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Resumen
Abstract
Introducción
Aun cuando en la actualidad el “paradigma dominante” es la calidad, los S.G.C. y
sus derivados, esto no quiere decir que se contemple la desaparición total de los
paradigmas antecesores; por el contrario, en muchos casos los paradigmas dominantes
son el fruto de la evolución de viejos paradigmas.
Las últimas décadas han estado caracterizadas por una ingente necesidad de dar una
respuesta acertada y oportuna a las demandas del mercado y organizacionales, a
través de paradigmas (círculos de calidad, just in time, calidad total, S.G.C., etc.) que
rompan con la estructura epistémica de las corrientes de principio del siglo XX
(taylorismo, fordismo, etc.) y que “den cuenta de los cambios que operan en la
reestructuración del mundo del trabajo a partir de la introducción de nuevas formas
de organización y explotación de la fuerza de trabajo por el capital, tanto en los países
capitalistas desarrollados como en los dependientes y subdesarrollados (cf. “El
análisis de los modelos productivos” en Boyer y Freyssenet, 2001).
El comienzo de la circularidad
Hoy en día la constante evolución en los negocios así como la marcada tendencia de
nuestra sociedad empresarial a la implementación de carácter atemporal y
Universidad Autónoma de Colombia
98 CARLOS ALBERTO ALMANZA JUNCO
Sin embargo, suele olvidarse que las ciencias organizacionales nacieron con Taylor2
quien propuso métodos científicos que acabaran con el empirismo reinante en la
época y racionalizaron tanto los recursos como las actividades, que en últimas es el
fin de la familia de más normas ISO 9000. De esta forma es evidente que para la
correcta implementación de un sistema de gestión de calidad es necesario conocer las
bases sobre las cuales se establecen los parámetros de normalización, ejecución y
sobre todo su asiento gnoseológico que lo limita y le da sentido.
Para ello hay que tener presente que la calidad (en tanto práctica y definición) ha
evolucionado, al tiempo que ha ido avanzando la ciencia y la tecnología. En éste
sentido los diversos enfoques de calidad en el ámbito nacional e internacional han
dado lugar a la aparición de modelos de gestión de calidad, cuya conceptualización
puede en algunos casos ser disímil y difícil de acotar. Sin embargo, debemos
reconocer que en esencia tiene el propósito de servir de herramienta a las organizaciones
para realizar autodiagnósticos, autoevaluaciones; permitiendo establecer sus planes
de mejora e inserción en un mundo cada vez más competitivo y también disminuyendo
los tiempo de operación, de reproceso, baja los costos etc.
Dado que esto es potencialmente cierto vale la pena preguntarse cuál ha sido la
evolución, no instrumental ni herramental en la concepción de calidad, sino en su
esencia; que en realidad rompa con la corriente de pensamiento Taylorista como se
afirma en los medios académicos. Lo anterior, porque la norma ISO y los sistemas
de gestión de calidad rompen según muchos autores la hegemonía de la racionalidad
instrumental y proponen una ruptura epistemológica con el ejercicio Taylorista y de
la vieja guardia en la gerencia de las organizaciones modernas, que vinculan una
racionalidad más humana, social y que desde una perspectiva totalizadora enmarca
una gestión de la consecución del bien común y la mejora continua como piedra
angular de su propuesta. Sin embargo, estas prácticas modernas de la ISO y los
S.G.C., no logran distanciarse mucho de la racionalidad científica Taylorista, ya que
aún continúan en la eterna búsqueda de la eficiencia de sus objetivos en la
organización, al tiempo que implementan técnicas de aumento de la productividad
a partir de la “administración de la condición laboral humana”.
a la filosofía Taylorista. De ser así lo que interesaría en todo caso, es preguntarse, por
un lado, ¿bajo la concepción pragmática, los presupuestos Tayloristas no
evolucionaron ni modificando su actuar? ¿Si son los postulados Tayloristas sólo un
conjunto de normas y reglas que bajo una nueva filosofía dieron paso a la generación
de la corriente de calidad? O por otro ¿es realmente la calidad y la gestión de la norma
una nueva forma administrativa o definitivamente es una extensión de los principios
Tayloristas?
A pesar que los resultados obtenidos de este diagnóstico sólo tuvieron un carácter
indicativo, debido a que: en primer lugar las limitaciones de abarcar una muestra
estadística confiable a nivel regional y en segundo lugar porque no se podría
garantizar la resolución de la encuestas, ni la veracidad de la mismas por parte de
las organizaciones, ya que el diligenciamiento de esta era voluntario; la relevancia de
la información recolectada es muy alta, especialmente a que proviene en forma
directa de las empresas y que permite dar una aproximación fundamentada en datos
cuantitativos.
La encuesta obtuvo una tasa de respuesta del 70%, o en total 70 empresas de todos
los sectores de actividad (industrial, servicios, comerciales, etc.) y de todos los
tamaños -conjuntamente empleaban aproximadamente unos 2.500 trabajadores-.
El elevado porcentaje de respuesta permitió realizar comentarios y valoraciones
realmente representativas de la situación del sistema ISO 9000 en las empresas de
bogotanas.
Presentación de resultados3
Para el desarrollo del análisis, se han definido tres estilos de clasificación de las
empresas dependiendo las siguientes dimensiones: división de trabajo, supervisión
del trabajo, mecanismo de control, reglas, niveles de autoridad y formas de
comunicación. Elegir estos parámetros permite que al analizar las empresas cuyo
común denominador es la aplicación de la norma ISO y de sus S.G.C., puedan
comprobarse la presencia o no de principios y prácticas Tayloristas dentro de las
mismas. De otra parte, la combinación de estas dimensiones nos permitirá reclasificar
las empresas en uno de estos tres perfiles:
1. Organización tradicional. Esta presenta una clara división del trabajo, las
funciones de los puestos son flexibles y están poco formalizadas. No existe una
separación estricta entre producción y mantenimiento, y por lo general se carece de
un control de calidad, no presenta múltiples los niveles de autoridad, y además se
nota una cierta vaguedad entre los niveles de la jerarquía. Por lo general se trata de
estilos de mando arbitrarios con tendencia hacia la dictadura y el despotismo; a veces
3 Los datos aquí presentados están construidos a partir de la investigación: Calidad, Norma ISO 9000,
S.G.S.: nuevas formas de nombrar al Taylorismo, desarrollada por el autor. Para ampliar
referencias metodológicas, instrumento de recolección de datos, conclusiones y más resultados
consultar los capítulos 3, 4 y 5 de la investigación en el Sistema Unificado de Investigación (SUI) de
la Universidad Autónoma de Colombia.
Bogotá en 20084 . Vale la pena destacar la gran cantidad de empresas del sector de
transportes, atención y soporte a clientes (outsourcing) y temporales que lo han
conseguido últimamente; sin duda debido a la gran competitividad de este sector,
y a los numerosos clientes potenciales que hay en el resto del país y del continente,
que cada vez más exigen a sus proveedores la certificación ISO 9000.
4 Ibíd.
Todo trabajo y actividad que se desarrolla, indistintamente del tipo de empresa, tiene
un nivel de formalización ya sea en los mandos, a través de jerarquías, forma de
trabajo, actividades y responsabilidades asociadas al puesto.
Tabla 1
Caracterización de las empresas por tamaño
formas de organización del trabajo. Para el caso de las pequeñas y en muchos casos
de las medianas, el modelo tradicional vincula una flexibilidad informal, en el que
no hay gran distinción entre mantenimiento, producción y control de calidad. En
este tipo de empresas sobresalen los conocimientos y habilidades basados en la
experiencia del trabajador, que generalmente es de edad media (entre 30 y 45 años),
con una escolaridad baja y cuya remuneración es mayoritariamente baja. Las
empresas de este nivel presentan un nivel tecnológicamente hablando bajo o básico,
casi no se da la automatización de procesos.
Tabla 2
Tipo de organización del trabajo según tamaño
Tipo de organización
Del trabajo Tamaño
Tradicional 12 3 0 15 21%
Taylorista 26 13 2 41 59%
NFOT 2 7 3 12 17%
Sin perfil definido 0 1 1 2 3%
Total 40 24 6 70 100%
Tabla 3
Porcentaje de empresas según tamaño
Tipo de organización
Del trabajo Tamaño
Tradicional 12 3 0 15 21
Tradicional 30 13 0 21 21
Taylorista 65 54 33 59 59
NFOT 5 29 50 17 17
Sin perfil definido 0 4 17 3 3
En el caso de las medianas el taylorismo vuelve a dominar con un 54%, pero las NFOT
crecen hasta llegar a ser un 29%, las tradicionales se quedan relegadas con un 13%
y es casi despreciable los perfiles no definidos con un 4%. Las empresas que
desarrollan el taylorismo como base de organización de su trabajo presentan un nivel
incipiente de desarrollo tecnológico, haciendo uso de centros de maquinizado,
algunas automatizaciones y muy poco control computarizado.
Esta condición hace que el trabajo sea estandarizado, con una marcada separación
entre mantenimiento, producción y control de calidad. Debido a la fuerte
estandarización y división de trabajo, los empleados de este tipo de organización
presentan cualificaciones bajas, con edades medianas al igual que en la tradicional
antigüedad media (de 5 a 15 años), nivel educativo bajo, especializados en una
máquina y con un bajo salario. El estilo de mando es del tipo burocrático es decir el
estricto cumplimento de reglas y normas formales.
El caso de las grandes empresas presenta una variación significativa en cuando a que
desaparecen según las empresas encuestadas las organizaciones tradicionales y las
NFOT lideran esta dinámica con un 50% seguida de cerca por el taylorismo con un
33%. Las empresas sin perfil definido también tuvieron un crecimiento notorio,
alcanzando un 17% del total para este nivel.
deseable que al interior de las organizaciones se den y fomenten relaciones entre los
trabajadores y, entre ellos y el medio al que afectan y del que son afectados, en una
dinámica de crecimiento simbiótico, que actualmente se da a través de postulados,
normas y requisitos bien intencionados en las plataformas estratégicas pero que
dista mucho cuando una empresa lo hace por cumplimiento de una norma y no por
convicción del principio de acción.
Pero no sólo los empresarios contribuyen con este comportamiento los sindicatos y
las convenciones colectivas de muchas empresas hacen que estos comportamientos
estén limitados a acuerdos negociados de manera acrítica y en muchos casos
buscando intereses particulares de los dirigentes de dichas comunidades. Todavía
hoy el criterio principal para ascender un trabajador es la antigüedad. Los elementos
amarrados a la capacidad y a la capacitación individual o en grupo son los últimos
elementos a ser tenidos en cuenta.
7. Horas extras. Frente a la temática de las horas extras y del trabajo en días de
descanso exclusivamente en un 7% de los casos se dejó como elemento de voluntariado,
Por lo general las empresas pequeñas y medianas separan las tareas y funciones de
producción de las de control de calidad y las de mantenimiento de las de supervisión,
en las grandes esta proporción es menor; debido posiblemente a que en estos niveles
organizacionales se encuentra más extendida la polivalencia.
Por lo anterior las encuestas realizadas, los documentos y las percepciones por parte
de los gerentes, nos muestran en definitiva que la desaparición del taylorismo es
improbable, debido particularmente a que éste, en esencia, es la base del régimen
capitalista. Su implementación, alcance y uso ha quedado limitado a un conjunto
de relaciones socio-laborales, mediadas por el capital y la fuerza de trabajo en el que
la participación en las ganancias es mayoritariamente asimétrica.
La aplicación de la norma ISO bajo una filosofía Tayloristas como sucede en el 80%
de las empresas encuestadas no ha podido superar la precaria relación empleo-
producto, reforzado la superexplotación del trabajador y una acumulación de capital
resultado de lo anterior. Esta condición Tayloristas es el soporte conceptual
occidental para la generación de la “máxima ganancia” a través de la gran industria,
porque éste brinda no sólo metodologías para el aumento de producción, sino que
además permite la extracción del conocimiento por parte del obrero, lo que a la luz
de la norma ISO 9000 se conoce como el desarrollo e implementación del manual de
funciones y planes de mejora.
7) División social y técnica del trabajo que al separar por una parte las tareas de
concepción y las de ejecución, y por otra parte las diversas tareas que comprende
la ejecución de un trabajo dado, dio lugar a la desintegración del trabajo a nivel
del taller y a una estructura funcional de compartimentos estancos a nivel de las
empresas (divisiones, departamentos, gerencias, y servicios funcionales).
11) Integración vertical de la producción dentro de una misma empresa, para hacer
frente a la incertidumbre del mercado y reducir los costos de transacción, pero
que en contrapartida daba lugar al gigantismo e indivisibilidades.
14) Poco interés para invertir en la capacitación por parte de los empresarios.
5 Véase a Ricardo Antunes. ¿Adiós al trabajo? Ensayo sobre las metamorfosis y la centralidad del mundo
del trabajo. Cortez Editora, São Paulo, 2001; Giovanni Alves. Op. cit., comprende estos cambios a
través de la transición del “toyotismo restringido” de la década de los ochentas al “toyotismo sistémico”
de la década de los noventas del siglo XX en Brasil dentro de la noción de superexplotación del trabajo.
En este punto, vale resaltar la lógica perversa y ambigua que se desarrolla al interior
de las empresas en materia de orientación: por un lado planean, organizan, dirigen,
ejecutan y controlan todo el proceso productivo de manera que se pueda dar
respuesta acertada y oportuna de carácter flexible a las necesidades del consumidor;
pero de otra parte esa flexibilidad no aplica para el procesos de desarrollo del
trabajador al que frecuentemente se cosifica. Esta prácticas empresariales de por si
hegemónicas, fueron las únicas que pudieron mantener las tasas de rentabilidad
empresarial tan altas, convirtiéndose en un compromiso social aceptado -más por
necesidad que por gusto-, por los dirigentes, los trabajadores pero sobre todo por los
empresarios.
de la combinación -de por si perversa- de: despidos masivos con círculos de calidad
y trabajo en equipo, de uso intensivo de nuevas tecnologías con inestables y precarios
contratos de soporte, la participación del trabajador en mesas de trabajo con la
represión y persecución, de la polivalencia del trabajador con bajas remuneraciones,
entre otras.
A modo final
Los programas de S.G.C. y las implementación de las normas, que muchas veces
son hechos de manera prescriptiva, impositiva y sistemática, buscan cambiar un
acervo cultural y empresarial de manera rápida e indolora; pero se olvidan que
necesitan implementar programas de sensibilización que ayuden a la modificación
en las actitudes y formas de hacer y de ser de sus empleados, convirtiéndose como
afirma Romero (1998) en un círculo vicioso “pues se necesita precisamente lo que
no se tiene, y se tiene precisamente lo que no se necesita”. Esto hace necesario la
La intensificación del trabajo promovida por la norma ISO 9000 y los nuevos
paradigmas de organización de trabajo conllevan también una prolongación de
la jornada promedio en todo el sistema, en contravía de la postura que al
implementar modelos de producción más eficientes e implantar tecnología se
debería hacer mas con lo mismo e incluso con menos, en este caso tiempo. Así
la aplicación de la norma se apropia -en la medida que le favorezca la valorización
de su capital- de los conocimientos del obrero sin que esto signifique el
enriquecimiento en alguna dimensión -pero sobre todo económica- del mismo.
Lo que convierte a la norma en una poderosa herramienta para extender de forma
tácita la explotación de la fuerza de trabajo a la mano sin necesidad de un castigo
ni un aspecto pecuniario.
Actualmente muchos de los que lideran los procesos de calidad en las empresas
marchan con el estandarte de la comunicación abierta, y la libre participación
a través de círculos de calidad y equipos de trabajo de calidad, alienan las mentes
de los trabajadores con arengas positivistas enmarcadas en posturas de
construcciones colectivas y de mutuo acuerdo; nada más lejos de la verdad. Las
normas de funcionamiento, los horarios de reunión -que generalmente son en
horas de descanso o no laborales- los criterios y temas de discusión son
Por esto y por muchas más razones es que aún permanece el tufillo del taylorismo
arraigado en la implementación de las normas ISO, al respecto vale la pena
indagar aún más cuáles serán los efectos colaterales que la vinculación de estas
prácticas van a tener en la vida de nuestros trabajadores.
sólo arroja la trazabilidad del proceso o del producto sino también la del trabajador,
de esta manera el trabajador se hace responsable en todo momento del cumplimiento
de los estándares de acuerdo a los parámetros establecidos, y de forma muy
Taylorista -casi una especie de selección científica del trabajador- la trazabilidad no
sólo si el producto es de calidad, cumple con los requisitos y es conforme, sino si el
trabajador también lo es, mostrando su implícita naturaleza disciplinar y coercitiva
propia del taylorismo. Esta trazabilidad ayuda significativamente a disciplinar el
personal y garantizar la participación en el aseguramiento de la calidad ya que el
trabajador en todo momento estará expuesto al ojo inquisidor de la gerencia, por lo
que tratará cada vez de hacer mejor su trabajo y adicionalmente ayudara a controlar
el trabajo y las actividades del procesos que le anteceden exigiendo a sus pares que
cumplan los objetivos y estándares para evitar que, ante la continua supervisión
disciplinaria de la gerencia y su ingeniería de producción paguen justos por
pecadores; lo mismo sucede a quien el trabajador le entrega, generando espacios de
mejora continua de las actividades en términos de procesos, tareas y control gratis
para el empresarios. Una especie de autodisciplina colectiva y de vigilancia recíproca.
A pesar de que se hable mucho de las nuevas formas de organización del trabajo, el
sistema de asignación de tiempos a las tareas realizadas no ha desaparecido; lo único
que ocurre es que no se nombra como taylorismo. Ahora es conocido por el término
calidad total, círculos de calidad, etc. Y se estudia su aplicación en todos los centros
de trabajo, incluso en aquellos en los que pudiera resultar difícil su aplicación como
hospitales, universidades, etc.
Conclusiones
El paradigma de la calidad que se gesto en occidente bajo la óptica de una verdadera
ruptura epistémica con el taylorismo no tiene razón de ser en el capitalismo actual,
porque en realidad no se ha superado la visión de la organización científica del
trabajo, más allá de un cambio en el lenguaje de imposición; en el que el control
gerencial y patronal sigue como piedra angular del desarrollo capitalista, y aunque
se habla de la era del conocimiento y de la comunicación abierta y flexible se nota
una marcada tendencia a la disciplina de la gerencia científica, esta vez matizada por
lo gurús de la administración quienes aún hoy en día auspician el desarrollo
organizacional soportado en la jerarquía y la autoridad en la empresa (Drucker,
1999). Para evidenciar esto sólo falta ver como los avances tecnológicos son utilizadas
como herramienta de disciplina, vigilancia y control de los trabajadores.
Bibliografía