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5.2 Mutación
Una mutación se observa como un cambio, heredable, en el fenotipo de un organismo.
Cualquier alteración en el material genético que sea capaz de ser transmitida a los
descendientes, constituye una mutación.
La mutación es un evento raro, que ocurre en distintas frecuencias en diferentes genes; pero
puede considerarse que para cada gen hay una ocurrencia media de una vez por millón de
divisiones celulares.
Hay dos tipos de mutaciones: selectivas y no selectivas. Un ejemplo de una mutación no
selectiva es la pérdida de color de una bacteria pigmentada. Las colonias blancas no tienen
ventajas o desventajas sobre las pigmentadas originales cuando son cultivadas en placas de Petri
en el laboratorio. Esto significa que sólo podemos detectar tales mutaciones examinando
grandes cantidades de colonias y buscando las “diferentes”.
Una mutación selectiva, confiere al mutante una ventaja bajo cierto tipo de condiciones
ambientales, de manera que la progenie de dicha célula mutante es capaz de superar el
crecimiento de la cepa natural y sustituirla. Un ejemplo de la mutación selectiva es la resistencia
a los fármacos: un mutante resistente a los antibióticos pude crecer en presencia de
concentraciones de antibióticos que inhiben a la cepa parental.
Existen tres mecanismos mediante los cuales el fragmento de ADN es introducido en la célula
receptora: (Fig. 5.3)
6. INGENIERIA GENÉTICA
6.1 Introducción
El advenimiento de la ingeniería genética tuvo un impacto muy importante sobre la
biotecnología. Hoy en día, el hombre puede intervenir directamente sobre los “comandos” de la
vida: es posible programar genéticamente los organismos vivos no solamente para la producción
de algún metabolito, sino también para obtener sustancias que no son comúnmente producidas
por otros organismos.
En principio, cualquier proteína puede ser producida en fermentaciones industriales; mientras
que el gen que la codifica sea introducido en un microorganismo y pase a ser expresado. De
suma importancia fue la posibilidad que esta nueva tecnología trajo de replicar secuencias
individuales de ADN (clonado); esto permite que, partiendo de una molécula de ADN, sean
producidas cantidades ilimitadas de la misma molécula.
Por otro lado, la importancia biotecnológica de la Ingeniería genética está dada por el hecho que
la síntesis de proteínas extranjeras por los microorganismos se obtiene con una importante
reducción de costos de producción. Por ejemplo: para producir, por las vías tradicionales, 5 mg
de somatostatina, una hormona de vertebrados, son necesarios 500 000 cerebros de carneros.
Cuando por medio de la ingeniería genética se consiguió insertar el gen que codifica la
somatostatina en la bacteria E.coli; el mismo rendimiento fue alcanzado con apenas 7,5 Kg de
bacterias, lo que se obtiene de manera rápida y de bajo costo.
Se nombra como ingeniería genética, al conjunto de técnicas que hacen posible la creación de
nuevas combinaciones génicas, inexistentes en la naturaleza.
En investigación básica, las técnicas de ingeniería genética se utilizan para estudiar los
mecanismos de replicación del gen y su expresión en procariontes, eucariontes y sus virus.
En investigación aplicada, la ingeniería genética ha permitido el desarrollo de cultivos
microbianos capaces de producir productos valiosos como insulina humana, hormona de
crecimiento humano, interferón, vacunas y enzimas industriales. El potencial de la ingeniería
genética para aplicaciones comerciales parece ilimitado.
La ingeniería genética, también conocida como Tecnologia del ADN recombinante, hizo posible
que construyamos nuevas especies de material genético, a través de la recombinación realizada
artificialmente en el laboratorio entre moléculas de ADN aisladas de organismos no
relacionados.
Para una experiencia de este tipo, es necesario contar con cuatro “herramientas”:
1. Un método para cortar y volver a unir in vitro diferentes moléculas de ADN, originando la
molécula de ADN recombinante.
2. Un elemento transportador de genes, el vector genético, que, al ser multiplicado por
la célula huésped, posibilitará que el gen extranjero que transporta también se
multiplique.
3. Un medio de introducir el vector en una célula viva, capaz de multiplicarlo.
4. Una manera de seleccionar, dentro de una gran población de células, solo aquellas que
tuvieran efectivamente incorporado el ADN recombinante.
Estas cuatro “herramientas” son las que iremos desarrollando en los siguientes capítulos.
6.2 Enzimas de restricción: las tijeras moleculares que cortan la molécula de ADN en puntos
específicos
La construcción de ADN recombinante requiere que sea posible cortar las moléculas de ADN
de modo preciso y reproducible.
Además de ser necesario cortar el vector en un punto específico, donde será insertado el
ADN extranjero, es imprescindible que todas las moléculas del vector sean cortadas
exactamente en la misma posición. Consecuentemente, no se puede realizar este tipo de
construcción a través de una fragmentación aleatoria del ADN del vector.
En verdad, la ingeniería genética solo se hizo posible luego del descubrimiento de una clase
especial de enzimas, las endonucleasas de restricción, que le representó el premio Nobel a
W. Arber, H Smith y D. Nathans en 1978.
Las enzimas de restricción son endodesoxiribonucleasas, o endonucleasas, que reconocen
secuencias específicas de nucleótidos en la molécula de ADN y cortan las dos cadenas de
ADN en un punto dentro de esta secuencia. Una determinada enzima de restricción
catalizará el corte de la doble cadena solo cuando encuentre aquella secuencia particular
que reconoce. Es esta especificidad la que hace de las enzimas de restricción instrumentos
tan importantes en ingeniería genética. Así, por ejemplo, la enzima de restricción llamada
PvuI (producida por la bacteria Proteus vulgaris) corta el ADN solamente cuando encuentra
la secuencia de 6 nucleótidos CGATCG. A su vez, la enzima de restricción PvuII, producida por
la misma bacteria, solo corta el ADN cuando encuentra la secuencia CAGCTG. La mayoría de
las enzimas de restricción reconocen secuencias hexanucleotídicas, pero hay también
algunas, que reconocen secuencias de 4 a 12 nucleótidos.
La primera enzima de restricción fue aislada en 1970. Hoy día ya se conocen más de 2500,
aisladas a partir de una vasta gama de especies bacterianas, comprendiendo 230 diferentes
secuencias de reconocimiento. En muchos casos, si dos enzimas de restricción, provenientes
de diferentes bacterias, reconocen la misma secuencia de ADN; a esas enzimas se las
denomina isoesquizómeros. Actualmente se encuentran disponibles comercialmente
aproximadamente unas 170 enzimas de restricción diferentes.
Dependiendo de la enzima de restricción, el resultado del corte va a ser diferente.
Hay enzimas que cortan exactamente en el medio de la secuencia de reconocimiento, como
es el caso de la PvuII (ver tabla 6.2), originando lo que se llama extremidad ciega o abrupta
en los fragmentos de ADN resultantes de su acción. Por otro lado, un número considerable
de enzimas de restricción corta la doble cadena de ADN generando extremidades cohesivas
en los fragmentos resultantes. Esto ocurre porque dichas enzimas cortan de un modo
“desencontrado” dentro de la secuencia de reconocimiento (Figura 6.2.1)
Así, por menor que sea la semejanza entre las secuencias de nucleótidos de dos moléculas
de ADN, la enzima de restricción sabrá encontrarla y cortará ambas moléculas en este punto.
Fragmentos originados a partir de moléculas de ADN diferentes que fueron digeridos por la
misma enzima de restricción, y fueron dotados de extremidades cohesivas, podrán asociarse
fácilmente a través de la complementariedad de la secuencia.
Todas las enzimas de restricción cortan el enlace fosfodiéster, dejando grupos 5´fosfatos
(5´P) y 3´hidroxilo (3´OH) en los fragmentos resultantes; que constituyen exactamente el
sustrato de la enzima ADN ligasa que cataliza la formación de nuevas uniones fosfodiéster.
Así, parece muy fácil el recombinar dos fragmentos de ADN que fueron cortados por la
misma enzima de restricción; sin embargo surgen algunos inconvenientes:
Por ejemplo, cuando se quiere adicionar un fragmento de ADN extranjero en otra molécula
de ADN (plásmido) (siendo ambos previamente tratados con la misma enzima de
restricción); en el momento en que la enzima ADN ligasa fuera adicionada al sistema,
algunas moléculas del plásmido reaccionarán entre sí mismas sin que ocurra ninguna
inserción recircularizando la cadena. Como se ve en la Fig. 6.2.2 la recircularización del
plásmido puede ser evitada si antes de agregar la ligasa, el plásmido linearizado fuera
sometido a la acción de la enzima fosfatasa alcalina, que remueve los fosfatos de las
extremidades 5´de la molécula, impidiendo en consecuencia la acción de la ADN ligasa. Así,
cuando las dos especies de ADN a ser recombinadas fuesen puestas en presencia una de otra
junto con la ADN ligasa, las extremidades 5´P de los fragmentos del ADN extranjero se unirán
a las extremidades 3´OH del plásmido en una de las cadenas. En el otro extremo de la
cadena habrá una interrupción porque tampoco podrá unirse la extremidad 3´OH del ADN
extranjero con el plásmido; pero la célula bacteriana es capaz de reparar tales interrupciones
de las cadenas simples, de modo que una vez dentro de la célula, el plásmido recuperará su
integridad conformacional.
Fig.6.2.2 Desfosforilación del plásmido para evitar que se recircularice sin ninguna inserción de ADN
extranjero.
Los vectores de clonación más útiles son los Plásmidos y los Virus, pues éstos presentan un
sistema de replicación autónoma, independiente del cromosoma de la célula.
Siendo replicado normalmente por la célula huésped, habrá copias del plásmido en todas las
células que se originen a partir de la célula huésped luego de sucesivas divisiones.
Por otro lado, para identificar aquellas células que tienen efectivamente incorporado el
nuevo ADN; el plásmido debe contener algún gen que le otorgue a la célula una nueva
característica, fácilmente detectable (marcador genético). Los marcadores genéticos más
frecuentemente utilizados para la manipulación de bacterias son los genes de resistencia a
antibióticos.
Así, de las miles de bacterias sometidas al agente infeccioso, podrán ser fácilmente
seleccionadas aquellas pocas que hubieran sido realmente infectadas, a través de una simple
siembra en un medio conteniendo el antibiótico en cuestión, al cual las células eran
originariamente sensibles.
Resumiendo, las características que debe tener un plásmido para ser utilizado como vector
de clonación son:
a) Tener bajo peso molecular, permite que el vector sea aislado intacto fácilmente.
b) Presentar por lo menos un sitio activo único para determinada enzima de restricción
(sitio de clonación). Esto permite que el vector sea cortado en un solo punto, donde
será insertado el ADN extranjero. Obviamente, la existencia de varios sitios únicos
para diferentes enzimas de restricción es altamente deseable.
c) Serr portador de un origen de replicación compatible con el sistema del huésped.
Permite que el vector se propague entre la descendencia de la célula inicialmente
transformada, originando un clon molecular.
d) Contener por lo menos un gen marcador. Permite la selección de clones dentro de un
gran número de células sometidas al proceso de transformación.
e) Tener un control sencillo de la replicación. Permite que el ADN del plásmido sea
amplificado, posibilitando la obtención de cantidades todavía mas significativas de
gen extranjero.
6.6