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Mecánica cuántica

La mecánica cuántica es la rama de la física que estudia la naturaleza a escalas


espaciales pequeñas, los sistemas atómicos y subatómicos y sus interacciones
con la radiación electromagnética, en términos de cantidades observables.

La física cuántica es uno de los grandes logros del intelecto humano y es la base
de la comprensión de los fenómenos naturales. La física clásica es un límite de la
cuántica. La física cuántica explica el átomo, el enlace químico, las moléculas, la
interacción de la luz con las partículas, la materia… Aunque la física cuántica
describe el mundo a escala atómica podemos observar sus consecuencias a
escala macroscópica en las propiedades térmicas (como la radiación), ópticas
(como los colores), eléctricas (como la clasificación entre aislantes, metales y
semiconductores en los sólidos cristalinos) y magnéticas (como el
ferromagnetismo, antiferromagnetismo y otros ordenes magnéticos de la materia).
La física cuántica tiene a su vez importantes aplicaciones tecnológicas como la
invención del transistor y por lo tanto del ordenador y es la base de la mayoría de
la alta tecnología electrónica que utilizamos hoy en día.

La idea principal es que las partículas son también ondas y las ondas son también
partículas. La intuición de que las partículas sean también ondas se la debemos a
De Broglie que propuso que la velocidad por la masa (denominado momento en
física p=mv) de una partícula es inversamente proporcional a la longitud de onda
(p=h/λ). El factor proporcional h es la constante de Planck. La hipótesis ondulatoria
de las partículas ha sido confirmada numerosas veces en fenómenos de
interferencia.

El electrón, por ejemplo, es entonces onda y partícula a la vez y se describe por


una función de onda que tiene una amplitud y una fase. El cuadrado de la función
de onda nos da la probabilidad de encontrar el electrón y su fase se puede
observar porque produce fenómenos de interferencia. La física cuántica es
entonces esencialmente probabilística en contraste con la física clásica que es
determinista.

En física cuántica ya no se pueden usar las ecuaciones de Newton para describir


la evolución de las partículas sino que la propagación de la función de ondas
asociada a una partícula está descrita por la ecuación de Schrödinger.

De la teoría de la física cuántica se deducen extrañas consecuencias como


el principio de incertidumbre de Heisenberg, el efecto túnel, la cuantización de
propiedades tales como la energía o el momento (masa por velocidad) y en
sistemas de muchas partículas su clasificación en bosones y fermiones, base para
la comprensión del mundo que nos rodea.
La superconductividad es uno de los pocos fenómenos macroscópicos que están
descritos por una función de onda que se extiende por todo el material lo que nos
ofrece una oportunidad única para observar las rarezas de la física cuántica a
escala humana. La fase de esa función de onda es la clave para el uso de
superconductores como los detectores más sensibles del campo magnético
(SQUID) con importantes aplicaciones en medicina.

No podemos observarlos directamente, pero el comportamiento de átomos,


quarks, fotones y todo aquello que compone la realidad a una escala nanométrica
o menor confirma que aún no sabemos gran cosa del universo. La teoría cuántica–
que describe estas diminutas partículas– dejó de ser una rareza antes confinada al
laboratorio; ahora invade nuestras vidas y se encuentra en el teléfono inteligente
que llevamos en nuestro bolsillo, y hasta en el número de la tarjeta de crédito que
usamos para comprar por internet. La “cuántica” aparece cada vez más en
términos como “sanación cuántica” y “políticas cuánticas”. Cuántico se ha
convertido en una palabra de moda. Cualquier relevancia científica en estos usos
es puramente accidental; sin embargo, esto ilustra que lo “cuántico” posee una
mística más allá de lo científico.
A pesar de que la mecánica cuántica surgió para resolver un problema científico,
más de un siglo después aún guarda algo de misterio. La física cuántica predice
comportamientos paradójicos o increíbles. Por ejemplo, una partícula cuántica no
posee solo un valor de una cantidad física, sino todos los valores al mismo tiempo,
algo que se llama superposición; dos partículas cuánticas pueden permanecer
ligadas o “entrelazadas”, aun a distancias ilimitadas y sin ninguna conexión física
de por medio; y se pueden teletransportar a través del espacio vacío.

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