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CONSULTORIO JURIDICO
MONTERIA-CORDOBA
2020
CASO HIPOTETICO:
PARTE TEORICA
1) DELITO DE HOMICIDIO: Artículo 103. Homicidio
El que matare a otro, incurrirá en prisión de doscientos ocho (208) a cuatrocientos
cincuenta (450) meses.
Acudiendo luego al Título II – Capítulo I “DE LOS DERECHOS, LAS GARANTIAS
Y LOS DEBERES” de la Carta Nacional citamos el artículo 11: El derecho a la vida
es inviolable. No habrá pena de muerte.
Por consiguiente, entendemos que la vida es el más importante de los derechos
fundamentales constitucionales, pues es evidente que, si este bien tutelado no
existiese, de ningún modo podrían existir los demás derechos fundamentales. Este
derecho es inviolable, prima jure, lo cual quiere decir, que el Estado garantizará
que no se viole tal como precisase en el artículo 2º de la Carta Política. La mejor
forma de hacer efectivo que este derecho sea inviolable es que se garantice el
mismo.
El homicidio es considerado uno de los delitos más graves que puede cometer el
ser humano, el homicidio se basa en el asesinato de una persona a manos de
otra. Tanto las causas como las razones del por qué un homicidio se lleva a cabo
pueden ser extremadamente variadas y es aquí donde la ley establece diferentes
tipos de penas y castigos dependiendo de cada caso en particular.
Homicidio doloso implica el conocimiento y la intención de asesinar (por ejemplo,
en el caso de un robo a mano armada en el que resulta muerta una persona
atacada).
Homicidio preterintencional (Articulo 105 C.P) es aquel en el cual la muerte de
un individuo es el resultado de una situación descontrolada en la cual la intención
de matar no estaba en los planes iniciales (por ejemplo, luego de una pelea en un
bar).
Homicidio por piedad (Articulo 106 C.P) se ha causado el homicidio por piedad,
con el fin de acelerar una muerte inminente o de poner fin a graves padecimientos
o lesiones corporales.
Homicidio culposo (Articulo 109 C.P) puede describirse como el homicidio
consecuencia de accidente o negligencia (por ejemplo, al morir una persona
atropellada por un automóvil).
3. Por ser cometido mediante delito de peligro colectivo o que afecte la salud
pública: La mayor peligrosidad que denota el homicida, cuando para cometer el
delito acude a cualquiera de los ilícitos que constituyen peligro para otras
personas en su vida y bienes o para su salud, justifica ampliamente esta
agravante.
Asimismo, si no hay intención de matar y del delito de peligro común resultan una
o más personas muertas, no se tiene homicidio simple agravado; sino homicidio
culposo en concurso con el delito de peligro.
4.Por precio, promesa, remuneratoria, animo de lucro o por abyecto o sutil:
consiste en el móvil de lucro del actor material y la cobardía, por precio debe
entenderse tasación en dinero algo relevante económicamente, por promesa
remuneratoria que el pago aun no se ha concretado, ánimo de lucro ambición
económica, motivo abyecto es motivo torcido, codicia, sentimientos, odio, etc. y
sutil es de poca importancia
5) LA LEGITIMA DEFENSA:
Se ha concebido a la legítima defensa como un derecho que la ley confiere de
obrar en orden a proteger un bien jurídicamente tutelado, propio o ajeno, ante el
riesgo en que ha sido puesto por causa de una agresión antijurídica de otro
(actual o inminente), no conjurable racionalmente por vía distinta, siempre que el
medio empleado sea proporcional a la agresión.
La Sala Penal ha afirmado que para la estructuración de la legítima defensa es
necesario que la reacción defensiva surja como consecuencia de una injusta
agresión.
Cuando dos o más personas, de manera consciente y voluntaria, deciden
agredirse mutuamente la legitimidad de la defensa se desvirtúa porque en ese
caso los contendientes se sitúan al margen de la ley, salvo cuando en desarrollo
de la riña “los contrincantes rompen las condiciones de equilibrio del combate”.
Frente a determinadas circunstancias específicas de tiempo, modo y lugar, la
legítima defensa justifica la responsabilidad de quien con su conducta realiza la
descripción típica de cualquier dispositivo penal, como, por ejemplo, matar a
alguien para defender la propia vida.
El artículo 32 del Código Penal regula algunas de las hipótesis normativas de
ausencia de responsabilidad penal. En términos puntuales, el numeral 6º del
precepto normativo citado prescribe, utilizando términos genéricos, que “no habrá
lugar a declarar responsabilidad penal cuando se obre por la necesidad de
defender un derecho propio o ajeno contra injusta agresión actual o inminente,
siempre que la defensa sea proporcionada a la agresión”.
En efecto, por medio de reiterados fallos, la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema de Justicia los ha delineado a través de los siguientes corolarios: (i) que
exista una agresión ilegítima o antijurídica que genere peligro al interés protegido
legalmente; (ii) el ataque ha de ser actual o inminente, esto es, que se haya
iniciado o, sin duda alguna, vaya a comenzar y aún haya posibilidad de protegerlo;
(iii) la defensa debe ser necesaria para impedir que el ataque se haga efectivo; (iv)
la entidad de la defensa debe ser proporcionada cualitativa y cuantitativamente
respecto de la respuesta y los medios utilizados, y (v) la agresión no ha de ser
intencional o provocada.
Los elementos descritos pueden verse reflejados en casos de homicidio o lesiones
personales en los cuales el sujeto activo realiza o despliega el comportamiento
prohibido, para custodiar su vida o integridad personal ante un ataque inminente.
Surge en estos eventos de manera palmaria la colisión de intereses entre la vida
del agredido y la de su agresor, y la elección de quien es agredido sin justa causa
dependerá de aquello que haga u omita en caso de colisión de intereses.
No cabe duda, entonces, de que quien comete un homicidio actuando al amparo
de una causal de justificación de responsabilidad, como la legítima defensa, no
puede ser declarado culpable, siempre que se demuestre la concurrencia de los
elementos estructurantes delineados por la doctrina y la jurisprudencia