Historia Contemporánea de 1914 a nuestros días

Fernando de los Ángeles

EL INICIO DEL SIGLO XX

“EL PROBLEMA DE LAS CATEGORÍAS HISTÓRICAS”

Para entender mejor el análisis y la utilización de algunos conceptos académicos que han
sido modificados o manoseados por algunos, los trataré por separado para una mejor
comprensión de los mismos. El propio federico Finchelstein1, plantea que “la historia combina
evidencia con interpretación”, por lo cual “el conocimiento histórico requiere dar cuenta de
cómo el Pasado experimenta y explica a través de relatos continuidades y cambios a lo largo
del tiempo”.

A lo largo del siglo XX, algunos conceptos utilizados frecuentemente tanto por
historiadores, profesores de Historia y personas en general, han ido cambiado el significado
original ya que hemos tomados términos académicos y transformados en expresiones de uso
cotidiano, por lo cual “[…] especialmente en las últimas dos décadas, se descontroló
completamente”.

Si nos remitimos, por ejemplo, al surgimiento del populismo moderno en América Latina,
debemos tener presente que este surge por primera vez tras la caída de los regímenes fascistas
europeos, en 1945. Ya en el contexto de la Guerra Fría, y como una reformulación del fascismo,
nace de una dictadura militar, liderada por Juan Domingo Perón en 1946, los primeros síntomas
de una democracia populista. A diferencia de otros líderes totalitarios, Perón busca dar
legitimidad al proceso y utiliza la democracia electoral, dando así una nueva manera de concebir
la democracia. Es así, que “el peronismo argentino es el primer intento de ‘democratizar’ el
legado antiliberal del fascismo en el contexto de la Guerra Fría”2

Ahora pensamos un poco en el concepto “populismo”, vemos que a lo largo del siglo XX
ha sufrido una transformación, inicialmente el termino era utilizado esencialmente en los
debates de carácter político y en los medios masivos. Ahora ¿dónde nace realmente el termino
populismo? Tomando los aportes de Ezequiel Adamovsky3, nos plantea que inicialmente “el
término apareció en Rusia en 1878 […]”, y sirvió para describir un movimiento político, de
carácter socialista. Sin embargo, el término tomo un significado diferente luego de que “[…] los
marxistas rusos comenzaron a utilizarlo con un sentido diferente y peyorativo, para referirse

1
FINCHELSTEIN, F. (2018): “Del fascismo al populismo en la Historia”. Buenos Aires, Taurus.
2
FINCHELSTEIN, F., Ob. Cit., p. 127
3
ADAMOVSKY, E. ¿De qué hablamos cuando hablamos de populismo?
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a aquellos socialistas locales que pensaban que los campesinos serían los principales sujetos
de la revolución […]”, claramente, para mí, el concepto se aproxima a la idea de oposición entre
clases populares y clases altas. Es el propio Laclau, que utiliza el término en un sentido de
oposición, entre pueblo y lo que hoy diríamos “oligarquía” (término que hoy en día también se
ha vuelto de uso común, y ha perdido un poco el real significado)

Al tanto manosear el concepto “populismo”, hoy pensamos que ser populista es algo
malo, que esencialmente atenta contra las libertades y la democracia. Actualmente ser populista
y “gracias” al trabajo de la prensa, “populista se ha vuelto una especie de [desacreditación que
busca esencialmente] asociarlo así con algo ilegal, corrupto, autoritario, demagógico, vulgar
o peligros”. El propio autor basado en esta idea, sostiene que se considera populismo, a todos
los gobiernos “enemigos” de la gran potencia económica norteamericana, siendo los blancos
principales: la Venezuela, Argentina, Bolivia, y otros países de la región latinoamericana. Pero
no podemos pensar que los populismos son guiados esencialmente por ideologías de izquierdas,
sino que a lo largo de la Historia surgieron otros populismos, llamados de “Derecha” o “extrema
derecha”, solo que se los ha calificado de fascistas.

El propio Finchelstein, plantea que tanto “[…] el término fascismo, el término populismo
es objeto de una mala interpretación cuando se lo define como una consideración de extremos
de derecha e izquierda”4. Plantea esto esencialmente porque se los considera la antítesis a la
democracia liberal, por ejemplo, el presidente mexicano Enrique Peña nieto como el ex Primer
Ministro británico Tony Blair plantean en forma de denuncia que “[…] el populismo se oponía
al statu quo liberal […]”, pero este pensamiento o “visión negativa de la democracia revela
una identificación simplista”. Es importante, considero rever nuevamente estos conceptos y
volver a utilizarlos en la situación o contextos que realmente requieran de su utilidad
conceptual, ya que estas posturas solo nos acercan a una utilización totalizante entre “[…]
nosotros versus ellos”.

Otro de los aspectos que considero de real importancia, es que debe entenderse, que los
fenómenos populistas, no son una patología de las democracias, sino que estas son “[…] una
forma política que prospera en democracias particularmente desiguales […]”5, es por esta
razón que el propio Rudiger Dornbuscho como otros, le dan una mirada económica a los
populismos, ya que, dice, que estos gobiernos buscan no solo el crecimiento de los capitales,
sino también la distribución del mismo despreocupándose por déficit fiscal y la inflación. Por lo

4
FINSCHELSTEIN, F (2018), Ob. Cit., p., 26
5
FINSCHELSTEIN, F., Ob. Cit. p., 26
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cual es evidente que “[…] el tema de la ‘desigualdad de ingresos’ es un síntoma de la
enfermedad del ‘populismo’ […]”6.

Actualmente, no solo se ha tomado el concepto de populismo y se ha deformando en la

sociedad, sino que el término fascismo ha ido perdiendo, su categoría conceptual y de análisis.
Tanto historiadores como políticos, han tomado estos conceptos y los han ido modificando a su
conveniencia, ya que “[…] usan el fascismo para describir a la ligera no sólo el populismo sino
también los regímenes autoritarios, el terrorismo internacional o las posturas represivas
estatales, o incluso las posturas callejeras de la oposición”7, generando únicamente una
demonización de conceptos sacados de la explicación histórica.

Finschelstein sostiene que “el fascismo como régimen nunca regresó luego de la
Segunda Guerra Mundial; de hecho, la ausencia de regímenes fascistas es lo que define la
segunda mitad del siglo pasado”8.

Tras el surgimiento de nuevos movimientos políticos y el ascenso de Bolsonaro en Brasil

y Trump en Estados Unidos, han resurgidos nuevamente la idea de que los fascismos han
tomado la “cancha”, por lo cual dicho concepto predomina en el vocabulario cotidiano. Pero es
importante no caer en el anacronismo, ya que se tratan de dos fenómenos diferentes, por lo
tanto, no podemos analizar el fascismo del siglo XX, con el surgimiento de las derechas radicales
del siglo XXI. El historiador Enzo Traverso9, intenta formular una nueva explicación al
conocimiento histórico, el cual buscara explicar o no si hay continuidad histórica o
discontinuidad entre el fascismo clásico y las nuevas derechas del siglo XXI. Aquí queda en
evidencia que la historia es una combinación de evidencia e interpretación.

En el presente no podemos ver al fascismo como un “fantasma borroso” del pasado, sino
debemos verla como una ideología histórica que tiene aspectos populistas y neofascistas en
nuestras sociedades actuales.

La campaña electoral presidencial de Donald Trump, promovido por importantes sectores

de derecha dejaron en evidencia una postura claramente racista, divisionista y xenofóbica, por
lo cual Trump “desde una perspectiva histórica, […] sonaba claramente como un fascista”10, si
bien se de presentaba como el candidato que buscaba la ley y el orden, sus discursos se tornaban
populista, ya que reiteradamente sostenía que accionar era en nombre del pueblo. Sin embargo,

6
ADAMSOVSKY, E. Ob. Cit.
7
FINSCHELSTEIN, F, Ob. Cit., p. 34
8
FINSCHELSTEIN, F. Ob. Cit., p. 29
9
TRAVERSO E. “Las nuevas derechas radicales. Posfascismo. Fascismo como concepto transhistórico”
10
FINSCHELSTEIN, F. Ob. Cit., p. 31
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Griffin, sostiene que no puede tildarse de fascista a Trump, porque “mientras Trump no abogue
por abolir las instituciones democráticas norteamericanas y reemplazarlas por algún tipo de
orden posliberal nuevo, técnicamente no será fascista”11, sin embargo, durante la campaña
electoral, desmereció la autonomía judicial, y aplico la xenofobia, ya que uso la raza como
instrumento político cuando acuso “[…] a un juez norteamericano de actuar en su contra por
su ascendencia mexicana”12

Si bien el fascismo era profundamente antisemita (según el caso alemán), estos nuevos
regímenes posfascistas son xenófobos, ya que hay un odio definido hacia los inmigrantes,
considerados un enemigo nacional que corrompe “el funcionamiento normal de la nación”. Se
podría afirmar ¿qué el neofascismo se adapto a los nuevos tiempos al igual que lo hizo el
populismo promovido por Perón?

En síntesis, podríamos afirmar que actualmente tanto los conceptos, populismo, fascismo,
totalitarismo y el posfascismo, son de gran utilidad para el análisis de determinados fenómenos
históricos, lo cuales han sufrido modificaciones interpretativas, ya que son tomadas por la
sociedad para darle una finalidad polémica, y maleable. Los propios historiadores a lo largo del
tiempo han ido cambiando sus enfoques de manera radical, repensando la historicidad,
reformulando de manera crítica la contextualización e interpretación histórica. Pero han surgido
investigaciones que buscaron darle un sentido histórico diferente al asignado.

BIBLIOGRAFÍA

- ADAMOVSKY, EZEQUIEL. “¿De qué hablamos cuando hablamos de populismo?”

- FINCHELSTEIN, FEDERICO. “El populismo es una forma autoritaria de pensar y
reconstruir la democracia”
- ---------------------------------- (2018): “Del fascismo al populismo en la Historia”. Buenos
Aires, Taurus.
- TRAVERSO ENZO, “Las nuevas derechas radicales. Posfascimos. Fascismo como
concepto transhistórico”

11
En FINCHELSTEIN, F. Ob. Cit., p. 33
12
FINSCHELSTEIN, F., Ob. Cit., p. 32.