Sei sulla pagina 1di 1

Hermanos míos, Dios les bendiga.

En esta mañana y disfrutando de esta bendición de


haber amanecido hoy con la fuerza de Dios y su respaldo, con su presencia, con sus razones
vigentes, con la verdad de su palabra impactando desde lo más profundo nuestra vida, hoy
nos presentamos delante de Él en este culto, en este programa dominical y en lo personal le
doy gracias a Dios por el respaldo que le ha dado a la iglesia en estos días, por el sustento
espiritual que tienen los creyentes, por esa capacidad que poco a poco van demostrando,
que han adquirido para sobreponerse a las contingencias y a las dificultades del momento y
por eso de aprender a vivir sobriamente en el territorio de las posibilidades que Dios nos da.
Así que este culto lo iniciamos con una expresión de agradecimiento a Dios. Dios lo ha
hecho posible, Dios ha sido bueno, ha sido grande, Dios ha sido fiel. Así que les pido el
favor de que se pongan de pie en este momento y vamos a iniciar esta enseñanza con
oración. Vamos a darle gracias a Dios y a pedirle a Dios. Darle gracias por todas la razones
que he dicho y las que ustedes tengan que decir y pedirle a Dios que nos haga aptos para
recibir lo que en el día de hoy, Él tiene reservado para nosotros. Él es bueno y quiere
decirnos cosas buenas, cosas edificantes para la vida nuestra. Oremos todos.
Padre Eterno, te damos gracias porque estamos ante ti disfrutando de una mañana de
bendición, una mañana especial. Estamos gozosos de saber que contamos contigo, estamos
seguros de que tu presencia está llenando todos los aspectos de nuestra vida y por eso te
alabamos, te bendecimos, te damos gracias. Y te pedimos Señor que en este momento ante
la posibilidad de ser edificados por tu palabra, abras nuestra mente, despiertes nuestra
sensibilidad y nos conviertas en personas aptas para recibir tu palabra. Ayúdanos entonces,
a tomar la postura de los creyentes, a ubicarnos en la mente, en el espacio físico y en la
condición anímica ideal para que tu palabra surta efecto en nuestra vida. Ayúdanos
entonces a no distraernos, a no desviarnos de los objetivos centrales de estar en este culto,
ayúdanos a despertar un auténtico interés por esto de ser edificados. Te alabamos y te
bendecimos Señor y te pedimos que mediante la obra de tu Espíritu y la edificación de tu
palabra, de esta jornada salgamos un poco más estructurados, más cimentados, salgamos
más crecidos para enfrentar la vida con toda la claridad que deben tener los hijos tuyos. En
el nombre glorioso de Jesucristo el Señor. Amén.

Potrebbero piacerti anche