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El Diezmo en la Biblia

Hoy día la cristiandad, en un porcentaje muy alto, está siendo afectada por el abuso
que se hace del diezmo en congregaciones de perfil neo-pentecostal y carismático,
principalmente. En algunas, por desconocimiento y en la mayoría, por avaricia y
lucro por parte de sus “pastores”.

Y esto ha generado que millones de personas en el mundo, se encuentren engañadas,


con respecto al tema del diezmo.

Y la obra de satanás, bien elaborada, se manifiesta de tal manera que los mismos
engañados defienden a capa y espada los argumentos des-contextualizados de sus
engañadores.

De ahí nuestra motivación a realizar este estudio. Lo hemos hecho de una manera
BIBLICA Y CONTEXTUAL, con el ánimo de desvirtuar y tumbar los errores
doctrinales en los que se está incurriendo.

DEFINICÓN DE LA PALABRA DIEZMO

La palabra Diezmo nace de la palabra hebrea "maaser" o"maasrah", que traduce


Diezmo, o décima parte. En el griego antiguo la palabra  "décima
parte" es"apodekatoo”. En  hebreo y en griego, ambos términos significan el "pago
de una décima parte o porción."

CONTENIDO

CAPITULO 1 CONTEXTO HISTORICO Y BÍBLICO DEL DIEZMO

1.   EL DIEZMO EN LA BIBLIA ANTES DE LA LEY DE MOISES

a)   Abram da el 10% al sacerdote Melquisedec.


b)  Jacob ofrece a Dios el 10% de todo.

2.   EL DIEZMO MENCIONADO EN EL NUEVO TESTAMENTO


3.   FINALIDAD DE LOS VERSICULOS DEL NUEVO TESTAMENTO  QUE
MENCIONAN EL DIEZMO
  
4.   ERRORES DOCTRINALES EN LAS CONGREGACIONES CON RESPECTO
AL DIEZMO
A.  – El Alfolí
B.  – La Maldición de Malaquías 3: 8-10
C.  - El Diezmo está vigente porque lo dieron Abraham y Jacob antes de la ley.   

5.   CONCLUSIONES ACERCA DEL DIEZMO

CAPITULO 2 OFRENDA EN EL NUEVO TESTAMENTO

1.           LA OFRENDA DE LOS CRISTIANOS EN MACEDONIA

2.           CARACTERISTICAS DEL OFRENDAR


                           I.        El espíritu con que debemos ofrendar.

                         II.        La razón por la cual debemos Ofrendar.

                       III.        La recompensa de Ofrendar.

                      IV.        Como ofrendar.

A.         Sistemáticamente
B.         Individualmente
C.         Proporcionalmente
D.         Alegremente
E.         Sacrificialmente
F.          Voluntariamente

3.      A QUIEN OFRENDAR?

4.      DESTINO DE LAS OFRENDAS RECOGIDAS EN LA


CONGREGACIÓN?

5.      SOPORTE BIBLICO PARA EL PAGO DEL SALARIO DEL PASTOR

6.      CONSIDERACIONES FINALES
Debemos oponernos a quienes, a pesar de entender claramente todo lo relacionado al
diezmo, insisten, por su propia iniciativa en diezmar?

Disminuirán las ofrendas de la iglesia si se predica que el diezmo ya no es requerido?

¿Debemos creer en el principio de la siembra de 2 Corintios 9:6?

7. EXHORTACIÓN

CAPITULO 1 CONTEXTO HISTORICO Y BÍBLICO DEL DIEZMO

Cuando se repartió la tierra prometida entre las 12 tribus de Israel, (descendientes de


los 12 hijos de Jacob), a la tribu de Levi (Levitas), no se le dio heredad (tierra). Pues
ellos no trabajarían la tierra, ni criarían animales. Serían los sacerdotes encargados
del templo y de los sacrificios. Esta tribu de sacerdotes existía aparte de los 'Sumos
Sacerdotes' que eran descendientes de Aarón. Por tal motivo, se estableció el
DIEZMO dentro de la Ley de Moisés, para ser dado o entregado por el resto de las
tribus, que sí recibieron tierras, y sería para el sostenimiento de la tribu de Levi y de
todo el sacerdocio.

Un paréntesis aclarativo. Para dividir la tierra prometida en 12 regiones geográficas,


se remplazó la heredad de los levitas, que no la recibirían,  y la heredad de José, que
no había sido dada, por los 2 hijos de José, Efraín Y Manases adoptados por Jacob.

El dinero, representado en monedas de oro, plata y bronce,  existía desde la época de


Abraham, veamos:

Génesis. 20:16 dice "Y a Sara dijo: He aquí he dado mil monedas de plata a tu
hermano"

Génesis 23: 14-15 “Respondió Efrón a Abraham, diciéndole:  15  Señor mío,


escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata; ¿qué es esto entre tú y yo?
Entierra, pues, tu muerta”.
Sin embargo Dios dispuso, en la Ley de Moisés que el DIEZMO fuese dado en
especies. El fruto de la tierra, animales de cría y arado, vino y aceite. Las primicias
(otro tipo de diezmo) serían del fruto de la tierra y los animales.

Los Israelitas debían por obligación y mandato, diezmar (Números 18: 20-21). Y los
levitas, que recibían el diezmo del pueblo, debían también ofrendar a Dios, 'el
diezmo' de todo lo recibido. Esto es lo que conocemos como Diezmo del diezmo.
(Números 18: 25-27)

Dios, estableció, dentro de la ley del diezmo, otras destinaciones, para lo recaudado,
como financiar las fiestas judías, ayudar a la viuda, el huérfano y el extranjero.

Veamos los diferentes diezmos impuestos a los Israelitas:

(1) El primero era el diez por ciento de todas las posesiones (Lev. 27:30-33). Esto era
entregado a los levitas para su uso en el ministerio en el templo (Números 18:20-21).
Se daba cada año.

(2) Un segundo diezmo era tomado de todo producto agrícola que quedara después de
que el primer diezmo era presentado. Este diezmo era para las fiestas anuales del
Señor y los Sacrificios (Deuteronomio 12:17-18; 14:22). (Ver Lev 27:30 y Num.
18:21). Se daba cada año.

(3) Otro diezmo era tomado cada tres años para el beneficio de los extranjeros,
huérfanos y viudas (Deut. 14:26-29).

Por lo tanto cada familia judía era responsable de dar, no el diez por ciento, sino,
aproximadamente, el 23 por ciento.

1. EL DIEZMO EN LA BIBLIA ANTES DE LA LEY DE MOISES

a. Abram da el 10% al sacerdote Melquisedec.

Génesis 14: 17-20


“Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban,
salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del
Rey.  18  Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan
y vino;  19  y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de
los cielos y de la tierra;  20  y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos
en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo”.

Cuando la Biblia menciona el diezmo por primera vez, no lo hace en referencia a la


ley y al pueblo de Israel sino en referencia a Abraham, mucho antes de que el pueblo
de Israel se formara como nación y que la Moisés recibiera la ley en el Monte Sinaí.

Abraham el padre de la fe y de los creyentes (Romanos 4) fue el primer ejemplo


bíblico de un diezmador que dio su diezmo no a otro sino a Cristo mismo en la
persona de Melquisedec...

Abram, del botín de guerra obtenido al vencer a Quedorlaomer y los reyes que con él
estaban, dio el 10% a Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios.
No lo hizo por cumplir una Ley de Dios. Aun no estaban establecidas. Tampoco la
biblia menciona que Dios le hubiera impuesto o sugerido que lo hiciera. Lo hizo
porque él era originario del pueblo pagano UR de los Caldeos y estaba familiarizado
con la costumbre de los reyes de pueblos paganos, que solían entregar del botín de
guerra, conquistado al vencer y someter a pueblos enemigos, el 10% al sacerdote del
templo de su nación o pueblo.

El Diccionario Ilustrado de la Biblia Wilton M. Nelson. Editor, Editorial Caribe,


1974. Pág. 167, dice: “La práctica de dar los diezmos es muy antigua, y se le conoció
aún entre los pueblos no hebreos”.

El diezmo dado por Abram tenía estas características.

i) voluntaria.
ii) Una sola vez, no algo hecho regularmente.
iii) Finalmente era algo que era parte de una ganancia inesperada que había recibido,
no algo de su ingreso regular.

b. Jacob ofrece a Dios el 10% de todo.


Génesis 28: 20-22

“E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje
en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir,  21  y si volviere en paz a
casa de mi padre, Jehová será mi Dios.  22  Y esta piedra que he puesto por señal,
será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti”.

Aun no se establecía la Ley de Moisés. La biblia no menciona que Dios hubiese


impuesto o sugerido diezmos a Jacob, ni a su padre Isaac, ni a su abuelo Abraham.

Jacob hizo un voto VOLUNTARIO. No un pacto, porque todos los pactos bíblicos
son establecidos por Dios a los hombres. No hay ningún pacto con Dios en la biblia
establecido por un hombre.

Jacob comienza su voto con la palabra, “Si...”, o sea que comienza estableciéndole a
Dios, una condición para dar el diezmo. O sea recibir primero y luego dar. Diferente
al manejo que le dan en muchas congregaciones hoy día.

La biblia no menciona que Dios hubiese aceptado o se hubiese manifestado de alguna


manera respecto a este voto de Jacob. Más bien vemos a Jacob, después del
voto,  pasar penurias para obtener a su amada Raquel, pues tuvo que servir 14 años a
su suegro Laban, que se beneficiaba de él con engaños, para obtener a su hija como
esposa. Génesis 29: 1-30.

2.   EL DIEZMO MENCIONADO EN EL NUEVO TESTAMENTO

Veamos los versículos del Nuevo Testamento que mencionan el diezmo:

Lucas 18: 10-14.

“Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro


publicano. 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera:
Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos,
adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy
diezmos de todo lo que gano. 13 Más el publicano, estando lejos, no quería ni aun
alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a
mí, pecador. 14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro;
porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será
enaltecido”.

Estas son palabras de Jesús. Antes de su pasión, muerte y resurrección. Se vive bajo
la ley de Moisés. Aun no hay GRACIA. Aún no ha sido abolida la ley. Y Jesús, en
esta parábola, simplemente está enseñando la hipocresía y falsedad de los judíos
fariseos.

Mateo 23: 23

’’!!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el


eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia
y la fe. Esto es necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.’’

Lucas 11: 42

“Más !!Ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda


hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario
hacer, sin dejar aquello”.

En estos pasajes claramente el Antiguo Pacto seguía vigente por eso Jesús dijo que
todavía era necesario el diezmar en esta porción del evangelio de Mateo. Estos 2
pasajes son narración del mismo suceso en 2 evangelios diferentes. Ellos hacen parte
de los conocidos “7 AYES” de Jesús, donde también está acusando a los fariseos de
su hipocresía y falsedad. En su legalismo (véase Levítico 27:30-33; Deuteronomio
14:22-29) contaban hasta las especies más pequeñas para dar a Dios el diezmo
exacto, pero olvidaban el amor, la justicia y la fidelidad.

Todo el trasfondo de estos 3 versículos, es una discusión contra el legalismo judío y


su auto-justificación. 

La ley Mosaica ceremonial [con todos sus ritos y obligaciones simbólicas] aún estaba
vigente en estos pasajes, como sombra de lo que había de venir: la muerte y
resurrección de nuestro Señor Jesucristo.  Por lo tanto, en ese entonces, si era
necesario diezmar por ley divina. Recordemos que Jesús vino a cumplir la ley no a
invalidarla; además todavía no había muerto en la cruz para hacer obsoleto el oficio
sacerdotal en el templo judío.

Hebreos 7: 5-10

“Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen
mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus
hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham.  6  Pero
aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos,
y bendijo al que tenía las promesas.  7  Y sin discusión alguna, el menor es
bendecido por el mayor.  8  Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres
mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive.  9  Y por decirlo así,
en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos” 10  porque aún
 

estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro”..

Es cierto que el libro de hebreos se encuentra en el Nuevo Testamento, pero ¿De qué
está hablando el contexto? Está hablando de una comparación de sacerdocios, no
exactamente del diezmo, aunque se menciona. Del sacerdocio levítico, del “aquí” v.8,
cuyo sistema seguía activo en aquel tiempo por los judíos incrédulos; y el de
Melquisedec, del “allí” v.8, de quien no se registra su muerte, ni sucesor, como tipo
de Jesucristo en Génesis 14.  Observe que en el v.5, la Biblia señala de una manera
clara que el diezmo era de la ley. Dice textualmente “según la ley.” Y en este mismo
versículo se resalta que los hijos de Levi, y no la iglesia, eran los que tenían
“mandamiento de tomar del pueblo los diezmos.”

Concluimos pues que Hebreos 7 habla de  la abolición del sacerdocio Levítico, pues
en la GRACIA, tenemos al sacerdote eterno e inmutable que es Jesús. Además de que
el diezmo, como parte de la ley junto con el sacerdocio levítico, quedó abolido. Habla
también del fin y remplazo del antiguo pacto, por uno mejor el PACTO DE
GRACIA.

Por lo tanto este pasaje, en lugar de beneficiar a quienes quieren argumentar que el
nuevo testamento también habla del cumplimiento de la ley del diezmo, lo que hace
es tumbarle sus argumentos.

3.   FINALIDAD DE LOS VERSICULOS DEL NUEVO TESTAMENTO  QUE


MENCIONAN EL DIEZMO
Para concluir este tema, podemos decir que los diezmos se mencionan en el nuevo
testamento sólo por 3 razones:

(1) Como censura a los fariseos por no practicar la justicia, la misericordia y la fe en


tanto se cuidan escrupulosamente al diezmar, aún con los productos del huerto
(Mateo 23:23; Lucas 11:42);

(2) al denunciar al orgulloso fariseo que “oró para sí mismo", jactándose de ayunar
dos veces por semana y dar el diezmo de todas sus posesiones (Lucas 18:12); y

(3) Para mostrar a Cristo, como fiador de un mejor pacto. Como Sacerdote superior a
los Levitas y a Melquisedec y para confirmar la abolición de la ley.
Ninguno de los 4 pasajes citados, implican ningún tipo de cumplimiento y
obligatoriedad para los cristianos que después del sacrificio de Jesús en la cruz,
quedarían bajo la GRACIA.

Por ultimo citemos un pasaje bíblico donde Jesús paga el impuesto para el templo.
Veamos:

Mateo 17: 24-27

“Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos
dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?  25  Él dijo: Sí. Y
al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los
reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o
de los extraños?  26  Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los
hijos están exentos.  27  Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el
anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un
estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti”. (Estatero: moneda griega usada en la
época).

Esto se refiere a la mitad de un siclo de impuesto el cual era dado voluntariamente


por los hombres judíos entre las edades de veinte y cincuenta años de una manera
anual. Era para pagar por el mantenimiento del templo. Se debía de dar algún tiempo
en marzo. Jesús pago tarde sus impuestos esta vez. Este impuesto fue de origen
rabínico y no pertenecía a la ley de Moisés. A pesar de que era un impuesto
voluntario, era considerado muy importante y obligatorio por judíos ortodoxos. Aquí
vemos a Jesús afirmando estar exento del impuesto por ser quien era, pero aun así lo
pagó para cumplir con todo a cabalidad. Jesús quería calzar en la cultura judía de su
época.

Por supuesto este pasaje no tiene que ver con el diezmo para los levitas, pero lo
mencionamos porque es usado y manipulado por quienes quieren mostrar
forzadamente, que Jesús diezmó. 

4.   ERRORES DOCTRINALES EN LAS CONGREGACIONES CON RESPECTO


AL DIEZMO

A) El Alfolí

El significado de esta palabra hebrea es Granero o depósito de granos. Es


mencionado en el siguiente pasaje:

Malaquías 3: 10

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora
en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y
derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”.

En este versículo el mismo Dios a través del profeta Malaquías insta a los Israelitas a
llevar el diezmo, que era en especies, al alfolí, a un granero muy amplio que había en
el templo.

El alfolí, por supuesto, NO es una bolsa, urna o cualquier recipiente para recoger
dinero. A estos utensilios para recoger dinero en las congregaciones NO se les debe
llamar alfolí. Ni relacionarlos con el versículo Malaquías 3: 10.

B) La Maldición de Malaquías 3: 8-10

Malaquías 3: 8-12
 “
¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué
te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.  9  Malditos sois con maldición,
porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.  10  Traed todos los diezmos al
alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los
ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros
bendición hasta que sobreabunde”.

El pasaje de Malaquías 3:8-10 contiene importantes enseñanzas para todos los


creyentes. Pero es necesario revisar el contexto de este pequeño libro del Antiguo
Testamento, con el fin de entender el verdadero sentido del mismo.
Recordemos que uno de los sanos principios para interpretar de manera correcta un
texto, consiste en ubicarlo dentro del contexto en el cual se encuentra, y luego de
estar seguros de su interpretación podemos llegar a algunas aplicaciones para
nosotros los creyentes.

El último libro del Antiguo Testamento contiene las declaraciones proféticas de


Malaquías, quien es enviado por Dios para reprender a su desobediente pueblo y
traerlo al arrepentimiento, pues, de lo contrario sufrirá la terrible ira del Dios
Todopoderoso.

La religión judía se encontraba en los niveles más bajos de la historia del pueblo
escogido. Su degradación llegó a tal punto que se atrevieron a preguntarle a Dios ¿En
qué nos amaste?, dudaban del amor de Dios e ignoraban los poderosos hechos
obrados por el Señor para bendecir a su pueblo escogido, en detrimento de los
descendientes de Esaú a los cuales había aborrecido. (1:3). El Señor confronta a su
pueblo con las relaciones familiares o civiles y les pregunta “El hijo honra al padre, y
el siervo a su Señor. Si, pues, soy yo padre ¿dónde está mi honra? Y si soy Señor
¿dónde está mi temor? (1:6). Todo el libro de Malaquías contiene esta clase de
declaraciones en las cuales el Señor muestra su indignación por los altos niveles de
desobediencia de su pueblo. No lo amaban, no tenían temor de él, menospreciaban su
nombre, los sacerdotes, quienes eran los guías espirituales de la nación, se habían
convertido en oscuridad e irrespetaban el nombre del Señor ofreciendo pan inmundo.
El Señor había ordenado que sobre su altar solo se sacrificaran animales perfectos,
pero el pueblo y los sacerdotes escogían los animales enfermos, ciegos, cojos, lo que
no servía, y lo ofrecían de manera ofensiva al Señor. La situación espiritual llegó a
decaer tanto que nadie quería servir al Señor, sino le pagaban o daban un salario
(1:10).

El Señor les dice que sus ofrendas se habían convertido en una ofensa para con su
grande nombre el cual había sido profanado. También estaban cansados y fastidiados
de servir y ofrendar al Señor.

Desde el capítulo 2 el Señor empieza a declarar maldición sobre los sacerdotes y su


pueblo, como consecuencia de su flagrante desobediencia. El Señor dice que dañará
su cementera, sus cosechas, sus campos, sus tiendas. También les declara que vendrá
un mensajero (Juan el Bautista) quien preparará el camino del Señor, quien vendrá
para afinar y limpiar la plata, quien traerá juicio sobre los desobedientes.

En este orden de ideas, los versículos 6 al 12 continúan declarando las maldiciones


que vendrán sobre su desobediente pueblo, pues, la fe, la vida espiritual era tan
oscura, tan baja, que, además de ofender el nombre de Dios con sus vidas atestadas
de pecado, habían dejado de diezmar, conforme al mandato expreso de la Ley
Mosaica. (Lev. 27:30). El estado espiritual de esta nación estaba tan degradado que se
habían preguntado ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligido en
presencia de Jehová de los ejércitos?

El capítulo 4 termina con una declaración del terrible día del Señor el cual será como
un ardiente horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa.
(4:1), no obstante, en medio de tanto pecado, hay un remanente fiel, el cual será como
un especial tesoro para el Señor.

Así que la maldición que Dios pronuncia, a través del profeta sagrado, sobre su
pueblo, no es resultado exclusivo de su incumplimiento con los diezmos, sino de sus
vidas disipadas, de su desobediencia en todos los sentidos, y la falta de amor para con
el Señor.

Si un pastor o hermano, ha de predicar sobre este pasaje debe tener en cuenta que lo
importante aquí es que Dios quiere un pueblo que le obedezca en todos los sentidos,
que le ame con todo el corazón. Los diezmos son solo una pequeña parte de la causal
de esta maldición.

Nosotros como pueblo del Nuevo Pacto, no tenemos la Ley del Diezmo, y por lo
tanto no hay una maldición sobre nosotros.

C) El Diezmo está vigente porque lo dieron Abraham y Jacob antes de la ley.     

Es verdad, tanto Abraham como Jacob dieron el diezmo. Pero acordémonos, como lo
vimos anteriormente que no estaban bajo la ley.  Ellos vivieron muchos años antes de
Moisés. Nadie les obligó. Estos fueron regalos para Dios que nacieron de un corazón
adorador no de una exigencia Divina.  La nación de Israel todavía no se formaba,
para esa época el sacerdocio levítico no existía, ni tampoco el tabernáculo; estas
cosas se instituyeron mucho después, bajo la Ley Mosaica. Acordémonos que como
nación ya formada, Dios le exigió a todo israelita el diezmar de manera obligatoria
diciendo: “Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu
campo cada año” Deuteronomio 14:22

5. CONCLUSIONES ACERCA DEL DIEZMO

1. El diezmo hizo parte de la ley de Moisés y era para cumplimiento de los Israelitas
en el Antiguo Testamento.

2. El diezmo era en especies, no en dinero. Se diezmaba el fruto de la tierra, animales


de cría y arado, vino y aceite.

3. La ley del Diezmo NO es de cumplimiento en el Nuevo Testamento.

4. El Alfolí no es una bolsa o urna, era un depósito de Granos muy grande que tenía
el templo.

5. Abraham y Jacob diezmaron en épocas anteriores a la Ley de Moisés, pero lo


hicieron de manera voluntaria, sin que existiese ninguna ley que los obligará y sin
que existiese un pedido de Dios para ello. Son casos aislados que no se pueden
utilizar para darle vigencia al cobro del Diezmo hoy día.

6. El diezmo es nombrado en el Nuevo Testamento en versículos donde Jesús está


acusando a los fariseos de falsos e hipócritas. En estos pasajes, el diezmo no
constituye ley ni obligación, para los que habrían de pertenecer al Nuevo Pacto. En
Hebreos 7, se habla del diezmo en la Mención que se hace Melquisedec y el tema de
este capítulo es la superioridad de Jesús sobre el sacerdocio Levítico, la abolición de
este y de la ley.

CAPITULO 2 OFRENDA EN EL NUEVO TESTAMENTO

El Diezmo era una obligación que fue impuesta al pueblo de Israel en el Antiguo
Testamento.
En el nuevo  Pacto, el Pacto de GRACIA, no estamos bajo la Ley del Diezmo. En el
Nuevo Testamento no se diezma, SE OFRENDA. Las ofrendas siempre han sido
voluntarias.  El ofrendar no es asunto no de obligación sino de fe, gratitud y
reconocimiento de la grandeza de Dios.

1.   LA OFRENDA DE LOS CRISTIANOS EN MACEDONIA

2 Corintios 8

a)   Ellos se dieron a sí mismos al Señor.

“Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al


Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios” v.5. 
Dios también quiere nuestra disposición para servirle a Él en el ministerio. Usted y yo
como creyentes somos ministros de Dios.

b) Ellos no hicieron de su aflicción y escasez una excusa para el no dar.

“Que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda


pobreza abundaron en riquezas de su generosidad” v.2

c) Ellos no esperaron para el ser urgidos.

“Pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar


en este servicio para los santos” v.4

d) Ellos no se contentaron con solo tener buenas intenciones sino con el realizar la
dadiva.

“Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que como estuvisteis prontos
a querer, así también lo estéis en cumplir conforme a lo que tengáis” v.11

2.   CARACTERISTICAS DEL OFRENDAR


      I.        El espíritu con que debemos ofrendar.

“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad,


porque Dios ama al dador alegre” 2 Corintios 9:7

    II.        La razón por la cual debemos Ofrendar.

“Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a


vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis
enriquecidos” 2 Corintios 8: 9

   III.        La recompensa de Ofrendar.

“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el


que siembra generosamente, generosamente también segará…Y poderoso es Dios
para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en
todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” 2 Corintios 9: 6,
8

“En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y
recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que
recibir” Hechos 20:35

“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde


ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el
orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro
tesoro, allí estará también vuestro corazón” Mateo 6:19-21

“Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se


agrada Dios” Hebreos 13:16

“Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia


que mendigue pan. En todo tiempo tiene misericordia, y presta; Y su descendencia
es para bendición.” Salmos 37:25-26
IV.        Como ofrendar.
 

A.     Sistemáticamente:
“En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que
ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de
vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que
cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas” 1 Corintios 16:1-2.

B.      Individualmente:

“…cada uno de vosotros ponga aparte algo” 1 Corintios 16: 2

C.      Proporcionalmente:

“…Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según
haya prosperado…” 1 Corintios 16. 2.

D.     Alegremente:

“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad,


porque Dios ama al dador alegre.” 2 Corintios 9:7

“Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aún
más allá de sus fuerzas” 2 Corintios 8:3

“…de gracia recibisteis, dad de gracia” Mateo 10:8

E.      Sacrificialmente:

“Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos
aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su
pobreza echó todo el sustento que tenía” Lucas 21:3-4
“Que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda
pobreza abundaron en riquezas de su generosidad” 2 Corintios 8: 2

“Entonces el rey David dijo a Ornán: No, sino que efectivamente la compraré por
su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré
holocausto que nada me cueste” 1 Crónicas 21:24

F.      Voluntariamente:

Recordemos que Abraham y Jacob ofrendaron voluntariamente. Observe claramente


que estos patriarcas vivieron antes de que la nación de Israel fuese formada como tal,
antes de la ley Mosaica.  Por lo tanto sus diezmos nunca fueron dados por imposición
divina como se haría más tarde bajo la ley.  Ellos lo dieron por motivos de adoración,
nunca por imposición. Jacob voluntariamente considero que la décima parte de todo
lo que tenía apartaría para Dios. 

¿Qué porcentaje usted apartaría hoy para Dios de una manera proporcional?  ¿El 10%
como lo hizo el patriarca? ¿Más, o menos? Usted lo decide como individuo. El
apóstol Pablo nos da esa libertad: “Cada uno de según haya prosperado.”

3.   A QUIEN OFRENDAR?

Primeramente a la congregación. En segunda instancia a personas necesitadas en tu


círculo social.

4.   DESTINO DE LAS OFRENDAS RECOGIDAS EN LA CONGREGACIÓN?

Apoyo al ministerio de manera general. Pago de arriendos, servicios públicos,


mantenimiento, salario del Pastor, misiones y evangelismo, miembros necesitados,
obras sociales con necesitados externos. Como principales.

5.   SOPORTE BÍBLICO PARA EL PAGO DEL SALARIO DEL PASTOR

"En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa.
6 Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se
volverá a vosotros.
7 Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el
obrero es digno de su salario". Lucas 10: 5-7

“No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los
que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor a los que
anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” 1 Corintios 9:13-14

“Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor,
mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No
pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario” 1 Timoteo
5:17-18

Es el propio apostol Pablo quien escribe estos 2 últimos versículos. basado en lo que
el mismo Jesús les enseño en el pasaje citado de Lucas 10: 5-7  

El apostol Pablo trabajaba, era fabricante y vendía tiendas (carpas) que tenían mucho
uso en la época, dada la condición de nómadas de muchas tribus.

Pablo, trataba en lo posible de cubrir sus necesidades con el fruto de su propio


trabajo. También es muy probable que no lo pudiese hacer todo el tiempo debido a
sus viajes misioneros, su labor evangelizadora y en general su trabajo en la obra.
Él también recibía ofrendas agradecidamente, como lo podemos apreciar en este
pasaje bíblico:

Filipenses 4: 10-20

"¡Cuánto alabo al Señor de que hayan vuelto a preocuparse por mí! Sé que
siempre se han preocupado por mí, pero no tenían la oportunidad de ayudarme. 11
No que haya pasado necesidad alguna vez, porque he aprendido a estar contento
con lo que tengo. 12 Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He aprendido
el secreto de vivir en cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con
mucho o con poco. 13 Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo,[a] quien me
da las fuerzas. 14 De todos modos, han hecho bien al compartir conmigo en la
dificultad por la que ahora atravieso. 
15 Como saben, filipenses, ustedes fueron los únicos que me ayudaron
económicamente cuando les llevé la Buena Noticia por primera vez y luego seguí
mi viaje desde Macedonia. Ninguna otra iglesia hizo lo mismo. 16 Incluso cuando
estuve en Tesalónica, ustedes me mandaron ayuda más de una vez. 17 No digo esto
esperando que me envíen una ofrenda. Más bien, quiero que ustedes reciban una
recompensa por su bondad.
18 Por el momento, tengo todo lo que necesito, ¡y aún más! Estoy bien abastecido
con las ofrendas que ustedes me enviaron por medio de Epafrodito. Son un
sacrificio de olor fragante aceptable y agradable a Dios. 19 Y este mismo Dios
quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha
dado por medio de Cristo Jesús.

20 ¡Toda la gloria sea a Dios nuestro Padre por siempre y para siempre! Amén".

6.   CONSIDERACIONES FINALES

Debemos oponernos a quienes, a pesar de entender claramente todo lo relacionado al


diezmo, insisten, por su propia iniciativa en diezmar?

De ninguna manera. Hay cristianos, que teniendo el conocimiento de que la ley del
diezmo no está vigente, lo hacen. Porque? Por varias razones:

        Por organización de sus finanzas. Son personas que manejan la MAYORDOMÍA


BÍBLICA, o sea la correcta administración de sus ingresos y sus bienes. Manejan la
economía de su hogar, estableciendo un presupuesto de gastos, en el que incluyen el
diezmo para la Iglesia.

        Porque consideran, equivocadamente o no, que la ofrenda voluntaria es fácilmente


obviada.

    Para darle a su contribución a la Iglesia, un carácter serio, periódico, sistemático y


sagrado. Su propia imposición del diezmo, es generada por una Ética Cristiana con la
que Adoran a Dios y no desean fallar en ello.

Es con base en estos principios de auto-imposición voluntaria del diezmo por motivos
de adoración, totalmente bíblicos, que las Iglesias Bautistas Reformadas,
Presbiterianas Reformadas y muchas de sana doctrina,  le dan manejo al tema de los
Diezmos. De tal manera que no debe crear confusión, que el Pastor Reformado, el día
del culto, desde el púlpito invite a los creyentes asistentes a DIezmar y Ofrendar.
Cuando está llamando a DIEZMAR, está llamando a aquellos cristianos que
acabamos de describir, que tienen por costumbre propia el diezmar, sin ser esto una
desobediencia a las Escrituras. 

A lo que si debemos oponernos, es a quienes lo imponen. A quienes lo enseñan a sus


seguidores como una obligación. También a quienes se jactan delante de los demás
por el hacerlo. A todos aquellos que usan las obligaciones de la Ley Mosaica del
Antiguo Pacto ya obsoletas para aplicarlas a la iglesia y así asegurarse del dinero de
la gente.  

Si usted lo hace como lo hizo Abraham y Jacob, no por regla sino por Gracia, Gloria
a Dios; pero dado de la siguiente manera:

“Más cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que
sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en
público” Mateo 6:3-4

Disminuirán las ofrendas de la iglesia si se predica que el diezmo ya no es requerido?

Cuando la congregación escucha la gracia de Dios desde el púlpito, Dios bendice. A


medida que vamos creciendo en la gracia de Dios aprendemos más y más la
bendición de dar. A mayor apreciación de la gracia de Dios en nuestras vidas mayor
será nuestra generosidad. Mejor trabaja Cristo en el corazón de los hombres por la
gracia que la Ley Mosaica. No hay ninguna duda.
Animo, créale a Dios y a Su Palabra. El amor sacrificial de Cristo, y no la ley,  fue la
razón por la cual las iglesias en Macedonia aunque eran pobres daban más allá de sus
fuerzas 2 Corintios 8:1-9. ¿Qué nos dice esto? Que iglesias como estas daban aún
más del 10%. Y lo hacían voluntariamente. Aun la iglesia primitiva de Jerusalén, se
nos dice en el principio que tenían todo en común de modo que a ninguno le faltaba
lo que necesitaba Hechos 2:44-45. ¿Qué indica esto? Que no hay crisis económica o
persecución alguna que pueda acabar con la generosidad del pueblo de Dios si se
entiende bien la gracia.

¿Debemos creer en el principio de la siembra de 2 Corintios 9:6?

“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el


que siembra generosamente, generosamente también segará”  2 Corintios 9:6
Claro que si debemos creer; pero no para tranzar o negociar con Dios como algunos
falsos profetas manipulan su contexto. Pues Dios no le debe a nadie. Dios ama al
dador alegre, no al negociante, aquel que se propone voluntariamente a darle de todo
corazón de una manera generosa, sacrificial y sin esperar nada a cambio. Solamente
esa persona es la que segará de igual manera. Jesús dijo: “De gracia recibisteis, dad
de gracia” Mateo 10:8.

Si siembras tu ofrenda por obligación, como es el caso de muchos que diezman, no


serás un dador alegre. Si siembras con ambición o por necesidad, o te encargas de que
sepan cuanto sembraste, estarás actuando con necedad  y tu ofrenda será mala ante
los ojos de Dios. Si a tu siembra le añades un “pacto” para que supuestamente Dios te
devuelva favores, entonces el Señor aborrecerá tu ofrenda.

7.   EXHORTACIÓN

Nuestra exhortación para los que no entienden bien este tema acerca del diezmo es la
misma que Pablo hace a todo creyente en los siguientes dos pasajes Bíblicos.

“De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis
caído. Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia;
porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe
que obra por el amor” Gálatas 5:4-6.
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de
qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” 2 Timoteo 2:15

El diezmo ¿qué dice la Biblia?


“Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de
tu corazón; y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres”
(Proverbios 3. 3-4)
 
 
Lo que la biblia dice respecto al diezmo
Un análisis a la luz de las escrituras
 
 
ÍNDICE
 
    Introducción    
1. ¿De dónde nace la costumbre de ofrecer el diezmo?
2. ¿Quiénes ofrecieron diezmos?      
3. ¿Qué se diezmaba?    
4. ¿Quiénes debían diezmar?   
5. ¿Si el diezmo era para Israel un tipo de ofrenda, tenía otras maneras de ofrendar?
6. El diezmo ¿es un mandamiento para la iglesia cómo lo fue para Israel?
7. ¿Si el diezmo es una forma de ofrenda y no toda ofrenda es el diezmo, cuál es principio y cuál es ley?   
8. ¿Qué se debe enseñar a la iglesia, a ofrendar o diezmar?    
9. ¿Por dónde se debe empezar a ofrendar?         
10. ¿Qué otras cosas ordenó el señor a su iglesia, y prácticamente no se guardan en la actualidad?
 
 
**********
 
INTRODUCCIÓN:
Antes de abordar este delicado aspecto de la doctrina que trata acerca del diezmo, deberemos entender que es un tema
que no podemos evadir debido a que en los últimos tiempos ha adquirido un exagerado énfasis por sobre otros aspectos
fundamentales del mensaje evangélico.
Así que, en primer lugar, será necesario saber que este asunto tendrá que ser puesto a consideración con mucha
reverencia; y en segundo lugar, escudriñar las Escrituras con especial atención a lo que dice muy explícitamente; pues,
por esta cuestión, se ha generado una división incomprensible donde, por un lado están quienes defienden su práctica en
la actualidad, y por el otro quienes se oponen terminantemente. Es tan importante la discrepancia que ha trascendido el
ámbito religioso dando lugar a gente del mundo que, sin conocer del tema, también opinan inmiscuyéndose en algo del
cual están excluidos.
En consecuencia, los genuinos creyentes debemos asumir el compromiso de escudriñar la Escritura a fin de no tener
dudas al respecto; es nuestra responsabilidad discernir lo que está escrito a fin de testificar con certezas la verdad del
evangelio honrando a aquel que redimió nuestras almas. ¿Por qué es tan importante discernir las diferencias entre
ofrenda y diezmo? Porque ambos tienen propósitos distintos en la economía divina. La ofrenda y el diezmo, más allá de
sus funciones específicas, revelan en sus naturalezas, fundamentos implícitos que el Señor ha determinado y revelado
para hacer libres a aquellos que ha apartado para ser santos de Su Iglesia.
Las otras “iglesias” pueden discrepar con esta visión y sostener lo que crean conveniente para ellos. Bien vale citar en
esta oportunidad, lo que le dijo el Señor al profeta Jeremías en similares circunstancias advirtiendo sobre falsas
doctrinas que se predican en Su Nombre: “Qué tiene que ver la paja con el trigo” (Jeremías 25. 23-28).
 
A través de la historia de la iglesia –desde sus comienzos–, los apóstoles tuvieron que luchar en dos frentes para poder
llevar a cabo su ministerio evangélico. En ningún momento satanás ha querido aceptar que pueda llevarse a cabo aquel
propósito del Señor que es redimir y edificar una Iglesia santa y pura para Él. Por eso es que, no sólo se ha esmerado en
atacarla desde afuera sino también pervertirla desde adentro; y como no tiene cabida dentro de la Iglesia del Señor, ha
ideado la forma para infiltrarse en las congregaciones de distintas denominaciones y manipular miembros débiles,
carnales e ignorantes de su Palabra con la finalidad de contaminar y debilitar la pureza de Su doctrina.
Ahora bien, como el basamento de la Iglesia es LA ROCA inconmovible de los siglos, el Señor Jesucristo, y sus
cimientos están firmemente consolidados por medio del Fundamento Apostólico; es de esperarse que el maligno,
como único recurso que le queda para afectar a la Iglesia, es tratar de desviar y aun corromper a los que la
sobreedifican, llevándolos sutilmente por caminos engañosos. ¡¡CUIDADO!!
Si en verdad creemos que pertenecemos a la Iglesia del Señor, el mandamiento es: “cada uno mire cómo
sobreedifica” (1 Corintios 3. 10).
 
Entonces, frente a esta evidente amenaza debemos estar apercibidos y saber de qué manera satanás intenta corromperla
desde adentro.
Si conociéramos más de lo que el Señor demanda a sus santos, Indudablemente sabríamos que es a través de las falsas
doctrinas que predican los falsos edificadores.
Hace dos mil años que el maligno viene aplicando la misma fórmula tratando de lograr su objetivo. Pero mientras quede
un remante fiel, la Iglesia del Señor permanecerá en pie, inalterable por medio del Espíritu, hasta su venida. El apóstol
Pablo dice al respecto en santa indignación: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del  que
os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.  No que haya otro, sino que hay
algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.  (Gálatas 1. 6-7).
Presta mucha atención, el único evangelio en el que debes creer, aceptar y sostener, es el  EVANGELIO DE LA
GRACIA SOBERANA, no te dejes engañar, en la actualidad, sigue siendo un problema los judaizantes que todavía no
han desaparecido totalmente dentro de la iglesia. Desde aquellos primeros judíos convertidos al cristianismo que
sostenían como “doctrina” que los gentiles convertidos del paganismo al cristianismo debían circuncidarse, guardar
ciertos ritos religiosos, como así también algunas exigencias de la Ley, hoy están aquellos que siguen
confundiendo aspectos fundamentales de la doctrina. Por ejemplo, confunden Ley con Gracia, Israel con la Iglesia, el
día de reposo con el día de adoración, el reino milenial con el estado eterno y lo que es  “ofrenda” con “diezmo”. Por
supuesto que todo esto, es porque ignoran los distintos propósitos de Dios para con el hombre a través de los tiempos;
es decir, confunden los distintos pactos, dispensaciones y períodos. Tal confusión es muy grave para aquellos que
han asumido la responsabilidad de enseñar la Palabra de Dios. Y aunque pareciera ser un error que ha pertenecido
sólo al pasado, aún hoy está presente dentro de distintas y variadas iglesias que dicen practicar La Sana Doctrina. Por
un lado, es consecuencia de malas enseñanzas, bien intencionadas o no. Por otro lado, no menos grave, se debe a la
inapetencia por parte del creyente, de cosas que pertenecen al crecimiento espiritual; es decir, no anhelan  “crecer en
la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo”.
 
Ante este panorama, las condiciones han sido propicias para que en estos últimos tiempos prolifere una gran cantidad
de “iglesias” que, en el nombre del Señor, sostienen y predican que sus miembros –e incluso aquellos que no lo son-,
deben ofrendar el diezmo de sus ingresos, bajo el cargo de que el Señor les retirará sus bendiciones si no lo hacen.
Esta prédica sistemática y persistente ha impactado de tal manera en el ánimo de tanta gente que, por temor e
ignorancia, ofrenda sin la más mínima idea de lo que ese acto representa verdaderamente.
Por otro lado, se descuida el mandato del Señor Jesucristo: predicar el evangelio y hacer discípulos. Hoy, salvo
raras excepciones, no se predica el verdadero evangelio ni se instruye como es debido acerca de lo que el Señor ha
demandado específicamente  para su Iglesia.
Esta manipulación de las personas, ha logrado el nacimiento de verdaderas empresas en donde se manejan fuertes
capitales y cuyo fin primario, por no decir exclusivo, es el de llenar las arcas de “falsos pastores” que un día tendrán
que dar cuenta de sus actos delante del Señor.
 Antes de entrar en el tema debemos saber dos cosas fundamentales: la primera es que  la Biblia dice lo que quiere
decir, ella es la Palabra “viva y eficaz”. Doy gracias a Dios porque he entendido que su Palabra se presenta con una
claridad meridiana cuando se dirige a un espíritu predispuesto a recibirla. La segunda cosa es la que tiene que ver,
precisamente, con la predisposición de nuestro espíritu. El creyente debe dejarse guiar por su Santo Espíritu para
acceder y entender Su verdad, cosa que no a todos es revelada.
 
Ahora, entrando de lleno en el tema del Diezmo será interesante confrontar lo que algunos “enseñadores” sostienen,
con lo que la Biblia dice. Éste es el único procedimiento válido para traer luz sobre cualquier aspecto que trata
la Palabra de Dios, pues ella es “la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos
como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la
mañana salga en vuestros corazones” (2 Pedro 1. 19).
 
Después de estas simples preguntas, cada uno deberá sacar sus propias conclusiones y tomar una posición al respecto.
 
******
 
1. ¿DE DÓNDE NACE LA COSTUMBRE DE OFRECER EL DIEZMO?
 
Algunos sostienen que:
Nace con los antiguos Patriarcas; otros que era una práctica más antigua de pueblos no hebreos.
 
La Biblia dice:
Que únicamente en dos casos se menciona la ofrenda del diezmo antes de que Dios lo estableciera en la Ley: éstos son
los de Abraham: “Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió
el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de
Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del
Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus
enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.” (Génesis 14. 17-20); y de Jacob: “Y se
levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y
derramó aceite encima de ella. Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el,  aunque Luz  era el nombre de
la ciudad primero. E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en
que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre,
Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me
dieres, el diezmo apartaré para ti” (Génesis 28. 18-22).
 
Conclusión:
La Escritura hace referencia del diezmo sólo dos veces antes de que sea regulada la Ley; a su vez, lo hace como casos
excepcionales en forma circunstancial, no como tema específico. En consecuencia, no es posible considerarlo como
principio, norma o ley; sencillamente porque no se  puede partir de dos hechos aislados que nada tienen que ver con el
diezmo según el concepto de ordenanza bajo la Ley. Las excepciones no hacen las reglas.
Los diezmos que ofrecieron Abraham y Jacob no sólo fueron hechos por motivos diferentes, sino que además
diezmaron el producto de distintas cosas y a distintas personas. Por tanto, para que el diezmo pueda considerarse como
principio, norma o ley; las motivaciones, el tipo de ofrenda y a quién se ofrenda, debe responder a un mismo patrón
claramente determinado. Este, debe ser el punto de partida para tener una idea correcta acerca de la práctica del diezmo.
Sin embargo, y aunque el diezmo hoy no tiene vigencia, deja una profunda enseñanza como tipo de ofrenda; y es: “el
cumplimiento con buena y generosa disposición en gratitud y alabanza al único, y soberano Dios”.
 
 
 
 
2. ¿QUIÉNES OFRECIERON DIEZMO?
 
Algunos sostienen que:
Abel, Caín, los Patriarcas Abraham y Jacob, y el pueblo de Israel.
 
La Biblia dice:
*Que Abel y Caín“ofrendaron” (Génesis 4. 3-5), no dice: “diezmaron”.
*Abraham dio el “diezmo de todo” (su botín de guerra) a Melquisedec, Rey de Salem y Sacerdote del Dios
altísimo (Génesis 14. 20).
*Jacob prometió el diezmo a Jehová, bajo condición: si Dios lo bendecía, y según en lo que lo bendijera, (Génesis 28.
18-22).
*Por último, La Biblia dice que Dios mandó a diezmar al Pueblo de Israel  por definidos motivos establecidos en el
pacto de la Ley.
 
Conclusión:
En primer lugar, ofrenda y diezmo no es la misma cosa. El diezmo es una de tantas formas de ofrenda; pero
la ofrenda no necesariamente debe ser el diezmo.
En segundo lugar, el diezmo que ofreció Abraham fue voluntario y a su vez, ofrendó del producto de un botín de
guerra, no del fruto de la tierra como lo exige la ley del diezmo; pues ésta, todavía no había sido promulgada. Y cuando
diezmó, aunque no lo sabía, lo hizo conforme a su corazón y al propósito eterno de Dios que habría de revelarse en la
epístola a los Hebreos capítulo 7, mucho tiempo después.
Al respecto, es importante destacar que el argumento que da el escritor de la carta a los Hebreos, no es como lo
interpretan algunos diciendo que, como Melquisedec (tipo de Jesucristo) recibió el diezmo; de la misma manera el
creyente, como Abraham, debe dar el diezmo a Cristo. En realidad, lo que se está exponiendo es un argumento mucho
más profundo y literal; es decir, el propósito de este pasaje es exaltar la importancia suprema y eterna del sacerdocio de
Cristo según el orden de Melquisedec por sobre el sacerdocio de Aarón que era simbólico y transitorio bajo el pacto de
la ley.
“Y esto es aún más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto,  no
constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una
vida indestructible” (Hebreos 7. 15-16).
En síntesis, para entender porque se habla del diezmo en el Nuevo Testamento y sólo en el libro de “Hebreos,
capítulo 7”; es imprescindible comprender a través de su lectura en forma completa, que no está referido al hecho de
diezmar sino de enseñar acerca del sacerdocio de Cristo. Tema que muchos desconocen y es tremendamente importante
para la seguridad de nuestra salvación.
No hay doctrina en ningún lugar de la Biblia, y mucho menos en el Nuevo Testamento que diga directa o
indirectamente que la Iglesia debe diezmar (aunque la Biblia nunca habla en forma indirecta. Es explícita aunque a
veces se exprese a través de símbolos, tipos, figura o parábolas).
 
 
 
 
3. ¿QUÉ SE DIEZMABA?
 
Algunos sostienen que:
Se debe ofrendar el diez por ciento de los ingresos, por ejemplo de cada diez pesos billete un peso billete incluyendo, si
es posible, el diez por ciento de los bienes materiales, sin aclarar lo que específicamente exigía la Ley al respecto.
 
La Biblia dice:
“Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es
cosa dedicada a Jehová” (Levítico 27. 30).
“Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a
Jehová” (Levítico 27. 32).
“Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año.  Y comerás
delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu
grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados...” (Deuteronomio 14.
22-23).
 
Conclusión:
El espíritu del mandamiento es claro, no habla de ofrendar voluntariamente oro, plata, cobre, piedras preciosas y otros
materiales específicos, como en el caso de la construcción del tabernáculo Éxodo 25. 1-9. Sino que deja bien claro
que la ley del diezmo es una medida reguladora de cantidad y calidad de productos específicos obtenidos de la
tierra y animales. En ningún lugar de las Escrituras se encuentra que Dios demanda el diezmo de dinero . No
obstante, tenemos el caso del fariseo y el publicano en la parábola de Lucas 18. 9-14, donde el fariseo exagerando
hipócritamente lo que él creía una virtud, dijo: “doy diezmo de todo lo que gano”. No debemos olvidar que los
fariseos, pertenecían a una secta de sacerdotes muy poderosa dentro del sanedrín dedicados exclusivamente a la vida
religiosa.
Se cita este único caso de diezmar en el Nuevo Testamento a fin de disipar dudas y evitar errores doctrinales sobre los
que confían en sí mismos y sus obras como para ganarse el favor de Dios. Lo importante, es lo que el Señor ordena y no
lo que uno quiera hacer como en el caso de este fariseo; pues, generalmente los fariseos tenían obsesión con el acto de
diezmar; y pensaban que, diezmar plenamente constituía una marca de lealtad a Dios cuando en realidad, Dios mandó
que se debiera diezmar determinadas cosas especificadas en la Ley y no lo que el hombre quisiera dar.
Sobre la base de esta aclaración, es importante recalcar que es lo que se diezmaba; porque los que sostienen que la
iglesia debe diezmar, no enseñan que es lo que específicamente se debe diezmar según la Ley. Aunque hoy la Ley, no
demanda diezmar a los que viven bajo la Gracia.  
 
 
 
 
4. ¿QUIÉNES DEBÍAN DIEZMAR?
 
Algunos sostienen que:
No solamente el pueblo de Israel debe diezmar, sino también la iglesia, argumentando que el diezmo es un principio.
 
La Biblia dice:
“Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de
Sinaí” (Levítico 27. 34).
 
Conclusión:
Evidentemente no hay mucho que pensar, su orden es clara y explícita: éstos son mandamientos que ordenó Jehová
Dios para el pueblo de Israel. No se encuentra en el Nuevo Testamento que esta misma ordenanza haya sido dada
también para la Iglesia. Es decir, “el diezmo” es un mandamiento, es ley y lo fue para el pueblo de Israel.
Ahora bien, en ese conjunto de ofrendas voluntarias, incluyendo el diezmo, Levítico 27, se puede observar que
muchos de estos mandamientos son de orden moral y tienen vigencia perpetua; otros, aunque eran ceremoniales y
particulares a la economía judía, tienen un sentido espiritual e instructivo para nosotros. Precisamente el diezmo, deja
en forma implícita una enseñanza para la iglesia y es ésta: Las ordenanzas deben cumplirse. Sobre todo cuando
proceden de Dios y se ha asumido el compromiso de obedecerlas. Pero, para no asumir pesadas cargas, debemos
distinguir que hay mandamientos para Israel bajo el Antiguo Pacto y hay mandamientos para la iglesia bajo el Nuevo
Pacto. Así que, si la iglesia está bajo el Nuevo Pacto de gracia por la sangre de Jesucristo, el genuino creyente  “en
Cristo” debe saber que ha sido liberado del cumplimiento de la ley. Porque si alguien en su ignorancia quiere cumplir
aunque sea una parte de la Ley, como por ejemplo dar el diezmo, ¡es maldito! Pues, la Escritura dice: “Porque todos
los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que
no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gálatas 3. 10). De
manera que, el que quiera cumplir la ley, debe saber que debe cumplirla toda, y en todo momento, cosa que es
imposible. Gracias a Dios que fue cumplida, completa y acabadamente por Cristo, nuestro sustituto. “Cristo nos
redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque escrito está: Maldito todo el
que es colgado en un madero)” (Gálatas 3. 13).  
 
 
 
 
5. SI EL DIEZMO ERA PARA ISRAEL, UN TIPO DE OFRENDA ¿TENÍA OTRAS MANERAS DE
OFRENDAR?
 
Algunos sostienen que:
Israel tuvo otras formas de ofrendas; pero no le dan la importancia que le dan al diezmo.
Esa postura, parcial y antojadiza, es la que no les permite acceder al conocimiento del valor que tenían los otros tipos de
ofrendas.
 
La Biblia dice:
Que Israel tenía varias formas de ofrenda y cada una respondía a un motivo específico. Entre ellas estaban: la ofrenda
de paz, ofrenda por el pecado, ofrenda vegetal, ofrenda de expiación, ofrenda mecida, ofrenda de la mañana, ofrenda
encendida, ofrenda de las primicias y otras más.
El conjunto de todas ellas son figuras de la Suficiencia de Cristo en su oficio mediador entre Dios y los hombres.
Fundamentalmente en los libros de Levíticos y Números, se pueden encontrar cada una de ellas y su propósito.
La ofrenda del diezmo no debía ser cruenta y consistía tanto, en el ofrecimiento de productos de la tierra como así
también de animales; es decir, para el pueblo de Israel representaba lo que hoy conocemos por  “impuesto” o “tributo”.
Una imposición no tiene nada que ver con un acto voluntario.
 Su propósito espiritual era disciplinario:
“Para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días” (Deuteronomio 14. 23).
Su propósito práctico con promesa era:
“Cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades.
Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que
hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda
obra que tus manos hicieren”  (Deuteronomio 14. 28-29).
 
 
Conclusión:
Evidentemente el diezmo fue uno de los tantos tipos de ofrenda ordenada únicamente para el pueblo de Israel.
La Iglesia pertenece a otra dispensación, la de la Gracia, “EL NUEVO PACTO”.
En este punto, es sumamente importante destacar la gran diferencia que existe respecto a la relación entre Dios y los
hombres que están bajo el antiguo pacto, el de la Ley (obligación humana) y los que están bajo el nuevo pacto, el de
la gracia (bendición divina) Y es tremendamente notable este contraste cuando se compara el principio de la Ley con
el principio de la Gracia.
Cuando Dios presenta primero la obligación humana, la bendición divina depende del cumplimiento fiel de esa
obligación, es pura Ley y en conformidad a ella.
Tomemos por ejemplo el pasaje que tenemos en Malaquías 3.10
 
EL MANDAMIENTO BAJO EL ANTIGUO PACTO
 
1° La obligación humana:
“Traed todos los diezmos al alfolí (al granero, no al arca de las ofrendas) y haya alimento (no-dinero)en mi
casa;...”.
                                             
2° La bendición divina:
“...y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y
derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”
 
EL MANDAMIENTO BAJO EL NUEVO PACTO
 
Ahora bien, cuando se presenta primero la bendición, y la obligación humana le sigue, todo es de pura gracia y obra
en conformidad a ella. Veamos este ejemplo:
 
1° La bendición divina:
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;   no por
obras, para que nadie se gloríe.”
 
2° La obligación humana:
“... Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2. 8-10).
 
Tomemos otro ejemplo del NUEVO PACTO DE GRACIA; éste más referido al tema:
 
1° La bendición divina:
“según haya prosperado” (Esta expresión se refiere a todas las provisiones materiales - aparte de las espirituales -
que el Señor nos concede por pura gracia).
 
2° La obligación humana:
  “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo” (no dice diezmo); y
agrega “como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador
alegre.” (No según EL registro de una determinada iglesia).
 
La gran diferencia que existe entre estar “bajo la Ley” y estar “bajo la Gracia” puede notarse en estas simples
palabras; la Ley dice:“si bien hiciereis te bendeciré”, “haz y vivirás” y la Gracia dice:“te he bendecido,
has pues ahora el bien”, “vive y haz”.
La Ley comienza con lo que se debe hacer, la Gracia comienza con lo que Dios ya ha hecho.
Bendito sea nuestro Dios que nos ha concedido el privilegio de ser escogidos para vivir bajo su gracia.
 
 
 
 
6. EL DIEZMO, ¿ES UN MANDAMIENTO PARA LA IGLESIA COMO LO FUE PARA ISRAEL?
 
Algunos sostienen que:
El diezmo es un mandamiento para la Iglesia de la misma manera que lo fue para Israel. Más aún, también pregonan
que se lo debe tomar como “principio” de lo que es “ofrenda”; y a su vez, predican que el diezmo debe ser dinero y/o
bienes materiales, desconociendo lo que establece claramente la Ley: el fruto de la tierra o animales, todo lo que pase
bajo la vara.
 
La Biblia dice:
Que es el pueblo de Israel quien debía dar el diezmo, y no lo dice con respecto a la Iglesia. Sin embargo, con
respecto a la iglesia, habla concretamente de ofrenda, pero bajo conceptos muy distinto a los que tenía el diezmo para
el pueblo de Israel.
Este nuevo concepto, está basado en valor que posee la gracia.
 “El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente,
generosamente también segará.  Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por
necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 6. 20).
“En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las
iglesias de Galacia.  Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según
haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas” (1
Corintios 16. 1-2 y ss.).
Obsérvese que dice “ofrenda” y no diezmo; y en el versículo siguiente, el apóstol habla de “donativos” sin
especificar el porcentaje de lo prosperado.
 
Conclusión:
Bajo ningún punto de vista tiene sentido hablar del diezmo como manera de ofrenda en la iglesia. Los motivos
son obvios: porque básicamente el diezmo es ley y no principio, porque es para Israel y no para la Iglesia.
El que quiera diezmar debe sentir toda la libertad de hacerlo; y si lo hace, debe ser voluntariamente y
con discernimiento. Pero, lo que no se debe hacer, es predicar “el diezmo” como doctrina para la Iglesia, porque
no lo es.
Ahora bien, si consideramos que el diezmo representaba la ofrenda de una parte proporcional de la prosperidad recibida,
indudablemente era equitativa y no gravosa para nadie. Hoy, bajo la libertad de la Gracia, cuando “líderes” y “pastores”
muchas veces no tienen en cuenta la condición económica de cada miembro de la Iglesia; y donde además, no se enseña
que el diezmo es una parte proporcional del fruto obtenido de la tierra, es una barbaridad que quieran imponerlo como
ley, además de ser una carga injusta que ni aun ellos llevan; pues al más pobre le sería muy gravoso, y al más rico,
quizás no le represente nada. Esto, si lo consideramos desde un punto de vista material, pero si lo consideráramos desde
el punto de vista de la Palabra donde sugiere que “cada uno dé como propuso en su corazón”  o sea
voluntariamente; y además, lo analizáramos desde una posición puramente espiritual, comprobaríamos que la ofrenda
es un compromiso mayor que el diezmo y su porcentaje en términos numéricos, sería relativo. 
 
Por otro lado, desde el punto de vista doctrinal, hay otros principios importantes de la Ley que sin embargo, se dejan de
lado irresponsablemente.
Obsérvese que el mismo Señor Jesús les advierte a los judíos que estaban bajo la Ley:
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y
dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin
dejar de hacer aquello.  ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!” (Mateo 23. 23-
24).
Si esto le reclamaba a aquellos que todavía no habían gustado el beneficio de la gracia, cuanta más vigencia tiene para
nosotros esta advertencia; que, dejando de lado muchas veces los verdaderos principios de la ley tales como: la
justicia, la misericordia y la fe, algunos “sugieren” como obligación tener que “diezmar”.
 
Por todo lo expuesto anteriormente, los grandes y reconocidos siervos de Dios a través de la historia de la Iglesia no se
dedicaron a predicar sobre el diezmo. No se encuentran registros de que lo hayan hecho, sean estos: Apóstoles, Padres
de la iglesia o predicadores de la SANA DOCTRINA como Calvino, Lutero, Moody, Spúrgeon y tantos otros.
Sólo se ha encontrado el testimonio de que fuero ellos, quienes comenzaron por ofrendarse a sí mismos.
 
En síntesis: Es más importante ejercitarnos en los principios fundamentales de la Ley a través de lo que nos
revela el espíritu de la letra, que caer en el mismo pecado de hipocresía como los escribas y  fariseos.
 
 
 
 
7. SI EL DIEZMO ES UNA FORMA DE OFRENDA Y NO TODA OFRENDA ES EL DIEZMO, ¿CUÁL ES
PRINCIPIO Y CUÁL ES LEY?
 
Algunos sostienen que:
El diezmo debe tomarse como principio para ofrendar a Dios porque sostienen que no nace con la Ley dada a Moisés,
sino que es parte del pacto de Dios con Abraham.
Además, sostienen que el principio de esta práctica rige para el sostén económico de la obra del evangelio, pues
argumentan que Pablo dice:  “ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1
Corintios 9. 11–14).
 
La Biblia dice:
Muy claramente dos cosas que descalifican a los argumentos anteriores:
En primer lugar, no nace del Pacto de Dios con Abraham; pues el pacto concertado con Abraham es incondicional en
todas sus partes y trata acerca de lo que Jehová hará a favor de Abraham y mediante él. En consecuencia, en ningún
momento Dios le ordena a Abraham que como contrapartida de las promesas recibidas tenga que dar el diezmo;
véase Génesis (12. 1-3); (13. 14-17); (15. 4-21); (17. 4-8) . Sin embargo, es importante destacar que
Abraham halló gracia delante de Dios porque le había obedecido en todo, antes que existiera el Pacto de la Ley:
 “Por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes”
(Génesis 26. 5).
  En segundo lugar, no cabe ninguna duda que Dios se estaba dirigiendo, expresamente, al pueblo de Israel cuando dice:
“Estos son los estatutos, ordenanzas y leyes que estableció Jehová entre sí y los hijos de Israel en el
monte de Sinaí por mano de Moisés” (Levítico 26. 46).
 Es decir, en el momento que Dios dio la Ley y no antes, dejó instituida la ofrenda del diezmo.
 
Conclusión:
En primer lugar, y con el fin de disipar toda duda, es necesario tener conocimiento del significado de algunas palabras,
según el concepto bíblico:
 
LEY: Regla de acción impuesta por una autoridad superior. Para el creyente, en todos los casos, sea en su vida secular
o espiritual, es Dios. 
LEY DE MOISÉS: Mandatos o reglas que Dios dio al pueblo de Israel por medio de Moisés, ésta puede encontrarse
dentro de los cinco libros de la ley.
OFRENDA: Dádiva o servicio en muestra de gratitud y amor.
PRINCIPIO: Entre otras acepciones significa: idea o mandato particular que sirve para que uno se rija. En
referencia a los principios divinos, éstos son tan inmutables como la naturaleza divina y tienen vigencia eterna.
Considerando la definición de estas palabras, se deduce que el diezmo es ley para el pueblo de Israel.
 
Ahora bien, cuando se argumenta que la práctica del diezmo es para sostén de la iglesia, debemos saber que el diezmo
no se instituyó para cumplir esa función: primero, porque cuando se estableció no había Iglesia; segundo, porque
cuando hubo iglesia dejó de tener vigencia como ley. En otras palabras, el propósito del “diezmo” era para satisfacer
otro tipo de demanda.
Por otro lado, también se pretende insistir con la idea del “diezmo” como sostén para los que viven para evangelio
argumentando lo que dice el apóstol sin considerar en profundidad el espíritu de la letra. Dios autoriza a que los que
vivan “para” el evangelio que vivan “del” evangelio, no habla del diezmo. El evangelio en ningún lugar proclama que
haya que diezmar para asegurar un sostén para el que lo predica o sostén de la iglesia. Ésta no es norma que el Señor
haya impuesto para Su Iglesia. Veamos lo que dice Su Palabra: “Si nosotros sembramos entre vosotros lo
espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?  Si otros participan de este derecho
sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos
todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo.  ¿No sabéis que los que trabajan en las
cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan?   Así también
ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Corintios 9. 11- 14).
Y no se menciona, el resto del contexto que continúa desde el versículo 15 hasta el 19. Justamente, conocer el resto del
pasaje hasta el final que, deliberadamente o no, no se menciona, nos aportará una enseñanza más acabada sobre el
asunto. Considerarlo es clave, porque en él, Pablo confiesa lo que siente como Apóstol de Jesucristo por mandato de
Dios a predicar Su evangelio. Esta actitud es digna de ser tenida en cuenta de cómo debería obrar, si es posible, todo
aquel que ha asumido el mismo compromiso: “Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he
escrito esto para que se haga así conmigo; porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta mi
gloria.  Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y
¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré;
pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada.  ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que
predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho
en el evangelio.  Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor
número” (1 Corintios 9. 15-19).
La Escritura es muy clara. De todas maneras, es importante leer todo el capítulo 9 de 1 Corintios, ya que de este
modo tendremos una idea más completa acerca de la responsabilidad que le compete a cada uno, sean pastores o rebaño,
sean los que toman la ofrenda o los que la practican.
Por otro lado, debemos reconocer que este argumento que algunos sostienen en parte es verdad porque tiene sustento
escritural. Sólo que, la ofrenda si se la entiende como tal, es primeramente para sustento de la iglesia en
general (entiéndase por miembros de la congregación o de otra o carenciados en extremo) y luego, para los que
anuncian el evangelio en particular.
 
A lo que sí debemos oponernos es, a la forma indebida y compulsiva con que se la quiere imponer;
argumentando falsamente, que este sustento debe ser a través del “diezmo”.
 
Además, es necesario destacar que “la ofrenda” es un privilegio exclusivo de los creyentes para la iglesia como
congregación. En primer lugar, para suplir la necesidad de los santos; en segundo lugar, para la predicación del
evangelio. Dice el Apóstol en 2 Corintios 8. 2-5 refiriéndose a la gracia de Dios que ha sido dada a las iglesias de
Macedonia:
“Que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en
riquezas de su generosidad.  Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y
aún más allá de sus fuerzas,  pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de
participar en este servicio para los santos.  Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron
primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios”.  
Obsérvese que El apóstol no habla de “diezmo”; más aún, ni siquiera lo insinúa.
Además, dio un testimonio ejemplar diciendo que en su espíritu no estaba la intención de vivir del evangelio, sino para
el evangelio.
 La iglesia del Señor se sostiene por la provisión que Él hace por medio de su gracia, a través de la ofrenda
voluntaria y generosa de sus hijos.
 
 
 
 
8. QUÉ SE DEBE ENSEÑAR A LA IGLESIA, ¿A DIEZMAR U OFRENDAR?
 
Algunos sostienen que:
Se debe enseñar a la iglesia a ofrendar el diezmo; inclusive, muchos predican y componen sermones
argumentando “bíblicamente” que la iglesia debe ofrendar, como mínimo, el diezmo.
 
La Biblia dice:
“Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado” (1
Corintios 16. 2).
 
Conclusión:
Debemos tener la convicción y a su vez enseñar a la iglesia que unos de los principios eternos son la  “OFRENDA” y
no el “DIEZMO”.
Ahora bien, en adelante no nos referiremos más al “DIEZMO”, sino que nuestra atención se dirigirá a
la “OFRENDA” como principio; pues, debe ser nuestra aspiración descubrir las maravillas de lo que este privilegio
representa. Quiera el Señor que a través de ella encontremos uno de los tantos medios que el Señor nos concede para
que lleguemos a comprender su verdadero evangelio, EL EVANGELIO DE LA GRACIA SOBERANA; el que trae
verdadera salvación.
Hermanos, sí es verdad que hemos sido regenerados, Dios nos ha dado los recursos necesarios para entender y cumplir
sus demandas. Dijo el Señor:
“Les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en
medio de su carne, y les daré un corazón de carne,  para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis
decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios” (Ezequiel 11. 19-20).
“Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos
vuestros ídolos os limpiaré.  Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y
quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.   Y pondré dentro de
vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por
obra” (Ezequiel 36. 25-27).
¿Qué quiere decir esto? Nada menos que aquellos que hemos sido regenerados, y hoy vivimos bajo la Gracia,  tenemos
la posibilidad de saber distinguir con certeza lo que es ley, estatutos y ordenanzas. Esto es posible, porque “Nuestra
competencia proviene de Dios,  el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no
de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, más el espíritu vivifica” (2 Corintios 3. 5-6).
Y, conforme a ese espíritu, estamos capacitados para diferenciar lo que es estar sujetos a la Ley y lo que es ser libres
amparados por la gracia; pues la garantía es que,
“ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que
sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7. 6).
Lo que se debe enseñar en la iglesia es a “OFRENDAR”,  no como una obligación, sino como algo que nace de un
sentimiento de gratitud hacia aquel que siendo Dios y Señor, se ofrendó a Sí mismo por nosotros,  a fin de que
seamos para alabanza de su gloria.
 
 
 
 
9. ¿POR DÓNDE SE DEBE EMPEZAR A OFRENDAR?
 
Algunos sostienen que:
Se debe empezar a ofrendar, por el diezmo de los ingresos; pero, como eso es el comienzo de la ofrenda, se “predica”
que, mientras más se entregue, sea dinero o todo aquello que tenga valor monetario, el creyente “será prosperado”
proporcionalmente a la medida de su “generosidad”. Luego los encargados de la “iglesia”, a través del “pastor” o
la “organización”, se encargarán de darle destino. Utilización que la mayoría de sus miembros desconoce porque no
son informados como corresponde mediante rendición de cuentas. Esa “doctrina” es la que se conoce vulgarmente
como: “el evangelio de la prosperidad” que nada tiene que ver con el evangelio de la gracia.
 
La Biblia dice:
Varias cosas respecto a la ofrenda, el conjunto de todas ellas nos dará una idea global acerca de cuál sea la voluntad de
Dios al respecto.
Citaré algunas:
 
1ª La ofrenda nace de la relación hombre caído - Dios:
“Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.   Entonces
Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y
comí.  Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y
entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu
vida.  Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la
cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3. 12-15).
“Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” (Génesis 3. 21).
“Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.   Y Abel
trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas” (Génesis 4. 3-4).
 
2ª No toda ofrenda es agradable a Dios:
“Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;   pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda
suya” (Génesis 4. 4-5).
 
3ª No cualquiera puede ofrendar a Dios:
“Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;  pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda
suya” (Génesis 4. 4-5).
 
4ª Dios determinó que toda ofrenda debe ser voluntaria:
“Jehová habló a Moisés, diciendo:  Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón
que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda” (Éxodo 25. 1).
“Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la
puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová” (Levítico 1. 3).
“Jehová habló a Moisés, diciendo:  Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis entrado en la
tierra de vuestra habitación que yo os doy,  y hagáis ofrenda encendida a Jehová, holocausto, o
sacrificio, por especial voto, o de vuestra voluntad, o para ofrecer en vuestras fiestas solemnes olor
grato a Jehová, de vacas o de ovejas;...” (Números 15. 1-3).
 
5ª La ofrenda debe ser el resultado del reconocimiento a Su buena voluntad:
“El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,
Y tu ley está en medio de mi corazón.
He anunciado justicia en grande congregación;
He aquí, no refrené mis labios,
Jehová, tú lo sabes.
No encubrí tu justicia dentro de mi corazón;
He publicado tu fidelidad y tu salvación;
No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea” (Salmo 40. 8-10).
 

6ª La ofrenda comienza por uno mismo:


“Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;  y vendían sus
propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno” (Hechos 2. 44-45).
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12. 1).
“Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de
Macedonia;  que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza
abundaron en riquezas de su generosidad.  Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a
sus fuerzas, y aún más allá de sus fuerzas,   pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el
privilegio de participar en este servicio para los santos.  Y no como lo esperábamos, sino que a sí
mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios” (2 Corintios 8. 1-
5).
 
7ª La ofrenda debe ser completa; pues, sólo somos administradores de sus bienes:
“Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
 Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre” (Salmo 23.1-3)
“Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?  El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8. 31-32).
 
8ª La ofrenda prometida a Dios, debe cumplirse: “Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere
juramento ligando su alma con obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que
salió de su boca” (Números 30. 2).
“Cuando haces voto a Jehová tu Dios, no tardes en pagarlo; porque ciertamente lo demandará Jehová
tu Dios de ti, y sería pecado en ti.  Más cuando te abstengas de prometer, no habrá en ti pecado.  Pero lo
que hubiere salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme lo prometiste a Jehová tu Dios,
pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca” (Deuteronomio 23. 21-23).
 
9ª La ofrenda no puede ser indigna:
“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,   deja
allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta
tu ofrenda” (Mateo 5. 23-24).
 
10ª Para qué debe ser utilizada la ofrenda:
“El que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y
aumentará los frutos de vuestra justicia,  para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la
cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.  Porque la ministración de este servicio
no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a
Dios;  pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al
evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos;  asimismo en
la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en
vosotros” (2 Corintios 9. 10-14).
 
 11ª Responsabilidad de los que recogen y viven de la ofrenda:
“Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.  Pero es necesario que el obispo sea
irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para
enseñar;  no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable,
apacible, no avaro;  que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda
honestidad  (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);   no un
neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.  También es necesario que
tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo” (1
Timoteo 3. 1-7).
 
12ª Se debe rendir cuenta y destino de la ofrenda:
“Enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias;   y
no sólo esto, sino que también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra
peregrinación para llevar este donativo, que es administrado por nosotros para gloria del Señor
mismo, y para demostrar vuestra buena voluntad;  evitando que nadie nos censure en cuanto a esta
ofrenda abundante que administramos,  procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del
Señor sino también delante de los hombres” (2 Corintios 8. 18-21).
 
13ª Responsabilidad de todo pastor; viva o no de la ofrenda:
“¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los
rebaños?  Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las
ovejas.  No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no
volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con
dureza y con violencia.  Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo,
y se han dispersado.  Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en
toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase
por ellas” (Ezequiel 34. 2-6).
“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos,
para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.  Porque yo sé que después de
mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.   Y de vosotros
mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos”
(Hechos 20. 28-30).
“Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino
voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto;  no como teniendo señorío sobre
los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.  Y cuando aparezca el Príncipe de los
pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria” (1 Pedro 5. 2-4).
 
Conclusión:
Un verdadero siervo de Dios, siempre debe presentar argumentos que se sustenten en las Escrituras y no manipularla
deliberadamente para que éstas apoyen sus argumentos. Ese acto es adulterar la Sana Doctrina y oponerse al
mandamiento santo que dice: “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina”. Esta aclaración
es necesaria, porque debemos saber que para llegar a una conclusión doctrinal correcta de un determinado tema, en este
caso “el diezmo”, es imprescindible su estudio desde todos los aspectos posibles pero siempre dentro de su contexto;
esta es la única manera de obtener una correcta interpretación.
Hecha esta explicación, es nuestro deber asumir una posición responsable respecto al tema; para ello, nos basaremos en
los trece puntos anteriores fundamentados en La Escrituras.
Muchos hemos tenido la oportunidad de comprobar cuanta gente vive angustiada con la carga del  diezmo. Prédicas
persistentes y sistemáticas han agobiado sus almas con un peso impuesto que muchas veces no pueden soportar; pero, si
tuvieran en cuenta las palabras del Señor Jesús cuando dijo: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos;  y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8. 31-
32), seguramente sentirían la libertad que sólo Él puede otorgar. Su Palabra es la espada viva y eficaz, es el arma
defensiva y ofensiva que le ha sido otorgada al creyente para luchar contra el yugo que pretenda imponerle el mundo,
satanás y la carne. Ya sean los tres juntos o cada uno por su lado, desde afuera o dentro de la iglesia. Siempre SU
PALABRA es el arma adecuada para llevar adelante en todo momento; pues, es la forma de llegar a ser más que
victoriosos en esta guerra espiritual a la que hemos decidido darle batalla.
Escuchen al Señor Jesucristo hablándoles a los “religiosos” de su época: “¡Ay de vosotros también, intérpretes
de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un
dedo las tocáis” (Lucas 11. 46).
 Ahora, dejando de lado la carga del Diezmo, meditemos el espíritu de estos pasajes que fueron expuestos. Ellos están
revelando que, lo importante como principio es la Ofrenda.
Quiera el Señor que a través de Su Palabra –en su sana interpretación y ejercicio–, podamos encontrar el verdadero
camino que nos conduzca a una relación genuina y madura espiritualmente, con Él.
En el punto 1°, la Biblia nos dice que la ofrenda nace como “único medio” de relación entre Dios y el hombre caído.
Esto quiere decir que el hombre, al haber dado lugar al pecado, perdió la libre comunión con su Creador; por lo cual, de
allí en adelante está imposibilitado para poder acceder delante de su presencia por sí mismo, y la única forma prevista y
provista: es la intermediación de ofrendas cruentas.
La ofrenda cruenta -como medio de nueva relación- es una manifestación de amor y gratitud hacia quién tuvo la
misericordia de otorgar la posibilidad de arrepentimiento de pecado, reconciliando consigo mismo a todo aquel que
invoque Su nombre.
El primero que realizó una ofrenda cruenta fue Dios, quien siendo suficiente en Sí Mismo y sin ninguna necesidad de
servir ni amar al hombre que había pecado contra su divina Persona, le sacrificó animales para cubrir con pieles su
desnudez. Pero lo más importante, es que no sólo le dio una solución para el momento tapando su vergüenza, sino que
el sacrificio de animales tiene un significado espiritual mucho más profundo; y es derramar sangre inocente para
expiación de pecado “Porque sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecado”. Allí comenzó la
primera acción de perdón; sólo que el derramamiento de sangre de animales cubriría el pecado en forma
transitoria (Hebreos 10) hasta que se cumplieran los tiempos y las sazones en que enviaría a su Hijo, el cordero de
Dios que quita el pecado del mundo para que sea inmolado derramando Su Sangre en expiación para todo aquel
que en Él cree. Así es como la Ofrenda es una manifestación de amor; y Dios la hizo primero. Por eso la Biblia
dice: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a
nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4. 10).
Si no has entendido esto, detente; porque éste es el primer paso que debes dar para tener la seguridad de tu salvación y
saber cómo ofrendar. Con esto quiero decir que tu salvación se origina en la buena voluntad del Padre que ofrendó a Su
Hijo para ti; y debes comprender también que, Dios no sólo tiene poder para salvarte, sino que también tiene voluntad
de salvarte porque te ama.
No olvides esto, ofrenda y amor siempre van de la mano.
 
En los puntos 2° y 3°, podemos apreciar que no toda ofrenda es agradable a Dios; y  también que, no todos los que
ofrendan son agradables a Su Persona. ¿Qué quiere decir esto? Que las excelencias de Dios exigen tus excelencias.
Con sus ofrecimientos, Caín y Abel, nos dan un claro ejemplo acerca de los dos tipos de ofrenda.
En primer lugar, debes saber que existen dos tipos de ofrendas, unas que son cruentas y otras que no lo son. Desde el
principio, el hombre caído sabía que la relación con Dios sólo era posible restablecerla a través del sacrificio cruento
(La sangre derramada de una víctima inocente obraba como expiación por el pecado haciendo posible la propiciación
delante de su Persona). Caín lo sabía, y sin embargo ofrendó lo que a él le pareció; mientras que Abel ofrendó lo que
Dios demandaba conforme a su voluntad.
Así que, si has de ofrendar algo a Dios, sea lo que sea, busca que sea conforme a su agrado.
En segundo lugar, debemos conocer su agrado; éste consiste en que todo hombre que pretenda llegar a Él ha de ser por
medio de la ofrenda de un sacrificio cruento. Cómo ya hemos dicho, “Sin derramamiento de sangre no se hace
remisión” (Hebreos 9. 22). Sólo después que hayas aceptado el sacrificio cruento en expiación por los pecados,
puedes continuar tu relación (comunión) por medio de ofrendas no cruentas.
Por eso los Patriarcas y todos los hombres que en la antigüedad querían acceder a la presencia de Dios para hacerle
cualquier tipo de ofrenda sabían que, para que estas sean aceptadas, primero debían hacerlo a través de una ofrenda
cruenta; y eso que esos sacrificios no eran más que sustitutos, figura de Aquel que habría de ofrendarse a Sí Mismo.
Hoy, bajo la gracia, no necesitamos hacer más ofrenda cruenta por el pecado pues ya lo hizo Cristo y de “una vez
para siempre, ofreciéndose a sí mismo”. Sólo debemos aceptarlo, así de simple.
Ahora preguntarás, qué tiene que ver el sacrificio de Cristo con tu ofrenda. Muy sencillo, para hacer una ofrenda a
Dios, de cualquier tipo que sea, debes tener primero la certeza de tu salvación; pues, si verdaderamente eres salvo, si
has aceptado a Cristo como la víctima inocente que ha sido sacrificada a tu favor, la ofrenda cruenta fue realizada y Él
es tu Salvador personal. Estás cubierto con la ofrenda que Dios te demanda, el Señor Jesús ya la realizó por ti; es decir
que, para realizar tu ofrenda debes tener la seguridad que has muerto juntamente con Cristo. Que Él te sustituyó en la
cruz (muerte vicaria). Y que dio Su sangre por tu sangre. Sólo así, estando ahora “en Cristo”, resucitado juntamente
con Él, estás habilitado para acceder a la presencia de Dios con tu ofrenda de gratitud, ofrenda no cruenta que comienza
con ofrendarte a ti mismo: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (mejor
traducción del original es: espiritual que racional)  (Romanos 12. 1). Si no eres salvo; ni tú, ni tu ofrenda  (como la
de Caín) serán agradables a Dios.
Así que, cuando dieres tu ofrenda debes tener primero, la seguridad de tu salvación en Cristo, una salvación que no
depende de ti, sino de Su suficiencia; por lo cual, no se pierde en ningún momento y es eterna, no lo dudes.
 
En el punto 4° el Señor te revela que cuando dieres una ofrenda, debe ser voluntaria. Presta atención: siempre y a
través de todos los tiempos, la ofrenda agradable a Dios ha de ser voluntaria; esta es una condición que Dios ha
impuesto al hombre, porque de lo contrario, no sería ofrenda.
Cuando Dios le reguló el diezmo al pueblo de Israel, lo hizo sobre lo que el pueblo prometió voluntariamente y no
cumplió. ¿Quieres tú llevar esa carga? Si lo deseas, no pecas; pero debes saber que no estás obligado.
 
El punto 5° dice que tu ofrenda, debe ser conforme a la convicción que tengas y a la gratitud de saber que has recibido
un don inmerecido que tu ni nadie puede comprar.
 
Ahora, al considerar el punto 6° debemos hacer un alto en la meditación de la ofrenda como principio para
recomendarte, muy solemnemente, que leas muy atentamente todo el libro de la “Carta a los Romanos”. Éste
tratado, es el documento más grande sobre sobre la salvación que un creyente no puede dejar de conocer. Cuando te
decidas a hacerlo, pídele a Dios que derrame su Espíritu sobre ti; y si lo haces, ganarás tres cosas. La primera: Su
Espíritu, cuando el Espíritu Santo venga y ciertamente more en ti, será de una vez y para siempre (no necesitarás que
nadie te lo imponga); la segunda será tu salvación, ese mismo Espíritu, al morar en ti, es el que te asegura la salvación
y la vida eterna conforme a los méritos de Cristo Jesús, no a tus méritos; y la tercera, entenderás con claridad meridiana
cómo Él la realizó por medio de tu arrepentimiento de pecado y la fe en Jesucristo.
¿Por qué es importante esta aclaración? Porque cuando hayas entendido y aceptado esta verdad del Evangelio,
comprenderás por qué el único y verdadero evangelio se llama el evangelio de la libre gracia soberana. Observa,
cuando el Apóstol termina de exponerlo, al final del capítulo 11 concluye con esta alabanza a Dios:  “!Oh
profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! !Cuán insondables son sus juicios,
e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?
¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son
todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” (Romanos 11. 33-36). Ahora observa como
empieza el capítulo 12 y comprueba cuál es su primera demanda como tu ofrenda: “Así que, hermanos, os ruego
por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a
Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.” (Romanos 12. 1-2).  Así que, la ofrenda agradable a Dios es en primer lugar, tu persona. Si
tu ofrenda no comienza con tu persona, nada que intentes ofrendar será agradable y acepta delante de Dios.
Dice el Salmista:
“Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”  (Salmo 51. 16-17).
 
El punto 7° habla acerca de esa nueva relación que tienes con Dios por medio de tu salvación. Has nacido a una nueva
vida, has sido regenerado; y si en verdad lo eres “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Mateo 3.
8). Pues, no debes olvidar que ahora “Sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1
Pedro 2. 9).
Ahora bien, si eres realmente salvo y tienes seguridad que así es, recién ahora tienes un compromiso con el Señor, pues
eres parte de su Iglesia, eres un actor, no un espectador de Su obra. El Señor te ha dotado de dones y beneficios tanto
espirituales como materiales. Nada te faltará, esa es su promesa y ten por seguro que no faltará a Su Palabra.
Si llegas a convencerte de esta verdad, podrás comprobar en lo íntimo, como Dios, cuando nos dio a Su Hijo, también
con Él nos dio todas las cosas que necesitamos, espirituales y materiales; pues, ahora nos ha hecho, nada menos, que
administradores de su Gracia. ¡Qué responsabilidad!
Sin embargo, esta carga de amor que hemos asumido se alivia, cuando también nos ha dado a saber que no a todos les
confió la misma cantidad de talentos; no es verdad que la pobreza es siempre el resultado de nuestras mezquindades
para con Él, como se dice.
El Señor, en su Soberanía, no ha dotado a todos de la misma cantidad de bienes o “talentos”. Así que, lo importante
es saber en la intimidad y delante de Su presencia (no por el registro de la iglesia), cuántos y cuáles son los dones
espirituales y materiales, conque ha dotado a cada uno por su Gracia.
Luego confiemos que Él, viendo en lo secreto nuestro corazón, hará su justa evaluación de nuestra generosidad.
Con respecto a la ofrenda de dinero, recuerda que en una oportunidad “Vino una viuda pobre, y echó dos
blancas, o sea un cuadrante.  Entonces  (Jesús) llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que
esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca;   porque todos han echado de lo que
les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento” (Marcos 12. 42-44).
 
El punto 8° nos dice algo más acerca de la ofrenda; sabemos que es voluntaria y no obligatoria como el diezmo; por
consiguiente debe ser meditada, “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por
necesidad, porque Dios ama al dador alegre”.
Ahora bien, lo que propusiste en tu corazón, debes cumplirlo; debes aprender a asumir tus compromisos, sobre
todo si te has comprometido con el Señor.
 
El punto 9° dice que, además de voluntaria no puede ser indigna. Es decir, la ofrenda que no provenga de un alma que
esté en una verdadera comunión con el Señor por medio de una vida consagrada y santa, no sirve para nada ¿Cómo está
tu vida, tienes algún pecado oculto? ¿Tienes algo contra tu hermano? Examínate, porque tu ofrenda por sí misma no es
nada delante de Dios.
Al llegar a este punto donde ha quedado al descubierto que la ofrenda, tu ofrenda, debe satisfacer determinadas
exigencias de parte de Dios para ser aceptada como tus “excelencias” en servicio y gratitud, comprenderás que no todas
las ofrendas son de su agrado.
Ahora, ¿Te has puesto a pensar, las veces que has ofrendado sin el conocimiento que tal acto demanda? Y siendo esto
una verdad, evidentemente muchas de tus “ofrendas” no llegaron al Señor. Entonces, la pregunta es: ¿quién se quedó
con ellas? ¡¡Cuidado!! Debes saber todo esto. Y en el único lugar en que podrás estar prevenido, es en el rebaño del
Buen Pastor quién nos alertó con estas palabras:
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.  Mas el asalariado, y que no es el
pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata
las ovejas y las dispersa.  Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las
ovejas.  Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,   así como el Padre me
conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas” (Juan 10.11-15).
Hasta aquí, nos hemos referido a la ofrenda como principio; pero es importante hacer, por lo menos, una lista de
algunos de esos principios que hemos descubierto y reconocido por medio de la ofrenda, éstos son:
 
*Reconocimiento de Dios, como Señor y salvador. (Su Soberanía)
*Reconocimiento de que nada es nuestro y que todo es de Él; sólo ofrendamos una parte de todo lo que nos da
para nuestra subsistencia. (Dependencia)
*Reconocimiento de que Él ha provisto la Ofrenda cómo una de las manifestaciones de gratitud para llegarnos a
Él. (Su misericordia)
*Reconocimiento de la naturaleza de la ofrenda como una manifestación de amor en donde Él ofrendó primero
un Salvador; y en eso consiste el amor, en que Él nos amó primero. (Su amor)
*Reconocimiento que nada nos pertenece (Humildad)
*Reconocimiento de Su prodigalidad (Gratitud)
*Reconocimiento de que la ofrenda aceptable es la de un hombre que aspira a ser agradable a Él. (Consagración)
*Reconocimiento de que somos sólo administradores de su gracia. (Sujeción)
 
Estoy seguro de que conforme a tu espiritualidad, podrás encontrar muchos principios más que serán de bendición para
tu alma.
Asimismo, es importante destacar que la ofrenda involucra y compromete aún mucho más que el
diezmo. Especialmente a quienes la recogen en el nombre del Señor.
 
La ofrenda como práctica responsable de una nueva vida:
El punto 10°, dice en qué debe ser utilizada la ofrenda. Especialmente, para suplir las necesidades de los santos; es
decir, para asistir al pueblo de Dios en sus necesidades.
Dice la Escritura:
“Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las
vendían, y traían el precio de lo vendido,  y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada
uno según su necesidad.” (Hechos 4. 34-35). Principio de amor fraternal.
Dice también:
“Sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios;  pues por la experiencia de esta
ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la
liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos” (2 Corintios 9. 12-13). Principio de la
glorificación a Dios por la obediencia al evangelio.
Cuando dice “contribución para todos”, es evidente que también involucra a los que viven del Evangelio:
 “Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Corintios 9.
14). Principio de responsabilidad, compromiso, austeridad y sobriedad.
 
En el punto 11° se destaca específicamente la responsabilidad de los que conducen la iglesia del Señor: Ancianos y
pastores. Entre tantas exigencias, dice que “no debe ser codicioso de ganancias deshonesta” (Tito 1. 7). Aquí
se pone de manifiesto el principio de honestidad y generosidad.
 
En el punto 12° se destaca el principio de transparencia cuando dice:
“Evitando que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos,   procurando
hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres.” (2
Corintios 8. 20-21).
Si bien es cierto que el Señor no dejó reglas estrictas para la organización de la iglesia local, sí dejó principios de
conductas con los que se puede dar testimonio de transparencia. Por ejemplo, llevar un libro de asientos donde se
registren ingresos y egresos; y a su vez, exponerlos a la congregación, de manera que, mediante público conocimiento
tengan noción de cómo son direccionadas sus ofrendas en el ministerio como una verdadera iglesia misionera.
 
Por último, el asunto que trata el punto 13° pone de manifiesto otro principio a través de la ofrenda, y éste es
el principio del servicio para los que “viven del evangelio”. Los que viven del evangelio, deben vivir para el
evangelio; y vivir para el evangelio, es predicar el evangelio, ganar almas, pastorear al rebaño, darle alimento espiritual
(el que nutre, no alimento chatarra), fortalecer y consolar al más débil, curar enfermos espirituales (sanidad espiritual),
etc. También quiere decir: andar en medio de la congregación y no sobre la congregación como si fueran sus dueños.
Bendita la manada que tienen pastores que no la “esquilan”, sino que “la alimentan y la guían” hacia el encuentro del
Príncipe de los Pastores.
 
En síntesis, ésta es la conclusión a la que hemos arribado con respecto al “DIEZMO” y “LA OFRENDA” según la luz
que Dios nos ha concedido en su misericordia.
 
Diezmo: Regulación en cantidad y calidad de determinados frutos de la tierra que, por mandamiento de la Ley,
debía ofrendar Israel.
 
Ofrenda: Acto voluntario y sublime que Dios estableció ejercitándolo Él primero; y, mediante su ejemplo, nos
enseñó que no es un principio temporal sino eterno.
Dice la Escritura en (1 Pedro 1. 18-20), (1 Corintios 6. 20), (1 Corintios 4. 1,2,), (1 Pedro 4. 10-11)
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros
padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,  sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un
cordero sin mancha y sin contaminación,  ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero
manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros” “habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” “Así, pues,
téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.  Ahora
bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.” “Cada uno según el don que
ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.   Si
alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder
que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el
imperio por los siglos de los siglos. Amén.”
PARA CONCLUIR:
Deseo aprovechar esta oportunidad para dejar en vuestra conciencia algo que debe afligirnos profundamente como
verdaderos siervos de Dios; y es cómo en estos últimos tiempos, la iglesia en general tiende a dividirse en forma
irreconciliable entre los que mutuamente se desaprueban como “ortodoxos y tradicionalistas” y “liberales y
modernistas”.
Lamentablemente, ambos extremos se han alejado de la verdad olvidando aquellas súplicas del Señor Jesús cuando
oraba al Padre por los suyos antes de ir a la cruz: “que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti,
que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.    La gloria que me
diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. (Juan 17. 21.22), o como también
aquel consejo del Apóstol a contender ardientemente “por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas
1. 3). La única Fe que asegura estar en la verdad, es la que proviene de Él y ha sido dada en Su Palabra.
Si recordamos aquella oración sacerdotal y consideramos este mandato, con la prudencia que se nos demandada, lo
primero que descubrimos es que estamos sujetos al “principio de fidelidad”.
Precisamente con esa fidelidad que debemos sentir en nuestros corazones; y a fin de compartir esa
responsabilidad con quienes quieran asumir esta verdad escritural, debemos preguntar: ¿Qué otras cosas ordenó
el Señor a su Iglesia, y prácticamente no se guardan en la actualidad?
 
 
 
 
 
10. ¿QUÉ OTRAS COSAS ORDENÓ EL SEÑOR A SU IGLESIA, Y PRÁCTICAMENTE NO SE GUARDAN
EN LA ACTUALIDAD?
La pregunta es procedente, porque algunos demandan a la iglesia lo que el Señor Jesús no le pidió; por ejemplo, EL
DIEZMO.
Sin embargo, podemos observar que no se guardan ciertas y determinadas demandas que el Señor sí ordenó a  Su
iglesia.
Además, no sólo que no se guardan, sino que aquellos que tienen la responsabilidad de velar por la pureza de la
doctrina, generalmente consienten ciertas inconductas alegando que los tiempos cambian sin considerar, que cada uno
de esos mandamientos se establece sobre fundamentales principios eternos.
 
Por ejemplo, el Señor mandó a:
Predicar el Evangelio de la gracia soberana, el “viejo Evangelio”. (Principio de obediencia):
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16. 14).
 
Predicar que somos inmerecedores de una salvación tan grande. (Principio de ser veraces)
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;  no por
obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2. 8-9).
 
Predicar la salvación por medio del arrepentimiento de pecado y la fe en Jesucristo. (Principio de fidelidad):
“Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;   y les dijo: Así está
escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;  y que se
predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando
desde Jerusalén” (Lucas 24. 45-47).
 
Predicar la paciencia y el amor de Dios. (Principio de ejercitar el amor)
“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con
nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3.
9).
 
Instruir a la grey como es debido, por medio del discipulado. (Apacentar la grey: es principio de responsabilidad,
servicio y obediencia):
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo;  enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28.
19-20).
 
Practicar la Cena del Señor conforme a su importancia, en tiempo y forma. (Principio de: gratitud, amor, fe, y
esperanza):
“Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue
entregado, tomó pan;  y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que
por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.  Asimismo tomó también la copa, después de
haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la
bebiereis, en memoria de mí.  Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la
muerte del Señor anunciáis hasta que él venga” (1ª Corintios 11. 23-26).
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del
pan y en las oraciones” (Hechos 2. 42).
 
Practicar el orden instituido por Dios. (Principio de obediencia, disciplina al orden instituido):
“Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y
Dios la cabeza de Cristo” (1 Corintios 11.3).
Manifestándolo en forma práctica en la congregación. (Principio de testimonio):
“Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza.   Pero toda mujer que ora o
profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza” (1 Corintios 11. 4).
“La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.  Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer
dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.  Porque Adán fue formado primero, después Eva;  y
Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en trasgresión” (1 Timoteo 2. 11-
14).
 
COCLUSIÓN FINAL:
El espíritu de este estudio no ha sido la controversia, sino la expresión de quien siente un vivo celo por la pureza de la
doctrina. Y es nuestro común deseo, que todos busquemos el crecimiento en la gracia a fin de que el pueblo de Dios en
unidad sea como su Señor y como sus discípulos, conocidos“por sus dichos y por sus hechos”.
 
Deseo de todo corazón que estos pensamientos hayan traído alivio a tu alma, y que además, puedan servir para tu
edificación, de manera tal que seas motivado al “crecimiento en la gracia y en el conocimiento de nuestro
Señor Jesucristo”.

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