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Entendemos que hoy en día un sistema monetario es el conjunto de mecanismos que utiliza un país
para la creación y fabricación de dinero y su posterior regulación. Además, los sistemas monetarios
se controlan con la presencia e intervención de entidades reguladoras. Como por ejemplo el Banco
de España o el Banco Central Europeo.
La misión de estas entidades en el sistema monetario es la de controlar la cantidad de dinero que
circula y preservar el valor de la moneda que está en curso. También deben generar la necesaria
confianza para que el dinero que está en circulación cuente con aceptación para ser utilizado como
medio de pago por todo el mundo.
Características de un sistema monetario
Los sistemas monetarios se basan en tres características fundamentales que los definen:
Un instrumento para expresar el precio
Los sistemas monetarios cuentan con un instrumento que sirve para expresar el precio de los
servicios y bienes. Habitualmente es un medio de pago el que define dicho instrumento con el fin
de expresar un valor económico.
Medios de pago establecidos como válidos
Además, los sistemas monetarios disponen de varios medios de pago. Estos medios de pago son
aceptados de forma genérica por todo el mundo y son los que en la práctica sustituyen a lo que
conocemos como papel moneda. Comprenden las transferencias bancarias, los pagos con tarjeta
de crédito o débito o el pago con cheques o pagarés.
El dinero como base del sistema monetario
La base de un sistema monetario es el dinero de curso legal. El dinero cumple dos funciones en los
sistemas monetarios: en primer lugar el dinero permite la realización de transacciones
económicas, como el pago de compras y ventas. Pero además, el dinero de curso legal es el medio
para ahorrar en un sistema monetario.
La inflación es un aumento generalizado en los precios de los bienes y servicios de una economía
durante un periodo de tiempo. Cuando oímos que ha habido inflación significa que los precios han
subido o se han «inflado», de ahí su nombre.
¿Cómo se calcula la inflación?
Dada la dificultad de calcular la variación de todos los precios de una economía, existen dos
principales indicadores para conocer cuánto están subiendo los precios:
Un indicador aproximado es el índice de precios del consumidor (IPC), que está compuesto por
grupos de bienes y servicios, desde alimentos, ropa, medicinas hasta comunicaciones, transporte,
vivienda y ocio. Otra manera de calcular la inflación es mediante el deflactor del PIB, que tiene en
cuenta la variación de precios de todos los bienes y servicios producidos en un país.
Causas de la inflación La inflación se puede producir por cuatro razones: por un aumento de la
demanda, cuando aumentan los costes de las materias primas, por las propias expectativas o por
aumentos de la oferta monetaria. Ver en detalle las causas de la inflación.
Tipos de inflación
Estanflación: Se da cuando existe inflación y además decrecimiento del PIB.
Inflación subyacente: Es aquella subida de precios que excluye los productos energéticos.
Deflación: Se trata de la inflación negativa. Es decir, cuando los precios en lugar de subir, bajan.
Además, según el porcentaje de aumento podríamos decir que existen los siguientes niveles:
Inflación moderada: Cuando la subida de precios no alcanza el 10% anual.
Inflación galopante: Se da en el caso de que existan inflaciones desmedidas. Estamos hablando
incluso de dos y tres dígitos.
Hiperinflación: Son aumentos de precios que superan el 1000% en un año. Provocan graves crisis
económicas. Al hablar de alza los precios se suele usar una cierta terminología para describir las
diferentes formas de aumento en los precios. Entre los tipos de inflación se encuentran:
Se habla de coste de la vida, o costo de vida, cuando se hace referencia al cálculo o estimación de
bienes y servicios que los hogares necesitan consumir para lograr cierto grado de satisfacción o
alcanzar un determinado nivel de vida. Hablamos por lo tanto de un concepto teórico expresado
por medio de un índice que mide las variaciones en el gasto de estos para la consecución de dicho
objetivo.
Este concepto de coste de la vida está muy presente en el ámbito de la economía pública, aunque
su principal problema reside en la dificultad a la hora de realizar cálculos exactos, ya que la
satisfacción de los hogares se basa en elementos de carácter subjetivo.
El coste de vida suele asociarse con otro concepto como es el de poder adquisitivo debido a su
naturaleza y explicación. Ambas definiciones se convierten en útiles herramientas a la hora de
comparar las condiciones de vida entre diferentes países atendiendo a los precios de los bienes y
servicios que demandan sus habitantes. En ese sentido, existen otros muchos modelos que sirven
para este objetivo, como el conocido Índice Big Mac.
Cálculo del coste de la vida
Básicamente, se toman como referencia una serie de productos de la cesta básica de consumo de
grupos de población para, posteriormente, establecer unos resultados ponderados que se refieran
a la totalidad de un territorio. Por otra parte, los bienes o servicios incluidos en la medición suelen
ser de los llamados imprescindibles y los cuales son normalmente consumidos incluso por familias
de clase menos favorecida económicamente.
Teniendo en cuenta los niveles de consumo representados en esta cesta, el coste de la vida sería la
cantidad de dinero que una familia necesita para acceder a la misma en un periodo de tiempo
determinado. Debido a este hecho es comúnmente empleado el Índice de Precios al Consumo
(IPC) como referencia al hablar de los gustos y costumbres de los hogares de un país o territorio.
Partiendo de los datos de precios ofrecidos por este medidor es posible analizar las tendencias
existentes en términos del consumo de la población en determinados periodos de tiempo y
expresar estas variaciones por medio de porcentajes respecto a un número o año base.