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DIOS ENCAMINA TODO PARA BIEN

Iglesia Bautista Luz y Vida


Pastor Esteban Díaz, 2015

Esta mañana, como todas las mañanas de cada primer día de la semana, nos gozamos al pensar que un día el
Señor le levantó de entre los muertos para darnos una esperanza segura. El Señor hizo una declaración arriesgada
para cualquier mortal (Juan 10:18), y sus enemigos esperaban con ansias exhibir su derrota. Pero el Señor probó
ser algo más que un simple hombre, pues la muerte no pudo retenerlo. Nosotros tenemos mucho que aprender
con respecto a la resurrección del Señor Jesucristo, y esta mañana meditaremos en una de tantas verdades que se
desprenden de tan poderoso milagro, y es esta: Para los que aman a Dios, las circunstancias difíciles tienen un
propósito. Y ése propósito siempre es bueno.
I. Es en el Salmo 23:4 que se nos dice que ni aún los valles de sombra de muerte son capaces de apartarnos de
su cuidado. Y no sabemos todas las razones por las que a veces sufrimos, o por las que atravesamos
experiencias que nos dañan, pero esos valles de sombra son una realidad para todos nosotros. Lo cierto es que
a nadie le gusta pasar esos momentos oscuros y turbulentos. Nadie disfruta la traición, la enfermedad, las
tribulaciones, la escases, el sufrimiento, el rechazo, el engaño, las agresiones, etc. Porque todas esas
circunstancias amenazan nuestra necesidad de armonía, de paz, de aceptación.
II. Pero cuando conocemos a Dios, mediante nuestro Señor Jesucristo, obtenemos una manera muy diferente de
ver a las tribulaciones. Un caso clásico lo tenemos en la vida de José, el hijo de Jacob, al que sus hermanos lo
vendieron por envidia. Sin embargo, la manera en que José trataba de entender las cosas no era
preguntándose ¿Por qué a mí?, sino más bien afirmando en su corazón la única cosa segura para él en esos
momentos: Dios está conmigo (Génesis 39:1-2, 20-21; 50:20)
A. Esa es a final de cuentas una de las peores desgracias en la vida del hombre. A causa de nuestro pecado
preferimos estar rodeados de la mejor de las circunstancias, aunque Dios no esté con nosotros; pero
cuando la gracia de Dios llena nuestra vida, no importa cuán difícil sean las circunstancias, siempre lo
preferiremos si Dios está con nosotros.
III. Esa es una de las grandes lecciones que aprendemos en la muerte de nuestro Señor Jesucristo. Porque no hay
mayor mal concebido en nuestras mentes que un hijo muriendo injustamente a manos de gente perversa sin
que el padre haga algo por evitarlo, multiplica eso por números infinitos y sabrás cuan trágico fue que el Hijo
de Dios muriera injustamente en manos de aquellos que su Padre mismo había creado, sin que Él mismo
hiciera algo. Al igual que los apóstoles uno a uno lo habríamos abandonado, y los más valientes terminaríamos
negándolo. Pero ahora sabemos que la traición de su amigo, la deserción de sus cercanos, el rechazo de su
pueblo, la burla de los gobernantes, cada golpe y herida ERAN EL CAMINO SEÑALADO POR DIOS para que
nuestro Señor Jesucristo venciera el pecado.
A. Fue prendido y matado ante los ojos de su Padre, ¿No es desconcertante? Pero dicen las Escrituras que
Dios sabía la razón por la que era necesario, y nosotros sabemos ahora que fue para nuestra salvación
(Hechos 2:22-23) ¡Él sabe lo que hace, nosotros no necesitamos saberlo!
IV. En ocasiones puede parecer que las tribulaciones provienen de las personas que nos quieren dañar, o de un
azar malévolo en nuestra contra, o de alguna falta de habilidad de nuestra parte para evitarlo, cuando en
realidad deberíamos encomendarnos a Dios y esperar en su misericordia (1 Pedro 4:12, 13, 19) Una de las
mayores necesidades de la iglesia actual no es su falta de fe en el poder de Dios, sino su falta de humildad ante
la voluntad de Dios. Debemos estar abiertos a cualquier posibilidad, aun cuando se trate de un camino lleno de
dolor y pérdidas, porque el amor de Dios (mostrado en Cristo) nos recuerda que todo tiene un propósito y es
para bien. La resurrección de Jesucristo nos recuerda que ningún valle es para siempre (Salmos 23:5-6)
V. En el caso de nuestro Señor Jesucristo pareciera que todo fue causado por la envidia de los religiosos y el
rencor que el pueblo le tenía por causa de alguna de sus enseñanzas, y que además los gobernantes de esa
época, Herodes y Pilatos, estaban tan corrompidos por el pecado, que no sentirían el mínimo de compasión
para librarlo. Pero la verdad nada de eso fue la causa, aunque fueron las circunstancias usadas para que
sucediera. Porque el Señor Jesucristo mismo no hizo nada por escapar, pues sabía que Dios mismo así lo había
determinado (Hechos 4:27-28; Isaías 53:10) Nuestro Señor amaba a su Padre, y su obediencia fue prueba de
eso; estaba confiado de que todo terminaría bien.
A. En donde el mundo veía una llaga, Dios miraba la sanidad (Isaías 53:5) ¿Puedes darte cuenta? Él quería
que nos diéramos cuenta de eso. No permitió que su muerte fuera en lo oculto, sino que fuera visto por
todos, para que los hombres confiaran menos en sus sentidos y más en sus promesas. Esa fue la
perspectiva que el Señor le comunicó a esas mujeres dolidas (Lucas 23:27-28) Su deseo es que cada uno de
nosotros aprendamos a caminar bajo la guía del verdadero Dios.
B. Y el verdadero Dios es un Padre que en ocasiones dejará que tu vida entre en una oscura y dolorosa
tormenta, pero que siempre te conservará para un claro y seguro amanecer. El Señor Jesucristo está
ansioso por mostrarnos cuál será el final de nuestra larga jornada aquí en la tierra (Juan 17:24) Mientras
tanto nos ha enseñado el modo que en debemos enfrentar esas tormentas:
1. Esperando Su aprobación, y no nuestra comodidad (1 Pedro 2:20-21a)
2. Pensando en los demás, al saber que seremos ejemplos (v.21)
3. Mirando más allá del dolor, al saber que Dios tiene una razón (v.24)
4. Confiando en la bondad de Dios (v.25)
VI. Y esto no es otra cosa que la auténtica vida cristiana. Cuando nos entregamos al Señor Jesucristo, dispuestos
a tomar nuestra cruz cada día, quitando la mirada de nosotros mismos para ponerla en Dios, todas las
desventajas que rodeaban nuestras vidas dejaron de ser amenazantes. Si morir es ahora nuestra ganancia,
no debería de haber tribulación alguna que afectará nuestra relación con Dios.
A. Cuando esperamos su aprobación, mirando más allá del dolor y confiando en su bondad en medio de las
tribulaciones, estamos aprendiendo a caminar por medio de la confianza que tenemos en el sacrificio de
nuestro Señor Jesucristo (Gálatas 2:20) Esto es vida cristiana.
VII. Cuando el Padre Celestial dejaba morir a su Hijo lo hacía porque estaba convencido de que era la única
manera de saldar nuestro pecado. Porque, aunque todo fuera convertido en un Edén, la condición del
hombre sería la misma. El hombre tenía que ser llevado a juicio, debía ir a la cruz y después al lago de fuego
por toda la eternidad. No era un Edén mejorado lo que necesitábamos, sino un sustituto que tomará nuestro
lugar. Nosotros podemos confiar en esa verdad, aún cuando parezca que vivimos un infierno.
A. ¿Por qué? Piensa: ¿Te has dado cuenta que cada generación intenta lograr el mejor modo de vida, y
conservarse el mundo para más años, y sin embargo cada generación acabamos más con lo que
tenemos? Es el pecado. El pecado corrompe todo lo que le rodea. Por eso es inútil cambiar lo que nos
rodea, si seguimos siendo los mismos.
B. El Señor debía morir, para que nosotros pudiéramos morir al mundo y así acabar con el problema de raíz.
Un día nos llevarán a un nuevo cielo y a nueva tierra, mientras tanto podemos aprender del Señor la
manera de convertir un Calvario en el sitio más seguro del mundo. Puedes convertir tus calvarios en
zonas de seguridad y victoria (Filipenses 4:10-13) Mira la valiosa lección aquí:
1. Los hermanos habían enviado una ayuda económica a Pablo después de un largo tiempo desde la
última vez (v.15-16) Pablo la agradece y los disculpa (v.10)
2. Les aclara que su gratitud no era por conveniencia, pues no se encontraba en escasez, sino porque
estaba convencido de que ellos eran los más beneficiados (v.17-18) En su caso personal había
aprendido a contentarse sin importar la situación (v.12) ¿Cómo? Fortalecido en Cristo (v.13)
3. Al mirar a su Señor colgando de la cruz, y a sus enemigos celebrar, mientras los amigos lloran, no
podía dejar de pensar en el sufrimiento del Padre al verlo morir sin hacer nada. Pero Pablo sabía que
todo ese oscuro escenario no reflejaba para nada lo que en realidad estaba ocurriendo. El mundo
entero presenció la muerte de un buen hombre que quedó solo; pero en realidad se trataba de un
Hijo obediente que puso su confianza en un Padre fiel y bondadoso. ¡Y no fue defraudado!
a. Eso le permitió a Pablo salir victorioso cuando llegó la escasez, y el hambre; la traición, y los
golpes; el cansancio y la enfermedad. Se fortalecía en la obediencia de Cristo, y el amor del
Padre. Algunos usamos el pasaje para darnos valor en cosas frívolas
b. (1 Pedro 4:19)

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