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Libro “Maternidad: autonomía y dependencia.

Un estudio desde la psicología”


Autora: Christine Everingham
Editorial: Narcea
Año: 1997
Lugar: Madrid, España

Maternidad y feminismo
Pág. 13: El feminismo de los años sesenta y primeros
setenta tenía un objetivo claro: igualdad y mayor
autonomía para las mujeres. El mayor obstáculo para
conseguirlo era la maternidad ya que la responsabilidad
de las mujeres en la crianza infantil era la causa de su
discriminación sexual en el trabajo y de su posición
subordinada.
Pág. 17: Al suponer que la mujer está asociada a la parte fija o absoluta de la dicotomía,
su esfera de acción y su libertad quedan reducidas, mientras que la esfera de actividad del
varón ha sido realzada. Además, como afirma la investigación feminista, las ontologías
dicotómicas hacen natural esta división, aunque, en realidad, sea obra del varón, con una
función ideológica.
Pág. 17: La idea central es que la autonomía es una forma de subjetividad que se
construye en relación con el derecho que tiene la otra persona a ser también autónoma
en situaciones sociales concretas, marcadas de poder. Esto significa que la autonomía no
puede ser analizada como un concepto evolutivo al que se llega a través de adquisición de
destrezas cognoscitivas y lingüísticas, o del inevitable enfrentamiento con un padre
autoritario, sino que es una forma de subjetividad, que tiene que ser producida
activamente en un contexto sociocultural concreto.
Pág. 18: El modelo moderno de racionalidad y acción humana impide nuestra capacidad
para conceptuar a la madre como un ser racional, como un agente crítico, mientras está
implicada en la crianza.
Pág. 19: Solamente en los estudios feministas sobre la maternidad la consideración de la
subjetividad de la madre es una cuestión importante.

Puntos de vista sobre la maternidad, en la psicología social


Pág. 22: En resumen, desde la perspectiva de la psicología social, parece que las acciones
infantiles pueden entenderse dentro de un esquema de acción instrumental/propositiva.
El bebé sabe lo que necesita y expresa sus necesidades a la persona que tiene cerca, que
es normalmente, la madre. Gradualmente, ella llega a ser competente para reconocer el
significado correcto de las señales del bebé. Desde esta perspectiva la maternidad se
describe como un acto instrumental, pero es incapaz de explicar por qué es
absolutamente necesario que sea la madre la cuidadora principal. Sin embargo, estos
estudios han hecho una contribución importante a nuestra comprensión de la interacción
materno infantil.
Pág. 22: Beverly Birns y Dale Hay (1988), por ejemplo, rechazan el modelo de desarrollo
infantil que proponga cualquier forma particular en la crianza. Estas autoras, procedentes
de diferentes disciplinas, son mujeres con una gran influencia de la segunda ola del
feminismo y de su objetivo de autonomía de las mujeres. Su crítica se orienta hacia dos
puntos de interés relacionados con tal objetivo. En primer lugar, están interesadas en
situar a la madre como un sujeto con sus propias necesidades e intereses. Critican los
modelos psicológicos de desarrollo infantil por su fracaso en situar la perspectiva de las
madres con “su propio derecho”. En segundo lugar, se refieren a la inhabilidad de los
modelos psicológicos para acomodarse a la diversidad de formas de crianza infantil que
existen en las distintas culturas y aun dentro de la misma sociedad occidental.

Perspectivas interculturales
Pág. 25: Margaret Mead (1955), una de las primeras antropólogas interesadas en la
actividad de la crianza infantil. En la introducción a su obra “Childhood in contemporany
cultures” hace una distinción clara entre biología (natural y universal) y cultura
(construcción humana y particular).

Enfoque feminista de la función maternal


Pág. 26: El interés feminista por la función maternal surgió tras un periodo en el que los
estudios psicológicos se habían centrado en la familia, bajo la influencia de Talcott Parsons
y la teoría del rol. Bajo el impacto del feminismo de la segunda ola, el enfoque de la
investigación sufrió un cambio dramático, centrándolo en la hasta entonces, ignorada
experiencia de la maternidad, desde el punto de vista de la madre. Eso supuso también un
cambio en los estudios sobre la crianza infantil, que se orientaron a descubrir los efectos
del cuidado materno sobre el niño o niña. Los primeros trabajos feministas sobre
maternidad no investigaron la dinámica del rol maternal, sino que su primer objetivo fue
sacar a la luz la olvidada experiencia de la madre.
Pág. 27: Durante los años setenta y ochenta, el pensamiento feminista sufrió un cambo
teórico: la posición de subordinación de las mujeres se identificó con su rol maternal.
Pág. 28: La tendencia feminista a evaluar implícitamente la función maternal en los
términos del paradigma de la modernidad queda recogida en otro volumen sobre el rol de
la madre, editado por Joyce Trebilcot (1984), según el cual, el cuidado maternal en las
sociedades patriarcales “ayuda a perpetuar” los valores dominantes y la ordenación
jerárquica de la sociedad. Se espera que las madres transmitan estos valores a través de
su tarea de socialización y se les impone que durante su actividad respalden el sistema
patriarcal.

Feminismo psicoanalítico
Pág. 32: Al adoptar la noción de intersubjetividad de Habermas, Chodorow es capaz de
describir la subjetividad de la madre como el factor crucial para determinar cómo el hijo o
hija llega a desear pasar de su primitivo narcisismo a la autonomía.
El sujeto autónomo de la teoría crítica
Pág. 149: Los filósofos de Frankfurt afirman que la autonomía y la autenticidad personal se
estructuran en la psique por medio de la interiorización de la autoridad paterna. Opinan
que esta interiorización, dentro de la estructura que ofrecía la familia patriarcal, es
necesaria para que el individuo desarrolle un ego suficientemente fuerte como para
resistir la presión social.

Feminismo y racionalización del contexto vital de las mujeres


Pág. 153: El activismo feminista intenta remodelar la división de la sociedad en ámbitos
públicos y privado para poder extender a las mujeres el poder de emancipación del
liberalismo. Sin embargo, estos intentos se han visto frustrados por las mismas categorías
de público y privado. Dentro de los parámetros de estas categorías, la solución a la
subordinación de las mujeres podría consistir en reafirmas las líneas que separan dichas
categorías, en lugar de reconceptualizarlas, aunque frecuentemente, romper con el
concepto liberal de público y privado significa extender la lógica individualizante del
liberalismo a la que aún se define clásicamente como esfera “privada”.

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