasero. Césped bien cortado, rosas, flores y
un clima perfecto amenizan el almuerzo.
Doña Leman es una mujer de mucha clase, acostumbrada a
la buena vida. Pero lo más importante para ella no es el dinero
o los lujos, es su familia. Se desvive por ellos y siempre está al
pendiente de sus integrantes. El único que evita esa atención y
cariño es su amado hijo Ferit.
A pesar de que durante la comida conversan de diferentes
temas, el principal y el motivo de más comentarios fue la
presencia del esquivo Ferit, quien aunque les tiene gran cariño
a todos ellos, su familia, poco o nada se los demuestra.
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Al terminar, Ferit da un paseo por los alrededores de aquella
finca que le evoca lejanos recuerdos de su niñez.
—De pequeño solías venir a pescar con tu padre, ¿lo
recuerdas? —pregunta Leman al acercársele.
—¿Y qué? —cuestiona sin un poco de simpatía hacia su
madre.
—Que a veces se me olvida que fuiste un niño, es como si
siempre hubieras sido un adulto.
Él la mira y solo sonríe. Es muy duro con ella.
—¿Por qué nunca me llamas? —pregunta Leman con
tristeza.
—Sabes que no me gusta hablar por teléfono.
Ella le pide que por lo menos le atienda las llamadas, a lo
que él responde afirmando con la cabeza, sin emotividad
alguna.

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Nazli comienza su nueva jornada laboral limpiando la
enorme y preciosa mansión de Ferit. Aburrida, barre la sala
mientras piensa en todo y en nada. Curiosea por todo el lugar
mirando y preguntándose por cualquier cosa. Se detiene en una
colección de viejos discos en los que resalta uno de Elton John.
Lo toma para levantarlo, pero la foto del padre de Ferit y quien
ella cree que es el dueño de la casa, mira en su dirección.
—¿¡Por qué me miras!? ¿¡Estás vigilando tus cosas
valiosas!? —le pregunta al hombre del cuadro—. Mejor no
toco nada…
Necesita motivación y alegría para poder hacer el trabajo o
enloquecerá. Aquellos discos le dieron una idea y no se lo
piensa para colocarse unos auriculares al oído y poner música
en su teléfono. Baila, canta y limpia al ritmo de las canciones
que no la dejan oír algo más.
Recorre la casa de arriba abajo entretanto hace sus deberes.
Va a la cocina, inicia los preparativos de la cena y regresa con
la limpieza. Lo hace con calma y sin apuros, con tanta
tranquilidad que no se da cuenta que las horas pasan volando;
que son casi las cinco de la tarde y que ya no debería estar allí.
Como de costumbre y con su excesiva puntualidad, Ferit
arriba a las cinco a su casa. Maneja sin apuros los últimos
metros en su flamante deportivo para estacionarse en el garaje,
por fin estará en paz y tranquilidad. Viste impecable con su
traje de seda y los lentes de sol lo hacen parecer aun más
atractivo. Se baja del vehículo y camina hacia la entrada
pensando en los resultados de otro fructífero día que tuvo en la
empresa, en los negocios.
En el interior de la casa, Nazli todavía con la música a todo
volumen en sus auriculares, termina de preparar una lasaña
para meterla al horno. No escucha cuando su jefe entra. Ferit
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deja las llaves en el lugar de siempre y sin sospechar que la
cocinera aún está en casa, sube a su habitación para comenzar a
desprenderse de su fina vestimenta y de los accesorios que la
complementan. Está agotado y solo desea descansar.
Se quita la ropa, se mete a la ducha, pero antes de abrirla se
le antoja un poco de agua. Se coloca una bata de baño y baja
hacia la cocina. Nazli hace los últimos retoques de limpieza en
la sala ignorando la situación.
Mientras toma el agua, recibe una llamada de su amigo.
—Engin, ahora no. Acabo de llegar a casa y estoy muy
cansado —dice al contestar y cuelga sin más.
Al mirar hacia la sala, logra ver una silueta moverse entre
todos los adornos que entorpecen su visión hacia allá. Traga
saliva al pensar que se trata de algún ladrón que ha irrumpido
en su casa. Abre una gaveta de la cocina y toma un cuchillo.
Por su lado, Nazli ve una sombra moverse en la cocina. Su
corazón se acelera al máximo imaginándose a un par de
ladronzuelos que podrían hacerle daño. Desesperada intenta
abrir la puerta que da hacia un patio, pero está cerrada. Respira
profundo e intenta encontrar la posición del sujeto. Toma un
pequeño telescopio como arma y se prepara; Ferit busca con
sus ojos alguna señal del intruso mientras camina por la sala.
Ambos se mueven sigilosamente dando vueltas en círculo
sin lograr verse u oírse hasta que, al doblar una esquina se
encuentran de frente. Ferit la pega contra la pared con un brazo
y sube el cuchillo que tiene en la otra mano para atacar. Nazli
se queda paralizada del susto. El primero se calma al ver a la
hermosa y frágil mujer, pero su curiosidad aumenta.
—¿Quién eres? ¿Cómo has entrado? —pregunta él.
—Primero dime tú quién eres. Mira, si te vas ahora no le
diré a nadie que te he visto. Te lo prometo. Si el señor Ferit se
entera que te bañaste, te matará sin dudarlo. Así que…
Cada vez entiende menos la extraña situación y las palabras
de la intrusa. Confundido, le responde.
—El señor Ferit soy yo y esta es mi casa.
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—¿Usted, usted es el señor Ferit?
Ferit se separa para darle espacio y asiente.
—¿Es usted la camarera de la fiesta? ¿Qué hace aquí?
Ella, apenada dice también recordarlo y le explica que es la
cocinera y la encargada de la limpieza. Ferit se queda unos
largos segundos procesando la información, no puede creer que
sea ella quien le deja esos exquisitos platos.
—¿Es usted quien me cocina y quien me deja notas?
—Sí, pero son para informarle cosas.
Nazli se disculpa numerosas veces mientras Ferit la observa
fijamente, intentando decidir qué hacer con aquella
espectacular, pero torpe cocinera que ahora también se encarga
de la limpieza del su hogar. Ferit comienza a caminar hacia las
escaleras para pensar mejor e ignorar las cientos de palabras
que dispara Nazli hasta que escucha.
—Hablaré con la señora Ikbal para que encuentre otra
cocinera…
Se detiene, se gira y la detiene con la mano para poder
responder.
—Si cree que necesita más tiempo, informe a la señora
Ikbal. Así sabré que hay alguien en casa. —Se gira para
continuar subiendo, pero se detiene y se le acerca a Nazli—.
Por cierto, no ponga pasas en mi comida, no me gustan.
Le entrega el cuchillo que aún tenía en la mano y se marcha
a su habitación. Aunque se queda muda, también muy contenta.

***

Ya de noche y al otro lado de la ciudad, Deniz llega a su


apartamento. Cuando sube las escaleras se sorprende al
encontrarse a su exnovia semidesnuda con una copa de vino en
la mano. Perdiendo la paciencia le pregunta.
—¿Qué haces aquí, Alya?
—Estaba cerca y he venido. ¿Por qué nunca me llamas?
Deniz libera un suspiro antes de responder.
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—¿No me dijiste que no me querías ver ni en pintura?
Alya alega que se han dicho cosas peores mientras se acerca
hacia él y deja ver su estado de ebriedad. Deniz le quita la
copa.
—Cuando dijiste que terminábamos y te marchaste con
todas tus cosas, ¿no se supone que le dejaste las llaves a Tarik?
Alya admite que guardó una copia y Deniz promete que
cambiará todas las cerraduras de la casa. La intrusa no se rinde
ante la odiosidad de Deniz, prosigue con cursilerías baratas y
termina desnudándose para poner fin a la conversación.

***

Reunidas en el apartamento, Nazli le cuenta a Fatos y a su


hermana Asuman los eventos ocurridos en su lugar de trabajo.
Fatos asombrada y tratando de sacar beneficio de la situación,
busca por internet al hombre y así corroborar toda la
información.
—¡Pero Dios mío! ¡Qué bueno está! Aquí dice que está
soltero —suelta Fatos mirándola fijamente.
—¿Y qué? Es joven y guapo, puede tener a cualquiera.
Fatos y Asuman la miran con picardía y la primera es quien
habla.
—Así que, admites que es joven y guapo.
—No puedo decir nada…
Las tres continúan cuchicheando hasta la hora de dormir,
siendo Ferit el tema principal y el castigo de Nazli por abrir
demasiado la boca.

***

La tarde del siguiente día y cuando cocina en el trabajo, es


visitada por el travieso Bulut.
—¡Llegué, llegué, Nazli! —grita el niño emocionado
mientras corretea por la cocina y la abraza.
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Le devuelve el abrazo y conversa con Tarik, quien llevó a
Bulut. Este le avisa que los padres del niño, Zeynep y Demir, la
hermana y el cuñado de Ferit, asistirán a una boda, por lo que
el infante se quedará con su tío el resto del día.
—Sé que no es parte de tu trabajo, ¿pero podrías cuidarlo
hasta que llegue el señor Ferit? Si no me encargo yo.
—Seguro, no habrá problemas —responde depsues de
pensárselo unos segundos.
El hombre de confianza de la familia se marcha. Nazli
enseguida busca al pequeño Bulut y después de arrebatarle la
tablet con la que jugaba, comienzan a pelear con los cojines.
Destrozan varios y convierten la sala en un campo de batalla
hasta que Nazli se rinde.
—Te hubiese dejado con tu tablet, ¡Eres un monstro! —dice
Nazli entre risas y recuperando el aire.
—¡Mi tío me llama el monstro Molon! —responde
emocionado, con las mejillas rosadas y los rulos despeinados.
Nazli le propone jugar a otra cosa, pero después de recoger
el desorden o su querido tío los matará a ambos. Bulut le
propone hacer una casa en el jardín y empiezan a arreglar la
sala. Pasan el resto de la tarde en ambas tareas.
Sacan varios muebles, mantas, cojines y juguetes al bonito
jardín. Con un agradable clima y una vista espectacular,
juegan, conversan y comparten bocadillos.
—Ha quedado muy chula —dice Bulut contento.
—A mí sola no me hubiese quedado tan bien.
A Nazli ya no le parece tan caprichoso porque con un buen
trato el niño se comporta; y a Bulut, Nazli le parece
maravillosa, como la hermana mayor que quisiera tener. El
tiempo les pasa volando a los curiosos amigos.
Ferit llega a casa a las cinco en punto. Desde el garaje puede
ver sus muebles y sillas apilados en el jardín, como sabe que su
querido sobrino está en casa intenta encontrar calma y se
aproxima para averiguar mejor qué ocurre. Se agacha, sube una
manta y los encuentra. Le suelta una mirada seria a Nazli y una
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sonrisa a su sobrino. Bulut sale rápido, feliz de ver a su tío. Le
salta encima y Ferit lo carga en brazos. Adora a ese niño con
locura. Intercambia unas palabras con él para de inmediato
mandarlo a lavarse las manos y quedar a solas con la cocinera.
—Señorita, ¿por qué está así la casa? —pregunta serio.
Nazli traga saliva sorprendida por el repentino cambio.
—Se ha desordenado jugando, pero la hemos limpiado.
—Es un niño, puede ensuciar, pero su trabajo es mantener la
casa limpia y en orden. ¿No se lo he dicho?
Bulut, quien seguía cerca, escucha el regaño y se siente
culpable.
—Me lo ha dicho —responde Nazli.
Ferit le pregunta en mal tono qué parte no ha entendido de
ello. Sin poder evitar que sus ojos se humedezcan un poco,
Nazli le pide disculpas y se marcha a la cocina. Bulut la
encuentra allá y muy cariñosamente la consuela. Le dice que su
tío no es tan malo, que es buena persona. Ella le besa las
pequeñas manos y le da un beso en la frente por su bonita
intención, aunque sin creerse ni un poco aquellas palabras.
Apenas Farit entra a la cocina, Nazli vuelve a sentirse tensa.
Este le dice a Bulut que vaya al patio porque tiene una sorpresa
que mostrarle. Él emocionado sale corriendo.
—Señorita…
Nazli que intentaba no darle la cara, voltea dejando verle lo
afectada que está por aquel maltrato innecesario; la delicada
piel de su rostro está un poco roja, al igual que los ojos que no
terminan de secarse por completo. Ferit se siente un poco
culpable y sorprendido por la sensibilidad, por la belleza de
Nazli en su estado más vulnerable.
—Bulut es mi invitado esta noche. Podría servirnos la cena,
¿por favor?
Ella lo mira fijamente, lo último que desea es quedarse más
tiempo. Sin embargo, será por el pequeño y acepta quedarse.
—No se preocupe por las horas extra, las pagaré…
—No se moleste —dice y se dispone a continuar su labor.
22
Pasado un rato, Nazli sale al patio y observa con una sonrisa
como tío y sobrino juegan con un par de botes a control remoto
en la piscina; como conversan cariñosamente, como se
divierten y como cambia su odioso jefe cuando está con Bulut.
“Quizás Bulut tenía algo de razón”, piensa.

***

Ferit y Bulut conversan de lo bien que se ve y huele la


comida cuando Nazli aparece con el último plato.
—Faltaba la ensalada —anuncia ella.
—Nazniye, ¿qué es? —cuestiona Ferit serio.
—Ensalada de requesón. Quedaba algo en la nevera y lo he
echado en la ensalada —responde sonriente.
—Escribí ensalada mixta. Sabe que no me gusta que
modifiquen el menú.
Nerviosa, piensa por un par de segundos antes de hablar.
—Pensaba que sería de su gusto…
—¿Por qué?
—Porque…
El momento pasa de tenso a incómodo hasta para el pequeño
Bulut, a quien no le importa echarse la culpa.
—Fue mi culpa. Yo se la he pedido.
—¿Seguro? ¿Ensalada de requesón? —pregunta incrédulo.
El niño lo afirma y Ferit se queda sin ánimos de seguir
discutiendo, por lo que lo deja pasar. Entonces Nazli avisa que
acomodará la cocina para marcharse.
—¿No te quedarás a comer con nosotros? —pregunta el
niño.
Nazli y Ferit se quedan en silencio por la incómoda
pregunta. Nazli se excusa, pero el niño insiste mucho, tanto que
la deja sin habla a ella y sin opciones a su tío, quien rompe
todas sus reglas al dejar que alguien de su personal se siente en
su mesa mientras él come.
—Nazmiye, siéntese con nosotros por favor —pide.
23
Nazli, aunque desconcertada, acepta y va por su plato.
—A mí no me engañas, ni siquiera sabes qué es el requesón
—asegura Ferit con humor.
—Está muy claro, es como una especie de queso —alega
Bulut—. Además soy mayor y puedo elegir qué comer.
—Acabas de enterarte de que existe la ensalada de requesón,
no te creo nada.
Discuten entre risas hasta que regresa Nazli y comienzan a
cenar los tres mientras se conocen un poco. Bulut le saca
información a punta de preguntas y Ferit escucha atento las
respuestas. Al finalizar Nazli vuelve a avisar que debe
marcharse, sin embargo, el incansable niño otra vez logra
convencerla a ella y a su tío para que se quede a ver películas
con ellos.
—La escogemos entre los tres y la vemos en el cine de
verano —dice Bulut alegre.
—¿Cine de verano? —pregunta Nazli.
Unos cuantos minutos después lo entiende cuando en el
mismo jardín, con un proyector y una pantalla blanca,
empiezan a ver una cinta infantil para el disfrute del niño. Ferit
no puede evitar echarle miradas a Nazli, no solo porque es
hermosa, también por cómo trata a su sobrino, por cómo
sonríe, por la sinceridad que resalta en su forma de ser.
El niño avisa que irá al baño y se marcha, mas no sin antes
advertirle a su tío de que no se meta con Nazli. Los adultos ríen
por las ocurrencias del niño y se quedan solos. Comienzan
hablando de Bulut, de lo maduro que es para su corta edad.
—Dicen que me parecía mucho a él cuando era niño.
—Me cuesta creer que alguna vez fuera un niño pequeño.
—Lo mismo dice mi madre, dice que le resulta difícil
recordarme de pequeño.
Mientras más hablan, más resaltan las diferencias de ambos
en la manera de pensar, de ver la vida, de hacer las cosas, pero
algo les hace desear saber más. Cuando Bulut regresa, se acaba
la conversación y Nazli se marcha a casa.
24
Al llegar, Fatos y Asuman la bombardean con preguntas,
esperando que el motivo por el cual llegaba tarde Nazli fuera
otro muy diferente al que ella les cuenta. Les decepciona saber
que no hubo ningún romance y que todo fue por causa de un
pequeño niño. Aunque, a Nazli se le escapa la observación de
lo bonito que le pareció la actitud de su jefe con el niño.
—Ya veo porque no estás enfada con ese ogro, quizás hasta
te gusta un poquito —concluye Fatos sonriente.

***

Al entrar en la cocina, Nazli se encuentra con una nota de


Ferit. “Interesante”, piensa algo intrigada. Aunque al leer el
contenido la bota; en esta le hacía una observación sobre la
comida. Halla otra nota cuando se dirige a la sala para iniciar la
limpieza, esta vez la lee con menos expectativas; le resalta dos
veces que deje la casa tal y como estaba. “Es un hombre de
negocios ocupado, ¿para qué pierde el tiempo en estas?”, se
pregunta con buen de humor, al ser ella quien ahora recibe las
notas.
Al llevar un rato realizando sus deberes de limpieza y
preparativos para la comida, recibe la inesperada visita de su
entrometida hermana.
—¿Qué haces aquí, Asuman? Este no es un lugar por el que
puedas pasar a menos que sea una emergencia. Aquí trabajo.
—Alégrate, hermana. Solo quería conocer donde trabajabas.
Ahorita me marcho, no te preocupes —dice y se quita la
chaqueta para curiosear más cómoda.
—Compórtate, no toques nada y no me vuelvas loca,
Asuman.
—Solo quiero ver quién es el señor Ferit y dónde vive.
Nazli no la puede seguir cuando se aleja porque está
cocinando y la comida de su jefe podría quemarse, un pecado
capital. Asuman inicia su inspección por la sala, admirando la
cara decoración y los llamativos discos de vinilo.
25
En eso, Fatos llama a Nazli, distrayéndola aun más. Asuman
lo aprovecha y sube las escaleras para entrar a la habitación
principal. Desde el primer momento queda asombrada por los
lujos y la vista de los ventanales. Las colecciones de relojes,
correas y broches de oro. Mira de un lado a otro sin poder
imaginarse cuánto dinero hay en todo aquello.
—¡Asuman! ¿¡Dónde estás!? —grita Nazli desde la cocina y
corta la llamada con Fatos.
Asuman, nerviosa, pero con un objetivo claro, roba uno de
los broches de otro y logra salir antes de que su hermana la
encuentre adentro de la habitación de Ferit. Le asegura que
estuvo en el baño. Para mitigar las preguntas de Nazli, alega
que fue a verla para pedirle un poco de dinero. Nazli se lo da
nada sorprendida y Asuman se marcha.

***

Cerca de las cinco de la tarde. Engin, Demir y Ferit hablan


por última vez antes de que cada uno se marche a casa.
—Señores, esta noche voy al Blend Out. ¿Alguno quiere
venir conmigo? —pregunta Engin.
Demir, con años de casado con la hermana de Ferit, papá de
Bulut y quien dejó de ir a una discoteca hacía mucho.
—¿Blend Out? ¿Es que ahora abren una discoteca cada día?
—Un lugar innecesario en donde abundan las cazafortunas.
¿Qué harás ahí? —interviene Ferit, serio como siempre.
—Tengo la fortuna. Voy a ver si las chicas me cazan —
responde Engin, sonriente y presumido.
Demir comienza a reírse. Engin después dice que fue una
broma y que el motivo es que se encontrará con unos posibles
inversionistas.
En casa, Nazli y Fatos conversan de Asuman. Saben que irá
a una discoteca cara y se preguntan de dónde ha sacado el
dinero para ir. Deciden ir a averiguarlo allá mismo.

26
La conocida discoteca Blend Out luce movida, llena de vida
nocturna, abarrotada de hombres adinerados que no buscan
nada serio y de mujeres jóvenes que en su mayoría están allí
intentando cazar la fortuna de alguno de ellos. Es una especie
de negocio en el que casi siempre terminan ganando los
hombres.
Asuman y una amiga comparten una mesa, tragos y sonrisas
con dos sujetos de una edad similar a la de sus padres.
—¡Por fin conozco esta discoteca! —exclama Fatos al entrar
junto a Nazli, quien se queja del corto vestido que su amiga le
eligió para la ocasión.
—¡Si me agacho se me ve todo, Fatos! —reclama Nazli
enfadada. No acostumbra a usar ese tipo de ropa ni a frecuentar
lugares así. Es una mujer de su casa.
—Pues no te agaches y disfrútalo, es de mi colección de
verano —dice ella emocionada de estar en el lugar.
Solo caminan unos pocos metros hasta que Nazli divisa a su
hermana. De inmediato, la furia se apodera de ella al ver a los
sujetos con los que está y entender lo que ocurre. Fatos la toma
por el brazo y la lleva hacia la barra antes de que fuera a hacer
un espectáculo, le pide que se calme.
—¡Esos hombres son ancianos, tienen cien años, Fatos!
Su amiga deja de escucharla al ver a Engin entrar en la
discoteca.
—Es Engin, el hombre que me dio su tarjeta el día del
evento. ¡Está aquí!
—¿Quién? Bueno ve a hablar con él, mujer.
Por poco pierde la cordura mientras le cuenta a Nazli que
esa discoteca sí es de clase, pero también es conocida porque
27
van muchas mujeres buscando hombres ricos y si Engin la ve
ahí, se acabaría el “amor” que nació en aquella puerta giratoria.
Entonces, ahora es Nazli quien enloquece al comprender en
qué lugar está, lo que pueden pensar de ella y de su “santa”
hermana.
Sin escuchar las súplicas de Fatos, Nazli sale disparada
hacia la mesa en donde se encuentra Asuman. Sin querer
tropieza a Engin, a este le llama la atención.
—¡Hola, amigas! ¿Por qué no me esperaron? ¿Por qué no
me avisaron para también traer a mi padre? —pregunta Nazli al
sentarse al lado de Asuman. Todos se quedan callados y se
miran entre sí—. No se pongan serios, solo fue un chistecito.
Soy comediante, ¿verdad, Asuman?
—Por favor, no hagas esto, hermana…
—¿Ellos lo saben?, ¿¡que tienes una hermana mayor!?
Viejos ver...
—Para, Nazli, te lo ruego —susurra al oído de su hermana.
Nazli le ordena que se levante para irse o le promete hacer
un espectáculo de otro nivel. Asuman y su amiga lo hacen,
salen de la discoteca adelante de su hermana y Fatos. Fuera,
Asuman se queja y hace pataletas, mas la furia de Nazli las
aplaca. Todas regresan a casa.

***

Nazli va anotando todo lo que hay en el pizarrón con


entusiasmo, adora asistir a su curso de japonés, le alegra el día.
—Espero que tengan una buena tarde —dice la profesora en
aquel idioma para finalizar la clase—. Acuérdense que esta
noche es el acto de la asociación amigos de Japón y Turquía.
Es una oportunidad valiosa para practicar lo aprendido aquí.
Al principio Nazli se muestra renuente a la idea de ir a otra
fiesta, pero termina entendiendo que la profesora tiene razón y
debe aprovechar dicha oportunidad.

28
Al salir de la clase va de muy buen humor a su lugar de
trabajo. Comienza reordenando la cocina, pasándole un trapo
para limpiarla mejor. Todo marcha perfecto hasta que
encuentra en la basura un envase con las galletas que había
dejado preparadas el día anterior. Se molesta por sentirlo como
un insulto y se descarga sin dejarse nada adentro.
—No respeta mi trabajo. ¡Con lo que me costó hacerlas!
—Señorita Nazmiye…
—¡Señor Ferit! —responde sorprendida—. ¿Qué está
haciendo en casa?
—Es mi casa…
—Sí… pero yo no sabía que volvería a casa tan pronto.
—No tengo porque avisarle cuando vengo a mi casa.
Nazli asiente con una sonrisa falsa y de inmediato le
reclama por las galletas que el hombre tiró a la basura
desconsideradamente.
—Si no quiere alguna comida, dígamelo y se la daré a los
pájaros en el jardín.
—Puede hacer lo que se le de la gana, pero no en mi jardín.
Después de aquellas palabras se retira, dejando a Nazli con
ganas de asesinarlo.
—¿Por qué algún pájaro vendría a su jardín? Es un témpano
de hielo…
—Y además, me quedaré a trabajar en casa. Saldré por la
noche, cenaré fuera. No necesitaré que cocine hoy.
—Muy bien. Entonces ordenaré…
—No me gusta que haya movimiento en casa mientras
trabajo. Así que déjelo para mañana, tiene el día libre.
La seriedad, la falta de empatía y la forma en que le habla
como si no fuera un ser humano, es casi insoportable para ella.

***

—No puedo creer que había tirado a la basura esta delicia


—dice Fatos al probar una de las galletas.
29
—¿Puedes creerlo? Parece el hijo maligno de algún rey.
Ambas comen las galletas con un poco de café caliente
mientras hablan mal de Ferit y cotorrean. Nazli le cuenta que
debe asistir a la fiesta de asociación de amigos de Japón y
Turquía para practicar el idioma. Fatos, muy animada se ofrece
para ayudarla a conseguir el atuendo adecuado, para que brille.
—No gracias. Ya vi como me vestiste anoche. ¡Me veía
vulgar! Harás que tengamos mala reputación en el edificio.
—No es lo mismo —dice carcajeando—. Te visto de
acuerdo a la ocasión. Ya verás, te daré mi mejor prenda.
En su casa, Ferit conversa con Engin sobre asuntos de la
empresa. Sobre el importante negocio con un valioso cliente
japonés con el cual hacen buenos negocios desde hace años.
—Nakatami nos ha invitado a la fiesta de asociación de
amigos de Japón y Turquía. Debemos ir —comenta Engin.
—No pensaba ir, pero me ha llamado el mismo para
invitarme.
Bromean un poco acerca del nipón por la alta estima que
este le tiene a Ferit, a veces llamativa. Quedan en encontrarse
en el evento.

***

El lugar donde se celebra la fiesta que busca unir a ambas


culturas, es como el salón principal de un viejo pero magnifico
castillo; muy amplio y con numerosos pilares decorados. Los
invitados y organizadores con sus preciosas y finas vestimentas
hacen un contraste perfecto en la hermosa noche.
—Excelente organización, señor Nakatami —halaga Ferit.
Nakatami es un hombre de negocios entrado en los
cincuenta, de apariencia noble. Un sujeto educado y humilde
que representa lo mejor de la cultura japonesa.
—Nuestra empresa es la que ha organizado todo. Señor
Engin, señor Ferit; gracias por venir —responde Nakatami.

30
Ferit conversa tranquilamente cuando la divisa llegar. Ella
luce hermosa con un vestido azul claro y el cabello recogido
hacia atrás con un cintillo. Es Nazli, pero no luce como
siempre, resplandece. No le quita la mirada de encima hasta
que la de ella lo encuentra a él.
Si bien Nazli se sorprende, no es de manera grata. La
presencia de su jefe no le alegra. Se acercan.
—¿Qué hace usted aquí?
—Lo siento, pero no informo a mis jefes sobres mis
actividades fuera del trabajo —responde de mal humor.
Intercambian unas palabras más en mal tono y cada uno
sigue su camino, Nazli lo detesta.
Ferit vuelve a la mesa junto a su socio Nakatami y su
esposa, quien no sabe nada del idioma turco. Conversan
amenamente hasta que hace entrada Hakan junto a su esposa
Demet; el primero es un ex trabajador de Pusula y la segunda
es hermana de Deniz y Demir. Los recién llegados fundaron
hace algunos años una compañía que rivaliza con la que dirige
Ferit. Hakan odia a todos los trabajadores y accionistas de
Pusula, en especial a su presidente.
Hakan se presenta muy respetuosamente ante el nipón y su
esposa por medio de un traductor. Le habla de su empresa y
que está dispuesto a hacer mejores negocios que los que puede
darle Ferit.
—Termina este desesperado mal intento y déjanos continuar
con nuestra velada, Hakan —pide Engin en tono de burla.
Ferit observa y escucha callado, aquel hombre no le
preocupa en lo más mínimo. Después de escuchar todo lo que
tenía que decir el hombre, Nakatami le responde agradecido
por su interés, mas no le promete dejar su buena sociedad con
Pusula y solo le ofrece que disfrute de la fiesta.

***

31
Deniz recibe en su apartamento la insuperable visita de su
sobrino Bulut junto a su hermano Demir y su cuñada Zeynep.
Mientras Zeynep sirve el café para los adultos, Deniz juega con
Bulut al boxeo y conversa con su hermano.
—Me alegra que hayan venido, los extraño —dice Deniz.
—También te extrañamos. No te pierdas tanto de viaje y
sabes dónde estamos, hermanito —replica Demir.
El pequeño travieso le pide a su tío tocar algunas canciones
y nadie le dice que no a Bulut. Deniz se sienta en el piano,
Demir toma una de las guitarras y el enano la batería.
Comienzan a tocar un poco desafinados, pero con alegría y
mucho amor. “que afortunada soy”, piensa Zeynep al verlos en
acción. No lo duda y se les une cantando.

***

Ya pasado un rato en la fiesta, Nazli ha practicado un poco


su japonés con algunos invitados. Sin embargo empieza a
aburrirse. Se retira de la mesa en la que está, con la intención
de buscar una conversación más entretenida, pero lo que
encuentra es al señor Nakatami y a su esposa de frente. Se
estrella contra ellos y baña a la mujer con el zumo de su copa.
—¿Qué ha hecho? —pregunta Nakatami molesto.
Nazli se disculpa, pero la pareja de anfitriones se aleja. El
supervisor del evento se le acerca para reclamarle y hacerle
preguntas del motivo de asistencia a la fiesta, le habla en muy
mal tono a pesar de que ella se disculpa, poniéndola nerviosa.
—¿Sabe quién es el señor Nakatami? —cuestiona.
—El señor Nakatami es mi invitado en Estambul y la
señorita viene conmigo —afirma con autoridad Ferit al
acercarse.
El sujeto se excusa de inmediato y se marcha. Nazli se
disculpa con Ferit al entender que los nipones son sus
invitados. Ferit amablemente, pero sin dejar de ser él, le pide

32
que no cometa más imprudencias y le ofrece llevarla con su
chofer. Aunque quisiera irse, Nazli se niega solo para retarlo.
—De acuerdo, pero no beba más, señorita —pide y se va
antes de que ella le diga que no ha tomado una sola copa desde
que llegó a la fiesta.
Nazli se molesta aún más. Deja los zumos y comienza a
tomar copas de vino.
Enging que vio la escena, le pregunta a su amigo quién es la
muchacha. Ferit le dice que es su cocinera y quien limpia su
casa. Engin le cuenta que la vio en la discoteca la noche
anterior, que andaba vestida muy sexy y que reía en una mesa
llena de viejos. Ferit la mira fijamente a lo lejos, confundido e
intentando comprender si es cierto que aquella testaruda de
bonito rostro no es más que una caza fortunas.
Nazli muy apenada, algo ebria con solo una copa y media de
vino en su organismo, se acerca a la mesa de Nakatami y su
esposa. Les pide disculpas en japonés. En su estado y con su
peculiar humor se gana rápidamente la simpatía de ambos,
quienes le piden que los acompañe en la mesa para platicar. Al
ver eso, Ferit se acerca para asegurarse de que su cocinera no
esté cometiendo alguna imprudencia. Conversan entre los
cuatro y la señora de Nakatami los confunde por una pareja,
apenando a Nazli. Para completar el momento, los músicos
tocan una canción suave y la esposa de Nakatami les pide que
bailen.
—No podemos negarnos, si no la señora Nakatami se sentirá
decepcionada —dice Ferit para sorpresa de Nazli.
Bailan con buena sincronía, Ferit mostrándose más
simpático y hasta algo seductor. Nazli no puede evitar notar lo
guapo que se ve con el traje que lleva y lo bien que huele. Por
momentos ambos se roban el show, atrayendo muchas miradas.
Al terminar la canción, por la hora y ya cansados, Nakatami
le pide a Ferit ir a tomar un café a su casa para relajarse, mas
no sin Nazli. Ella, por el alcohol en su sangre acepta y todos
parten después de despedirse.
33
En la vivienda de Ferit comparten un poco de sake, brindan,
hablan más y Nazli se roba el espectáculo al conversar en
japonés con la esposa de Nakatami, quien por primera vez
logra entretenerse un poco en Turquía con alguien diferente a
su esposo.
Al pasar una hora la pareja nipona se despide para ir a
descansar y los dejan solos. Nazli ya muy ebria comienza a
hablar y divagar un poco. Se sienta a la orilla de la piscina y
contemplando el mar y las estrellas habla libremente con Ferit,
diciéndole lo que piensa, sobre lo estirado que es él y cuanto se
le ocurre. Ferit se sienta a su lado y la escucha con extraña
atención, sin enojarse o contrariarla demasiado. Por momentos
ella se recuesta de él y cierra los párpados que ahora le pesan
mucho.
Pero cuando Nazli se dispone a marcharse, Ferit suelta lo
que tenía rato tramando.
—Quédate a dormir, no te vayas.
—¿Qué? —pregunta totalmente confundida.
—Quédate esta noche —dice mirándola a los ojos.
Se queda sin palabras, en blanco.
—Nazli, ¿por qué te sorprendes? Llevas intentándolo mucho
tiempo. Por fin lo has conseguido.
—¿Disculpe? —pregunta entendiendo cada vez menos.
Ferit, estando seguro que ella es una caza fortunas, insiste.
—Vamos, no te hagas la tonta. Conseguiste el trabajo de
cocinera. Apareces en todas las fiestas a las que voy y
finalmente vienes a mi casa por la noche. De acuerdo, lo has
conseguido. Vamos adentro —finaliza con una mirada de
sobrado y sonriéndole.
Se queda inmóvil intentando comprender las palabras de
Ferit y la situación. El alcohol la vuelve lenta, pero lo logra.

***

34
Cuando Nazli despierta y abre los ojos, tarda unos segundos
en entender que no está en su cama y que es el cuarto de su
jefe. Para completar sus miedos, al levantar la sábana que la
cubre se haya desnuda. El pánico la domina y solo puede hacer
una cosa, llamar a su amiga Fatos. Al prender su teléfono ve
que tiene más de veinte llamadas de ella. Veloz y
desesperadamente le marca.
—¡Nazli! ¿¡Dónde te has metido!? Me tenías muy
preocupada. Lo último que supe de ti fue por un mensaje que
casi no se entendía. Decías que ibas a tomar café con unos
japoneses en casa de tu jefe. Y yo me pregunté: “¿qué?”, eso
no tenía sentido. Te llamé y llamé…
—¡Fatos! ¡Desperté desnuda en su cama y no recuerdo
nada! ¡Por favor ayúdame!
—¿¡Dónde estás, Nazli!? ¿¡La cama de tu jefe!?
—¡Sí! No bebí demasiado, pero no recuerdo qué pasó. Solo
que iba a preparar un café aquí para unos japoneses. Llegamos,
reíamos y ya. No recuerdo más. ¡Ayúdame!
Fatos le pide que respire y piense con claridad. Nazli camina
en círculos mientras se concentra y le llega un recuerdo más,
cuando Ferit la cargaba en brazos y acostaba en su cama. La
diseñadora se emociona y le pide detalles como si pudiera
recordar algo más.
—¡Fatos! No me vuelvas loca. No recuerdo nada. ¡Dios
sabe qué habremos hecho!
Fatos pone a maquinar su cabeza para sacarla del embrollo.
—Muy bien. ¿Dónde está él?
—No lo sé. Seguro en el trabajo.
Se ponen de acuerdo en que lo mejor es ir ver si sigue en la
casa para confrontarlo, para averiguar qué pasó. Nazli solo
lleva una de las sudaderas de Ferit encima de la ropa interior.
Camina descalza y nerviosa hacia afuera de la habitación
mientras conversa con Fatos. Cuando llega a las escaleras
puede oír a Ferit conversando por teléfono y la piel se le pone
de gallina.
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—Nazli, tienes que hacerlo. Confróntalo, pero actúa normal,
como si recordaras todo y como si te ha gustado lo que pasó.
Actúa sensual y sonríele mucho —dice con picardía.
Baja las escaleras y camina en puntillas hasta recostarse de
un pilar cerca de la cocina, desde donde puede ver y escuchar a
Ferit.
—Anoche estuvo bien, me sorprendió. Me alegró
encontrarme con Nazli, estuvo mejor de lo que esperaba.
después te contaré los detalles —dice Ferit por teléfono antes
de colgar.
—Fatos —susurra—. Está hablando con un amigo sobre lo
de anoche. Le ha dicho que luego le cuenta los detalles.
—Claro amiga, los hombres también se cuentan esas cosas.
Es una buena señal. Ya sabes, compórtate sexy y consigue ese
marido millonario que todas soñamos —finaliza y cuelga antes
de que Nazli le pueda responder.
Nazli toscamente cumple las recomendaciones de su amiga.
Se adentra en la cocina y se recuesta de la pared liberando un
bostezo, como si aún siguiera somnolienta, pero sensualmente
con aquella sudadera que deja ver mucho de sus blancos
muslos. Ferit se queda sorprendido y extrañado.
—Buenos días —dice Nazli intentando una voz seductora.
—Buenos días —responde más confundido—. Nazli…
ummm… supongo que recuerdas lo que sucedió anoche.
Nosotros mientras estábamos allá juntos.
—¡Dios, qué vergüenza! —suelta Nazli.
—No hay nada de qué avergonzarse. No sé cómo o de
dónde aprendiste todo eso, pero tanto conmigo como con el
señor Nakatami.
—¿¡Con el señor Nakatami también!? ¿Cómo, cuándo? —
pregunta dejando notar lo aterrada que está en su rostro.
—¿De qué hablas, Nazli?, no te entiendo. —Tarda unos
segundos en comprender qué es lo que pasa por la cabeza de su
cocinera y se levanta de la silla alarmado—. Nazli, entre
nosotros no pasó nada anoche.
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A ella le cuesta creerlo aún más.
—¿No lo hicimos?, pero me llevaste a la cama…
—Sí, pero dormí en el salón… ¿por qué llevas mi sudadera?
Comienza a recordar de a poco, le llegan imágenes de lo que
sucedió y se lo cuenta mientras el asiente.
—Vomité porque me emborraché, me puse mal porque…
porque discutimos. —Le llega el recuerdo de cuando Ferit le
propuso pasar la noche. Revivir la ofensa despierta su furia—.
¡Eres un mal educado y un inmoral! ¿Quién te crees que eres
para hacerme esa oferta?
—Ferit Azlan —responde con soberbia—. ¿Y tú quién eres,
Nazli? ¿Pensaste que pasaría algo entre nosotros después de lo
que sucedió en el evento? Lo siento si hice algo que mal
interpretaste. No soy el marido rico que buscabas.
Se va de la cocina para dejarla con la palabra en la boca,
mas ella no puede aceptarlo. Lo sigue llena de indignación.
—¿Estoy buscando un marido rico? No busco nada
parecido. ¿Qué significa esto? ¡No estoy entendiendo nada!
Él se voltea y con poca paciencia le responde.
—Puedes seguir trabajando como cocinera. Puedes ir y
venir durante el día, cobrar y ni nos veremos.
La rabia que le provocan las palabras de aquel hombre es
mucha, los ojos se le humedecen.
—Eres… eres… eres un inmoral, un grosero y una mala
persona. Eres un mezquino. No sabes lo que son los
sentimientos humanos —suelta desahogándose.
—Puedes irte —responde sin titubear.
La indiferencia la calla por un segundo. No había conocido
a alguien así.
—Deberías despedirme, pero no hace falta. ¡Me voy yo!
¡No pasaría más de dos segundos aquí!
Nazli se marcha de la casa y Ferit se queda un poco
confundido. “¿Me sobrepasé?”, se pregunta.

37
El salón de juntas de Pusula es uno de los lugares donde
Ferit pasa más tiempo después de su casa y oficina privada. Lo
más importante para este hombre de negocios es la empresa y
que todo marche como le gusta, sin cambios.
Su hermana Zeynep y Demir son socios y parte de los
ejecutivos que acompañan a Ferit. Engin y muchas veces la
señora Ikbal están presentes. Después de organizar los
cronogramas de los proyectos de la compañía, terminan otra
junta de accionistas y empleados de confianza.
—¿Alguien ha visto a Deniz? ¿No los ha llamado? —
pregunta Engin.
Se miran entre todos y comentan entre sí la última vez que
vieron al escurridizo músico. Ferit en el evento de la empresa y
Demir cuando lo visitó. Zeynep pide que lo llamen y Ferit le
marca.
Se saludan como los amigos que son y después de
preguntarse mutuamente cómo están, Ferit lo invita a cenar,
pero Deniz no puede porque ya tiene planes.
—He conocido a una chica, voy a salir con ella. Bueno eso
espero, porque ella aún no lo sabe.
—Ah, y ¿quién es? —pregunta para fingir interés.
—Todavía no lo sé, nos acabamos de conocer. Creo que me
voy a enamorar —dice liberando una sonrisa y un suspiro.
Ferit tapa el micrófono del teléfono y se lo cuenta al grupo.
—¿Otra vez? ¿Qué ha sido de Alya? —pregunta Engin.
—Es como la bolsa de Estambul, sube y baja —agrega con
humor Demir para la gracia de todos.
Deniz adivina que se burlan de él, pero no le importa. Le
explica a su amigo que aquella misteriosa mujer es diferente en
38
todos los sentidos y que tiene algo muy especial. Quedan para
encontrarse otro día.

***

Fatos, Asuman y Nazli conversan mientras toman el


desayuno. La mala sangre de Asuman le crítica a su hermana el
haber perdido el trabajo, le restriega que solo debía hacer lo
que su guapo exjefe le pedía.
—¿¡Es que no me conoces!? No me importa su cara bonita.
Una mujer como yo no hace todo lo que quiere un chico guapo.
Tengo mi honor, mi dignidad, virtudes y mi buen nombre.
Deberías aprenderlo —responde con coraje y la hace callar.
La testaruda muchacha se va a su cuarto. Fatos le pide a
Nazli que se calme cuando el teléfono de esta comienza a
sonar. Al principio duda si atenderle, pero Fatos la impulsa.
El persistente músico insiste con lo de ir al refugio de
animales y Nazli termina aceptando ir juntos, quedan en
hacerlo en la tarde. Deniz pega un brinco de alegría al colgar,
Nazli se encoge de hombros.

***

La tarde pasa lenta para Ferit. Por primera vez en mucho


tiempo algunos sentimientos intentan salir a la superficie, el de
culpa más que ningún otro. Al no poder concentrarse le marca
a la señora Ikbal para solicitarle el número de la cocinera y lo
recibe al instante.
Duda en llamarla, no le gusta hablar por teléfono y menos
para escuchar reclamos. Le manda un mensaje a Nazli:
“señorita Nazmiye, lo siento si ayer me pasé un poco de la
raya”. Segundos después recibe una sola palabra de respuesta,
en japonés. Al traducirla lee: “insensible”.

39
Después de haberle respondido el mensaje a su jefe, Nazli
sale al encuentro con Deniz y los animales del refugio. Aunque
no tiene muchos ánimos, va con buena actitud.
Se saludan en el refugio y se visten con bragas. Reciben
palas y escobas por parte de los encargados para iniciar la
actividad. Deniz, un hombre adinerado y no acostumbrado a las
tareas de limpieza, se muestra tosco, pero ver a Nazli feliz y
emocionada jugando con los animales lo motiva a hacer
cualquier labor. Juntos asean un poco el lugar, alimentan a los
perros y les regalan un poco del cariño que tanto necesitan.
Al terminar salen entusiasmados.
—Es como si pudieras hablar con ellos, Nazli. Tienes un
don.
—No tengo nada, Deniz. Solo estoy abierta a comunicarme
con ellos. Te lo cuentan todo cuando los miras a los ojos, son
transparentes —dice alegre.
Nazli le comenta que pensó que saldría corriendo cuando le
dieron la escoba y él sonríe, aceptando que no era algo que
hacía regularmente. Ambos se agradan, son buenas personas
dispuestas a hacer algo por los más necesitados. Deniz
aprovecha para invitarla a ir a conversar a otra parte y así
conocerse un poco más. Se montan en el Mustang 69 del
músico y se van de allí.
Al entrar en su cuarto, Ferit recuerda a Nazli acostada,
inconsciente y vulnerable. Rememora cómo la llevó hasta ahí,
a su propia cama y cómo veló porque pasará bien la noche. Era
algo que no se imaginaba haciendo por nadie, aparte de Bulut.
Se siente extraño, algo no anda bien con sus emociones y eso
lo comienza a perturbar.
Deambula sin ánimos por su enorme pero solitaria casa.
Sabe qué es lo que lo está alterando, mas su orgullo no lo deja
aceptarlo. Llega hasta el jardín. Se sienta en los muebles que
quedaron allí de la noche anterior y no puede hacer otra cosa
que recordarla.

40
***

Ya es de noche en Estambul. Nazli y Deniz caminan por un


bonito y concurrido parque. El lugar está lleno; personas
andando en bicicletas, patines y a pie, sentados en bancos de
cemento, recostados de las barandas que dan hacia el río.
Ambos se conocen más haciéndose preguntas, siendo Deniz
quien muestra mayor interés y curiosidad. Nazli responde y se
deja llevar sin prisa. Deniz le cuenta que es músico y que se
dedica a eso desde que tiene memoria. Por su parte, Nazli no
quiere hablar de trabajo para no tener que recordar el horroroso
día que tuvo en la casa de Ferit y le deja de tarea adivinar a qué
se dedica.
El olor de un puesto de comidas llama la atención de la
hambrienta Nazli. Corre al pequeño puesto de enrollados y
solicita uno grande. Sin poder evitarlo, le da una serie de
indicaciones al cocinero para la preparación de su plato. Deniz
sorprendido, pide que hagan el suyo de la misma manera.
Mientras comieron los apetitosos enrollados no se
mantuvieron callados. La conversación fluía como si fueran
amigos de años. Al finalizar la rápida cena, Deniz no puede
dejar pasar la oportunidad de demostrar sus talentos al divisar a
un grupo de personas bailando salsa a unos cuantos metros,
lanza el anzuelo.
—¿Están bailando salsa? —pregunta como si no estuviera
seguro—. Creo que es bachata.
—¿Sabes bailarla?
—Acabo de volver de Suramérica, aprendí algunas cosas
allí y esa es una de ellas. ¿Te gusta bailar?
—Sí…
Se levanta, la toma de la mano y la lleva a pesar de que ella
se niega.
—¡Me da pena, Deniz! ¡Hay mucha gente!
Se unen al grupo de personas que baila libremente y también
lo hacen. A Nazli le cuesta, pero en el transcurso de dos
41
minutos agarra el ritmo y comienza a disfrutarlo
verdaderamente. Deniz marca el ritmo con bastante habilidad y
así cierran la noche con broche de oro.
En casa, Nazli le cuenta a su amiga Fatos como le fue
mientras toman café sentadas en el sofá de la sala.
—Deniz es un hombre interesante. Entiende de todo, es
divertido, baila, come comida callejera y lo mejor, es que le
gustan los animales —cuenta Nazli.
—Es un buen hombre. Es rico, pero es como nosotras. No es
pretencioso como el otro.
—Ambos son ricos, solo uno es humano. Del otro
cualquiera pensaría que es un caballero, pero por dentro es frío
y malvado, un engreído mal educado.

***

La mañana siguiente al finalizar otra junta, Zeynep sabiendo


que su hermano no tiene cocinera, lo invita a cenar al
restaurante favorito de ellos. Él acepta con la intención de
también ver a su querido sobrino. Sin embargo, cuando ella le
menciona que también invitarán a Nazli para agradecerle el
buen trato que le dio a Bulut. El rostro de Ferit cambia
totalmente.
—Agradecerle, ¿por qué? Se le pagó por lo que hizo. Creo
que terminaré tarde hoy y no podré ir, quizás otro día.
Se marcha notándose alterado. Engin que se mantenía
sentado y observó todo, se levanta para ir a averiguar qué
sucede con su amigo. Entra en la oficina y lo encuentra en el
mueble intentando leer un informe.
—Dime querido, amigo. ¿Qué está pasando? —pregunta al
sentarse a su lado.
—¿De qué estás hablando? —dice tratando de disimular.
—¿Qué te pasa con esa chica? Dímelo.
—Estoy muy ocupado. Seguro que tú tienes mucho tiempo.

42
Engin insiste al verlo, sabe que algo le pasa. Su amigo no es
así.
—Ferit, somos amigos desde hace mucho. Hasta conoces a
la primera chica que besé. Te conozco muy bien, te pasa algo
con esa Nazli. Algo que te corroe por dentro. Vamos, dímelo.
Con casi nadie más podría hablarlo y quien le pide que se lo
cuente es su buen y leal amigo. Desahogarse también lo
ayudará. Así que le cuenta la historia completa, desde el primer
día que aquella obstinada cocinera le dejó una nota, desde que
empezaría a desordenarle la vida.
—Te han pasado muchas cosas en diez días, ya tienes un
pasado con esa chica.
—Solo era la cocinera, no exageres.
Engin le recapitula diciéndole que pasó una noche con ella y
Bulut, que la defendió y bailó con ella en el evento, que la
acostó en su cama y él durmió en la sala.
—Han pasado muchas cocineras por tu casa, ninguna te ha
gustado y vaya que te encantaban los platos de Nazli.
—No me encantaban, eran buenos.
—Ferit, sé que fui yo quien te metió esa idea en la cabeza,
pero si la chica fuera una caza fortunas, ¿por qué trabajaba?
—No lo sé Engin, tal vez me porté mal con ella; tal vez todo
lo que hacía era un montaje. Realmente no lo sé y es lo que me
perturba. No la entiendo, aunque ella parece transparente.

***

Nazli llega al lujoso restaurante. Es recibida por un


ambiente elegante y por los gritos de emoción de Bulut desde
una mesa distante. Ella camina alegre de ver al pequeño de
mejillas rosadas. Los adultos se presentan con simpatía y Bulut
le prepara una silla a Nazli para que se siente a su lado. Zeynep
le cuenta que su hijo no hace otra cosa que hablar de ella todo
el día y que los enloquecía para que lo ayudaran a verla.

43
Zeynep, en medio de la conversación y antes de pedir la
carta, llama a Ferit para convencerlo de que acuda a la cena y
lo logra poniendo a Bulut al teléfono para que se lo pida.
Pasan unos quince minutos conociéndose. Nazli les cuenta
lo ocurrido en el evento de Nakatami, como le echó su copa
encima a la esposa del empresario. Todos ríen por la ocurrente
forma en que ella les narra lo ocurrido.
—Seguro Ferit quería ahorcarte allí mismo —asegura Demir
entre carcajadas.
—Creo que lo habría intentado si no hubieran tantos testigos
—asegura Nazli sonriendo.
—Nunca he sido propenso a cometer un crimen —dice Ferit
en su defensa al llegar y tomar asiento.
Nazli se incómoda, pero los demás lo reciben con alegría.
Ferit contraataca con una indirecta para Nazli que Zeynep y
Demir captan y se sorprenden; más ella no se queda callada.
—Nunca he hecho ofertas extrañas a personas indefensas en
mi vida, especialmente si están borrachas —suelta Nazli.
Zeynep y Demir explayan los ojos e intentan intermediar
para llevar la cena en paz. Lo que logran a medias, pero es
Bulut quien ameniza todo con sus preguntas y chistes
inocentes.
—¿Por qué ya no trabajas para mi tío, Nazli?
Nazli y Ferit se sueltan miradas poco amigables mientras
cada uno espera que hable el otro. Zeynep y Demir intervienen
con curiosidad, también desean saberlo. Responden al mismo
tiempo.
—La despedí…
—Renuncié.
Todos se miran en silencio hasta que Nazli dice que tenían
diferencias y que el trabajo le quitaría mucho tiempo para sus
estudios. Ferit quería agregar algo, pero Bulut se adelanta. Pide
y casi ruega para que todos vayan a casa de su tío Deniz, quiere
tocar un poco de música. Aunque al principio se niegan, uno a
uno va cediendo ante el adorable niño.
44
***

Cuando Deniz abre la puerta, tanto él como Nazli se quedan


gratamente sorprendidos. Deniz no esperaba que su noche
pudiera ser tan buena, su sobrino junto a la mujer que le roba el
sueño allí en su entrada; Nazli encuentra buena compañía.
—¿Te ha llamado tío? —pregunta Nazli incrédula.
—Hasta donde sé, soy el tío de ese monstro.
—¿Se conocen? —pregunta Bulut.
Entretanto sonríen contándole al niño, Ferit, Zeynep y
Demir llegan a la entrada. Ferit se pone serio al escuchar las
risas y como hablan sobre lo bien que baila Deniz. Quizás por
pensar que ahora caza la fortuna de Deniz o quizás por algo de
celos. Pregunta de dónde se conocen, pero el anfitrión le dice
que luego les cuenta los detalles y los hace subir.
En el apartamento ya estaba Alya y otros amigos artistas de
Deniz, quienes conversan y comparten tragos. La familia que
acaba de llegar toma asiento en unos muebles principales.
—¡Qué pequeño es el mundo! —comenta Nazli—. Hace dos
días trabajaba en la cocina del señor Ferit y ahora estoy en la
sala del tío de su sobrino compartiendo también con su
hermana y cuñado.
—Así que eres cocinera. Debí imaginarlo cuando le
enseñaste a aquel cocinero cómo debía preparar el delicioso
enrollado.
Ferit y Alya escuchan sin agrado la conversación mientras
descubren que entre esos dos pasó o pasa algo. Nazli admite
que sí, es cocinera, que estudió gastronomía y ahora se
encuentra haciendo el máster.
—Ayer, Nazli y yo jugábamos a adivinar nuestras
profesiones —agrega Deniz, ignorando lo mucho que
incomoda a su exnovia y los malos pensamientos en Ferit —.
Todavía no la conozco mucho, pero sé que le susurra a los
perros y tiene talento para bailar.
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Nazli le ruega que calle; Alya siente un pálpito doloroso en
el corazón por el miedo de perder definitivamente a Deniz y
Ferit algo de incomodidad al no entender qué está sintiendo.
—Cocinas increíble, tienes talento para bailar, le susurras a
los perros, ¿algún otro talento? —pregunta Alya.
—Seguro que sí. En estos dos días hemos descubierto varios
—responde Ferit mirando a Nazli a los ojos.
Nazli obvia su mal comentario e intenta hacer quedar mejor
a Alya, alegando que lo que hace ella, cantar, es mucho más
difícil y requiere de verdadero talento y valor. La noche la
continúan así, algunos soltando indirectas mientras conversan,
bebiendo tragos y probando bocadillos.
Alya, quien dará un pequeño concierto en un club de la
ciudad al otro día, logra convencerlos a todos de que asistan.
Ferit promete hacerlo si ganan la licitación de un contrato por
el que subastarán mañana.

***

Hakan, lleva horas estudiando los informes del estado


financiero de su empresa. Se encuentra agotado y un poco
frustrado, necesita ganarle esa licitación a Pusula, a su rival
Ferit.
—Cariño, ¿sigues trabajando en la licitación? Por el amor de
Dios —pregunta Demet al entrar en la sala y ver su estado.
—Quiero estar seguro a cuán alto puedo llegar con la oferta.
—Los empleados han hecho los cálculos varias veces, el
resultado no va a cambiar, cariño. Mañana pasará lo que tenga
que pasar. Déjalo ya, por favor.
Hakan le responde sin dejar de ver los papeles y hacer
anotaciones.
—No puedo, Demet. Mañana pujarán mucho y necesito
conocer mis límites. —Libera un suspiro y se recuesta para
estirar la espalda—. No me gustan las licitaciones de este tipo.

46
Ella pregunta de qué tipo. Él le explica que del tipo que se
controla estrictamente, donde la manipulación no está
permitida; las licitaciones justas.
—Porque cuando ese es el caso, no podemos competir de
manera justa con Ferit. Nacieron en una cuna de oro. A ellos no
les importa pagar un par de millones de dólares más.
Hakan le recuerda que para llegar a la cima en donde cree
estar, le costó mucho. Que no tenía una herencia ni unos padres
respaldándolo. Solo puede competir contra él usando su
intelecto y sus trucos bajo la manga. Demet de alguna manera
lo entiende y solo le pide que no tarde mucho en subir a la
cama.

***

En la sala de juntas, Ferit y los ejecutivos de Pusula revisan


y conversan sobre los últimos detalles de la licitación en la que
participarán.
—Buen trabajo. ¿Todos estamos de acuerdo con estas
cifras? —pregunta Farit.
Demir, Zeynep y Engin asienten.
—¡Vamos a ganar! —afirma Engin con entusiasmo y golpea
las carpeta que lleva en mano contra la mesa.
Todos se levantan con buenos ánimos, listos para traer otra
victoria a la empresa.
—Ferit, controla a Demir para que no eleve la oferta solo
para derrotar a Hakan —pide Zeynep.
—Cualquiera pensaría que estoy esforzándome por acabar
con ese hombre —se defiende su esposo.
—Zeynep tiene razón. Si Hakan puede ofrecer más, le
dejamos ganar la licitación —dice Ferit.
Salen de la sala de juntas como un equipo.
Nazli, recibe un paquete de parte del señor Ferit. Fatos y
Asuman observan con entusiasmo, pero se decepcionan al ver

47
que solo se trata del vestido que Nazli llevó para el evento de
Nakatami. Lavado y planchado.
Asuman pide que le cuenten y le resuman brevemente lo
ocurrido aquella extraña noche.

48
Hakan Intenta serenarse. El miedo al fracaso lo mantiene
tenso e irritable. Siente que no se ha hecho suficiente, que la
máxima oferta que tienen preparada para la licitación es muy
poca y que Ferit Aslan se la puede llevar. Algo inconcebible,
no lo piensa permitir.
Les reclama a sus trabajadores y les repite las mismas
preguntas esperando mejores respuestas, pero no las hay
porque los números no mienten. Demet le pide que se calme y
guarde la compostura, pues no es lo que espera de su marido.
Sin más que hacer por el momento, Hakan, su esposa y su
equipo, parten hacia el centro de negocios donde ocurrirá todo.

***

El salón donde está por llevarse a cabo la millonaria subasta


se mantiene en silencio. Hay tensión y altas expectativas en los
presentes, el futuro y el éxito de algunos está en juego.
—Bienvenidos sean todos. Las cuatro empresas que han
presentado las ofertas cerradas más altas, tienen derecho a
participar en la parte de la subasta de la licitación. Estamos
listos, empecemos —anuncia el hombre encargado.
Los representantes de las cuatro empresas intercambian
miradas silenciosas. El sujeto continúa.
—El precio de venta de la finca es de trescientos millones
de liras. Empecemos con holding Pusula. ¿Cuál es su oferta?
—Trescientos veinte millones —suelta Ferit.
—Trescientos treinta millones —dice Hakan.
Continúan elevando el monto de la oferta y al llegar a los
quinientos cuarenta millones solo quedan en la contienda los
49
holdings Pusula y Dehas. Demir y Engin susurran al oído de
Ferit para aconsejarlo, algo nerviosos; los empleados de Hakan
hacen lo mismo, pero comenzando a temer que su jefe pierda el
control. Uno de estos le advierte a Hakan que el límite que
tienen son quinientos cincuenta millones. Los observadores
contemplan en total silencio como la puja sigue subiendo.
—Quinientos cuarenta y cinco millones —dice Hakan
empezando a sudar.
—Quinientos cincuenta millones —replica Ferit, muy
tranquilo.
—No podemos ir más alto, perderemos dinero —advierte un
empleado a Hakan, quien lo piensa, pero no puede evitarlo.
—Quinientos cincuenta y cinco millones.
Todos en el salón comienzan a intercambiar miradas de
alarma. Zeynep mira a Ferit, pero confía en él.
—¿Pusula tiene contraoferta?
—Quinientos sesenta millones —dice Ferit finalmente,
mirando de manera presumida a Hakan.
—Quinientos sesenta y cinco millones —suelta Hakan lleno
de nervios, sabiendo que está cometiendo una imprudencia.
—Iremos a la quiebra señor Hakan, no podremos ni pagar el
anticipo. Debe parar —suplica el empleado.
Al llegar a la última oferta de Hakan de quinientos setenta y
cinco millones, Ferit acomoda sus papeles como si se fueran a
levantar de la mesa. Les da una mirada a todos y habla.
—Seiscientos millones de liras —termina diciendo, con la
misma mirada hacia su contrincante.
Hakan siente la humillación y la rabia crecer en su interior.
Piensa en continuar, mas Demet lo detiene en seco,
advirtiéndole que no puede hacerlo. Libera un manotazo a la
mesa y se marcha sin decir una palabra. Demet y su equipo lo
siguen. Ferit y los suyos se felicitan por haberlo conseguido.
Fuera del salón tienen un encuentro nada cortés con Hakan y
Demet. A pesar de que Demet y Demir son hermanos, la
relación que mantienen es muy distante desde que ella se alejó
50
de todos para casarse con Hakan. Discuten y se sacan viejos
conflictos en cara, pero no pasa de ahí porque los de Pusula
tienen mucho que celebrar y ningún motivo para pelear.

***

Nazli, Fatos y Asuman llegan a la entrada del club en donde


se presentará Alya.
—Espero que tengan nuestros nombres en la lista para que
no nos hagan esperar —comenta Asuman.
—¡Vaya! Asuman sabe todo de estos sitios —suelta Fatos.
—¡Nazli! ¿Te he hecho esperar? —pregunta Deniz al
llegarles por detrás.
Fatos es la primera en saludarlo y le recuerda que se
conocieron en aquel evento. Nazli le dice que también acaban
de llegar. Asuman lo mira detalladamente de arriba abajo,
fijándose en su físico y en su vestimenta.
—Soy Fatos y tú eres el famoso Deniz.
Nazli se apena de inmediato por la entrometida amiga que
tiene.
—Sí, no es que sea famoso, pero sí soy Deniz.
—Y yo soy Asu —dice acercándose y mirándolo fijamente.
Deniz se extraña un poco, mas lo ignora y se presenta. Pasan
al local. Es un club bastante movido y lleno de personas
jóvenes que buscan un espacio para liberar el estrés. Es un
salón bastante grande con mesas en todos lados, pero con
suficiente espacio entre ellas para los que deseen bailar; luces
de colores y una decoración moderna.
Deniz las deja en una mesa y avisa que irá un momento a
saludar a Alya para darle ánimos antes de cantar. La chispa de
Fatos no la deja perder el tiempo nunca, siempre busca la
manera de ganar.
—Nazli, tienes que aceptar la oferta de matrimonio.
—Dios mío, ¿pero de qué oferta estás hablando, Fatos? ¿Y
cómo que el famoso Deniz? ¿¡Qué haces!?
51
—¡Lo hago por tu bien! Es un hombre que vale la pena. ¡Si
él no te lo propone, se lo propones tú si es necesario!
Siguen discutiendo por tonterías hasta que Fatos divisa en la
barra cuando Engin llega junto a Ferit. Entra en pánico y se
esconde. A Nazli se le daña el buen humor al ver a su exjefe.
Asuman también comienza a hacer preguntas y se burla al
entender que Fatos le huye a Engin porque cuando se
conocieron en aquella puerta giratoria ella le mintió diciéndole
que era una empresaria de la moda.
Aunque le insisten que se quede, Fatos sale huyendo del
lugar para ahorrarse la vergüenza de que la descubran. Cuando
Deniz vuelve a la mesa con tres cocteles, Nazli miente por su
ausencia y al mismo tiempo se unen Ferit y Engin.
—Dijiste que vendrías si ganaban la licitación, pero
honestamente pensé que nos dejarían plantados. Felicitaciones
—dice Deniz y felicita a los exitosos ejecutivos con un abrazo.
—Aquí estamos —reitera Ferit.
Engin se le presenta a Nazli y le informa que ha oído mucho
de ella y de sus platos. Deniz aprovecha y le presenta a
Asuman a Engin. Ferit nota a Nazli bebiendo del trago.
—No bebas demasiado, te asienta mal —sugiere.
Nazli lo mira y toma más del coctel. Deniz percibe algo
extraño entre ellos dos. Sin embargo, la puesta en el escenario
de Alya llama la atención de ellos.
La preciosa y grandiosa voz de Alya silencia por completo
el salón. Todos se concentran en escuchar su balada. Ella canta
con el corazón y logra llegarle a los presentes. Al estar en el
medio de Deniz y Ferit, Nazli es víctima de algunas miradas
que ambos inevitablemente le sueltan.
Antes de que termine la canción Ferit se despide de Deniz y
se marcha. Nazli se lo queda mirando mientras parte, otro
detalle que el músico capta.
Ferit maneja concentrado en sus pensamientos, los que se
centran en la empresa en un noventa por ciento y el resto para
Nazli. Su teléfono suena y recibe una de las llamadas más
52
difíciles en su vida. Se queda sin palabras mientras escucha a la
persona que le habla por el auricular. A su cabeza le cuesta
trabajo entender la realidad a la que se enfrenta y debe orillarse
para poder comenzar a procesar la información.
En el club, Deniz, Nazly, Engin y Asuman, felicitan a Alya
y conversan con ella. Asuman se muestra muy emocionada y
Alya le dice que la llame para que la hagan pasar cada vez que
quiera ir allí. La muchacha no lo duda y le hace anotar el
teléfono. También se acerca mucho a Deniz y por momentos
parece coquetearle, lo que incómoda a todos. Nazli la observa
con cuidado, desconfía de la actitud de su hermana menor y no
tiene idea de qué trama, aparte de avergonzarla.
—¿Vamos a comer algo? Muero de hambre —dice la menor
al montar su brazo sobre el hombro de Deniz de manera muy
confianzuda.
El nuevo momento incómodo se termina cuando Deniz
observa que tiene varias llamadas pérdidas de Ferit. Engin
también tiene otras. Deniz se aleja y le marca. Vuelve muy
rápido, preocupado.
—¿Todo bien? —pregunta Nazli.
—No lo sé. Me ha dicho que vaya a verle ahora. También
quiere verte a ti.
—¿A dónde vamos? —pregunta Engin.
—No lo sé. Me dijo que le llamara por el camino.
—Si Ferit nos pide que vayamos ahora, será importante —
afirma Engin.
Deniz se disculpa con Nazli por terminar así la noche. Ella
lo comprende sin problemas.
—Tranquilo, ya nos lo compensarás otro día —asegura
Asuman tomándolo por el brazo de manera seductora.
Tercer momento incómodo para Deniz y Nazli con
vergüenza incluida para ella.

***

53
La percepción del tiempo transcurre de maneras muy
diferentes en momentos traumáticos, dolorosos o de mucho
estrés. Aunque no es mucho, Ferit no tiene idea de cuánto
tiempo lleva sentado en la sala de esperas del hospital. Está
perdido en un mar de pensamientos y sentimientos
contradictorios. La lógica no le es de gran ayuda en ese
momento y tampoco deja aflorar los sentimientos más allá de
unos ojos humedecidos.
Hacía muchos años que no se encontraba en una situación
de la que no tuviera el control o la solución. El accidente que
sufrió su familia fue algo que escapó de sus manos y la
sensación de soledad que lo embarga es abrumadora.
Deniz y Engin llegan corriendo a la sala de espera,
desesperados por entender el motivo de ir allí. Buscan a Ferit
hasta que lo encuentran sentado en un banco, inmóvil, callado
y con una cara de dolor que jamás le habían visto. Tragan
saliva y preguntan sin dudar.
—¿Qué ha pasado? —pregunta Deniz ya nervioso.
Ferit y él se miran, pero el primero no dice nada, no puede.
Tarik, es quien tiene la dura tarea de informar lo que nadie
quisiera.
—El accidente sucedió una hora después que salieran de
viaje. La señora Leman está en el quirófano, su estado es
bueno. Bulut está herido, pero no corre peligro.
—¿¡Y!? ¿¡y mi hermano y Zeynep!? —interroga Deniz—.
Habla, dímelo.
Ferit observa desde el mismo lugar con un nudo en la
garganta. Tarik mira hacia los lados mientras toma aire y valor.
Engin escucha nervioso y a la expectativa. Deniz no le quita la
mirada de encima al chofer.
—Lo siento, pero perdimos al señor Demir y a la señora
Zeynep.
Engin cierra los ojos al escucharlo. Deniz no puede asimilar
aquellas palabras, su cerebro lo niega.
—¿¡Qué!? ¿Cómo?
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—En el momento del accidente perdieron la vida —agrega
Tarik sin casi poder respirar.
Deniz comienza a reir y voltea a ver a Ferit para que le diga
que es un chiste. Aunque aquel rostro con los ojos rojos y una
mirada sin vida no dejan espacio para las bromas, le cuesta
aceptarlo
—No digas tonterías, ayer mismo… —vuelve a mirar a
Ferit, sigue igual, no pestañea, no habla y luce terrible.
Entonces comprende que nadie está jugando y enloquece.
Ataca a Tarik. Ferit tiene que levantarse para ayudar a Engin y
lo logran contener. El médico llega y les avisa que Bulut está
bien, solo necesitará una leve fisioterapia para recuperar sus
piernas lastimadas.
En eso, Deniz vuelve a perder el control por completo. Patea
las papeleras, lanza las sillas y grita de dolor por haber perdido
a su querido hermano Demir. Entre los presentes logran
reducirlo para luego terminar abrazándolo y dejarlo llorar hasta
desahogar algo de su terrible pena.

***

Al otro día en el apartamento, Nazli, Fatos y Asuman,


conversan acerca de la noche anterior. Fatos lamenta por
haberse ido y Asuman por no haber logrado nada interesante.
Como acostumbra, la hermana de Nazli utiliza la laptop para
mantenerse informada sobre lo último de la farándula en el país
cuando encuentra la terrible noticia.
—Nazli…
Le voltea la pantalla para que mire y lea. Nazli reconoce los
rostros de Demir y Zeynep con el niño en el medio.
—Demir Kaya y Zeynep Kaya murieron trágicamente en el
lugar del accidente —lee Nazli y su voz se va quebrando
entretanto continúa—, mientras que los otros miembros de la
familia que iban en el coche están gravemente heridos.

55
***

El lugar donde hacen el velorio está repleto de personas que


fueron a darle un último adiós a aquellas almas que parten a
otra vida. Deniz y Ferit reciben mecánicamente la mano y el
pésame de las decenas de conocidos y amigos que llegan a
cada momento. Ni siquiera los ven a la cara, llevan rato que
dejaron de hacerlo.
Cuando Nazli llega va directamente hacia Deniz, le da su
sentido pésame y se ofrece para lo que él necesite. A Ferit solo
le dice que lo siente y se aleja.
El momento más emotivo es el reencuentro de Deniz y su
hermana Demet, quien va acompañada de Hakan. Los
hermanos tenían varios años sin verse o intercambiar palabras
después de que Demet se casara y alejara de la familia. Ambos
se abrazan y lloran la muerte de Demir.

***

Al pasar un par de días de duelo, todos se concentran en la


recuperación del pequeño Bulut, quien ha quedado destrozado
emocionalmente después de enterarse de que sus padres habían
fallecido en el accidente. El niño no come casi nada, se niega a
tomar medicinas y no deja que nadie se le acerque. La señora
Ikbal lucha junto a una enfermera para que este coma, pero no
logran nada.
El médico encargado de la evolución de Bulut entra y les
pide que lo dejen tranquilo, asegurando que comerá cuando
tenga hambre. El niño se porta de manera malcriada y
desespera a la mayoría. Deniz y Farit fuera de su habitación
todavía luchan con el dolor de la pérdida de sus hermanos
mientras intentan ocuparse del bienestar de su sobrino, lo que
no les resulta nada fácil.
—Está enfadado con todos —le dice Ferit al médico cuando
este sale.
56
—Le llevará tiempo, no es una situación fácil de aceptar.
—No para de gritar todo el tiempo y aún no ha llorado la
pérdida de sus padres —agrega Ferit.
—Yo estoy llorando y ¿de qué sirve? —pregunta Deniz—.
Todavía me duele por dentro. ¿Qué puede hacer el pobre niño?
—Bulut ha sufrido una pérdida importante e identifica esta
situación con el hospital. Le daremos de alto pronto para
enviarlo a casa…
—Claro, a casa. Sus padres están muertos, doctor. Me
pregunto cuál es su casa ahora —objeta Deniz con molestia.
El doctor se queda callado. Ferit interviene asegurando que
Bulut se puede quedar en casa hasta que su abuela se recupere
y pueda estar en la casa de ella. Deniz lo acepta y le pide
disculpas al doctor por su comportamiento, este lo comprende
sin problemas y prosigue con sus labores en el hospital.

***

Más tarde, después de que la misma Demet se acercase a ver


al sobrino que no veía desde que era solo un bebe, Deniz le
avisa a Ferit que se marchará a su casa a descansar un poco
porque la cabeza está por reventarle. Ferit lo detiene antes de
que se vaya.
—Deniz. Tu padre te confió a Demir y a mí.
Desafortunadamente tu hermano ya no está, pero yo estoy aquí.
Tanto Bulut como tú están a mi cargo ahora. —Lo toma por los
brazos—. Nunca dejaré que nadie les haga el más mínimo
daño.
Aquellas inesperadas palabras de Ferit le dan un poco de
aliento.
—Estoy un poco perdido, Ferit. Necesito descansar, iré a
casa y… me recuperaré lo antes posible. Cuenta conmigo.
Ferit asiente y ambos se dan un fraternal abrazo.

***
57
Cuando Nazli llega a la sala común de las habitaciones
puede escuchar los gritos de Bulut negándose a tomar la
medicina. El corazón se le arruga y apresura el paso.
—¡Me escaparé de aquí cuando estén dormidos! —vocifera
el pequeño.
—¿A dónde irás, Bulut? —pregunta Ikbal tomándolo por el
hombro con cariño.
El niño suelta manotazos exigiendo que nadie lo toque.
—Calma, Bulut. No tienes que molestarte —pide Ferit
haciéndole cariño.
Bulut mira a Nazli entrando y sus ojos brillan.
—Nazli…
Ferit voltea sorprendido. Nazli saluda al niño con una
sonrisa y la mirada más dulce que tiene.
—He venido a desearte que te mejores.
—¡No quiero, no quiero que venga nadie! ¡No me dejan
salir! ¡Me quiero ir a casa! ¡Me obligan a tomar medicamentos!
—libera el niño con desespero.
—Señorita Nazmiye, es mejor que salga —pide Ferit al
creer entender que ni Nazli podrá con su sobrino.
—¿Qué llevas en la bolsa? —pregunta Bulut bajando la voz.
—Galletas, tus favoritas. Las hice para ti —responde Nazli
mientras se acerca y sienta en la cama. Le abre el envase—.
¿Quieres comerte una?
El niño toma una galleta y Nazli se sienta más cerca para
poder abrazarlo, para darle todo el cariño que necesita y lo besa
en la frente y cabeza. Engin entra a la habitación y ve la
emotiva escena junto a Ferit y la señora Ikbal. Es primera vez
que el niño se deja tratar así por alguien.
—Nazli… ¿Sabes que mi padre y mi madre han muerto? —
pregunta el niño mientras se quiebra y comienza a llorar por
primera vez después del accidente.

58
Nazli conversa con Fatos mientras se prepara para ir a
visitar a Deniz y llevarle unas galletas que le preparó con
intenciones de subirle los ánimos. La entrometida Asuman que
recién llega de clases, le pregunta al verla de salida.
—¿A dónde vas, hermanita?
—Ha hecho galletas para el tío de Bulut, se las va a llevar
—responde Fatos.
—¿Ah sí? Está bien. Yo también voy.
—¿Qué tienes que hacer allí? —cuestiona Nazli
comenzando a perder la paciencia.
—¿Y qué tienes que hacer tú allí? Bueno si tienes algo
privado de que hablar yo me quedo.
Nazli niega que haya algo privado que conversar con Deniz
y aclara que solo quiere llevarle las galletas por pedido de
Bulut. Lo que Asuman aprovecha para terminar de instalarse en
la ida hacia el apartamento del músico.
Al abrir la puerta de su hogar y verla ahí parada con una
preciosa sonrisa, Deniz queda encantado; como todas las veces
que la ve.
—Hola. Te traigo galletas —avisa Nazli—. Se las llevé a
Bulut al hospital, cuando vi que le hacía bien, también quise
traerte un poco a ti.
—Quería decirte que lo siento mucho —dice Asuman.
Deniz agradece y las invita a subir para estar más cómodos.
Él se va a la cocina para preparar rápidamente un poco de café.
Nazli aguarda tranquila sentada en uno de los muebles y regaña
de vez en cuando a Asuman, quien curiosea y toca todo lo que
ve. El anfitrión vuelve con las tazas cargadas del líquido y
reparte.
59
—Yo no soy buena cocinera. Me aburro en la cocina —
confiesa Asuman, mas ninguno comenta algo—. Deniz,
siempre he querido tocar la guitarra. ¿Me enseñas?
—La enseñanza no es lo mío. Sería mejor si vas a clases —
responde sin dudar, para detener lo que intenta hacer.
La muchacha se incomoda por el rechazo, pero Nazli
interviene para no dejar que el ambiente se vuelva pesado. Le
pregunta si de verdad sabe tocar todos los instrumentos que
reposan en aquella sala. Él lo afirma y le muestra su primera
guitarra. Asuman observa en silencio y con algo de envidia
mientras ellos conversan amenamente.
Pasado un buen rato, Nazli avisa que deben irse porque se
hace tarde, ella quiere descansar y su hermana tiene que
estudiar. Deniz le pide que se queden un poco más, pero Nazli
insiste en que volverán otro día.
—No te preocupes, vendremos a menudo —dice Asuman
acercándosele, tomándolo por el rostro y dándole un beso en la
mejilla.
Después de un silencio incómodo, Asuman baja por las
escaleras y Nazli aprovecha para intentar convencer a Deniz de
que la acompañe al alberge de animales y adopte un perro para
que vuelva la vida en ese departamento.
—Si no puedo ser responsable de mi propia vida, otro ser
vivo… —Al notar la mirada de decepción de Nazli, agrega
velozmente—. Pero prometo que lo pensaré.
Cuando ella se da la vuelta para irse, él la toma por la mano,
sorprendiéndola. Le dice que lo hace sentir muy bien y le pide
que vuelva otra vez. Nazli se queda en silencio por un instante.
—Nos vemos —responde y termina de marcharse.

***

Engin acompaña un rato a Ferit en su casa. Quien trata de


adaptar al pequeño Bulut a su nuevo hogar mientras él aprende
cómo tratar a su querido sobrino. Lo que no es fácil porque el
60
niño se ha vuelto más complicado y caprichoso de lo que era
antes, constantemente se siente irritado y todo le molesta.
Ferit carga en brazos a Bulut y lo sienta en el mueble de la
sala para que mire la televisión un rato. Lo trata con mucho
cariño y paciencia. Engin, al terminar de hablar con la señora
Ikbal, llama a Ferit para conversar la situación. Le dice que
consiguieron una enfermera que podrá comenzar al día
siguiente. Antes de irse le da unas palabras de apoyo a Ferit.
—Sabes que cuentas conmigo como un hermano.
Superaremos todo esto —asegura Engin y se dan un abrazo.
El mejor amigo de Ferit se despide de Bulut y se va a su
casa.

***

Al otro día, Bulut mira la televisión sintiéndose atrapado,


triste y frustrado. La vida se le ha vuelto muy complicada y su
manera de enfrentarlo es tratando mal y alejando a todos.
—Señoras, si no pueden arreglárselas con un niño pequeño,
deberían cambiar de profesión —reclama Ikbal a la enfermera
y a la cocinera recién contratadas.
—Llevo años cuidando niños, pero nunca he visto alguno
como él. Aunque sé que sus padres han muerto y tiene el
corazón roto, me he esforzado y ya es demasiado.
Ikbal las acompaña a la salida y les paga el día.
En el apartamento, Nazli aconseja a Asuman para que se
comporte bien durante el viaje de cuatro días que hará con su
clase de la universidad. Asuman no se marcha sin antes pedir
unos billetes para costear sus gastos privados en el viaje.
Apenas se va, Fatos y Nazli continúan conversando. La
aspirante a diseñadora de modas, le comenta que piensa llamar
a Engin para tener una cita.
—Le daré un par de besos y luego le explico la situación.
Puedo decirle que no soy dueña de una empresa de modas, pero
que soy candidata a serlo.
61
—Tiene mucho sentido, ya se habrá enamorado de ti a esas
alturas y te dirá, ¿hay algo más importante que mi Fatos?
Soltará el dinero y te montará una empresa de modas. Serás
famosa y saldrás en la tele; ¡Fatos la famosa diseñadora de
modas!
Fatos sonríe ilusionada y le asegura que le abrirá un
restaurante de comida japonesa y turca.
—Eres otra versión de Asuman. No debería enfadarme con
ella, eres el ejemplo que ve en casa —suelta Nazli.
Fatos se defiende alegando que ambas tienen deseos
similares, pero los métodos que aplican son muy diferentes.
Conversan y cotorrean sin parar mientras Fatos prepara una
pieza para su próximo diseño hasta que Nazli enciende su
teléfono y escucha un mensaje en la contestadora que Deniz le
había dejado temprano. Llama a su amiga y se lo reproduce
para que también lo escuche.
En este, Deniz le propone una oferta laboral para que ella le
trabaje como cocinera. Agrega que él no es como Ferit, que él
no es difícil, que tendrá un horario flexible y mucha
comprensión. Fatos se emociona por ella al creer que es una
buena oferta, mas Nazli no.
—Le gustas a ese hombre. Los ojos le brillan cada vez que
te mira. Cuando empieces a trabajar con él lo verás mejor.
Espero que te lo proponga enseguida y no te haga trabajar
mucho.
Nazli le recalca que Deniz solo es un buen amigo y nada
más. Intenta llamarlo, pero el músico no atiende el móvil.

***

Deniz es sorprendido por la visita de Demet, quien nunca


había ido allí y no compartía con él desde hacía muchos años.
La hace subir y prepara un par de cafés. Se sientan cerca y
frente a frente, son hermanos, sin embargo hay mucha distancia
entre ellos.
62
Comienzan hablando nostálgicamente, como si pudieran
devolver el tiempo con palabras y revivir aquellos buenos
momentos que una vez los hicieron realmente felices.
Recuerdan con gran cariño a Demir, lo serio y ordenado que
era, a diferencia de ellos dos. Sin embargo, la dura tarea de
rememorar lo bueno, los hace volver a la realidad de que aquel
hermano mayor ya no volverá. Demet se sienta al lado de
Deniz y se abrazan entretanto el dolor de la pérdida los cubre.
—Mi querido hermano. Lo soportaremos juntos, ¿de
acuerdo? —pregunta Demet entre lágrimas.
Después que ambos se recomponen, conversan un poco más
sobre sus vidas para actualizarse. Demet le pregunta sobre Alya
porque alguna vez los vio a ambos en una revista de farándula.
Deniz le comenta que eso terminó hacía un tiempo y que su
corazón tiene nueva dueña.
—Pero no quiero presionarla. Sabes mejor que nadie cómo a
veces se complican las cosas —suelta sin querer.
Demet respira hondo antes de responder.
—Nuestra situación era diferente.
—Bueno, tú tenías prisa y Ferit se lo tomaba con calma. Esa
era la situación. Estuvieron a punto de casarse. —al notar lo
incomoda que se siente Demet, le ofrece más café para cambiar
de tema.
—Es cierto —dice ella—, Ferit y yo casi nos casamos.
Pudimos ser amigos después de la ruptura, pero Ferit no podía.
—Eres mi hermana…
—Sé lo que vas a decir, que Ferit tenía razón.
—Tu historia con Hakan fue algo muy rápido. Todos
pensamos que lo hiciste por despecho.
—¿Por qué? —pregunta sonriendo—. ¿Es que no podía
enamorarme de alguien más que no fuera Ferit? ¿O es porque
pensaste que Hakan era el demonio? ¿O ambas cosas?
Deniz no quiere seguir con el tema y lo cambia volviendo a
ofrecerle una taza de café, pidiéndole no hablar más del
pasado. Entonces centran la conversación en Bulut. Demet le
63
pide a Deniz que quiere verlo de manera regular y él le dice
que lo consultará con Ferit, lo que a ella no le gusta para nada.
***

—Digamos que Deniz se te declara —supone Fatos—.


Piénsalo, ¿qué diría tu chico?
—¿Y quién es mi chico?
—No te hagas la tonta, me has entendido. Hablo de Ferit.
Alguien toca la puerta y salva a Nazli de tener que
responderle algo más aparte de negarlo. Se levanta para ir a
abrir.
—Se pondría muy celoso —suelta Fatos para que escuche.
Cuando abre la puerta queda sin palabras e inmóvil al verlo
ahí parado en su entrada, como si lo hubieran atraído con sus
pensamientos. Ferit la mira fijamente y aguarda a que sea ella
quien hable.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Vengo a pedirte que vuelvas al trabajo —dice sin rodeos
y Nazli se sorprende aún más, no sabe qué decir—. Vuelve a
trabajar para mí. Bulut te necesita mucho, de verdad.
—Para ser sincera, no creo…
—Nazli —dice el pequeño cuando se acerca en brazos de
otro chofer de Ferit.
Nazli y Ferit se sorprenden de verlo, se suponía que
aguardaría en el auto, pero el niño convenció para que lo
subieran. Bulut pide que lo bajen. Reclama para que nadie lo
ayude y se logra poner en pie para luego caminar hacia los
brazos de su adorada Nazli. Se saludan con cariño y Fatos se lo
lleva para darle un tour por el pequeño apartamento.
—Bulut ha cambiado. Después del accidente se ha vuelto
nervioso, tozudo. Quiere una cosa y al momento cambia de
idea —le comenta Ferit a Nazli cuando se quedan solos.
—Es que ha sufrido mucho…
—Por eso es que necesita a alguien como tú. Bulut te quiere,
confía en ti. Si vuelves te lo agradecería muchísimo.
64
Recuerdan aquella última noche en la casa de Ferit y por
poco comienzan a discutir otra vez, pero están ahí por el niño y
es a quien le dan la mayor importancia. Pocas palabras
después, Nazli cambia de parecer.
—No vine a pelear. Vine porque Bulut necesita ayuda y yo
también. ¿Podemos olvidar aquello?
—Sí, podemos. Te escucho —responde bajando la guardia.
—Te lo he dicho. ¿Vas a volver o no? —Nazli se mantiene
en silencio—. Te necesitamos, pero no voy a suplicar. Dame
una respuesta.
Sonríe antes de contestar al entender que ya no tenía
remedio.
—Está bien, acepto.
Él es quien sonríe ahora.
Conversan más sobre la situación del niño y Ferit le explica
que tendrá que quedarse por las noches hasta que consigan una
enfermera que pueda hacerlo, para que ayude a Bulut a dormir
cuando tenga pesadillas. Le aclara que tendrá su cuarto privado
en donde nadie la molestará.
—¿Estamos de acuerdo? —pregunta Ferit.
Ella confirma y él le acerca su mano para sellar el trato.
Nazli se la toma con cuidado y cierra el acuerdo mientras se
miran fijamente a los ojos.

***

—Señor Hakan. Usted sabe que su esposa es pariente de


Bulut. Para obtener la custodia del niño, la señora Demet tiene
que ir a los tribunales.
—De acuerdo, está bien. Demet llevará esto a los tribunales,
no hay problema. Usted prepare la demanda. Pero, vuelvo a
preguntárselo; ¿qué pasará cuando Demet y yo consigamos ser
los tutores legales del niño?
—Los padres de Bulut eran el señor Demir y la señora
Zeynep, que en paz descansen —Hakan asiente ansioso por
65
escuchar—. Cada uno tenía el veinticuatro por ciento de las
acciones de Pusula. Esto significa que quien quiera que
obtenga la custodia de Bulut, también tendrá el control del
cuarenta y ocho por ciento de esa empresa.
Hakan ríe a todo pulmón imaginándose con aquel poder
sobre la empresa de Ferit, soñando con la cara de derrota de
aquel presumido sujeto que no ha hecho otra cosa que
humillarlo cuando puede. Le admite a su abogado que ya lo
sabía, únicamente quería volver a escucharlo. Le ordena al
mismo que prepare el papeleo de la demanda y este se retira.
—Bekir…
—¿Sí, señor?
—Echaremos un vistazo a la vida de Ferit. Sabemos lo que
hace en la empresa, pero quiero conocer su vida privada. Sus
amistades, lo que hace, donde come, si hay una mujer en su
vida. Intentemos encontrar cualquier cosa inapropiada que
podamos utilizar en los tribunales.
—Entendido, jefe —asegura y se marcha.

***

Temprano por la mañana Nazli le marca a Asuman para


saber cómo anda. La muchacha le atiende somnolienta y
cansada porque se había ido de fiesta la noche anterior. Como
de costumbre, le miente a Nazli que por asuntos de estudio se
había trasnochado y rápidamente logra colgarle la llamada para
continuar durmiendo.
Después de aquello, Nazli comienza a hacer los arreglos
para comenzar el nuevo trabajo a cargo de Bulut. Primero
llama a uno de sus compañeros de clases para que la cubran
mientras esté ausente, después va a su cuarto y prepara una
pequeña maleta.
Antes de salir, Fatos la critica por solo llevar una maleta con
lo más básico.

66
—A ver. Vas a la fortaleza del enemigo. Es la hora de la
venganza. Deberías vestir con estilo, estar elegante en todo
momento. ¡Eso que llevas no es suficiente, Nazli!
—Fatos, no seas ridícula. La guerra se acabó. Ahora está
sufriendo mucho. Hay que dejar en paz al pasado.
Terminan de discutir y Fatos le enseña unos mensajes que se
mandó con Engin. En el último, el ejecutivo de Pusula la invita
a almorzar.
Nazli sale del edificio con la intención de dirigirse a la
estación del bus para ir a la casa de Ferit, pero Deniz que está
llegando, la sorprende. Le ofrece ser su transporte y ella no
puede evitarlo. Se van juntos en el Mustang rojo de Deniz.

***

Ferit siente un gran alivio y algo de emoción al ver a la


hermosa Nazli entrar por la puerta de la cocina y darle los
buenos días. Sin embargo, el momento dura solo unos
segundos hasta que también entra Deniz con la maleta de
Nazli. A Ferit le cambia la mirada y se le borra el intento de
sonrisa que se le marcaba en el rostro.
—Buenos días, Deniz.
—Buenos días. Me he encontrado a Nazli por el camino, yo
también quería ver a Bulut.
Ferit asiente como si no le importara, pero inclusive Nazli
puede notar que sí. Desde el fondo de la casa se escuchan los
gritos de Bulut preguntando si Nazli había llegado. Deniz va en
busca de su querido sobrino para saludarlo y Ferit aprovecha
para darle las últimas indicaciones a Nazli.
Cuando Nazli se adentra en la sala y el pequeño la ve, a este
le brillan los ojos y ambos se saludan cariñosamente. Deniz y
Ferit quedan gratamente sorprendidos al ver cómo su sobrino
enloquece de amor por ella.

***
67
—Mira quien ha venido —suelta Ferit a Engin cuando entra
en la sala de juntas.
—¡Oh, me alegro de verte aquí! —exclama Engin al
levantarse para saludar a Deniz.
Ferit aprovechó para llevarlo y así poder definir algunos
asuntos legales con respecto a la custodia de Bulut y la
empresa.
—¿Cómo lo llevas? —pregunta Engin al volver a su asiento.
—Todo lo bien que se puede llevar.
—¿Cómo está Bulut? —pregunta otra vez el mismo.
—Ya está al cuidado de Nazli. Nuestras vidas serán más
fáciles ahora.
Todos asienten y Engin comienza a hablar del tema legal de
la custodia del pequeño debido a las acciones de la empresa
que recaen en su nombre.
—Debería ser Ferit —dice Deniz sin necesidad de pensarlo
mucho—. Representará a mi hermano y a Zeynep mejor que
nadie.
Ferit lo mira y asiente agradecido por la confianza. Deniz
continúa.
—También podría ser mi tutor legal. Firmar todo este
papeleo me mata. —Ferit y Engin se ríen al escucharlo.
—Se lo diré al abogado, quizás pueda hacer algo —comenta
Engin.
—Estoy seguro que se puede —asegura Deniz—. Puedo
mudarme al dormitorio de Bulut. Tiene un sofá que se
convierte en cama y puedo dormir allí.
Engin y Ferit se miran mientras se ríen, como tenían tiempo
sin hacerlo, hasta que Deniz continúa hablando.
—Nazli podría cuidarnos a los dos. Hacernos galletas y
pastelitos —dice Deniz.
Ferit deja de reír y Engin voltea a verlo. Sabe muy bien lo
que le está pasando a su amigo con esa chica, aunque ni el
mismo Ferit lo sospecha.
68
En su oficina, Ferit trabaja en su laptop como de costumbre
y sin sobresaltos. Aprieta continuamente una pelota antiestrés
en su mano.
La señora Ikbal entra para comunicarle algo.
—Señor Ferit. El señor Hakan está aquí.
—¿El esposo de Demet? —Ella asiente—. ¿Qué quiere?
Le informa que según, este dice tener algo importante que
decirle y le pregunta qué hacer, si dejarlo pasar o inventarle
una excusa. Ferit opta por la confrontarlo e Ikbal sale a avisar.
—Señor Ferit, no se levante —pide Hakan al entrar
sonriente y se le acerca—. Tengo una noticia importante que
darle y quiero que la oiga de mí. ¿Está preparado?
Ferit lo mira fijamente, guardando silencio. Hakan
continúa.
—Demet y yo vamos a solicitar la custodia de Bulut, ¿qué le
parece? —pregunta con una sonrisa retadora.
Aprieta con todas sus fuerzas la pelota antiestrés para no
hacerlo con el cuello del despreciable sujeto que tiene al frente.
Mantiene la compostura y le cuestiona ese repentino interés.
Alega que ellos nunca habían visto al niño ni mostrado algún
afecto por él.
—Esta es la cuestión. Bulut no debería vivir con un hombre
soltero como usted; necesita una familia que le proporcione
seguridad y el tribunal estará de acuerdo con nosotros.
—El tribunal entenderá que lo hacen por su herencia —dice
Ferit con seriedad y se levanta para tenerlo de frente—. Bulut
acaba de perder a sus padres. No puede arrastrarle a sus sucios
juegos por la herencia y no permitiré que lo haga.
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—No me mal entienda, Ferit. No vine a pedirle permiso. He
venido a informarle de ello. Lo siento, no le gusta que le
perturben la rutina y lo que voy a hacer se la va a perturbar.
Pero saberlo ahora le evita la conmoción mañana —finaliza y
se marcha de la oficina.
Ferit furioso lanza la pelota contra la puerta y llama a su
asistente para que de inmediato reúna a todos los abogados en
la sala de juntas.
En menos de diez minutos Ferit va a la sala para comenzar a
resolver de inmediato la situación de su querido sobrino.
—Señora Ikbal, ¿ha informado a los abogados?
Ella confirma. Ferit va directo al grano con los abogados y
pregunta si Demet y Hakan pueden solicitar la custodia legal de
Bulut ante un tribunal. El abogado con más experiencia le
responde que sí, que Demet por ser la tía tiene el derecho de
intentarlo.
—¿Puede ganar? —pregunta Ferit algo temeroso.
—La vida pasada de la señora Demet, tantos años sin
comunicarse con Bulut, debilitan su posición. Pero intentarán
demostrar que pueden aportar una vida familiar estable.
Ferit se molesta con tan solo imaginar la posibilidad de que
aquel par puedan hacerle más daño a Bulut, solo para conseguir
meterle mano a su herencia. No lo piensa permitir y se lo hace
entender a sus abogados.

***

Fatos y Engin por fin tienen su primera cita. Almuerzan y


conversan en un lujoso restaurante de la ciudad. Fatos hace una
de sus mejores actuaciones fingiendo ser la empresaria y mujer
de mundo que aparentó en su primer encuentro con él.
—¿Le gusta esquiar? —pregunta Engin.
—Lo detesto. Demasiado frío y hay que llevar tanta ropa
encima.

70
—Yo también lo detesto. Subes la montaña y la bajas
esquiando, es aburrido.
—Estoy de acuerdo, me gusta más el verano. El sol me pone
contenta.
—Seguro se escapara los fines de semana a tomar algo de
sol y para alejarse de los negocios. ¿A Bodrum quizás?
Podríamos ir juntos alguna vez —sugiere Engin.
Fatos sonríe nerviosamente y le contesta que podrían
hacerlo, pero si su apretada agenda dirigiendo su empresa de
modas se lo permite. Engin disfruta mucho de su compañía y
de aquellas historias que no puede imaginar que sean mentiras.
Conversan alegremente hasta que Engin recibe una llamada de
Ferit, este lo necesita en la empresa.
Se van del restaurante, pero no sin que Engin se ofrezca a
llevar a Fatos al lugar en donde quedan las oficinas de su
supuesta empresa. Por el camino, la rubia no hace otra cosa que
seguir mintiéndole en casi cualquier cosa que le pregunta;
costumbres, hábitos, gustos, trabajo. Tarik que va conduciendo
el vehículo, lo escucha todo muy pendiente porque también se
siente atraído por ella.

***

Después de haber ido a una de las terapias para su


recuperación, Nazli y Bulut juegan con un Play Station en la
casa de Deniz. El pequeño no para de ganarle en el videojuego.
Deniz que los veía, baja a la entrada cuando tocan el timbre.
Su hermana Demet ha llegado, tal como él le sugirió que
hiciera para que conociera a Bulut. Demet sube y primero se
presenta con Nazli mientras su hermano la introduce con el
niño.
—Bulut. Tu padre y yo te hablamos de nuestra hermana, la
que vivía muy lejos.
—Sí, vivía en Australia.

71
Demet se impresiona al conocer la mentira que habían dicho
al niño sobre ella.
—Sí. Pero la tía Demet ha venido desde lejos para vernos.
El niño se sorprende y recuerda que en aquel lugar hay
muchos canguros. Para la gracia de los presentes,
inocentemente le pregunta a Demet si ha traído uno consigo.
Entretanto la tía y el sobrino conversan para conocerse, Deniz
le hace seña a Nazli para hablar en privado.
Deniz le cuenta resumidamente la historia de Demet y cómo
esta se alejó de la familia cortando todo contacto. Le pide
encarecidamente que no le diga a Ferit sobre que ella fue allí a
ver a Bulut, para evitar que se moleste y no impida el derecho
de Demet a compartir con su sobrino. Aunque un poco
contrariada, acepta la petición.
Mas no pasa un minuto cuando el móvil de Nazli suena.
Atiende algo nerviosa al notar que es su jefe quien la llama.
Ferit le pregunta cómo van las cosas hasta el momento, si
fueron a la fisioterapia y qué hacen ahora. Nazli responde todo
con normalidad hasta que Ferit le pide que le ponga a Bulut al
teléfono después de escucharlo carcajear.
—¡Hola, tío!
—¿De qué te reías tanto, monstrito?
—Por tía Demet que ha vuelto de Australia, ¿sabías?
Deniz y Nazli se miran al entender que podría haber
problemas. A Demet no le importa porque piensa obtener la
custodia del niño, peleará por ello tarde o temprano. Ferit se
pone tenso y se endereza en su asiento antes de preguntar.
—¿Está ahí la tía Demet?
Bulut responde que sí e inmediatamente su tío le pide que le
ponga a Nazli al teléfono. Apenas ella habla, Ferit le ordena
que vuelva con su sobrino a casa en ese momento. Nazli le dice
que lo harán en unos minutos.
—Ni si quiera un minuto. Márchense ahora.

***
72
Ya es de noche en Estambul. Ferit, Nazli y Bulut cenan en el
jardín de la casa. El pequeño habla más de lo que come y los
distrae con trucos de magias e inocentes preguntas. Todo
marcha con tranquilidad, pero aparece algo de tensión cuando
comienza a parlotear sobre Australia y los canguros.
—¿Tu tía Demet te ha contado todo eso?
—Así es. Me mostrará muchas fotos cuando me vuelva a
ver.
Nazli, toma los platos sucios y se retira a la cocina para
evitarse malas miradas de su jefe. Lo que no consigue, pues
Ferit la sigue sigilosamente y la interroga. Le pregunta si sabía
que Demet iría a casa de Deniz. Diciéndole la verdad, logra
calmarlo. Sin embargo, Ferit le ordena que durante unos días
no salga de la casa con Bulut y si este le insiste en salir, lo
podrá hacer cuando él regrese de la empresa en las tardes. Sin
razón para negarse, Nazli acepta.
—Y quiero saber todo lo que hacen, ¿entendido? —finaliza.
“Pero qué asfixiante es”, piensa Nazli mientras asiente.
Horas más tarde, Nazli no logra conciliar el sueño a pesar
de estar algo agotada. No se le da fácil dormir en otra cama que
no sea la suya. El aburrimiento y la sed la hacen levantarse
para ir por un poco de agua en la cocina. Al momento de
servirse el vaso, voltea y ve a Ferit parado detrás de ella. Libera
un fuerte grito.
—No grites, despertarás al niño.
—¡Me has dado un susto de muerte! Esto está a oscuras.
Le pide que beba el agua y luego le pregunta si no puede
dormir. Nazli le explica su problema cuando no duerme en
casa. Antes de terminar la conversación también le comenta
sobre el encuentro de Demet y Bulut, que aquellos dos se
encantaron de conocerse. A Ferit se le pone la mirada oscura
porque conoce los motivos de aquella mujer que ahora intenta
ganarse a su sobrino, a su herencia.

73
Iba a responder algo, pero los llantos de Bulut rompen el
silencio en la inmensa casa y ambos salen disparados para ver
qué sucede con el niño.
Apenas entran Nazli corre y se acuesta a su lado para
envolverlo entre sus brazos. El pequeño llora desconsolado
mientras ella le da todo el amor y cariño que puede.
—Extraño a mi mamá… quiero a mi mamá —logra decir
con dificultad, con las mejillas y sus ojos rojos.
Nazli lo sujeta por el rostro intentando encontrar alguna
palabra que pudiera ayudar a mitigar el dolor de aquella
inocente criatura. Ferit mira desde el umbral de la puerta
sintiéndose inútil, sin tener idea de qué hacer.
—Tío —tartamudea sin parar de llorar y levanta su pequeña
mano para llamarlo hacia él.
Ferit se apresura y se sienta a su lado para abrazarlo. El
serio y orgulloso señor Ferit por primera vez se deja ver ante
Nazli cómo un humano, uno que sufre y siente pavor al mirar a
su único sobrino llorar sin consuelo. Los dos se quedan en esa
pequeña cama junto a Bulut, en ese momento más nada
importa fuera de ese cuarto.

***

Antes de salir temprano en la mañana, Ferit entra en la


habitación de Bulut para checar cómo sigue. Ver a Nazli
dormida al lado del niño le regala tranquilidad y al mismo
tiempo, pero sin todavía percatarse, su duro corazón continúa
ablandándose por ella. Sale antes de despertar a alguno.
Termina de tomarse una taza de café y se prepara para ir a
cumplir con una obligación que tenía días postergando, visitar
a su madre y ver si hay alguna mejoría en ella. La internó en
una clínica donde recibe atención especial.
Al llegar busca al doctor encargado para conocer el estado
de Leman. Este le comenta que su madre se encuentra bien
físicamente, pero que no pone nada de su parte para mejorar. El
74
mismo problema que ocurría cuando estaba en la casa de
campo. Después de unas palabras más va saludar a su madre,
quien está sentada en silencio mientras una enfermera la
alimenta.
La señora Leman nunca se había dejado ver así, pero la
muerte de su hija y que su único hijo la ignorase desde hacía
años, la derrotó. Ferit se sienta a su lado, el impacto de mirarla
en ese estado desempolva un poco de ese afecto que guarda
muy adentro. Le toma la mano.
—¿Cómo estás? —le pregunta.
Ella lo mira fijamente, pero sin responder. Ferit la entiende,
solo continúa haciéndole preguntas, dándole recomendaciones
y diciéndole algunas palabras de apoyo.

***

En una tienda de ropa en Estambul, Asuman quien no fue a


ningún viaje de la universidad, observa las caras prendas de
vestir mientras sueña con algún día poder comprar sin tener
que mirar precios.
Un vestido amarillo con finos cortes le llama la atención, sin
embargo cuando ve el precio lo olvida, por un momento.
Porque de inmediato una tonta idea se le mete en la cabeza.
Con un poco de nervios observa hacia todos lados y toma el
vestido junto a otra prenda. Va al mostrador y después de
admirar nuevamente el vestido, se lo guarda adentro de la
cartera.
Antes de salir de la tienda toma un sombrero y se lo coloca
en la cabeza. Se mira en un espejo sonriente, segura de que su
plan funcionará a la perfección. Mas no es así. La alarma se
activa cuando sale con las prendas, una puesta y otra oculta.
—Señorita, espere un momento —ordena el vigilante.
—¡Oh! Se me ha olvidado. Que tonta soy —dice al quitarse
y entregar el sombrero.

75
Aunque intenta continuar con la retirada, el hombre la
detiene y le pide que abra la cartera. Pese a que ella se niega
firmemente, no lo puede evitar y es descubierta.
Cuando Nazli va con Bulut en un taxi para escaparse un rato
de la casa de Ferit, recibe la llamada telefónica desde la
estación de policía. Al principio no lo puede creer porque su
pequeña hermana debía estar en otra ciudad en ese momento;
una breve descripción la hace entender que no hay error, es
Asuman.

***

Fatos se sienta en un humilde restaurante de la ciudad.


Ordena un plato de arroz y garbanzos sin imaginar que Tarik
acaba de llegar ahí para también almorzar.
Se saludan. Tarik muy respetuoso al creer que ella de verdad
es una empresaria de la moda y Fatos muy natural, mintiendo
sobre el porqué ella está comiendo allí; recomendación de una
amiga chef.
Fatos lo invita a sentarse en la mesa y Tarik pide lo mismo
que ella está por comer. El chofer termina sorprendiéndose por
la humildad de aquella hermosa rubia «adinerada».

***

Nazli llega a la estación junto a Bulut. Todavía está algo


incrédula e ignora que las razones por las que Asuman esté allí
sea por intento de robo.
—Pensaba que estabas en Bodrum. Estoy muy confundida y
asustada —dice Nazli al abrazarla.
—¿Es usted su hermana? —pregunta el oficial a cargo.
Nazli responde a todas las preguntas y se queda boca abierta
al escuchar que su hermana había sido detenida al intentar
robar en una tienda.
—¿¡Qué!? —pregunta al reaccionar—. Explícate, Asuman.
76
Los oficiales salen de la pequeña oficina para que ambas
puedan hablar en privado. Nazli la empieza a interrogar sin
demora. Necesita saberlo todo.
—¿Cuándo has vuelto? ¿Cuándo ha ocurrido todo esto?
¿¡Qué está pasando aquí!? ¿No estabas en Bodrum?
Asuman se queja por la cantaleta y continúa mintiéndole en
todo. Asegurando que volvió en avión con una amiga y que lo
de la tienda fue una tontería. Nazli le cuestiona cómo pudo
pagar un pasaje en avión.
—Tenía un poco de dinero. No aguanto tantas horas en
autobús —responde Asuman.
Nazli por poco explota por el comportamiento irracional y
despreocupado de su hermana. Los oficiales regresan con el
dueño de la tienda, quien finalmente quita la denuncia después
que Asuman y Nazli suplicaran perdón.
Sin embargo, el problema y la vergüenza no terminan allí.
Ferit espera al lado de Bulut dentro de la estación. El pequeño
le había informado en donde se encontraban. Nazli se disculpa
con Ferit por haber llevado el niño a ese lugar inapropiado.
—Hablaremos en casa. Vámonos —dice él.

***

En la noche ya se siente más calma en el ambiente. Nazli


camina rodeando la piscina y toma una taza de té. Pensando en
el complicado día al que ha logrado sobrevivir, por poco.
—Nazli —saluda Ferit por detrás de ella y la hace pegar un
brinco.
Al recuperarse de otro susto a los que Ferit la está
acostumbrando, hablan de lo ocurrido en la comisaría. Nazli
intenta justificarse y aunque sin ceder completamente, Ferit
acepta la disculpa, pero no sin hacerle entender que le paga a
muchas personas, incluida ella, para que su sobrino esté sano,
seguro y sin sobresaltos.

77
Él termina la conversación quitándose la bata de baño y
zambulléndose en el agua. Situación que Nazli sin querer
aprovecha para echarle un ojo al cuidado cuerpo de su jefe.
Al siguiente día Nazli se despierta por los ruidos de un gato.
Ella se levanta para ir a averiguar y sale al patio, pero por un
descuido la puerta se le cierra. Rodea la casa buscando alguna
manera de entrar hasta que se da cuenta que se ha quedado
afuera.
Vuelve al patio quejándose de su mala suerte y se recuesta
de la puerta. La que pronto se abre y ella se va de espaldas
hacia el piso. Pero los brazos de Ferit la sostienen antes de
caer. Nazli le toma por el cuello. Quedan como dos
enamorados a punto de darse un beso apasionado de película.
Ella en bata y él sin camiseta.
—Buenos días —suelta ella, Ferit asiente—. ¿También has
oído al gato?
—No, no lo he oído —responde sin moverse, sosteniéndola.
—Creí que estabas aquí por eso. Hay un gatito en el jardín,
¿no lo sabías?
—¿De verdad?
—Sí —afirma—. Si no, ¿por qué estás aquí?
Nazli es quien se acomoda, si no seguían en la misma
posición por más tiempo.
—No he oído a ningún gato, pero he escuchado voces en la
puerta.
—Ah, vale. Si ves al gato dale de comer. Ha llorado toda la
noche. Apenas he podido dormir. Puede que luego lo encuentre
—dice rápidamente y se marcha nerviosa.

78
Muy temprano en la mañana, Deniz aprovecha la
inspiración que le ha llegado de golpe y compone música
sentado en el piano. Se siente muy animado, algo poco usual
después del trágico suceso de su hermano Demir.
Su móvil suena. Aunque no pensaba atender cuando ve el
nombre de su hermana en la pantalla, toma la llamada. Primero
se saludan cordialmente y Demet le pide que se encuentren
para pasar el rato.
—Estoy componiendo, hermana. No quiero perder la
inspiración. ¿Por qué no vienes un rato? Tomamos café y
preparo algo para comer.
—Deniz… Lo que quiero es ver a Bulut —confiesa
fingiendo voz de tristeza.
Deniz respira profundo y se levanta de la silla antes de
responder. Conoce a su hermana y debe usar las palabras
adecuadas para evitar una discusión sin sentido.
—Me prometiste que lo tomarías con calma. Lo viste ayer.
—¿Necesitamos el permiso de Ferit para verlo?
Deniz le asegura que hará que lo pueda ver, solo que no ese
día. Demet, metida en el papel de una tía amorosa, acepta
denotando decepción en su voz. “No necesito el permiso de
nadie para ver a mi sobrino”, piensa ella.
Demet cuelga la llamada y se va junto a Hakan, quien está
reunido con los abogados para seguir tramando la mejor
manera de ganar la custodia legal de Bulut. En dicha reunión,
los abogados avisan que llevan el papeleo avanzado y
recomiendan que mientras encuentran algo malo en el pasado
de Ferit que sacar a relucir, deben pasar más tiempo con el niño

79
para que ganen su afecto, porque eso será de peso en el
tribunal.
—Amor. Me iré a ver a Bulut. Debo ganarme su cariño —
avisa Demet levantándose de la mesa. Ella tiene dos objetivos;
obtener la custodia del niño para tener control en Pusula y
porque desea metérsele por los ojos al que fue su primer amor
y exprometido, a Ferit.

***

Ferit y Engin retomaron una de sus viejas costumbres.


Desde muy temprano salieron a correr un poco para
mantenerse en forma. Van por los muelles cuando Ferit decide
parar.
—No te preocupes por mí. Sigue corriendo —avisa.
—¿Qué te está preocupando, amigo?
—Nada. Estoy bien —dice al frenarse y tomar algo de aire.
—Vamos, suéltalo ya —solicita Engin al detenerse a su
lado.
—Bulut, Demet, Hakan… ellos me preocupan —suelta
Ferit, dejando ver su preocupación.
—Si fuera por ellos que estás así, me llevaras más de cinco
kilómetros de ventaja. Te preocupa algo más. ¿Es Nazli?
Ferit no puede luchar contra la intuición de la persona que
más lo conoce, así que habla.
—Ella dice que Demet es la tía de Bulut y tiene derecho a
verlo.
—¿Y qué? —pregunta encogiéndose de hombros.
Ferit le recuerda que el día anterior estuvieron en la estación
de policía. Engin, hombre de razón, justifica a Nazli.
—¿Qué más podía hacer? Es su hermana.
—Hay algo raro en esas chicas, Engin…
—Basta, Ferit. No empieces otra vez. Asuman es una chica
joven e impulsiva. Obviamente es un problema para Nazli.
Estás siendo muy injusto con ella.
80
Al entender que su amigo tiene razón, no le queda más que
concluir el tema y continúan corriendo.

***

Nazli es sorprendida por Asuman mientras prepara una masa


para el almuerzo. Esta le cuenta entre risas que el vigilante no
la ha visto pasar.
—¿A qué has venido, Asuman? —pregunta perdiendo la
paciencia.
—¿Así recibes a tu hermanita? Es que te he extrañado
mucho. Ya ni pasas por la casa —manipula y le da un abrazo—
. Como es tu nueva casa, quise visitarte.
Nazli le suplica que deje la ridiculez y le aclara que es solo
por un tiempo. Asuman sigue haciendo un poco de drama
mientras disimuladamente comienza a ponerse cómoda. Saca
una jarra de jugo de la nevera, se quita el suéter y coloca su
cartera en una silla. Nazli entiende que no podrá deshacerse de
ella tan fácil.
—Es mi lugar de trabajo, Asuman. No puedes venir cada
vez que quieres. ¿No tenías clases hoy?
La muchacha le miente al respecto y le dice que luego
hablarán de lo ocurrido en la estación. Nazli se enfurece por el
descaro y la tranquilidad con la que habla de ese horroroso y
vergonzoso suceso. Le reclama, mas Asuman le desvía la
conversación, porque no le importa ni un poco.

***

En la tarde, Ferit recibe un documento de protección al


menor en el que recomiendan que Bulut después de haber
pasado una experiencia tan traumática, no debería vivir con un
hombre soltero y que al contrario, necesita un entorno familiar
en el que reciba seguridad y estabilidad.

81
—¿Va a ser feliz con Hakan? —Ferit se levanta del
escritorio. Se siente frustrado—. Incluso mencionan a mi
madre: no es apropiado que viva con una abuela con problemas
mentales. ¡Esto me vuelve loco!
Enging escucha en silencio, intentando buscar ideas para
ayudar a resolver la situación.
—¿Deniz sabe que su hermana va a los tribunales?
—No, se sentiría dividido entre los dos. Pronto se enterará.
Pensar que su pequeño sobrino después de haber perdido a
sus padres, tenga que ir al tribunal y estar en medio de una
batalla legal, solo por el interés de Hakan y Demet por tener
control en Pusula, lo molesta demasiado. Detesta más que
nunca a ese par de despiadados.

***

Bulut juega con su tablet en el mueble de la sala. Nazli y


Asuman conversan para pasar el tiempo cuando tocan el timbre
de la casa. Por el intercomunicador Nazli es avisada de que
Demet está entrando a la propiedad.
Nazli sale al jardín para interceptarla antes de que ingrese a
la casa.
—Hola, Nazli. He venido a traerle una sorpresa a mi
sobrino. Disculpa que haya venido sin avisar.
Nazli se interpone en su camino pidiéndole que deje el
regalo y se marche, pues tiene órdenes de no dejar que nadie
vea al niño sin el permiso de Ferit. Asuman que había ido a la
cocina para robarle unos billetes a su hermana, escucha la
discusión.
—Nazli, estoy peleando la custodia del niño. Lo único que
me queda de mi hermano. Ferit, puede que hoy sea su jefe,
pero en el futuro podría serlo yo, si usted quisiera seguir
cuidando de Bulut…
El grito del niño llamando a Nazli detiene la conversación y
Demet aprovecha la distracción para continuar su camino hacia
82
el interior de la casa y ver a su sobrino. Lo que logra
inmediatamente y le entrega el regalo. Bulut se alegra de verla
y recibe un búmeran con emoción.
Mientras Demet sale al jardín con Bulut para jugar, Asuman
arrincona a Nazli para intentar convencerla de que ayude a
Demet a conseguir la custodia del niño.
—Abre los ojos. Se sensata solo por una vez. Mírala es una
mujer con poder. Si la halagas, puede ayudarte a conseguir
todo lo que quieras. Te ha dicho que te ayudará si ahora tú la
ayudas a ella.
Nazli enfurece y le reclama por haber estado oyendo
conversaciones ajenas, le exige que deje de ser un dolor de
cabezas y sale al jardín para estar pendiente de Bulut. Asuman
la sigue y desde que se acerca a Demet comienza a halagarla e
intentar ganar su simpatía. Nazli no hace más que sentir
vergüenza.
Ferit se estaciona en casa mientras conversa con Deniz
acerca de la demanda de su hermana por la custodia de Bulut y
cuando entra a su jardín, la sangre se le calienta al ver a Demet
junto a su sobrino, a Nazli y la entrometida Asuman. /////
Apenas Demet lo nota se despide de su sobrino, de Nazli y
de Asuman. La última lo hace amigablemente y le dice que
espera volverla a ver. Se marcha saludando a Ferit, quien la
ignora.
El hombre de la casa le sonríe a Bulut y le pide a Nazli que
lo acompañe a la cocina con cara de pocos amigos. Discuten
brevemente por lo ocurrido y después él llama a su asistente
para pedirle que cancele sus reuniones porque no irá a la
oficina y para que le diga a Engin que vaya a su casa.
Rato más tarde Ferit y Engin conversan de asuntos
importantes en la sala. Mencionan la existencia de un
documento que Demir hizo porque quería darle el cinco por
ciento de sus acciones de Pusula a Demet. Ellos planean
ocultarlo hasta después de solucionar el asunto de la custodia
de Bulut. Desde la cocina, la entrometida Asuman escucha la
83
conversación y ve la carpeta, una jugada traicionera pasa por su
cabeza.
Nazli detiene la preparación de la comida cuando
malintencionadamente Asuman le avisa que su teléfono está
sonando en la habitación. Va por el teléfono y le atiende a
Deniz, le cuenta lo ocurrido con Demet y el problema que hay.
Asuman aprovecha que Bulut llama a Ferit y a Engin para
jugar en el jardín y corre a la sala. Arriesgándose mucho y
mientras los ve a través de los ventanales de la casa jugando
con el niño, se acerca a la carpeta. La abre y fotografía dos
veces el documento con su teléfono.
Apenas escucha que su hermana viene por las escaleras,
velozmente toma las tazas vacías de café que dejaron Ferit y
Engin en la mesa y vuelve a la cocina con la excusa perfecta.
Obteniendo algo más de lo que pensaba sacar en aquella casa,
Asuman avisa que se marcha, mas no sin hacer que su hermana
le de unos billetes para el camino.
Sin embargo, no los tiene que gastar debido a que Engin
amablemente se ofrece a dejarla en casa porque también se
retira. En el camino conversan durante un breve periodo, ya
que Engin la ignora cuando comienza a hablar por mensajes
con Fatos.

***

Nazli, Bulut y Ferit comen una deliciosa sopa en el jardín.


Pero no parecen disfrutarla, pues los adultos lo hacen en
silencio, con las caras largas y sin mirarse. Al pequeño le
incomoda, entonces decide hacer algo para cambiar la
situación.
Toma su cucharilla y sorbe el líquido haciendo toda la bulla
que puede. Ferit sorprendido voltea a verlo y Nazli sin poder
evitarlo se ríe. Ahora él gira hacia ella y la mira fijamente.
—Se lo he enseñado yo —admite sin darle importancia.

84
Contra todo pronóstico y aunque nadie lo creería, Ferit
Azlan siguió el juego e imitó a su sobrino. Nazli se asombra
gratamente y una gran sonrisa se le dibuja en el rostro. Bulut
no pierde el tiempo y le pide a ella que haga lo mismo. Lo que
hace. A partir de ese momento continúan comiendo mientras
los tres le dan toques a la mesa con la palma cada vez que se
toman un sorbo. Se divierten y por primera vez comparten la
mesa como si fueran una especie de familia feliz.
Llega la noche en la ciudad.
Los tres comparten en uno de los muebles del jardín. Solo dos
están despiertos y conversan amigablemente. Ferit por
momentos se queda mirando como Nazli acaricia el cabello del
Bulut, quien duerme rendido completamente.
—Ojalá se quedara con esta edad. Cuando crecemos
perdemos la inocencia —comenta Nazli.
—¿Crees de verdad que la gente puede ser inocente? —
pregunta Ferit incrédulo.
—No siempre, solo cuando somos pequeños —dice
sonriendo, pero luego pregunta confundida—. ¿Tú no lo crees?
Ferit se recuesta y suelta un suspiro.
—Creo que la inocencia es uno de esos mitos creados por
los seres humanos. La inocencia pura no existe. Nadie es
inocente. Todos estamos dirigidos por instintos y pasiones. —
Nazli se entristece al escucharlo—. Aquellos a los que creemos
inocentes están esclavizados por sus instintos. Por lo tanto la
inocencia nunca ha existido, para empezar.
—¿Ni siquiera en un niño? —cuestiona al no comprender.
—Tampoco en un niño —dice y mira a Bulut—. No se rinde
hasta que no obtiene lo que quiere, ¿eso es ser inocente?
Al quedarse sin palabras y no querer continuar con la
conversación, le pide a Ferit llevar al niño a la cama.

***

85
En casa de Deniz se lleva a cabo una reunión con Alya y sus
amigos. Fatos y Asuman fueron invitadas y aunque la primera
no quería ir por temor a encontrarse con Engin, ahora se
encuentran tocando el timbre para entrar.
Alya canta en la sala para todos cuando las recién llegadas
suben por las escaleras. Van directamente a saludar a Deniz
para averiguar el paradero de Engin y si asistirá a la reunión,
Fatos no quiere encontrárselo porque no quiere sincerarse
todavía. Al enterarse de que Engin se quedó en casa, se relaja y
junto a Asuman continúan escuchando la preciosa melodía que
Alya entona con pasión.
La cantante despierta admiración en Fatos y en Asuman, la
consideran una especie de celebridad, aunque está muy lejos de
serlo, por el momento. Al terminar la canción Asuman presenta
a la cantante con la diseñadora de modas.
—Felicidades, Alya. Has cantado como nunca —felicita un
conocido de ella.
—Qué vida tan estupenda tienes. Todos le prestan atención
a cualquier cosa que haces —dice Asuman con envidia.
—La realidad es muy distinta. Los cumplidos no sirven para
nada. No puedo grabar un álbum ni cantar en un lugar
importante. Esto es muy duro —cuenta Alya.
—Seguro lo superas, solo son pequeños contratiempos —
anima Asuman.
—¿Quién es tu estilista? —pregunta Fatos después de verla.
Alya las mira a ambas y por poco se ríe.
—Ustedes me toman por una superestrella. ¿Creen que mi
presupuesto me da para tener estilista? Compro lo que me gusta
en las tiendas y listo —dice sonriendo.
Asuman ve la oportunidad y propone que Fatos sea la
diseñadora de Alya. Ambas aceptan animadamente.

***

86
El día siguiente Ferit visita muy temprano a su madre en la
clínica donde le dan la atención especial que él cree que ella
necesita. La pone al día con los eventos de la familia y después
se marcha a la empresa, sin conseguir sacarle una palabra.
En la sala de juntas se reúne con los abogados, Enging y la
señora Ikbal para tratar el asunto de la custodia de Bulut. No
son muy alentadoras las noticias porque los abogados le dan a
entender que existe una posibilidad real de que Demet y Hakan
logren lo que quieren.
Mas juntas, informes, y análisis de proyectos son parte del
día de Ferit hasta que regresa a casa. En esta ocasión sin
sobresaltos, solo están su querido sobrino y Nazli.
Estos juegan armando un rompe cabezas en el jardín,
sonríen y disfrutan juntos.
—Buenas noches, ¿cómo están? —pregunta Ferit alegre de
verlos ahí.
Recibe el saludo de ambos y Nazli se le acerca para
preguntarle si puede irse a casa a recoger sus libros de japonés.
Ferit no se siente convencido de quedarse solo para el día que
les viene encima.
—Es que mañana tenemos que ir a los juzgados. Bulut
también debería ir, sería mejor si pudiéramos ir juntos.
¿Podrías quedarte hasta unos días más que todo se calme?
Puedo enviar a alguien por tus libros.
—Me quedaré. No te preocupes por los libros, después iré
por ellos —dice un poco desilusionada.
Ferit le agradece y enseguida llama a Tarik para que recoja
los libros de Nazli. Este acepta hacer lo pedido.
Llega al edificio donde vive Nazli justo cuando Asuman se
monta en un taxi para ir a verse con Demet y mostrarle las
fotos que tomó del documento que Ferit ocultaba. Va al
apartamento y toca la puerta.
—¿Qué se te olvidó, Asuman? —pregunta Fatos al abrir la
puerta y se queda en shock cuando ve a Tarik allí parado.

87
Él también tarda en reaccionar al no entender por qué la
empresaria de la moda está en el humilde apartamento donde
vive Nazli.
Muy apenada y costándole mucho, le confiesa toda la
verdad, rogándole que no le diga nada a Engin. Lo que no haría
Tarik, a pesar de estar completamente ilusionado con ella, a
quien ahora ve más accesible.

88
Nazli recostada de la puerta de la habitación contempla la
escena.
—Ahora duerme, monstrico —pide Ferit mientras termina
de arroparlo.
—No tengo nada de sueño —replica Bulut sentado en la
cama.
—Los niños crecen más deprisa si duermen mucho…
Bulut se queda callado por unos instantes mientras un
recuerdo con su madre comienza a atacarlo. Aunque quiere
parecer fuerte, el pequeño no puede y rompe en llanto. Ferit se
acerca más a él para poder abrazarlo y le pregunta qué le pasa.
—Mi mamá me decía lo mismo… ¿cuándo van a volver? —
pregunta entre lágrimas.
Nazli siente el dolor de aquel niño como si fuera suyo.
—Calma, Bulut. Si tu madre te viera así se enfadaría
conmigo. Yo también la extraño mucho.
—También extraño a mi papá, a los dos. ¿Tío, no voy a
volver a verlos nunca más?
Ferit respira profundo al no saber qué o cómo decirle algo.
Mira a Nazli, está enmudecida. Bulut continúa.
—¿Si me porto muy bien y soy un niño muy bueno, podré
volver a verlos?
—Ya eres un niño muy bueno. Tus padres están muy
orgullosos de lo valiente que eres.
El niño sigue llorando. Ferit lo abraza y le da todo el afecto
que tiene hasta que se queda dormido.

***

89
Muy temprano en la mañana los más cercanos a la familia
Azlan están en el tribunal junto a Ferit y a Bulut. Del otro lado
de la tribuna Hakan y Demet junto a sus abogados aguardan
con ansias que inicie el litigio, pues tienen una carta bajo la
manga. Cada equipo de abogados y sus representados, repasan
los últimos detalles de la estrategia.
—Nazli. Yo solo quiero vivir con mi tío, solo con él —
suplica Bulut preocupado.
Deniz se siente culpable por haber dejado que su terrible
hermana se acercase al niño. Nazli le toma la mano al niño.
—Tranquilo, tu tío no permitirá que vivas con nadie más…
El abogado de Hakan y Demet se pone de pie para iniciar
con su argumento.
—Su señoría. El demandado alega que la señora Demet no
había visto al padre del niño, su hermano el señor Demir, desde
hace muchos años y que el señor Demir y su familia no tenían
ninguna intención de reconciliarse con ella.
El abogado reparte unas carpetas mientras continúa con su
exposición.
—Pero como se puede comprobar aquí. El señor Demir
quería darle acciones de la empresa a mi cliente un día antes de
fallecer, mas no tuvo el tiempo suficiente para llevar este deseo
a cabo.
Ferit queda aturdido al ver la fotografía del documento que
con tantos celos guardó. Su abogado se pone de pie e
interviene.
—Es la primera vez que vemos estos documentos. Tenemos
serias dudas de que este documento sea real, son unas fotos.
—Tenemos la completa seguridad de que el señor Ferit
Azlan engañó a mi cliente. Ha ocultado estos documentos. Es
obvio que el señor Ferit quiere usar al niño para tener todo el
control de la empresa. Mi cliente y su marido pueden
proporcionarle una familia estable al niño. El señor Ferit vive
solo. No estaría bien que dejara al niño en manos de niñeras —
replica el abogado de Demet.
90
El juez lo piensa por unos segundos y luego manda a todos a
ponerse de pie. Anuncia que ha tomado una decisión. Nazli,
Bulut y Deniz aguardan sentados en silencio, muy nerviosos y
rogando que permitan a Bulut seguir con su tío.
—Es necesario examinar todas las pruebas. Por lo tanto esta
demanda tiene que posponerse. La custodia temporal se le
concede a la señora Demet.
Demet y Hakan sonríen y miran a Ferit burlándose de su
derrota. Ignorando los llantos del pequeño Bulut cuando
comprende que no seguirá quedándose con su querido tío y por
el contrario, ahora vivirá con dos completos extraños.
—¿Tío, ya no puedo quedarme en tu casa? —pregunta entre
lágrimas.
Deniz y Nazli voltean a ver a Ferit esperando que el hombre
exitoso que siempre tenía todo bajo control haga algo para
cambiar la situación, mas entienden que no puede. Nazli toma a
Bulut y junto a Deniz salen de la sala.
Ferit ve con tristeza en los ojos como sacan a su sobrino
llorando, pero su mirada cambia a asesina cuando Hakan y
Demet se acercan a él para regocijarse por su victoria. Les deja
claro que no dejará las cosas así y que recuperará a Bulut.
En uno de los pasillos del tribunal Deniz consuela al
pequeño mientras limpia sus mejillas llenas de lágrimas. Bulut
tiene mucho miedo de ir a vivir con dos desconocidos y de
alejarse de la única familia conocida que le queda.
Nazli triste, conversa con Ferit sobre los siguientes pasos
para el pequeño y le cuestiona sobre la existencia de aquel
documento que provocó un giro en la decisión del juez. Ferit le
comenta que el abogado les informará lo que viene.
—Juro que haré pagar a quien se atrevió a fotografiar ese
documento.
Hakan se aproxima a ellos riendo descaradamente junto a
Demet, quien pide no alargar más el proceso. Ferit los mira con
desprecio, no puede soportar tener a esa clase de personas
cerca del niño y de él.
91
—Demet, cariño. No pierdas tiempo hablando con él. No
vale la pena —dice su esposo.
—Lo único que les importa es el dinero y las acciones de
Pusula, pero no crean que lograrán vencerme.
—Ferit Aslan, Ferit Aslan. Baja un poquito ese tono,
tranquilo —dice Hakan en voz baja y la sube de inmediato al
mismo tiempo que acerca su dedo al pecho de su oponente—.
Entérate que no me das miedo ni significas nada para
nosotros…
Ferit intentando controlarse, observándolo de arriba bajo
mientras este se descarga y hasta que llega Deniz a controlar la
situación.
—¡Menos mal llegas Deniz! ¡Decide de qué lado estás, si de
el lado de tu hermana o si seguirás siendo la marioneta de ese
hombre! —finaliza Hakan señalando con su dedo a Ferit.
—¡Aquí la única marioneta eres tú! No tengo que elegir
entre nadie, lo tengo todo muy claro —responde Deniz.
El pequeño se siente más nervioso al escuchar aquella
discusión llena de insultos y gritos. Nazli no lo duda y lo invita
a salir de allí. Bulut acepta y ella se lo sube en brazos, necesita
sacarlo por su propio bien.
Cuando termina la disputa verbal, Ferit y Deniz no logran
encontrarlos en el pasillo y Nazli tampoco responde las
llamadas. Porque Bulut y ella ya se encuentran llegando al
refugio de animales.
—Nazli, ¿dónde estamos? ¿Qué hacemos aquí? —pregunta
el pequeño curioso.
Nazli le afirma que la pasará muy bien y que le gustará, lo
que es suficiente para que el niño se tranquilice. Enseguida se
sorprende y alegra cuando ve el montón de animales por todo
el lugar ladrando y correteando.
—Quiero que conozcas a mi amiga Zelma —dice Nazli.
Se agacha al lado de una pequeña cachorrita de pelaje
blanco y orejas marrones. Esta menea la cola a toda velocidad

92
y se le nota contenta. Nazli la acaricia por todo el cuerpecito y
le pide a Bulut que también lo intente.
—Encontraron a Zelma en la carretera hace tres meses. Aquí
la cuidan. La operaron hace poco, no había podido verla desde
entonces.
—¿Zelma tuvo un accidente como yo?
—Sí, y pronto tú también te curarás como ella.
Bulut sonríe y le da un par de galletas en forma de huesitos
a Zelma. Junto a Nazli, comparte con la tranquila criatura un
buen rato.
—Zelma es muy traviesa —comenta Bulut.
—¡Como tú verdad! —exclama Deniz al llegar al refugio.
Bulut se contenta al verlo y Nazli se sorprende de que esté
allí, qué los haya encontrado. Deniz le comenta que Ferit y él
estaban algo preocupados.
—Lo siento, puse el móvil en silencio en el juzgado. ¿Cómo
nos has encontrado?
—Sé que te refugias en los animales cuando buscas paz y
aquí estoy.
A Nazli le impresiona y le toca en el corazón esa simple
respuesta; el hombre que tiene al frente no solo la oye, también
la escucha y la comprende como pocas personas.
Por petición de Bulut, Deniz juega un poco con Zelma y
después llama a Ferit para actualizarlo. Al estar tranquilo, Ferit
retoma sus planes y llama a la señora Ikbal para iniciar la tarea
de descubrir quién fotografió el documento.

***

En una cafetería de la ciudad, Asuman se reúne


clandestinamente con el hombre de confianza de Hakan, Bekir.
—¿La señora Demet se queda con el niño? —pregunta ella.
—Así es. El tribunal le ha otorgado la tutela provisional —
responde serio Bekir.

93
Asuman se reclina en su asiento con mirada y sonrisa de
sobrada.
—Lo sabía y por eso saqué esas fotos.
—La señora Demet no podía saber si las fotos estaban
manipuladas o si serían aceptadas en el juicio. No sabíamos si
solo tratabas de sacarnos dinero.
—Da igual. El juez le ha dado el niño a la señora Demet.
Eso demuestra la autenticidad y la importancia de mis fotos.
He cumplido mi palabra, ahora es su turno —sentencia la
traicionera joven.
El hombre la mira, no se considera un buen sujeto, pero sabe
que el tipo de persona que tiene al frente son de las peores,
podría vender hasta a su propia madre. Le entrega un sobre con
unos cuantos miles de liras y emprende la retirada.
—Señor, Bekir. Dígale a la señora Demet que siempre podrá
confiar en mí —afirma Asuman.
Bekir asiente y se va.
Satisfecha y dispuesta a sacarle provecho a su botín,
Asuman llama a una de sus amigas y la invita a que la
acompañe a hacer compras. Durante un par de horas la joven
entra y sale de las tiendas como si fuera una niña rica, gastando
el dinero que ganó con la fotografía de aquel documento.

***

El trayecto para dejar al pequeño Bulut en la casa de Demet


y Hakan es difícil para todos. Para el niño porque en contra de
su voluntad tendrá que vivir en la casa de unos extraños; para
los adultos porque no pueden hacer nada para evitarle más
sufrimiento a una criatura inocente que recién perdió a sus
padres.
Al llegar al frente de la entrada de la casa, Demet y Hakan
salen con el ego bien alto a sonreír victoriosos y a recibir al
niño que les permitirá tener el control del cuarenta y ocho por
ciento de Pusula. Ferit se limita a mantenerse de pie y observar.
94
—¡Bienvenido a casa, guapo! —dice Demet al niño.
Al verlo callado e inmóvil, Nazli se inclina a su lado para
darle ánimos.
—Bulut, ¿recuerdas lo que hablamos? Ahora esta, también
es tu casa. ¿No tienes curiosidad por ver tu habitación? —Nazli
le da un toquecito en la nariz mientras todos observan como
ella tiene el poder de cambiar su estado de ánimo—. Y tienes
mucha suerte, hay mucha gente que te quiere y tienes muchas
casas a las que ir.
—¿Hay piscina en esta casa? —pregunta en voz baja.
Provocando risas silenciosas entre los presentes y bajando
un poco la tensión en el lugar. Demet aprovecha para hacerlo
pasar. Bulut se detiene al ver que Ferit no se mueve junto a los
demás. Le pregunta el motivo.
—Debo resolver algunos asuntos ahora mismo, pero tu tío
Deniz se quedará contigo.
—¿No vendrás a verme nunca más, tío?
—Claro que nos veremos, Bulut. No podría estar mucho
tiempo sin verte, te echaría mucho de menos y como ya te he
dicho, muy pronto volverás a casa.
Bulut se le acerca, le dice cuanto lo quiere y se abrazan.
Nazli se entristece ante la escena.
Demet insiste y todos pasan a la casa, excepto Ferit y Nazli.
Quienes se retiran del lugar. Mientras caminan al auto, Nazli
intenta disculparse por haberse escapado con Bulut de los
tribunales.
—Se que lo has hecho por su bien, no tienes porque
disculparte —dice Ferit, dejando ver su bajo estado de ánimo.
Se montan en el automóvil para volver a la ciudad, solo que
no para donde Nazli espera ir. Ferit toma otra ruta y la lleva a
uno de sus lugares especiales. Una parte elevada de la carretera
que brinda una vista espectacular hacia un tramo curvo de la
costa; el mar azul, montañas verdes alzándose y preciosas
casas a las orillas del agua, aves volando y embarcaciones
zarpando o llegando.
95
—Esta brisa es genial. Te despeja —comenta Nazli.
—Siempre vengo aquí cuando me siento agobiado. —Nazli
lo escucha con atención—. Mi padre me traía de pequeño y
volábamos una cometa con esta brisa. ¿Sabes?, las cometas
deben ser perfectamente simétricas si quieres hacerlas volar.
—Muy adecuado para ti —dice ella sonriendo—. A casi
todos les gustan las cosas simétricas, pero desde luego que a
Ferit Aslan mucho más.
—Todos amamos la simetría, pocos lo sabemos pero así es.
—Leí en alguna parte que a las personas simétricas se les
suele encontrar más guapas sin saber bien el motivo, no sé si es
cierto para mí. Quiero decir, para que me guste algo o lo
encuentre bonito, no tiene que ser perfecto. Ni siquiera sé si te
parezco simétrica.
El sonríe por unos segundos mientras la observa.
—Eres guapa si es lo que me preguntas —dice sin quitarle
la mirada y ella baja la suya apenada—. Nazli, quiero que
continúes trabajando para mí. Puedes venir, cocinar e irte como
hacías antes.
Ella acepta con alegría. Ferit le asegura que también Bulut
volverá pronto a casa y agrega:
—No quiero que estés sin trabajo, que todo siga como antes.
Con los ánimos un poco más altos, ambos se montan en el
auto y Ferit conduce para llevarla a casa.
—Gracias por traerme, no estaba en tu camino —dice ella.
Ferit sonríe.
—No importa, de todos modos hoy me han cambiado la
agenda —suelta y Nazli es quien se ríe ahora.
—Hasta mañana. Aunque no nos veremos porque ya te
habrás ido cuando yo llegue. Nos llamamos… —Ferit levanta
un poco la ceja—. Bueno, no hace falta llamarnos. Creo que es
mejor que me escribas lo que quieres. Me refiero a los platos
que quieres. Iré a la hora de siempre —finaliza rápidamente y
abre la puerta para bajar.

96
—Nazli —dice y ella se detiene—. Gracias, nos has
ayudado mucho a Bulut y a mí.
—Todo se resolverá, adiós —responde y se baja.
Ferit la observa hasta que ella entra al edificio.

***

Rato después, Nazli está sentada con Fatos conversando


sobre el complicado día que tuvo cuando llega Asuman con las
bolsas de los regalos que les compró a ellas dos.
—¿Te ha tocado la lotería o qué? —pregunta Asuman.
—¡Algo así! El hermano de mi amiga nos dio un datazo
sobre una carrera de caballos. Ella y yo apostamos y ganamos.
Y he cobrado mi parte.
Fatos dice no creérselo, mas la muchacha lo jura.
—Fatos, me va a volver loca. Lo único que le faltaba era
que se metiera a apostar y ya lo hizo. Apostar está mal y esos
animales sufren. ¿No aprendiste nada en casa con nuestros
padres?
Asuman se queja y le pide que deje de dramatizarlo todo,
que más bien disfrute del detalle que le ha llevado. Fatos
ameniza la discusión hablando tonterías y luego se va a probar
el vestido que le regaló la menor de la casa.
Al volver desfila para sus amigas el fresco vestido azul y las
tres bromean, sin embargo Nazli cambia de humor y se
entristece cuando recuerda la situación del pequeño Bulut. Sale
al pequeño balcón del apartamento para tomar aire.
—¿Qué ocurre, amiga? —pregunta Fatos saliendo con ella.
—Es que estamos aquí de tan buen humor y no sé cómo está
Bulut.
—¿Qué es lo que le ha pasado a Bulut? —pregunta Asuman.
—La rubia teñida se quedó con la custodia temporal de
Bulut y el pobre niño no paraba de llorar.
—No lloró, pero se pone muy triste. Intenta disimular, es
que Bulut se lo guarda todo adentro. Está muy triste porque lo
97
han separado de su tío. Quién sabe lo mal que la estará pasando
ahora mismo —cuenta Nazli.
Asuman siente por primera vez como la culpa le hace
comprimir el pecho y los ojos se le humedecen al entender
mejor las consecuencias de sus acciones, el dolor que tiene que
afrontar un pequeño niño por su ambición sin escrúpulos.
—Está en una casa desconocida con personas extrañas luego
de haber perdido a sus dos padres. Tendrá pesadillas el
pequeño —agrega Fatos.
Nazli y Fatos siguen conversando del tema hasta que se dan
cuenta que Asuman tiene lágrimas en los ojos. Se quedan tan
impactadas que no pueden creerlo. La muchacha que nunca
demuestra sentimientos ni afectos por nadie y solo piensa en
dinero, ahora llora por lo que le pueda estar pasando a un niño.

***

Ferit coloca uno de sus discos preferidos, uno algo sombrío


y nada alegre. Toma un trago de su fino whisky mientras
comienza a sentir el terrible peso de la soledad y la casa que
siempre le parecía perfecta estando vacía, luce gigante y
desolada.
Recuerda con dolor a su hermana, las últimas veces que
conversaron, las bromas que hacía, cómo manipulaba a todo el
mundo para que hicieran lo que quería. Rememora lo mismo
con su querido cuñado Demir y con Bulut. Siente que lo ha
perdido casi todo y a pesar que se esfuerza nada parece
mejorar. Siente algo de temor, pero más rabia. Sabe qué hacer,
mas no está seguro si funcionará.
Cuanto alcanza su límite, lanza su vaso de cristal contra el
piso.

98
Más tarde por la noche, Asuman ya calmada y durmiendo.
Fatos y Nazli se ponen al día.
—¿Qué pasa con tu vida amorosa? —pregunta Nazli
curiosa.
—Hay dos tipos de hombres a los que dejo entrar en mi
vida, unos son ricos, guapos y de ideas afines; y los otros son
ricos, guapos y de ideas no afines.
Nazli se carcajea por la forma en que su amiga le explica
aquellos detalles sin sentido para ella.
—Nazli, he eliminado a los pobres de mi vida amorosa. Ya
tengo suficientes pobres entre amigos y familiares.
—Mira. También tenemos otra opción, ni rico ni pobre;
clase media y de ideas afines —asegura sonriente.
—No, no, no. Esos son los más peligrosos, Nazli. Si les
puede ir mal, les irá mal. Puede estallar una crisis y hundirse
todo y entonces te encontrarás entre los pobres otra vez —
finaliza tocando madera tres veces.
—¡Dios nos libre de los hombres de clase media! —exclama
Nazli en tono de burla.
—He cometido un error. Encontré a un hombre rico, guapo
y de ideas afines, pero como yo iba muy elegante he tenido que
mentirle y para no espantarlo solo puedo mentir más.
Nazli la compadece mientras continúa burlándose hasta que
deciden irse a dormir.

***

Ferit distraído entre sus pensamientos se mantiene sentado


solo e inmóvil en el mueble de su jardín, con la camisa
99
desabotonada y el cabello despeinado. Su leal amigo llega y lo
saluda con la mano desde la distancia mientras se le acerca. Se
tira en el mueble y coloca sus pies sobre una mesa, al igual que
Ferit. Ahora son dos hombres solitarios en aquel mueble,
aquella opaca noche. No hablan por unos segundos, solo se
quedan callados respirando el aire fresco y disfrutando de la
relajante vista.
—Como no contestabas, he venido a verte —dice Engin.
—Estoy bien.
—Mejor no comentar lo que ha pasado hoy.
—Bueno. Dime, ¿cómo van las cosas? ¿Y la chica que
conociste en las puertas giratorias?
—Al final nada de nada. Un sueño —responde con algo de
desilusión después de haber estado llamándola por dos días sin
que Fatos le atendiera—. Conozco a dos tipos de mujeres en mi
vida: el tipo uno, me ve como un billete de lotería, solo le
importa el dinero; a las del segundo, solo les importa su
carrera, las ves un par de veces y luego salen corriendo. Y ella,
es del tipo dos.

***

Nazli arriba temprano a la casa de Ferit para comenzar con


su jornada laboral. Está animada y de buen humor.
—Buenos días —dice sonriente cuando ve a Ferit en la
cocina. Esperando que todo inicie como terminó el día anterior
en la última conversación con él.
—Buenos días. He anotado los platos que quiero para hoy.
La señora Ikbal te dará la lista para el resto de la semana —
dice seco. A Nazli se le borra la sonrisa—. Y por cierto,
alguien vendrá a limpiar, no te molestes.
El buen humor se le esfuma y Ferit se marcha a la oficina.
En la sala de juntas lo esperan los abogados de la empresa,
el personal de su mayor confianza, Engin y la señora Ikbal, y
los abogados de la firma que elaboró el documento de Demir.
100
Discuten para intentar esclarecer cómo se filtró aquel
documento que paró en manos de Demet. No logran mucho, sin
embargo continúan investigando otras opciones.

***

Cuando Nazli se retira del trabajo para volver a casa, uno de


los choferes de Demet la espera fuera de la propiedad. Le
pregunta si es la persona que busca y después de que confirma
que es, le dice que su jefa lo mandó a buscarla porque quiere
conversar con ella.
—No tengo nada de qué hablar con la señora Demet —dice
y pretende continuar su camino.
—Se trata de Bulut.
Por ser Bulut, decide montarse e ir a ver qué ocurre.
Al mismo tiempo y al otro lado de la ciudad. Hakan revisa
documentos en su oficina. Bekir entra, le avisa que Ferit está
ahí y quiere verlo.
—¿Ferit Aslan? Espero que no venga a pelear. Vale que
pase —dice, pero se arrepiente—. Bekir, no le dejes pasar
inmediatamente. Dile que el señor Hakan está ocupado con un
gran, gran proyecto… Oh, oh ¿a quién tenemos aquí?
Pregunta al ver a Ferit entrar.
—Debe ser algo importante si has venido por aquí…
—Vengo a decirte las cosas que no quería decirte en tu casa.
—Podemos hacerlo como en los viejos tiempos. Siéntate
que te pediré una taza de café —pide Hakan dándole una
palmada en la espalda.
—Sí, has vuelto a comenzar con tus jugadas sucias.
Pretendes causarnos molestias a mí y a mi familia, a costa de
jugar con la vida de un niño pequeño.
—Ferit. Mira, en serio…
Ferit se coloca el dedo índice cerca de la boca y sisea para
callarlo, se le acerca y continúa.

101
—Disfruta tu pequeña victoria, Hakan. Porque te juro que te
haré pagar por esto. Te la haré pasar muy mal por todo lo que
has hecho y todo lo que piensas hacer —dice y se retira.
Nazli es recibida por Demet en el enorme y bien cuidado
patio trasero de su mansión. La anfitriona, como de costumbre
está bien vestida, decorada con joyería costosa y bien
maquillada. Invita a Nazli a tomar asiento.
—¿Te apetece tomar algo?
—No gracias, no hace falta —responde Nazli denotando
impaciencia en su voz.
—De acuerdo. Nazli, te he invitado para hacerte una oferta
de trabajo. Como habrás notado, quiero darle una nueva vida a
Bulut sin que tenga que cortar con su anterior ambiente. Por
eso quiero que vengas a trabajar con nosotros.
—Señora Demet. Ya es demasiado tarde para no cambiarle
el ambiente…
—Sin embargo, todos queremos lo mejor para Bulut, ¿no?
—Eso espero, ¡qué de verdad todos queramos los mejor para
Bulut! —suelta Nazli.
—Claro, por eso quiero que te vengas y vivas aquí. Bulut te
quiere mucho y pasa todo el día hablando de ti.
Nazli asiente varias veces antes de responder.
—Soy cocinera, es lo que estudio. Quiero mucho a Bulut.
Haré todo lo que pueda por él, pero no es un trabajo para mí.
No es mi profesión. Lo siento mucho por él.
Demet le pide que lo piense y le ofrece llevarla para ver al
pequeño, Nazli acepta sin pensarlo, desea saber cómo ha estado
Bulut y si ha logrado adaptarse algo. En ese momento Deniz
también llega al lugar y las saluda a ambas, aunque extrañado
de ver a Nazli allí. Demet lo invita para ir todos juntos a
compartir con Bulut.
El pequeño juega concentrado en su tablet y acostado en la
cama hasta que se da cuenta de la presencia de Nazli. Los ojos
le brillan cada vez que la ve. Se olvida del juego y suelta el
dispositivo.
102
—Nazli, tío, han venido los dos a verme.
Ambos se sientan en la cama cerca de él para mimarlo un
poco. Nazli lo abraza y acaricia. Bulut les cuenta que no le va
tan mal, que hizo que le compraran un televisor inmenso y una
consola para jugar videojuegos cuando quiera.
—También tiene dvds educativos, películas y documentales
apropiados para su edad, pero no los ha visto. Se la pasa el día
jugando —explica la niñera que acomoda el cuarto.
Entonces, Nazli propone leer un poco para que Bulut
aprenda algo nuevo. Entre ella y Deniz enseñan al niño sobre la
naturaleza y los animales. Después juegan por más de una hora
hasta que finalmente Nazli debe marcharse.
—Leerás una parte del cuento todas las noches, ¿de
acuerdo? —pregunta y el niño asiente—. Dame un besote
entonces.
Bulut se queda embelesado mirándola con amor, tanto que
Deniz tiene que soplarlo varias veces para sacarlo de su
burbuja.
—Nos vemos mañana, querido Bulut —promete Deniz.
—En mi casa tengo una lámpara que dibuja estrellas en el
techo, ¿podrían traérmela? —pregunta Bulut.
Demet le pregunta por qué no se lo había mencionado antes,
pues le habría comprado una.
—Porque quiero la mía —aclara y Demet se malhumora
como siempre.
—Yo me encargo de traértela —promete Deniz para la
tranquilidad del niño, quien acepta contento.
Camino hacia el Mustang, Deniz le cuenta a Nazli que
aquella lámpara se la regaló Zeynep a Bulut y que está en la
casa en donde vivían ellos tres. Comentan sobre lo mucho que
debe extrañarla el niño y que nadie podría ocupar aquel vacío.
Antes de abrir la puerta del auto, Deniz se detiene. Nazli puede
notar que algo le sucede.

103
—Desde el accidente no he ido a casa de mi hermano y
Zeynep, no he podido. Ferit se encargó de todo eso. ¿Me
acompañarías?
—Sí, por supuesto.
El color y una sonrisa vuelven al rostro de Deniz. Tener a la
hermosa Nazli de compañía le da la fuerza necesaria para
atreverse a volver a aquel hogar en el que vivió y fue muy feliz
su hermano Demir. Se montan en el auto y salen en dirección a
ese lugar.
Entrar en la casa es un duro golpe emocional para Deniz y
Nazli tiene una sensación extraña, como si todavía los padres
de Bulut vivieran allí. Deniz le explica que la madre de Ferit, la
señora Leman, pidió que no tocaran nada del lugar. Que por
eso la casa luce así; con los últimos documentos que Demir usó
aún en su escritorio, con los cojines algo desacomodados en los
muebles.
Recorren el lugar lentamente, en muchas partes Deniz
cuenta sobre algún recuerdo bonito o curioso. Miran
fotografías. Aunque de momentos a ambos se les humedecen
los ojos, mayormente se debe por la alegría de rememorar.
—Cuando estábamos todos juntos éramos increíblemente
felices, no nos hacía falta nada más. Ahora solo nos quedan
unas fotos…
—No son solo fotos, Deniz. Son recuerdos. Bulut es muy
afortunado por tenerte como tío. Porque te encargarás de
revivirle estos recuerdos y así nunca olvidará a sus padres.
—Muchísimas gracias. Si no me hubieras acompañado, no
habría venido.
—Es importante que estés bien. Todos te necesitan, Bulut
más que nadie.
Terminan de conversar cuando Nazli le avisa que tiene que
irse porque es tarde y se preocuparán en el apartamento

***

104
Fatos, ese día se había encontrado con Tarik en el mismo
restaurante barato de la vez anterior. Conversaron bastante y el
hombre, a pesar de sentir algo por ella, la aconsejó sobre cómo
agradarle aún más al señor Engin.
Ahora, ella se encuentra cenando junto al guapo, millonario
y hombre de ideas afines al que sigue mintiéndole acerca de su
status social.
—Hemos hablado del clima, del mar y hasta de la ensalada,
pero no me has dicho de qué vives.
—Bueno, claro que podemos hablarlo. Yo diseño ropa y las
mujeres del taller las cosen, eso es todo. Es aburrido, por eso
no lo hablo a menudo.
—¿Dónde tienes el taller? ¿Cómo se llama la marca? ¿No
quieres contármelo?
—No es eso. Lo que no quiero es aburrirte.
—Jamás me aburriría de escucharte hablar, Fatos. Y claro
que quiero saber sobre tu trabajo.
Engin insiste y sin saberlo la acorrala. A Fatos no le queda
otra que mentir más. Le dice que es nueva en el sector de la
moda, pero tiene una buena cartera de clientes.
—Solo me hacen falta más mujeres ricas y una que otra
celebridad que luzca mis diseños en las redes sociales. Bueno,
ya veremos.
Y como si el destino se escribiera mientras hablan, Engin
divisa a Alya llegar al restaurante y exclama de emoción por
como la suerte les sonríe.
—Alya se dedica a la música y creo que ambas podrían
trabajar muy bien juntas.
Engin le pega un grito a la cantante para saludarla y que se
acerque a la mesa. Fatos traga saliva al entender que puede ser
descubierta en ese preciso momento. Engin se pone de pie para
presentarlas.
—Alya, la prometedora estrella de la música y el diamante
en bruto del mundo de la moda…
—Fatos —suelta Alya al ver a la rubia.
105
Quien se levanta y la saluda. Engin se extraña al notar que
se conocen y pregunta. Alya responde sin muchos detalles y le
devuelve la pregunta. Fatos respira profundo y se adelanta.
—Me conoce como dueña de una casa de modas que viste a
la alta sociedad.
Alya se queda completamente confundida al oír aquello.
—¿Qué?
—¿Cómo debería conocerte? —cuestiona Engin algo
extrañado por la reacción de la cantante.
Fatos se queda sin habla por los nervios que le suben a la
cabeza. Alya lo nota e intercede para ayudarla.
—Bueno, yo la conozco de lo mismo que tú, Engin. Mi
estilista favorita, Fatos. Me alegro de verte —dice y la abraza
para susurrarle—. No sé qué pasa, pero te seguiré la corriente.
Fatos se alegra y se vuelve a meter en el papel. Inventa y
engaña más al ingenuo Engin con la colaboración de Ayla.
Cuando la cantante se marcha, ellos continúan con su cita.

***

Deniz visita a Ferit para conversar. Llega en el momento


perfecto porque hay café recién hecho. Ambos se sientan en la
sala.
—Hoy he ido a ver a Bulut como todos los días.
—Muchas gracias, Deniz. No podemos dejarlo solo. Yo
prefiero no ir para no ver a tu hermana.
—Lo comprendo. Es duro comprometerse y acabar
rompiendo. No lo entendía de pequeño, pero ahora lo veo con
más claridad. Mi hermana y tú no habrían funcionado.
Ferit sonríe y toma un sorbo de su bebida antes de
responder.
—Hakan influye demasiado en ella. La fuente del problema
es él. Lo cierto es que nada se interpuso entre nuestras familias
hasta ese día. Ni el rompimiento de Demet y yo separó a la
familia.
106
—Toda la familia aprobó la ruptura. Demet es mi hermana,
pero yo no aprobé su comportamiento.
Ferit asiente y cambia el incómodo tema.
—¿Cómo estás, Deniz?
—Bien, pero he tenido mejores días. —Su mirada cambia a
risueña antes de continuar—. Cuando encuentro algo que me
alegra la vida. Me aferro de corazón.
Entiende que se refiere a Nazli y no puede opinar palabra
alguna, solo volver a cambiar el tema. Pregunta por Bulut.
—Está más o menos. El pequeño intenta adaptarse. Nazli
estaba en la casa de Demet cuando fui a verlo. Mi hermana la
invitó para hablar.
—¿De qué quería hablar con ella? —pregunta con
verdaderas ganas de saber.
—Le ha ofrecido trabajo.
—Ya tiene trabajo.
—Sí, pero Bulut está allí y quiere que cuide de él.
Respira profundo mientras muchas ideas pasan por su
cabeza y le pregunta qué respondió Nazli.
—Que ya se lo pensará. Estaba muy confundida.
Al terminar la conversación Deniz se marcha a casa y le
promete visitarlo más a menudo.
Cuando llega a su hogar, escucha sonidos en la sala. Nadie
debería o podría estar allí. Teme que sea un delincuente, por lo
que toma una llave inglesa de la caja de herramientas al lado de
la entrada y comienza a subir los escalones sigilosamente, con
mucha precaución. Las luces están completamente apagadas, él
recuerda haberlas dejado encendidas.
De repente escucha un sonido y varias ráfagas de flashes
salen en su dirección.
—¿Quién está allí? —pregunta exaltado e intentando
acercarse a la sombra que mantiene la cámara disparándole—.
¡Ven aquí!
Se le acerca a velocidad, pero la silueta es más rápida. Hasta
que la logra tomar por la muñeca.
107
—¡No para!¡Soy Alya! —dice la cantante algo asustada.
Deniz no puede creer el susto que le ha dado. Ayla
enseguida empieza a reír, drenando los nervios.
Después de encender las luces y con poca paciencia,
finalmente le pregunta qué hace ahí. Ella le muestra la cámara
y le dice haberla olvidado.
—No la he usado en meses y la necesito para el grupo.
—¿Y entras a escondidas?
Ella vuelve a carcajearse al ver las fotografías en la cámara.
—Están muy graciosas.
Deniz le pide que lo deje verlas, mas Alya se niega. Así que
él se le va encima para tomarla por la fuerza. Entre el forcejeo
ella le roba un beso. Deniz sorprendido, se detiene y toma
distancia. Le cuestiona la supuesta amistad que ella le ofreció
después de que terminaron definitivamente.
Alya se queda en silencio mirándolo fijamente, sin saber qué
decir. Él le pide la cámara para calmar la situación y se ríe al
ver las fotografías.

***

Temprano en la mañana Nazli entra al cuarto de Asuman


porque la alarma en su teléfono no para de sonar. Intenta
despertarla, pero esta se enrolla más entre las sábanas.
—Te apagaré esa alarma antes de que nos vuelva locos a
todos.
Nazli toma el aparato. Al desbloquearlo y detener la alarma,
le llama la atención la fotografía de un documento que Asuman
revisaba en la noche y quedó abierto. Mientras más cuidado le
pone, un terrible miedo va creciendo en su interior; el miedo de
entender que su hermana, su propia sangre, es un ser terrible.
Asuman abre los ojos. Al verle su teléfono en la mano, se
levanta velozmente y se lo quita.
—Dámelo —pide. Asuman duda—. ¡Qué me lo des!
¡Dámelo! —grita con rabia y confusión.
108
—¿Por qué…?
—¡Cállate! —ordena y sigue leyendo—. Sí es el documento
que la señora Demet usó para quedarse con Bulut. ¿¡Asuman,
que hiciste!? —pregunta con los ojos llenos de lágrimas.
Asuman intenta inventar algo, pero Nazli no la deja decir
cosas que no sean importantes. La interroga sobre todo: cuándo
las tomó, cuándo habló y tramó todo con Demet, cómo pudo
hacerlo.
—¿No tienes un poquito de vergüenza? ¿No tienes corazón?
¿¡Cómo tuviste la desfachatez de gastarte ese dinero sucio
comprando regalos!? Le has hecho daño a un niño inocente y
nos has metido en un lío gordo, Asuman.
Trata de defenderse, sin embargo lo que provoca es que la
furia de Nazli aumente. Fatos interviene y saca a la chica de
allí antes de que todo se complique. Nazli se deja caer en el
mueble. Llora de dolor, por confusión y por miedo, porque no
sabe qué hacer ahora con esa información tan comprometedora
y es la hermana de una traidora que se metió en un problemón.

***

En Pusula, Engin le cuestiona a Ferit la compra de una


pequeña empresa cementera. Este le explica que lo hizo con su
propio capital y no el de la empresa, que compró esa empresa y
comprará cualquier negocio por el que Hakan tenga pensado ir.
En la empresa de Hakan y al mismo tiempo, este recibe la
noticia por uno de sus hombres. Aunque al principio estalla en
furia porque Ferit le saboteó el negocio que tenía pensado con
aquella empresa cementera, se da cuenta de que su enemigo
actúa impulsivamente cuando está molesto. Algo que podría
utilizar a su favor más adelante.

***

109
Nazli aún molesta, toma su teléfono y llama a Demet. Sin
mediar palabras y sin saludos cordiales, le notifica que no
aceptará el trabajo y le cuelga.
Deniz que acompañaba a Bulut y a Demet en la mesa lo
escucha. Le manda un mensaje a Ferit avisándole.
Ferit sonríe al comprender que Nazli no solo es una
magnífica cocinera, una hermosa mujer y una persona de muy
noble corazón, también es leal.

110
Ikbal se apresura hacia su jefe al verlo caminando por un
pasillo de la empresa.
—Señor Ferit, debe elegir el regalo para el señor Nakatami.
—Ahora no tengo tiempo para ese, ocúpese usted.
La señora Ikbal aumenta su ritmo para poder seguirlo
mientras le insiste que le dedique un momento a la tarea y él
toma la carpeta para ver las opciones.
Nazli llega a Pusula. Tiene la intención de contarle todo a
Ferit sobre la traición de Asuman. Los encuentra rápido.
—Nazli —saluda Ferit y le devuelve la carpeta a la señora
Ikbal, para prestarle toda su atención—. Llegas en el momento
adecuado.
—Hola. He venido a hablarte de algo muy importante —
dice con nervios.
Ferit está apurado porque tiene una reunión y no quiere que
esperen por él. Le pide a Nazli que ayude a la señora Ikbal a
escoger el regalo para Nakatami, como se conocieron bastante
y se llevaron muy bien, podría hacerlo mejor.
—Háganlo en mi despacho. Al salir de la reunión me les
uno.
Se marcha sin decir más. Nazli y la señora Ikbal van a la
oficina de Ferit para ponerse en la labor encomendada.
Sentadas en uno de los lujosos y cómodos muebles del
despacho, pasan un buen rato revisando y tratando de conseguir
el obsequio indicado. Ven muchas posibilidades, pero a Nazli
le parecen mejor las espadas y sables para el empresario nipón.
—De estos tipos de grabados en los mangos, hay copias
hechas a mano. En una de nuestras conversaciones el señor

111
Nakatami mencionó que le gustan mucho las espadas. Creo que
le encantará una espada tradicional.
—Muy bien. Le diré a mis asistentes que investiguen —
responde la señora Ikbal antes de ponerse de pie para salir.
Ferit entra en la oficina, callado y de muy mal humor. Nazli
y la señora Ikbal lo notan, la última le pregunta el motivo.
—Nada… ese es el problema. Los abogados del bufete con
el que trabajamos, aseguran que el documento no lo han podido
filtrar ellos. Le echan la culpa a nuestro departamento jurídico.
—Nuestro departamento jurídico, dicen lo mismo y culpan a
los otros —agrega la señora Ikbal.
Nazli escucha en silencio, con el corazón acelerado, bastante
nerviosa. El tono con el que habla Ferit denota mucha rabia,
una que podría desatar en contra de su hermana y de ella
misma.
—Exacto, se acusan entre ellos para no tomar
responsabilidad. El documento solo estuvo en tres lugares y en
mí casa no pudieron sacarle la fotografía —asegura Ferit.
Al estar completamente seguro que no averiguarán nada
haciendo preguntas, le solicita a la señora Ikbal que trate de
averiguarlo en secreto, utilizando el método que sea necesario.
—Quiero castigar a la persona que lo hizo de la manera más
estricta posible. ¡Quiero que se arrepienta! —suelta Ferit.
Antes de salir de la oficina, la señora Ikbal le pregunta si
quiere ver la elección que Nazli hizo para el regalo de
Nakatami. Él asegura que no hace falta si fue ella quien lo ha
elegido.
Al quedarse solos Ferit le pide disculpas por haberla
mareado con sus problemas, por al notarla algo afectada. Nazli
se pone de pie. Le asegura que no hay problema, que a todos
les afecta la situación del niño.
Ferit se la queda mirando y sonría al recordar.
—Nazli, muchas gracias, por no aceptar la oferta de Demet.
Me lo ha dicho Deniz.

112
Ella se mantiene en silencio. Él ve fijamente ese inocente
rostro y no puede evitar que sus labios vuelvan a curvarse. Se
le acerca y toma su mano. A Nazli se le pone la piel de gallina.
—Puede parecer algo simple. Pero tu apoyo es realmente
importante para mí. Me alegra que Demet no te haya engañado.
Además, Bulut regresará a casa pronto. Juntos recrearemos su
antiguo ambiente. Eres muy buena —dice Ferit sin soltarle y
mirándola fijamente a los ojos.
Nazli tiene sentimientos encontrados al gustarle lo que
escucha y sentirse culpable por saber la verdad del documento,
que fue su propia hermana la responsable de todo el caos. No
aguanta, recupera su mano y se despide para volver a casa.
En el trayecto solo piensa en aquello. Es la primera vez que
atraviesa por una situación semejante, en la que un niño
pequeño está pagando las consecuencias y otros sufren en
silencio, por culpa de su hermana por haber fotografiado ese
documento y por la de ella de no ser capaz de decir la verdad.
Al llegar al apartamento discute con Asuman y habla con
Fatos para intentar descubrir cuál es la mejor solución.

***

—Déjame ver si he entendido bien, no tenemos problemas


inconvenientes de ningún tipo, ¿cierto? —pregunta Hakan a su
abogado principal.
—Así es, señor Hakan. También tenemos sus firmas.
Estamos listos para el segundo juicio sobre la tutela.
—¡Bien! —exclama con euforia Hakan, saboreando la
victoria.
Demet también pregunta, quiere saber si podrán obtener la
tutela definitiva de Bulut. El abogado sonríe y responde.
—Es más que probable. Cuando tengan la custodia
permanente de Bulut, la parte de las acciones que eran de sus
padres pasarán a ser de ustedes hasta que el niño cumpla los
dieciocho años.
113
—¿El viernes de la semana que viene es el juicio? —
pregunta Hakan con ansias.
Recibe la respuesta afirmativa que esperaba del abogado,
quien también avisa de que tiene preparado una medida
cautelar sobre las acciones de Bulut para poder tomar el control
parcial entretanto se celebra el juicio definitivo.
Demet se levanta de la mesa cuando su móvil suena y ve el
nombre de Asuman en la pantalla. Se aleja para atenderle. La
muchacha le cuenta desesperada y casi llorando, que Nazli se
enteró de todo y que le dirá la verdad a Ferit. Aunque con
desinterés porque no le importa en lo más mínimo el bienestar
de Asuman, la tranquiliza diciéndole que Nazli ya la llamó para
rechazar la oferta de trabajo y que no le mencionó nada sobre
el tema, lo que podría significar que ella no piensa hablarlo con
nadie más, ya que sabe que podría haber repercusiones.
—Así que tranquilízate, Asuman. Y no me llames a menos
que tengas información útil —finaliza y cuelga.

***

Solo en su mansión, escuchando uno de sus discos favoritos


y mientras contempla la luna que esa noche luce espectacular
para Estambul, Ferit bebe una taza de té. Sin darse cuenta los
pensamientos en su mente se alejan de los problemas de la
empresa y de la situación de Bulut porque recuerdos más
agradables ganan terreno en su cabeza. Le llegan detallados y
completos, desde que inició su historia con Nazli hasta el
presente: cuando la encontró en la sala de su casa pensando que
se trataba de un ladrón, cómo la tomó contra la pared y cómo lo
miraba la hermosa Nazli; bailando con ella en la fiesta de
Nakatami, lo preciosa que se veía con el cabello peinado hacia
atrás; como lo ha ayudado incondicionalmente con Bulut; las
numerosas conversaciones que al principio no le importaban
mucho, pero que ahora rememora con una sonrisa en su rostro;

114
y de aquella última mañana cuando abrió la puerta del patio y
ella cayó en sus brazos.
Después de hallar tranquilidad y paz, el sueño se hace
presente y Ferit finalmente puede acostarse para descansar, el
día que viene estará lleno de retos y debe tener la mente fresca.

***

Nazli despertó con un terrible resfriado y ha pasado una


pésima mañana. Su querida amiga Fatos le prepara un té
medicinal y se sienta junto a ella.
—Seguro agarraste el resfriado mientras estabas con tu jefe
al aire libre haciendo cosillas —bromea Fatos para animarla.
—No me hagas reír, Fatos. Estoy enferma —pide Nazli
intentando no reírse.
En eso, Fatos recibe una llamada de Alya y le atiende de
prisa. Esta le informa que Engin se encuentra en el gimnasio al
que ella acude y le exige que vaya de inmediato para que de
una vez por todas le cuente la verdad.
—¿Ahora mismo? —pregunta la rubia.
—Ahora mismo. Me acercaré a él y sacaré la conversación
para prepararte el terreno. No me digas que no.
Aunque Fatos lo piensa por unos segundos, acepta porque
desea quitarse ese peso de encima y así podrá comenzar de
cero con Engin. Le pide la dirección a Alya. Por instantes
sonríe imaginándose una vida junto al guapo empresario. Le
cuenta a Nazli lo que hará y se disculpa por abandonarla.
Alya se le aproxima a Engin disimuladamente, colocándose
en una máquina cercana y haciendo ejercicio hasta que lo
saluda «casualmente». Conversan y bromean un poco antes de
que Alya comience a sacar el tema de Fatos.
—¿Y entonces el señor Engin anda soltero? Es extraño que
no ande comiendo con alguna bella mujer en un bonito
restaurante.
—Ya no hago esas cosas Alya. Me he vuelto más serio.
115
Alya le pregunta si aquella rubia llamada Fatos tendrá algo
que ver. Engin sonríe como un muchacho enamorado y se lo
confirma.
—A mí también me gusta ella, es una mujer muy dulce —
agrega Alya para ayudar a su amiga.
—Es muy diferente, no sé. Es sincera, honrada, alegre, es
auténtica. Es completamente diferente y no me anda con
mentiras
Alya entiende que no es el momento indicado para que
Fatos, quien llega en ese instante, le cuente la verdad a Engin.
El hombre está ilusionado con la parte de Fatos que es una
farsa. Así que improvisa e inventa otra mentira sobre la rubia
para evitar una catástrofe.
Ambas se entienden y deciden dejarlo para otra ocasión.
Nazli intentaba descansar hasta que el constante sonido del
timbre la hace levantarse de la cama. Camina de prisa y con
mal humor hacia la puerta.
—Ah… Hola ¿qué tal? —suelta Deniz apenas Nazli abre.
Ella no tiene ánimos de atender a nadie y no puede
ocultarlo. Solo levanta su mano para saludar y finge una media
sonrisa.
—Iba a hacer mi visita habitual a Bulut. Quizás quieras
venir. Si te apetece, ven conmigo y luego te acompaño al
trabajo —insiste.
Nazli le cuenta que no se ha sentido bien y que no irá a
trabajar porque se quedará en casa para recuperarse. Deniz
admite que se le ve mala cara, le toca la frente y nota que tiene
temperatura alta. Nazli con intenciones de terminar la
conversación para volver a la cama, asegura no sentirse tan
mal, pero Deniz ve una oportunidad.
—Necesitas sopa para recuperarte —dice y pasa—. ¿Dónde
queda la cocina?
Sorprendida y algo contrariada, le indica el lugar y le pide
que se quite los zapatos. Deniz se apodera de la cocina y

116
pregunta por los ingredientes mientras comienza a tomar lo que
necesita. Nazli se limita a observar como aquel hombre trabaja.
—¿Qué más necesito? Sal, pimienta negra, jengibre, una
cacerola… —se detiene y la mira—. Por cierto, lo siento. Me
he dejado llevar y he entrado sin más, ¿puedo pasar?
No se esperaba aquello y comienza a reírse sin control. Le
señala en dónde están los ingredientes que faltan y se marcha al
sofá. Aquella última pregunta tonta le devolvió el buen humor.
Tras una hora de preparación, Deniz sirve la gran olla de
sopa en la mesa. A Nazli le huele muy bien y lo felicita. Cada
uno se devora un plato mientras conversan y bromean. La
visita inesperada del cantante terminó alegrándole el día.
Tocan el timbre. Deniz se levanta para abrir la puerta y se
encuentra de frente con Alya y Fatos. La primera se disgusta
por verlo allí y le pone mala cara e interroga, pero sin tener
derecho a reclamarle, termina de pasar.
Todos terminan compartiendo la sopa y el resto de la tarde.
Al sentirse mejor, Nazli se ánima para ir al trabajo.

***

Ferit se reunió temprano con los abogados para intentar


encontrar algún rastro de la persona que filtró el documento.
Solicitarán las fotos originales al tribunal para intentar
encontrar el rastro digital y con suerte al culpable.
Caminando hacia la salida del edificio y conversando con la
señora Ikbal para planear su agenda, se encuentra a Hakan y a
Demet entrando junto a sus abogados y trabajadores.
—Buenas tardes. ¿Qué tal el trabajo? —pregunta Hakan con
una gran sonrisa.
Ferit los mira, se siente algo confundido de que estén ahí.
—Señora Ikbal, ¿el señor tiene una cita?
—Que yo recuerde, no, señor Ferit.
—La próxima vez pide una cita, por favor —suelta Ferit e
intenta avanzar para irse.
117
Hakan advierte que no necesita pedir una cita y que nadie
puede prohibirle la entrada a partir de ese momento. Le entrega
un documento en el que un juez les da un poder para velar por
las acciones que están a nombre de Bulut.
Hakan y demet se ríen victoriosos la cara de Ferit y antes de
irse le piden a la señora Ikbal que les lleve un café a la sala de
juntas.
Ferit llama a sus abogados y a Engin. Discuten la situación,
pero entienden que no pueden hacer nada en ese momento para
prohibirles la entrada o la estancia dentro de la compañía. Ferit
y Engin deciden entrar en la sala de juntas y confrontar a los
intrusos, para que no se sientan demasiado cómodos.
Los temas principales de discusión son las acciones de
Bulut, el poder que brindan a quien las administre y sobre el
pasado oscuro de Hakan cuando trabajó en Pusula.

***

De noche y algo tarde, Ferit se sirve un poco de café de la


máquina de expreso que tiene en su cocina. Ésta preocupado
por tantas asuntos a la vez, que le cuesta trabajo concentrarse
en un solo problema. Se dirige a la sala cuando Nazli aparece
en la puerta.
Su corazón aumenta el ritmo por tan grata sorpresa.
—Nazli…
Ella le comenta que se le había quedado el teléfono.
—Lo tomo y me voy. Quería llamarte para informarte y así
no molestarte, pero no podía hacerlo porque tenía mi teléfono
aquí. Lo busco rápido y ni siquiera recordarás que estuve aquí
—dice y camina a prisa para agarrar su móvil.
Después de tomarlo, le agradece por haberla dejado pasar y
se despide velozmente.
—¿Te apetece un café?
Se detiene y voltea sorprendida al escuchar esa invitación de
aquel hombre.
118
—Me encanta el café —dice sonriendo—. Y a veces lo
tomo. El café… ¿lo haces tú?
Ferit le dice que sí.
—Está bien, entonces probaré tu café —responde ansiosa.
—De acuerdo.
Salen al jardín, cada uno con una taza de café caliente.
Caminan hacia la mesa. Es la misma casa en donde ha
trabajado un tiempo, pero la situación es nueva para Nazli;
Ferit la invitó un café y ha sido él quien preparó algo a ella.
—¿Te gusta?
—Está hirviendo, pero sabe muy rico y está fuerte.
Ferit toma asiento sobre el cristal de la mesa y Nazli se
mantiene de pie. Primero conversan del tema principal de los
últimos días, Bulut. De cómo la estará pasando, si se ha podido
acostumbrar a vivir con Demet y Hakan y cuánto extrañará a
sus padres. Ferit la anima un poco asegurándole que pronto se
resolverá ese asunto y Bulut volverá a casa.
—Entiendo que Hakan haga todo esto, pero no comprendo
por qué lo hace Demet. ¿Cómo puede estar ayudando a Hakan
cuando es su propio sobrino quien está en riesgo? —cuestiona
Ferit.
—Hay un proverbio japonés que dice: “no tengas miedo de
las piedras negras en el arroz, témele a las blancas”.
Ferit asiente al comprender fácilmente la referencia.
—Es muy bueno, tiene mucha razón.
Ambos se quedan en silencio por unos segundos y es Ferit
quien busca seguir con la conversación, no quiere que Nazli se
sienta incomoda o quiera irse, no todavía. Le pregunta cuál es
la razón de que le guste tanto la cultura japonesa. Como
siempre, ella sonría cada vez que habla de algo que le gusta.
—Me impresiona mucho el modo en que están ligados a sus
tradiciones y al mismo tiempo son muy honestos, justos y
honorables. Son muy trabajadores…
—Perdona que te interrumpa, pero eso está muy caliente y
te estás quemando. Dame la taza.
119
Se la entrega y le agradece por el gesto. Continúa.
—Son muy honorables, justos y trabajadores. Son unos
cocineros asombrosos. De verdad que son extraordinarios.
Tienen un montón de cualidades que encuentro atractivas. —
Toma aire—. Por ejemplo; muchos animales en Japón tienen
ciudades propias, los gatos, los conejos, los zorros. Solo el
hecho de que hayan pensado en una cosa así me parece
impresionante.
Se detiene y se ríe sola. Ferit no deja de observarla y
escucharla ni un solo segundo.
—Disculpa —pide ella—. Creo que a veces me exalto
demasiado cuando hablo de cosas que me encantan, lo siento.
—No tienes porque disculparte. Cuando alguien se
compromete a algo con pasión, yo lo valoro.
—¿Tú me valoras? ¿¡Eres consciente de lo que acabas de
decir!? —pregunta aguantando las ganas carcajearse, lo que no
puede evitar Ferit y se ríe mucho—. Esto quiero celebrarlo.
Se vuelven a quedar en silencio, pero esta vez mirándose
fijamente. De vez en cuando hacia los labios del otro.
—Hay luna llena —comenta Ferit.
—Está muy bonita. Brilla como una linterna.
—¿Brilla mucho? Por alguna razón yo solo veo a los
conejos Mochi.
—¿Cuál era mi taza…? —pregunta antes de entender que
Ferit recordó aquella historia japonesa que ella contó para
Bulut.
Una que decía que durante la luna llena se pueden ver a un
par de conejos correteando y jugando en ella. Ferit toma la taza
y se la coloca en la mano.
—¿Así que te acuerdas de los conejos Mochi? —pregunta
impresionada.
—Claro —dice mirándola intensamente.
Ambos se observan sin pestañar y sin darse cuenta,
acercando sus rostros, hasta que suena el teléfono de Nazli.

120
Es Demet quien la llama. Le informa que está en el hospital
con Bulut, lo llevaron por precaución después de tener una
caída.

***

Al llegar al hospital rápidamente constatan de que al


pequeño no le ha pasado nada, solo fue una leve caída. Sin
embargo, el médico les pide que tengan más cuidado o podrían
retrasar la mejora del niño por unos meses más.
Cuando el doctor los deja solos, Ferit comienza a reclamarle
a Demet y discuten frente al niño. Suben tanto el tono que
Bulut comienza a llorar y Nazli tiene que intervenir para que se
detengan o salgan, prefieren hacer lo último.
Al quedarse solos en la habitación, Nazli le pide al pequeño
que le cuente todo con detalles. Lo que hace, fue un tonto
accidente por aún no poder controlar bien sus piernas.

***

Mientras Ferit la lleva a casa, conversan sobre Demet y


Hakan. A Nazli ya no le quedan dudas de las terribles personas
que son. Lo que no entiende y se lo hace saber con humor, es
por qué ellos quieren quedarse con su lúgubre empresa y no
con su hermosa casa.
Cuando llegan, Nazli duda en bajar, no quiere que termine la
noche ni que se vaya la compañía. Ferit tampoco, mas tiene
que irse a descansar para ocuparse de los problemas.
—Hemos llegado —dice él.
—Así es. Bulut al final estará donde tiene que estar. Ten un
poco de paciencia.
—Eso espero…
—Yo lo creo. Recuperarás al niño, porque cualquiera que
los haya visto juntos alguna vez, entiende el vínculo tan fuerte
que tienen. A ti se te ve en los ojos lo mucho que lo quieres.
121
Ferit sonríe al escucharla, no solo debido a que hay razón en
esas palabras, si no porque provienen de sus labios.
Se despide y baja del auto. Ferit la sigue con la mirada y ella
se detiene para voltearse a verlo, antes de perderse de su vista.
Ambos sienten mucho, pero dicen poco.

122
A media mañana, Fatos lee una revista en la sala y Asuman
conversa por teléfono en el balcón. Nazli sale de su habitación
de mal humor por haberse quedado dormida hasta tarde.
—Buenos días, cariño. Dejamos la mesa servida por si
quieres desayunar.
—No estoy de humor. Mi móvil volvió a morir y la alarma
no me despertó.
Fatos se burla diciéndole que es momento de cambiar ese
pedazo de historia, aunque al mismo tiempo se ofrece a llevarlo
al servicio técnico más tarde. Nazli se rehúsa a deshacerse del
teléfono. Le ruega que aguante un poco más mientras le hace
cariño y le habla para que encienda.
En ese momento, Asuman comienza a subir el tono de voz
en medio de su conversación por el celular. Habla con una
amiga acerca de tomarse las clases de verano con calma y de
no quedarse en casa estudiando cuando otros suben fotos en la
playa en sus redes sociales.
Nazli se molesta por la forma en que aquella muchacha que
tiene cuentas pendientes con todos, se toma las cosas con tanta
tranquilidad. Se levanta, le quita el teléfono a Asuman para
entregárselo a Fatos y le pide que le meta su tarjeta SIM porque
usará ese móvil hasta que el suyo sea reparado. La menor se
queja, mas no puede hacer nada.

***

Ferit no piensa ir a trabajar a la oficina, por lo que se toma


la mañana con calma. Coge una lata de su bebida energizante
favorita y camina hacia el jardín para tomar aire fresco.
123
Entretanto medita con la vista puesta en el mar y la ciudad,
la señora Ikbal llega al lugar. Esta mira a su jefe con
admiración, por su pose mientras mira hacia el horizonte,
demostrando también en apariencia que es un hombre que
puede tener al mundo a sus pies.
—Buenos días, señora Ikbal. Enseguida estoy con usted —
saluda, dándole a entender que quiere meditar un poco más.
Ella continúa hacia los muebles del jardín y él se le uno al
poco tiempo. Hablan del tema de mayor urgencia, las fotos que
le sacaron al documento de Demir. La señora Ikbal le notifica
que las buscarán en el tribunal dentro de poco y que lo harán
con la mayor confidencialidad posible.

***

Cuando Nazli se acerca a la cocina y ve por el vidrio que


Ferit está allí, su corazón se agita de emoción. Se adentra para
saludarlo.
—Estás aquí —dice sonriente—. Quiero decir, que no has
ido a la oficina.
—Dijiste que la empresa es lúgubre y la casa es cómoda,
tenías razón. Hoy trabajaré desde aquí.
—Buena idea —admite contenta de saber que él ahora toma
en cuenta sus opiniones y porque lo tendrá cerca todo el día.
Cada uno se dirige a lo suyo. Nazli a la cocina y Ferit a
trabajar con su teléfono, pero también allí.
—Un momento —dice ella y él voltea a verla—. ¿Vas a
estar ahí sentado todo el tiempo mientras cocino?
—Eso es —responde asintiendo—. Quiero ver cómo
preparas esos platos tan deliciosos.
Nazli le explica que será aburrido que la observe, pero Ferit
insiste. Sin quedarle más opciones y con algo de nervios, inicia
su proceso de preparación. Al revisar el menú del día lo felicita
por agregar nuevos platillos, aunque también le advierte que no
podrá hacerle ninguno porque no tiene los ingredientes. Le
124
asegura que si ella fuera la encargada de elegir y comprar los
suministros, siempre podría preparar de todo. Como niños,
discuten sobre los problemas de tener demasiados ingredientes
—se dañan, insectos— hasta que él se le acerca mucho y ella
se calla por un instante. Tenerlo a pocos centímetros la
intimida, por lo mucho que él le gusta y la intensidad que hay
en esos ojos ámbar que la miran fijamente.
Reacciona y vuelve a parlotear sin control.
—Bueno… tenemos un problema aquí y como solo soy una
trabajadora, tendré que salir con este tremendo calor. Pero no
pasa nada, solo has cambiado el menú. Correré a la tienda y
volveré con pesadas bolsas por subidas y bajadas. Pero bueno,
solo soy una empleada y tú eres el jefe. El conflicto de siempre
entre dirigentes y clase obrera.
A Ferit le da gracia la manera en que Nazli se expresa y
guarda la taza que pensaba llenar con café.
—He captado el mensaje, te llevaré a la compra.
Nazli que volvía a meter sus cosas adentro de su cartera, se
paraliza al oír sus palabras, no lo esperaba.
—Oh no, no puedo aceptarlo. En serio, será un problema
para ti salir de la cocina con aire acondicionado, caminar hasta
el descapotable y como la capota no está puesta, podría darte
una insolación. No, en serio no puedo aceptarlo.
Tolerando muy bien las ironías de Nazli hasta el punto de
darle algo de gracia, le insiste.
—Tardaremos media hora.
Ella deja de atentar contra el buen humor de Ferit por el
momento y acepta. Se pone una chaqueta y ambos salen a
hacer las compras.
Ferit detiene el auto donde ella le indica y le avisa que la
esperará ahí. Nazli se lo piensa.
—Pero, Ferit. Has pedido muchas verduras y frutas: sandías,
melón. Yo peso lo mismo que una sandía, ¿cómo quieres que
lo cargue todo? —pregunta y libera un suspiro—. Si Tarik
estuviera aquí…
125
—Entiendo, entiendo —responde ya perdiendo un poco la
paciencia.
Se bajan e inician la actividad en puestos de verduras y
frutas ambulantes. Nazli prueba los alimentos mientras le va
soltando bolsas a su jefe para que él las llene. El millonario y
ocupado hombre que dirige una gran empresa, ahora espera de
pie a que su cocinera elija con toda su paciencia los
ingredientes que usará para cocinarle.
—Nazli. Ya llevamos mucho rato. ¿Y por qué no hacemos
las compras en un supermercado?
—No me gustan las frutas ni verduras del supermercado,
están secas y pierden el sabor. La señora Ikbal y yo tenemos
trato con estas personas, les paga a final de mes.
El conocido de Nazli que atiende el puesto, le entrega la
bolsa con frutas a Ferit. Lo hace mirándolo de mala manera por
la impertinente pregunta que hizo.
—¿Te has traído a este hoy? Buena suerte con esto. Menos
mal que parece fuerte —finaliza el vendedor tomando a Ferit
por el hombre y zarandeándolo para probar su rigidez.

***

Engin y la señora Ikbal al salir de la empresa fueron a la


casa de Ferit para reunirse con él y continuar los asuntos de
trabajo. Ahora revisan documentos sentados en los muebles del
jardín entretanto lo esperan.
—Señora Ikbal, ¿puede pellizcarme? —pregunta Engin al
ver al gran Ferit Aslan caminando detrás de Nazli con un
montón de bolsas en mano.
—Es la influencia de Nazli —responde asombrada.
Ambos pasan al frente de ellos dando los buenos días. La
cocinera contenta y el jefe algo apenado, nadie antes lo había
visto en esas diligencias para empleados. Engin sonríe al ver la
escena, ahora más que nunca está seguro de que su amigo está
enloqueciendo por Nazli.
126
Antes de entrar a la cocina, Ferit se detiene.
—Señora Ikbal. Por favor, pídale a Tarik que traiga el zumo
de granada de casa de Nazli. Quien esté allí sabrá dónde está
—solicita y continúa.
—¿El zumo de granada de casa de Nazli? —repite, aún más
asombrada por el comportamiento de su jefe.
—Ummm. El zumo de granada de casa de Nazli —musita
Engin.
Después de dejar todas las cosas en la cocina y recibir el
agradecimiento de Nazli, Ferit vuelve al jardín. Intenta ponerle
seriedad al asunto preguntando cómo va el asunto de las fotos y
obtiene la respuesta alentadora de que todo marcha a buen
paso, pero de inmediato también recibe miradas y gestos de
burla. Se quita los lentes de sol.
—Vamos, dilo. Dilo ya —le pide a Engin.
La señora Ikbal y Engin se miran mientras aguantan las
ganas de reír.
—No tengo… nada que decir —responde su amigo ya
liberando unas carcajadas.
Está de muy buen humor, así que solo se sienta en el mueble
a esperar que se les pase.
Nazli sale al jardín con una bandeja, les lleva café y algo
para acompañarlo. En ese momento la señora Ikbal anuncia que
el especialista informático está llamando para hablar de las
fotos y lo coloca en altavoz. A Nazli la respiración comienza a
hacérsele difícil.
—¿Qué tal? Hemos terminado la investigación de las fotos.
Cuando se saca una foto con una cámara digital o un móvil, la
imagen contiene mucha información. A veces es fácil
detectarla y otras no, pero tarde o temprano esa información se
obtiene.
Es lo último que escucha Nazli antes de caer desmayada en
la grama.

***
127
Asuman discute con la señora de servicio de Demet para que
no se entrometa y la deje ir a la parte trasera de la mansión
porque necesita hablar urgentemente con su jefa. Al continuar
con su avance, se encuentra con que Deniz la mira desde lejos
mientras juega con Bulut.
El músico de inmediato se extraña por la presencia de
aquella muchacha allí y Asuman se queda paralizada por un
instante antes de caminar hacia él pensando en una buena
excusa.
—Hola —saluda Deniz, serio y sin simpatía—. ¿Qué estás
haciendo aquí?
—Querida, Asuman. Buenos días —interviene Demet para
evitar quedar en evidencia por la torpe muchacha.
—Buenos días, señora Demet.
—Seguro has venido a ver al pequeño Bulut —agrega
Demet.
Deniz sigue dudando y Bulut mira a la recién llegada sin
nada de simpatía. Asuman lo afirma e intenta ganarse la
atención del niño, aunque este no se muestra con ningún interés
por ella. No le cae muy bien.
—¿Nazli también va a venir? —pregunta Bulut.
—No, cariño. Pero tu amiga Asuman está aquí.
Bulut la ignora y le pide a su tío que continúen jugando con
unos carritos. Las mujeres aprovechan el momento para
alejarse y hablar en privado. Asuman le advierte que es posible
que Ferit ya esté enterado de todo.
—Si ya lo sabe no hay nada que hacer. Ve a jugar con el
niño cinco minutos y luego vienes hacia a mí con la excusa de
que quieres un refresco. No estropees las cosas más, ¡ve!
Asuman sigue las instrucciones y va con los varones,
quienes no demuestran mucha emoción al dejarla jugar con
ellos.

128
Deniz recibe una llamada de Ferit y se aleja para hablar,
ambos quedan en encontrarse para actualizarse con los eventos
que giran en torno a Bulut.
Unos minutos después Asuman dice que irá por refrescos y
aprovecha para hablar con Demet, quien le informa que sus
técnicos borraron toda la información de las imágenes y la
regaña por exponerla de esa manera ante su hermano. Asuman
entiende que se alarmó por nada y pronto se marcha, aunque ya
sembró la semilla de la duda en Deniz.

***

Cuando Nazli comienza a recuperar el conocimiento, está


acostada en el mueble de la sala. Al abrir los ojos nota que
Ferit la mira fijamente.
—¿Te encuentras bien? —pregunta él.
—Estoy bien —responde y se sienta.
Ferit insiste en llamar a un médico, pero Nazli se rehúsa
porque sabe que no es necesario y el verdadero motivo de su
desmayo.
—Ha debido ser por el hambre, no he comido nada desde
esta mañana.
—¿Por qué no has comido nada de la cocina si llevas todo el
día allí?
—Porque los empleados no pueden comer nada de allí…
Engin se ríe y Ferit voltea a verlo, les cuesta creer que
alguien se tome tan en serio las reglas. Nazli les pide que no se
preocupen más por ella y continúen con su trabajo.
La señora Ikbal no pierde el tiempo, le vuelve a marcar al
especialista informático, sin embargo no atiende.
Nazli aprovecha, se va a la cocina y le llama a Fatos. Esta
nerviosa y asustada, no tiene idea de qué hacer. Comienza a
desahogarse y contarle lo tensa que está la situación, lo cerca
que están de descubrir que fue Asuman quien tomó las fotos y

129
que ella la encubrió. Llega a la conclusión de que debe
confesar antes de que sepan la verdad por otro lado.
Cuando va a colgar para ir a hacerlo, se encuentra de frente
con Ferit. Le pide que vaya a casa si no se siente bien porque
para él es muy importante su salud. Nazli, terriblemente
asustada, con el pánico marcado en su rostro, intenta cambiar el
tema para decir la verdad. Sin embargo, Engin solicita a Ferit,
el especialista ha atendido la llamada.
—Hablaremos más tarde. Si quieres puedes sentarte con
nosotros para saber quién ha hecho todo esto —le dice Ferit.
Todos se reúnen en la sala y escuchan el informe: con los
términos más sencillos posibles, explica que la información
codificada de las fotos que mostrarían la fecha y el lugar en
dónde fueron tomadas, ha sido borrada cuidadosamente; que
solo hallaron la marca y el modelo del teléfono que las tomó.
El sujeto envía los datos y la señora Ikbal los lee. Nazli
intenta no entrar en shock por los nervios. Se esconde
disimuladamente el teléfono de Asuman debajo de las piernas.
Si alguno de los tres lo nota, será su fin.
—Ese modelo lo tienen miles —suelta Ferit desesperanzado.
—Pero los trabajadores de la empresa están más interesados
en los más nuevos. Si ha habido alguien que tuviera ese móvil
durante el mes pasado, puedo averiguarlo.
—Inténtelo, señora Ikbal —sugiere Engin.
Antes de irse, la diligente asistente les envía la imagen del
modelo del celular a ambos para que le echen un ojo. Nazli por
poco siente que volverá a perder el conocimiento. Sin embargo,
ni Ferit ni Engin recuerdan algo al ver el teléfono.
Nazli se va a la cocina y se bebe un agua con azúcar para
recuperar algo de fuerzas. Ferit y Engin se cambian al jardín.
La inocente cocinera nunca se había encontrado en una
situación similar. No es del tipo de persona que va por la vida
mintiendo para su beneficio o causándoles daño a los demás.
Ahora pasa por un momento realmente difícil, tiene mucho
miedo y un gran deseo de decir la verdad.
130
Después de terminar de limpiar la cocina y sus deberes, sale
para despedirse. Intenta confesar, pero no tiene suficiente valor
y se marcha.

131
Ferit está en la casa de campo de su madre. Temprano lo
llamaron para avisarle que la señora Leman no sigue
cooperando, volvió a dejar las medicinas y la comida. Se está
echando a morir, a pesar de que le permitieron salir de la
clínica bajo la promesa de que pondría de su parte.
—Me lo prometiste a mí también, que comerías y te
tomarías los medicamentos si salías de la clínica —reclama
Ferit.
Su madre permanece sentada en una silla al lado de la
piscina. Tiene la mirada perdida y los ánimos por el suelo, no
le quedan ganas de continuar viviendo.
—Hoy no tengo apetito.
Intenta no perder la paciencia, se sienta al lado de ella y le
pide que intente esforzarse para que no deba volver a la clínica.
—Echo de menos a Bulut. Quiero verlo —pide Leman.
—Mamá, no me estás escuchando. Tienes que recuperar el
control de ti misma para que puedas ver a Bulut. Debes
esforzarte más.
Voltea hacia él y le cuestiona si es él quien no le da permiso
para ver a su nieto.
—¿Es otra forma de castigarme, hijo? —pregunta.
—No empieces por favor.
Ahora es Leman quien se acomoda en la silla para quedar
frente a él.
—¿Me equivoco?
—Toma las medicinas…
Lanza los frascos de la mesa. Ferit les hace seña a los
empleados para que se queden tranquilos, no pasa nada. Su

132
madre le grita con dolor que no quiere hacerlo, que no tiene
motivos para seguir viviendo.
—¿¡Qué me queda!? ¡He perdido a mi hija y ya había
perdido a mi hijo hace muchos años! ¿Crees que no soy
consciente de por qué haces esto? Échame todo el rencor y el
odio que has acumulado estos quince años. ¡Basta ya!
Ferit se levanta enojado, no quería tocar ese tema.
—No te dije ni una palabra, me callé. Me callé mirando a mi
padre a la cara. Me callé mirando a Zeynep a la cara. ¿¡Qué
más quieres de mí!?
Su madre le exige que lo hable, que lo suelte, que grite.
—¡Ojala hubieras hablado entonces! ¡Ojala hubiera pasado
lo que tenía que pasar!
—Es demasiado tarde para esos deseos. Ahora solo
quedamos Bulut, tú y yo.
—¡Ojala se lo hubieras contado todo a tu padre!
—¿Qué podía decirle yo? —pregunta molesto.
—Podías decirle, mi madre te está engañando. Lo he
descubierto por casualidad. Quiero que lo sepas. No quiero
guardar ese secreto ni quiero vivir con esa carga. ¡Ojala me
hubieras castigado entonces!
—Yo era un niño. Ojala se lo hubieras dicho tú, me hubieras
librado de esa carga.
Leman guarda silencio ante la dura verdad de esas palabras
y vuelve a su asiento. Ferit le repite que continúe el tratamiento
y acepte la ayuda. Se marcha.

***

Cuando Asuman escucha el timbre repetidas veces, piensa


que se trata de Fatos, que ya ha renunciado al trabajo de un día
que aceptó vendiendo perritos calientes. Pero su sorpresa es
grande al ver que es Bekir quien está en la puerta.

133
—¿¡Qué está haciendo aquí!? ¿¡Y si mi hermana le ha visto
venir!? ¿¡Por qué no ha llamado!? —pregunta Asuman en
forma de reclamo.
Bekir la observa en silencio y con una ceja levantada hasta
que Asuman para con las numerosas e innecesarias preguntas.
—No soy un principiante. No habría venido hasta aquí si no
estuviera seguro que no hay nadie más en la casa. En fin, la
señora Demet le envía esto. —Le entrega una caja—. Es un
móvil nuevo. Dice que necesita que lo tengas y que no dejes
que nadie te lo quite.
Bekie se marcha. Asuman contempla excitada el nuevo y
costoso teléfono celular que le han regalado gracias a sus malas
andanzas.
—¡Dios mío, mira esto! ¡Es uno de los más caros! ¡Otro
golpe de suerte! Le compraré una funda muy bonita —asegura
y lo besa.

***

En Pusula, Hakan y Demet se encuentran en la sala de juntas


exigiéndole a uno de los empleados que le proporcionen
documentos confidenciales.
—Algunos de los expedientes no están aquí, ¿podría
traérmelos? —solicita Hakan.
—Estos son los únicos expedientes que puedo darle. Un
directivo con firma debe darme el permiso —alega el
empleado, algo nervioso por no estar seguro del poder que
ahora tienen esos individuos.
Hakan se le acerca sin quitarle la mirada, lo olfatea por
encima y le advierte que puede oler las mentiras a distancia.
—Me parece que nos están ocultando algo y tengo la
decisión del tribunal en mi poder. ¡Puedo ver cualquier
expediente cuando yo quiera y ustedes están obligados a
dármelos!

134
—¿Podemos esperar a que vuelvan el señor Ferit o el señor
Engin? Han salido a almorzar —pregunta intimidado.
—No necesito el permiso del señor Engin. Tengo derecho
de ver cualquier expediente que quiera cuando lo desee —
asegura Demet.
Salvando el momento y con su habitual actitud de
superioridad, Ferit hace acto de presencia en la sala de juntas.
—No, no lo tienes —le dice a Demet y se dirige a su
empleado—. Recoja los expedientes, lléveselos de inmediato y
no vuelva a darle algún expediente de la empresa a nadie sin mi
permiso.
—No les he dado ningún expediente importante.
—Ya me ha oído —dice para que se retire con los
documentos.
—Buenas tardes, señor Ferit. ¿Sabes que puedo ver el
expediente que quiera por decisión del tribunal, no? —pregunta
Hakan.
—Además, según nuestro abogado, si yo como tutora legal
de Bulut, no investigo todo bien, no estaría cumpliendo con
mis deberes de manera adecuada.
Los mira a los ojos a ambos antes de hablar, sin demostrar
otra emoción que autocontrol.
—Tienen una empresa que hace negocios en el mismo
mercado. Sería competencia desleal que con la custodia
temporal pudiesen ver los expedientes de una empresa rival y
ganaremos el recurso de apelación. Hakan, si te gusta nuestra
sala de reuniones, siéntate, pero no metas las narices en mi
empresa. Además, no eres el tutor de Bulut, es Demet. Si haces
algo así otra vez te prohibiré la entrada.
—¿Quién sabe? Quizás llegue el día en que sea yo quien te
prohíba la entrada a esta empresa —suelta Hakan.
Ferit le regala una última mirada de sobrado, le da la espalda
y antes de irse le pide que siga soñando.
Ya estando en su despacho y ya habiendo logrado
concentrarse en asuntos más importantes que la presencia de
135
aquellos indeseables, Demet entra por la puerta sin avisar.
seguida por la señora Ikbal.
—Señor Ferit, le pedí que esperara para ver si usted estaba
libre, pero…
—Le he dicho que no soy una extraña.
Ferit le hace una señal a su asistente para que se retire y le
pregunta qué desea a quien ahora toma asiento en uno de los
muebles.
—Nada, solo quería recordar los viejos tiempos.
—No tenemos nada que recordar —corta Ferit.
Pero ella no se detiene e insiste. Trae a la conversación
viejas anécdotas de cuando todos eran jóvenes y estaban
completos. El padre de Ferit era quien se sentaba en aquel
escritorio, Zeynep, Demir, ella y él, se la pasaban juntos mucho
tiempo. Aunque Ferit lo recuerda, lo niega completamente para
no darle largas al asunto.
—Cuando ignoraste a todos y te casaste con Hakan,
dividiste a la familia.
—¿Disculpa? —pregunta Demet y se le aproxima—.
Llegamos a esto porque tú me abandonaste.
—Eras una consentida, egoísta e irresponsable y lo sigues
siendo. No te detuviste ni cuando tu padre tuvo el ataque
cardíaco de pura tristeza.
Hakan abría la puerta para entrar, pero se detiene para espiar
y ver qué ocurre, si aún queda algo entre ellos. Demet se queja
de que intente echarle la culpa por la muerte de su padre.
—Ya márchate. Tengo cosas más importantes que hacer.
Hakan termina de entrar y con cara de pocos amigos le
sugiere a su mujer que es momento de irse.

***

Alya conversa con Deniz en su apartamento. Ella muy


emocionada le cuenta cómo va la banda de música, que están
motivados porque tienen un estudio en donde grabarán algunas
136
canciones, que harán más toques próximamente y que lo quiere
a él para que también cante.
El móvil sonando de Deniz interrumpe la charla. Él atiende
y sin intentar ocultar nada, habla tranquilamente con un
hombre que le acaba de conseguir una reservación en un
afamado restaurante al que Deniz tiene pensado llevar a Nazli.
Alya lo escucha todo y siente un gran dolor al continuar
entendiendo que lo ha perdido. Sin embargo mantiene la
esperanza al saber que lo de Deniz es un amor no
correspondido.
—¿Piensas llevar a Nazli a cenar? —pregunta sin dudar.
Deniz tarda en responder, tiempo que ella aprovecha para
recargar unas tazas de café. Le entrega una a él y dispara sin
chistar.
—Deniz, Nazli te considera un amigo, un buen amigo.
Cuando habla de ti, lo hace como si fueras un gran amigo suyo.
Deniz guarda silencio porque sabe que es cierto, lo ha
venido notando por muchas señales. Toma asiento en el
espaldar de un mueble mientras piensa qué decir, si es que
puede decir algo. Alya se le acerca un poco más y con tono
compresivo, continúa.
—Mira, acabas de conocerla y estás pasando por un
momento traumático. Se han acercado y es normal que te guste.
No digo que sean sentimientos temporales, pero ahora no es el
momento. Si le dices algo ahora, la respuesta será negativa. Te
lo digo como amiga tuya. Espera un poco.
Deniz tarda en recuperarse después de golpearse con aquella
verdad que venía evadiendo. Reacciona y sinceramente se lo
agradece a Alya, necesitaba ese consejo. Lamentablemente
para la hermosa cantante, ahora le toca escuchar como él le
habla de lo bien que Nazli lo hace sentir. Es tan doloroso para
ella, —lo sigue amando con locura— que busca la primera
excusa que se le ocurre para irse de allí. Pero no sin antes
prometerle que volvería a la noche, para asistir a la reunión que
Deniz piensa hacer.
137
***

Nazli y Fatos son las primeras invitadas por Deniz, pero


ninguna de las dos asiste a la fiesta. La primera porque no está
de ánimos y la segunda porque Engin también asistirá, no
quiere ser descubierta de esa manera. Asuman es la única que
se presenta para la decepción del anfitrión.
Los músicos se dedican a entonar sus baladas. Deniz
también lo hace después de mucho tiempo sin cantar para
nadie.
Asuman se sienta al lado de Engin y conversan.
—Alya tiene una voz preciosa, ¿verdad? —pregunta ella.
—Sí, pero ojala pudiera tener la oportunidad que quiere. Ha
tenido mala suerte.
—A veces tú creas tu propia suerte —asegura ella—. Tiene
una bonita voz, también tiene buenos contactos. Si no logra la
oportunidad que quiere, debe estar haciendo algo mal. Tal vez
no sea consciente de su potencial, tal vez esté demasiado
obsesionada con algo.
—Puede que tengas razón —admite Engin.
Asuman lo mira de arriba abajo antes de continuar. De
fondo se escucha el dueto de Deniz y Alya.
—No importa cuánto quieras a alguien ni lo comprometido
que estés, a veces se necesita estar un momento contigo mismo,
olvidarte de los que están a tu alrededor y entonces, es cuando
creas tu propia suerte.
Engin se sorprende por la profundidad de aquellas palabras.
Asiente varias veces en silencio mientras las medita.
—¿No le parece? —pregunta Asuman.
—Tienes razón. Apenas paramos a escucharnos. Aunque me
sorprende oírtelo decir a ti.
—¿Por qué?, ¿es demasiado inteligente para mí?
—No, me sorprende lo honestos y sencillos que son esos
pensamientos.
138
—Puedo parecer tonta e ingenua, pero tengo una mente
rápida. Todos los que me rodean solo creen que me importa
divertirme, pero trato de diseñar un futuro para mí. Así que
como entenderá, trato de crear mi propia suerte.
Satisfechos con la conversación, la dejan hasta allí para
disfrutar más de la música que aquella expareja de amantes les
regalan a todos los presentes.

***

Muy temprano en la mañana, Hakan y Demet entran en la


sala de juntas de Pusula por petición de Ferit. Este no los hace
perder tiempo y va directo al asunto que los reúne allí.
—Seré muy breve. Mañana es el cumpleaños de Bulut y
quiero pasarla con él.
—No —suelta Demet sin pensarlo.
—Tengo derecho de ver a Bulut ciertos días. Tus abogados
te lo habrán dicho.
—Su tratamiento aún no ha terminado. Puedes venir a verle
cuando quieras, pero en nuestra casa.
—Su hogar está donde esté su familia. No en casa de una
extraña que aparece años después.
Hakan mira cómo se responden el uno al otro, en silencio y
analizándolos. Demet, molesta se le acerca a Ferit mientras le
replica.
—¡No soy una extraña! Te guste o no, soy la tía de Bulut y
pasará su cumpleaños con nosotros. Además, esto es necesario
para que entienda que vivirá con nosotros de ahora en adelante.
—Eso no ocurrirá jamás. El tema es diferente. Irá a ver a mi
madre mañana. Debe estar con las personas con las que pasó
todos sus cumpleaños. Que haya perdido a sus padres ya es un
trauma lo bastante terrible.
—Está bien —suelta Hakan para la sorpresa de ellos.
—¿Perdona? —cuestiona Demet, alterándose más.
—No debemos afectar la salud mental del niño.
139
Hakan se hace el razonable y le dice a Ferit que hable con
los abogados para acordarlo todo. Se lleva a Demet, aunque
ella no se encuentra nada satisfecha.

***

Engin espera en el lobby de un edificio a que lo llamen para


una reunión de negocios que tiene pautada. Lee una revista
aburrido hasta que al levantar la mirada, divisa a la rubia de sus
sueños caminando con una carpeta en manos.
—Así que la casa de modas que nos ocultas está en este
edificio —musita entre dientes y se levanta del mueble.
Fatos lleva su hoja de vida a una mesa en donde recién
terminaron de entrevistarla los encargados de una importante
casa de modas. No se imagina que el hombre al que lleva
semanas engañando, se le acerca por detrás.
—Una pregunta más. Me piden teléfono, pero no tengo uno
fijo en casa.
—No importa, ponga un teléfono al que podamos llamarla,
fijo o de casa —responde el reclutador.
—De acuerdo, ya lo había puesto. Soy una profesional que
últimamente rellena muchas solicitudes de empleo —asegura
ella y le sugiere que revise la hoja para que no falte nada.
Engin deja de sonreír mientras la sigue escuchando.
—Sí. Está todo bien. Fatos, graduada de la escuela de moda
y diseño, sin experiencia. Segundo idioma, nivel medio. Está el
número celular y correo. Todo parece bien, señorita Fatos. La
llamaremos.
Fatos le agradece y se da la media vuelta para irse. Se
paraliza.
—Engin…
—¿De todas las cosas que me contaste? Solo tu profesión
era verdad.
—Mi nombre también es verdad…

140
Dejando ver su mirada de decepción y desilusión, Engin se
marcha del lugar. Los preciosos ojos azules de Fatos se
empañan de lágrimas.

141
Fatos ayuda a Nazli cortando cebollas en la cocina de Ferit
mientras se desahoga. Está muy triste y llora por lo sucedido
con Engin, por la manera en que fue descubierta, porque siente
que esa historia que todavía no comenzaba, terminó.
—Empezó como un sueño y acabó siendo una pesadilla —
se lamenta la rubia.
—Es como si te hubieran echado mal de ojo. Que mala
suerte, Fatos. Si lo hubieras querido, jamás te lo encontrabas
ahí.
La pobre llora con impotencia. Supone que solo era una
pequeña mentira inofensiva, una que pensaba revelarle pronto,
solo esperaba el momento indicado. Nazli se le acerca para
secarle las lágrimas y al mismo tiempo le suelta todos los
cumplidos que se le ocurren para intentar animarla.
—Cancelaré mi clase de japonés de hoy y cuidaré de ti todo
el día en casa, preciosa. No dejes que esos hermosos ojos
azules lloren más.
Fatos le suplica que no lo haga y le pide disculpas por
haberla meterla en el problema.
—Lo siento mucho, Nazli.
—¿En cuál problema me has metido, Fatos?
—Todos sabrán que somos compañeras de piso. Eres la
amiga de Fatos, ¡la mentirosa! Te culparán por cubrirme.
—Deja que hablen hasta que se cansen. No me importa en lo
más mínimo. ¿Crees que sus ridículos prejuicios son más
valiosos que una de tus lágrimas? Que eso no te quite el sueño.
Nazli le da más palabras de apoyo y la consiente dándole
bocadillos deliciosos que recién había preparado. Se abrazan y

142
estando Fatos más calmada, se sientan para buscar una mejor
solución al problema.
La futura diseñadora de modas de alta costura se marcha al
atardecer. Toma un par de buses y después deambula hasta su
casa. Camina sin ánimos, con la cabeza baja y sin levantar la
mirada a menos que sea necesario.
—¡Alya! ¿Qué haces aquí? —pregunta Fatos sorprendida al
verla parada en la esquina de su edificio.
—Me han echado, cancelaron la actuación en el bar.
Fatos le dice que lo siente y Alya le pregunta qué le ocurre a
ella al detallar su terrible apariencia, contraria a la Fatos
normal. Ambas se resumen el pésimo día. Alya entiende que su
amiga tiene el corazón roto y lo menos indicado es que se
quede sola en casa, le insiste y se van a hacer algo en la ciudad
para despejar la mente.

***

Entrada la noche Engin visita a Ferit para desahogarse y


conversar sobre su decepción amorosa con Fatos. Engin no ha
sido un santo a lo largo de su vida adulta, sin embargo sentía
que aquella rubia era la indicada y durante el tiempo que salió
con ella se comportó bien. No le daban ganas de volver a las
viejas andanzas de andar buscando mujeres al azar de vez en
cuando; quería enseriarse.
—Es una chica preciosa. Me habría enamorado de ella
aunque supiera que no era rica. No entiendo por qué creyó que
debía mentir sobre eso.
—¿Tú por qué crees, Engin? No tiene confianza en sí misma
y utiliza lo que tiene para llegar hasta ti —dice con seguridad.
—Fatos… ¿qué importancia tendrá que tenga o no una casa
de modas?
Ferit recuerda el nombre de inmediato y le pregunta si es
diseñadora de modas. Engin asiente.

143
—Nazli tiene una compañera de piso que encaja. ¿Tiene los
ojos azules?
Engin explaya los ojos y le confirma que es cierto. Busca
apresurado en internet alguna foto. Al encontrarla se la enseña
a su amigo y ambos se quedan impactados. Pensando lo peor
de aquellas mujeres. Si antes tenían dudas de que fueran unas
cazas fortunas, ahora no quedan.
—Es la amiga de Nazli —corrobora Ferit.
Caminan por el jardín en silencio, cada uno sumido en
pensamientos contradictorios a lo que sienten por esas mujeres.
Les cuesta aceptar la realidad que se están haciendo, pero la
lógica masculina no los deja ver más allá. Se sientan en la mesa
y continúan desmarañando la mentira de Fatos.
—Vaya, por eso Fatos nunca estaba cuando iba a casa de
Deniz. ¿Qué clase de gente son? ¿Habrán hecho a Alya
cómplice de sus artimañas?
—Tenías razón en tu primer juicio sobre ellas. Estas chicas
van detrás del dinero. Lo único que quieren es un marido rico
—suelta Ferit con algo de frustración. No quiere, pero siente
que debe pensar así de Nazli.
Engin se vuelve a levantar de la mesa y camina mientras
admite que su Fatos no parecía ser así.
—Es inteligente, divertida, bonita. ¿Sabes?, es la primera
vez que una mujer me ha gustado tanto así —confiesa.
—Menos mal que le has visto la verdadera cara antes de que
fuera tarde y todo esto aplícaselo a Nazli también. No es
posible que no supiera la situación de Fatos. Pero le guardó el
secreto, más bien parece que le ayudó.
—Te fastidié mucho porque no confías en las mujeres y
terminaste teniendo razón.
Ferit se desahoga y desata su rechazo ante lo que él piensa
que es la naturaleza de las mujeres, que son interesadas,
mentirosas y manipuladoras. Alega que hasta el momento no
ha conocido alguna que le demuestre lo contrario. Engin trata
de defenderlas porque a su juicio no todas son iguales y le
144
recuerda todo lo que Nazli ha hecho por Bulut, que tampoco ha
hecho algo que indique que es una caza fortuna. Sin embargo,
Ferit le recalca que ella es amiga de una mentirosa y que su
hermana estuvo presa.
—¿Alguna vez podré confiar en una mujer? —pregunta
Engin con tristeza.
Ferit sonríe con malicia en la mirada, sintiendo desprecio
por la idea, una que murió cuando vio a su madre siéndole
infiel a su adorado padre.
—Más te vale que no, mi amigo. No confíes en ninguna.

***

Nazli práctica preparando un nuevo plato en la cocina de su


apartamento. Tiene la música alta, baila mientras trabaja y
canta como si estuviera sola.
Asuman sale de su habitación vestida y arreglada para ir a
reunirse con Fatos y Alya, quienes se encuentran en un bar. Le
pregunta a su hermana si quiere ir. Nazli continúa danzando
con las manos metidas en un bol, le da una respuesta negativa y
la sugiere que termine de irse.
—¡Se ha vuelto loca! —exclama caminando hacia la puerta
de salida.
Nazli sigue en lo suyo, más tranquila porque cree estar
completamente sola. Ignora que la miran por detrás.
—Hola —suelta Deniz.
—¿¡Deniz!? —pregunta después de haber soltado un brinco
por el susto.
El músico le explica que Asuman le dejó la puerta abierta
cuando lo vio y se disculpa por espantarla. Nazli exagera lo del
susto y a cambio de darle su perdón, lo manda a lavar el
montón de trastos sucios que acumula en la cocina. Deniz, que
por estar cerca de ella le limpiaría el apartamento completo,
acepta sin pensarlo y con mucha alegría.

145
Así pasan un buen rato, ella cocinando y él limpiando hasta
que todo está listo y se sirven para comer. Sentados en la mesa
y como ya es habitual, sale el tema de Bulut. En esta ocasión
por algo positivo.
—No quiero excusas. Mañana es el cumpleaños de Bulut y
vamos a ir juntos.
—Después de tanto tiempo, la familia se va a reunir por
primera vez. Yo no quiero molestar —alega Nazli después de
saborear una de sus galletas.
—Tú no molestas. Bulut te quiere mucho y ya eres como de
la familia.
Nazli sonríe por la insistencia de Deniz. Lo que él
aprovecha para intentar hacer más planes con ella. Se sugiere
así mismo como ayudante para limpiar cada vez que haga un
desastre en la cocina.
—Si cocinas algo, necesitas un lavaplatos.
—No monto ningún desastre. Lo he hecho para probarte.
Quería ver si podrías ser un buen sub chef, si tenías potencial.
—¿He pasado la prueba?
—No está mal, pero no pongas esperanzas en hacer una
carrera en esto, tienes pocas.
Se divierten y la pasan bien, aunque uno se siente cada vez
más seguro de que está enamorado y una de que ha ganado un
gran amigo.

***

Fatos y Alya se contaron todos sus pesares en un moderno


bar. Se mantienen conversando y compartiendo cócteles sin
alcohol hasta que Fatos se cansa de la triste música que se
escucha en el sitio.
—Está música me deprime, pediré que la cambien —avisa
Fatos.
—Tampoco está tan mal —dice Alya.

146
La rubia busca y analiza con su mirada entre los hombres
del sitio para detectar quién es el gerente. Una vez localizado,
se levanta y camina hacia él, Alya la persigue.
—Perdone un momento, ¿es el gerente del lugar? —
pregunta al parársele de frente.
El hombre asiente con simpatía. Fatos le pide que pongan
algo más alegre porque lo que suena la está deprimiendo. Alya
intenta callarla, mas no puede.
—Déjame, Alya. Solo quiero dar mi opinión como cliente.
El hombre se la agradece, pero le advierte que es noche de
karaoke y que casi nunca alguien se ánima a cantar. Asuman
que llegó al local y se acercaba a ellas, lo escucha y de
inmediato sugiere que Alya salga a cantar. Alya Acepta, con la
condición de que ellas le hagan el coro.
Cinco minutos después las tres bellas mujeres le devuelven
la vida al bar con un par de canciones. Fatos y Asuman inician
algo tímidas, pero con el empuje de Alya no pasa mucho antes
de que se dejan llevar. Logrando contagiar tanto al público, que
cuando terminan el gerente se les acerca para felicitarlas.
Asuman ve una oportunidad para Alya e improvisa.
—Soy la manager de Alya. Estamos buscando locales donde
la banda pueda demostrar todo su potencial y llegar al público.
El hombre no lo piensa mucho y le ofrece el trabajo a Alya,
quedando para reunirse al otro día y ultimar detalles.

***

Bulut sale a la entrada de la casa junto a Demet al escuchar


que han llegado por él. Viste un pequeño trajecito y un
sombrero que hacen juego.
Apenas Ferit ve a su sobrino lo coge en brazos y le da el
cariño que tenía días reservando para él, el único familiar que
de verdad quiere y le queda.
Demet mira el momento con algo de fascinación, el vínculo
entre tío y sobrino es encantador. Más para ella porque aún
147
siente cosas por el señor Aslan. Lo que ella no se imagina, es
que Hakan la observa desde una ventana, cada vez más seguro
de que todavía hay algo ahí.
Ferit y Bulut llegan pronto a la casa de campo de Leman. El
niño está muy contento. Para él, en ese momento es como si
casi todo fuera igual mientras no piensa en sus padres. Es otro
cumpleaños en casa de la abuela, con su familia.
Tan pronto como divisa a su querida abuela, camina lo más
rápido que sus piernas en recuperación le permiten. Va hacia
ella y la abraza con mucho cariño. Leman siente cómo su
corazón vuelve a palpitar dentro de su pecho. Ese pequeño es el
único verdadero motivo por el que intenta continuar.
Ferit y Engin observan con algo de alegría la reunión del
niño con Leman.
—Mi precioso Bulut, no tienes idea de cuánto te he echado
de menos.
—Y yo a ti, abuela.
Bulut es el centro de atención de todos en la casa de campo,
de empleados y familiares. Hasta que Nazli llega con Deniz.
Ferit se incomoda por aquello al tener sentimientos
encontrados; algo de celos, pero más desconfianza por querer
verla como una caza fortunas.
Nazli va primero por Bulut para felicitarlo y darle un buen
abrazo. El niño se contenta mucho por tenerla allí y a su tío
Deniz.
—Abuela, ella es Nazli. ¿No es muy guapa?
—Sí, Bulut. Es muy guapa.
La señora Leman se le presenta amigablemente a Nazli y
esta también lo hace, con mucho respeto. Deniz también saluda
a la madre de Ferit y se dan un abrazo. Ferit y Engin
intercambian miradas por la presencia de Nazli y se alejan para
conversarlo.
—¿Tú sabías que venía Nazli? —le pregunta Ferit a Engin
mientras la ve fijamente a ella.
—Ni idea —responde Engin.
148
Nazli se incómoda rápido, no quiere soportarlo más y se
levanta para ir hacia ellos. Engin no desea hablarle y se va a la
mesa junto a los demás.
—¿Se puede saber por qué me miras así? —cuestiona Nazli
sin rodeos.
—¿Cómo? No sé de qué me hablas.
—Por supuesto que sabes de lo que te hablo. Pero no
importa porque esta vez sé cuál es la razón de tu actitud.
—¿Ahora has empezado a leerme la mente?
—Me parece que no es tan difícil leerte la mente. Has
reunido todas las teorías negativas posibles y te crees que todas
son verdad. Te aseguro que sé muy bien lo que estás pensando
ahora mismo: tengo razón en todo lo que pensaba de esta chica.
Su hermana estuvo en la comisaría, su mejor amiga es una
mentirosa, las tres son unas caza fortunas. Conspiran en su
casa.
Ferit trata de insinuar que él no le da tanta importancia a ella
ni a las que la rodean. Lo hace de forma algo despectiva,
intentando aparentar la farsa, pero acepta que es razonable todo
lo que dijo.
Nazli le insiste en que a Fatos de verdad le gusta Engin. Que
solo se trató de una tonta mentira que creció demasiado y que
Fatos quería contárselo todo a Engin.
—No es tan difícil decir la verdad si uno quiere ser honesto.
Le molesta mucho la forma en que responde, aún no
comprende tanta inexpresividad.
—¿Nunca ha habido algo en tu vida que quisieras decir,
pero no podías? ¿Algo que sabías, pero que tuviste que guardar
en secreto? Que lo querías decir, pero no podías. ¿Ni siquiera
con tu madre, tu padre o amigos? ¡Eres muy afortunado!
Nazli se retira alterada, sin saber que tocó la herida más
profunda y vieja de Ferit. Lo que provoca que él pueda ver más
allá de sus prejuicios y no quiera dejar que la conversación
termine de esa manera.

149
Sale en su búsqueda y la encuentra en la parte trasera de la
casa. En una especie de pequeño muelle sobre un riachuelo
verdusco que es rodeado por una densa y colorida vegetación.
Se acerca a Nazli con la guardia baja, con intenciones de
remediar su injusto trato. Comienza comentándole que ha
conseguido el lugar ideal para escaparse de la multitud.
—Cuando Zeynep y yo éramos pequeños veníamos aquí
cuando enfadábamos a nuestros padres o queríamos escapar de
los hijos de los invitados.
Nazli también baja la guardia al escucharlo decir algo tan
personal sobre su hermana fallecida.
—Nos peleábamos mucho, pero no podíamos separarnos.
Ferit camina y se recuesta al lado de Nazli, con ganas de
seguir desahogándose. Le cuenta que muchas veces olvida que
Zeynep se ha ido, que cuando está en la empresa puede sentir
que abrirá la puerta en cualquier momento y entrará.
—Siempre espero que llame a horas inapropiadas. Zeynep
no tenía en cuenta la hora. Llamaba muy temprano o a mitad de
la noche si pensaba en algo y yo me enfadaba. Y ahora…
—Te dices, ojala me llamará todos los días.
Al terminar la conversación vuelven al jardín principal. Se
dan cuenta de que Demet y Hakan han aparecido en la fiesta.
Ferit sin pensarlo, intenta correrlos, pero Leman le prohíbe
hacer un espectáculo el día del cumpleaños de Bulut.
Todos acuerdan seguir el día con tranquilidad.
Lo que extrañamente logran. Cantan el cumpleaños para el
niño, este se pone triste y llora al extrañar a sus padres, pero
consiguen contener la situación con mucha paciencia y cariño.
Después abren los regalos; carritos, juguetes, dulces y una
almohada que le dio Nazli, en la que está grabada la foto de la
perrita que Bulut conoció en el refugio.

***

150
Ferit conversa asuntos de la empresa con la señora Ikbal por
teléfono, alejado de la multitud. Demet lo visualiza y al
verificar que Hakan no anda por ahí, va por él. Se detiene a su
lado y sonríe mientras observa el paisaje.
—Este lugar no ha cambiado nada. Que agradable, es
tranquilo.
—Esperamos que le de a mi madre un poco de paz.
—Sí, Leman se ve bastante bien —dice Demet.
Hakan que también conversaba por teléfono, los divisa.
Corta la llamada y se acerca sigilosamente para ver qué se trae
su esposa con Ferit Aslan.
—Mejorará más rápido cuando cuide de Bulut —asegura
Ferit.
Demet cambia el tema y se va por el pasado, recordando que
en esos jardines se colocaron las argollas de compromiso, mas
Ferit niega recordarlo. Ella insiste en no creer que lo haya
olvidado, pero él es más rotundo en su negación y le pide que
se mantenga alejada de él. Hakan escondido muy cerca, ya
puede escuchar la conversación.
—¡Lo he hecho! Me he mantenido lejos de ti. Ni siquiera
me he puesto delante de ti. He hecho todo lo posible por
olvidarte —suelta Demet.
Hakan siente el corazón dolerle al oír como su esposa se le
confiesa amorosamente a su enemigo.
—Si no hubiéramos roto, ahora podríamos ser unos padres
para Bulut.
Ferit respira antes de responder.
—Demet. ¿Qué quieres de mí? ¿Estás aburrida? ¿Buscas
diversión? Te equivocas.
—Supongo que te estás divirtiendo con esa criada tuya,
Nazli. Están día y noche juntos.
—Coge a tu marido y vete. No pongas a prueba mi
paciencia. No te acerques a mí ni a mi familia. Has encontrado
a la persona indicada, Hakan y tú se merecen el uno al otro.
Ferit se va y la deja con la palabra en la boca.
151
Hakan con el corazón lleno de odio, saca su teléfono y llama
a Bekir, quien visita el establo de la señora Leman y pasa el
rato con los caballos.
—Bekir. Escucha atentamente.
—Lo escucho, jefe.
—El destino que elegimos para Demir y Zeynep, que Ferit
también lo siga —ordena con frialdad y rabia.

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—Jefe, no lo entiendo —responde Bekir algo confundido
por la repentina decisión de Hakan.
—¡No me hagas enfadar, Bekir! Está claro, el destino de
Demir y Zeynep. ¡Asegúrate de que Ferit siga el mismo
destino! —exclama casi gritando.
Demet lo escucha y se alarma al pensar que la pudo haber
visto con Ferit, apresura hacia él.
Bekir le cuestiona si está completamente seguro.
—¡Haz enseguida lo que te he dicho!
—No se me dan bien los coches, por eso lo pregunto.
Contratamos a alguien para hacerlo la última vez —dice con
total tranquilidad.
—Veamos, no has entendido lo que te he dicho, Bekir.
¡Ferit Aslan no debe abrir los ojos mañana! Fin de la historia.
Cuelga el teléfono e insulta a su empleado en voz alta. Al
girarse para volver a la fiesta, se encuentra con Demet. Ambos
están sorprendidos.
—¿Hakan, qué haces? —pregunta aterrada.
—Nada —responde él, ya tranquilo.
—¿Nada? No mientas. Te he oído, estabas hablando con
Bekir. ¡Le estabas ordenando que mate a Ferit!
—Yo también he oído cosas. La conversación que has
tenido con tu exnovio —dice e intenta alejarse.
Demet lucha por detenerlo mientras le suplica que la
escuche y que no cometa ninguna estupidez. Con mentiras trata
de quitarle importancia a su encuentro con Ferit.
—Sabes que te quiero, amor. Solo quería sondear a Ferit, le
he dicho que ahora él y yo seríamos los padres de Bulut si no

153
hubiéramos roto. Pero… eso no es lo que quiero. Solo deseaba
ver cómo reaccionaba.
Hakan no se lo cree ni un poco, mas quiere hacerlo. Le sigue
el juego, le pregunta cómo reaccionó Ferit.
—Ya lo has oído, Hakan.
—Pues sí, a Ferit ni siquiera le importas, no significas nada
para él.
Él trata de alejarse, ella no lo deja y continúa rogándole.
Ahora volviendo a utilizar los recuerdos, cuando se conocieron
y el supuesto amor que nació entre ellos. Tanto insiste que
logra hacerlo recapacitar y que llame al diligente Bekir, quien
ya se encontraba buscando los cables de los frenos que iba a
cortar.
—¿Que pare? Es la decisión correcta —concuerda Bekir.

***

Temprano en la tarde todos comienzan a marcharse de la


casa de Leman y se encuentran en el estacionamiento. Deniz se
le adelanta a Ferit y se ofrece a llevar a Nazli. Ella acepta.
Ferit se monta en su sedán y emprende la retirada, pero al
percatarse que Deniz tiene problemas con su viejo Mustang, se
devuelve y les pide que se vayan con él.
—¿Seguro? —pregunta Deniz.
—Sí, no hay problema. También haré que te revisen ese
cacharro en la empresa. Así tendrás una razón para pasarte por
allí.
Sin más opciones aceptan la oferta y se montan con Ferit.
En el trayecto hablan de Bulut y lo bien que se le vio durante la
fiesta, parecía estar superando poco a poco la tragedia de sus
padres. El tema se pone pesado al hablar de Hakan y Demet, de
sus planes y de lo poco que colaboran con la recuperación del
niño.

154
Deniz quiere aire fresco para respirar un poco mejor, abre la
ventana del coche aún en movimiento y saca medio cuerpo por
la ventana para tomarlo. Extiende los brazos y suelta gritos.
—¡Tomar aire es bueno! ¡Ven, Nazli! ¡Hay un poco de
viento, pero enseguida te acostumbras!
Ella sale por la ventana de la puerta trasera y lo acompaña
en su locura. Ferit se dedica a simplemente manejar mientras
soporta que los niños se diviertan irresponsablemente.
—¡Ya entiendo porque nunca te estresas! ¡Debería hacer
esto cada vez que hable con Asuman! —exclama Nazli entre
carcajadas de emoción.
Cuando vuelven al interior del auto, Deniz recibe una
llamada de un conocido que le informa que Alya está ebria en
un bar. Cuelga la llamada y les cuenta a Nazli y a Ferit
brevemente.
—Déjame donde sea, tomaré un taxi —pide Deniz a Ferit.
—De ninguna manera, iré contigo. Estoy preocupada —
avisa Nazli.
—Iremos todos juntos —finaliza Ferit.
Sentir ese respaldo por parte de Nazli y Ferit alegra mucho a
Deniz, no lo esperaba.

***

Alya, en un vergonzoso estado de ebriedad, ruega por un


trago al barman detrás de la barra y a las camareras que ignoran
sus peticiones.
Deniz y Nazli entran al bar mientras Ferit se estaciona y
logran encontrarla rápidamente, van por ella. Alya muy ebria
no para de cometer imprudencias y avergonzarlos a todos.
—¿Alya, qué pasa? —pregunta Deniz sin mucha paciencia.
—No pasa nada… En realidad demasiadas cosas cuando no
quieres que pase algo. ¿Cómo va a pasar?
Continúa disociando las palabras con lo que intenta decir,
para la gracia de algunos y el disguste de Deniz.
155
—Te estás comportando de maravilla, Alya. En tu primera
noche de ensayo —reclama Deniz.
—Me he portado mal. Acepto el castigo por mi delito —
dice ella, colocando sus muñecas juntas como si la fuesen a
esposar.
Ferit y Nazli intervienen. La última ofreciéndose a llevarla a
casa, pero Alya asegura querer que lo haga Deniz y comienza a
cantarle una canción. Deniz se disgusta, toma la cartera de ella
e insiste en llevarla, mas Alya no sede.
—No vayamos a casa. Pero podemos ir a otro sitio para
tomar aire fresco —propone Ferit.
—Las pandillas de amigos necesitan un hombre de
negocios. La mejor idea es la de Ferit. ¿Dónde está el
contrato?, déjame firmarlo.
A Nazli le dan mucha gracia las ocurrencias de su ebria
amiga. Ferit insiste en salir y Alya se lanza a abrazar a Deniz.
Salen del local con ella casi guindada sobre él.
Ferit, como cabecilla de aquel disfuncional grupo, maneja
hasta un tranquilo parque en donde pueden tomar aire y
caminar un poco. Enseguida Alya se antoja de comer algo y
todos concuerdan que es lo mejor para ella.
Aguardan con paciencia, sentados en unos bancos entretanto
la cantante come y se recupera.
—Chicos, lo siento mucho. Es que a veces me pierdo —
explica apenada.
—No te pierdes a veces, lo haces a menudo —reclama
Deniz.
—No te preocupes, Alya. No pasa nada —defiende Nazli
mientras vela lo que come—. ¿Está bueno eso que comes?
Ferit y Deniz sonríen al escucharla preguntar.
—Delicioso. Muchas gracias a todos. Especialmente a ti,
Ferit. Es una carga a estas horas.
—No te preocupes.
Nazli, tomando el tenedor de la vianda y en posición para
dar un bocado, le pregunta si el pollo está bueno.
156
—¿Nazli, te apetece probar el pollo? —pregunta Alya.
—Claro, pero no lo soporto si está malo. Así que tengo que
estar segura antes de comérmelo.
Deniz y Ferit intercambian miradas conteniendo las ganas
de reír. Alya le insiste que lo pruebe y Nazli finalmente logra
dar un bocado.
—Tiene potencial. ¡No puedo parar, pediré otro! —exclama
y se levanta para hacerlo—. ¿Alguien más quiere?
Ferit declina, pero Deniz va detrás de ella.
Al quedarse los dos solos, Alya lo invita a sentarse en el
mismo banco. Ambos se quedan mirando a Deniz y a Nazli
como conversan y piden sus platillos.
—Ya me he dado cuenta que es verdad —suelta Alya. Ferit
frunce el seño al no entender y ella sigue—. Lo de Nazli. Ya
sospechaba que te gustaba.
—Respira un poco más de aire fresco, aún estás borracha —
responde Ferit a la defensiva.
Alya se ríe un poco.
—No, no tanto. Te conozco bien y es muy obvio.
No dicen más del asunto, pero Ferit demuestra algo de celos
en su mirada cuando ve a Nazli carcajear junto a Deniz.
—No la vigiles tanto. Nazli considera a Deniz un amigo. No
tienes porque estar celoso. No hay nada entre ellos.
—¿Vas a dejarlo ya o debería irme?
—Típico de Ferit, cuando alguien te dice la verdad te cierras
por completo y encima te pones agresivo.
Vuelven con una parte de la comida en las viandas y otra en
la boca. Dos comen, mas todos hablan, ríen y finalmente se
van. Deniz con Alya y Ferit con Nazli.

***

Hakan y Bekir esperan a que se abra el portón de un viejo y


descuidado almacén en una zona poco recomendada de la

157
ciudad. Sabri, el hombre a cargo del lugar y de más de una
docena de hombres, saluda a Hakan.
—Bienvenido, jefe. Adelante —invita Sabri.
—Qué sitio tan curioso. Vaya, vaya. Ahora mismo y gracias
a mí, estás ganando un montón de dinero. No pagas impuestos
y esas cosas. ¡Podrías pintar las paredes! ¿Qué tan difícil es?
Hakan toma asiento en una mesa. Solicita un buen trago,
algo de comer y continúa quejándose del estado del lugar.
Sabri asegura no contar con suficientes fondos para esos
lujos y que apenas ganan lo suficiente para vivir. También le
pide ir al grano, porque le extraña su presencia.
—¿Tienes un pedido para nosotros? No vienes aquí a
menudo. ¿Hay algún problema?
Hakan termina de darle otro mordisco al pan con huevos
revueltos antes de responder.
—Vamos a hacer más envíos. Necesitamos más camiones,
consíguelos.
—De acuerdo, nos encargaremos del transporte. Tengo los
camiones. Podremos contrabandear todo lo que necesite.
Al sentirse complacido por la respuesta, Hakan pide que
saquen algo bueno para beber de alguna de las cientos de cajas
llenas de whisky.
Planean detalladamente los próximos envíos hasta que se
acaba la botella y Hakan se marcha junto a su mano derecha.
Antes de montarse en el auto, Hakan se detiene dudoso.
—Bekir, ¿Sabri será capaz de encargarse de esto?
—Si no es capaz lo castigaremos y encontraremos a otro.
—Lo castigaremos… claro, como castigaste a Demir y a
Zeynep. ¡Cada vez que me acuerdo me hierve la sangre!
—No fue culpa nuestra. Nuestro hombre recibió mal la
información. No sabía que el niño iba en el auto.
—¡Pues debió y si no lo sabía, tendrías que habérselo dicho
tú! Si ese niño llegaba a morir yo perdía la posibilidad de
adueñarme de esa empresa.

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Bekir admite que fue un error, se disculpa y Hakan le
advierte que no hay espacio para otro.

***

Temprano en la mañana Ferit se reúne con Deniz en el


estacionamiento de la empresa, donde un mecánico se encarga
de hacer las reparaciones del Mustang.
El experto le informa que ha pedido unas piezas y que solo
necesita un día más para dejarlo funcionando. Deniz lo
agradece.
—Es un mago. Dejará tu chatarra como nueva —asegura
Ferit—. ¿No te planteas comprarte uno nuevo?
—No, hermano. Soy alérgico a los autos nuevos. Me gustan
los clásicos.
Discuten más sobre el tema. Ferit apostando por la lógica y
las ventajas de la tecnología; Deniz por la gracia de los
vehículos de espíritu viejo y con alma.
—¿Prefieres que te dejen tirado o que te lleven a casa?
Deniz se distrae de la conversación.
—¿Qué es eso, hermano? —pregunta al notar un auto
cubierto casi en su totalidad por una lona gris, pero que deja
ver cierta deformidad.
Ferit traga saliva antes de explicarle que se trata del carro
que Demir manejaba cuando ocurrió el accidente. Le comenta
que lleva tiempo queriendo que sus mecánicos le echen un ojo
y se aseguren de que el accidente no fue producto de algún
sabotaje.
—Demir era buen conductor y había hecho esa ruta más de
mil veces. No comprendo por qué tuvieron ese accidente —
comenta Ferit mientras ambos contemplan el auto que les quitó
a sus hermanos.
—El exceso de confianza puede provocar accidentes, he
visto muchos —sugiere el mecánico.

159
Al finalizar la difícil conversación, Ferit se marcha a la sala
de juntas para iniciar sus actividades. Se reúne con los
abogados para replantear la estrategia y finalmente ganar la
custodia de Bulut. Llegan al acuerdo de investigar a fondo a
Hakan, descubrir alguna de sus jugadas sucias del pasado o
presente, algo con que desacreditarlo; contratarán a un
investigador privado capaz adentrarse en el mundo oscuro de
aquel hombre.
En la casa de Hakan, se llevan a cabo conversaciones
similares. La primera fue una terrible discusión de este con uno
de sus empleados cuando se enteró de que el auto saboteado en
el que murieron Zeynep y Demir, estaba en la empresa de Ferit.
Ahora, también se plantean cambiar de estrategia. Hakan
enfocará el ataque contra la vida personal de Ferit, su soltería y
la escaza vida nocturna que lleva. Quiere que le tomen fotos, le
graben videos, o lo que sea necesario para que lo pueda
exponer como un playboy incapaz de dar la formación
necesaria que requiere un niño pequeño.
—¿Me he explicado lo suficiente, abogado? —pregunta
Hakan.
—A la perfección. Trabajaremos en ello.

***

Después de conversar con Ferit en la empresa acerca de los


sentimientos encontrados que tiene por Fatos, Engin se fue a
casa de Deniz para tratar de distraerse un poco.
—Ya no confío en las mujeres. He perdido esa sensación
completamente —cuenta Engin mientras lanza dardos a un
blanco en la pared del apartamento.
—Bienvenido a nuestro mundo.
Engin sigue quejándose de las mentiras que Fatos le dijo y
de como todos los que la rodean la apoyaron, de que le vieron
la cara de tonto durante días o semanas.

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—Nazli, Asuman, Alya, y hasta Tarik me mintió. Está con
ellas, es el chofer del club de mentirosas.
—De acuerdo, los citaré a todos aquí y así podrás sentarte y
sacar todo lo que tienes en tu interior. Es lo mejor.
—Adelante, cítalos a todos aquí y en lugar de darte dolor de
cabeza, hablaré con ellos. Pero que no venga Fatos, no la
quiero ver ni en pintura

***

Engin respira profundo antes de iniciar el juicio. Los tres


acusados, Alya, Asuman y Tarik, aguardan en silencio el
mueble de Deniz.
—No soportaré ni una mentira más. Así que atacaré
directamente.
—Quizás quieras atacar, pero la verdadera criminal ahora
mismo está en casa comiendo chucherías mientras ve la
televisión.
—Ya le llegará su hora también pagará por lo que ha hecho.
Cuestiona a todos por sus actos, mentiras dichas y mentiras
omitidas. Asuman no le da importancia, a Alya algo de gracia,
pero Tarik ve peligrar su empleo y se asusta.
Engin se saca todo lo que tiene adentro, mas le cuesta
perdonarlos a pesar de que han pedido disculpas. Deniz tiene
que intervenir para terminar el asunto y lograr la absolución de
los acusados.

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