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Este capítulo comprende los siguientes delitos: artículo 154: Violación de la intimidad, articulo
154-A: Tráfico ilegal de datos personales, articulo 155: Agravante por razón de la función,
articulo 156: Revelación de la intimidad personal o familiar, articulo 157: Organización y uso
indebido de archivos computarizados y articulo 158: Ejercicio de la acción privada.
El Titulo IV: Delitos contra la libertad, que agrupa las figuras delictivas que lesionan la libertad,
también corresponde aquellos injustos penales que importan un atentado contra la “intimidad”
de las personas. A nuestro entender, resulta una ubicación de orden asistemáticas, pues como se
verá más adelante, la intimidad como bien jurídico protegido, revela un contenido material en
suma diverso al que recala en la libertad de los individuos.
La intimidad supone aquella esfera (privativa de la individualidad), que comprende un ámbito
propio del ser humano, vinculado a la realización personal de su titular, que ha de abarcar
aquella parcela inherente a las personalidad humana, por lo que solo le pertenece a éste mismo,
entonces, sólo a él le incumbe decidir quién puede ingresar a dicha parcela. Conminándose con
pena todas aquellas conductas que invaden dicha esfera personal, es decir, cuando se penetra en
la intimidad de las personas, sin consentimiento de su titular.
Al igual que el honor, la intimidad de las personas, es un bien jurídico, que toda persona cuenta,
al margen de su condición socio-económica-cultural, por lo que según el principio de igualdad
constitucional, debe ser objeto de tutela conforme a la titularidad que cada ciudadano ejerce.
El Derecho Penal ejerce un rol fundamental en esta esfera de la personalidad humana,
reprimiendo con pena, todas aquellas conductas que impliquen una invasión no autorizada de la
intimidad. El derecho a la intimidad, por tanto, ha de comprender por tanto, la propia imagen, la
voz, la palabra así como la protección de los datos personales.