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Caso clínico

La paciente es una mujer de 32 años que trabaja como bibliotecaria. Es casada


y recién ha dado a luz. Actualmente está con licencia por maternidad.

Motivo de consulta: Fue internada en un hospital psiquiátrico contra su


voluntad, debido a que presentaba un estado de excitación violento junto con
comportamiento extraño e irresponsable que se desarrolló después del parto, y
que llevaba ya diez días.

La paciente se había casado hacía cinco años y finalmente pudo tener un muy
deseado hijo. El embarazo y el parto habían sido sin complicaciones. El hijo,
era un bebé hermoso y saludable y durante los primeros días después del
nacimiento todo era normal. Cuatro días después del parto, la paciente fue
dada de alta de la maternidad. Al llegar a su casa, se la notó excitada e
irascible. Acusó a su marido de mantener la casa a temperatura demasiado
baja, aunque la casa estaba, en realidad, bastante templada. Tenía discusiones
con su madre sobre cómo usar los pañales, y por último perdió el control y
echó a su madre porque ella pretendió tomar al bebé en brazos. La paciente
comenzó a hablar y a regañar a todos incesantemente y, como resultado se
puso casi afónica. Continuó refiriendo detalles sin importancia sobre el parto,
y habló de mal trato. Llamó a amigos y parientes, así como también a la
clínica maternal, quejándose por el trato que había recibido. Estaba
continuamente activa y no dejaba al bebé quieto, cambiándolo o lavándolo
frecuentemente. Sin embargo, en medio de una actividad se distraía fácilmente
y lo dejaba sin atención, aparentemente olvidando qué estaba haciendo,
porque otra cosa había llamado su atención. Por momentos trataba mal al
bebé, regañándolo y aún pegándole cuando lloraba. Dormía irregularmente y
sólo algunas horas por vez. Comía muy poco porque estaba muy ocupada para
sentarse y terminar su comida. Eventualmente se mostró muy perturbada,
trataba de leer la hora en el termómetro, quemó el cubre-tetera sin razón
alguna, y le gritó a un conductor de televisión. No quería ni oir de
enfermedad mental y se negó a ver al médico general que había sido llamado
por su esposo. El médico debió internarla en el hospital psiquiátrico contra su
voluntad.
Antecedentes: La paciente nació y creció en una ciudad pequeña. En el
colegio le iba bastante bien y luego consiguió trabajo en una biblioteca donde
ha estado empleada hasta el momento. Su esposo trabajaba como programador
de sistemas y describieron su matrimonio como bueno y estable. Él describió
a su esposa como una persona extrovertida, sociable y muy confiable, pero
algo malhumorada y con un temperamento rápidamente cambiante.
Su salud física siempre había sido buena. No fumaba, bebía sólo raramente en
compromisos sociales y no había evidencia de uso de drogas. El padre de la
paciente murió de enfermedad cardíaca cuando la paciente tenía 27 años. Su
madre estaba viva y bien, pero había sido tratada por recurrentes episodios de
depresión. El paciente tenía un hermano mellizo que era discapacitado mental.

Datos actuales: Al ser admitida la paciente estaba enojada y se negó a dar


datos al empleado del hospital. Hablaba sin cesar y con voz ronca. Su
discurso era distraído y saltatorio; perdió el hilo de su pensamiento varias
veces, sin embargo lograba responder a lo que le preguntaban. Por momentos
se distraía con ruidos y detalles sin importancia de su alrededor. No podía
permanecer sentada y caminaba incesantemente por la habitación. Trató de
salir y se volvió agresiva y grosera cuando se lo impidió. No había evidencia
de percepciones anormales ni de ideas delirantes, y estaba absolutamente
orientada en lo referente al tiempo, lugar y a su persona. El examen físico,
incluido el neurológico fueron normales. No tenía fiebre y estaba en estado
puerperal normal. Las pruebas de laboratorio y EEG fueron normales.
Evolución: Después de un tiempo, se la convenció de aceptar un tratamiento
con haloperidol (10 mg /día). Al cabo de una semana sus síntomas
disminuyeron. Luego se la trató con carbonato de litio, y después de otras dos
semanas estaba en su estado normal y era absolutamente capaz de cuidar del
bebé. Se le dio el alta manteniéndose el tratamiento con litio.

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